Subi.iitted to the Gradúate Faculty of Texas Tech University in Partial

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EL ROn.AiíTICO MAMUEL ACUfíA:
UNA SINTEÍ^IS
DE SU VIDA Y OBRA
by
RUTH OVERTO?J
CARLOCK ,
B.A.
A THEL-;lb
IN
8PANISH
Subi.iitted to the Gradúate Faculty
of Texas Tech University in
Partial Fulfillment of
the Requirements for
the Degree of
MASTER OF ARTS
/n
Approved
Deceííiber,
1971
f^),^(/ÍOH
AJO. 190
C-Op. TJ
I. OTA
PRELIMIIJAR
Dedico iri obra con especial cariño y gratitud a mi
marido y a mis hijos por su paciente y perseverante apoyo
moral.
Adem^as, quiero expresar mi agradecimiento a los
profcoores y condiscípulos que tanto me han animado en la
realizaci''n de este emüeño.
11
IliDICl'^
PAGINA
CAPITULO
NOTA
ii
PRELIMIIJAR
1
INTRODUCCIÓN
El, FO'^DO I l i r . T O í i l C O
ROi;/.NTICISMO
I3Eh DESARROLLO D]:;L
EN MÉXICO
3
II
LA VIDA
DE MANUEL ACUÍíA
13
III .
LA OBRA
POÉTICA
33
IV
LA OBRA
DRAMÁTICA
65
CONCLUSIÓN
72
Í:OTAS
79
BIBLIOGRAFÍA
86
102
^v:EN^ICI:
111
INTRODUCCIÓN
Su gloria, grande o pequeña, radica
en haber ... poetizado sobre sus propias experiencias vitales, las que le
dolían y las que lo exaltaban, en
lugar de haberse impuesto temas artificiales o repetir simplemente.las
convenciones retoricas en uso.
José Luis Martínez
Precisamente estos preceptos de Martínez orientarán
los propósitos de este estudio:
poner en correlación la
vida de Manuel Acuña con su obra; demostrar que su obra y
su vida son extensiones o prolongaciones
correspondientes
la una a la otra; y situarlo en el México de su tiempo, en
el ambiente caótico después de la Reforma--en un México
cargado de tensiones, dudas, inquietudes, indagaciones
científicas y sociológicas.^ que enseñarán el camino del
escepticismo y del materialismo al joven poeta, miotivando
sus pensamientos, sus actitudes y acciones, y, en particular , sus obras.
Primero, se examinará brevemente el movimiiento
romántico, con el proposito de enfocar a Acuña dentro de
las vigentes corrientes intelectuales y literarias de su
época, incluso las principales sociedades literarias.
Luego,
se interpretará rápidamente su vida, prestando atención a las
causas de su suicidio casi en plena realización de su triunfo
poéti co.
Se considerará detalladamente la producción literaria de Acuna dentro de la corriente romántica de la litcraturíi mexicana, buscando manifestaciones de los modelos
nacionales e influencias extranjeras del romanticismo
europeo en su obra.
Se demor.trai'án sus contribuciones a
la literatura de 'Aexico
y su influjo sobre los escritores
subsiguiente?, intentando colocarlo en su puesto merecido:
I'anuel Aciula, el poeta mexicano más popular, m.ás
leído y más adrairado, ha hallado en su patria después
de su m.uerte todo el amor que no tuvo en la vida. Y
puede decirse que ya no pertenece única y exclusivamente a México, porque e-1 igual que el colom.biano
Silva, tan t r í'gi cament e ir.uerto como el, es el poeta
romántico de Hispanoamérica.
CAPITULO I
EL FONDO HISTÓRICO DEL DESARROLLO DEL
ROMANTICISMO EN MÉXICO
Hay estrecho vinculo entre lo político, lo histórico y lo literario en la gestación del movimiento romántico--una trans f orm.ac i 6n del pensamiento y del gusto en que
casi toda Europa participa.
Para nuestro proposito, el
roTianticismo de Inglaterra, de Francia y de España basta,
por su influencia sobre la literatura hispanoamericana, y
la de México, en particular.
En Inglaterra, el movimiento se manifiesta con
tono político, social y literario.
Las Revoluciones en
Francia y en los Estados Unidos exaltan los derechos del
individuo y los escritores de Inglaterra abrazan estas
actitudes.
En la literatura, lo misterioso, lo exótico
y lo maravilloso son las fuentes para la inspiración
lírica.
También, la imaginación y la naturaleza se con-
vierten en elementos básicos del poeta y lo orientan
hacia un mejor entendimiento de sí mism.o.
La obra Lyr i c
Ballads, publicada anónimamente en 1798 por Wordsworth y
Coleridge, señala la aurora del romanticismo inglés.
En Francia, el movimiento sigue la Revolución con
implicaciones políticas y sociales.
También es una re-
acción contra el neoclasicismo y hacia las letras españolas
Los románticos franceses exaltan al individuo y sus
derechos; su única ley es la libertad.
Rene, la obra de
Chateaubriand, publicada en l802, inicia la nueva corriente.
El exilio a Francia en 1823 de algunos de los escritores de España, marca el comienzo de la evolución literaria
del romanticismo español.
En Paris vive Martínez de la Rosa,
que será el primer romántico español, y en el sur pasa la
ultima etapa del destierro el Duque de Rivas, que escribe
El m:oro exiopíto, el primer poema narrativo del romanticismo
español.
En España el romanticismo es una reacción contra
la tradición importada, el misir.o neoclasicismo francés.
Las
Odas de quintana (1772-1857)? son románticas en la pasion-contra la tiranía y en defensa de la libertad y el progreso:
"Canta a la ciencia como fuente de la liberación del
hombre •
En l828, se publica el Di s curso de Agustín Duran,
el que suele considerarse el "manifiesto" de la escuela
románt i ca:
18?^ es el ano decisivo: vuelta de los emigrados.
Estreno de La con.íuracion de Venecia y el ]•']acias de
Larra. Publicación de El moro expósito de Rivas. Con
el estreno de Don A.lvaro, 1835, queda consagrada oficialmente la nueva escuela.
El rom.ant ici smo brota en estos tres países, y en
otros, durante casi el mismo periodo y por razones iguales:
"El Romanticismo surge de las reacciones militares que se
oponen al cuna imperial unificador; es el grito de los que,
siendo dispares, exaltan el derecho a ser distinto, a
escapar al modulo uniforme".
Este grito de individualismo
crea el clima propicio para el romanticismo; la pasión en
el hombre sustenta el movimiento.
No puede exagerarse la importancia del cambio en el
pensar y el sentir del hombre:
jetivo.
Del "yo
va de lo objetivo a lo sub-
roi..ántico brota la característica más
radical del movimiento.
h
En sus esfuerzos a escaparse del
mundo angustioso, el romántico explora todas las posibilidades de la natu3-•'.le;: a:
la vida solitaria, la meditación
sobre el universo; la búsqueda de las respuestas a las preguntas se:!ipiternas de la vida y de la muerte y, finalmente,
la preocupación por la muerte de la cual nadie escapa.
Esta
insatisfacción personal de la vida se presenta en la agitada
época política de los países del mundo, incluso México, y
parcialm.ente explica el desarrollo del romanticismo.
Antes de la llegada del romant i ci smio europeo, prevalece en la literatura mexicana el neoclasicismo, imiportado
de Europa en el siglo XVIII.
La lírica de esta época no es
sino una imitación de los modelos clásicos:
se traduce y
se im.ita extensivamente a los romanos y griegos y, además, a
los españoles neoclásicos.
poesía del periodo.
Tres frailes contribuyen a la
El padre José Manuel Sartorio (17U6-
1829), jesuista muy dieciochesco, llega al nivel más alto
en sus himnos de amor sacrosanto y en discursos a la Patria.
El fray José Manuel Martínez de Navarrete (1768-I809), un
franciscano, es el más importante de los poetas neoclásicos.
Su obra contiene versos eróticos semejantes a los de Sor
Juana Inés de la Cruz y él representa la transición entre
el neoclasicismo y el romanticismo, como el padre Anastasio
María Ochoa y Acuña (1783-1833), el poeta más correcto del
tiempo.
Del grupo de la Independencia se destacan tres
poetas.
Francisco Manuel Sánchez de Tagle (1782-I8U7)
de si mism.o:
dice
"El amor y la miclancolia me hicieron poeta". 5
Se le considera otro de los antecesores del romanticismo
m,exicano.
Andrés Quintana Roo (1787-I85I) f; e s más político
que poeta pero inicia la poesía cívica con su "Oda al I6 de
septiemEcre •
Francisco Ortega (1793-l8ii9 )e5 poeta que canta
la causa suprema de los poetas del tiempo, la de la Patria,
y, además, la religión y el amor.
El romant i ci sm.o europeo, con todas sus manifestaciones de exaltación, libertad e individualismo, llega
durante el período de agitación que sigue las guerras de la
Independencia (18IO-I821).
México se halla penetrado por
nacionalismo después de las luchas civiles que duraban hasta
1876.
La gente y los representativos del gobierno buscan
los medios de librarse de los vestigios coloniales.
Los principios del romanticismo aparecen en esta
contradictoria escena política, social e intelectual, y
encuentran campo fértil para el desarrollo literario:
The melancholy strain which is indigenous in all
Mexican literature, because it is innate in the
Mexican temperament, together with its unsurpassed
heritage of legends and history, offered a fertile
field for the flourishing of romanticism.
7
Se a c e p t a n
féTcilmente a l g u n o s a s p e c t o s
románticos:
el sub
jetivismo, el pesimismo y la duda en lo espiritual; la reacción contra el neoclasicismo y la renovación del lenguaje
en la forma; la historia, las leyendas, el patriotismo y la
libertad en IOL-. temas.
El tema patriótico es el resultado
natural de las luchas, y las hazaíias de los héroes de la
Revolución ofrecen una fuente amplia a los escritores inspirados .
Ya se había aceptado el romanticismo inglés con traducciones de las obras de Byron, Scott, La elegía en el
cemienterio de nn? aldea de Gr ay y The Complaint , or Night
ThoucE.t s , escrito por el mediocre poeta inglés Edward Young,
el que gano popularidad sorprendente.
La lectura y la tra-
ducción de los románticos franceses, Hugo, Dumas, Vigny y
Musset, se multiplicaron.
Después, las producciones de los
rom.ánticos españoles, Espronceda, Quintana, Cienfuegos
y Rivas, influyen directamente.
Se consideran los principios del movimiento mexicano cerca de I83O, y a dos poetas-dramaturgos entre los
primeros románticos.
18^15)
Fernando Calderón de Beltrán (1809-
escribe imitaciones de los románticos españoles.
Ignacio Rodríguez Galván (I816-I8Í+2) , el líder del romanticismo en México, trata los temas nacionales.
profecía de Guatimoc;
mexicano",
Produce La
"la obra maestra del romanticismo
según Menéndez y Pelayo.
Siguen a e'stos, tres escritores excepcionales:
Ramírez, Altamirano (ambos maestros que influyen inmensurablemente a los jóvenes del tiempo) y Prieto.
Ignacio
8
Ramírez (1818-I879)
es una de las figuras principales de
las llamadas luchas de la Reforma.
El escritor más radical
de su época, representa el extremo liberalismo y proclama
una revolución política, económica, religiosa y literaria.
Sus enseñanzas ateas serán de significado incalculable en
la obra de Acuña.
Guillermo Prieto (1818-I897)
colabora
en fundar la Academia de Letrán, sociedad literaria donde
se proyectan los primeros esfuerzos por un moviriiiento puramente romántico.
Al principio admirador y amigo casi
paterno en sus relaciones con Acuña, se convierte después
en amargo rival literario y amoroso.
Altamirano (l83^-l893)tiempo.
Ignacio Manuel
es la figura de más relieve en su
Su influjo en la generación de neófitos es sin
paralelo.
Creador de la crónica, autor de novelas, cuentos
y poesía, orador elocuente, redactor de revistas y crítico
sin par, es gran admirador de Manuel Acuna, amándolo y
mimándolo come a^Ju propio hijo.
Estos tres escritores, entre otros, forman la primera etapa del rom-ant i ci smo y son miembros de las sociedades
literarias que tienen gran significado en la vida y en la
formación literaria de sus socios.
Para mejor apreciar el
impulso de estas sociedades, se hablará de dos de las más
celebradas, la Academia de Letrán y el Liceo Hidalgo.
La Academia de Letrán, fundada por Prieto y otros
escritores, tiene el proposito de leer y discutir las obras
de sus miembros, los literatos del periodo, para dar a las
9
letras un carácter propio, corregir el estilo e impulsar
las letras en general, y emancipar la literatura.
Un
critico atribuye un gran papel en el desarrollo del romanticismo a José María de Heredia, cubano que adopta la
ciudadanía mexicana y es miembro de esta academia:
" ...
el fue, no solo el primer poeta romántico de Hispanoamérica,
sino el primero de lengua española.
Su poema En el Teocalli
de CE.olula fue escrito en 1820, diez aaos antes de que en
o
España apareciera el romanticismo".
Sucesor de la de Letrán es otra sociedad, el Liceo
Hidalgo, fundada con la expresa determinación de crear una
literatura nacional.
Es el grupo literario más activo de
la segunda mitad del siglo XIX, al que la mayoría de los
hom.bres de las letras pertenecen.
Impulsado por Altamirano,
el Liceo y sus socios luchan para el nacionalismo de las
letras, tem.a constante en los diarios del periodo.
flujo de Ramírez, Altamirano^
El in-
Prieto y las sociedades sobre
los jóvenes que forman la segunda etapa del romanticismo,
es innegable.
de este grupo:
Se consideran como los más representativos
Flores, Peza y Acuña.
Manuel M. Flores (18UO-I885)
es poeta romántico
caracterizado por una exaltación casi erótica.
Sus Pas i o-
narias, publicadas en 187^ después de la muerte de Acuña,
atraen el interés de Rosario de la Peña, la musa de Acuña,
Prieto, Ramírez y otros poetas de la época.
Los amores
entre Rosario y Flores completan la leyenda romántica en la
10
que figuran los dichos inspirados por ella, como se verá
después.
Juan de Dios Peza (1852-I9IO), el amigo más in-
timo de Acuña, quien lo considera y lo llama "mi hermano
Juan", escribe sus Memori as en I9OO, que incluyen varias
anécdotas de su buen amigo Manuel.
último de los románticos mexicanos:
Finalmente, tenemos al
" ...
un poeta que en
fuerza de ser romántico, fuélo no ya en la poesía, sino en
„ 9
la vida, Manuel Acuña .
Se ha trazado la historia del romanticismo en
I>!éxico:
las influencias neoclásicas; las condiciones po-
líticas, sociales y literarias que prevalecían después de
la Reforma; los escritores principales con sus contribuciones e influencia sobre los seguidores.
Ahora, analizando el carácter distintivo del movim.iento mexicano y su desenvolvimiento de fuentes extranjeras
e indígenas, se ve que había perdurado, desde siglos antiguos, la tendencia melancólica y el ánimo nacionalista-tal vez el producto de la fusión de dos civilizaciones:
indígena y la española.
la
Precisamente por esta amalgamación
de culturas diferentes, el romanticismo mexicano es distinto
a el de los países europeos.
De las tendencias románticas,
a los mexicanos lo lírico y lo subjetivo les atraían más:
el pesimismo que se hace nacionalista y forma la inspiración
de muchas de las obras con temas de la revolución; la
melancolía y el amor fracasado; la muerte y el suicidio en
11
todas sus manifestaciones de dolor, desesperanza y medio de
escaparse de la vida intolerable.
Sin equivocarse, se
puede decir que casi todas las exageradas emociones lastimeras, adversas o negativas del hombre culminan en la literatura mexicana--no solo en esta época, sino en otras.
Cabal explicación de las razones de la fácil aceptación del romanticismo por México y sus poetas, y por otros
países hi spanoam:er i canos, fue dado por E. Hermán Hespelt:
Romanticism. seomed made to fit Spanish American
tem.perai:".ents and conditions. It stood for freedom,
for individualism, and for emotional inspiration. It
exalted nature as the source of poetic inspiration.
To the poets oí" Spanish America romanticism m.eant a
new spirit of liberalism in literature and in politics,
a spirit vnich was to find expression not only in
their works but in their lives.-'-'^
Esta evaluación es una consumada descripción que anticipa y
aplica a las obras plenamente rom.ánticas de los escritores
de la segunda etapa del movimiiento mexicano, a la que pertenece :'anuel Acuña.
Este r omianti ci smo sucumbió a otros movimientos
literarios, pero los conceptos e ideas románticos no se han
desvanecido totalmente del mundo.
El amor a los veinte
años, la exaltación patriótica, las ansiedades del enigma
de la vida y de la muerte todavía tienen raíces en casi todas
las razas, todas las condiciones sociales y todas las épocas.
La obra de este celebrado poeta romántico de México,
Manuel Acuña, aun tiene valor y sobrevive en la literatura
mundial.
Su vida y muerte prematura--se suicidio antes de
cumplir sus veinticinco años--no lo permitieron ni madurar
12
ni lograr el apogeo de su habilidad, como tampoco la potencialidad de su producción:
Su breve vida dolorosa fue como fugaz exhalación
que ilumina y desaparece; y cuando en una fecha
funesta para nuestras letras, el joven escritor de
veinticuatro años se arranco la vida, México lloro
no ya al poeta que había sido, sino al que pudo
ser.
