méxico multicultural - Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo

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MÉXICO MULTICULTURAL
“Población inmigrante, La Política colonizadora
mexicana en los siglos XIX y XX”
MÉXICO MULTICULTURAL
La historia de las inmigraciones en América Latina corresponde, en parte, a la del
desarrollo de las fuerzas productivas, a la conformación de su población, de sus formas
económicas, y en general, este enmarca el desarrollo de la cultura en su especificidad
nacional.
Los procesos migratorios son parte de la historia que ha ido conformando las nuevas
poblaciones de América. Una vez descubierta ésta por los europeos, con fines de
conquista, se define una primera categoría de emigrantes: los que impondrán su
cultura a los conquistados. En este primer momento, una cultura nativa se somete a
otra invasora y extraña, pero a la vez ejerce sobre ella su influencia. El mestizaje
como signo característico de la colonización ibérica en América, no es más que el
resultado del matrimonio violento entre el invasor y el invadido, de ahí que aparezca
con signos de estigma y de ambigüedad.
En el mestizaje, la cultura material oculta el producto espiritual de la unión de dos
extraños: vencido y vencedor. La ambigüedad del mestizaje radica en que el
vencedor, que ejerce el control político o militar, tiene el poder y los elementos con los
que manipula las fibras sensibles que definen la vida no material de los hombres,
creando en el conquistado un sentimiento de extrañeza ante su propia cultura. A su
vez, este último, mediante esa misma vía de la cultura espiritual, ejerce una atracción
e, incluso, una subordinación de su conquistador.
En México, el mestizaje biológico está inevitablemente enlazado al cultural y a los
fenómenos de aculturación y sincretismo. Éstos no se dan solamente entre el español
conquistador y el indio vencido, sino que abarca a los esclavos africanos que llegan a la
Nueva España para contribuir con su fuerza de trabajo al crecimiento de las fuerzas
productivas. Aunque no aporten elementos de cultura material propiamente dicha, la
influencia de los africanos en las representaciones colectivas fue de tal fuerza que,
aunque cautivos, reducidos a mano de obra de las empresas coloniales, recrearon una
cultura con los elementos de africanía y los que tomaron de su nuevo nicho natural y
social.
Otro núcleo importante, pero que se ha tenido poco en cuenta en el estudio del
proceso de composición de la población colonial, fue el asiático, que, sin constituir una
inmigración forzada como el caso de los africanos, tuvo sin embargo una importancia
señalada en lo económico y en lo social de la época, padeciendo un estigma que operó
en su contra por el prejuicio y la discriminación. A ello se debe que se haya negado a
esta etnia el reconocimiento dentro del cuadro de elementos formativos de nuestro
mestizaje y nuestra cultura.
En el siglo XIX y lo que va del XX, nuevos inmigrantes vinieron a América y se
sumaron a la población de los territorios que ya eran independientes o estaban en su
proceso de liberación. Su incorporación a las sociedades mestizas tuvo vastas
consecuencias culturales que nos obligan al estudio del proceso integrador de la
interculturación en el pluralismo étnico.
El siglo XIX Después de los siglos de coloniaje, -en los que muchas influencias
europeas se incorporan -vía España- a la cultura colonial, el movimiento
independentista inicia en México, como en otros países de América Latina, una etapa
en que nuevas formas culturales surgen como resultado de un sentimiento de
autonomía y una conciencia nacional cuya consolidación empieza a consumarse la
Independencia.
Es entonces cuando la cultura receptora deja de ser dominada para convertirse en
dominante. A partir de ese momento, el pasado indígena emerge entrelazado con la
herencia española. El mestizaje se manifiesta como la categoría dominante. Tanto los
hombres como las costumbres son producto de mezcla, por ello la cultura mayoritaria
es mestiza. La composición étnica de la nueva nación, así como su genética cultural,
está constituida por lo indígena y lo español y aquello que los otros núcleos, que por
minoritarios son negados o desconocidos, también depositaron en el crisol mexicano.
Negros y asiáticos fueron agentes de cultura y parte del nuevo mexicano, pero por
estigmáticos subyacen en la realidad, ocultos en esa dicotomía mestiza indígenaespañola. Esta negación persiste durante todo el siglo XIX, a pesar de que desde tres
siglos atrás las castas fueron la base de la explotación colonial, prueba clara de la
importancia en la economía y la sociedad de los negros.
En el siglo pasado, la integración étnica, en el nuevo sistema económico significó un
cambio de ubicación respecto al pasado colonial. Los indios, sin embargo, no salieron
de su condición marginal y de hecho carecieron de las oportunidades que beneficiaron
al resto de la población. La mayoría mestiza se impone en las actividades sociales,
políticas y económicas, En esta composición de la población el elemento criollo cancela
formalmente su hispanidad pues se ha transformado, durante la Independencia, en
mexicano.
El proceso económico, proyectado en términos de modernización, es la meta nacional
que emprenden los hombres en el poder. Los capitalistas criollos fueron los primeros
agentes del avance de la industria mediante las inversiones. Otros factores de
producción, como el trabaja de la tierra, tuvieron que enfrentar todavía a las
estructuras coloniales que permanecieron asociadas y vigentes con sus
correspondientes sociales; en un país políticamente diferente, se mantenían algunos
rasgos de la Colonia, debido a la persistencia de las instituciones europeas.1
Fuimos herederos de un sistema que duró cuatro siglos y que ni en lo económico ni en
lo cultural terminó con la declaración de la Independencia. Aunque Hidalgo, desde el 5
de diciembre de 1810, declaró abolida la esclavitud, liberó a las cartas del tributo y
entregó a los indios las tierras, pasarían todavía muchas décadas antes de que el
proceso de producción se encauzara hacia las metas anunciadas al comenzar la nueva
vida nacional.
En la cuarta década del siglo -1842- se había logrado el incremento industrial; esa
parte de la economía alcanzaba resultados notables; sobresalían los textiles cuyo
consumo contribuía al mejoramiento de la agricultura, la ganadería, la cría del gusano
de seda y otros renglones de la economía. Al respecto los informes de la época son
elocuentes. Alamán, refiriéndose a las posibilidades de la industria, en 1842, se
pronuncia por impulsarla decididamente:
Alamán no sólo se distinguió como político, ideólogo e historiador, sino también fue un
decidido impulso de las actividades industriales en México. A él se debe la creación del
Banco de Avío... En el siguiente texto, leído a la Junta General de la Industria
Mexicana. siendo Secretario General del Ramo, el 2 de diciembre de 1842, puede
observarse el incremento industrial ocurrido de 1830 a la fecha.2
Paralelamente al desarrollo de la industria, el gobierno propuso la inmigración
extranjera como una solución a la necesidad de poblar ciertas regiones y encauzar su
desarrollo. Pero este criterio estaba asociado a muchos problemas que no sólo
afectaban la vida económica, sino también la vida política nacional e internacional, la
organización social y la cultura, en los procesos de formación de nuestra identidad.
La inmigración de gente de Europa y Norteamérica, debe ser fomentada para que se
establezcan aquí, trayendo sus artes y sus ciencias. Estos beneficios, un gobierno
independiente, escuelas libres, y el matrimonio con europeos y anglosajones,
cambiarán el carácter del pueblo y lo harán ilustrado y próspero.3
Desde los primeros gobiernos independientes, las disposiciones para atraer
inmigrantes fueron diversas y constantes, pero una serie de factores endógenos y
otros de orden internacional no permitieron concretar el panorama migratorio hasta las
dos últimas décadas del siglo XIX. A pesar de esto, los documentos de la época, desde
mediados del siglo, señalan la presencia de 30 a 40 000 extranjeros en una población
total de poco más de ocho millones, de los cuales cuatro millones eran indios, un
millón blancos y tres millones cuatrocientos mil mestizos, con lo que se confirma que
estos últimos fueron la mayoría a la cual se incorporaron los criollos, durante el nuevo
proceso nacional.
Mestizos y blancos fueron las dos categorías de la sociedad independiente; lo indígena,
aunque no excluido, se ve privado de oportunidades para competir en ella. De hecho,
ésta es una consecuencia de la ubicación que tenían los indios en la producción colonial
en la que participaban como sector dirigido; esta condición impidió el cambio de sus
relaciones con los otros sectores de la población. El menosprecio por el indio y por su
capacidad para el trabajo, y su poco desarrollo en otros campos de la cultura, hace
camino a la idea muy temprana de que había que hacer venir a los extranjeros “para
mejorar las cosas”:
La aparición desde un principio de la idea de la inmigración como política nacional,
tiene relación con el optimismo general de los criollos y con su idea de cuáles eran las
necesidades específicas de la nación. Pensar que la presencia de tal idea era sorpresiva
e inesperada, sería aceptar la creencia de muchos criollos de que la historia de México,
a partir de 1821, fue una ruptura dramática y definitiva con un triste pasado. Sería una
visión demasiado simplificada de la colonia al aceptar que la actitud española hacia la
inmigración fue inflexible durante los tres siglos de dominación.4
La expulsión de los españoles en 1826-1833, impide que esta etnia crezca; el clero
mismo en defensa de sus intereses ataca la inmigración; la importancia de esta última
era tan escasa en los años 1815-1827 que el número de extranjeros en este periodo es
de 600 y 900 por año. Pasadas unas décadas, en 1860, los españoles eran 25 000,
había 6 000 franceses, 9 000 alemanes, 6 000 ingleses y apenas 100 norteamericanos.
la característica de estos extranjeros era, por lo demás, la de una población
eminentemente urbana; además de los mencionados, en las ciudades de México había
italianos, belgas, suizos, etc., todos en número reducido.
La preponderancia en la cultura de los rasgos españoles se debió en gran medida a que
los criollos, herederos del país, retuvieron la propiedad de las minas, la tierra y otros
medios de producción. Si bien rechazaron el mando de los peninsulares, eran, pese a
todo, españoles, con apego a sus costumbres y a su origen; también mantuvieron el
dominio sobre los demás estratos étnicos porque el poder del nuevo gobierno estaba
en sus manos. algunos autores piensan incluso que esta situación fue la base sobre la
que pudieron edificar la alianza económica y étnica con la ex metrópoli, para
desarrollar de nuevo la inmigración española en México.
