Comparecencia Parlamentaria del 22 de abril de 2014

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COMPARECENCIA PARLAMENTARIA ANTE LA COMISIÓN DE
PRESIDENCIA
Proyecto de Ley de Transparencia Pública de Andalucía
El actual escenario político y social requiere de forma urgente una profunda y
necesaria regeneración democrática. Sin duda, asistimos a un deterioro de la
política, inimaginable cuando hace poco más de 35 años iniciábamos con gran
esfuerzo e ilusión la senda de recuperación de la democracia en nuestro país.
Por eso, apoyamos y estimulamos esta iniciativa legislativa, como cualquier
otra iniciativa que intente profundizar en una democracia real y participativa,
donde la transparencia, y el rendir cuentas a la sociedad por actuaciones
fraudulentas o irregulares, sean señas de identidad inherentes a la práctica
política y en general de cualquier actividad pública.
Por eso una ley de transparencia no sólo es necesaria como instrumento de
control de la gestión pública, y como elemento definitorio de calidad
democrática, sino también como mecanismo de participación directa de la
ciudadanía en el control de los asuntos públicos y garantía de exigir
responsabilidades en caso necesario.
El Estado ha aprobado la Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de transparencia,
acceso a la información y buen gobierno, como norma de carácter básico. Y al
amparo de las competencias que el Estatuto de Autonomía atribuye a nuestra
Comunidad Autónoma en la materia, el gobierno andaluz pretende con este
texto normativo desarrollar la normativa básica estatal, profundizando y
mejorando, dentro de su nivel competencial, una norma que se quedó corta y
no suscitó ningún apoyo legislativo, sin contar con el nulo nivel de participación
o consenso en su elaboración.
CCOO de Andalucía valora positivamente este Proyecto de Ley, que da
respuesta satisfactoria a los requerimientos establecidos en el Convenio del
Consejo de Europa sobre acceso a los documentos públicos, destacando la
importancia de la transparencia de los gestores y autoridades públicas en una
sociedad democrática y plural, así como el ejercicio del derecho de acceso a
los documentos públicos sin más restricciones en su ejercicio, que la protección
de otros derechos e intereses legítimos, lo que desde nuestra perspectiva,
fomenta la integridad, la eficacia, la eficiencia y la responsabilidad de las
Administraciones públicas e Instituciones, ayudando a su legitimidad y respeto.
Asimismo queremos resaltar el importante debate generado en el Consejo
Económico y Social de Andalucía acerca de esta norma, concluyendo en un
Dictamen aprobado por unanimidad en su pleno celebrado el 20 de Enero de
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este año. En el mismo, se hacían una serie de recomendaciones, que
compartíamos en su totalidad, y algunas de las cuales se han recogido en el
texto que ha llegado al Parlamento. Sin embargo, hay otras que han sido
obviadas, y que nos parecen de suficiente calado para que puedan
incorporarse a la Ley y mejorar substancialmente su efectividad, y sobre las
cuales vamos a centrar nuestra intervención
Un primer elemento es la apuesta por la universalidad en la aplicación
de la ley, procurando una concepción lo más amplia posible del ámbito
subjetivo de la norma, que incluyera a todas las administraciones y entidades
públicas y a todas aquellas otras que perciban fondos públicos o contraten con
las administraciones o gestionen servicios públicos, lo que supondría una
verdadera apuesta por la transparencia y la publicidad de la información”.
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Como sindicato, nuestro compromiso es firme con la máxima claridad y
transparencia, incluyendo la información y la publicidad activa que se prevé en
el anteproyecto. Pero igualmente consideramos necesario extender esta
obligación a cualquier organismo, entidad, institución, persona física o jurídica
que reciba dinero público, bien en forma de ingreso efectivo o por reducción o
deducciones fiscales y o a la Seguridad Social; incluyendo a la Iglesia, que al
fin y al cabo, solo es una empresa que se dedica a prestar servicios
espirituales, pero maneja y se financia en gran parte, con dinero público. En tal
sentido consideramos necesario la inclusión de las iglesias, confesiones,
comunidades y otras entidades inscritas en el Registro de entidades religiosas,
en los términos establecidos en el artículo 5 de la Ley Orgánica 7/1980, de 5 de
julio, de Libertad Religiosa, y que perciban ayudas o subvenciones públicas, ya
que dichas instituciones, mantienen gran parte de la estructura y sus gastos
corrientes con recursos provenientes del erario público, y además gestiona un
volumen ingente de recursos públicos a través de sus centros educativos,
formativos, sanitarios, servicios sociales, de cooperación y de ayuda al
desarrollo.
