Número de registro: 116 Octava Época Instancia: Tercera Sala

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CONTRADICCION DE TESIS 11/93.
Número de registro: 116
Octava Época
Instancia: Tercera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: Tomo XII, Diciembre de 1993
Página: 379
CONTRADICCION DE TESIS 11/93. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR LOS
TRIBUNALES COLEGIADOS PRIMERO DEL SEXTO CIRCUITO Y PRIMERO DEL
SEGUNDO CIRCUITO.
CONSIDERANDO:
PRIMERO.-Esta Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es competente
para conocer y resolver la presente contradicción de tesis, de conformidad con el artículo
197-A de la Ley de Amparo y 26, fracción II de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la
Federación, ya que se originó a resolverse juicios de amparo directo en materia civil por dos
Tribunales Colegiados de Circuito.
SEGUNDO.-En primer término, antes de entrar en materia, debe señalarse, que en el
expediente de contradicción de tesis en examen aparece la notificación al procurador general
de la República del acuerdo por el que se ordenó darle vista por el término de treinta días con
los presentes autos.
Al respecto, cabe destacar que el artículo 197-A, primer párrafo de la Ley de Amparo dispone
lo siguiente:
"Cuando los Tribunales Colegiado de Circuito sustenten tesis contradictorias en los juicios de
amparo de su competencia, los Ministros de la Suprema Corte de Justicia, el procurador
general de la República, los mencionados tribunales o los Magistrados que los integran, o las
partes que intervinieron en los juicios en que tales tesis hubieran sido sustentadas, podrán
denunciar la contradicción ante la Suprema Corte de Justicia, la que decidirá cuál tesis debe
prevalecer. El procurador general de la República, por sí o por conducto del agente que al
efecto designe, podrá, si lo estima pertinente, exponer su parecer dentro del plazo de treinta
días."
Ahora bien, en la especie el procurador general de la República se abstuvo de exponer por sí
o por conducto de uno de los agentes del Ministerio Público Federal su parecer en relación
con la contradicción de tesis denunciada, por lo que debe entenderse que no estimó pertinente
intervenir en el asunto, en virtud de que la facultad prevista por el artículo supratranscrito es
potestativa y no obligatoria, de tal forma que resulta procedente emitir la resolución que
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corresponda sin la opinión de mérito.
Sobre el particular, esta Tercera Sala, en sesión celebrada el dos de julio de mil novecientos
noventa aprobó la tesis LXXXVII, que a la letra dice:
"CONTRADICCION DE TESIS. LA ABSTENCION DEL PROCURADOR GENERAL DE
LA REPUBLICA DE EXPONER SU PARECER DEBE ENTENDERSE QUE NO ESTIMO
PERTINENTE INTERVENIR EN ELLA.-El artículo 197-A, primer párrafo de la Ley de
Amparo concede una facultad potestativa al procurador general de la República para que, por
si o por conducto del agente del Ministerio Público Federal que al efecto designe, emita su
parecer dentro del plazo de treinta días en relación con las contradicciones de tesis que
sustenten los Tribunales Colegiados de Circuito; en consecuencia, cuando el mencionado
servidor público se abstiene de formular su parecer en el término de referencia debe
entenderse que no estimó pertinente intervenir en el asunto de que se trate, lo que por
consiguiente vuelve procedente se dicte la resolución que corresponda sin la opinión de
mérito."
TERCERO.-El Tribunal Colegiado del Segundo Circuito, actualmente, Primer Tribunal
Colegiado del propio circuito, al resolver el amparo directo civil 306/76, promovido por
Arturo Estrada Castañeda, el veintiocho de mayo de mil novecientos setenta y seis sustentó la
tesis que aparece publicada en la página 709 del Tomo III, APR-AUT 1969-1987 del
Semanario Judicial de la Federación, Séptima Epoca, que a la letra dice:
"ARRENDAMIENTO. ACCION RESCISORIA POR FALTA DE PAGO DE RENTAS.Siendo elemento esencial de la acción rescisoria de los contratos el incumplimiento de los
mismos, tratándose del arrendamiento la mora en que pudo incurrir el inquilino, para que sea
procedente la acción intentada, debe ser analizada de oficio por ser de orden público; por lo
que el arrendador está obligado a probar que se requirió de pago de las rentas al inquilino,
cuando no se pacte lugar determinado para ello, y que éste se negó a hacerlo, a fin de que
incurra en la mora necesaria para la procedencia de la acción intentada."
En lo conducente, las consideraciones contenidas en la ejecutoria pronunciada por dicho
órgano jurisdiccional en el juicio de garantías antes precisado, son las siguientes:
"IV. Siendo elemento esencial de la acción rescisoria del contrato de arrendamiento la mora
en que pudo incurrir el inquilino, para que sea procedente la acción intentada, debe estudiarse
de oficio por ser de orden público, la aleguen o no las partes. En las anteriores condiciones
cuando en el contrato de arrendamiento no se señala el domicilio del arrendador, debe éste
acreditar que lo requirió de pago en la localidad arrendada o en el despacho del inquilino, de
lo que resulta que si el actor no demostró en autos que requirió de pago al inquilino hoy
quejoso, en la casa habitación o despacho de éste y que se negó a cubrir las rentas, por no
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haberse señalado domicilio en el contrato de arrendamiento donde debió ocurrir a hacer ese
pago, resulta que aplicando lo dispuesto por el artículo 2628 del Código Civil del Estado de
Morelos, el inquilino no incurrió en mora y como consecuencia de ello, no procede la acción
rescisoria intentada por el actor hoy tercero perjudicado. El criterio anterior se apoya en las
jurisprudencias que en el Apéndice al Semanario Judicial de la Federación de 1917 a 1975,
aparecen publicadas en los números 82 y 83, en las páginas 284 y 251, Tercera Sala, que a la
letra dicen: 'ARRENDAMIENTO, LUGAR DE PAGO DE LAS RENTAS.-Cuando la renta
debe ser pagada en el domicilio del arrendatario, según lo establecido en el artículo 2427 del
Código Civil para el Distrito y Territorios Federales, si no hay constancias del cobro al
arrendatario, éste no incurre en mora.' y 'ARRENDAMIENTO, LUGAR DE PAGO DE LAS
RENTAS.-Aun cuando en el contrato de arrendamiento se haya estipulado que el lugar de
pago es el domicilio del arrendador, si no se precisó la ubicación de ese domicilio, ni se
probó durante el juicio que fuera conocido del arrendatario, debe estarse a lo establecido por
el artículo 2427 del Código Civil para el Distrito y Territorios Federales, en cuyo caso, si no
hay constancia de cobro a ésta de las rentas, el arrendatario no incurre en mora.'"
