EL PLAZO PARA REGULARIZAR EL EMPLEO NO DERECHO A LAS INDEMNIZACIONES AGRAVADAS. REGISTRADO Y EL La ley 25323 dispuso la duplicación de las indemnizaciones previstas en los arts. 245 LCT y 7 de la ley 25013, cuando al momento del despido la relación laboral no esté registrada o lo esté de modo deficiente. Simultáneamente, otorgó a los empleadores un plazo de treinta días, contados a partir de su entrada en vigencia, para regularizar la situación de los trabajadores no inscriptos o inscriptos en forma irregular (art. 1). Para el doctor De la Fuente, el derecho a la indemnización agravada prevista por el art. 1 de la ley 25323 sólo pudo nacer una vez vencidos los treinta días que dicha norma otorgaba a los empleadores para regularizar la situación laboral y, por lo tanto, la decisión rupturista tomada antes del vencimiento de dicho plazo obsta a tal reclamo. Por el contrario, la mayoría del Tribunal entiende que, si la injuria laboral que motivó el distracto justifica adoptar tal medida, resulta indiferente que aún no hubieran transcurrido los treinta días que otorga la ley al empleador para regularizar la relación laboral, pues nada le impedía hacerlo aún con posterioridad al fin de la relación. Es decir que para esta postura, el único modo de que el empleador se exima del pago de las indemnizaciones agravadas es la regularización del vínculo, aún cuando dicha regularización se produzca luego de que el trabajador haya puesto término al mismo. Las diferentes posturas que asumen los señores jueces de la Sala VI de la C.N.A.T., en el fallo que aquí se publica, reproducen en cierta manera la polémica que, en torna al plazo de treinta días para regularizar la situación laboral, prevé el art. 11 de la ley 24013. En efecto, dicha norma establece como presupuesto de viabilidad de las indemnizaciones agravadas, la previa intimación del trabajador al empleador, otorgándole treinta días para que regularice el vínculo y, los efectos que cabe otorgarle al plazo en cuestión, vienen siendo motivo de debate desde el dictado de la norma. Así, cuando hay silencio del empleador ante la intimación se ha dicho, por una parte, que La intimación establecida por el art. 11 de la LNE, que persigue la registración de la relación laboral, contiene un plazo de 30 días a favor del empleador. El emplazamiento que contenga un plazo menor no satisface ese recaudo. Aún existiendo silencio por parte del demandado, el mismo no puede ser considerado en los términos 2 establecidos por el art. 57 LCT. Ante tal situación, si la trabajadora no esperó el transcurso de los treinta días y se dio por despedida, no resulta acreedora de las indemnizaciones allí establecidas. 1 y que El silencio guardado por el demandado ante el requerimiento de regularización no puede ser entendido, ni en los términos del art. 918 del C. Civil, ni en los del art. 57 LCT, como negativa, y el trabajador que decide sin esperar ese plazo, considerarse despedido, renuncia a las multas previstas por la ley de empleo, en cuanto excluye la continuación de la relación en condiciones de regularización registral, esto es, en cuanto imposibilita la obtención del fin de la ley…” 2 . Debe recordarse que el art. 3 del decreto 2725/91, reglamentario del art. 11 de la ley 24013, dispone que la intimación debe efectuarse estando vigente la relación laboral para que produzca los efectos previstos en dicho artículo y –aunque no surja de ello que el distracto deba producirse una vez cumplidos los treinta días-, la postura del doctor Morando parecería ser acorde con la finalidad de dicha reglamentación. En contra, se ha sostenido que Ante la intimación cursada por la actora reclamando pago de haberes y falta de registro de la relación de empleo, la demandada estaba obligada a contestar. Si permaneció en silencio y la dependiente se consideró despedida, aún sin que transcurrieran los treinta días establecidos por el art. 11 de la ley 24013, le corresponden las indemnizaciones del art. 15 de la ley citada. 3 Esta controversia respecto del silencio del empleador, probablemente haya quedado zanjada ante la nueva redacción del art. 11 de la ley 24013 (cfr. ley 25345), ya que mientras la originaria redacción eximía del pago de las indemnizaciones “…Si el empleador diera total cumplimiento a la intimación dentro del plazo de los treinta días…”, la actual exige que “…el empleador contestare y diere total cumplimiento a la intimación…” dentro de igual plazo, lo que impone concluir que ahora no basta con regularizar la relación laboral, sino que además se debe responder al requerimiento del empleado, pero esta respuesta puede ser otorgada dentro de los treinta días, lo que indefectiblemente 1 CNAT, Sala IX, “Wehbi, Norma c/ D’Amico, Adriana”, 29/8/97. 2 CNAT, Sala VIII, voto en minoría del doctor Morando, “Andrada, Andrea Viviana c/ Granatelli, Oscar Alberto”, 18/4/2000. 3 CNAT, Sala V, “Russo Biestro, Gabriela c/ Unión Panamericana”, 14/3/97. En igual sentido, Sala VI, “Llanos, Miguel c/ Zhang Suitang”, 28/11/97; Sala III, “Hurtado Stella c/ Marto Daniel y otros”, 31/3/95. 3 obligará al trabajador a esperar tal plazo si pretende hacerse acreedor, al menos que antes de vencido el mismo el empleador rechace la pretensión regularizadora. En tal sentido se ha sostenido que Si la demandada, al haber sido emplazada para dar cumplimiento a las disposiciones de la ley 24013 y regularizar la situación laboral de la actora, respondió rechazando el despacho por malicioso, negando imputaciones –entre las que se encontraba el tema de la categorización de la trabajadora- deja en claro su falta de intención de regularizar situación alguna. Ello torna innecesario exigirle a la demandante que espere el término legal para dar por concluida la relación laboral 4 . Y este criterio no parece ser contrario a las disposiciones del art. 11 de la ley 24013, en su actual redacción. Mariano H. Mark 4 CNAT, Sala IV, “Ramírez Regalado, Leonor c/ Rivadavia 7476 SA”, 27/2/97.