UNIVERSIDAD AUSTRAL DE CHILE FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES ESCUELA DE DERECHO Declaración de la Parte en el marco del Proyecto de Reforma del Procedimiento Civil: cuestiones sobre su consideración como medio de prueba y valoración Rafael Alejandro Aguirre Droguett MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE LICENCIADO EN CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES PROFESOR PATROCINANTE: Iván Hunter Ampuero VALDIVIA – CHILE 2014 ÍNDICE INTRODUCCION…………………………………………………………………………………3 1 DECLARACION DE LA PARTE COMO MEDIO DE PRUEBA……………………………....7 1.1) Regulación de la declaración de la parte en el derecho comparado…………………...........7 1.2) Regulación de la declaración de la parte en el Proyecto de Ley…………………………….8 1.3) Análisis de la utilidad de la declaración de la parte como medio probatorio y discusión sobre su calidad epistémica……………………………………………………10 1.3.1) Valoración de la prueba a través de la sana critica………………………………….11 1.3.2) Corrientes de la epistemología del testimonio en general…………………………..12 1.3.3) Análisis de la memoria como factor epistemológico……………………………….13 1.3.4) Conclusiones sobre el examen epistemológico del testimonio de partes interesadas……………………………………………………………………...14 2 LA DECLARACION DE LA PARTE Y SU VALORACION…………………………………17 2.1) Valoración de la declaración de la parte a través de la sana critica……………………….17 2.1.1) Alcance del principio de inmediación……………………………………………...18 2.1.2) Valoración de las declaraciones a través de criterios objetivos…………………….18 2.1.3) Aplicación de los criterios objetivos de valoración a la declaración de parte……….21 1 2.2) La coherencia del relato de la parte………………………………………………………..23 2.2.1) Declaración verdadera y declaración coherente……………………………………24 2.2.2) Mención a la coherencia en el Proyecto de Reforma de ley………………………...25 2.2.3) Declaración de la parte a la luz de la teoría de la verdad por coherencia………….26 2.2.4) Coherencia del relato y valoración holista de la prueba……………………………28 2.3) Valoración de los hechos favorables y desfavorables para la parte……………………….29 2.3.1) Caso español……………………………………………………………………….29 2.3.2) El caso del proyecto de reforma de ley chileno…………………………………….31 2.3.3) ¿Debería existir distinción entre ambos hechos?.......................................................31 2.3.4) Máxima de la experiencia comentada en la valoración libre………………………32 CONCLUSIONES………………………………………………………………………………..34 BIBLIOGRAFIA…………………………………………………………………………………37 2 INTRODUCCION Nuestro país, durante las últimas décadas ha experimentado una serie de reformas dentro de variadas materias de derecho procesal -derecho procesal laboral, de familia, penal y, próximamente, procesal civil-. Dichas reformas recorren un mismo patrón caracterizado por la trasformación de nuestro sistema procesal; escolástico, legal, escrito y proveniente del medioevo, a un sistema moderno por audiencias. Este nuevo sistema posee sus propios principios y características modernas, tales como la oralidad y la inmediación. Entonces, no es extraño concluir que una de las áreas procesales más modificada sea la prueba y su valoración. Esta tesis de pregrado analizará el Proyecto de Ley de Nuevo Código Procesal Civil del año 2012 que reformará de forma radical el procedimiento civil, adecuándolo a este camino trasformador y racionalizador del derecho procesal que ya recorren muchos sistemas jurídicos en derecho comparado. El proyecto de ley nombrado en el párrafo anterior establece en el proceso, de forma general, lo que se conoce en materia de valoración de la prueba como “las reglas de la sana crítica”. A diferencia de la “valoración legal o tasada”, que domina en el procedimiento civil actual, el legislador no establece una valoración a priori y en abstracto de los medios probatorios - a través de inhabilidades, exclusión de prueba, reglas legales de valoración, etc.- sino que le entrega una relativa discrecionalidad al juez para apreciar la prueba en el caso específico de manera concreta y directa.1 El problema relativo a este cambio, que explicitaré y abordaré en mi investigación, se encuentra dentro del marco relativo a un nuevo medio probatorio que establece el proyecto de reforma de ley. Este último se caracteriza por entregarle la facultad de declarar oralmente a la propia parte dentro de la misma audiencia, es decir, “la declaración de la parte”.2 Lo innovador de este medio de prueba es que, a diferencia de las actuaciones de las partes dotadas de eficacia probatoria que existen en el actual sistema procesal - tales como la confesión - la declaración de la parte puede ser voluntaria y también puede acreditar hechos tanto desfavorables como favorables para el declarante. A su vez, cuando es de forma voluntaria, el examen directo lo realiza la misma parte -su abogado- y no la contraparte o el juez de oficio, sin perjuicio de que puedan realizar el contrainterrogatorio o solicitar aclaraciones.3 Es menester aclarar previamente que este tipo de declaraciones no son las que se prestan a través de los abogados representantes en etapas diversas del juicio para determinar su objeto o los hechos principales de la causa - que no tienen eficacia probatoria sino alegatoria -sino las que se Cfr, Martín Verdugo, F., “Declaración de la parte como medio de prueba”, en Revista ius et praxis, Universidad de Talca, vol. XVI, N° 1, 2010, p. 127. 2 Cfr, Art. 331 del Proyecto de Ley de Nuevo Código Procesal Civil, 2012. 3 Cfr, Martín Verdugo, F., Op. cit., p. 155. 1 3 presentan en la audiencia de juicio para constituir medios de prueba para obtener la certeza acerca de los enunciados respecto de los hechos que han sido alegados por las partes.4 El análisis de tan reciente medio probatorio estará íntimamente relacionado con los cambios en las reglas de valoración de la prueba. El método de valoración probatorio que pretende establecer el proyecto de ley comentado, como bien se dijo, es la sana crítica. Este sistema de reglas pertenece al contexto de la libre valoración de la prueba, en este “el juzgador ya no está obligado a seguir reglas abstractas: tiene que determinar el valor probatorio de cada medio de prueba mediante una valoración libre y discrecional. Esta valoración debe hacerse caso por caso, conforme a estándares flexibles y criterios razonables”.5 Específicamente, dentro de la sana crítica se exige al juez que motive sus sentencias y que revele las razones por las cuales asigna el determinado grado probatorio a los medios de prueba producidos en la audiencia. En conclusión, se le entrega extensa libertad para valorar la prueba, sin embargo no arbitrariedad: se le somete a ciertos límites racionales, tales son los principios de la lógica, las máximas de la experiencia y los conocimientos científicamente afianzados.6 Ahora, ¿por qué razón la declaración de la parte, como la hemos definido, no existe en sistema de prueba legal o escolástico? Dicho sistema, que comúnmente caracteriza a los sistemas del derecho continental escrito7, establece el valor probatorio de los distintos medios de prueba a través de normas legales que son aplicadas por el juzgador en el proceso y, además, posee un sistema de selección de prueba basado en la preferencia de la admisibilidad jurídica del medio probatorio, excluyendo así, entre otros, a cierto tipo de testigos y a las partes para ser objetos de prueba. Por ejemplo; en variados países, tales como Francia, Italia y Alemania, se prohíbe a priori el testimonio de las partes de la causa, sin perjuicio de que tal testimonio pueda revestir de relevancia en relación a los hechos principales controvertidos.8 Dentro de esos sistemas, se aplica legamente y a priori la máxima de la experiencia que dicta que las partes, sin perjuicio de ser los que mejor pueden conocer los hechos del litigio, tienden a mentir, distorsionar y ocultar la verdad al jugador en búsqueda de su propio beneficio.9 Las nuevas características del futuro sistema procesal civil, en cambio, permiten la inclusión de la declaración de las partes para que esta sea valorada dentro del marco de una relación directa e inmediata entre los medios de prueba y el juez, donde este último puede valorar en sana crítica el valor y fuerza probatoria en concreto de dichos medios, y no simplemente aplicar las reglas de valoración tazada establecidas por el legislador, tanto de valoración como de inclusión de prueba. Cfr, Cortés, V. y Moreno, V., Derecho Procesal Civil Parte General, Tirant lo Blanch, Valencia, 2008, p. 223. 5 Taruffo, M., La prueba, Marcial Pons, Madrid, 2008, p. 135. 6 Cfr, Mensaje del Proyecto de reforma del proceso civil, 2012. 7 Cfr, Taruffo, M., La prueba, Op. Cit., pp. 133-134. 8 Cfr, Ibíd., pp. 42-47. 9 Cfr, Ibíd., p. 67. 4 4 Es así como no se excluye del conocimiento del juzgador una fuente de información privilegiada y capaz de dar a conocer hechos relevantes al juez a través de este determinado medio probatorio. Es correcto pensar que son las partes las que poseen la mayor cantidad de información significativa para el descubrimiento de la verdad en el proceso y muchas veces este conocimiento no se encuentra disponible en ningún otro medio de prueba que no sea el testimonio de ellos mismos.10 Todo esto parece ser lógico y acertado, sin embargo un medio probatorio de tales características posee variadas problemáticas. Si bien, es cierto que pareciera ser favorable que se le permita a las partes declarar en audiencia -en pos de la adquisición de la mayor información posible para que el juzgador resuelva mediante el uso de la verdad- es posible preguntarse sobre cuál sería la utilidad de este medio probatorio respecto a ese fin, observando las dificultades epistémicas que posee, y especialmente en relación a la valoración de su credibilidad. En la primera parte de esta memoria de pregrado se analizará la regulación de la nombrada declaración en el proyecto de ley, clasificándola y comparándola con su regulación en otros países - especialmente España - que nos acompañan en este camino transformador. Además, se discutirá sobre las distintas corrientes epistemológicas de la filosofía del testimonio y cómo es posible aplicarlas en la declaración de parte. Se examinará, igualmente, su calidad epistémica a la luz de uno de los fines teóricos de la prueba aportados por la doctrina de este ámbito del derecho, específicamente con la búsqueda de la verdad como fin de la prueba, para, finalmente comprobar que la declaración de la propia parte se trata de un verdadero medio de prueba y ofrecer un análisis de su idoneidad para con ese fin. La segunda parte del trabajo se constituirá por el estudio de la valoración de dicha declaración a través de las reglas de la sana crítica, especialmente de su eventual fuerza probatoria general. Dicha fuerza dependerá principalmente de la valoración de la credibilidad del medio probatorio, por lo tanto dicha credibilidad será esencialmente tratada. Se discutirá, del mismo modo, sobre el alcance que tiene el principio de la inmediación de la prueba y el principio de la oralidad sobre la valoración de la prueba. Utilizando el trabajo de conocida doctrina se discutirá sobre la posibilidad de entregar criterios o pautas objetivas -en oposición al análisis psicológico de la credibilidad de los declarantes- para que puedan ser utilizadas por los jueces chilenos en el futuro en su trabajo de valoración de la prueba a través de las reglas de la sana crítica. Estos criterios objetivos se Cfr, Garcia, R., “El testimonio de las partes en juicio propio. Análisis histórico comparativo a partir de las experiencias de Inglaterra y Austria”, en Revista ius et praxis, Universidad de Talca, vol. XVIII, N° 2, 2012, p.148. 