EL ROn.AiíTICO MAMUEL ACUfíA: UNA SINTEÍ^IS DE SU VIDA Y OBRA by RUTH OVERTO?J CARLOCK , B.A. A THEL-;lb IN 8PANISH Subi.iitted to the Gradúate Faculty of Texas Tech University in Partial Fulfillment of the Requirements for the Degree of MASTER OF ARTS /n Approved Deceííiber, 1971 f^),^(/ÍOH AJO. 190 C-Op. TJ I. OTA PRELIMIIJAR Dedico iri obra con especial cariño y gratitud a mi marido y a mis hijos por su paciente y perseverante apoyo moral. Adem^as, quiero expresar mi agradecimiento a los profcoores y condiscípulos que tanto me han animado en la realizaci''n de este emüeño. 11 IliDICl'^ PAGINA CAPITULO NOTA ii PRELIMIIJAR 1 INTRODUCCIÓN El, FO'^DO I l i r . T O í i l C O ROi;/.NTICISMO I3Eh DESARROLLO D]:;L EN MÉXICO 3 II LA VIDA DE MANUEL ACUÍíA 13 III . LA OBRA POÉTICA 33 IV LA OBRA DRAMÁTICA 65 CONCLUSIÓN 72 Í:OTAS 79 BIBLIOGRAFÍA 86 102 ^v:EN^ICI: 111 INTRODUCCIÓN Su gloria, grande o pequeña, radica en haber ... poetizado sobre sus propias experiencias vitales, las que le dolían y las que lo exaltaban, en lugar de haberse impuesto temas artificiales o repetir simplemente.las convenciones retoricas en uso. José Luis Martínez Precisamente estos preceptos de Martínez orientarán los propósitos de este estudio: poner en correlación la vida de Manuel Acuña con su obra; demostrar que su obra y su vida son extensiones o prolongaciones correspondientes la una a la otra; y situarlo en el México de su tiempo, en el ambiente caótico después de la Reforma--en un México cargado de tensiones, dudas, inquietudes, indagaciones científicas y sociológicas.^ que enseñarán el camino del escepticismo y del materialismo al joven poeta, miotivando sus pensamientos, sus actitudes y acciones, y, en particular , sus obras. Primero, se examinará brevemente el movimiiento romántico, con el proposito de enfocar a Acuña dentro de las vigentes corrientes intelectuales y literarias de su época, incluso las principales sociedades literarias. Luego, se interpretará rápidamente su vida, prestando atención a las causas de su suicidio casi en plena realización de su triunfo poéti co. Se considerará detalladamente la producción literaria de Acuna dentro de la corriente romántica de la litcraturíi mexicana, buscando manifestaciones de los modelos nacionales e influencias extranjeras del romanticismo europeo en su obra. Se demor.trai'án sus contribuciones a la literatura de 'Aexico y su influjo sobre los escritores subsiguiente?, intentando colocarlo en su puesto merecido: I'anuel Aciula, el poeta mexicano más popular, m.ás leído y más adrairado, ha hallado en su patria después de su m.uerte todo el amor que no tuvo en la vida. Y puede decirse que ya no pertenece única y exclusivamente a México, porque e-1 igual que el colom.biano Silva, tan t r í'gi cament e ir.uerto como el, es el poeta romántico de Hispanoamérica. CAPITULO I EL FONDO HISTÓRICO DEL DESARROLLO DEL ROMANTICISMO EN MÉXICO Hay estrecho vinculo entre lo político, lo histórico y lo literario en la gestación del movimiento romántico--una trans f orm.ac i 6n del pensamiento y del gusto en que casi toda Europa participa. Para nuestro proposito, el roTianticismo de Inglaterra, de Francia y de España basta, por su influencia sobre la literatura hispanoamericana, y la de México, en particular. En Inglaterra, el movimiento se manifiesta con tono político, social y literario. Las Revoluciones en Francia y en los Estados Unidos exaltan los derechos del individuo y los escritores de Inglaterra abrazan estas actitudes. En la literatura, lo misterioso, lo exótico y lo maravilloso son las fuentes para la inspiración lírica. También, la imaginación y la naturaleza se con- vierten en elementos básicos del poeta y lo orientan hacia un mejor entendimiento de sí mism.o. La obra Lyr i c Ballads, publicada anónimamente en 1798 por Wordsworth y Coleridge, señala la aurora del romanticismo inglés. En Francia, el movimiento sigue la Revolución con implicaciones políticas y sociales. También es una re- acción contra el neoclasicismo y hacia las letras españolas Los románticos franceses exaltan al individuo y sus derechos; su única ley es la libertad. Rene, la obra de Chateaubriand, publicada en l802, inicia la nueva corriente. El exilio a Francia en 1823 de algunos de los escritores de España, marca el comienzo de la evolución literaria del romanticismo español. En Paris vive Martínez de la Rosa, que será el primer romántico español, y en el sur pasa la ultima etapa del destierro el Duque de Rivas, que escribe El m:oro exiopíto, el primer poema narrativo del romanticismo español. En España el romanticismo es una reacción contra la tradición importada, el misir.o neoclasicismo francés. Las Odas de quintana (1772-1857)? son románticas en la pasion-contra la tiranía y en defensa de la libertad y el progreso: "Canta a la ciencia como fuente de la liberación del hombre • En l828, se publica el Di s curso de Agustín Duran, el que suele considerarse el "manifiesto" de la escuela románt i ca: 18?^ es el ano decisivo: vuelta de los emigrados. Estreno de La con.íuracion de Venecia y el ]•']acias de Larra. Publicación de El moro expósito de Rivas. Con el estreno de Don A.lvaro, 1835, queda consagrada oficialmente la nueva escuela. El rom.ant ici smo brota en estos tres países, y en otros, durante casi el mismo periodo y por razones iguales: "El Romanticismo surge de las reacciones militares que se oponen al cuna imperial unificador; es el grito de los que, siendo dispares, exaltan el derecho a ser distinto, a escapar al modulo uniforme". Este grito de individualismo crea el clima propicio para el romanticismo; la pasión en el hombre sustenta el movimiento. No puede exagerarse la importancia del cambio en el pensar y el sentir del hombre: jetivo. Del "yo va de lo objetivo a lo sub- roi..ántico brota la característica más radical del movimiento. h En sus esfuerzos a escaparse del mundo angustioso, el romántico explora todas las posibilidades de la natu3-•'.le;: a: la vida solitaria, la meditación sobre el universo; la búsqueda de las respuestas a las preguntas se:!ipiternas de la vida y de la muerte y, finalmente, la preocupación por la muerte de la cual nadie escapa. Esta insatisfacción personal de la vida se presenta en la agitada época política de los países del mundo, incluso México, y parcialm.ente explica el desarrollo del romanticismo. Antes de la llegada del romant i ci smio europeo, prevalece en la literatura mexicana el neoclasicismo, imiportado de Europa en el siglo XVIII. La lírica de esta época no es sino una imitación de los modelos clásicos: se traduce y se im.ita extensivamente a los romanos y griegos y, además, a los españoles neoclásicos. poesía del periodo. Tres frailes contribuyen a la El padre José Manuel Sartorio (17U6- 1829), jesuista muy dieciochesco, llega al nivel más alto en sus himnos de amor sacrosanto y en discursos a la Patria. El fray José Manuel Martínez de Navarrete (1768-I809), un franciscano, es el más importante de los poetas neoclásicos. Su obra contiene versos eróticos semejantes a los de Sor Juana Inés de la Cruz y él representa la transición entre el neoclasicismo y el romanticismo, como el padre Anastasio María Ochoa y Acuña (1783-1833), el poeta más correcto del tiempo. Del grupo de la Independencia se destacan tres poetas. Francisco Manuel Sánchez de Tagle (1782-I8U7) de si mism.o: dice "El amor y la miclancolia me hicieron poeta". 5 Se le considera otro de los antecesores del romanticismo m,exicano. Andrés Quintana Roo (1787-I85I) f; e s más político que poeta pero inicia la poesía cívica con su "Oda al I6 de septiemEcre • Francisco Ortega (1793-l8ii9 )e5 poeta que canta la causa suprema de los poetas del tiempo, la de la Patria, y, además, la religión y el amor. El romant i ci sm.o europeo, con todas sus manifestaciones de exaltación, libertad e individualismo, llega durante el período de agitación que sigue las guerras de la Independencia (18IO-I821). México se halla penetrado por nacionalismo después de las luchas civiles que duraban hasta 1876. La gente y los representativos del gobierno buscan los medios de librarse de los vestigios coloniales. Los principios del romanticismo aparecen en esta contradictoria escena política, social e intelectual, y encuentran campo fértil para el desarrollo literario: The melancholy strain which is indigenous in all Mexican literature, because it is innate in the Mexican temperament, together with its unsurpassed heritage of legends and history, offered a fertile field for the flourishing of romanticism. 7 Se a c e p t a n féTcilmente a l g u n o s a s p e c t o s románticos: el sub jetivismo, el pesimismo y la duda en lo espiritual; la reacción contra el neoclasicismo y la renovación del lenguaje en la forma; la historia, las leyendas, el patriotismo y la libertad en IOL-. temas. El tema patriótico es el resultado natural de las luchas, y las hazaíias de los héroes de la Revolución ofrecen una fuente amplia a los escritores inspirados . Ya se había aceptado el romanticismo inglés con traducciones de las obras de Byron, Scott, La elegía en el cemienterio de nn? aldea de Gr ay y The Complaint , or Night ThoucE.t s , escrito por el mediocre poeta inglés Edward Young, el que gano popularidad sorprendente. La lectura y la tra- ducción de los románticos franceses, Hugo, Dumas, Vigny y Musset, se multiplicaron. Después, las producciones de los rom.ánticos españoles, Espronceda, Quintana, Cienfuegos y Rivas, influyen directamente. Se consideran los principios del movimiento mexicano cerca de I83O, y a dos poetas-dramaturgos entre los primeros románticos. 18^15) Fernando Calderón de Beltrán (1809- escribe imitaciones de los románticos españoles. Ignacio Rodríguez Galván (I816-I8Í+2) , el líder del romanticismo en México, trata los temas nacionales. profecía de Guatimoc; mexicano", Produce La "la obra maestra del romanticismo según Menéndez y Pelayo. Siguen a e'stos, tres escritores excepcionales: Ramírez, Altamirano (ambos maestros que influyen inmensurablemente a los jóvenes del tiempo) y Prieto. Ignacio 8 Ramírez (1818-I879) es una de las figuras principales de las llamadas luchas de la Reforma. El escritor más radical de su época, representa el extremo liberalismo y proclama una revolución política, económica, religiosa y literaria. Sus enseñanzas ateas serán de significado incalculable en la obra de Acuña. Guillermo Prieto (1818-I897) colabora en fundar la Academia de Letrán, sociedad literaria donde se proyectan los primeros esfuerzos por un moviriiiento puramente romántico. Al principio admirador y amigo casi paterno en sus relaciones con Acuña, se convierte después en amargo rival literario y amoroso. Altamirano (l83^-l893)tiempo. Ignacio Manuel es la figura de más relieve en su Su influjo en la generación de neófitos es sin paralelo. Creador de la crónica, autor de novelas, cuentos y poesía, orador elocuente, redactor de revistas y crítico sin par, es gran admirador de Manuel Acuna, amándolo y mimándolo come a^Ju propio hijo. Estos tres escritores, entre otros, forman la primera etapa del rom-ant i ci smo y son miembros de las sociedades literarias que tienen gran significado en la vida y en la formación literaria de sus socios. Para mejor apreciar el impulso de estas sociedades, se hablará de dos de las más celebradas, la Academia de Letrán y el Liceo Hidalgo. La Academia de Letrán, fundada por Prieto y otros escritores, tiene el proposito de leer y discutir las obras de sus miembros, los literatos del periodo, para dar a las 9 letras un carácter propio, corregir el estilo e impulsar las letras en general, y emancipar la literatura. Un critico atribuye un gran papel en el desarrollo del romanticismo a José María de Heredia, cubano que adopta la ciudadanía mexicana y es miembro de esta academia: " ... el fue, no solo el primer poeta romántico de Hispanoamérica, sino el primero de lengua española. Su poema En el Teocalli de CE.olula fue escrito en 1820, diez aaos antes de que en o España apareciera el romanticismo". Sucesor de la de Letrán es otra sociedad, el Liceo Hidalgo, fundada con la expresa determinación de crear una literatura nacional. Es el grupo literario más activo de la segunda mitad del siglo XIX, al que la mayoría de los hom.bres de las letras pertenecen. Impulsado por Altamirano, el Liceo y sus socios luchan para el nacionalismo de las letras, tem.a constante en los diarios del periodo. flujo de Ramírez, Altamirano^ El in- Prieto y las sociedades sobre los jóvenes que forman la segunda etapa del romanticismo, es innegable. de este grupo: Se consideran como los más representativos Flores, Peza y Acuña. Manuel M. Flores (18UO-I885) es poeta romántico caracterizado por una exaltación casi erótica. Sus Pas i o- narias, publicadas en 187^ después de la muerte de Acuña, atraen el interés de Rosario de la Peña, la musa de Acuña, Prieto, Ramírez y otros poetas de la época. Los amores entre Rosario y Flores completan la leyenda romántica en la 10 que figuran los dichos inspirados por ella, como se verá después. Juan de Dios Peza (1852-I9IO), el amigo más in- timo de Acuña, quien lo considera y lo llama "mi hermano Juan", escribe sus Memori as en I9OO, que incluyen varias anécdotas de su buen amigo Manuel. último de los románticos mexicanos: Finalmente, tenemos al " ... un poeta que en fuerza de ser romántico, fuélo no ya en la poesía, sino en „ 9 la vida, Manuel Acuña . Se ha trazado la historia del romanticismo en I>!éxico: las influencias neoclásicas; las condiciones po- líticas, sociales y literarias que prevalecían después de la Reforma; los escritores principales con sus contribuciones e influencia sobre los seguidores. Ahora, analizando el carácter distintivo del movim.iento mexicano y su desenvolvimiento de fuentes extranjeras e indígenas, se ve que había perdurado, desde siglos antiguos, la tendencia melancólica y el ánimo nacionalista-tal vez el producto de la fusión de dos civilizaciones: indígena y la española. la Precisamente por esta amalgamación de culturas diferentes, el romanticismo mexicano es distinto a el de los países europeos. De las tendencias románticas, a los mexicanos lo lírico y lo subjetivo les atraían más: el pesimismo que se hace nacionalista y forma la inspiración de muchas de las obras con temas de la revolución; la melancolía y el amor fracasado; la muerte y el suicidio en 11 todas sus manifestaciones de dolor, desesperanza y medio de escaparse de la vida intolerable. Sin equivocarse, se puede decir que casi todas las exageradas emociones lastimeras, adversas o negativas del hombre culminan en la literatura mexicana--no solo en esta época, sino en otras. Cabal explicación de las razones de la fácil aceptación del romanticismo por México y sus poetas, y por otros países hi spanoam:er i canos, fue dado por E. Hermán Hespelt: Romanticism. seomed made to fit Spanish American tem.perai:".ents and conditions. It stood for freedom, for individualism, and for emotional inspiration. It exalted nature as the source of poetic inspiration. To the poets oí" Spanish America romanticism m.eant a new spirit of liberalism in literature and in politics, a spirit vnich was to find expression not only in their works but in their lives.