La prevalencia de la naturaleza del contrato de locación de servicios frente al “contrato de trabajo” en el marco de una fiscalización tributaria RTF N° 04873-1-2006 Expediente :3250-2004 –––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– Procedencia :Junín –––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– Fecha :08.09.2006 ––––––––––––––––––––––––––––––––– I. Criterio adoptado por el Tribunal Fiscal ––––––––––––––––––––––––––––––––– “(...) las actividades de la recurrente (persona contratada bajo locación de servicios) estaban sujetas a supervisión, control y seguimiento respecto al desarrollo de las mismas lo cual supone la verificación de las labores ejecutadas y que éstas se adecuen a los términos del encargo, mas ello no implica que se hayan impartido órdenes, directivas o instructivas para la ejecución de las mismas, siendo que la Administración no ha aportado prueba alguna en ese sentido (...) (...) La Administración tampoco ha aportado evidencia respecto a que las entidades contratantes (usuarias del servicio prestado por la persona contratada bajo locación de servicios) hayan ejercido facultades disciplinarias o de establecimientos de turno u horas de trabajo, (...) siendo que el hecho que la persona contratada se haya comprometido a prestar sus servicios a tiempo completo supone una cláusula de exclusividad que resulta común en los contratos de naturaleza civil (...) (...) al no haber aportado la Administración medio probatorio suficiente que permita determinar de manera fehaciente la presencia del elemento subordinación, se concluye que no existe una relación de naturaleza laboral (...)” ––––––––––––––––––––––––––––––––– II. Planteamiento del Problema ––––––––––––––––––––––––––––––––– En el presente caso la controversia radicó en establecer si procedía la devolución de montos retenidos por concepto del Impuesto a la Renta de Cuarta Categoría por los ejercicios 2000 a 2002 a una persona contratada bajo locación de servicios (la recurrente). Para ello resultaba necesario determinar si la prestación de los servicios por parte de la recurrente (virtualmente, perceptora de renta de cuarta categoría para efectos del Impuesto a la Renta), se circunscribía en rigor, a dicha relación de Informativo Caballero Bustamante carácter civil y no a una de raigambre laboral, como sostenía la Administración Tributaria. Por lo expuesto, quedaba acreditado para la Administración la existencia de un contrato laboral y consecuentemente no procedía la devolución de los montos retenidos por Impuesto a la Renta de Cuarta Categoría, quedando más bien acreditada la existencia de ingresos que calificaban como rentas de quinta categoría. ––––––––––––––––––––––––––––––––– III.Argumentos esbozados por el Tribunal Fiscal ––––––––––––––––––––––––––––––––– 3.1. La subordinación como elemento identificador de una relación laboral El Tribunal Fiscal señaló que, como bien se ha dejado establecido en anteriores Resoluciones del Tribunal Fiscal, tales como las N° 5190-1-2003; 6231-3-2004 y 6760-1-2004, para establecer si existe una relación de naturaleza laboral debe verificarse la concurrencia de los elementos esenciales del contrato de trabajo, como son la prestación personal del servicio, el pago de una remuneración y la existencia de subordinación. Para el Órgano Colegiado, el elemento determinante para identificar una relación laboral la constituye la existencia de subordinación del servidor a su empleador en la ejecución de sus labores, a través de elementos tales como sujeción a órdenes y directivas en cuanto al desarrollo de los servicios, la imposición de sanciones, el establecimiento de horarios de trabajo, entre otros. Arriba el Tribunal Fiscal a lo señalado en el párrafo anterior conforme fluye de la lectura del artículo 9° del TUO del Decreto Legislativo N° 728, Ley del Productividad y Competitividad Laboral, aprobado por Decreto Supremo N° 003-97-TR. 3.2. Análisis de los contratos de locación de servicios El Tribunal Fiscal procede a analizar los contratos de locación de servicios celebrados con el Ministerio de Economía y Finanzas - MEF (rotulado como Contrato de Locación de Servicios No Personales), así como con la Unidad de Coordinación de Préstamos Sectoriales del