va por ti, maestro scarlatti

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VA POR TI, MAESTRO SCARLATTI
A todo el mundo le suena; y lo que es peor, todo el mundo dice saber que
Domenico Scarlatti, el maestro napolitano de nacimiento y madrileño de
adopción, fue un señor que escribió unas cuantas sonatas para el clavecín, y
que esa es una música de gran importancia en su contexto histórico, e
incluso en nuestros días. Pero ¿cuántos aficionados se han sentado a
escuchar esa música seriamente? Y no hay excusas: todos los grandes
clavecinistas (y pianistas, naturalmente) que lo son han dejado su huella en
la interpretación de esta música fantástica, un prodigio de imaginación e
inventiva. Empezando por Ralph Kirkpatrick, autor de la edición de las 555
piezas agrupadas en la serie; siguiendo por el incontestable Gustav
Leonhardt, y ¿acabando? por Trevor Pinnock o Pierre Hantaï, entre los
clavicembalistas. Pero tampoco ningún pianista serio ha escapado a la luz
scarlattiana: Vladimir Horowitz, Clara Haskil, Murray Perahia, Alicia
Larrocha, András Schiff, Christian Zacharias o Ivo Pogorelich, entre los
pianistas, por citar unos pocos. Y después está el gran Scott Ross, autor de
una de las integrales (34 cedés) más reputadas (personalmente la prefiero a
las de Staier o Hantaï). Así que, ¿tenemos excusa para no saber de qué va
esto? Por si acaso, el Instituto Italiano lleva ya unos años tratando de
poner las cosas en su sitio.
Domenico Scarlatti fue el sexto de los diez hijos que tuvo el profesor
Alessandro Scarlatti, y uno de sus discípulos más aventajados. Eso sucedía
en Nápoles (el mismo año que vio la luz Johann Sebastian Bach), en un
Nápoles español del que a los 16 años se convertiría en organista de la
Corte. Tras varios viajes y estancias italianas, D. Scarlatti recaló en Lisboa,
y luego en Sevilla, donde se sabe que se interesó por la música popular
andaluza, una influencia que nunca abandonaría en sus sonatas. Por fin, ya
casi cincuentón, se estableció en Madrid, donde pasó el resto de sus días, es
decir entre 1733 y 1757. Pues bien, en ese aproximadamente cuarto de
siglo escribió Scarlatti la serie completa de sonatas.
Son piezas bipartitas (firmadas alguna con el nombre de Domingo) que
desarrollan un exuberante material temático y una prodigiosa vida rítmica.
Como no son nada fáciles, durante mucho tiempo se las ha visto como
piezas de virtuosismo, lo que nada está más lejos del personalísimo mundo
expresivo que encierran. Es una música, además, de extrema modernidad
en la escritura armónica y plagada de atrevidas e irreverentes
modulaciones. En suma, un prodigioso ejemplo de hasta dónde puede
llegar la audacia de un compositor que prácticamente se está fijando todo el
tiempo en la música popular. Una especie de precedente del folclore
imaginario de Falla o Bartók.
El Instituto Italiano, decía arriba, está poniendo las cosas en su sitio, es
decir, haciendo lo que nadie en España (que yo sepa) ha hecho nunca, no
otra cosa que programar la serie completa de las sonatas. Todo empezó en
octubre de 2012, cuando en los Teatros del Canal abrió el ciclo Gabriele
Cercano; después llegaron, entre otros, Nicolau Figueiredo y Pieter-Jan
Belder (que han grabado la integral), Christophe Rousset o Iván Martín, y
ahora, en el que será tercer concierto en este 2014, Andrea Bacchetti, un
singularísimo pianista, especialista en Bach, pero que últimamente está
ampliando repertorio a buena velocidad.
Conocí a Bacchetti en mis años de redactor-jefe de la revista RITMO. A
través de sus discos y en algún que otro encuentro telefónico esporádico. Es
un hombre tenaz y de una fuerza expresiva que no desprenden ni su voz ni
su cuerpo, pero sí sus dedos. Le sucede como a esos grandes pianistas que
se transfiguran cuando se sientan a tocar. En su discografía más reciente
acaba de incorporarse Scarlatti, con un importante trabajo de restauración
sobre los manuscritos propiedad de Bárbara de Braganza, que se conserva
en la Biblioteca Marciana de Venecia, a través de una herencia de Farinelli.
Como se verá Bacchetti no se anda por las ramas a la hora de escoger sus
fuentes.
Como viene siendo habitual, cada concierto en cuestión incluye obras de
Scarlatti, junto a otras de autores favoritos del intérprete. Con Bacchetti no
podía faltar Bach, una de sus más finas especialidades, y del que va a
incluir dos corales, una toccata, un minueto del libro de Ana María
Magdalena y el aria de las Variaciones Goldberg. Después hará seis
sonatas de Scarlatti; la Fantasía K.397 y el Rondó K.485 de Mozart y dos
nocturnos y un estudio de Chopin. O sea, un nada leve programa, lleno de
sorpresas, que además, por si ya fuera poco, incluirá un estreno absoluto
del compositor italiano Fabio Vacchi, que hasta hace nada todavía no tenía
título definitivo, tal es la novedad absoluta que supone: 3post x Scarlatti.
Más significativo, imposible. Pedro González Mira
Andrea Bacchetti, piano. Obras de Bach, Vacchi, D. Scarlatti, Mozart y
Chopin. Instituto Italiano. Martes, 11, 20.00. Entrada libre.
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