Tema 3. La racionalidad teórica 1. Razón teórica y

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Tema 3. La racionalidad teórica
Estimada Julia:
En el primer tema tratamos de hacer una aproximación general a los problemas
fundamentales con los que se enfrenta la filosofía. Vimos que son tres: el
problema de la realidad, el problema del conocimiento y el problema del ser
humano. Hablamos también de las disciplinas filosóficas que se ocupan de esos
problemas. Señalamos, además, que la razón es el instrumento propio de la
filosofía.
Pues bien, generalmente se distinguen dos usos de la razón: la razón teórica se
ocupa de los problemas de la realidad y el conocimiento; y la razón práctica del
problema de la vida y el comportamiento humano.
Hemos analizado en el tema anterior una forma específica de conocimiento: el
conocimiento científico. En este tema abordaremos las cuestiones básicas con las
que se enfrenta la razón teórica:
Empezaremos por definir con más precisión qué entendemos por razón,
así como por distinguir la razón teórica y la práctica.
A continuación, hablaremos del conocimiento y sus tipos.
Después de un breve recorrido por la historia de las teorías del
conocimiento, afrontaremos los problemas esenciales con los que se
enfrenta la gnoseología (recuerda que es la disciplina filosófica que estudia
el conocimiento y sus problemas), problemas en torno al origen y límites
del conocimiento humano.
Por último, hablaremos de la verdad, una de las cuestiones más
importantes en la filosofía.
Del problema de la realidad, que también es asunto de la razón teórica,
nos ocuparemos a lo largo del tema siguiente.
Atentamente.
Ramiro.
1. Razón teórica y razón práctica
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Estimada Julia:
En el Tema 1, cuando hablábamos del principal rasgo distintivo de la Filosofía,
nos referimos al uso de la razón como dicho rasgo. Sin embargo, entonces no
ofrecimos una caracterización demasiado precisa acerca de qué es la razón, o la
racionalidad humana.
Corresponde ahora llevar a cabo dicha tarea. En este primer documento
trataremos de definir la razón y sus dos usos fundamentales: el teórico (del que
nos ocuparemos en este tema) y el práctico (del que nos ocuparemos más
adelante).
Ramiro.
¿Qué es la razón? Todos conocemos de una forma más o menos intuitiva qué queremos
decir al utilizar el verbo “razonar”.
Examina las siguientes frases en las que utilizamos la palabra "razón" u otras palabras
derivadas de ella:
Me gustaría saber la razón de tu comportamiento.
Resolvió el problema de matemáticas después de complicados razonamientos.
Se sentía infeliz, y no sabía porqué razón.
Se ha demostrado racionalmente que la materia puede transformarse en energía.
Actuó impulsivamente, y se equivocó; más le valdría haber razonado un poco.
Un audaz razonamiento permitió a Darwin descubrir el mecanismo de la evolución
de las especies.
En todas ellas se alude a la razón, pero si te fijas bien podemos hacer una distinción
básica: en algunas la razón aparece asociada al conocimiento de algún aspecto de la
realidad (ámbito de la razón teórica) mientras que en otras aparece asociada a nuestro
comportamiento, a sus motivos y consecuencias (ámbito de la razón práctica).
Si razonas un poco, podrás hacer la siguiente actividad.
Debes relacionar cada una de las frases anteriores con la razón teórica
o la práctica, situando los números correspondientes a las frases
debajo de la celda correspondiente, en una tabla como la siguiente:
Razón teórica Razón práctica
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Razón teórica Razón práctica
Frase 2
Frase 1
Frase 4
Frase 3
Frase 6
Frase 5
Las frases 1, 3, y 5 hacen referencia a nuestro
comportamiento, a sus motivos y consecuencias, por lo
que están relacionadas con la razón práctica.
Las frases 2, 4 y 6 aluden a nuestro conocimiento de los
objetos del mundo, por lo que se corresponden con el uso
teórico de la razón.
En cualquier caso, podemos establecer que razonamos cuando
utilizamos el pensamiento bajo una serie de reglas o principios
para inferir unos datos a partir de otros. Si te fijas bien, cuando
razonamos lo que hacemos es utilizar una serie de reglas y
principios (que se verán más adelante, en los temas de lógica)
que aplicamos a los datos que tenemos para llegar a otros (que
es lo que hacemos al inferir). Continua pensando en tu
experiencia cuando razonas y te darás cuenta de que ponemos
en marcha diferentes capacidades.
La primera es que simbolizamos, es decir, utilizamos símbolos
(conceptos) que se refieren a la realidad que conocemos, para
Im ag. 1. Autor: Satyak am k
luego realizar juicios y razonamientos con ellos.
Lice ncia: GNU 1.2
La segunda es que cuando razonamos, también disponemos
de una capacidad para predecir lo que va a ocurrir en un futuro (es decir, no solo
razonamos en presente, sino también en futuro).
Y finalmente, concedemos a la razón un valor universal, ya que la razón debe ser
igual para todos.
Podemos decir que razón (o Razón, con mayúsculas), solamente hay una, pero, como
hemos visto en los ejemplos iniciales, sus ámbitos de aplicación son variados.
Nos centramos ahora en dos de
los ámbitos fundamentales de la
razón, haciendo referencia a Kant
(podrás ver su retrato en la
imagen de la derecha), uno de los
filósofos más importantes.
