EL DOCTOR DONATO ,MORENO - Salud Pública de México

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EL DOCTOR DONATO ,MORENO
POR EL DR. RrCAHDO MARTÍNEZ
•
MARAÑÓX
Cuando se ofrece al público la biografia de UIl
hombre, ordinariamente en gran parte se pretende con ello presentar un ejemplo que pueda inspirar la conducta de quienes la lean y que estimule
la aplicación de sus virtudes latentes,
Nació el 15 de marzo de 1880, en el seno de
una familia muy humilde: su padre, don Francisco Antonio Moreno, era telegrafista, y su madre,
doña Herculana Muro, profesora titulada en la E&cuela Normal de Zacatecas.
A este respecto, la historia de la vida de 106
grandes hombres "oficiales" de un país tiene el
peligro de que, unas veces de buena fe y otras por
adulación, frecuentemente sus actos son deformados en sentido ditirámbico y llegan a transformarse
en seres casi míticos, carentes de vicios y poseedores de todas las virtudes, pero que rara vez resisten a una crítica ponderada y que, en consecuencia, cuando algún lector se toma el trabajo d~
analizar su vida, el pretendido ejemplo no hace
más que dejarle la desilusión de lo que se propone
como arquetipo de perfección, pero que, de hecho,
dista mucho de serlo.
Su padre murió cuando él
queño y la carga íntegra de la
cayó entonces sobre los hombros
agobiada por la responsabilidad
cuidado de tantos hijos, decidió
varones, Donato y Gilberto, en
ciudad de Zacatecas.
Por el contrario, existen muchas personalidades cuya actuación histórica es relativamente secundaria, pero cuya vida limpia, laboriosa y fructífera puede en realidad servir de modelo, modesto
pero sólido, a las generaciones que los suceden:
hombres que no sólo ascendieron peldaño a peldaño a partir de la más humilde de las situaciones
hasta obtener el prestigio y el respeto que les atribuyeron sus contemporáneos, sino que, además, y
sobre todo, realizaron una obra profundamente benéfica y dejaron una estela de personas y de instituciones que amplifican y perpetúan
sus realizaciones.
A juzgar por los datos que he podido recoger,
una de estas personalidades es la rlel doctor Donato
Moreno Muro.
era aún muy penumerosa familia
de la señora, que,
de la crianza y
internar a los dos
el hospicio de la
A la sazón, dicha institución
era renombrada
por la calidad de los artesanos que en ella se formaban y por las posibilidades que ofrecÍa para
favorecer el desarrollo ulterior de aquellos de sus
pupilos que destacaban por su inteligencia o vocación. Fue así como Donato Moreno pudo iniciar
los estudios superiores en el Instituto Científico y
Literario de la misma ciudad, con el propósito de
llegar a ser ingeniero, vocación que se frustró por
la inexistencia de los estudios preparatorios para
dicha carrera en esa institución.
Para aliviar la pobreza que lo agobiaba, el futuro médico, entre otras actividades, da ha clases
de química. y. otras disciplinas a sus mismos compañeros. Uno de ellos era el hijo del entonces gobernador del Estado, general Aréchiga, quien, enterado en esa forma del tesón e inteligencia del joven
Moreno, consiguió que el Gobierno del Estado le
otorgara una beca que le permitiera estudiar medicina en la ciudad de México.
Apenas iniciada su carrera,
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oportunidad
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de ligar con HI maestro, el cirujano Aureliano
Urrutia, una amistad que no sólo conservó durante
toda su vida, sino que marcó también definitivamente su vocación y su destino, pues lo tomó bajo
su protección y lo hizo ingresar como interno en su
sanatorio, adquiriendo a su lado parte de los conocimientos clínicos y casi toda la destreza quirúrgica a que debió su éxito.
Obtuvo su título profesional el 13 de febrero
de 1907 y el mismo año casó con la señorita Ignacia González Alcaraz, proveniente de una familia
acomodada, que no veía con buenos ojos dicho enlace por el humilde origen del doctor Moreno.
