Corte Suprema de Justicia de la Nación

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M. 132. XXXV.
Mainhard, Edgar Walter s/ recurso de casación.
Corte Suprema de Justicia de la Nación
Buenos Aires, 27 de septiembre de 2001.
Vistos los autos: “Mainhard, Edgar Walter s/ recurso
de casación”.
Considerando:
1°) Que contra la resolución de la Sala IV de la
Cámara Nacional de Casación Penal, que declaró mal concedido el recurso de casación oportunamente interpuesto contra
la decisión del Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo
Criminal y Correccional Federal n° 8 en cuanto había absuelto a Edgar Walter Mainhard en orden a los delitos de
calumnias e injurias, la querella interpuso recurso extraordinario que fue concedido a fs. 539/540.
2°) Que para así resolver el a quo, consideró que
aun cuando al acusar la querella solicitó la imposición del
máximo de pena previsto para los delitos de calumnias e
injurias, omitió cualquier consideración acerca del tipo de
concurso que eventualmente podría mediar entre ambas figuras. Por lo tanto, considerando que las expresiones tenidas
por calumniosas e injuriosas conforman, en principio, una
sola estructura que descarta un pronunciamiento múltiple al
respecto, se concluyó en que la pretensión punitiva ejercida en el juicio no habría excedido de tres años, fundamentándose la decisión denegatoria en la limitación objetiva
que establece el art. 458, inc. 1° del Código Procesal Penal, aplicable a la querella por expresa remisión del art.
460.
3°) Que el recurrente se agravia de la resolución
mencionada por entender que viola los derechos al honor, a
la igualdad ante la ley y a la defensa en juicio, consagrados por la Constitución Nacional y los pactos internaciona-1-
les de derechos humanos incorporados a ella, y funda la
procedencia del remedio federal en la circunstancia de que
en el fallo se habría violado el principio de congruencia
al no haberse pronunciado el a quo respecto del planteo de
nulidad de la sentencia, como consecuencia de haberse denegado el recurso de casación con fundamento en los límites
cuantitativos que establece al respecto el art. 458 inc. 1°
del Código Procesal Penal, efectuando para ello una arbitraria interpretación de dicha norma.
4°) Que la sentencia recurrida no presenta vicios
de fundamentación que susciten cuestión federal, ya que en
ella se analizan cuestiones de derecho sustancial y procesal que rigen el caso y aparecen resueltas con fundamentos
de igual carácter que, más allá de su acierto o error, resultan suficientes para sustentar lo decidido. En efecto,
las cuestiones relativas a las reglas concursales y las
escalas penales consecuentes, así como lo atinente a las
limitaciones a la posibilidad recursiva por parte de la
querella, recibieron pormenorizado tratamiento en el fallo
impugnado sin que se advierta apartamiento de las normas
procesales ni de aquellas de derecho común que rigen el
caso, con aptitud para habilitar esta instancia extraordinaria, máxime cuando el planteo del recurrente aparece enderezado tan sólo desde esa perspectiva.
Por ello, se declara inadmisible el recurso extraordinario interpuesto (art. 280 del Código Procesal Civil y
C
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M. 132. XXXV.
Mainhard, Edgar Walter s/ recurso de casación.
Corte Suprema de Justicia de la Nación
cial de la Nación). Notifíquese y devuélvase. JULIO S. NAZARENO - EDUARDO MOLINE O'CONNOR - CARLOS S. FAYT (en
disidencia)- AUGUSTO CESAR BELLUSCIO - ENRIQUE SANTIAGO
PETRACCHI
(según
su
voto)-
ANTONIO
BOGGIANO
(en
disidencia)- GUILLERMO A. F. LOPEZ - GUSTAVO A. BOSSERT
(según su voto)- ADOLFO ROBERTO VAZQUEZ (en disidencia).
ES COPIA
VO-//-
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M. 132. XXXV.
Mainhard, Edgar Walter s/ recurso de casación.
