Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 26/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. TOMO JI NúMERO 4 PARALJSJS JNVET ERADA DEL RADIAL GREGOIRE , en 1923 , propone la frenotomía izquierda por vía posterior basándose en la idea de que todas las molestias del cardioespasmo son debidas a una estrechez congénita del anillo diafragmático. Todos estos procederes quirúrgicos son llevados como de la mano por las distintas teorías que han querido explicar el cardioespasmo. L a divulgación del cardias por vía transgástrica es operación propuesta por V. MICKULICZ en r 904 y hoy caída en desuso por los grandes riesgos consecuencia del dislaceramiento de la mucosa esofágica de por sí ya enferma . De hacerse jamás debe serlo con dilatador mecánico, sino con dilatación digital. CARDENAL afima haber tenido casos de éxito. En mi experiencia de Cirugía del esófago de esta reg10n, cuento con tres casos en los que he practica do el procedimiento de HAFFE HEYROVSKY, unión del saco esofágico que precede al epicardias con la cara anterior del estómago. Adquiero la ex- 31 9 periencia d e que esta intervención es de relativa sencillez, siempre y cuando en un primer tiempo introduzcamos el esófago ampliamente en la cavidad abdominal. De otro modo la técnica de la sutura, que tiene que ser delicada y minuciosa, y en la que es imprescindible no dar ningún punto perforante de la pared esofágica, que, por otra parte, es delgada y friable, es extraordinariamente difícil, pues se une a la dificultad que lleva consigo la estrechez del campo operatorio. Yo no he fijado en mis tres casos el esófago al diafragma, sino que he fijado la cara anterior del estómago al peritoneo parietal. D e esto tres casos he tenido dos curaciones y un fracaso. La enferma falleció a los cinco días de la intervención, presentádosela dolor agudo brusco y a continuación hipo y vómito sanguinolento; indudablemente se rasgó la boca anastomótica. Insisto; por ello, en que se debe procurar amplio campo operatorio y abatimiento, también amplio, del esófago en la cavidad abdominal. De los otros dos enferm os tengo magníficas noticias de su estado. ORIGINALES TRATAMIENTO DE LA PARALISIS INVETERADA DEL RADIAL POR LA TRASPLANT ACION TENDINOSA PROF. D R. R . ARGÜELLES La experiencia que tenemos de las parálisis traumáticas de los nervios ha sido recogida en la abundante casuística de las heridas de guerra. Buen número de estas lesiones regenera espontáneamente: en otras, la regeneración se consigue por m edio de b sutura ; pero siempre queda un considerable porcentaje de parálisis que no han regenerado. o en las que la sutura n o pudo real izarse o fracasó. Entre estas parálisis inveteradas la del radial ocupa el primer puesto. P ara algunos autores el predominio del radial se debe a que este nervio es el que con mayor frecuencia aparece lesionado, y como lógica consecuencia es también mayor el número de casos no curados. P ero, en nuestra opinión, el predominio de las lesiones radiales se debe a que así como en otros nervios, como el ciático, el cubital, e! m ediano, la sección n erviosa puede ser producidl por una h erida que sólo interesa partes blandas y que cicatriza en pocos días, en el radial la regla es que la lesión nerviosa vaya asociada a la fractura del húmero. En nuestra estadística, en 2 r 4 fracturas de húmero por arma de fuego, 57 casos presentaban parálisis radial clínicamente completa, o sea en el 2 6, 1 %, regenerando escasamente el ro %. En estos casos los fragmentos o esquirlas desgarran, destruyen o desplazan los cabos nerviosos ; la supuración, tan frecuente en las fracturas abiertas de guerra , dura largos meses, terminando con una fuerte cicatriz, que engloba los extrem os del n ervio . Cuando las condiciones de la herida llegan a ser favorables para una intervención ha tramcurrido ya