CAPITULO II
LA VIDA DE MANUEL ACUÍÍA
Breve, sentimental, pobre, trágica
fue la vida de Manuel Acu.Ha; inspirada ^
aunque desigual, romántica fue su obra.
José Rojas Garci dueñas
La ficha biográfica de Manuel Acuida es lamentablem.ente e scasa--product o de discrepancias, especulaciones y confusión de ficciones y verdades--en las biografías tempranas:
breves datos en el Diccionario (sin fecha) de Garcías Cubas;
las llamadas Biografías (l88^) de Sosa, frivolas e incompletas; la Historia (1892) de Pimentel, una crítica injust amente amarga; las anécdotas de Peza en sus M e m. o r i a s (19OO),
escritas años después de los acontecimientos, descuidando
fechas y embelleciendo hechos por sentimiento o efecto prem editado; los Recuerdos (1919) de Castillo y Pina, también
escritos en retrospecto con pocos datos.
También hay defectos en los estudios de biógrafos
modernos:
la obra de Jarnés, Manuel A.cuña, poeta de su
siglo (19^2), muestra la aparente obsesión filosófica del
autor; la biografía que procede Manuel Acuña, poeta y hombre
de su tiempo (19^9) por Rojas Garcidueñas, tal vez es la
má s objetiva y más cerca de la verdad; Manuel Acuña (1950)^
por Castillo Nájera,
parece interesarse demasiado en
13
Il4
criticar a otros biógrafos; Manuel A c u ñ a , romántico
tivista
posi-
(19Í5) por Hyde , es el más reciente y subraya el
aspecto positivista de la obra del poeta.
En 1 9 ^ 7 , el Cen-
tenario del natalicio de M a n u e l , había interés renovado en
su vida y obra y muchos artículos aparecieron en
y p e r i ó d i c o s , especialmente
revistas
en Saltillo, la ciudad nativa.
Aun hasta la fecha del nacimiento hay desacuerdo;
varios escritores ubican
su natalicio entre el 25 y el 27
de agosto de I 8 U 9 , con el primer más aceptado
según
Vito
Alessio R o b l e s , citando la fe de bautismo:
En esta Iglesia Parroquial de Santiago del Salt i l l o , en VEINTIOCHO DE AGOSTO DE MIL OCHOCIEETOS
CUAREETA Y NUEVE, yo el infrascrito teniente de Cura,
José Manuel Flores, bauticé solem-nament e . . . y por
nombre de Manuel a UN NIÑO DE TRES DÍAS DE NACIDO,
hijo de don Francisco Acuna y de doña Refugio Narro.
El sédala la simple sustracción de 3 al número 28 que da
25 — día de agosto que debe tomarse comiO el natalicio.
A
pesar de esta cita, en la epístola a su hermana L u p e , sin
fecha, Manuel declara:
"El 27 del entrante es mi cumple-
años " .
A s í , Manuel nació el segundo hijo de los
p a d r e s , residentes
en Saltillo.
dichos
Una famiilia de la clase
media, los Acuña subsistieron austeramente aunque
su vida
fue religiosa y tranquila hasta más tarde cuando el padre
murió repentinamente.
Manuel pasó sus primeros
años en el
ambiente provinciano, rodeado por sus familiares.
Recibió
sus primeras letras de los p a d r e s , como era común en aquel
15
entonces.
Siguió los estudios secundarios en el Colegio
Josefina, escuela pública de Saltillo.
Curso allí los tres
primeros años de Filosofía.
No se saben muchos detalles de sus actividades
durante su juventud.
Su familia casi nada pudo decir:
la
madre no conservo reliquias ni memorias escritas y los hermanos no tuvieron recuerdos--la mayor sólo tenía ocho años
cuando Manuel se despidió del hogar a los dieciseis anos
para nunca volver.
Olavarria y Ferrari afirma que la vis-
pera de su suicidio, Manuel mismo destruyó muchos de sus
papeles que podrían haber explicado mucho de lo que se
ignora.
k
Ciertam.ente , él no hizo autobiografía ni guardó
notas y apenas en algunos versos aludió a cosas intimas.
Tampoco ayudaron los amigos a revelar hechos o datos:
... todos insisten en ciertos puntos y callan otros que
... creían que tal vez pudieron menoscabar o disminuir el
aprecio al amigo llorado".
La figura de Manuel queda demasiado simpleficada-ya por la carencia de detalles verdaderos, ya por premeditación de los que debían saber los hechos genuinos.
Tal vez
no hay otros datos aprovechables de la vida más que la fecha
del nacimiento y la de su muerte, el 6 de diciembre de
1873:
Entre una y otra, sus efusiones infantiles; los
primeros estudios en su ciudad nativa; su decisión de
venir a la capital en I865 para seguir la carrera de
medicina; un amor desesperado; sus juveniles cantos...
Estos lo inmortalizaron.
16
Posiblemente no puede desenredarse la leyenda
romántica de la verdad, tan intrincadamente entrelazada por
tantos años.
Hay personas que prefieran la ficción o la
conjectura a la realidad, y ellos deben alegrarse de la historia de la visita de Altamirano a Rosario después de la
muerte del poeta, en que él la culpa del suicidio:
" ...
lo que va siendo tradición, y si no es exactamente cierto,
•7
merece serlo, porque es bello y romántico".
Parece que Manuel pasó una vida tranquila a pesar
de haber nacido en medio de los años de conmoción siguiendo
las luchas de la Independencia.
Si puede creerse sus
memorias sobre su infancia y juventud en algunos versos, se
gozaba en plácidos años hogareños en el seno de su familia
cariñosa, religiosa, generosa.
torio:
Este ambiente contradic-
tranquilidad intima en la vida familiar y violento
trastorno político y social en lo exterior, es la cuna del
j oven.
Con el deseo de aumentar las posibilidades de elevarse de las condiciones económicas y sociales de la clase
media a la que pertenecía, Manuel cumplió con la decisión
paterna y salió del hogar rumbo a la capital.
Ingresó como
alumno interno en el Colegio de San Ildefonso en enero de
1865 y presentó exámenes en francés y el segundo año de
Filosofía el mismo año.
Cursó el quinto año del prepara-
torio en 1866 y el sexto en 1867.
en estos años.
Fue un buen estudiante
Terminó sus estudios en octubre de 1867,
ganando su diploma del Acessit.
17
Cumplidos los años preparatorios, se traslado a un
cuarto en la Escuela de Medicina.
Tampoco se saben las
actividades del joven en estos años.
Ingresó en enero de
1868 en el primer año, pero no presentó exámenes y repitió
la inscripción el próximo diciembre:
" . . . y no es hasta
el 28 de diciembre de I869 en que se registra como habiendo
o
sido examinado en los dichos cursos de Medicina".
Final-
mente ingresado, fue un estudiante ya distinguido, ya inconstante.
éxito.
Pasó las pruebas del primer año en I87O con mediano
En 1871, ganó el tercer premio en sus exámenes; se
lo aprobó el tercer año con calificaciones no muy altas y
cursaba el cuarto año en l873 cuando se suicidio.
Rodeado por el ambiente de desasosiego y descontento político al llegar a la Capital, comenzó inmediatamente a sentir dudas de sus convicciones previas.
De Lerdo
de Tejada y de Ramírez [que antes había lanzado su afirmación violenta:
"No hay Dios; los seres de la naturaleza se
sostienen por sí mismos" ] , adopto Manuel sus ideas ateas.
Por los libros doctrinarios y textos científicos, aprendió
sus ideas materialistas.
De estas fuentes nacen y crecen
el materialismo, el escepticismo y el ateísmo que se encuentran en sus obras.
La carrera literaria coincidió con sus estudios
médicos.
En 1868, escribió una elegía, que se ha perdido,
a la muerte de su condiscípulo Eduardo Alzúa.
publicó versos en la revista Bohemi a.
El mismo año
Impulsado por el
18
renacimiento cultural del triunfo de la República, Acuña
y Agustín F. Cuenca fundaron la Sociedad de Netzahualcóyoftl,
con el propósito de crear y defender una literatura nacional.
También Manuel y otros estudi;;ntes médicos fundaron
la Sociedad Filoiátrica y de Beneficencia, un culto a la
Ciencia en vez de a Dios.
Se aceptan, entonces, las pro-
testas de Eam.írez y su negación de la existencia de Dios.
En la revista El Anáhuac (1869) y en el folleto del
periódico La Ibe?'ia, se publicaron los estudios presentados
en la sociedad titulados Ensayos literarios de la Sociedad
Netzahualcc ygytj., incluyendo once poemas y un artículo de
Acuña.
También perteneció a la sociedad literaria mas im-
portante, el Liceo Hidalgo, y colaboró en varios periódicos
y revistas:
El Renacimiento (1869) ? El Libre Pensador
(1869), El Federalista (187I), El Domingo (187I-I873),
El Búcaro (1872), El Eco de Ambos Mundos y La Sombra de
Guerrero (1872-I873).
Manuel ocupó el cuarto trece en la Escuela de Medicina que antes había ocupado Juan Díaz Covarrubias
(l837-
1859), que prestó sus servicios médicos en la rebelión reformista y fue fusilado.
Indignado por el asesinato y, sin
duda, impresionado por ocupar la m^isma alcoba de su desafortunado hermano en las letras y en los estudios. Acuña
escribió un poemia a su martirio.
En esta habitación solían reunirse muchos de los
escritores jóvenes del tiempo, con quienes Manuel había
19
cultivado amistad.
En sus Memorias, Peza relata la re-
unión de varios amigos y Manuel, que sacó del aula de
disección una calavera y propuso que ellos escribieran ver^
sos sobre ella como si fue un álbum.
El escribió pri-
mero:
Página en que la esfinge de la muerte
con su enigma de sombra nos provoca;
¿cómo poderte descifrar si es poca
toda la luz del sol para leerte ?
Y sobre la cavidad de un ojo anadió:
"Dios y Compañía,
ópt i eos".
Siempre fue un joven orgulloso y aceptó lo menos
posible de los padres, porque comprendió su sacrificio al
enviarlo a estudiar.
La muerte inesperada del padre em-
peoró sus recursos y quedó casi en penuria en su estancia
restante, comiO una carta (sin fecha) a su madre indica:
Hace m.uchos días que he estado queriendo
escribirla a usted pero me ha sido absolutamente
imposible porque no he tenido, aunque parezca increíble ni para papel . . . ni cuartilla para los
libros del año entrante y no sé absolutam.ente que
hacer ; . • .
Por esta confesión se comprende la vida amarga y destituta
que pasaba.
Al fin, ganó una beca que sólo lo proporcio-
naba cama y comida.
Parece que su salud se empeoró tanto como su situación económica.
En otra carta a la madre (el 1 de octubre
de 1873, sólo dos meses antes de su muerte), respondió a
las preguntas de sus planes de acabar sus estudios:
20
... aunque a los principios del año estaba yo resuelto
a hacerlo en estos meses, el director Río de la Laza,
considerando el estado de mi salud, me dijo que de ninguna manera convenía que estudiara en uno los dos anos
... que más valía hombre sano que hombre sabio ...
Fue durante los exámenes que puso fin a su vida,
el 6 de diciembre.
Acaso las tensiones del período, unidas
a su estado ya desequilibrado de salud física, mjental y
moral, eran las que lo arrojaron tan hondamente a la me3.ancolia, forzándolo a la extrema acción del suicidio.
Además de actividades escolásticas, había otro
aspecto importante de la vida de Acuña, sus amores, de que
había, varios:
"Cuatro son las mujeres que aparecen ligadas
a Ma.nuel Acuña con amoroso vínculo no siempre correspondido"
:
la hasta ahora no completamente identificada
Ch...; Laura, hasta 19^9 y el Centenario del poeta, no nombrada enteramente; Soledad o "Celi" como Manuel la llamó;
y Rosario de la Peña y Llerena.
De Ch... puede añadirse muy poco a lo dicho.
Ella
quedaba en las sombras con sólo este inicial de su nombre.
Rojas Garcidueñas sugiere que es " ... acaso una novia ...
estudiantil".
12
Otros opinan que Ch... es un diminutivo
cariñoso aplicable a Soledad:
Chulita o Chole como Fuentes
la llama en Laura, la de Acuña
y también María y Campos
1^
en Manuel Acuña en su teatro.
^
y
•
Peza negó enfáticamente
que Manuel la amó, pero si no se atribuyen estos poemas a
Celi, no hay ninguna indicación de su identidad.
No ha sido
21
posible hasta hoy averiguarlo, pero ella parece haber sido
la primera de las amantes.
¿Cuál Laura?
Carmen Toscano en su mito-historia,
Rosario la de Acuí:a, dice:
"El personaje es rigorosamente
histórico, pero su idi,?ntidad fue celosamente guardada por
15
sus contemporr.!^.eos" . ^
Hay en su identidad
discrepancias
com.o las que se encuentran en lo refei-ente a Manuel.
CastilJo Nájera la llama Laura Méndez, una poetisa y amante
del poeta entre 1872-1873, quien después fue esposa de otro
poeta y amigo de Acuña, Cuenca.
Según el critico, Laura
vivió sola y alejada de su familia y amigos, dependiendo de
Manuel y reducida casi a la penuria.
Ella pidió alivio del
•íinistro de Hacienda Prieto (reputado como amigo leal del
joven), que le ofreció boletos de alimentación siempre que
ella le entregara sus encantos.
Ella rechazó las viles pro-
posiciones, comunicándolas a su amante:
"Acuña se afectó
profundamente y esta desilusión intervino como una de las
causas que lo determinaron a suicidarse".
Castillo y Pina, recontando su entrevista en 1919
con Rosario, afirma que ella describió la visita de Prieto
en que él dijo:
"Rosario, no le correspondes a Acuña, te
quiere engañar; tiene de querida a su lavandera y además un
hijo con X".
Rosario relató la visita después de Manuel
cuando ella le repitió la acusación de Prieto:
"Acuña no lo
pudo negar" y le recontó entonces la historia funesta de su
encuentro con una mujer identificada como Laura, huérfana
22
unas horas con quien Manuel "cometió un crimen" ante el
cadáver del padre muerto.
"Y desde entonces, Acuña con-
cibió la idea de suicidarse".
A causa de estas citas de
Rosario, el sacerdote identificó a Laura como esta mujer
/
.
• j 17
'
desgraciada.
Se ve por estos cuentos la mezcla de realidad, ficción y conjectura.
Sólo se puede deducir que si la Laura
del poeta fue la poetisa que después se casó con Cuenca, es
increíble que la crónica de la mujer desventurada aplicara
a ella, porque el Doctor Gregorio Orive, amigo intimo de
Manuel en la Escuela de Medicina, afirmó que fue él mismo
quien presentó a Acuña en la casa de Laura, donde se reunía un selecto grupo de escritores en tertulia. 18
Del supuesto hijo de Laura y Manuel, hay críticos
que sostienen la idea y otros que niegan tal existencia.
Citando a Porfirio Parra, compañero de Acuña en Medicina,
María y Cam.pos afirma:
"Laura Méndez fue la madre del hijo
de Acuña; el hijo de Acuña, recien nacido cuando Manuel se
arrancó la vida, vivió pocos meses.
Laura casó después con
el poeta Agustín F. Cuenca ...""-^
Laura conoció a Cuenca en una de las noches de
velorio después de la muerte de Manuel.
Ya vieja en 1917,
asistió a la ceremonia cuando los restos del poeta se remitieron de México a Saltillo.
No obstante la curiosidad
que su presencia despertó, permaneció imperturable.
doña Laura Méndez en I928.
Murió
23
Pasó por la vida del poeta otra mujer nunca mencionada por nombre en sus obras.
Al parecer, ella no fue ni
una pasión ni un adecuado tema lírico, aunque ella si
sintió un cariño profundo o, a lo menos, respeto y devoción.
Una lavandera que frecuentó la Escuela, siempre llevando su
canasto de ropa lavada o por lavar, se llamó Soledad y Peza
dice que no sabia porque Manuel la decía Celi:
"Acuña en
sus ideales, en su amor lírico, no fijó nunca sus ojos en
los negros y brillantes de Celi, que 1^ miraba con tenura y
.. u 20
re spet o .
Varias crónicas se han escrito refiriendo a un hijo
de Manuel y Celi.
Dos aparecieron en El Heraldo del Norte.
Xavier Serondo afirm.ó que conoció a la dicha lavandera,
llamada Celedonia, " ... lo que daría la clave que no encontró Peza, de porque Acuña la llamaba Celi".
También
declaro que "el chiquillo había muerto por los días en que
^
'".
Xavier Pardo escribió: "Se
sabe que el m.ism.o día en que le enterraron [a Acuña! , en-
escribió Acuña
'Nocturno
terraron a su hijo.
21
Su primer y único hijo.
La mujer en
quien lo tuvo, lavandera por entonces, le sobrevivió muchos
~
M 22
anos
.
Tratando de verificar estas citas. Castillo
Nájera descubrió que los autores ni recordaban donde consiguieron sus datos ni conocían a la dicha mujer.
Así, otra
vez se encuentran ficciones en estas crónicas del hijo de
Celi y Manuel.
2l|
Otra narración de Peza relata que después de la
muerte del poeta, Soledad costeó un monumento de piedra con
una cruz gótica de hierro y con el nombre del poeta en
letras de oro--cosa que a ninguno de sus amigos le había
occurido.