Corte Suprema de Justicia de la Nación
-//TO
DEL
SEÑOR
MINISTRO
DOCTOR
DON
ENRIQUE
SANTIAGO
PETRACCHI
Considerando:
1°) Que la Sala IV de la Cámara Nacional de Casación Penal declaró mal concedido el recurso de casación
deducido por el querellante contra la decisión del juez
federal que absolvió a Edgar Walter Mainhard por los delitos de calumnias e injurias, lo cual motivó el recurso extraordinario de fs. 506/533, concedido a fs. 539/540.
2°) Que el recurrente sostiene que lo resuelto
por el a quo, en tanto tuvo por fundamento el límite objetivo para la interposición del recurso de casación, previsto por el art. 458, inc. 1°, del Código Procesal Penal de
la Nación, lo ha privado del derecho a acceder a un tribunal superior que le corresponde como querellante en delitos
de acción privada (art. 8°, párrafo 2°, h, de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos), y de este modo, convalidó una sentencia violatoria de los principios de congruencia e igualdad, y de su derecho al honor.
3°) Que, por su parte, la cámara consideró que,
al formular acusación por los delitos de calumnias e injurias, el querellante omitió especificar qué pretendía perseguir por hechos autónomos en el sentido del art. 55 del
Código Penal, a pesar de que, en principio, se trataría de
un único hecho, y no determinó cuál era la pena concreta
que reclamaba -que identificó sólo como el "máximo de la
pena"-. Por lo tanto, el a quo interpretó que dicho "máximo" era el de tres años de prisión fijado para el art. 109
del Código Penal, y en consecuencia, estimó aplicable al
caso el límite previsto por el art. 458, inc. 1°, Código
-5-
Procesal Penal de la Nación.
4°) Que las cuestiones que había planteado el
recurrente fueron resueltas con fundamentos suficientes de
derecho material y procesal común, sin que se advierta arbitrariedad alguna en la aplicación de las normas legales
invocadas por el sentenciante, y sin que se haya cuestionado oportunamente la constitucionalidad de los límites al
recurso del querellante particular en delitos de acción
privada.
5°) Que, por otra parte, el recurso extraordinario carece de la debida fundamentación, pues se ha omitido
toda consideración con relación a cómo se podría compatibilizar la pretensión alegada con el derecho al non bis in
idem del imputado. Tal aspecto resultaba de particular relevancia, especialmente, en la medida en que el recurso de
casación estuvo orientado a lograr la nulidad de la sentencia y, de ese modo, la admisión del derecho invocado, significaría la realización de un nuevo debate.
6°) Que, en tales condiciones, la cuestión planteada en el sub lite es sustancialmente análoga a la tratada en Fallos: 321:1173 -disidencia de los jueces Petracchi
y Bossert- y 322:1495 -disidencia del juez Petracchi-, a
cuyas consideraciones corresponde remitir.
Por ello, se declara inadmisible el recurso extraordinario interpuesto (art. 280 del Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación). Notifíquese, y oportunamente, devuélvase.
ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI.
ES COPIA
VO-//-
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M. 132. XXXV.
Mainhard, Edgar Walter s/ recurso de casación.
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-//-TO DEL SEÑOR MINISTRO DOCTOR DON GUSTAVO A. BOSSERT
Considerando:
Que
el
recurso
extraordinario
es
inadmisible
(art. 280 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación).
Por ello, se lo desestima. Notifíquese y remítase.
GUSTAVO A. BOSSERT.
ES COPIA
DISI-//-
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Mainhard, Edgar Walter s/ recurso de casación.
Corte Suprema de Justicia de la Nación
-//-DENCIA DE LOS SEÑORES MINISTROS DOCTORES DON CARLOS S.
FAYT Y DON ANTONIO BOGGIANO
Considerando:
1°) Que contra la sentencia de la Cámara Nacional
de Casación Penal que al declarar mal concedido el recurso
interpuesto por el querellante confirmó la absolución del
periodista Edgar Walter Mainhard -en orden a los delitos de
calumnias e injurias- dispuesta en primera instancia, aquél
dedujo
recurso
extraordinario
que
fue
concedido
a
fs.
539/540.
