Oficio 220-082385 Del 18 de Septiembre de 2012 ASUNTO: TERMINACIÓN DE CONTRATOS NO NECESARIOS PARA LA PRESERVACIÓN DE LOS ACTIVOS Me refiero a su escrito radicado con el número 2012- 01- 210517, mediante el cual, previa las consideraciones allí expuestas, formula a esta Entidad una consulta relacionada con la injerencia de un liquidador de una empresa que hizo parte de un consorcio y que se encuentra aun ejecutando un contrato, en los siguientes términos: ¿Puede un liquidador solicitar a la entidad contratante, que le sean girados todos los recursos o parte de ellos, del contrato que está ejecutando el consorcio, de la cual hace parte la una empresa intervenida? En caso afirmativo, con que flujo de caja contaría el consorcio para continuar con la ejecución del contrato? ¿Puede un liquidador solicitar a la entidad contratante de un consorcio en la que tiene alguna participación la empresa intervenida, que le sean girados todos los recursos de la ejecución contractual antes de terminar el ejercicio contable es decir, a la liquidación del contrato suscrito con el contratante?, en caso afirmativo consorcio con que flujo de caja contaría para cancelar todas las cuentas, facturas, obligaciones y/o compromisos adquiridos por el consorcio durante la ejecución? 3. ¿Puede el Consorcio suministrar la información periódica al liquidador durante la ejecución del contrato del consorcio, donde la empresa liquidada hace parte para que se entere del desarrollo de la misma? 4. Debe el liquidador esperar que se termine la ejecución del contrato del consorcio donde la empresa liquidada hace parte y al final del ejerció contable obtener los resultados de acuerdo a lo pactado por los miembros que componen ese consorcio? Al respecto, me permito manifestarle, de una parte, que de conformidad con lo dispuesto en el artículo 28 del Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo, es función de la Superintendencia de Sociedades la de absolver las consultas de carácter general y abstractas que se le formulen sobre temas de derecho estrictamente societario regulado por la legislación mercantil, y no sobre temas contractuales, procedimentales o jurisdiccionales, y de otra, que según Sentencia C-1641 del 29 de noviembre de 2000, M.P. Alejandro Martínez Caballero, no le es dable a la Entidad como autoridad administrativa intervenir en asuntos de los cuales haya de conocer en ejercicio de facultades jurisdiccionales, en relación con los cuales se debe pronunciar como juez en las instancias procesales a que haya lugar. No obstante lo anterior, este Despacho se permite, a título simplemente de informativo, hacer las siguientes precisiones de orden legal, a la luz de la Ley 1116 de 2006, por la cual se establece el régimen de insolvencia empresarial en la República de Colombia y se dictan otras disposiciones: i) De acuerdo con lo previsto en el artículo 50 ibídem, “ La declaración judicial del proceso de liquidación judicial produce: (… ) 4. La terminación de los contratos de tracto sucesivo, de cumplimiento diferido o de ejecución instantánea, no necesarios para la preservación de los activos, así como los contratos de fiducia mercantil o encargos fiduciarios, celebrados por el deudor en calidad de constituyente, sobre bienes propios y para amparar obligaciones propias o ajenas; salvo por aquellos contratos respecto de los cuales se hubiere obtenido autorización para continuar su ejecución impartida por el juez del concurso” (El llamado es nuestro). ii) Del estudio de la norma antes transcrita, se desprende que uno de los efectos de la apertura del proceso de liquidación judicial, es la terminación de los contratos de tracto sucesivo, de cumplimiento diferido o de ejecución instantánea, así como los contratos de fiducia mercantil o encargos fiduciarios celebrados para los fines allí previstos, sin embargo, el juez del concurso puede determinar qué contratos pueden continuar como medida para preservar los activos de la sociedad. iii) De ahí que el juez del concurso en la providencia de apertura del proceso de liquidación judicial, además de prevenir sobre el particular, ordena al liquidador, de una parte, verificar cuáles contratos son necesarios para la conservación de activos, y de