La izquierda de hoy en Guatemala Para hablar de la izquierda

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La izquierda de hoy en Guatemala
Para hablar de la izquierda partidaria en Guatemala hoy es preciso recordar la historia
del país que fue azotado por un conflicto armado interno de más de 36 años y por régimenes
militares que impulsaron en el país políticas de terrorismo de estado que dejaron un saldo
dramático en la población guatemalteca.
Es evidente que la izquierda ha tenido en Guatemala un pasado importante. Intentó
tenerlo en la legalidad y cuando la contrarrevolución de 1954 en simbiosis de fuerzas internas
e intervención estadounidense restringió coactivamente sus márgenes legales y poco a poco
reprimió también sus espacios reales, una parte de la izquierda lanzó un desafío armado al
sistema. Sostuvo este desafío durante 36 años hasta la firma de la paz en diciembre de 1996.
Tras la firma de la paz y caminar hacia la constitución de un partido político, se dio un
primer paso con la autodisolución, a partir de febrero de 1997, de los cuatro grupos que
conformaban la URNG para integrar a sus militantes directamente en ella. Primero lo
hicieron EGP y FAR y luego PGT y ORPA.
El fallecimiento de Ricardo Ramírez, el 11 de septiembre de 1998, fue un duro revés
para la recta final de la legalización de URNG, que no llegaría hasta el 18 de diciembre de
1998. Jorge Soto es nombrado Secretario General y las FAR se ven fortalecidas en detrimento
del EGP y especialmente de ORPA tras el grandísimo error político del secuestro de la señora
Novella por el comandante Isaías del que se sigue sin saber su paradero.
La democratización interna necesaria para ser un partido progresista, y no sólo de
izquierdas, se complicó por la influencia cada vez más grande de las FAR dentro del partido, y
pronto le pasó las primeras facturas: pérdida de apoyo popular y simpatizantes, alejamiento
de los sectores mayas y entrar en disputas inmediatamente con el FDNG.
El de 12 de febrero de 1999 FDNG, URNG, DIA y los disidentes guerrilleros de UNID
crean la Alianza Nueva Nación (ANN) y postulan a Álvaro Colom como candidato
presidencial, a pesar de ser uno de los máximos responsables de que las maquilas hayan
llegado a Guatemala "para crear puestos de trabajo". Esa luna de miel de la izquierda duraría
menos de medio año. La URNG -léase FAR sobre todo- intentó crear un clima insostenible
con el FDNG impidiendo la reelección de sus diputados. Lo que parecía ser un principio de
pureza democrática, se convertía en desaprovechar toda la experiencia de estos 6 diputados y
comenzar la Legislatura desde cero, echando por tierra todo el trabajo para el que se creó el
FDNG en 1995. Todos los diputados del FDNG, algunos más a regañadientes, lo aceptaron por
el bien de la Alianza.
Cuando en 1995 se creó el FDNG fue porque la URNG vio que los espacios políticos se
iban abriendo y que para las elecciones de 1999 casi seguro que habría paz y que entonces
podrían participar. Era absurdo no aprovechar esos espacios y debían crear una plataforma
política para no presentarse en 1999 desde cero. Entonces surgió la idea de hacer este Frente
pero los trámites de inscripción de un partido político eran demasiado largos como para llegar
a tiempo a las Elecciones de 1995. Entonces lo primordial era poder participar, las siglas no
importaban tanto. Fue cuando Rafael Arriaga les ofreció el número de registro del PR
renunciando a sus siglas. De esta manera el PR también se beneficiaba al acercarse al sector
de población para el que se fundó en 1957 y limpiaba sus imagen ensuciada por su apoyo a
Lucas García y coaligarse en más de una vez con lo más ultra de la derecha (MLN, PID). Pero
la idea del FDNG era ser abierto a otros sectores progresistas no revolucionarios, con lo que
fue entrando otra gente alejada de la URNG. Tenemos, por tanto, tres sectores marcados en el
Frente: el del PR, con algunos rasgos reaccionarios; el de la URNG, con mayor influencia de
ORPA y del EGP; otros sectores progresistas que no participaron ni apoyaron la lucha armada.
