(Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. 2004; 51: 61-69) ORIGINAL Bloqueo paraescalénico del plexo braquial. Nuestra experiencia en 10 años E. Monzó Abad*, C. Baeza Gil**, F. Galindo Sánchez**, M. Hajro***, A. González Menéndez**, V. Kim-Darov** Servicio de Anestesiología y Reanimación. Centro de Rehabilitación y Traumatología FREMAP. Majadahonda. Madrid. Resumen OBJETIVO: Estudio retrospectivo de la positividad, eficacia y complicaciones del bloqueo paraescalénico, durante 10 años. MATERIAL Y MÉTODOS: Desde 1993 realizamos bloqueo paraescalénico con aguja 18G, 45 mm, bisel 30º, utilizando el método del "clic" aponeurótico. Administramos 30 ml de mepivacaína al 1,5% y a continuación introducimos la cánula de plástico dentro de la vaina que envuelve al plexo, para dosis adicional de mepivacaína 1% que asegure el tronco nervioso inferior y/o analgesia postoperatoria. RESULTADOS: La técnica paraescalénica se aplicó a 2.810 pacientes para procedimientos quirúrgicos del hombro y miembro superior. El bloqueo resultó positivo en 2.524 casos (89,82%) y en 286 casos (10,17%) fue nulo. La eficacia anestésica fue excelente en 1.921 casos (76,10%), buena en 289 casos (11,45%), e insuficiente en 312 casos (12,36%). Las complicaciones más frecuentes fueron el síndrome de Bernard Horner (71,31%) y la parálisis del hemidiafragma ipsilateral (95,72%). El cuadro vasovagal se presentó en 92 casos (4,65%) de las intervenciones de hombro, en posición semisentada. No hubo ningún caso de neumotórax, insuficiencia respiratoria, punción arterial, anestesia neuroaxial, lesión medular o radicular. CONCLUSIÓN: Técnica sencilla, eficaz y segura. La probabilidad de complicaciones graves es más remota que con la mayoría de las técnicas supraclaviculares conocidas, debido fundamentalmente a la punción perpendicular al plano horizontal. Se utilice neuroestimulador o el "clic" aponeurótico, los troncos nerviosos se encuentran entre 1,5-2 cm de profundidad, cuando el plexo lo tenemos fijado contra las apófisis transversas. Palabras clave: Bloqueo del plexo braquial. Cirugía del hombro. Anestesia locorregional del miembro superior. Técnica paraescalénica. Parascalene brachial plexus block: experience of 10 years Summary OBJECTIVE: To study the efficacy and complications of a parascalene block over a period of 10 years of experience. MATERIAL AND METHODS: Since 1993 we have been performing parascalene blocks with 18G, 45 mm needles with 30° bevels using the aponeurotic click method. We administer 30 mL of 1.5% mepivacaine and then insert a flexible catheter into the sheath surrounding the plexus to provide additional doses of 1% mepivacaine to ensure the surgical block of the inferior nerve trunk and/or postoperative analgesia. RESULTS: The parascalene block technique was used in 2810 patients for shoulder and arm surgery. The block succeeded in 2524 cases (89.82%) and failed in 286 (10.17%). Anesthetic efficacy was excellent in 1921 cases (76.10%), good in 289 cases (11.45%), and insufficient in 312 (12.36%). The most common complications were Bernard-Horner syndrome (71.31%), and ipsilateral hemidiaphragm paralysis (95.72%). Vasovagal events presented in 92 (4.65%) of the shoulder operations in semi-recumbent position. No cases of pneumothorax, respiratory insufficiency, arterial puncture, neuroaxial anesthesia, or medullary or radicular lesion occurred. CONCLUSION: The parascalene block is a simple, safe, and effective technique. The probability of serious complications is lower than with most known supraclavicular techniques, mainly because the puncture is perpendicular to the horizontal plane. A neurostimulator or aponeurotic click technique is used and the nerve trunks can be found between 1,5 and 2 cm deep when the plexus is located in reference to the transverse processes. Key words: Brachial plexus block. Shoulder surgery. Anesthesia: local, regional; arm. Parascalene technique. *Jefe de Servicio. **Médico adjunto. ***Médico colaborador. Correspondencia: Dr. Enrique Monzó Abad Julio Palacios, 5. 