Por su parte el Primer Tribunal Colegiado del Sexto Circuito al resolver el amparo directo
civil D-12/92, promovido por Distribuidora de Equipo Agrícola, Sociedad Anónima, el
veintiséis de marzo de mil novecientos noventa y dos, en lo que interesa al presente estudio,
expresó las siguientes consideraciones:
"QUINTO.-Los conceptos de violación hechos valer son infundados. En relación al primero,
segundo y tercero de ellos; es importante dejar asentado que la existencia de la mora en el
pago de las rentas, no es un elemento de la acción de rescisión del contrato de arrendamiento
por falta de ese pago. En efecto, la Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
en la jurisprudencia número 67, con rubro: 'ARRENDAMIENTO. PRUEBA DEL PAGO DE
LAS RENTAS.', consultable en la página 167 del Apéndice al Semanario Judicial de la
Federación de los años de 1917-1985, ha sustentado el siguiente criterio: 'El contrato de
arrendamiento exhibido en un juicio sobre rescisión, por falta de pago de las pensiones
adeudadas, es la prueba de la existencia de la obligación del inquilino, de pagar sus rentas,
desde la fecha del contrato; éste en sí mismo, es la prueba fundamental del derecho para
exigir las pensiones pactadas, y basta que el actor demuestre la existencia del contrato y que
afirme la falta de pago de las pensiones, para que proceda tramitar, tanto, la acción rescisoria,
como la de pago de todas las rentas, desde la fecha del contrato, y al inquilino incumbe
demostrar que hizo los pagos, puesto que exigir tal prueba al arrendador, equivaldría a
obligarlo a probar una negación; y si el inquilino sostiene que la ocupación no tuvo lugar por
todo el tiempo cuyo pago se le exige, debe probar tal hecho'. De la anterior transcripción se
desprende que los elementos de la acción en cuestión son: a) La existencia del contrato de
arrendamiento; y b) La falta de pago de la renta estipulada en dicho contrato por parte del
arrendatario. Siendo así, es válido concluir que al no ser un elemento de la acción ejercitada
la existencia de la mora como lo pretende la quejosa, es claro que la Sala responsable no
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estaba obligada a estudiarla de oficio en la sentencia reclamada. Lo anterior obedece a que la
falta de uno de los elementos de la acción, implica la inexistencia del derecho que reclama el
actor; en cambio, la de la mora no significa que no exista dicho derecho, sino sólo que impide
su nacimiento para el ejercicio de la acción. Por tanto, la falta de la existencia de la mora por
parte del arrendatario, debe ser materia de excepción para que pueda ser analizada por el
Juez, y en su caso, por el tribunal de alzada. Así las cosas, al ser materia de excepción la falta
de constitución en mora y al no haberse opuesto ésta por la ahora quejosa en su contestación
de demanda, la Sala responsable al estudiar la acción ejercitada, no estaba obligada a
determinar si previamente la actora requirió el pago de las rentas en el domicilio del
arrendatario y si le notificó a ésta la transmisión del inmueble materia del arrendamiento,
para que estuviera obligado a cubrir las rentas a la nueva propietaria. El criterio anterior se
sustentó por el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, al fallar el
amparo directo 860/80, promovido por Bulmaro Ortiz Vaca, el doce de marzo de mil
novecientos ochenta y uno, del que derivó la siguiente tesis, que comparte este tribunal:
'ARRENDAMIENTO, MORA SU ESTUDIO NO ES OFICIOSO SINO PROPUESTO A
PETICION DE PARTE.-La acción de rescisión de contrato de arrendamiento ejercitada en un
juicio tiene como elemento de procedencia; la celebración de un contrato de arrendamiento
por las partes y el incumplimiento en el pago de las rentas a que se obligó el arrendatario. De
manera, que los motivos por razón de los cuales el inquilino se vio impedido para efectuar el
pago de las pensiones rentísticas, evidentemente forma parte o tiene el carácter de un hecho
que debe ser alegado ante el juzgador para destruir el incumplimiento que se le atribuya por
el actor, y con el cual se apoye la acción rescisoria hecha valer.'. Visible a foja 774, en el
Semanario Judicial de la Federación, Tribunales Colegiados de Circuito, Séptima Epoca,
1969-1987, Tomo III, APR-AUT."
CUARTO.-En el presente caso sí existe contradicción de tesis en la medida en que al resolver
los juicios de amparo directo antes precisados, los Tribunales Colegiados de referencia
examinaron cuestiones jurídicas esencialmente iguales y adoptaron criterios discrepantes en
las consideraciones jurídicas de las sentencias respectivas, partiendo del examen de los
mismos elementos.
