Bioseguridad en relación a los organismos genéticamente modificados para uso agrícola Ariel Álvarez Morales y Alba E. Jofre y Garfias Departamento de Ingeniería Genética, Unidad de Biotecnología Agrícola e Ingeniería Genética, Centro de Investigación y de Estudios Avanzados Campus Guanajuato. Como ya ha sido mencionado (ver artículo por el Dr. Luis Herrera Estrella en este número), los productos que la biotecnología moderna ofrece para ser utilizados en los sistemas agrícolas pueden ofrecer ventajas considerables sobre los productos del mejoramiento agrícola tradicional, ya que a través de las técnicas de ingeniería genética se puede hacer uso de genes de diversos orígenes, no sólo de plantas, para conferir a las nuevas variedades características sumamente novedosas, que los métodos tradicionales no pueden ofrecer al quedar restringidos al uso de genes que provienen de plantas de la misma especie, y a través de un largo proceso de cruzas y retrocruzas. Sólo en algunos casos particulares, se puede hacer uso de material genético de plantas de diferente especie como en el caso del “Triticale” (trigo x centeno). Sin embargo, es precisamente la capacidad de transferir genes de diferentes organismos a plantas de uso agrícola lo que les confiere, en muchos casos, rasgos únicos sin antecedentes en la naturaleza, lo que ha llevado a muchos países a establecer un sistema de evaluación muy rigurosa para estos nuevos organismos, y que tiene como objetivo establecer la inocuidad de los mismo, tanto como alimento para humanos y animales, como para el medio ambiente. El sistema regulatorio en México. México no ha sido la excepción en este sentido, y de hecho fue nuestro país uno de los primeros en establecer medidas regulatorias a estos productos, conocidos como organismos genéticamente modificados (OGMs), organismos vivos modificados (OVMs) u organismos transgenicos. Fundamentalmente debido a que los Estados Unidos habían comenzado la experimentación con estos productos en 1986 a través de muchas de sus empresas productoras de semillas, de las cuales México es también un mercado importante. Por esta razón nuestro país recibió, a través de la Secretaria de Agricultura (SAGARPA), la primera solicitud para experimentar con estos materiales en 1988 de parte de una compañía transnacional. A partir de entonces se estableció un comité de expertos para analizar estas solicitudes y emitir una opinión científica a la SAGARPA sobre los posibles riesgos y, en base a esto, recomendar o no la pertinencia de llevar a cabo la experimentación. En caso de recomendar la experimentación, también se establecen las medidas de seguridad tendientes a evitar la posible salida de estos materiales del sitio del ensayo. Actualmente los productos regulados (OGMs) son todos aquellos organismos que han sido manipulados mediante técnicas de ingeniería genética y sus derivados. Sin embargo, se hace una distinción de estos productos para fines regulatorios basada en si estos materiales son viables o no. Es decir, si se trata de semillas, tubérculos o materiales vegetativos de propagación, y por lo tanto materiales “vivos” capaces de reproducirse, estos estarán sujetos a regulación por la Secretaria de Agricultura y la Secretaria del Medio Ambiente (SEMARNAT). Si además, están destinados al consumo humano o animal, interviene la Secretaria de Salud (SSA) en su evaluación. Por otro lado, si se pretende importar materiales transgenicos o sus derivados procesados, y que han perdido su viabilidad durante el procesamiento, y por tanto incapaces de servir de material reproductivo, estos son evaluados solo por la SSA. En estos momentos en México se dispone de la ley de Bioseguridad, la cual entró en vigor a principios del 2005 y está en etapa de implementación y reglamentación. Previo a esta ley, los elementos legales que regulaban el uso de OGMs habían sido un decreto presidencial emitido en noviembre de 1999, y anteriormente, la norma NOM-056-FITO-1995 que establecía los requisitos para la liberación experimental de estos organismos. Asimismo, México es signatario del Protocolo de Cartagena, el cual es un instrumento internacional que establece las condiciones de bioseguridad que los países deben cumplir para el movimiento transfronterizo de OVMs. En la actualidad el organismo encargado de regular estas actividades es la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados (CIBIOGEM), la cual está conformada por los Secretarios de Agricultura, Medio Ambiente, Salud, Educación, Comercio y Hacienda, e incluye al Director General del CONACYT. De manera práctica, desde 1990 la SAGARPA contaba con lo que entonces era el Comité Nacional de Bioseguridad Agrícola para la evaluación de las solicitudes de importación, movimiento interestatal y liberación al medio ambiente de los OGMs. En estos momentos, este comité se ha transformado en el “Subcomité Especializado en Agricultura”, conformado por científicos de diversos centros de investigación como el CINVESTAV, INIFAP, UNAM, CP, UACh y representantes de organismos de gobierno tales como INE, CONABIO, SSA y por supuesto SAGARPA. Este comité es el encargado de analizar las solicitudes concernientes a los OGMs, de elaborar un análisis de riesgo, y emitir una recomendación a las autoridades competentes al respecto. Se debe mencionar que la SEMARNAT cuenta con un comité semejante, y para que una solicitud sea aprobada, debe contar con una recomendación positiva por parte de ambos comités evaluadores. Elementos considerados para la bioseguridad y el análisis de riesgo. En México se regula la importación, movilización interestatal y liberación al medio ambiente de los OGMs y se cuenta ya con una amplia experiencia al respecto (Tabla 1). En todos los casos hay información básica que debe ser proporcionada a las autoridades competentes sin importar el propósito de la solicitud e incluye información relevante sobre quien hace la solicitud y quien obtuvo el OGM, además de información científica relevante. Sin embargo, no se puede generalizar en el tipo específico de esta información ya que depende del tipo de transgen, fenotipo esperado, uso del producto, etc. Esta información incluye: 1. Descripción biológica del organismo receptor del (los) transgen (es) incluyendo: nombre científico, centro de origen y/o diversidad, morfología, características reproductivas, fenología, ecología de la especie y especies sexualmente compatibles, características agronómicas, genética de la especie, etc. 2. Descripción de parientes silvestres sexualmente compatibles si los tiene, y si éstos incluyen especies invasoras, malezas, o plantas tóxicas se debe proporcionar información detallada de los mismos. 3. Descripción biológica del organismo donador del (los) transgen (es) que incluye: nombre científico, centro de origen y/o diversidad, características reproductivas, fenología, ecología de la especie y especies sexualmente compatibles, características agronómicas, genética de la especie, etc. 4. Detalles moleculares del método usado para la transformación genética: vector molecular, genes de selección, tipo de promotores y terminadores, y cualquier otro elemento genético presente. 5. Detalles moleculares de la construcción del transgen incluyendo secuencia nucleotídica, modificaciones a la secuencia original, bordes del transgen, etc. 6. Caracterización genética del OGM: número de copias del transgen en el genoma receptor, características de la expresión del transgen, y toda aquella información molecular necesaria para caracterizar sin ambigüedad al OGM. 7. Descripción detallada de cómo el OGM difiere del organismo no modificado: proteínas nuevas presentes en el OGM, cantidad y localización de las mismas en los diversos tejidos, patrón de expresión, cambios morfológicos, etc. 8. Descripción detallada de la biología del OGM en comparación con el organismo no modificado: características reproductivas, morfología, fenología, características y comportamiento agronómico, composición química (análisis proximal), etc. 9. En cuanto al transporte de los OGMs se solicita información detallada sobre el remitente, el receptor, el medio de transporte y la ruta utilizada, la cantidad de material que se transporta (cantidad de semilla o gramos de semilla), el tipo de empaque y su etiquetado y, en caso de importación, la aduana o puerto de entrada El uso que se puede hacer con los OGMs varía de acuerdo al tipo de solicitante. La mayoría de las solicitudes provienen de empresas dedicadas a la producción y comercialización de semillas híbridas que generalmente usan los grandes productores agrícolas. Generalmente estas compañías pretenden probar los nuevos materiales que han generado en sus países de origen y que han utilizado para generar materiales adecuados a