Otros criterios que influyeron en la política colonizadora esgrimieron hábilmente como
argumento las condiciones geográficas y climáticas que propicia la colonización, de
suerte que fueron determinantes para los programas de asentamiento en algunas
regiones; se emitieron las leyes de naturalización (1828), se concedió a los extranjeros
la facultad de tener propiedades (predios rústicos), se concedieron pasaportes de
entrada y salida (1829). En cambio, se prohibió el comercio ambulante a los
extranjeros (1842), también la pesca, el ejercicio de cargos públicos, etc. Mientras, por
otra parte, se libraban luchas internas entre fuerzas políticas animadas por ideologías
que proponían caminos antagónicos en el proceso independiente recién alcanzado.
Se aceptaba ampliamente la idea de que los mexicanos debían dirigir la inmigración
(década de 1820-1830) extranjera hacia las regiones fronterizas de la República.
Lucas Alamán, importante figura conservadora de la política mexicana, historiador y
hábil estadista, compartía esa preocupación por el destino de las despobladas
fronteras. Sus observaciones como ministro de Estado en esa década, muestran la
esperanza de que aquellas tierras y sus habitantes pudieran ser colonizados por
agricultores europeos.5
La organización política fue de hecho el quehacer general del siglo XIX; los primeros
pasos en este terreno se dan con la primera Constitución de 1824, el intento de
reforma de 1833, las leyes orgánicas de 1842, y así hasta llegar a la Constitución de
1857. Los movimientos armados cambiaron la escena política varias veces y su acción
afectó en mayor o menor medida la unidad de los mexicanos que se debatían entre las
dos formas extremas. el tradicionalismo y el modernismo. En esta pugna de intereses
e ideologías, los extranjeros, aunque involucrados, no tuvieron el imperativo de
participar de manera organizada, por estar ajenos a un proceso en el que se
enfrentaban sectores de la mayoría criollo-mestiza. La presencia evidente y creciente
de los extranjeros planteó al país la necesidad de establecer una legislación que
controlara a este sector dentro de los límites de la legalidad. De esta manera
surgieron algunas leyes.
La Constitución de 1857. Estableció igualdad de derechos civiles y garantías
individuales para mexicanos y extranjeros, (Las intervenciones extranjeras deben
verse, en este contexto, como un factor exógeno que no tiene relación -aunque sí lo
afecta- con el proceso interno de integración étnica de 1836, 1847, 1861 y 1864.)
La política de colonización tiene a finales del siglo (1883) su expresión legal en las
leyes sobre enajenación, deslinde y ocupación de terrenos baldíos. Estas leyes,
aunque señalaban diferencias, favorecían a nacionales y extranjeros que quisieran
instalarse como colonos en las regiones de desarrollo. Estas facilidades, y otras más,
para atraer inmigrantes consiguen convencer a algunos extranjeros que conforman los
primeros núcleos de familias para instalarse en calidad de colonos: italianos, rusos,
japoneses, franceses, alemanes.
Ley de Extranjería y Naturalización de 1886. Reconocía la calidad de mexicanos a los
nacidos en el territorio nacional, de padres mexicanos de nacimiento o por
naturalización, y a los hijos de madre mexicana y de padres ignorados o de
nacionalidad desconocida, o nacidos fuera de la República, de madre o padre mexicano
y padre desconocido, y a extranjeros que se naturalizaran conforme a esa ley.
La primera fuente de consulta para conocer la presencia de los extranjeros en México
es la de los censos, que en un primer momento no sólo los cuenta numéricamente sino
que también caracteriza, desde el punto de vista económico y aun cultural, a todos
aquellos residentes en el país.
En la iniciativa que presenta Manuel María Zamacona a la Cámara de Diputados, el 4
de diciembre de 1880, para crear la Dirección de Estadística Nacional... El 26 de mayo
de 1882, se creó en la Secretaría de Fomento una Dirección General de Estadística,
que debía compilar, clasificar y publicar periódicamente los datos recabados en todo el
país... Por lo que se refiere al censo de la población, debería clasificar a los habitantes
por sexos, edades, nacionalidades, profesiones, oficios y grados de instrucción... El
reglamento de la Dirección General de Estadística fue expedido el 10 de junio de 1883
como coronación de los trabajos anteriores... El primero de enero se expidió un nuevo
reglamento con pocas enmiendas importantes, como el registro de entrada y salida de
extranjeros y el nombramiento de inspectores que visitaron periódicamente las oficinas
estadísticas de los Estados y Municipios.6
Para lograr la naturalización se requería:
Artículo
30[constitucional)
II.Son
mexicanos
por
naturalización:
a) Los que nacieron de padres extranjeros dentro de la República, si al mes siguiente
a su mayoría de edad no manifestaron ante la Secretaría de Relaciones Exteriores su
propósito de conservar la nacionalidad de origen.
b) Los extranjeros que teniendo modo honesto de vivir e hijos nacidos de madre
mexicana o naturalizados mexicanos, manifiesten a la Secretaría de Relaciones
Exteriores su propósito de quedar también nacionalizados.
c) Los que hubieran residido en el país cinco años consecutivos, tengan modo honesto
de vivir y obtengan carta de naturalización de la Secretaría de Relaciones.
En los casos de esta fracción y de la anterior, la ley determinará la manera de
comprobar los requisitos que en ella se exigen.7
Las primeras colonias coinciden con el despertar económico de México. Las
inversiones extranjeras ya tenían su centro de actividad en la construcción del
ferrocarril, la explotación de minas, la de maderas y las diversas plantaciones de café,
tabaco, etcétera. A fines de 1877, de acuerdo con Francisco Maza, jefe del entonces
nuevo Departamento de Terrenos Baldíos de la Secretaría de Fomento, el volumen de
denuncias sobre estas tierras (importante porque fueron las que se utilizaron para la
construcción de vías ferroviarias) empezó a incrementarse sorprendentemente. El
nuevo régimen había otorgado un número sin precedentes de concesiones ferroviarias
a partir de las postrimerías de aquel año, Maza atribuyó el creciente interés por los
terrenos baldíos a la inauguración del régimen porfirista:
con el nuevo régimen, el espíritu de empresa se reanimó y con él, el deseo de adquirir
terrenos.
Las mayores denuncias de terrenos baldíos en este periodo, se hicieron al norte del
país en los estados de Sonora y Coahuila. En Sonora, subieron de poco más de 2 000
hectáreas en 1875, a cerca de un cuarto de millón en 4886 y 1888. Un ejemplo fueron
las ventas de terrenos baldíos en Sonora, que reflejan fielmente la historia del
ferrocarril en ese estado. La primera concesión se expidió a mediados de 1875. Las
denuncias subieron de 2 126 hectáreas en ese año, a 29 225 en 1876 y a 30 639 en
1877.8
La participación de los extranjeros en cuanto al desarrollo económico, fue continuada,
puesto que ellos eran el capital, la mano de obra especializada y los colonos. De estas
primeras oleadas, las más significativas por su número y ubicación precisos fueron las
colonias de chinos en el norte, noroeste y sureste del país; las de japoneses y
alemanes en Chiapas, la de los italianos en Chipilo. Además de estos colonos, otros
extranjeros administraban el capital de las inversiones: norteamericanos, ingleses,
etc. Otros más, proporcionaban el auxilio técnico a las empresas. La población
extranjera en general se dividía en dos, europeos y norteamericanos:
... un nuevo grupo de raza ha venido en los últimos años a incorporarse a los que ya
existían y que han sido tan difíciles de gobernar: el grupo norteamericano. Era natural
que el desarrollo de los negocios y la propiedad de los criollos nuevos, tuvieran por
consecuencia forzosa la atracción de muchas y cada día más numerosas unidades
extranjeras, y de muchos y cada vez más cuantiosos capitales; y más natural era,
todavía, que en la corriente de aquellas unidades extranjeras, y de estos capitales
cuantiosos, sobresaliera la procedente de Estados Unidos, una vez que por la llanura
de la altiplanicie interior vinieron las grandes comunicaciones que vencieron los
desiertos de nuestra frontera septentrional. Así ha sucedido en efecto, y la influencia
de] grupo recién venido comienza a hacerse sentir. Ahora el elemento extranjero...
sensiblemente está divido en dos grupos: el de procedencia europea y el de
procedencia norteamericana.9
Otros inmigrantes llegaron en pequeños grupos familiares: los judíos y árabes que
salieron de Siria, Líbano y Turquía, como consecuencia de la opresión del Imperio
Otomano. Pertenecen a la dispersión mundial de la población de esa parte de Asia que
ambicionaba ir a los Estados Unidos y tomó como estación de paso a México. Desde
su llegada estos inmigrantes se dedicaron al comercio, y la mayoría de ellos no
persistieron en su intento de ir a los Estados Unidos y se instalaron en diferentes
ciudades del país.
El siglo XIX en México no fue periodo de grandes movimientos demográficos internos;
la densidad de población era escasa y preocupaba a los gobiernos independientes; la
actividad política y la consolidación de los grupos en el poder ven transcurrir todo el
siglo, mientras la demografía no se ve alterada notablemente, La presencia de los
extranjeros en México refleja, en parte, una serie de condiciones que se derivan de la
situación colonial. Los antecedentes de la presencia europea en México están en el
flujo cultural que recibimos por conducto de España, lo francés, lo alemán, lo italiano.