-'-'^ Esta evaluación es una consumada descripción que anticipa y aplica a las obras plenamente rom.ánticas de los escritores de la segunda etapa del movimiiento mexicano, a la que pertenece :'anuel Acuña. Este r omianti ci smo sucumbió a otros movimientos literarios, pero los conceptos e ideas románticos no se han desvanecido totalmente del mundo. El amor a los veinte años, la exaltación patriótica, las ansiedades del enigma de la vida y de la muerte todavía tienen raíces en casi todas las razas, todas las condiciones sociales y todas las épocas. La obra de este celebrado poeta romántico de México, Manuel Acuña, aun tiene valor y sobrevive en la literatura mundial. Su vida y muerte prematura--se suicidio antes de cumplir sus veinticinco años--no lo permitieron ni madurar 12 ni lograr el apogeo de su habilidad, como tampoco la potencialidad de su producción: Su breve vida dolorosa fue como fugaz exhalación que ilumina y desaparece; y cuando en una fecha funesta para nuestras letras, el joven escritor de veinticuatro años se arranco la vida, México lloro no ya al poeta que había sido, sino al que pudo ser. CAPITULO II LA VIDA DE MANUEL ACUÍÍA Breve, sentimental, pobre, trágica fue la vida de Manuel Acu.Ha; inspirada ^ aunque desigual, romántica fue su obra. José Rojas Garci dueñas La ficha biográfica de Manuel Acuida es lamentablem.ente e scasa--product o de discrepancias, especulaciones y confusión de ficciones y verdades--en las biografías tempranas: breves datos en el Diccionario (sin fecha) de Garcías Cubas; las llamadas Biografías (l88^) de Sosa, frivolas e incompletas; la Historia (1892) de Pimentel, una crítica injust amente amarga; las anécdotas de Peza en sus M e m. o r i a s (19OO), escritas años después de los acontecimientos, descuidando fechas y embelleciendo hechos por sentimiento o efecto prem editado; los Recuerdos (1919) de Castillo y Pina, también escritos en retrospecto con pocos datos. También hay defectos en los estudios de biógrafos modernos: la obra de Jarnés, Manuel A.cuña, poeta de su siglo (19^2), muestra la aparente obsesión filosófica del autor; la biografía que procede Manuel Acuña, poeta y hombre de su tiempo (19^9) por Rojas Garcidueñas, tal vez es la má s objetiva y más cerca de la verdad; Manuel Acuña (1950)^ por Castillo Nájera, parece interesarse demasiado en 13 Il4 criticar a otros biógrafos; Manuel A c u ñ a , romántico tivista posi- (19Í5) por Hyde , es el más reciente y subraya el aspecto positivista de la obra del poeta. En 1 9 ^ 7 , el Cen- tenario del natalicio de M a n u e l , había interés renovado en su vida y obra y muchos artículos aparecieron en y p e r i ó d i c o s , especialmente revistas en Saltillo, la ciudad nativa. Aun hasta la fecha del nacimiento hay desacuerdo; varios escritores ubican su natalicio entre el 25 y el 27 de agosto de I 8 U 9 , con el primer más aceptado según Vito Alessio R o b l e s , citando la fe de bautismo: En esta Iglesia Parroquial de Santiago del Salt i l l o , en VEINTIOCHO DE AGOSTO DE MIL OCHOCIEETOS CUAREETA Y NUEVE, yo el infrascrito teniente de Cura, José Manuel Flores, bauticé solem-nament e . . . y por nombre de Manuel a UN NIÑO DE TRES DÍAS DE NACIDO, hijo de don Francisco Acuna y de doña Refugio Narro. El sédala la simple sustracción de 3 al número 28 que da 25 — día de agosto que debe tomarse comiO el natalicio. A pesar de esta cita, en la epístola a su hermana L u p e , sin fecha, Manuel declara: "El 27 del entrante es mi cumple- años " . A s í , Manuel nació el segundo hijo de los p a d r e s , residentes en Saltillo. dichos Una famiilia de la clase media, los Acuña subsistieron austeramente aunque su vida fue religiosa y tranquila hasta más tarde cuando el padre murió repentinamente. Manuel pasó sus primeros años en el ambiente provinciano, rodeado por sus familiares. Recibió sus primeras letras de los p a d r e s , como era común en aquel 15 entonces. Siguió los estudios secundarios en el Colegio Josefina, escuela pública de Saltillo. Curso allí los tres primeros años de Filosofía. No se saben muchos detalles de sus actividades durante su juventud. Su familia casi nada pudo decir: la madre no conservo reliquias ni memorias escritas y los hermanos no tuvieron recuerdos--la mayor sólo tenía ocho años cuando Manuel se despidió del hogar a los dieciseis anos para nunca volver. Olavarria y Ferrari afirma que la vis- pera de su suicidio, Manuel mismo destruyó muchos de sus papeles que podrían haber explicado mucho de lo que se ignora. k Ciertam.ente , él no hizo autobiografía ni guardó notas y apenas en algunos versos aludió a cosas intimas. Tampoco ayudaron los amigos a revelar hechos o datos: ... todos insisten en ciertos puntos y callan otros que ... creían que tal vez pudieron menoscabar o disminuir el aprecio al amigo llorado". La figura de Manuel queda demasiado simpleficada-ya por la carencia de detalles verdaderos, ya por premeditación de los que debían saber los hechos genuinos. Tal vez no hay otros datos aprovechables de la vida más que la fecha del nacimiento y la de su muerte, el 6 de diciembre de 1873: Entre una y otra, sus efusiones infantiles; los primeros estudios en su ciudad nativa; su decisión de venir a la capital en I865 para seguir la carrera de medicina; un amor desesperado; sus juveniles cantos... Estos lo inmortalizaron. 16 Posiblemente no puede desenredarse la leyenda romántica de la verdad, tan intrincadamente entrelazada por tantos años. Hay personas que prefieran la ficción o la conjectura a la realidad, y ellos deben alegrarse de la historia de la visita de Altamirano a Rosario después de la muerte del poeta, en que él la culpa del suicidio: " ... lo que va siendo tradición, y si no es exactamente cierto, •7 merece serlo, porque es bello y romántico". Parece que Manuel pasó una vida tranquila a pesar de haber nacido en medio de los años de conmoción siguiendo las luchas de la Independencia. Si puede creerse sus memorias sobre su infancia y juventud en algunos versos, se gozaba en plácidos años hogareños en el seno de su familia cariñosa, religiosa, generosa. torio: Este ambiente contradic- tranquilidad intima en la vida familiar y violento trastorno político y social en lo exterior, es la cuna del j oven. Con el deseo de aumentar las posibilidades de elevarse de las condiciones económicas y sociales de la clase media a la que pertenecía, Manuel cumplió con la decisión paterna y salió del hogar rumbo a la capital. Ingresó como alumno interno en el Colegio de San Ildefonso en enero de 1865 y presentó exámenes en francés y el segundo año de Filosofía el mismo año. Cursó el quinto año del prepara- torio en 1866 y el sexto en 1867. en estos años. Fue un buen estudiante Terminó sus estudios en octubre de 1867, ganando su diploma del Acessit. 17 Cumplidos los años preparatorios, se traslado a un cuarto en la Escuela de Medicina. Tampoco se saben las actividades del joven en estos años. Ingresó en enero de 1868 en el primer año, pero no presentó exámenes y repitió la inscripción el próximo diciembre: " . . . y no es hasta el 28 de diciembre de I869 en que se registra como habiendo o sido examinado en los dichos cursos de Medicina". Final- mente ingresado, fue un estudiante ya distinguido, ya inconstante. éxito. Pasó las pruebas del primer año en I87O con mediano En 1871, ganó el tercer premio en sus exámenes; se lo aprobó el tercer año con calificaciones no muy altas y cursaba el cuarto año en l873 cuando se suicidio. Rodeado por el ambiente de desasosiego y descontento político al llegar a la Capital, comenzó inmediatamente a sentir dudas de sus convicciones previas. De Lerdo de Tejada y de Ramírez [que antes había lanzado su afirmación violenta: "No hay Dios; los seres de la naturaleza se sostienen por sí mismos" ] , adopto Manuel sus ideas ateas. Por los libros doctrinarios y textos científicos, aprendió sus ideas materialistas. De estas fuentes nacen y crecen el materialismo, el escepticismo y el ateísmo que se encuentran en sus obras. La carrera literaria coincidió con sus estudios médicos. En 1868, escribió una elegía, que se ha perdido, a la muerte de su condiscípulo Eduardo Alzúa. publicó versos en la revista Bohemi a. El mismo año Impulsado por el 18 renacimiento cultural del triunfo de la República, Acuña y Agustín F. Cuenca fundaron la Sociedad de Netzahualcóyoftl, con el propósito de crear y defender una literatura nacional. También Manuel y otros estudi;;ntes médicos fundaron la Sociedad Filoiátrica y de Beneficencia, un culto a la Ciencia en vez de a Dios. Se aceptan, entonces, las pro- testas de Eam.írez y su negación de la existencia de Dios. En la revista El Anáhuac (1869) y en el folleto del periódico La Ibe?'ia, se publicaron los estudios presentados en la sociedad titulados Ensayos literarios de la Sociedad Netzahualcc ygytj., incluyendo once poemas y un artículo de Acuña. También perteneció a la sociedad literaria mas im- portante, el Liceo Hidalgo, y colaboró en varios periódicos y revistas: El Renacimiento (1869) ? El Libre Pensador (1869), El Federalista (187I), El Domingo (187I-I873), El Búcaro (1872), El Eco de Ambos Mundos y La Sombra de Guerrero (1872-I873). Manuel ocupó el cuarto trece en la Escuela de Medicina que antes había ocupado Juan Díaz Covarrubias (l837- 1859), que prestó sus servicios médicos en la rebelión reformista y fue fusilado. Indignado por el asesinato y, sin duda, impresionado por ocupar la m^isma alcoba de su desafortunado hermano en las letras y en los estudios. Acuña escribió un poemia a su martirio. En esta habitación solían reunirse muchos de los escritores jóvenes del tiempo, con quienes Manuel había 19 cultivado amistad. En sus Memorias, Peza relata la re- unión de varios amigos y Manuel, que sacó del aula de disección una calavera y propuso que ellos escribieran ver^ sos sobre ella como si fue un álbum. El escribió pri- mero: Página en que la esfinge de la muerte con su enigma de sombra nos provoca; ¿cómo poderte descifrar si es poca toda la luz del sol para leerte ? Y sobre la cavidad de un ojo anadió: "Dios y Compañía, ópt i eos". Siempre fue un joven orgulloso y aceptó lo menos posible de los padres, porque comprendió su sacrificio al enviarlo a estudiar. La muerte inesperada del padre em- peoró sus recursos y quedó casi en penuria en su estancia restante, comiO una carta (sin fecha) a su madre indica: Hace m.uchos días que he estado queriendo escribirla a usted pero me ha sido absolutamente imposible porque no he tenido, aunque parezca increíble ni para papel . . . ni cuartilla para los libros del año entrante y no sé absolutam.ente que hacer ; . • . Por esta confesión se comprende la vida amarga y destituta que pasaba. Al fin, ganó una beca que sólo lo proporcio- naba cama y comida. Parece que su salud se empeoró tanto como su situación económica. En otra carta a la madre (el 1 de octubre de 1873, sólo dos meses antes de su muerte), respondió a las preguntas de sus planes de acabar sus estudios: 20 ... aunque a los principios del año estaba yo resuelto a hacerlo en estos meses, el director Río de la Laza, considerando el estado de mi salud, me dijo que de ninguna manera convenía que estudiara en uno los dos anos ... que más valía hombre sano que hombre sabio ... Fue durante los exámenes que puso fin a su vida, el 6 de diciembre. Acaso las tensiones del período, unidas a su estado ya desequilibrado de salud física, mjental y moral, eran las que lo arrojaron tan hondamente a la me3.ancolia, forzándolo a la extrema acción del suicidio. Además de actividades escolásticas, había otro aspecto importante de la vida de Acuña, sus amores, de que había, varios: "Cuatro son las mujeres que aparecen ligadas a Ma.nuel Acuña con amoroso vínculo no siempre correspondido" : la hasta ahora no completamente identificada Ch...; Laura, hasta 19^9 y el Centenario del poeta, no nombrada enteramente; Soledad o "Celi" como Manuel la llamó; y Rosario de la Peña y Llerena. De Ch... puede añadirse muy poco a lo dicho. Ella quedaba en las sombras con sólo este inicial de su nombre. Rojas Garcidueñas sugiere que es " ... acaso una novia ... estudiantil". 12 Otros opinan que Ch... es un diminutivo cariñoso aplicable a Soledad: Chulita o Chole como Fuentes la llama en Laura, la de Acuña y también María y Campos 1^ en Manuel Acuña en su teatro. ^ y • Peza negó enfáticamente que Manuel la amó, pero si no se atribuyen estos poemas a Celi, no hay ninguna indicación de su identidad. No ha sido 21 posible hasta hoy averiguarlo, pero ella parece haber sido la primera de las amantes. ¿Cuál Laura? Carmen Toscano en su mito-historia, Rosario la de Acuí:a, dice: "El personaje es rigorosamente histórico, pero su idi,?ntidad fue celosamente guardada por 15 sus contemporr.!^.eos" . ^ Hay en su identidad discrepancias com.o las que se encuentran en lo refei-ente a Manuel. CastilJo Nájera la llama Laura Méndez, una poetisa y amante del poeta entre 1872-1873, quien después fue esposa de otro poeta y amigo de Acuña, Cuenca. Según el critico, Laura vivió sola y alejada de su familia y amigos, dependiendo de Manuel y reducida casi a la penuria. Ella pidió alivio del •íinistro de Hacienda Prieto (reputado como amigo leal del joven), que le ofreció boletos de alimentación siempre que ella le entregara sus encantos. Ella rechazó las viles pro- posiciones, comunicándolas a su amante: "Acuña se afectó profundamente y esta desilusión intervino como una de las causas que lo determinaron a suicidarse". Castillo y Pina, recontando su entrevista en 1919 con Rosario, afirma que ella describió la visita de Prieto en que él dijo: "Rosario, no le correspondes a Acuña, te quiere engañar; tiene de querida a su lavandera y además un hijo con X". Rosario relató la visita después de Manuel cuando ella le repitió la acusación de Prieto: "Acuña no lo pudo negar" y le recontó entonces la historia funesta de su encuentro con una mujer identificada como Laura, huérfana 22 unas horas con quien Manuel "cometió un crimen" ante el cadáver del padre muerto. "Y desde entonces, Acuña con- cibió la idea de suicidarse". A causa de estas citas de Rosario, el sacerdote identificó a Laura como esta mujer / . • j 17 ' desgraciada. Se ve por estos cuentos la mezcla de realidad, ficción y conjectura. Sólo se puede deducir que si la Laura del poeta fue la poetisa que después se casó con Cuenca, es increíble que la crónica de la mujer desventurada aplicara a ella, porque el Doctor Gregorio Orive, amigo intimo de Manuel en la Escuela de Medicina, afirmó que fue él mismo quien presentó a Acuña en la casa de Laura, donde se reunía un selecto grupo de escritores en tertulia. 18 Del supuesto hijo de Laura y Manuel, hay críticos que sostienen la idea y otros que niegan tal existencia. Citando a Porfirio Parra, compañero de Acuña en Medicina, María y Cam.pos afirma: "Laura Méndez fue la madre del hijo de Acuña; el hijo de Acuña, recien nacido cuando Manuel se arrancó la vida, vivió pocos meses. Laura casó después con el poeta Agustín F. Cuenca ...""