2°) Que para así resolver el a quo consideró que,
aun cuando al acusar la querella solicitó la imposición del
máximo de pena previsto para los delitos de calumnias e
injurias, omitió cualquier consideración acerca del tipo de
concurso que eventualmente podría mediar. Entendió que las
expresiones tenidas por calumniosas e injuriosas conformaron, en principio, una sola estructura -lo que descarta un
pronunciamiento múltiple al respecto- y que tampoco se individualizaron esas manifestaciones como hechos independientes. Concluyó, por tanto, que la pretensión punitiva
ejercida en el juicio no habría excedido de tres años, por
lo que correspondía denegar el recurso en orden a la limitación objetiva que establece el art. 458, inc. 1° del Código Procesal Penal, aplicable a la querella por expresa
remisión del art. 460.
3°) Que el recurso extraordinario deducido resulta admisible en tanto ha sido puesta en tela de juicio la
validez de una ley nacional (arts. 458 y 460 del Código
Procesal Penal de la Nación) por ser contraria a normas de
la Constitución Nacional y de un tratado internacional al
-9-
que ella hace referencia, y la decisión ha sido adversa al
derecho fundado en estas últimas (art. 14, inc. 3° de la
ley 48).
4°) Que el recurrente sostiene que la sentencia
impugnada vulneró el derecho al honor, a la igualdad ante
la ley, a la defensa en juicio y las garantías del debido
proceso, en lo sustancial, por haber omitido tratar la nulidad fundada en la violación del principio de congruencia.
Ello, toda vez que la sentencia del juez de grado sería
nula al no haberse pronunciado sobre un hecho objeto de la
acusación. Aduce, por otra parte, que tampoco fue tratada
por el a quo la constitucionalidad de las limitaciones establecidas respecto de las personas para interponer el recurso de casación en razón del monto de la pena, apartándose de la doctrina de esta Corte en la materia.
5°) Que los agravios relativos a la violación del
principio de congruencia remiten a cuestiones de hecho y
derecho procesal propias de los jueces de la causa y ajenas
al recurso extraordinario, lo que sin más autorizaría su
rechazo. Por otra parte, debe observarse que no habiéndose
formulado acusación con invocación de la norma concursal ni
hecho referencia alguna a la existencia de hechos independientes, no se advierte la existencia de un supuesto de
arbitrariedad por no haberse efectuado tratamientos particularizados. Es más, si la insuficiente acusación se hubiese tomado como base de una condena -como lo pretendidobien podría haber invocado el encausado la violación de las
formas sustanciales del juicio relativas a la acusación,
defensa,
prueba
y
sentencia
313:1031; entre otros).
-10-
(Fallos:
272:188;
310:745;
M. 132. XXXV.
Mainhard, Edgar Walter s/ recurso de casación.
Corte Suprema de Justicia de la Nación
6°) Que en cuanto al tratamiento de la tacha de
inconstitucionalidad de los arts. 458 y 460 del ordenamiento adjetivo, sustentada en el derecho de acceso a un tribunal superior, al reclamar -en su carácter de víctima de un
delito de acción privada- equiparación con el imputado en
el derecho a recurrir una sentencia adversa, el a quo omitió su consideración no obstante advertir su competencia
para reexaminar la habilitación de su propia instancia,
bajo la única mención de que la impugnante no había cuestionado la validez constitucional de la limitación del ius
persequendi.
7°) Que, en rigor, sin desconocer el carácter de
intérprete final de esta Corte como "supremo custodio de
las garantías constitucionales" (Fallos: 279:40; 297:338;
entre otros), compete a los jueces de cualquier fuero, jurisdicción y jerarquía, nacionales o provinciales, el control -aun de oficio- de constitucionalidad, esto es, la
misión de velar por la observancia de los derechos constitucionales de los ciudadanos, toda vez que la eventual
afectación de una garantía constitucional no podría ser
confirmada. En este sentido, si bien es exacto que los tribunales judiciales no pueden efectuar declaraciones de inconstitucionalidad de las leyes en abstracto, no lo es menos que, como el control de constitucionalidad versa sobre
una cuestión de derecho y no de hecho, la potestad de los
jueces de suplir el derecho que las partes no invocan o
invocan erradamente -trasuntado en el antiguo adagio iura
novit curia- incluye el deber de mantener la supremacía
constitucional (art. 31 de la Constitución Nacional).
