Número de registro: 19420 Novena Época Instancia: Segunda Sala

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AMPARO EN REVISIÓN 474/2005.
Número de registro: 19420
Novena Época
Instancia: Segunda Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XXIII, Marzo de 2006
Página: 1200
AMPARO EN REVISIÓN 474/2005. VALEO TÉRMICO, S.A. DE C.V.
MINISTRO PONENTE: JUAN DÍAZ ROMERO.
SECRETARIA: MAURA ANGÉLICA SANABRIA MARTÍNEZ.
CONSIDERANDO:
SEGUNDO. Los agravios expresados por la autoridad recurrente en esencia fueron los
siguientes:
1. En el primero señala que el Juez de Distrito transgredió lo establecido en los artículos 77,
78 y 192 y demás relativos de la Ley de Amparo, toda vez que declara la inconstitucionalidad
del artículo 31, fracción XV, primer párrafo, de la Ley del Impuesto sobre la Renta,
basándose en una tesis aislada que no es aplicable pues se refiere a un diverso numeral, el
cual ya ha sido abrogado, y a pesar de que cada norma que se ponga a consideración del
Poder Judicial se debe analizar individualmente, de acuerdo a sus propias características.
2. En el segundo señala que la sentencia recurrida viola lo dispuesto por los artículos 77 y 78
de la Ley de Amparo, por falta de observancia y debida aplicación ya que se hace notar que la
capacidad contributiva de acuerdo con el criterio de esta H. Suprema Corte de Justicia de la
Nación, consiste en que el gravamen de que se trate afecte al gobernado de acuerdo a su
capacidad contributiva, situación que no se transgrede con el numeral que se defiende dado
que se le permite la deducción del costo de la mercancía importada temporalmente pero,
condicionada al retorno al extranjero lo cual no hace sino proteger al fisco federal, el que
debe asegurarse de que la mercancía importada temporalmente, efectivamente, retorne al
extranjero ya que de confirmarse el criterio del juzgador se estaría permitiendo la evasión de
impuestos y cargas fiscales al importarse mercancía temporal con las particularidades de las
importaciones definitivas, lo que provocaría no sólo evasión sino inequidad de las
contribuciones. Al permitirse la deducción aunque diferida al momento en que retorne al
extranjero la mercancía importada temporalmente, no se provoca inequidad alguna, sino que
se respeta dicho principio al gravarse conforme a los ingresos y utilidades correspondientes.
Asimismo, manifiesta que resulta infundado el argumento del Juez a quo en el sentido de que
el artículo 31, fracción XV, de la Ley del Impuesto sobre la Renta transgrede el principio de
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equidad tributaria en razón de lo siguiente:
a) El numeral en comento ni prohíbe ni priva a la quejosa del derecho a deducir la mercancía
que importe, sino que lo único que hace es establecer un requisito en cuanto al momento de
su deducción, sin que ello implique un tratamiento diferente en lo que a deducciones se
refiere, así, tampoco puede considerarse que sea inconstitucional por establecer un momento
de deducción diferente entre los contribuyentes que importen temporalmente y los que
importen de manera definitiva.
b) Que en la hipotética consideración de que el artículo 31, fracción XV, de la Ley del
Impuesto sobre la Renta otorgue un tratamiento fiscal diferente, dicha diferenciación no
resulta inequitativa, sino que la misma atiende a la naturaleza de la operación realizada,
conforme a la Ley Aduanera.
c) El hecho de que la fracción XV del artículo 31 de la Ley del Impuesto sobre la Renta
establezca que la deducción de los bienes importados temporalmente se realiza hasta el
momento en que los mismos sean retornados al extranjero, mientras que quienes importen de
manera definitiva pueden deducir de manera inmediata dicha mercancía, no implica una
diferenciación que incurra en inequidad, sino que la misma atiende a las características y
beneficios que otorga cada uno de los regímenes aduaneros a través de los cuales se realiza la
importación.
d) Una de las características esenciales que distinguen al régimen de importación definitiva es
la permanencia de las mercancías en el país por tiempo ilimitado, es decir, que el acto de
nacionalización de las mercancías de comercio exterior implica que éstas sean destinadas a su
consumo o a su uso dentro del territorio nacional.