2^3
De las cuatro mujeres, se ha dejado para
^lafinal
a Rosario de la Pena, por ser la última y porque son aun
más legendarios los detalles en cuanto a ella y Manuel:
...
tan indisolublemente unidos en la mente del vulgo,
com.o en los mianuales de la literatura".
Hacia 1870, la familia de la Peña vivió en la calle
de Sarfelsabel donde los padres solían hospedar a varios
escritores del tiem.po.
Se reunían en sus salones las m as
de las noches para participar en tertulias animadas.
Cre-
cieron las dos hijas en este ambiente intelectual, y
Rosario, la. mayor, se transformó en una mujer atractiva de
considerable talento en la declamación.
Asi, llegó a ser
el alm^a de las reuniones a las que asistieron los más celebrados escritores de la época:
Ramírez, Altamirano y
Prieto, entre los mayores, y el brillante falange juvenil,
incluyendo Peza, Sierra, Cuenca, Flores y, por fin, casi
todo el Parnaso mexicano.
Rosario los lisonjeó a todos, incluyendo Ramírez,
que le regaló un álbum en que él y otros admiradores escribieron versos dedicados a su musa.
de esta dama joven.
Mucho se ha escrito
Osear Flores revela:
"En una palabra.
25
Rosario no era una belleza física, no obstante que era
irresistible a juzgar por la pasión despertada en Ignacio
Ramírez, Manuel Acuña y Manuel M. Flores".^^
Rosario y Manuel se conocían en 1873 en la casa de
otro miembro de la tertulia, Ignacio Téllez.
El poeta la
visitaba con frecuencia, atraído inmediatamente a esta mujer
que había de influirlo tanto en el poco tiempo de la vida
que le quedaba.
Siguiendo el ejemplo de otros poetas, le
dedicó su soneto "A mi buena amiga la señorita Rosario Peña".
La atracción creció hasta a mediados del año cuando él le
llevó las coronas de laurel que recibió después de la representación de su dram.a El pas ado .
llamó a si mismo:
Las unió a su poema en que
"El buen amigo que te quiere tanto".
Manuel protestaba su amor a Rosario y pidió que ella
le correspondiera, pero ella nunca lo quiso, como confesó
al padre Castillo y Pina hacia 1919:
I-'anuel A.cuña mucho me pretendió. Infinidad de
veces m.e. hablaba para que 1© correspondiera.
Continuamente m.andaba versos, libros con dedicatorias, flores,
laureles desprendidos de las coronas que le regalaban,
• • •
A pesar de todo esto, yo nunca le correspondí ...
porque ... no me llamaba la atención, no me satisfacía,
no me llenaba ^^. era un descreído, un ateo, un vicioso
... un infiel.
Rosario rechazó a Manuel pero él persistía en su
amor y hay evidencia en varios estudios que propuso que ellos
se suicidasen.
Indignada a la proposición, ella lo desairó
vehementemente, admitiendo otra razón al sacerdote años
26
después:
"Yo amaba, es cierto, a otro hombre, al único a
quien he sentido obligada por el cariño toda la vida; a
Flores ... ese hombre que no sospechaba tener un rival en
su amigo Acuña".
27
Esto no parece ser la verdad por no
haberse conocido Rosario y Flores hasta el 25 de agosto de
187^, en la casa de Alfredo Bablot.
Sin duda, en retro-
specto, su memoria la faltó, confundiendo
acontecimientos
y fechas distantes.
Manuel ya había escrito su famoso "Nocturno", que no
fue su últir:o poema como algunos críticos afirman.
declaro:
Peza
... sus amigos nos sabíamos de memoria esos
versos desde tres meses antes de aquel día ..." ^ [la víspera de su suicidio].
Rosario insistió que no fue por amor
de ella que Manuel murió.
bió:
Lo afirmó a Amézaga, que escri-
"Sus am.igos todos lo creían escéptico en el amor hasta
el punto de conceptuar imposible que se apasionara exclusivamente de una mujer".
30
Lo afirmó a López-Portillo, que
declaró:
Ella ni le quería con amor, ni sospechaba ser
amada tan trágicamente por él ... cuando se difundía
por la ciudad la noticia de la desgracia, quedó ella
tan sorprendida como todos ... se aum.entó su pena al
saber que era victima de la murm.ur ac i ón , y que m.uchos
de los amigos de Acuña, la hacían responsable de su
muerte.
Todas sus negaciones, sus protestas, sus explicaciones fueron
inútiles.
Para muchos de sus coetáneos, para varios críticos
y para la gente que amaba al poeta--y hasta hoy en dia--el
"Nocturno" a Rosario anuncia la intención del poeta de
27
suicidarse.
Y para casi todo el mundo habrá sido por el
amor a Rosario.
Rosario le sobrevivió muchos años.
Sus amores
con
Flores después del suicidio han sido tema de la obra de
T o s c a n o , ya citada.
Basta con saber que Flores
también
murió joven, sin lograr sus esperanzas de casarse
Rosario.
con
La vejez como soltana fue una suerte extraña para
esta mujer que tanto
fue amada, poetizada y reverenciada.
Refugiada en Tacubaya, ella murió en 192ii.
de su inspiración
Dejó la sombra
en las obras de muchos de los poetas
románticos, adem.ás de Acuna.
La idea de suicidarse
con una mujer, que había pro-
puesto a Rosario y a Laura, llegó a ser una obsesión
A c u ñ a , pero la realizó a solas unos meses después.
tura de los relatos de Peza indica la tendencia
con
La lec-
creciente
del poeta hacia lo lúgubre y lo morboso:
Triste en su fondo ... sensible como un niño le
atormentaban los dolores ajenos ... Yo solo sabía
que aquel gigantesco espíritu estaba enfermo y temía
la crisis. ... fue víctima del hastío, de la nostalgia
m o r a l , de esa enfermedad sin nombre que marchita las
flores del alma. En sus últimos días vivía de una
manera extraña; sus vigilias eran constantes; leía y
escribía hasta el amanecer ... y aparentaba una jovialidad que servía de antifraz a su secreta tristeza.
Gregorio Orive, amigo y condiscípulo, manifestó
que
Manuel le mostró " ... en el mes de octubre, en uno de esos
días de mal humor
...
n33
la misma carta que Peza
encontró
después en la mesa cerca del lecho en que yacía el cuerpo ya
tibio del poeta:
28
Lo de menos era entrar en detalles sobre la causa
de mi muerte, pero no creo que le importe a ninguno;
basta con saber que nadie más que yo mismo es el
culpable.
Diciembre 6 de I873.
Manuel Acuña
José Martí, aunque no conoció a Acuña, fue otro admirador de Rosario y años después de la tragedia escribió:
El estaba enfermo de dos tristes cosas: de pensamiento y de vida ... El era pulcro, y murió porque le
faltaron a tiem.po pulcritudes de espíritu y de cuerpo
... Tal vez esto también mató a Manuel Acuña:
¡está
descontento de su obra y despechado contra sil No
conoció la vida plácida, el amor sereno, la mujer pura,
la atmiósfera exquisita. Disgustado de cuanto veía, no
vio que se podían tender las miradas más allá.
Cualesquiera que fuesen los motivos determinantes
de tan trágico suceso:
la penuria de su vida, sin dinero
ni para los libros de sus estudios ni siquiera papel a veces
en que pudiera escribir a su madre; la nostalgia de su
famiilia y la preocupación por su dependencia de la madre ya
viuda; sus ansias de no poder terminar sus estudios médicos
a tiempo por razones de su salud débil; la traición de Prieto
con Laura y sus amores fracasados con ella y con Rosario;
la posibilidad de la muerte del hijo supuesto del poeta; su
desengaño del mundo por creencias ateístas, escépticas o
materialistas; su obsesión enfermiza con la muerte, el suicidio y el más allá--uno, varios o la culminación de todos-se activó la explosión destructora de la existencia del joven
el 6 de diciembre de l873, a la edad de veinticuatro años.
29
La muerte fue ocasión de un sinnúmero de homenajes:
sus amigos que sintieron la pérdida
de su hermano en las
letras o en los estudios; los críticos de la época y hasta
la gente que lo había amado por su poesía, escribieron cartas, versos y articulos--muchos publicados en los mismos
diarios y revistas en que colaboró Acuña.
El Radical y El
Siglo XIX publicaron folletos enteros conteniendo los homenajes al poeta malogrado.
Los funerales, miércoles el 10 de diciembre, fueron
asistidos por muchos de los hombres notables.
dijo al saber de la m.uerte:
Ram.írez, que
"Es una estrella que se
35
apaga".
Altamirano, que mimó a Manuel comoaun hijo, se
había sentido enferm.o con la noticia triste.
Siguieron los
amigos íntimos, los miembros de las sociedades literarias y
un inmenso gentío.
Manuel Rocha, Porfirio Parra y Frías y
Camiacho hablaron en nom.bre de la Filoiátrica; Gustavo Baz
en nomEore de la Hidalga; Juan R. Arellano en nombre de El
Porvenir y Justo Sierra condensó la vida del poeta en versos
admirables que comenzaron y terminaron:
IPalm.as, triunfos, laureles, dulce aurora
de un porvenir feliz, todo en una hora
de soledad y hastío
camoblaste por el triste
derecho de morir, hermano míol
Adiós, hermiano, adiós, ya en lontananza
tu estrella se apagó: nuestra alm.a herida
como señal de eterna despedida
„/en su sepulcro escribirá: Esperanza.
30
Peza habló en nombre de los amigos queridos.
tenía veintiún años y habló llorando:
Sólo
"Manuel, tras del
dolor de un engaño tan triste todo sufrimiento es débil;
por esto aun me serví de mis últimos esfuerzos para pisar
esta tribuna, en nombre de tus hermanos en letras . » ,
adiós para siempre".
Agustín F. Cuenca, otro amigo íntimo, cantó ante la
tumiba del poeta:
Suicida para el mundo.
Son por ti nuestras lágrimas; mañana
"¡Mártir de su almal" escribirá la Historia
que siempre la verdad ha sido suya;
y entonces en el cielo de tu gloria,
como hoy es tuyo el sol de la victoria
la Palm.a del Martirio será tuya!
La Gacetilla de El Monitor Republicano (el 9 de
diciembre) publicó este homenaje anónimo:
¡Qué dolor ver desaparecer a un joven que apenas
conta.ba con veintitrés años I A un ser que tenía tan
brillante porvenir, y que prometía la gloria y brillo
a la literatura de su patrial
Algunos críticos fueron compasivos y simpat i z ai><»n
con el joven suicida, pero los moralistas no perdieron la
oportunidad de predicar sobre el suicidio.
Una condena-
ción amarga apareció en La Voz de México:
EL SUICIDIO DE ACUITA.-. . . a juzgar por las
poesías y discursos pronunciados ante su cadáver ...
el suicidio es lEVIOLABLE: que el suicidio es
DERECHO del hombre ...
La sociedad nada tiene que
saber de LOS HECHOS de la vida de Acuña; reprocha y
vitupera el crimen cualquiera que sea los motivos,que
impulsen a cometerlo, pues ninguno los justifica.
En su muerte, su vida, sus amores, sus estudios se
ven contradicciones y suposiciones.
Sólo sabemos que la
31
vida de Acuña fue romántica y la acabó como buen
romántico,
igual a sus hermanos en las letras. Larra y Silva, dejando
la sombra de su existencia
fugaz en su obra--incompleta
por
no haber tenido tiempo de madurar, de depurar su gusto, de
ahondar en sus ideas y de llegar al pleno dominio de la
lengua e habilidad.
El "her^i'ano Juan" asevera:
A c u ñ a , "si tan prem.atur ame:, t e no se roba a su propia
gloria," como dice hablando de él el inspirado EÚñez
de A r c e , sería no;; una de las :!ias altas personalidades
literarias de México.
Las composiciones que dejó
escritas revelan todo lo que pudo llegar a ser:
el
Destino apagó la llam.a de su vida,, mero no logrará
extinguir su imperecedera mem.oria.
Através de los años después del suicidio, nuevos
comentarios
e hom.enajes de críticos continuaron.
Soldevilla, otro coetáneo y editor de Poesías
Fernando
(l895) de
Acuña, comentó sobre su talento y puesto literario:
Un corazón apasionado y entusiasta, una imaginación inspirada y ardiente; un entendimiento perspicuo
y clarísim.o; tales son los dones que rarísima vez se
adonan en un individuo. ... Poesías de Acuña serán
siempre leídas con admiración en todos los ám.bitos de
la tierra en que se habla la hermosa lengua castellana;
y la memoria del inmiortal poeta será eternamente una
brillante estrella del pueblo mexicano, hijo predilecto
del pueblo español.
Carlos G. Amézaga, limeño y otro adm.irador de Rosario que no conoció a Acuña, exaltó en 1896:
tan luminoso
es Manuel Acuñal
Tiene
"¡Y qué
astro
su trágico fin tanta
poesía como sus versos, ... ¿Qué sería hoy este poeta a no
matarse tan joven?"
El Cincuentenario
otros nuevos
de la muerte del poeta
ocasionó
elogios y estudios sobre su vida, su obra y su
32
muerte.
En la Revista de Revistas(el 9 de diciembre
de 1 9 2 3 ) ,
el doctor Manuel F l o r e s , otro coetáneo, escribió:
Las letras patrias perdieron un joyel de su corona,
al perder a uno de sus poetas más espontáneo, más
fácil, más n a t u r a l , más fluido y tai.-.bién en ocasiones
más proj'undo.
Con é l , aca.so murió la bohemia literaria;
pero f ej! r z amonte han sobrevivido la literatura y la
poes i ;i . '
En 1 9 ^ 9 , el Centenario
artículos
de su nacimiento, muchos
r.}^a:^^^ec i eron en los diarios de Saltillo, incluyendo
la alabanza de Jiiriénez Rueda:
El 25 de este m e s , México ha celebrado el centenario del nata.licio de uno de sus escritores, que no
tuvo oportunidad de realizarse plenamente.
Manuel
Acuña quedó en la promesa de ser uno de los grandes
líricos de nuestro idioma.
Su muerte malogró esta
esperanza; pero aun así, lo poco que escrif.ic lo
consagra como el me^"^or poeta de su tiempo.
Se han tratado el fondo histórico del desarrollo
romanticismo mexicano con sus características
distintas y
la vida del poeta Manuel A c u ñ a , mostrando los factores
contribuyeron
boso.
del
que
a su t emperamiento emioci onant e , dudoso y mor-
Ahora se observarán por sus obras los dones y cuali-
dades que se juntaron y se culmiinarcn para crear este excepcional lírico romiántico de la, literatura de México y
del mxundo entero.
CAPITULO III
LA OBRA POÉTICA
No fue Acuña un poeta acabado;
pero sí un poeta í'enial. Ante de él
había habido en México poetas; con él
asomó--fugitivamente--el gran poeta.
Carlos González Peña
La producción literaria de Acuña es escasa, la m.ayor
parte contenida en un solo volumen de unas cien poesías, su
único drama El pasado, dos artículos. La fe y Amar y dormir,
reproducidos de diarios de su tiempo, el prólogo al libro
Gerardo por Vicente Morales, y su epistolario, tampoco extenso.
Se sorprende, entonces, la cantidad limitada de su
labor si no se acuerda que la totalidad de su obra se escribe
entre l868-l873, los años de sus estudios en la Capital y
entre sus diecinueve y sus veinticuatro anos.
Además, se nota que escribe entre la generación de
liberales y reformistas que siguen las luchas de la Independencia, era en que se revoluciona completamente la conciencia intelectual, política y social de México.
En consecuen-
cia, los pensamientos, las acciones y emociones de Acuña
serán reflejo auténtico tanto de este ambiente turbado como
de su propio estado físico, mental y emocional.
Su obra
también será producto o resultado inevitable de su impetuosidad adolescente, su desorientación social, política y
literaria y su aparente inclinación lúgubre y morbosa. Lla2
mado "el poeta del amor y de la muerte", como en el caso de
33
3k
Tagle, el amor y la melancolía hicieron poeta de Acuna.
Estos dos temas, entre varios otros de menor significado,
se destacan de su obra lírica.
Por los poemas puede tra-
zarse hasta la vida misma del poeta malogrado:
la prepon-
derencia, tal vez desigual, del amor en el joven romántico
de tan pocos años; su fijación enfermiza desde años atrás
con el suicidio, la muerte y el más allá; su angustia ante
las condiciones sociales de su época--algo raro por su inexperiencia y falta de sazón.
Su versificación revela una habilidad lírica; emplea form.as distintas más extensivamente que la mayoría de
sus coetáneos.
En sus poemas más ambiciosos, usa la silva,
los tercetos y quintetos alejandrinos, y en sus demás poesías:
sonetos, servent esio s , décimias, quintillas, coplas de pie
quebrada-, romances octosílabos, octavillas, estrofas sáficoadónicas y estrofas sueltas.
No tenía un oído muy fino pero
sí un don fácil de versificador.
3
Se encuentran en su obra "una ingenuidad inquietante,
una melancolía contagiosa"
que conducen hacia un mejor en-
tendimiento de su esfuerzo lírico, porque poetiza sobre sus
propias experiencias, "las que le dolían y las que lo exaltaban", como ha dicho Martínez, ya citado.
Cronológicamente, el amor filial es el primero en la
obra y reaparece con frecuencia e insistencia por su labor
entera.
En varios poemas se percibe su anhelo de revivir
los años tranquilos de la niñez en vez de continuar la amarga
35
vida actual.