De dicha disposición constitucional se desprende
-11-
la facultad de los jueces de examinar las leyes en los casos concretos que se presentan a su decisión, comparándolas
con el texto y la significación de la Constitución para
averiguar si guardan conformidad con ella; facultad que por
estar involucrada en el deber de aplicar el derecho vigente, no puede estar supeditada al requerimiento de las partes (conf. doctrina de la minoría de esta Corte en Fallos:
306:303 y 321:1058).
8°) Que por ello, y si bien el planteo de inconstitucionalidad no fue oportunamente introducido para su
tratamiento por los jueces de la causa, resultaba indispensable el estudio sobre la validez constitucional de la norma procesal aplicable, lo que torna procedente el recurso
en este aspecto.
9°)
Que
así
las
cosas,
corresponde
tratar
la
cuestión -limitación cuantitativa impuesta al fiscal que
impide también al querellante en los procesos seguidos por
delitos de acción privada, por remisión del art. 431 del
citado cuerpo legal, interponer el recurso de casación contra la sentencia absolutoria- desde dos perspectivas. Por
un lado, la relacionada con el alcance de la denominada
garantía a la doble instancia y, por el otro, la referida
a la posible violación del principio constitucional de
igualdad ante la ley.
10) Que respecto de la primera cuestión, debe
recordarse que es doctrina del Tribunal que la garantía
constitucional de la defensa en juicio como posibilidad de
acudir ante un órgano jurisdiccional en procura de justicia
(Fallos: 281:235; 310:2184; 311:700; 314:697; 315:545; entre otros), no resulta comprensiva del derecho a impugnar
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toda sentencia adversa. Desde antiguo, esta Corte ha declarado que la multiplicidad de las instancias judiciales no
constituye requisito de naturaleza constitucional (conf.
doctrina de Fallos: 244:516; 251:274; 284:100; 290:120;
311:274; entre otros).
11) Que sin perjuicio de ello, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, incorporada en los términos
del art. 75, inc. 22° de la Constitución Nacional, en su
art. 8.2.h dispone, entre la enumeración de los derechos de
todo inculpado, el de recurrir el fallo ante un tribunal
superior. La previsión alcanza en consecuencia sólo la sentencia penal de condena. Ello significa que el debido proceso carecería de eficacia sin el derecho a la defensa en
juicio y sin la excepción consagrada en favor del inculpado, de defenderse contra una sentencia adversa o, lo que es
lo mismo, de que en ningún caso pueda quedar firme una sentencia condenatoria sin la posibilidad de su impugnación.
12) Que así lo ha considerado esta Corte al establecer que el recurso de casación debe constituir un remedio eficaz para la salvaguarda de la "garantía mínima" que
debe observarse dentro del marco del proceso penal "para
toda persona inculpada de delito" (conf. doctrina de Fallos: 318: 514).
Por lo demás, en oportunidad de juzgar en el caso
"Arce", Fallos: 320:2145, la constitucionalidad de la limitación impuesta al fiscal, el Tribunal puntualizó que de
las normas del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos surge que la garantía del derecho de recurrir ha sido
consagrada sólo en beneficio del inculpado.
-13-
13) Que asimismo, aunque desde la segunda perspectiva señalada, es voluntad del constituyente rodear a
este sujeto de mayores garantías -en homenaje a valores del
individuo superiores en rango- sin que de ello resulte vulneración alguna a la igualdad ante la ley garantizada por
el art. 16 de la Constitución Nacional. Las partes en el
proceso penal no persiguen intereses iguales y, en definitiva, el interés individual de la querella se encuentra
comprendido en el interés público o social, en contraposición con la garantía del imputado a obtener un pronunciamiento que defina su situación de incertidumbre (Fallos:
297:486; 300:1102; 312: 2434; 315:933; 317:95).
En cambio, la pretendida equiparación en la que
se sustentan las quejas del recurrente importaría otorgar
un indebido privilegio en favor del querellante exclusivo
quien, por disposición de la ley penal sustantiva, se instituye en acusador. Este último carácter -el de acusadorno se altera por tratarse de procesos especiales seguidos
por delitos de acción privada, lo que no obsta a su distingo respecto de la situación en que se encuentra la persona
sometida a proceso, en tanto el primero cumple una función
de naturaleza pública al ser su finalidad objetiva la realización del derecho penal mediante la aplicación de pena.