28029 Madrid. E-mail: [email protected] Aceptado para su publicación en enero de 2004. 11 Introducción El bloqueo del plexo braquial es uno de los métodos anestésicos más utilizados para la cirugía del miembro superior. Aceptando el concepto clásico de 61 Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 51, Núm. 2, 2004 anestesia de plexo como la desconexión de grupos completos de nervios de una vez y con una única inyección1, se establecen tres niveles de abordaje al plexo braquial: 1) por encima de la clavícula, vía supraclavicular; 2) por debajo de la clavícula, vía infraclavicular; y 3) en la axila, vía axilar. Accedemos así a los troncos nerviosos, a los cordones o a las divisiones y a las ramas terminales del plexo respectivamente, envueltos por la vaina aponeurótica que los rodea. Aunque por cualquiera de estas vías se puede conseguir un bloqueo quirúrgico adecuado del miembro superior, la inyección de anestésico local supraclavicular produce un bloqueo más rápido y homogéneo, incluyendo a nervios que salen muy pronto de la vaina como el supraescapular, el circunflejo y el musculocutáneo, con los que las otras vías van a tener ciertas dificultades, habiéndose sugerido como el abordaje más eficaz y uniforme del plexo braquial2,3. Además, por difusión rostral, la solución anestésica llega a contactar con las ramas inferiores del plexo cervical superficial, insensibilizando la piel del hombro de gran importancia cuando el procedimiento interesa a esta región. Para el abordaje por encima de la clavícula se han descrito múltiples técnicas, la primera conocida fue la supraclavicular clásica de Kulenkampff y Quenu4 que parecía en desuso pero publicaciones recientes la avalan5,6, a la que siguieron la perivascular subclavia de Winnie y Colins 7; la interescalénica de Winnie8; la paraescalénica de Vongvises y Panijayanond9; la de "referencias de superficie" de Dupré y Danel10; la "plomada pendiente" de Brown11,12; la supraclavicular lateral paravascular de Moorthy13; la vía posterior de Pippa14; la supraclavicular perivascular modificada de Ortells-Polo 15 y la interesternocleidomastoidea de Pham-Dang16 entre otras. Tantas variantes con mínimas diferencias entre sí, en algunos casos, denotan que ninguna es la idónea ni está exenta de potenciales riesgos. Efectivamente, con casi todas hay publicadas complicaciones mayores como neumotórax, lesión radicular, lesión medular, punción vascular (vertebral, subclavia, yugular), inyección subaracnoidea o epidural, insuficiencia respiratoria aguda, colapso cardiovascular, bloqueo bilateral, broncoespasmo, inconsciencia, apnea, etc. En 1993, como consecuencia de la orientación terapéutica en la patología del hombro hacia métodos intervencionistas, alentados por nuestra afición por las técnicas regionales y también como respuesta a una demanda creciente, tuvimos que optar por una de estas técnicas. Aunque la más popular y difundida mundialmente era la interescalénica de Winnie, nos inclinamos por la paraescalénica de Vongvises, publicada en 1979, que había pasado totalmente desapercibida, cuya eje62 cución nos parecía menos impresionable. Años más tarde, en 1987, Dalens17 publicó con el mismo nombre una técnica semejante pero con la sutileza del omohioideo como punto de acceso. El bloqueo paraescalénico había sido descrito para la cirugía del miembro superior9,17-19, ampliándose posteriormente sus indicaciones a intervenciones del hombro como publicamos en esta misma revista20. Presentamos, en este trabajo, un estudio retrospectivo de la eficacia anestésica y complicaciones del bloqueo paraescalénico del plexo braquial en 2.810 casos realizados en 10 años. Material y métodos Desde Octubre de 1993 hasta la actualidad, realizamos bloqueo paraescalénico inicialmente para la cirugía del hombro, artroscópica o convencional, ampliando más tarde las indicaciones a la cirugía del brazo, codo, antebrazo, muñeca y mano. Previo a la ejecución de la técnica los pacientes recibieron como premedicación 2-3 mg de midazolam iv. El punto de