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Palestras do VIII Congreso Latinoamericano de Especialistas en Pequeños Rumiantes y
Camélidos Sudamericanos – Ruiz (p.88-95)
SITUACIÓN ACTUAL DE LA PRODUCCIÓN DE CAMÉLIDOS SUDAMERICANOS EN
LATINOAMÉRICA
Béjar, J.A.R.1
Introducción
Existen cuatro especies de camélidos sudamericanos. Dos domésticas, la alpaca y la llama; y dos
silvestres, la vicuña y el guanaco. La alpaca, la llama y la vicuña habitan principalmente las zonas
altoandinas de Sudamérica sobre los 4000 msnm, en lugares donde no se puede practicar la
agricultura y en donde la mala calidad de los pastizales no permite lograr mejores índices de
producción y productividad. La mayor población de guanacos habita el extremo sur del continente,
en la región patagónica que comparten Argentina y Chile. La crianza de alpacas y llamas, son el
único sustento de miles de familias del mundo andino. En las dos últimas décadas se ha impulsado
la protección de la vicuña y el guanaco y la explotación racional de su fibra lo que permite generar
buenos ingresos para las comunidades y productores dedicados a su explotación. La fibra es el
principal producto que se obtiene de la explotación de los camélidos, su alta calidad textil permite
elaborar prendas de vestir de alta calidad y elevada cotización internacional. La carne es utilizada
principalmente para el autoconsumo y para la venta en los mercados regionales, aunque su alto
contenido nutricional y su bajo contenido de colesterol, pueden otorgarle un valor agregado para
mejorar los ingresos de los productores. Las pieles y cueros se utilizan básicamente para la
artesanía. La comercialización de los productos que se obtienen de los camélidos se realiza en
forma desfavorable para el productor. Para el caso de la fibra la comercialización es a través de
intermediarios locales y regionales, los cuales desmerecen el precio real de la fibra, afectando los
ingresos del productor. Además existe una pobre homogeneidad de la calidad de la fibra, volúmenes
insuficientes de comercialización y escasa tecnología para la producción (Ruiz, 2011). La
comercialización de la carne se realiza de manera informal, con una mala presentación del producto,
a pesar de tener mejor contenido de proteínas que otras carnes y por el mínimo contenido de
colesterol hace que su consumo sea más saludable y responda a las necesidades y requerimientos
del consumidor moderno, sin embargo tiene un injustificado prejuicio y discriminación en los
medios urbanos en donde el consumo es muy bajo (FAO, 2005a). Por otro lado, debido a los
inadecuados sistemas de producción, matanza, control sanitario, selección de los animales con
destino de matadero, clasificación de la carne, mercadeo y legislación, la carne proveniente de estos
animales es de calidad muy irregular y el consumo se ve limitado a los sectores poblacionales más
pobres de Bolivia, Chile y Perú (FIA, 2000). Asimismo se pierden grandes cantidades de pieles y
cueros por mal manejo de los mismos y es un recurso que aún no es bien aprovechado (Ruiz, 2011).
La explotación actual de los camélidos sudamericanos se lleva a cabo siguiendo sistemas
tradicionales no siempre eficaces, lo que les impide alcanzar su verdadero potencial productivo.
Problemas tales como la alta morbilidad y mortalidad, baja eficiencia reproductiva y lento
crecimiento (Ruiz, 2008), afectan tanto la producción de fibra como de carne y disminuyen los
ingresos de los productores. Por otro lado, el deficiente manejo de las praderas resulta en un
inadecuado suministro de nutrientes y pone en peligro la sustentabilidad del sistema por la creciente
erosión del suelo (Fernández Baca, 1991).
En la actualidad, los camélidos sudamericanos probablemente constituyen el único medio de
utilización productiva de las extensas áreas de pastos naturales de las zonas altoandinas donde no es
posible la agricultura ni la crianza económica de otras especies de animales domésticos, debido a
que convierten con inusual eficiencia, los pastos pobres de estas alturas en productos de alta calidad
como son la fibra y la carne (Quispe y col, 2008). Sin embargo en las comunidades campesinas hay
una tendencia a poseer un número de animales por encima de la capacidad receptiva de los
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Laboratorio de Biotecnologías Reproductivas. Universidad Nacional de Huancavelica. Perú.