MEF (rotulado como Contrato de Locación de Servicios Profesionales). De la lectura de los aludidos contratos, el Tribunal Fiscal señala que si bien es cierto las actividades de la recurrente estaban sujetas a supervisión, control y seguimiento respecto del desarrollo de las mismas no deja de ser menos cierto que ello no implicaba que se hayan impartido órdenes o directivas para su ejecución, no evidenciándose reglamentariedad en torno a las labores llevadas a cabo por la recurrente. Por otro lado, si bien es cierto la recurrente se había obligado a prestar sus servicios a tiempo completo, no deja de ser menos cierto que ello supone, más bien, la incorporación de una “cláusula de exclusividad” la misma que resulta común en los contratos de naturaleza civil. Estando a lo razonado por el Órgano Colegiado, éste concluye que no ha existido una relación de naturaleza laboral, por cuanto la Administración no ha aportado medio probatorio alguno que evidencie la presencia del elemento “subordinación” y consecuentemente se descarta que se haya generado renta de quinta categoría como argüía la Administración. 3.3. La recurrente, ¿pudo haber obtenido la denominada renta de “cuarta-quinta” categoría? Sobre el particular, el Tribunal Fiscal concluyó que tampoco se ha verificado el supuesto de generación de renta de quinta categoría previsto en el artículo 34º, e, de la Ley del Impuesto a la Renta (1), conocida coloquialmente como renta de “cuarta-quinta”, toda vez que de la lectura de las cláusulas de los contratos no fluye que la recurrente está en la obligación de realizar sus labores en un horario específico establecido por las entidades contratantes. Asimismo, tampoco fluye de dichos contratos de locación de servicios que las entidades contratantes asuman la integridad de los gastos que la prestación de servicios demande. Fuente: www.caballerobustamante.com.pe Derechos Reservados 3.4. Conclusión de la controversia Realizado el análisis del caso y bajo el razonamiento esgrimido por el Organo Colegiado, éste falló a favor del contribuyente y consecuentemente ordenó a la Administración evaluar las solicitudes de devolución de los pagos en exceso (por concepto de retención del Impuesto a la Renta por rentas de cuarta categoría) que pudieran existir. de este negocio (i) la obligación de hacer y, subsidiariamente, de no hacer, (ii) una prestación de servicios (materiales o intelectuales) a través de obligaciones de resultado o de medios en forma personal, independiente, autónoma y no subordinada (iii) conforme a la regla contractual libremente configurada por las partes; y (iv) a cambio de una retribución ya que si no se hubiera establecido la retribución y no puede determinarse según las tarifas o los usos, será fijada en relación a la calidad, entidad y demás circunstancias de los servicios prestados (artículo 1767º). ––––––––––––––––––––––––––––––––– IV.- Nuestros Comentarios ––––––––––––––––––––––––––––––––– 4.1. La relación contractual a adoptarse. ¿Bajo la Legislación Civil o bajo la Laboral? Una de las situaciones más vacilantes por las que pueda atravesar una empresa al momento de requerir los servicios de una determinada persona radica en la elección del tipo de relación contractual que quiera mantener con esta. Así pues, la referida empresa, en la mayoría de los casos, optará por contratar a dicha persona bajo la figura contractual de la “locación de servicios” , por consiguiente, para la referida empresa, es claro que el sujeto contratado es uno que percibirá “rentas de cuarta categoría”. El escenario descrito, es frecuente en nuestro medio empresarial. Pues bien, ello nos obliga a definir cuándo una relación contractual puede encontrarse comprendida bajo la legislación civil y cuándo bajo la legislación laboral. Las implicancias legales y tributarias dependen sustancialmente de cómo se estructuren contractualmente las operaciones económicas, vale decir, dependen mucho de los elementos constitutivos o naturales del negocio jurídico, toda vez que son éstos los que al final primarán a efectos de calificar legal y tributariamente el contrato. Ello, aunado a la debida correspondencia o armonización que en el mundo fenoménico debe observarse, vale decir que, no será suficiente la supuesta "realidad documental" sino que los hechos también deben reflejar lo diseñado en dicho plano ("realidad documental"). A continuación damos cuenta de las dos figuras contractuales que por excelencia pueden dar origen a una relación en la cual se comprometan servicios, tanto materiales como intelectuales, a ser brindados por una persona natural en favor de otro sujeto. 