Durante la Independencia, y después de ella, la influencia europea no desaparece
como presencia. Solamente cambia su papel y su importancia está relacionada con los
nuevos problemas que se plantean al quedar en parte vacío -pues no todos se van- el
lugar de los españoles, De hecho, en el nueve conjunto social, los criollos antiguos son
los nuevos hacendados, la industria, el comercio y la banca corresponden a los nuevos
criollos y a los inmigrantes capitalistas; los mestizos ocupan los puestos de empleados,
profesionales, pequeños comerciantes y agricultores, y los indígenas son el
proletariado agrícola y los jornaleros, El problema de fondo en el periodo de la Reforma
es el de la transformación del régimen de la propiedad colonial; este cambio es
totalizador, en él quedaron implicados todos los sectores económicos y todas las clases
sociales. "Entre las unidades extranjeras que han traído los criollos nuevos, los de
procedencia europea, por afinidades de origen y de carácter, se han unido a dichos
criollos nuevos”.10
Algunos autores definen la lucha por el poder durante el periodo postindependiente
como la lucha entre los criollos y mestizos que está precedida de un periodo de
desintegración, el cual persiste hasta el Plan de Ayuda en 1856 (Juan N. Álvarez no
logra encauzar claramente una oposición criollo-mestiza). Como resultado de las
relaciones y deudas contraídas con el exterior, la presencia extranjera toma la forma
de intervención (1861: se decretó la suspensión del pago de la deuda exterior, que
originó la convención de Londres), dando lugar a la lucha contra la intervención
francesa (1861: los Tratados de la Soledad; 1862, la Batalla del 5 de Mayo; 18641867, el Imperio de Maximiliano). En ella se mezclan los signos de la imposición fomentada desde México que implica una aceptación de la cultura intervencionista- y
los signos de rechazo, como respuesta de las fuerzas nacionalistas. Desde nuestra
Independencia, toda presencia extranjera que recuerde el trauma colonia¡ produce una
reacción de afirmación nacionalista junto a la figura representativa de esta posición
que es Juárez, el presidente liberal. Aunque Maximiliano y Carlota eran también
liberales, representaban sin embargo la intervención extranjera, y no pudieron
conciliar con el liberalismo mexicano. Antes de esta intervención y desde el siglo
XVIII, hay antecedentes de la presencia francesa; los virreyes de Nueva España hacían
llegar a sus dominios a un séquito formado de profesionales especializados; en las
fuentes de Ia época encontramos médicos, orfebres, impresores, peluqueros, sastres,
que extienden sus servicios a los oficiales del virreinato. De Louisiana, después de la
Guerra de los Siete Años, en la que España pierde este territorio, se desplaza un cierto
número de franceses. Su presencia explica ciertos apellidos e influencias que notamos
más tarde en el siglo XIX; algunos franceses llegan al final de las guerras napoleónicas
y se instalan en el estado de Veracruz, otros forman parte en la fundación de Tampico,
según algunos textos.
Así, en el otoño de 1861, Napoleón III no sólo había decidido en principio la
intervención, sino que, incluso, había aprobado ya la candidatura del príncipe que
ocuparía el trono de México. Y sin embargo, es sabido que la primera etapa de la
intervención no sólo corría a cargo de Francia, sino del bloque formado por estos tres
países: Inglaterra, Francia y España. Además es sabido que, pese a sus grandes
deseos de intervenir en los asuntos de México, Napoleón III no se decidió a actuar sin
estar seguro antes de contar con la conformidad y el apoyo de Inglaterra. Así se lo
dijo abiertamente en la primera entrevista que tuvo en Compiègne.11
Y efectivamente, en 1860-1861, la diplomacia británica elaboró tres proyectos de
intervención; de Inglaterra y Francia, primero, y de Inglaterra, Francia y España,
después, los dos primeros, propuestos en febrero y septiembre de 1860, sugerían la
intervención con el pretexto de 'mediar' entre los liberales y los conservadores para
'poner fin a la guerra civil' y salvar así la reacción mexicana de la derrota y asegurar la
dominación posterior de México por capital anglo-francés. Después de la aprobación
de] decreto del 17 de julio de 1861, por el Congreso Mexicano, se intensificó aún más
la actividad antimexicana de los gobiernos inglés y francés.12
En 1821 llegan los contingentes de una inmigración francesa a quienes se les conoce
como, los barcelonettes; su integración económica se dio en el sector de la banca y la
industria; estas actividades estuvieron precedidas de otra que fue el comercio. En
1833, se fundó otra colonia de franceses de Borgoña también en Veracruz,
Cuando la expedición francesa llegó a México y tuvo conocimiento de la existencia de
estas colonias, encuentra a los habitantes identificados con la causa de los liberales
mexicanos, que a la vez influyen para que se produzca la gran deserción en las filas
del ejército francés a partir de 1862, antes del sitio de Puebla.
Al norte del puerto de Veracruz, cerca de Nautla, el doctor (Juan Luis Chavert, médico
francés que estaba al servicio del Gobierno Mexicano) poseía tina propiedad en las
costas del Golfo. Al saberlo el colonizador (Stephane o Etiènne Guénot, ex oficial del
ejército francés), nació en él la idea de ser vecino del doctor Chavert, y resueltamente
se dirigió al puerto de Nautla y a Jicaltepec donde compró una gran extensión de
tierras... por la suma de $800.00. Según historiadores, el señor Guénot los compró a
un señor Gregorio Montoya, vecino de Jicaltepec.
El nuevo propietario, naturalizado mexicano, regresó a Francia para hacer la
propaganda necesaria en la antigua Borgoña, su provincia natal, y buscar los
pobladores de la comunidad, No fue tarea fácil arrancar a los campesinos franceses de
sus viñedos que poseían y cultivaban de padre a hijo durante tantos años, Sin
embargo, el 24 de abril de 1833, en la ciudad de Dijon, firmó un contrato con los
accionistas que había logrado encontrar, y se constituyó la primera sociedad colectiva
con las ochenta personas de ambos sexos que Guénot había reunido, los que se
obligaron a vivir nueve años en México, con un salario para los hombres de 300
francos al año, y de 175 para las mujeres, aparte del mantenimiento general... En el
mes de septiembre del año de 1833 arribaron a Veracruz; más tarde a Nautla, a la
desembocadura del río del Palmar.13
En el periodo que sigue a la Independencia de México, una amplia gama de elementos
étnicos implica la diversificación de modos de vida, técnicas y profesiones. Se
configuran costumbres, alimentación y mentalidades, con lo cual se dinamiza la
actividad de nuestro país recién nacido a la vida nacional. A lo largo del siglo XIX, la
organización de la sociedad, antes colonial y de castas, cambia. Gracias a la
inmigración los técnicos de las minas, de las fundiciones y del trabajo de vidrio y los
textiles abren nuevos campos y fuentes de economía. En las artesanías, los joyeros,
ebanistas, grabadores, pintores, peleteros y otros, hacen posible la expansión de la
vida material y el confort de las clases acomodadas. Los médicos, ingenieros,
profesores, arquitectos y otros profesionales encontraron en México campo fértil para
realizar todo tipo de actividades renovadoras y modernas. Su aportación fue de gran
importancia en el siglo de la Independencia; los historiadores que analizan los factores
del desarrollo económico nos dicen:
La base y fundamento del poder real de las sociedades es la agricultura, ya sea
considerada como el principio vital de la población, ya corno el origen material de la
industria y la fuente inagotable del comercio, que constituyen la esencial riqueza y la
fuerza verdadera de las naciones.... de los progresos de la agricultura o industria
agrícola dependen inmediatamente los adelantos de la industria artificial y fabril que es
aquella que enseña al hombre, después del aprovechamiento del reino vegetal, a
servirse de los rendimientos y riquezas de los reinos mineral y animal.
Más adelante, ocupándose de otros sectores de la economía, añaden:
La industria mineral de México, a pesar de sus adelantos en cuanto a los metales
preciosos, está muy distante de su prosperidad relativamente a los metales comunes y
los fósiles necesarios a los procedimientos de las artes industriales y a la competencia
de los artículos exportables. La ninguna explotación de unos, como el hierro y el
cinabrio, y la mezquina de otros, como el cobre, estaño, plomo, el vitriolo, el alumbre,
azufre, nitro, potasio y otros...14
Respecto a la integración de los extranjeros a la vida de México, don Andrés Molina
Enríquez escribe: colocación estratigráfica del elemento extranjero y de los grupos que
la componen, el elemento de raza colocado más arriba, la casta superior, es en
realidad ahora el elemento extranjero no transformado aún, y dentro de ese elemento,
dividido como está en dos grupos, el norteamericano y e europeo, está colocado como
superior el norteamericano... el elemento extranjero tiene entre nosotros el carácter
de huésped invitado, rogado, y recibido como quien da favor y por su parte no lo
recibe. De allí que nos esforcemos en hacerte grata su visita, con la esperanza, por
una parle, de los provechos que de esa visita nos resulten, y por otra, de que esa
misma visita dé por final resultado la definitiva incorporación del huésped a nuestra
familia nacional.15
Precisando las características étnicas de cada sector, Enríquez dice:
El grupo de los profesionistas es el grupo sucesor de uno de los formados por los
mestizos amparados por la Iglesia, durante la época colonial, y separados de ella a raíz
de la Independencia-. es el grupo sucesor del mestizo educado por los institutos. El
grupo de los profesionistas, si no de la misma cultura general que el elemento
extranjero, que el de los criollos, es de gran fuerza intelectual, y ejerce una influencia
poderosa sobre los demás grupos del elemento mestizo y sobre el elemento indígena.
Está igualmente sometida a las leyes, y reconoce y acata plenamente la autoridad del
grupo director.16
A fines del siglo que nos ocupa, se registra la llegada de los inmigrantes de Extremo
Oriente; chinos y japoneses ingresan al país en número relativamente considerable.
La inmigración china estuvo, como ya se dijo, desde el principio estigmatizada por el
prejuicio y fue blanco de la xenofobia. Desde que en 1874 los Estados Unidos
restringieron la entrada a los chinos, tanto éstos como los japoneses eran
transportados e introducidos clandestinamente a territorio mexicano. En estas
condiciones trajeron también grandes epidemias que obligaron a nuestro gobierno a
tomar medidas restrictivas contra los asiáticos, En 1903 se forma una comisión
especial para estudiar los aspectos de la inmigración asiática y lo que convenía hacer el
respecto. Anteriormente, en 1874, ya había viajado otra comisión que visitó China y
Japón y en su informe recomendó la inmigración japonesa. Con este antecedente,
treinta años más tarde la nueva comisión ratifica su rechazo a la inmigración china. La
xenofobia oficial argumentaba que los chinos tenían "costumbres repugnantes" y eran
portadores de "lacras físicas". En estos años México firma un primer tratado con Japón
que ampara el ingreso de los colonos agrícolas, inmigrantes libres y técnicos
contratados.
El Tratado de Amistad, Comercio y Navegación, firmado entre México y Japón el 30 de
noviembre de 1888, hizo posible la inmigración de los japoneses en la República
Mexicana... Un análisis de las estadísticas japonesas y los censos mexicanos permite
considerar como fecha de iniciación de la emigración japonesa a México el año de
1892. Sin embargo, existe la posibilidad de que hayan emigrado con fecha anterior,
ya sea en forma directa al país o indirecta por las fronteras de los Estados Unidos o por
Guatemala, pero hasta ahora no se han localizado documentos que lo fundamenten.17
Las estadísticas japonesas registraron la emigración anual de sus súbditos a partir del
año 1868, indicando con relación a México, como fecha oficial del año de 1892, 39
migrantes; 1896, 15 migrantes, dando un total de 98 migrantes para el periodo 18921896.18
Después de la muerte del presidente Juárez en 1872, el gobierno de Lerdo de Tejada
no pudo contener los embates de las fuerzas que querían recuperar sus privilegios.