Decía Kant, refiriéndose a la
Razón humana como facultad (es
decir, como capacidad de la mente
humana), que son dos los
motivos fundamentales que la Im ag.
impulsan a ponerse en marcha.
Uno de ellos es el motivo del
conocimiento. El otro es el de la acción.
Im ag. 3. Grabado de Goya.
Dom inio público
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2. Autor de sconocido.
Dom inio públic
Y, así, podemos decir que son estos dos, en esencia, los
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ámbitos de la Razón: uno, el de la Razón teórica, inclinado
hacia el conocimiento entendido como búsqueda de la verdad en la realidad. Otro, el de la
Razón práctica, inclinado hacia la búsqueda de la acción correcta en el ámbito de las
relaciones interpersonales y sociales.
Sin embargo, ten en cuenta que no es prudente separar ambas esferas como si no
tuvieran nada que ver. Antes al contrario, puesto que ambas son manifestaciones de lo
humano. Así, la búsqueda de la verdad no puede separarse de la búsqueda de la acción
correcta, puesto que, según sea nuestro conocimiento de lo real verdadero o falso,
también será nuestro actuar adecuado o inadecuado a las circunstancias.
En el grabado que puedes observar a la izquierda, Goya representó los monstruos que
surgen al dormir la razón. La interpretación más común del grabado señala que Goya
quiso representar los peligros de la irracionalidad, los prejuicios y el oscurantismo,
defendiendo la importancia de la razón para mejorar la vida del ser humano.
Ideas importantes de este apartado:
1. Definimos la razón como la facultad humana que nos
permite pensar de acuerdo a reglas o principios para
inferir unos datos de otros.
2. La razón tiene dos ámbitos: el teórico, que se ocupa
del conocimiento de la realidad, y el práctico, que se
ocupa de la acción, de cómo debemos actuar.
2. El conocimiento: definición y tipos
En el Tema 1 ya expusimos una definición preliminar de lo que es el conocimiento. Y
dijimos que, fundamentalmente, el conocimiento es información, información que un
sujeto posee acerca de un objeto.
Ahora bien, es preciso seguir profundizando en esa definición, de modo que podamos
establecer qué tipos de información existen, o, dicho de otro modo, de qué modos esa
información que denominamos “conocimiento” es susceptible de presentarse y de
organizarse en el ser humano.
Es evidente, por una parte, que el ser humano es capaz de recibir información de su
entorno a través de sus sentidos. Se trata de una información de carácter sensible, una
información que se nos presenta de un modo inmediato, directo, en forma de sensaciones
de diverso carácter (visuales, auditivas, táctiles, olfativas, gustativas).
Denominaremos a este tipo de información, o mejor dicho, al
inmediatamente derivado de estas percepciones, conocimiento sensible.
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conocimiento
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El conocimiento sensible es, en
consecuencia, equivalente a la
percepción, y en ese sentido se
trata de una modalidad
de
conocimiento que nos viene dado
por nuestra particular organización
perceptiva.
Nuestros órganos de los sentidos
captan una determinada gama de
estímulos
energéticos
Im ag. 4.Autor: gobie rno de US
provenientes
del
exterior
y
Dom inio público
nuestro cerebro elabora esos
estímulos configurando, a partir de ellos, totalidades
percibidas.
En la imagen de la izquierda puedes contemplar una
representación del cerebro humano. Hoy sabemos que
diferentes zonas del cerebro se encargan de procesar las
distintas informaciones sensibles. La información visual, por
ejemplo, se procesa en la región occipital (situada encima de la
nuca). Si tenemos una lesión en esa zona, nuestra percepción
visual se vería afectada, aunque nuestros ojos estén sanos.
En el siguiente enlace encontrarás más información
sobre la percepción en Wikipedia.
¿Es esta forma de conocimiento ya parte del ámbito de la Razón teórica?
Todavía no. Falta un ingrediente esencial: los símbolos. Una vez que aparece la capacidad
simbólica entramos en el otro ámbito del conocimiento, el de lo inteligible. El
conocimiento inteligible es un conocimiento mediato, es decir, efectuado a través de
símbolos que hacen referencia y sustituyen a lo directamente percibido. La siguiente
imagen muestra claramente cómo los símbolos mentales representan los objetos reales.
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Im ag. 5. Autor:José Padrón?. Lice ncia C opyright? (Uso análisis/com e ntario)
El conocimiento inteligible, pues, se asienta sobre el conocimiento sensible y lo prolonga.
Percibimos un árbol concreto, por ejemplo, y de ahí pasamos al concepto de “árbol”. El
concepto de “árbol” es una abstracción: no se refiere a ningún árbol en concreto, sino a
los árboles en general, a la idea de árbol. Y, de ahí, de la idea de árbol, podemos subir un
peldaño más, y afirmar, por ejemplo, “Los árboles tienen raíces, tronco, ramas y hojas”.
En esta oración hemos unido varios conceptos en forma de juicio o enunciado. Un juicio o
enunciado es una construcción lingüística en la que afirmamos o negamos un hecho.
Como forma de conocimiento inteligible, es más complejo que un concepto.
Los juicios o enunciados, según hemos dicho, son otro peldaño más alto dentro del
conocimiento inteligible; sin embargo, no es el último. Podemos llegar mucho más allá
combinando juicios entre sí.