demasiado tiempo, y las posibilidades de éxito de una sutura son escasas ; o bien, liberado el nervio, nos encontramos con pérdidas de substancia tan extensas que sólo pueden ser compensadas con una plastia , absolutamen te desaconsejable en Qセ@ parálisis radial. Porque precisamente esta parálisis se beneficia como ninguna otra de la trasplantación t endinosl. en los casos en que la regeneración fracasa , y esta diferencia se acentúa si se comparan los resultados que se obtienen en esta trasplantación con los conseguidos en las parálisis del cubital o mediano. Las parálisis de estos nervios afectan a los pequeños músculos de la mano, cuya substitución constituye un problema aun no resuelto, en tanto que la parálisis del radial in teresa solamente músculos anrebraquiales, menos en número, de largo tendón y de suplencia funcional más sencilla. El resultado de la trasplantación tendinosa , por satisfactorio que sea, no puede en modo alguno equipararse al éxito completo de una sutura seguida de regeneración . Por esto la trasplan ración debe quedar reservada a los casos en que la regeneración haya fracasado o la sutura sea impracticable, y no participamos de la opinión de algunos autores, que realizan la trasplantación sin que se haya resuelto de modo definitivo el porvenir de la lesión nerviosa. Si, una vez hecha la trasplantación, la lesión nerviosa se regen era , el paciente n o encuentra grandes -...entajas y a veces obtendrá sólo inconvenientes de lo que pudo haber sido su curación completa. Cierto es que este criterio obliga a una larga LSpera; pero con STOFFEL creemos que esco puede tener sólo una importancia social, que en nada debe influir el recto criterio científico. De aquí que nuestra conducta sea la siguiente: Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 26/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 320 REVIS lA CL/NICA ESPA!YOLA practicamos la trasplan tactón de p rimera intención en los casos de parálisis muy antiguas, de dos años o más, sin síntomas de regeneración, pues en estos casos la regeneración es excepcional y de realizarse casi nunca es complet a. C uando existen cicatrices amplias, profu ndas, adheridas, que permtten sospechar lestoncs nerviosas extensas y un mal porvemr de la ncurorrafia. C u an do las heridas se han cerrado despu és de ha ber supurado largo tiempo. pues en este caso habría que esperar aún un largo plazo. de seis meses como mínimo. antes de poder operar sobre la cicatriz sin grandes riesgos de despertar la in fección. También hacemos la trasplanエ セ」ゥョ@ en los casos en que la sutura ha fracasado. St el estado de la cicatriz es más fa,·or;tblc y el tiempo transcurrido no muy largo, liberamos el nervio r hacemos la sutura si las condiciones del terreno son óptimas; en caso contrario, y en la misma sesión. practicamos la trasplanración. El tratamiento de la parálisis radial por la trasplantación tendinosa tiene Ya una larg.1 historia a la que nn unidos los nombr.:s de DROB:\'IK. AXHAUSE:-.: GESS:-.:ER. YULPIUS .. te Puo en estos primeros intentos unas wc.:s se cuidaba sólo de obtener una fijación de la mano en flexión dorsal: en otros las trasplantaciones trataban exclusivamente ¿e substituir el extensor común, sin atender a la función del pulgar. o bten la trasplantación de algún músculo flexor se hacía a través de la membrana interósea, con lo que los resultados no eran sattsfactorios. En todo ca n ョ。