384-97. Menjívar vrs. Sala de lo Contencioso Administrativo SALA DE LO CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA: Antiguo Cuscatlán, a las diez horas del día nueve de febrero de mil novecientos noventa y nueve. EL presente proceso de amparo constitucional ha sido promovido por el abogado Carlos Mauricio Villacorta Gavidia, apoderado de la señora Marina Menjívar de Funes, mayor de edad, del domicilio de San Salvador; contra providencia de la Sala de lo Contencioso Administrativo de la Corte Suprema de Justicia, que estima vulnera derechos constitucionales de su representada. Han intervenido en el proceso, además de la parte actora, la Sala de lo Contencioso Administrativo de la Corte Suprema de Justicia, como autoridad demandada, y el doctor René Mauricio Castillo Panameño, en su calidad de Fiscal de la Corte. Leídos los autos; y, considerando: I.- La parte actora expuso básicamente en su demanda que el día veintiséis de abril de mil novecientos noventa y seis, mediante resolución emitida por la Dirección General de Impuestos Internos, determinó a su cargo impuesto complementario de papel sellado y timbres, recargos y multas; resolución que impugnó ante el Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos, quien declaró inadmisible el recurso por extemporaneidad; en virtud de lo anterior y considerando la demandante que la primera resolución no había adquirido firmeza, fue que interpuso demanda ante la Sala de lo Contencioso Administrativo, de la Corte Suprema de Justicia, la cual fue declarada inadmisible, en razón de no haber sido agotada la vía administrativa, por no hacer uso en tiempo y forma de los recursos pertinentes. Sin embargo, el inciso final del Art. 7 de la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, establece que se admitirán la impugnación contra actos nulos de pleno derecho que estén surtiendo efecto, para el sólo efecto de declarar su ilegalidad. Motivo por el que, estima la parte actora, la Sala debió admitir la demanda correspondiente, ya que la resolución de la Dirección General de Impuestos Internos es nula, como lo dispone el Art. 164 Cn., lo que vulnera sus derechos fundamentales, por lo que pide se le conceda amparo constitucional. Examinado el escrito de demanda se admitió únicamente respecto de la inadmisibilidad pronunciada por la Sala de lo Contencioso Administrativo, se declaró sin lugar la suspensión provisional del acto reclamado y se pidió el informe a la autoridad demandada, quien afirmó ser ciertos los hechos que se le atribuyen en la demanda. Conforme al Art. 23 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, se mandó oír al Fiscal de la Corte, quien no contestó dicha audiencia. Se confirmó la negativa de suspensión del acto reclamado y se pidió nuevo informe con las justificaciones pertinentes a la autoridad demandada, quien en esencia manifestó que efectivamente la Sala de lo Contencioso Administrativo declaró inadmisible la demanda interpuesta por la señora Marina Menjívar de Funes contra actos de la Dirección General de Impuestos Internos y el Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos; en razón que no se cumplió con el requisito de agotamiento de la vía administrativa, pese a que según el Art. 7 inciso último de la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, establece que será admitida la impugnación contra los actos nulos de pleno derecho. Sobre ese punto, esa Sala argumenta que el término "nulidad de pleno derecho", resulta extraño y foráneo en nuestra legislación, ya que en El Salvador no existe una Ley General de Procedimientos Administrativos que configure los supuestos de nulidad absoluta. Sin embargo, bajo el supuesto que esta categoría de nulidad fuese aplicable a los vicios que constituyen nulidad absoluta, recuerda dicha Sala, que éstos han de encontrarse específica o taxativamente tipificados por la ley. Tal como se encuentra configurada en nuestra legislación, la declaratoria de nulidad de un acto en sede administrativa, o la declaración de ilegalidad por parte de esa Sala, obedece a determinar si ha existido coincidencia de la actuación administrativa con el ordenamiento jurídico aplicable, o si existen vicios en cualquiera de los elementos del acto (competencia, fin, objeto, procedimiento, motivación, etc.), independientemente de la clasificación que se de a tal vicio. Finalmente concluye esa Sala, que no es factible la aplicación del inciso final del Art. 7 de la ley de la materia, ya que no existe base legal para clasificar las nulidades que alude el citado artículo; pudiendo convertirse ese Tribunal en el encargado de crear -en base a doctrina o derecho