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EL CRITEEIO MÉDICO
DEL HOSPITAL HOMEOPÁTICO DE SAN JOSÉ
DEL INSTITUTO HOMEOPÁTICO
Y DE LA SOCIEDAD HAHNEMANNIANA MATRITENSE
Tomo XXX.
Madrid 31 de Mayo de 1889.
Núm. 6.
Snmnrlo: Documontos originales: Cartas de HabnemaTiii traducidas ni inglés por
el Dr. Dndgeon, y del in^lís al oastelUino por el Dr. Hysern. — SKCCIÓ.V CLÍNICA;
Inflamación del pericardio durante una fiebre reumática. — Xcurnlgia facial.—
Nenraleia dol trigémino. — Un caso de curación con " Hydrastis „. — Acción del
" StropGantus hispidas „ sobro ol corazón. — Efectos do la sugestión hipnótica en
un caso de escleroHis en plaques, por los doctores J. Fontt'in, Profesor de la Escuela
de Tolón, y Ch. Segara, Módico principal de Marina (conclusión). — SKCCióít
DOCTKIKAL: Estndio de los medicamentos uterinos y de su aplicación terapéutica,
traducido por el Dr. Pellicer (hijo). — Variedades. — Movimiento de las eat'ermerlas del Hospital Homeop&tico de San José.
DOCUMENTOS ORIGIiNALES
CARTAS DE HAHNEMANN
TaADUCIDAS AL INGLÉS POR EL DR. DÜDGEÓN, Y DEL INGLÉS
AL CASTRLLANO POB BL DR. HYSBBN
Considerando interesante para nuestros lectores el conocimiento de documentos originales de Hahnemann, y habiéndose publicado en el periódico T/ie Homeopathic World varios
de estos escritos, no hemos dudado en traducirlos al castellano
en obsequio de nuestros suscritores.
El Dr. Dudgeón, antes de transcribir los susodichos documentos, da una ligera noticia acerca de ellos y de la manera
como llegaron á su poder, por lo cual vamos á copiar todo
cuanto á esto se refiere:
« Habiendo venido á poder de mi estimado colega el señor
Camerón (dice el citado doctor) algunos papeles propiedad del
difunto Dr. Dunsford, tengo el gusto de reunir una buena
Síí«í
- 180 colección de cartas de Hahnemann, dirigidas & varios corresponsales suyos, y que el Sr. Camerón me regaló, para hacer
de ellas el uso que creyera oportuno.
j> Así, pues, y no teniendo noticia de que ninguna de las 51
cartas que poseo haya sido publicada, me he dedicado á traducirlas, con objeto de darlas á conocer en beneficio de la literatura médica inglesa, y al efecto le remito á usted la primera
remesa traducida,
» Difícil es averiguar ya cómo ó por qué estas cartas se
hallaban en poder del Dr. Dunsford; el Dr.'Harris Dunsford
murió en 1847, á la temprana edad de treinta y nueve años,
habiendo gozado en Londres de gran reputación y considerable clientela; su práctica fué grande, llegando á ser consultado
por la Reina Adelaida en vida de Guillermo IV.
» Fué autor de varios libros de Homeopatía, casi desconocidos hoy día, pero que fueron muy recomendados en su tiempo.
» Hizo sus estudios en Alemania, y creo estuvo después con
frecuencia en ese país.
» El Dr. Stapf de Naumburg, á quien van dirigidas la mayor
parte de las cartas que vamos á publicar, fué llamado también
en consulta por la Reina Adelaida, y es más que probable que
esto sucediera á instancia del Dr. Dunsford, el cual era amigo
de Stapf, y sin duda las cartas, ó la mayor parte de ellas, las
recibiera de mano del mismo Stapf.
«Tan sólo dos cartas son de puño y letra de Hahnemann, y
las dos restantes copias de originales escritos en la bella lengua italiana, pero no todas copiadas por la misma persona; los
copistas han omitido decir á quién fueron dirigidas, pero por
su contenido se deduce la omisión.
»Las notas y observaciones del margen son mías; el resto
forma el texto de lo escrito por Hahnemann.
»He adoptado la clasificación por fechas, comprendiendo un
periodo desde 1811, un año después de la publicación del Orffunon, hasta 1842, un año antes del fallecimiento de Hahnemann.
»La primera carta, que no es copia, sino original de puño
y letra de Hahnemann, es una de las más interesantes de la
mmsimmm'mmmMPummM^m^M
- 181 —
colección; va dirigida al Sr. Arnold, de Dresde, editor de las
principales obras de Hahnemann.
»A1 aparecer el Organon en 1810, el Dr. A. F. Hecker publicó en el periódico A nnalen der gesammten Medizin, números
de Julio y Septiembre, un furibundo artículo contra las doctrinas de Habnemaun, mezclado de personalidades, y acusando á
éste de ignorancia é incompetencia. Ya antes de esto, Hecker
habla atacado vivamente los primeros escritos de Hahnemann;
pero éste tenia por costumbre, ó por sistema, no descender á
contestar los bulliciosos arranques de despecho y animosidad
contra su persona; pero cuando vio la luz pública la laboriosa
impugnación de Hecker al Organon, Hahnemann creyó absolutamente necesario dar una réplica categórica á tales acusaciones-, y al efecto escribió una refutación, que aunque suscrita por
su hijo, no era difícil ver en ella, y más á los que estaban familiarizados con los escritos del padre, que era éste quien guiaba la mano del aún joven Hahnemann.
» No tenemos de Federico Hahnemann otras noticias, sino que
contribuyó á algunos experimentos de la materia médica pura;
y que poco después de tomar el grado de doctor, dejó la casa
paterna para residir algún tiempo en Inglaterra. (En la carta
núm. 18, el padre hace mención de esta circunstancia.) Después de esto, nada m¿s se sabe de él.
«Corno era muy joven cuando se escribió la magistral refutación á Hecker, y no estaba graduado todavía, es muy dudoso
que pudiera ser de él tan inteligente y razonada anticritica,
fuei'a de la firma, siendo más que probable que su padre la dictara y él la escribiera.
» De los términos en que la carta de Hahnemann está redactada, resulta la evidencia de la importancia que dio á que este
trabajo se publicase; asi dice que no puede continuar su obra
de reforma hasta que se publique esta réplica á la hostil critica
del Organon, y apela á la sincera amistad de Arnold para que
la imprima, y casi le amenaza con quitarle la publicación de
sus futuros escritos, si el manuscrito sufriera alteración para
poderlo imprimir.
» El censor, á quien se suponía capaz de mutilar el escrito,
'\l
—132
-
podría ser quizás un empleado particular del editor impuesto
como tal por nombramiento especial, pues de otro modo Halmemann no hubiera desconfiado de éste.
» De todos modos nos satisface que Habnemann tomase tal
resolución, y que por ella la réplica á Hecker se publicase por
Arnold, sin pérdida de tiempo, tal y como habia sido escrita.
El libro se lee con mucho aprecio, y su lenguaje, aunque bastante fuerte y en ocasiones desdeñoso, es, á juzgar por las citas
que en él se hacen de la critica de Hecker, citas que abundan
mucho, lo que conviene á una refutación de esa especie.
» Esto no obstante, aunque Habnemann no se hubiera ocupado en contestar á Hecker, creo que ningún perjuicio habria
sufrido la Homeopatia, á pesar de que ya lejana aquella época,
no podemos apreciar el buen efecto que los razonamientos mezquinos de Hecker pudieron producir en la fama y profesión del
atacado, y si Habnemann hubiera mantenido su resolución de
no contestar las criticas de Hecker, nosotros nos veríamos privados del gusto de leer una excelente defensa de las propias
doctrinas, inspirada por el mismo maestro. — R. E. Dudgeón.»
CARTAS DE HAHNBMANN
N ú m . 1.
AL SB. ABKOLD, EDITOR EN DBESDE
Mi querido Sr. Arnold: Tendré mucho gusto en saber que
ha leído usted el injurioso artículo que Hecker ha escrito contra
mí, en cuyo caso no dudo juzgará que por mucho que en la
refutación se dijera contra él, siempre sería poco; asi, pues, no
puede usted querer que tan vergonzosas acusaciones queden sin
réplica por parte de mi hijo.