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pastizales lo que conduce al sobrepastoreo (FAO, 2005a). El manejo inadecuado y el sobrepastoreo
están generando un proceso de degradación de los pastizales lo que se traduce en bajos índices de
producción y productividad (Ruiz y col, 2004). Los pastizales altoandinos están muy degradados en
términos de composición botánica y estabilidad del suelo. Este nivel de degradación está asociado a
los sistemas de tenencia de la tierra y al sobrepastoreo, encontrándose los pastizales más pobres en
áreas donde la propiedad del ganado es individual y el uso de la tierra es comunal (Flores, 1991). En
la sierra del Perú el 60% de los suelos agropecuarios están afectados por procesos de erosión de
mediana a extrema gravedad. Esta realidad limita la implementación de programas de mejoramiento
genético, ya que estos no pueden prosperar si es que no se mejoran las condiciones alimenticias
para el ganado, la expresión de genes de calidad en una población animal está influenciada por la
alimentación. En estas condiciones es de imperiosa necesidad el mejoramiento de los sistemas de
pastoreo, de la condición de los pastizales y del estudio de especies forrajeras de mayor velocidad
de crecimiento y resistencia a las condiciones climáticas existentes en la zona altoandina, esto
aunado a la introducción de genes a través de tecnologías reproductivas como la inseminación
artificial y la transferencia de embriones permitiría una mayor producción y productividad de las
especies de animales y de este modo a mediano y largo plazo mejorar las condiciones económicas
del productor agropecuario altoandino.
En Peru
Para el caso de las alpacas la mayor población corresponde a la raza Huacaya con un 85% mientras
que la raza Suri sólo representa el 15% de la población total. Para el caso de la llama hay cierto
grado de equilibrio entre las dos razas existentes, con un ligero predominio de K’ara que representa
el 58 por ciento de la población de llamas a nivel nacional y un 42% para la raza Chaku. Asimismo
el Perú cuenta con una población aproximada de 200,000 vicuñas la cual va en aumento año tras
año y solo cuenta con 3810 guanacos en peligro serio de extinción.
En el Perú para el 2001 la producción de carne de alpaca y llama fue de 8,271 y 3,209 TM
respectivamente. El consumo per cápita anual de carne de alpaca es de 0.32 kg. El comercio de la
carne de alpaca se desarrolla en mercados restringidos a la zona andina y mercados informales de la
costa (INIA, 2003). Los productores ofrecen el producto, como animales en pie o como carne
(fresca o deshidratada). Los animales en pie son vendidos a intermediarios rescatistas que los llevan
a los mercados urbanos para su beneficio y comercialización (Ruiz y col, 2004). En la medida en
que el producto se comercializa de manera informal en el mercado, los precios de la carne en la
zona urbana se cotizan debajo de las demás carnes, representando un 30% con respecto a los ovinos
y un 50% respecto a los vacunos (Vilca, 1991).
Una modalidad de consumo de la carne de camélidos es transformándola en charqui, proceso que
consiste en deshidratar la carne. El proceso consiste en pedacear la carne desgrasada, prensarla y
salarla para luego colgarlas en estacas bajo los rayos del sol y sometiéndola a la acción de heladas
durante la noche. La carne procesada como charqui puede mantenerse por un lapso de 4 a 5 meses
con valores nutritivos más altos que los de la carne fresca, posibilitando su transporte y
comercialización (MINAG, 2005).
La carne de alpaca y la de llama tiene diversos destinos el autoconsumo (generalmente en animales
viejos o que han muerto por accidentes), trueque o para la venta. La carne se ofrece en los mercados
regionales, mientras que las vísceras son utilizadas para el autoconsumo. La comercialización se
desarrolla en condiciones desfavorables al producto en cuanto a calidad y presentación se refiere,
puesto que no son beneficiadas en camales y se trasladan en mantas hacia los centros de consumo,
produciéndose un excesivo manipuleo, generándose un mercado informal (MINAG, 2005).
La mayoría de productores no tienen vinculación directa con el mercado, por lo que se desconocen
los requerimientos de cada uno de los eslabones de la cadena de comercialización. La producción de
carne de camélidos no obedece a ningún parámetro comercial y tampoco está enfocado a los
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requerimientos específicos de un mercado de la carne, de modo que pueda afirmarse que la
producción vendida por el productor es un sub- producto de la crianza familiar (Espíndola, 1997).