-^ Laura conoció a Cuenca en una de las noches de velorio después de la muerte de Manuel. Ya vieja en 1917, asistió a la ceremonia cuando los restos del poeta se remitieron de México a Saltillo. No obstante la curiosidad que su presencia despertó, permaneció imperturable. doña Laura Méndez en I928. Murió 23 Pasó por la vida del poeta otra mujer nunca mencionada por nombre en sus obras. Al parecer, ella no fue ni una pasión ni un adecuado tema lírico, aunque ella si sintió un cariño profundo o, a lo menos, respeto y devoción. Una lavandera que frecuentó la Escuela, siempre llevando su canasto de ropa lavada o por lavar, se llamó Soledad y Peza dice que no sabia porque Manuel la decía Celi: "Acuña en sus ideales, en su amor lírico, no fijó nunca sus ojos en los negros y brillantes de Celi, que 1^ miraba con tenura y .. u 20 re spet o . Varias crónicas se han escrito refiriendo a un hijo de Manuel y Celi. Dos aparecieron en El Heraldo del Norte. Xavier Serondo afirm.ó que conoció a la dicha lavandera, llamada Celedonia, " ... lo que daría la clave que no encontró Peza, de porque Acuña la llamaba Celi". También declaro que "el chiquillo había muerto por los días en que ^ '". Xavier Pardo escribió: "Se sabe que el m.ism.o día en que le enterraron [a Acuña! , en- escribió Acuña 'Nocturno terraron a su hijo. 21 Su primer y único hijo. La mujer en quien lo tuvo, lavandera por entonces, le sobrevivió muchos ~ M 22 anos . Tratando de verificar estas citas. Castillo Nájera descubrió que los autores ni recordaban donde consiguieron sus datos ni conocían a la dicha mujer. Así, otra vez se encuentran ficciones en estas crónicas del hijo de Celi y Manuel. 2l| Otra narración de Peza relata que después de la muerte del poeta, Soledad costeó un monumento de piedra con una cruz gótica de hierro y con el nombre del poeta en letras de oro--cosa que a ninguno de sus amigos le había occurido. 2^3 De las cuatro mujeres, se ha dejado para ^lafinal a Rosario de la Pena, por ser la última y porque son aun más legendarios los detalles en cuanto a ella y Manuel: ... tan indisolublemente unidos en la mente del vulgo, com.o en los mianuales de la literatura". Hacia 1870, la familia de la Peña vivió en la calle de Sarfelsabel donde los padres solían hospedar a varios escritores del tiem.po. Se reunían en sus salones las m as de las noches para participar en tertulias animadas. Cre- cieron las dos hijas en este ambiente intelectual, y Rosario, la. mayor, se transformó en una mujer atractiva de considerable talento en la declamación. Asi, llegó a ser el alm^a de las reuniones a las que asistieron los más celebrados escritores de la época: Ramírez, Altamirano y Prieto, entre los mayores, y el brillante falange juvenil, incluyendo Peza, Sierra, Cuenca, Flores y, por fin, casi todo el Parnaso mexicano. Rosario los lisonjeó a todos, incluyendo Ramírez, que le regaló un álbum en que él y otros admiradores escribieron versos dedicados a su musa. de esta dama joven. Mucho se ha escrito Osear Flores revela: "En una palabra. 25 Rosario no era una belleza física, no obstante que era irresistible a juzgar por la pasión despertada en Ignacio Ramírez, Manuel Acuña y Manuel M. Flores".^^ Rosario y Manuel se conocían en 1873 en la casa de otro miembro de la tertulia, Ignacio Téllez. El poeta la visitaba con frecuencia, atraído inmediatamente a esta mujer que había de influirlo tanto en el poco tiempo de la vida que le quedaba. Siguiendo el ejemplo de otros poetas, le dedicó su soneto "A mi buena amiga la señorita Rosario Peña". La atracción creció hasta a mediados del año cuando él le llevó las coronas de laurel que recibió después de la representación de su dram.a El pas ado . llamó a si mismo: Las unió a su poema en que "El buen amigo que te quiere tanto". Manuel protestaba su amor a Rosario y pidió que ella le correspondiera, pero ella nunca lo quiso, como confesó al padre Castillo y Pina hacia 1919: I-'anuel A.cuña mucho me pretendió. Infinidad de veces m.e. hablaba para que 1© correspondiera. Continuamente m.andaba versos, libros con dedicatorias, flores, laureles desprendidos de las coronas que le regalaban, • • • A pesar de todo esto, yo nunca le correspondí ... porque ... no me llamaba la atención, no me satisfacía, no me llenaba ^^. era un descreído, un ateo, un vicioso ... un infiel. Rosario rechazó a Manuel pero él persistía en su amor y hay evidencia en varios estudios que propuso que ellos se suicidasen. Indignada a la proposición, ella lo desairó vehementemente, admitiendo otra razón al sacerdote años 26 después: "Yo amaba, es cierto, a otro hombre, al único a quien he sentido obligada por el cariño toda la vida; a Flores ... ese hombre que no sospechaba tener un rival en su amigo Acuña". 27 Esto no parece ser la verdad por no haberse conocido Rosario y Flores hasta el 25 de agosto de 187^, en la casa de Alfredo Bablot. Sin duda, en retro- specto, su memoria la faltó, confundiendo acontecimientos y fechas distantes. Manuel ya había escrito su famoso "Nocturno", que no fue su últir:o poema como algunos críticos afirman. declaro: Peza ... sus amigos nos sabíamos de memoria esos versos desde tres meses antes de aquel día ..." ^ [la víspera de su suicidio]. Rosario insistió que no fue por amor de ella que Manuel murió. bió: Lo afirmó a Amézaga, que escri- "Sus am.igos todos lo creían escéptico en el amor hasta el punto de conceptuar imposible que se apasionara exclusivamente de una mujer". 30 Lo afirmó a López-Portillo, que declaró: Ella ni le quería con amor, ni sospechaba ser amada tan trágicamente por él ... cuando se difundía por la ciudad la noticia de la desgracia, quedó ella tan sorprendida como todos ... se aum.entó su pena al saber que era victima de la murm.ur ac i ón , y que m.uchos de los amigos de Acuña, la hacían responsable de su muerte. Todas sus negaciones, sus protestas, sus explicaciones fueron inútiles. Para muchos de sus coetáneos, para varios críticos y para la gente que amaba al poeta--y hasta hoy en dia--el "Nocturno" a Rosario anuncia la intención del poeta de 27 suicidarse. Y para casi todo el mundo habrá sido por el amor a Rosario. Rosario le sobrevivió muchos años. Sus amores con Flores después del suicidio han sido tema de la obra de T o s c a n o , ya citada. Basta con saber que Flores también murió joven, sin lograr sus esperanzas de casarse Rosario. con La vejez como soltana fue una suerte extraña para esta mujer que tanto fue amada, poetizada y reverenciada. Refugiada en Tacubaya, ella murió en 192ii. de su inspiración Dejó la sombra en las obras de muchos de los poetas románticos, adem.ás de Acuna. La idea de suicidarse con una mujer, que había pro- puesto a Rosario y a Laura, llegó a ser una obsesión A c u ñ a , pero la realizó a solas unos meses después. tura de los relatos de Peza indica la tendencia con La lec- creciente del poeta hacia lo lúgubre y lo morboso: Triste en su fondo ... sensible como un niño le atormentaban los dolores ajenos ... Yo solo sabía que aquel gigantesco espíritu estaba enfermo y temía la crisis. ... fue víctima del hastío, de la nostalgia m o r a l , de esa enfermedad sin nombre que marchita las flores del alma. En sus últimos días vivía de una manera extraña; sus vigilias eran constantes; leía y escribía hasta el amanecer ... y aparentaba una jovialidad que servía de antifraz a su secreta tristeza. Gregorio Orive, amigo y condiscípulo, manifestó que Manuel le mostró " ... en el mes de octubre, en uno de esos días de mal humor ... n33 la misma carta que Peza encontró después en la mesa cerca del lecho en que yacía el cuerpo ya tibio del poeta: 28 Lo de menos era entrar en detalles sobre la causa de mi muerte, pero no creo que le importe a ninguno; basta con saber que nadie más que yo mismo es el culpable. Diciembre 6 de I873. Manuel Acuña José Martí, aunque no conoció a Acuña, fue otro admirador de Rosario y años después de la tragedia escribió: El estaba enfermo de dos tristes cosas: de pensamiento y de vida ... El era pulcro, y murió porque le faltaron a tiem.po pulcritudes de espíritu y de cuerpo ... Tal vez esto también mató a Manuel Acuña: ¡está descontento de su obra y despechado contra sil No conoció la vida plácida, el amor sereno, la mujer pura, la atmiósfera exquisita. Disgustado de cuanto veía, no vio que se podían tender las miradas más allá. Cualesquiera que fuesen los motivos determinantes de tan trágico suceso: la penuria de su vida, sin dinero ni para los libros de sus estudios ni siquiera papel a veces en que pudiera escribir a su madre; la nostalgia de su famiilia y la preocupación por su dependencia de la madre ya viuda; sus ansias de no poder terminar sus estudios médicos a tiempo por razones de su salud débil; la traición de Prieto con Laura y sus amores fracasados con ella y con Rosario; la posibilidad de la muerte del hijo supuesto del poeta; su desengaño del mundo por creencias ateístas, escépticas o materialistas; su obsesión enfermiza con la muerte, el suicidio y el más allá--uno, varios o la culminación de todos-se activó la explosión destructora de la existencia del joven el 6 de diciembre de l873, a la edad de veinticuatro años. 29 La muerte fue ocasión de un sinnúmero de homenajes: sus amigos que sintieron la pérdida de su hermano en las letras o en los estudios; los críticos de la época y hasta la gente que lo había amado por su poesía, escribieron cartas, versos y articulos--muchos publicados en los mismos diarios y revistas en que colaboró Acuña. El Radical y El Siglo XIX publicaron folletos enteros conteniendo los homenajes al poeta malogrado. Los funerales, miércoles el 10 de diciembre, fueron asistidos por muchos de los hombres notables. dijo al saber de la m.uerte: Ram.írez, que "Es una estrella que se 35 apaga". Altamirano, que mimó a Manuel comoaun hijo, se había sentido enferm.o con la noticia triste. Siguieron los amigos íntimos, los miembros de las sociedades literarias y un inmenso gentío. Manuel Rocha, Porfirio Parra y Frías y Camiacho hablaron en nom.bre de la Filoiátrica; Gustavo Baz en nomEore de la Hidalga; Juan R. Arellano en nombre de El Porvenir y Justo Sierra condensó la vida del poeta en versos admirables que comenzaron y terminaron: IPalm.as, triunfos, laureles, dulce aurora de un porvenir feliz, todo en una hora de soledad y hastío camoblaste por el triste derecho de morir, hermano míol Adiós, hermiano, adiós, ya en lontananza tu estrella se apagó: nuestra alm.a herida como señal de eterna despedida „/en su sepulcro escribirá: Esperanza. 30 Peza habló en nombre de los amigos queridos. tenía veintiún años y habló llorando: Sólo "Manuel, tras del dolor de un engaño tan triste todo sufrimiento es débil; por esto aun me serví de mis últimos esfuerzos para pisar esta tribuna, en nombre de tus hermanos en letras . » , adiós para siempre". Agustín F. Cuenca, otro amigo íntimo, cantó ante la tumiba del poeta: Suicida para el mundo. Son por ti nuestras lágrimas; mañana "¡Mártir de su almal" escribirá la Historia que siempre la verdad ha sido suya; y entonces en el cielo de tu gloria, como hoy es tuyo el sol de la victoria la Palm.a del Martirio será tuya! La Gacetilla de El Monitor Republicano (el 9 de diciembre) publicó este homenaje anónimo: ¡Qué dolor ver desaparecer a un joven que apenas conta.ba con veintitrés años I A un ser que tenía tan brillante porvenir, y que prometía la gloria y brillo a la literatura de su patrial Algunos críticos fueron compasivos y simpat i z ai><»n con el joven suicida, pero los moralistas no perdieron la oportunidad de predicar sobre el suicidio. Una condena- ción amarga apareció en La Voz de México: EL SUICIDIO DE ACUITA.-. . . a juzgar por las poesías y discursos pronunciados ante su cadáver ... el suicidio es lEVIOLABLE: que el suicidio es DERECHO del hombre ... La sociedad nada tiene que saber de LOS HECHOS de la vida de Acuña; reprocha y vitupera el crimen cualquiera que sea los motivos,que impulsen a cometerlo, pues ninguno los justifica. En su muerte, su vida, sus amores, sus estudios se ven contradicciones y suposiciones. Sólo sabemos que la 31 vida de Acuña fue romántica y la acabó como buen romántico, igual a sus hermanos en las letras. Larra y Silva, dejando la sombra de su existencia fugaz en su obra--incompleta por no haber tenido tiempo de madurar, de depurar su gusto, de ahondar en sus ideas y de llegar al pleno dominio de la lengua e habilidad. El "her^i'ano Juan" asevera: A c u ñ a , "si tan prem.atur ame:, t e no se roba a su propia gloria," como dice hablando de él el inspirado EÚñez de A r c e , sería no;; una de las :!ias altas personalidades literarias de México. Las composiciones que dejó escritas revelan todo lo que pudo llegar a ser: el Destino apagó la llam.a de su vida,, mero no logrará extinguir su imperecedera mem.oria. Através de los años después del suicidio, nuevos comentarios e hom.enajes de críticos continuaron. Soldevilla, otro coetáneo y editor de Poesías Fernando (l895) de Acuña, comentó sobre su talento y puesto literario: Un corazón apasionado y entusiasta, una imaginación inspirada y ardiente; un entendimiento perspicuo y clarísim.o; tales son los dones que rarísima vez se adonan en un individuo. ... Poesías de Acuña serán siempre leídas con admiración en todos los ám.bitos de la tierra en que se habla la hermosa lengua castellana; y la memoria del inmiortal poeta será eternamente una brillante estrella del pueblo mexicano, hijo predilecto del pueblo español. Carlos G. Amézaga, limeño y otro adm.irador de Rosario que no conoció a Acuña, exaltó en 1896: tan luminoso es Manuel Acuñal Tiene "¡Y qué astro su trágico fin tanta poesía como sus versos, ... ¿Qué sería hoy este poeta a no matarse tan joven?" El Cincuentenario otros nuevos de la muerte del poeta ocasionó elogios y estudios sobre su vida, su obra y su 32 muerte. En la Revista de Revistas(el 9 de diciembre de 1 9 2 3 ) , el doctor Manuel F l o r e s , otro coetáneo, escribió: Las letras patrias perdieron un joyel de su corona, al perder a uno de sus poetas más espontáneo, más fácil, más n a t u r a l , más fluido y tai.-.bién en ocasiones más proj'undo. Con é l , aca.so murió la bohemia literaria; pero f ej! r z amonte han sobrevivido la literatura y la poes i ;i . ' En 1 9 ^ 9 , el Centenario artículos de su nacimiento, muchos r.