En este sentido, el legislador adoptó el sistema
de excepcionalidad respecto de las facultades recursivas de
la parte acusadora, de manera tal que la falta de otorgamiento explícito importa la carencia de esa facultad sin
que quepa distinguir entre procesos de acción pública y
privada en cuanto a la posibilidad de interponer recursos
se refiere.
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Mainhard, Edgar Walter s/ recurso de casación.
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Por el contrario, y al ser el proceso penal una
verdadera carga para el imputado restrictiva de su libertad, el derecho al recurso resulta del derecho de defensa
y de su vinculación específica con el poder de resistencia
que emana de la libertad individual.
14) Que en virtud de lo expuesto, la decisión
recurrida debe confirmarse, pues no se observa colisión
entre la disposición constitucional y la de menor jerarquía
aplicada por el a quo, toda vez que incumbe a la discreción
del legislador regular el marco y las condiciones del ejercicio de la acción y jurisdicción penal, como así también
la participación asignada a la querella.
Por ello, se declara procedente el recurso extraordinario y se confirma la sentencia apelada con el alcance que
resulta de los considerandos que anteceden. Notifíquese y
remítase. CARLOS S. FAYT - ANTONIO BOGGIANO.
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Mainhard, Edgar Walter s/ recurso de casación.
Corte Suprema de Justicia de la Nación
-//-DENCIA DEL SEÑOR MINISTRO DOCTOR DON ADOLFO ROBERTO
VAZQUEZ
Considerando:
1°) Que contra la sentencia de la Cámara Nacional
de Casación Penal que al declarar mal concedido el recurso
interpuesto por el querellante confirmó la absolución del
periodista Edgar Walter Mainhard -en orden a los delitos de
calumnias e injurias- dispuesta en primera instancia, aquél
dedujo
recurso
extraordinario
que
fue
concedido
a
fs.
539/540.
2°) Que para así resolver el a quo consideró que,
aun cuando al acusar la querella solicitó la imposición del
máximo de pena previsto para los delitos de calumnias e
injurias, omitió cualquier consideración acerca del tipo de
concurso que eventualmente podría mediar. Entendió que las
expresiones tenidas por calumniosas e injuriosas conformaron, en principio, una sola estructura -lo que descarta un
pronunciamiento múltiple al respecto- y que tampoco se individualizaron esas manifestaciones como hechos independientes. Concluyó, por tanto, que la pretensión punitiva
ejercida en el juicio no habría excedido de tres años, por
lo que correspondía denegar el recurso en orden a la limitación objetiva que establece el art. 458, inc. 1° del Código Procesal Penal, aplicable a la querella por expresa
remisión del art. 460.
3°) Que el recurso extraordinario deducido resulta admisible en tanto ha sido puesta en tela de juicio la
validez de una ley nacional (arts. 458 y 460 del Código
Procesal Penal de la Nación) por ser contraria a normas de
la Constitución Nacional y de un tratado internacional al
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que ella hace referencia, y la decisión ha sido adversa al
derecho fundado en estas últimas (art. 14, inc. 3° de la
ley 48).
4°) Que el recurrente sostiene que la sentencia
impugnada vulneró el derecho al honor, a la igualdad ante
la ley, a la defensa en juicio y las garantías del debido
proceso, en lo sustancial, por haber omitido tratar la nulidad fundada en la violación del principio de congruencia.
Ello, toda vez que la sentencia del juez de grado sería
nula al no haberse pronunciado sobre un hecho objeto de la
acusación. Aduce, por otra parte, que tampoco fue tratada
por el a quo la constitucionalidad de las limitaciones establecidas respecto de las personas para interponer el recurso de casación en razón del monto de la pena, apartándose de la doctrina de esta Corte en la materia.
