^ ^^ ^ MINISTERIO DE AGRICULTURA DIRECCION GENERAL DE AGRICULTURA SERVICIO DE PUBLICACIONES AGRÍCOLAS ^ HOJAS DIVULGADORAS ^ - - AÑO xxxn - 193ti -MARlO - --- Instruccioaes para el cultivo de la remolacha azucarera en secano por GuILI_rr.nto (^)t^1N^rnvli.LA Ingoniero Agrduomu I?1 culti^-o ^l^ la remolacl^.I ^IZUCarcr^I de _^t^tfec'c^lertte^. re!^^I^lío es ^t^^tualmente cl ^lue oru^^a eIl Es}^aii^I 1^I casi tot.Ilidad ^lcl ;ír^a de tcrreno dediracla ^I est^^ producción, pu^•s sólo en j^equcila, c^tensioncs ^lel norte ^- norocstc dc l^t 1'^^nínsula - Z - 9e cultiva sin riego, por ser las lluvias allí muy abundantes. Pero, precisamente en esas regiones, salvo algún caso excepcional, el cultivo no ha adquirido preponderancia por causas muy complejas. Es, pues, en el momento, como lo ha sido antes, el cultivo de la remolacha azucarera patrimonio de las vegas de regadío de la mayor parte de las comarcas de España. Pero dcsde que se comenzó a propagar el sistema seguido en el cultivo de las tierras secas del oeste americano, que se conoce bajo el nombre dc Dry-Farsning, se reparci en que toda la meseta central de España estaba dentro de la zona que se comprendía como la de dicho sistcma o modo de cultivo. Ha habido, }- hay, quien dice que esto no era una novedad en nuestro país; pues, por el principio de la adaptación al medio se practicaba aquí, desde largo tiempo hacía, lo que venía de fuera como un descubrimiento. Dlirando las co ^ as imparcialmente, hay que reconocer quc no era esto cierto, y que de fuera nos ha venido lo que aquí, no sólo no habíamos reparado, sino, peor aún, lo que hubiéramos abandonado por malo, entreg.índonos a un dísparatado sistema debido a propagandas equivocadas de lo que se hacía en países vecinos al nuestro, pero cuyo clima era completamente distinto. Una vez conocido el modo de almacenar el agua en el seno de la tierra, para que no pasara a la atmósfera m^ís que por conducto de la planta (que a esto se reduce cuanto debe hacerse en los climas secos para obtener buenas cosechas), f<ícil es averiguar, dado lo que en cada comarca llueve, hasta dónde podría aprovecharse el agua caída y a qué cultivos podría aplicarse esta agua, de tal modo que resultaran cosechas remuneradoras, teniendo muy en cucnta que la facultad de retener el agua en la tierra depende de su constitución física, de su profundidad y de su continuidad. Conrliciones pvevias. Dentro de la denominada región a'e secano, hay zonas en que llueve más que en otras; en todas ellas, con tal de que el agua caída pase de una altura de 300 milímetros, es seguro el éxito del cultivo cereal, si se cumplen otras condiciones que este cultivo requiere; pero no lo es el de cicrtas plantas más exigentes en agua, ya sca por el desarrollo que han de adquirir, o ya por la época en que han dc permanecer en el suelo. Entre estas plantas se encuentra la rer^zolaclaa a^ttcarera, que para que su producción sea posible han de darse las siguientes circunstancias: 1. Lluvia anual mínima de 400 milímetros. 2. Tierra de consistencia media, continua }- de 1,7^ metros de profundidad mínima. - 3 - Las experiencias que hemos realizado en el campo de ensayos, q en el gran cultivo de esta ^ona, en que ]a lluvia media anual es de 408 milímetros, nos ha permitido llegar a]a conclusi^"^n de que, con las condiciones espuestas y un tratamiento apropiado, es seguro el resultado de la remolacha azucarera en secano, bicn entendido que el resultado de un cultivo no debe ser otro que el rendimiento económico; es decir, que cl beneficio que el agricultor obtenga. RFytdiv^izento. Por este motivo, no importa, y no se ti•ata de que la cosecha en secano sea tan grande como en regadío, sino de que su importe supere a otra cosecha que se pudiera obtcner en la misma tierra de secano, en cuyo caso resultará más favorable, LTn ejemplo aclara este concepto. En una hectárea de regadío se han obtenido 25 toneladas de remolacha, que han valido a ^30 pesetas una, más el valor del cuello _y hojas, 3.150 pesetas, y como se han gastado 1.600, se han ganado :i^0 pesetas. Es decir, el 35 por 100 del capital de e^plotación invertido. En una hectárea de secano se han obtenido 27 íane ^;as de trigo, equivalentes a 1.188 lcilos de grano, que, a 47 pesetas ]os 100 ]cilos, o sea a^4^ r^^ales farre^a, importa, con la paja y rastrojera, 5U0 pesetas. Esto es, en tiempo normal y en nuestra comarca, una buena produccií,n por hectárea. Se han gastado 500 pesetas ^• se ha obtenido un