}^a:^^^ec i eron en los diarios de Saltillo, incluyendo la alabanza de Jiiriénez Rueda: El 25 de este m e s , México ha celebrado el centenario del nata.licio de uno de sus escritores, que no tuvo oportunidad de realizarse plenamente. Manuel Acuña quedó en la promesa de ser uno de los grandes líricos de nuestro idioma. Su muerte malogró esta esperanza; pero aun así, lo poco que escrif.ic lo consagra como el me^"^or poeta de su tiempo. Se han tratado el fondo histórico del desarrollo romanticismo mexicano con sus características distintas y la vida del poeta Manuel A c u ñ a , mostrando los factores contribuyeron boso. del que a su t emperamiento emioci onant e , dudoso y mor- Ahora se observarán por sus obras los dones y cuali- dades que se juntaron y se culmiinarcn para crear este excepcional lírico romiántico de la, literatura de México y del mxundo entero. CAPITULO III LA OBRA POÉTICA No fue Acuña un poeta acabado; pero sí un poeta í'enial. Ante de él había habido en México poetas; con él asomó--fugitivamente--el gran poeta. Carlos González Peña La producción literaria de Acuña es escasa, la m.ayor parte contenida en un solo volumen de unas cien poesías, su único drama El pasado, dos artículos. La fe y Amar y dormir, reproducidos de diarios de su tiempo, el prólogo al libro Gerardo por Vicente Morales, y su epistolario, tampoco extenso. Se sorprende, entonces, la cantidad limitada de su labor si no se acuerda que la totalidad de su obra se escribe entre l868-l873, los años de sus estudios en la Capital y entre sus diecinueve y sus veinticuatro anos. Además, se nota que escribe entre la generación de liberales y reformistas que siguen las luchas de la Independencia, era en que se revoluciona completamente la conciencia intelectual, política y social de México. En consecuen- cia, los pensamientos, las acciones y emociones de Acuña serán reflejo auténtico tanto de este ambiente turbado como de su propio estado físico, mental y emocional. Su obra también será producto o resultado inevitable de su impetuosidad adolescente, su desorientación social, política y literaria y su aparente inclinación lúgubre y morbosa. Lla2 mado "el poeta del amor y de la muerte", como en el caso de 33 3k Tagle, el amor y la melancolía hicieron poeta de Acuna. Estos dos temas, entre varios otros de menor significado, se destacan de su obra lírica. Por los poemas puede tra- zarse hasta la vida misma del poeta malogrado: la prepon- derencia, tal vez desigual, del amor en el joven romántico de tan pocos años; su fijación enfermiza desde años atrás con el suicidio, la muerte y el más allá; su angustia ante las condiciones sociales de su época--algo raro por su inexperiencia y falta de sazón. Su versificación revela una habilidad lírica; emplea form.as distintas más extensivamente que la mayoría de sus coetáneos. En sus poemas más ambiciosos, usa la silva, los tercetos y quintetos alejandrinos, y en sus demás poesías: sonetos, servent esio s , décimias, quintillas, coplas de pie quebrada-, romances octosílabos, octavillas, estrofas sáficoadónicas y estrofas sueltas. No tenía un oído muy fino pero sí un don fácil de versificador. 3 Se encuentran en su obra "una ingenuidad inquietante, una melancolía contagiosa" que conducen hacia un mejor en- tendimiento de su esfuerzo lírico, porque poetiza sobre sus propias experiencias, "las que le dolían y las que lo exaltaban", como ha dicho Martínez, ya citado. Cronológicamente, el amor filial es el primero en la obra y reaparece con frecuencia e insistencia por su labor entera. En varios poemas se percibe su anhelo de revivir los años tranquilos de la niñez en vez de continuar la amarga 35 vida actual. Desafortunadamente, no se han conservado muchas de las obras iniciales. Tal vez la primera poesía, "A mi madre en su cumpleaños" (anterior a 1865?), manifiesta su devoción al buscar una flor digna "cuyo poético nombre / es el cariño filial". Esta, "A mi madre" (£a. I865) y "Un suspiro" (1865) a su hermana Lola, son Ifts únicas de estos años. Sin duda escribió otrOs durante su estancia en San Ildefonso y al principio de los estudios jaédicos, época en que sufrió de m^ás en más la añoranza de su familia. A la muerte repentina del padre, Manuel describió en "Lágrim.as" (I87I) su salida del seno de la familia para empezar sus estudios y despide a su "hogar bendito ... en cuyo seno viven los recuerdos más queridos de mi aliña ..." Tenía el presentimiento que nunca volvería a ver al padre y expresó su dolor profundo que: ... te deje morir sin que rompiendo mi ali.'ia los densos nublos de la ausencia, fuera a unirse en un beso con la tuya a escucha.r tu postrera confidencial Una carta a la miadre (el 8 de mayo) corrabora la angustia del hijo ausente: "Ustedes comprenderán lo que habré sufrido al considerar, que hace seis años que lo vi y que yo no volveré a verlo, al considerar que me falta un pedazo de mi corazón, el ser más querido de mii alma". En "Entonces y hoy" (1872), compara "el reflejo del dulcísimo de entonces / y del doliente de hoy I"--indicación de su deseo de volver a los tiempos juveniles para escapar 36 a los dolores del presente. Reafirma su cariño filial y, al mismo tiempo, admite el gran influjo de la poetisa Avellaneda en su desarrollo lírico en su "Oda" (l873), dedicada a ella y leída en una sesión del Liceo Hidalgo: ... Tu nombre va ligada en mi c-Lriño con los recuerdos santos y amorosos de m.i s tiempos dulces de niño . .. En la obra autol^ iof^r áf i c a , "La gloria" (I873), el héroe Pablo (Acv.ña) siente "esa vaga y letal inelancolía" a no poder vev al nadre muy lejos. Este tema de am^or -^"ilial se repite como to;]ue constante en los poemas. (1873) lam.enta otra vez la muerte del padre. En "Cinararia" Hasta en sus últimas poesías se subraya este amor a les padres. En "Nocturno" (l873), sólo tres meses ante de su muerte, expone a Rosario su propio ideal de vivir con ella bajo el techo ]::aterno: " ... los dos unidos siem.pre y a.miándonos los dos; ... / y en medio de nosotros, mi madre como un dios tI" Este amor filial se transforma en otro amor, el a la mujer. 1-íanuel canta de varios amores, infortunados, por mayor parte, por no ser realizados o correspondidos. Faltan los datos para identificar definitivamente a algunas de sus amantes o para averiguar cuales poemas refieren a cual mujer (presupuesto que algunas son imaginarias), porque el poeta ni los nom.bra ni los dedica siem^pre. Algunos de los primeros versos amorosos son Doloras escritas en imitación a Campoamor. En "La brisa" (1868), 37 Manuel habla del "ángel de mis amores" pero en agosto parece que el joven ha sufrido un engaño al lamentar: Los goces nacen y mueren c orno puras azucena s, mas las peñas viven y siempre hieren. Porque al volar los amores dejan una herida abierta que es la puerta por donde entran los dolores. ("Mentiras de la existencia", 1868) La lectura de estos versos se recuerda a los de Jorge Manrique, "Diciendo qué cosa es el amor", y posiblemente influyeron a .\cuña: Es placer en que hay dolores, dolor en que hay alegría. Porque me hiere un dolor porque, según mis dolores. Amor me los ha causado. Dos poemas aparecieron en E3. Üenacimiento en I869, en que Manuel describe un amor juvenil con Elmira y la breve duración del amor. En "¡Ya verás!", él explica que el amor es "una m.entira m:uy triste". "¡Ya sé por qué es I" es otra Dolora, pero no se sabe si Elmira es una persona real o ficticia. En diciembre de I868, plañe su triste suerte solitaria y angustiada en "Aislamiento": ... del sin ini ¡ni lloro y lloro en la agonía dolor y de la muerte, encontrar en mi senda una alma que me comprendal, una alma para la mial 38 Pero el mismo diciembre, encuentra "una alma para la m í a " que b u s c a b a . Entre I868-I869, escribe tres poemas a C h . . . , "A Ch..." (diciembre dedicados de I868) describe en tono sencillo un amor juvenil a una "niña ingrata". El tono roso se crece en "Un sueño" (Cj_i_. 1868) en que el poeta ... une tus labios 'el' y quien es con los labios míos 'ella'". amocanta / y sabrás quien es Este primer amor correspondido se hace más apasionado en "Madrigal" a Ch... (C_a. I868) en que él declara que por el amor, " ... sin vacilar siquiera / a existencia y Edén renunciaría". A..." "Amor" (enero de I869) y (diciem.bre de I 8 6 9 ) , sin dedicatorias, parecen dirigidos ser a la mism.a mujer por las fechas y el sustenido tono sensual. "Amor" es casi fanático en sentimiento: ¡Amor es D i o s ! , y la mujer la forma en que encarna su espíritu fecundo; él es el astro Y ella su reflejo, él es el paraíso y ella el mundo ... Todos estos poemas Net z anual c6:'¿)'il. aparecieron en Ensayos de la Sociedad Si Ch... en verdad refiere a Soledad, es fácil comprender la razón del poeta de no nombrarla y de ocultar sus relaciones con una mujer de tan distinto nivel soci al. No es hasta I872 que Manuel encuentra su consumada pasión con la poetisa Laura Méndez: " ... el verdadero, el gran amor, intenso, total y, cosa extraña, desgraciada". Esta pasión tempestuosa inspira la mayoría de sus poemas amorosos. Puede trazarse el vuelo ascendente del amor en 39 18T2, empezando con "Gracias" en que canta a la "niña" en tono suave. Su emoción se aumenta en "Por eso" al recontar las razones que la ama. En "Misterio" anhela un amor toda- vía no realizado sino en su sueño. El amor ya consumado, también vocaciones paralelas como poetas unen los amantes. En "Esperanza" y en los tercetos "A Laura", el advierte que ella cui:ipla con su misión sublime y cante: Pues será un egoísmo sin segundo que quien sabe sentir como tú sientes se er.vuelvñ en un silencio tan profundo. Después del último poema, el engaño empieza. "Resignación" (junio de I872) parece referirse a la muerte de un liijo, fruto de sus amores con Laura: " ... 1 as lágrimas no pueden / devolver a un cadáver la existencia" y los am.antes " ... en el sepulcro de la fe perdida / enterremios también nuestra congoja". Continúa a aludir al fin de un gran amor, describe días felices ya terminados y la angustia de los dos al separarse. Al fin, sugiere que se sui ci dasen. En estos últimos poemas, Manuel ha enmiendado su estilo, transformiando el tono frivolo de poesías anteriores en tono de profunda sinceridad conmovedora. Pero en "Adiós" (septiembre de 1873), el poeta llega al término del sendero amoroso. Estos versos tocan el postrer doble doloroso, revelando el alma desnuda y desolada: Después... es necesario que tú también te alejas... que te alces de tu nido, que te alces y me dejas... sin escuchar mis ruegos y sin decirme adiós! ko lAh!, nunca en mis delirios creí que fuera eterno el sol de aquellas horas de encanto y frenesí.. Se descubren en estas estrofas la huella de su fe vacilante en lo bueno y lo duradero de la vida, y un presentimiento del fin próximo. Las estrofas de Laura en su "Adiós" son respuesta en tono y metro igual, repitiendo las imágenes que el usa: "Adiós, es necesario que deje yo tu nido ..." Poema distinto es "Hojas secas" (l873), sin fecha exacta pero obviai::ente escrito después de "Nocturno" porque refiere a su amor a Rosario. Es una serie de poemas auto- biográficos, dividida en quince partes individuas y, al parecer, refiriendo a diferentes mujeres no identificadas sin cronología. Ilanuel compara las experiencias de su vida con hojas secas, marchitas, de las que sólo queda el recuerdo Varias partes parecen ser dirigidas a Rosario por ser un eco de "Nocturno", como en la parte VI cuando dice: " ... pero si gozar contigo / no ha de ser posible nunca ..." turno" dice: En "Noc- "Comprendo que tus besos jamás han de ser míos / comprendo que en tus ojos no me he de ver jamás". La XIII sugiere la corona de laurel., regalada por el poeta a Rosario, la que ella rechazó. Otras estrofas parecen referir al engaño de Laura y el amor fiel del poeta, como laJX: " ... y te quise, tal vez, por tus tinieblas, / y te adoré, tal vez, por tu dolor". La XI sugiere la infidelidad de Laura y la herida amarga que el poeta sufrió, sin poder olvidarla: kl Entre el perdón y el olvido hay una distancia inmensa; yo perdonaré la ofensa; pero olvidarla...I jamás! El tono lúgubre se aumenta en la última estrofa, la XV, cuando el poeta entra en el templo donde " ... están un sepulcro" y pregunta 6 ¿ ¿ ¿ cavando a la persona que solloza allí: Por qué m.e m.iras y tiemblas? For qué tienes tanto susto? Tú sanes quién es el muci'to? Tú sabes quién fue el verdugo? Siguen é s t a s , dos esti'ofas incluidas por Peza en sus Meiriori as que no aparecen en otras ediciones: tiem.blas / responde: estos verses "Respóndeme y ya no ¿ ese niño es tuyo?" com.o auténticos, identifican Si se aceptan a esta mujer como Laura y la madre del hijo muerto, como Prieto había dicho. "Hojas secas" es una de las obras sobresalientes, aunque no tan bien conocida como "Nocturno" y "Ante un cadáver". Demuestra, según Menéndez y Pelayo, "una especie de ínterm.ezzo comio las Rimas de Bécquer a quien Acuña no o pudo leer". Rimas La idea de que Manuel no tuvo acceso a las (una edición fue publicada en Madrid en I 8 7 I , que probablemente parece válida. llegó a México durante la vida de Acuña) no Muchos críticos reconocen la influencia de Bécquer sobre Acuña y casi es imiposible atribuir a la mera coincidencia tantas semejanzas obvias entre las dos obras: en t e m a , l e n g u a j e , manera de dividirlas en partes mente nombradas por número romano y aun el título secas" y la parte II de Rimas en que Bécquer dice: simple"Hojas "Hoja i|2 que del árbol seco / arrebata el vendaval ,,10 ..."'^E' Otra repe- tición aparente de Bécquer se ve en la IV de Acuña: "1AhI Si basta no más con que te vea / para que yo ame a Dios, creyendo en ti". La parte XVII de Eécquer canta: " ... hoy la he visto... la he visto y me ha iiiirado; / hoy creo en Dios!" Com.o no aceptar la relación entre estos poetas, de la que José Emilio Pacheco comenta: "'Hojas secas', el mejor y uno de los últimos poemas de Acuñ;a, muestra donde le hubiera llevado ese encuentro con Bécquer". 12 También en l873, después del fracaso de su amor a Laura, ¡úanuel encuentra en la persona de Rosario de la Peña., su último amior--no la gran pasión de Laura, sino una atracción form.idable. El escribe varios poemas dedicados a ella, comenzando con "A una flor" que no es sino una oda sobre la vida fugaz de la flor. En "A Rosario" el tono amoroso se crece mientras el poeta, hablando de sí mismo en la tercera persona, comenta de la corona regalada: ... guárdala, y de la ausencia en el quebranto, que te recuerde, de mis besos llena, al buen amigo que te quiere tanto. Años después, Rosario habló de esta ocasión en que él le ofreció las coronas de laurel: "Y así fué como se hizo público su enamoramiento de mí". Desde los principios 13 el amor a Rosario, profesado por Acuña, tenia una implicación trágica. Tal vez ni él mismo poseía la esperanza de éxito en realizar su amor, como dijo en "Nocturno": "Comprendo que tus besos jamás han de k3 ser míos / comprendo que en tus ojos no me he de ver jamás ... Escritos tres meses ante de su muerte, estos versos llegaron a ser su más famoso poema: "No ha habido en la República poesía más popular ni que haya sido más recitada - „. 