セ@ P a tn plantacion es con arreglo al criterio fisiológico que h oy debe presidir esta clase de int ervenciones Es a P ERTHES ( 1 9 I 8 ) a quien se debe el m étodo fundamental de trasplantación tendinosa en la parálisis rad ial típica, cuyos resultados h an sido probados en gran número de casos. El procedimiento consiste en lo siguiente: el ten dón del segundo radial, seccionado en su unión con e! músculo, se pasa a través de un túnel practicad o en el radio, suturándolo en asa con sigo mism o. dando a la muñeca una exten sión de unos 30°. El palmar mayor y el cubital anterior se seccion an en セ オ@ inserción distal y se pasan subcutáneam ente a b cara dorsal. El palmar mayor se sutura a los ten <lon es, seccionados, de los músculos del pulga r y el cubital anterior a los tendones extensores de los ded os, también seccionados y reunidos en h az. STOFFEL, que ha estudiado a fond o el p roblema , ha mo dificado el método de PERTHES. Prescinde d e la ten odesis, que alarga la operación y es innecesaria , pues es suficiente la acción tónica de los músculos trasplantados, cuando el tratamiento postope. rato rio es adecuado, para evitar la caída de la m an o , y el conservar parte de la movilidad de la muñeca representa una considerable ventaja. U tiliz a para la trasplantación, además d el p alm ar m ayor y cubital anterio r, el tendón flexo r su perficial del tercer ded o, dispon iendo la operación del m odo siguiente: el cubital anterior se traspl anta sobre los tendones del extensor común de los dedos y exten sor largo del pulgar, p ero sin seccionar los tendo nes p aralizados, como en el procedimien to d e P ERTHES. El palmar mayor se s utura al segundo ra · 1.• nbril 1041 dial y el haz flexor del tercer dedo se lleva sobre los tendones del abductor largo y extensor corto del pulgar. STOFFEL ha hecho resaltar la desigual importancia que para la función del pulgar tienen sus musculos largos. Fn (•fecto, el abductor largo apenJS tiene acnon sobre rl pulgar y es más bien abductor del carpo. Fl rxtcnsor corto tiene una escasa acción. Cuando en el curso de un.1 operación. siguirndo el conSt'JO de Sl OFI'Fl , sc hacen tracciones sobre los tendones de estos ュセ」エャゥッウN@ se ve que la cxtcnsion complrta, que llcn al pulg.1r JI plano de los cuatro ulttrno<; mctacarpi:1nos. sólo se conc;ipue por la acción del ・クエセNᄋョウッイ@ largo. Es rste músculo el que ha de cuidarse más en b tra\pl .1 nt,1ción: pero cuando sobre セQ@ c;c lleva el p.1lmar, corno en el procedimiento de P r-RTHES, 1.1 di tinta dirección de !os tendones (el ¡ulrn.1r de dirección c.1si longitudi· nal, el extensor largo de dirección muv oblicua), pcrjudic.l 」ッョセゥ、・イ。「ャュエ@ el r.:-sultado rnec,\nico de la rr.Hplantación. En cambio, si e lleva obre el extensor largo al cubital ante rior. la dirección de rstr, una wz contorne.tdo 1 cúbito, e aproxima<L1rnente b mi ma que la del tendón del xten or ャZイセッ@ y el resultado m c.1nirno mucho m<1s atio;facrorio. Realmente, no es necesario utilizar un tdcer músculo, como hace STOJ l·fl . siendo オヲゥ」ョエセ@ el palmar y el cubital. El prim ro, tra plantado obre los radiale . abductor largo y xtrnsor corto del • b r ' " & ded os y exten sor largo del pulgar. com o hace H oHMANN, y sin secciona r previamente los tendones para lizados. M odificado así el procedim ien to original de PER· THES resulta sencillo de ejecución, proporcionando satisfactorios resultados. Los múlt ip les procedi m ien tos, propuestos por otros autores (JONES, M ASSART, BASTOS, P UTTI, etc.), no son más st>ncillos q ue el de P ERTHES m odificado, y sus resultados, a juzgar por los casos p u blicados que h em os podid o revisar. inferiores a los conseguid os con los m étodos originales. E l que se h aya publ icado un gran número de m étodos para tratar esta pa rálisis no ha de extrañarnos, com o dice BONOLA (en un t rabajo en el que resume y critica la m ayoría de los p roced imien tos ideados), pues los m úsculos paral izados son 1 o, y los suscep tibles de ser trasplantados 5, y la serie posible de combinaciones es considerable. P ero la elecció n de músculos adecuados para la trasplantació n no p uede ser caprich osa. No todos los músculos se p restan igualmente pa ra subst ituir a los paralizados, sino que el resultado será ta n to