Parece que la sublimación de esta desigualdad en
busca de compensaciones positivas, y el impulso
proporcionado por las nobles ambiciones de su esposa, fueron uno de los motores subconscientes que
empujaron al doctor Moreno en las múltiples realizaciones de S\I fecunda vida.
El doctor Eduardo Liceaga, al retirarse del
ejercicio profesional, quiso que su arsenal quirúrgico no fuera a parar a algún museo, sino que
continuara dando todo el fruto que podía dar, y
abrió un certamen para entregarlo a aquel médico
joven que mostrara "más aptitudes, más conocimientos y más honorabilidad".
Efectuado el concurso, el doctor Donato Moreno ganó por unanimidad dicha presea.
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Al terminar sus estudios, su situación era, pues,
bonancible, y podía suponerse que continuando al
lado del doctor Urrutia, tenía asegurada una carrera fácil y brillante. Sin embargo, su espíritu de
independencia, que fue uno de los rasgos más destacados de su carácter, lo impulsó a abandonar no
sólo su puesto en el sanatorio, sino también la Ciudad de México y, después de una fugaz permanencia en algunas pequeñas poblaciones de Puebla y Guerrero, se estableció en Zacatecas. Sin
embargo, al parecer a instancias de su esposa, que,
convencida de que podía triunfar en la capital,
consideraba
insuficiente
el medio provinciano,
pronto abandonó dicha ciudad para trasladarse a
la de México, en la -que estableció un sanatorio.
En estos momentos, la revolución batía en pleno el país y cada vez se hacía sentir más dolorosamente la falta de médicos que aten dieran a los
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innumerables heridos que caían en los campos de
batalla. Esta falta trataba de suplirse echando mano de algunos estudiantes de medicina que, impulsados por el generoso entusiasmo de la juventud,
ingresaban a las filas revolucionarias, por medio
de "levas" de médicos que, naturalmente, con frecuencia desertaban en la primera oportunidad y,
por último, gracias a unos cuantos médicos idealistas que, participando de la mística revolucionaria,
ingresaban a los cuadros para compartir las penalidades de la tropa y aliviar sus sufrimientos.
Donato Moreno formó parte de esta última categoría y, desde las primeras fases de la revolución, empezó a prestar atención quirúrgica a sus
huestes, principalmente las zapatistas, aunque sin
pertenecer oficialmente al ejército, al cual ingresó
hasta septiembre de 1914, prestando sus' servicios
en el Hospital Militar de Instrucción como "médico regional", puesto del que causó baja el lo. de
septiembre de 1916, para recibir alta como teniente coronel médico cirujano, iniciando su labor de
profesor en la Escuela Práctica Militar Constitucionalista.
En 1917, fue por primera vez candidato a la
gubernatura
de su Estado, junto con J. Trinidad
Cervantes y Enrique Estrada, habiendo triunfado
este último, pero en las elecciones del lo. de agosto de 1920, resultó electo para gobernar durante el
periodo constitucional de 1920 a 1924, tomando
posesión de su cargo en sesión solemne del 16 de
septiembre de 1920.
En este puesto, restableció el poder legislativo
del Estado, que había sido disuelto en el período
anterior; amplió las líneas telegráficas, renovó el
observatorio de La Bufa, protegió al hospicio de
niños de Guadalupe, en el que se formó, ampliando
las partidas que se le asignaban y renovando sus
talleres. Renovó la estructura administrativa
del
gobierno, estableciendo nuevos departamentos, entre ellos, los de Salubridad y Trabajo y Previsión
Social. Inició la construcción de "un nuevo y hermoso edificio en la parte sur de la ciudad", destinado a hospital civil. Reglamentó el impuesto de
alcoholes, con miras a disminuir el consumo que
de ellos hace el pueblo, trató de que se reiniciaran en el Estado las actividades ruiuei as y pecuarias, interrumpidas por la revolución,
e impulsó
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grandemente
la reforma agraria.
En 1921 muno su primera esposa y algún
tiempo después contrajo segundas nupcias con la
señora Elisa Giraud.
El nombre de Donato Moreno está indisolublemente ligado a la historia de la Escuela Médico
Militar de México, y particularmente, a la enseñanza de la cirugía en ella.