1^ que esa El patetismo de las décimas (quintillas en algunas ediciones) de Manuel ante una pasión sin esperanza, es testamento sentimental--el ¡ay dolorido! del moribundo poeta: ¡Pues lien!. Yo necesito decirte que te adoro, decirte que te quiero con todo el corazón; que es m.ucho lo que sufro, que es miucho lo que lloro. ... estoy enfermo y pálido de tanto no dormir; que ya se han muerto todas las esperanzas mxías, ... Despide, al fin, tanto a su musa como a su existencia: ... adiós por la vez última, amor de mis amores; la luz de mis tinieblas, la esencia de mis flores; m:i lira de poeta, mi juventud, adiós! Estos versos reúnen para siempre los nombres de Manuel Acuña y su Rosari o. La sinceridad del poeta al describir su salud débil es real, porque en varias cartas a la madre y en una a su amigo Ramón Espinoso (el l^í de enero de l873), declara que hubiera muerto antes si no temía " ... caer entre las garras del cornudo (vulgo ... demonio) ... porque es mucho, muchísimo, por cierto, lo que sufre y padece el pobrecito...!" [refiriendo a sí mismo]. Por las confesiones íntimas de estas cartas y "Nocturno", se comprende cuanto se ha empeorado su condición durante lo que será el último año de su vi da. hk No obstante la inspiración obvia de "Nocturno" en que Manuel quiere librarse de las miserias del mundo por el amor puro, muchos críticos condenan el poema como plagado de imperfecciones y frecuentes solecismos. Menéndez y Pelayo lo critica y lo alaba a la vez: Los versos a Rosario ... aunque muy incorrectos, tienen toda la vehemencia y toda la angustia del momento supreiuo; es poesía que no puede leerse sin cierto terro]", y tras de la cual se adivina el próximo naufragio de la conciencia del poeta. El influjo de "Nocturno" y otros poemas de Acuíia sobre José Asunción Silva parece indudable. Poetas noctur- nales, los dos sufrieron de escepticismo, de tortura espiritual, de am.or idólatra no realizado. A pesar de la origi- nalidad de la métrica y la forma de Silva, hay semejanzas obvias en sus pensamientos. En "Lágrimas" Manuel dice: En el espacio blanco y encendido por los trémulos rayos de la luna, yo vi asomar su sombra ... Los versos correspondientes de Silva en su "Nocturno" leen: ... y tu som^bra y mi sombra 2.6 por los rayos de la luna proyectadas, ... "Historia de un pensamiento" (l873) fue escrita para Rosario cuando Manuel salió a Toluca con la compañía que representaba El pasado en esa ciudad. No fue conocida hasta I9Í+9 cuando Vito Alessio Robles la editó. Es un poema "de asunto", una sencilla fábula lírica con imprescindibles alusiones autobiográficas. ío Así, se ve la magnitud del tema del amor en la obra de Acuña. Además de referencias a Laura, a Rosario y a Ch..., hay alusiones a otras mujeres no identificadas u imaginarias. Castillo iJájera declara: " ... al trio ad- mitido, habría que añadir una o dos novias, besadas sólo e n suef:os, y una o dos ... 'amigas,', como dicen los fran17 ceses". Después del suicidio, Peza relata que Manuel ... escril'io cartas listadas de negro, una para su ausente m.adre, otra para Gerardo Silva y dos para unas am.igas íntinas". Pero Peza oculta sus nombres y se que- dan ignoradas hasta ahora. El tema de la muerte es aun mxás frecuentemente poetizado que el del amor. Desde temprano Manuel sufrió de salud débil y enfermiza, ya mencionada, y esto lo afligió y pos iblem.ent e lo influjo al pensar en asuntos lúgubres, tristes y hasta, macabros. Al analizar la obra total del poeta, se ve la carencia de temas felices o referencias a una vida alegre. En "Mentiras de la existencia" (l868), se oye un eco de Calderón de la Barca y su opinión de la vida: Y que la vida es un sueño del que, si al fin despertamos, encontramos, el mayor placer pequeíio ; . . . Los versos correspondientes de Segismundo leen: ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño: ,„ que toda la vida es sueño, ... he Manuel busca y encuentra el lado desagradable y lacrimoso de la existencia. Cuando en raras ocasiones canta de las felicidades del amor y de la vida, siempre las observa y las obscurece con aprehensión de su duración efímera. Se explica su actitud recelosa al considerar su vacilación hasta el punto de perder totalmente su fe en la existencia de Dios, su temor y escepticismo ante la inmortalidad del alma, su fascinación lóbrega del más allá. Así, el tema de la m.uerte es producto inevi t able--espe cialment e hacia los fines de su vida--que se convierte en una obsesión del suicidio. Como la prim-era etapa del es cept ic ismiO que conduce al poeta al ateísm.o completo, se debe considerarse la preocupación por la existencia de Dios. Se han señalado su vida juvenil en el seno de una familia religiosa y el choque inmediato con las doctrinas ateístas de sus estudios y e„sociaciones en la capital, los que lo llevaron de la mano hacia una creencia vacilante. En "A la Sociedad Filoiátrica en su instalación" (1868), todavía habla como un cristiano de la: ... misión de caridad y bienandanza empezada por Cristo en el calvario, que redimie y que canta en su santuario los himnos del amor y de la esperanza. Sigue esta idea en "La ramera" (1869), cuando aconseja a la mujer pecadora que el Cristo del Calvario le escuchará y " ... te dirá como ha tiempo a Magdalena; / Levántate, mujer. yo te perdono". En "Lágrimas" (I871), después de la muerte del padre, Manuel dice: " ... mi muerta fe se estremecía / bajo sus ropas fúnebres de duelo ..." Y en "Resignación" (1872), escrita a Laura después del fracaso de sus amores, canta con patetismo: " ... y en el sepulcro de la fe perdida / enterre- mos también nuestra congoja". Se escucha la agonía del poeta en 'A Dios" (l873), al preguntar que si Dios es el supremio y oscuro mito del hombre y si es infinito: " ... ¿por qué si es verdad que existes / no existes en mi conciencia?" otra vez en "nocturno" el m.i sm.o año al decir: Vacila "Bien sabe Dios cue e L. e era mi m.ás herm.oso sueao ... / bien sabe Dios que en nada cifraba yo m:i em.peño ..." Siempre dudoso, al fin Manuel está despojado totalmente de su fe. Casi del principio de su carrera literaria. Acuña sufrió de una sospecha inquieta del origen del ser. En "El hombre" (1869), dedicado a Altamirano e influido por Victor Hugo, el poeta se asalta por mil preguntas: vino? ¿Del lodo? ¿Del cielo?" "¿De dónde No llega a una conclusión satisfactoria porque cree que es "la tumba donde concluye todo". El hombre se hace "el aborto incomprensible de la nada" que lo lanza. Pasando por la vida, se siente pode- roso y fuerte, y clama: "'El universo es mío' ...sin escu- char la ruda carcajada que como eco de su voz daba la muerte". Al fin, el hombre no es sino un pedazo de tierra. Entonces el poeta se asombra y quiere saber de lo que hay más alia: ii8 ¿Es allí donde muere para siempre? ¿Es allí para siempre donde vive? I Quién sabe. . . ! Pero el hombre continúa su vereda constante: "Sin compren- der adonde, / sin comprenderse él mismo...!" Acuña, como el hom.bre, continúa su búsqueda atormentada. Carlos Villegas afirm.a en su artículo. Enfermo de morir: Acuña murió de enfermedad de morir. Si es cierto que un desrecho am.oroso armó su mano de suicida, no lo es menos cue su espíritu estaba abonado desde mucho tiempj^atrás ... con los jugos nutricios de la antevi da . " En 1870, buscando y vacilando en su artículo La fe, Acuna lanza, lo que llega a ser su idea conclusiva. La fe es una vituperación amarga de las prácticas de la Iglesia que hacen de la religión un negocio que la gente acepta ciegam.ente: "Nada tan estúpidamente dócil como el ignorante y el fanático". No era necesario decir más que "Yo creo". De ahí es posible aceptarse ideas aun más incomprensibles: ya si no hay Dios, tamxpoco hay inmortalidad. El mismo año, Manuel ha encontrado las respuestas de sus preguntas de lo que hay después de la muerte, en su poema "En la apoteosis del actor Merced Morales": ¡Mentira el m:ás allá! Mentira el alma ... Engaño esa creación que el fanitismo hace brotar del últimio lamento que nos lleva al abismo! Del escepticismo de la existencia de Dios, de la convicción irrevocable de la mentira del más allá, no es sino un paso adelante para adoptar la filosofía materialista Después de "Resignación" (1872), Manuel no busca tan febril- k9 mente más las respuestas de sus preguntas y acepta la muerte con tranquilidad. Empezando con el epígrafe de Hugo: " ...Oü va l'homme sur t e r r e ? " , el poeta opina que "El hombre" no es sino "pobre criatura de miseria y lodo" que vuelve punto de origen, a la nada". de sus preguntas: nada. Ya Manuel tiene las "a su respuestas el ser viene de la nada y regresa a la Es un "astro-misterioso" que atraviesa la vida "sin ruta y s m destino". El poeta no promete la inmortalidad al h o m b r e , pero lo consuela al señalar en "Apoteosis" la gloria del recuerdo dejado en la historia: " ... pero el azul radioso de tu patria / cuenta otra l u z , la luz de t u memorí a . Para M a n u e l , la muerte ha llegado a ser un triunfo en vez de algo de temer; es la ocasión de lograr la gloria que se La buscado sin éxito en la vida. En I872 , en "Al poeta mártir" y en "Oda" al Doctor Villagrán, se repite la idea del triunfo de la muerte: " ... tú para el mundo seguirás el miismo / rxientras viva el perfume de tu nombre". Y cuando el muerto se despierta, será en gloria en la tierra prometic<.a "donde quedan tus hechos inmortales". Otro concepto miat eriali st a emerge de la "Oda" al Doctor Oliva ( l 8 7 3 ) , en que Manuel declara que no hay nin- guna diferencia en los restos de cualquier hombre--son y sólo por sus hechos se han diferenciado: iguales 50 Los hombres son iguales ante el abierto fondo de un sepulcro ... allí donde se pierde y se confunde la huella del idiota y la del sabio. Se amplifica este tema en "Ante un cadáver" (I872), en que el poeta llega al apogeo de su dogmática doctrina materialista y del género que inició con maestría, la poesía científica. Su ejemplo será seguido por Porfirio Parra en su oda "A las matemáticas", por Rudolfo Figueroa en "El número 399 MEI y en la obra del colombiano Joaquín González Camarga, también estudiante de medicina que trató el mismo teatro, la m.esa de disección, y obviamente fue influido por Acuña: En la sala anatómica desierta, desnudo y casto, de belleza rara, el cuerpo yace de la virgen muerta, como Venus tendida sobre la ara. Sin duda, "Ante un cadáver" es la obra maestra del poeta. Antonio Castro Leal la incluye en sus Cien mej ores poesías líricas mexicanas y Menéndez y Pelayo la ensalza: ... es una de las más vigorosas inspiraciones con que puede honrarse la poesía castellana de nuestro tiempo. Acuña era tan poeta que hasta la doctrina más áspera y desolada podía convertirse pa.ra él en raudal de inmortales armonías. Citando la obra El México de ^'anuel Acuña, de Núñez y Domínguez, Castillo Nájera relata la ocasión que dio luz a los tercetos famosos. Una noche Manuel llegó del refec- torio e invitó a algunos amigos a acompañarlo al anfiteatro donde leyó su último poema: " ... instalado tras uno de los cuerpos inertes ... comenzó a leer: 51 lY bien! Aquí estás ya...sobre la plancha donde el gran horizonte de la ciencia la extensión de sus limites ensancha. ..." Terminada su lectura, los alumnos prorrumpían "en estentóreos vivas y aplausos para el autor ... [y su obra] que en esa extraña forma nació para dar gloria a la literatura 4. -. 1 1, 2 U castellana . El poema, formado de bellos tercetos de acabada intuición y evolución, sostiene una tesis materialista en lenguaje grandilocuente. Acuña muestra originalidad al analizar las paradojas de la vida y de la muerte, exponiendo ideas modernas en cuanto al progreso de la civilización y concluyendo con la idea de la inmortalidad de la materia, enseñada por las lecciones de la ciencia. Según Manuel, todo se acaba en la tumba menos .la materia que es inmortal, que se transform.a y nunca muere. La muerte nos libra de la cárcel del cuerpo que nos ata a los dolores de la vida. El poeta niega que el hombre es de lodo y vuelve a la nada. Asevera que la existencia es un círculo de la cual ni la cuna ni la tumba es extremo; nacemos en una forma, morimos y cambiamos en otra forma. bada, en perpetua sucesión. Una vida nace de la vida acaEl muerto volverá a la tierra, que es la madre de la vida universal, para cambiarse en otra forma: En tanto que las grietas de tu fosa verán alzarse de su fondo abierto la larva convertida en mariposa. Y en medio de esos cambios interiores tu cráneo lleno de una nueva vida, en vez de pensamientos dará flores. 52 En estos versos se adivina la clara huella de Ramírez: Odio al sepulcro, convertido en cuna del vil insecto o sierpe venenosa donde jamás se asom.an sol ni luna. Arraigue en vuestros huesos una rosa donde aspire perfumes el rocj^p y reina la pintada mariposa.'^ Francisco Eimentel, el más encarnizado censor del p o e t a , lo condena por este trato del tema materialista. Protesta que la materia, en todas no •s sujeto apropiado sus transformaciones feas al lengua.je poético: De todo lo dicho resu Ita que la poesía Ante un c a da ver se comipone de estos elementos: argumento rancio; pens amii ent os comunes y aun trillados; i mi ág enes repugnan-^ es , desde lo sucio hasta lo horrible; forma muy defectuosa.^ Pero otros c?^íticos, como Castillo Nájera, reconociendo el miérito del poer.a hasta vituperan la crítica de Pimentel: Reaparece don Francisco Pimentel, crítico injusto, conservador y fanático; em.inente en otras disciplinas, pero a quien C-onzalez Peña no concede gusto ni facultades de di;:^cernam:iento, por lo que su juicio es derlorasle. í Acuna ya ha negado la existencia del alma; sólo la m a t e r i a , en perpetua transformación, es inmortal. em.erge el m.ate ri ali smo violento, el escepticismo el ateísmo atorm.entado que exclavizaron fin de su vida. fatalistico al poeta hasta el Para él, la muerte ya no es fea, asquerosa ni triste; la materia se cambia en varias formas trigo, en m a r i p o s a s , en flores. bellas~-en Acepta la muerte con más resignación p e r o , al mismo tiem.po, mantiene existe. Aquí que el alma no En la muerte se acaban la fuerza y el talento, los 53 goces, los males, la fe, el sentimiento y los lazos terrenales: " ... y mezclados el sabio y el idiota / se hunde en la región de los iguales". Se han seguido los sucesivos pasos escépticos y ateos de Acuiía: desde inquietudes, preguntas y preocupa- ciones por el más allá; creencia en la inmortalidad del hombre por la gloría del recuerdo dejado en la historia, hasta llegar a la negación total de cu.-ilquier inmortalidad sino la del materialismo, determinado por fenómenos metafísicos y I", é d i c o s : Que al fin de esta existencia transitoria a la que tanto nuestro afán se adhiere, la Tiateria, inm.crtal como la gloria, cambia de form.as pero nunca muere. Es en "Ante un cadáver" que mejor se ve la influencia de Lucrecio y otros clásicos. Menéndez y Pelayo opina que " ... sentía Acuña aquel mismo género de embriaguez M 28 naturalista que es el alma de la inspiración de Lucrecio". Esta sem^ejanza entre la obra de Manuel y Lucrecio es tema del artículo Acuña y Lucrecio , dos poetas desventurados en que el autor expone el paralelismo de sus ideas de la indestructible eternidad de la materia, una metamorfosis sin término: "En presencia de algunos pasajes de Lucrecio y de 'Ante un cadáver' ... se advierte una misma fuente de amargura, una igual postura rebelde ante la vida y ante los 29 problemas del más allá". ^ ^ Otro critico publico Lucrecio en Acuña en que cita instancias paralelas entre el libro 5Í4 quinto de De Natura Rerum de Lucrecio y "En alas del p e n s a m lento" (1873) de A c u ñ a , en que los dos refieren a los origines de la vida, describen la existencia de los primeros hombres y el origen del lenguaje.