comparadolos supuestos que tipifiquen la nulidad de pleno derecho; autoatribuyéndose una función legislativa; lo cual generaría inseguridad jurídica a los administrados. De conformidad al Art. 27 de la Ley de Procedimientos Constitucionales se corrieron los traslados correspondientes y al evacuarlo el señor Fiscal de la Corte manifestó que la pretensión planteada por la demandante es evidentemente un asunto de mera legalidad, ya que en esencia se trata de la inconformidad con el contenido de la resolución administrativa, lo que no corresponde a la Sala de lo Constitucional, por no ser propio del proceso de amparo. Agrega también que, para resolver lo planteado en la demanda, la Sala debe pronunciarse sobre el fondo de la controversia, como si fuera un tribunal de instancia, circunstancia que le está impedida legalmente. La parte actora ratificó en todas sus partes lo argumentado en su demanda, añadiendo que la falta de legislación puntualizando aquellos actos de la administración pública que se reputarán nulos de pleno derecho, no impide en forma alguna la aplicación directa del Art. 164 Cn.; puesto que la tasación de impuesto complementario de papel sellado y timbres, multas y recargos emitida por la Dirección General de Impuestos Internos, contra la señora Menjívar de Funes es nula. Por ello, estima la demandante que, la Sala de lo Contencioso Administrativo debió admitir la demanda, con base en el inciso final del Art. 7 de la ley de la materia, en virtud que la regulación de las nulidades de pleno derecho tiene rango constitucional; siendo inaceptable el razonamiento planteado por dicha Sala, en el sentido de que por ser una disposición trasplantada de otras legislaciones no es posible su aplicación. Tal interpretación, afirma la demandante, la coloca en un estado de indefensión; expresando además, que el acto reclamado vulnera el principio de legalidad en perjuicio de sus derechos individuales protegidos en la Constitución. Resulta absurdo exigir el uso de un recurso contemplado en la legislación, cuando para la privación u obstaculización de un derecho se ha ignorado o desconocido el procedimiento establecido en la misma. Por lo que en sentencia de amparo debe restablecerse el orden jurídico alterado, obligando a la autoridad demandada a restituir el uso y disfrute de las garantías constitucionales de la afectada. Con base en el Art. 29 de la ley de la materia, se abrió el proceso a pruebas, etapa procesal en la que la demandante presentó escrito, manifestando que la finalidad de toda Constitución debe ser la creación de instituciones para limitar y controlar el poder político; estableciendo la nulidad para aquellos actos de autoridad que se dicten excediendo las facultades que expresamente le son conferidas. El valor normativo de la Constitución determina que en ciertas materias, su aplicación debe ser directa, en cualquier clase de procesos, y sin requerirse de su desarrollo en la legislación secundaria. En razón de lo cual, reafirma que es innecesario, para aplicar directamente el precepto constitucional del Art. 164, que exista una Ley General de Procedimientos Administrativos que configure los supuestos de nulidad absoluta, por estar ya expresamente determinados. Finalmente, pidió se revocaran las resoluciones pronunciadas por la Sala de lo Contencioso Administrativo, con fecha veintiuno de marzo y treinta de abril, ambas de mil novecientos noventa y siete. No habiendo aportado prueba alguna la parte actora ni la autoridad demandada. De conformidad al Art. 30 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, se le confirió traslado al Fiscal de la Corte, quien ratificó sus conceptos vertidos previamente. Igualmente se corrió traslado a la parte actora, quien reiteró sus argumentos planteados anteriormente, expresando además que de conformidad a lo dispuesto en los Arts. 1095, 1116, 1130 y 1132 Pr. C., la tasación emitida por la Dirección General de Impuestos Internos adolece de nulidad; razón por la cual, la Sala de lo Contencioso Administrativo debió admitir la demanda interpuesta y conocer del fondo del asunto, estando facultada para ello, según la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa. Con base en lo anterior, pide se declaren nulas las resoluciones impugnadas y todos aquellos actos que sean su consecuencia. Por último, también se confirió traslado a la autoridad demandada, quien insistió en que la disposición invocada por la parte actora carece de respaldo que permita su aplicación en el derecho positivo salvadoreño, pues los vicios constitutivos de nulidad absoluta deben estar específica y taxativamente tipificados en la ley; y, como en El Salvador no existe una Ley General de Procedimientos Administrativos, el análisis de legalidad que realiza esa Sala, se centra en la existencia de vicios, sin clasificarlos en absolutos o relativos. En otras palabras, dado que no existe una ley administrativa que tipifique los vicios de nulidad de pleno derecho, no es aplicable en nuestra legislación, el inciso final del Art. 7 de la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa; no estando ese Tribunal en facultad de crear tales supuestos, que significaría autoatribuirse funciones legislativas, generando inseguridad jurídica a los administrados. II.