abordaje se encuentra en el borde lateral del músculo escaleno anterior a unos 3 cm por encima de la clavícula (figura 1). La punción (figura 2) se practicó con aguja Contiplex de 18G, 45 mm y bisel de 30º, y como método de localización del plexo se aplicó el método del "click" aponeurótico sin búsqueda de parestesias. Administramos mepivacaína al 1,5% 30 ml con bicarbonato 1 mEq/10 ml y a continuación introdujimos la cánula de plástico dentro de la vaina que recubre al plexo en dirección a la axila (figura 3), por donde inyectamos una dosis adicional de 5 ml de mepivacaína al 1% (figura 4), cuando la intervención incidía sobre zonas inervadas por el tronco nervioso inferior (braquial cutáneo interno, su accesorio y el nervio cubital). En todos los casos la cánula se mantuvo en el postoperatorio para su uso en este periodo según las diferentes situaciones: como analgesia de conducción con perfusión de 8-10 ml/hora de bupivacaína al 0,125%, durante 24-48 horas; como analgesia de rescate con bolo de 10 ml de bupivacaína al 0,25% cuando la analgesia con antiinflamatorios no esteroideos (AINE) era insuficiente; o para facilitar la rehabilitación precoz si estaba indicada, también con dosis bolo, 15-20 minutos previos a las maniobras de movilización. En pacientes mayores de 70 años las dosis fueron reducidas a 25 ml para el bloqueo del plexo y a 5 ml a la hora en la perfusión analgésica. En la cirugía artroscópica del hombro se infiltraron los portales con adrenalina en suero fisiológico al 1/200.000 en un volumen de 10 ml por punto, con fines hemostáticos. 12 E. MONZÓ ABAD, ET AL.– Bloqueo paraescalénico del plexo braquial. Nuestra experiencia en 10 años Fig. 3. Introducción de la cánula de plástico dentro de la vaina que recubre al plexo braquial. Fig. 1. Referencias anatómicas para el abordaje del plexo braquial por la técnica paraescalénica y de los bloqueos accesorios del plexo cervical superficial (PCS) y del XI par. Fig. 4. Administración de dosis adicional de anestésico a través de la cánula para incluir al tronco nervioso inferior. Fig. 2. Visión desde la cabeza del abordaje paraescalénico. La aguja incide totalmente perpendicular al plano horizontal. Para la elección de la técnica se tuvo en cuenta que el procedimiento quirúrgico tuviese connotaciones de cirugía mayor y que se realizase con paciente en decúbito supino o semisentado. El decúbito lateral también fue aceptado cuando el tiempo quirúrgico era previsiblemente inferior a los 60 minutos. La técnica se consideró válida, al objetivarse signos de bloqueo motor, explorando la abducción y elevación del brazo en extensión (nervios axilar y supraescapular) y sobre todo al aparecer signos de bloqueo sensitivo distal, considerando la percepción de pares13 tesias en los pulpejos de los dedos pulgar, índice y medio al solicitar al paciente la maniobra de rozamiento o frotación de unos sobre los otros, como lo más predecible y condición "sine qua non" para aceptar la positividad del bloqueo. Es lo que se describió con la bupivacaína como el "money sign"21 y que se producía espontáneamente. La eficacia anestésica se calificó como: EXCELENTE cuando el paciente no refería sensación alguna durante la cirugía; BUENA cuando hubo sensaciones no dolorosas; e INSUFICIENTE cuando se precisó medicación complementaria. Valoramos el porcentaje de aciertos del bloqueo, la eficacia anestésica y las complicaciones. En una serie de 64 pacientes consecutivos realiza63 Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 51, Núm. 2, 2004 mos, en posición sentada, pruebas funcionales respiratorias con espirómetro seco de pistón (Spiro analyzer ST90 FUKUDA SANGYO). La primera a su llegada a quirófano, la segunda a los 15-20 minutos con bloqueo completo, la tercera al final de la intervención (45-60 minutos de la punción) y la última en la Unidad de Recuperación Postanestésica una vez comprobada la reversibilidad del bloqueo motor, en función de la recuperación del nervio musculocutáneo (flexión del codo). TABLA II Procesos realizados con bloqueo