Porfirio Díaz se perfilaba como caudillo en la lucha por el poder; cuando lo consigue, en
1876, México entra en el periodo de la dictadura, durante el cual la industria, el
comercio y en general las riquezas nacionales pasan a manos del capital extranjero.
En este cuadro aparece la contradicción fundamental del México de hoy: el desarrollo
económico no hubiera podido realizarse sin la vinculación al proceso mundial del
capitalismo, lo cual tiene implicaciones de índole social. En los procesos de desarrollo
esto significa, por una parte, el sometimiento a las fuerzas mundiales; por otra, la
confluencia de ideas y la gestación de los movimientos revolucionarios. Los mismos
factores que hacen posible el avance de la tecnología, el arte, la ciencia, en un
momento dado dan origen, amparan y hacen madurar las ideologías liberadoras, que
son las que al final derrotan al sistema que las oprime. Por otro lado, podemos
apreciar que todos esos extranjeros: artistas "exóticos", militares, gente de diversas
creencias, comerciantes que recorrían todos los caminos, introdujeron nuevos modos
de vida que renovaron los que ya existían creando al mismo tiempo formas de cultura
híbridas.
Durante la dictadura de Díaz, el capital inglés y el norteamericano tuvieron un sitio
privilegiado; la extracción de la plata, el cobre y el oro estaban en sus manos. La
extracción del petróleo y del carbón, el comercio exterior, la propiedad de las
empresas de la construcción de vías férreas, proyectadas para el transporte de los
productos nacionales destinados al exterior, también estaban controlados por ellos. El
desarrollo del capitalismo hizo crecer a los dos contrarios fatales: burguesía y
proletariado. Hasta el día de la Revolución mexicana, los proveedores de la mano de
obra barata de las empresas capitalistas eran la masa de campesinos sin tierra que
correspondían en 90% a la población rural, conformada ésta, principalmente, por
indígenas y mestizos. Los indígenas además eran explotados y discriminados en los
obrajes y en las minas. Esta explotación garantizó sus objetivos cuando se perpetró el
despojo “legal” de tierras que pertenecían a los indígenas, Entraron en posesión de
ellas las sociedades extranjera y los terratenientes. Los antecedentes de estas
medidas fueron las reformas del siglo XIX que tuvieron como consecuencia la
reafirmación de la propiedad privada de la tierra.
En su ensayo sobre algunos aspectos económicos y sociales de México, Y G. Mashbits
indica:
La formación de las naciones comenzó en América Latina desde el periodo colonial. El
desarrollo del capitalismo, así como las luchas por la liberación nacional y la conquista
de la independencia, aceleraron el proceso de formación de las naciones en América
Latina. Pero este proceso no debe ser limitado a determinados límites históricos; en
los países latinoamericanos, ese proceso sigue su curso aún en la actualidad y se
entrelaza ahora con el desarrollo del capitalismo en amplitud y profundidad y con la
asimilación de diferentes grupos étnicos. En este sentido resulta de sumo interés el
análisis científico de los diferentes aspectos de la formación y la consolidación de la
Nación mexicana, especialmente si se toma en cuenta lo específico de la historia de
México, el entrelazamiento complejo de diferentes elementos étnicos, las diferencias
materiales y económicas internas que son esenciales, la inmediata vecindad con
Estados Unidos.19
Ampliando su reflexión a la economía enfatiza:
El estudio de los problemas económico-sociales de México tiene una cierta importancia
metodológica y tipológica. El México contemporáneo es un tipo de país atrasado en un
sentido económico que dentro de su evolución capitalista y en medio de un papel
activo del Estado Burgués, ha logrado ciertos éxitos en el desarrollo de su economía.20
Por su parte, V. Ermolaev considera que: "El periodo de la Dictadura de Porfirio Díaz
fue el periodo de la conversión de México en una semicolonia del imperialismo. El
capital extranjero tomó en sus manos las riquezas nacionales y sujetó bajo su control a
la industria y al comercio.”21 Abundando sobre la penetración norteamericana
asegura:
El imperialismo que más se apresuró a penetrar en México fue el norteamericano. Para
finales de todo el periodo gubernamental de Porfirio Díaz las Inversiones de capital de
Estados Unidos en México alcanzaron la cifra de mil millones de dólares, mientras que
los capitales ingleses no pasaban de los 350 millones de dólares. Estados Unidos se
apropió de los recursos petrolíferos de México, se afianzó en la minería y en un
noventa por ciento puso bajo su control al comercio exterior. En manos de los
capitalistas norteamericanos e ingleses se concentró casi toda la extracción del
petróleo, carbón, plata, cobre, oro. El peso específico del capital mexicano en la
industria era insignificante.
También la propiedad de la tierra pasa a manos de ingleses y norteamericanos:
Los capitalistas anglo-norteamericanos se apoderaron en México de enormes
extensiones de tierra. Solamente 269 dueños extranjeros (en 1910) tenían 32
millones de hectáreas de tierra, es decir, el 16.2 por ciento de todo el territorio del
país. A una sola compañía norteamericana que trabajaba en Sinaloa pertenecían en
este Estado 500 mil hectáreas.22
En cuanto a los beneficios de algunas infraestructuras se puede ver que:
Durante el periodo de la dictadura de Porfirio Díaz el capital anglo-norteamericano
emprendió una febril actividad en la construcción de las líneas férreas, que servirían
para asimilar las riquezas naturales de México y lograr un transporte más barato de los
productos mexicanos destinados al exterior. La construcción de ferrocarriles por las
compañías de Estados Unidos e Inglaterra trajo consigo la subordinación y el
sojuzgamiento del pueblo mexicano, pero al mismo tiempo fomentó el desarrollo del
capitalismo. Nuevas clases sentaron sus reales: la burguesía y el proletariado.23
Durante el porfiriato se celebraron los tres primeros censos nacionales, 1895, 1900 y
1910, de los que no hay información acerca de su organización; tardaron cuatro años
en publicarse; el de 1910 se imprimió en 1912 y 1920. Durante la Revolución, todas
las estadísticas se vieron afectadas en su recopilación. Un cuarto censo, el de 1920,
pues debía publicarse cada diez años, tuvo serios problemas por la reducción del
personal y la falta de preparación del mismo, el asesinato de Carranza, el cambio de
autoridades, la incomunicación de muchas poblaciones y la falta de cooperación de
autoridades locales24".
Además de los capitalistas y la mano de obra calificada, desde 1906 hasta la tercera
década de nuestro siglo, México recibe oleadas de inmigrantes procedentes de varios
países de Europa, Siria, Turquía Y Líbano. En su mayoría son continuación de los
desplazamientos que se habían iniciado a finales del siglo pasado. Árabes, libaneses y
judíos europeos llegaron en grupo o familias huyendo de las presiones políticas y
religiosas, en busca de mejores condiciones de vida. Los que llegaban a México eran
parte de esa emigración desviada que, por restricciones legales del gobierno
norteamericano, no llegaron a su destino.
Como ya indicamos, se dedican en su mayoría al comercio, lo que favorece la
ampliación de los mercados nacionales. Con el sistema de abonos hacen circular los
productos a lo largo de todo el territorio nacional y contribuyen a la satisfacción de
ciertas necesidades que las zonas rurales hasta entonces no habían podido alcanzar.
Tanto judíos como libaneses encuentran a algunos de sus paisanos o descendientes
que vinieron en el siglo pasado; éstos, aunque conservaban su identidad de origen, no
estaban propiamente organizados en comunidades. Los pequeños comerciantes
ambulantes alcanzan una movilidad social extremadamente acelerada; en la misma
generación y en pocos años se establecen en comercios y de inmediato pasan a las
industrias. Los hijos de estos inmigrantes pueden prepararse como profesionales,
técnicos, artistas y empleados, gracias a la seguridad económica que les proporciona la
generación pionera. El número de extranjeros ha sido siempre impreciso debido a
que:
Hasta finalizar el siglo XIX la historia demográfica en México se basa, principalmente,
en estimaciones, La Dirección General de Estadística fue fundada el 26 de mayo de
1882 como una dependencia de la Secretaría de Fomento. Durante el porfiriato se
celebraron los tres primeros censos nacionales (1895, l900 y 1910) con el triple
carácter de generalidad, uniformidad y simultaneidad, propia de estos trabajos.25
Ya en este siglo parece haber una preocupación mayor no sólo por cuantificar a los
extranjeros sino también por establecer su situación legal:
Ley de 1908. El Ministerio de Gobernación presentó un proyecto de ley de inmigración
el 21 de noviembre de 1908, en el que se establecía la más completa igualdad de
todos los países y de todas las razas. Ese proyecto se inspiraba en la legislación
norteamericana, excepto en la igualdad, porque, se dijo, la situación de México era
distinta. Las comisiones dictaminadoras, en efecto, aseguraron que Estados Unidos
hacía bien en prohibir la entrada a los asiáticos, y México en aceptarlos, porque sus
condiciones eran diametralmente opuestas; la iniciativa de México era mucho muy
(sic) liberal, pues apenas establecía restricciones para evitar la introducción de
personas atacadas de enfermedades transmisibles y de elementos inútiles y de
anarquistas.26
La Revolución mexicana (1910) significa el enfrentamiento de los sectores burgués y
proletariado agrícola, que se desarrollaron durante el periodo postindependiente y que
se definen durante la dictadura de Díaz como campos antagónicos. No obstante este
enfrentamiento, el proceso capitalista no se interrumpe; de hecho, el movimiento
revolucionario está orientado a las reivindicaciones de los campesinos. El movimiento
obrero ya había surgido con las huelgas de fines del siglo XIX, pero mientras los
protagonistas de la Revolución eran los campesinos mexicanos, los autores de las
huelgas obreras fueron descendientes de europeos inspirados en la ideología socialista
o anarco-sindicalista, ligados a las organizaciones obreras internacionales. En relación
con la demografía de los sectores que componían la población de México:
Según el censo de población de 1910, había en el país 840 hacendados, 411 096
personas clasificadas como agricultores, y 3 096 827 jornaleros del campo. La
población total de México ascendía a 15 160 369 habitantes, La cifra relativa a
jornaleros del campo no puede servir para calcular con exactitud matemática el
número de familias campesinas, porque en algunas de ellas trabajaban y trabajaba el
padre y los hijos mayores, clasificados todos como jornaleros; pero sí es útil para
estimar el número de individuos que dependían del salario rural y que cabe estimar en
12 000 000, o sea, aproximadamente el 80% de la población... Los 840 hacendados,
sin lugar a duda, sí estaban clara y perfectamente clasificados por el censo. Eran los
dueños de la mayor parte del territorio nacional. Uno de ellos, el general Terrazas,
poseía en el norte millones de hectáreas, seguramente el propietario individual de más
extensas tierras en cualquier país y en todos los tiempos. Por eso, cuando alguien
preguntaba si Terrazas era del Estado de Chihuahua, la respuesta era: no, el Estado de
Chihuahua es de Terrazas.”27
En relación con lo anterior, Contreras concluye: "El latifundio ha sido siempre y en
todas partes negación de progreso, llaga social y explotación de millones de parias por
unos cuantos privilegiados."28 La minería y el latifundismo extranjero parecen tener
una relación estrecha:
Cananea es una ciudad productora de cobre del Estado de Sonora, situada a algunos
kilómetros al sur de la frontera con Arizona. La fundó M. C. Greene, quien obtuvo del
gobierno de México, a muy pequeño o ningún costo, varios millones de hectáreas a lo
largo de la frontera. En las minas de cobre de Cananea estaban empleados seis mil
mineros mexicanos y unos seiscientos norteamericanos. Greene pagaba a los primeros
exactamente la mitad de lo que pagaba a los segundos... Han surgido algunas dudas y
discusiones sobre el motivo que precipitó la huelga.