^° Otra manifestación de la muerte es el suicidio. Castillo y Pina afirmó que Acuña padecía la obsesión del suicidio ]:a3ta el ]-,unto de decir en una ocasión: "Mire Ud Rosario; liagámcr.os célebres, apuremos Ud y yo una copa de 31 veneno" ", mostrándola una botella de cianura que llevó en su bolsillo--la misma botella que tragaría solo tres después. Se ha señalado la declaración meses del amigo a quien Manuel mostró su carta de suicida antes de su muerte. Aaemás , en la poesía se encuentran indicaciones de esta obsesio:.. En "Dos víctimas" ( 1 8 7 2 ) , el poeta cuenta la his- toria del novio que "se suicidio por celos de su novia" y escribió su carta muy parecida a la que Acuña dejó al quitarse de su vida: Pa.ra que nadie acuse de mi muerte sépase que .me m a t o , porque quiero dejar de padecer... porque ya estoy cansado de esta vida que tan odiosa me es. y porque ya he bebido hasta las heces el cáliz de la hiél. Esta carta ficcionada mejor explica el suicidio del poeta que la de i'anuel. El poema concluye con el suicidio de la novia Sinforiana por rem:ordimient o. Ya se ha discutido fica su intención "Nocturno" en que Manuel signi- de suicidarse: 55 A veces pienso en darte mi eterna despedida, .., adiós por la última vez, amoi- de mis ai;iores; la luz de mis tinieblas, la esencia de mis flores; mi lira de poeta, mi juventud, adiós! Además en "La gloria." (l873), poema autobiográfico que trata la vida de Manuel en la persona del héroe, Pablo lamenta el fracaso de su amor con ElenM, (Rosario) antes de matarse. Y en "Soneto" (l873) declara que el suicidio es preferible a una vida, sin placeres: ... que aunque cruel y mny triste tu partida, si la vida a los foces es ajena, mejor es el sepulcro que la vida. Peza relata el presentimiento terrible que tuvo la víspera del suceso. Acuña y él paseaban por la Alameda y Manuel lo am.onestó que no tardara a la cita de la una del próxim.o día, o iría sin verlo. iras adonde?" Peza le preguntó: Y Manuel contestó: ^ ^ 32 de viaje...lo sabrás después". "¿Tú "Estoy de viaje. . . sí. . . Manuel dejó en una hoja del libro de Hugo que llevó consigo, su último poema "A un arroyo", dictado a Peza la misma noche, el que también insinúa su desolación e intento de suicidarse. La muerte es el tema lúgubre y miórbido de la mayoría de los poemas del poeta, desde la insatisfacción de la vida, escepti ci smiO de la existencia de Dios que se dirige hacia le fe perdida y la preocupación por la antevida, hasta llegar, al fin, a la convicción materialista y el tema del suicidio. Además de los poemas del amor y de la muerte, hay otros de asunto distinto. Tres clasificaciones completan la 56 obra lírica: los poemas patrióticos o al progreso que con- ducen a la doctrina positivista; los poemas humorísticos y los poemas ideológicos o de tema social. Las poesías de estos grupos son escasas y carecen del significado de las otras mencionadas, que reflejan la propia vida del poeta. El tema patriótico es lo menos valioso por ser tema convencional. Aunque Manuel fue "hombre de su tiempo" y "poeta de su siglo" en la opinión de críticos, sus obras cívicas no son extensas. Sólo hay cinco poemas plenamente patrióticos y de estos, sólo uno de originalidad meritoria: "El Giro" (1873), un romxance de la Guerra de Independenc ia-una epopeya del poco conocido héroe del miismo nombre — dividido en tres partes. La primera parte contiene descripciones admirables del paisaje rodeando la casa del héroe, las que señalan la promesa de alcanzar cumbres todavía no soñados si el poeta no hubiera acabado su vida prematuramente. En este Edén tranquilo (que pronto será destruido por la Guerra), vive con su familia el Giro, quien es símbolo de los paisanos mexicanos que luchan y mueren para lograr un I'éxico libre. Al oír el ruido de armas, el Giro deja su vida tranquila para defender • su cuna de sus enemigos. En la segunda parte, el tono lírico y suave se transforma en los ruidos estrépitos de batalla. ha transformado el Giro en guerrero valiente: También se " ... que a todos espera el Giro / frente a frente y cara a cara". Herido y sin armas, el héroe continúa a luchar hasta que "un 57 brazo atrevido clavó en su pecho una lanza". La tercera parte es un breve elogio vigoroso al héroe-mártir, símbolo del patrioto mexicano: Mártir, que toda la sangre supiste dar por la patria; gracias por tu fortaleza; por tu sacrificio, gracias! Entre los mejores poemas en técnica y originalidad, "El Giro" es mucho superior a los otros patrióticos, todos escritos en 1873. En "A la patria" Manuel describe "la bendita noche de gloria". En "Hidalgo" habla del grito de los héroes que mueren "por sellar la Independencia". En "15 de septiembre" cita la gloria de los libertadores de su patria, asegurando que "tu sol nunca habrá ocaso". Y en "cinco de m.ayo" dice que con la victoria, la patria entra en "la era noble y duradera de la gloria y del progreso"-todos tem.as ya tratados muchas veces y con más éxito. En l868, empiezan los cantos cívicos o al progreso, en que Acuña, com.o Quintana, canta a la ciencia como fuente de la liberación del hombre. En "A la Sociedad Filoiátrica en su instalación", el poeta comienza la senda de su filosofía atea y fanática, que lo llevará hacia el escepticismo com.pleto y el positivismo. El ano anterior, nace en México el positivismo, una filosofía abrazada por Gabino Barreda, encargado por Benito Juárez a redactar un plan reorganizador del sistema de educación en México. El aplica su plan a la Escuela Preparatoria 58 donde enseñan las ciencias positivistas en lugar de las letras, hasta el punto de relegaj-se las humanidades al segundo plano: "La filosofía quedó circunscripta a la Lógica, la literatura a un comeni.ario de las obras maestras, eliminada la retorica y la poética.". ^^ Se notan las ideas de esta filosofía positivista primero en "Ocameso" (187O) quien llega a ser el hombre nuevo que atiende al grito del progreso y lucha contra la Iglesia para ree!:.plazar a Dios y para crear una sociedad progresiva y atea: .. . ya es tiem.po de volver a su santuario el dulce amior de la f am.ilia humana . . . ya es tiem.po de rasgar el negro abismo que oculta la verdad a la existencia, y cambiar por el dios del fanitismo el dios de la razón y de la conciencia. En 1871, el te:..a se aumenta en "Oblación" y "En el tercer aniversario de la Sociedad Filoiátrica y de Beneficencia" en cuanto a la exaltación del progreso y de la ciencia, impulsando al poeta hasta rechazar la religión cristiana para "ese Cristo del pobre y del que sufre / que se llama la Ciencia". Ya Manuel sigue el sendero señalado por las doctrinas ateístas de Ramírez y las positivistas de Compte. Se ve el efecto de la ciencia reemplazando a Dios en al Doctor Oliva (l873): La ciencia, como el cielo tiene tam.bién sus himnos y sus cantos y, lo mismo que Dios, tiene su culto, y, lo mismo que Dios, tiene sus'santos ... "rv ^ „ » , Oda 59 Para lograr esta sociedad progresiva, hay que escuchar "la palabra de progreso" y diferenciar entre la Iglesia de ayer y la Biblioteca de ahora — símbolo de la enseñanza positivista. Por su actitud ateísta y positivista, Manuel alcanza el cénit de sus conceptos ideológicos y sociales, como se ve en su improvisación "En la biblioteca popular": ^Iglesia y l^ibMoteca, Ayer y Ahora. ¡Qué inmensa diferencia entre las dos! Ayer era la nociré, lioy es la aurora, hoy en su altar al Porvenir se adora: S a 1 "a,1 al nuevo DI O S 1 El efecto del positivismo, poniendo énfasis en las ciencias en vez de en las letras, se descubre fácilmente en el vacío de la retórica y la literatura en la obra de Acuña. Asistió a San Ildefonso en una de las peores épocas, época en que todos los defectos de la enseñanza se juntaron y dejaron un hueco en la gramática y en las letras. No tuvo ni tiempo ni empeño para enmendar estos defectos y siempre fue (lo sintió él mismo) inferior intelectualmente a algunos de sus contemporáneos: Prieto y Sierra. Altamirano, Ramírez, Citamos a Menéndez y Pelayo para expli- car este vacio en sus estudios: No tuvo tiem.po para educar su gusto, ni sus estudios, exclusivam.ente dirigidos a las ciencias experimentales, le permitieron adquirir el pleno dominio de la lengua poética. La suya está afeada, no sólo por incorrecciones continuas y extrañas de palabras cuanto inútiles neologismos ... sino por composiciones de palabras que el genio de nuestra idioma rechaza ... de donde resu Ita un estilo sobrem.anera bárbara, al cual da los últimos toques la rechinante fraseología peri odi sta. 60 Dos poemas patrióticos "Al poeta mártir" Covarrubias dos mártires que murieron de asunto diferente siguen: (1872) y "Ocampo" ( 1 8 7 0 ) , los con la palabra de progreso en "la gigante protes^ta de sus labios". Otro tema de mérito literario inferior es el humor escolar o que se difunde por algunos de sus poemas. "Los beodos" ( 1 8 6 9 ) , su primer esfuerzo al humor, no logra el deseado intento frivolo. Tiene de tema la conversación entre dos borracE.os que usan lenguaje popular, lleno de modismos pero falta de humor. En I87I, Manuel tiene más éxito con "Rasgo de buen humor" en que habla del amor de un modo ligero y declara que preferría el amor a "la gloria y sus fulgores, la ciencia y sus placeres". Acuña esci'ibió la mayor parte de los poemas humorísticos en 1 8 7 3 , el último año de su v i d a — a ñ o sufrió la desilusión miás abrumadora. en que Se asombra, entonces, este emrjeñc sat.''rico a menos que se especule que es fuga de su propio desencanto y desesperación o esfuerzo de "verse a sí mism.o y a su tiempo en su lado ridiculo ..." 35 En "La vida del cam:po", com.o muchos otros poetas antes y después, canta de las bellezas mismo: mártir de la vida pastoral y se bromea de si " ... yo soy el más completo verbigracia de su amor por el idilio". Imita las / de un anacreónticas de Meléndez Valdés en el uso de títulos griegos y alude a Fray Luis y Navarrete, indicación de su influjo posible. 61 En "Nada sobre nada" vacila al escoger el tema para escribir una poesía. La escribe en "ciento cincuenta octavas reales" pero, al fin, las rompe porque: ... no hay un solo argumento ni una idea que no peque de fútil, o no sea tan vieja como el pan de cada día. Entonces en el mismo poema, voltea a la sátira de los poetas románticos que cantan de lo que no saben nada. En "A la luna" sigue el ejemplo de otros poetas que han cantado a la luna, explicando su tardanza al saludarla: ". ... recordarás que el vr.lgo y aun los sabios / dicen que vale más tarde que nunca!" Perdiendo su sátira, lamenta que no se puede hacer nada en tan vulgar terreno como es: ... yo si algo he sufrido de mii existencia en la carrera corta, tengo la convicción íntima y grande de que a nadie le importa, ... Esto es una repetición de su carta de suicidn en que dice am.argam.ente que a nadie importará su muerte. En "Letrilla" el poeta y su amigo Don Gregorio anhelan ser escritores y se burlan de los otros jóvenes sin talento que, por falta de otra ocupación, han tomado la carrera literaria, criticando a los verdaderos poetas románticos. El último poema de humor antirromántico se escribió en noviembre de l873--sólo un mes antes del suicidio--titulado "En este campo do el placer rebosa", sin éxito humorístico. 62 En cuanto a esta sátira antirromántica, otra voz tomar en cuenta la in.í"]uencia clásica. importa Hay refe.. rencias a O v i d i o , a Cicerón y a Horacio en varias o b r a s , como el epígrafe de Horacio ille que procul negotiis..." en "La vida del campo": En "Letrilla" se burla de los escrito-es. que demuestran Í-,U erudición su inconocible Ya se ha mencionado español". "Beatus "llenando de latinajes/ el uso de títu- los clásicos al nombrar los pastores de "La vida del campo". Menéndez y Pelayo señala el influjo de Horacio: ... nos parece aercibir en La vida del cam-pq_ un remedo de la iiiofensiva bucólica que Aguilera titulo La A-c a d i: • 'o de rn a. También en este poema Acuña refiere a Ho2'acio Flaco, que tal vez fue primero en alabar la dicha y la ventura que se gozaba viviendo a lo ranchero en su Beatus ille. Por estos versos ción de las enseñanzas satíricos se percibe la degenera- de las humanidades, de la que Justo S i e r r a — p r o bable miente el literato sobresaliente después de Alt am.ir ano-- coment 6 : ... ¡perdón, nadre Eoracio, padre Virgilio, perdón! --y todo ello andando mexclado con jirones viejos de metafísicas escolásticas, aprendidas de coro, y un poco de m.ater.ática incompr endi da y un poco de física desencuadernada: esa reliquia de otras edades se 1 lamí aba un curso de filosofía. Algunos de los poemas patrióticos e humorísticos (como " O c a m p o " , que murió "miurm^urando una esperanza / de miel y de libertad para el futuro" y "Nada sobre nada" en que Acuña abandona su tono ligero al criticar la injusta con sus d e f e c t o s ) , reflejan la preocupación sociedad 63 Idealista del poeta. Este interés sociológico aparece en dos poemas particulares. "Una limosna" (1869) describe un a mujer sola, desamparada y muriendo de hambre, que pide la ayuda de la gente pero no recibe la compasión que se la debe. Es una vituperación fuerte de la sociedad que des- precia su grito lastimoso: ¡Yo tengo lia.ribre! ¡Yo t^ngo hambre! Por piedad, lUna limosna! ... y llora, y nadie la escucha, ¡que nadie escucha al que llora! La mujer cen.surada por la sociedad sin examinar las causas es tema de "La ramera" (1869), en que el poeta critica al hombre culpable de su parte en la desgracia: . . . ¡escúpela también. . . ! ¡anda. . . ! no importa que tú hayas sido quien la hundió en el crimen que tú nayas sido quien mató su creencia! Este tema de la mujer caída parece influido por otro poeta m.exicano, Sor -Juana Inés de la Cruz, y su Redondi lia (Contra las injusticias de los hombres al hablar de las mujeres): Hombres necios, que acusáis a la mujer sin razón sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis. No ha sido siem.pre una mujer despreciable. Acuña dice al condenar al hombre de su parte en convertirla de camelia en lodo: "¡Le t rans f orm.ast e de ángel en ramera!" Y la pobre se aparta de la sociedad "sin encontrar un ser que te comprenda"--eco del sentimiento de Manuel en "Aislamiento" cuando no encuentra "ni una alma que me comprenda / 6h ni una alma para la mía!" Una carta a la madre (el 1 de octubre de 1873), apenas un mes antes de su suicidio), subrayva su desesperanza y corr.