Sólo el autor de ésta es quien puede saber en tal caJso mejor
que nadie lo que debe contestar.
• " ; ^ ' - |íw<s;|
- 133 Usted le devolvió el manuscrito diciendo las modificaciones
que en él podían hacerse. (¿Quién fué el que señaló esos pasajes? ¿Fué usted ó fué Rober? Si fué éste, debe haber leido ya
el manuscrito y considerar que lo restante está bien,) Así, pues,
aunque el autor no lo creyó necesario, sin embargo, por complacer á usted alteró y modificó esos pasajes. No puede usted,
por tanto, desear más ni puede pedirse más, y cuando así se
procede, y á pesar de eso el censor no estando justificada la
censura no da pase al manuscrito, no es culpa del autor que no
se imprima, ni de usted el que no haya dispuesto lo necesario
para la impresión.
Por otra- parte , ningún censor tiene derecho á rehu.sar el
permiso para imprimir un libro de defensa en que el agresor
es contestado con verdaderas ofensas (lo cual no es el caso del
manuscrito en cuestión) en oposición á las que ha inferido á
personas que nada tienen que ver con el censor y si con el autor.
Si existieran injurias en el libro, ni el censor ni el editor serían
legalmente acusados, solamente el autor lo seria; por consiguiente, las notas que líober ha puesto en el escrito, son vergonzante pretexto para no dar el permiso. La razón positiva no
puede ser otra que las verdades desnudas que en ese trabajo
se dicen respecto al arte médico. Si las calumnias pueden impedir que un libro se imprima, en ese caso, el injurioso libelo
de Hecker no debió pasar de la censura; sin embargo, debemos
tener en cnenta los miserables, malévolos y clandestinos medios con que Dresde s? distingue.
Las verdades de universal utilidad para el arte de curar que
contiene el manuscrito, y que constituyen su principal valor,
excitarán seguramente la oposición de los profesores de Leipzig
especialmente cuando lleguen ¿saber que se ha prohibido su
publicación en Dresde, las cuales, sin duda alguna, ocasionarán
muchas desazones á mi hijo, aunque por corto tiempo , razón
' Ppr la cual deseo que haga pronto sus exámenes de grado, pues
81 bien, ningún profesor conoce todavía el manuscrito , podría,
sin embargo» llegar é sus oidos el asunto.
LQ laejor seria imprimirlo en un pueblo pequeño donde no
hubiera preocupaciones en favor de la medicina tradicional.
_ 184 pues, fuera de esto, no veo otro remedio; ni se puede pensar de
otra manera cuando asi se niegan tales reclamaciones ó cuando
puede haber un doctor oficial, si hay alguno que abrigue tan
bastardas inclinaciones, que se deje sobornar por algún dinero.
Si usted quiere adoptar este plan y asegurarme que los ejemplares del libro no saldrán hasta que mi hijo tome el grado,
que será lo más pronto posible, en ese caso el manuscrito de la
refutación quedará ¿ la disposición de usted, asi como la materia médica.
Si se hubiere impreso clandestinamente en Dresde, sin el
veto de la Santa Inquisición, entonces mi hijo podría tomar el
grado antes de que se supiera algo de esto en Leipzig; pero
ahora que de algo se habrán apercibido en esta ciudad, según
sospecho, no hay otro camino que el que le propongo, advirtiendo á usted que ni una sola palabra del manuscrito puede
alterarse.
Es increible que se hagan cargos de herejía y exista tal espíritu de persecución en materias científicas, y que semejante
despotismo prevaleza; más ello es asi, y el presente caso lo
demuestra,
Pero tan miserables acusaciones de herejia, ¿pueden impedir
que se digan y se impriman las verdades que conducen á la
salud de los hombres? La independencia de acción y la libertad
de la prensa debe prevalecer para que se comuniquen al mundo
los grandes descubrimientos. ¿Qué hubiera hecho Lutero con
sus espléndidas ideas, si no hubiera podido lanzarlas ¿ la prensa,
si no le hubiera sido dable enviar sus discursos, llenos de las
ardientes verdades de su abrasado corazón, á su querido y valeroso amigo el librero y editor Hans Luft, con todo el fuego
de sus palabras y de sus atrevidas frasee, según las creyó oecesarias á s u objeto? Asi se imprimió entonces todo lo que era
necesario imprimirse, y asi, y sólo asi, pudo efectuarse la
Reforma.
Por lo demás, yo no necesito, como Lutero, ofender al Papa
en mis escritos, pues lo que mi hijo y yo necesitamos es facilidades para extender las saludables verdades que la reforma
médica reclama.
' ;X^
— 13& —
Hans Luft fué un instrumento tan indispensable para la
Reforma como Latero mismo; y yo necesito, en beneficio de
la buena causa, un ferviente y sincero amifjo de la verdad, el
cual sea mi editor, como Luft lo fué de Lutero; pero si me encuentro con tan grandes resistencias, no será posible que pueda
adelantar un paso.
Lo mismo sucederá precisamente en la materia médica: si los
enemigos de la verdad no son reducidos al silencio, ya convencidos, ó ya mejor instruidos mediante esa refutación á Hecker,
no podrá publicarse mi materia médica, y el píiblico no se
aprovechará de ella en tanto que las malévolas objeciones de
Hecker y compañia no se hayan contestado detalladamente. Si
Hecker y sus opiniones antagonistas quedan sin refutación, no
puedo honradamente continuar los trabajos de enseíianza que
tengo en proyecto, y el Organon dejará de ser siempre respetado , pues nadie puede calcular el efecto que sobre el público
hacen las falsas aseveraciones engañosas.
Si no se publicase esta refutación, parecería que aquellas calumnias contra mi y contra el Organon son incontestables, de
lo cual resultarla que el Organon y yo quedaríamos como desterrados de la ciencia, y nadie escucharla mis palabras, aun
cuando expresaran los más sanos conceptos. Las perjudiciales
aseveraciones y miserables acusaciones de este hombre, más
que malévolo, deben ser completamente desterradas, deshechas
y aniquiladas antes que yo deba continuar mis trabajos de
enseñanza.
Tal es el estado de las cosas: á usted toca ahora decir si tiene
el interés suficiente por que la verdad y la buena causa prevalezcan , para continuar siendo mi editor, y al efecto, medite
usted si puede realizar mis deseos.
De usted sinceramente,
D B . HA.HNEMANN.
Abril 84 1811.
Acabo de oír en Leipzig que se va hacer presión sobre mi
hijo para impedir la refutación; ruego al Sr. Wogt que escriba
inmediatamente y diga 4 Schubert que el manuscrito es asunto
terminado, y por lo tanto, que deje en paz á mi hijo.
— 186 —
Núm. 2.
AL Dn, E. STAPF, DB NAUMBÜH& ^
Querido amigo: Sus buenos deseos por mí y por nuestro arte
me satisfacen y llenan de placer, aliviando las muchas aflicciones de mi vida. Veo al propio tiempo en vuestros distinguidos
escritos el tiempo que dedica á estos trabajos, robándolo al descanso de sus diarias tareas, sin dar tregua á la rapidez de vuestro
deseo. No se esfuerce demasiado, ni haga cosa alguna sin descanso , y considere siempre como cosa importante, sin que esto
signifique que yo suponga limitación en sus facultades, que es
mejor en un espacio dado de tiempo ejecutar , meditar, escribir
y hablar de manera que no se gasten prontamente las potencias físicas de la vida. De este modo tendréis buena y permanente salud y larga vida, puesto que con una vida larga, que
se gasta cou tranquilidad de espíritu y discreción, podéis hacer mucho, y mucho bueno, para vuestra propia felicidad y
para la de los demás. Tenéis talento para todo cuanto yo
deseo, y l o dudo seguiréis demostrándolo. Así lo veo, desde
luego, en los síntomas que me enviáis de Cliamomilla, Rhus
ToxicoAendron, Pulsatilla, Astacus, Ntix vómica, Gina,
Opium. Las observaciones son justas y exactas; continuad trabajando de tan precisa manera, pues lo que hacéis asi es un
concienzudo trabajo para la felicidad de las humanas criaturas.