La mayor entrada de gente de ORPA y EGP se debió a que habían creado más
organizaciones de masas que las FAR y PGT y a que su peso político-militar y territorial era
mayor. La URNG no contó que al crear un frente político nuevo podría tomar vida propia y no
seguir al pie de la letra las directrices de la Comandancia.
La dirigencia de la URNG sabía que la población guatemalteca está cansada de los
partidos políticos tradicionales y que quiere algo nuevo. Por eso aseguró antes de convertirse
en partido político que los comandantes ya cumplieron su cometido en la guerra y que ahora
les toca a las nuevas generaciones dirigir el rumbo de la URNG y quizá en un futuro el del
país. La realidad fue que sólo se debatió en cuál de los cuatro comandantes sería el líder del
partido. El "caso Novella" fulminó políticamente a Gaspar Ilom, y la muerte de Rolando
Morán (entusiasmado de la idea unitaria de la URNG) dejó el camino libre a Pablo Monsanto,
con lo cual se impone en la URNG la línea más antigua y marxista (es decir, la que no tiene en
cuenta el factor étnico -ya ni hablemos del tema de la mujer- en su lucha política) de la
guerrilla, que además era minoritaria en los '90.
Jorge Ismael Soto no sólo ha intentado imponer a su grupo en la URNG sino también
en la ANN para, en lugar de convertirla en una coalición de izquierda plural, hacerla
plataforma electoral de la URNG con meros partidos comparsa sin el poder suficiente para
restarle hegemonía a la exguerrilla. El único que podía hacer sombra a la URNG, y a las tesis
de las FAR, era el FDNG con gran presencia maya y de las antiguas organizaciones guerrilleras
mayoritarias. La solución para Monsanto era expulsar al Frente. Y cuando la convivencia
URNG-FDNG se hizo imposible, los miembros de los exintos EGP y ORPA, por disciplina de
partido, apoyaron a los primeros.
¿Por qué en la URNG se sigue sin admitir la crítica constructiva? ¿Por qué todavía
muchos de sus miembros que estuvieron alzados en armas creen estar en un standing más
alto que los progresistas que se acercan a la ANN y que nunca creyeron en lo positivo de usar
las armas ni aún en épocas de espacios políticos bloqueados?
La situación actual de la izquierda guatemalteca quizá esté peor que cuando era ilegal.
Pareciera que ha tocado fondo y que peor no se puede estar, pero todavía es capaz de hacer
gala de la célebre frase de Federico II de Prusia, "ninguna situación es tan grave que no sea
susceptible de empeorar".
La izquierda internacionalista antiglobalización pretende que desaparezcan FMI y BM
"porque están tan podridos que es imposible su reforma". Con una izquierda todavía liderada
por URNG, habría que pensar si para su purificación sería mejor dejar morir a esa
organización nacida por la necesidad de la estrategia militar. En estos momentos para
construir en Guatemala una izquierda progresista habría que cambiar tantas cosas de la
izquierda política actual que seguramente a esos renovadores no les gustaría cargar con el
peso de unas siglas con demasiados errores históricos.
El régimen de partidos en Guatemala
Una vez reconocido el papel que la izquierda jugó al impulsar una legítima y radical
defensa de un modelo alternativo que pasaba por la equidad, la justicia y la exclusión también
es necesario tener claridad en torno al modelo de partidario que se ha conformado en el país.
En Guatemala existe un régimen multipartidario que no necesariamente ha facilitado o
fomentado la democracia en el país, las consecuencias de la multiplicación partidaria y
debilidad institucional del sistema de partidos, es obvio que el principal rasgo de esa crisis es
la volatilidad de los partidos políticos.
Es un hecho comprobable, que en el contexto guatemalteco se experimenta una
volatilidad extrema de los partidos políticos. En Guatemala, el costo de ganar una elección
general no es no repetir en la siguiente contienda electoral; el costo es desaparecer o verse
convertido a una mínima expresión. Las consecuencias políticas de esa volatilidad extrema se
podrían dividir en dos aspectos: primero, las consecuencias de cara a la gobernabilidad, frente
al ejercicio del poder político del Estado; y en segundo lugar, las consecuencias de esa
volatilidad respecto a los mismos partidos y al sistema de partidos políticos.
