Miguel Ángel Giraudo

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Protagonistas
Miguel Ángel Giraudo
El cooperativismo del presente
después, igual situación se crea con la
Cooperativa de Servicios.
Miguel Ángel Giraudo
Después de vivir muchos años en Buenos
Aires, en el año 1977 tomamos una
decisión familiar. Volver al interior donde
nací y donde viví durante varios años.
Elegimos Puán por varias razones. Y no
nos equivocamos. Familiares, amigos,
afectos y posibilidades profesionales, motivaron la decisión.
Ahí conocí el cooperativismo. Siempre mi
padre, mis tíos y otros allegados me hablaban de la cooperativa. Pero realmente no
tenía demasiada idea de sus valores y de
su importancia.
Al poco tiempo de llegar a Puán, tuve el
primer ofrecimiento de asesoría letrada en
la Cooperativa Agrícola. Varios meses
Corría el año 1978 y había mucho por
hacer. Las cooperativas de servicios
crecían con rapidez y las necesidades se
producían a diario. Fueron quienes trajeron
en esa época el progreso y el bienestar a
los pueblos. No solamente la luz. Los servicios se multiplicaban y los habitantes
podían acceder a la tecnología gracias al
esfuerzo en conjunto.
La agrícola seguía siendo como en la vieja
época, el baluarte y la referencia de los
hombres de campo. También sufría un proceso de transformación. Construía su
nueva sede, ampliaba su capacidad de
almacenaje, mejoraba sus distintas
sesiones y procuraba como siempre adaptarse a las nuevas necesidades de los productores agropecuarios.
En este panorama empecé a conocer el
movimiento. Diría mejor que empecé a
admirarlo. Mi pueblo crecía a partir del
esfuerzo de todos, pero lo hacía, fundamentalmente, gracias a ese conjunto de
hombres y mujeres que vieron en el cooperativismo la herramienta suficiente para que
ello ocurriera.
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Participé como abogado de la primera
Federación de Cooperativas Eléctricas de
la Provincia de Buenos Aires. Fue una
experiencia nueva. Encontré buenos y
reconocidos profesionales, conocedores
del derecho cooperativo, hombres que aún
hoy continúan bregando por hacer conocer
las bondades del movimiento. Rescato
entre todos ellos al amigo Victorino Callejo,
que en el corto tiempo de su presidencia al
frente del IPAC logró imponer la participación activa de las federaciones y confederaciones cooperativas en las decisiones y
políticas del organismo provincial.
Con un reconocido hombre del cooperativismo urbano como lo es el contador
Rubén Masón, también auditor de mi cooperativa agropecuaria, trabajamos en reformas estatutarias innovadoras.
Incorporamos el concepto de “cuenta corriente
cooperativa” en el Estatuto Social como
derecho del asociado para peticionar su
apertura y la correspondiente obligación de
cancelación. Le dimos carácter de ejecutividad una vez aprobada. Definimos su contenido y tratamos de darle legalidad a un
tema no resuelto.
Con ese bagaje cooperativo, resumido en
estas líneas, en 1997 tuve un ofrecimiento
que cambió mi vida. La asesoría letrada de
ConInAgro necesitaba ser cubierta luego
del lamentable fallecimiento del Dr. Guillermo
Armendáriz, a quien había escuchado en
diversas conferencias y de quien me había
nutrido intelectualmente en muchas opor-
tunidades. Fue un orgullo y una terrible satisfacción. Por supuesto acepté de inmediato. Me costó mucho. Dejé mi Puán, mis
amigos, mi gente. Pero desde lo afectivo la
designación me permitió achicar las distancias y compartir la vida con mi familia. El
estudio de mis hijos nos obligaba a que
viviéramos la mayor parte del tiempo separados.
El cambio me creó inquietudes, pero desaparecieron inmediatamente. Un grupo
humano maravilloso me esperaba en
ConInAgro. La paz de Carlos Basañes, la
ejecutividad de Sarachu, la intelectualidad
de Carlos, la disponibilidad de los administrativos, en fin, un conjunto de gente “con la
camiseta puesta”. ConInAgro y su inserción
en el sector era la meta.
Aprendí mucho. Conocí un mundo nuevo.
El mundo de la política, de las decisiones,
de la discusión, del partidismo y de los
intereses sectoriales.
La presidencia de ConInAgro durante los
primeros tres años estuvo a cargo de un
representante de SanCor, don Valentín
Levisman. En el año 2000, el hombre de
ACA, don Mario Raiteri, asume la mayor
representatividad de la entidad.