10 5 adecuarán y analizarán en razón a la declaración de la parte y al interés de la fuente de prueba. De igual forma, se tratará especialmente uno de ellos: la coherencia del relato. También se considerará dentro de la discusión la valoración de los enunciados sobre los hechos favorables y desfavorables que emita la parte durante su declaración, y si estos deberían diferenciarse en la valoración probatoria. Finalmente, en la última parte de esta memoria se propondrá distintas posibles soluciones y conclusiones para los problemas que surgirán respecto a la inclusión de las partes al catálogo de medios de prueba y a su dificultosa valoración. 6 1 DECLARACION DE LA PROPIA PARTE COMO MEDIO DE PRUEBA En este capítulo se analizará, en primer lugar, la regulación específica que se le ha dado a la declaración de parte en los sistemas probatorios de otros países del régimen continental que actualmente se encuentran participando en el mismo camino hacia el proceso oral de audiencias. Igualmente se comparará con la regulación que se le ha dado en nuestro proyecto de reforma del proceso civil del año 2012. A continuación, utilizando dicho análisis y discutiendo sobre la finalidad de la prueba en teoría general del derecho probatorio y la calidad epistémica de este medio probatorio, se examinará su definición como medio de prueba y su naturaleza. 1.1 Regulación de la declaración de la propia parte en derecho comparado La declaración regulada en el proyecto de ley posee diferencias fundamentales con las interrogaciones de partes establecidas en derecho comparado de trasformaciones similares. Dentro de esos países en posible nombrar la Zivilprozessordnung de Austria, la Parteivernehmung de Alemania, el Interrogatorio libero de Italia y el Interrogatorio de partes en España, cada uno poseyendo sus propias diferencias.11 Sin embargo, siempre es útil señalar los conceptos generales entregados por la doctrina comparada, por ejemplo, española: en su caso, el interrogatorio de partes fue introducido por la ley 1/2000 de Enjuiciamiento Civil -esta sería la ley equivalente a nuestro proyecto de ley en Chile - que sustituye a la confesión en juicio de la Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881.12 13 Este interrogatorio ha sido definido como “un medio de prueba y consiste en la declaración que presta una parte (y en algún caso un tercero), sin juramento alguno, a petición de la otra parte, sobre hechos y circunstancias de los que aquella tenga noticia y que guarden relación con el objeto del proceso”.14 También ha sido definida como “una declaración oral que efectúan las partes (…) sobre hechos y circunstancias de los que tengan noticia y que guarden relación con el objeto del juicio (…) una declaración oral de conocimiento sobre hechos controvertidos prestada, durante el proceso, por una parte (…), a instancia de la adversa o de un colitigante con intereses contrapuestos”.15 Cfr, Taruffo, M., La prueba, Op. Cit., pp. 68-71. Cfr, Abel Llunch, X., Derecho Probatorio, Bosch, Madrid, 2012, p. 532. 13 Cfr, Montero Aroca, J., La prueba en el proceso civil. Quinta edición, Thomson Civitas, Madrid, 2007, p. 243 14 Ibid, p. 246. 15 Abel Llunch, X., Op. Cit., p. 537. 11 12 7 Entonces, este medio de prueba en el derecho español, se caracteriza por ser una declaración oral que realiza en el proceso una de las partes mediante provocación de la otra, sin juramento, formal y sobre hechos controvertidos -ya que este se produce luego de la fijación de los hechos sustanciales, pertinentes y controvertidos-. La ley de Enjuiciamiento Civil Española reguló entonces, solo el interrogatorio forzado de partes, por lo que su avance es posible considerarlo como “parcial” dentro de este movimiento trasformador de sistemas escritos con prueba tazada y valoración legal a sistemas por audiencia con valoración libre de la prueba, ya que de forma legal excluiría la posibilidad de que las partes presten declaraciones como medios de prueba de forma voluntaria.16 Además, este régimen distingue entre dos formas de valoración de este medio de prueba: uno para la acreditación de hechos favorables y otro para la acreditación de hechos desfavorables para el declarante. En el primero se aplican las reglas de la sana crítica y en el segundo se aplican las reglas de valoración legal.17 Sin embargo, esto último se analizará con más determinación dentro del capítulo sobre la valoración de la declaración de partes. 1.2 Regulación de la declaración de la parte en el proyecto de ley Aunque nuestro país también haya optado por modificar la medieval confesión de partes que existe actualmente en nuestro sistema procesal, la regulación incorporada en el proyecto de ley posee varias diferencias con la interrogación de partes establecida en la Ley de Enjuiciamiento Civil española. Nuestro proyecto instaura, en su Libro Segundo de Procesos Declarativos, que todos los medios de prueba con los cuales se pretendan acreditar los fundamentos de la causa deberán indicarse en la demanda o contestación.18 Es decir, si una parte desea incorporar su declaración -o de la contraparte- deberá indicarlo en la etapa de discusión escrita del nuevo procedimiento. Empero, se entiende que no requerirá individualizar a la parte ni los hechos que pretenda acreditar mediante el interrogatorio como lo ordena el Art. 255 del Proyecto de Ley para los testigos y peritos, ya que las partes ya se individualizan en la demanda y este último artículo no lo establece expresamente. Luego, en la audiencia preliminar regulada en el capítulo 4° del proyecto de ley, el juez deberá -entre otras cosas como llamar a conciliación, excluir prueba impertinente, fijar el asunto controvertido- determinar las pruebas que se deberán rendir en la audiencia de juicio al tenor de lo estipulado por las partes en la parte de discusión. Además, la resolución mediante la cual el juez Cfr, Martín Verdugo, F., Op. Cit., pp. 129-130 Cfr, Ibíd., pp. 145-147. 18 Cfr, Arts. 253 y 272 del Proyecto de Ley de Nuevo Código Procesal Civil, 2012. 16 17 8 cita a audiencia de juicio deberá contener la citación e individualización de las partes que deberán prestar declaración.19 Esta declaración podrá ser tanto voluntaria como forzada y podrá recaer sobre cualquier hecho o circunstancia pertinente para la adecuada solución del conflicto. Esta declaración consistirá en un interrogatorio constituido por un examen directo realizado por la parte que solicita la declaración, y un contrainterrogatorio realizado por la parte contraria, ambos orales. A su vez, el proyecto legal estipula que, en el caso de la declaración forzada, la parte citada a declarar tendrá la carga procesal de concurrir personalmente a la audiencia, estableciendo una sanción por su incumplimiento que se analizará en los próximos títulos de esta memoria.20 En todo caso, toda declaración realizada por las partes será bajo el juramento o promesa de decir la verdad, a diferencia de lo que establece la Ley de Enjuiciamiento Civil española. Por último, el párrafo 10° sobre la rendición de la prueba expone que las pruebas se rendirán en el orden que estipulen las partes y, en subsidio, se rendirán en primer lugar las pruebas del demandante seguidas por las del demandado. También se establece que los testigos, peritos y las partes serán interrogados por todos los litigantes, en primer lugar por el que presenta la prueba o la haya solicitado.21 Esto nos parece indicar que el legislador nacional pretende darle un papel importante a las partes en la asunción de las pruebas orales, típicamente el que se les da en los sistemas del common law y en los más recientes cambios en los sistemas del derecho continental, entre ellos Argentina, Japón y España.22 Parece ser que a nuestro legislador se ha acercado – en este determinado punto – más a un modelo adversarial que a uno centrado en el juez y se acercaría más a las tradiciones de derecho anglosajón sobre participación de las partes en la asunción de las pruebas orales. Sin perjuicio de la facultad regulada en el Art. 345 del proyecto de ley, en donde se le permite al juzgador realizar preguntas a la parte declarante en pos de conseguir aclaraciones, precisiones o adicciones a sus respuestas. En conclusión, esta declaración posee las siguientes características: a) Es una declaración sobre hechos controvertidos. b) Se presta en dentro del proceso, en la audiencia de juicio. c) Se realiza mediante un interrogatorio cruzado oral. d) Es una declaración realizada por la propia parte de forma voluntaria o forzada por la contraria. Cfr, Arts. 289 y 281 del Proyecto de Ley de Nuevo Código Procesal Civil, 2012. Cfr, Arts. 286 en relación a los Arts. 331 al 333 del Proyecto de Ley de Nuevo Código Procesal Civil, 2012. 21 Cfr, Arts. 342 al 345 del Proyecto de Ley de Nuevo Código Procesal Civil, 2012. 22 Cfr, Taruffo, M., La prueba, Op. Cit., pp. 123-127. 19 20 9 e) Puede recaer sobre hechos tanto favorables como desfavorables. f) Requiere de juramento o promesa de verdad. A continuación será analizada esta declaración desde un punto de vista epistemológico y de utilidad probatoria, en mayor medida la repercusión que tiene el interés innato de la propia parte en la calidad epistémica del medio de prueba, y si esto afectaría su valoración. Es menester confesar -lo más probable es que el texto hasta ahora lo haya hecho implícitamente- que en dicho análisis consideraremos únicamente la finalidad de la prueba como el descubrimiento de la verdad y no otra. Todo esto, por supuesto, asumiendo desde ya la concepción del proceso mismo como instrumento para la aplicación del derecho a casos individuales.23 Desde aquella base -en conjunto con lo ya analizado en los subtítulos anteriores- consideraremos si se trata de un medio probatorio verdadero y, si la respuesta es positiva, desarrollar las posibles problemáticas en su valoración mediante las reglas de la sana crítica. 1.3 Análisis de la utilidad de la declaración de la parte como medio probatorio y discusión sobre su calidad epistémica Por lo desarrollado en la regulación del proyecto de ley, específicamente sus características y ubicación en la regulación, parece ser que la intención del legislador es que esta declaración sea justamente un medio probatorio regulado -al igual que el resto de los interrogatorios de partes en el derecho comparado continental oral- y no otra cosa. Sin embargo, esto no es del todo claro, especialmente si consideramos que, a primera vista, es posible hallarle complicaciones epistémicas, especialmente relacionadas con la credibilidad del declarante, y más específicamente aun, cuando este declara sobre hechos favorables para su pretensión. Si bien, el camino transformador al cual nos referíamos al comienzo de esta memoria ha dejado atrás la máxima de la experiencia legal que nos lleva a dudar del testimonio de una persona con interés en la causa y excluir, por consiguiente, dichos testimonios del proceso, simplemente el legislador a transportado esta máxima de la experiencia al proceso mismo, es decir, la ha dejado para su aplicación concreta en la valoración libre que realizará el juzgador. Por lo tanto, ¿qué utilidad y características podría tener esta declaración como medio de prueba -si lo es Dicha discusión se encuentra debidamente realizada por la doctrina y escaparía, lamentablemente, de los límites de este trabajo, es por ello que se ha dejado de lado. Además, las razones que expone la doctrina que sigue esta finalidad de la prueba, especialmente Michelle Taruffo y su teoría acerca de la “Justicia de la decisión” parecen ser las mayoritarias en la mayoría de las discusiones filosóficas del derecho. 