m ejor cua nto m ayor sea la semeja nza fun cio nal en tre el p aralizado y el don an te, y la técnica de las trasplantaciones n o h a alca nz ado un grado científi co h asta qu e estas circun c;tancias fu eron tenid as en cu en ta. E n la elección de múscu lo<; pa ra la t rasplantación d 7ben eleg irse aquellos cuyo trayecto <ca más próXtmo al del pa ralizado, y su fun ció n m ás similar. L a pro ximidad y p aralrlisrno en el trayecto de los músculos no sólo disminuye la p osibilidad de Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 26/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. TOMO li PARALISIS INVETERADA DLL RADIAL NÚMF:I\0 4 adherencias, sino que también coloca al músculo trasplantado en condiciones m ecánicas muy afines a las del paralizado. Estas condiciones no pueden cumplirse en la parálisis radial típica, en la que hay que echar mano de los músculos de la cara palmar para substituir a los dorsales, lo que obliga, para evitar d paso a tra vés de la membrana interósea, a contornear el cúbito y radío con los músculos trasplantados, aumentando el peligro de la formación de adherencias. Ni tampoco es posible en esta trasplantacíón emplear otros músculos que flexores, de función antagonista a los paralizados. Pero es $abido que este inconveniente importa poco en el miembro superior. En el miembro inferior los ュセ」オャッウ@ funcionan de modo automático, en la marcha, y dz modo voluntario, en los movimientos intenricnJdos y el juego muscular de los movimientos automáticos puede perturbarse considerablemente por el trasplante de antagonistas. Pero en el miembro superior no existe juego automático (excepción de algunos músculos de la cintura escapular), la función motora es sólo voluntaria y el aprendizaje. después de las trasplantaciones, rápido y eficaz. Pero hay, además, otros datos fisiológicos, como son la fuerza y grado de acortamiento de los músculos. de los que no siempre se tiene debida cuenta en las trasplantaciones. Como es sabido. la fuerza del músculo está en relación no con el peso, sino con el número de sus fibras, llamándose sección fisiológica del músculo a la sección dz t odas las fibras, con una fuerza de 2 1 o kgs. por cm. de sección, y considera BECK que e! músculo trasplantado debe tener por lo menos la mitad de la sección fisiológica que el paralizado. P ero en las trasplantaciones por parálisis de los extensores, en el miembro superior, en el que los movimientos no requieren gran fuerza, no se cometerá grave falta si la fuerza del traspbntado es aún inferior. En cambio, el grado de acortamiento representa, a nuestro juicio, un factor de mucho mayor valor en esta trasplantación, requiriéndose que el músculo trasplantado posea un grado de acortamiento por lo menos igual al del músculo paralizado. Para los músculos del antebrazo, su fuerza en kilográmetros y su grado de acortamiento, según las mediciones de FICK, WEBER, STRASSER, son las siguientes: セャウ」オッ@ Palmar mayor Cubital anterior . Flcxor común superficial. エ セャ」クッ イ@ profundo Hexor propio del pulgar. Primer radial Segundo radial. Extensor común de los dedos Abductor largo. Extensor corto . Grado de acorta- Trnl:>ajo miento en en Kgm. cm. ZセNX@ :u) 1,5 4,2 4,1 3,4 4 .· 1 ·1 0,5 0,7 - O' •> 1,93 4,81 4,53 1,18 1,06 0,88 1,72 0,09 1,20 ᄋセRQ@ En esta tabla vemos que la suplencia del trabajo mecánico se cumple holgadamente para el cubital y casi para el palmar, aun teniendo en cuenta la pérdida que sufre el músculo en la trasplantación. No ocurre así en lo que respecta al grado de acortamiento del músculo, al que no da BO:-.JOLA toda la importancia que, en mi opinión, tiene, ya que r.o lo valora al hacer la crítica de los distintos pro<.ed im ien tos. En efecto, el grado de acortamiento, que debe ser mayor, según BECK, en el músculo trasplantado que en el paralizado, es de 4 en el extensor