otra, solicitar autorización para continuar la ejecución de los mismos. iv) Luego, si uno de los efectos de la apertura del proceso de liquidación judicial, es la terminación de los contratos de tracto sucesivo, entre los cuales se encuentran los celebrados entre el Estado o un particular y un consorcio para la ejecución de determinada obra, uno de cuyos participantes se encuentra adelantando dicho trámite concursal, el liquidador deberá verificar las condiciones del contrato, las prestaciones debidas, y solicitar el reintegro de los recursos que resultaren a favor del contratista, si a ello hubiere lugar. v) Ahora bien, puede suceder que, a pesar de que la ley consagra la terminación de pleno derecho de los contratos de tracto sucesivo, es indispensable la culminación del mismo, con lo cual le generaría grandes utilidades a la concursada, lo cual redundaría en beneficio no solamente de ésta sino de sus acreedores, pues tales recursos se destinarían al pago de las acreencias insolutas, para cuyo efecto, el liquidador deberá solicitar autorización al juez del concurso para continuar con la ejecución del contrato que se encuentra ad portas de su terminación, indicando la necesidad, urgencia y conveniencia de tal decisión, la que de ser aprobada, implica que el consorcio rinda un informe al mencionado auxiliar de la justicia sobre el desarrollo del contrato y la liquidación del mismo. vi) De otra parte, este Despacho considera procedente definir algunos aspectos relacionados con los consorcios, en los s iguientes términos: 1.- La Ley 80 de 1993, por medio de la cual se expidió el Estatuto General de Contratación de la Administración Pública, le reconoce a los consorcios capacidad jurídica para contratar, tal y como se lee en su artículo 6º., observándose que quienes lo conforman no pierden su individualidad jurídica, asumiendo según los términos de la misma ley (artículo 7º), una responsabilidad solidaria de todas y cada una de las obligaciones derivadas de la propuesta en el cumplimiento de las obligaciones contractuales, y frente a un eventual incumplimiento, afectará a todos los miembros que lo conforman. 2.- Ahora bien, esta forma de asociación es utilizada como un instrumento de colaboración entre aquellos que la integran, que les permite, de algún modo, distribuir riesgos financieros y tecnológicos, fortalecer sus equipos y contratar con el Estado, entre otras cosas. Dicha agrupación no genera una nueva persona jurídica diferente de aquellas que la conforman; nuestro ordenamiento legal tan solo les permite a las personas organizarse mancomunadamente, para que en esas condiciones presenten una misma propuesta para la adjudicación, celebración y ejecución de un contrato con el Estado, pero sin que ello implique que pierdan su individualidad jurídica, respondiendo, según las normas legales al respecto, en forma solidaria por el cumplimiento total de la propuesta y del objeto contratado (Art. 7º., Ley 80 de 1993). 3.- En términos generales, se tiene que el consorcio no es una persona jurídica, sino una modalidad de contrato asociativo no tipificado en la nuestra legislación, por lo que quienes la conforman, tienen amplia libertad para determinar los efectos y alcances del convenio que le da origen, entendiéndose que la responsabilidad de sus miembros es solidaria y mancomunada como ya se indicó, respecto de todas y cada una de las obligaciones que se deriven del contrato estatal, y frente a un eventual incumplimiento afectarán a todos los miembros que lo conforman. 4.- La definición anterior, si bien establece unos parámetros para la constitución del consorcios, ellos son amplios, lo cual permite que los participantes al disponer de amplitud en la conformación de la citada figura se unan en un solo propósito, cual es el de presentar de manera conjunta una determinada propuesta encaminada a lograr cristalizar un contrato con el Estado. Es claro que la mencionada figura, debe ser conformada mínimo por dos personas, bien sean naturales o jurídicas y no existe límite alguno en cuanto al máximo de sus componentes. 5.