Sea ó no sea agradecido nuestro benéfico y puro objeto, nosl El Dr. Emosto Stapf, de Naumberg, fué uno de los discípulos de
Hahnomann quo contribuyó á los exporimentos de la Materia médica pura
en gran número do medicamentos (treinta y dos) que ensayó. Ko hizo sus
experimentos b.ijo la inmediata inspección de Hahnomanu, como los hicie. ron el Círculo do los discípulos de éste en Leipzig, sino que remitió los
resultados dó sus observaciones por correo desde Naumberg i, Leipzig. Por
lo quo se ve Toxnminondo las polas de sus oxperimoiltos, no los hizo en su
propia persona, sino quo observó los efectos en hombres, mujeres y niños
y probablemente on muchos casos, en los mismos enfermos; siguió una correspondencia constante con Hahnemann hasta la muerte de su querido
maestro, Como lo prueba el que la mayor parte de las siguientes cartas van
dizigidas á él.
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"
JQ.
-
187
otros no vivimos para conseguir aplausos de nuestros semejantes; el Supremo Hacedor, el Dios Omnipotente, ve con satisfacción nuestros esfuerzos, y sólo para Él y para nuestra propia
conciencia debemos existir aqui y lejos de aquí.
En vuestras observaciones respecto á Rhus Towicodendron
empleáis la frase Tintura de mmaque; esta tintura, ¿era, en
efecto, la del zumaque venenoso (Rhus Toxicodendron) 6 la
del zumaque (Rhus zumaque)^ cuya corteza se usa en Marruecos para curtir los cueros, y que en el comercio la llaman generalmente Schmack? Haga el favor de sacarme de la duda,
pues quizás ésta sea efecto de la frase alemana.
Estáis en lo cierto al suponer que la agravación de los síntomas preexistentes sea probablemente producida por el medicamento, puesto que éste puede por si mismo ocasionar esos mismos síntomas, Pero no debemos incluir esos síntomas entre
los efectos puros positivos, á lo menos no imprimirlos en nuestros libros. Solamente debemos tomar nota de ellos cuando se
presenten puros (es decir, cuando ^xo existieran de antemano)
durante el empleo de semejante medicamento.
Cuando me propongo hacer experimentos, entiendo debe ser
de modo que no se perjudique la salud, adoptando una forma,
por lacual no obre el agente de un modo violento, pues no
debemos hacer daño ¿ nuestros semejantes experimentando
nuestros medicamentos.
Le remito un poco de tintura del verdadero Bellehorus Niger,
que yo mismo he cogido: cada gota contiene solamente Vao de
grano de la raíz. Todos los días, si estáis en perfecta salud y
los quehaceres no os apremian mucho, y sin haber tomado al
comer ningún condimento medicinal (tal como perejil, rábano
picante ó cosa parecida) poned una gota en ocho onzas de agua
y una dracma de alcohol (de modo que no tenga mal gusto)
sacudid el todo fuertemente y tomad en ayunas una onza de la
disolución, cada media hora 6 cada dos horas, hasta que os
sintáis sigo afectado del remedio. Pero si se presentasen síntomas serios, lo que' no temo, tomad algunas gotas de alcanfor
en una onza de agua, sacudiendo la mezcla, y si fuere necesario repetid la dosis, y los síntomas se calmarán.
— 188 —
Cuando todos los síntomas de Belleborus Niger se hayan manifestado, desearía dedicarais un día á investigar las propiedades ^<¿í Alcanfor (este es un remedio soberano), disolviendo al efecto casi dos granos en una dracma de alcohol y
sacudiéndolo con ocho onzas de agua para tomar de cuatro á
seis veces al día con iguales precauciones que las arriba dichas.
Tendría mucho gusto en enviarle una porción de Pulsatilla y
Arsénico; pero tengo poca cantidad y hago constante uso de
ella. Pero si las circunstancias le permiten venir á esta, me
alegraré mucho complacerle. Si esta horrible guerra se terminara, podríamos ir otra vez á recoger nosotros mismos.
Entretanto podríais contribuir con vuestra pluma en el Allgemeiner Anzeiger en favor del sistema homeopático. Vuestro
estilo es elegante, fluido y persuasivo, y la buena causa necesita de abogados semejantes. Nada favorece tanto el cultivo de
nuestra inteligencia como el cambio recíproco de la palabra y
la coordinación y exposición pública de nuestros pensamientos
en periódicos y libros. Esto nos proporciona gradualmente una
extraordinaria lucidez de raciocinio, precisión en la frase y poder comunicar nuestras ideas con claridad, de tal modo, que
todo el mundo pueda entender claramente nuestros pensamientos
aprovechándose de nuestra enseílanza. Así conseguimos al fin
persuadir y convencer á los demás de aquello que es necesario
entiendan. Por medio del convencimiento y de la enseíianza
obtendremos el dominio en nuestra era.
Recibid mJ8 más cariñosos saludos y los de mi mujer, de mi
hijo y de mi hija, que haréis extensivos á vuestra apreciable
esposa, quedando sinceramente vuestro
Iioipxig, Septiembre 8,1818.
SAMUBI. HAHNBMAMN.
Núm. 3.
AL DB. BBNESTO STAPF , DK NAüMBUBO
Estimado amigo: Vuestras cartas son siempre para mí de
mucha estimación; sólo siento qtie se hagan esperar mucho
tiempo; algunas veces temo si el retardo será ocasionado por
— 139 —
motivos de salud. Cuando yo le manifiesto mis deseos de que
haga alguna cosa, como puede haber muchas causas que os lo
impidan, tales como falta de tiempo ó de oportunidad, esto no
debe ser motivo para que lo toméis en consideración, retardando por ello vuestras noticias: tenedlo presente.
Vuestra tintura de zumaque venenoso es indudablemente
auténtica, según he podido apercibirme por los síntomas que
ha producido; pero como siempre escribís: «Tintura de 2M»Í«que,» es menester tener presente que por ésta se entiende generalmente el Rhus coriaria, que no posee virtudes medicinales, y sól(i se emplea en Marruecos para curtir el cuero. De
aqui mi pregunta.
Hágame pronto una visita en pago de la mia.
Me habéis reconocido ex ungue (aunque nada tenga de
común con el león) en el pequeño ensayo en que, como confesáis, he evitado referirme k la Homeopatía. Quisiera hacer
lo mismo en los escritos anónimos futuros, de suerte que podamos conseguir prácticos que hagan ensayos sin saber el por qué
de las curaciones que efectúen, pues más tarde aprenderán á
conocerlo, porque sabiendo de antemano lo racional que es la
acción de los medicamentos, se burlarían de su empleo y no
los ensayarían, como recientemente ha sucedido con un tal
Dr. Riedel, de Penig, que por cierto hace poco ha fallecido
¡pobre hombre! y trabajó mucho en la última epidemia de
fiebre hospitalaria, enviando mucha gente ¿ la última morada;
pues bien, cuando alguno le decía que ensayase mi método,
exclamaba: «Antes querría morir que tomar la medicina de
Hahnemann,» como si yo poseyera otros remedios de los de
mis apelillados compañeros. El pobre cogió la fiebre y murió;
lo siento por el mal aconsejado colega y me compadezco de
esas pobres criaturas, de quienes hay que decir: < ¡Señor, perdonadlos , que no saben lo que hacen!»
Participo de vuestra esperanza en que tales gentes cambiarán de actitud. A Consecuencia de tal presión hemos sufrido
hasta ahora que nuestros mejores hombres permanezcan, silenciosos; pues de tal modo han sido escarnecidos y ultrajados
los que se han atrevido & hablar, que su mayor ventura ha
— 140 —
sido el no dejar oir su voz. La única que se ha escuchado ha
sido la de la multitud servil que, en la universal degradación
de su moralidad, se hallaba satisfecha de tener una pca6Íón de manifestar sus perversas inclinaciones, suprimiendo
cuanto bueno puede decirse de palabra ó por escrito, según
el ejemplo que le daba el mayor opresor del mundo: ¡Napoleón !
