Rev. Chil. Anestesia, 35: 17-26 (Junio), 2006 17 TRABAJOS DE REVISIÓN ANESTESIA Y ECOCARDIOGRAFÍA PERIOPERATORIA TRANSESOFÁGICA MARÍA CAROLINA CABRERA SCHULMEYER Sin duda alguna que el avance más importante en monitorización hemodinámica perioperatoria del último tiempo ha sido la introducción de la ecocardiografía transesofágica (ETE). Desde que comenzó a utilizarse la ETE en cardiocirugías hace más de 20 años1,2, sus indicaciones y utilidades se han difundido rápidamente a cirugías no cardíacas, al cuidado intensivo y de urgencia3-5. Es un sistema de monitorización cuantitativo y cualitativo con una tasa baja de complicaciones7 que permite vigilar y guiar terapias en forma fisiológica. Como se trata de un método dinámico, mínimamente invasivo, de fácil y rápida instalación, permite visualizar y estudiar en tiempo real las estructuras y fisiología del corazón y sus grandes vasos y así diagnosticar, evaluar tratamientos y realizar seguimiento de eventos cardiovasculares críticos del perioperatorio. La evidencia avala su eficiencia en la respuesta a preguntas concretas en pacientes inestables o con alto riesgo de eventos cardíacos adversos, entregando una amplia variedad de datos anatómicos y hemodinámicos útiles para evaluar los mecanismos básicos de Frank y Starling sobre la fisiología cardíaca: precarga, contractilidad y postcarga8,9. HERRAMIENTAS DEL ECOCARDIÓGRAFO Transductor: En la actualidad el sistema que más se utiliza es el transductor multiplano con el que se obtienen las imágenes realizando movimientos de rotación a derecha o izquierda, 0° y 180° y movimientos de ante y retroflexión. Hospital Clínico Fuerza Aérea de Chile Máquina: La ecocardiografía se basa en el principio físico de la reflexión del sonido en los tejidos. Para esto cuenta con cristales piezoeléctricos que emiten y captan las señales mecánicas transformándolas en ondas eléctricas. Cuando una onda sonora llega a una interfase entre dos medios con diferente impedancia acústica, la onda es parcialmente reflejada y parcialmente transmitida. La parte de la onda sonora que retorna al transductor es la reflejada y corresponde a lo que se denomina eco. Existen cuatro formas de estudio: a) Modo M: fue la primera forma de trabajo y consiste en la visualización de un área de estudio a través de un corte transversal. Se utiliza poco. b) Modo 2D: Permite visualizar imágenes bidimensionales en tiempo real. c) Modo Doppler: Basándose en este principio es posible conocer la velocidad de los glóbulos rojos y las gradientes que se generan entre las distintas cavidades cardíacas. Existen 3 modalidades Doppler: color, continuo y pulsado. El primero atribuye colores a los flujos y velocidades, de manera característica los azules se alejan del transductor y los rojos se acercan a él. El Doppler pulsado consiste en la emisión de un pulso de ecos que van a una región específica a la que se le quiere medir su velocidad. La respuesta es captada por el mismo cristal que los emitió. Su limitante es que no puede medir altas velocidades. En el Doppler continuo un cristal emite y otro cristal capta las señales del sonido sin discriminar sitio de origen, pero permitiendo evaluar altas velocidades. Con las velocidades (v) así obtenidas es posible estimar valores de gradientes de presión entre dos cavidades, utilizando la fórmula de Bernoulli simplificada: P= 4 x v2 d) Modo Doppler tisular: Se trata del estudio de los flujos intramiocárdicos y permite evaluar REVISTA CHILENA ANESTESIA 18 Figura 1. Esquema de 20 imágenes de ETE propuestos por la SCA (Anesth Analg 1999; 89: 884-900). bien la función sistólica y diastólica, pero sólo los equipos más modernos cuentan con él. dose en forma paralela el transductor para mediciones con Doppler de gasto cardíaco (Figura 3). ANATOMÍA