- Luego, quienes conforman el consorcios, unen sus esfuerzos en aras a lograr la ejecución de un hecho concreto, el cual una vez culminado, conlleva en principio indudablemente a que este consorcio termine, es decir, el término de duración del consorcio dura tanto como dure la obra en la cual están comprometidos los participantes, pudiéndose en la medida en que las circunstancias lo permitan, que los mismos participantes vuelvan a unir esfuerzos y presentar una nueva propuesta para la adjudicación, celebración y ejecución de un contrato con la administración pública. 6.- De lo expuesto anteriormente, se colige que el consorcio, necesariamente surge de la celebración de un contrato entre personas naturales o jurídicas debidamente constituidas, quienes deben ponerse de acuerdo sobre las condiciones particulares para desarrollar el proyecto propuesto, sin que exista un procedimiento preestablecido, distinto al que consagra el artículo 1602 del Código Civil, sobre la formación de los contratos, regla aplicable en materia comercial, por virtud del artículo 822 del Código de Comercio. Los consorciados tienen derecho a percibir los beneficios económicos fruto de la actividad desarrollada por el consorcio. Si bien es cierto que en materia de contratación pública y privada se le otorga la capacidad a los consorcios para que presenten propuestas y suscriban contratos de naturaleza, también lo es que el consorcio como tal no adquiere obligaciones ni derechos, son los consorciados los que tienen que asumir tales responsabilidades y disfrutar de los beneficios que se generen. Si existen créditos a favor del consorcio cada uno de los consorciados es titular de una cuota de crédito y por ende tiene derecho a cobrarlo incluso judicialmente, salvo que se haya pactado la solidaridad activa del consorcio, caso en el cual será el consorcio quien deberá demandar dicho cobro. Para este efecto, el consorcio puede estar representado por la persona que los consorciados hayan designado para la representación del consorcio. En caso de incumplimiento de uno de los consorciados de sus deberes para con el contratante, los demás consorciados deben suplir este incumplimiento pero tienen derecho a exigir del consorciados incumplido el resarcimiento de los perjuicios causados. Cada consorcio es autónomo para definir si lleva o no contabilidad y en caso de llevarla organizarla de acuerdo con la estructura del Plan Único de Cuentas que le sea aplicable en desarrollo de los hechos económicos realizados como consecuencia de la ejecución del contrato, de tal forma que le permita el adecuado reconocimiento, medición, registro, sistematización, valuación, causación, clasificación, revelación e interpretación de la información contable. En concepto del Consejo Técnico es importante y conveniente llevar su propia contabilidad. El registro de los hechos económicos se debe realizar teniendo en cuenta los documentos originales que intervienen en la ejecución del contrato y que pueden ser de orden interno o externo. Estos soportes deben estar debidamente fechados y autorizados por quienes intervengan en ellos o los elaboren. El consorcio o la unión temporal preparará, con base en los soportes, los comprobantes de contabilidad, de acuerdo con los procedimientos y técnicas contables contenidas en el Decreto 2649 de 1993 y la clasificación del catálogo de cuentas establecido por el Decreto 2650 de 1993 y sus decretos modificatorios o el plan de cuentas aplicable dependiendo del sector a que pertenezcan los miembros. En el evento que los asociados pertenezcan a diferentes actividades, deberán hacerse las conversiones y equivalencias a que haya lugar. Los registros en libros se deben efectuar en orden cronológico y de acuerdo con las operaciones realizadas en un periodo no superior a un mes, estableciendo mensualmente el resumen de todas las transacciones por cada cuenta débito y crédito, de tal forma que permita el conocimiento y entendimiento de todos los movimientos realizados por el consorcio o la unión temporal, según sea el caso. Los estados financieros deben ser elaborados con fundamento en los libros de contabilidad en los cuales se hubieren asentado los comprobantes y se deben indicar los procedimientos para conformar y diligenciar los libros de forma que garanticen su autenticidad e integridad (Articulo 125 del Decreto No.2649 de 1993).