Es posible, por ejemplo, a partir de la información contenida en algunos juicios, extraer
información nueva o, si no nueva, sí expuesta de forma novedosa y relevante. Es decir,
podemos razonar.
Los razonamientos constituyen
inteligible. Por ejemplo, a partir
ha llovido”, podemos extraer
(razonamiento que, pese a su
sino por su forma).
así un tercer nivel de complejidad dentro del conocimiento
de los juicios “siempre que llueve la calle se moja” y “hoy
como conclusión el enunciado “la calle se ha mojado”
aparente trivialidad, es importante no por su contenido,
Como hemos visto, todo conocimiento parte de la relación entre un
sujeto (el ser humano) y un objeto (la cosa conocida). Para que haya
conocimiento, el sujeto debe recibir y procesar la información que
proviene del objeto.
Todo este proceso sigue normalmente ciertos pasos, que han sido
descritos anteriomente.
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En este ejercicio debes ordenar de la manera correcta esos pasos,
rellenando los espacios en blanco con las opciones siguientes:
Concepto.
Sensación.
Razonamientos.
Juicios.
El primer paso del conocimiento se sitúa en la , información inmediata
que recibimos de los objetos. A continuación construimos un símbolo o
imagen mental: el . Uniendo varios podemos establecer , que a su vez
pueden relacionarse en , último nivel en complejidad del conocimiento
inteligible.
Parece claro, pues, que hay dos grandes formas de conocimiento: el sensible y
inteligible (dentro del cual hemos distinguido la formación de conceptos, juicios
razonamientos). Los hemos presentado formando parte de un proceso en el que
primero es la información sensible, y solo después el procesamiento intelectual
inteligible.
el
y
lo
o
Parece de sentido común que, para que pensemos en el concepto de silla, antes
tengamos que haber visto una silla, y que no podemos tener un concepto o idea sobre
algo de lo que no tenemos experiencia sensible.
A pesar de que éste parece ser el orden natural en el que se construye nuestro
conocimiento, muchos filósofos han discutido y puesto en duda esa relación entre lo
sensible y lo inteligible.
Los motivos de esa duda los veremos en el apartado siguiente.
De este apartado destacamos las siguientes ideas:
1. El conocimiento tiene lugar siempre en la relación
entre un sujeto y un objeto.
2. Podemos
distinguir
dos
formas
básicas
de
conocimiento: el sensible (información inmediata que
recibimos del objeto a través de los sentidos) y el
inteligible o intelectual (que se efectúa a través de las
representaciones simbólicas que construimos de los
objetos).
3. En el conocimiento inteligible distinguimos tres
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niveles: el de los conceptos, el de los juicios y el de los
razonamientos.
3. Una breve historia de las teorías del conocimiento
Estimada Julia:
Seguro que conoces lo que son las ilusiones ópticas. Vamos a servirnos de ellas
para plantear un problema que ha preocupado a los filósofos desde el origen de
la filosofía.
¿Son nuestros conocimientos, especialmente los sensibles, fiables?
Ramiro.
En la historia de la Filosofía, ambos tipos de conocimiento, el sensible y el inteligible, han
mantenido tormentosas relaciones. Muchos filósofos han negado radicalmente la
posibilidad del conocimiento sensible, relegándolo a la categoría de mera ilusión, así, por
ejemplo, Parménides; mientras que otros han criticado que el conocimiento inteligible
pueda separarse del sensible, por ejemplo, Nietzsche.
¿Por qué ha ocurrido esto? Fundamentalmente por un motivo: el conocimiento sensible
puede parecer, si lo analizamos con detenimiento, poco fiable.
Fíjate en las siguientes imágenes:
Im ag. 6. Autor: Fibonacci .Lice ncia GNU 1.2
Im ag. 7. Autor: C am pos . Dom inio público
En la imagen superior izquierda, las líneas horizontales parecen curvarse, sin
embargo puedes comprobar con una regla que son todas rectas y paralelas.
En la de la derecha aparecen puntos blancos entre las esquinas de los cuadrados
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negros, que se convierten en negros si miras a los de alrededor.
¿Nos engañan los sentidos? ¿Nos muestran las cosas tal y como son? ¿Son los sentidos
el origen de un conocimiento fiable?
Estas imágenes son ilusiones ópticas, que un psicólogo de la percepción podría
explicarnos.
Puedes ver muchas ilusiones ópticas (explicadas) en la
página web: Ilusiones ópticas y figuras imposibles.
La duda acerca de la fiabilidad de los sentidos parece, pues, razonable. Piensa además en
todos los factores que pueden alterar nuestra percepción sensible: la fatiga, la fiebre o la
excitación nerviosa son solo algunos ejemplos. Seguro que tú mismo tienes alguna
experiencia de este estilo.
¿Podemos entonces pretender que el verdadero conocimiento tiene su punto de partida
en los sentidos, tan poco fiables? ¿Puede construirse un edificio sólido sobre unos
cimientos tan frágiles?