Desafortunadamente, no se han conservado
muchas de las obras iniciales.
Tal vez la primera poesía,
"A mi madre en su cumpleaños" (anterior a 1865?), manifiesta
su devoción al buscar una flor digna "cuyo poético nombre /
es el cariño filial".
Esta, "A mi madre" (£a. I865) y "Un
suspiro" (1865) a su hermana Lola, son Ifts únicas de estos
años.
Sin duda escribió otrOs durante su estancia en San
Ildefonso y al principio de los estudios jaédicos, época en
que sufrió de m^ás en más la añoranza de su familia.
A la muerte repentina del padre, Manuel describió
en "Lágrim.as" (I87I) su salida del seno de la familia para
empezar sus estudios y despide a su "hogar bendito ... en
cuyo seno viven los recuerdos más queridos de mi aliña ..."
Tenía el presentimiento que nunca volvería a ver al padre y
expresó su dolor profundo que:
... te deje morir sin que rompiendo
mi ali.'ia los densos nublos de la ausencia,
fuera a unirse en un beso con la tuya
a escucha.r tu postrera confidencial
Una carta a la miadre (el 8 de mayo) corrabora la angustia del
hijo ausente:
"Ustedes comprenderán lo que habré sufrido al
considerar, que hace seis años que lo vi y que yo no volveré
a verlo, al considerar que me falta un pedazo de mi corazón,
el ser más querido de mii alma".
En "Entonces y hoy" (1872), compara "el reflejo del
dulcísimo de entonces / y del doliente de hoy I"--indicación
de su deseo de volver a los tiempos juveniles para escapar
36
a los dolores del presente.
Reafirma su cariño filial y, al
mismo tiempo, admite el gran influjo de la poetisa Avellaneda
en su desarrollo lírico en su "Oda" (l873), dedicada a ella
y leída en una sesión del Liceo Hidalgo:
... Tu nombre va ligada en mi c-Lriño
con los recuerdos santos y amorosos
de m.i s tiempos dulces de niño . ..
En la obra autol^ iof^r áf i c a , "La gloria" (I873), el
héroe Pablo (Acv.ña) siente "esa vaga y letal inelancolía" a
no poder vev al nadre muy lejos.
Este tema de am^or -^"ilial
se repite como to;]ue constante en los poemas.
(1873) lam.enta otra vez la muerte del padre.
En "Cinararia"
Hasta en sus
últimas poesías se subraya este amor a les padres.
En
"Nocturno" (l873), sólo tres meses ante de su muerte, expone a Rosario su propio ideal de vivir con ella bajo el
techo ]::aterno:
" ... los dos unidos siem.pre y a.miándonos los
dos; ... / y en medio de nosotros, mi madre como un dios tI"
Este amor filial se transforma en otro amor, el a
la mujer.
1-íanuel canta de varios amores, infortunados, por
mayor parte, por no ser realizados o correspondidos.
Faltan
los datos para identificar definitivamente a algunas de sus
amantes o para averiguar cuales poemas refieren a cual mujer
(presupuesto que algunas son imaginarias), porque el poeta
ni los nom.bra ni los dedica siem^pre.
Algunos de los primeros versos amorosos son Doloras
escritas en imitación a Campoamor.
En "La brisa" (1868),
37
Manuel habla del "ángel de mis amores" pero en agosto parece
que el joven ha sufrido un engaño al lamentar:
Los goces nacen y mueren
c orno puras azucena s,
mas las peñas
viven y siempre hieren.
Porque al volar los amores
dejan una herida abierta
que es la puerta
por donde entran los dolores.
("Mentiras de la existencia", 1868)
La lectura de estos versos se recuerda a los de Jorge
Manrique, "Diciendo qué cosa es el amor", y posiblemente influyeron a .\cuña:
Es placer en que hay dolores,
dolor en que hay alegría.
Porque me hiere un dolor
porque, según mis dolores.
Amor me los ha causado.
Dos poemas aparecieron en E3. Üenacimiento en I869,
en que Manuel describe un amor juvenil con Elmira y la breve
duración del amor.
En "¡Ya verás!", él explica que el amor
es "una m.entira m:uy triste".
"¡Ya sé por qué es I" es otra
Dolora, pero no se sabe si Elmira es una persona real o
ficticia.
En diciembre de I868, plañe su triste suerte solitaria
y angustiada en "Aislamiento":
...
del
sin
ini
¡ni
lloro y lloro en la agonía
dolor y de la muerte,
encontrar en mi senda
una alma que me comprendal,
una alma para la mial
38
Pero el mismo diciembre, encuentra "una alma para la m í a "
que b u s c a b a .
Entre I868-I869, escribe tres poemas
a C h . . . , "A Ch..." (diciembre
dedicados
de I868) describe en tono
sencillo un amor juvenil a una "niña ingrata".
El tono
roso se crece en "Un sueño" (Cj_i_. 1868) en que el poeta
... une tus labios
'el' y quien es
con los labios míos
'ella'".
amocanta
/ y sabrás quien es
Este primer amor correspondido
se
hace más apasionado en "Madrigal" a Ch... (C_a. I868) en que
él declara que por el amor, " ... sin vacilar siquiera / a
existencia y Edén renunciaría".
A..."
"Amor" (enero de I869) y
(diciem.bre de I 8 6 9 ) , sin dedicatorias, parecen
dirigidos
ser
a la mism.a mujer por las fechas y el sustenido
tono sensual.
"Amor" es casi fanático
en sentimiento:
¡Amor es D i o s ! , y la mujer la forma
en que encarna su espíritu fecundo;
él es el astro Y ella su reflejo,
él es el paraíso y ella el mundo ...
Todos estos poemas
Net z anual c6:'¿)'il.
aparecieron
en Ensayos de la Sociedad
Si Ch... en verdad refiere a Soledad, es
fácil comprender la razón del poeta de no nombrarla y de
ocultar
sus relaciones
con una mujer de tan distinto
nivel
soci al.
No es hasta I872 que Manuel encuentra su consumada
pasión
con la poetisa Laura Méndez:
" ... el verdadero, el
gran amor, intenso, total y, cosa extraña, desgraciada".
Esta pasión tempestuosa inspira la mayoría de sus poemas
amorosos.
Puede trazarse el vuelo ascendente
del amor en
39
18T2,
empezando con "Gracias" en que canta a la "niña" en
tono suave.
Su emoción se aumenta en "Por eso" al recontar
las razones que la ama.
En "Misterio" anhela un amor toda-
vía no realizado sino en su sueño.
El amor ya consumado,
también vocaciones paralelas como poetas unen los amantes.
En "Esperanza" y en los tercetos "A Laura", el advierte que
ella cui:ipla con su misión sublime y cante:
Pues será un egoísmo sin segundo
que quien sabe sentir como tú sientes
se er.vuelvñ en un silencio tan profundo.
Después del último poema, el engaño empieza.
"Resignación" (junio de I872) parece referirse a la muerte
de un liijo, fruto de sus amores con Laura:
" ... 1 as
lágrimas no pueden / devolver a un cadáver la existencia"
y los am.antes " ... en el sepulcro de la fe perdida /
enterremios también nuestra congoja".
Continúa a aludir al
fin de un gran amor, describe días felices ya terminados y
la angustia de los dos al separarse.
Al fin, sugiere que
se sui ci dasen.
En estos últimos poemas, Manuel ha enmiendado su
estilo, transformiando el tono frivolo de poesías anteriores
en tono de profunda sinceridad conmovedora.
Pero en "Adiós"
(septiembre de 1873), el poeta llega al término del sendero
amoroso.
Estos versos tocan el postrer doble doloroso,
revelando el alma desnuda y desolada:
Después... es necesario que tú también te alejas...
que te alces de tu nido, que te alces y me dejas...
sin escuchar mis ruegos y sin decirme adiós!
ko
lAh!, nunca en mis delirios creí que fuera
eterno el sol de aquellas horas de encanto y frenesí..
Se descubren en estas estrofas la huella de su fe vacilante
en lo bueno y lo duradero de la vida, y un presentimiento
del fin próximo.
Las estrofas de Laura en su "Adiós" son
respuesta en tono y metro igual, repitiendo las imágenes
que el usa:
"Adiós, es necesario que deje yo tu nido ..."
Poema distinto es "Hojas secas" (l873), sin fecha
exacta pero obviai::ente escrito después de "Nocturno" porque
refiere a su amor a Rosario.
Es una serie de poemas auto-
biográficos, dividida en quince partes individuas y, al
parecer, refiriendo a diferentes mujeres no identificadas
sin cronología.
Ilanuel compara las experiencias de su vida
con hojas secas, marchitas, de las que sólo queda el recuerdo
Varias partes parecen ser dirigidas a Rosario por ser un eco
de "Nocturno", como en la parte VI cuando dice:
" ... pero
si gozar contigo / no ha de ser posible nunca ..."
turno" dice:
En "Noc-
"Comprendo que tus besos jamás han de ser
míos / comprendo que en tus ojos no me he de ver jamás".
La XIII sugiere la corona de laurel., regalada por el poeta
a Rosario, la que ella rechazó.
Otras estrofas parecen referir al engaño de Laura
y el amor fiel del poeta, como laJX:
" ... y te quise, tal
vez, por tus tinieblas, / y te adoré, tal vez, por tu dolor".
La XI sugiere la infidelidad de Laura y la herida amarga
que el poeta sufrió, sin poder olvidarla:
kl
Entre el perdón y el olvido
hay una distancia inmensa;
yo perdonaré la ofensa;
pero olvidarla...I jamás!
El tono lúgubre
se aumenta en la última estrofa, la XV,
cuando el poeta entra en el templo donde " ... están
un sepulcro" y pregunta
6
¿
¿
¿
cavando
a la persona que solloza allí:
Por qué m.e m.iras y tiemblas?
For qué tienes tanto susto?
Tú sanes quién es el muci'to?
Tú sabes quién fue el verdugo?
Siguen é s t a s , dos esti'ofas incluidas por Peza en sus Meiriori as
que no aparecen en otras ediciones:
tiem.blas / responde:
estos verses
"Respóndeme y ya no
¿ ese niño es tuyo?"
com.o auténticos, identifican
Si se aceptan
a esta mujer
como
Laura y la madre del hijo muerto, como Prieto había dicho.
"Hojas
secas" es una de las obras
sobresalientes,
aunque no tan bien conocida como "Nocturno" y "Ante un
cadáver".
Demuestra, según Menéndez y Pelayo, "una
especie
de ínterm.ezzo comio las Rimas de Bécquer a quien Acuña no
o
pudo leer".
Rimas
La idea de que Manuel no tuvo acceso a las
(una edición fue publicada en Madrid en I 8 7 I , que
probablemente
parece válida.
llegó a México durante la vida de Acuña) no
Muchos críticos reconocen la influencia de
Bécquer sobre Acuña y casi es imiposible atribuir a la mera
coincidencia tantas semejanzas obvias entre las dos obras:
en t e m a , l e n g u a j e , manera de dividirlas
en partes
mente nombradas por número romano y aun el título
secas" y la parte II de Rimas en que Bécquer dice:
simple"Hojas
"Hoja
i|2
que del árbol seco / arrebata el vendaval
,,10
..."'^E'
Otra repe-
tición aparente de Bécquer se ve en la IV de Acuña:
"1AhI
Si basta no más con que te vea / para que yo ame a Dios,
creyendo en ti".
La parte XVII de Eécquer canta:
" ...
hoy la he visto... la he visto y me ha iiiirado; / hoy creo
en Dios!"
Com.o no aceptar la relación entre estos poetas,
de la que José Emilio Pacheco comenta:
"'Hojas secas', el
mejor y uno de los últimos poemas de Acuñ;a, muestra donde
le hubiera llevado ese encuentro con Bécquer".
12
También en l873, después del fracaso de su amor a
Laura, ¡úanuel encuentra en la persona de Rosario de la Peña.,
su último amior--no la gran pasión de Laura, sino una atracción form.idable.
El escribe varios poemas dedicados a ella,
comenzando con "A una flor" que no es sino una oda sobre la
vida fugaz de la flor.
En "A Rosario" el tono amoroso se
crece mientras el poeta, hablando de sí mismo en la tercera
persona, comenta de la corona regalada:
... guárdala, y de la ausencia en el quebranto,
que te recuerde, de mis besos llena,
al buen amigo que te quiere tanto.
Años después, Rosario habló de esta ocasión en que él le
ofreció las coronas de laurel:
"Y así fué como se hizo
público su enamoramiento de mí".
Desde los principios
13
el amor a Rosario, profesado
por Acuña, tenia una implicación trágica.
Tal vez ni él
mismo poseía la esperanza de éxito en realizar su amor, como
dijo en "Nocturno":
"Comprendo que tus besos jamás han de
k3
ser míos / comprendo que en tus ojos no me he de ver jamás
...
Escritos tres meses ante de su muerte, estos versos
llegaron a ser su más famoso poema:
"No ha habido en la
República poesía más popular ni que haya sido más recitada
- „. 1^
que esa
El patetismo de las décimas (quintillas en algunas
ediciones) de Manuel ante una pasión sin esperanza, es testamento sentimental--el
¡ay dolorido! del moribundo poeta:
¡Pues lien!. Yo necesito decirte que te adoro,
decirte que te quiero con todo el corazón;
que es m.ucho lo que sufro, que es miucho lo que lloro.
... estoy enfermo y pálido de tanto no dormir;
que ya se han muerto todas las esperanzas mxías, ...
Despide, al fin, tanto a su musa como a su existencia:
... adiós por la vez última, amor de mis amores;
la luz de mis tinieblas, la esencia de mis flores;
m:i lira de poeta, mi juventud, adiós!
Estos versos reúnen para siempre los nombres de Manuel Acuña
y su Rosari o.
La sinceridad del poeta al describir su salud débil
es real, porque en varias cartas a la madre y en una a su
amigo Ramón Espinoso (el l^í de enero de l873), declara que
hubiera muerto antes si no temía " ... caer entre las garras
del cornudo (vulgo ... demonio) ... porque es mucho, muchísimo, por cierto, lo que sufre y padece el pobrecito...!"
[refiriendo a sí mismo].
Por las confesiones íntimas de
estas cartas y "Nocturno", se comprende cuanto se ha empeorado su condición durante lo que será el último año de su
vi da.
hk
No obstante la inspiración obvia de "Nocturno" en
que Manuel quiere librarse de las miserias del mundo por el
amor puro, muchos críticos condenan el poema como plagado de
imperfecciones y frecuentes solecismos.
Menéndez y Pelayo
lo critica y lo alaba a la vez:
Los versos a Rosario ... aunque muy incorrectos,
tienen toda la vehemencia y toda la angustia del
momento supreiuo; es poesía que no puede leerse sin
cierto terro]", y tras de la cual se adivina el próximo
naufragio de la conciencia del poeta.
El influjo de "Nocturno" y otros poemas de Acuíia
sobre José Asunción Silva parece indudable.
Poetas noctur-
nales, los dos sufrieron de escepticismo, de tortura espiritual, de am.or idólatra no realizado.
A pesar de la origi-
nalidad de la métrica y la forma de Silva, hay semejanzas
obvias en sus pensamientos.
En "Lágrimas" Manuel dice:
En el espacio blanco y encendido
por los trémulos rayos de la luna,
yo vi asomar su sombra ...
Los versos correspondientes de Silva en su "Nocturno" leen:
... y tu som^bra
y mi sombra
2.6
por los rayos de la luna proyectadas, ...
"Historia de un pensamiento" (l873) fue escrita para
Rosario cuando Manuel salió a Toluca con la compañía que
representaba El pasado en esa ciudad.
No fue conocida hasta
I9Í+9 cuando Vito Alessio Robles la editó.
Es un poema "de
asunto", una sencilla fábula lírica con imprescindibles alusiones autobiográficas.
ío
Así, se ve la magnitud del tema del amor en la obra
de Acuña.
Además de referencias a Laura, a Rosario y a
Ch..., hay alusiones a otras mujeres no identificadas u
imaginarias.
Castillo iJájera declara:
" ... al trio ad-
mitido, habría que añadir una o dos novias, besadas sólo
e n suef:os, y una o dos ... 'amigas,', como dicen los fran17
ceses".
Después del suicidio, Peza relata que Manuel
... escril'io cartas listadas de negro, una para su
ausente m.adre, otra para Gerardo Silva y dos para unas
am.igas íntinas".
Pero Peza oculta sus nombres y se que-
dan ignoradas hasta ahora.
El tema de la muerte es aun mxás frecuentemente poetizado que el del amor.
Desde temprano Manuel sufrió de
salud débil y enfermiza, ya mencionada, y esto lo afligió
y pos iblem.ent e lo influjo al pensar en asuntos lúgubres,
tristes y hasta, macabros.
Al analizar la obra total del
poeta, se ve la carencia de temas felices o referencias a
una vida alegre.
En "Mentiras de la existencia" (l868), se
oye un eco de Calderón de la Barca y su opinión de la vida:
Y que la vida es un sueño
del que, si al fin despertamos,
encontramos,
el mayor placer pequeíio ; . . .
Los versos correspondientes de Segismundo leen:
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
,„
que toda la vida es sueño, ...
he
Manuel busca y encuentra el lado desagradable y
lacrimoso de la existencia.
Cuando en raras ocasiones canta
de las felicidades del amor y de la vida, siempre las observa y las obscurece con aprehensión de su duración efímera.