las condiciones geográficas de nuestro país, tal y como se hace con la producción de semilla no transgénica. Otro grupo interesado lo constituyen los centros de investigación que trabajan con estos materiales. Este grupo solicita en ocasiones la importación de materiales que son producto de colaboraciones científicas con instituciones en el extranjero, por lo que los OGMs, que importan pueden ser modelos experimentales de plantas como Arabidopsis thaliana, o tabaco, algunos hongos o bacterias como Escherichia coli, que no tienen valor comercial o no están destinados a ser liberados al medio ambiente. En el caso de OGMs para experimentación en centros de investigación, en donde el manejo de estos organismos se hace de manera confinada en laboratorios, cámaras de crecimiento o invernaderos adecuados, y los materiales utilizados o sobrantes son eliminados o almacenados de forma apropiada, la solicitud debe mencionar con detalle el objetivo de la experimentación, el método de contención y el método de eliminación o almacenamiento de los OGMs al finalizar la investigación. Se debe mencionar que cada centro de investigación debe contar con una comisión interna de bioseguridad que vigile el cumplimiento de normas estrictas de confinamiento y control de estos materiales, y que informe a las autoridades competentes cuando se requiera. Por otra parte, las compañías que pretenden llevar a cabo liberaciones al medio ambiente deben proveer información detallada sobre las mismas. Esta información incluye: 1. Objetivo de la liberación al medio ambiente. 2. Cantidad de material que se pretende liberar. 3. Fecha de la liberación. 4. Sitio exacto de la liberación incluyendo plano de localización de instalaciones y coordenadas geográficas del sitio de siembra de los OGMs. 5. Métodos propuestos para la contención del polen o los OGMs. 6. Método propuesto para la eliminación de materiales al terminar el ensayo. 7. Métodos de resguardo y vigilancia del sitio de prueba. Sin duda, uno de los puntos más importantes, es lo que se refiere a las formas de contención de los OGMs. Una vez que se plantan OGMs, éstos pueden producir polen con la capacidad de diseminar el transgen a otras plantas sexualmente compatibles, o bien algunas semillas o las plantas mismas pueden ser sustraídas y sacadas fuera del sitio del ensayo. En ambos casos el resultado es la pérdida del control del organismo regulado, lo cual se debe evitar a toda costa. Actualmente se han identificado diversos métodos para disminuir o evitar la pérdida del control de los OGMs que se liberan al medio ambiente. Se cuenta con métodos físicos, biológicos y biotecnológicos. En el caso de los métodos físicos, se pretende evitar el posible flujo de polen a otras plantas permitiendo el ensayo en sitios en los que no existen otros campos del mismo cultivo ni parientes silvestres, como algunas regiones de Baja California, o bien estableciendo distancias suficientemente grandes como para asegurar que el polen no alcance otras plantas. Generalmente esta última medida va acompañada de una restricción que exige que el ensayo se rodee de una valla del mismo cultivo no transgenico que sirva de trampa para captar el polen que salga del ensayo, estos materiales se destruyen al finalizar el experimento. Asimismo, se puede exigir que los cultivos aledaños al ensayo sean de especies diferentes, con lo que se persigue un aislamiento total del material de prueba. Estas medidas tienen sus limitaciones y, en el caso de polinización por insectos, pueden no ser funcionales. Los métodos biológicos se basan en la manipulación de elementos naturales que intervienen en los procesos de fecundación. Así, por ejemplo, se recomienda que cuando el ensayo no requiera que las plantas lleguen a la madurez reproductiva, el ensayo se termine antes de las etapas de floración y los materiales se destruyan. Si se requiere obtener frutos, se puede recomendar que se vigilen los OGMs para eliminar los órganos productores de polen (emasculación) en cuanto aparezcan, y utilizar plantas no transgénicas como donadores de polen para lograr la fecundación y obtener los frutos. También es posible el aislamiento temporal, el cual se logra permitiendo el ensayo sólo para una época del año en la que tanto para los cultivos no transgénicos como los parientes silvestres que pudieran estar expuestos, ya pasó su época de floración