-ibora el sentimiento de los versos: "Yo deploro todas estas circunstancias porque me pesa ya esta vida de aislamiento y de fastidio en que me consumo sin ver en mi derredor ni una persona que me quiera; Estos poemas expresan la simpatía de Acuña ante las condiciones sociales de su tiempo--no usual en un joven inm.aturo de sus experiencias limitadas. lógico continúa en I873 en su prosa. Este interés socioEn el prólogo al libro Gerardo (Eistoria de un jugador) de Morales, Manuel expresa su filosofía social de "ese vicio degradante y necio que se llama el juego". Critica la sociedad muriendo bajo las m.aias influencias de la época, como en La fe, antes había criticado las m.aias prácticas de la Iglesia. Otra pieza de prosa. Amar y dormir, tiene poco significado u Ínteré s . El asunto de la ramera, la m.ujer desamparada y despreciada por la sociedad sin considerar las causas ni culpar al hombre responsable, se repite en el único drama de Acuña, El pasado, escrito en I87O pero no estrenado hasta 1872. CAPITULO IV LA OBRA DRAMÁTICA ... escogió de todas las soluciones que un drama semejante tiene en el mundo, aquella que parece más grandiosa, más poética y más bella. Ignacio M. Altamirano La carrera teatral de Manuel Acuña empezó la noche del 7 de r.arzo de l8'rO, fecha en que se estrenó Piedad, el dra'r.a nuevo de Justo Sierra, a beneficio de los deudos del actor '.erced i-ora les. Después de la representación, el joven Manuel leyó su oda "En la apoteosis del actor Merced '•[orales", que se recibió con aplauso desde el principio 2 asombroso : "¡Mentira el más allá! ¡Mentira el alma.'" hasta la conclusión dramiática en que clamó: ¡.Adiós, muerto sublime! ... Descansa en paz mientras tu patria gime sobre el recuerdo que tu gloria abona, y mientras teje en su santuario el genio para rodear tu nombre, una corona. El segundo capítulo fue la noche del 31 del mismo m.es, ocasión de la función en homenaje a la actriz María de Jesús Servin, en que José Zamora leyó la oda de Acuña, "La soñadora", dedicada a la actriz, la que también fue un gran éxito. Durante este tiempo, Manuel y su amigo Javier Santa María empezaron su traducción en verso del drama. El suplicio de una mujer, por Eduardo de Girardín, obra que nunca se llevó a escena y que se ha perdido. 65 3 G6 Tampoco se hallaron dos dramas atribuidos a Acuña: Donde las dan las toman, pieza en un acto, y un drama en verso, Letuona: Nadie más cue Altamirano su})0 de esa pieza frustrada de Acuña, como nadie, fuera de Baz, conoció el drama patrió"tico en verso, que escribió Acuña ... y que título Let\)onia ... Ba:;, i:.yMiciona este drama de Acuña en su libro Un ano en México. Se supone que ambos se han perdido pasando de mano a mano entre actores o empi-esari os , porque no hay otra referencia a ellos . Cosa interesantísima es la cita de María y Campos: "El trágico desenlace de la corta vida de Manuel Acuña parece que inspiró un drama por Rubén Darío, cuyo protagonista debió ser el propio Manuel Acuña". Citando el Diccionario Enciclopédico Hi spano-Amiericano (editado en Barcelona en I89O y que refiere a obras de Darío., incluyendo el dram.a Manuel .Acuña) , el crítico d.ice que la declaración del Diccionario de la presentación del drama en Nicaragua es falsa y que probablemente Darío escribió un ensayo dramático que nunca se representaba. Lo pertinente de la cita es la indicación del influjo probable del romántico Acuña sobre el modernista Darío. El pasado es el único drama estante de Acuña y se estrenó la noche del 9 de mayo de l872 en el Teatro Principal. La escena es México del año I87O, año en que se escribió la obra. No hay originalidad del asunto. El argu- mento fue bien conocido y tratado por muchos otros autores 6T al través del tiempo: La dama de las camelias de Dumas, Marión Delorme de Hugo, El suplicio de una mujer de Girardín, (el que Acuña y Santa María tradujeron y que también se perdió), para menciona.r algunos. En resumen, la obra cuenta la vida pasada de una mujer caída, traicionada por un hombre viejo y rico, y la lucha contra una sociedad que no la perdona para gozarse de una vida de m.atrii:ioni o feliz. Anos atrás, Eugenia (entonces llamada I-lar garita) , eii'pujada por la pobreza y para salvar a su madre enfer.ua, se había entregado a D. Rai.-niro. El sacrificio fue inútil porque la madre murió "al e-cercar el pan de la deshonra a los labios". Más tarde Margarita y David, un famoso pintoi' mexicano, se casaron aunque él sabía de su pasado y la perdonó. La acción del drama comienza cuando Eugenia y David regresan a México de Italia (donde vivían después de su boda por seis años), y él la presenta a sus amigos, entre quienes aparecen el viejo seductor y otro pretendiente despechado antes por Margarita, que traman vengarse al revelar su pasado. Ella decide a abandonar al esposo para evadir el repudio social. angustiosamente: pasado!" David corre a buscarla, declamando "¡No, no! Yo te adoro a pesar de tu Esto parece ser un eco de "Hojas secas" en que Manuel solloza su tormenta del engaño de Laura: perdonaré la ofensa / pero olvidarla... ¡jamas I" " ... yo 68 En el drama, David tación de la mujer afirma su creencia en la rehabili' caída: Si: yo sostengo que la mujer es rehabilitable cuando su alma se ha conservado pura, y, sobie t o d o , cuar.do su j'a.lta ha tenido por mévil, no la vanidad ni los p l a c e r e s , sino un sentimiento noble y generoso, el de salvar la vida de una madre. Sin querer ver al espos-o, Eugenia le deja una carta patética y m.elod:-amatica en. que ls:;!enta su suerte amarga: Idreí.te sc^- feliz con el amor de una m.ujer manc?iada; te en;-añaste! ¡Adiós! ¡Para siempre! Yo no debo arrastrarte en mi desgracia, haciéndote víctima de m.i ¡Ayer! Dios tend^-á misericordia de m í , ya que los hombree ^^ me la. niegan. Acu-ña expene en boca de David su propia condenación sociedad de la cruel e inexorable: Yo no condeno como la sociedad ... a la pobre miujer ... que el día que muere de hambre se vende en el vértigo de la m.iseria, por unas miigajas miendrugo! . . . Yo a quien condeno es a la. sociedad que se enfanga y después se asusta de sí misma! ^. o sabemos que será la suerte de la pobre Eugenia. María y Campos opina que será la miuerte y que ella del presente por la ventana del suicidio". Martínez 7 José "escapa Luis declara que la sociedad la negará la felicidad ella r.erece que "devolviéndola irj^plac ablemient e a la proscrip- ción y a la miseria". A lo m e n o s , no se contempla una vida alegre para Eugenia y Acuña no da la solución. Tal vez fue como su amigo Santa María dijo de la ambigüedad del problema: "Cuestión hermosa y honda cuya solución no da el autor porque o prácticamente no la hay". 69 Manuel sólo tenía veintiún años cuando escribió su drama, que sufre de su inmadurez: los límites de su propia intuición y comprensión; su inhabilidad de igualar sus emociones y sus grandes obsesiones con sus experiencias. Por eso, el drama nunca logra un nivel verosímil y las invectivas del autor contra una sociedad "que juzga y sentencia sin ¡ninguna coiiirasión para el culpable ..." caen en la región de lo quÍ!;."rico. Por la voz de Eugenia se oyen las diatribas fanáticas del poeta al censurar a los hombres honrados que "se llaman católicos y filántropos, y entienden la caridad a su manera, perdiendo a una desgraciada que se muere de ham.bre, y siendo los primeros en el cinismo para levantar la piedra y arrojársela". Según las noticias teatrales del tiempo. El pasado fue un gi-an éxito: " ... se hizo salir a Acuña tres y cuatro veces seguidas, se tocaron dianas y por algunos miinutos no se oían m^ás que a.tronados aplausos. A Acuña lloraba .. „ 10 de emoción . Había otras representaciones del drama el 11 y el l6 de junio, los dos con éxito. No es hasta el 26 de junio de 1873 que se presento otra vez, y entonces por la compañía del eminente actor español José Valero y su esposa Salvadora Cairón. Desgraciadamente no gustó al público, com.puesto por españoles residentes en México e hispanistas "que sólo encontraban bueno lo que traía el sello español, ni a la crítica, que desaprobó a Valero ... por haber 70 elegido para la función de gracia a la notable actriz espanola la obra de un poeta mexicano". 11 La carta que Acuña escribió a su amigo Peza, referente a esta función, demuestra el entusiasmo y el afán del poeta de ver representado su drama }Jor tan famosa compañía. También tiene alusiones interesantes a sus coetáneos a quien " -12 • el llam.a por apodos que Peza explico Hermán 0 Juan No falte s el ensayo de mi drama. D. Josc^ [Valero] le ha o f r e c ido al maestro [Alt am.ir ano ] poner sus cinco sentidos en la ejecución de cada escena. El Doctor [Manue 1 T e r e dol, según me dijo Facundo [Cuellar], hará ].a eró •1 i c a del estreno y A.gustín rCuencal leerán unos lá que te llevaras a Calibán [Baz1, y que versos : ^^'^ le p i (1i e a a s su opinión en reserva, para que luego desEstoy nervioso y sin embargo no cubri r m.e e l secreto. tengo ir.. !L G CI O 5 porque Salvadora y Juan [Cairón y Reig, actore si han de salvar la obra. ... Manuel Con el fracaso de esta función. Acuña sufrió uno de los golpes más am.argos de su vida. Unido a los engaños de sus amores y sus estudios, se adivina lo que podía llevarlo al bordo del suicidio. En retrospecto, parece que el drama no gozó tanto éxito como se ha referido antes, aunque varios críticos modernos repiten que el estreno el 9 de mayo fue recibido extraordinariamente por el público, Al contrario. Castillo Nájera, con su obsesión de discreditar a otros biógrafos, negó que el drama tuvo éxito: "Estimación final: la noche de la reprise. Acuña no fue aplaudido ni laureado; Cuenca guardó sus versos para otra oportunidad que nunca se presento „13 71 Había otras representaciones del dra.ma el 2$i de septiembre de l873 en Toluca y otra en Puebla durante la vida del poeta. El 28 de mayo de l875 vio la función póstuüua en Saltillo, a la que la familia del poeta asistió. El próximo a.:o fue dedicado un teatro llevando su nombre, que se incendio en agosto de 1902. Después, se erigió un bello m.onum.ento en su honi-a en el parque principal de Saltillo. En las c eleb:-ac i one s del Centenario de Acuña, el 26 de agosto de 19^9, se estrenó una nueva producción revisada e i^knovada de El pas a do bajo la dirección de Salvador Novo. Entre los convidados fue la anciana hermana de Manuel que vivía todavía. La misma pieza fue presentada en México el 23 de octubre de 19^9 por el Instituto Nacional de Bellas Artes. CONCLUSIÓN Para mejor comprender, evaluar y apreciar la vida y la obra de Manuel Acuna: " ... el poeta do su siglo, el hombre más típico del Romanticismo mex i c ano"-'", se lo ha colocado en el México de su t-empo, rodeado por sus coetáneos, todos influidos por el romanticismo impoi'tado de Europa y su progenie mexicana. Se ha delineado la vida del poeta cuanto posible, demostrando las influencias literarias, sociales y políticas qn.e produjeron este distinto y célebre poeta romántico de ::éxico y del mundo. Se han comiparado su vida y su obra como factores entretejidos. Ya se ha aiseutido el movimiento político y social que brote en los países del m.undo en el siglo XVIII después de las Revoluciones en Francia y en los Estados Unidos, y el tem.or a la guerra que Napoleón quiso llevar a cabo para apropiarse del trono español, paralizando todo el continente. Esta insurrección fue una acción sustentadora a las protestas de la gente de los países del m.undo, especialmente la de los Estados Unidos, de Francia y de España, que exaltaban al individuo y su derecho de vivir en libertad. Este clamor in- dividualista produjo el ambiente desasosegado que se transformó en una reacción centra los valores y preceptos aceptados, tanto en lo literario como en lo social y lo político. En Inglaterra, en España y en Francia emergieron las características que introdujeron el llamado romanticismo, un 72 73 moviiiiento literario en contraste con el clasicismo tradicional que dominó la literatura del período. Los escritores de la época reaccionaron contra las restricciones de la escuela neoclásica y renunciaron la necesidad de seguir los modelos clásicos, comenzando a modificarlos según su propio gusto. Sus obras se di fundaron por un nuevo rasgo subjetivo: "el romántico yo" en que la pasión del hombre fue la raíz j u s t i i^ i c a n t e . En las últimas décadas del siglo XVIII y las primeras del siglo XIX, los escritores mexicanos abrazaron los preceptos neoclásicos hasta que los poetas de la Independencia, siguiendo el ejemplo de los poetas españoles, Espronceda, Quinitana y Cienfuegos; los franceses, Hugo, Vigny y Musset; los ingleses, Byron, Scott y Young, eomenzai-on a escribir r^">•, oL-ras de tono lolitico. En 1830, aparecieron les principios del m.ovimiento romántico mexicano. Los precursores continu- aron a incitar a los románticos europeos pero la mexcladu ra de lo indígena y lo español en el temperamento de los mexicanos causó la distinta cualidad miestiza por la que la literatura mexicana se diferenció de la literatura mundial. También se ha referido al trastorno político, social, religioso e intelectual que existió después de las gue.rras de la Independencia, comenzando en 18IO y continuando por las luchas de la Reforma hasta I876. En este ambiente agitado se han situado a Manuel Acuña y a sus contem.poráneos , incluyendo la generación mayor que formó la primera etapa del Ih movimiento romántico: Prieto, Ramírez y Altamirano--los dos últimos maestros que enseñaron sus actitudes escépticas, ateístas y positivistas a los jóvenes de la segunda etapa: Sierra, Peza, Flores y Acuña, entre varios otros. Se ha trazado la vida del poeta Acuña, desde sus principios en una familia religiosa, de recursos modestos en Saltillo liasta su llegad-i, a la Capital en I865 para seguir los estudios preparatorios y médicos. el resto de su vida corta. Estudió y vivió allá Sus obras y sus cartas familiares muestran la vida desolada, vacilante y angustiosa que existía durante casi toda su estánci a en México. Se han observado los sucesivos encuentros amorosos que contribuyeron a su descontento de la vida actual; su desesperanza ante las condiciones sociales y políticas que lo circundaron; su temor del mas alia; su fe vacilante en la existencia de Dios o en la inm.ort ali dad del alma y, al fin, su aceptación de las doctrinas positivistas en que Dios está reemplazado por la Ciencia para crear una vida progresiva. Casi la producción entera de Acuña se limita a sus poesías que inundaron la prensa de su época. han conservado en las obras coleccionadas: Además, se un drama, El_ pasado (I87O), dos artículos reproducidos de diarios. La fe — (1869) y Amar y dormir (1869); su prologo al libro Gerardo (Historia de un jugador), escrito por Vicente Morales en 1873, y su epistolario escaso. Tal vez Acuña no escribió má s, pero parece incongruo por tres razones notables: 75 Inanuel tuvo el ávido afán natural y literíirio de prod\icir y de ver publicadas dad lamentable manos; las frutas de su labor; sufrió la necesi- de sostenerse y de reforzar sus medios pecu- colaboi-o en varios dia.rios y revistas que se han mencionado y fue redactor o fundador de algunos. sorprende q\e tan pocas piezas do prosíj se pubJicaron. Se in-esentó otro artículo ene no ha sido nado. A s í , se Apareció en • a S-ombra de Guerrero coleccio- (el 29 de noviembre de 1 8 7 2 ) , pt2-iodico del que Manuel fue un ]-eüactor y tituló ^2 la instrucción , en que él s e a a 1 a la i r::p o r t an c i a La niñez y de instruir al niño para lograr el progreso de la patria. Es otro ejer^plo de la doctrina positivista en la obra del poet a. En adición, en El Por^-^enir, el