23 10 en definitiva- si las razones por las cuales fue rechazado por el proceso escrito y de valoración legal persisten, pero no ya de un problema de admisibilidad jurídica, si no de valoración judicial? 1.3.1 Valoración de la prueba a través de la sana critica Para responder esta pregunta es debido, de forma previa, recordar a grandes rasgos lo que significa el sistema de valoración que impone el proyecto de ley. El sistema de sana crítica le entrega la potestad al juez para determinar el valor probatorio de la prueba enseñada en el juicio, sin embargo esta libertad no es absoluta como en el sistema de íntima convicción, esta valoración está sometida a los limites nombrados anteriormente, y a la exteriorización de las razones por las cuales se valoró de tal manera, es decir, toda decisión acerca de la prueba debe fundamentarse o motivarse en la sentencia.24 25 Todo esto implica que uno de los principios fundamentales de las reglas de esta valoración, es la racionalidad de esta misma y no la convicción psicológica como fundamento de la decisión jurisprudencial.26 Esto último, es lo que nos complica a la hora de discutir acerca de la valoración de las declaraciones de la propia parte, y no solo de esta, si no de todas las declaraciones o testimonios en general. Es analizado en la doctrina de los sistemas orales la posibilidad de dar criterios razonables para auxiliar a los jueces que se encuentran con la obligación de motivar sus sentencias respecto de la fuerza y valor probativo que le entregan a los medios de prueba testimoniales. Con su ayuda discutiremos la posibilidad de establecer algunas pautas de asistencia para los jueces chilenos que se encuentren en esta situación en los futuros procesos orales. Para ello, en este título, comenzaremos a comentar someramente sobre la calidad epistémica del testimonio en general -tema que es escasamente comentado en la doctrina internacional y menos en la jurisprudencia general, ya que hasta ahora solo se han estudiado los razonamientos judiciales basados en testimonios y los problemas empíricos de credibilidad, o como se le llama a tal doctrina, la “piscología del testimonio”- y podremos observar que como fuente de prueba es un tanto débil, poco confiable y de poca certeza. Estas conclusiones se usarán para el análisis de la valoración del testimonio que nos interesa: el de las partes. Cfr, Rodríguez, C., “Limites del control de la valoración judicial de la prueba en el sistema de la sana critica” en Justicia civil y comercial: una reforma ¿cercana?, Francisco Leturia, Santiago, 2011, pp. 281284. 25 Cfr, Abel LLuch, X., Op. Cit., pp. 472-475. 26 Taruffo, M., Paginas sobre justicia civil, Marcial Pons, Madrid, 2009, p. 430. 24 11 1.3.2 Corrientes de la epistemología del testimonio en general Ahora bien, toda discusión acerca de la epistemología de los testimonios va de la mano de la posición previa que se debería tener al valorar la credibilidad de los testimonios, y en la filosofía del testimonio existen dos grandes corrientes: La primera de ellas es el reduccionismo. Esta se relaciona generalmente con David Hume y, a grandes rasgos, implica que para poder justificar las creencias testimoniales deben existir razones para hacerlo, y estas razones no pueden provenir de manifestaciones testimoniales. 27 En otras palabras, un testimonio no debe ser creído a priori -de hecho, cualquiera que sea-, ya que la posición epistémica frente a este es de desconfianza y debe requerir confirmación para ser creído. La segunda de ellas es el anti reduccionismo, que parte de la base de que la mayoría de las creencias que un ser humano posee tienen origen testimonial, y que estas son adquiridas sin detenerse en un profundo análisis de credibilidad y que, generalmente, ni siquiera existe una intención de entender los medios de verificación de tal testimonio. Esta corriente propone que existe una tendencia natural a aceptar el testimonio ajeno, y que se encontraría justificada la creencia en este aun con falta de justificación directa, es decir, se plantea que el testimonio ajeno sería una fuente primitiva de conocimiento, así como la vista, la memoria, o la razón. Sin embargo, esta corriente ha sido duramente criticada, principalmente por incitar a la irresponsabilidad epistémica o ingenuidad en la adquisición de conocimientos28. Adicionalmente, existe una variación de la corriente reduccionista que vale la pena mencionar. Ésta es una de las escuelas que utiliza Andrés Páez en uno de sus ensayos como base para crear una solución respecto de la aceptación de los testimonios en el ámbito jurídico: la propuesta de Elizabeth Fricker. La autora propone una variación del reduccionismo de Hume cimentada en las críticas al mismo -generalmente de asentar una exigencia imposible de cumplir y de provocar un ciclo vicioso imparable- en donde arguye que una confianza acrítica en el testimonio puede ser útil en la vida diaria, pero no es la vía racional de enfrentar los testimonios de relevancia. La autora propone un “monitorio de confiabilidad permanente” en donde sería necesario analizar caso a caso el grado de monitoreo que se requiere. En otras palabras, se debe confiar, pero siempre con un ojo abierto. 29 La aplicación que Páez le da a esta última tesis en el ámbito jurídico es sencillamente la proposición de separar momentos valorativos de los testimonios del mismo modo: el grado de confiabilidad dependerá de la relevancia, poder aplicativo y fuerza probatoria del testimonio en el juicio, por supuesto que estas últimas son entendidas como características objetivas del dicho Cfr, Páez, A., “La prueba testimonial y la epistemología del testimonio”, en Revista Isonomía, Instituto tecnológico autónomo de México, N° 40, 2014, p. 97. 28 Cfr, Ibíd., pp. 98-100. 29 Cfr, Ibíd., pp. 111-113. 27 12 medio probatorio. Es decir, el autor propone una suerte de juego entre relevancia y credibilidad, o un estándar de valoración variable para el grado de justificación epistémica de la prueba testimonial en general. Mientras más posea las características mencionadas se optará por una posición reduccionista, y mientras menos las tenga, se optará por una posición anti reduccionista. 30 31 1.3.3 Análisis de la memoria como factor epistemológico Continuando con la discusión epistémica de los testimonios es posible agregar otro factor que puede generar desconfianza cognoscitiva en estos: el funcionamiento de la memoria. Si bien, es una discusión que suele pertenecer a campos extrajurídicos, como ya se expuso anteriormente, las reglas de la sana critica impondrán a los jueces civiles que valoren la prueba rendida en juicio de forma racional y fundamentada. Es por ello que todo elemento objetivo que auxilie al juzgador a poder justificar sus decisiones de forma racional será siempre bienvenido. Todo testimonio proviene de personas, y en un contexto jurídico pueden ser tanto partes como testigos o peritos. Los tres últimos pueden llegar a mentir por igual, tanto voluntariamente como involuntariamente32, y este último caso es el que nos interesa en mayo medida, es decir, la posibilidad de que una persona emita enunciados falsos sobre los hechos por los cuales se le pregunta sin siquiera saberlo. El funcionamiento de la memoria humana ha sido un importante objeto de estudio de la ciencia llamada “la psicología del testimonio”33. Esto ocurre, esencialmente, por ser esta una variable transcendental en la averiguación de la verdad de los dichos de un declarante. Según estas escuelas, en todo el proceso del funcionamiento de la memoria y en todas sus fases - ellas son la codificación, la retención y la recuperación de la información percibida- pueden ocurrir errores de recodificación, y es posible provocar los llamados “falsos recuerdos” o “solapamientos de recuerdos”. Los autores de la psicología del testimonio apuntan que tanto el paso del tiempo como la falta de contextualización de la situación memorizada son factores importantísimos en la afectación de la fortaleza de lo recordado. Todo esto -explicado a grandes rasgos- parece indicar Cfr, Ibíd., pp. 111-116. Más bien podría ser un juego entre cargas de la prueba en razón a los enunciados realizados respecto de los hechos que acreditan la credibilidad de los declarantes. Sobre la posibilidad de la carga dinámica de la prueba en el proyecto de reforma del procedimiento civil del 2012 se ha discutido anteriormente, por ejemplo, en Pinochet, J., “Cargas dinámicas de la prueba: el modelo chileno. Algunos comentarios sobre la propuesta de regulación legal” en Justicia civil y comercial: una reforma ¿cercana?, Francisco Leturia, Santiago, 2011, pp. 310-337. Una discusión acerca de la posibilidad de proponer una carga de la prueba variable respecto de tales enunciados sería, a mi parecer, interesante. 32 Cfr, Nieva, J., La valoración de la prueba, Marcial Pons, Madrid, 2010, p. 212. 33 Ver, por ejemplo, a Manzanero A., Psicología del testimonio, Madrid, 2008. O Erostarbe, I., Psicología del testimonio, Donostia, 2000. 30 31 13 que la memoria es poco segura y que todo parece indicar que a nivel cotidiano y jurídico ha existido una sobrevaloración de la exactitud de la memoria de los declarantes. 34 Ahora, es posible imaginar que a la hora de utilizar la memoria, sobre todo para obtener recuerdos de hechos sobre los cuales se litiga en juicio, la parte interesada tenderá -casi de forma inconsciente- a generar recuerdos “arreglados” o simplemente a eliminar de su memoria los hechos que le perjudiquen. Es razonable pensar, que una parte interesada cuya ambición realmente es únicamente ganar, le será más dificultoso encontrar en su memoria hechos que le sean desfavorables y tenderá a recordar más vívidamente los hechos que le son favorables. 1.3.4 Conclusiones sobre el examen epistemológico del testimonio de partes interesadas Vistas ya las características epistemológicas de los testimonios, es menester encontrar conclusiones respecto de ellas y extrapolarlas, claramente, al tipo de testimonio que llama a este trabajo. El testimonio que nos interesa particularmente en esta memoria de pregrado es realizado en un contexto muy regimentado y, además, cumple una función específica dentro de él. Este contexto es el del ámbito jurídico, y en cual existen generalmente normas procesales que imponen limitaciones al trabajo del juzgador a la hora de valorar y en el momento de la asunción de las pruebas en el juicio. Igualmente, no es posible negar que el contexto judicial se caracteriza por ser intrínsecamente adversarial -esto se ha dicho sobre todo de los sistemas centrados en la actividad de las partes- en donde existen verdaderos contrincantes cuyo interés es, casi en su totalidad, “ganar” el pleito jurídico. 35 Bien podría decirse que la verificación de la credibilidad de lo que expresa en este contexto requiere mayor seriedad o preocupación. Es por ello, que cuando el testimonio que se está valorando proviene de un sujeto interesado en como los hechos son expuestos y juzgados, estas “debilidades” epistémicas se incrementan. Si esta declaración es un medio probatorio, es decir, en palabras de la doctrina: los medios que “se conectan con los hechos en litigio a través de una relación instrumental: medio de prueba es cualquier elemento que prueba ser usado para establecer la verdad acerca de los hechos de la causa”36, parece ser que no debiera tomarse en cuenta como un mecanismo fiel de conocimiento de la verdad. Cfr, Nieva, J., Op.Cit., pp. 215-219. Cfr, Taruffo, M., La prueba, Op. Cit., pp. 123-127. 