beneGcio de 90 pesetas, que es e] 1S por 100 del capita] invertido en la explotación. En estos tiempos sdlo puede obtenerse estc beneficio en tierras como ]a puesta por ejemplo: de fondo fresco y muy f^rtil, pues en las tierras ordinarias no se puede asegurar quE el agricultor pueda realizar ganancias en el cultivo del trigo. Una hectárea de esa misma tierra se siembra de remolacha y produce 10 toneladas, casl la terce^•n parte quc ese ^^E^^,ar^ío, c{ue, a 80 pesetas, valen, con el aprovechamiento de la rastrojera, ^6U pesetas. El gasto ha sido mayor que para producir el trigo, porque las operaciones de cultivo importan algo m;ís, la recolección cuesta lo mismo, y la scmilla igual, aplic.índose la difcrencia a la ma}•or cantidad de abono, calculándose en total en ^80 pesetas. I3ctzefi^ios. Resulta así un beneficio de 2S0 pesetas, o sea e] 4^ por lU0 del capital invertido. Es decir, que con uua produccicín de remolacha mucho menor que en regadío, se obtienc un benelicio relativo al capital invertido mayor yue aquél, y mucho mayor que al invertido en la producrión de trigo de secano con una cosecha bastante regular. Si buscamos ]a equivalencia en beneíicios con respecto al trigo, resultaría que, para que el - 4 - de la remolacha, a razón de 10 toneladas por hectárea, fuera igual que el del trigo, se neccsitaría que éste produjera 1.^00 kilogramos, equivalentes a;-1 y media fanegas; producci^ín media ya muy elevada, pero posible en buenas tierras bien ]abradas. Esto quiere derir, en fin, que el cultivo de la remolacha en secano puede ser altamente remunerador, aunque la cosecha no sea grande, gracias al buen precio a que pagan las fábricas la raíz, y que no siendo prccisa una gran cosecha para obtener un buen beneficio, es posible espcrar de este cultivo gran utilidad para el país en general, y para los cultivadores en particular. Como es facilísimo cultivar la remolacha azucarera de secano, todo agricultor cuidadoso y sensato debe probar su cultivo, porque, como ya hemos dicho aI principio de estas instrucciones, las ventajas que con él se consiguen serán muy difícilmente igualadas por otro. "1'an f.ícil es este cultivo, según acabamos de decir, que las instrucciones para seguirlo con toda minuciosidad y cuidado se especifican en muy pocas palabras, y son éstas las siguientes: Elección del terreno.-I'a se ha dicho quc para producir la remolacha en secano, se necesita disponer de tierra de fondo, de tierra cuya profundidad no sea menor de 1,75 metros, y cuanto más profunda sca, mayor garantía habrá de obtener buena cosecha. La tierra debe ser, como también se ha dicho, de consistencia media, en sus variedades de un poco más fuerte o arcillosa, o un poco m^ís suelta o arcillosa silícea. 1_.as tierras alcalinas, es decir, las calizas en exceso, ^, sobre todo las selenitosas, las qttc conlienen znucho yeso, son muy inconvenientes para este objeto. Clima.-Lo dicho para la remolacha de regadío es perfectamente aplicable a la de secano, debiendo hacer notar que es, además, condición obligada que llueva -100 milímetros, como mínimo, al año. Alternativa. - La remolacha en secano debe cultivarse sobre bar becho; es éste el modo de reunir el agua de dos años para aplicarla a una sola cosecha; lo mismo que la remolacha de secano, se cultiva en la meseta central, }- en otras zonas, el trigo y la cebada, es decir, de atto y ve,^, y así es como, tanto estas cosechas como la primera, pueden garantizarse. Dentro de este molde general de que a la remolacha preceda el barbecho, puede seguirse con certeza de éxito la siguiente alternativa: Prirrter ayao: barbeclzo. Se^usado afeo: ref^zolacha a^trcarera. 1 crcer aiio: tyigo. El trigo sobre la remolacha abonada se da bien siempre, y como ]a condiciún principal para obtener producto es que se disponga de humedad, si el terreno es de fondo, lo habrá para este cercal. Preparación del terreno. - El año que antecede a la siembra de remolacha, o sea el de barbecho, se dará a la tierra una buena labor pro[unda en el invierno, después que hayan ocurrido las precipitaciones (lluvias) otoñales. Si ha sido posible dar una labor superficial en el verano o a principios de otoño, será una ventaja para dar más fácilmcntc la labor de invierno y para que las lluvias hayan podido calay la tzr^rra; es decir, para que el agua haya descendido a las capas más profundas. Después de esta labor profunda y yunta, es decir, tomando poca tierra con el arado de vertedera, se dará una labor de grada siempre que haya llovido y al empezarse a formar la costra. Si naciera hierba a pesar de las labores de grada, se dará uno o dos pases de cultivador o de arado cuatrisurco, y así se pasará el año de barbecho, gradeando y labrando muy superficialmente después de las lluvias y cuando haya hierha. Antes de sembrar la remolacha, se dará una labor de profundidad media por cl mes de diciembre o de enero, seguida de pase de grada, y se darán los gradeos necesarios, y un pase de rastra, para conseguir que quede perfectamente desmenuzada la capa superficial. Siembra.