Respecto a la cuestión de la gobernabilidad, lo que se puede apreciar es que en esta
realidad, la coyuntura se convierte en el ámbito del ciclo de las políticas, pues es difícil pensar
en la posibilidad de tener políticas públicas de largo plazo, verdaderas políticas de Estado,
cuando los actores políticos, tanto lo que están en el gobierno como los que están en la
oposición, tienen tan efímera existencia.
Frente a los propios partidos y al sistema de partidos, la volatilidad también tiene
consecuencias negativas. La principal y más evidente es el hecho de que no favorece la
construcción de identidades partidarias. ¿Con esa vida tan efímera, qué posibilidades reales
hay de construir identidades partidarias?; Una consecuencia de esa situación es el
transfuguismo, entre otras. Así, resulta natural que se constituya la categoría de diputados
independientes, tan de moda en la actualidad nacional, pues es un efecto de esa imposibilidad
de construir identidad política. Otro elemento a considerar es que en organizaciones con débil
identidad se tiende a expresar formas primitivas de caudillismo político; en el sentido que son
organizaciones que, si bien son de carácter público, tienen propietario y, por lo tanto,
conservan la visión tradicional del mismo, relacionándose de manera casi patrimonial con el
partido.
En resumen, esa volatilidad extrema tiene consecuencias negativas para el Estado, los
partidos, y el propio sistema de partidos políticos. ¿Quiénes son los responsables de ello?,
Hay responsabilidades que corresponden a los propios dirigentes partidarios, a los propios
políticos, y hay otras que no corresponden a ellos y que de alguna manera sobredeterminan la
situación de los partidos.
Constituye un lugar común, una tarea cotidiana, el establecer las responsabilidades que
corresponden directamente a los políticos y dirigentes partidarios. En este sentido, todos
mencionan el caudillismo, clientelismo, las componendas, el autoritarismo, las vinculaciones
perversas, las debilidades institucionales, la ausencia de actividades permanentes, etc. Se
puede tener una larga lista de los problemas que manifiestan los partidos y que, en gran
medida, están relacionados con las responsabilidades de los propios dirigentes y de los
propios políticos. Pero esa es, lamentablemente, solamente una cara de la moneda, la cual se
absolutiza y recibe cotidianamente, principalmente a través de la actividad de los medios de
comunicación social.
Sin embargo, existen otras responsabilidades que no corresponden directamente a los
políticos y que son, en definitiva, las que subyacen y difícilmente se evidencian, determinando
la acción y la práctica política en nuestro país y en algunos otros. Entre esos elementos,
uno de fondo es el planteamiento del fin de las ideologías. Si la historia ya terminó, si las
ideologías han muerto, si el modelo neoliberal de la hegemonía mundial del capital financiero
es el fin de la historia; si ya no queda más, si las utopías ya no tienen razón de ser, si ya no se
puede soñar con un mundo diferente, mucho menos tener la fuerza para luchar por ello. Si eso
de social-democracia o social-cristianismo o diferentes versiones socialistas son cosa del
pasado, ya que son expresiones de una ideología, entonces qué sentido tienen los partidos.
Un segundo elemento es la sobredeterminación externa sobre los procesos nacionales.
Si la mundialización económica, que establece relaciones profundamente asimétricas, es la
que impone las condiciones de inserción en los procesos mundiales, las plataformas
programáticas de los partidos pueden resultar aspectos puramente banales, principalmente en
lo que se refiere a la política macroeconómica y a la política de comercio exterior. El mejor
ejemplo de esta imposición es el denominado Consenso de Washington. Por lo tanto, las
posibilidades de que los gobiernos realmente gobiernen ¿cuáles son? Las posibilidad de que
los partidos, al llegar al ejercicio del gobierno, puedan ser coherentes con sus planteamientos
programáticos ¿dónde quedan? La capacidad de responder a las demandas sociales ¿donde
está? Por supuesto, al final son los políticos los que se comprometieron y no respondieron.
Tercero, los poderes fácticos que amarran a los gobiernos nacionales cuando el crimen
organizado infiltra la institucionalidad del Estado, convierten a los políticos en ficción de
gobernantes. Existen en Guatemala experiencias recientes de lo que eso significa, pero al
mismo tiempo, cuando sectores empresariales, por supuesto cupulares, se convierten no en
grupo de presión, elemento natural en una democracia, sino en verdaderos poderes paralelos,
los políticos terminan siendo gerentes públicos de elites empresariales.