común de los dedos, cifra sólo superada por los flexores. poco adecuados para la trasplantación. El cubital anterior tiene un grado de acortamiento (3,9) superior al palmar mayor (3,8), pero también ínsu· ficiente. A estas diferencias en el grado de acortamiento hay que achacar, en parte, la imperfección de los resultados. Nosotros tratamos los dos primeros casos con el método original de PERTHES, que abandonamos por su complicación y porque la fijación de la muñeca por la tenodesís no es necesaria, ni bien recibida por los pacíen tes. En otros diez casos utilizamos la modificación de HOH:VIANN, con la simple variante de wturar el palmar solamente al segundo radial y al extensor corto del pulgar, con el fin de disminuir la desviación radial de la mano, ya que el primer radial y el abductor largo del pulgar son abductores del carpo y el último tien<>, como hemos visto, una escasa influencia sobre la movilidad del pulgar. La tensión a que debe realizarse la sutura constituye el detalle técnico de mayor importancia. Los músculos trasplantados deben suturarse de forma que su tensión sea la fisiológica. Esto se consigue cuando, colocada la muñeca y dedos en hiperextensión máxima, la sutura se sealiza sin tensión algu- Fig. l. - :\f.\B. - Operado en \'I - 938 na. Algunos autores, como FORSTER. :ian un grado mayor de tensión; pero en este caso el resultado final será mejor en cuanto a !a extensión de los dedos. se refiere, ya que ésta podrá ser completa; en cambiO, la flexión no podrá ser totJ!. En el caso con que el propio STOFFEI ilustra su trabajo se Ye que la extensión es completa: pero la flexión SI' realiza sólo en las falanges y no en las articulaciones metacarpo falángicas. Creemos que debe sacrificarse la posibilidad de extender totalmente los dedos. con tal de que la Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 26/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 322 RE\' IS fA CLJNICA ESPAÑOLA mano se cierre por completo. No hay que esperar, sino en jóvenes y tras una larga adaptación, アセ・@ d resultado sea completo, pues, como ya hemos vtsto. Fig. :.?. - C. G.- Operado en 2o-XI1-939 la capacidad de acortamiento del extensor común no es igualada por ninguno de los músculos que ウッ「イセ@ l. • abril 11 po fal.i n gica, como ocurnó en d c.1so dc la figura 1 Las figs. 2, 3 y 4 dan cuenta del resultado ot tenido セョ@ nuestros tres últimos operados. Fn el cas de la fig. 2, la piel del antebrazo había <;ufrido rt'PI tidos brotes de linfangitis. procedentes de un foo de ost,'1tis ,n tercio infcrio1 th·l hr,17.o No obsta te los minuciosos 」オゥ、。ッセ@ prcoperatorios, la hcr dJ dorsal si.' infectó. a pcs.u dl' lo cual el re'iultJd( a loo; cinco meslS, C'> absolutamente satisfactori< Fn los dos restantes, figs. 3 y 4. el resultado, tam bil; n a los cinco ffil'Scs tk 1.1 op.-rJción. no puede se m.is completo. Obsave'"e b extcnsión casi total d los dedos. la abducción y extensión del pulgar y 1 movdidad de 1J muñeca, de una amplitud de 1 s 20 grados. No hemos \'isto la necesidad de complic.u la ッセ@ ración tratJndo de buscar la independencia del pul セ。イN@ Los movimintoo; de e'ití.' dedo se cfcctt'Jan cal siempre de modo sinérgico con los restantes, de suct te que su individualinción no puede traer vrntaj3 de consideración. Rcsw.tEN El autor se mucstr,1 partidario del método PERTHES, con la modificación de HOHMANN. L métodos propuestos por oc ro .nuores no 1 a\' nta jan ni en sencillez ni en bondad de los rt uhad Expone los fundamento del método y オセ@ mo dificacioncs, con la base de la fisiología ュオセ」ャ。イN@ insiste s"hr" lt!unos c.l エ。ャ・セ@ de la técnica, con r Jatno .J b ... do d-.: t<-l11>Iun } dd tr.ll.ln1I<.nto po:.l· operatorio, de los que, en gran parte, depende e éxito operatorio. Exhibición de cuatro d e sus casos personales. BIBLIOGRAFíA Fig. 3.- N. D.