4.1.1. Contrato de Locación de Servicios Conforme al artículo 1764º del Código Civil "el locador se obliga, sin estar subordinado al comitente, a prestarle sus servicios por cierto tiempo o para un trabajo determinado, a cambio de una retribución". Siendo los elementos constitutivos Fuente: www.caballerobustamante.com.pe Derechos Reservados 4.1.2. Contrato de Trabajo El contrato de trabajo es un acuerdo de voluntades en virtud del cual el trabajador se obliga personal y voluntariamente a poner su fuerza de trabajo (material o intelectual) a disposición del empleador, en forma subordinada y como retribución a dicha disposición de fuerza de trabajo éste (trabajador) tiene derecho a percibir una remuneración. Por su parte, el objeto del contrato de trabajo es la prestación subordinada de servicios a cargo del trabajador, dicho objeto debe ser determinado o determinable (clase de servicios), lícito (no prohibido por ley) y posible (física y legalmente) (2). Es de señalar que el contrato de trabajo es un típico contrato “realidad” (3). Nos explicamos. Si con motivo de la celebración de un contrato de locación de servicios se encubre formalmente una relación laboral real, ésta (relación laboral) resultará emergiendo; como consecuencia de ello emergerá también la exigibilidad de todos los derechos sociales respectivos, en aplicación del principio de “primacía de realidad”. Es en virtud de este postulado que, cuando no se guarda correspondencia entre lo real y lo formal (documentos contractuales) prevalece “lo real”. Es por ello que afirmamos que, el contrato de trabajo es uno de “realidad”. Lo expuesto evidencia el carácter tuitivo de las normas laborales a favor de la parte más débil de la relación laboral: el trabajador. Cabe destacar que, según un reconocido sector de la doctrina laboral nacional, este principio solo se aplica para desentrañar relaciones laborales encubiertas (4). 4.1.2.1. Elementos Esenciales para la configuración de una relación laboral La doctrina laboral, al menos la nacional, es unánime al señalar que 3 son los elementos esenciales y concurrentes en toda relación laboral, a saber: – La prestación personal de servicios – La remuneración – La subordinación Dado que hemos señalado que estos 3 elementos esenciales deben concurrir en toda relación laboral, es fácil concluir que la ausencia de uno de ellos desencadenará que no nos encontremos, en estricto, ante una relación de carácter laboral. A continuación, reseñaremos brevemente los elementos esenciales de un contrato de trabajo. a) La prestación personal de servicios: Este elemento supone que el trabajador, como persona natural, es quien de manera individual y directa debe realizar las labores, no pudiendo encomendar a un tercero que preste en su lugar los servicios contratados. La excepción a lo anterior viene dada por la posibilidad que el trabajador pueda ser asistido por familiares directos que dependan de él, siempre que ello sea usual dada la naturaleza de las labores (véase el artículo 5º del Decreto Supremo Nº 003-97-TR, Texto Único Ordenado de la Ley de Productividad y Competitividad Laboral, publicado el 27.03.1997). b) Remuneración: Esta consiste en la contraprestación por los servicios prestados por el trabajador la cual es pagada por el empleador, en dinero o en especie, bajo cualquier forma o denominación que se le dé. Evidentemente, dicha remuneración es de libre disponibilidad (5) para el trabajador c) Subordinación: Esta consiste en el deber de obediencia que asume el trabajador para prestar sus servicios bajo la dirección de su empleador y el correlativo derecho de éste de disponer de la fuerza de trabajo de aquél. La subordinación se exterioriza bajo tres facultades que ostenta el empleador, a saber: i) Reglamentadora-Directiva: En virtud a dicha facultad el empleador imparte órdenes al trabajador para la debida