Cosmovisiones

Anuncio
1. La ciencia y la pregunta por la naturaleza.
2. La realidad en el mundo antiguo.
2.1 ¿Qué lugar ocupa el hombre dentro de esta realidad?
3. La realidad en el mundo moderno.
4. Cosmología: El universo newtoniano.
4.1 ¿Qué lugar ocupa el hombre dentro de esta realidad?
5. La realidad en el mundo contemporáneo.
Dejamos de temer aquello que se ha aprendido a entender. (Marie Curie
1
1.
La ciencia y la pregunta por la naturaleza.
→ La necesidad de explicarse el mundo.
El ser humano siempre ha querido explorar su entorno para satisfacer su curiosidad y
responder a la necesidad del sentido. Al principio, se preocupó por lo más próximo a su
experiencia. Luego, al distanciarse de la realidad se peguntó por el universo y el orden
de las cosas. A partir de esas preguntas, el ser humano construyo cosmogonías.1
A continuación, buscó nuevos instrumentos para ampliar y mejorar la exactitud de sus
observaciones, y deshechó las opiniones poco rigurosas. Se preguntó por la existencia
de algún principio o ley que explicase la regularidad de los acontecimientos. Así nació
una primera ciencia del universo o cosmología.
La cosmología es una reflexión
crítica, y a lo largo de la historia ha revisado siempre estas imágenes y se ha preguntado
por los métodos utilizados. Una de las primeras cuestiones que se planteó fue la relación
entre la razón y los sentidos, entre la teoría y la observación. El método científico
propiamente dicho surgió como un ensamblaje de ambas y provocó la sustitución de la
cosmología por lo que hoy llamamos ciencia.
Los rasgos característicos de la ciencia son la contrastación con la realidad y la
precisión en la formulación, a ser posible matemática.
→ Los diferentes tipos de ciencias.
Se suelen clasificar las ciencias en virtud de su objeto de estudio y del método2
utilizado. Cada modelo de ciencia utiliza una clase específica de enunciados a la que
coresponde también un criterio de verdad. Veamos las distinciones más claras entre
estos tipos de ciencias.
1)
Las ciencias formales: la lógica y las matemáticas, fundamentalmente, no se
refieren a objetos observables por los sentidos y no ofrecen, por tanto, información sobre
el mundo. Son precisamente por ello, universales y necesarias. Encuentran su
consistencia en la propia coherencia de la razón que las construye.(proceden por
deducción).
1
Relato mítico para explicar el origen y la consistencia del universo.
Conjunto de procedimientos para acanzar un fin propuesto. En el caso de la cencia, el fin es la explicación de
los hechos mediante leyes.
2
2
2)
Las ciencias empíricas: la física, la biología, etc., parten de la observación de
los hechos, y por tanto, aportan información sobre el mundo. Por lo mismo, no son
universales ni necesarias; son generalizaciones de la experiencia. (proceden por el
método hipotético-deductivo)
3)
Las ciencias sociales: la historia, la psicología, la economía, etc., son un
grupo particular dentro de las ciencias empíricas. Su objeto de estudio son los hechos
humanos, caracterizados por la intencionalidad, algo que no es observable. Además, en
casi todas estas ciencias, uno mismo es a la vez observador y objeto observado.
(proceden por la hermenéutica)
2. La realidad en el mundo antiguo: El mundo como organismo.
El mundo para los antiguos era el resultado de lar elación de los distintos seres entre
sí, igual que la que mantiene las partes de un cuerpo vivo. Hay en él y en cada parte una
fuerza natural y espontánea que hace a la cosa ser lo que es. La ciencia tiene como
tarea precisamente el conocimiento de esas fuerzas.
La cosmovisión del mundo griego tiene diversas bases:
La cosmología de Aristóteles.
La geometría de Euclides.
La medicina de Galeno y de los tratados hipocráticos.
La Astronomía de Ptolomeo.
Según Aristóteles, lo existente es la sustancia, algo, un sujeto, que soporta distintas
propiedades o atributos. Esta sustancia, se compone de una forma o esencia que hace a
la cosa ser lo que es y que es el objetivo de la ciencia y de una materia que es común a
todo lo existente. La esencia o forma es el conjunto de condiciones necesarias y
suficientes que hay que reunir para ser algo en concreto: un árbol, un animal o un ser
humano.
Podríamos resumir la concepción de la realidad de la filosofía griega como:
La explicación de la diferencia.
3
Recurre a la sustancia, a lo que está por debajo, para explicar lo aparente. El
verdadero objeto de la ciencia son estas formas esenciales que soportan el devenir de
las cosas. Por eso, toda explicación en último término recae en la sustancia.
El movimiento como fenómeno no se puede explicar separado del móvil.
-No es el mismo movimiento el de un astro que el de un ser vivo que crece.