Algunos dicen que se debió al anuncio de un capataz de la mina en el sentido de que la
compañía había decidido sustituir el sistema de salarios por el de trabajo por tareas.
Otros afirman que la precipitó Greene al telegrafiar a Díaz en solicitud de tropas a raíz
de una demanda de los mineros de un salario de X pesos diarios.29
Kenneth Turner, quien hace una consideración de los trabajadores, escribe:
En México no hay leyes de trabajo en vigor que protejan a los trabajadores; no se ha
establecido la inspección de las fábricas; no hay reglamentos eficaces contra el trabajo
de los menores; no hay procedimiento mediante el cual los obreros puedan cobrar
indemnización por daños, por heridas o por muerte en las minas o en las máquinas.
Los trabajadores, literalmente, no tienen derechos que los patrones estén obligados a
respetar. El grado de explotación lo determina la política de la empresa... Además de
esta ausencia de protección por parte de los poderes públicos, existe la opresión
gubernamental; la maquinaria del régimen de Díaz está por completo al servicio del
patrón para obligar a latigazos al trabajador a que acepte sus condiciones.
La situación crítica de los trabajadores es la raíz de la lucha de éstos:
... los seis mil trabajadores de la fábrica de Río Blanco no estaban conformes con pasar
13 horas diarias en la compañía... sobre todo con salarios de 50 a 75 centavos al día.
Tampoco lo estaban con pagar a la empresa, de tan exiguos salarios, $2.00 por
semana por concepto de renta por los cuchitriles de dos piezas y pisos de tierra que
llamaban hogares, la moneda en que se les pagaba consistía en vales de la tienda de
la compañía que era el apéndice de la explotación... Los obreros de Río Blanco no
estaban contentos. El poder de la compañía cernía sobre ellos como una montaña;
detrás y por encima de la empresa, estaba el gobierno. En apoyo de la compañía
estaba el propio Díaz, puesto que él no sólo era el gobierno, sino un fuerte accionista
de la misma. Sin embargo, los obreros se prepararon a luchar. Organizaron en
secreto un sindicato: el Círculo de Obreros.30
Esta situación se hizo extensiva y sensibilizó a las masas obreras de otras partes: “una
huelga en las fábricas textiles de la ciudad de Puebla, en el estado vecino, las cuales
también eran propiedad de la misma compañía; los obreros de Puebla vivían en iguales
condiciones que los de Río Blanco” se pretendía “rendir por hambre a los obreros, lo
cual la empresa creía lograr en menos de 15 días”.31
Los inmigrantes que ya estaban relacionados con la industria textil aprovecharon la
crisis de las fábricas durante el periodo revolucionario. Estas fábricas que fueron
cerradas por falta de capital y de materia prima, por una parte, y por enajenación de
los transportes de los servicios militares, por otra, son adquiridas con muy poco dinero
por los comerciantes en textiles que, como extranjeros, no estaban comprometidos en
el conflicto con ninguna de sus partes, Más tarde, en el periodo de estabilización social
y económica, otros industriales con el sistema de reinversión incrementaron la
producción; las exportaciones fueron de tal magnitud que no sólo transformaron varias
ciudades textileras en centros de primer orden, sino que convirtieron a México en uno
de
los
países
exportadores
durante
la
segunda
Guerra
Mundial.
El petróleo y su explotación motivaron igualmente la presencia extranjera:
En 1921, debido a la continuación del auge petrolero, que trajo gran número de
trabajadores norteamericanos a Tampico, se presentó un proyecto para reformar la ley
de inmigración de 1908; en el sentido de prohibir a trabajadores extranjeros la entrada
al país cuando éste sufriera crisis económicas, si tal inmigración amenazaba la
subsistencia de trabajadores nacionales.32
Pese a Todas las ventajas al inmigrante, se dudaba de ellas:
...si pensamos que nuestro país, como todos los países del Continente americano,
necesita para enriquecer y prosperar, de la inmigración extranjera, debemos convenir
en que no hay un solo incentivo que haga al presente estimable para el inmigrante de
la ciudadanía de nuestra patria.
De la estadística oficial sobre naturalización, podemos inferir, con buena lógica, que a
excepción de algunos hombres de raza amarilla, casi todos los extranjeros que solicitan
carta de ciudadanía, obedecen sólo a una baja necesidad de orden mercantil, para
poder ejercer alguna profesión que, como la de marino o corredor, demanda la
ciudadanía mexicana.33
Las disposiciones legales para regular la inmigración fueron dictadas en el siglo XX,
atendiendo a nuevos criterios. En 1927 se suspendió la entrada de trabajadores
originarios del Medio Oriente, salvo que cubrieron una cuota elevada. La restricción
tampoco se aplicaba a los descendientes y ascendientes así como a los cónyuges de los
ya inmigrados legalmente. Reza así la ley de 1926:
En cumplimiento de la Ley de Migración de 13 de marzo de 1926, el Código Sanitario
de ese mismo mes y año estableció la obligación de las empresas navieras destinadas
al transporte exclusivo de inmigrantes, trabajadores o de colonos, o que
ordinariamente llevaran a México más de diez por viaje, a tener médico o botiquín a
bordo; aparatos para desinfectar, desratizar y desinsectizar; cuidar que todo el buque,
especialmente los departamentos destinados a los inmigrantes o colonos, se
encontrara en buenas condiciones higiénicas; y a proporcionar a los inmigrantes o
colonos una buena alimentación.34
Muy importarles resultan las diferentes categorías de inmigrantes establecidas de
acuerdo con su inserción económica: .
Se consideró inmigrantes-trabajadores a los extranjeros que vinieran a México a
dedicarse, temporal o definitivamente, a trabajos corporales mediante salario; colonos
a los extranjeros que vinieran a radicarse a una región determinada para dedicarse en
ella, por su cuenta, a trabajos agrícolas o industriales. El código sanitario prohibió la
entrada a los enfermos de peste bubónica, cólera, meningitis, tifoidea, tifo, erisipela,
sarampión, escarlatina, viruela, difteria, poliomielitis, tuberculosis, lepra, beri-beri,
tracoma, encefalitis crónica de la infancia, filoriosis, epilepsia, enajenación mental,
enfermedades venéreas, piorrea, etcétera, y las prostitutas, los ebrios habituales, los
toxicómanos y los drogadictos...35
En cuanto a las restricciones no hubo que esperar mucho tiempo, como señala la Ley
del 8 de julio de 1927:
Se restringió la inmigración de negros, indobritánicos, sirios, libaneses, armenios,
palestinos, árabes, turcos y chinos. La restricción se basaba de nuevo en un criterio
racista, pues se hacía no sólo para proteger a los trabajadores, sino para evitar la
mezcla de razas que se ha llegado a probar científicamente producen una
degeneración en los descendientes. Pero aparte las razones de trabajo y razas, las
autoridades proyectaron permitir la inmigración de acuerdo con las posibilidades de
asimilación de las diferentes nacionalidades, pues la experiencia demostraba que con
frecuencia los extranjeros solicitaban la naturalización sólo para tener derecho a
emigrar a otros países, especialmente Estados Unidos, e incluso abandonaban las
casas de extranjeros que después de amasar una cuantiosa fortuna, explotando a Ios
trabajadores mexicanos, regresaban a sus países de origen readquiriendo en muchos
casos su nacionalidad primitiva.36
A los criterios racistas para restablecer las restricciones de la inmigración se
antepusieron la conveniencia y la evidencia de lo absurdo de tales criterios:
Pese a esas prohibiciones continuó en esos años la inmigración fraudulenta de
extranjeros, especialmente negros en Quintana Roo, por eso las autoridades
extremaron sus precauciones, permitiendo sólo la entrada de la servidumbre negra de
la Compañía Pullman mediante fianza no menor de 500 pesos. El acuerdo del 8 de
julio de 1927 según el cual sitios, libaneses, armenios, palestinos, árabes y turcos sólo
podían entrar en México si poseían un capital menor de diez mil pesos; se completó
poco después con la exigencia de una fianza a satisfacción de la Secretaría de
Relaciones Exteriores.37
La ambigüedad de estas leyes demuestra lo impreciso de su contenido:
...la necesidad de establecer el registro de extranjeros, fueron algunos de los
problemas que intentó resolver la ley de migración del 30 de agosto de 1930. En ella
se dispuso distribuir a los inmigrantes de acuerdo con las necesidades nacionales; se
creó el Consejo Consultivo de Migración; se añadió a la clasificación de inmigrantes y
turistas la de visitantes locales de fronteras y litorales; se declaró de beneficio público
la inmigración individual o colectiva de extranjeros sanos, de buena conducta,
capacitados para trabajar y de razas asimilables al medio mexicano...38
La pretensión oficial de recibir oleadas numerosas y selectas de inmigrantes se vio
totalmente frustrada:
A los esfuerzos oficiales en favor de la inmigración no siguió una caudalosa corriente
migratoria que desembocara en México. Vinieron pocos extranjeros y no siempre los
más deseados. Así lo dan a entender los censos de 1895, 1900 y 1910. En la primera
fecha residían en el país poco más de 48 000 extranjeros, el doble de los que había en
la República restaurada; cinco años después se contaban 10 000 más. Para 1910 la
cifra había subido hasta 116 527. De éstos sólo un 9% se dedicaba a labores
agrícolas.39
Además de la preocupación por el ingreso de extranjeros, existía la de la salida de
nacionales que iban al extranjero, los Estados Unidos principalmente, en busca de
mejores condiciones de vida:
Del mismo modo que se continuó prohibiendo la entrada de inmigrantes carentes de
elementos económicos bastantes para subvenir sus necesidades (salvo quienes
vinieron contratados por más de 6 meses con 'salarios suficientes") sólo se autorizó la
salida de emigrantes trabajadores cuando tuvieran contratos por más de seis meses,
también "salarios suficientes". Estos contratos deberían garantizarse con caución
hipotecaria o depósito en efectivo; más aún, con miras a evitar la despoblación se
facultó a la Secretaría de Gobernación para reglamentar la emigración colectiva en el
sentido que las necesidades de momento y de cada región exigían. En fin la igualdad
de circunstancias, la repartición de mexicanos tendría preferencia sobre la inmigración
extranjera. De acuerdo con esta ley, aun a costa de grandes desembolsos, se expulsó
a varios extranjeros cuya estancia era ilegal en México; en algunos casos se permitió
continuaran en el país siempre que trabajaran efectivamente en las labores a que se
habían comprometido.40
En los años siguientes las restricciones son aún más severas y comprenden a todos
aquellos que entrañen competencia para el trabajador mexicano. En 1930, la tercera
Ley de Migración considera de beneficio público la inmigración que presente, por su
origen y condiciones, capacidades de asimilación a nuestra población y a nuestras
condiciones económicas:
El 14 de julio de 1931 se registró temporalmente la entrada de inmigrantes
trabajadores al país, entre éstos se consideraba a quienes no demostraron tener un
capital propio mayor de 10 000 pesos. En la Segunda Convención Nacional de
Migración celebrada en febrero de 1931, se votó la prohibición absoluta de la
inmigración de trabajadores extranjeros en atención a la crisis económica. Como una
consecuencia de la crisis de 1929 puede entenderse el Reglamento de Migración del 6
de junio de 1932. En primer término limitó el derecho absoluto de entrada y salida del
territorio nacional por motivos de “conveniencia pública", en particular se sujetó la
entrada de extranjeros a su "mayor o menor facilidad de asimilación a nuestro medio'.