Asimismo, para efectos de la importación definitiva de las mercancías se debe pagar todos y
cada uno de los impuestos (tanto el comercio exterior como los impuestos internos) y el
debido cumplimiento de las regulaciones y de las restricciones no arancelarias, por lo que una
de las finalidades más importantes de una mercancía importada a territorio nacional es su
consumo interno y la libre disposición de su propietario.
e) Por su parte, la importación temporal de mercancías se efectúa para efecto de permanecer
en territorio nacional, sea para retornar al extranjero en el mismo Estado o para su
elaboración, transformación o reparación en programas de maquila o de exportación,
conforme a los programas autorizados por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, caso
este último en el que se encuentra la hoy quejosa.
Dentro de las características del régimen aduanero de importación temporal, se encuentra el
hecho de que no se causan impuestos al comercio exterior; asimismo, tratándose de los
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impuestos internos se puede señalar que para efectos de la Ley del Impuesto al Valor
Agregado causará el mismo impuesto, únicamente cuando dicha importación temporal se
convierta en definitiva, por lo que sólo se pagará el derecho de trámite aduanero, y las cuotas
compensatorias no se causarán en virtud de que éstas se aplicarán igualmente para el caso de
importaciones definitivas de mercancías introducidas a territorio nacional en condiciones de
prácticas desleales de comercio internacional sobre las cuales la Secretaría de Comercio y
Fomento Industrial (sic) haya determinado previamente una cuota compensatoria en
resolución provisional o definitiva en contra de la mercancía de que se trate.
f) No pueden ser considerados iguales aquellos contribuyentes que importen bajo un régimen
de importación definitiva, que aquellos otros que lo hagan a través de un régimen de
importación temporal, pues, como se mencionó anteriormente, el régimen de importación
temporal constituye un régimen de privilegio, en el cual el importador no se encuentra sujeto
al pago de impuestos y, sobre todo, el bien importado no tiene como fin su consumo en
territorio nacional, por tanto, no es procedente que el a quo señale que el contribuyente se ve
obligado a pagar mayor impuesto.
g) Cuando se trata de importaciones de inversiones en activo fijo, bajo el régimen aduanero
de importación temporal, el precepto en comento permite la deducción de los mismos en el
momento en que se cumplan los requisitos para la importación temporal, mientras que
cuando no se trata de la importación de activos fijos, la deducción se difiere hasta el
momento en que la misma retorne al extranjero.
h) Al igual que lo señalado en el caso de la importación de activo fijo y de inventario debe
considerarse que los contribuyentes no se encuentran en la misma situación, en virtud de que
no obstante que los mismos se internan al territorio nacional bajo el mismo régimen
aduanero, la diferencia en el momento de la deducción es justificable válidamente por los
fines extrafiscales que persigue dicha diferenciación.
i) Resulta pertinente dar un trato diverso en cuanto a la posibilidad de deducción entre las
mercancías y los activos fijos, ya que estos últimos no serán sujetos a ninguna transformación
o variación en su valor o contenido, mientras que los bienes obtenidos como materias primas
o inventario, serán sujetos a una transformación que variará el contenido de los mismos, su
valor, etcétera.
j) Cuando se trata de inversiones en activo fijo que sean importadas bajo el régimen de
importación temporal, éstas pueden deducirse desde el momento en que se cumpla con los
requisitos para su importación temporal, ya que en la mayoría de los casos las inversiones en
activo fijo que se importan constituyen una gran aportación en lo que a conocimiento
tecnológico se refiere, aunado al hecho de que para la autoridad fiscal resulta más sencillo
poder controlar el ingreso y el egreso de los bienes del activo fijo, que los de aquellos que
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conforman el inventario de una persona.
k) Que en el caso de la importación de mercancías sujetas al régimen de recinto fiscalizado
estratégico, son distintos de los demás regímenes jurídicos, ya que éstas se introducen por
tiempo limitado para ser objeto de almacenaje, custodia o exhibición, venta o distribución,
elaboración, transformación y reparación.