- Operado en 15·Ill·940 él se trasplantan, y este grado de acortamiento aun puede ser disminuido por la operación. con la formación de adherencias. Terminada la op'?rac ió n, se mantiene la extensión de la muñeca y dedos por medio de una férula palmar, enyesada. Desde el q u i n t o d í a e omi enza a realizarse la movilización activa, enseíbndo al operado la forma de inervar ac. tivamente los F1g. 4.- l. P. -Operado en 5- Vll-940 ' ¡ muscu os trasplantados. La férula se mantiene por lo menos dos meses. Cuando se quita prematuramente se rebaja la capacidad de extensión en la metacar- AROÜELLES. - Fnuturaa 11 heridaa articulare• por arma ck fuog., Ed. Cientlfico M édica, 1010. BASTOS.- Zeits. orth. Chir. 47, 56, 1926. BONOLA.- Chir. or¡¡. mov. 22, 230, 1936. MOMMSI'JN.- Arch. klin. Chir. 182. 699, 103G. FoRSTER.- Die Therapie der Schuuverletzun¡¡en der per. ne"'"' Sprin¡¡er. 1929. SANCH!q ᅵlmo セNM Clínica !J l-aboratorio. Dir. 1910. STOfTLL. - En Orth. in der Krie¡¡a. u. Unfullheilkunde. Enke. 19t u ZUSAMMENFASSUNG Der V erfasser neigt sich besondcrs der PerthesMethode mit der Hohmann-Abanderung, zu. Die durch andere Verfasser vorgeschlagen:: Mcthoden sind weder einfacher, noch geben sic !:><'ssere Ergebnisse. Er führt die Grundlagen der Metbc.de und ihre Abanderungen auf Grund der Muskular Physiologie vor, und beharrt auf cinigc Ausführlichkeiten in der Technik betreffend den Splnnungsgrad und der Nachoperationsbehandlung. ven welcher grosstenteils der Erfolg der Operation abhangt. Vorführung von 4 seiner personlichrn Fallen. RÉSUMÉ L'auteur est partisant de la methode de Prrthcs avec la modification apportéc par Hohmann. Les methodes proposées par d 'a utres auteurs ne sont superieures ni en simplicité ni en rcsultats. Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 26/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 41 TOMO U NÚMERO 4 [. 1· ..o· o 1· l· ), ESTUDIOS SOBRE LA ENFI:.RMEDAD DE CASAL 11 expose les fondements de la m ethode et ses modifications a base de physiologie musculaire et il insiste sur quelques details de la téchnique, tels que ceux relatifs au degré de tension et au traitement post-operatoire: de la plus part d' entre eux depend le résultat opera toire favorable. On expose 4 cas personels. ESTUDIOS SOBRE LA ENFERMEDAD DE CASAL l. COMUN!CACIÓ!\1.- EL COMPORTAMIENTO DE LA SECRLC IÓN GÁSTRICA EN LA PELAGRA Y CONSIDERACIONES SOBRE EL MISMO M. DfAZ RUBIO Clínica M édiCa de la Facultad de Cádtz Profesor: M. DfAZ-RUBIO Aun cuando la aclorhidria, ya de antiguo conocida en la enfermedad de Casal, constituye uno de sus rasgos clínicos más característicos, no queda con ello aclarado, ni mucho m enos, el cómo se comporta el estómago desde el punto de vista ウ・」イエッセ@ en dicho proceso. Y ello por diversos motivos; primero, porque la secreción clorhídrica no es sino uno de los elementos segregados por la mucosa del estómago; segundo, por la necesidad de un conocimiento preciso del mecanismo en virtud del cual se establece el fracaso de la función, y por último, es preciso saber la importancia, significación y lugar que debe de ocupar el m encionado trastorno dentro del cuadro clínico, y no ya sólo en lo que se refiere a la interrelación sintomática, sino también d entro del mecanismo fisiopatológico de la enfermedad. Sobre todo ello, hemos de hacer una serie de consideraciones derivadas del estudio prolongado de nuestros enfermos de pelagra. La existencia de un fracaso de la secreción clorhídrica en la enfermedad de Casal, es ya conocida de antiguo. Sin embargo, la frecuencia de pr..:sentación de la misma varía cuando se analizJn los trabajos de los diversos autores. Así GIVENS 1 encuentra en 1o o pelagrosos que 3 9 presentaban anacidez, estudiada por el método de Ewald. GuTHRIE · ve la existencia de aclorhidria en el 68,9 % de sus casos, presentando de ellos el 6 7, 5 % resistencia a la histamina. BOGGS y PADGET J la encuentran en el 90 % de sus enfermos, MULHOLLAND y KING4, de 107, en el 71,9 %. y BABES y SIONS ven en el 8o o/o aclorhidria, hipoclorhidria en el 14,5 %, clorhidria normal en el 3 % y en el 2,5 % hiperclorhidria, pero presentando todos ellos una notable disminución de la cantidad 、セ@ jugo segregado. V al ores similares son señalados por otros autores. El carácter histamin-resistente es observado por DI.MITRAKOFF. CHOTZEN 6 Y 7 observa .en la mayoría de sus casos aclorhidria con considerable déficit de ClH. Semejantemente es citada tal anacidez por ROGGENBAU 8, MEYER 9, RACHMILEWITZ 10 , GRUNNENBERG 11 , MONAUNI Q セN@ TANNHAU- 323 SER 13, LAVINDER 14, EUSTERMANN v O'LEARY 15 , TURNER 16 Y r7 y muchos otros. FLINKER 18 estudia este punto en forma detenida en 2 7 casos de pelagra procedentes del Krankenhaus für Geistes-und Nervenkranken en Czernowitz. De ellos, si bien en uno encuentra hiperacidez, y en alguno un comportamiento normal, el resto, es decir la inmensa mayoría, presentaban una aclorhidria resistente a la histamina, presentando sólo uno CIH después de ésta. En otro había CIH libre después de la cafeína y tras el desayuno de Ewald-Boas. Era característico que la mayoría presentaban un considerable déficit de CIH, siendo a la vez la acidez total muy baja, al contrario que la cantidad de moco, regularmente muy alta. En 3 casos que fueron reiteradamente explorados en el curso del tratamiento, y que al comienzo eran anaclorhídricos, presentaban CIH libre al mejorar el trastorno, si bien en cantidad muy baja; sin embargo, tras un empeoramiento posterior se ofreció de nuevo la anaclorhidria. LUCKSCH 19 estudia 30 enfermos procedentes de Bukowina. en donde la alimentación maidica es habitual. De estos enfermos son 1 8 explorados de su función gástrica, encontrando en r 6 un marcado déficit de ClH, con una acidez total disminuída o próxima a la normal; era característico el e a r á e ter histamin-resistente de la anacidez. SPIES 20 en 6 enfermos encuentra en todos ellos aquilia, siendo en 5 resistente a la histamina; de ellos, en uno que se repitió después de la mejoría aprecia una desaparición de su aquilia y de su histamin-resistencia. THAYSE:--1 .:. 1 ve en un enfermo valores normales primero; luego, coincidiendo con un brote diarreico, aquilia, al mejorar hipoquilia. pero aquilia tras la curación. Szocs y CAHANA MARES u, ven siempre falta de CIH libre y aprecian después de la histamina una disminución de la cantidad de jugo segregado; tal hecho paradójico ha sido también observado por '1.0sotros, como más adelante se セ・ 。ャN@ MoRAWITZ y MANCKE .?J ven en un caso primero y por dos veces la existencia de aclorhidria, posteriormente abundante CIH libre y por último anacidez histamin-resistente. Finalmente, y como ya antes se indicó, diversos autores, v entre ellos MEYER 9 e igualmente TANNHAUSER rJ, han referido el hallazgo de valores normales. Vemos, pues, de esta referencia la frecuencia extraordinariamente alta del hallazgo de aclorhidria en la pelagra; no obstante, existe, como hemos visto, la posibilidad de ofrecerse un comportamiento normal y aun de cifras altas de ClH libre, si bien esto último sólo se ofrezca excepcionalmente. Los datos recogidos por nuestra experiencia concuerdan en gran parte con los que la literatura enseña, según puede apreciarse en la tabla de la página siguiente. De los datos en ella expuestos, vemos que de los 342 casos de pelagra que fueron por nosotros explorados de su función gástrica, r 78, es decir. el 52,04 %. presentaban un contenido de jugo segregado en ayunas prácticamente normal, encontrándose en cambio en 116, es decir, en el 33·91, una disminución, que era notable en la mitad de ellos. El resto de los casos, o sea 48, mostraban un contenido en ayunas superior a 40, y solamente