36 Ibíd., p. 114. 34 35 14 Pienso que lo razonable al momento de valorar la credibilidad de la declaración de la propia parte en los juicios civiles, sería tomar la posición que adopta la escuela de los reduccionistas en la epistemología del testimonio, es decir, no creer de forma inmediata y sin corroboración en los enunciados de tal declaración. Lo ideal y razonable parece ser comenzar con la duda. Sin embargo, para ser justos, es posible admitir que todas las herramientas de averiguación de la verdad -incluidas las fuentes primitivas de conocimiento como el razonamiento o la percepción de la realidad mediante los sentidos- carecen de infalibilidad absoluta. Cualquier mecanismo natural o artificial, tanto de percepción como de razonamiento inductivo cuyo objetivo sea la averiguación de la verdad respecto de hechos determinados, puede equivocarse o no ser certero. Empero, aun cuando se diga que el fin de la prueba es alcanzar la verdad, el contexto judicial es uno especial y se debe tener claro que “ninguna verdad absoluta es alcanzable en tales contextos y, por lo tanto, el propósito posible de la toma de decisiones es solo lograr una verdad relativa”37. Es por eso, que es útil definir esta verdad relativa como lo que “es posible” o lo que es “probable”, es decir, “la existencia de razones válidas para juzgar como verdadero o como falso un enunciado” 38 y solo en base a esta probabilidad tomar las decisiones respecto a la credibilidad de los enunciados de los hechos que emiten los testigos o declarantes, todo esto independientemente de la concepción de probabilidad que se aplique. Con todo, parece que el grado de probabilidad que puede aportar un medio probatorio como la declaración de la propia parte respecto de los hechos de la causa no parece ser muy importante. Aun así, a través de la lectura del proyecto de ley es claro que la intención del legislador es establecer esta declaración como un medio probatorio y, como ha dicho la doctrina: el interés del litigante no debería superarse eliminado la posibilidad de que este declare considerándolo como medio de prueba inadmisible, ya que esto no sería coherente con los principios procesales que el mismo proyecto de ley desea establecer. Este accionar sería propio de un sistema legal de valoración, en el cual se valoraría a priori la credibilidad de estas personas. 39 También se dejaría de lado una declaración que proviene de personas que podrían tener la mejor información sobre lo que realmente ocurrió, y no es posible discutir la utilidad de estas fuentes de prueba que, en efecto, pueden ser los que mejor conocen los hechos y los que acaban entregando la mayor cantidad de información relevante. 40 El juzgador deberá valorar en concreto y directamente la credibilidad del declarante, ya que “El primer paso para establecer la conexión entre pruebas y hechos consiste en valorar la credibilidad de cada medio de prueba”41. Sin embargo, por lo ya dilucidado, es razonable aconsejar que lo realice con debida cautela. Taruffo, M., La prueba, Op. Cit., p. 30. Taruffo, M., Simplemente la verdad. El juez y la construcción de los hechos, Marcial Pons, Madrid, 2010, p. 107. 39 Cfr, Martín Verdugo, F., Op. Cit., pp. 155-156. 40 Cfr, Nieva, J., Op. Cit., pp. 236-237. 41 Taruffo, M., La prueba, Op. Cit., p. 139. 37 38 15 Es por ello que, en el próximo capítulo de esta tesis de pregrado, se discutirá acerca de la valoración de este medio de prueba, enfrentando sus dificultades epistémicas y el interés, en base a criterios razonables que puedan ser utilizados a la hora de motivar completamente las sentencias. Siguiendo los trabajos de cierta doctrina se llegará a conclusiones útiles para el futuro trabajo valorativo de los jueces chilenos respecto del medio probatorio que nos llama. Es posible que tales conclusiones puedan proponer pautas que consigan auxiliar el trabajo de estos al utilizar las reglas de la sana crítica, que ahora informarán el proceso civil. 16 2 LA DECLARACION DE LA PROPIA PARTE Y SU VALORACION Ya se ha discutido acerca de la epistemología de la los testimonios, tanto de su generalidad como los provenientes de partes interesadas. Ahora es fundamental que se lidie con las discusiones acerca de la forma en la cual se valorará este determinado medio probatorio a la luz de las reglas de la sana crítica. En primer lugar, es necesario analizar qué es lo que significa realmente valorar bajo las reglas de la sana crítica. Es por ello que se examinará el alcance que tiene el principio de la inmediación que informa al proyecto de reforma de ley. Lo esencial de esta sección de la memoria es utilizar los criterios objetivos de valoración que ha seleccionado cierta doctrina y discutir su utilización e idoneidad respecto a la valoración de la declaración de la parte en el futuro. El principal objetivo de esta discusión se centra en proponer pautas para la que los juzgadores puedan motivar racionalmente sus sentencias. El criterio que en mayor medida se considerará, por ser uno de los criterios mayormente discutidos en la doctrina procesal moderna, será la coherencia del relato. Este último, tiene especial relación con la teoría de la valoración holista de la prueba y con la concepción de la verdad como coherencia. Ambas teorías serán examinadas de la misma forma. Esta sección, luego se ocupará de la distinción valorativa entre los enunciados sobre hechos favorables para la parte declarante y los enunciados sobre los hechos desfavorables y se intentará llegar a conclusiones plausibles. 2.1 Valoración de la declaración de la propia parte a través de las reglas de la sana critica Al comienzo de esta tesis de pregrado se expuso que el proyecto de reforma de ley comentado pretende reemplazar el proceso actual, escolástico, legal y escrito, por un sistema por audiencias. Este sistema contiene principios propios y características modernas. Estos últimos son, esencialmente, la oralidad e inmediación. Justamente lo anterior es lo que afecta, en mayor medida, la forma en la que un juez valora la prueba rendida en juicio. Solo un sistema de valoración libre de la prueba puede estar justificado si ella es rendida de forma oral y si, además, el juzgador se encuentra en una posición que le permita la apreciación directa de ella. Es por esto que, para comenzar la discusión de la posible valoración de la declaración de la propia parte como medio probatorio, es esencial que se entienda el alcance del principio de la inmediación y como este afecta la valoración de la prueba. 17 2.1.1 Alcance del principio de la inmediación Se ha manifestado que “En sentido amplio, la inmediación comporta que las declaraciones de las partes y testigos (…) y cualquier acto de prueba se lleva a cabo en presencia del juez o tribunal que conozca del asunto”42. La utilidad que tiene este principio para la libre valoración de la prueba a través de la sana crítica es patente, sobre todo para valorar las declaraciones de testigos, peritos o partes. Únicamente con el contacto directo con la fuente prueba, el juzgador puede conocer elementos que no se expresan en un texto o informe. Por ejemplo, en el caso español y su ley 1/2000 de Enjuiciamiento Civil, se ha dicho que “el juez deberá estar pendiente no solo del contenido de la declaración de parte sino también de sus expresiones, gestos, tonos de voz, actitud…, que le permitirán ir más allá del significado de las palabras y otorgar, con mayor acierto, más o menos credibilidad al declarante.”43 En otras palabras, este principio generaría la necesidad de adquirir conocimiento sobre el comportamiento humano. Este principio va de la mano con el principio de la oralidad, por supuesto, y se “impone el contacto e intervención directos e inmediatos del juzgador respecto a la actividad probatoria, desde luego como una medida procesal básica para garantizar la justicia y acierto de la actividad jurisdiccional decisoria”. 44 Lo anterior posee la apariencia de ser la respuesta racional al asunto. Sin embargo, la necesidad de valoración fundamentada racionalmente llama a un problema. 2.1.2 Valoración de las declaraciones a través de criterios objetivos Se ha comentado, en la doctrina procesal contemporánea que esta confianza en la inmediación de la prueba para valorar correctamente la credibilidad de los declarantes podría ser un tanto infundamentada. Por ejemplo, Jordi Nieva discute en una de sus obras la valoración de las declaraciones de partes y critica, en cierta medida, la valoración psicológica de la prueba. El autor expone que se debería dejar de dotar de importancia a las conductas del declarante y, por el contrario, entregarle mayor importancia a los factores objetivos de la declaración misma. En otras palabras, expone que Abel Llunch, X., Op. Cit., p. 210. Herrera R., La inmediación como garantía procesal (en el proceso civil y en el proceso penal), Comares, Granada, 2006, p. 50. 44 Palomo, D., “ Proceso civil oral: ¿Qué modelo de juez requiere?”, en Revista de derecho, Universidad Austral de Chile, vol. XVIII, N° 1, 2005, p. 179. 42 43 18 parece ser correcto que se valore únicamente la declaración misma, y no así el declarante. Además presenta las utilidades de la valoración racional del contenido mismo de la declaración. Explica, a su vez, que los factores psicológicos del declarante no son circunstancias controlables por el juez y constituyen solo retórica. En efecto; podría ser que un declarante sea un excelente mentiroso y su comportamiento en la audiencia de juicio sea impecable, y también puede existir el caso de un declarante que tenga un comportamiento absolutamente inadecuado o demuestre nerviosismo, pero que esté diciendo la verdad respecto de los hechos por los cuales se le interroga. Es por ello que la llamada “firmeza” del declarante no debería ser tomada en cuenta a la hora de valorar el medio probatorio de forma objetiva.45 Es claro que los jueces no son expertos o peritos psicológicos y la valoración de tales factores escaparía de su formación académica. Tampoco sería procedente contar siempre con la ayuda de un perito o experto para cada asunción de prueba oral. Es por eso que es evidente la necesidad de establecer criterios objetivos que los juzgadores puedan utilizar para valorar las pruebas de manera racional respecto de la declaración misma. Estos últimos criterios ya han sido propuestos por la doctrina. Lo que se hará a continuación será analizarlos en razón de la declaración de la parte y concluir cuales son los que podrían ser útiles al momento de valorarla en el futuro. Los criterios objetivos del análisis racional de las declaraciones que se escogieron para esta tesis son los mismos que Jordi Nieva seleccionó de los confeccionados por la doctrina de la psicología del testimonio para poder ser empleados por el juez. 46 Estos son: a) La coherencia de los relatos b) La contextualización del relato c) Las corroboraciones periféricas y, d) Los detalles oportunistas a favor del declarante El primero de ellos se refiere a la estructura lógica de los enunciados que realice el declarante. La falta de contradicciones entre los enunciados sería un criterio razonable para aceptar una declaración como creíble y así, entregarle fuerza probatoria. Este último criterio es altamente usado y conocido tanto en situaciones extrajurídicas como en la jurisprudencia de los sistemas de 45 46 Cfr, Nieva, J., Op. Cit., pp. 220-221. Cfr, Ibíd., pp. 223-229. 