Las distintas teorías que sobre el conocimiento se han desarrollado a lo largo de la
historia pueden, en general, ordenarse en torno a esta cuestión. Tendríamos, por una
parte, las teorías que desconfían de los sentidos y afirman que solo el conocimiento
intelectual o inteligible, liberado del conocimiento sensible, puede ser verdadero; por otra
parte, las teorías que asumen que todo el conocimiento humano parte de los sentidos,
que no son engañosos, por lo que la postura anterior sería absurda.
Haremos un breve repaso de la historia de este problema y las principales actitudes
adoptadas en torno a él.
Quizás el prototipo de filósofo amante de lo
inteligible sea el filósofo griego Platón (427-347 a.
de C.). Platón afirmaba que el conocimiento
sensible es imperfecto y relativo, cambiante y
efímero, por lo que no puede estar en el origen de
la verdad, que debe ser universal y eterna.
Ésta es solo accesible a la razón, por lo que para
Platón únicamente el conocimiento intelectual es
verdadero. Y éste es un conocimiento de
conceptos, de ideas, que no tienen su origen en los
sentidos.
Imag. 8. Autor: Jan Steen. Dominio público
Pero, si nuestros conocimientos verdaderos no proceden de los sentidos ¿de dónde
proceden entonces?
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Platón piensa que de alguna manera deben estar en nosotros, independientemente de la
experiencia sensible. Deben, por tanto, ser innatos: esto quiere decir que no son
aprendidos, no proceden de la información que recibimos del exterior, sino que de alguna
forma nacemos ya con ellos.
Platón explicó esto mediante su teoría de la reminiscencia.
Más información
Reminiscencia.
sobre la teoría platónica
de la
Aristóteles (384-322 a.C.), su discípulo, matizó las opiniones del maestro. Aristóteles
pensaba que el conocimiento sensible y el inteligible eran complementarios. Si bien daba
primacía al conocimiento inteligible, consideraba que el conocimiento se construía
partiendo de la observación de lo sensible particular, y que el entendimiento humano
abstraía de lo concreto los rasgos generales para construir con ellos conceptos
universales.
Para Aristóteles el conocimiento, por tanto, parte necesariamente de la información
sensible, sin que existan en ningún caso ideas o conceptos innatos.
Estas concepciones dominaron el mundo de la filosofía hasta la
embargo, con la formación de la ciencia entre los siglos XV y
preocupación de los filósofos acerca del problema del conocimiento
perspectivas. Surgieron dos escuelas contrapuestas en torno
conocimiento: el racionalismo y el empirismo.
Edad Moderna. Sin
XVII y la creciente
aparecieron nuevas
a la cuestión del
Ambas escuelas consideraban que el conocimiento se lleva a
cabo mediante las ideas, pero divergían en cuanto al origen de
dichas ideas y su alcance. El racionalismo no negaba el
conocimiento sensible, pero daba primacía, en el orden del
conocer, a las ideas innatas (recuerda que son ideas que
nacemos con ellas) y al conocimiento racional. El
conocimiento humano, pensaba Descartes (1596-1650), puede
construirse enteramente al margen de la experiencia sensible,
siguiendo el modelo de las matemáticas.
El empirismo ponía en cuestión la
existencia de las ideas innatas. Para
Imag. 9 Descartes, por F. Hals
los
empiristas, el origen último de las
Dominio público
ideas es la experiencia sensible,
por lo que no puede haber conocimiento seguro acerca de
nada. Nuestras certezas sobre la realidad, según David Hume
(1711-1776), principal representante del empirismo, no son
más que un engaño fruto del hábito y la repetición. En el
apartado siguiente estudiaremos con más detenimiento el
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problema del límite del conocimiento.
Kant (1724-1804) intentó una síntesis entre racionalismo y
empirismo. Su síntesis partía del hecho de que las facultades
humanas para el conocer son fundamentalmente dos: la
sensibilidad y el entendimiento. La sensibilidad es pasiva y
recibe impresiones sensibles del mundo exterior. Pero el
entendimiento es activo, y trabaja con dichas impresiones
sensibles ordenándolas y dándoles sentido mediante las
categorías, conceptos innatos con los que pensamos la
realidad.
Imag. 10. Autor: A. Ramsay
Para Kant, por tanto, empiristas y racionalistas tienen una
Dominio público
visión incompleta del conocimiento humano: para que éste
ocurra son necesarias tanto las impresiones sensibles como los conceptos innatos.
En este apartado has podido encontrar información relevante respecto a Hume.
Utiliza dicha información para la elaboración de la tarea, pensando sobre todo en
los siguientes puntos:
1. ¿Crees que Hume defendía las ideas
conocimiento?
2. ¿Cuál es, para Hume, el origen de las ideas?
innatas
como
forma
de
Lee con atención las siguientes citas. En ellas, distintos filósofos hablan
de los sentidos. Debes señalar si te parece que están más de acuerdo
con las teorías racionalistas (que consideran los sentidos poco fiables) o
con las empiristas ( que afirman que los sentidos son el origen de todo
nuestro conocimiento).
1) "Nada hay en la mente que no haya estado antes en los sentidos."
(Aristóteles)
Racionalista.
Empirista.
2) "Despréndete de todas las impresiones de los sentidos y de la
imaginación, y no te fíes sino de la razón." (René Descartes)
Racionalista.
Empirista.
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3) "Si los sentidos no son veraces, toda nuestra razón es falsa."
(Lucrecio)
Racionalista.
Empirista.