Como se sabe, esta institución fue fundada gracias al esfuerzo del coronel Guadalupe Gracia García y del general Enrique C. Osornio, en 1917, durante la presidencia de don Venustiano Carranza,
siendo entonces Ministro de la Guerra el general
Alvaro Obregón.
Desde un principio, el doctor Gracia García
contó, para organizar las disciplinas quirúrgicas
en ella, con la colaboración del doctor Moreno,
que no sólo fue el fundador de la cátedra de terapéutica quirúrgica, sino que conservó este puesto hasta su muerte, y lo desempeñó con incomparable entusiasmo, logrando crear, casi en :"11
totalidad, la primera generación de la pléyade
de cirujanos de que actualmente se enorgullece la
Escuela Médico Militar: puede decirse que, hasta
1939, que murió, no hubo médico militar formado
en México que no recibiera la impresión de su
personalidad. Fue también profesor de anatomía
en la Facultad Nacional de Medicina.
Fue uno de los precursores de la cancerología
en México, labor por la cual obtuvo la medalla
"Madame Curie" en 1938. Fundó la Escuela de
Enfermeras Militares de México y estableció las
jornadas médico militares.
El doctor Moreno era un pedagogo nato y un
enamorado de la Escuela Médico Militar. Uno
de los rasgos más marcados de su fuerte personalidad era un acendrado mexicanismo que lo hizo
no abandonar nunca el territorio nacional.
Desarrollaba su clase en forma personalísima,
sin escatimar jamás lo que sabia, y aceptaba y
pedía objeciones y réplicas, detestando la ignorancia y la pusilanimidad.
Sin pretensiones científicas, sus conceptos básicos eran, sin embargo, de lo más avanzado: uno
de sus alumnos nos informaba haber escuchado en
la Universidad de Harvard, en 1939, como la novedad del día, el esquema de Gamble sobre los compartimientos electrolíticos, y las alteraciones provocadas en ellos por las intervenciones quirúrgicas,
conceptos en que el doctor Moreno basaba ya su
terapéuticapre
v postoperatoria desde 1932. Es
probable que la sólida preparación en química y
otras materias que exigía su actuación de maestro
improvisado durante su bachillerato de Zacatecas,
haya proporcionado la base a tales conceptos.
Su clase se desarrollaba al lado del enfermo,
rodeado informalmente por los alumnos. Después
de los exámenes clínicos, practicaba dos turnos de
operaciones durante las cuales permitía, e incluso,
obligaba, a sus discípulos a realizar personalmente,
bajo su dirección, toda clase de intervenciones.
En 1937, operando una pelviperitonitis, contrajo una grave infección, iniciándose entonces un
largo calvario en el que demostró su entereza y
la confianza que tenía en los conocimientos incul..
cados a sus alumnos, permitiendo que éstos realizaran a veces en él las intervenciones necesarias
para combatir el padecimiento.
A los 59 años, el 17 de septiembre de 1939,
falleció en la Ciudad de México, víctima de una
neumonía, probablemente favorecida por la disminución de resistencia provocada por la infección
anterior.
No sé si el doctor Donato Moreno llegue a
tener un monumento en bronce o en mármol, pero,
al hablar con sus discípulos, me he percatado de
que siempre ha tenido y siempre tendrá el mejor
monumento al que un maestro puede aspirar: el
erigido en el corazón de los que ayudó con su labor
y con su ejemplo, no solamente a ser médicos, sino
también a ser hombres.
AGRADECIMIENTOS.
ESTA
NOTICIA
IlIOGRÁFICA
HA
PODIDO REDACTARSE GRACIAS A LOS DATOS PROPORCIONADOS
CON TODA GENTILEZA POR LA SRA. ADRIANA
MORENO
DE
LEAL Y EL SR. ING. MARIO MORENO GONZÁLEZ, HIJOS DEL
DR. MORENO, Y POR SUS IIISCÍPULOS,
LOS DRS. Y GRALES.
] ES('S LOZOYA Y RonERTO
NAVA ROJAS.
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).
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