-Esto será sustituido posteriormente en la física de Galileo.
La filosofía griega es profundamente realista, considera que:
-El mundo tiene una estructura fija y estable.
-Puede conocerse en función de las formas de las sustancias.
-La verdad es la correspondencia entre el pensamiento y la realidad.
El realismo para Parménides contenía otro problema ¿Por qué vemos lo que no es?
Aristóteles lo solucionó apelando a esa división entre lo esencial y lo accidental, entre
ser en acto y ser en potencia.
Este mundo organicista de partes diferenciadas, arrastrará una serie de prejuicios y
preconcepciones que influirán decisivamente en la imagen resultante del mundo. Estos
elementos no científicos, pero que dirigen en gran medida la mirada científica,
determinarán la cosmología griega.
Por ejemplo:
Arriba es el lugar de lo más perfecto, puesto que los astros son los cuerpos más
perfectos están arriba.
Lo más perfecto se compone de aire y fuego
Contrariamente, abajo es el lugar de lo compuesto de tierra y agua.
Como lo más perfecto son los astros se les puede aplicar la geometría euclídea.
Así se moverán en círculos perfectos y con un movimiento regular. Pues a lo perfecto le
corresponde lo perfecto y el círculo por su condición ilimitada, pero finita, es la más
perfecta de las figuras geométricas.
Naturalmente, la Tierra es el centro del Universo (aunque hay teorías griegas
heliocéntricas).
4
2.1 ¿Qué lugar ocupa el hombre dentro de esta realidad?
Acompañando a estas distintas teorías de la realidad y, en especial, a la doctrina
platónica-aristotélica, que fue el modelo que triunfó de forma evidente, se desarrolló un
modelo cosmológico, es decir, una imagen del mundo.
Mientras que para otras culturas como la egipcia, la babilónica o la china, pensaban
desde el pensamiento mitológico, es decir, desde sus respectivas religiones y, por tanto,
elaboraban imágenes del mundo religiosas, los griegos pretendieron elaborar modelos
cosmológicos racionales, basados en la observación de la naturaleza y del cielo y
fundamentados matemáticamente.
¿En qué consistía esta imagen del universo? Pues bien, como ya había afirmado
Platón, el universo estaba dividido en dos mundos diferentes, uno perfecto que seguía
las leyes perfectas y otro imperfecto: el mundo supralunar y el mundo sublunar. Estas
dos palabras (sublunar y supralunar) están bien elegidas, ya que los antiguos hacían
esta división hablando del mundo que queda por debajo de la luna (la tierra) y el mundo
que queda por encima de la luna (el cielo). En el centro del universo, el mundo sublunar,
se encontraba la tierra, que la consideraban como un disco circular. La estaba hecha de
materia, es decir, los cuatro elementos (tierra, agua, aire y fuego) y por eso estaba
habitado de seres imperfectos y mortales. Alrededor giraban los planetas, la luna, el sol
y las estrellas. Según el modelo de Tolomeo, los astros supralunares eran seres
perfectos que trazaban órbitas también perfectas (circulares) y se movían de forma
armónica y constante. Evidentemente no estaban formados por materia, tal y como si lo
estaban los seres terráqueos; si así fuera, su comportamiento sería igual de caótico que
el de los animales, las plantas o los mismos hombres. Por eso pensaban que los astros
del mundo supralunar estaban formados por ETER, una sustancia espiritual perfecta (la
misma sustancia de la que estarían formadas las ideas de Platón). Durante la Edad
Media se mantuvo este modelo de realidad en toda Europa, ya que fue muy fácil
adaptarlo a la doctrina cristina: la tierra era habitada por el hombre y las demás bestias,
mientras que el cielo estaba habitado por Dios y los demás seres celestiales, los ángeles
y los santos. Incluso coincidían plenamente con muchas de las afirmaciones que se
hacía en la Biblia.
Este modelo, en principio contaba con un serio problema: no se correspondía con las
observaciones. Algunas observaciones sí parecían estar correctas: vemos que el sol o la
luna trazan un círculo alrededor de la tierra. Vemos que la tierra es plana, que se
5
encuentra inmóvil y todo parece girar alrededor…etc. Sin embargo algunos planetas
parecían no comportarse de forma tan “perfecta” como describía la teoría: era el caso de
Venus. Este astro estaba lejos de describir una órbita circular en el cielo; a veces se
detenía, otras veces parecía trazar una trayectoria ondulatoria, incluso retrocedía sobre
sus pasos. Parecía un planeta completamente loco. Tolomeo, consciente de este hecho
inventó una complicadísima explicación matemática para salvar la teoría: ocurría que el
planeta sí que describía órbitas circulares en torno a la tierra, pero al mismo tiempo
también trazaba órbitas circulares en torno a su propia órbita (lo que se denominaban
epiciclos) y además, lo hacían con órbitas excéntricas (es decir, se encontraba un poco
desplazado con respecto del centro de su propia órbita).