E IMÁGENES CUATRO CÁMARAS Está bien protocolizado en la literatura el examen ecocardiográfico normal. Schanewise et al publicaron un resumen de consenso con las principales recomendaciones10,11. Sería muy extenso describir todas las imágenes y cortes posibles de obtener con ETE (Figura 1). Aquí se priorizarán aquellas que son de mayor utilidad para la evaluación general inicial de la función cardiovascular. Retirando un poco el transductor, a 34-37 cm de la arcada dentaria (esófago medio), se obtienen imágenes de las cuatro cámaras (Figura 4), que es la mejor posición para el estudio de la válvula mitral (VM) y su aparato subvalvular. A este nivel se observa bien el ventrículo derecho y la tricúspide. EJE CORTO TRANSGÁSTRICO Aproximadamente a los 40 cm desde la arcada dentaria se ingresa a estómago donde es posible visualizar en un eje corto el ventrículo izquierdo a 0° (Figura 2). A nivel de los músculos papilares se monitoriza isquemia, ya que en esta zona las tres arterias coronarias mayores tienen territorios que las representan. A este nivel y en un eje largo de VI (a 90°) se evalúa también la contractilidad miocárdica. Cambiando el ángulo del transductor a alrededor de 120° se obtiene una visión transgástrica profunda donde se estudia el tracto de salida del VI alineán- Figura 2. Imagen de eje corto transgástrico (VI= ventrículo izquierdo, VD= ventrículo derecho). Rev. Chil. Anestesia, 35: 17-26 (Junio), 2006 Figura 3. Imagen transgástrica profunda (TSVI= tracto salida ventrículo izquierdo). 19 Figura 4. Imagen de esófago medio que corresponde a 4 cámaras (AD= aurícula derecha, AI= aurícula izquierda, VD= ventrículo derecho, VI = ventrículo izquierdo, VT= válvula tricúspide, VM= válvula mitral. Figura 5. Imagen de válvula aórtica desde esófago medio (AI= aurícula izquierda, AD= aurícula derecha, VD= ventrículo derecho, VA= válvula aórtica). VÁLVULA AÓRTICA La válvula aórtica se ubica a alrededor de 32 cm de la arcada dentaria es semilunar y tiene tres velos. El transductor se ajusta a 30° y 60° de manera que se observen éstos. En esta visión se puede evaluar el tabique interauricular, la válvula tricúspide y el ventrículo derecho (Figura 5). Llevando ahora el transductor a 120°-160° se visualiza un eje largo del tracto de salida del VI, la válvula aórtica, la raíz de la aorta y la parte proximal de la aorta ascendente. Esta posición es además la mejor visión para medir la raíz de la aorta y es un buen lugar para cuantificar una insuficiencia aórtica con Doppler color. Figura 6. Imagen desde esófago alto que muestra la llegada de ambas venas cavas a la aurícula derecha. (AD= aurícula derecha, VCS= vena cava superior, VCI= vena cava inferior, AI= aurícula izquierda). VENAS CAVAS El transductor se retira a nivel de esófago alto, entre 25-33 cm, posterior a la AI, lo que permite visualizar ésta junto al septum interauricular. Se cambia el ángulo multiplano a 80°110° para obtener una imagen de la llegada de las dos cavas a la AD. Imagen que es muy útil para evaluar la volemia, la presencia de embolizaciones y de catéteres (Figura 6). REVISTA CHILENA ANESTESIA 20 EVALUACIÓN HEMODINÁMICA Precarga La precarga se define como la longitud de la fibra miocárdica al final de la diástole ventricular y corresponde entonces al volumen de fin de diástole que se mide con ETE 2D. El área a nivel de los músculos papilares es la región donde más frecuentemente se evalúa para estandarizar los valores. Además se ha demostrado que el 80% del volumen de eyección se expulsa por la contracción de estos músculos a este nivel12. Otra forma de evaluar las presiones de llenado en el VI es midiendo con Doppler pulsado el flujo a nivel de las venas pulmonares. El patrón normal del flujo venoso es trifásico con dos ondas positivas con peak durante