5°) Que los agravios relativos a la violación del
principio de congruencia remiten a cuestiones de hecho y
derecho procesal propias de los jueces de la causa y ajenas
al recurso extraordinario, lo que sin más autorizaría su
rechazo. Por otra parte, debe observarse que no habiéndose
formulado acusación con invocación de la norma concursal ni
hecho referencia alguna a la existencia de hechos independientes, no se advierte la existencia de un supuesto de
arbitrariedad por no haberse efectuado tratamientos particularizados. Es más, si la insuficiente acusación se hubiese tomado como base de una condena -como lo pretendidobien podría haber invocado el encausado la violación de las
formas sustanciales del juicio relativas a la acusación,
defensa,
prueba
y
sentencia
313:1031; entre otros).
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(Fallos:
272:188;
310:745;
M. 132. XXXV.
Mainhard, Edgar Walter s/ recurso de casación.
Corte Suprema de Justicia de la Nación
6°) Que en cuanto al tratamiento de la tacha de
inconstitucionalidad de los arts. 458 y 460 del ordenamiento adjetivo, sustentada en el derecho de acceso a un tribunal superior, al reclamar -en su carácter de víctima de un
delito de acción privada- equiparación con el imputado en
el derecho a recurrir una sentencia adversa, el a quo omitió su consideración no obstante advertir su competencia
para reexaminar la habilitación de su propia instancia,
bajo la única mención de que la impugnante no había cuestionado la validez constitucional de la limitación del ius
persequendi.
7°) Que, en rigor, sin desconocer el carácter de
intérprete final de esta Corte como "supremo custodio de
las garantías constitucionales" ( Fallos: 279:40; 297:338;
entre otros ), compete a los jueces de cualquier fuero,
jurisdicción y jerarquía, nacionales o provinciales, el
control -aun de oficio- de constitucionalidad, esto es, la
misión de velar por la observancia de los derechos constitucionales de los ciudadanos, toda vez que la eventual
afectación de una garantía constitucional no podría ser
confirmada. En tal sentido, si bien es exacto que los tribunales judiciales no pueden efectuar declaraciones de inconstitucionalidad de las leyes en abstracto, no lo es menos que, como el control de constitucionalidad versa sobre
una cuestión de derecho y no de hecho, la potestad de los
jueces de suplir el derecho que las partes no invocan o
invocan erradamente -trasuntado en el antiguo adagio iura
novit curia- incluye el deber de mantener la supremacía
constitucional (art. 31 de la Constitución Nacional).
De dicha disposición constitucional se desprende
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la facultad de los jueces de examinar las leyes en los casos concretos que se presentan a su decisión, comparándolas
con el texto y la significación de la Constitución para
averiguar si guardan conformidad con ella; facultad que por
estar involucrada en el deber de aplicar el derecho vigente, no puede estar supeditada al requerimiento de las partes.
Así
se
ha
expresado
este
Tribunal
en
las
causas
M.102.XXXII y M.1389. XXXI. "Mill de Pereyra, Rita Aurora
y Otero Raúl Ramón c/ Estado de la Provincia de Corrientes"
-voto del Juez Vázquez, considerandos 9° a 21- sentencia de
la fecha, a cuyas consideraciones y fundamentos cabe remitirse por razones de brevedad.
8°) Que por ello, y si bien el planteo de inconstitucionalidad no fue oportunamente introducido para su
tratamiento por los jueces de la causa, resultaba indispensable el estudio sobre la validez constitucional de la norma procesal aplicable, lo que torna procedente el recurso
en este aspecto.
9°)
Que
así
las
cosas,
corresponde
tratar
la
cuestión -limitación cuantitativa impuesta al fiscal que
impide también al querellante en los procesos seguidos por
delitos de acción privada, por remisión del art. 431 del
citado cuerpo legal, interponer el recurso de casación contra la sentencia absolutoria- desde dos perspectivas. Por
un lado, la relacionada con el alcance de la denominada
garantía a la doble instancia y, por el otro, la referida
a la posible violación del principio constitucional de
igualdad ante la ley.
10) Que respecto de la primera cuestión, debe
recordarse que es doctrina del Tribunal que la garantía
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M. 132. XXXV.
Mainhard, Edgar Walter s/ recurso de casación.