En efecto, la oposición de criterios se origina en torno de la acción de rescisión de contrato de
arrendamiento por falta de pago de la renta convenida, cuyo fundamento legal se encuentra
esencialmente en los artículos 2701, fracción I del Código Civil para el Estado de Morelos y
2334, fracciones I y II del Código Civil para el Estado de Puebla, que a la letra dicen:
"Art. 2701. El arrendador puede exigir la rescisión del contrato: I. Por falta de pago de la
renta en los términos prevenidos en los artículos 2653 y 2655."
Los preceptos a que se refiere este numeral, establecen, respectivamente, que respecto del
arrendamiento de fincas urbanas, la renta debe pagarse en los plazos convenidos, y a falta de
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convenio, por meses vencidos, si la renta excede de cien pesos; por quincenas vencidas, si la
renta es de sesenta a cien pesos, y por semanas, también vencidas, cuando la renta no llegue a
sesenta pesos; y tratándose del arrendamiento de fincas rústicas, que la renta debe pagarse en
los plazos convenidos, y a falta de convenio, por semestres vencidos.
"Art. 2334. El arrendador puede exigir la rescisión del contrato al inquilino: I. Si no paga la
renta correspondiente a tres meses consecutivos, cuando el arrendamiento se celebre para
habitación; II. Si no paga la renta en los plazos establecidos en la fracción I del artículo
2290."
El artículo 2290 a que alude el 2334 antes transcrito, dispone, que el arrendatario está
obligado, entre otras cosas, a pagar la renta en la forma y tiempo convenido y a falta de
convenio, por meses vencidos si el predio arrendado es urbano, y por semestres vencidos si es
rústico.
Al respecto, mientras el Tribunal Colegiado del Segundo Circuito, actualmente Primer
Tribunal Colegiado del propio circuito, sostiene que al actor le corresponde demostrar que
requirió de pago de las rentas al demandado, cuando no se pacte lugar determinado para ello,
y que éste se negó a hacerlo, pues la mora debe ser analizada de oficio, por ser elemento
esencial de esta acción; en cambio, el Primer Tribunal Colegiado del Sexto Circuito,
considera que la existencia de la mora no es un elemento de la acción de rescisión del
contrato de arrendamiento por falta de pago, sino que se trata de un hecho materia de
excepción, que no corresponde demostrar al actor por ser negativo.
QUINTO.-Esta Tercera Sala estima que ambos Tribunales Colegiados tienen razón en parte
de sus consideraciones y en otra no, y por esta razón, que ninguna de las tesis que se
encuentran en contradicción debe prevalecer sobre la otra puesto que, aun cuando ambas son
correctas en parte, no lo son en otro aspecto, en atención a lo siguiente:
La acción, en términos generales, aceptados por la doctrina especializada, es un derecho
subjetivo procesal, distinto del derecho sustancial hecho valer, consistente en la facultad de
pedir de los órganos jurisdiccionales su intervención para la aplicación vinculativa de la
norma abstracta al caso concreto.
Así, podemos afirmar que la acción es un medio que da la ley para obtener el reconocimiento
de un derecho violado, o de uno desconocido, cuyo ejercicio está supeditado a la voluntad de
la parte a quien corresponde, y sujeto al resultado de las defensas opuestas por el demandado.
De la misma manera, a partir del concepto de la acción, podemos establecer su integración
esencialmente por tres elementos: los sujetos, la causa eficiente y el objeto.
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Sobre el particular, esta Tercera Sala, al resolver el amparo directo civil 3372/36 sostuvo la
tesis que aparece publicada en las páginas 739 a 741 del Semanario Judicial de la Federación,
Tomo LVII, de la Quinta Epoca, que a la letra dice:
ACCIONES, ELEMENTOS DE LAS.-Las acciones constan de tres elementos: las personas o
sujetos, es decir, el sujeto activo al que corresponde el poder de obrar y el pasivo frente al
cual se da ese poder; la causa eficiente de la acción, que viene a ser un interés que sirve de
fundamento a la acción correspondiente y que de ordinario tiene a su vez dos elementos: un
derecho y un estado contrario a ese derecho (causa petendi), y finalmente el objeto, que es el
efecto a que tiende el poder de exigir lo que se pide es la demanda (petitum), y como lo que
inmediatamente se pide es la actuación de la ley, el objeto a cuya consecución tiende esa
actuación, se denomina propiamente objeto mediato de la acción. El artículo 31 del Código
de Procedimientos Civiles vigente en el Distrito Federal, dispone que cuando haya varias
acciones contra una misma persona, respecto de una misma cosa y provengan de una misma
persona, deben intentarse en una sola demanda; agregando que por el ejercicio de una o más,
quedan extinguidas las otras. La mente del legislador, al dictar esta disposición, fue
indudablemente evitar la multiplicación indefinida de los juicios, que de otra manera
acarrearían un estado de incertidumbre en cuanto a las resoluciones jurídicas, a la vez que
obtener el planteamiento íntegro de las cuestiones o dificultades surgidas entre dos o más
particulares, originadas por un mismo acto jurídico y relacionadas con una misma cosa. Esta
finalidad que se propuso alcanzar el legislador, con el precepto que se estudia, es indudable
que la consideró de interés público, puesto que la sancionó con la pérdida de las acciones que
no se ejercitaran en los términos indicados, y si esto sucede tratándose de diversas acciones,
con mayor razón debe aplicarse la disposición citada en los casos en que el actor divide el
objeto de la acción, deduciéndola en dos juicios, y aun cuando pudiera decirse que tratándose
de un precepto que establece una sanción, no cabe la aplicación del mismo, por analogía,
debe tenerse en cuenta que esta interpretación del repetido artículo 31, no es propiamente
analógica y que aun cuando la interpretación restrictiva de un precepto no excluye la
referencia al fin propuesto por el legislador, en relación con casos que si no los prevé
expresamente, si aparecen comprendidos evidentemente en su punto de vista, por mayoría de
razón, tanto más, cuanto que en una interpretación estrictamente gramatical del citado
precepto, resultaría profundamente trastornadora del ordenamiento procesal, en alguno de sus
aspectos, que se reputan por el legislador de interés público, como son los relativos a la
competencia y a las formas del juicio. Los artículos 144 y 149 del mismo ordenamiento
procesal civil, establecen que la competencia de los tribunales se determinará por la materia,
la cuantía, el grado y el territorio, y que la jurisdicción por razón de territorio, es la única que
se puede prorrogar, lo que significa que la competencia por razón de cuantía, no puede
quedar al arbitrio de las partes, pues de ser así, el actor podría dividir el objeto de su acción,
de acuerdo con su conveniencia, hasta el grado de hacer que un negocio del que debiera
conocer un Juez de primera instancia, lo fallara uno de paz, cosa contraria a la naturaleza de
estos juicios, cuyas características se fundan en que los negocios cuya cuantía no excede de
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doscientos pesos, tienen lugar generalmente entre personas de pocas posibilidades y que por
lo regular desconocer la técnica del derecho, circunstancia por la que se autoriza a los Jueces
de Paz para que dicten su sentencia a verdad sabida, sin necesidad de sujetarse a las reglas
sobre estimación de las pruebas, sino apreciando los hechos en conciencia.