Como habrás podido observar, las distintas teorías del conocimiento han discutido
esencialmente sobre dos cuestiones básicas: el origen y los límites del conocimiento
humano.
A ellas nos dedicaremos en el siguiente apartado.
Las ideas fundamentales de este apartado son:
1. Las teorías del conocimiento han girado, en general,
en torno a la cuestión de la fiabilidad de los sentidos.
2. Teorías que han desconfiado de los sentidos,
proponiendo como único conocimiento verdadero el
conocimiento intelectual, han sido: en la antigüedad,
Platón; y en la edad moderna, los racionalistas.
3. Teorías que han señalado los sentidos como
necesario origen de todos nuestros conocimientos han
sido: en la antigüedad, Aristóteles; y en la edad
moderna, los empiristas.
4. Kant intentó una síntesis entre racionalismo y
empirismo.
Estimado Don Ramiro:
He leído con atención los documentos que me ha mandado. Una vez más la
filosofía hace que me pregunte cuestiones que hasta ahora creía más o menos
seguras:
¿Hasta dónde puede llegar el conocimiento humano? ¿Es posible un
conocimiento de aquello que está más allá de nuestra experiencia? ¿Podemos
saber qué nos espera tras la muerte? ¿Existe el alma?
Atentamente.
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Julia.
4. Los límites del conocimiento
Estimada Julia:
En tu último mensaje me planteas las siguientes cuestiones:
¿Hasta dónde puede llegar el conocimiento humano? ¿Es posible un
conocimiento de aquello que está más allá de nuestra experiencia? ¿Podemos
saber qué nos espera tras la muerte? ¿Existe el alma?
Todas estas cuestiones indagan en los límites del conocimiento humano, una de
las cuestiones fundamentales de la gnoseología. Durante los siglos XVI, XVII y
XVIII, como ya sabemos, los filósofos centraron su interés en esta cuestión,
asociando el problema del límite al problema del origen del conocimiento.
En efecto, si queremos saber cuál es el límite del conocimiento debemos
averiguar primero cuál es su origen.
Ramiro.
Tomemos como ejemplo el problema del alma: queremos saber si el alma existe.
Endendemos por alma una sustancia, una cosa real, que es independiente del cuerpo;
una sustancia cuya actividad es la conciencia (el pensamiento, los recuerdos, los deseos,
los sentimientos, etcétera) y que al ser inmaterial no se vería afectada por la muerte.
¿Cómo podemos saber acerca del alma? No, evidentemente, a través de los sentidos. El
alma no puede ser vista ni oída; no puede ser medida ni pesada, debido precisamente a
su supuesto carácter inmaterial. No podemos tener sensaciones de entidades no
materiales, pues nuestros sentidos solamente captan magnitudes físicas.
¿De qué otra forma podemos, entonces, tener conocimiento del alma?
Solo hay dos posibilidades: que podamos deducir su existencia a partir de los datos
empíricos o que tengamos una forma de conocimiento que no tenga su origen en los
sentidos. La primera posibilidad parece bastante incierta, ya que deberíamos explicar
cómo es posible que entidades inmateriales puedan causar efectos materiales (lo que
parece insostenible). La segunda posibilidad se asienta en la existencia de conocimientos
que no tienen su origen en lo sensible, que son puramente intelectuales o racionales, es
decir, en la existencia de las ideas innatas.
El siguiente mapa conceptual nos muestra las relaciones entre los orígenes y los límites
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del conocimiento humano:
Fue nte propia
Vemos de esta manera cómo el problema de los límites del conocimiento, del cual el
problema de la existencia del alma es un ejemplo, nos conduce a la cuestión del origen del
conocimiento. De esta forma lo plantearon los filósofos modernos, como a continuación
vamos a ver.
En este apartado también tienes información relevante para la realización de la
tarea, en concreto información concerniente a los límites del conocimiento según
los filósofos empiristas.
Dos grandes corrientes filosóficas abordaron estas cuestiones en los siglos XVII y XVIII:
el racionalismo y el empirismo, de las que ya hemos hablado en el apartado anterior.
Ambas mantuvieron posturas enfrentadas en lo que respecta al origen y límites del
conocimiento, centrando su discusión en la siguiente pregunta: ¿es la metafísica una
ciencia?
Al hacer esa pregunta están preguntando por los límites del conocimiento, pues la
metafísica era la parte de la filosofía (como ya vimos en el Tema 1) que pretendía estudiar
aquellas realidades que están más allá de nuestra experiencia, como dios, el alma y la
esencia del mundo.
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Veamos resumidamente las posiciones de racionalistas y empiristas sobre el problema de
la metafísica:
Para los racionalistas (como Descartes, Leibniz y
Spinoza) nuestro conocimiento puede construirse
independientemente de la experiencia sensible (que no
es fiable) a partir de las ideas innatas. Éstas, como la
idea de lo infinito, son evidentes en sí mismas y nos
permiten deducir la existencia de dios, el alma y la
esencia del mundo. La metafísica, por tanto, es una
ciencia.
Para los empiristas (como Locke, Berkeley o Hume)
todo el conocimiento humano tiene su origen en los
sentidos, por lo que las ideas innatas no pueden existir.
