220-041925 del 31 de Julio de 2006 Aspectos relacionados con el

Anuncio
220-041925 del 31 de Julio de 2006
Aspectos relacionados con el pago de intereses dentro de un proceso de liquidación obligatoria.
Me refiero a su escrito radicado con el número 2006-01-128752, mediante el cual pone de presente que sí se acepta
que a partir de la convocatoria al proceso liquidatorio cesa el reconocimiento y/o causación de obligaciones respecto
al pago de intereses, costas, honorarios, sanciones de orden legal y convencional, entre otras, y también que de
conformidad con el artículo 198 de la Ley 222 de 1995, que estipula como únicas condiciones para el pago, la
ejecutoria del auto que califica y gradúa los créditos presentados y los avalúos practicados, pregunta si después de
cursadas las etapas procesales y contando con recursos suficientes, es procedente reiniciar el reconocimiento de las
sanciones legales suspendidas por la apertura del proceso.
Pregunta además, la viabilidad para incluir en el plan de pagos, por ejemplo, los días de sanción moratoria, entre la
fecha de que trata el citado artículo 198 y el momento efectivo de pago.
Sobre el particular, resuelve sus inquietudes el criterio contenido en el Oficio 220-22711 del 12 de mayo de 2005,
del cual se transcriben algunos de sus apartes, en donde esta Entidad se pronuncia acerca del pago de las sumas
accesorias a la principal consignadas en el auto de graduación y calificación de créditos, como de la cancelación de
intereses moratorios:
“ (… .)
Así las cosas, y como quiera que la aludida providencia solo califica y gradúa las obligaciones principales y no
determina la cuantía de las sumas accesorias a las mismas, lo cual le corresponde calcular al liquidador,
éste, en aras de procurar el pago a la mayor cantidad de acreedores de todas las clases, cancela primero las sumas
principales y posteriormente, si quedaren remanentes de dinero en la sociedad, pagará los valores
accesorios a estas, lo cual realizará cancelando las de primer orden en su totalidad para seguir con las de segundo,
y así sucesivamente; pero si el dinero de que dispone la deudora no alcanzare a cubrir completamente alguno de los
órdenes, entonces el liquidador deberá prorratear el mismo entre todos los integrantes de la última clase que
alcanzare a honrar, para pagar a todos y cada uno a prorrata de la acreencia que poseyeren.
En relación con este tema la Superintendencia de Sociedades se ha pronunciado en diversas ocasiones, entre las
cuales merece citarse la siguiente, contenida en el Oficio 220-9048 del 7 de febrero de 2003, que expresa: "Por lo
dispuesto en la ley los intereses guardan una estrechísima relación con el crédito, de tal manera que se
considera como dueño de aquellos a quien es propietario del capital principal exigible, de allí que para el cobro
ejecutivo del interés éste se considera parte inherente del crédito principal.
En ese orden de ideas, en opinión de esta oficina, no podría entenderse que su reconocimiento y pago en el
escenario del concurso liquidatorio rompe el derecho a la igualdad entre los acreedores, cuando los titulares de
acreencias cobran parte de su obligación representada en intereses, ya sean producto de una convención con el
deudor o de lo establecido en la ley.
Tampoco pueden desconocerse los negocios jurídicos celebrados o realizados válidamente en el pasado por las
sociedades admitidas o convocadas al trámite de liquidación obligatoria, en los cuales el sujeto acreedor pretendió
producir una renta del capital (bajo el entendido que siempre han de respetarse las normas que establecen límites
en su estipulación y las sanciones por la extralimitación en su fijación). Así mismo, no se pueden desconocer las
normas relativas al pago de intereses por el no pago oportuno de la obligación.
(....)
Ahora bien, el auto de apertura del trámite de liquidación obligatoria, ya sea proferido de oficio o a petición de
parte, constituye sin duda un auto de autoridad ejercido por un funcionario público (Arts. 90, 149, 150 de la Ley
222 de 1995), que no es posible de resistir una vez se encuentra en firme, y que produce unos efectos particulares,
tanto sobre las relaciones del deudor con sus acreedores, como respecto del funcionamiento y desarrollo de la
sociedad; por consiguiente, la mora causada por esta fuerza mayor (Art. 64 del Código Civil), en principio, no
da lugar a la indemnización de perjuicios, es decir no hay lugar al pago de intereses moratorios a partir del
decreto de la apertura del trámite liquidación obligatoria, sin embargo, la estipulación de las partes pueden
cambiar esa regla, al igual que una disposición legal (Art. 1616 del C. C)" (Los destacados son nuestros).
De la referida argumentación, salta a la vista la obligación que le asiste al liquidador de cancelar, no solo la
obligación principal, sino liquidar y pagar los intereses, comisiones, sanciones de orden legal etc., a que hubiere
lugar, siempre que existan recursos suficientes y atendiendo el mismo orden de preferencia de las principales.
Entonces, bajo el entendido que la sociedad del ejemplo, dispone de suficientes recursos, resulta indiscutible que en
materia de sumas accesorias deben cancelarse en su integridad, obviamente previa cancelación de la totalidad de
los montos reconocidos en la providencia de calificación y graduación de créditos como obligaciones principales.