La carne, tanto de llama como de alpaca, posee un consumo bajísimo en los medios urbanos, pese a
sus extraordinarias cualidades nutritivas, como lo son el bajo porcentaje de grasa y un nivel de
proteína más alto en relación a otras especies, características adecuadas para los perfiles
nutricionales de las sociedades modernas (FAO, 2005b). El mayor problema que limita la
aceptación de la carne de camélidos para el consumo humano, es el de la sarcocistiosis, enfermedad
parasitaria que no afecta al hombre pero altera su aceptabilidad al generar un aspecto desagradable
al producto, y ser confundida con otra parasitosis de alto potencial zoonótico. Se suma a ello que se
considera a la carne de camélidos como alimento único de campesinos y no para las poblaciones
urbanas debido a la idiosincrasia entre las personas del burgo (FAO, 2005b).
Con respecto a la fibra el Perú es el primer productor mundial de fibra de alpaca. En el 2001 la
producción peruana de fibra de alpaca y llama fue de 3900 y 711 TM respectivamente. El 90% de la
producción interna de fibra de alpaca es utilizada en elaboración de productos textiles destinados al
mercado internacional. En el 2001 las exportaciones de fibra en sus diversos niveles de
procesamiento, alcanzaron un valor de 38 millones de dólares americanos (Ruiz et al 2004) y para
el año 2003 se registró una producción de 6440 TM por un valor encima de los 82 millones de
dólares (De Los Ríos 2006). Los volúmenes más significativos ofertados en el mercado
corresponden a la fibra de alpaca, mientras que la de llama se orienta básicamente para el
autoconsumo, ofertándose marginalmente, mezclada con la de alpaca (MINAG, 2005).
La oferta de la producción de fibra está determinada por el período de esquila. En el Perú se realiza
mayormente durante los meses de octubre a diciembre, previo a la estación de lluvias. Ofertándose
desde noviembre hasta abril. Los meses restantes el productor mantiene en “stock” ciertos
volúmenes en la expectativa de mejores precios, gastos en fechas importantes (inicio del año
escolar, semana santa, fiestas patrias, o algún acontecimiento importante de la comunidad o
parcialidad) o para casos de emergencia (MINAG, 2005).
La comercialización de la fibra de alpaca y llama se caracteriza por un alto nivel de intermediación
y la limitada capacidad de negociación de los productores. Esta situación convierte a los criadores
en precio-aceptantes por cuanto no están en capacidad de definir precios ni canales de
comercialización, los cuales son impuestos por los demás agentes de la comercialización (Ruiz y
col, 2004).
En Argentina
La población de llamas en Argentina estimada es de alrededor de 200,000 animales, la población de
guanacos es de 460,000 animales y la de vicuñas de 32,000 ejemplares (Frank 2005), no existen
reportes oficiales de la existencia de alpacas, sin embargo el año 2012 se introdujeron 50 alpacas a
la Provincia de San Juan desde Chile para que mediante la transferencia de embriones aumentar la
población con el uso de llamas como receptoras (Comunicación personal).
Existen escasas acciones de aprovechamiento autorizado de poblaciones silvestres de vicuñas y
guanacos que están en manos de empresas comerciales o pequeños productores con financiamiento
externo. Básicamente en Vicuñas hay dos sistemas alternativos de aprovechamiento, el encierre y la
esquila controlada que ejecuta el proyecto MACS en Cieneguillas (Jujuy) y el sistema de criaderos
del INTA Abra Pampa (Jujuy). En Guanacos es básicamente similar, pero predominan los criaderos
intensivos y existe una variante de criadero extensivo con animales solo amansados. El sistema de
captura se ha implementado hace poco luego de muchos intentos que fracasaron en encerrar
animales. En ambos casos el objetivo fundamental es la exportación de fibra en bruto, solo algunos
pocos casos se incluye carne de guanaco en los criaderos intensivos (Frank, 2005).