Por otro lado, es importante tener muy presente, por lo que a la
aplicación de la norma a organizaciones sindicales y empresariales respecta, la
especial naturaleza y función de estas entidades. Las obligaciones de
transparencia en general, adquieren su verdadero sentido y funcionalidad
cuando se proyectan sobre la actividad pública entendida en sentido amplio, y
por tanto, dirigida a una administración pública definida. Por ello, la ampliación
del ámbito subjetivo de aplicación de las obligaciones de transparencia a
sujetos privados debe ser proporcionada y conectada con lo relativo a los
fondos públicos que pudieran recibir y a su utilización, quedando muy bien
delimitada la esfera estrictamente privada (donde entran en juego derechos e
intereses igualmente susceptibles de tutela) de la derivada de la financiación
pública.
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A tales efectos, es importante recordar el papel y posición singular de tales
organizaciones en nuestro ordenamiento jurídico. Las organizaciones
sindicales y empresariales, son asociaciones de derecho privado y sin ánimo
de lucro que cuentan con un reconocimiento singular dentro de la Constitución
española; el artículo 7 de la Constitución, dentro de su Título Preliminar, señala
que “los sindicatos de trabajadores y las asociaciones empresariales
contribuyen a la defensa y promoción de los intereses económicos y sociales
que les son propios. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro
del respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento
deberán ser democráticos”. Tal reconocimiento va a repercutir, lógicamente, en
su ámbito de actuación, pues esta relevancia pública, se traducirá en la
realización de funciones de representación institucional que trascienden el
mero vínculo asociativo. Los sindicatos cuentan con un marco jurídico
específico dentro de la Constitución (artículo 28.1 CE), y en el ejercicio de su
derecho de libertad sindical, no se olvide, de naturaleza fundamental, tienen
consagradas facultades y derechos de organización y administración internas y
de definición de su programa y estrategias de actuación, como recoge el
artículo 2.2 a) de la Ley Orgánica 11/1985, de 2 de agosto, de Libertad
Sindical, que señala que las organizaciones sindicales en el ejercicio de la
libertad sindical, tienen derecho a “redactar sus estatutos y reglamentos,
organizar su administración interna y sus actividades y formular su programa
de acción”
En consecuencia, las medidas de transparencia en relación con las
organizaciones no pueden ser en ningún caso limitadoras de sus legítimos
derechos de libertad sindical y asociación. No se puede asimilar, sin más, la
obligación de publicidad activa que pesa sobre el conjunto del sector público, a
la que puedan tener las organizaciones sindicales y empresariales y, en
general, las de base asociativa, que ha de quedar limitada al ámbito de la
gestión de los recursos públicos y de los programas de financiación pública que
administran.
Por lo demás, cabe recordar que la normativa actual ya recoge ciertos
mecanismos de garantía y publicidad en lo relativo a la financiación de tales
organizaciones. Así el artículo 4.2 e) de la citada LOLS, recoge como contenido
mínimo de los estatutos sindicales lo relativo al “régimen económico de la
organización que establezca el carácter, procedencia y destino de sus
recursos, así como los medios que permitan a los afiliados conocer la situación
económica”.
Las finanzas de los sindicatos se nutren fundamentalmente de recursos
propios, en su gran mayoría por aportaciones de los afiliados. Nuestro
compromiso llega a facilitar la transparencia y la explicación sobre su
utilización, pero en ningún caso a que se intervenga ni se pretenda controlar la
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capacidad de gestión ni de toma de decisiones, que están en el ámbito de la
decisión democrática del conjunto de la organización y de sus afiliados y
afiliadas, expresada en los Congresos mediante la elección de los órganos de
Dirección correspondientes, y en el futuro funcionamiento reglado de los
mismos.