TERCERO. Los agravios expuestos por la autoridad recurrente, son inoperantes e infundados
por lo siguiente:
En cuanto al agravio contenido en el inciso 1) en el que la autoridad recurrente señala que el
juzgador resolvió la cuestión de constitucionalidad planteada con apoyo en una tesis relativa
a un precepto legal diverso, debe señalarse que tal argumento resulta inoperante, toda vez que
las tesis invocadas por el juzgador si bien se refieren al artículo 24, fracción XVI, de la Ley
del Impuesto sobre la Renta vigente en el año de mil novecientos noventa y siete, son
aplicables por identidad jurídica al diverso 31, fracción XV, de la ley en comento, vigente a
partir del año de dos mil tres, por prever el mismo supuesto legal y adolecer de los mismos
vicios de inconstitucionalidad, sin que la autoridad responsable hubiera demostrado lo
contrario, a través del recurso que se analiza.
Además, cabe señalar que el juzgador al momento de dictar la sentencia recurrida, no se
limitó a aplicar las tesis que señala la autoridad responsable de una forma dogmática, sino
que lo hizo después de dar los argumentos legales suficientes para demostrar la
inconstitucionalidad del precepto reclamado en la especie, y ya como un apoyo a sus
consideraciones aplicó las tesis relativas al artículo 24, fracción XVI, de la Ley del Impuesto
sobre la Renta vigente en el año de mil novecientos noventa y siete que, como quedó
señalado, adolecía del mismo vicio de constitucionalidad que el artículo 31, fracción XV,
vigente a partir del ejercicio fiscal de dos mil dos.
Atento a lo anterior, el agravio en comento debe considerarse inoperante.
En relación con los argumentos en los que la autoridad recurrente señala que el artículo 31,
fracción XV, de la Ley del Impuesto sobre la Renta contrario a lo resuelto por el Juez a quo,
no viola en perjuicio de la parte quejosa, el principio de proporcionalidad tributaria
consagrado en el artículo 31, fracción IV, de la Constitución Federal, esta Segunda Sala
estima lo siguiente.
El artículo 31, fracción IV, de la Constitución Federal establece que es obligación de los
mexicanos contribuir al gasto público de la manera proporcional y equitativa que dispongan
las leyes, al disponer textualmente que:
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"Artículo. 31. Son obligaciones de los mexicanos:
"...
"IV. Contribuir para los gastos públicos, así de la Federación, como del Distrito Federal o del
Estado y Municipio en que residan, de la manera proporcional y equitativa que dispongan las
leyes."
Por su parte esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, ha sostenido que el principio de
proporcionalidad tributaria radica, medularmente, en que los sujetos pasivos deben contribuir
a los gastos públicos en función de su respectiva capacidad contributiva, debiendo aportar
una parte justa y adecuada de sus ingresos, utilidades, rendimientos o la manifestación de
riqueza gravada.
De acuerdo con este principio, los gravámenes deben fijarse de acuerdo con la capacidad de
cada sujeto pasivo, es decir, en función de su potencialidad real para contribuir a los gastos
públicos.
En otras palabras, la garantía de proporcionalidad tributaria se encuentra vinculada con la
capacidad contributiva de los causantes, para que en cada caso el impacto sea distinto, no
sólo en cantidad sino en lo tocante al mayor o menor sacrificio, reflejado cualitativamente en
la disminución patrimonial que proceda y que debe encontrarse en proporción a los ingresos,
utilidades, rendimientos o a la manifestación de riqueza gravada.
Asimismo, este Alto Tribunal ha estimado que para que un gravamen sea proporcional, debe
existir congruencia entre el impuesto creado por el Estado y la capacidad contributiva de los
causantes, entendida ésta como la potencialidad real de contribuir a los gastos públicos que el
legislador atribuye al sujeto pasivo del impuesto en el tributo de que se trate, tomando en
consideración que todos los presupuestos de hecho de las contribuciones tienen una
naturaleza económica en la forma de una situación o de un movimiento de riqueza y las
consecuencias tributarias son medidas en función de esa riqueza.
De acuerdo con lo anterior, la potestad tributaria implica para el Estado, a través de las
autoridades legislativas competentes, la facultad de determinar el objeto de los tributos,
involucrando cualquier actividad de los gobernados que sea reflejo de capacidad contributiva,
de ahí que uno de los principios que legitima la imposición de las contribuciones sea,
precisamente, el de la identificación de la capacidad para contribuir a los gastos públicos por
parte de los gobernados.