Se explica su actitud recelosa al considerar su vacilación
hasta el punto de perder totalmente su fe en la existencia
de Dios, su temor y escepticismo ante la inmortalidad del
alma, su fascinación lóbrega del más allá.
Así, el tema
de la m.uerte es producto inevi t able--espe cialment e hacia
los fines de su vida--que se convierte en una obsesión del
suicidio.
Como la prim-era etapa del es cept ic ismiO que conduce
al poeta al ateísm.o completo, se debe considerarse la preocupación por la existencia de Dios.
Se han señalado su
vida juvenil en el seno de una familia religiosa y el choque
inmediato con las doctrinas ateístas de sus estudios y e„sociaciones en la capital, los que lo llevaron de la mano
hacia una creencia vacilante.
En "A la Sociedad Filoiátrica
en su instalación" (1868), todavía habla como un cristiano
de la:
... misión de caridad y bienandanza
empezada por Cristo en el calvario,
que redimie y que canta en su santuario
los himnos del amor y de la esperanza.
Sigue esta idea en "La ramera" (1869), cuando aconseja a la
mujer pecadora que el Cristo del Calvario le escuchará y
" ... te dirá como ha tiempo a Magdalena; / Levántate, mujer.
yo te perdono".
En "Lágrimas" (I871), después de la muerte del padre,
Manuel dice:
" ... mi muerta fe se estremecía / bajo sus
ropas fúnebres de duelo
..."
Y en "Resignación"
(1872),
escrita a Laura después del fracaso de sus amores, canta con
patetismo:
" ... y en el sepulcro de la fe perdida / enterre-
mos también nuestra congoja".
Se escucha la agonía del poeta
en 'A Dios" (l873), al preguntar que si Dios es el supremio y
oscuro mito del hombre y si es infinito:
" ... ¿por qué si
es verdad que existes / no existes en mi conciencia?"
otra vez en "nocturno" el m.i sm.o año al decir:
Vacila
"Bien sabe
Dios cue e L. e era mi m.ás herm.oso sueao ... / bien sabe Dios
que en nada cifraba yo m:i em.peño ..."
Siempre dudoso, al
fin Manuel está despojado totalmente de su fe.
Casi del principio de su carrera literaria. Acuña
sufrió de una sospecha inquieta del origen del ser.
En "El
hombre" (1869), dedicado a Altamirano e influido por Victor
Hugo, el poeta se asalta por mil preguntas:
vino?
¿Del lodo?
¿Del cielo?"
"¿De dónde
No llega a una conclusión
satisfactoria porque cree que es "la tumba donde concluye
todo".
El hombre se hace "el aborto incomprensible de la
nada" que lo lanza.
Pasando por la vida, se siente pode-
roso y fuerte, y clama:
"'El universo es mío' ...sin escu-
char la ruda carcajada que como eco de su voz daba la
muerte".
Al fin, el hombre no es sino un pedazo de tierra.
Entonces el poeta se asombra y quiere saber de lo que hay
más alia:
ii8
¿Es allí donde muere para siempre?
¿Es allí para siempre donde vive?
I Quién sabe. . . !
Pero el hombre continúa su vereda constante:
"Sin compren-
der adonde, / sin comprenderse él mismo...!"
Acuña, como
el hom.bre, continúa su búsqueda atormentada.
Carlos Villegas
afirm.a en su artículo. Enfermo de morir:
Acuña murió de enfermedad de morir. Si es cierto
que un desrecho am.oroso armó su mano de suicida, no lo
es menos cue su espíritu estaba abonado desde mucho
tiempj^atrás ... con los jugos nutricios de la antevi da . "
En 1870, buscando y vacilando en su artículo La fe,
Acuna lanza, lo que llega a ser su idea conclusiva.
La fe
es una vituperación amarga de las prácticas de la Iglesia
que hacen de la religión un negocio que la gente acepta
ciegam.ente:
"Nada tan estúpidamente dócil como el ignorante
y el fanático".
No era necesario decir más que "Yo creo".
De ahí es posible aceptarse ideas aun más incomprensibles:
ya si no hay Dios, tamxpoco hay inmortalidad.
El mismo año, Manuel ha encontrado las respuestas
de sus preguntas de lo que hay después de la muerte, en su
poema "En la apoteosis del actor Merced Morales":
¡Mentira el m:ás allá! Mentira el alma ...
Engaño esa creación que el fanitismo
hace brotar del últimio lamento
que nos lleva al abismo!
Del escepticismo de la existencia de Dios, de la
convicción irrevocable de la mentira del más allá, no es
sino un paso adelante para adoptar la filosofía materialista
Después de "Resignación" (1872), Manuel no busca tan febril-
k9
mente
más
las respuestas
de sus preguntas y acepta la muerte
con
tranquilidad.
Empezando
con el epígrafe de Hugo:
" ...Oü va
l'homme sur t e r r e ? " , el poeta opina que "El hombre" no es
sino "pobre criatura de miseria y lodo" que vuelve
punto de origen, a la nada".
de sus preguntas:
nada.
Ya Manuel tiene las
"a su
respuestas
el ser viene de la nada y regresa a la
Es un "astro-misterioso" que atraviesa la vida "sin
ruta y s m
destino".
El poeta no promete la
inmortalidad
al h o m b r e , pero lo consuela al señalar en "Apoteosis" la
gloria
del recuerdo dejado en la historia:
" ... pero el
azul radioso de tu patria / cuenta otra l u z , la luz de t u
memorí a .
Para M a n u e l , la muerte ha llegado a ser un triunfo
en vez de algo de temer; es la ocasión de lograr la gloria
que se La buscado
sin éxito en la vida.
En I872 , en "Al
poeta mártir" y en "Oda" al Doctor Villagrán, se repite la
idea del triunfo de la muerte:
" ... tú para el mundo
seguirás el miismo / rxientras viva el perfume de tu nombre".
Y cuando el muerto
se despierta, será en gloria en la tierra
prometic<.a "donde quedan tus hechos inmortales".
Otro concepto miat eriali st a emerge de la "Oda" al
Doctor Oliva
( l 8 7 3 ) , en que Manuel declara que no hay nin-
guna diferencia en los restos de cualquier hombre--son
y sólo por sus hechos se han
diferenciado:
iguales
50
Los hombres son iguales
ante el abierto fondo de un sepulcro ...
allí donde se pierde y se confunde
la huella del idiota y la del sabio.
Se amplifica este tema en "Ante un cadáver" (I872), en que
el poeta llega al apogeo de su dogmática doctrina materialista y del género que inició con maestría, la poesía científica.
Su ejemplo será seguido por Porfirio Parra en su
oda "A las matemáticas", por Rudolfo Figueroa en "El número
399
MEI
y en la obra del colombiano Joaquín González Camarga,
también estudiante de medicina que trató el mismo teatro,
la m.esa de disección, y obviamente fue influido por Acuña:
En la sala anatómica desierta,
desnudo y casto, de belleza rara,
el cuerpo yace de la virgen muerta,
como Venus tendida sobre la ara.
Sin duda, "Ante un cadáver" es la obra maestra del
poeta.
Antonio Castro Leal la incluye en sus Cien mej ores
poesías líricas mexicanas y Menéndez y Pelayo la ensalza:
... es una de las más vigorosas inspiraciones con que
puede honrarse la poesía castellana de nuestro tiempo.
Acuña era tan poeta que hasta la doctrina más áspera
y desolada podía convertirse pa.ra él en raudal de inmortales armonías.
Citando la obra El México de ^'anuel Acuña, de Núñez
y Domínguez, Castillo Nájera relata la ocasión que dio luz
a los tercetos famosos.
Una noche Manuel llegó del refec-
torio e invitó a algunos amigos a acompañarlo al anfiteatro
donde leyó su último poema:
" ... instalado tras uno de los
cuerpos inertes ... comenzó a leer:
51
lY bien! Aquí estás ya...sobre la plancha
donde el gran horizonte de la ciencia
la extensión de sus limites ensancha. ..."
Terminada su lectura, los alumnos prorrumpían "en estentóreos vivas y aplausos para el autor ... [y su obra] que
en esa extraña forma nació para dar gloria a la literatura
4. -. 1
1, 2 U
castellana .
El poema, formado de bellos tercetos de acabada
intuición y evolución, sostiene una tesis materialista en
lenguaje grandilocuente.
Acuña muestra originalidad al
analizar las paradojas de la vida y de la muerte, exponiendo
ideas modernas en cuanto al progreso de la civilización y
concluyendo con la idea de la inmortalidad de la materia,
enseñada por las lecciones de la ciencia.
Según Manuel,
todo se acaba en la tumba menos .la materia que es inmortal,
que se transform.a y nunca muere.
La muerte nos libra de la
cárcel del cuerpo que nos ata a los dolores de la vida.
El
poeta niega que el hombre es de lodo y vuelve a la nada.
Asevera que la existencia es un círculo de la cual ni la
cuna ni la tumba es extremo; nacemos en una forma, morimos
y cambiamos en otra forma.
bada, en perpetua sucesión.
Una vida nace de la vida acaEl muerto volverá a la tierra,
que es la madre de la vida universal, para cambiarse en
otra forma:
En tanto que las grietas de tu fosa
verán alzarse de su fondo abierto
la larva convertida en mariposa.
Y en medio de esos cambios interiores
tu cráneo lleno de una nueva vida,
en vez de pensamientos dará flores.
52
En estos versos
se adivina la clara huella de Ramírez:
Odio al sepulcro, convertido en cuna
del vil insecto o sierpe venenosa
donde jamás se asom.an sol ni luna.
Arraigue en vuestros huesos una rosa
donde aspire perfumes el rocj^p
y reina la pintada mariposa.'^
Francisco Eimentel, el más encarnizado censor
del
p o e t a , lo condena por este trato del tema materialista.
Protesta que la materia, en todas
no
•s sujeto apropiado
sus transformaciones
feas
al lengua.je poético:
De todo lo dicho resu Ita que la poesía Ante un
c a da ver se comipone de estos elementos:
argumento
rancio; pens amii ent os comunes y aun trillados; i mi ág enes
repugnan-^ es , desde lo sucio hasta lo horrible; forma
muy defectuosa.^
Pero otros c?^íticos, como Castillo Nájera, reconociendo
el
miérito del poer.a hasta vituperan la crítica de Pimentel:
Reaparece don Francisco Pimentel, crítico injusto,
conservador y fanático; em.inente en otras disciplinas,
pero a quien C-onzalez Peña no concede gusto ni facultades de di;:^cernam:iento, por lo que su juicio es
derlorasle.
í
Acuna ya ha negado la existencia del alma; sólo la
m a t e r i a , en perpetua transformación, es inmortal.
em.erge el m.ate ri ali smo violento, el escepticismo
el ateísmo
atorm.entado que exclavizaron
fin de su vida.
fatalistico
al poeta hasta el
Para él, la muerte ya no es fea, asquerosa
ni triste; la materia se cambia en varias formas
trigo, en m a r i p o s a s , en flores.
bellas~-en
Acepta la muerte con más
resignación p e r o , al mismo tiem.po, mantiene
existe.
Aquí
que el alma no
En la muerte se acaban la fuerza y el talento, los
53
goces, los males, la fe, el sentimiento y los lazos terrenales:
" ... y mezclados el sabio y el idiota / se hunde
en la región de los iguales".
Se han seguido los sucesivos pasos escépticos y
ateos de Acuiía:
desde inquietudes, preguntas y preocupa-
ciones por el más allá; creencia en la inmortalidad del
hombre por la gloría del recuerdo dejado en la historia,
hasta llegar a la negación total de cu.-ilquier
inmortalidad
sino la del materialismo, determinado por fenómenos metafísicos y I", é d i c o s :
Que al fin de esta existencia transitoria
a la que tanto nuestro afán se adhiere,
la Tiateria, inm.crtal como la gloria,
cambia de form.as pero nunca muere.
Es en "Ante un cadáver" que mejor se ve la influencia de Lucrecio y otros clásicos.
Menéndez y Pelayo opina
que " ... sentía Acuña aquel mismo género de embriaguez
M 28
naturalista que es el alma de la inspiración de Lucrecio".
Esta sem^ejanza entre la obra de Manuel y Lucrecio es tema
del artículo Acuña y Lucrecio , dos poetas desventurados
en que el autor expone el paralelismo de sus ideas de la
indestructible eternidad de la materia, una metamorfosis
sin término:
"En presencia de algunos pasajes de Lucrecio
y de 'Ante un cadáver' ... se advierte una misma fuente de
amargura, una igual postura rebelde ante la vida y ante los
29
problemas del más allá".
^
^
Otro critico publico Lucrecio
en Acuña en que cita instancias paralelas entre el libro
5Í4
quinto de De Natura Rerum de Lucrecio y "En alas del p e n s a m lento"
(1873) de A c u ñ a , en que los dos refieren a los
origines
de la vida, describen la existencia de los primeros
hombres y el origen
del lenguaje.^°
Otra manifestación
de la muerte es el suicidio.
Castillo y Pina afirmó que Acuña padecía la obsesión del
suicidio ]:a3ta el ]-,unto de decir en una ocasión:
"Mire Ud
Rosario; liagámcr.os célebres, apuremos Ud y yo una copa de
31
veneno" ", mostrándola una botella de cianura que llevó en
su bolsillo--la misma botella que tragaría solo tres
después.
Se ha señalado la declaración
meses
del amigo a quien
Manuel mostró su carta de suicida
antes de su muerte.
Aaemás , en la poesía se encuentran
indicaciones de esta
obsesio:..
En "Dos víctimas" ( 1 8 7 2 ) , el poeta cuenta la his-
toria del novio que "se suicidio por celos de su novia" y
escribió
su carta muy parecida a la que Acuña dejó al
quitarse
de su vida:
Pa.ra que nadie acuse de mi muerte
sépase que .me m a t o , porque quiero
dejar de padecer...
porque ya estoy cansado de esta vida
que tan odiosa me es.
y porque ya he bebido hasta las heces
el cáliz de la hiél.
Esta carta ficcionada mejor explica el suicidio del poeta
que la de i'anuel.
El poema concluye
con el suicidio de la
novia Sinforiana por rem:ordimient o.
Ya se ha discutido
fica su intención
"Nocturno" en que Manuel signi-
de suicidarse:
55
A veces pienso en darte mi eterna despedida, ..,
adiós por la última vez, amoi- de mis ai;iores;
la luz de mis tinieblas, la esencia de mis flores;
mi lira de poeta, mi juventud, adiós!
Además en "La gloria." (l873), poema autobiográfico que
trata la vida de Manuel en la persona del héroe, Pablo
lamenta el fracaso de su amor con ElenM, (Rosario) antes de
matarse. Y en "Soneto" (l873) declara que el suicidio es
preferible a una vida, sin placeres:
... que aunque cruel y mny triste tu partida,
si la vida a los foces es ajena,
mejor es el sepulcro que la vida.
Peza relata el presentimiento terrible que tuvo la
víspera del suceso.
Acuña y él paseaban por la Alameda y
Manuel lo am.onestó que no tardara a la cita de la una del
próxim.o día, o iría sin verlo.
iras adonde?"
Peza le preguntó:
Y Manuel contestó:
^
^
32
de viaje...lo sabrás después".
"¿Tú
"Estoy de viaje. . . sí. . .
Manuel dejó en una hoja
del libro de Hugo que llevó consigo, su último poema "A
un arroyo", dictado a Peza la misma noche, el que también
insinúa su desolación e intento de suicidarse.
La muerte es el tema lúgubre y miórbido de la mayoría
de los poemas del poeta, desde la insatisfacción de la vida,
escepti ci smiO de la existencia de Dios que se dirige hacia
le fe perdida y la preocupación por la antevida, hasta llegar,
al fin, a la convicción materialista y el tema del suicidio.
Además de los poemas del amor y de la muerte, hay
otros de asunto distinto.
Tres clasificaciones completan la
56
obra lírica:
los poemas patrióticos o al progreso que con-
ducen a la doctrina positivista; los poemas humorísticos y
los poemas ideológicos o de tema social.
Las poesías de
estos grupos son escasas y carecen del significado de las
otras mencionadas, que reflejan la propia vida del poeta.
El tema patriótico es lo menos valioso por ser tema
convencional.
Aunque Manuel fue "hombre de su tiempo" y
"poeta de su siglo" en la opinión de críticos, sus obras
cívicas no son extensas.
Sólo hay cinco poemas plenamente
patrióticos y de estos, sólo uno de originalidad meritoria:
"El Giro" (1873), un romxance de la Guerra de Independenc ia-una epopeya del poco conocido héroe del miismo nombre — dividido en tres partes.
La primera parte contiene descripciones
admirables del paisaje rodeando la casa del héroe, las que
señalan la promesa de alcanzar cumbres todavía no soñados
si el poeta no hubiera acabado su vida prematuramente.
En este Edén tranquilo (que pronto será destruido
por la Guerra), vive con su familia el Giro, quien es símbolo de los paisanos mexicanos que luchan y mueren para
lograr un I'éxico libre.
Al oír el ruido de armas, el Giro
deja su vida tranquila para defender • su cuna de sus
enemigos.
En la segunda parte, el tono lírico y suave se
transforma en los ruidos estrépitos de batalla.
ha transformado el Giro en guerrero valiente:
También se
" ... que a
todos espera el Giro / frente a frente y cara a cara".
Herido y sin armas, el héroe continúa a luchar hasta que "un
57
brazo atrevido clavó en su pecho una lanza".