Ahora bien, si canceladas en su totalidad las obligaciones principales junto con las sumas accesorias, la sociedad
deudora permanece con fondos, nada se opone para disponer de ellos, cancelando intereses moratorios generados
entre la fecha de que trata el artículo 198 de la Ley 222 de 1995 y el momento en que se haya verificado el pago de
los mismos, caso para el cual deberá atenderse lo dispuesto en el artículo 1616 C . C., que prevé la posibilidad,
siempre y cuando las partes cambien la regla que allí se establece. No obstante, el Despacho considera que para
tales fines, el liquidador deberá obtener autorización de la junta asesora, en razón a que a ella corresponde aprobar
el plan de pagos, conforme al inventario que de la sociedad deudora debe elaborar y presentar el liquidador (Núms.
3 y 16, Art. 166 de la Ley 222 Cit.).
En esos términos, se ha venido pronunciando la Entidad, por lo que resulta pertinente transcribir, a manera de
ejemplo, algunos apartes del Auto 441- 011773 de 7 de julio de 2003, que expresa:
“ (....)
La Superintendencia de Sociedades al momento de calificar y graduar los créditos lo hace por la suma
correspondiente a capital contenida en el título presentado para su reconocimiento al concurso por parte del
acreedor. Sin que ello signifique que el crédito ha sido reconocido solo por la suma correspondiente a capital, pues
se dispone en el auto que para efectos de la calificación y graduación de créditos no se liquidan intereses, costas,
gastos, indemnizaciones, de orden legal o convencional, pero que deberán liquidarse y reconocerse al momento del
pago de lo principal, salvo acuerdo en sentido contrario que se llegare a celebrar entre el liquidador y los
acreedores.
(....)
Es así como el principio del sistema concursal denominado “ par conditio creditorum” , o de la igualdad de los
acreedores, no significa que haya una nivelación o equiparación entre todos los acreedores, por cuanto a cada
acreedor le corresponde la suerte personal que su posición dentro de la prelación legal de créditos le asigna, por
cuanto dicha prelación y preferencia hacen parte de la misma regla.
En aplicación de este principio, es claro que el proceso liquidatorio, se caracteriza por ser un proceso colectivo, que
tiene por objeto la satisfacción proporcional de los derechos de crédito de los acreedores, y reglamenta las
relaciones entre el deudor y los acreedores sobre la base de una regla de justicia, que tiene el valor, de ser realista
porque se adapta a una situación patrimonial de insuficiencia y mira a garantizar un tratamiento igualitario para
todos los acreedores.
Esta regla de igualdad de tratamiento impone al juez del concurso la necesidad de evaluar la situación del
concursado en la satisfacción de los créditos, así mismo de evaluar el estado de insuficiencia del activo para esa
satisfacción. Es así como, en aras de obtener el tratamiento mas justo para los acreedores, se entiende que esa
justicia se ve traducida en el pago real a la mayor cantidad de acreedores en respeto de la prelación y privilegios de
ley. Dicho pago que como antes se anotó en condiciones de normalidad jurídica impondría la necesidad de satisfacer
el crédito tanto en capital e intereses para el acreedor en aplicación del principio de indivisibilidad, en el proceso
concursal en aras de la justicia se debe entender en el menor perjuicio para la colectividad, lo cual se traduce en la
necesidad de aplicar el pago primero a las obligaciones en lo referente a capital y de ser posible y quedar
remanente a los intereses válidamente pactados.
(....)
Así mismo es cierto que la prolongación del trámite no puede castigar al acreedor que ve diferido en el tiempo la
satisfacción de la deuda y por tanto el valor adquisitivo de la moneda, pero también lo es que permitir el
reconocimiento de intereses a partir de la apertura del trámite liquidatorio dejaría sujeto a la duración del trámite
liquidatorio la satisfacción de las acreencias menos privilegiadas y que en atención a la existencia de un patrimonio
deficitario no podrían ver satisfecha su obligación.
(....)
Intereses Moratorios
Reconocimiento de intereses moratorios: estos son los que corren a cargo del deudor, a título de indemnización de
perjuicios, desde el momento en que se constituye en mora de pagar una obligación en dinero, es decir en caso de
mora y a partir de ella.
En lo que tiene que ver con estos últimos, es pertinente recordar que la mora es el retardo culpable del deudor en el
cumplimiento de su obligación, unido a la reconvención de parte del acreedor.
Lo anterior cobra importancia en el desarrollo del tema en estudio, teniendo en cuenta que la ley ordena que a
partir de la apertura del trámite liquidatorio no podrán pagarse las obligaciones causadas con anterioridad a esta
hasta tanto no se encuentre ejecutoriado el auto de calificación y graduación de créditos y en firme los avalúos, por
lo que falta un elemento esencial de la mora que es la culpa, así mismo, en el caso de no tener efectivo para
cancelar los créditos una vez cumplidos los presupuestos del artículo 198 de la Ley 222 de 1995” .
Solo resta por agregar, que la anterior argumentación se fundamenta en la insuficiencia o déficit del patrimonio, por
lo que en caso contrario, es decir, frente a la suficiencia de activos, podría operar el reconocimiento y pago de los
intereses dejados de percibir con posterioridad a la fecha en que se admite o convoca a la sociedad al tramite de
una liquidación obligatoria.
Para mayor información e ilustración sobre éste y otros temas societarios, se sugiere consultar la página de Internet
(www.supersociedades.gov.co) o examinar los libros de Doctrinas y Conceptos Jurídicos y Contables publicados por
la Entidad.
En los anteriores términos se ha dado respuesta a su consulta, no sin antes manifestarle que el presente
pronunciamiento fue resuelto dentro del plazo legal y con los efectos contemplados en el artículo 25 del Código
Contencioso Administrativo.
Descargar