paraescalénico Cirugía convencional del hombro Cirugía artroscópica del hombro Movilización forzada del hombro rígido Procedimientos quirúrgicos del brazo Procedimientos quirúrgicos del codo Procedimientos quirúrgicos del antebrazo Cirugía artroscópica de muñeca Procedimientos quirúrgicos muñeca y mano Síndrome regional de dolor complejo Síndrome compartimental del antebrazo TOTAL (casos positivos) 1.557 419 93 35 74 126 138 73 7 2 2.524 61,68% 16,60% 3,68% 1,38% 2,93% 4,99% 5,46% 2,89% 0,27% 0,07% Resultados TABLA III La técnica paraescalénica la hemos aplicado a 2.810 pacientes (tabla I) con estado físico ASA I, II y III, de edades entre los 19 y los 78 años, para las intervenciones que se citan en la tabla II. El bloqueo resultó válido en 2.524 casos (89,82%), mientras que en 286 casos (10,17%) se dio por nulo cuando transcurridos 15 minutos no se manifestaban sensación de parestesias en los dedos aunque hubiera cierto grado de bloqueo motor. La eficacia anestésica en los casos positivos fue EXCELENTE en 1.904 casos (75,43%), BUENA en 308 casos (12,20%), e INSUFICIENTE en 312 casos (12,36%) que hubo que recurrir a cualquier tipo de anestesia complementaria. Los procedimientos realizados se resumen en la tabla II. Las únicas diferencias entre las distintas aplicaciones de la técnica se han apreciado en el tiempo de latencia, más corto para el hombro, entre 2 y 10 minutos y más prolongado para la muñeca y mano, de 15 a 20 minutos. La duración de las intervenciones oscilaron entre 35 TABLA I Bloqueo paraescalénico Casuística FREMAP Majadahonda-Madrid 1993-2003 600 500 400 300 200 100 0 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 3 58 75 154 202 313 n = 2.810 64 303 367 451 376 508 Complicaciones del bloqueo paraescalénico en 2.810 casos Paresia transitoria de hemidiafragma Síntomas de paresia de hemidiafragma Síndrome de Claude Bernard Horner Cuadro vasovagal intraoperatorio Punción de la vena yugular interna Bloqueo prolongado del plexo Intolerancia postoperatoria de la cánula Absceso postpunción Punción de la arteria subclavia * 95 2.004 92 2 3 11 2 1 95,72% 3,38% 71,31% 4,65%** 0,07% 0,10% 0,39% 0,07% 0,035% *Estudio de pruebas funcionales respiratorias en 64 casos de los cuales 3 no presentaron alteraciones. La indemnidad del hemidiafragma se comprobó por radiografía en inspiración y espiración. ** Porcentaje relativo a las intervenciones de hombro. y 105 minutos. La reversión de los efectos anestésicos motores se obtuvieron a los 90-140 minutos y el sensitivo de 85-150 minutos. La analgesia postoperatoria se instauró en perfusión continua con bomba en 1.579 pacientes intervenidos con cirugía convencional durante las primeras 24 horas, pasando a continuación a dosis bolo a demanda; como analgesia de rescate en 437 casos para intervenciones realizadas con artroscopia en el hombro y muñeca; y en 88 casos de rigidez de hombro, tras movilización forzada, para rehabilitación intensiva. En 413 casos no fue posible introducir la cánula dentro de la vaina aponeurótica, optando por analgesia farmacológica intravenosa. En relación con las complicaciones surgidas se especifican en la tabla III. El bloqueo del nervio frénico se observó en el 95,72% de los 64 casos de cirugía del hombro estudiados mediante espirometría y radiología. En el conjunto de la casuística, la hemiparesia del diafragma cursó habitualmente asintomática, salvo en 95 casos (3,38%) en los que se presentaron manifestaciones leves tales como sensación de peso en la parte media o inferior del hemotórax, o limitación del llenado pulmonar, entre 10 y 20 minutos de la inyección del anestésico. 14 E. MONZÓ ABAD, ET AL.