por lo que no podrá haber receptores viables de polen proveniente del ensayo. El uso de métodos biotecnológicos, si bien aún no tienen un uso generalizado pretende implementar cambios genéticos mediante los cuales los OGMs no produzcan polen viable, la semilla transgénica no pueda germinar, o bien los transgenes se localicen en el cloroplasto con lo cual se evita que el polen de estas plantas los transmita, ya que el polen no contiene cloroplastos. Ninguno de estos métodos es 100% confiable por lo que aún se sigue trabajando en el desarrollo de mejores tecnologías. Los ensayos que se autorizan son estrictamente vigilados y supervisados por personal de SAGARPA para asegurar que cumplen con las condiciones de bioseguridad que se han establecido para el mismo. Al final del experimento, se supervisa la destrucción de los materiales sobrantes y el predio utilizado es vigilado posteriormente para detectar la presencia de cualquier planta que haya escapado y que se presente en el siguiente ciclo. Estas plantas “voluntarias” son eliminadas. Como puede apreciarse, las medidas son estrictas y generalmente un ensayo incluye no sólo una forma de control del polen, sino una combinación de los diversos métodos antes mencionados -aislamiento físico y temporal, emasculación, barreras, etc.- lo que brinda un alto grado de confiabilidad a estos ensayos. Cuando se ha adquirido suficiente experiencia a través de los ensayos iniciales, se puede pasar a la etapa “precomercial”, la cual permite mayores extensiones de cultivo. Estas autorizaciones aún exigen una vigilancia constante y monitoreo de los sitios de cultivo, así como reportes anuales sobre el comportamiento de los OGMs en campo. La situación actual en México En estos momentos existe un solo producto transgénico en México liberado en etapa precomercial, el algodón resistente a insectos (Bt) y/o herbicidas. Éste es cultivado fundamentalmente en el norte del país, y está sujeto a monitoreos de efectividad y manejo del producto, así como vigilancia para monitorear una posible aparición de insectos resistentes. Por otra parte, el país importa OGMs para ser usados en la producción de alimentos, y estos han sido evaluados y aprobados para consumo humano y animal por la SSA, entre ellos tenemos maíz, canola, papa y soya. Con respecto a la nueva ley que espera aún ser debidamente reglamentada e implementada, hay que mencionar que tiene una característica especial y es la preocupación de la protección del medio ambiente y las especies silvestres. México es centro de origen/diversidad de un gran número de especies agrícolas como el maíz, el chile, el tomate, las calabazas, el fríjol, la papa, el algodón, etc. Por lo que en su territorio se encuentran especies silvestres sexualmente compatibles con las variedades agrícolas, y por lo tanto, sujetas a recibir, vía polen, los genes de estas variedades, incluyendo los transgenes de variedades modificadas genéticamente. Si bien ésta es una preocupación real, en la reglamentación de la ley se debe tener mucho cuidado en evitar que la precaución genere condiciones altamente restrictivas para la experimentación o el uso de estos materiales en nuestro territorio, pues puede llevarnos a ser un país que favorezca que las grandes compañías transnacionales sean quienes manipulen y obtengan variedades mejoradas de los cultivos de los que somos centro de origen, que los produzcan fuera de México y los comercialicen mundialmente, y solo nos quede el recurso de importar estos materiales. Asimismo hay que considerar que México requiere urgentemente impulsar su desarrollo agrícola, y esto no se puede lograr con legislaciones que restrinjan el progreso en esta materia para nuestros productores, sobre todo en una época de globalización y apertura de fronteras comerciales. Existen alternativas que deben ser analizadas cuidadosamente para lograr el balance óptimo entre la protección al medio ambiente y el aprovechamiento de estas nuevas tecnologías. Tabla 1. Solicitudes aprobadas por SAGARPA 1988-Oct 2005 Total de solicitudes 342 Solicitudes aprobadas a: Empresas transnacionales 264 Empresas nacionales 13 Universidades/Institutos de Investigación Nacionales 38 Universidades/Institutos de Investigación Extranjeros 24 Colaboraciones Empresa - Universidad /Institutos de 3 Investigación Nacionales Especies evaluadas 22 Fenotipos/Características evaluadas 11