Mario Raiteri, maestro de la dirigencia
agropecuaria cooperativa, hombre del que
aprendíamos conceptos y estrategias en
cada reunión. Un ser humano con
grandeza de espíritu y con ideas muy
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Protagonistas
claras, un amigo, un gran tipo… Su
desaparición física fue un dolor inmenso
para quienes apreciamos sus valores.
En septiembre del año 2000 se inicia en
ConInAgro una reforma institucional muy
fuerte provocada por la jubilación del amigo
Basañes, el inesperado fallecimiento de
Osvaldo Sarachu y también por la delicada
situación económica y financiera de nuestras federaciones como consecuencia de
políticas adversas para el agro que provocaron la desaparición de miles de productores y de cooperativas.
Asumo la Gerencia General, con el cargo
de Coordinador, y mantengo la Asesoría
Letrada.
Fueron años de lucha y de adecuación. Los
cambios coyunturales permanentes, las
situaciones políticas creadas durante todo
ese tiempo, las necesidades del campo
prácticamente en la quiebra y luego con
esperanzas de recuperación, la presión
producida por decisiones de los gobernantes de turno también desorientados por
las situaciones creadas, entre otras lecturas, crearon un ámbito de trabajo permanente en búsqueda de soluciones para
nuestros representados. Hubo una transformación importante en el quehacer diario.
Si bien las propuestas a largo plazo estuvieron en la agenda, se trabajó desde el inicio desde lo práctico, buscando soluciones
coyunturales, obligados porque los hechos
y las circunstancias cambiaban con mucha
rapidez. Comunicados en los medios, discursos, participaciones en cuanto escenario fue posible, caracterizó la presidencia
de Mario Raiteri. Y en esa vorágine fuimos
creciendo y aprendiendo durante los
muchos gobiernos nacionales que nos
tocó vivir. Se fue Menem, asumió De La
Rúa, dejó el gobierno, pasaron cinco presidentes y asumió Kirchner en el 2003. El
panorama que esos cambios significaron,
fueron obviamente determinantes de la
tarea realizada.
En el 2004 asume la presidencia de la
entidad el Sr. Fernando Gioino, acompañando como Vicepresidente el Sr.
Gonzalo Alvarez Maldonado. Continuamos
con la idea de equipo que venimos manteniendo durante los últimos años. La tarea
técnica en manos del amigo Daniel A s s e ff
como economista y mía, va acompañada
por una presencia política de nuestros
directivos. Tratamos de aportar ideas y
propuestas. Ese es el lema y así continuamos
actuando.
Agradezco a todos los que hicieron y hacen
posible mi presencia en ConInAgro.
Agradezco la confianza de los hombres que
conforman o han conformado su Consejo
de Administración. A todos quienes apoyan
la tarea con disposición para integrar este
equipo de trabajo que he procurado implementar y donde técnicos, empleados y
directivos, con respeto y sin diferencias, se
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Un recuerdo
esfuerzan y ponen todo su empeño para
lograr los mejor de cada uno y presentar a
nuestros hombres y mujeres agropecuarios
y cooperativistas un ConInAgro fuerte y con
presencia en el espectro político y sectorial.
Que estos primeros cincuenta años de
ConInAgro -que tengo el honor de festejarsignifiquen una puerta abierta a muchos
años más donde los logros sean producto
del trabajo y del convencimiento de
pertenecer a un movimiento que puede
hacer posible un mundo mejor.
Mario Augusto Raiteri había nacido en
1935. Joven se integró al movimiento
cooperativo y ocupó cargos directivos
en la Cooperativa Agrícola General
Pueyrredón de Mar del Plata. Fue con sejero de la Asociación de Cooperativas
Argentinas en varios períodos, Director
del Banco Provincia de Buenos Aires en
representación del cooperativismo
agropecuario, Consejero de Coninagro
Vicepresidente y Presidente de nuestra
entidad desde 2000 hasta 2004. Impuso
en su gestión al frente de ConInAgro un
dinamismo en la acción gremial y apoyó
el aggiornamiento del sistema. Mario
supo, con simpleza, describirnos: “No
somos ni mejores ni peores, somos dis tintos”, decía.
Su desaparición física y sorpresiva, en
marzo de 2006, no hará ensombrecer
sus enseñanzas. Ha dejado una huella
inmensa con su historia empapada de
cooperativismo agropecuario.
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