De lo anterior se desprende que la garantía de proporcionalidad tributaria se respeta en la
medida en que se atiende a la capacidad contributiva de los sujetos pasivos, pues debe pagar
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más quien tiene una mayor capacidad y menos el que la tiene en menor proporción.
Corroboran lo anterior, las siguientes tesis aprobadas por esta Suprema Corte de Justicia de la
Nación, cuyos rubros y datos de identificación, son del tenor literal siguiente:
"CAPACIDAD CONTRIBUTIVA. CONSISTE EN LA POTENCIALIDAD REAL DE
CONTRIBUIR A LOS GASTOS PÚBLICOS. Esta Suprema Corte de Justicia de la Nación,
ha sostenido que el principio de proporcionalidad tributaria exigido por el artículo 31,
fracción IV, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, consiste en que los
sujetos pasivos de un tributo deben contribuir a los gastos públicos en función de su
respectiva capacidad contributiva. Lo anterior significa que para que un gravamen sea
proporcional, se requiere que el hecho imponible del tributo establecido por el Estado, refleje
una auténtica manifestación de capacidad económica del sujeto pasivo, entendida ésta como
la potencialidad real de contribuir a los gastos públicos. Ahora bien, tomando en
consideración que todos los presupuestos de hecho de los impuestos deben tener una
naturaleza económica en forma de una situación o de un movimiento de riqueza y que las
consecuencias tributarias son medidas en función de esta riqueza, debe concluirse que es
necesaria una estrecha relación entre el hecho imponible y la base gravable a la que se aplica
la tasa o tarifa del impuesto." (Novena Época, Pleno, tesis P.J. 109/99, visible en la foja 22
del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo X, noviembre de mil novecientos
noventa y nueve).
"CONTRIBUCIONES. LA POTESTAD PARA DETERMINAR SU OBJETO NO SE RIGE
POR EL PRINCIPIO DE GENERALIDAD, SINO POR EL DE CAPACIDAD
CONTRIBUTIVA. La potestad tributaria implica para el Estado, a través de las autoridades
legislativas competentes, la facultad de determinar el objeto de los tributos, involucrando
cualquier actividad de los gobernados que sea reflejo de capacidad contributiva, de ahí que
uno de los principios que legitima la imposición de las contribuciones no es precisamente el
de generalidad, sino el de la identificación de la capacidad contributiva de los gobernados,
por lo que no existe obligación de contribuir si no existe la relativa capacidad contributiva, y
consecuentemente, habrá de pagar más quien tiene una capacidad mayor, y menos el que la
tiene en menor proporción; todo lo cual descarta la aplicación del principio de generalidad en
la elección del objeto del tributo." (Novena Época, Pleno, Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Tomo VIII, diciembre de 1998, tesis P. LXXIX/98, página 241).
Así como la tesis de jurisprudencia P./J. 10/2003, que dice:
"PROPORCIONALIDAD TRIBUTARIA. DEBE EXISTIR CONGRUENCIA ENTRE EL
TRIBUTO Y LA CAPACIDAD CONTRIBUTIVA DE LOS CAUSANTES. El artículo 31,
fracción IV, de la Constitución Federal establece el principio de proporcionalidad de los
tributos. Éste radica, medularmente, en que los sujetos pasivos deben contribuir al gasto
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público en función de su respectiva capacidad contributiva, debiendo aportar una parte
adecuada de sus ingresos, utilidades, rendimientos, o la manifestación de riqueza gravada.
Conforme a este principio los gravámenes deben fijarse de acuerdo con la capacidad
económica de cada sujeto pasivo, de manera que las personas que obtengan ingresos elevados
tributen en forma cualitativamente superior a los de medianos y reducidos recursos. Para que
un gravamen sea proporcional debe existir congruencia entre el mismo y la capacidad
contributiva de los causantes; entendida ésta como la potencialidad real de contribuir al gasto
público que el legislador atribuye al sujeto pasivo del impuesto en el tributo de que se trate,
tomando en consideración que todos los supuestos de las contribuciones tienen una
naturaleza económica en la forma de una situación o de un movimiento de riqueza y las
consecuencias tributarias son medidas en función de esa riqueza. La capacidad contributiva
se vincula con la persona que tiene que soportar la carga del tributo, o sea, aquella que
finalmente, según las diversas características de cada contribución, ve disminuido su
patrimonio al pagar una cantidad específica por concepto de esos gravámenes, sea en su
calidad de sujeto pasivo o como destinatario de los mismos. De ahí que, para que un
gravamen sea proporcional, debe existir congruencia entre el impuesto creado por el Estado y
la capacidad contributiva de los causantes, en la medida en que debe pagar más quien tenga
una mayor capacidad contributiva y menos el que la tenga en menor proporción." (Novena
Época, Pleno, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XVII, mayo de 2003,
tesis P./J. 10/2003, página 144).