la sístole del VI y una onda negativa que refleja flujo venoso por la contracción auricular izquierda (Figura 7). Se ha demostrado que si el flujo que se produce predomina en sístole la presión de la AI es menor que 15 mmHg. Por otro lado, si el flujo se produce mayormente durante la diástole la presión que hay en la AI es mayor que 15 mmHg. Medición de la presión de arteria pulmonar (AP): La forma es usando Doppler y las mediciones se basan en el principio de Bernoulli para convertir velocidades en gradientes de presión. El lugar donde estimar las velocidades es a nivel de la tricúspide ya que la mayoría de los pacientes en forma normal tienen reflujo tricuspídeo. Se identifica con Doppler color el jet regurgitante y se mide su velocidad peak13. En una serie nuestra, de 38 casos, evaluamos la correlación de esta medición con catéter de arteria pulmonar (CAP) y determinamos una ˝r˝ excelente de 0,9214. Se calcula con la siguiente fórmula: Presión sistólica AP= 4xVmáxima2+PVC +5 mmHg +10 mmHg +15 mmHg cuando pulso venoso del cuello es normal cuando pulso venoso llega a la mitad de la yugular cuando pulso venoso se pierde bajo el lóbulo de la oreja Figura 7. Flujo venoso pulmonar normal. La velocidad del flujo sistólica (onda S) es mayor que la del flujo diastólico (onda D). La onda AR representa flujo pulmonar retrógrado que se relaciona con la contracción auricular. Contractilidad Se define como el grado de activación de los miofilamentos dependiente del ión calcio que se expresa mecánicamente por la capacidad del miocardio de producir fuerza y velocidad de acortamiento para una determinada pre y postcarga. A mayor contractilidad existirá una mayor velocidad de acortamiento de la fibra muscular. Esta apreciación puede hacerse al observar como se contrae el corazón en la visión directa con ETE, aunque es subjetivo se acerca bastante a la realidad en la mayoría de los casos15-17. La forma más objetiva de evaluación corresponde a la determinación de la Fracción de Eyección (FE) a nivel del eje corto transgástrico, que se calcula con la fórmula: VDF-VSF x 100 FE%= VDF VDF = volumen diastólico final VSF = volumen sistólico final [ ] Otra forma de objetivar la contractilidad es calculando su Fracción de Acortamiento (FAC) usando la fórmula: x 100 FAC%= ADF-ASF ADF AFD = área diastólica final ASF = área sistólica final Los valores normales son entre 50% y 60%. [ ] Rev. Chil. Anestesia, 35: 17-26 (Junio), 2006 Poscarga Se define como la fuerza que se opone al acortamiento en cada contracción y corresponde al estrés de la pared durante la eyección. La forma actual de evaluarla es calculando la resistencia vascular sistémica, pero este parámetro asume al corazón como una bomba no pulsátil. La mejor estimación de la postcarga se obtiene entonces midiendo el estrés meridional de la pared, que incorpora dimensiones ventriculares, presión y grosor de la pared. Lo fundamental de la evaluación de este parámetro es que se relaciona en forma directa con el consumo de O2 miocárdico. La fórmula para calcularlo es: Estrés de pared = 0,33 x 0,33 x PSVI x d 3T (1+T/d) PSVI = presión sistólica final de VI (se reemplaza por presión sistólica sistémica) d = diámetro T = engrosamiento de pared posterior al final de sístole Gasto Cardíaco El gasto cardíaco (GC) es igual al producto de la frecuencia cardiaca por el volumen expulsivo. El volumen expulsivo a su vez está determinado por la interacción de los tres factores antes revisados: precarga, postcarga y contractilidad. Con una ETE se puede realizar la medición del GC utilizando métodos basados en mediciones con Doppler. La velocidad del flujo de la sangre que pasa por un área determinada es medida con Doppler y corresponde al tiempo que demora en recorrer una distancia. Al integrar esta área