En esta última década no ha habido más que esa literatura
inmunda que levantaba su cabeza intentando demoler y aniquilar todo cuanto tendia á nobleza y libertad; pero hoy, que parece que los jefes de nuestro pueblo se hallan adorn^idos de las
cualidades de nuestros antepasados, valor heroico, constancia,
fidelidad, amistad, rectitud , humanidad y celo por la verdad
y por la felicidad del género humano; hoy, que todos se esfuerzan en seguir tales ejemplos, esos hijos del oscurantismo,
deslumhrados por los resplandores de la naciente aurora, quedarán reducidos al silencio por la verdad, que otra vez subirá á
su trono, y los buenos dejarán de ser vergonzosamente calumniados. ¡ Asi sea!
Con la presente recibiréis una fuerte tintura de Rhus Toxicodendron y una tintura diluida para emplearla (un cuadrillonésimo en cada gota); también os remito tintura fuerte y diiluida de raiz de Bryonia (un sextillonésimo); no tengo ahora
más de la fuerte á Vao- Jamás se ha hecho uso de la bryonia para
nada. Hace algunos siglos se reputó como un violento emético
(á dosis monstruosas de muchos granos) y como purgante; pero
en los últimos tiempos los médicos no la han empleado, por no
saber el uso que en sus temibles manos podían hacer de ese don
de Dios.
Como es natural, yo no he tenido ocasión do emplearla con
tanta frecuencia como otros remedios, por hallarse indicada raras veces. La he experimentado bastante, como veréis por el
adjunto bosquejo, en el cual me propongo coordinar los síntomas. Está ó vuestra disposición si es que podéis conseguir
leerlo, pues no son más que notas escritas únicamente para mj
uso, las cuales tengo que copiar, y colocar los síntomas en orden, adecuado. Ahí va tal y como está. ( Dopde la letra inicial
— 141 —
,
•
•
está tachada quiere decir que el sintoma está inscrito en el sitio
que debe estar).
Sírvale de gobierno que la fiebre de este otoilo é invierno difiere notablemente de la que reinó en la primavera del año anterior, y por consiguiente, ha necesitado tratamiento diferente;
pero como nosotros, los pobres homeópatas, somos tan estúpidos que no nos dejamos engallar por los nombres « fiebre nerviosa», «fiebre de hospital», etc., no queremos administrarlas
medicaciones complejas que dicen los libros deben darse contra
tales nombres de'enfermedad. Para nuestros colegas, que no
participan de nuestras heréticas doctrinas, es mucho más fácil
prescribir sus detersivos y abortivos, manuales de bolsillo «c»
quihus omniuvi ursatur urna serius ocyus sors exiíura ei aeffrotos in aeiernum exilium impositura cymbae. »
Pero hablando en serio: en esta epidemia hay, además de los
casos adaptados á los remedios que habéis observado, algunos
estados en que á los medicamentos conocidos hay que añadir el
Arsénico, como de uso indispensable, estados que son parecidos á los que el Arsínico es capaz de producir en su acción primitiva, tales como cuando hay sed perpetua, pero que el enfermo sólo moja los labios, no pudiendo beber mucho, con
frialdad de las manos y pies; cuando calculando mal sus fuerzas se aventura á levantarse, pero no puede sostenerse; cuando
desea salir de la cama para ir á otra, y no sabe lo que hace por
efecto de la angustia, lo cual sucede, en general, hacia las tres
de la madrugada; cuando cerrando los ojos, ó de otra manera,
ve gentes y caras que ni son horribles ni desagradables, pero
que no existen realmente; cuando está pusilánime, lloroso,
tímido y teme morirse; cuando de repente es atacado de un acceso de sofocación, especialmente por la mañana en la cama,
con ó sin tos, 6 cuando tiene ataques frecuentes de náuseas ó
debilidad de estómago, en cuyo caso, un glóbulo empapado en
la dilución que le envío (decillonésima), producirá con seguridad un efecto asombroso.
Hay otros estados en los cuales se obtienen buenos resultados con el polo sur del imán; pero no se los describiré hasta
que se los pueda explicar de palabra.
— 142 —
Entretanto, mil felicidades; y haciendo mucho bien & vuestros semejantes, acordaos de vez en cuando de vuestro amigo
SAMUEL HAHNEMANN.
Leipzig, Cnero 24,1814.
P. D. Me alegraré que tengáis ocasión de investigar la
duración de los efectos del Ji/ms Toxicodendron 6 de Bryonia;
pero esto cuando buenamente no tengáis inconveniente.
Recibid mis saludos y los de mi familia, y hacedlos extensivos á vuestra querida esposa.
Cuando en la actual fiebre de hospital el dolor de cabeza es
muy presivo en la frente, eXRhus es muy útil; el Árnica es de
uso frecuente en la convalecencia.
Todavía una palabra más para deciros cómo nuestros colegas
investigan las enfermedades y cuánta confusión de ideas tienen
respecto de ellas. Hace poco tiempo uno de mis enfermos crónicos, que habita en Landshut (Silesia), me pidió instrucciones
acerca de lo que deberla hacer él y su familia en caso de que
la actual fiebre invadiera su casa. Le contesté preguntándole,
para mi gobierno, cuáles eran los síntomas predominantes de la
enfermedad allí; como esta pregunta era difícil de contestar
por una persona ajena á la medicina, se dirigió á su Médico en
la localidad rogándole que le informara acerca de este punto,
para satisfacer de ese modo mis deseos. Ahora mismo acabo de
leer en el adjunto papel la necia respuesta que este Doctor estúpido le dio: «Creo que cualquiera que intente tratar una enfermedad según semejante descripción, le será del todo imposible. » Suponiendo que la fiebre no se diferencie esencialmente
de la que existe entre nosotros, le he enviado dos 6 tres frascos
rotulados, con glóbulos, y las instrucciones para el uso de cada
medicamento (para tomar un glóbulo en tal y tal caso), pues
mi cliente es hombre de mpcha inteligencia. Se lo enseñó á su
Doctor, el cual exclamó repetidamente: «¡Bien; ahora sí que
no lo entiendo!» No lo dudo, pues todavía hay muchas otras
cosas que las entenderá mucho menos.
148 —
SECCIÓN
CLÍNICA
liiflamacldn «Id pericardio durante una fiebre
reumática.
H. C., de treinta y seis años de edad, trabajador, de, Sundbyvester (Amazén). Empezó el tratamiento el 8 de Enero de IS'ÍT.
Dos años antes padeció una fiebre reumática por primera vez;
hace oclio semanas tuvo otro ataque, y en ambos se afectaron
las articulaciones grandes (rodilla, cadera y codos), habiendo
tenido necesidad de quedarse en cama cerca de tres semanas,
aumentándose la fiebre y con inflamación del pericardio, acompasada de dolores pungitivos en la región precordial, palpitación y asma al acostarse, con tos seca, la mirada inquieta, el
rostro contraído y el labio superior azulado. Los latidos del
corazón son débiles, aumentando en extensión esta debilidad
cardiaca, y percibiéndose por la auscultación ruidos de roce.
La lengua está sucia, pero algo húmeda y blanquecina; pulso
fuerte, con ciento veinte pulsaciones; la piel cubierta de sudor;
las articulaciones de ambos pulgares derechos algo hinchadas
y con dolores punzantes, que se extienden por el antebrazo
derecho; ni tiene apetito, ni sueño; las demás funciones bien;
la orina encendida y turbia. Fué tratado alopáticamente desde
el principio de la fiebre, pero sin resultado.
Se le administró Spigelia anlhiel. 6.*, una gota cada tres
horas y dieta láctea.
Enero 12. Disminución de los síntomas cardiacos; se percibe el corazón con más facilidad. El mismo medicamento tres
veces al día.
Enero 19. Los dolores y punzadas en el corazón, pulso y
asma considerablemente disminuidos. Apetito escaso, sueño
bueno. Disminución dé serosidad en el pericardio; el enfermo
suda abundantemente. Los dolores en los pulgares derechos
— 144 —
han desaparecido; repite el mismo medicamento por la mañana y por la noche.
Enero 28. Ha estado bien todo el día, pero el apetito escaso;
duerme bien. No se le da medicamento alguno.
Febrero 9. El enfermo se encuentra bien y más fuerte; se le
dio el alta.
n e u r a l g i a facial. — n e u r a l g i a del trigémino.