Los
empiristas, especialmente Hume, intentaron
Imag.11 Autor: B.C. Francke
Licencia: Dominio Público
demostrar que las supuestas ideas innatas de las que
hablaban los racionalistas tienen su origen, como todas las ideas, en la experiencia
sensible. En consecuencia, nuestro conocimiento no puede traspasar la frontera de
la experiencia, por lo que es imposible tener conocimientos ciertos sobre dios, el
alma o la esencia del mundo. La metafísica, por tanto, no es una ciencia.
Señala si las siguientes afirmaciones son verdaderas o falsas.
1) Determinar el origen del conocimiento humano es esencial para
conocer sus límites:
Verdadero.
Falso.
2) Los empiristas afirman que el ser humano posee conocimientos e
ideas que no provienen de la experiencia:
Verdadero.
Falso.
De este apartado recuerda especialmente las siguientes ideas:
1. El problema del límite del conocimiento va asociado al
problema sobre su origen.
2. Los filósofos modernos plantearon el problema del
origen y los límites del conocimiento en torno a la
cuestión de la metafísica.
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3. Los racionalistas, admitiendo la existencia de las
ideas innatas, afirmaron el carácter científico de la
metafísica.
4. Los empiristas, negando la existencia de las ideas
innatas, negaron el carácter científico de la metafísica.
5. La verdad
Estimada Julia:
¿Qué es la verdad?
El término “verdad” es polisémico: ofrece muchos significados dependiendo del
contexto en el que lo usemos. Así, podemos hablar de una “verdad sagrada” en
el ámbito de la religión, de una “verdad moral” en el de la ética, o de una “verdad
empírica” en el terreno de los hechos. Dependiendo del contexto, tendríamos
que la verdad es una cosa u otra. Por ejemplo, en el ámbito de la moral,
“verdadero” vendría a significar lo mismo que “sincero”, “auténtico” u “honesto”,
y señalaría una cualidad del sujeto moral. En el religioso, “verdad” alude a aquello
que ha sido revelado por la divinidad, que es objeto de fe y está conectado con
el destino último del ser humano. Y en el empírico, "verdad" sería lo que está
corroborado por los hechos.
El ámbito que ahora nos interesa es el del conocimiento. No tiene sentido hablar
del conocimiento sin hablar de la verdad. Ambos conceptos se implican
mutuamente, formando un todo indisoluble.
Imag. 12. Autor: desconocido.
Licencia: Dominio Público.
El conocimiento, como dice Bertrand Russell, no tendría lugar si no
albergásemos la creencia en la existencia de la verdad. Cualquier sistema, forma
o método de conocimiento se alimenta de la aspiración a la verdad, y da por
supuesto el hecho de que es posible alcanzarla.
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Pero, ¿es realmente posible alcanzar la verdad? Seguro que has oído a menudo
expresiones como "cada uno tiene su verdad", "todo es relativo" o "todo
depende del punto de vista con que se mire". En estas expresiones se pone en
duda de alguna manera la posibilidad de un conocimiento verdadero, pues, como
veremos, la verdad debe ser universal, es decir, idéntica para todos los sujetos.
Estudiaremos en este apartado las teorías más importantes acerca de la verdad,
así como aquellas que han negado la posibilidad de un conocimiento verdadero.
Ramiro.
5.1. Teorías de la verdad
En primer lugar, por tanto, nuestro estudio de la “verdad” deberá especificar en qué
ámbito nos movemos. Y, puesto que no estamos en el ámbito de la religión ni de la moral,
sino en el del conocimiento, y hemos dicho que el conocimiento se establece en la relación
entre dos polos, uno objetivo (el objeto que es conocido) y otro subjetivo (el sujeto que
conoce), será ahí donde situemos nuestra definición (o definiciones) de “verdad”.
Hemos visto que el conocimiento tiene lugar en las representaciones simbólicas que un
sujeto posee acerca de un objeto, y que se expresan en juicios o razonamientos. La
verdad deberá ser algún tipo de propiedad de nuestras representaciones en su relación
con los objetos, propiedad que debe poder ser captada por cualquier sujeto.
Tenemos, por tanto, el siguiente esquema:
Fue nte propia
La verdad se encuentra, pues, en el centro de una relación entre sujeto-representaciónobjeto. Dependiendo de cómo entendamos que la verdad se relaciona con esos elementos
tendríamos las siguientes teorías, representadas esquemáticamente:
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Verdad
Como
correspondencia
Entre las representaciones y los objetos.
Como evidencia
De las representaciones para el sujeto.
Como coherencia
Entre las representaciones.
Como éxito
De las consecuencias prácticas de nuestros
conocimientos.
Veamos con detenimiento esas distintas concepciones.
Verdad como correspondencia o adecuación. Esta concepción, en palabras de
Bertrand Russell, consiste en que “la correspondencia con un hecho constituye la
naturaleza de la verdad”. Es decir, que un juicio o enunciado sería verdadero cuando
describe y se ajusta a los hechos, cuando se corresponde con ellos; y sería falso en
caso contrario.
Esta es la concepción de la verdad de filósofos como Aristóteles, Santo Tomás de
Aquino o el mencionado Bertrand Russell, y presupone la existencia de una realidad
objetiva, exterior al sujeto, que éste intenta representar mediante sus juicios y
enunciados. En este caso la verdad se relaciona especialmente con los objetos o
hechos, a los que nuestras representaciones deben ajustarse fielmente. Por
ejemplo: el enunciado "la mesa es roja" es verdad cuando en la realidad se da que la
mesa es roja.