La última pregunta de cada visión
del mundo no puede dejar de ser esta. Nos
preguntamos acerca del mundo en el que vivimos porque queremos saber qué pintamos
nosotr@s en todo esto. Y es bastante evidente cuál es el lugar del hombre dentro del
Universo Tolemaico-cristiano en la perspectiva antigua-medieval: Somos la criatura
más elevada de todas dentro de un mundo, la tierra, que se sitúa en el centro del
universo, observado por una región celestial donde los contempla Dios y el resto de los
seres divinos. ¿Qué es lo que somos, por tanto? Somos el centro de la creación; Dios
creó el universo y todas sus criaturas pensando en nosotros. Y, por tanto, a nosotros no
nos cabe otra vida imaginable que la del agradecimiento y la alabanza.
Así es como se ve un habitante del siglo XII, por ejemplo, como un ser especial,
superior a las cabras y las vacas de las que se alimenta, y obligado a agradecer a Dios,
en todo lo que hace, su existencia y su felicidad.
6
3. La realidad en el mundo moderno.
El modelo de realidad griego se va a mantener durante cerca de dos mil años vigente.
Comenzó a construirse en torno al siglo V a.C, con filósofos como Platón, Aristóteles o
Empédocles, entre otros (como hemos visto), y va a ser el modo en como comprendimos
la realidad hasta que científicos como Copérnico, Galileo, Kepler y sobre todo Newton
van a cambiar de perspectiva creando una nueva teoría, la denominada
mecánica
newtoniana. Estas van a ser algunas de sus principales características:
1.1. La realidad es racional y cognoscible.
1.2 Las cosas están formadas por átomos.
1.3. El espacio y el tiempo son absolutos.
1.4. Las cosas se comportan conforme a leyes matemáticas inscritas en la
naturaleza.
→ ¿Cuáles son estas leyes? El empeño de los científicos que aceptaban el modelo
de realidad de Newton, como Galileo, el propio Newton, Kepler, Maxwell y otros, fue
precisamente averiguar cuáles son estas leyes fundamentales de la realidad, cuál era el
plan de naturaleza. No vamos a hacer aquí “historia de la ciencia”
relatando
minuciosamente la forma sorprendente y apasionante en la que estos héroes de la
ciencia creyeron dar con los principios mismos de la realidad, pero si queremos
comprender la realidad, tal y como la describe la teoría clásica, es absolutamente
necesario que comprendamos estas leyes de la naturaleza:
Primera ley de Newton o le de Inercia.
Segunda ley de Newton.
Tercera ley de Newton.
Ley de gravitación universal.
Ley de la relatividad.
1.5. La realidad está absolutamente determinada: vistos los cuatro puntos
anteriores es fácil comprender ahora una de las ideas básicas de la física moderna: el
determinismo. El modelo de realidad de Newton es absolutamente determinista, es
decir, desde esta teoría, se considera que tanto pasado, presente como futuro, está ya
determinado de antemano y, además podemos conocerlo. La razón es clara: si
consideramos que el universo entero es un sistema en donde una multitud de cuerpos
7
se mueven interactuando unos con otros, con arreglo a leyes matemáticas (que ya
hemos estudiado), solamente es necesario saber la posición y la velocidad de estos
cuerpos para determinar cuáles son sus momentos precedentes y sus momentos
posteriores. De hecho esto es lo que hace, por ejemplo, un policía científico cuando, por
ejemplo, con datos como la profundidad de un balazo en el cuerpo de una víctima, su
ángulo de entra, el estado de la piel… La mejor metáfora de esta idea que científicos y
filósofos usaban de forma constante durante los siglos XVI, XVII y XVIII es la de la
máquina: el universo es una gigantesca máquina que se comporta tal y como ha sido
construido; igual que en un reloj, si conocemos las leyes de su funcionamiento, podemos
predecir cuándo marcará cada aguja dentro de una hora, o hace una hora, también,
respecto del universo, si sabemos las leyes de su funcionamiento podemos conocer qué
ocurrirá dentro de una hora o de mil años.
4. Cosmología: El universo newtoniano.
Durante el siglo XV, la imagen del universo que continuaba vigente era la de
Tolomeo, basada en una visión griega del mundo. Esta consideración irá haciendo
aguas paulatinamente hasta que Copérnico en 1543 proponga la teoría que modificará el
geocentrismo. Copérnico era un matemático que se sentía bastante incómodo con la
enorme dificultad matemática que conllevaba el sistema de Tolomeo; ya sabemos que
para “salvar las apariencias”3 era necesario introducir un sinfín de correcciones y
complicaciones (epiciclos y excéntricas). Copérnico, tratando de simplificar el sistema se
dio cuenta de que el modelo estaría mucho más acorde con la realidad haciendo una
pequeña pero importantísima variación: situando el sol en el centro del universo, en
lugar de la tierra.