Esos son algunos ejemplos de poderes fácticos que amarran a los gobiernos nacionales.
Cuarto, mercantilización de la política: la dependencia de la actividad política del
financiamiento privado para el funcionamiento cotidiano de los partidos, sin mencionar las
campañas electorales. Las cifras del financiamiento público son un claro ejemplo de la
desproporción entre lo que seguramente tienen que gastar los partidos y el financiamiento
público que obtienen. En consecuencia, hay que recurrir al financiamiento privado, lo que
para los políticos significa recurrir a tocar puertas. En un país como Guatemala, donde no es
precisamente una clase media amplia la que prevalece, las posibilidades de tocar puertas sólo
se dan en dos zaguanes: el de los empresarios o el del crimen organizado.
Quinto, las dirigencias sociales antipartidos. Existen dirigentes sociales, inclusive desde
posiciones políticas democráticas o incluso de izquierda, que manifiestan una incomprensión
sobre las relaciones, diferencias y articulación entre las luchas sociales y la lucha política.
Suele existir actitudes de descalificación hacia los partidos políticos, al mismo tiempo que
liderazgos pagados, sobre las plataformas de movimientos sociales que pretenden hacer
política; pretendiendo sustituir el papel de los partidos. Y por último, la opinión pública que
es usualmente manipulada y construida desde medios donde la desvalorización de los
partidos es permanente.
No hay que minimizar los problemas propios de los políticos, ni las responsabilidades
de las elites partidarias; pero circunscribirse únicamente a ésta perspectiva no es suficiente
para satanizar a los partidos y al sistema de partidos políticos. Para realizar un análisis
político serio, científico y apegado a la realidad, la moneda debe verse por los dos lados; sin
embargo, hasta ahora la cotidianidad ha centrado la atención en una de las caras. En la piñata
que son los partidos, los que organizan la fiesta, los que ponen el lazo, y los que mueven los
lazos para darle vueltas a la piñata, no aparecen en la foto ni en la fiesta; aunque son los
conductores de la problemática planteada.
Pensar en estos momentos en un proyecto de izquierda, por fuerza lleva
inmediatamente a pensar en la necesidad de la articulación y la unidad de las diversas
expresiones de movimiento social, partidario y aquellos esfuerzos liderados por personas en lo
individual, que tienen el objetivo de luchar contra un monstruo de sistema que cada día nos
empobrece más en términos materiales, pero también en términos sociales y espirituales.
Pensar en un proyecto de izquierda, en Guatemala, hace por fuerza, pensar en un
proceso incluyente impulsado con y desde los Pueblos Indígenas, ejemplo de resistencia y
lucha colectiva, por mantener una identidad cultural y que históricamente ha soportado los
embates de la represión al movilizarse por la defensa del territorio, de los derechos humanos y
de la vida.
La Alianza de la izquierda en el Frente Amplio
El Frente Amplio es un esfuerzo que es necesario reconocer a la izquierda
guatemalteca, es una coalición de fuerzas de los sectores democráticos y progresistas de
Guatemala que se suma a los esfuerzos de una transformación real del país. El Frente Amplio
está integrado por los partidos políticos Movimiento Político WINAQ, Unidad Revolucionaria
Nacional Guatemalteca, URNG-MAÍZ y Alternativa Nueva Nación, ANN; y el partido en
formación Movimiento Nueva República (MNR), además de decenas de organizaciones
campesinas, indígenas, de mujeres, sindicales, estudiantiles, comunitarias, ecologistas, de
jóvenes y personalidades, luchadores y luchadoras revolucionarios y sociales, en lo individual.
El Frente Amplio da cabida, más allá de las izquierdas, a todos los sectores
democráticos y progresistas que deseen sumarse a los esfuerzos de transformación de
Guatemala, priorizando las candidaturas de jóvenes, mujeres e indígenas.
Desde su planteamiento el Frente Amplio invitó a organizaciones sociales, políticas y de
personalidades representativas de sectores democráticos y progresistas a unirse al
movimiento, como ya lo han hecho decenas de organizaciones, con el objetivo de brindarle a
la población guatemalteca una alternativa electoral seria, consecuente, transparente y
enfocada al rescate de la ética del Estado como elemento esencial del fortalecimiento del
mismo.