-Debe practicarse esta operaci^ín desde principios de febrero; es decir, antes de las lluvias de primavera. Habiendo pulverizado bien la tierra, la humedad se encuentra a uno o dos centímch-os de la superficie, y como a esta profundidad es a la que hay que hacer la siembra, se encontrará la semilla en un medio húmedo. Si al sembrarse se comprime la tierra, de igual modo que se ha dicho al tratar de la remolacha de regadío, el agua asciende por capilaridad, y la semilla sigue percibiendo la humedad que necesita, y que será aumentada con las lluvias de primavera, germinando entonces a •favor de la temperatura en esta época. La siembra se verifica como en regadío, a mano o a máquina; pero en el cultivo de secano no hay que formar los caballones, y se hace la siembra en llano y a campo abierto. Distancias entre lfneas. La diferencia esencial entre la siembr^. - 6 de secano y la de regadío estriba en que en secano las líneas deben estar distanciadas 90 centímetros, mientras que en regadío ya se ha dicho que deben estar a 35 centímetros. De esta manera resulta que en secar^o se tiene, aproximadamente, el 40 por 100 de las plantas que en regadío; es decir, unas 33.000 plantas por hectárea teóricamente, mientras que en regadío corresponden a la hectárea unas 96.000 plantas. El m^nor número de plantas tiene por objeto que cada una tenga un radio de absorción suficiente para que encuentre humedad con que surtir a sus necesidades. La distancia de 90 centímetros entre líneas tiene el objeto de que resulte el número expresado de plantas, y el de que se puedan dar labores entre las líneas con máquinas o aparatos tirados por una caballería. Cantidad de semilla: La cantidad de semilla que se usa es de 10 a 15 kilos por hectárea sembrando en líneas, que es el modo que se aconseja. Cuidados del cultivo.-Mientras nace la planta y se desarrolla en su primera edad, los cuidados de cultivo se reducen a pasar entre las líneas un cuerpo de grada o una cuchilla horizontal, que roinpe la costra y evita nazcan las malas hierbas después de cada Iluvia, y si no llueve, dos o tres veces hasta que llegue la época del desmate. Desmate.-Esta operación se ejecuta lo mismo que en regadío, y por esta razón nada añadimos a lo diclio. Labores. - Deben darse dos con el cultivador, con objcto de ahuecar un poco la tierra de la superficie y, además, todos los gradeos entre líneas que se crean necesarios. A'mano no se hace en el cultivo de secano más opcración que la del desmate y una escarda en las líneas, que es sencillísima, si se ve que hace falta en julio o agosto. Abonos. - Ya se ha dicho, al tratar de la remolacha de regadío, cómo debe abonarse y en qué cantidad. Las variaciones que deben hacerse en secano dependen exclusivamente de la cantidad de cosecha, que no debe calcularse sea mayor que la mitad, así es que deberán añadirse a la hectárea 200 a 250 kilos de superfosfato, y 75 a 125 kilos de sulfato o poli sal de potasa, y, en su defecto, 300 a 400 kilos de ceniza. El nitrato de sosa no es muy necesario, por haberse favorecido la nitrificación con el barbecho. El estiércol es muy conveniente a razón de 20,000 kilos por hectárea. - 7 Recoleccibn.-En el mes de octubre o en el de noviembre se proeede a arrancar las plantas, lo cual puede hacerse, además de como se ha dicho para la remolacha de regadío, con un arado de vertedera, limpi<índola de tierra y descollándola de igual manera que se ha explicado para aquélla. No ha podido ser más breve la descripción de las operaciones que deben practicarse en el cultivo de la remolacha de secano. Sembrándola sobre barbecho, en tierras de fondo y con el abono conveniente, puede asegurarse una cosecha media de 10.000 kilos de raíces por hectárea, cosecha remuneradora en alto grado. I1^- los trabajoe puLlicados en eabes Hoja.s son rrspnneablos esclnsicamente loe autorea. I^IRI:CCION GI^;NERAL DE AGRICULTURA runLrcncroxFs A(3RÍCOLAs