En lo que interesa al presente estudio, de la tesis supratranscrita se deriva que, los sujetos son
el actor y demandado, personas que, respectivamente, representan a quien ejerce la acción y
en contra de quien se ejerce; la causa es un estado de hecho y derecho, que es la razón por la
cual corresponde la acción; y, el objeto es la pretensión del demandante tanto en su aspecto
genérico como específico, esto es, la obtención de la intervención del Estado a fin de alcanzar
la actuación de la ley, así como la finalidad concreta que se persigue en cada caso en
particular.
Ahora bien los artículos 239 del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de
Morelos, y 263 del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de Puebla, establecen:
"ART. 239. Las partes tienen la carga de probar sus respectivas proposiciones de hecho, y los
hechos sobre los que el adversario tenga a su favor una presunción legal. En casos de duda
respecto a la atribución de la carga de la prueba, debe ésta rendirse por la parte que se
encuentre en circunstancias de mayor facilidad para proporcionarla, o si esto no puede
determinarse, corresponderá a quien sea favorable el efecto jurídico del hecho que deba
probarse."
"ART. 263. El actor debe probar los hechos constitutivos de su acción y el reo los de sus
excepciones."
En cuanto a los hechos constitutivos, debe decirse, que encuadran precisamente en el
elemento de la acción identificado como causa.
Ciertamente, si la causa de la acción es un estado de hecho y de derecho, que es la razón por
la cual corresponde su ejercicio, de esta forma el elemento que nos ocupa se traduce en los
hechos constitutivos de la acción, es decir, los hechos o negocios jurídicos que le dan
nacimiento, por ejemplo la celebración de un contrato, el otorgamiento de un poder, la
posesión de un predio, etcétera.
De esta forma, la carga de la prueba por parte del actor respecto de los hechos constitutivos
de la acción que ejercita es congruente, pues son el fundamento de tal medio de defensa, es
decir, los hechos invocados como base de la demanda. Por esta razón, la doctrina define
precisamente la causa de la acción como el título o motivo de la acción, es decir, el hecho que
la genera.
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En esta tesitura, los hechos cuya prueba está a cargo del actor como requisito indispensable
para que prospere su acción, dependerán en cada caso de la causa eficiente en que se funde.
Además, deben observarse en la distribución de la carga de la prueba, las reglas establecidas
al respecto, en general en la legislación procesal civil de nuestro sistema, y específicamente
por lo que hace a los Estados de Morelos, cuyo Tribunal Superior de Justicia emitió la
sentencia reclamada en el amparo directo del que conoció el Tribunal Colegiado del Segundo
Circuito, actualmente Primer Tribunal Colegiado, y de Puebla, en los artículos 237 y 265,
respectivamente, de sus ordenamientos adjetivos de la materia, que a la letra dicen:
"Art. 237. No requieren de prueba: I. Los hechos notorios; II. Los negativos, a menos que la
negación envuelva la afirmación expresa de un hecho concreto susceptible de prueba o que
desconozca una presunción legal que tenga a su favor el colitigante, o bien cuando se
desconozca la capacidad de una de las partes, y III. El derecho nacional ..."
"Art. 265. El que niega sólo está obligado a probar, cuando la negación envuelve la
afirmación expresa de un hecho."
Estas reglas reflejan, sin duda alguna, los principios, tanto el dispositivo del proceso civil
como el de igualdad de las partes, conforme a las cuales, el ejercicio de la acción, su
desarrollo a través del proceso, los límites de la acción y la propia actividad del Juez, se
regulan por la voluntad de las partes contendientes, con las limitaciones impuestas por la
legislación, y, que no obstante que el actor y el demandado ostenten intereses distintos,
ambos tienen el mismo derecho de pedir justicia y por tanto de afirmar y probar los hechos
que les interese demostrar al juzgador a fin de obtener resolución favorable.
En este sentido, la carga de la prueba de afirmar y probar debe distribuirse entre ambas
partes, según los hechos que quieran sean conocidos por el Juez con el objeto de demostrar la
validez de sus pretensiones. Así, por regla general, el actor deberá probar los hechos
constitutivos de su acción, y el demandado los impeditivos o extintivos de aquéllos, y en caso
de que alguno de estos últimos se acredite, debemos convenir en que, al demandante
corresponderá probar los hechos que a su juicio convaliden los constitutivos en que funda su
acción.
En suma, la carga de la prueba incumbe a quien invoca en su favor una relación de derecho o
una situación jurídica, y en la práctica la aplicación de las reglas de la materia, debe atender a
la naturaleza de los hechos que sean su objeto.