prestación de servicios en cuanto a lugar, tiempo y modo de ejecutarlos. Asimismo, señala la jornada ordinaria de trabajo y el horario pudiendo modificar la forma y modalidad de la prestación de servicios, siempre y cuando se sujete a criterios de razonabilidad y en consideración a las necesidades del centro de trabajo. ii) Fiscalizadora: El empleador ejerce una suerte de supervisión de las labores encomendadas acorde con las órdenes impartidas. Informativo Caballero Bustamante iii)Disciplinaria: El empleador se encuentra posibilitado a imponer las medidas sancionadoras ante cualquier incumplimiento injustificado del trabajador, siempre que exista correspondencia con la magnitud de la falta cometida. 4.2. ¿Cuándo nos encontramos ante rentas de “4ta - 5ta categoría”? De acuerdo a lo desarrollado ut supra, al definir tanto a la locación de servicios como al contrato de trabajo, se deja en evidencia, la tradicional división de los contratos de prestación de servicios, unos regulado bajo la legislación civil y otros bajo la legislación laboral, respectivamente. Dicha división tradicional merecía un tratamiento paralelo por el Derecho Tributario. En ese sentido, se tenía que dentro de las rentas de cuarta categoría se incluían las retribuciones (honorarios profesionales) derivada de servicios autónomos (contrato civil), mientras que como rentas de quinta categoría se contemplaban a las típicas “remuneraciones” las cuales son las sumas que constituyen contraprestaciones por el servicio prestado en forma subordinada (contrato laboral). Sin perjuicio de lo expuesto en el párrafo anterior, la presencia del inciso e) del artículo 34º de la LIR, ha generado una denominada “quintificación” de aquellas rentas que otrora hubiesen sido comprendidas como rentas de cuarta categoría. 4.2.1. Componentes estructurales de la denominada “renta de cuarta-quinta” Permítasenos señalar que, la denominada “renta de cuarta-quinta”, es en esencia una renta de quinta categoría, sólo para propósitos del Impuesto a la Renta, claro está. Por su parte, a nuestro juicio, de la lectura del inciso e) del artículo 34º de la Ley del Impuesto a la Renta (LIR) se desprenden los siguientes componentes estructurales de la llamada “renta de cuarta-quinta”, a saber: i) Celebración de un contrato de prestación de servicios bajo la legislación civil. ii) Servicio prestado en lugar y horario designado por quien requiere el servicio (usuario). iii)El usuario proporciona los elementos de trabajo y asume los gastos que el servicio demanda. De concurrir los supuestos antes mencionados, es claro que nos encontremos frente a rentas de quinta categoría. De lo hasta aquí expuesto podemos, como bien lo hace Jorge Toyama, formularnos la siguiente interrogante: ¿qué implicancias laborales tiene el inciso e) Informativo Caballero Bustamante del artículo 34º de la LIR? ¿Una persona que ingresa en el supuesto de la norma tributaria, puede ser amparada por el Derecho Laboral? Ciertamente, verificado el hecho imponible, se debe tributar por renta de quinta categoría (6); sin embargo, esto no es suficiente para determinar si estamos ante una relación laboral tutelada por el Derecho Laboral. En estos casos, nos encontramos frente a las denominadas "zonas grises", donde resulta difícil establecer la existencia de una relación laboral. No basta con acreditar dependencia con relación al lugar y horario de trabajo ni que exista una asunción de materiales y gastos por parte del usuario del servicio, es necesario apreciar otros elementos de laboralidad, tales como el poder sancionador o fiscalizador, el pago de la remuneración, el trabajo por cuenta ajena, la prestación personalísima de los servicios, la dirección técnica, la prestación personal de servicios, la sujeción a las órdenes de la empresa, etc.(7). Así, lo dispuesto el inciso e) del artículo 34 de la LIR no “laboraliza” una relación civil. Las únicas consecuencias que se generan son tributarias. El contrato, pues, seguirá siendo civil. En efecto, es el propio numeral 2 del inciso b) del artículo 20º del Reglamento de la Ley del Impuesto a la Renta el que prescribe que lo regulado en el inciso e) del artículo 34º de la LIR sólo es de aplicación para efecto del Impuesto a la Renta. 