Proteger el activo más valioso que tiene una compañía: su información Hace poco, un estudio de Symantec desvelaba que el 40% de la fuga de datos de las empresas son consecuencia directa de sus empleados o ex empleados, que son los responsables de filtrar información privilegiada a otras empresas de la competencia o de utilizar dicha información para sacar algún tipo de beneficio. Teniendo en cuenta estos datos, deberíamos preguntarnos ¿hasta dónde puede llegar una empresa para proteger su información? ¿Existe un límite entre la fina línea que separa la empresa y el empleado? Recientemente una sentencia del Tribunal Constitucional ha constatado que la empresa puede intervenir el correo electrónico corporativo de los trabajadores para conocer qué uso se hace del mismo. Todo empezó cuando un empleado de una empresa del sector químico filtró información confidencial a la competencia utilizando el móvil de empresa y el correo corporativo de la misma. La empresa quiso corroborar su sospecha accediendo al correo corporativo del empleado. Una vez comprobado, emprendió medidas legales y lo despidió. Por ley se considera expreso que el uso del correo corporativo tiene que tener fines profesionales y, en caso que la empresa lo crea necesario, puede intervenir. En este caso, la intervención del correo electrónico llevó al despido. Las empresas tienen dos frentes abiertos: protegerse de personas externas a la propia empresa y de sus empleados. Resulta complicado evitar situaciones como la de este empleado, pero contratando los servicios de empresas especializadas en seguridad informática como eZone, se pueden llegar a controlar fugas de datos o apropiaciones indebidas.