En un primer momento la idea no caló demasiado, pero otro científico llamado
Galileo, creyó la hipótesis de Copérnico y realizó numerosas observaciones para
comprobar la teoría. El resultado, aunque con muchos errores, superaba en creces el
modelo geocéntrico de Tolomeo. Escribió un libro publicando sus conclusiones y Europa
entera quedó conmocionada a la luz de las nuevas ideas; tanto que la iglesia católica
obligó a Galileo a retractarse de sus afirmaciones si no quería sufrir un proceso con la
Santa Inquisición (con un resultado probablemente poco satisfactorio para el científico
3
Para que conconrdase el modelo teórico y las observaciones del cielo.
8
italiano). Sin embargo la idea ya había calado entre los científicos europeos: Johanes
Keppler, años después, convencido de la validez del modelo copernicano se propuso
comprobar observacionalmente la teoría copernicana. Y así lo hizo aunque haciendo
también un ajuste fundamental: tuvo que sustituir las órbitas circulares por órbitas
elípticas. Entre Copérnico, Galileo y Kepler, echaron abajo dos de los principios
fundamentales del sistema Tolemaico: que la tierra estaba en el centro del universo
(como parecía afirmar la Biblia) y que los planetas describían órbitas perfectas, por ser
parte de un mundo perfecto (es decir, órbitas circulares).
4.1 ¿Qué lugar ocupa el hombre dentro de esta realidad?
Evidentemente las cosas han cambiado mucho del modelo antiguo al modelo
moderno. Ahora el mundo ha dejado de verse como un lugar misterioso, la creación
divina, en la que todo se ha hecho alrededor del hombre. El universo se ve, como
sabemos, como una gran máquina lógica, y el hombre es el ser capaz de entrañar todos
los secretos de esta super máquina. Ya que no tiene que limitarse a la adoración de Dios
y a creer lo que libros como la Biblia le marcan que tienen que pensar. No, el universo es
racional, lógico, y los hombres, como seres racionales, poseen el poder suficiente como
para conocer todas las leyes del universo y utilizarlas en su beneficio.
Este es uno de los momentos de la historia humana en la que más confianza
ha tenido el hombre en sí mismo, en el que más ha creído en sus posibilidades y
capacidades. Como Kant señalará convenientemente, es la época de la mayoría de
edad del ser humano, la época en la que se liberará de todas su tutelas. Por eso la
filosofía que se a desarrollar va a ser
el racionalismo primero, con autores como
Descartes, Leibniz, Kant o Hegel.
El modelo antiguo nos presentaba como seres serviles de dios, obligados a la
humildad y al constante agradecimiento por nuestra existencia. El modelo moderna
muestra un lugar completamente distinto: el hombre se ve a sí mismo como un ser
poderoso que, gracias a su intelecto y a la ciencia puede conocerlo todo, conseguirlo
todo, poner el universo entero a sus pies.
9
5. La realidad en el mundo contemporáneo.
A
comienzos del siglo XIX, la confianza de los científicos en la teoría
newtoniana era completa. Se aceptaba que, por fin, el hombre había dado con la clave
de la explicación de toda la realidad y el sentimiento de que en pocos años, con el
desarrollo de la ciencia, se resolverían todos los misterios estaba presente en el
ambiente de la época. Los científicos que habían heredado el modelo Newtoniano, como
fuente de comprensión y explicación de la realidad se mostraban muy optimistas y
aseguraban que la teoría de Newton, una vez estuviera perfectamente completada y
extendida a todos los campos de la realidad, sería capaz de explicarlo todo. Surgió, de
hecho, una nueva filosofía, llamada positivismo, que consistía en afirma que el único
saber válido es el científico, y que, por tanto había que abandonar cualquier otro tipo de
conocimiento (filosofía, religión, historia…etc.) ya que solamente la ciencia acabaría de
manera definitiva con los problemas humanos. Todo lo demás era inútil. Por eso,
pensadores de esta corriente, como Compte afirmaban que había llegado la etapa final
del desarrollo humano; mediante la ciencia y la técnica el hombre comenzaría una etapa
de prosperidad y felicidad definitiva. Sin embargo, el siglo destinado a confirmar
definitivamente la teoría newtoniana trajo justamente lo contrario: en pocos años, gracias
a la imposibilidad de resolver algunos problemas a través de las ecuaciones
newtonianas, la teoría comenzó a hacer aguas por todas partes y desde diversos
ángulos críticos comenzaron a surgir nuevas ideas. En especial hay que mencionar dos
que se han desarrollado fundamentalmente los últimos treinta años: la teoría de cuerdas
y la teoría del caos.
10
Descargar