19 libre valoración de la prueba. No obstante, parece ser que no tiene resultados satisfactorios a la hora de la averiguación de la verdad -sobre este criterio se volverá a discutir en los títulos posteriores-. El segundo de ellos no es tan utilizado por juristas, pero es uno de los más eficientes según la doctrina de la psicología del testimonio. “La contextualización consiste (…) en que el declarante describa datos del ambiente vital, espacial o temporal en el que los hechos tuvieron lugar, de manera que lo que declare se inscriba fácilmente en dicho ambiente, aunque lo ocurrido sea sorprendente”.47 Mientras más detalladas se encuentren las circunstancias del hecho relevante se debería tener más confianza en la credibilidad de la declaración, no solo por demostrar a través de esto que la memoria del declarante se encuentra en buenas condiciones, sino porque al detallar considerablemente el relato, le entrega más probabilidades de no ser un relato falseado. Sin embargo, hay que tener en cuenta que esto -ni en ninguno de los criterios analizados- no significa inmediatamente que se deba creer en tales enunciados sobre los hechos sino, como ya expresamos, que puede constituir un factor objetivo para que el juez motive su decisión de forma racional. Las corroboraciones periféricas, en cambio, no son más que las confirmaciones que otros medios probatorios le entregan a los enunciados sobre los hechos que emite el medio valorado. Si el relato es corroborado, por ejemplo, por otros testigos o prueba documental es una razón para darle fuerza probatoria. El último de los criterios se refiere a que el declarante aluda datos o hechos innecesarios, los cuales tengan la única utilidad de justificar o producir una empatía con el relato del declarante. Estos detalles tienen contendido emocional y demuestran falta de objetividad. Si la declaración contiene estos detalles significaría, generalmente, una falta de imparcialidad de la misma y, por ello, podría asignársele menos fuerza probatoria. Ahora bien, estos criterios objetivos pueden ser utilizados por el juez para valorar cualquier declaración. Con todo, el medio de prueba que se analiza en esta tesis de pregrado es la declaración de la propia parte. A continuación, entonces, se discutirá la aplicación de estos criterios a la valoración de este medio probatorio en particular y se tratará, en un título separado, la coherencia del relato. Esto último es debido a que las partes interesadas son las que comparecen al conflicto jurisdiccional presentando sus historias contradictorias y son las que desean que el juzgador sea convencido de que sus relatos son ciertos y que, por supuesto, el de la parte contraria no lo es. 47 Ibíd., p. 225. 20 2.1.3 Aplicación de los criterios objetivos a la valoración de la declaración de la parte Es claro que la propia parte no posee las mismas características que los otros declarantes en juicio. El litigante es definido esencialmente por su interés. Es por ello que no es posible negar que la desconfianza que le ha tenido el sistema procesal actual a este medio probatorio ostenta cierta racionalidad. Las partes poseen el interés en resolver sus conflictos y es una máxima de la experiencia que, para proteger sus intereses, pueden estar dispuestos a mentir, modificar o interpretar forzosamente los hechos.48 Es por lo último que el proyecto de reforma de ley lo único que realiza es el traslado de la máxima de la experiencia legal que inhabilitaba a las partes para declarar en juicio hacia una máxima de la experiencia judicial que será aplicada por el juzgador en la valoración de la prueba. Empero, no puede existir una desconfianza total en esta declaración en el futuro. No es útil ni necesario para la averiguación de la verdad en el proceso. Es por eso que el interés y esta máxima de la experiencia, deben ser valorados racional y concretamente en base a los criterios objetivos ya vistos. El criterio que en mayor medida puede relacionarse con la declaración de la parte es el de la existencia de detalles oportunistas en favor del declarante. La inclusión de esta información en la declaración de la parte, parece ser inevitable ya que ésta demuestra, en la mayoría de los casos, falta de objetividad en la declaración. Pero como la falta de objetividad es una característica inherente de esta fuente de prueba, no se debería tener en cuenta a la hora de valorar la credibilidad.49 Es claro que la parte es interesada, y también es claro que si se encuentra en un conflicto jurisdiccional esta cree que tiene razón en sus pretensiones o defensas. Ahora bien, descartando el último criterio para ser usado en la valoración de la declaración de la parte, se ha afirmado que tanto la contextualización del relato como la corroboración periférica parecer ser adecuados.50 Es perfectamente racional pensar que cualquier medio probatorio puede verse dotado de mayor fuerza probatoria si es corroborado por todos o algunos de los otros medios rendidos en juicio. Un hecho, generalmente, es más probable si la prueba encaja en si misma con otros medios probatorios que enuncian, demuestran directamente o prueban a través de inferencias lógicas su veracidad o existencia. A su vez, la contextualización como criterio objetivo parece ser útil en el sentido de que mientras más detallado sea el relato acerca de los hechos, más creíble será entonces la declaración. Si faltan detalles esenciales en su relato, podría ser tomado como una razón para justificar que, o Cfr, Martín Verdugo, F., Op. cit., p. 138. Cfr, Nieva, J., Op. Cit., p. 241. 50 Cfr, Ibíd., p. 241. 48 49 21 la memoria del declarante no es completamente fiable o está faltando a la verdad sobre los hechos.51 Asimismo, este último criterio es el que diferenciaría lo que enuncie una parte en como medio probatorio y lo que enuncie su abogado en la parte dispositiva del proceso. Explicando mejor, el abogado tiene una relación con los hechos distinta a la relación que la parte o cliente tiene con estos. Es claro que el abogado litigante conoce los hechos pertinentes, ya que se le han manifestado a través de su cliente, y el primero debe reconstruir la historia de los hechos para preparar los escritos iniciales de demanda o contestación en su caso. 52 Sin embargo, el letrado no los ha percibido directamente con sus sentidos como lo ha hecho la parte, y si este decidiera declarar en juicio como fuente probatoria no tendría mayor valor probatorio que el “testimonio de oídas”. Además, la narración de un abogado tiende a “incluir una manipulación de los hechos, orientada a ganar el caso”53, puesto que es su obligación defender los intereses del cliente a través de los alegatos. Es cierto que estas historias pretenden ser verdaderas, pero el objetivo del abogado es exclusivamente ganar el caso -a este, al contrario del juez, no le interesa la búsqueda de la verdad- y por ello construye una historia que tiene por fin convencer al juzgador. Por lo demás, la doctrina moderna sobre la ética profesional de los abogados ha expuesto que estos no están obligados a exponer la verdad de los hechos en sus alegatos. 54 En cambio, la declaración de la propia parte, como se encuentra regulada en el proyecto de reforma del año 2012, establece que la parte si está obligada a decir la verdad -de hecho, se declara bajo promesa o juramento de hacerlo y del mismo modo se establece un deber de veracidad son sanciones penales correlativas- y esta se somete a un interrogatorio tanto de las partes como del juez. 55 Es por ello que la presencia de contextualización del relato es un criterio que puede ser usado tanto por el juez a la hora de valorar la credibilidad del declarante, como por las partes para objetar esta en el interrogatorio. Es preciso recordar que los interrogatorios y contrainterrogatorios son considerados por la doctrina como unas de las de las herramientas más importantes para evaluar la credibilidad de la persona que declara. 56 A través de éstos, es posible en mayor medida acreditar los hechos mediante este medio probatorio. Solo mediante la declaración de la propia parte, el tribunal puede entrar en contacto con información que no se encuentra en la parte dispositiva del Cfr, Ibíd., p. 240. Abel Llunch, X., Op. Cit., p. 45. 53 Taruffo, M., “Narrativas judiciales”, en Revista del derecho, Universidad Austral de Chile, vol. XX, N° 1, 2007, p. 243. El mismo ensayo se encuentra disponible en u 53 Taruffo, M., Simplemente la verdad. El juez y la construcción de los hechos, Marcial Pons, Madrid, 2010, Capitulo II y en Taruffo, M., La prueba, Marcial Pons, Madrid, 2008, Apéndice II. 54 Cfr, Ibíd. pp. 242-247. 55 Arts. 343, 344 y 345 del Proyecto de Ley de Nuevo Código Procesal Civil, 2012. 56 Cfr, Taruffo, M., La prueba, Op. Cit., p. 124. 51 52 22 proceso57 y que el abogado litigante no desea invocar o simplemente la está interpretando de forma parcial. En el titulo siguiente se analizará a profundidad el último de los criterios objetivos de valoración seleccionados por Jordi Nieva en razón a su utilización en la valoración de la declaración de parte: la coherencia del relato. Se discutirá su utilidad para afrontar la valoración de la credibilidad de la parte interesada para, finalmente, negarla como criterio eficiente. Sin embargo, luego se expondrá una solución a estas conclusiones cambiando la perspectiva en la cual la verdad misma se define o conoce comúnmente, adoptando una teoría de la filosofía que define a la verdad como coherencia. No obstante, finalmente se terminará rechazándola. 2.2 La coherencia del relato de la parte La coherencia del relato es otro de los criterios objetivos que es posible emplear para la valoración racional de la credibilidad de las declaraciones. Se mencionó anteriormente que si la declaración ostenta de coherencia interna, posee una estructura lógica correcta o goza de falta de contradicciones es posible utilizar eso como fundamento o motivación para considerar creíble los enunciados sobre los hechos emitidos en dicho medio de prueba.58 Ahora, como se indicó anteriormente, ninguno de estos criterios significa la veracidad automática. En el caso de la coherencia, esto se aplica totalmente. Existen muchas causas por las cuales una persona puede presentar una declaración contradictoria o incoherente. Puede ser por la misma fragilidad que presenta la memoria humana, puede ser también por el nerviosismo que va de la mano con el mismo hecho de prestar una declaración en juicio, entre otras causas. Y, por el contrario, puede existir el caso de que un relato goce de coherencia interna, pero que sea este absolutamente falso. En efecto, se ha señalado que el exceso de coherencia interna y cronológica en las declaraciones de las partes interesadas puede significar, muchas veces, una preparación previa realizada junto al abogado, perdiendo la espontaneidad de la declaración y distorsionando los hechos o simplemente que el declarante está mintiendo. Por lo tanto, podría considerase menos idóneo para la averiguación de la verdad. 59 Cfr, Martín Verdugo, F., Op. cit., p. 157. Cfr, Nieva, J., Op. Cit., p. 224. 59 Cfr, Ibid, p. 240. 