Esto ha originado diversas soluciones en la doctrina así como en las decisiones de los
tribunales. A guisa de ejemplo cabe destacar las siguientes:
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1) Quien reclame la ejecución de una obligación, debe probarla, y a su vez, quien afirma estar
liberado de ella, debe demostrar el pago hecho que ha producido la extinción, o bien, el hecho
que justifique su desconocimiento. Así, tratándose de obligaciones de dar y hacer, el actor no
tiene que probar la omisión del cumplimiento, basta su sola afirmación al respecto.
Sobre el particular, esta Tercera Sala ha sustentado las tesis publicadas en las páginas 1697 y
1248, de los Tomos CXXII y LXXXII, respectivamente, del Semanario Judicial de la
Federación, Quinta Epoca, que en su orden establecen:
"CONTRATOS, INCUMPLIMIENTO DE LOS. CARGA DE LA PRUEBA.-Al demandado
corresponde acreditar, dentro del juicio, el cumplimiento de las obligaciones a su cargo y, por
tanto, no haber dado causa de incumplimiento del contrato objeto del juicio, pues al actor no
puede exigírsele la demostración de un hecho negativo, cuando en uno de esa clase se funda
la acción."
"CONTRATOS, INCUMPLIMIENTO DE LOS, CARGA DE LA PRUEBA EN CASO DE.Cuando el actor expresa que el demandado no ha cumplido la obligación que contrajo en
contrato, esta negación no envuelve una afirmación expresa de algún hecho, y la parte
demandada es quien tiene la obligación de probar que sí ha cumplido o dejado de cumplir,
por las causas que invoque, pues de estimarse lo contrario, se cometería una inexacta
aplicación de las leyes de la prueba."
2) El demandado que se limita simplemente a negar los hechos opuestos, no está obligado a
rendir pruebas.
Esto resulta acorde a las reglas de la prueba, pues se trata de una negativa lisa y llana que una
de las partes formula respecto de las afirmaciones hechas por la otra parte.
Así también no hay que incurrir en la confusión de la negativa lisa y llana con la diversa
conducta de hacer valer un hecho negativo. Cuando trata de lo primero, quien niega no está
obligado a probar nada. En cambio cuando las partes apoyan sus pretensiones en hechos,
entonces si existe la carga de la prueba respecto de ello.
En relación con esta solución, advertimos la tesis sustentada por esta Tercera Sala, publicada
en la página 2651 del Tomo LXII del Semanario Judicial de la Federación, Quinta Epoca, que
a la letra dice:
"NEGACION DE LA DEMANDA.-Como al contestarse negativamente una demanda, la
carga de la prueba recae totalmente sobre el actor, si el hecho básico de aquélla se hizo
consistir en la falta de cumplimiento de determinadas obligaciones, incumplimiento que
legalmente sólo existe cuando se ha hecho intimación por el acreedor, con resultados
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negativos, para que en el caso justifique la causa de pedir, la parte actora debe demostrar que
ha requerido a sus deudores, sobre el cumplimiento de su obligación."
3) Por cuanto a las obligaciones de no hacer, el incumplimiento consiste en una acción
positiva en el hacer aquello que no se tenía que hacer, por lo que el fundamento del derecho
de obrar en el actor está también en el hecho lesivo realizado por el demandado.
En este caso, los hechos negativos envuelven pues, una afirmación de que el demandado
realizó determinada acción respecto de la cual se encontraba obligado a no hacerla, y por
ende es indiscutible que, la carga de la prueba es para el actor.
4) Finalmente, debemos poner de relieve, que en forma mayoritaria, los estudiosos del
proceso civil han propuesto una solución al problema de la distribución de la carga de la
prueba respecto de las obligaciones, a partir de la distinción entre las condiciones de
existencia de las relaciones jurídicas que les dan origen, que esta Tercera Sala comparte.
Se sostiene, que estas condiciones son específicas y generales, las primeras son propias,
inmediatas, esenciales a la relación, como el acuerdo sobre la cosa que se vende y sobre el
precio en la venta; el goce o uso temporal de una cosa y el precio de ello, en el
arrendamiento; estos son los hechos constitutivos que conforman la acción, que le dan origen,
y que deben ser probados por el actor.
Las condiciones generales, son las comunes a los negocios jurídicos: la capacidad, seriedad,
consentimiento, etcétera. Estos no son hechos constitutivos, pero deben concurrir con los
constitutivos para que éstos puedan producir el efecto que les es propio; su falta puede
constituir un hecho impeditivo de la relación y dar lugar a una excepción.
Respecto de esta solución, estimamos correcta la apreciación que ha hecho parte de la
doctrina, en el sentido de que las condiciones generales de validez de todos los negocios, por
lo general, normalmente existen; la falta de tales condiciones es excepcional. En cambio, las
condiciones específicas no son una regla y por tanto su falta no es excepcional. Por ejemplo,
en el contrato de arrendamiento es normal, es regla general que los dos contratantes tengan
capacidad general para contratar, que el arrendador tenga legitimación sobre la cosa objeto
del contrato, etcétera; pero que precisamente las partes de que se trate hayan celebrado el
arrendamiento respecto de una cosa determinada, no es la regla, no es un hecho constante de
la vida, sino una circunstancia singular.
Bajo esta óptica, se concluye que los hechos singulares, específicos deben ser probados por el
actor, y no así los hechos genéricos y constantes. La falta de un hecho normal, constante,
habitualmente concurrente, es una anormalidad que, conforme a los principios dispositivos y
de igualdad de las partes en el proceso civil, debe ser probada por quien tenga interés en
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afirmarla, sin que esta aseveración implique de manera alguna, que al actor se le dispense
probar que el negocio jurídico no tenía vicios porque se presuma válido, sino, porque el vicio,
si existe, debe dejarse de lado por el juzgador siempre que el interesado en hacerlo valer no lo
haga o, no lo demuestre.