Así, el principio de proporcionalidad tributaria radica, medularmente, en que los sujetos
pasivos deben contribuir al gasto público en función de su respectiva capacidad contributiva,
aportando una parte adecuada de sus ingresos, utilidades, rendimientos, o la manifestación de
riqueza gravada; esto es, para que un gravamen sea proporcional debe existir congruencia
entre el impuesto creado por el Estado y la capacidad contributiva de los causantes, en la
medida en que debe pagar más quien tenga una mayor capacidad contributiva y menos el que
la tenga en menor proporción.
Adicionalmente, debe considerarse que en los términos descritos en la jurisprudencia
transcrita en último lugar, la capacidad contributiva se vincula con la persona que tiene que
soportar la carga del tributo, o sea, aquella que finalmente, según las diversas características
de cada contribución, ve disminuido su patrimonio al pagar una cantidad específica por
concepto de esos gravámenes, sea en su calidad de sujeto pasivo o como destinatario de los
mismos.
Pues bien, una vez precisado lo anterior, procede analizar el artículo 31, fracción XV, de la
Ley del Impuesto sobre la Renta, vigente en dos mil tres, que establece lo siguiente:
"Artículo 31. Las deducciones autorizadas en este título deberán reunir los siguientes
requisitos:
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"XV. Tratándose de adquisición de bienes de importación, se compruebe que se cumplieron
los requisitos legales para su importación definitiva. Cuando se trate de la adquisición de
bienes que se encuentren sujetos al régimen de importación temporal, los mismos se
deducirán hasta el momento en que se retornen al extranjero en los términos de la Ley
Aduanera o, tratándose de inversiones de activo fijo, en el momento en que se cumplan los
requisitos para su importación temporal. También se podrán deducir los bienes que se
encuentren sujetos al régimen de depósito fiscal de conformidad con la legislación aduanera,
cuando el contribuyente los enajene, los retorne al extranjero o sean retirados del depósito
fiscal para ser importados definitivamente. Tratándose de la adquisición de bienes que se
encuentran sujetos al régimen de recinto fiscalizado estratégico, los mismos se deducirán
desde el momento en que se introducen a dicho régimen, el Servicio de Administración
Tributaria podrá establecer las reglas necesarias para su instrumentación. El importe de los
bienes e inversiones a que se refiere este párrafo no podrá ser superior al valor en aduanas del
bien de que se trate."
El artículo reproducido, establece como requisito que cuando se trate de la adquisición de
bienes que se encuentren sujetos al régimen de importación temporal, bajo un sistema de
deducción de adquisiciones, los mismos se deducirán hasta el momento en que se retornen al
extranjero en los términos de la Ley Aduanera, situación que no atiende a la manifestación
reveladora de riqueza que constituye el presupuesto generador de la obligación tributaria y, a
su vez, de la aplicación de recursos que ello implica, aspectos reveladores de la capacidad
contributiva del sujeto pasivo.
Lo anterior, en virtud de que no permite que la deducción se haga en el momento en que se
realiza la erogación para adquirir los bienes, sino que difiere su aplicación, condicionándola a
un elemento ajeno del objeto del impuesto sobre la renta (obtención de ingresos), tal como lo
es "hasta" que los bienes relativos "retornen al extranjero en los términos de la Ley
Aduanera".
En efecto, si tratándose del impuesto sobre la renta, la capacidad contributiva está dada en
función de los ingresos que los sujetos pasivos perciben, así como por el reconocimiento
legal de los gastos necesarios en que éstos tienen que incurrir para la generación de los
ingresos que modifiquen su patrimonio, en tal virtud, la deducción prevista en el numeral que
se impugna respecto de bienes que se encuentren sujetos al régimen de importación temporal,
no atiende al hecho imponible de la contribución relativa, lo que provoca como consecuencia,
la inobservancia de uno de los principios constitucionales que rigen en materia tributaria, a
saber: de proporcionalidad.