57 58 23 2.2.1 Declaración verdadera y declaración coherente Como se señaló anteriormente, parece ser que existen diferencias sustanciales entre una declaración o relato coherente y libre de contradicciones internas, y una declaración cuyos enunciados sobre los hechos sean verdaderos. Incluso, en algunos casos, puede considerarse este un criterio para justificar la desconfianza en el medio probatorio específico. La coherencia del relato es relevante y merece ser discutida a fondo ya que la fuente del medio probatorio que analiza esta memoria son las partes del litigio. Las partes y sus abogados toman el camino jurisdiccional en un comienzo contando una historia determinada. Una historia en su totalidad que pretende ser acreditada por los medios probatorios en la audiencia de juicio. Es por esto que es racional pensar que durante el interrogatorio -por lo menos el directo- la propia parte intentará contar su historia en orden semántico y cronológico. Por mucho que la finalidad del medio probatorio sea acreditar los hechos específicos y controvertidos de la causa, la propia parte, a diferencia de un testigo común, tenderá a narrar esta historia de forma parcial y completa. Esta es la razón por la cual el juzgador debe tener presente que la declaración de la propia parte -según como parece pretenderlo el legislador en el proyecto de reforma de ley- es un medio probatorio y no alegatos de partes y, por ello, debería tener cautela si desea valorar este medio probatorio utilizando como justificación su coherencia interna. Y ¿Por qué no se debe tener confianza en esta coherencia como criterio para valorar la credibilidad del testimonio? Porque es preciso diferenciar un “buen relato” de un “relato verdadero”. Tomando el ejemplo que Michelle Taruffo utiliza en uno de sus ensayos60, si una persona lee la novela “The Broker” de John Grisham puede observar que algunos de sus enunciados son verdaderos y, en efecto, algunos falsos manteniendo aun así la coherencia narrativa intacta. Esto al lector no le interesa epistemológicamente, ya que sabe que lo que lee pretende ser ficción. Sin embargo, como menciona el autor, si fuera un diario de prensa el que narre un determinado día la misma novela o alguna de sus partes, tendría una pretensión de veracidad. El lector del diario de prensa que conozca la novela podrá darse cuenta inmediatamente que la noticia leída es falsa, aunque se caracterice por poseer coherencia narrativa y ser un buen relato. Es por esto mismo que la coherencia no debe ser tomada como un factor objetivo importante a la hora de valorar la declaración de la parte. Entonces, las razones para no hacerlo son las siguientes: a) La fuente de prueba es la propia parte, y esta se encuentra en contacto permanente y directo con su abogado, y como ya se expuso, su propósito es ganar el caso de su cliente. 60 Cfr, Taruffo, M., “Narrativas judiciales”,Op. Cit., p. 236. 24 Es por ello que, probablemente, auxiliará al declarante para presentar una historia coherente en base a las estrategias que tenga el mismo. b) Una buena narración -en el sentido de ser coherente y verosímil- posee pocas o ninguna relación directa con una narración verdadera. Todo lo que se ha afirmado, no obstante, no quiere decir que este criterio no pueda utilizase para la valoración racional de la declaración de partes, sino que “la coherencia de una declaración no es un dato a tener en cuenta, por sí solo, a la hora de valorar su credibilidad, ni siquiera en manos de un experto”.61 Ahora bien, la coherencia del relato como criterio de valoración podría resultar ser extremadamente útil si se considerara que la prueba no tiene como fin la averiguación de la verdad sino, que se entendiera la prueba como un mecanismo de convicción psicológica del juzgador, en donde la persuasión de este a través de una historia buena o coherente es lo único que se busca al presentar una prueba. Sin embargo, parece ser que el espíritu del proyecto de reforma de ley y las reglas de la sana crítica serían incompatibles con esta concepción. A su vez, esta teoría de la prueba ha sido comentada por Daniela Accatino quien la rechaza comentando que: “la vigencia de la noción subjetivista de la prueba en nuestra práctica jurídica es soterrada porque no hay, en nuestra doctrina, estudios generales dedicados al concepto de prueba que acepten de manera reflexiva esta concepción. Lo que encontramos son diversas alusiones a la convicción o persuasión del juez respecto de la ocurrencia de los hechos que son objeto del proceso como finalidad de la prueba”62. 2.2.2 Mención a la coherencia en el Proyecto de Reforma de Ley Vale la pena comentar que en el proyecto de ley de Nuevo Código Procesal Civil del 2012 existe una mención interesante a la coherencia. Esta se encuentra en la sanción que se mencionó al tratar la regulación de la declaración de la parte en el capítulo I de esta memoria. Se encuentra en el Inciso primero del Art. 333 del párrafo 6° sobre la declaración de las partes: “Art. 333.- Sanción por la falta de colaboración en la declaración de partes. Si la parte debidamente citada no comparece a la audiencia de juicio, personalmente o debidamente representada, o si compareciendo voluntariamente o por citación de la contraria, no declara o da respuestas Nieva, J., Op. Cit., p. 224 Accatino, D., “La fundamentación de la declaración de los hechos probados en el nuevo proceso penal” en Revista de Derecho Universidad Austral de Chile, N°2, 2006, p.18. 61 62 25 evasivas, el juez podrá establecer como ciertos los hechos contenidos en las afirmaciones de la contraparte cuando aparezcan razonables, coherentes, y debidamente fundamentadas. En la misma sanción incurrirá la propia parte en caso de negarse a declarar o dar respuestas evasivas conforme a lo previsto en el inciso 3° del artículo 331”. Esta sanción se establece en el caso de que una de las partes no comparezca a prestar la declaración forzada por la contraria. El legislador, al parecer le entrega la facultad al juzgador digo facultad ya que la letra del artículo expresa podrá- para que asigne el carácter de verdaderas a las afirmaciones de la contraparte cuando cumplan los requisitos mencionados en el artículo. Sin embargo, no se comprende muy bien a que se refiere el proyecto de ley cuando indica “afirmaciones de la contraparte”. Parece ser que su intención es establecer, de forma legal, que la coherencia interna del relato de las partes es un criterio útil que debería utilizar el juez en la valoración de la prueba. Con todo, este criterio solo se utilizaría como uno de los requisitos para aplicar la sanción analizada y no propone la norma que sea empleado de forma general. Ahora, pasando con esto a la siguiente temática, ya hemos visto que la coherencia interna de la declaración de la propia parte no parece constituir una herramienta idónea o un criterio objetivo de valoración de la prueba. Empero, se debe confesar que se ha estado discutiendo de la valoración de este medio de prueba sobre la sabe de la teoría o concepción de la verdad mayoritaria. La verdad, en la filosofía y en la epistemología, puede definirse de muchas formas y existen variadas teorías respecto a ella. Hasta ahora para cumplir la finalidad de la prueba que se ha considerado correcta -la averiguación de la verdad- se ha tenido en cuenta únicamente una de estas teorías: la verdad por correspondencia. A continuación se analizará que, si se toma como base la teoría contraria, es decir, la teoría de la verdad por coherencia, este criterio objetivo se transformaría en el más importante a la hora de valorar la prueba y puede ser, inclusive, el único. 2.2.3 Declaración de la propia parte a la luz de la teoría de la verdad por coherencia Una cosa es pensar que la coherencia de la historia narrada por la parte en su declaración puede ser un criterio objetivo para ser usado en la valoración de la misma, y otra cosa muy distinta es creer que esta coherencia signifique directamente que el relato es verdadero. Esto último sería la consecuencia final de adoptar en el proceso la teoría de la verdad por coherencia. La concepción de la verdad mayoritaria y la que se usa en el método científico -y en la vida cotidiana, casi sin darse cuenta- es la teoría de la verdad como correspondencia. Según esta 26 concepción se afirma que un enunciado es verdadero únicamente cuando los hechos a los cuales se refiere este enunciado son, a su vez, verdaderos. Debe existir una correspondencia entre lo que se dice y lo que se es. Esta es la concepción más empleada por la filosofía del derecho, ya que es perfectamente racional pensar que la función de los medios probatorios es la de entregar conocimientos empíricos y racionales, y que para que la decisión jurisdiccional sea justa estos datos entregados por los medios probatorios deben existir realmente fuera del discurso de la palabra.63 Entonces la verdad constituiría la relación entre el enunciado y la realidad empírica. La verdad por coherencia, en cambio, es una concepción de la verdad que se generó posteriormente a la última examinada. Esta considera que “la verdad de un enunciado factico es solo la función de la coherencia de un enunciado especifico en un contexto de varios enunciados”64. Es decir, la verdad pertenece únicamente al universo de los enunciados y no al universo de lo tangible o material. Exclusivamente el lenguaje y sus características pueden ser valorados o ser considerados como ciertos o falsos, con independencia de que correspondan a una realidad exterior o no. Esta concepción de la verdad fue instituida por sus seguidores para evitar el problema metafísico de tener que descubrir una realidad independiente de los enunciados y averiguar si esta, a su vez, existe. Por ejemplo, uno de los teóricos de esta teoría, Donald Davidson, ha rechazado que exista algo a lo que los enunciados correspondan y por esto no podría haber una demostración de la verdad de un enunciado distinta a su coherencia con otros enunciados. Es por eso que la coherencia del relato constituiría el único criterio existente para considerar una creencia como verdadera o falsa. 65 Los filósofos del derecho no han dejado de lado estas teorías y han intentado aplicarlas al campo jurídico. Generalmente se encuentran relacionadas con las teorías de valoración holistas que se oponen a la valoración atomista de la prueba. Se ha dicho que el contexto judicial se caracteriza por ser precisamente una contradicción entre relatos o narraciones y que “el único criterio al que se puede recurrir para verificar la fiabilidad de cualquier enunciado especifico es su coherencia en el contexto global del diálogo judicial o dentro de la especifica <<narración>> contada por un sujeto en el curso del proceso”66. Esta postura es típica de los doctrinarios que consideran que la prueba tiene un fin persuasivo y no uno epistémico. Entonces esta coherencia, implica un convencimiento del juez de Cfr, Taruffo, M., La prueba, Op. Cit., p. 29. Ibid., p. 27 65 Cfr, Caorsi, C., “Verdad y justificación en la filosofía de Donald Davidson”, en Areté, revista de filosofia, Universidad de Talca, vol. XXIII, N° 2, 2011, p. 269. Disponible en formato electrónico: http://www.scielo.org.pe/pdf/arete/v23n2/a02v23n2 . (20 enero, 2015). 66 Cfr, Taruffo, M., La prueba, Op. Cit., p. 27. 63 64 27 la credibilidad de los hechos controvertidos, y en mayor medida de la narración como un todo. Y este convencimiento, a su vez, significaría la fijación de tales hechos como ciertos o verdaderos. 67 2.2.4 Coherencia del relato y valoración holista de la prueba Se ha dicho asimismo que la teoría holista establece que el único criterio para la decisión es la coherencia interna de las historias o relatos que presentan las partes en su totalidad -junto a todos los medios de prueba- y que el juzgador debería “elegir”, a través de la sentencia, cual es la historia que dista de mayor coherencia. 