El don de la perspectiva Mara Hodler ¿Alguna vez has hecho

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El don de la perspectiva
Mara Hodler
¿Alguna vez has hecho escalada? Bueno, antes de que te imagines que soy una experta escaladora, deja que te
explique mejor a qué me refiero. ¿Conoces esos muros de escalada que tienen pequeños recovecos y agarres?
En ocasiones son tan altos que se precisan arneses y cuerdas para poder ascender y descender sin peligro,
pero hay otros muros de escalada de baja altura y tan seguros que se utilizan en parques de atracciones. Yo
me refiero a uno de esos. ¡Ya sé que no es tan divertido! Pero bueno, todavía representa un reto.
Hubo ocasiones en que me quedé atascada en la mitad del muro, cuando no podía hallar en dónde apoyarme o
cómo tener suficiente equilibrio para seguir ascendiendo. Cuando eso sucedía, me tocaba ajustar la postura
de mi cuerpo. Quizás colocaba el pie izquierdo en otro punto de apoyo o dejaba caer el peso de mi cuerpo a
otro lado. Algo tan sencillo como un pequeño cambio así marca la diferencia en lograr seguir ascendiendo o
no.
Hace unos días estuve escuchando la radio. El conferenciante era Tim Timmons, un personaje muy conocido
en el ámbito musical cristiano1. Hace unos diez años descubrió que padecía un tipo incurable de cáncer.
Durante su entrevista, dijo algo que me causó una profunda impresión: «El don que recibimos a través de un
cáncer incurable, o de cualquier otro pesar que enfrentemos, es la perspectiva. Y dicha perspectiva es el don
que nos anima a seguir dando.»
¿Por qué el cáncer podría darnos el don de la perspectiva? Seguramente nos ayuda a ver con claridad qué
cosas son valiosas y cuáles no. Te hace consciente de que el tictac del reloj de tu vida corre más deprisa que el
de los demás. Probablemente te asaltan dudas que llenan tu mente como: «Si solo me queda un año de vida,
¿esto vale la pena?»
Si te gusta la música country, seguramente habrás oído la canción Live Like You Were Dying (Vive como si te
estuvieras muriendo)2. Trata sobre un chico que descubre que sufre una enfermedad terminal. Su amigo le
pregunta: «¿Cómo te golpea recibir este tipo de noticias?», y encontrarás su respuesta en el estribillo de la
canción:
Dijo:
Fui a lanzarme en paracaídas
Fui a escalar la montaña rocosa
Estuve 2,7 segundos sobre un toro llamado Fu Man Chu
Y amé más profundamente
Y hablé con más ternura
Y di el perdón que había estado negando
Y dijo:
Algún día espero que tengas la oportunidad
de vivir como si te estuvieras muriendo
La certidumbre de la inminencia de la muerte nos hace ver claramente qué cosas son valiosas y cuáles no.
Algunas que parecían importantes, como cuánto dinero ganamos o lo guapos que somos, rápidamente
pierden su valor, mientras que con quién estamos o lo que hacemos cuenta mucho, mucho más.
Y aunque trato de imaginármelo, sé que no soy capaz de captar la perspectiva completa que brinda una
enfermedad muy dura. Pero me esfuerzo al máximo por vivir como si me estuviera muriendo, y de abrazar
plenamente la vida y a mis seres queridos.
También me gustaría referirme a cambios de perspectiva menos drásticos. Por ejemplo, si me parece que algo
es injusto, tal vez necesite considerar la situación desde otro punto de vista. Si encuentro que cierto libro,
película o relato me resulta terriblemente aburrido, puede que necesite adquirir una mejor comprensión
sobre el tema. Si me fastidian constantemente las acciones o los gestos de un amigo, quizás debo examinar su
propósito.
Quiero señalar que no solo existe siempre algo positivo en cada situación. Pues aunque eso es cierto, si no
cambiamos nuestra perspectiva nos costará mucho apreciar ese aspecto positivo. Para descubrir el lado
brillante de las cosas, o aceptar un suceso o una situación con la que estamos luchando, lo primero que hay
que hacer es cambiar nuestra perspectiva del asunto.
En ocasiones, el simple paso del tiempo es suficiente para cambiar nuestra perspectiva de las cosas. Si te
mantienes firme en la senda estrecha de montaña, cambiará tu punto de vista. Pero a veces dicho cambio
requerirá un esfuerzo de tu parte.
Cuando necesito ver las cosas desde otra perspectiva, me gusta citar la oración que hizo el rey David mientras
batallaba: «Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare. Llévame a la roca que es
más alta que yo.»3
Desde arriba de la roca tu perspectiva o punto de vista es muy distinta de cuando te encuentras abajo. Quizás
vislumbres que a tan solo unos pasos el camino deja de ser oscuro e inhóspito. Puede que veas cómo la senda
que sigues te aleja de algo terrible o peligroso. Tal vez echas un vistazo al destino que te aguarda y eso te
anima a seguir adelante.
Al igual que el rey David, puedes pedirle al Señor que te dé una nueva perspectiva. También puedes
preguntarle a alguien de tu confianza cómo ve la situación en que estás metido. Te asombrarías al descubrir
cómo ven las cosas los demás. Algo que tú percibes como espantoso tal vez sea como un sueño para otra
persona.
Y si no, recuerda que vemos las cosas como por espejo, oscuramente4, y que existen un sinfín de cosas que
todavía no comprendemos ni entendemos a cabalidad. Y tal vez no lo hagamos hasta que lleguemos al cielo y
se retire el espejo oscuro. Entonces, por fin comprenderemos y apreciaremos la perspectiva que siempre tuvo
Dios sobre el asunto. Y entonces todo cobrará sentido.
Notas a pie de página
1Cast My Cares, Tim Timmons [YouTube clip]
2Tomado del álbum Live Like You Were Dying, de Tim McGraw (publicado el 24 de agosto de 2004)
3Salmo 61:2
41 Corintios 13:12
Traducción: Victoria Martínez y Antonia López.
© La Familia Internacional, 2014
Categorías: perspectiva, optimismo
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