C. G,, de cincuenta y seis aiios de edad, pescadero y ahumador de pescado, natural de Copenhague. Este enfeíano empezó á ser tratado por mí el 22 de Junio ,de 188), habiendo
gozado siempre de buena salud. La actual enfermedad, tratada
alopáticamente durante medio año, no obtuvo resultado satisfactorio. Aquejaba dolores punzantes y lancinantes en la mitad izquierda de la cara, que empezaban por debajo del ojo
izquierdo, bajando hasta la mandíbula, donde eran violentísimos, y seguían hacia el lado izquierdo de la nariz y más allá,
irradiándose, aunque no tan agudos, hasta los dientes de la
mandíbula superior. La aplicación del calor disminuye los dolores, que persisten día y noche sin intervalos exactos de reposo. No hay otros síntomas que acompañen este estado; el
enfermo es un hombre como en sus mejores años, robusto y
enérgico.
Le administré Spigelia 6.", tres gotas tres veces al día.
Junio 29. Los dolores han disminuido notablemente. No le
prescribo medicamento alguno.
Julio 6. Muy bien desde los últimos días. Curación. —Doctor Osear Hausen.
tJn c a s o de cnracidn con « H y d r a s i i s ».
La Sra. X
, de cuarenta y seis años, casada por dos veces,
ha menstruado con regularidad desde los catorce años; tuvo un
aborto de tres meses. En 1864 observó un ligero abultamiento
en la parte inferior del abdomen; desde entonces la menstruación se ha presentado con irregularidad, seguida de metrorra-
— 14& —
gias, acompañadas de dolores en el vientre, en los lomos y en
las ingles. Cuando el Dr. Schmidt la examinó la encontró pálida y débil, á consecuencia de las hemorragias, y pudo comprobar la existencia de un tumor grande situado por debajo del
ombligo, sin signos de embarazo. La circunferencia del abdomen, á 10 centímetros por debajo del ombligo, era de 1 metro
2 centímetros, y desde el hueso pubis al ombligo 19 centímetros , contándose 44 centímetros desde el apéndice xifoides del
esternón al mismo ombligo. El tumor era como la cabeza de un
adulto, duro, y tocando la línea alba. Otro tumor más pequeño se observaba á la derecha y por debajo del primero. El examen vaginal demostró que el útero no participaba de los movimientos que se imprimían al neoplasma. No obstante que la
debilidad dependía de las hemorragias, la enferma no quiso
sufrir operación alguna, y así fué que el Dr. Schmidt tuvo que
disponer estimulantes, practicar el taponamiento vaginal con
percloruro y darla todos los días una cucharada de las de café
de tintura de Hydrastis.
La hemorragia continuó, pero á los cuatro días el tumor
había disminuido; continuado el empleo de este medicamento,
se regularizaron los períodos, y cuatro meses después el volumen del tumor disminuyó tan considerablemente, que la enferma se encontraba bastante bien en lo que era posible.
Aeción d e l « Siropliantus liispldus »
sobre el corazón.
Los doctores Weidman y Rosenbusch dicen lo siguiente respecto de la acción del Strophantiis:
1." Aumenta la fuerza sistólica, retardándola, así como aumenta la tensión arterial y disminuye la acción cardiaca.
2." Fortifica el músculo cardiaco y regulariza el trabajo del
corazón.
3.° Tiene acción diurética, favorable en las enfermedades
del corazón y de los ríñones.
4.° No altera las funciones digestivas como otros agentes
cardiacos (por ejemplo la digital).
10
— 146 —
5.° Su empleo no produce síntomas de acumulación.
6.° Hay menos alteraciones de compensación que las que se
observan con la digital.
7." La mejor forma de emplearlo es la tintura alcohólica,
que contiene los mejores glucósidos de la planta.
8.° Su acción es negativa en la estenosis déla válvula aórtica; pues como no retarda materialmente el sístole del corazón,
produce poco alivio en esa enfermedad.
(The Homoeopathic Recorder.)
EFECTOS DE LA SUGESTIÓN HIPNÓTICA
e n u n o a s o <io E S C L K K O í « s r í S E I X P I L i j * . Q U E S
POR LOS DOCTORES J. F O N T Á N , PROFESOR DE LA ESCUELA. DE TOLÓN
y C H . S É G A E D , MEDICO PRINCIPAL DK MARINA
(Conclusión.)
Autopsia
Hábito exterior.—Enflaquecimiento grande, sobre todo de
la caja torácica, que manifíesta su armadura como una verdadera jaula.
Las dimensiones de la anchura del esternón tienen una exigüidad notable.
Principio de putrefacción en la región abdominal.
Edema de las manos, sobre todo de la derecha.
Ulcera por decúbito, poco profunda, en la punta del sacro.
Cavidad torácica.—Abierta la caja torácica, se observan
ambos pulmones completamente adheridos al diafragma y á la
pared costal.
Las adherencias del derecho, más resistentes que las del izquierdo, parecen de formación más reciente.
El pulmón izquierdo, de 730 gramos de peso, presenta en
sus dos tercios superiores una considerable cantidad de tubérculos en todos los periodos de su evolución, asi como pume-
,;«>::;i;.3.»lfl:.
-147rosas cavernas que algunas tienen el tamaño de una avellana,
y llenas todas de un líquido purulento.
Muchos focos de anthracosis.
Casi idéntico es el estado del pulmón derecho, cuyo peso es
de 850 gramos, y como el izquierdo está fuertemente congestionado.
El pericardio adherido al corazón en toda su superficie.
El músculo cardiaco es de pequeño volumen, pesa 145 gramos y contiene cuajárones de sangre post-agónicos.
Cavidad abdominal. — El epiplón, peritoneo é intestinos,
están acrihillados de granulaciones tuberculosas muy voluminosas. El peritoneo presenta numerosas adherencias de organización avanzada y de antigua formación.
Bóveda craniana. — No hay adherencias; pero en la convexidad del cerebro, regueros de linfa á lo largo de las vainas
de los vasos; un poco de inyección superficial en la sustancia
cerebral. De 60 á 80 gramos de liquido céfalo-raquídeo ligeramente teñido de sangre.
Conducto raquídeo. — Al abrirlo parece que la médula está
reducida de volumen. En la región cérvico-dorsal alteraciones
manifiestas á simple vista, consistentes en manchas gris asalmonado, diseminadas en diversos puntos del eje nervioso.
Emimn microscópico. — La médula y el cerebro se endurecieron previamente por medio del ácido crómico en disoluciones progresivamente concentradas, segün el procedimiento clásico , y -se estudiaron á los dos meses de preparados. Las bandas
ópticas, el chiasma y los nervios ópticos se trataron con el ácido ósmico y el alcohol.
La médula se dividió en diez v ocho porciones de á dos centímetros y medio próximamente, practicándose pequeños segmentos delgados de cada uno de estos trozos, con objeto de seguir
la propagación de la esclerosis, que formaba islotes diseminado», pero algunos bastante prolongados.
Los croquis que tomamos indican mejor que el texto la topografía de estas lesiones anatómicas.
Médula cervical. — Inmediatamente debajo del bulbo una
placa de esclerosis considerable ocupa todo el cordón lateral y
— 148' —
el posterior del mismo lado izquierdo. La punta del cuerno posterior del mismo ladp también está invadida; y en fin, el borde
derecho del riurco posterior (parte interna del cordón de Goll
derecho) se halla evidentemente atacado de esclerosis.
Esta alteración, que en los indicados puntos ha llegado al máximum de evolución, se caracteriza por la ausencia del retícuium fibroideo del tejido nervioso, y la formación de sus tejidos
de haces de fibrillas que invade todos los espacios alveolares
donde no se ve traza alguna de mielina. Algunos cilindros del
eje se perciben sin embargo todavía. Sobre los bordes bruscos
y cortados de la placa de esclerosis se ve la estructura tubular
de las vainas de Schwann con sus cilindros del eje, pero la
mielina ha desaparecido del todo; en fin, en las porciones inmediatas á la mancha, que con un pequeño aumento microscópico
parecen no participar de los procesos esclerosos, el tejido nervioso está, eso no obstante, espesado, y los núcleos más gruesos y multiplicados; por lo demás, estos detalles se encuentran en todas las alturas de la médula, y no nos ocuparemos
de ellos, concretándonos, en adelante á la topografía de las
lesiones.