Esta Tercera Sala, ha recogido en sus interpretaciones esta postura, según puede advertirse en
la tesis publicada en la página 972 del Tomo CXVI del Semanario Judicial de la Federación,
Quinta Epoca, cuya expresión literal dice:
"CONTRATOS, CUMPLIMIENTO DE LOS (CARGA DE LA PRUEBA).-La doctrina
enseña que compete al litigante que pretende la ejecución de un negocio jurídico, la prueba
respecto de las condiciones específicas del contrato (en la compraventa, determinación de la
cosa, fijación del precio, forma de pago), pero no le incumbe acreditar la inexistencia de
impedimentos (incapacidad, error, dolo, etcétera), ni el cumplimiento de los requisitos
genéricos y normales para la celebración de actos jurídicos (pleno consentimiento), ya que, a
la inversa, la necesidad de probar grava a quien alegue que en el caso se presentó algún vicio
que anula el acto."
Ahora bien, en el caso que se plantea en la presente contradicción de tesis, a fin de establecer
la distribución de la carga de la prueba debemos atender a los hechos que sirven de
fundamento a la acción de rescisión de contrato de arrendamiento por falta de pago de las
pensiones, en la forma y tiempo convenidos.
Esta acción tiene por objeto lograr que se de por terminado el contrato de arrendamiento,
cuando el arrendatario ha dejado de cumplir con una de las obligaciones impuestas a su
cargo, que es la de pagar la renta en los plazos convenidos en el propio acuerdo de
voluntades.
En este sentido, es imprescindible distinguir con pulcritud las hipótesis que se previenen en la
legislación, respecto a la forma de pago de las pensiones rentísticas.
Al respecto, los artículos 2628 y 2692 de los Códigos Civiles de los Estados de Morelos y
Puebla, respectivamente, de idéntico contenido, y que en términos generales se encuentra
recogido en el resto de la legislación civil sustantiva de nuestro sistema legal, establecen:
La renta será pagada en el lugar convenido, y a falta de convenio, en la casa habitación o
despacho del arrendatario.
De la norma se derivan así dos supuestos, uno en el que se fija en el contrato de
arrendamiento el lugar de pago de las pensiones respectivas, y otro, en el que no se expresa
en el convenio dicho elemento. En este último caso, la ley suple la voluntad de las partes al
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disponer sobre el punto en cuestión, que la renta se pagará en esta hipótesis en la casa
habitación o despacho del arrendatario.
Asimismo, esta disposición determina implícitamente la obligación del arrendador de cobrar
la renta al arrendatario en el domicilio de este último, es decir, genera la carga para el
primero de cobrar las pensiones precisamente en dicho lugar.
De esta forma, si el arrendador no cumple con la obligación indicada, no se produce la mora,
que es la dilación o tardanza en el cumplimiento de la obligación, en vista de que el pago se
entiende supeditado a ello, según lo ha sustentado esta Tercera Sala en la tesis de
jurisprudencia publicada con el número 224 en la página 410 del Apéndice al Semanario
Judicial de la Federación 1917-1988, que a la letra dice:
ARRENDAMIENTO. LUGAR DE PAGO DE LAS RENTAS.-Cuando la renta debe ser
pagada en el domicilio del arrendatario, según lo establecido por el artículo 2427 del Código
Civil para el Distrito Federal, si no hay constancia del cobro al arrendatario, éste no incurre
en mora.
El artículo 2427 del Código Civil para el Distrito Federal que se invoca en la tesis
supratranscrita, es de idéntico contenido al de los artículos 2628 del Código Civil para el
Estado de Morelos, y 2692 del Código Civil para el Estado de Puebla.
Consecuentemente, los hechos en que se funda la acción de que se trata y que por tanto deben
ser probados por el actor son: la celebración del arrendamiento, esto es, la existencia del
contrato, y la exigibilidad de la rescisión, derivada del cumplimiento de la obligación
establecida directamente en la ley a cargo del arrendador, consistente en el cobro de la renta
en el domicilio del arrendatario.
Y es que no se está en el caso de la demostración de un hecho simple negativo, como lo sería
la falta de cumplimiento en sí mismo, de la obligación a cargo del arrendatario de pagar la
renta en el plazo convenido, en cuyo caso cobra vigencia plena la solución a que nos hemos
referido con antelación, consistente en que, cuando se demanda la ejecución de las
obligaciones de dar y hacer, basta que el actor afirme el incumplimiento para que al
demandado corresponda probar los hechos impeditivos o extintivos de la misma; sino que se
trata de un hecho positivo que por disposición de la ley debe realizar el arrendador cuando no
se fija domicilio para el pago de la renta, y que por ello pasa a formar parte de la acción en
cuestión como un hecho constitutivo.
En este sentido encontramos, entre otros, los siguientes precedentes sustentados por esta
Tercera Sala:
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CONTRADICCION DE TESIS 11/93.
"ARRENDAMIENTO. RESCISION POR FALTA DE PAGO PUNTUAL (LUGAR
DONDE DEBEN CUBRIRSE LAS RENTAS).-Cuando en el contrato de arrendamiento no
se fija lugar para el pago de las rentas, éstas deben pagarse en el domicilio o despacho del
arrendatario, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 2427 del Código Civil para el Distrito
Federal, y mientras el arrendador no pruebe haberle cobrado al inquilino en su domicilio, no
puede estimarse que éste haya incurrido en mora que justifique o haga procedente la rescisión
de contrato. Es decir, en los casos en que no se fija en el contrato lugar para el pago de las
rentas, la prueba de haberle cobrado al inquilino en su domicilio está a cargo del arrendador,
quien debe acreditar ese extremo como requisito 'sine qua non' del ejercicio de la acción
rescisoria." (Tesis publicada en la página 38 del Tomo VIII del Semanario Judicial de la
Federación, Sexta Epoca).