La tercera
parte es un breve elogio vigoroso al héroe-mártir, símbolo
del patrioto mexicano:
Mártir, que toda la sangre
supiste dar por la patria;
gracias por tu fortaleza;
por tu sacrificio, gracias!
Entre los mejores poemas en técnica y originalidad,
"El Giro" es mucho superior a los otros patrióticos, todos
escritos en 1873.
En "A la patria" Manuel describe "la
bendita noche de gloria".
En "Hidalgo" habla del grito de
los héroes que mueren "por sellar la Independencia".
En
"15 de septiembre" cita la gloria de los libertadores de su
patria, asegurando que "tu sol nunca habrá ocaso".
Y en
"cinco de m.ayo" dice que con la victoria, la patria entra
en "la era noble y duradera de la gloria y del progreso"-todos tem.as ya tratados muchas veces y con más éxito.
En l868, empiezan los cantos cívicos o al progreso,
en que Acuña, com.o Quintana, canta a la ciencia como fuente
de la liberación del hombre.
En "A la Sociedad Filoiátrica
en su instalación", el poeta comienza la senda de su filosofía atea y fanática, que lo llevará hacia el escepticismo
com.pleto y el positivismo.
El ano anterior, nace en México el positivismo, una
filosofía abrazada por Gabino Barreda, encargado por Benito
Juárez a redactar un plan reorganizador del sistema de educación en México.
El aplica su plan a la Escuela Preparatoria
58
donde enseñan las ciencias positivistas en lugar de las
letras, hasta el punto de relegaj-se las humanidades al
segundo plano:
"La filosofía quedó circunscripta a la
Lógica, la literatura a un comeni.ario de las obras maestras,
eliminada la retorica y la poética.". ^^
Se notan las ideas de esta filosofía positivista
primero en "Ocameso" (187O) quien llega a ser el hombre
nuevo que atiende al grito del progreso y lucha contra la
Iglesia para ree!:.plazar a Dios y para crear una sociedad
progresiva y atea:
.. . ya es tiem.po de volver a su santuario
el dulce amior de la f am.ilia humana . . .
ya es tiem.po de rasgar el negro abismo
que oculta la verdad a la existencia,
y cambiar por el dios del fanitismo
el dios de la razón y de la conciencia.
En 1871, el te:..a se aumenta en "Oblación" y "En el tercer
aniversario de la Sociedad Filoiátrica y de Beneficencia"
en cuanto a la exaltación del progreso y de la ciencia,
impulsando al poeta hasta rechazar la religión cristiana
para "ese Cristo del pobre y del que sufre / que se llama
la Ciencia".
Ya Manuel sigue el sendero señalado por las doctrinas ateístas de Ramírez y las positivistas de Compte.
Se ve el efecto de la ciencia reemplazando a Dios en
al Doctor Oliva (l873):
La ciencia, como el cielo
tiene tam.bién sus himnos y sus cantos
y, lo mismo que Dios, tiene su culto,
y, lo mismo que Dios, tiene sus'santos ...
"rv ^ „ » ,
Oda
59
Para lograr esta sociedad progresiva, hay que escuchar "la
palabra de progreso" y diferenciar entre la Iglesia de
ayer y la Biblioteca de ahora — símbolo de la enseñanza
positivista.
Por su actitud ateísta y positivista, Manuel
alcanza el cénit de sus conceptos ideológicos y sociales,
como se ve en su improvisación "En la biblioteca popular":
^Iglesia y l^ibMoteca, Ayer y Ahora.
¡Qué inmensa diferencia entre las dos!
Ayer era la nociré, lioy es la aurora,
hoy en su altar al Porvenir se adora:
S a 1 "a,1 al nuevo DI O S 1
El efecto del positivismo, poniendo énfasis en las
ciencias en vez de en las letras, se descubre fácilmente
en el vacío de la retórica y la literatura en la obra de
Acuña.
Asistió a San Ildefonso en una de las peores épocas,
época en que todos los defectos de la enseñanza se juntaron
y dejaron un hueco en la gramática y en las letras.
No
tuvo ni tiempo ni empeño para enmendar estos defectos y
siempre fue (lo sintió él mismo) inferior intelectualmente
a algunos de sus contemporáneos:
Prieto y Sierra.
Altamirano, Ramírez,
Citamos a Menéndez y Pelayo para expli-
car este vacio en sus estudios:
No tuvo tiem.po para educar su gusto, ni sus estudios, exclusivam.ente dirigidos a las ciencias experimentales, le permitieron adquirir el pleno dominio
de la lengua poética. La suya está afeada, no sólo
por incorrecciones continuas y extrañas de palabras
cuanto inútiles neologismos ... sino por composiciones
de palabras que el genio de nuestra idioma rechaza ...
de donde resu Ita un estilo sobrem.anera bárbara, al
cual da los últimos toques la rechinante fraseología
peri odi sta.
60
Dos poemas patrióticos
"Al poeta mártir" Covarrubias
dos mártires que murieron
de asunto diferente
siguen:
(1872) y "Ocampo" ( 1 8 7 0 ) , los
con la palabra de progreso en "la
gigante protes^ta de sus labios".
Otro tema de mérito
literario
inferior es el humor escolar o
que se difunde por algunos de sus poemas.
"Los
beodos"
( 1 8 6 9 ) , su primer esfuerzo al humor, no logra el
deseado
intento frivolo.
Tiene de tema la
conversación
entre dos borracE.os que usan lenguaje popular, lleno de
modismos pero falta de humor.
En I87I, Manuel tiene más
éxito con "Rasgo de buen humor" en que habla del amor de
un modo ligero y declara que preferría el amor a "la gloria
y sus fulgores, la ciencia y sus placeres".
Acuña esci'ibió la mayor parte de los poemas humorísticos en 1 8 7 3 , el último
año de su v i d a — a ñ o
sufrió la desilusión miás abrumadora.
en que
Se asombra, entonces,
este emrjeñc sat.''rico a menos que se especule que es fuga
de su propio desencanto y
desesperación o esfuerzo de "verse
a sí mism.o y a su tiempo en su lado ridiculo
..." 35
En "La
vida del cam:po", com.o muchos otros poetas antes y después,
canta de las bellezas
mismo:
mártir
de la vida pastoral y se bromea de si
" ... yo soy el más completo verbigracia
de su amor por el idilio".
Imita las
/ de un
anacreónticas
de Meléndez Valdés en el uso de títulos griegos y alude a
Fray Luis y Navarrete, indicación
de su influjo posible.
61
En "Nada sobre nada" vacila al escoger el tema
para escribir una poesía.
La escribe en "ciento cincuenta
octavas reales" pero, al fin, las rompe porque:
... no hay un solo argumento ni una idea
que no peque de fútil, o no sea
tan vieja como el pan de cada día.
Entonces en el mismo poema, voltea a la sátira de los poetas
románticos que cantan de lo que no saben nada.
En "A la
luna" sigue el ejemplo de otros poetas que han cantado a la
luna, explicando su tardanza al saludarla:
". ... recordarás
que el vr.lgo y aun los sabios / dicen que vale más tarde que
nunca!"
Perdiendo su sátira, lamenta que no se puede hacer
nada en tan vulgar terreno como es:
... yo si algo he sufrido
de mii existencia en la carrera corta,
tengo la convicción íntima y grande
de que a nadie le importa, ...
Esto es una repetición de su carta de suicidn
en que dice
am.argam.ente que a nadie importará su muerte.
En "Letrilla" el poeta y su amigo Don Gregorio
anhelan ser escritores y se burlan de los otros jóvenes
sin talento que, por falta de otra ocupación, han tomado
la carrera literaria, criticando a los verdaderos poetas
románticos.
El último poema de humor antirromántico se
escribió en noviembre de l873--sólo un mes antes del suicidio--titulado "En este campo do el placer rebosa", sin
éxito humorístico.
62
En cuanto a esta sátira antirromántica,
otra voz tomar en cuenta la in.í"]uencia clásica.
importa
Hay refe..
rencias a O v i d i o , a Cicerón y a Horacio en varias o b r a s ,
como el epígrafe de Horacio
ille que procul negotiis..."
en "La vida del campo":
En "Letrilla" se burla de los
escrito-es. que demuestran
Í-,U erudición
su inconocible
Ya se ha mencionado
español".
"Beatus
"llenando de latinajes/
el uso de títu-
los clásicos al nombrar los pastores de "La vida del campo".
Menéndez y Pelayo señala el influjo de Horacio:
... nos parece aercibir en La vida del cam-pq_ un remedo
de la iiiofensiva bucólica que Aguilera titulo La
A-c a d i: • 'o de rn a. También en este poema Acuña refiere
a Ho2'acio Flaco, que tal vez fue primero en alabar la
dicha y la ventura que se gozaba viviendo a lo ranchero
en su Beatus ille.
Por estos versos
ción de las enseñanzas
satíricos
se percibe la degenera-
de las humanidades, de la que Justo
S i e r r a — p r o bable miente el literato sobresaliente
después de
Alt am.ir ano-- coment 6 :
... ¡perdón, nadre Eoracio, padre Virgilio, perdón!
--y todo ello andando mexclado con jirones viejos de
metafísicas escolásticas, aprendidas de coro, y un
poco de m.ater.ática incompr endi da y un poco de física
desencuadernada:
esa reliquia de otras edades se
1 lamí aba un curso de filosofía.
Algunos de los poemas patrióticos
e humorísticos
(como " O c a m p o " , que murió "miurm^urando una esperanza / de
miel y de libertad para el futuro"
y "Nada sobre nada"
en que Acuña abandona su tono ligero al criticar la
injusta con sus d e f e c t o s ) , reflejan la preocupación
sociedad
63
Idealista del poeta.
Este interés sociológico aparece en
dos poemas particulares.
"Una limosna" (1869) describe un a
mujer sola, desamparada y muriendo de hambre, que pide la
ayuda de la gente pero no recibe la compasión que se la
debe.
Es una vituperación fuerte de la sociedad que des-
precia su grito lastimoso:
¡Yo tengo lia.ribre! ¡Yo t^ngo hambre!
Por piedad, lUna limosna! ...
y llora, y nadie la escucha,
¡que nadie escucha al que llora!
La mujer cen.surada por la sociedad sin examinar las
causas es tema de "La ramera" (1869), en que el poeta
critica al hombre culpable de su parte en la desgracia:
. . . ¡escúpela también. . . ! ¡anda. . . ! no importa
que tú hayas sido quien la hundió en el crimen
que tú nayas sido quien mató su creencia!
Este tema de la mujer caída parece influido por otro poeta
m.exicano, Sor -Juana Inés de la Cruz, y su Redondi lia (Contra
las injusticias de los hombres al hablar de las mujeres):
Hombres necios, que acusáis
a la mujer sin razón
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis.
No ha sido siem.pre una mujer despreciable. Acuña
dice al condenar al hombre de su parte en convertirla de
camelia en lodo: "¡Le t rans f orm.ast e de ángel en ramera!"
Y la pobre se aparta de la sociedad "sin encontrar un ser
que te comprenda"--eco del sentimiento de Manuel en "Aislamiento" cuando no encuentra "ni una alma que me comprenda /
6h
ni una alma para la mía!"
Una carta a la madre (el 1 de
octubre de 1873), apenas un mes antes de su suicidio),
subrayva su desesperanza y corr.-ibora el sentimiento de los
versos:
"Yo deploro todas estas circunstancias porque me
pesa ya esta vida de aislamiento y de fastidio en que me
consumo sin ver en mi derredor ni una persona que me
quiera;
Estos poemas expresan la simpatía de Acuña ante las
condiciones sociales de su tiempo--no usual en un joven inm.aturo de sus experiencias limitadas.
lógico continúa en I873 en su prosa.
Este interés socioEn el prólogo al
libro Gerardo (Eistoria de un jugador) de Morales, Manuel
expresa su filosofía social de "ese vicio degradante y necio
que se llama el juego".
Critica la sociedad muriendo bajo
las m.aias influencias de la época, como en La fe, antes
había criticado las m.aias prácticas de la Iglesia.
Otra
pieza de prosa. Amar y dormir, tiene poco significado u
Ínteré s .
El asunto de la ramera, la m.ujer desamparada y
despreciada por la sociedad sin considerar las causas ni
culpar al hombre responsable, se repite en el único drama
de Acuña, El pasado, escrito en I87O pero no estrenado
hasta 1872.
CAPITULO IV
LA OBRA DRAMÁTICA
... escogió de todas las soluciones que un drama semejante tiene
en el mundo, aquella que parece más
grandiosa, más poética y más bella.
Ignacio M. Altamirano
La carrera teatral de Manuel Acuña empezó la noche
del 7 de r.arzo de l8'rO, fecha en que se estrenó Piedad, el
dra'r.a nuevo de Justo Sierra, a beneficio de los deudos del
actor '.erced i-ora les.
Después de la representación, el
joven Manuel leyó su oda "En la apoteosis del actor Merced
'•[orales", que se recibió con aplauso desde el principio
2
asombroso :
"¡Mentira el más allá!
¡Mentira el alma.'"
hasta la conclusión dramiática en que clamó:
¡.Adiós, muerto sublime! ...
Descansa en paz mientras tu patria gime
sobre el recuerdo que tu gloria abona,
y mientras teje en su santuario el genio
para rodear tu nombre, una corona.
El segundo capítulo fue la noche del 31 del mismo
m.es, ocasión de la función en homenaje a la actriz María de
Jesús Servin, en que José Zamora leyó la oda de Acuña, "La
soñadora", dedicada a la actriz, la que también fue un gran
éxito.
Durante este tiempo, Manuel y su amigo Javier Santa
María empezaron su traducción en verso del drama. El suplicio de una mujer, por Eduardo de Girardín, obra que nunca
se llevó a escena y que se ha perdido.
65
3
G6
Tampoco se hallaron dos dramas atribuidos a Acuña:
Donde las dan las toman, pieza en un acto, y un drama en
verso, Letuona:
Nadie más cue Altamirano su})0 de esa pieza frustrada de
Acuña, como nadie, fuera de Baz, conoció el drama patrió"tico en verso, que escribió Acuña ... y que título
Let\)onia ... Ba:;, i:.yMiciona este drama de Acuña en su libro
Un ano en México.
Se supone que ambos se han perdido pasando de mano a mano
entre actores o empi-esari os , porque no hay otra referencia
a ellos .
Cosa interesantísima es la cita de María y Campos:
"El trágico desenlace de la corta vida de Manuel Acuña
parece que inspiró un drama por Rubén Darío, cuyo protagonista debió ser el propio Manuel Acuña".
Citando el
Diccionario Enciclopédico Hi spano-Amiericano (editado en
Barcelona en I89O y que refiere a obras de Darío., incluyendo el dram.a Manuel .Acuña) , el crítico d.ice que la declaración del Diccionario de la presentación del drama en
Nicaragua es falsa y que probablemente Darío escribió un
ensayo dramático que nunca se representaba.
Lo pertinente
de la cita es la indicación del influjo probable del romántico Acuña sobre el modernista Darío.
El pasado es el único drama estante de Acuña y se
estrenó la noche del 9 de mayo de l872 en el Teatro Principal.
La escena es México del año I87O, año en que se
escribió la obra.
No hay originalidad del asunto.
El argu-
mento fue bien conocido y tratado por muchos otros autores
6T
al través del tiempo:
La dama de las camelias de Dumas,
Marión Delorme de Hugo, El suplicio de una mujer de
Girardín, (el que Acuña y Santa María tradujeron y que
también se perdió), para menciona.r algunos.
En resumen, la obra cuenta la vida pasada de una
mujer caída, traicionada por un hombre viejo y rico, y la
lucha contra una sociedad que no la perdona para gozarse de
una vida de m.atrii:ioni o feliz.
Anos atrás, Eugenia
(entonces
llamada I-lar garita) , eii'pujada por la pobreza y para salvar
a su madre enfer.ua, se había entregado a D. Rai.-niro.
El
sacrificio fue inútil porque la madre murió "al e-cercar el
pan de la deshonra a los labios".
Más tarde Margarita y
David, un famoso pintoi' mexicano, se casaron aunque él sabía
de su pasado y la perdonó.
La acción del drama comienza cuando Eugenia y David
regresan a México de Italia (donde vivían después de su
boda por seis años), y él la presenta a sus amigos, entre
quienes aparecen el viejo seductor y otro pretendiente despechado antes por Margarita, que traman vengarse al revelar
su pasado.
Ella decide a abandonar al esposo para evadir
el repudio social.
angustiosamente:
pasado!"
David corre a buscarla, declamando
"¡No, no!
Yo te adoro a pesar de tu
Esto parece ser un eco de "Hojas secas" en que
Manuel solloza su tormenta del engaño de Laura:
perdonaré la ofensa / pero olvidarla... ¡jamas I"
" ... yo
68
En el drama, David
tación
de la mujer
afirma su creencia en la rehabili'
caída:
Si:
yo sostengo que la mujer es rehabilitable
cuando su alma se ha conservado pura, y, sobie t o d o ,
cuar.do su j'a.lta ha tenido por mévil, no la vanidad
ni los p l a c e r e s , sino un sentimiento noble y generoso,
el de salvar la vida de una madre.
Sin querer ver al espos-o, Eugenia le deja una carta
patética
y m.elod:-amatica en. que ls:;!enta su suerte amarga:
Idreí.te sc^- feliz con el amor de una m.ujer manc?iada;
te en;-añaste!
¡Adiós!