Para el caso de las llamas, la gran mayoría de los criadores son pequeños productores (90%) que
poseen en promedio una tropa de no más de 80 animales que a su vez poseen ovejas y en algunos
casos vacas y cabras. Sólo una pequeña porción de criadores de Llamas de Argentina son
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productores económicamente estructurados y con una rentabilidad interesante. En esta especie
tradicionalmente se definían dos sistemas de producción: fibra-carne y carne-fibra en base a cuál es
el producto más importante, ahora se agregan algunos sistemas que incluyen la venta de
reproductores y/o animales para valor escénico. En estos momentos el sistema fibra-carne es el más
importante debido al precio de la fibra y a la fluidez de la comercialización. La carne depende más
de la capacidad negociadora del criador y su distancia con los centros de consumo (Frank, 2005).
La fibra de vicuña es comercializada por licitación pública de la cooperadora del INTA Abrapampa
y a través del consorcio formado con las empresas internacionales interesadas en la misma. Para el
caso del Guanaco la situación es ligeramente similar, pero debido a las menores restricciones
legales la comercialización tiene mayor fluidez. Además de las licitaciones o concursos de precios
que organizan algunas provincias (Río Negro) las ventas se realizan en forma directa de la empresa
al exportador o industrial (Frank, 2005).
La fibra de Llama que anualmente se comercializa fluctúa entre 50-70 ton., esto depende del
mercado y del estado de los animales, siendo la provincia de Jujuy la mayor proveedora.
Lamentablemente no se tiene información sobre la fibra que se procesa en formal familiar y
artesanal, ya que no se dispone de formas de recolección de información comercial (Frank, 2005).
La faena se realiza tradicionalmente en la propia finca del productor y de allí se comercializa como
carne fresca (100%), algunas alternativas que van surgiendo es la instalación de mataderos que
puedan ser autorizados por SENASA para una faena controlada, pero al momento tienen poca
injerencia en la masa total de carne faenada. Producto del proyecto del sistema INCO (Unión
Europea) que estudia la problemática de la carne de Llama y que como tal ha generado productos
cárnicos elaborados que algunos productores están tratando de implementar a nivel comercial. Los
productos mejor logrados son: salame y chorizos para consumo fresco, jamón del miembro
posterior (violino), bresaola (similar a la bondiola), arrollado de bola de lomo, paté y charqui en
túneles de desecado (Frank, 2005).
Se ha observado un incremento notable del consumo de carne de Llama entre 1995 (980 kg) y 2003
(6819) con una disminución en el 2004 en la ciudad de Jujuy, único dato relevante que se posee
sobre este ítem (Frank, 2005).
En Argentina, entre las décadas del 70 y 80 del siglo pasado se llegó a exportar 63000 pieles al año
de guanacos (Cancino, 2008), situación que se suspendió en 1993 por recomendación de CITES
debido a la peligrosa reducción de las poblaciones de guanacos en la Patagonia.
En Chile
La explotación comercial de los camélidos se ha limitado a las especies domésticas y en los últimos
150 años ha estado en manos de pocos productores e intermediarios que controlan la producción. En
Chile los camélidos sudamericanos representan sólo el uno por ciento del total de la masa ganadera
del país, sin embargo es la principal fuente de ingresos de la población Aymara que habita en el
altiplano andino de la I Región Arica Parinacota (Raggi, 2005).
El mercado de la fibra siempre ha sido inestable con amplias fluctuaciones de precio y volúmenes
de producción. Muy poco se ha hecho con relación a las tecnologías de producción y al
mejoramiento del pelo. La mayor parte de los avances se han realizado en el procesamiento textil y
en las tecnologías de tratamiento de la fibra. Por otro lado, la carne de camélidos domésticos ha sido
considerada como un producto de baja calidad, principalmente por la presencia de enfermedades
parasitarias, como la sarcosporidiosis, que altera las características organolépticas del producto
(Raggi, 2005).