Corte Suprema de Justicia de la Nación
constitucional de la defensa en juicio como posibilidad de
acudir ante un órgano jurisdiccional en procura de justicia
(Fallos: 281:235; 310:2184; 311:700; 314:697; 315:545; entre otros), no resulta comprensiva del derecho a impugnar
toda sentencia adversa. Desde antiguo, esta Corte ha declarado que la multiplicidad de las instancias judiciales no
constituye requisito de naturaleza constitucional (conf.
doctrina de Fallos: 244:516; 251:274; 284:100; 290:120;
311:274; entre otros).
11) Que sin perjuicio de ello, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, incorporada en los términos
del art. 75, inc. 22 de la Constitución Nacional, en su
art. 8° se refiere a las garantías judiciales, señalando en
el 1er. párrafo que "toda persona tiene derecho a ser oída,
con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable,...en la sustanciación de cualquier acusación penal
formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de
cualquier otro carácter"; para luego enumerar en la primera
parte del 2° párrafo los derechos de todo inculpado y en la
segunda los de toda persona durante el proceso, destacándose en el inc. h el derecho de recurrir el fallo ante juez
o tribunal superior.
12) Que las distinciones aludidas entre "persona"
y "persona inculpada" no pueden ser obviadas al momento de
aplicar el art. 8° de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, por lo que en tales condiciones resulta de
adaptación al caso la pauta de hermenéutica que establece
que cuando una ley es clara y no exige mayor esfuerzo interpretativo no cabe sino su directa aplicación (Fallos:
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218:56). De esta forma, cabe concluir que la garantía de la
doble instancia judicial reconocida en la mencionada convención como un derecho fundamental de las personas, no se
encuentra dirigida exclusivamente a quien resulta imputado
del delito, sino también a otras partes legalmente constituidas en un proceso penal determinado, como es el caso de
la presunta víctima de un delito devenida en querellante.
Esta conclusión se deriva de la expresa disposición contenida en el art. 8°, inc. 2°, ap. h de la convención, que al reconocer el derecho a recurrir del fallo ante
juez o tribunal superior, no distingue entre inculpado y
las otras partes como lo hace al tratar otros derechos inherentes a determinada situación procesal.
13) Que ello resulta coherente con el contenido
del art. 25 la convención referido a la protección judicial, que establece en su inc. 1° que "toda persona tiene
derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro
recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes,
que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal violación sea cometida por
personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales", reafirmado por el 2° inciso en cuanto señala que "los
Estados Partes se comprometen: a. a garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema legal del Estado
decidirá sobre los derechos de toda persona que interponga
tal recurso; b. a desarrollar las posibilidades de recurso
judicial,...".
14) Que, por lo demás, esta interpretación resulta adecuada con los criterios de interpretación que el mis-
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Mainhard, Edgar Walter s/ recurso de casación.
Corte Suprema de Justicia de la Nación
mo Pacto de San José de Costa Rica estipula en su art. 29
cuando dice que "ninguna disposición de la presente Convención puede ser interpretada en el sentido de: a. permitir
a alguno de los Estados partes, grupo o persona, suprimir
el goce y ejercicio de los derechos y libertades reconocidos en la Convención o limitarlos en mayor medida que la
prevista en ella...".
15) Que, en tal sentido, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, cuya opinión resulta de importancia para la interpretación de los preceptos convencionales
(Fallos: 319:1840), se ha pronunciado reconociendo que el
acceso a la jurisdicción por parte de la víctima de un delito, en los sistemas que lo autorizan como el argentino,
deviene un derecho fundamental del ciudadano y cobra particular importancia en tanto impulsor y dinamizador del proceso criminal (conf. CIDH, informe 28/92, casos 10.147 y
otros -Argentina-, 2 de octubre de 1992 e informe 29/92 y
otros -Uruguay-, de la misma fecha).
16) Que, en oportunidad de juzgar el caso "Arce"
(Fallos: 320:2145), sobre la constitucionalidad de la limitación recursiva impuesta al fiscal por el art. 458 del
Código Procesal Penal, si bien el Tribunal puntualizó que
de las normas del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos y de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos surge que la garantía del derecho de recurrir ha
sido consagrada principalmente en beneficio del inculpado,
lo hizo en referencia a la contraparte de dicho proceso;
esto es, el Estado que ora actúa por medio de un órgano
independiente -el Poder Judicial-, ora como titular de la
acción penal ejercida por Ministerio Público Fiscal encar-23-
gado de instar al primero. En tal inteligencia las garantías emanadas de los tratados sobre derechos humanos deben
entenderse en función de la protección de los derechos
esenciales de las personas.