folleto de la Sociedad Filoiátrica y de Beneficencia de los alumnos de la Escuela de Medicina, se encontraren mente científicos médicos: cuatro artículos pura- que Manuel presentó durante estudios A.rte de formular, '/ i r u e 1 a , Cavida. d cé f alo- ra qu i di ano y Fenómenos y general. químicos de la respi:^aci6n pulmunar Estos estudios no tienen ningún interés lite- rario pero son parte integral de su vida y a su t emperamient o y su actitud contribuyeron escepti ca, ateísta y mia- terialista, que a su turno influyeron tratado sus su obra, lo que se ha detalladamente. Al fin de una existencia infeliz, melancólica. m órbida y sin esperanza, Manuel sucumbió a los dolores de 76 su vida: la penuria de su existencia; la nostalgia de su familia y su depresión a la muerte repentina del padre, sin volver a verlo desde salió del hog.ar hace seis años; sus amores fracasados o nunca realizados con Laura, Rosario, Ch... y posiblemente otra., mujeres ignoradas u imaginarias; su fascinación tei.erosa y dudosa en cuanto a Dios y la antevida; sus estudios ia.completos por 3-azón de la debilidad de su salud; sus actitudes basadas en los estudios médicos que resultaron sus convicciones materialistas y positivistas-todos o algunos se unieron hasta el punto de arrojarlo en los fon.dos de wna melancolía de la que no había fuga sino en la muerte. Y no podía esperarla; tomó su propia vida, envenándose antes de cum.plir sus veinticinco años. Después del suicidio de Acuña, sus amigos, los críticos del período y la gente que sólo lo conoció y lo amó por sus poemas, escribieron una infinidad de cartas, artículos y elogios de su talento y su obra, lamentando la acción del suicidio y la pérdida de un joven poeta, m^uerto en la flor de su edad y de su promesa de gloria, tanto en la literatura de su país como en la del mundo. Através de los años su memoria se ha perdurado y su prestigio se ha aumentado a pesar de la producción limitada de su labor y los obvios defectos literarios ocasionados por su desarrollo abort ado. Siempre se han analizado la obra y la vida del poeta :on el intento expreso de señalar que su obra fue un reflejo 77 auténtico e innegable de sus propias experiencias, sus propios pensamientos, sus propias actitudes y emociones. Por su producción entera, se ha seguido la vereda desviada, fluctuante y atormentada que, al fin, lo llevó a su autodestrucción como ].a única solución a su existencia frustrada e insufrible. No gozó de una vida tranquila ni hermosa, aunque de vez en cuando fugazamente centelló la esperanza de lograrla. Fue como si la fuerza del sino había conspirado para que nunca se realizaran sus ensueños de una vida de frui ción. .--'veuña nunca alcanzó su sueño anhelado de gloria durante su vida, pero sus versos "En la apoteosis del actor i-:erced Morales" aplican tanto a él mismo como a quien se escribieron y, posiblemient e le darían alivio a su vida frustrada y angustiosa. Es un epitafio digno de los talentos excepcionales del poeta: ¡Muerto, reposa en paz! y si en la fiebre de tu am.bicicn y tu querer fecundo soñaste con un mundo más risueño que este pequeño y miserable mundo; si astro que cruza la extensión vacía soñaste con dejar escrito en ella algo como la luz que en ti vivía para hacerte inmortal con esa huella, tu sueño está cumplido. ..tus cenizas ya no son más que escoria; pero el azul radioso de tu patria cuenta otra luz, la luz de tu memoria. A su muerte prematura, Manuel Acuña dejó en los anales de la literatura de México y en los del mundo, su huella--a veces geniosa, a veces exagerada o defectuosa. 78 pero siempre inspirada, conmovedora, inolvidable--como él mismo quería: Ved la sencilla historia que os ofrecí contaros, acaso os entristezca, pero l^. dejo asi; adiós, adiós, ya parto; me atrevo a suplicaros que la leáis a solas y os acordéis de mí. ("Historia de un pensamiento", l873) NOTAS INTRODUCCIÓN dosc Luis Martínez, ed., Cnorfi_s_ de Manuel Acuña. Poesías, teatro, artículos y cart as .'" " Co.l e c c ion de Escritores I-.exicanos, LV (México: Editorial Porrúa, I965), X \' i - x \ i i . t c r n a n a o Gut :: er?-ez , e d . . P r ó l o g o de M a n u e l A c u ñ a : FE^^ £ _ Ü ? - ^ 5 E 1 L £ •E^^^BÍas ( E a i- c e 1 o n a : E d i t o r B r u g u e r a'.. 1 9 6 5 ) , P a r. . l> . CAPITULO I Ángel Q e 1 Río, Ei'storia de la literatura e^spañola, IT (Eev York: Hclt, Rineñart and w'inston, I963), 9E. o ^Ibid . , pág. 102. 3 . _, GuillermiO Eíe.z-Plaja, Introduce:'ón al estudio del romántica ":::c esrañol (Madrid: Espasa-Calpe , S.A., 1942), pág. 20, citado por Jeannine Elizabet?i Hyde, Manuel .Acuña, romántico positivista (tesis, la Escuela de Verano de la Universiaad Nacional /.utónoma de México, 1957), pág. 2. Ibi d. , pags. 8l~82, citado por Hyde, pág. 3. Luis C. Urbina, La vida literaria de México y la historia literaria durante la Guerra de la In d e p e rx d ene i a . Coleccic:. ae Escritores Mexicanos, XXVII (.México: Editorial Porrúa, I965), 95Nina Lee VJeisinger, A Guide to Studies in Spanish Amierican Literature (New York: D. C. Heath and Co., I9U0), pág. 32. líarcelino Menéndez y Pelayo, citado por María del Carmen Mi lian. Literatura mexicana (México: Editorial Esfinge, 1963), pág. lUO. o I'^aria Edm.eé Alvarez Z., Literatura mexicana e hispano a.m.e r i c an a (México: Editorial Porrúa, I961), pág. 2^5. o Carlos González Peña, Historia de la literatura mexi cana (México: Editorial Porrúa, 1 9 5 ^ ) , pág. 219. 79 80 10, E. Hermán Hespelt, An Outline History of Spanish Ame£3_can Literature (New York: F. sV Crofts and Co. , 19^11), P^gs. ^iS-li6. 11 González P e ñ a , pág. 220. CAPITULO II José Rojas Garcidueñas, M:.,;.uel Acuña, poeta y hombre de su ti-r-mro, núm. 217 (México: S':^ cret ar.í a de 'Educación P ú b l i c a , 1 9 ^ 9 ) , pág. V. 'Vito Alessio Roi.^lt s , citado por Francisco Castillo E á j e r a , Manuel Acuña (México: Imprenta Porrúa, I 9 6 1 ) , nágs. 113-11^. ^Ilanuel A c u ñ a , Obras ; Poesías, teatro, artículos y cartas. Colecci.''n de Escritores Mexicanos, núm. 55 (.México: Editorial Porrúa, I 9 6 5 ) , pág. 367. Todas las citas siguientes de la obra de Acuñ-.i vienen de esta edición. 1., Enrique de 01ava.?'ria y Ferrari, Reseña histórica del teatro en !'éxico (l-ñéxico: Biblioteca Porrúa, 1 9 6 1 ) , pág. £73. Rojas Garcidueñas, págs. vii-viii Gonzélez P e ñ a , pág. 219Encicloyedia cultural unión (México: Editorial Hi sp ano-Amieri c ano , 1 9 5 7 ) , pág. k9 . Tipográfica o Rojas Garcidueñas, pág. viii. José Lcnez-Portillo y Rojas, Rosario la de Acuña Librería E s p a ñ o l , 1 9 2 0 ) , pág. 63. (M exic o: 10 Juan de Dios P e z a , Me morías., reliquias y retratos B o u r e t , 1 9 0 0 ) , págs. 1 0 6 - 1 J . 2 . (í[éxico: 11. •Rojas Garcidueñas, pag. xi 12 Ibid. """^Eduardo L. F u e n t e s , Laura la de Acuña. Colección de Escritores Coahuilenses, nüm. 17 (Saltillo: sin editor, 1 9 5 9 ) , pag. 29. 81 Armando de María y Campos, Manuel Acuiia en su teatro (México: Compañía de Ediciones Populares, 1952), pag. 23. Carmen Toscano, Rosario la de Acuña (México: Talleres Gráficos de la nación, 19)i8T, pág. Zh. 16 Castillo Nájera, pág. ikh . 17 José C a ^'. t i 1 1 o :/ '^" i ñ a , I'' rec'uerdos Imprenta Rebollar, 19Í^l), págs. 18 (México: hZ'~'"27Pr. Gregorio Orive, citado por Castillo Nájera, pág. hl. 10 'Arman, do de I-aría y Campos, "El teatro". Novedades (Saltillo: E 6 ue agosto de 19^9), pág. 10. ^•^Peza, pág. 77. 21 Xavier Serondo, "Manuel Acuña", El Heraldo del Norte (Saltillo: 28 de agosto de 19^>9), p ^ . 10. 22 X a v i e r P a r d o , " n u e s t r o hom.enaje a M a n u e l A c u ñ a " , El i^eraldo d e l N o r t e ( S a l t i l l o : 28 de a g o s t o de I 9 U 9 ) , p á g . D' 23 Peza, págs. 78-79- 2k Rojas Garcidueñas, pág. xv. 25 Osear Flores, "Rosario de la Peña y Llerena", El Heraldo del norte (Saltillo: 28 de agosto de 19i^9), pág. 12. 26 Rosario de la Peña y Llerena, citado por Castillo y Pina, págs. 225-226. ?T Rosario de la Peña y Llerena, citado por Carlos G. A.miézaga, Poetas mexicanos (Buenos Aires: Imprenta Pablo E. Coni e Hijos, I89Ó), pág. 202. Toscano, pág. 88. lona: ^^Juan de Dios Peza, Obras de Manuel Acuña (BarceMaueci, 191I), págs. 8-9Amézaga, pág. 200. ^''"López-Portillo, págs, U8-1+9. 32 Peza, Obras, pág. 15- 82 33 Gregorio Orive, citado por Hyde, pág. l4Í^. 3k José Marti, La clara voz de México (México: Imprenta Universitaria, 1953), págs. 2")í 9 - 2 5 O . 35 36 Ignacio Ramírez, citado por Peza, Obras, pág. 12. Justo Sierra, citado por Castillo Nájera, págs. 188-189. Juan de Dios Eeza, El Radica.! (México: diciembre de l 8 7 3 ) , pág. 27. 12 de Agustín F. Cueíica, "In aeternum vale", citado por Castillo Na;era, pág. 193. 30 'Anónimo, "La Gacetill-a: 'Manuel Acuña'", El :: o n i t o r E e - ub 1 i c a n o (México: 9 de diciembre de I873), pág. 3. ko bre ^ . A n ó n i m o , L a V o z de M é x i c o ( M é x i c o : 19 de d i c i e m de 1 8 7 3 ) , c i t a d o p o r R o j a s G a r c i d u e ñ a s , p á g . x x i . lil. r e za- , O b r a s , p á g . 16 . k2 ar Fernando Soldevilla, Poes 1 a-s de Manuel Acuña Librería de Garnier Hermanos, 1895), pág. vii. ii3 Am.ézega, p á g . 191. Ma.nuel P l o r e s , " T r i s t e Revi stas (México: r e c u e r d o " , R e v i s t a de 9 de diciembre de 1923), pág. 32. Julio Jiménez Rueda, "El centenario de Acuña", Revista de Eevistas (México: 28 de agosto de 19^9), pág. 7CAPITULO III González Peña, pág. 219. ^Amado de los Ríos, "Manuel Acuña, poeta del amor y de la muerte". Hoy (México: 3 de septiembre de 1 9 ^ 9 ) , pág. 22. 3 ^ ^ Martínez, pags. xv-xvi . López-Portillo, pág. 25. 83 Jorge Manrique, "Diciendo qué cosa es amor", ^__ntolo^ía general de la literatura esna?iol.a, ed., Ángel del Rio, 1 Cíev York: Nolt, Rinehart and Winston, I960), pág. 130. 6 Rojas Garcidueñas, pág. xi. Laura Méadez, "Adiós", citado por ñyde, pág. 60. 8 Acuña, citado por Peza, Memorias, pág. 111. 9 J ' a r c e l i i - o Menér.dez y P e l a y o , " P o e s í a h i s p a n o a m e r i c an a : M é x i c o " , C E^-^a s_^_oj.;. J o t a s , X E V11 ( E a n t an de r : A l du s S . A . d e A r t e s G r á f i c a s , l^^lc), I56. 10 Gustavo Adolfo Eécquer, R i r a. s y leyendas (México: El Libro Espaa.ol, sin fecha), pág. lo". 11 Ibid., pag. 28. 1: José Em.ilio Pacheco, La poesía mexicana del siglo XIX (i'éxico: Empresas Editoriales, I965), pág. 258. pág 1?. Rosario de la Peña, citado por Castillo Nájera, 125. ll Lopez-Poi'tillo, pág. 9 ' 15 Menéndez y Pelayo, Obras, pág. I56. lé José Asunción Silva, "Nocturno", Antología de poetas m.odernistas hispanoamericanos , ed., Homero Castillo (Toronto: Blaisdel.i Eublishing Com.pany, 1966), pág. 122. 17,Castillo Eajera, pág. 82. 18 Peza, Obras, pag. 10. 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"Sueldos a Manuel Acuña", El Búcaro I. Méxi co: (27 de abril de l873). APÉNDICE *LA NIÜEZ Y LA INSTRUCCIÓN La enoca de la niñez podemos decir que es una época de transición. Durante ese p^-ríodo, la materia, los sentidos, van dejando de ser unos órganos puramente fisiológicos, van dejando de funcionar a'L sladament e, para convertirse en los instrur.entos de la inteligencia, para reunir sus diversas iiapres ior.es , y dar un resultado, el juicio, que sobre la gran criatv.ra, es como si dijéramos, el sello de su dest i Ti o y de : u esencia. Entre el aniaial y el hombre, el término medio está establecido por el niño. En los contornos del que acaba de nacer, hay mucho de los contornos del primero, y mucho de los contornos del se,a un do. asta despojarse por un momento de la venda del cariño como padres, para convencerse de que en el instante de brotar al mundo, la única diferencia entre el fruto de una mujer, y el de una fiera, es el origen. Manuel Acuña, La Sombra de Guerrero (México: 29 de noviembre de 1872), págs. 1-2. Reproducido con la ortografía del periódico. 102 103 Esta diferencia es por sí sola suficiente para colocar al primero un grado mas arriba que al segundo: pero no lo bastante para autorizarle á tomar su lugar definitivo. En la escala de la gerarquía animal, el niño ser colocado en el desca.nso; allí donde acaba el podría irracional na:^-a e mpezsr el ho¡:Enre ; allí donde la materia cambia de noi.ibre para 11 ai,; ar se una int eli gene i ;i . Pou.r.a decirse que el niño es una alborada. Ena tregua entre la luz y las tinieblas; un pai-éntesis entre la noche y la mañana; un botón. Un niño es un hombi-e con esta condición, ^ J E _ ^ , ^ • El 2:iedio para acordar este plazo que puede ser indefinido es la iniSt ruc ci on . E s t a , y no la edad, es la que nos coloca en la pocision (sic) de nuestros derechos y de nuestras preemi- nencias . Am.ont onem.os demasiadas se llama una frente tado: som.bras sobre ese cielo que de ci.nco años y tendremos este resul- la noene eterna, ó lo que es lo m i s m o , la ignorancia. Hagamos de la escuela el invernadero queños capullos resultado: de esos p e - que se llaman n i ñ o s , y tendremos los botones este otro abriéndose y anticipándose á la luz. En ese b o s q u e j o , en ese cuadro á m e d i a s , la instrucción es la que dá el último toque. 10Í4 La mano nos impide tenemos que hacer á la levanta ese velo la c l a s i f i c a c i ó n que ]^or un exacta del instante animal que vista. La que v i e n e La que a justificar el homo sapiens de Lin.neo. que viene v^ien.e á c o n v e r t i r á vnvolver al b u s t o en ídolo con la e s t a t u a , el r o p a j e La niEez es la e s p e r a n z a , la n i ñ e z Hacer ella una de la es el la divinidad. (sic) m.?.:iana . al dado aquí á la ha recibido dadera y del la iiaportancia que i n s t r u c c i ó n ; de el cultivo asegurarle aquí en t o d o s el i n m e n s o los un sol tiemnpos desarrollo de esa p l a n t a , cuydt f r u t o form.a e u c a r í s t i c a de D i o s , se que es la v e r - es d e c i r , de la libertad progreso. Esa tierra llaraa la v i r t u d , un a n t o r c h a , es porvenir. De ha de solo co l o c a r á que que instrucción. El maestro de e s c u e l a ascensión que se l l a m a la p a z , que se llamea el p o r v e n i r , no t i e n e c a m i n o , la La dad, mas prometida á esa cuestión c i m a que de t i e m p o , es á la p a l o m a en al n i v e l de v u e s t r a s manos. no debe mas que es su iioisés. Convertid El progreso se se c o n s i d e r a cuestión de la felici- alas. á g u i l a , y lo i m p o s i b l e contentarse con destruir. se 105 Aniquilar á la tiranía es bueno, pero es mejor iluminarla. Romper la vendaval sublime; dar la luz es mas sublime todavía. La cuestión no es de^^ribar el templo; la cuestión es convertirlo en acadei-iiu. En Mexicc^ hemos hecho mucho; pero aun es mucho mas lo que nos falta por hacer. Eso que iiOS falta por hacer, es educar á la niñez, es cultivar el te:'reno, en el que á costa de tantos sacri1 ,-* -» *^ s he:..os arrai.cado la maleza, es comipletar nuestra obra. es realizar el ideal de nuestros ensueños y nuestras esper anzas. Detenernos aquí, seria tanto com.o renunciar al premio de nuestro trabajo, seria confesar nuestra debilidad y convertir en estéril la semilla fecunda de nuestro porV e i'i i r .