A ese respecto es menester señalar que, en lo esencial, similares consideraciones han sido
sustentadas por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la tesis
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siguiente:
"RENTA. EL ARTÍCULO 31, FRACCIÓN XV, DE LA LEY DEL IMPUESTO
RELATIVO, VIGENTE EN 2002 Y 2003, QUE ESTABLECE EL MOMENTO EN QUE SE
EFECTUARÁN LAS DEDUCCIONES TRATÁNDOSE DE LA ADQUISICIÓN DE
BIENES SUJETOS A IMPORTACIÓN TEMPORAL, VIOLA EL PRINCIPIO DE
PROPORCIONALIDAD TRIBUTARIA.-El referido precepto viola el principio de
proporcionalidad tributaria previsto en el artículo 31, fracción IV, de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, al establecer como requisito que cuando se trate de la
adquisición de bienes sujetos al régimen de importación temporal, éstos se deducirán hasta el
momento en que se retornen al extranjero en los términos de la ley Aduanera. Ello es así,
porque el artículo 31, fracción XV, de la Ley del Impuesto sobre la Renta, vigente en 2002 y
2003, no atiende a la capacidad contributiva real del sujeto pasivo del impuesto, en tanto que
no permite que la deducción se haga al momento de realizar la erogación para adquirir los
bienes, que es cuando el patrimonio sufre una disminución, sino que la difiere hasta que
retornen al extranjero, lo que implica que el sujeto obligado esté constreñido a la
eventualidad de pagar un impuesto mayor al que le correspondería si se reconociera la
procedencia de la deducción en el momento en que se cumplieran los requisitos para su
importación temporal. Lo anterior en virtud de que, tratándose del impuesto sobre la renta, la
capacidad contributiva se da en función de los ingresos que los sujetos pasivos perciben, así
como por el reconocimiento legal de los gastos necesarios en que éstos tienen que incurrir
para generar los ingresos que modifiquen su patrimonio, razón por la que el diferimiento de
la mencionada deducción trae como consecuencia que se obligue a pagar el impuesto sobre
una base gravable más elevada, por no permitir tomar en consideración la deducción
correspondiente a las adquisiciones de materia prima o mercancías, circunstancia que opera
en detrimento del potencial económico del contribuyente." (Novena Época, Primera Sala,
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XX, diciembre de 2004, tesis
1a.CXXXVII/2004, página 374).
Por lo anterior, el artículo 31, fracción XV, de la Ley del Impuesto sobre la Renta vigente en
dos mil tres, es violatorio del principio de proporcionalidad tributaria, los argumentos
expuestos por la autoridad recurrente, son infundados.
Finalmente, al igual que lo consideró la Juez de Distrito, el efecto de la concesión del amparo
es para que la quejosa pueda deducir de sus ingresos acumulables para el impuesto sobre la
renta, la adquisición de bienes que se encuentren sujetos al régimen de importación temporal
en el momento en que cumpla con los requisitos relativos a ese régimen.
En las relatadas consideraciones, lo procedente es, en la materia de la revisión, confirmar la
sentencia recurrida y conceder el amparo solicitado.
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Por lo expuesto y fundado se resuelve:
PRIMERO.-En la materia de la revisión, competencia de esta Segunda Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, se confirma la sentencia recurrida.
SEGUNDO.-La Justicia de la Unión ampara y protege a Valeo Térmico, Sociedad Anónima
de Capital Variable, en contra del artículo 31, fracción XV, de la Ley del Impuesto sobre la
Renta, vigente en el año de dos mil tres.
Notifíquese; con testimonio de esta resolución vuelvan los autos al lugar de su origen y, en su
oportunidad, archívese el presente toca como asunto concluido.
Así lo resolvió la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad
de cinco votos de los señores Ministros: Margarita Beatriz Luna Ramos, Genaro David
Góngora Pimentel, Sergio Salvador Aguirre Anguiano, Guillermo I. Ortiz Mayagoitia y
presidente Juan Díaz Romero. Fue ponente el último de los señores Ministros antes
mencionados.
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