En^el punto que nos ocupa, la mitad izquierda de la médula
es sensiblemente más pequeña que la derecha, y la diferencia
se señala, sobfe todo, en el cordón posterior, donde el surco posterior está encorvado con la convexidad hacia la izquierda.
Un poco más abajo, la esclerosis del cordón lateral persiste;
pero la del cordón posterior desaparece, excepto en los bordes
del surco posterior, donde se ven dos pequeñas bandas degeneradas. Al propio tiempo, el cuerpo gris posterior está invadido
en un primer grado de alteración en toda su altura. El cuerpo
anterior del mismo lado también está ligeramente atacado, sin
que las células motrices se hallen atrofiadas.
En medio de la médula cervical la mancha es mucho más
difusa, es menos densa en el cordón lateral; pero envuelve toda
la sustancia gris de este lado, se condensa alrededor de su inserción con la blanca, y aparece en los cordones anteriores derecho é izquierdo en la parte profunda de los haces de Turck.
En la porción superior del engrosamiento cérvico-dorsal, la
— 149 —
mancha esclerósica, ya estudiada, se baila perfectamente limitada al cordón antero-lateral, que ocupa por completo.
Además otras dos manchas se presentan, una A la derecha
del surco anterior y otra en el cordón lateral derecho, á lo largo
de los haces radiculares anteriores de este lado. Una ligera traza
de esclerosis se advierte siemjjre en los bordes del surco posterior
En el sexto trozo (10 centímetros) la esclerosis ocnpa sobre
todo la sustancia gris izquierda la región perinsertante, el fondo
del cordón de Turck derecho y la sustancia g-elatinosa de Rolando en ambos lados.
Más abajo ^e sitúa, pero en débil grado, en el cordón lateral
izquierdo, y más marcadamente en los haces radiculares posteriores.
Casi á continuación, en medio de la médula dorsal, no hay
esclerosis en la sustancia blanca; solamente la mitad izquierda
de la sustancia gris está comprimida, cuya cabeza es delgada y
saliente, los grupos celulares contraidos y apretados por fuertes
haces fibrilares y el cuerpo posterior estrangulado hasta el
punto de aparecer como interrumpido á seguida de su raiz. En la
parte inferior la médula dorsal presenta la misma alteración que
en la sustancia gris izquierda, y además una nueva placa en el
cordón lateral derecho.
En el engrosamiento lumbar hay esclerosis de la parte profunda de los dos cordones posteriores; después y casi á continuación, esclerosis del'cordón anterior derecho. En fin, desde
este punto las alteraciones desaparecen casi por completo.
En suma, una larga serie de esclerosis ocupa toda la mitad
izquierda de la médula cervical, mientras que en la médula dorsal y lumbar aparecen manchas pequeñas diseminadas en los
cordones anterior, lateral ó posterior, y casi siempre á la derecha.
JBulio.—En la parte inferior del bulbo la esclerosis desaparece, y en toda la altura del cruzamiento de las pirámides no
se ve ni seB^les; pero existe una placa en el suelo del cuarto
ventrículo. Esta ocupa la sustancia gris del mismo, en el lado
izquierdo, entre la eminencia mamelonada de la pirámide pos-
— 160 terior, que está ilesa, y el cuerpo restifo'rme,, que está ligeramente atacado. Las fibras radiculares posteriores del nervio auditivo izquierdo, parece que también están alteradas.
En sentido de la altura, esta placa se detiene á dos milimetros por debajo de una línea que pasara por el surco bulbo-protuberante.
Numerosos cortes practicados en la protuberancia, en los tubérculoa cuadrigéminos, en los cuerpos opto-estriados y en diferentes partes del encéfalo, demuestran que no hay lesiones
encefálicas. La esclerosis era solamente bulbo-espinal.
Nervios ópticos.—Las bandeletas ópticas, el chiasma, loa
nervios, las papilas, todo se ha examinado con minuciosa escrupulosidad , sin que haya resultado nada apreciable. A jfesar
de la ambliopia progresiva; á pesar del aspecto de atrofia incipiente de la papila derecha que se demostró en vida, nos ha sido
imposible descubrir en ningún punto del aparato nervioso óptico placas de esclerosis, ni aun estados de atrofia parciales del
nervio que hablamos creído hallarse enfermo.
Solamente la papila presentaba un poco de tumefacción, y
los vasos centrales cierto grado de espesor de sus paredes. Pero
los elementos nerviosos se hallaban intactos, la sustancia nerviosa normal y la mielina existe hasta muy cerca de la lámina
cribosa.
En definitiva, ninguna lesión confirmada, sobre todo por
parte del sistema nervioso; únicamente alteración de nutrición
poco marcada.
Reflexiones.—De la anterior observación clínica y del examen anatómico que acabamos de explicar, pueden deducirse
varias consecuencias:
1.^ Que el diagnóstico de esclerosis en placas antiguas estaba plenamente justificado. El predominio de las lesiones en los
cordones antero-laterales es un hecho habitual de esta enfermedad. La altura de la placa de esclerosis cervical, que mide muchos centímetros de largo, no constituye una esclerosis fasciculada, porque afecta sucesivamente el cordón antero-láter?,!, la
zona radicular y la sustancia gris. Después desaparece, y las
otras placas siguen breve y claramente circunscritas. Esta es-
wi^Mm
_ 161 (ilerosis en placas es de forma bulbo-espinal, sin que se haya encontrado por encima de la parte media del bulbo ningún islote
de degeneración.
2." Que la correlación de los síntomas paralíticos y de amiotrofia con las lesiones espinales no es evidente en todas partes
ni directa.
Los principales síntomas eran, en efecto, la parálisis flácida
de los miembros inferiores, con atrofia muscular, y ésta muy
pronunciada en el miembro superior derecho; por consiguiente , las principales lesiones se sitúan en el engrosamiento
cervical, y la atrofia afecta en ese punto las fibras radiculares
y la sustancia gris izquierda. Las placas diseminadas de los
cordones derechos están en todas partes más circunscritas, y la
sustancia gris de este lado apenas se halla atacada. Las principales parálisis, á lo menos aquellas que eran casi absolutas
antes de la sugestión, no correspondían á las regiones más
alteradas del eje medular.
Igual razonamiento se deduce respecto de los nervios cranianos. Las raíces del trigémino, las del nervio óptico, y este mismo
nervio están sanos, y sin embargo, antes de la sugestión él ojo
derecho estaba casi amaurótico y con signos oftalmoscópicos y
clínicos de atrofia gris progresiva; por el contrario, el nervio
auditivo izquierdo tiene algunas raíces enfermas, á pesar de que
durante la vida ningún signo ni síntoma manifestó este estado.
En resv/imn. — Las principales parálisis observadas en vida
y antes de la sugestión, no estaban en relación directa con los
puntos más enfermos del eje nervioso, de lo cual pueden sacarse dos consecuencias importantes:
A. — La primera se refiere al estudio en general de la esclerosis en placas. Tenemos la prueba, en efecto, del hecho
importante que demuestra que existen parálisis parciales SÍM
materia, en una enfermedad evidentemente material. Estas
parálisis parece que son alteraciones funcionales añadidas á las
que realmente corresponden á la lesión material.
Si somos quizá demasiado afirmativos al declarar que estas
parálisis existen sim materia, se nos concederá que en realidad
traspasan los limites de la lesión y son susceptibles de reducirse
— 162 —
á menor cantidad. Probablemente este grupo de alteraciones
motrices es el que presenta las remisiones imprevistas y temporales que los autores, y particularmente Charcot, indican en
la esclerosis en placas.
B. — La última consecuencia que sacamos se refiere á la
acción de la sugestión. Esta acción ha sido clara, ostensible,
permanente; pues al cabo de seis meses, los efectos obtenidos
persistían y no fueron dominados sino por el periodo agónico.
Por otra parte, ha sido limitada, y jamás pudimos pasar de
cierto resultado máximo conquistado en las primeras semanas.
Pero la sugestión, ¿obró sobre los elementos nerviosos atrofiados
contribuyendo á regenerarlos?
No lo creemos; más bien suponemos que esta influencia se
ejerció particularmente sobre las parálisis añadidas, que no resultaban directamente de una lesión irremediable, pero que estaban ligadas al conjunto de la perversión funcional.