– Bloqueo paraescalénico del plexo braquial. Nuestra experiencia en 10 años Fig. 5. Bloqueo accesorio de los nervios supraclaviculares (interno, medio y externo) del plexo cervical superficial. Fig. 7. Infiltración del nervio intercostobraquial y del accesorio del braquial cutáneo interno. Fig. 8. Paciente colocado para cirugía artroscópica de muñeca. Tracción a nivel dedos y contratracción en el brazo. Fig. 6. Bloqueo accesorio del nervio espinal (XI par). El síndrome de Claude Bernard Horner fue el efecto colateral más frecuentemente observado, hasta en el 71,31% de los bloqueos, aunque sin ninguna repercusión funcional. La punción de la yugular interna ocurrió en dos casos (0,07%) en los que por error realizamos el acceso por delante del músculo escaleno anterior, entre su borde interno y el externo del músculo esternocleidomastoideo. Al retirar el fiador de la cánula, la sangre fluyó de forma espontánea. El bloqueo prolongado del plexo braquial entre 8 y 10 horas lo comprobamos en 3 casos (0,11%) de cirugía artroscópica de hombro. El incidente más alarmante fue la activación del reflejo de Bezold Harish manifestada por cuadro de bradicardia e hipotensión bruscas intraoperatorias en 15 92 casos de cirugía del hombro (81 convencional y 11 artroscópica). En todos los casos los pacientes se encontraban en posición semisentada o de hamaca y como pródromos del episodio refirieron sensación de molestias en epigastrio y mareo, acompañado de palidez intensa. La respuesta a la administración de 1 mg de atropina iv, cambio de posición momentánea a Trendelenburg y fluidoterapia, fue correcta, sin precisarse maniobras de reanimación ni fármacos vasoactivos. La intolerancia a la cánula en el periodo postoperatorio ocurrió en 11 casos (0,39%). En tres de los cuales la clínica remedaba un claro efecto de irritación nerviosa que desapareció de inmediato al extraer la cánula. Dos casos de absceso en el punto de punción (0,07%) se detectaron a las 48 horas en pacientes que aún portaban la cánula para tratamiento del dolor pos65 Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 51, Núm. 2, 2004 toperatorio. La retirada y la administración de antibioterapia de amplio espectro resolvieron el cuadro. No se registró ningún caso de neumotórax, insuficiencia respiratoria, anestesia espinal o epidural, broncoespasmo, bloqueo bilateral, ni lesión nerviosa. Discusión La técnica la realizamos siempre utilizando el método del "clic aponeurótico", sin introducir la aguja más de 1,5-2 cm de profundidad, cuando el plexo lo tenemos fijado contra las apófisis transversas. Si a esta distancia no hemos detectado la sensación de perforación de la fascia, hayamos chocado o no con la apófisis transversa de C7, retiramos completamente la aguja e iniciamos un nuevo intento. En las pocas ocasiones que hemos utilizado el neuroestimulador, los resultados no nos han inducido a su empleo rutinario, cosa que sí ha sucedido con otras técnicas locorregionales. Un factor fundamental en el éxito de la técnica lo constituye la identificación del surco que forman el escaleno anterior y el medio, a veces difícil, existiendo una gran variedad morfológica, que no siempre está en relación con la constitución física. El error más habitual suele ser confundir el surco interescalénico con el que forman el escaleno anterior y el esternocleidomastoideo. En cuyo caso aparece pronto una afonía, consecuencia del bloqueo del nervio recurrente laríngeo y que es premonitoria de fallo de la técnica. La disfonía o ronquera suave más tardía, a los 15-20 minutos de la inyección, suele ser un efecto colateral infrecuente, debido a difusión de parte del anestésico desde el interior de la vaina aponeutótica hasta el nacimiento del recurrente, a nivel del cayado de la subclavia. En situaciones poco favorables el surco hay que buscarlo más próximo a la clavícula, donde ambos músculos divergen formando una Y invertida. Los primeros signos de bloqueo que aparecen son motores: a) dificultad para la elevación del brazo en extensión al cenit, b) alcanzada la vertical, sensación de brazo inestable y fallo en el control de la maniobra dedo-nariz, c) caída libre del brazo al bajarlo a la posición de reposo. Minutos más tarde se comprueban signos de bloqueo sensitivo, parestesias en las puntas de los dedos que se inician en el territorio del nervio mediano. Sin éstas el bloqueo no puede darse como válido. La ausencia de sensaciones (dolor, tacto y temperatura) en la piel del hombro, por sí solas no son suficientes, corresponde11 al plexo cervical superficial y concretamente a su rama supraclavicular externa, que puede haberse bloqueado por inyección del anestésico, fuera de la vaina aponeurótica. 