68 A través de lo estudiado en esta tesis de pregrado, y siguiendo la doctrina mayoritaria69, es posible concluir que este método de valoración debe ser descartado. Y con palabras de Michelle Taruffo, la doctrina de las narraciones judiciales “-así como cualquier teoría de la verdad que se base en la coherencia del texto- se enfrenta a una objeción destructiva: las narraciones coherentes y persuasivas pueden ser completamente falsas”70. No hay que olvidar, tampoco, que la declaración de la propia parte no es un espacio procesal que permita completamente al abogado narrar la historia total que ha preparado para la defensa de los intereses del cliente y para convencer al juzgador, sino que constituye un medio probatorio específico y regulado, cuya finalidad pretende ser la de obtener la averiguación de la verdad de los hechos controvertidos específicos, en donde tanto la parte contraria como el juez pueden realizar preguntas pertinentes para este fin y para analizar su credibilidad especifica. El declarante no expondrá generalmente una historia libre, sino que la técnica del interrogatorio que establece el proyecto de reforma de ley es la interrogativa, no la narrativa.71 Su regulación escapa de ser un mecanismo de apoyo para una valoración holista. Muy por el contrario, los principios procesales que informan el proyecto de reforma de ley parecen traen como consecuencia que los medios de prueba se deben valorar racionalmente y de forma atomista, es decir, valorar de forma analítica e individualmente todos los medios de prueba, y así preferir la pretensión o defensa que este sustentada por las pruebas rendidas en juicio. La única ventaja que podría alcanzar la valoración holista, o en el único momento en el cual sería correcto emplearla como criterio de decisión, sería en casos extremos, y estos son los cuales en que habiéndose cumplido el estándar probatorio de suficiencia probatoria de ambas historias Cfr, Ibíd. Cfr, Ibíd., p. 142. 69 Ver, por ejemplo, Accatino, D., “Atomismo y holismo en la justificación probatoria” Revista Isonomía, Instituto tecnológico autónomo de México, N° 40, 2014, pp. 17-59 70 Cfr, Taruffo, M., “Narrativas judiciales”, Op. Cit., p. 265. 71 Esto concluido en razón a Cfr, Nieva, J., Op. Cit., pp. 230-236. 67 68 28 contradictorias, es decir, que ambas narraciones parecen ser igualmente probables, es posible que la coherencia del relato sea un criterio para decidir entre una de ellas. 72 Se ha dicho también, en favor de la utilización de la declaración de la parte para valorar holísticamente la prueba que la “declaración de la parte puede tener una gran importancia a la hora de completar o favorecer la valoración total de los distintos medios probatorios (…) aparece como un medio de prueba suplementario que queda en manos del juez para completar la valoración judicial cuando los medios habituales de prueba se han mostrado insuficientes”.73 A continuación, se discutirá un tema distinto sobre la valoración de la declaración que llama esta memoria. Se analizará si es razonable distinguir en la declaración de la propia parte los enunciados de hechos que le son favorables al declarante y los enunciados sobre los hechos desfavorables para el declarante. Se considerarán las razones por las cuales, tanto la actual confesión como medio probatorio y la declaración de la propia parte establecida en la ley 1/2000 de Enjuiciamiento Civil española, mantienen una valoración legal de los hechos desfavorables para el declarante, manteniendo una máxima de la experiencia legal sobre esta y se propondrá una opción valorativa. 2.3 Valoración de los hechos favorables y desfavorables para la propia parte 2.3.1 Caso español Como bien indicamos al comienzo de esta memoria, la ley 1/2000 de Enjuiciamiento Civil española sería la ley equivalente a nuestro proyecto de ley en Chile. En efecto, tal reforma fue un avance hacia el sistema de valoración libre de la prueba. Las partes podrían ser ahora fuente de prueba y declarar frente al juzgador mediante un interrogatorio realizado por las mismas y todo lo que dijera a su favor podría ser valorado por el juez. 74 No obstante, cuando la ley española regula la declaración de parte lo que está haciendo es, en realidad, establecer dos instituciones diferentes. La primera de ellas es la declaración en donde se emiten enunciados de los hechos que para el declarante le son desfavorables para el caso. La ley procesal española establece que cuando la parte declare sobre hechos desfavorables para esta, se le entregará pleno valor probatorio. En este punto, se aplica claramente una norma legal o tazada de valoración, ya que se aplica a priori la máxima de la experiencia que establecería que toda vez que alguien reconoce algún hecho Cfr, Taruffo, M., “Narrativas judiciales”, Op. Cit., p. 269. Cortés, V. y Moreno, V., Op. Cit., p. 225. 74 Cfr, Martín Verdugo, F., Op. cit., p. 146. 72 73 29 perjudicial para el mismo está diciendo la verdad.75 Parece ser que este último caso no modificaría en mayor medida la confesión de parte regulada en la Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881.76 Sin embargo, esta valoración legal que impone la ley española puede evitarse. La declaración de hechos perjudiciales no produce plena prueba, cuando otros medios probatorios examinados en el proceso son contradictorios con esta. En estos casos, la declaración deberá valorase a través de las reglas de la sana crítica.77 El segundo de los medios probatorios, por el contrario, es el supuesto en que el declarante admita hechos que le son favorables. En este caso, la ley española establece que estos enunciados serán valorados a través de las reglas de la sana crítica. Igualmente, se ha comentado que ambas declaraciones envisten una naturaleza distinta. Se expone que, en el caso de que la declaración contenga enunciados sobre hechos desfavorables para el declarante, la “fijación” de estos como ciertos por el juez no constituiría un acto de valoración de la prueba -ya que esta declaración no pretende ser una de conocimiento ni de ciencia- sino más bien un “acto de disposición” del objeto del proceso. Por la sola voluntad del declarante, entonces, se produciría el negocio jurídico de fijar los hechos como verdad.78 En el segundo de los casos, es decir, en el evento de que la declaración contenga enunciados sobre hechos favorables para la parte, esta declaración si tendría naturaleza jurídica de medio probatorio, ya que el juez español puede valorar en sana crítica verdaderas declaraciones de conocimiento y ciencia. 79 Ahora bien, en el caso chileno también se han llegado a conclusiones similares. Específicamente en el caso de la valoración de la confesión judicial de parte se ha pronunciado que éste -de la misma manera que en el caso de la declaración española sobre hechos desfavorables-, al ser un medio de prueba de valoración tazada o legal en donde todo lo que un declarante enuncie que sea desfavorable para el mismo es considerado como “plena prueba”, constituiría un acto de disposición de los hechos confesados. Entonces, la confesión judicial sería una declaración de voluntad y no una declaración de conocimiento con finalidad probatoria.80 Cfr, Nieva, J., Op. Cit., p. 261. Cfr, Montero Aroca, J., Op. Cit., pp. 243-244. 77 Cfr, Cortés, V. y Moreno, V., Op. Cit., p. 229. 78 Cfr, Ibíd., pp. 224-225. 79 Cfr, Ibíd., p. 225 80 Palomo, D., Reforma procesal civil. Oralidad y poderes del juez. Escritos reunidos, Legal Publishing, Santiago, 2010, p. 86 75 76 30 2.3.2 El caso del proyecto de reforma de ley chileno Como se expresó al comienzo de esta memoria de pregrado, la declaración de parte regulada en el proyecto de reforma de ley podrá ser tanto voluntaria como forzada e igualmente podrá recaer sobre cualquier hecho o circunstancia pertinente para la adecuada solución del conflicto. Por lo demás, no distingue entre hechos favorable o desfavorables para el declarante, simplemente se limita a establecer que la declaración solo podrá tratar sobre hechos pertinentes, sustanciales y controvertidos que sean objeto del pleito.81 Tanto de la lectura del Proyecto de ley de Nuevo Código Procesal Civil como de su mensaje y del estudio los principios procesales que lo informan, se puede concluir que la razón por la cual el legislador pretende establecer la declaración de la parte, es para considerarlo como un medio probatorio verdadero. En otras palabras, es claro que este medio de prueba constituye una declaración de conocimiento proveniente de una fuente de información privilegiada, cuya finalidad es la de informar acerca de los hechos pertinentes, sustanciales y controvertidos de la causa. No existe duda que esta regulación considera a la declaración de la parte como un verdadero testimonio. El proyecto de reforma de ley del año 2012 parece unirse a las tendencias modernas del derecho a descartar el uso legal de estas máximas de la experiencia para dejar al juez en libertad de valorar lo enunciado en la declaración de parte, tanto favorable como desfavorable.82 2.3.3 ¿Debería existir distinción entre ambos hechos? Se ha dejado claro que el Proyecto de Ley de Nuevo Código Procesal Civil del año 2012 no establece, en ninguna medida, una valoración legal o tazada de la prueba. El juzgador tendrá libertad para valorar cada uno de los medios probatorios que se presenten en la audiencia de juicio. Esta libertad deberá respetar siempre los principios de la lógica, las máximas de la experiencia y los conocimientos científicamente afianzados. Parece ser correcto que en nuestro proyecto no se establezca la distinción legal entre ambos hechos. Esto es, simplemente, porque la máxima de la experiencia legal que se ha establecido tanto en la declaración de la parte española como en la actual confesión judicial de nuestro sistema jurídico no carece de objeciones. Por ejemplo, se ha dicho que si bien, es razonable pensar que las personas no tienden a mentir para perjudicarse a sí mismos, este idea no representa un absoluto. Existirían, a lo menos, dos casos en los cuales podría refutarse esta fuerza plena del medio probatorio: en el caso del error de hecho en la declaración y en el caso de que el interrogatorio -de forma involuntaria o quizás de 81 82 Cfr, Art. 331 del Proyecto de Ley de Nuevo Código Procesal Civil, 2012. Cfr, Devis, H., Teoría general de la prueba judicial. Tomo 1, Zavalía, Buenos Aires, 1988, p. 562. 