Empresarios al Gobierno

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Viernes 6 de julio del 2007
Columnistas
Nuestro invitado
Empresarios al Gobierno
Clermont Muñoz Orellana
Es notorio en nuestro país que la información fluye irregularmente, la mayoría de las veces no
conocemos con claridad, hacia dónde van los esfuerzos de un Gobierno en el ámbito económico.
Procesos que deberían ser transparentes, como el anuncio de medidas económicas, determinación de
impuestos, reglamentación de aranceles, manejo del pago o renegociación de deuda pública, y
otros, se han visto empañados por escándalos o denuncias que muchas veces son difundidas con
propósitos netamente políticos y no por la esencia misma de cuestionar el mal manejo de la
información, lo que inevitablemente provoca desconfianza.
Es también conocido, que nuestro empresario se queja por la falta de recursos financieros frescos
para desarrollar nuevos negocios o ampliar sus actuales operaciones. Incluso en momentos donde se
siente la liquidez en nuestras calles, estos recursos no fluyen hacia nuevas experiencias
empresariales. Similar situación se presenta en otros países, atribuyéndolo a que la manera en que
las empresas son administradas no genera la confianza necesaria que los inversionistas están
buscando, siendo la desinformación la variable en común.
Como una respuesta casi natural a esta situación, el empresario moderno ha retomado el concepto
de Buen Gobierno Corporativo. Este término no es nuevo, sus principios, prácticas y reglas han sido
desarrolladas por varias décadas, pero en los últimos años, se ha convertido en un área de gran
interés para los académicos, las autoridades gubernamentales, los analistas financieros y los
hombres de negocios en Latinoamérica.
Tomar las prácticas de Buen Gobierno Corporativo para nuestras empresas no es complicado,
implica definir el sistema por el cual la empresa es dirigida y controlada en el desarrollo de su
negocio o actividad económica, estableciendo los derechos y responsabilidades de los distintos
participantes de la empresa y determinando las reglas por las que se rige el proceso de la toma de
decisiones. Esto implica dejar explícitamente claro, el rol de los que aportan el capital de la
empresa, accionistas o inversionistas; la participación de los directores o miembros de la Junta
Directiva quienes son los que definen la dirección de la empresa y las funciones de los
administradores, es decir quienes operan día a día el negocio.
Para ser exitoso, un programa de Buen Gobierno Corporativo debe eficientemente comunicar a
todos el compromiso de la empresa, su administración y el control de los objetivos y sus metas. La
credibilidad del mercado es esencial, por lo tanto, la generación de la información y su difusión
precisa, eficaz y a tiempo será uno de los factores de mayor relevancia para posicionar a la
compañía en la mente de los inversionistas.
Por otro lado, el Estado debe legislar de manera tal, que impulse la protección al inversionista o
accionista minoritario, incentivando al empresario y al inversionista local a pensar a largo plazo,
especialmente cuando se tienen sistemas jurídicos débiles como lo es el nuestro.
Todas las experiencias en los países alrededor del mundo demuestran que la práctica de Buen
Gobierno Corporativo trae un mejor desempeño de sus compañías, ayuda a acceder a tasas de
interés más bajas de financiamiento brindando una mayor posibilidad de obtener retornos reales
positivos, objetivos fundamentales en un mundo globalizado y competitivo, preparando además a
las empresas para soportar las diferentes crisis que inevitable y continuamente afectan a nuestra
región.
*Consultor financiero.
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