- Previo el análisis de la pretensión objeto de este proceso, es indispensable examinar la argumentación del Fiscal de la Corte, quien afirma que la queja planteada por la demandante en el presente proceso de amparo, se traduce en una mera inconformidad con los fallos dictados; lo cual, para el Fiscal, constituye un asunto de mera legalidad. Al respecto, este Tribunal ha señalado que la expresión "mera legalidad" se aplica a todas aquellas cuestiones o situaciones que por no ser propias de la materia constitucional, por carecer de fundamento en la Constitución, quedan circunscritas en cuanto a su regulación y determinación a la legislación secundaria. El Art. 13 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, hace referencia a la improcedencia del amparo en los asuntos puramente civiles, comerciales o laborales, debiendo entenderse aquéllos en los que se plantea una situación exclusivamente regulada por el derecho civil, mercantil o laboral sin mezcla de cuestiones regidas por el derecho constitucional; de modo que, cuando una cuestión encuentra fundamento en la Constitución, aún cuando desde la perspectiva del sector material a que se refiera el asunto, pueda éste calificarse de civil, mercantil o laboral, deja de ser asunto de mera legalidad. Por ejemplo, se dice que la inconformidad con una sentencia jurisdiccional o con una resolución administrativa es un asunto de mera legalidad, pues el acto fue pronunciado con base en una ley que se supone adecuada a la Constitución, pero ello es así mientras que la inconformidad del particular radica únicamente en que la decisión tomada por la autoridad perjudica su situación jurídica; sin embargo, si el actor no plantea una mera inconformidad con el acto que impugna, sino que expone las razones por las cuales estima que el acto no ha sido pronunciado apegado a la normativa constitucional, aquello que parecía un asunto de mera legalidad trasciende al ámbito constitucional, y se vuelve indispensable determinar si el acto es conformes o no con la Constitución. Y debido a que el Fiscal no expone las razones por las cuales estima que el caso planteado por la parte actora es un asunto de mera legalidad, limitándose únicamente a decir que al pronunciarse esta Sala sobre la pretensión, estaría actuando como un tribunal de instancia, sin mencionar los motivos que lo llevan a hacer tal aseveración; no es posible configurar la causal de sobreseimiento aludida. Así que, al plantear la demandante una probable vulneración a sus derechos reconocidos en la normativa constitucional, esta Sala entiende que la pretensión presentada trasciende al ámbito constitucional, y no es una mera discusión sobre interpretación o comprensión de una norma secundaria. De ahí que no sea posible considerar el caso que nos ocupa como un asunto de mera legalidad, pues se trata de una cuestión con fundamento en la Constitución y, por ello, se desestima la argumentación planteada por el Fiscal de la Corte. III.- No obstante aclarado el punto anterior, este Tribunal conviene además, hablar brevemente sobre el alcance del proceso de amparo, ya que la demandante solicita a esta Sala revoque las resoluciones pronunciadas por la Sala de lo Contencioso Administrativo, y declare nulas las resoluciones emitidas por la Dirección General de Impuestos Internos y todos aquellos actos que sean su consecuencia. Al respecto, en reiteradas ocasiones esta Sala ha afirmado que el proceso de amparo tiene por finalidad brindar protección jurisdiccional al gobernado contra cualquier acto de autoridad, que estime violatorio de sus derechos constitucionales. De manera que, pronunciarse sobre la legalidad de los actos administrativos que se impugnan, significa invadir atribuciones propias de las autoridades demandadas, pues implica entrar a conocer aspectos de fondo, como lo es examinar la nulidad de pleno derecho en los actos impugnados en sede contencioso administrativa, lo cual no constituye materia de amparo; y es por ello que se ha insistido en que el proceso de