La dirigente indígena y Premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú Tum, es quien
fue a la cabeza del binomio presidencial por esta coalición para las elecciones generales del 11
de septiembre en Guatemala. La dirigente indígena llevaba como compañero de fórmula al
diputado independiente Aníbal García, como candidato a la Vicepresidencia.
Menchú encabeza el movimiento indígena Winaq, uno de los tres partidos legalmente
inscritos e integrados a esa alianza, completada con la Alternativa Nueva Nación y la Unidad
Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG). Es la segunda ocasión que Rigoberta
Menchú se lanza como candidata a la presidencia, la primera vez fue en 2007, cuando quedó
en quinto lugar. Sin embargo, ahora está respaldada con una coalición de izquierda.
De acuerdo a Álvaro Pop, experto independiente del Foro Permanente de Asuntos Indígenas
de Naciones Unidas y analista político consultado por Diario Co Latino, Guatemala está ante
las puertas de un proceso que los partidos de izquierda locales van a tener que manejar debida
y oportunamente. “En Guatemala, desde hace 50 años, ha sido materialmente imposible hacer
una alianza de partidos y de posicionamientos de izquierda, hoy Rigoberta lo está
consiguiendo y eso verdaderamente es diferente”, expresó. Indicó que entre las características
más importantes en estas elecciones está el surgimiento de un partido político de base étnica,
que a su juicio, viene a sumar una serie de nuevas y juveniles participaciones en el proceso
político de este país centroamericano.
“Se incrementó el 100% del registro de empadronamiento rural en zonas indígenas en
el año 2007 y eso dio como resultado el posicionamiento del interior del país en la elección
presidencial de ese año, en esta oportunidad, la característica, desde mi análisis, es esa nueva
participación que es fundamental”, afirmó.
Winaq se define como un partido constituido desde la pluralidad y visión de los guatemaltecos
y guatemaltecas. Retoma la filosofía “poder del pueblo” con el fin de transformar el régimen
político en una democracia que se corresponda con la realidad de las personas, comunidades y
pueblos que coexisten en el país.
Las elecciones 2011
Las elecciones generales en Guatemala se realizan el 11 de septiembre y el panorama
para las fuerzas de izquierda en el país se vislumbra complejo ya que según las encuestas que
se han realizado hasta el momento será difícil revertir la tendencia al triunfo del derechista
Partido Patriota encabezado por el general Otto Pérez Molina.
Existen actualmente en el país 28 partidos políticos con registro que se supone
participarán en los próximos comicios, esto muestra una vez más la tendencia a la
participación de muchas fuerzas políticas en las elecciones de las cuales muchas pierden el
registro por no obtener ni el 5% de los votos ni la elección de un diputado.
La carrera preelectoral ha estado dominada por dos contendientes a la cabeza, el
General Pérez Molina y Sandra Torres quien hasta hace unos meses fuera la esposa del actual
presidente Alvaro Colom y quien se divorció para poder saltar el obstáculo que la constitución
le imponía al ser familiar por afinidad del actual presidente. La negativa de las autoridades
electorales a inscribir a Torres acusándola de fraude pone al partido oficial en una difícil
encrucijada en la cual no tienen ninguna opción alternativa para participar con binomio
presidencial en los comicios.
Las fuerzas de izquierda sortearon con éxito durante 2011 el difícil reto de llegar aliados
a las elecciones y finalmente en el mes de mayo lograron consolidar a una alianza aglutinada
en torno al Frente Amplio de 3 partidos y un partido en formación para lanzar la candidatura
a la presidencia de Rigoberta Menchú quien contiende por segunda ocasión y logró en 2007
sólo el 3.09% de los votos.
Los partidos URNG, ANN, y WINAQ y el Comité Pro formación del partido MNR son
las cuatro fuerzas de izquierda que participaran como alianza inscrita en las elecciones de
septiembre. URNG y ANN son los partidos que se encuentran más a la izquierda de las
coordenadas del mapa político en Guatemala y descienden de lo que fuera el movimiento
revolucionario durante el conflicto armado interno. WINAQ es el resultado del esfuerzo
encabezado por Menchú y tiene el mérito histórico de ser el primer partido indígena en
Guatemala, un país donde cerca del 40% de sus habitantes son indígenas. Por su parte el
MNR es un esfuerzo impulsado por el actual diputado Aníbal García que apuesta por atraer a
los jóvenes a las fuerzas de izquierda.