por el tiempo (el equipo realiza este cálculo) dará el volumen, que corresponde al volumen sistólico y al multiplicarlo por la frecuencia cardíaca se obtiene el débito cardíaco. Usando ETE se pueden realizar estas mediciones en varios lugares. El GC se mide a nivel del tracto de salida del VI, a nivel del eje transgástrico profundo. En esta posición se mide la velocidad del tracto de salida y se calcula su integral (Integral tiempo/ velocidad=ITV). La medición del diámetro del tracto de salida para calcular su área se realiza a nivel de esófago medio en imagen de 5 cámaras. Al multiplicar el área por IVT se obtiene el volu- 21 men expulsivo del VI y por la frecuencia cardíaca se obtiene el débito cardíaco. Perrino et al18,19 validaron sus mediciones obteniendo una buena correlación de GC medido a nivel del tracto de salida del VI con técnica de termodilución. Cuando no es posible calcular el GC en el tracto de salida se puede medir a nivel de la válvula mitral que es una visión fácil de obtener. Primero se mide la ITV mitral realizando un trazado de la onda E. Luego se mide el área mitral a nivel del eje transgástrico realizando una planimetría de su área. El producto de estos dos valores es el volumen expulsivo mitral que multiplicándolo por la frecuencia cardíaca nos da el débito cardíaco. En una serie nuestra, de 34 casos20, logramos una buena correlación con termodilución. La medición de GC en la arteria pulmonar ha dado resultados discutidos y que se correlacionaron poco con la técnica de termodilución. FUNCIÓN DIASTÓLICA Mención especial merece la evaluación de la diástole, ya que la ETE es el único monitor en uso clínico que permite su estudio21. Para conocer la función diastólica del VI se usa doppler pulsado a través de la válvula mitral donde se obtienen dos ondas (Figura 8). La primera onda “E” corresponde al llene pasivo del VI y su valor normal es de Figura 8. Doppler pulsado transmitral normal. La onda E representa el llenado diastólico temprano del VI y la onda A representa la contracción auricular. La relación E/A es mayor que 1, lo que es normal. REVISTA CHILENA ANESTESIA 22 0,8 m/s, la onda siguiente es la onda “A” que corresponde al llene activo producido por la contracción auricular y su valor normal es de 0,4 m/s. Se han demostrado correlaciones con las presiones medidas en hemodinamia y la relación entre las ondas E y A; así una relación mayor que 2 entre ambas ondas se asocia a una presión de fin de diástole del VI mayor que 20 mmHg. También permite el diagnóstico precoz de isquemia y evaluar el reemplazo de volumen. Indicaciones y uso clínico diario Lo importante de esta técnica es adecuarla a la realidad diaria de un Servicio de Anestesia para que sea realmente útil. Las indicaciones de ETE fueron divididas en tres categorías según las guías prácticas del consenso realizado por las sociedades de anestesiología y anestesia cardiovascular norteamericanas del año 1996 (Tabla 1). La formulación de guías clínicas permite actualizarlas en la medida que aumente la investigación y la experiencia22-24. Las indicaciones y situaciones más frecuentes en nuestra práctica clínica diaria que requieren de ETE se resumen en la Tabla 2, que es una tabla dinámica que ha variado y variará en el tiempo. Ha sido bastante difícil objetivar la utilidad de éste sistema de monitorización, ya que se trata de pacientes críticos donde el manejo y terapias son TABLA 1. RECOMENDACIONES DE ECOCARDIOGRAFÍA TRANSESOFÁGICA PERIOPERATORIA DE LAS SOCIEDADES AMERICANA DE ANESTESIOLOGÍA Y CARDIOLOGÍA (Adaptado de Anestesiology 1996, (84): 984-1006) Categoría I: (Fuerte evidencia científica y en opinión de expertos de que su uso permite mejorar el pronóstico de estos pacientes) - Alteraciones hemodinámicas severas y refractarias - Reparación de válvulas - Cirugía cardíaca para reparaciones congénitas - Endocarditis - Disección aórtica torácica - Aneurisma de aorta torácica - Ventanas pericárdicas - Cardiomiopatía hipertrófica Categoría II: (Evidencia más débil respecto a sus beneficios y sin consenso entre los expertos, pero su indicación y beneficios dependerán de cada caso). - Paciente con riesgo de isquemia o infarto miocárdico - Paciente con riesgo de grandes cambios hemodinámicos perioperatorios - Reemplazo valvular - Detección de embolia aérea durante cardiomiotomías y neurocirugía en posición sentada - Sospecha de trauma cardíaco - Sospecha de disección traumática de la aorta - Trombectomía intracardíaca - Embolectomía pulmonar - Detección de cuerpos extraños intracardíacos - Evaluación de cirugía pericárdica - Detección de ateromas aórticos - Evaluación de anastomosis en trasplante cardíaco o pulmonar Categoría III: (Poca evidencia científica que avale su uso, poco frecuente que mejore el pronóstico en estos pacientes) - Evaluación de perfusión miocárdica - Monitorización de la administración de fármacos cardiopléjicos - Evaluación de la anatomía coronaria - Evaluación del funcionamiento de puentes coronarios - Monitorización de embolia durante cirugías ortopédicas - Evaluación de patología pleuropulmonar - Monitorización de la instalación de un balón de contrapulsación Rev. Chil. Anestesia, 35: 17-26 (Junio), 2006 diferentes en cada uno de ellos. Hemos protocolizado nuestra experiencia clínica y evaluado la utilidad de la ETE en cada caso25,26: un total de 264 pacientes adultos (edad promedio 65 años) fueron monitorizados entre marzo 1999 y octubre 2003. Un 58% se monitorizó durante cirugía no cardíaca y un 42% durante cardiocirugía. La duración de la monitorización fue en promedio 46 ± 12 min en el caso de cirugía no cardiaca y 65 ± 16 min en el caso de cardiocirugía. En todos los casos se logró insertar el transductor y obtener visiones satisfactorias que permitieron manejar al paciente. En 11% de los casos no fue posible obtener una visión transgástrica adecuada. Monitorización durante cardiocirugías Se evaluaron enfermos con diferentes diagnósticos. La revascularización miocárdica (RVM) fue el más frecuente. Los pacientes monitorizados fueron aquellos con mala función ventricular (FE < 30%), con IAM en evolución, isquémicos severos o revascularización miocárdica sin circulación extracorpórea. En el caso de plastías mitrales y recambios valvulares, todos se evaluaron con ETE durante su intraoperatorio. A las disecciones de aorta se les realizó la primera ETE en el preoperatorio y todas se monitorizaron en el intraoperatorio. Monitorización durante cirugía no cardíaca Los 153 pacientes sometidos a cirugías no cardíacas que se monitorizaron con ETE durante su intraoperatorio fueron sometidos a diferentes tipos de cirugías (Tabla 3). Las causas para monitorizar con ETE correspondieron en la gran mayoría (41%) a pacientes en riesgo de isquemia intraoperatoria, le siguieron las alteraciones hemodinámicas severas (12%) y cirugías con grandes cambios de volumen (11%). Otra indicación de monitorización fue la detección de embolias durante cirugías traumatológicas, abdominales o neurocirugías en posición sentada. Para lograr objetivar la percepción clínica de la utilidad que prestó la ETE, cada uno de los 264 enfermos fueron clasificados por el anestesiólogo a cargo del paciente en uno de los siguientes 4 grupos: 23 1= sin utilidad 2= cambio en el manejo de volúmenes y drogas 3= cambio en el manejo perioperatorio 4= sustituto de catéter de arteria pulmonar Del total de pacientes, 9 casos (3,4%) se clasificaron en el grupo 1; 126 (48%) en el grupo 2; 49 (18,5%) en el grupo 3; y 79 (30%) en el grupo 4. En el grupo 2 se ubicó el mayor número de