amparo no es un recurso y que esta Sala tampoco constituye un tribunal de instancia. En ese sentido, el efecto restitutorio del que trata el Art. 35 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, no supone que esta Sala deba ordenar en sentencia la revocatoria de la o las resoluciones contra las que se reclama; sino más bien, se deja sin efecto el acto que contraviene la normativa constitucional, ordenando el restablecimiento del orden constitucional vulnerado y la reparación del daño causado al agraviado. De igual forma, si bien es cierto el Art. 164 Cn. menciona que "los decretos, acuerdos, órdenes y resoluciones que los funcionarios del Organo Ejecutivo emitan, excediendo las facultades que esta Constitución establece, serán nulos", tal supuesto no es propiamente aplicable al proceso de amparo, el cual no está legalmente configurado como un instrumento de declaratoria de nulidad. Así que, no obstante se haga una petición expresa de revocatoria y de declaratoria de nulidad, ello constituye un mero error de derecho, entendiendo este Tribunal que -en aplicación tanto del principio iura novit curia como del instrumento de la suplencia de la queja deficiente-, tal solicitud hace referencia a los efectos propios y específicos del amparo. IV.- Hecha las anteriores precisiones, corresponde ahora pasar al examen de la pretensión planteada por la parte actora, que de acuerdo con la circunscripción hecha en la admisión de la demanda, ha de concretarse respecto de la supuesta violación del derecho al acceso a la jurisdicción, por parte de la Sala de lo Contencioso Administrativo de esta Corte, en tanto que ésta rechazó la demanda planteada por la señora Marina Menjívar de Funes, en virtud de no haber agotado la vía administrativa; pese a que el inciso segundo del literal b) del Art. 7 de la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, prescinde de ese requisito y faculta a dicha Sala para que conozca de los actos nulos de pleno derecho, para el sólo efecto de declarar su ilegalidad. En relación con el derecho al acceso a la jurisdicción, éste se deriva de los Arts. 11, 15 y 172 Cn., y consiste en el derecho que toda persona tiene a acceder a los tribunales -a través las vías legalmente establecidas- para la defensa de sus demás derechos, con el propósito de obtener una resolución motivada y fundada en derecho. Sin embargo, cabe aclarar que si el ente jurisdiccional decide rechazar al inicio del proceso la demanda incoada, en aplicación de una causa establecida en la norma jurídica, que le impida entrar a conocer del fondo del asunto planteado, no significa que con ello se esté vulnerando el derecho al acceso a la jurisdicción, salvo que sea por interpretación restrictiva o menos favorable a la efectividad del derecho fundamental aludido. Entre los aspectos esenciales que comprende el derecho al acceso a la jurisdicción podemos señalar: (a) el libre acceso al órgano judicial -entiéndase tribunales unipersonales o colegiados-, siempre y cuando se haga por las vías legalmente establecidas; (b) obtener del ente jurisdiccional una decisión motivada y fundada en derecho; (c) que en el proceso, se conceda a las partes la posibilidad de ejercer todos los derechos, obligaciones y cargas procesales que el mismo implique, para que, desde su propia posición, puedan defender sus derechos; y, (d) que el fallo pronunciado efectivamente se cumpla. Para el caso y a fin de profundizar en el contenido del derecho en referencia, esta Sala en sentencia de amparo N°117-97, pronunciada a las catorce horas del día diecisiete de diciembre de mil novecientos noventa y siete, sostuvo que tanto el derecho al planteamiento de los recursos en sede administrativa como el acceso a la vía judicial para el control de los actos administrativos, son derechos que sólo pueden ejercerse a través de los cauces que el legislador secundario establece. En cuya regulación se podrá establecer límites al ejercicio de tales derechos, que serán constitucionalmente válidos si, respetando su contenido esencial, están orientados a preservar otros derechos, bienes o fines constitucionalmente reconocidos y que guardan la adecuada proporcionalidad con la finalidad perseguida. Así que, sea el derecho al planteamiento de los recursos en sede administrativa como el derecho de acceso a la vía judicial para el control de los actos administrativos, pueden verse conculcados por aquellas disposiciones o por aquellos actos aplicativos que impongan requisitos impeditivos u obstaculizadores, que pueden resultar innecesarios, excesivos y carecer de razonabilidad; así como la imposición de condiciones o consecuencias meramente