"ARRENDAMIENTO. LUGAR DE PAGO DE LAS RENTAS.-Si en el contrato de
arrendamiento no se señaló el domicilio en el cual debía efectuarse el pago de la renta, tiene
aplicación el artículo 2427 del Código Civil que establece que a falta de convenio sobre el
lugar del pago, la renta se cobrará en la casa, habitación o despacho del arrendatario. La
aplicación del citado precepto implica la obligación del arrendador de acudir al domicilio del
inquilino a requerir mensualmente el pago de la renta. La anterior conclusión conduce a
sostener que para justificar que el inquilino incurrió en mora, es al arrendador a quien
incumbe demostrar que acudió oportunamente a su domicilio a efectuar el cobro de las rentas
y que éstas no le fueron pagadas." (Tesis publicada en la página 19 del Tomo LV del
Semanario Judicial de la Federación, Sexta Epoca).
"ARRENDAMIENTO. RESCISION POR PAGO IMPUNTUAL DE LAS RENTAS.
REQUISITOS PARA QUE SE CONSIDERE QUE EL INQUILINO SE CONSTITUYO EN
MORA.-Para poder decidir si la inquilina incurrió en mora es indispensable atender a dos
elementos que están de tal manera ligados entre sí que no es posible dejar de tomarlos en
cuenta conjuntamente. Ellos son el tiempo y el lugar en que el pago debe efectuarse. Es
indispensable tomar en consideración para el efecto indicado el lugar en que el pago debió
hacerse, porque de esa circunstancia depende si correspondía a la demandante acudir al
domicilio señalado a efectuar el cobro en ese domicilio. Si el pago debió hacerse en el
domicilio de la inquilina, ello determina, indudablemente, la obligación del acreedor de
cobrar la renta en ese domicilio, esto es, pesa sobre él la carga de cobrar, y es claro que si no
cumple con esa carga, la deudora no puede incurrir en mora, en vista de que el pago se
entiende supeditado al cumplimiento, por los arrendadores, de la obligación de cobrar. No se
está, por tanto, en lo justo, al sostener que por tratarse de una obligación de dar, con un plazo
fijo, no es necesario el requerimiento oportuno por parte del acreedor." (Tesis publicada en la
página 63 del Tomo XXII del Semanario Judicial de la Federación, Sexta Epoca).
"ARRENDAMIENTO. FALTA DE PAGO DE RENTAS IMPUTABLE AL
ARRENDADOR. Si el pago de las rentas debía hacerse en el domicilio del inquilino, ello
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CONTRADICCION DE TESIS 11/93.
determina la obligación del arrendador de probar que requirió de pago al deudor, en cuyo
defecto procede estimar que el inquilino no incurrió en mora, en vista de que el pago se
entiende supeditado al cumplimiento por el acreedor, de su obligación de cobrar." (Tesis
publicada en la página 79 del Tomo XXXIII del Semanario Judicial de la Federación, Sexta
Epoca).
"ARRENDAMIENTO. RESCISION POR FALTA DE PAGO PUNTUAL.-Si no consta que
la arrendadora haya requerido de las rentas que dijo en su libelo había dejado de pagarle el
inquilino, quien por otro lado negó desde que contestó el libelo que su demandante se hubiera
presentado a su domicilio a cobrarle las rentas y que por esta razón él no había incurrido en
mora de pago, que era su demandante el que incurrió en mora de cobro por no hacerle los
respectivos, como la actora no requirió de pago de las pensiones reclamadas al inquilino,
cabe decir que no probó su acción de rescisión de contrato por falta de pago puntual del
arrendatario." (Tesis publicada en la página 43 del Tomo LII del Semanario Judicial de la
Federación, Sexta Epoca).
"ARRENDAMIENTO. RESCISION POR FALTA DE PAGO PUNTUAL (LUGAR
DONDE DEBEN CUBRIRSE LAS RENTAS).-Cuando pesa en el arrendador la carga de
cobrar el alquiler en la habitación o despacho del arrendatario, en los términos del artículo
2427 del Código Civil, toca a aquél, como condición del ejercicio de la acción rescisoria por
falta de pago puntual de rentas, la obligación de acreditar en el juicio el cumplimiento de
dicha carga que, por supuesto, también es un derecho, ya que si el arrendador no cumple con
su deber de cobrar, su inquilino no puede incurrir en mora, por cuanto que el pago se entiende
supeditado al cumplimiento del ejercicio del derecho deber del cobro." (Tesis publicada en la
página 38 del Tomo II del Semanario Judicial de la Federación, Sexta Epoca).
En este orden de ideas, debe agregarse, que no escapa a la apreciación de esta Sala la
existencia de la tesis jurisprudencial sostenida por el propio cuerpo colegiado, invocada por
el Primer Tribunal Colegiado del Sexto Circuito, publicada con el número 235, en la página
428 del Apéndice antes citado, cuyo texto es como sigue:
"ARRENDAMIENTO. PRUEBA DEL PAGO DE LAS RENTAS.-El contrato de
arrendamiento exhibido en un juicio sobre rescisión, por falta de pago de las pensiones
adeudadas, es la prueba de la existencia de la obligación del inquilino, de pagar sus rentas,
desde la fecha del contrato; éste en sí mismo, es la prueba fundamental del derecho para
exigir las pensiones pactadas, y basta que el acreedor demuestre la existencia del contrato y
que afirme la falta de pago de las pensiones, para que proceda tramitar, tanto la acción
rescisoria, como la de pago de todas las rentas, desde la fecha del contrato, y al inquilino
incumbe demostrar que hizo los pagos, puesto que exigir tal prueba al arrendador, equivaldría
a obligarlo a probar una negación; y si el inquilino sostiene que la ocupación no tuvo lugar
por todo el tiempo cuyo pago se le exige, debe comprobar tal hecho."