¡Para siempre! Yo no debo
arrastrarte en mi desgracia, haciéndote víctima de
m.i ¡Ayer!
Dios tend^-á misericordia de m í , ya que
los hombree ^^ me la. niegan.
Acu-ña expene en boca de David su propia condenación
sociedad
de la
cruel e inexorable:
Yo no condeno como la sociedad ... a la pobre miujer
... que el día que muere de hambre se vende en el
vértigo de la m.iseria, por unas miigajas miendrugo!
. . . Yo a quien condeno es a la. sociedad que se enfanga
y después se asusta de sí misma!
^. o sabemos que será la suerte de la pobre Eugenia.
María y Campos
opina que será la miuerte y que ella
del presente por la ventana del suicidio".
Martínez
7
José
"escapa
Luis
declara que la sociedad la negará la felicidad
ella r.erece
que
"devolviéndola irj^plac ablemient e a la proscrip-
ción y a la miseria".
A lo m e n o s , no se contempla una vida
alegre para Eugenia y Acuña no da la solución.
Tal vez fue
como su amigo Santa María dijo de la ambigüedad del problema:
"Cuestión hermosa y honda cuya solución no da el autor porque
o
prácticamente
no la hay".
69
Manuel sólo tenía veintiún años cuando escribió
su drama, que sufre de su inmadurez:
los límites de su
propia intuición y comprensión; su inhabilidad de igualar
sus emociones y sus grandes obsesiones con sus experiencias.
Por eso, el drama nunca logra un nivel verosímil y las invectivas del autor contra una sociedad "que juzga y sentencia sin ¡ninguna coiiirasión para el culpable ..." caen en
la región de lo quÍ!;."rico.
Por la voz de Eugenia se oyen
las diatribas fanáticas del poeta al censurar a los hombres
honrados que "se llaman católicos y filántropos, y entienden
la caridad a su manera, perdiendo a una desgraciada que se
muere de ham.bre, y siendo los primeros en el cinismo para
levantar la piedra y arrojársela".
Según las noticias teatrales del tiempo. El pasado
fue un gi-an éxito:
" ... se hizo salir a Acuña tres y
cuatro veces seguidas, se tocaron dianas y por algunos
miinutos no se oían m^ás que a.tronados aplausos.
A
Acuña lloraba
.. „ 10
de emoción .
Había otras representaciones del drama el 11 y el
l6 de junio, los dos con éxito.
No es hasta el 26 de junio
de 1873 que se presento otra vez, y entonces por la compañía del eminente actor español José Valero y su esposa
Salvadora Cairón.
Desgraciadamente no gustó al público,
com.puesto por españoles residentes en México e hispanistas
"que sólo encontraban bueno lo que traía el sello español,
ni a la crítica, que desaprobó a Valero ... por haber
70
elegido para la función de gracia a la notable actriz espanola la obra de un poeta mexicano". 11
La carta que Acuña escribió a su amigo Peza, referente a esta función, demuestra el entusiasmo y el afán del
poeta de ver representado su drama }Jor tan famosa compañía.
También tiene alusiones interesantes a sus coetáneos a quien
"
-12 •
el llam.a por apodos que Peza explico
Hermán 0 Juan
No falte s el ensayo de mi drama. D. Josc^ [Valero]
le ha o f r e c ido al maestro [Alt am.ir ano ] poner sus cinco
sentidos en la ejecución de cada escena. El Doctor
[Manue 1 T e r e dol, según me dijo Facundo [Cuellar], hará
].a eró •1 i c a del estreno y A.gustín rCuencal leerán unos
lá que te llevaras a Calibán [Baz1, y que
versos
:
^^'^
le p i (1i e a a s su opinión en reserva, para que luego desEstoy nervioso y sin embargo no
cubri r m.e e l secreto.
tengo ir.. !L G CI O 5 porque Salvadora y Juan [Cairón y Reig,
actore si han de salvar la obra. ...
Manuel
Con el fracaso de esta función. Acuña sufrió uno de los
golpes más am.argos de su vida.
Unido a los engaños de sus
amores y sus estudios, se adivina lo que podía llevarlo al
bordo del suicidio.
En retrospecto, parece que el drama no gozó tanto
éxito como se ha referido antes, aunque varios críticos
modernos repiten que el estreno el 9 de mayo fue recibido
extraordinariamente por el público, Al contrario. Castillo
Nájera, con su obsesión de discreditar a otros biógrafos,
negó que el drama tuvo éxito:
"Estimación final:
la noche
de la reprise. Acuña no fue aplaudido ni laureado; Cuenca
guardó sus versos para otra oportunidad que nunca se
presento
„13
71
Había otras representaciones del dra.ma el 2$i de
septiembre de l873 en Toluca y otra en Puebla durante la
vida del poeta.
El 28 de mayo de l875 vio la función
póstuüua en Saltillo, a la que la familia del poeta asistió.
El próximo a.:o fue dedicado un teatro llevando su nombre,
que se incendio en agosto de 1902.
Después, se erigió un
bello m.onum.ento en su honi-a en el parque principal de
Saltillo.
En las c eleb:-ac i one s del Centenario de Acuña, el
26 de agosto de 19^9, se estrenó una nueva producción revisada e i^knovada de El pas a do bajo la dirección de Salvador Novo.
Entre los convidados fue la anciana hermana de
Manuel que vivía todavía.
La misma pieza fue presentada en
México el 23 de octubre de 19^9 por el Instituto Nacional de
Bellas Artes.
CONCLUSIÓN
Para mejor comprender, evaluar y apreciar la vida
y la obra de Manuel Acuna:
" ... el poeta do su siglo, el
hombre más típico del Romanticismo mex i c ano"-'", se lo ha colocado en el México de su t-empo, rodeado por sus coetáneos,
todos influidos por el romanticismo impoi'tado de Europa y
su progenie mexicana.
Se ha delineado la vida del poeta
cuanto posible, demostrando las influencias literarias,
sociales y políticas qn.e produjeron este distinto y célebre
poeta romántico de ::éxico y del mundo.
Se han comiparado
su vida y su obra como factores entretejidos.
Ya se ha aiseutido el movimiento político y social
que brote en los países del m.undo en el siglo XVIII después
de las Revoluciones en Francia y en los Estados Unidos, y el
tem.or a la guerra que Napoleón quiso llevar a cabo para
apropiarse del trono español, paralizando todo el continente.
Esta insurrección fue una acción sustentadora a las protestas
de la gente de los países del m.undo, especialmente la de los
Estados Unidos, de Francia y de España, que exaltaban al individuo y su derecho de vivir en libertad.
Este clamor in-
dividualista produjo el ambiente desasosegado que se transformó en una reacción centra los valores y preceptos aceptados,
tanto en lo literario como en lo social y lo político.
En Inglaterra, en España y en Francia emergieron las
características que introdujeron el llamado romanticismo, un
72
73
moviiiiento literario en contraste con el clasicismo tradicional que dominó la literatura del período.
Los escritores
de la época reaccionaron contra las restricciones de la
escuela neoclásica y renunciaron la necesidad de seguir los
modelos clásicos, comenzando a modificarlos según su propio
gusto.
Sus obras se di fundaron por un nuevo rasgo subjetivo:
"el romántico yo" en que la pasión del hombre fue la raíz
j u s t i i^ i c a n t e .
En las últimas décadas del siglo XVIII y las primeras
del siglo XIX, los escritores mexicanos abrazaron los preceptos neoclásicos hasta que los poetas de la Independencia,
siguiendo el ejemplo de los poetas españoles, Espronceda,
Quinitana y Cienfuegos; los franceses, Hugo, Vigny y Musset;
los ingleses, Byron, Scott y Young, eomenzai-on a escribir
r^">•,
oL-ras
de tono lolitico.
En 1830, aparecieron les principios
del m.ovimiento romántico mexicano.
Los precursores continu-
aron a incitar a los románticos europeos pero la mexcladu ra
de lo indígena y lo español en el temperamento de los mexicanos causó la distinta cualidad miestiza por la que la literatura mexicana se diferenció de la literatura mundial.
También se ha referido al trastorno político, social,
religioso e intelectual que existió después de las gue.rras
de la Independencia, comenzando en 18IO y continuando por
las luchas de la Reforma hasta I876.
En este ambiente agitado
se han situado a Manuel Acuña y a sus contem.poráneos , incluyendo la generación mayor que formó la primera etapa del
Ih
movimiento romántico:
Prieto, Ramírez y Altamirano--los
dos últimos maestros que enseñaron sus actitudes escépticas,
ateístas y positivistas a los jóvenes de la segunda etapa:
Sierra, Peza, Flores y Acuña, entre varios otros.
Se ha trazado la vida del poeta Acuña, desde sus
principios en una familia religiosa, de recursos modestos
en Saltillo liasta su llegad-i, a la Capital en I865 para seguir
los estudios preparatorios y médicos.
el resto de su vida corta.
Estudió y vivió allá
Sus obras y sus cartas familiares
muestran la vida desolada, vacilante y angustiosa que
existía durante casi toda su estánci a en México.
Se han
observado los sucesivos encuentros amorosos que contribuyeron
a su descontento de la vida actual; su desesperanza ante las
condiciones sociales y políticas que lo circundaron; su temor
del mas alia; su fe vacilante en la existencia de Dios o en
la inm.ort ali dad del alma y, al fin, su aceptación de las doctrinas positivistas en que Dios está reemplazado por la
Ciencia para crear una vida progresiva.
Casi la producción entera de Acuña se limita a sus
poesías que inundaron la prensa de su época.
han conservado en las obras coleccionadas:
Además, se
un drama, El_
pasado (I87O), dos artículos reproducidos de diarios. La fe
—
(1869) y Amar y dormir (1869); su prologo al libro Gerardo
(Historia de un jugador), escrito por Vicente Morales en
1873, y su epistolario escaso. Tal vez Acuña no escribió
má s, pero parece incongruo por tres razones notables:
75
Inanuel tuvo el ávido afán natural y literíirio de prod\icir y
de ver publicadas
dad lamentable
manos;
las frutas de su labor; sufrió la necesi-
de sostenerse y de reforzar sus medios pecu-
colaboi-o en varios dia.rios y revistas que se han
mencionado y fue redactor o fundador de algunos.
sorprende
q\e tan pocas piezas do prosíj se pubJicaron.
Se in-esentó otro artículo ene no ha sido
nado.
A s í , se
Apareció en
• a S-ombra de Guerrero
coleccio-
(el 29 de noviembre
de 1 8 7 2 ) , pt2-iodico del que Manuel fue un ]-eüactor y tituló
^2
la instrucción , en que él s e a a 1 a la i r::p o r t an c i a
La niñez y
de instruir
al niño para lograr el progreso de la patria.
Es otro ejer^plo de la doctrina positivista en la obra del
poet a.
En adición, en El Por^-^enir, el folleto de la Sociedad Filoiátrica y de Beneficencia de los alumnos de la
Escuela de Medicina, se encontraren
mente científicos
médicos:
cuatro artículos pura-
que Manuel presentó durante
estudios
A.rte de formular, '/ i r u e 1 a , Cavida. d cé f alo-
ra qu i di ano y Fenómenos
y general.
químicos de la respi:^aci6n
pulmunar
Estos estudios no tienen ningún interés lite-
rario pero son parte integral de su vida y
a su t emperamient o y su actitud
contribuyeron
escepti ca, ateísta y mia-
terialista, que a su turno influyeron
tratado
sus
su obra, lo que se ha
detalladamente.
Al fin de una existencia infeliz, melancólica.
m órbida y sin esperanza, Manuel sucumbió a los dolores de
76
su vida:
la penuria de su existencia; la nostalgia de su
familia y su depresión a la muerte repentina del padre, sin
volver a verlo desde salió del hog.ar hace
seis años; sus
amores fracasados o nunca realizados con Laura, Rosario,
Ch... y posiblemente otra., mujeres ignoradas u imaginarias;
su fascinación tei.erosa y dudosa en cuanto a Dios y la antevida; sus estudios ia.completos por 3-azón de la debilidad de
su salud; sus actitudes basadas en los estudios médicos que
resultaron sus convicciones materialistas y positivistas-todos o algunos se unieron hasta el punto de arrojarlo en
los fon.dos de wna melancolía de la que no había fuga sino
en la muerte.
Y no podía esperarla; tomó su propia vida,
envenándose antes de cum.plir sus veinticinco años.
Después del suicidio de Acuña, sus amigos, los
críticos del período y la gente que sólo lo conoció y lo
amó por sus poemas, escribieron una infinidad de cartas,
artículos y elogios de su talento y su obra, lamentando la
acción del suicidio y la pérdida de un joven poeta, m^uerto
en la flor de su edad y de su promesa de gloria, tanto en
la literatura de su país como en la del mundo.
Através de
los años su memoria se ha perdurado y su prestigio se ha
aumentado a pesar de la producción limitada de su labor y
los obvios defectos literarios ocasionados por su desarrollo
abort ado.
Siempre se han analizado la obra y la vida del poeta
:on el intento expreso de señalar que su obra fue un reflejo
77
auténtico e innegable de sus propias experiencias, sus propios pensamientos, sus propias actitudes y emociones.
Por
su producción entera, se ha seguido la vereda desviada,
fluctuante y atormentada que, al fin, lo llevó a su autodestrucción como ].a única solución a su existencia frustrada
e insufrible.
No gozó de una vida tranquila ni hermosa,
aunque de vez en cuando fugazamente centelló la esperanza
de lograrla.
Fue como si la fuerza del sino había conspirado
para que nunca se realizaran sus ensueños de una vida de
frui ción.
.--'veuña nunca alcanzó su sueño anhelado de gloria
durante su vida, pero sus versos "En la apoteosis del actor
i-:erced Morales" aplican tanto a él mismo como a quien se
escribieron y, posiblemient e le darían alivio a su vida frustrada y angustiosa.
Es un epitafio digno de los talentos
excepcionales del poeta:
¡Muerto, reposa en paz! y si en la fiebre
de tu am.bicicn y tu querer fecundo
soñaste con un mundo más risueño
que este pequeño y miserable mundo;
si astro que cruza la extensión vacía
soñaste con dejar escrito en ella
algo como la luz que en ti vivía
para hacerte inmortal con esa huella,
tu sueño está cumplido. ..tus cenizas
ya no son más que escoria;
pero el azul radioso de tu patria
cuenta otra luz, la luz de tu memoria.
A su muerte prematura, Manuel Acuña dejó en los
anales de la literatura de México y en los del mundo, su
huella--a veces geniosa, a veces exagerada o defectuosa.
78
pero siempre inspirada, conmovedora, inolvidable--como él
mismo quería:
Ved la sencilla historia que os ofrecí contaros,
acaso os entristezca, pero l^. dejo asi;
adiós, adiós, ya parto; me atrevo a suplicaros
que la leáis a solas y os acordéis de mí.
("Historia de un pensamiento", l873)
NOTAS
INTRODUCCIÓN
dosc Luis Martínez, ed., Cnorfi_s_ de Manuel Acuña.
Poesías, teatro, artículos y cart as .'" " Co.l e c c ion de Escritores I-.exicanos, LV (México: Editorial Porrúa, I965),
X \' i - x \ i i .
t c r n a n a o Gut :: er?-ez , e d . . P r ó l o g o de M a n u e l A c u ñ a :
FE^^ £ _ Ü ? - ^ 5 E 1 L £ •E^^^BÍas ( E a i- c e 1 o n a :
E d i t o r B r u g u e r a'.. 1 9 6 5 ) ,
P a r. . l> .
CAPITULO I
Ángel Q e 1 Río, Ei'storia de la literatura e^spañola,
IT (Eev York: Hclt, Rineñart and w'inston, I963), 9E.
o
^Ibid . , pág. 102.
3
.
_,
GuillermiO Eíe.z-Plaja, Introduce:'ón al estudio del
romántica ":::c esrañol (Madrid: Espasa-Calpe , S.A., 1942),
pág. 20, citado por Jeannine Elizabet?i Hyde, Manuel .Acuña,
romántico positivista (tesis, la Escuela de Verano de la
Universiaad Nacional /.utónoma de México, 1957), pág. 2.
Ibi d. , pags. 8l~82, citado por Hyde, pág. 3.
Luis C. Urbina, La vida literaria de México y la
historia literaria durante la Guerra de la In d e p e rx d ene i a .
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pág. 32.
líarcelino Menéndez y Pelayo, citado por María del
Carmen Mi lian. Literatura mexicana (México: Editorial
Esfinge, 1963), pág. lUO.
o
I'^aria Edm.eé Alvarez Z., Literatura mexicana e hispano a.m.e r i c an a (México: Editorial Porrúa, I961), pág. 2^5.
o
Carlos González Peña, Historia de la literatura
mexi cana (México: Editorial Porrúa, 1 9 5 ^ ) , pág. 219.
79
80
10,
E. Hermán Hespelt, An Outline History of Spanish
Ame£3_can Literature (New York:
F. sV Crofts and Co. , 19^11),
P^gs. ^iS-li6.
11
González P e ñ a , pág. 220.
CAPITULO II
José Rojas Garcidueñas, M:.,;.uel Acuña, poeta y hombre de su ti-r-mro, núm. 217 (México:
S':^ cret ar.í a de 'Educación
P ú b l i c a , 1 9 ^ 9 ) , pág. V.
'Vito Alessio Roi.^lt s , citado por Francisco Castillo
E á j e r a , Manuel Acuña (México:
Imprenta Porrúa, I 9 6 1 ) , nágs.