Estas parálisis son las que la sugestión hace desaparecer, y
de las que, por decirlo asi, se apodera, determinando con sorprendente energía, en el momento pretendido y de una manera
quizá definitiva, uno de esos retrocesps de que antes hemos
hecho mención, y que de ordinario son cortos y fortuitos.
SECCIÓN DOCTRINAL
ESTUDIO DE LOS MEDICAMENTOS UTERINOS
Y D E SU A P L I C A C I Ó N
TERAPÉUTICA
POR EL DOCTOR A. CHAROÉ.
(Continuación.)
Sintamos locales.—Presión en el bajo vientre, atrás y adelante i agravada con el movimiento y aliviada por la posición
horizontal.
— 168 —
Reglas suprimidas 6 durante la ínenstruacióti, los dolores
presivos en el bajo vientre y en la parte inferior de los ríñones,
aumentan especialmente.
Irritabilidad de los ovarios: dolores punzantes, sobre todo
por la noche; los dolores de la región ovárica pueden ser en
ambos lados, pero de ordinario no ocupan más que el derecho.
Hinchazón de los ovarios.
Dolor en el útero: sensación como si el útero ftífese & salir
por el orificio vulvar.
Leucorrea que puede revestir diferentes caracteres: espesa,
sin dejar de ser transparente, 6 serosa y estriada de sangre.
Calda del recto, de la vagina y del útero, juntos ó separados, á la más leve fatiga ó al más insignificante esfuerzo, con
vivos dolores en la región sacro-lumbar. Borborigmos en el
colon ascendente.
Hinchazón de los grandes labios.
Síntomas concomitantes. — Vértigos, con peso en la frente.
Cefalalgia, que cesa al sobrevenir un poco de diarrea, para
volver á presentarse después.
Estado gástrico, espesa capa sobre la lengua, mal sabor de
boca y aliento fétido, acusado por la misma enferma, disgusto
por los alimentos, eructos, yómitos.
Plétora abdominal: el hígado está sensible, el vientre dolorido y meteorizado, sobre todo en el trayecto del colon transverso.
Cólicos, sobre todo por la mañana temprano; deposiciones
diarreicas matutinas; caída del recto después de cada deposición. Las deposiciones de Podoph. son acuosas, abundantes, y
provocadas por una necesidad repentina y oprimente, de olor
más fétido que de ordinario.
Hemorroides que habitualmente sangran y que se agravan
al defecar, con prolapsus.
Prolapsus uterinos, con dolores lumbares, prorocadoa por la
marcha 6 por la estación de pie.
Palpitaciones de corazón á la más ligera emoción 6 después
de la más ligera fatiga, que despiertan, al mismo tiempo, gorgoteos ruidosos en el lado derecho del vientre.
.— 154 —
' '
•'
Clínica. — Amenorrea en las jóvenes sujetas á desarreglos
menstruales, débiles de constitución, cuya lengua es habitualmente sucia, desagradable el aliento, y casi siempre sufren
de dolores en el bajo vientre y en la región sacro-lumbar.
Dismenorrea, que se distingue de todos los medicamentos
análogos, por los dolores presivos en el bajo vientre y en la región sacro-lumbar, por una sensibilidad dolorosa de ambos
ovarios y por la caida del recto al ir á deponer.
Ovaritis.—Del lado derecbo sobre todo cuando los dolores se
dejan sentir, principalmente de noche. Podoph. es preferible á
otro medicamento siempre que los dolores, partiendo del ovario, se prolonguen á lo largo de la parte interna del muslo y
del nervio femoral hasta la rodilla.
Metritis. — El útero es considerablemente aumentado de volumen, duro é ingurgitado. El cuello está ulcerado. Prolapsus
de la vagina, del útero y del recto, con dolor en el sacro; todo
acompañado de dolores lumbares agudos, que se agravan por
la marcha, más fuertes del lado derecho, donde se extienden
hacia arriba por bajo el omoplato, con frecuentes deposiciones,
muchas veces por dia, de consistencia normal y sin embargo
debilitantes (Guernesey).
Leucorrea más abundante cuando hay constipación, y acompañada de dolores presivos sobre los órganos genitales, rojiza
y mezclada de mucosidades.
Tumores oviricos, con los prolapsus suficientemente indicados.
Embarazo.—Tumefacción de los grandes labios. Durante
los primeros meses no puede dormir bien sino acostada sobre
el vientre, y en los últimos meses dolor en la ingle derecha,
que impide andar. Vómitos de alimentos ó biliosos una hora
después de haber comido; orinas abundantes y con dolores al
sacro.
Parto. — Post partum (después del parto). Presión en la
parte inferior del bajo vientre, como por descenso de la matriz.
— 155 —
Artemisa vulgaris.
(Artemita común.)
La Escuela oficial, de ordinario desdeñosa de la voz del
pueblo, lia hecho una excepción en favor de la artemisa. Este
medicamento ha obtenido la gracia. El último Diccionario de
Medicina comienza su articulo con estas palabras: «No se
puede pronunciar la palabra artemisa sin que acuda á la imaginación la idea de sus propiedades emenagogas
Las observaciones en favor suyo son demasiado numerosas para que sus
éxitos sean debidos á la coincidencia.»'
Si, la artemisa ha conseguido resultados satisfactorios en
casos en que la regla faltaba; el hecho es cierto, pero la explicación que de ello se ha dado es falsa.
Hasta Hahnemann se ha ignorado la manera de descubrir las
virtudes curativas del medicamento, lo que hace respecto de la
artemisa que se hayan equivocado con relación á este caso, asi
como de todo lo demás.
Despreciando esta verdad, entrevista-por personas inteligentes y consignada en pocas palabras por Nisten: «Los emenagogos deben tomarse según las circunstancias, ó en la clase de
los relajadóres de la sangre, 6 en la de los excitantes ó tónicos.» (Dic, pá,g. 495). Se ha abiisado con falsas apariencias
partiendo de este principió falso: que la falta de las reglas
era debida á la atonía de la constitución. Se ha razonado de
este modo: la artemisa cura la supresión de las reglas, luego
excita y tonifica, estimula y reconstituye. Esto no es verdad.
Porque el sabor de las partes verdes de la planta sea amargo,
no se deduce que la artemisa sea un amargo. Es emenagogo,
es verdad, todp el mundo puede reconocerlo, en un cierto número de casos; pero no es estimulante, al responder por sus
efectos fisiológicos á los síntomas del caso; cura cuando es homeopático.
Es emenagogo en él mismo título que Pulsat., es decir, que
provoca las reglas cuando el cuadro de síntomas concomitantes
— 156 de la amenorrea es análogo á los síntomas que es susceptible
de producir en el estado sano. Por su sola homeopaticidad cura
la supresión de las reglas, suprimiendo las condiciones morbosas consecutivas á este estado. Su acción estimulante, para
explicar sus curaciones, es puramente hipotética y la prueba
existe en este hecho, á saber: que su acción curativa se ejerce
más especialmente en los sujetos cuyo sistema nervioso eétá
sobrexcitado. Su patogenesia tiene por característicos: agitación, contracciones violentas del útero, menstruos abundantes,
raetrorragias.
Guljler ha querido apoyar con su autoridad la buena opinión
qoe tiene de la artemisa, aparte de sus propiedades emenagogas como febrífugo, ántiespasmódico y antihistérico.
Febrífugo, deseosea; esperando que su patogenesia me permita precisar los casos de su aplicación; estoy dispuesto á
admitir, bajo palabra de Romani, nuestro Decano, que en los
meses de Septiembre y Octubre de 1825 tuvo que tratar una
treintena de casos de fiebre intermitente en Vasto', en los bordes del Adriático, y que tuvo que alabarse del uso de la artemisa al lado del de arsénico.
Ántiespasmódico y antihistérico. Detengámonos en este
punto, muy esencial, por ser el triunfo de la artemisa.
« La epilepsia es una de estas enfermedades que su reputación de incurables impide muchas veces ser cuidadas.» (JMccionario de Medicina.)
Estos pretendidos obstáculos deshonran nuestro arte y hacen
á la humanidad doliente un inmenso perjuicio; hagámoslo por
nuestra parte mejor para que no tengan nada que reprocharnos los- hombres de buen sentir. Para ello pidamos permiso al
lector para reproducir una gran parte de lo que sabemos acerca
de los beneficios de la artemisa contra la epilepsia. A algunos
aprovechará.