4.2.2. Precisiones a tener en cuenta: "El Horario designado por el usuario" y "la Subordinación" Ahora bien, dos aspectos para finiquitar lo expuesto en el numeral precedente, y respecto de los cuales habrán de tomarse las medidas correctivas y/o preventivas del caso: El primero, referido al horario designado por el usuario del servicio. Sobre el particular entendemos que, la intención del legislador se orienta hacia una flexibilización del horario, mas no así a la configuración de uno rígido o prefijado, esto es, a lo que se aspira es a que no se observe algún medio de “control de asistencia” que por cierto desnaturalizaría la figura “civilista” de la “renta de cuarta-quinta”, sino que por el contrario a lo que alude la norma es que el usuario del servicio tenga la posibilidad de establecer cuándo se deberá prestar el servicio, para lo cual bastará que se le exija al prestador del servicio la permanencia de un mínimo de horas (fijas o no) en el local o donde lo designe el usuario del servicio (empresa). Esta circunstancia se corroborará con el hecho de consignar en el documento contractual, a guisa de ejemplo, que “se requiere la presencia diaria del contratado a fin de realizar sus labores”. El segundo, esta referido al concepto de subordinación. Tal como ya habíamos adelantado, este concepto deviene en determinante cuando de una relación laboral se trata. En efecto, de configurarse la figura de la “renta de cuarta-quinta”, es claro que deberá tenerse especial cuidado de no desnaturalizar la figura de la locación de servicios la cual, como hemos indicado, constituye un componente estructural de la “renta de cuarta-quinta”. En efecto, al celebrarse un contrato de locación de servicios la figura de la subordinación es impensable. Por las razones expuestas, coincidimos plenamente con el criterio jurisprudencial vertido en la RTF materia de comentario. NOTAS (1) El citado dispositivo reza como sigue: “Son rentas de quinta categoría: (...) Los ingresos obtenidos por el trabajo prestado en forma independiente con contratos de prestación de servicios normados por la legislación civil, cuando el servicio sea prestado en el lugar y horario designado por quien lo requiere y cuando el usuario proporcione los elementos de trabajo y asuma los gastos que la prestación del servicio demanda”. (2) Manual del Régimen Laboral. Editorial Economía y Finanzas. Tomo I, página 2. (3) La corriente jurisprudencial uniforme prescribe que para determinar la existencia de vínculo de trabajo dependiente priman el contenido de la relación y la forma en que se presta, sobre los términos del documento suscrito y la denominación que las partes hayan adoptado, por cuanto el contrato de trabajo es un contrato-realidad (Resoluciones del Tribunal de Trabajo del 22-5-80; 26-9-80 y 21-11- 88). (4) Este principio de la Primacía de la Realidad resulta, de alguna forma, aplicable al ámbito tributario (véase Norma VIII del Título Preliminar del Código Tributario). (5) Entendemos por libre disponibilidad a aquel importe respecto del cual el trabajador no rinde cuenta ni califica como condición de trabajo, puesto que esta última supone la entrega, de ser el caso, de una cantidad de dinero con la finalidad de que el trabajador cumpla los servicios contratados, ya sea porque son necesarios, o porque facilitan tal prestación de servicios a cargo del trabajador. Es claro que las condiciones de trabajo sólo se presentan dentro de un marco de carácter laboral. (6) Ciertamente, se debe comprobar la existencia de los elementos descritos. Al respecto, ya el Tribunal Fiscal ha indicado que se debe comprobar la existencia de los elementos para que se configure una renta de “cuartaquinta”; en caso contrario, se puede reparar el gasto (Resolución del Tribunal Fiscal Nº 0479-1-2000). (7) El propio Tribunal Fiscal ha analizado estos elementos. Así, mediante Resolución Nº 342-1-98 de fecha 6 de mayo de 1998 indicó que, pese a existir formalmente un contrato de locación de servicios, cuando se aprecia en los hechos la existencia del elemento subordinación, debemos considerar que estamos frente a una relación laboral para efectos, en este caso, de la seguridad social. n Fuente: www.caballerobustamante.com.pe Derechos Reservados