En este sentido, las normas de la Organización Internacional del Trabajo –OITen materia de liberta sindical sobre estas cuestiones, el principio de autonomía
financiera y libertad sindical, son concluyentes:
“Toda disposición por la que se confiera a las autoridades el derecho de
restringir la libertad de un sindicato de administrar sus fondos como lo desee,
dentro de objetivos sindicales normalmente lícitos, sería incompatible con los
principios de la liberta sindical”.
El derecho de libertad sindical presupone el respeto a la autonomía de las
organizaciones sindicales sin mayores injerencias de los poderes públicos
sobre su funcionamiento interno o la fiscalización de las cuotas de su afiliación,
salvo en lo que atañe a la rendición de cuentas sobre la gestión de las
subvenciones o ayudas públicas.
Por todo lo expuesto, la regulación de obligaciones en materia de transparencia
y publicidad activa debe tener muy presente esos diversos ámbitos de tal
manera que permita compatibilizar la defensa de los derechos e intereses
legítimos de dichas entidades con el acceso a la información pública, y donde
legítimamente se puede imponer el deber de transparencia para las
organizaciones sindicales, es el ámbito de su actividad vinculada a la recepción
de subvenciones públicas, con el fin de asegurar que los recursos públicos se
destinan exclusivamente a los fines para los que fueron concedidos.
Un tercer elemento importante, es el relativo al contenido de la
información que las entidades incluidas en el ámbito de aplicación de la ley
deberán hacer pública, haciendo solo referencia el anteproyecto a las ayudas o
subvenciones públicas concedidas. Consideramos que sería conveniente
arbitrar mecanismos para que junto a estas subvenciones se publicaran por las
administraciones públicas igualmente, otras ayudas de carácter económico que
adoptan otra forma jurídica, como las desgravaciones fiscales o las
bonificaciones en las cotizaciones a la Seguridad Social, entre otras, que
cumplen una función similar y que suponen un gasto público relevante en
muchas ocasiones.
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Por otra parte, este Proyecto de Ley remite a un futuro desarrollo normativo la
delimitación del alcance concreto de algunas obligaciones en materia de
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publicidad activa. En este sentido, desde CCOO-Andalucía estamos
convencidos de que una ley de Participación Institucional, sería el instrumento
idóneo para desarrollar mucho de estos aspectos, y por ello, apostamos por
una trilogía de normas que permitirá establecer un modelo de participación útil
y eficaz para Andalucía, con la participación real y efectiva en la definición de
las políticas públicas, y en un nivel diferenciado, tanto de las organizaciones
sociales a titulo colectivo, como de los ciudadanos y ciudadanas a titulo
individual.
De ahí la conveniencia de que este Proyecto se complemente de manera
inmediata y urgente con otros dos proyectos normativos estrechamente ligados
con él, como son el correspondiente a la ley de participación ciudadana y el ya
citado de la Ley de participación institucional. Y lo es más, porque la
participación de la ciudadanía en la actividad pública y en los asuntos de
interés colectivo se configura como un instrumento fundamental en la
vertebración de toda sociedad democrática. A tales efectos es importante
recordar el mandato contenido en el artículo 26.2 del Estatuto de Autonomía
para Andalucía, a tenor del cual “Se garantiza a los sindicatos y a las
organizaciones empresariales el establecimiento de las condiciones necesarias
para el desempeño de las funciones que la Constitución les reconoce. La ley
regulará la participación institucional en el ámbito de la Junta de Andalucía de
las organizaciones sindicales y empresariales más representativas en la
Comunidad Autónoma”.
De esta forma, el conjunto de estas tres normas permitirá establecer un modelo
de participación, transparencia y buen gobierno para Andalucía, al tiempo que
dará cumplimiento a los mandatos contenidos en los artículos 26.2 y 31 del
Estatuto de Autonomía para Andalucía.
Por último, otro aspecto que nos llama la atención y que señalamos, es la
continua remisión al desarrollo normativo o estatutario de temas nucleares
de esta Ley, sin que para ello, se establezca un periodo de tiempo
determinado. Por ello, en bien de la propia transparencia y del principio de
seguridad jurídica, consideramos que el texto de la Ley andaluza de
Transparencia debe contener los plazos en los que se ha de desarrollar
plenamente su contenido para alcanzar su eficacia.
Sevilla, 22 de abril de 2014
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