66 La eficacia anestésica fue alta, del 87,63%; no obstante hay que considerar los bloqueos accesorios que en determinadas ocasiones se precisan según la intervención a realizar. Así para la cirugía convencional o abierta del hombro hay que asegurar el bloqueo de las ramas inferiores del plexo cervical superficial, concretamente el nervio supraclavicular externo (C III-CIV), que inerva la piel del hombro y la articulación acromioclavicular. Normalmente la vía paraescalénica como la interescalénica22 consiguen, por difusión rostral del anestésico, incluirle junto con el bloqueo del plexo braquial. En su defecto la infiltración en el borde posterior del músculo esternocleidomastoideo23, en la unión de su tercio inferior con los dos tercios superiores, bloqueará la rama de la que se derivan los tres nervios supraclaviculares: interno, medio y externo (figura 5). En cirugía artroscópica de hombro hay que evitar movimientos reflejos de la extremidad y por ello, además de bloqueo motor del plexo braquial, hay que tener en cuenta al XI par craneal o nervio espinal, responsable de la inervación motora del músculo trapecio, que interviene en la elevación del hombro. Se localiza en el triángulo posterior del cuello, al que atraviesa muy superficialmente, desde su salida por el borde lateral del esternocleidomastoideo, a nivel de la unión de su tercio superior con el tercio medio. Desde aquí el nervio continúa en dirección hacia abajo y afuera por dicho triángulo, para entrar en el músculo trapecio, a nivel de la unión de los tercios medio e inferior de su borde anterior23. La infiltración con 5 ml de mepivacaína al 1% en cualquier punto de este recorrido logra bloquearlo (figura 6). Si el procedimiento quirúrgico sobre el hombro se pretende realizar con paciente en decúbito lateral, habrá que considerar la anestesia general ligera complementaria (anestesia multimodal), sobre todo en el artroscópico, cuando el tiempo operatorio se prevé prolongado o impredecible, o va a ser requerida hipotensión arterial inducida. Cuando la intervención precisa torniquete de isquemia en el tercio superior del brazo, es necesario bloquear al nervio intercostobraquial que aporta una inervación sensitiva complementaria para la piel de la región proximal e interna del brazo. Procede de raíces torácicas DII-DIII, va siempre paralelo a la vaina pero externo a ella y se aborda en el hueco axilar por encima y medial a la arteria, en dirección hacia el triceps (figura 7). En la cirugía que interesa al territorio de distribución del nervio cubital, el braquial cutáneo interno o a su accesorio, que derivan del tronco inferior C8-DI, no siempre resultan incluidos en el bloqueo con técnicas que se alejan de la clavícula como la paraescalénica y 16 E. MONZÓ ABAD, ET AL.– Bloqueo paraescalénico del plexo braquial. Nuestra experiencia en 10 años la interescalénica. Utilizamos en estos casos la cánula introducida dentro de la vaina aponeurótica, cuya punta estaría situada teóricamente detrás de la clavícula, administrando 5 ml adicionales de mepivacaína al 1% para asegurar el bloqueo de este tronco (figura 4). La técnica resultó muy apropiada en situaciones de urgencia, para lesiones graves como fracturas, síndromes de aplastamiento o mano catastrófica y especialmente en los casos de síndrome compartimental de antebrazo. Se consiguió rápida abolición del dolor sin necesidad de movilizar el miembro lesionado. En el síndrome regional de dolor complejo tipo I, el inconveniente fue la permanencia de la cánula, movimientos espontáneos del paciente en rotación o lateralización del cuello favorecen su expulsión de la vaina. Sólo en tres casos se mantuvo hasta 10 días. En donde la técnica paraescalénica quedó insuficiente fue en los últimos grados de flexión máxima del