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CONTRADICCION DE TESIS 11/93.
Sin embargo, esta tesis en nada contraría el criterio que se sostiene en esta resolución, toda
vez que de su lectura se deriva, que en esencia lo que en ella se afirma es que la falta de pago
de la renta por parte del arrendatario, es un hecho negativo cuya prueba no está a cargo del
actor, lo cual resulta acorde a las reglas de la prueba, en cuanto en éstas se advierte la
exclusión de la prueba de los hechos negativos, de tal suerte, que tratándose de la ejecución
de las obligaciones de dar y hacer, basta que el actor demuestre su existencia y que afirme el
incumplimiento como presupuestos de la acción relativa, siendo a cargo del demandado la
prueba de los hechos impeditivos o extintivos de esa obligación. Pero de su contenido, no
puede deducirse en cambio, que al actor no incumba demostrar el cobro de la renta en el
domicilio del arrendatario cuando no se señala domicilio para tal efecto, como un elemento
imprescindible para que se genere la mora.
Es decir, lo que se sostiene en la tesis aludida, es que al actor no corresponde demostrar la
falta de pago, esto es la mora en sí misma, y, lo que se afirma en esta resolución es que al
actor corresponde demostrar como un hecho constitutivo de la acción de rescisión del
contrato de arrendamiento, cuando no se señala domicilio para el pago de la renta, que
ocurrió a la casa habitación o despacho del arrendatario a cobrar las pensiones adeudadas,
pues se trata de la realización de un hecho positivo a su cargo por disposición de la ley, que
constituye un requisito indispensable a fin de determinar si el demandado incurrió o no en
mora. Una vez demostrada la existencia del contrato y el hecho del cobro en el domicilio del
deudor, corresponderá a éste acreditar los hechos que a su juicio extingan o impidan el
derecho del demandante de rescindir el contrato, por ejemplo el pago de las pensiones en
relación con las cuales se le demanda.
En esta tesitura, se comparte en parte el criterio del Primer Tribunal Colegiado del Segundo
Circuito en tanto que en él se afirma, que el arrendador está obligado a probar que requirió de
pago de las rentas al inquilino cuando no se pacte lugar determinado para ello, para la
procedencia de la acción de rescisión, y se comparte el criterio del Primer Tribunal Colegiado
del Sexto Circuito en la parte que se sostiene que la existencia en sí misma de la mora no es
elemento esencial de la acción indicada, pues la falta de pago es un hecho negativo que no
debe probar el actor.
En consecuencia, debe prevalecer el criterio que se sostiene en la presente resolución por esta
Tercera Sala y, con fundamento en lo dispuesto por el artículo 195 de la Ley de Amparo, la
tesis correspondiente quedará redactada con el siguiente rubro y texto:
"ACCION DE RESCISION DE CONTRATO DE ARRENDAMIENTO POR FALTA DE
PAGO PUNTUAL DE LA RENTA. HECHOS CONSTITUTIVOS QUE DEBE PROBAR
EL ACTOR, CUANDO NO SE SEÑALA LUGAR PARA EL CUMPLIMIENTO DE LA
OBLIGACION.-Al actor corresponde probar como presupuesto de la acción de rescisión de
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CONTRADICCION DE TESIS 11/93.
contrato de arrendamiento por falta de pago puntual de la renta, no sólo la existencia del
negocio jurídico, sino también que se presentó en la casa habitación o despacho del
arrendatario a fin de requerirlo del pago de las pensiones adeudadas, cuando no se señaló en
el convenio domicilio para el cumplimiento de dicha obligación, toda vez que se trata de un
acto positivo que debe realizar por disposición de la ley y que por ello constituye un hecho en
el cual se funda esta acción. Al demandado corresponde, en este caso, acreditar los hechos
impeditivos o extintivos de la pretensión hecha valer."
Por lo expuesto y fundado, con apoyo además, en los artículos 197-A de la Ley de Amparo y
26, fracción XI de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, se resuelve:
PRIMERO.-Sí existe contradicción de tesis entre las sustentadas por los Tribunales
Colegiados Primero del Segundo Circuito y Primero del Sexto Circuito.
SEGUNDO.-Ninguna de las tesis que están en contradicción debe prevalecer sobre la otra.
TERCERO.-En consecuencia, la tesis que debe regir con el carácter de jurisprudencia, es la
que sustenta esta Tercera Sala, cuyo rubro y texto forman parte del presente fallo.
CUARTO.-Remítase de inmediato la tesis jurisprudencial y la parte considerativa que se
sustentan en esta resolución al Semanario Judicial de la Federación y a la Gaceta del mismo
para su publicación, así como al Pleno y demás Salas de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, a los Tribunales Colegiados de Circuito y a los Jueces de Distrito, en acatamiento a
lo previsto por el artículo 195 de la Ley de Amparo.
Notifíquese y cúmplase; remítanse testimonios de esta resolución a los respectivos Tribunales
Colegiados de Circuito, y en su oportunidad, archívese el expediente.
Así lo resolvió la Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad
de cuatro votos de los señores Ministros: presidente José Trinidad Lanz Cárdenas, Mariano
Azuela Güitrón, Sergio Hugo Chapital Gutiérrez y Miguel Montes García. Fue ponente el
primero de los señores Ministros antes mencionados.
Firman el presidente de la Sala y ponente con el secretario de Acuerdos de la misma, que
autoriza y da fe.
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