La verdad como evidencia. Esta es la concepción cartesiana de la verdad. En
efecto, según Descartes, cuando captamos una verdad de un modo intuitivo y
directo, disponemos de una evidencia directa de la verdad, experimentamos la
verdad como una cualidad que se nos presenta de forma tan indudable que no
podemos sino admitir la certeza absoluta de esa intuición.
Aquí la verdad aparece relacionada con el sujeto, pues depende de la claridad y
evidencia con que se capta una representación. Un ejemplo: la evidencia que
tenemos de nuestra propia existencia.
Para ampliar información sobre la verdad y las distintas
maneras de concebirla.
La verdad como coherencia. Esta concepción se
circunscribe esencialmente al ámbito de las ciencias
formales, y viene a decir, básicamente, que un enunciado
es verdadero cuando no encierra ninguna contradicción
consigo mismo ni con ningún otro enunciado, del mismo
sistema, que haya sido aceptado como verdadero.
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En este caso la verdad está relacionada especialmente con
las representaciones, con las relaciones de coherencia que
se establecen entre ellas. Por ejemplo, cuando un
matemático dice que es verdad que "el número 3 es
entero y primo", dadas ciertas definiciones de número
entero y número primo, quiere decir que el enunciado "el
número 3 es entero y primo" es coherente con nuestras
definiciones de número entero y número primo.
La verdad como éxito. En esta concepción, el criterio
utilizado para decir que una doctrina o teoría es verdadera
es su éxito desde un punto de vista práctico. El principal
valedor de esta concepción de la verdad fue William
James (1842-1910).
Im ag. 13. Autor de sconocido
Lice ncia: dom inio público
En este caso la verdad no se relaciona especialmente con el sujeto, las
representaciones o los objetos, sino con las consecuencias prácticas de nuestros
conocimientos. Por ejemplo, una teoría sobre el SIDA es verdadera si, aplicando
dicha teoría, podemos curar la enfermedad. O si podemos predecir con éxito quién
enfermará o no.
Rellena con las palabras correctas los espacios en blanco de los
enunciados inferiores.
Las
palabras
que
has
de
utilizar
son:
coherencia,
evidencia,
correspondencia y éxito.
En los siguientes enunciados se expresa la verdad (o la mentira) de
acuerdo a alguna de las concepciones estudiadas. Debes indicar con cuál.
1. Al observar Saturno con el telescopio comprobó que era verdad
que estaba rodeado por anillos. Verdad como .
2. Lo que dijo era claramente mentira, pues se contradecía con sus
afirmaciones anteriores. Verdad como .
3. Las verdades de la geometría son tan claras que no hace falta
comprobarlas experimentalmente. Verdad como .
4. El descubrimiento de ese fármaco fue muy discutido hasta que se
demostró en la práctica su efecto beneficioso. Verdad como
Las ideas más destacadas de este apartado son las siguientes.
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La verdad puede ser entendida de diferentes formas:
Como correspondencia: cuando el enunciado refleja
fielmente los hechos.
Como evidencia: cuando el sujeto capta de forma
inmediata la certeza de un enunciado.
Como coherencia: cuando el enunciado es coherente
con otros enunciados.
Como éxito: cuando el criterio es el éxito de las
consecuencias prácticas de los enunciados.
5.2. Realistas, relativistas y escépticos
Estimada Julia:
Seguramente te habrás dado cuenta de que todas las teorías anteriores tienen
una cosa en común: son co ncepciones de la verdad que siguen o usan un
criterio. Por ejemplo, en la concepción de la verdad como correspondencia, el
criterio para decir que un enunciado es verdadero es que se corresponda con
una situación de hecho. Si digo, por ejemplo, “Estoy volando en avión” este
enunciado es verdadero si, en efecto, de hecho estoy volando en un avión.
El criterio para saber si una teoría es verdadera desde el punto de vista de la
utilidad es que tenga éxito. S i es así, entonces esa teoría es verdadera. Y así,
todas las concepciones nos señalan un criterio de verdad.
Pero, ¿qué ocurre si no hay criterio de verdad, si pensamos que no es posible
conocer la verdad?
De estas cuestiones trata el siguiente documento.
Ramiro.
Dependiendo del criterio de verdad que utilicemos podemos distinguir, siguiendo a
Leibniz, entre verdades de hecho y verdades de razón.
Las verdades de hecho son aquellas que deben ser comprobadas
necesariamente de una forma empírica, mediante la experiencia. Solo los hechos nos
pueden decir si un enunciado es verdadero o no. Por ejemplo, si decimos que
Andrés viste una chaqueta marrón, solo podremos saber que esa afirmación es
cierta si podemos comprobar que, efectivamente, Andrés viste una chaqueta
marrón.
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Las verdades de razón, sin embargo, no
necesitan de comprobación empírica, pues el mero
análisis
racional
del enunciado,
su
mera
comprensión intelectual, nos pone en evidencia su
verdad. Examina el siguiente enunciado: "El todo
es siempre mayor que sus partes". Con la simple
comprensión de lo que significan los términos
"todo", "partes" y "mayor", podemos estar
Imag. 14. Autor desconocido Licencia:
seguros de que el enunciado es verdadero,
dominio público
independientemente
de
que nos
estemos
refiriendo a una casa, un árbol o una galaxia. en todos esos casos siempre el todo
será mayor que las partes; no es necesario que lo comprobemos
experimentalmente.