113-11^.
^Ilanuel A c u ñ a , Obras ; Poesías, teatro, artículos y
cartas.
Colecci.''n de Escritores Mexicanos, núm. 55
(.México: Editorial Porrúa, I 9 6 5 ) , pág. 367. Todas las
citas siguientes de la obra de Acuñ-.i vienen de esta edición.
1.,
Enrique de 01ava.?'ria y Ferrari, Reseña histórica
del teatro en !'éxico (l-ñéxico: Biblioteca Porrúa, 1 9 6 1 ) ,
pág. £73.
Rojas Garcidueñas, págs. vii-viii
Gonzélez P e ñ a , pág. 219Encicloyedia cultural unión (México:
Editorial Hi sp ano-Amieri c ano , 1 9 5 7 ) , pág. k9 .
Tipográfica
o
Rojas Garcidueñas, pág. viii.
José Lcnez-Portillo y Rojas, Rosario la de Acuña
Librería E s p a ñ o l , 1 9 2 0 ) , pág. 63.
(M exic o:
10 Juan de Dios P e z a , Me morías., reliquias y retratos
B o u r e t , 1 9 0 0 ) , págs. 1 0 6 - 1 J . 2 .
(í[éxico:
11.
•Rojas Garcidueñas, pag. xi
12
Ibid.
"""^Eduardo L. F u e n t e s , Laura la de Acuña.
Colección
de Escritores Coahuilenses, nüm. 17 (Saltillo:
sin editor,
1 9 5 9 ) , pag. 29.
81
Armando de María y Campos, Manuel Acuiia en su
teatro (México: Compañía de Ediciones Populares, 1952),
pag. 23.
Carmen Toscano, Rosario la de Acuña (México:
Talleres Gráficos de la nación, 19)i8T, pág. Zh.
16
Castillo Nájera, pág. ikh .
17
José
C a ^'. t i 1 1 o :/ '^" i ñ a , I'' rec'uerdos
Imprenta Rebollar, 19Í^l), págs.
18
(México:
hZ'~'"27Pr.
Gregorio Orive, citado por Castillo Nájera, pág.
hl.
10
'Arman, do de I-aría y Campos, "El teatro". Novedades
(Saltillo: E 6 ue agosto de 19^9), pág. 10.
^•^Peza, pág. 77.
21
Xavier Serondo, "Manuel Acuña", El Heraldo del
Norte (Saltillo: 28 de agosto de 19^>9), p ^ . 10.
22
X a v i e r P a r d o , " n u e s t r o hom.enaje a M a n u e l A c u ñ a " ,
El i^eraldo d e l N o r t e ( S a l t i l l o :
28 de a g o s t o de I 9 U 9 ) , p á g .
D'
23
Peza, págs. 78-79-
2k Rojas Garcidueñas, pág. xv.
25
Osear Flores, "Rosario de la Peña y Llerena",
El Heraldo del norte (Saltillo: 28 de agosto de 19i^9),
pág. 12.
26
Rosario de la Peña y Llerena, citado por Castillo
y Pina, págs. 225-226.
?T
Rosario de la Peña y Llerena, citado por Carlos
G. A.miézaga, Poetas mexicanos (Buenos Aires: Imprenta Pablo
E. Coni e Hijos, I89Ó), pág. 202.
Toscano, pág. 88.
lona:
^^Juan de Dios Peza, Obras de Manuel Acuña (BarceMaueci, 191I), págs. 8-9Amézaga, pág. 200.
^''"López-Portillo, págs, U8-1+9.
32
Peza, Obras, pág. 15-
82
33
Gregorio
Orive,
citado
por Hyde, pág.
l4Í^.
3k
José Marti, La clara voz de México (México:
Imprenta Universitaria, 1953), págs. 2")í 9 - 2 5 O .
35
36
Ignacio Ramírez, citado por Peza, Obras, pág. 12.
Justo Sierra, citado por Castillo Nájera, págs.
188-189.
Juan de Dios Eeza, El Radica.! (México:
diciembre de l 8 7 3 ) , pág. 27.
12 de
Agustín F. Cueíica, "In aeternum vale", citado por
Castillo Na;era, pág. 193.
30
'Anónimo, "La Gacetill-a:
'Manuel Acuña'", El
:: o n i t o r E e - ub 1 i c a n o (México: 9 de diciembre de I873),
pág. 3.
ko
bre
^ .
A n ó n i m o , L a V o z de M é x i c o ( M é x i c o :
19 de d i c i e m de 1 8 7 3 ) , c i t a d o p o r R o j a s G a r c i d u e ñ a s , p á g . x x i .
lil.
r e za- , O b r a s , p á g . 16 .
k2
ar
Fernando Soldevilla, Poes 1 a-s de Manuel Acuña
Librería de Garnier Hermanos, 1895), pág. vii.
ii3
Am.ézega, p á g .
191.
Ma.nuel P l o r e s , " T r i s t e
Revi stas (México:
r e c u e r d o " , R e v i s t a de
9 de diciembre de 1923), pág. 32.
Julio Jiménez Rueda, "El centenario de Acuña",
Revista de Eevistas (México: 28 de agosto de 19^9), pág. 7CAPITULO III
González Peña, pág. 219.
^Amado de los Ríos, "Manuel Acuña, poeta del amor
y de la muerte". Hoy (México: 3 de septiembre de 1 9 ^ 9 ) ,
pág. 22.
3
^
^
Martínez, pags. xv-xvi .
López-Portillo, pág. 25.
83
Jorge Manrique, "Diciendo qué cosa es amor",
^__ntolo^ía general de la literatura esna?iol.a, ed., Ángel del
Rio, 1 Cíev York: Nolt, Rinehart and Winston, I960),
pág. 130.
6
Rojas Garcidueñas, pág. xi.
Laura Méadez, "Adiós", citado por ñyde, pág. 60.
8
Acuña, citado por Peza, Memorias, pág. 111.
9
J ' a r c e l i i - o Menér.dez y P e l a y o , " P o e s í a h i s p a n o a m e r i
c an a :
M é x i c o " , C E^-^a s_^_oj.;. J o t a s , X E V11 ( E a n t an de r :
A l du s
S . A . d e A r t e s G r á f i c a s , l^^lc),
I56.
10
Gustavo Adolfo Eécquer, R i r a. s y leyendas (México:
El Libro Espaa.ol, sin fecha), pág. lo".
11
Ibid., pag. 28.
1:
José Em.ilio Pacheco, La poesía mexicana del siglo
XIX (i'éxico: Empresas Editoriales, I965), pág. 258.
pág
1?.
Rosario de la Peña, citado por Castillo Nájera,
125.
ll
Lopez-Poi'tillo, pág. 9 '
15 Menéndez y Pelayo, Obras, pág. I56.
lé
José Asunción Silva, "Nocturno", Antología de
poetas m.odernistas hispanoamericanos , ed., Homero Castillo
(Toronto: Blaisdel.i Eublishing Com.pany, 1966), pág. 122.
17,Castillo Eajera, pág. 82.
18
Peza, Obras, pag. 10.
Pedro Calderón de la Barca, "La vida es sueño",
Diez com.edias del siglo de oro, eds. , Hymen Alpern y Jos
Martel (l.'eu Yorn: Earper and Brothers Publishers, 1939)
pág. 668.
20 Carlos Villegas, "Enfermo de morir". Novedades
(México: 27 de agosto de 19^9), pág. 3.
21 Castillo Nájera, pág. 3^.
22 Joaquín González Camarga, citado por Amézaga,
pag . 228.
Qk
23
^
Menéndez y Pelayo, Obras, pág. 155.
2k
Roberto Núñez y Domín,.-uez,
A£illü>
citado
por
Castillo
li a j e r a ,
E_l_ l'^'^xico de fE.'nuel
pág.
3'o.
25.
Ignacio Ramírez, "Por los gregorianos muertos",
citado por Alfonso Rubio, "Acuña y su tiempo", Trivi um
(México:
septiembre de 1 9 ^ 9 ) , pag. 8.
"
26
Francisco P.imentel, Historia critica de 1 ?i n o e s í a
mexi .-ana (:E'':XÍCO: Oficina Tipográfica de la Secretaría de
Fomente, 1892), y:{¿. 85727
Castillo nájera, p-g. 35-Menéndez y E el ayo. Obras , pág. 15 5.
2
0
^
'Felipe Sánchez de la Fuente, "Acuna y Lucrecio:
dos poetas desventuaados" , El Heraldo del Norte (Saltillo:
28 de agosto de 1 9 ^ 9 ) , pág. lo.
30
Gabriel Méndez Planearte, "Lucrecio en Acuña",
Nove dades (México: l^i de septiembre de 19^9) > pág. h.
'^ Castillo y Pina, pág. 276.
E2
Peza, O b 2' a s , pag. 9 •
33
Julio Jimiénez Rueda, Letras mexica.nas en el siglo
XIX (México: Fondo de Cultura Económica, 1 9 ^ ^ ) , pág. 155Menéndez y Pelayo, Obras , pág. 15^
35.
'Martínez, pág. xiii.
Menéndez y Pelayo, Obras, pág. I56.
Justo Sierra, citado por Rojas Garcidueñas, pág.
XXI
^ Sor Juana Inés de la Cruz, "Contra las injusticias
de los hombres al hablar de las mujeres", An Antholoay of
Suanish A.merican Literature, ed., E. Hermán Hespelt (E'ew
York: Atnletcn-Century-Crofts, Inc., 19^6), pág. 69.
CAPITULO IV
XIX
•""Ignacio Manuel A l t a m i r a n o , " E l
(México:
12 de mayo de I 8 7 2 ) , p á g .
pasado".
1.
El
Siglo
85
Armando de María y Campos, "El teatro". Novedades
(México: 18 de agosto de 1 9 ^ 9 ) , pá^.. 12.
3
María y Campos, Acuña en su te'atro, pág. h"^.
Ibid. , pág . h ); .
Ibid., págs. 51-52.
Luis R e:.' e s de la M. a z a, El te-i. -o en i'éxico en la
e i-oca de Juárez. (México: Imprenta uñi v"er si t ari a , I961),
págs. 3 D , EO7.
7
Armando no :Ei?-ía y Campos, "El teatro". Novedades
2 0 de agosto de l^"^)+9), pág. 1.
(ilaxico:
8,
,
..art m.e.:, pag. ix.
9
Javier Santa María, "Gacetilla:
'El pasado'".
El Si~Eo XIX (México: 11 de mayo de 1872), pág. 1.
Altamirano, pag. 1.
A. r .m a r d o de i' a r í a y C amp o s , La ci r am.ática mexicana
durante el gobierno del Eresidente Lerdo de Tejada (M é x i c o:
Ccm.panía de Ediciones iopulares, 19^6), citado por Castillo
Nájera, pags. 127-128.
12 Peza, Memori as, págs. 10-13.
13 Castillo Nájera, pág. 130.
CONCLUSIÓN
1-.
Hyde, pag. 135Acuña, "La niñez y la instrucción , La Sombra de
Guerrero (México: 29 de noviemibre de I872), págs. 1-2.
OBRA CONSULTADA
Acu..a, Manuel. Obras. Poesías, teatro, artículos y cartas.
Ed., José Luis MarLÍnez. Coleccién de Escritores
Mexicanos. Núm. 55- México: Editorial Porrúa,
1965 .
OTRAS OBRA
Carta-p,rologo de la novela Gerardo (Historia de
un jugador) uor Vicente Morales. I^io^ico: Imtrenta
de I. Cumpledo, iQ^k,
pags. 5-9.
ñ:i stori a d Jin__^ens amiento ( Poesía, inédit a) .
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•-.
La alori a. Edición de la Nación.
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Obra no encontrada
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(28 de agosto de
Una herm.osa poesía de Acuña, leída en la sesión del Liceo
éxico:
(20 de dicieribre de
Hidalgo , La "ación
1873).
V a l e r o , José.
Telegrama a Altamirano sobre la muerte de
A c u ñ a , El Siglo XIX.
México:
(l^ de diciem.bre de
1873).
Valle
G a r c í a , Luis.
"Rosario en su 'Nocturno'", Revista
Iberoamericano.
VII. México:
(junio-octubre de
19h6)
.
101
Zarate, Eduardo E. "Sueldos a Manuel Acuña", El Búcaro
I. Méxi co: (27 de abril de l873).
APÉNDICE
*LA NIÜEZ Y LA INSTRUCCIÓN
La enoca de la niñez podemos decir que es una
época de transición.
Durante ese p^-ríodo, la materia, los sentidos, van
dejando de ser unos órganos puramente fisiológicos, van
dejando de funcionar a'L sladament e, para convertirse en los
instrur.entos de la inteligencia, para reunir sus diversas
iiapres ior.es , y dar un resultado, el juicio, que sobre la
gran criatv.ra, es como si dijéramos, el sello de su dest i Ti o y de : u esencia.
Entre el aniaial y el hombre, el término medio está
establecido por el niño.
En los contornos del que acaba de nacer, hay mucho
de los contornos del primero, y mucho de los contornos del
se,a un do.
asta despojarse por un momento de la venda del
cariño como padres, para convencerse de que en el instante
de brotar al mundo, la única diferencia entre el fruto de
una mujer, y el de una fiera, es el origen.
Manuel Acuña, La Sombra de Guerrero (México: 29
de noviembre de 1872), págs. 1-2. Reproducido con la ortografía del periódico.
102
103
Esta diferencia es por sí sola suficiente
para
colocar al primero un grado mas arriba que al segundo:
pero no lo bastante
para autorizarle á tomar su lugar
definitivo.
En la escala de la gerarquía animal, el niño
ser colocado en el desca.nso; allí donde acaba el
podría
irracional
na:^-a e mpezsr el ho¡:Enre ; allí donde la materia cambia de
noi.ibre para 11 ai,; ar se una int eli gene i ;i .
Pou.r.a decirse que el niño es una alborada.
Ena tregua entre la luz y las tinieblas; un pai-éntesis entre
la noche y la mañana; un botón.
Un niño es un hombi-e con esta condición, ^ J E _ ^ , ^ •
El 2:iedio para acordar este plazo que puede ser indefinido
es la iniSt ruc ci on .
E s t a , y no la edad, es la que nos coloca en la
pocision
(sic) de nuestros
derechos y de nuestras preemi-
nencias .
Am.ont onem.os demasiadas
se llama una frente
tado:
som.bras sobre ese cielo que
de ci.nco años y tendremos
este resul-
la noene eterna, ó lo que es lo m i s m o , la ignorancia.
Hagamos de la escuela el invernadero
queños capullos
resultado:
de esos p e -
que se llaman n i ñ o s , y tendremos
los botones
este otro
abriéndose y anticipándose
á la luz.
En ese b o s q u e j o , en ese cuadro á m e d i a s , la instrucción es la que dá el último toque.
10Í4
La mano
nos
impide
tenemos
que
hacer
á la
levanta
ese
velo
la c l a s i f i c a c i ó n
que ]^or un
exacta
del
instante
animal
que
vista.
La
que v i e n e
La
que
a justificar
el homo
sapiens
de
Lin.neo.
que
viene
v^ien.e á c o n v e r t i r
á vnvolver
al b u s t o
en ídolo
con
la e s t a t u a ,
el r o p a j e
La niEez
es la e s p e r a n z a , la n i ñ e z
Hacer
ella una
de la
es el
la
divinidad.
(sic)
m.?.:iana .
al
dado
aquí
á la
ha recibido
dadera
y
del
la iiaportancia que
i n s t r u c c i ó n ; de
el
cultivo
asegurarle
aquí
en t o d o s
el i n m e n s o
los
un
sol
tiemnpos
desarrollo
de esa p l a n t a , cuydt f r u t o
form.a e u c a r í s t i c a
de D i o s ,
se
que
es la v e r -
es d e c i r , de la
libertad
progreso.
Esa tierra
llaraa la v i r t u d ,
un
a n t o r c h a , es
porvenir.
De
ha
de
solo
co l o c a r á
que
que
instrucción.
El maestro
de e s c u e l a
ascensión
que
se l l a m a la p a z , que
se llamea el p o r v e n i r , no t i e n e
c a m i n o , la
La
dad, mas
prometida
á esa
cuestión
c i m a que
de t i e m p o , es
á la p a l o m a
en
al n i v e l
de v u e s t r a s
manos.
no
debe
mas
que
es su iioisés.
Convertid
El progreso
se
se c o n s i d e r a
cuestión
de
la
felici-
alas.
á g u i l a , y lo i m p o s i b l e
contentarse
con
destruir.
se
105
Aniquilar á la tiranía es bueno, pero es mejor
iluminarla.
Romper la vendaval sublime; dar la luz es mas
sublime todavía.
La cuestión no es de^^ribar el templo; la cuestión
es convertirlo en acadei-iiu.
En Mexicc^ hemos hecho mucho; pero aun es mucho mas
lo que nos falta por hacer.
Eso que iiOS falta por hacer, es educar á la niñez,
es cultivar el te:'reno, en el que á costa de tantos sacri1
,-* -»
*^
s he:..os arrai.cado la maleza, es comipletar nuestra obra.
es realizar el ideal de nuestros ensueños y nuestras esper
anzas.
Detenernos aquí, seria tanto com.o renunciar al
premio de nuestro trabajo, seria confesar nuestra debilidad
y convertir en estéril la semilla fecunda de nuestro porV e i'i i r .
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