Facultó a la Secretaría de Gobernación, para que prohibiera cambiaran de “radicación";
condicionó la admisión de los presuntos trabajadores a la presentación del contrato de
trabajo, pero cuando existiera escasez de ocupaciones que pudieran ser desempeñadas
por mexicanos no entrarían a México. Se eximiría de ciertos requisitos migratorios a
los colonos contratados oficialmente y a quienes vinieran de manera espontánea y
justificaran haber adquirido terrenos apropiados y bastantes para dedicarse a la
agricultura. Puso especial empeño en prohibir la entrada de las prostitutas y de sus
explotadores, así como de las 'razas' cuya inmigración se encontrara restringida o
prohibida. Estableció el registro de extranjeros mayores de 15 años y propugnó una
campaña de convencimiento para que los hijos de los extranjeros nacidos en México
optaran la ciudadanía mexicana. También se propuso hacer desistir a los mexicanos
deseosos de emigrar buscándoles trabajo, o en última instancia que lo hicieran
provistos de los documentos necesarios, y aun facultó a la Secretaría de Gobernación a
restringir la salida de los braceros cuando hicieran falta en México.41
Como se ve, no sólo el ingreso de extranjeros, sino también la salida de mexicanos o
su nacimiento en el extranjero, fueron objeto de estas leyes; nuestra Constitución
establece los siguientes artículos sobre extranjeros:
La nacionalidad se adquiere por nacimiento o por naturalización, A) Son mexicanos por
nacimiento: I.- los que nazcan en territorio de la República, sea cual fuere la
nacionalidad de sus padres; II.- los que nazcan en el extranjero de padres mexicanos,
de padre mexicano y madre extranjera, o de madre mexicana y padre extranjero o
desconocido, y III.- los que nazcan a bordo de embarcaciones o aeronaves mexicanas,
sean de guerra o mercantes.42
También prevé la Constitución la incorporación ciudadana de extranjeros:
B) Son mexicanos por naturalización: I.- los mexicanos que obtengan de la Secretaría
de Relaciones carta de naturalización, y II.- la mujer extranjera que contraiga
matrimonio con mexicano y tenga o establezca su domicilio dentro del territorio
nacional.43
En la letra de nuestro máximo instrumento legal, como protección a los trabajadores,
se establece:
Artículo 32. Los mexicanos serán preferidos a los extranjeros en igualdad de
circunstancias, para toda clase de concesiones y para todos los empleos, cargos o
comisiones de Gobierno en que sea indispensable la calidad de ciudadano.44
También prevé la Constitución la limitación de las actividades de los extranjeros en
estos términos:
Artículo 33. Son extranjeros los que no posean las calidades determinadas en el
artículo 30. Tienen derecho a las garantías que otorga el capítulo I, título primero, de
la presente Constitución; pero el Ejecutivo de la Unión tendrá la facultad exclusiva de
hacer abandonar el territorio nacional inmediatamente y sin necesidad de juicio previo,
a todo extranjero cuya permanencia juzgue inconveniente. Los extranjeros no podrán,
de ninguna manera, inmiscuirse en los asuntos políticos del país.45
También en la letra están claramente señaladas las inversiones que se consideran
extranjeras:
Ley para promover la inversión mexicana y regular la extranjera
Capítulo I Artículo 2. Para efectos de esta ley se considera inversión extranjera la que
se realice por:
I.- Personas morales extranjeras; II.- Persona físicas extranjeras; III.- Unidades
económicas extranjeras sin personalidad jurídica; y IV.- Empresas mexicanas en las
que participe mayoritariamente capital extranjero o en las que los extranjeros tengan,
por cualquier título, la facultad de determinar el manejo de la empresa.
Se sujeta a las disposiciones de esta ley, la inversión extranjera que, se realice en el
capital de las empresas, en la adquisición de los bienes y en las operaciones a que la
propia ley se refiere.46
Según esto, tendríamos que considerar a México como uno de los países de América
Latina en los que la presencia extranjera a través de las inversiones es mayoritaria.
Sin embargo:
Artículo 4. Están reservadas de manera exclusiva al Estado las siguientes actividades:
a)
Petróleo y los demás hidrocarburos
b)
Petroquímica básica
c)
Explotación de minerales radioactivos y generación de energía nuclear
d)
Minería en los casos a que se refiere la ley de la materia
e)
Electricidad
f)
Ferrocarriles
g)
Comunicaciones telegráficas y radiotelegráficas; y están reservadas de
manera exclusiva a mexicanos o sociedades mexicanos con cláusula de exclusión de
extranjeros, las siguientes actividades:
a)
Radio y televisión
b)
Transporte automotor urbano, interurbano y en carreteras
b)
c)
d)
e)
f)
g)
Federales
Transportes aéreos y marítimos nacionales
Explotación forestal
Distribución de gas
Las demás que fijen las leyes específicas o las disposiciones
reglamentarias que expida el Ejecutivo Federal.47
A pesar de que había una voluntad oficial aparente por atraer al inmigrante, en las
décadas que siguieron al triunfo de la Revolución se siguió restringiendo su ingreso:
El presidente Abelardo Rodríguez siguió aplicando restricciones a la inmigración de los
trabajadores extranjeros, pero confesó que la ley de 1930 no resolvía con la suficiente
elasticidad el grave problema de la escasez de población y de su irregular distribución,
y el no menos importante de nuestra carencia de un tipo social definido.48
Con propósitos de beneficio económico al país se fijaron cuotas de ingreso: “El 29 de
mayo de 1933 se reformó la ley para que el depósito de los extranjeros estuviera en
relación no sólo con su nacionalidad, sino con el lugar de la República en que se
establecieran.49
El 16 de febrero de 1934 se prorrogó indefinidamente la prohibición de la inmigración
de quienes carecieran de un capital inferior a diez mil pesos, exceptuándose los
técnicos aprobados por la Secretaría de Economía se aceptaron inversionistas con un
capital mínimo de 20 mil pesos, siempre que se ocuparan en negocios agrícolas o
industriales, de ningún modo comerciales.50
Ante la reacción de los inversionistas y trabajadores nacionales el gobierno hizo una:
Reforma publicada en el Diario Oficial de 15 de diciembre de 1934: Los mexicanos
serán preferidos, a los extranjeros, en igualdad de circunstancias, para toda clase de
concesiones y para todos los empleos, cargos o comisiones del Gobierno en que no sea
indispensable la calidad de ciudadano. En tiempo de paz ningún extranjero podrá
servir en el Ejército ni en las fuerzas de Policía o Seguridad Pública.51
Ante la amenaza siempre presente, real o ficticia de las enfermedades y 'vicios" que
los inmigrantes podrían introducir al país, se preveía:
Artículo 73-XVI, Para dictar leyes sobre ciudadanía, naturalización, colonización,
emigración e inmigración y salubridad general de la República:
1. El Consejo de Salubridad General dependerá directamente del Presidente de la
República, sin intervención de ninguna Secretaría de Estado, y sus disposiciones
generales serán obligatorias en el país.
1. En caso de epidemias de carácter grave o peligro de invasión de enfermedades
en el país, el Departamento de Salubridad tendrá obligación de dictar
inmediatamente las medidas preventivas indispensables a reserva de ser
después sancionadas por el Presidente de la República.
1. La autoridad sanitaria será ejecutiva y sus disposiciones serán obedecidas por
las autoridades administrativas del país.