limitativas o disuasorias del ejercicio de los recursos o pretensiones legalmente establecidos. Efectivamente, la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, en su Art. 2 inciso primero establece que corresponde a la Sala de lo Contencioso Administrativo conocer de las controversias que se susciten en relación a la legalidad de los actos de la administración pública; lo que en otras palabras significa ejercer control jurisdiccional sobre las actuaciones administrativas, sea por defecto o exceso de las facultades legales concedidas a la Administración Pública. De ahí que, la ilegalidad del acto administrativo, constituye presupuesto esencial para que dicha Sala conozca de una pretensión planteada, respecto de un acto determinado. No obstante, el Art. 7 de la referida ley, establece los casos en que esa Sala no debe admitir la demanda incoada; pero a la vez, dispone en su inciso final que será admitida la impugnación contra los actos de la administración pública cuando éstos sean nulos de pleno derecho. En el presente caso, la Sala de lo Contencioso Administrativo expone como fundamento de la inadmisibilidad pronunciada, el que la señora Marina Menjívar de Funes no agotara la vía administrativa, pues no hizo uso en tiempo del recurso de apelación ante el Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos; lo cual encaja dentro del supuesto contemplado en del Art. 7 letra a) de la ley de la materia; argumentando además, que "no puede entrar a conocer de la pretensión planteada, en virtud que el término nulidad de pleno derecho, resulta extraño y foráneo en nuestra legislación, ya que en El Salvador no existe una Ley General de Procedimientos Administrativos que configure los supuestos de nulidad absoluta". Y es que, crear los supuestos que tipifiquen los vicios que lleven consigo nulidad de pleno derecho significa, según la autoridad demandada, "autoatribuirse funciones legislativas". Ahora bien, el Art. 164 de la Constitución establece que toda actuación del Organo Ejecutivo, que exceda las facultades concedidas por la misma, serán nulos y no deberán ser obedecida; por otro lado, la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa faculta a la respectiva Sala, para revisar la legalidad de los actos de la Administración Pública, con el objeto de garantizar la imparcialidad del órgano que ha de dilucidar la posible ilegalidad de los mismos. En ese sentido, pese a que la referida ley no establece las causas por las cuales un acto administrativo se reputará nulo de pleno derecho, la Sala de lo Contencioso Administrativo no puede inhibirse de conocer y pronunciarse sobre la supuesta nulidad de un acto administrativo que se impugne por tal motivo, alegando falta de regulación legal al respecto y que determinar cuando un acto administrativo será nulo de pleno derecho, implica desarrollar atribuciones propias de otro Organo del Estado. De modo que, estima este Tribunal, si a través del proceso contencioso administrativo se logra obtener el control jurisdiccional de la actividad de la administración pública, la Sala de lo Contencioso Administrativo, debe evitar hacer interpretaciones restrictivas de su respectiva ley, y más bien buscar la manera de llenar los vacíos legales que eventualmente se puedan suscitar, a través de una concreción jurisprudencial, encaminada a determinar el contenido de cada concepto jurídico indeterminado o abierto utilizado en la ley, sin que ello signifique que se esté invadiendo facultades constitucionalmente atribuidas al Organo Legislativo; así por ejemplo, en el supuesto de la "nulidad de pleno derecho", deberá atender criterios objetivos congruentes con su enunciado genérico, asistiéndose del ordenamiento jurídico interno y de la doctrina. Y es que, no se trata de consignar en la presente decisión una teoría de la nulidad, porque la Sala de lo Constitucional no está facultada para conocer sobre la legalidad de las actuaciones de la Administración Pública; sino de exhortar a la Sala de lo Contencioso Administrativo a proporcionar claridad y certidumbre en los argumentos jurídicos empleados para declarar la inadmisibilidad de una demanda, a fin de garantizar al gobernado la más completa y efectiva protección jurisdiccional de sus derechos constitucionales que sean lesionados por actos de la Administración Pública; lo anterior implica, como la misma Sala de lo Contencioso Administrativo asegura en su informe de fecha trece de marzo de mil novecientos noventa y ocho, que "la declaratoria de nulidad de un acto en sede administrativa, o la declaración de ilegalidad por parte de esa Sala, obedece a determinar si ha existido coincidencia