Atendiendo a esta distinción podemos relacionar las teorías anteriores, dependiendo del
tipo de criterio que utilizan, con las verdades de hecho o de razón.
Intenta hacerlo tú en el siguiente ejercicio.
La teoría de la verdad como correspondencia utiliza un criterio de
verdad:
De hecho.
De razón.
La teoría de la verdad como evidencia utiliza un criterio de verdad:
De hecho.
De razón.
La teoría de la verdad como coherencia utiliza un criterio de verdad:
De hecho.
De razón.
La teoría de la verdad como éxito utiliza un criterio de verdad:
De hecho.
De razón.
Ahora bien, estamos hablando de concepciones de verdad que parten del presupuesto de
que la verdad puede ser conocida. Estas concepciones se basan normalmente en una
visión realista del conocimiento.
Pero cabe pensar que la verdad, entendida como conocimiento universal (igual para
todos) y fijo (que no cambia con el tiempo), no es posible. Esta postura ha sido
defendida por el escepticismo y el relativismo.
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Comenzaremos exponiendo brevemente la visión realista, para la que es posible un
conocimiento objetivo de la realidad. A continuación haremos lo mismo con el
escepticismo y el relativismo, que cuestionan esa posibilidad.
El realismo. Consiste en la afirmación de que existe una realidad objetiva
independiente del sujeto y que es posible conocer esa realidad. Dentro del realismo
existen diversos matices, desde el realismo ingenuo, que afirma que las cosas son
tal como se muestran a los sentidos, pasando por el realismo absoluto, que afirma
que la mente humana puede llegar a conocer la esencia de las cosas, y por lo tanto
llegar a una verdad absoluta, hasta el realismo crítico, que sostiene que alcanzar la
verdad absoluta es solamente un ideal, pero que poco a poco, sobre todo mediante
el conocimiento científico, nos vamos acercando hacia ese ideal de verdad.
En este último apartado también hay información que te será útil para tu tarea.
En concreto, acerca de la postura de Hume sobre la verdad y la certeza.
¿Cuál de las posturas crees que es la de Hume, la realista, la relativista o el
escepticismo?
El escepticismo. Es la postura según la cual es imposible para el entendimiento
humano alcanzar verdades absolutas. Solamente podemos conseguir opiniones más
o menos probables, pero nunca la verdad. El escéptico pone en duda la verdad de
todos nuestros conocimientos, considerando imposible la tarea de demostrar con
seguridad ninguna verdad. En la antigüedad el escéptico más radical fue el sofista
Gorgias de Leontini.
Para Gorgias, el ser humano no puede conocer la verdad por diversos motivos:
Porque no hay en la realidad nada que pueda ser conocido verdaderamente
(todo es efímero y cambiante).
Porque aunque lo hubiera no podríamos conocerlo, al carecer los seres
humanos de la capacidad de conocer verdaderamente.
Porque aunque tuviéramos la capacidad racional de conocerlo, no
podríamos comunicarlo, por lo que de nada nos serviría, pues no podríamos
demostrárselo a nadie.
El relativismo. Es la doctrina según la cual es
imposible obtener un
conocimiento
universal
absolutamente verdadero, porque todo conocimiento
depende del punto de vista del sujeto que conoce.
Así pues, todo es relativo, todo depende del punto
de vista, de los intereses particulares o de las
características personales. Por ejemplo, para mí
puede ser verdadero que ahora hace calor, pero para
otra persona puede ser falso.
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Esta es la postura que defendía el sofista
Protágoras de Abdera en la antigua Grecia, y que
expresó en la famosa frase: "El hombre es la medida
de todas las cosas".
Una variante de esta postura es el relativismo
social, según el cual la verdad es relativa a cada
sociedad: cada grupo social ve las cosas a su
manera, por lo cual, lo que es verdadero para una
sociedad puede ser falso para otra. Esta es la
postura del sociólogo E. Durkheim.
Im ag. 15. Autor: Twisp
Lice ncia: dom inio público
Ideas fundamentales de este apartado:
1. Si atendemos al criterio de verdad, es decir, a la
forma en que sabemos si un enunciado es verdadero,
las verdades pueden ser de hecho o de razón.
2. El realismo afirma la posibilidad del conocimiento, al
entender que existe una realidad objetiva que puede ser
conocida por los seres humanos.
3. El escepticismo pone en duda la posibilidad del
conocimiento verdadero, al considerar al entendimiento
humano incapaz de alcanzar certezas absolutas.
4. El relativismo afirma que todas las verdades son
relativas, pues dependen de los puntos de vista
subjetivos o de las convenciones sociales.
Estimado Don Ramiro:
Me parece que vivimos en una sociedad bastante relativista, donde casi todo
parce depender de los intereses o del punto de vista de cada uno. Por mi parte
he de decir que me identifico más con los escépticos, pues, como sabe, me
encuentro llena de dudas.
¡Ojalá encuentre yo mi criterio de verdad!
Atentamente.
Julia
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