En las encuestas realizadas hasta el día de hoy Pérez Molina encabeza la intención de
votos de los guatemaltecos por siete puntos porcentuales seguido de Sandra Torres y de
Eduardo Suger. El Frente Amplio de izquierda se posiciona actualmente bastante lejos de
cualquier posibilidad de tener logros reales ya que sólo el 2.3% de la población ha expresado
su intención de voto hacia él.
El difícil reto de la izquierda hoy es posicionarse de tal manera que ninguno de los tres
partidos que integran la alianza pierda el registro y esto sólo será posible si logran el 15% de
los votos o la elección de por lo menos 3 diputados, reto que resulta preocupante al ver los
resultados de las encuestas.
De perder el registro las tres instancias ya inscritas y el MNR tendría que destinar de
nuevos todos sus recursos y esfuerzos para los próximos cuatro años en reconstruir
instituciones políticas que les permitieran una eventual participación en los comicios de 2015.
Anexo
Artículo sobre el análisis de la coyuntura electoral
Incluído en Paper sobre las elecciones en Guatemala
Patricia Zapata
Lo primero que debemos aclarar es cuáles son los actores e intereses que dominan el
escenario político actual.
En Guatemala, hay, en términos generales, tres actores principales, los cuales podemos
definir, con cierto esquematismo, de la siguiente manera: un capital “tradicional”, el cual
comprende a los sectores que solían tener un control significativo del Estado y que en los
últimos años han sufrido un proceso de debilitamiento político, especialmente durante los
gobiernos de Portillo y de Colom; un capital “emergente”, que comprende a actores
económicos cuya principal fuente de acumulación son los negocios con el Estado; y un capital
vinculado más directamente con el crimen organizado, que ha avanzado sustancialmente en el
control de la institucionalidad pública, tanto a nivel nacional (diputados) como local
(alcaldías). Como resultado de esta dinámica, la “clase” política se ha “autonomizado”
grandemente del capital tradicional, vinculándose más directamente al capital emergente, al
criminal o bien construyendo mecanismos individuales de acumulación, especialmente en el
reparto de obras para sus comunidades (más de 100 diputados –de 158 que son- se dice que
tienen empresas ú ONGs que ejecutan proyectos del Estado).
El capital tradicional le apostó, como opción prioritaria, a la que representan en este
proceso electoral Harold Caballeros (ex pastor evangélico vinculado a la derecha religiosa
estadounidense), en alianza con Nineth Montenegro, que busca su re elección (quien tiene
una gran simpatía en el electorado capitalino). Sin embargo, esta opción presidencial no sólo
no “despegó”, sino que su viabilidad legal estuvo en la incertidumbre hasta el día 22 de
Agosto (a menos de cuatro semanas de las elecciones), fecha en la cual la Corte de
Constitucionalidad permitió su participación, cuestionada por haber sido pastor y renunciado
con el propósito de lanzarse a candidato presidencial.
Este mismo capital tradicional, usualmente calificado como “la oligarquía”, no le
brindó un apoyo significativo a la candidatura conservadora de Otto Pérez Molina, pero ante
el fracaso de Harold Caballeros, tuvo que alinearse con él. El tema que los obligó a esta
conducta fue la candidatura de Sandra Torres, a quien vinculaban de manera casi angustiante
con la influencia de Hugo Chávez. Torres y el equipo de “izquierda” que la apoya desarrolló
un discurso confrontativo y radical, pobres vrs. ricos, haciendo de las transferencias
monetarias condicionadas, manejadas de manera absolutamente clientelar, su bandera y de la
población beneficiaria, su base social. El radicalismo de su discurso no es correspondiente con
práctica política alguna, pues lo único de inclinación popular que impulsó fue dichas
transferencias. Durante el gobierno de Álvaro Colom, ella fue la persona más influyente,
hasta el punto de ejercer, según muchos, más poder político que el propio presidente Colom.
Su empecinamiento en ser candidata presidencial, a pesar de la obvia prohibición
constitucional que tenía, ha llevado al partido oficial y a su partido aliado, la GANA, a no
competir por el Ejecutivo, dado que la Corte de Constitucionalidad finalmente le denegó su
participación a la ex primera dama.