En Chile, históricamente los precios del kilo de fibra de alpaca se han ubicado entre US$ 6,0 y US$
20,0 según su finura. Actualmente el precio por el vellón sucio oscila entre US$ 5,0 y US$ 7,5 por
kilo (Parraguez y col, 2004). Chile ha exportado oficialmente la fibra de vicuña solo en las
temporadas 2002 y 2003, mediante licitaciones privadas. El país de destino fue Argentina y los
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precios obtenidos por kilo de vellón han sido de US$ 615, y de US$ 181 para la pedacería
(Parraguez y col, 2004)
La única oportunidad de desarrollar la producción de fibra y carne de camélidos es crear programas
de mejoramiento animal que suministre productos «calificados» para el consumo interno y la
exportación a otros países. El mercado para los productos camélidos, pelo y carne, es capaz de
crecer y desarrollarse, pero solamente si la producción es más ordenada, con manejo de costos, y
con la promoción de las especiales características de la fibra (Raggi, 2005).
En Chile, para el año 1999 se obtuvo un beneficio nacional de 6127 cabezas de camélidos, todos
faenados en los mataderos de Arica (I Región), obteniéndose 44 kilos en vara en el caso de las
llamas y 29 kilos en vara para las alpacas. El precio de un animal en pie oscila entre US$ 41,6 y
US$ 58,3. Los precios en vara oscilan entre US$ 1,25 y US$ 1,41 por kilo y, en corte, los precios
van desde US$ 1,66 hasta US$ 4,58 por kilo (Parraguez y col, 2004).
La explotación comercial de los camélidos en Chile tiene el potencial de convertirse en un negocio
rentable con muchos beneficios para el sector agrícola, así como de las personas que actualmente
dependen de estos animales para su sustento. Es factible pensar en alcanzar niveles de éxito
similares a los obtenidos en otros países, considerando además la excelente condición sanitaria de
Chile y la posibilidad de aplicar modernas tecnologías científicas y de manejo (Raggi, 2005).
La vicuña ha sido cazada por su fibra fina y en Chile se convirtió en una especie en peligro de
extinción, sin embargo desde 1970 se inició un efectivo programa de protección. Como
consecuencia del mismo la población de vicuñas se ha incrementado hasta alcanzar los 25 000
ejemplares en el altiplano de la I Región. Actualmente las vicuñas son capturadas y esquiladas para
obtener su fino pelo. Desde 1995, el sistema de captura y esquila se ha estudiado y usado en Chile y
actualmente se han desarrollado diversos módulos de crianza en semicautiverio (Raggi, 2005).
Finalmente y como consecuencia de un exitoso programa de conservación, la población de
guanacos se ha triplicado en la XII Región de Chile y actualmente el manejo del guanaco en
cautiverio se enfoca a obtener animales adaptados al humano y a diferentes situaciones de manejo.
La investigación futura de esta especie está dirigida a evaluar diferentes manejos y sus efectos sobre
la especie. Específicamente el cautiverio, en orden a estudiar la viabilidad económica de las
explotaciones y la mantención de las poblaciones silvestres (Raggi, 2005).
En Ecuador
La población de alpacas se extinguió en tiempos de la conquista por enfermedades introducidas con
las nuevas especies animales. En Ecuador existían 2024 alpacas y 21662 llamas (INEC, 2002).
Actualmente existen alrededor de 6595 alpacas, 10286 llamas, 2455 vicuñas, 407 huarizos y 20
mistis. La mayor población de alpacas se encuentra en Cotopaxi (3402 animales) y la menor en
Loja (30 animales); la provincia de mayor población de llamas es Bolívar (2750 animales) y la de
menor Azuay (32 animales). Las vicuñas solamente están en la Provincia Chimborazo. Organismos
del Estado manejan el 46% de la población de CSA, 19% la Iglesia Católica, 18% propietarios
particulares y 17% las comunidades campesinas, que son organismos jurídicos, con condiciones
económicas muy bajas. De acuerdo al sistema de manejo, 2,08% de la población es tecnificada;
56,25% semi-tecnificada, y 41,67% tradicional. La fibra de llamas no es aprovechada; la de alpacas
es obtenida anualmente (4.5 Kg/animal) casi sin exportación. El 2.08% de productores aprovechan
la fibra hasta obtener hilo; y el 20% de ellos elaboran prendas de vestir y otros tejidos. No existe
consumo masivo de carne; en ciertos casos se preparan frituras y/o se diseca al frío. Solamente la
Facultad de Ciencias Pecuarias de la Politécnica de Chimborazo, ha reportado la elaboración de
embutidos y cortes diferenciados de carne con resultados satisfactorios. En sistemas tradicionales de
crianza, no existe ningún tipo de prevención y control de enfermedades. La mortalidad se debe a
presencia de Sarcosistiosis, Fasciola Hepática, Oestrus ovis, Neumonías, parasitismo, hongos,
sarna, enterotoxemia, estomatitis, metritis, otitis y golpes o heridas. La legislación existente es
antigua, no específica y no promueve el desarrollo de esta rama de la actividad pecuaria. Se
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concluye que a pesar de las potencialidades, en Ecuador no existe desarrollo sostenible en
explotación de Camélidos (Peña, 2005).