hombro, en los procedimientos de movilización forzada para vencer la capsulitis retráctil. La elongación y despegamiento de la cápsula inferior suele requerir anestesia complementaria. Una indicación muy convincente del bloqueo paraescalénico fue la cirugía artroscópica de la muñeca, en donde a priori parecía más oportuna la vía axilar, pero la posición intraoperatoria es un gran condicionante. Miembro en suspensión horizontal con tracción en los dedos y tope de contratación a nivel del brazo (figura 8). Esta posición supone para el músculo deltoides un estado de contracción mantenida que provoca molestias progresivas e intentos de movilización refleja. El bloqueo del nervio circunflejo hay pues que asegurarlo y la paraescalénica, como tal vía supraclavicular lo consigue. Otra posición propuesta24 es con el brazo apoyado sobre una mesa o soporte auxiliar, el codo flexionado a 90º y tracción desde los dedos al cenit. La distracción articular en este caso es menor pero al músculo deltoides no se le exige tanto y entonces otras vías de abordaje al plexo más periféricas podrían ser de elección. La analgesia postoperatoria lograda con la perfusión continua con bomba a través de la cánula fue excelente especialmente en cirugía abierta del hombro, en las osteosíntesis y en los aplastamientos del miembro superior. La mantuvimos durante 24 ó 48 horas, pasando a continuación a bolos de 10 ml de bupivacaína 0,25% cada 6-8 horas. Idéntica dosis bolo se administró para analgesia de rescate cuando los AINE fueron insuficientes en procedimientos artroscópicos de hombro y muñeca. En los 93 pacientes con rigidez de hombro en los que se estableció un programa de rehabilitación precoz, tras la movilización forzada, se prescribió la misma dosis bolo de bupivacaína, 15-20 minutos previos a la sesión. 17 Tan solo hemos encontrado dos publicaciones en la revisión bibliográfica efectuada en relación con sus complicaciones; cierto es que esta técnica está bastante menos prodigada que otras supraclaviculares. Una ya citada en nuestro anterior artículo20, es un caso de inconsciencia y apnea etiquetado como un posible bloqueo subaracnoideo, en una paciente joven para la exéresis de un ganglión en la muñeca25. Independientemente de las connotaciones que hayan rodeado tan grave incidente, que afortunadamente se solucionó sin consecuencias, consideramos fue una indicación desproporcionada para la cirugía que se pretendía. Los bloqueos supraclaviculares deben de ser considerados técnicas locorregionales mayores y su elección ajustada al procedimiento a realizar. Además, deberán practicarse de forma aséptica, con todas las medidas de seguridad y aparataje disponibles y a punto. La otra complicación es un estudio26 relativo al dolor de larga evolución después del bloqueo del plexo braquial. Se detecta una ligera mayor incidencia, no significativa, con el bloqueo paraescalénico, 16,3% frente al 11,1% de la vía axilar. La causa más probable parece ser la búsqueda de parestesias para la localización del plexo que, por otra parte, son muy desagradables para el paciente. En la actualidad este método de detección nerviosa no se justifica y menos a nivel de troncos nerviosos. El Síndrome de Claude Bernard Horner se considera una complicación leve que cursa totalmente asintomática, pero causa alarma en los familiares si no han sido informados previamente. Puede persistir durante el tiempo que se mantenga la analgesia postoperatoria de conducción. El bloqueo del hemidiafragma ipsilateral ocurrió en 61 (95,72%) de los 64 casos estudiados. En los 3 pacientes en los que no se apreciaron alteraciones en las espirometrías realizadas en quirófano (uno de ellos con antecedentes de EPOC), la radiografía en inspiración y espiración al concluir la intervención, confirmó la indemnidad del diafragma. Se desconocen las razones que evitaron la afectación del nervio frénico. En los 95 casos (3,38%) de la casuística total presentada, en los que se presentaron síntomas de hemibloqueo diafragmático, la aplicación de oxigenoterapia a bajos