El partido GANA, aliado de la UNE, recientemente ha sido “comprado” por los Alejos,
vinculados a negocios con el gobierno, al cual pertenece Roberto Alejos, Presidente del
Congreso, cuya capacidad de operación política es ampliamente reconocida y cuya situación
personal no es de relevancia en los negocios familiares. Roberto Alejos se perfila como
candidato presidencial en las próximas elecciones generales (2015). El partido GANA anunció
el día de hoy (23 de Agosto) que la alianza con la UNE termina el 11 de septiembre, quedando
en libertad cada uno de los partidos de definir su posición de allí en adelante, lo cual incluye la
decisión sobre a quién apoyar en una casi segunda vuelta electoral.
La campaña electoral se ha caracterizado por un derroche exorbitante de recursos
económicos, por la polarización, por la violencia y por la incertidumbre (en cuanto a los
candidatos con problemas legales para participar y los problemas que puedan presentarse a la
hora de las votacines, dado que ha habido muchos problemas en la emisión del Documento
del Identificación). Aproximadamente se contabilizan 30 víctimas, directamente relacionadas
con la dinámica electoral, quienes han sido asesinadas en este período. En estas elecciones
generales (Presidente, Vicepresidente, diputados distritales, diputados nacionales, diputados
al PARLACEN y corporaciones municipales) están participando un total de 31,793 candidatos.
Actualmente, las encuestas señalan a tres candidatos punteros: Otto Pérez Molina, del
Partido Patriota, PP, con 39.6% de intención de voto, Manuel Baldizón, con 18.5% y Eduardo
Suger, con 11.3%. El resto de candidaturas no parecen tener ninguna posibilidad de obtener
un resultado electoral significativo.
Pérez Molina fue un oficial de inteligencia durante el conflicto armado, muy cercano al
expresidente Ramiro De Leon Carpio y signatario de los Acuerdos de Paz. Las encuestas han
mostrado una caída de su voto, principalmente después de la salida de Sandra Torres de la
contienda. Al haber desaparecido el “fantasma” que representaba Sandra Torres para amplios
sectores medios y empresariales, el voto del Partido Patriota pudo haber migrado,
especialmente hacia Suger (partido CREO).
Manuel Baldizón se caracteriza por una demagogia exagerada, sin coherencia alguna.
Se le vincula con negocios oscuros en Petén, de donde es originario. Se asume como el
candidato de los pobres, especialmente de las áreas rurales. Dado que faltan menos de veinte
días para las elecciones, es previsible que Baldizón pase a la segunda vuelta, para competir
con Otto Pérez Molina. Él es quien ha captado la mayoría del voto que simpatizaba con Sandra
Torres y no es descartable una alianza UNE-LIDER para una casi segura segunda vuelta. El
argumento de Torres es que debe evitarse a toda costa el triunfo de Otto Pérez Molina, porque
es “la vuelta a la alianza oligárquico militar”.
Eduargo Suger, es un académico, muy conservador, de ascendencia suiza. Su
ignorancia política es crasa. En el último debate presidencial, planteó que había que
“despolitizar el Congreso” y que los diputados, una vez electos, ya no pertenecieran a sus
partidos. El voto de Suger, en una segundo vuelta muy probablemente sería para el Partido
Patriota.
Con relación a la izquierda, esta se ha agrupado en una coalición llamada Frente
Amplio. Participan el partido Winak (partido indígena que lidera Rigoberta Menchú), la
URNG y Alianza Nueva Nación, ANN, así como un partido en formación de nombre Nueva
República. La candidata presidencial en Rigoberta. Según las encuestas, este Frente Amplio
tendría aproximadamente un 3% de los votos. Aunque es significativo un esfuerzo de unidad
entre la izquierda, en conjunto aún constituyen una fuerza marginal. Además, la alianza es
básicamente electoral y ni siquiera se pudieron poner de acuerdo para ir coaligados en todos
los distritos en las elecciones a diputados (as).
En conclusión, el escenario electoral está hegemonizado por las derechas. La opción
del ex militar Otto Pérez es la casi segura ganadora. Y aunque no cuenta con el suficiente
beneplácito de las cúpulas empresariales, lo apoyan como la única alternativa, ya que no
simpatizan con Baldizón y tienen claras las limitaciones políticas de Suger.
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