1. Las medidas que el consejo haya puesto en vigor en la campaña contra el
alcoholismo y la venta de substancias que envenenen al individuo y degeneran
a la raza serán después revisadas por el Congreso de la Unión en los casos que
le competan.52
En 1936 nuevamente se expresan los criterios raciales y culturales que destacan el
despoblamiento de algunas zonas y la preocupación por el mestizaje racial; en ese año
se publicó la Ley de Población:
... nuevo nombre de la migración. Ofreció resolver los problemas demográficos
fundamentales: el aumento de la población se opondría mediante el crecimiento
natural, la repatriación y la inmigración. Para lograr el crecimiento natural se
promoverá el fomento de los matrimonios... la función étnica de los grupos nacionales
entre sí, acrecentar el mestizaje mediante la asimilación de los extranjeros... Introdujo
la novedad de las cuotas diferenciales de inmigrantes que se formarían teniendo en
cuenta el interés nacional, el grado de asimilabilidad racial y cultural, y la conveniencia
de su admisión...53
Estas disposiciones legales adquirieron, en 1936, el carácter de leyes de población y
están orientadas a lograr la asimilación del extranjero al país, al mismo tiempo que
protegen al nacional en sus actividades económicas. Desde esta fecha se da
preferencia a los inversionistas, industriales, técnicos y comerciantes. Más adelante, la
Ley General de Población de 1974 establece una limitación y una cuota a la entrada de
extranjeros; ambas se fijan a partir de estudios demográficos y necesidades del país.
Se prefiere a científicos y técnicos, a inversionistas de la industria, el comercio o la
agricultura, Con la mención de esa ley se puede concluir el esbozo del marco legal de
la inmigración en los siglos XIX y XX.
Se debe hacer referencia a nuestra vocación y fidelidad al derecho de asilo. Durante
los últimos 100 años, hemos recibido un número todavía impreciso de refugiados
políticos de distintas partes del mundo. Entre los que contribuyeron al desarrollo de las
ciencias sociales están los refugiados españoles de la Guerra Civil; después los que
sobrevivieron a la segunda Guerra Mundial y que representaban diferentes campos
ideológicos. Más tarde, los exiliados de la revolución cubana, seguidos de los que
salen de los distintos países del Caribe, Centro y Sudamérica por los acontecimientos
políticos que siguen sacudiendo a nuestro continente.
Desde el triunfo de la Revolución, México modifica su política migratoria según lo
señala Kenny:
Política migratoria posrevolucionaria (1921-1934). Presionado por los Estados Unidos,
Obregón no puso en vigor las restricciones que con respecto a la inmigración
extranjera se señalaban en la Constitución de 1917, y se le dio entrada libre al país.
México había pasado por una guerra civil y tenía que recuperarse, en especial
económicamente, para lo cual necesitas el capital extranjero. De 1920 a 1930 hubo
una gran entrada de españoles al país.54
Cardenismo (1934-1940). Poco a poco a partir de 1930, las leyes de inmigración
fueron haciéndose más en el crecimiento de la población mexicana que en la
inmigración extranjera, Sin embargo, de pronto, en enero de 1939, México dictó una
ley por la que se abrían fronteras a los refugiados españoles.55
Este éxodo de refugiados políticos ha marcado una nueva categoría en la inmigración.
De los españoles, la vida científica y académica recibió un esfuerzo vital. Crearon
escuelas y editoriales, vigorizaron las cátedras en las universidades, fundaron
hospitales, sus aportaciones intelectuales están todavía vigentes en la vida nacional.
De las inmigraciones de chilenos, uruguayos, venezolanos, colombianos, argentinos,
nicaragüenses, salvadoreños, haitianos, cubanos, etc., se debe distinguir a los que
vienen a México para prepararse profesionalmente de los exiliados políticos; muchos
emigran porque en la crisis de algunos países no hay oportunidades para ciertas
profesiones, y otros, aunque no están comprometidos con ningún movimiento político,
responden a las oportunidades que brinda México a todo inmigrante. De manera
general se puede decir que su participación en la vida nacional no tiene restricciones
insalvables, por lo que es posible encontrar latinoamericanos en todos los sectores de
la economía, en las profesiones liberales y aun en los puestos administrativos. La idea
de que ser extranjero en México es garantía de riqueza ha creado entre nosotros
sentimientos controvertidos que se vierten en los inmigrantes; la paradoja se consuma
en la xenofobia y la xenofilia, que han sido dos constantes de nuestra historia.
También lo han sido la discriminación y el prejuicio, males de todas las sociedades
colonizadas que, como nosotros, sufrieron la despersonalización y la estigmatización
de su cultura, en su propio territorio,
Los signos ambiguos de admiración y rechazo aparecen, en esta época, como
manifestaciones de clase, cuando se identifica a los extranjeros con el poder, la
maldad, la inteligencia, el dinero, la pobreza o simplemente lo extraño y lo
desconocido. A este respecto, Moisés González Navarro aclara:
Desde el porfirismo se había delineado un creciente nacionalismo popular en oposición
a la xenofilia que ampara a variados y vigorosos grupos... 'México para los
mexicanos'. Los constitucionalistas también utilizaron este lema en su lucha contra el
gobierno norteamericano, pero ello para justificar la limitación de privilegios a los
extranjeros.56
Los conquistadores tuvieron que desdeñar nuestra cultura para justificar su
dominación; por la misma razón calificaron a los africanos como "inferiores"; así fueron
introducidas las categorías racistas de “superior" e "inferior". Estos estigmas se han
depositado en diferentes etnias según el momento y los intereses de los grupos
dominantes que ocultan las virtudes de los dominados. Después del dominio de los
españoles, la "inferioridad" seguía recayendo sobre los indios y los afromestizos; raza
y clase empiezan a ir de la mano. La diversidad de la población obliga a ciertas
alianzas en función de una unión de clase.
Por este mecanismo se llegan a agrupar en el periodo independiente los empresarios
con los nacionales en el poder, los liberales con las fuerzas trabajadoras y los
conservadores con los extranjeros. El porfiriato tiene el signo de la xenofilia que
marca como tarea -entre otras- la de 'mejorar la raza" favoreciendo la inmigración y
las inversiones extranjeras. Pero el desplazamiento tan variado de inmigrantes a
nuestro territorio demostró que las migraciones se realizan por la dinámica propia de
los grupos humanos, aun cuando llevan el signo de la dominación como el
colonialismo. Los fenómenos de transculturación y mestizaje rebasan siempre
cualquier condicionamiento previo o ficticio,
Actualmente, a una distancia de más de ochenta años de nuestra revolución, seguimos
padeciendo la xenofilia y la xenofobia, la discriminación y el prejuicio. No hemos
acabado con la secuela colonialista. Se insiste en atribuir a algunos las carencias que
padecemos todos. Todavía se intenta parcializar el horizonte cultural sin aceptar que
somos un conjunto de elementos vinculados unos a otros. A los indios se les sigue
marginando del proceso de producción y son aún objeto de explotación. A ciertos
mexicanos de origen europeo se les concede la virtud de ser 'más inteligentes" y por lo
tanto de tener más recursos económicos. En realidad su situación se explica en el
cuadro general de la movilidad social que alcanzaron ciertos grupos de inmigrantes al
insertarse en las actividades comerciales e industriales que les permitieron, en poco
tiempo, ascender a las capas más poderosas de la sociedad. Todavía hace poco un
"húngaro" sinónimo de gitano podía ser un “robachicos”, repitiendo lo que nos
imponen los prejuicios con los que se califica a los trashumantes.
Los chinos de Sonora fueron masacrados en los años veinte para despojarlos de todo
aquello que habían logrado acumular; la justificación de este genocidio estuvo en sus
"costumbres repugnantes y sus lacras de salud". La xenofobia antichina contiene
serias contradicciones porque el gobierno firmaba tratados de amistad con esa nación
a la vez que alimentaba el prejuicio popular contra los chinos. La que sigue es una
reflexión ejemplar de la xenofobia antichina:
Antes de que nuestro país tuviera la desventura de ser invadido por la plaga china, nos
habíamos acostumbrado a ver llegar del extranjero a hombres de empresa, caballeros
decentemente vestidos que no acampaban en las playas sino en los mejores hoteles, ni
se alimentaban con arroz solamente, ni se lavaban sus propias ropas. Eran estos
hombres civilizados que no venían a causar lástima sino a fundar empresas y a invertir
fortunas.57
Como se ve, existía un prejuicio contra los chinos y paradójicamente una admiración
por lo extranjero. Un periódico de Mazatlán en 1893 relataba la llegada de los chinos,
como resultado de la firma de un convenio de amistad (firmado apenas unos años
después del tratado con Japón) celebrado entre México y China. Algunos chinos ya
establecidos llevaron comida a sus compatriotas. El autor del artículo -José Ángel
Espinoza- dice acerca de la llegada y presencia de los chinos: "Y en efecto, así llegaron
los chinos a nuestro país; en esas condiciones lastimosas pisaron por primera vez
tierra mexicana: hambrientos, desarrapados, piojosos, vacía completamente la alforja
y sin más mísera moneda de cobre en los bolsillos.58 En estos comentarios, se hace
notar la presencia de los avances técnicos y comerciales traídos por algunos grupos
extranjeros y supuestamente no encontrados en los chinos. Esta diferencia se puede
explicar precisando que la inmigración china se insertó casi exclusivamente en el
sector de servicios desempeñándose también como empleados. En la lista de los
prejuicios debemos incluir el que tenemos en contra de los negros, que nos impide la
aceptación de una de nuestras raíces y de la herencia cultural que de ella recibimos.
De los Estados Unidos de Norteamérica nos llega su expansión económica, y una
influencia inevitable que desafortunadamente no es sólo cultural sino de necesidades
ficticias ajenas a los patrones tradicionales de nuestros pueblos; en México se ha
promovido el consumo de bienes y valores que ni son vitales para nosotros y tampoco
concuerdan con nuestras tradiciones.
Las relaciones intrafronterizas se han situado en un primer plano de importancia, por
los problemas que debemos resolver con nuestros vecinos del norte y del sur. Hay
detrás un sinnúmero de tratados, conferencias y acuerdos entre el gobierno mexicano
y los de Guatemala y Estados Unidos, que constituyen una preciosa documentación en
la que podemos estudiar el porqué la vecindad con el norte ha tenido repercusiones
fundamentales para México; sin compartir la misma idiosincrasia hemos tenido que
asumir una penetración consumista que nos empobrece culturalmente. Al sur, nuestra
proximidad significa compartir problemas y necesidades, afinidades y divergencias. Lo
que parece evidente es que en las relaciones con las comunidades fronterizas del norte
y del sur están en constante activación y confrontación cultural los símbolos de
nuestra reafirmación nacional. Están presentes en un sentimiento en el que se
condensan los siglos de nuestra historia y se manifiestan en una amplia combinación
de variables que van desde la competencia, la admiración y la imitación de las formas
de vida material de los vecinos del norte, hasta la solidaridad, la hospitalidad y la
ayuda o la explotación de los inmigrantes vecinos del sur.