casos. El cambio se produjo en la racionalidad del aporte de fluidos manejando los volúmenes de acuerdo a lo observado en las imágenes. Para el manejo de drogas también se evaluó su efecto TABLA 2. INDICACIONES DE ETE PERIOPERATORIA HOSPITAL FACH - Inestabilidad hemodinámica Evaluación de función de VI y VD Función cuantitativa hemodinámica Sospecha de taponamiento cardíaco Sospecha de embolia pulmonar Sospecha de obstrucción dinámica del tracto de salida del VI - Cirugía Cardíaca Plastías de válvulas Reemplazo valvular Revascularización miocárdica en pacientes con mal VI Disección de aorta Cirugía mínimamente invasiva - Cirugía vascular Aneurismas torácicos y abdominales Prótesis endoluminales para reparar aneurismas - Cirugía no cardíaca Cirugía en paciente con mala función de VI Cirugía en cardiópata coronario Cirugía en paciente con valvulopatía severa Cirugía de obeso mórbido Cirugía ortopédica con riesgo de embolia Neurocirugía con riesgo de embolia aérea - Trauma Trauma cerrado o penetrante torácico Sospecha rotura aórtica TABLA 3. TIPOS DE CIRUGÍAS NO CARDÍACAS MONITORIZADAS CON ETE Tipo de Cirugía Número de pacientes (n) Porcentaje (%) Vascular mayor Tórax Abdomen Traumatológicas Neurocirugías Total 28 39 70 10 6 153 18 25 46 7 4 100 REVISTA CHILENA ANESTESIA 24 visualizando el miocardio. Del total de casos en el grupo 2, 70 pacientes (56%) fueron monitorizados durante cardiocirugías y los otros 56 durante cirugía no cardíaca. Un hecho importante fue que la indicación de betabloqueo intraoperatorio se tituló de acuerdo a las imágenes observadas, más que evaluando la frecuencia cardíaca. En los 49 enfermos que se clasificaron en el grupo 3 se consideró que, por la monitorización con ETE intraoperatoria, hubo un cambio en el manejo médico perioperatorio, el cual fue: no ingresando un paciente a la UCI por determinarse que no existió isquemia intraoperatoria o no realizando curva enzimática y/o determinación de troponina. También se consideraron en esta categoría los nuevos diagnósticos, como taponamiento pericárdico, embolia pulmonar e isquemia miocárdica, entre otros (Tabla 4). En el grupo 4 se clasificaron un tercio de los casos, todos durante cirugía no cardíaca, en que por contarse con ETE no se indicó catéter de arteria pulmonar durante todo el perioperatorio. La técnica actualmente utilizada en clínica para el manejo hemodinámico del enfermo crítico es el catéter de arteria pulmonar, que requiere la invasión de un vaso venoso con un índice de complicaciones no despreciable, un anestesiólogo entrenado, hábil y tiempo para su instalación, aportando menor cantidad de datos. No es el objetivo comparar ambos tipos de monitorización que son completamente diferentes, pero debe pensarse en las limitantes con que se trabaja y en los aportes que tiene la implementación de una nueva tecnología27-29. En esta serie no hubo complicaciones, pero se siguió un estricto protocolo de contraindicaciones (Tabla 5). TABLA 4. NUEVOS DIAGNÓSTICOS DE PACIENTES UBICADOS EN GRUPO 3 Nuevo Diagnóstico Número de pacientes Isquemia intraoperatoria Sin isquemia intraoperatoria Taponamiento Embolia durante cementación de prótesis de cadera Orejuela AI sin trombo Embolia aérea Trombo en VI Insuficiencia mitral Insuficiencia aórtica Calcificación velos aórticos 11 21 3 4 1 2 2 1 1 1 Desarrollo, organización e implementación En la organización y desarrollo de este sistema se debe considerar que ésta es una tecnología de imágenes, por lo tanto operador dependiente y es importante tener uno o dos anestesiólogos con una buena formación en cada grupo de trabajo. Además, el grupo debe conocer a fondo las indicaciones y contraindicaciones, de manera que se pueda realizar la ETE en forma programada. En las guías norteamericanas y europeas se propone