17) Que el sub lite presenta sustanciales diferencias con el caso "Arce", siendo que la acción penal es
ejercida por una persona física -particular- constituida en
parte querellante y respecto de un delito de acción privada, contrariamente a lo ocurrido en el precedente citado
donde el Estado, a través del Ministerio Público, era el
titular de la acción penal y pretendía la concreción del
derecho penal represivo respecto de un delito de acción
pública. Circunstancia que da especial relevancia a la garantía contenida en el art. 8°, párrafo 2°, inc. h de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en cuanto erige como beneficiaria del derecho de recurrir del fallo ante
juez o tribunal superior a "toda persona", sin distinción
del rol procesal que desempeñe -sea víctima o imputado-, o
respecto del tipo de sentencia de que se trate -condena o
absolución-.
En esa linea de pensamiento, cabe agregar que
todo aquel a quien la ley reconoce personería para actuar
en juicio en defensa de sus derechos, está amparado por la
garantía del debido proceso legal consagrada en el art. 18
de la Constitución Nacional, sea que actúe como acusador o
acusado, como demandante o demandado; y en todo caso media
interés institucional en reparar el agravio si éste existe
y tiene fundamento en nuestra Ley Fundamental.
18) Que esta Corte entendió en el caso "Giroldi"
(Fallos: 318:514) que el recurso extraordinario no consti-
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M. 132. XXXV.
Mainhard, Edgar Walter s/ recurso de casación.
Corte Suprema de Justicia de la Nación
tuye un remedio eficaz para la salvaguarda de la garantía
de la doble instancia que debe observarse dentro del marco
del proceso penal, en virtud de su carácter discrecional
-art. 280 Código Procesal Civil y Comercial de la Nación,
conforme ley 23.774-, de modo tal que, como órgano supremo
de uno de los poderes del gobierno federal, le corresponde
-en la medida de su jurisdicción- aplicar los tratados internacionales que integran la Constitución Nacional.
19) Que lo expuesto determina -según las particularidades del presente caso- que la forma más adecuada para
asegurar la garantía de la doble instancia en materia penal
prevista en la Convención Americana sobre Derechos Humanos
(art. 8°, inc. 2°, ap. h), es declarar la invalidez constitucional de la limitación establecida en los arts. 458,
inc. 1° y 460 -por remisión de esta disposición- del Código
Procesal Penal de la Nación, en cuanto veda al querellante
en un delito de acción privada la admisibilidad del recurso
de casación contra las sentencias absolutorias en razón del
monto de la pena que se hubiera solicitado.
20) Que, en relación a la segunda perspectiva
planteada por el recurrente referida a la posible violación
al principio constitucional de igualdad ante la ley, tiene
dicho el Tribunal que el mismo consiste en "el derecho a
que no se establezcan excepciones o privilegios que excluyan a unos de lo que se concede a otros en iguales circunstancias, de donde se sigue forzosamente que la verdadera
igualdad consiste en aplicar en los casos ocurrentes la ley
según
las
diferencias
constitutivas
de
ellos"
(Fallos:
16:118; 137:105; 270:374; 306:1560, entre otros).
21) Que las partes en el proceso penal no persi-25-
guen intereses iguales, ya que por un lado la querella persigue la realización del derecho penal mediante la aplicación de pena, mientras que por otro el inculpado pretende
la obtención de un pronunciamiento que defina su situación
de
incertidumbre
(Fallos:
297:486;
300:1102;
312:2434;
315:933; 317:95, entre otros ). Por tal razón, cabe concluir que en el presente caso se ha respetado el derecho de
igualdad consagrado en el art. 16 de nuestra Ley Fundamental.
Por ello, se declaran procedentes la queja y el recurso extraordinario y se deja sin efecto el pronunciamiento.
Hágase saber y devuélvase al tribunal de origen, a fin de
que se dicte un nuevo fallo conforme a lo resuelto en el
presente. ADOLFO ROBERTO VAZQUEZ.
ES COPIA
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