de la actuación administrativa con el ordenamiento jurídico aplicable, o si existen vicios en cualquiera de los elementos del acto (competencia, fin, objeto, procedimiento, motivación, etc.), independientemente de la clasificación que se de a tal vicio". En ese sentido, resulta contradictorio que la autoridad demandada, pese a tener claro el contenido y alcance del concepto de nulidad, no haya admitido la demanda interpuesta por la señora Marina Menjívar de Funes, cuando la misma Ley de lo Contencioso Administrativo en su Art. 7 inciso último establece que, no obstante encajar los hechos expuestos en la demanda en los supuestos contemplados en los literales a) o b) de la referida ley, se admitirá la demanda contra actos administrativos nulos de pleno derecho. En sujeción a lo expuesto en los acápites anteriores, cabe afirmar que el amparo constitucional se otorga a quienes han visto conculcado su derecho al acceso a la jurisdicción por una aplicación o interpretación formalista o restrictiva de la normativa procesal; puesto que, si bien parecen ajustadas al tenor literal del texto en que se encierra la norma jurídica procesal, aquélla puede resultar contraria al espíritu y finalidad de la misma; por ello se recomienda realizar una interpretación en el sentido más favorable a la efectividad del derecho constitucional aludido. En consecuencia, este Tribunal estima que efectivamente se ha suscitado una vulneración del derecho al acceso a la jurisdicción, siendo procedente conceder el amparo solicitado. V.- Declarado el acto de autoridad, impugnado en el presente proceso de amparo, violatorio de los preceptos constitucionales y reconocida la existencia de un agravio personal y directo de la demandante, la consecuencia natural y lógica, es reparar el daño causado, restituyendo a la agraviada en el pleno uso y goce de su derecho vulnerado, tomando en cuenta las modalidades y circunstancias especiales del caso concreto. De ahí que, cuando la conducta de una autoridad estatal se sale del marco constitucional establecido, el primer deber a cargo de la misma será necesariamente el de invalidar el acto reclamado y ceñir su actuación a la Constitución; por lo que el efecto más general y que constituye la esencia de la sentencia de amparo, es el de obligar al contraventor a ajustar su conducta a la norma que ha transgredido por su acción u omisión contraria a la Constitución. Lógicamente para lograr este objetivo la Sala está facultada para ordenar a la autoridad responsable ejecutar todos aquellos actos que sean necesarios para adecuar su conducta a derecho, de acuerdo con la naturaleza del acto reclamado y el derecho constitucional que se estime violado. En ese sentido, de conformidad al Art. 35 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, el efecto restitutorio de la sentencia que concede el amparo consiste en ordenar a la autoridad demandada que las cosas vuelvan al estado en que se encontraban antes del acto reclamado; a fin de cumplir con la doble finalidad del amparo: el restablecimiento del orden constitucional violado y la reparación del daño causado; lo cual no debe entenderse únicamente desde el punto de vista puramente físico, sino que éste puede ser también de carácter jurídico o patrimonial. En el presente caso, ya que se ha advertido transgresión al derecho al acceso a la jurisdicción en la inadmisibilidad dictada por la Sala de lo Contencioso Administrativo, el efecto restitutorio se ha de concretar en volver las cosas al estado inmediatamente anterior a la inadmisibilidad pronunciada, para que dicha Sala proceda a efectuar un nuevo análisis de la demanda y pretensión contenida en ella, teniendo en consideración los parámetros indicados en esta sentencia. POR TANTO: Con base en las razones expuestas, disposiciones constitucionales mencionadas y en aplicación de los artículos 32, 33, 34 y 35 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, a nombre de la República, esta Sala FALLA: (a) ampárase a la señora Marina Menjívar de Funes, contra resolución de la Sala de lo Contencioso Administrativo de la Corte Suprema de Justicia; (b) vuelvan las cosas al estado que se encontraban antes del acto reclamado, en el sentido de dejar sin efecto la inadmisibilidad pronunciada el veintiuno de marzo de mil novecientos noventa y siete, por dicha Sala, debiendo admitir la demanda interpuesta, contra actos de la Dirección General de Impuestos Internos, del Ministerio de Hacienda; y, (c) notifíquese.---TENORIO---HERNANDEZ VALIENTE--MARIO SOLANO---E. ARGUMEDO---O. BAÑOS---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---J ALBERT ORTIZ--RUBRICADAS. AS038497.99