En Bolivia
La zona Andina de Bolivia por las características ambientales y geográficas, es el primer país
productor de llamas seguido por Perú y Argentina. Los principales criadores “uywiri” y pastores
“awatiri” de llamas y alpacas son de nacionalidad aymará y quechua. En los ayllus del Altiplano
Central de Bolivia se encuentra la mayor diversidad fenotípica de llamas en comparación a las
zonas del Altiplano Norte y Sur. La q'ara y la t'amphulli son conocidas como razas por las
características particulares definidas (Cardozo 1999); en tanto las chhulali, ch'ikhu, phulla, suxalli,
qulila conocidas solo como intermedias, también tienen caracteres morfológicos aunque no
suficientemente estudiadas o definidas para clasificarlas como razas. A estos morfotipos se suman
las llamas muru (oreja corta), el withu (cola corta), el sapatiru (monodactilia) mal conocidas como
defectos congénitos hereditarios, ya que para el productor resultan llamas con caracteres
productivos beneficiosos (Choque, 2011).
En Bolivia para el año 2002, el precio por kilo de fibra bruta fue de US$ 2,2; de fibra clasificada y
descerdada de colores y blanca fue de US$ 4,3 y US$ 6,8 respectivamente. Gran parte de la
producción de fibra es procesada hasta tops en Perú, para luego retornar a Bolivia para su
transformación y comercialización (UNEPCA, 2003a). Asimismo se ha logrado una oferta de
135,19 kg/año de fibra seleccionada y descerdada. También se ha conseguido una revalorización de
la fibra de llama frente a la fibra de alpaca con un precio comercial apenas 10% inferior cuando
llegó a estar a menos de la mitad. La oferta lograda es de 42079 kg/año de hilo de llama y alpaca los
cuales contribuyeron a ofertar productos terminados como 1296 m2/año de alfombras y 2639
piezas/año de prendas de vestir (UNEPCA, 2003b).
En Bolivia se ha logrado una oferta de 6987 cabezas/año de animales jóvenes menores de 2,5 años
de edad desde centros de recría y 645 carcasas certificadas/día desde los centros de faenado. La
oferta lograda es de 20640 Kg/día de carne técnicamente faenada y certificada desde los centros de
faenado, la cual contribuyó a la comercialización de 4700 Kg/año de carne extra y primera, la
transformación y venta de 7800 Kg/año de carne deshidratada (charqui) y 2160 Kg/año de
embutidos a través de centros de distribución y puntos finales de venta (UNEPCA, 2003b).
En Bolivia se ha logrado una oferta de 44000 unidades/año de pieles de animales adultos y neonatos
requeridos bajo exigencias de las curtiembres. Se ha logrado una oferta de 150000 pies2/año de
cueros de distintos tipos contribuyendo a la transformación y comercialización de 13200
unidades/año de artículos de cuero y 16600 pares de guantes/año para la exportación al mercado
chileno (UNEPCA, 2003b).
Consideraciones Finales
La crianza de alpacas y llamas se realiza en zonas altoandinas en donde no es posible ninguna otra
actividad agropecuaria en un ecosistema muy frágil. El 90% de los camélidos domésticos está en
manos de pequeños productores con sistemas de manejo tradicionales y bajos índices productivos,
lo que dificulta la implementación de medidas que permitan mejorar los índices de producción y
productividad. En la comercialización de la fibra existen muchos intermediarios lo que impide
obtener un producto de mejor calidad que satisfaga las demandas de la industria textil. El consumo
de la carne de alpaca se restringe a la zona andina y mercados informales de la costa, siendo una
limitante para el consumo la presencia de la sarcocistiosis. Las pieles y cueros son utilizadas
básicamente para la artesanía.
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