flujos mediante gafas nasales fue suficiente para corregir la clínica. La incidencia del cuadro vasovagal del 4,65% de las intervenciones del hombro, queda muy por debajo del 17,24% referido por D’Alessio27 con la interescalénica, del 28% en el grupo placebo del estudio de Liguori28 y del 13,3% de Kahn29. No lo habíamos observado en los primeros años de aplicación de la técnica, cuando premedicábamos sistemáticamente con atropina 0,6 mg iv. El cuadro parece ser desencadenado por la activa67 Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 51, Núm. 2, 2004 ción del reflejo de Bezold-Jarisch, cuyo mecanismo consiste en la combinación de una baja precarga, por disminución del retorno venoso (consecuente a la posición sentada), con un estado de alta contractilidad inducida por los niveles de epinefrina, administrada como coadyuvante del anestésico local y el añadido a la solución de irrigación para la artroscopia. La mayoría de los casos (88,04%) ocurrieron en cirugía abierta del hombro, en pacientes que no habían sido premedicados con atropina y en los que tampoco se había utilizado vasoconstrictor como aditivo ni como hemostático. El resto (11,95%) en cirugía artroscópica en los que se había infiltrado los portales con adrenalina. El riesgo de neumotórax, la complicación más temida de las vías supraclaviculares, ha sido estudiada por el mismo Vongvises30 mediante tomografía computorizada, comprobando que la aguja penetra a nivel superior (tan solo entre 5 y 15 mm) y lateral a la cúpula pleural; de lo que se deduce que el acceso por fuera del músculo escaleno anterior puede ser determinante anatómicamente. Desde 1979 que describiera la técnica paraescalénica y con aproximadamente 500 casos por año no ha encontrado nunca signos ni síntomas de punción pleural. Afirmación que hasta la actualidad podemos corroborar. Los casos de bloqueo prolongado, comentados también en nuestro artículo20, achacados a paresia por excesiva tracción (7 Kg) al cenit, para la distracción de la articulación, cuando el procedimiento lo realizábamos con paciente en decúbito lateral; sin desestimar la gran extravasación de líquido de lavado intraarticular, que en los tres casos se produjo. La distracción en posición semisentada se consigue por gravedad con 4 Kg de peso. Referente a las contraindicaciones, como en todas las técnicas supraclaviculares está absolutamente proscrita su ejecución bilateral e igualmente se desestima su elección en la insuficiencia respiratoria, en los pacientes que dependan de una función diafragmática intacta y en los que no estén en condiciones de tolerar una reducción del 25% de los parámetros de función pulmonar31. En conclusión, con la experiencia de 2.810 casos realizados podemos confirmar que el bloqueo paraescalénico del plexo braquial es un método anestésico sencillo y rápido de ejecución, eficaz para la cirugía del hombro y del miembro superior y con escasas complicaciones. La identificación del surco interescalénico es el elemento clave y variable. Puede ser de elección cuando la intervención se realiza con el paciente en decúbito supino horizontal o sentado y opcional o complementada con anestesia general ligera, en el decúbito lateral. La posibilidad de neumotórax, anestesia espinal o epidural, lesión radicular o medular y punción de la arteria vertebral son más 68 improbables que con el resto de las técnicas supraclaviculares conocidas, debido al lugar de abordaje y sobre todo a la dirección de la aguja, perpendicular al plano horizontal. Sea la detección de los troncos nerviosos con neuroestimulador o con el click aponeurótico (actualmente desaconsejada la búsqueda de parestesias), los encontraremos a no más de 1,5-2 cm de profundidad cuando el plexo está fijado con nuestros dedos contra las apófisis transversas. Recomendable la premedicación con atropina y especial vigilancia si posición de hamaca o semisentado. BIBLIOGRAFÍA 1. Killian H. Métodos generales de la anestesia de conducción. En: Anestesia local. 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