Los emigrantes que van "al otro lado" y los inmigrantes que llegan “del Sur”,
pertenecen al fenómeno del bracerismo y la movilidad de la fuerza de trabajo. Cuando
los braceros regresan a sus respectivos territorios están aculturados en los nuevos
valores de la cultura fronteriza. Los guatemaltecos han entrado por Chiapas a lo largo
de años, lustros y siglos estableciendo con México lazos de trabajo, de sangre. De
Guatemala han llegado: braceros para los campos, intelectuales, universitarios,
artistas, refugiados políticos y algunos de ellos han sido declarados hijos predilectos de
México.
En la ciudad de México, que está entre las más pobladas, viven hombres y mujeres de
todas partes del mundo. Tenemos los ingredientes de la cultura universal.. En lo que
fue la antigua 'ciudad de los palacios", de la que emerge el Templo Mayor de los
aztecas, las construcciones coloniales y el México moderno, tiene lugar el abrazo, no
sólo de las culturas del pasado sino de la nueva cultura urbana que está surgiendo en
América Latina, como en las ciudades europeas de principios de siglo, En una sola
metrópoli conviven y transitan: asiáticos, africanos, conosureños, centroamericanos,
europeos, caribeños y norteamericanos.
Este urbanismo cosmopolita, que se extiende a otras ciudades de la República, se debe
al constante flujo migratorio que nos obliga a compartir nuestro espacio, nuestro
trabajo y nuestros bienes. A diferencia de otras ciudades americanas de baja
demografía, aquí y ahora está la familia de los perseguidos de todo el continente,
amparados por el derecho de asilo, construyendo en el pluralismo cultural un nuevo
latinoamericanismo que, aunque sometido al capitalismo, lleva al impulso y la fuerza
de
lo
múltiple
y
lo
diverso.
Haciendo una síntesis desde esta óptica, marcando la diferencia entre los inmigrantes
de este siglo y los que trajo el sistema colonial, podemos concluir que el siglo XVIII fue
de los empresarios españoles, el México borbónico fue impulsor del florecimiento de las
minas, la industria harinera, el comercio del trigo, el de las sedas, las porcelanas y de
todas aquellas manufacturas que nos llegaron de Asia en las Naos de China. Éste es el
mundo que agoniza con la Independencia. De esas oligarquías se desprende la
formación y el desarrollo de la burguesía del siglo XIX, en la que alemanes, ingleses,
franceses y norteamericanos toman las riendas de las empresas, controlan los
mercados y hacen circular las mercancías. En este contexto no es extraño que
Maximiliano, en 1866, abra la inmigración a todas las naciones. Diez años más tarde
el decreto sobre colonización otorga a las empresas amplias subvenciones para
recompensar su tarea. A los inmigrantes se les concede la naturalización y la
ciudadanía, amplios créditos y facilidades para iniciar su integración económica y la
propiedad de los terrenos que ocuparán.
A principios de este siglo, la población extranjera alcanzó la proporción de 0.7%;
Actualmente, rebasado todas las expectativas y los pronósticos. Lo evidente es que
aunque
la
Población
extranjera
no
fue
nunca
altamente
significativa
demográficamente, su importancia en México se debe a su peso económico, a la
influencia de su cultura y a su actividad como agente promotor de cambio y
transformación tanto en la estructura económica como en la vida cultural y social del
país.
Cuando los inmigrantes se organizan en comunidades distintivas adquieren para el país
receptor un significado diferente del que tuvieron cuando sólo eran empresarios,
comerciantes, banqueros, etc. Cuando se convierten en comunitarios que junto con
otros representan una cultura aparte, adquieren la pauta de una minoría en la que
ciertos rasgos propios -lengua, religión, idiosincrasia- se expresan en el interior del
grupo y aparecen como código y valores de esa minoría. Los límites étnicos marcan
un contraste con otros grupos minoritarios y con la mayoría. Esos límites son las
fronteras étnicas que separan a un grupo minoritario de otros y de la mayoría nacional,
En México, los millones de personas de origen extranjero se suman a los que guardan
todavía algunos rasgos de la cultura de sus antepasados. La importancia que la
inmigración tuvo y tiene en México consiste en que, habiendo sido al principio una vía
de dominación e imposición colonial, se ha convertido en el siglo XXI en un factor de
diversidad y aportaciones a la cultura nacional.
Por todo ello, deben ser estudiados a partir de sus formas de ingreso según la época y
el destino que tuvieron en la vida nacional. El historiador tiene en el tema de la
inmigración una tarea de síntesis y un campo de análisis en el contexto socio cultural
del momento en el que llegaron a México. Este contexto debe desprenderse del
conocimiento de cada época y cada periodo de nuestra historia. El fenómeno de la
migración en general pertenece a la historia universal; con ella se relacionan los
factores que le dan un propósito y los que le dan un destino.
---------------------------------------------------------------------------------------------------Referencias bibliográficas
POBLACIÓN INMIGRANTE
Luz María Martínez Montiel
(Este documento forma parte del texto Inmigración y Diversidad Cultural en México,
publicado por la autora en el Programa México Nación Multicultural de la UNAM,
México, 2005).
http://www.nacionmulticultural.unam.mx/Portal/Izquierdo/BANCO/Mxmulticultural/Pobla
cioninmigrante-lapoliticacolonizadora.html
1 Pedro Henríquez Ureña, Historia de la Cultura en la América Hispana, p. 34.
2 Álvaro Matute, Mexico en el siglo XIX. Antología de fuentes, p. 140
3 Dieter George Berninger, La inmigración en México (1821-1857), p. 25. apud.
Germán Correa, “Sobre la colonia” en historia mexicana.
4 Ibid, p. 21, apud Robert J. Shafer, The Economic Societes in the New World.
5 Ibid, pp. 30-31, apud, Lucas Alamán, Memoria presentida al Soberano Congreso
Mexicano por el secretario de Estado y del Despacho de Relaciones Interiores y
Exteriores.
6 Moisés González Navarro, El porfiriato: la vida social, pp. 3-5.
7 Felipe Tena Ramírez, Leyes fundamentales de México, 1808-1978, p. 772.
8 John H. Coatsworth, El impacto económico de los ferrocarriles en el porfiriato.
9 Andrés Molina Enríquez, Los grandes problemas nacionales, p. 146.
10 Ibid, p. 147.
11 A. Belenki, La intervención extranjera en México 1861-1967, p. 48, apud. Como
señalaban C. Marx y F. Engels, ya en 1858 Napoleón III sabía perfectamente que “los
Tambaleantes cimientos de su poder dependían de su alianza con Inglaterra”, Obras
completas, volumen I, p. 506.
12 Ibid, p. 49.
13 Carlos Ernesto Bernot, Datos sobre la colonización de Jicaltepec San Rafael, pp. 12.
14 Álvaro Matute, op. cit., pp. 94, 97.
15 Ibid., pp. 178-179.
16 Álvaro Matute, op. cit., pp. 94,97.
17 María Elena Ota Mishina, Migración japonesa a México (1890-1977), p. Ia. apud,
Secretaría de Relaciones Exteriores. Documentos para el primer tratado México-Japón.
Véanse artículos III y IV.
18 Ibid., p. 2a., apud, Kaigi Iju Tokei (Estadísticas de la migración a ultramar), pp. 41
y 42
19 V. Ermolaev, Y. C. mashbits et. al., Ensayos de historia de México, p. 46.
20 Ibid., p.47.
21 Ibid., p. 84.
22 Loc. cit.
23 Loc. cit.
24 Moisés González Navarro, Población y sociedad, tomo I, p. 31. Véanse gráficas y
cuadros.
25 Ibid., tomo Y, p. 31.
26 Moisés González Navarro, La vida social, op. cit., p. 181.
27 Mario Contreras, Antología México en el Siglo XX (1900-1913), tomo I, pp. 119120, apud, Jesús Silva Herzog, “La concentración de la tierra”.
28 Ibid., p. 122.
29 Ibid., p. 122.
30 Ibid., pp.138,139.
31 Moisés González Navarro, op. cit., tomo 2, p. 37.
32 Moisés González Navarro, op. cit., tomo 2. p. 37.
33 Mario Contreras, op. cit., pp. 32-33.
34 Moisés González Navarro, op. cit., tomo 2, pp. 41-42
35 Ibid., p. 42.
36 Ibid., tomo 2, p. 43, apud, Memorias de la Secretaría de Relaciones Exteriores
1926-1927, pp. 512-513.
37 Ibid., tomo 2, pp. 43-44
38 Loc. cit.
39 Moisés González Navarro, La vida social, op. cit., tomo 2, p. 46.
40 Moisés González Navarro, Población y sociedad, op. cit., tomo 2, p. 46.
41 Ibid., tomo 2, pp. 47-48.
42 Felipe Tena Ramírez, op. cit., p. 835, capítulo II, De los mexicanos.
43 Ibid., p. 835.
44 Ibid., p. 835.
45 Ibid., p. 836, capítulo III, De los extranjeros.
46 Carlos A. Echánove, Manual del Extranjero, p. 296.
47 Ibid., p. 297.
48 Moisés González Navarro, Población y sociedad, tomo 2, p. 48.
49 Ibid.
50Loc. cit
51 Felipe Tena Ramírez, op. cit., p. 890. Reforma al artículo 32 publicada en el Diario
Oficial, 15 de diciembre de 1934.
52 Ibid., p. 907. Reforma publicada en el Diario Oficial, 18 de enero de 1934.
53 Moisés González Navarro, op. cit., tomo 2, p. 49. Véase el Manual del Extranjero,
capítulo V.
54 Michael Kenny, et al, Inmigrantes y refugiados españoles en México, Siglo XX, p.
32. Anuario Estadístico.
55 Ibid., p. 33, apud, Archivero de la Embajada, 1939: Caja V.
56 Moisés González Navarro, Población y Sociedad, tomo 2, p. 87
57 José Ángel Espinoza, El problema chino, p. 290.
58 Ibid., pp. 75~77.
http://www.nacionmulticultural.unam.mx/Portal/Izquierdo/BANCO/Mxmulticultural/Poblacionin
migrante-lapoliticacolonizadora.html
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