31 mala fe- se utilicen preguntas que engloban racionalmente otras preguntas, es decir, si se contestara la pregunta formulada, se estaría contestando al mismo tiempo otra pregunta sin desearlo83 Asimismo, Jordi Nieva ha expuesto que esta máxima de la experiencia no se ajusta en todos los casos a la realidad y, por ello, existiría el peligro de establecerla como criterio de valoración legal. Por ejemplo, el juzgador no tendría la posibilidad de evaluar los casos de autoinculpación con ánimo de encubrimiento en el proceso penal de forma concreta. Este tipo de reglas tampoco reconocerían que es posible que el declarante cometa errores a la hora de declarar. Hay que recordar que según la psicología del testimonio considera que la memoria es una herramienta frágil y muchas veces poco confiable.84 2.3.4 Máxima de la experiencia comentada en la valoración libre Otra opinión interesante acerca de la aplicación legal de esta máxima de la experiencia, en un contexto de valoración legal de la prueba es la de Michelle Taruffo: “(…) ésta es una justificación muy endeble: el mismo argumento sería más racional si se usara para proponer un estándar para la valoración discrecional del valor probatorio de la confesión de las partes, y no como el fundamento para justificar su efecto vinculante”.85 Esto significa, a grandes rasgos, lo que indicábamos anteriormente en esta memoria. Si bien, el proyecto establece una valoración libre a través de las reglas de la sana crítica, las máximas de la experiencia o razones varias que justificaban estas normas legales de valoración pueden todavía existir, no ya a nivel legal, si no jurisdiccional. El juez al valorar, por ejemplo, una declaración de parte en donde se emitan enunciados que desfavorezcan al declarante, podría aplicar la máxima de la experiencia a la cual nos referimos para justificar el valor probatorio que le asigna a esos contenidos de la declaración. Podría ser que, igualmente, exista una tendencia casi prejuiciosa de parte de los jueces a la hora de asignar el valor probatorio de las declaraciones que perjudiquen a los mismos declarantes. Esto, empero, no es del todo razonable. Si bien, tanto el mensaje del proyecto de reforma de ley, como la doctrina, establecen que uno de los límites que asigna la sana crítica para la valoración libre del juzgador son las “máximas de la experiencia”, éstas no son definidas en su totalidad. De hecho, se ha comentado que estas -por lo menos en la jurisprudencia española- serían únicamente parte de un “imaginario colectivo” o consenso social. Consistirían, en realidad, Cfr, Cortés, V. y Moreno, V., Op. Cit., p. 229. Cfr, Nieva, J., Op. Cit., p. 261. 85 Taruffo, M., La prueba, Op. Cit., p. 73. 83 84 32 convenciones sociales llenas de prejuicios y razonamientos inadecuados, apartándose, muchas veces, de significar algo verdadero.86 Como son “conocimientos que el juez adquiere en el transcurso de su vida, mediante el conocimiento del mundo que lo rodea (…) y que le sirven de guía en el proceso de valoración, estando caracterizados porque bajo determinadas condiciones se repiten como consecuencia de los mismos fenómenos”87 no son adecuados para establecer a priori, valoraciones respecto a determinados medios probatorios específicos, ya que por su naturaleza, son falibles. Es por esto, que esta específica máxima de la experiencia muchas veces no es ajustada a la realidad, y es por esta razón que no es aconsejable que se aplique de forma infundada. Es plausible concluir entonces que -a diferencia de lo que considera Michelle Taruffo- esta máxima de la experiencia no debería utilizarse en el momento de la valoración concreta de la declaración de la parte. Si la declaración de la parte, sea esta forzada o voluntaria, emite enunciados sobre hechos desfavorables para esta, debería concederse el mismo valor o fuerza probatoria a los que se le entrega a los enunciados sobre hechos favorables que pudiera emitir. Este es, en algún sentido, el mismo razonamiento por el cual se pretende aceptar en el proceso chileno las partes como fuentes de prueba. Parece ser igual de prejuicioso declarar judicialmente inadmisible un medio probatorio por considerar que posee un interés en la causa y que, por lo tanto, tenderá a mentir durante la asunción de la prueba, que concederle plena eficacia probatoria a un enunciado por ser desfavorable para el que lo declara. En otras palabras, el mismo interés es razón por la cual se establece que la confesión judicial constituye plena prueba para los hechos desfavorables. Si alguien tiene interés en el asunto, no mentirá en contra de éste. Si alguien tiene interés en la causa mentirá en su favor. Y finalmente en palabras de Jordi Nieva relacionadas con el interés de la parte y su valoración: “Esa natural vanidad es la que ha inspirado la desconfianza hacia su declaración. Pero la forma de superar ese dato no es ni tachándole directamente de embustero, ni tampoco creyéndole ciegamente cuando dice algo que le perjudica”88. Cfr, Nieva, J., Op. Cit., pp. 210-212. Rodríguez, C., “Limites del control de la valoración judicial de la prueba en el sistema de la sana critica” en Justicia civil y comercial: una reforma ¿cercana?, Francisco Leturia, Santiago, 2011, p. 283. 88 Nieva, J., Op. Cit., p. 238. 86 87 33 CONCLUSIONES En esta memoria se intentó abarcar todas las posibles dificultades que esta nueva concepción de proceso podría generar en la futura valoración de la prueba. Esta trasformación de nuestro sistema procesal medieval, a un sistema moderno por audiencias -que muchos sistemas jurídicos en derecho comparado ya han realizado- trae consigo una variedad de principios y características modernas, principalmente la oralidad y la inmediación. Estos últimos son herramientas que permiten, principalmente, que la valoración de la prueba sea el área mayormente modificada. Sin la oralidad y la inmediación no podría establecerse la valoración discrecional del juez o la sana critica. A su vez, la obligación de racionalidad y de decisión fundamentada plausivamente que traen consigo estas reglas son las que forjan un deber para todos los juristas procesales: la de auxiliar el trabajo de valoración de los jueces. Estos ya no tendrán reglas abstractas en las cuales apoyarse para tomar sus decisiones respecto a la prueba de los hechos, ellos deberán buscar las razones por las cuales se debe de tomar una decisión o se debe considerar como verdadero algún enunciado producto de los medios de prueba. Es ese el sentido en el cual el análisis de la epistemología y valoración de este medio de prueba fue dirigido. A través de la contestación de las preguntas que informaron esta memoria de pregrado, es decir: ¿Es esta declaración de parte un medio probatorio? Si lo es, ¿Cómo será su valoración a través de las reglas de la sana crítica? se planteó alcanzar conclusiones que podrían facilitar la valoración de este medio de prueba en el futuro. Ahora bien, a través de este trabajo de investigación se logró contestar las preguntas iniciales y además, proponer diversas conclusiones interesantes: a) La declaración de la parte regulada en el Proyecto de Ley de Nuevo Código Procesal Civil del año 2012 constituye un verdadero medio probatorio, en el sentido de gozar de finalidad demostrativa o informadora. b) La valoración de la prueba a través de las reglas de la sana crítica posee una exigencia de racionalidad y, por ello, es necesaria una confección a nivel doctrinal de criterios objetivos que auxilien el trabajo justificativo de los jueces chilenos. c) Se debe descartar las circunstancias psicológicas del declarante al momento de emitir la declaración como criterio para la valoración de la declaración de la parte. La actitud del declarante constituye mera retórica y no son circunstancias controlables por el juez. Sobre todo en el caso de este medio de prueba determinado, la valoración debe recurrir especialmente a criterios objetivos centrados en el contenido mismo de la declaración y no en la persona del declarante. 34 d) En el caso de la valoración de la declaración de la parte, por ser un tipo de declarante interesado, los criterios objetivos idóneos para valorar su credibilidad son únicamente las llamadas corroboraciones periféricas y la contextualización del relato. Sin estos, debería entregársele nulo o limitado valor probatorio. e) Se debe descartar la coherencia del relato como criterio objetivo de valoración. Su insuficiencia para significar la verdad de la declaración es latente en este medio de prueba determinado. Se estableció que una narración coherente no equivale a una narración verdadera y que, en el caso de la declaración de la parte, la fuente de prueba se encuentra en constante contacto con el abogado litigante, quien conoce y prepara estrategias para ganar el caso. Es por ello, que posiblemente la coherencia del relato generado mediante aquel medio de prueba sea una previamente preparada y ensayada, por lo tanto no deberá utilizarse para concederle valor probatorio al medio de prueba. f) La teoría de la verdad como coherencia y la valoración holista de la prueba no deberían ser utilizados en el análisis de la declaración de partes. Sin embargo, existen momentos en donde es posible recurrir a ellas. El primero de ellos, se refiere al caso en el cual las historias contradictorias narradas en el proceso parecen ser igualmente probables. En éste, es posible que la coherencia del relato sea un criterio objetivo útil para decidir entre una de ellas. El segundo caso se refiere a cuando la prueba presentada en el proceso es insuficiente. La coherencia narrativa y la valoración holista serían criterios que podría utilizar el juzgador a la hora de elegir entre las historias contradictorias. h) Aún con una mirada crítica a las máximas de la experiencia relativas al interés de la parte, no se debe mantener una posición ingenua. Si la declaración no contiene los criterios objetivos señalados anteriormente, lo racional seria asignarle un valor probatorio mínimo o simplemente utilizarlo como una herramienta de corroboración respecto de los demás medios probatorios presentados en la audiencia de juicio. j) No debe existir una distinción valorativa entre los enunciados sobre hechos favorables y enunciados sobre hechos desfavorables. Las razones que llaman a hacerlo, apelan a máximas de la experiencia sin contenido o especialmente débiles. k) Es aconsejable que, al valorar una declaración de la parte interesada se adopte una posición epistémica reduccionista. Este medio probatorio es útil para la averiguación de hechos relevantes, ya que las partes son una fuente privilegiada de información relevante para el caso, sin embargo su inherente interés obliga a mantener una posición incrédula respecto a lo enunciado en el mismo. Me parece que la teoría desarrollada por Andrés Páez al respecto, es plenamente aplicable al caso de la declaración de partes. El caso de partes interesadas que, en efecto declararan sobre asuntos objetivamente muy relevantes, requieren de un “monitorio de confiabilidad permanente” en donde sería necesario analizar caso a caso el grado de monitoreo que se requiere. 35 Ahora bien, utilizando estas conclusiones podemos comentar respecto al valor y fuerza probatoria que podría asignársele a este medio probatorio los siguientes razonamientos: podemos expresar que si bien, el juzgador se encuentra en potestad de asígnaselas libremente caso a caso, parece razonable que la declaración de parte nunca constituya plena prueba por sí solo, incluso cumpliendo con los criterios objetivos para el análisis de su credibilidad. Como se ha tomado una posición epistémica reduccionista respecto de los testimonios, el “monitoreo de la credibilidad permanente” requiere que, para asignarle credibilidad o valor probatorio a la declaración de la parte existan buenas razones para hacerlo. La contextualización del relato como criterio objetivo no parece ser suficiente, pero sí que exista una corroboración periférica respecto de las demás pruebas. Si los enunciados que emite la parte durante su interrogatorio son corroborados por el resto de los medios probatorios presentados en el juicio, no existirían objeciones para asignarle un valor probatorio relevante. Si esto no es así, me parece que la alternativa plausible construiría en asignarle un valor probatorio muy bajo, tal como el del interrogatorio libelo de Italia89, o incluso, no asignarle ningún valor en absoluto. 89 Cfr. Taruffo, M., La prueba, Op. Cit., p. 71. 36 BIBLIOGRAFÍA Abel LLuch, Xavier., Derecho probatorio, Bosch, Madrid, 2012. Accatino, Daniela., “La fundamentación de la declaración de los hechos probados en el nuevo proceso penal” en Revista de Derecho Universidad Austral de Chile, N°2, 2006, pp. 9-26. 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