un nivel básico y avanzado de conocimiento, con un número mínimo de exámenes realizados en cada nivel30-32. En el nivel básico el anestesiólogo debe ser capaz de reconocer todas las estructuras cardíacas, diagnosticar isquemia miocárdica, evaluar la hemodinamia y función ventricular. Se recomienda para esto un mínimo de 150 exámenes. Es muy importante que sepa reconocer sus limitaciones, no aventure diagnósticos y solicite ayuda precozmente. En la etapa TABLA 5. CONTRAINDICACIONES ETE PERIOPERATORIA - Absolutas Cirugía faríngea, gástrica o esofágica reciente (< 6 semanas) Estenosis esofágica Divertículo esofágico Tumor esofágico Varices esofágicas sangrantes Anticoagulación total (al insertar el transductor) - Relativas Varices esofágicas Hernia hiatal sintomática Historia de radioterapia en el tórax Patología cervical severa Rev. Chil. Anestesia, 35: 17-26 (Junio), 2006 más avanzada deberá, además, manejar Doppler para mediciones de gradientes y áreas, diagnosticar disección de aorta, endocarditis y trombos y para esto se requiere de al menos 300 exámenes. Para nosotros ha sido importante difundir y enseñar a otros anestesiólogos la técnica y así implementar esta tecnología, útil y beneficiosa, para los pacientes en que está bien indicada. Diseñamos un programa de 3 meses de duración en formación básica para ETE en cardiocirugía y cirugía no cardíaca, apoyado por los Departamentos de Anestesiología y Cardiología del Hospital Clínico FACH y por la Universidad de Valparaíso. Los nuevos desafíos de la ETE incluyen una gran cantidad de áreas33,34. En cardiocirugía la ETE ya ha demostrado su utilidad en experiencias iniciales durante la instalación de endoprótesis35,36. En cirugías mínimamente invasivas, tanto de revascularización37 como valvulares38,39, la ETE puede mostrar precozmente los resultados y mediante la manipulación farmacológica, evaluar diferentes estados hemodinámicos. Otra estructura a evaluar y a conocer es el ventrículo derecho40, que probablemente explique y participe en la función cardiovascular en forma más activa de lo que se considera actualmente. El uso de ETE en cirugía no cardíaca es donde probablemente va a existir mayor desarrollo y consolidación de la técnica a futuro41. En el trauma agudo42 y en la monitorización de maniobras de resucitación cardiopulmonar ha demostrado ser una herramienta efectiva. En el manejo perioperatorio de cirugía ortopédica compleja43 es un monitor que precozmente diagnostica embolizaciones, también en cirugías de alto riesgo, como lo hemos evidenciado en nuestra experiencia44,45. Pero, también es importante considerar sus desventajas, como el alto costo de equipamiento y la imposibilidad para monitorizar los periodos de intubación y extubación. Otra restricción de tipo técnico se plantea en cuanto a la imposibilidad de mantenerlo en forma continua durante el postoperatorio, por ser muy mal tolerado por el paciente. En el futuro éste problema debiera solucionarse con transductores transnasales. Otro punto aún no evaluado en series grandes son los cambios reales en la morbimortalidad perioperatoria con el uso de ETE, para así justificar la inversión que significa formar y acreditar anestesiólogos por un lado y por otra parte, la compra de máquinas y transductores46. 25 Para finalizar, en nuestra experiencia clínica diaria con ETE, ésta es una herramienta de monitorización moderna que justifica ampliamente el costo económico de su implementación, ya que permite enfrentar con seguridad y certeza al paciente complejo. REFERENCIAS 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. Couture P, Denault AY, McKenty S et al. Impact of routine use of intraoperative transesophageal echocardiography during cardiac surgery. 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