1.° Hufeland ha publicado el caso de una mujer de cuarenta
y up. años, muy sana, quien después de haber cambiado la vida
activa por un estado sedentario, y experimentado pesares y
desarreglos menstruales, fué afectada de convulsiones histéricas, á las que sucedieron convulsiones más fuertes, que termi-
Wf!mm:smw:^''''em''mm^mm:
— 1B7 —
naron por la verdadera epilepsia. Entró en el hospital en Abril;
¿ pesar de todos los antiespasmódicos, tuvo cinco ó seis crisis,
seguidas de un estado de sopor pasajero. El 14 de Abril fueron
suspendidos los medicamentos, y el 16, alas once de la noche,
durante la presencia, en apariencia, de los síntomas precursores
de un acceso, se le administró artemisa vulgaris, que fué repetida setenta y dos horas después. Tras de cada acceso le sobrevino abundante transpiración; el 17, á las dos de la madrugada, tuvo dos ataques violentos en el espacio de una hora;
secreción aumentada de orina, color amarillo sin sedimento.
La enferma salió del hospital en 6 de Mayo, no habiendo vuelto á tener otra crisis ó acceso.
2." Una joven de diez y seis años, sorprendida en el momento de su desenvolvimiento por esta enfermedad, y teniendo una
crisis cada veinticuatro horas, fué curada radical é inmediatamente por una sola ÁOÚ9( Journal de Hu/eland).
3." En una joven de diez y siete años, convulsiones epileptiformes hacía cinco, durante cuyo tiempo el único resultado
conseguido por los remedios fué la reducción de los ataques á,
uno por día. Curación por una sola dosis, seguida de abundante transpiración.
4.° Joven de diez y ocho aBos, fuerte, bien desarrollada, doce
accesos por día; las tres primeras dosis redujeron los accesos á
tres por dia. Después de la cuarta crisis curación completa.
5.° Un hombre de treinta y seis aQos, epiléptico desde su
infancia, tenía accesos dos veces por semana y á veces más.
Después de tres dosis de artemisa los accesos fueron reduciéndose á tres por mes, y más tarde se disiparon por completo,
teniendo la precaución de darle una pequeña dosis cada mes.
Acción preventiva primero, después curativa.
6.° Un hombre de veintinueve aüos, epiléptico á consecuencia de una caída en el agua hacía cuatro años, fué curado con
dos dosis, seguidas de un sudor crítico.
7.° Otro de veinte años, epilepsia hacia muchos; el primer
ataque fué ocasionado por un susto, los demás espontáneos, sin
causa conocida; curación por artem, vulg.
8.° Un hombre de treinta y dos años, fuerte, vigoroso, de
_ 158 —
semblante colorado, de temperamento colérico, tenía hacía algunos años ataques de epilepsia, que le sobrevenían después
de un acceso de cólera, lo cual sucedía con facilidad, fué curado por cuatro dosis de artemisa vulg.
He aqui lo bastante para fijar la atención de los prácticos
acerca de este medicamento en el tratamiento de la epilepsia
reputada por incurable.
ÍOontinnarA.)
VARIEDADES
Maevo termómetro clínico.—El Dr. Ünjardin-Beaumetz ha informado á la Academia de Medicina de París de un importante perfecoiouamiento de la termometría médica.
Se trata de un receptáculo con dos cubetas concéntricas de diámetros
diferentes, ajustándose con un hueco circular de apenas un milímetro,
y contuniendo en este pequeño espacio que las separa toda la dosis de
mercurio.
Tros soldaduras interiores aseguran la fuerza del sistema y el funcionamiento del m&üAma..
Lo más notable es que esa disposición resuelve al mismo tiempo, y de
un modo definitivo, según parece, el grave problema de la dilatación
del cristal.
Se sabe que el cristal puede dilatarse ó contraerse según el medio
ambiente; la cubeta se estrecha ó se ensancha, y altera con esta deformación la exactitud del termómetro. Con la nueva disposición, este inconveniente desaparece, puesto que el tubo interior, sufriendo sienlpre
las mismas variaciones que el tubo exterior, se estrecha ó se ensancha
en las mismas proporciones, y el uno compensa así la acción mecánica
del otro.
Dicha invención, cuya importancia no se oculta á nadie, se debe al
sabio Mr. León Blooh, de Genova.
Otro síntoma del embarazo. —- El Sr. Parganime da á conocer un
síntoma nuevo del embarazo en época muy precoz. Consiste en la pulsación do una de las arterias uterinas. Para apreciarla hay que dar con
los dedos exploradores la vuelta al segmento inferior del útero, cerca
de la reglón del orificio interno, estando aplicada la superficie palmar
de la otra mano sobre el útero. Si se encuentra este síntoma en una
mujer sana, adulta, que tiene posibilidad de quedar en cinta, es señal
de que ha concebido.
"
.;-ff4:I
yj
'• y -^ v,
-
159 —
La Medielna llomeoptitlea (Gaanaiaato).—Hemos tenido la honra
de recibir el cambio del ilustrado periódico de Gaanajuato La Medicina
Homeopática, y damos las gracias á nuestro distinguido colega de allende
loB mares.
Ausencia completa de la matriz. — La Sra. Milbret Damskaia refiere que en 1887 se presentó en su consulta una mujer de veintisiete
años de edad, quejándose de anorexia y de estreñimiento, que tenían
dos de focha. Nunca había estado enferma, ni tenido la menstruación,
ni dolores periódicos, ni hemorragias supletorias. Casada á. los veinte
años, existe el instinto sexual, pero el coito no produce sensaciones
agradables. Su marido no ha advertido cosa anormal alguna. Reconociendo á la enferma se ve el pubis cubierto de pelo, los labios mayores
y menores y el clítoris normales, orificio externo do la uretra normal,
himen roto, pero de aspecto normal. Separando los labios mayores se ve
al través del orificio anular del himen una hernia cuyo aspecto recuerda
la mucosa completamente normal de la vagina, con rafe medio y pliegues transversales, blanda á la palpación, hundiéndose con el dedo y
formando un fondo.de saco de 4 á 5 centímetros de longitud. El examen
' combinado por las paredes abdominales y la vagina, artificialmente
formada por el dedo, no proporciona dato alguno sobre los órganos de
la pelvis menor. A la palpación combinada por las paredes abdominales
y el recto es imposible encontrar el útero ó algo que se le parezca, y lo
propio ocurre introduciendo una sonda en la vejiga y un dedo en el recto.
El resultado del examen objetivo, unido á la ausencia completa de la
regla y del molimen menstrual, autoriza para suponer que se trata de
un caso de ausencia completa del útero.
HOSPITAL HOMEOPÁTICO DE SAN JOSÉ
X>lsx>ezi.s»x-lo
X^-CLISIIOO.
del número de enfermos que han asistido á las consultas de este
Hospital durante el mes de Mayo de 1889.
RKSUMEN
HOMBBES.
MUJEKBS.
NIÑOS.
NÚMKEO TOTAL
de enfermos.
376
872
1.686
2.934
Madrid 1." de Junio de \8Sa.~El Secretario, JOSÉ JORDÁN.
HOSPITAL HOMEOPÁTICO DE SAN JOSÉ
Acogimiento
*l
la,s e n f e r m e r í a s
En tratamiento
del mes anterior.
durante
el
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Ingresados
en este mes.
NUMERO TOTAL
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ESTANCIAS
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En tratamiento
Defur.cién.
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los enfermes.
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11
15
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Hombres 291
49 Mujeres.. 4 4 w 5 20 20
N i ñ o s . . . 2)
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En tratamiento
del mes anterior.
Hombres.
Mujeres
Niños
TOTALES,
Hombres 221
Mujeres. 2 1 ' 4 4
Niños...
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41
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23
1
31
9^9
3El...A.Xj.
Ingresados.
Curados.
11
15
18
29
2
20
20
1
303
650
26
7
23
1
26
49
41
979
31
Madrid 1." d e J u n i o de 1889. — £1 Médico de guardia,
Fallecidos.
J . PASCUAL. — V . " B^—El
Estancias.
En tratamiento.
Secretario, J O S É JORDÁN.
O
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