LENGUAJE, MÚSICA Y TEXTO: ANÁLISIS DE UNA RELACIÓN INTERDISCIPLINAR Mª DOLORES ESCOBAR MARTÍNEZ 1ª Edición 2013 Reservados todos los derechos. De acuerdo con la legislación vigente, y bajo las sanciones en ella previstas, queda totalmente prohibida la reproducción y/o transmisión parcial o total de este libro, por procedimientos mecánicos o electrónicos, incluyendo fotocopia, grabación magnética, óptica o cualesquiera otros procedimientos que la técnica permita o pueda permitir en el futuro, sin la expresa autorización por escrito de los propietarios del copyright. © Universidad de Murcia, Servicio de Publicaciones, 2.013 ISBN: 978-84-695-8301-2 A mi abuelo Manuel Martínez Linares, quien tanto amó a las personas y a los libros 5 6 ÍNDICE I. PRÓLOGO...................................................................................9 II. RELACIÓN MÚSICA-LENGUAJE...........................................11 III. CARACTERÍSTICAS Y FUNCIONES......................................17 IV. RETROSPECTIVA HISTÓRICA..............................................24 A) POESÍA Y MÚSICA EN LA ANTIGUA GRECIA.........................25 B) MÚSICA Y TEXTO LITERARIO EN LA EDAD MEDIA...........31 C) TEXTO Y MÚSICA EN EL RENACIMIENTO...........................36 D) LA RETÓRICA MUSICAL Y LA MONODIA EN EL BARROCO..............................................................................40 E) TEXTO Y MUSICA VOCAL EN EL CLASICISMO.....................46 F) INTERDEPENDENCIA MÚSICA-TEXTO VS. MÚSICA ABSOLUTA EN EL ROMANTICISMO........................................50 G) LENGUAJE Y MÚSICA EN LOS SIGLOS XX Y XXI..................56 V. CONCLUSIONES......................................................................70 VI. BIBLIOGRAFÍA.........................................................................73 7 8 I. PRÓLOGO Son numerosas las especulaciones que han proliferado en torno a la naturaleza de la relación existente entre el lenguaje y la música. Entre otros interrogantes se cuestiona la posibilidad de un origen común o la influencia de cada una de estas disciplinas en el nacimiento de la otra, lo que demuestra la antigüedad inmemorial de este fascinante vínculo. La posibilidad de explorar los diferentes niveles de interacción música-texto a lo largo de la historia, estableciendo la naturaleza interdisciplinar de las relaciones sintácticas, semánticas, mimético-retóricas, referenciales, etc. resultaba de gran interés no sólo teórico sino práctico, en la medida en que estos conocimientos pudieran contribuir al desarrollo y aplicación de un modelo didáctico basado en la interacción de lenguaje, música y texto. Por tanto, el origen de esta investigación era establecer un marco teórico riguroso basado en el conocimiento profundo de dichas relaciones entre lenguaje y música a través de la historia, capaz de inspirar y justificar el diseño de intervenciones didácticas musicales para la educación literaria, abriendo la puerta al desarrollo de nuevas propuestas pedagógicas en la línea de la colaboración y cooperación entre disciplinas afines como lo son la música y el lenguaje. Por último, quiero expresar mi agradecimiento a Pedro Guerrero cuya incansable labor investigadora y docente inspiró la búsqueda de las conexiones interdisciplinares entre literatura y música que se recogen en la presente obra. 9 10 II. RELACIÓN MÚSICA-LENGUAJE Teniendo en consideración que nos proponemos realizar un análisis histórico de la relación interdisciplinar existente entre el lenguaje, la música y el texto, parece ineludible abordar previamente algunos aspectos acerca de los innegables vínculos manifiestos entre las mencionadas disciplinas. El punto de partida imprescindible para la definición conceptual de la presente investigación es sin duda la acotación de límites y concomitancias que pueden establecerse entre la música y el lenguaje, dado que el lenguaje es la materia prima que una vez elaborada dará como resultado la disciplina artística conocida como literatura. Rubén López Cano, en su artículo “Música y retórica. Encuentros y desencuentros de la música y el lenguaje”1 señala que: “Las relaciones entre la música y el lenguaje son longevas y cercanas. Ambos son objetos culturales, artefactos producidos por el hombre con poderes específicos para expresar, comunicar e interpretar el mundo. Diversas investigaciones aseguran que es muy probable que hayan tenido un origen común y que evolucionaran de forma paralela2. Lenguaje y música además son dos grandes aparatos modelizadores de las habilidades simbólicas fundamentales del ser humano. Sin duda alguna, ambos han servido de catapulta para el ascenso del homo sapiens como la especie más exitosa de los seres vivos. Y todo ello gracias a que ambos logran la expansión de los mecanismos simbólicos que, paradójicamente, nos han dotado de mejores posibilidades para apropiarnos de lo terreno. Música y lenguaje también colaboran, aunque de manera distinta, a organizar las redes neuronales del cerebro. Así mismo, la práctica de ambos trasciende los límites de la comunicación y nos permiten ejercitar habilidades cognitivas superiores que luego se plasmarán en funciones básicas como la abstracción, la proyección metafórica, el pensamiento analógico, la organización de emociones, etc.” 1 LÓPEZ CANO, R., “Música y retórica. Encuentros y desencuentros de la música y el lenguaje”, Eufonía, Didáctica de la música 43 (Número especial sobre música y lenguaje), 2008, pp.87-99. Versión on-line: www.lopezcano.net consultado el 19 de junio de 2009. 2 Véase por ejemplo MITHEN, S. (2005): Los neandertales cantaban rap: los orígenes de la música y el lenguaje, Barcelona: Critica, 2007 (Nota de López Cano). 11 López Cano, recoge así algunas de las funciones esenciales que comparten música y lenguaje: la función comunicativa y la función expresiva, las cuales serán un referente constante a lo largo de nuestra investigación; más adelante hablaremos en profundidad de las diferentes consideraciones acerca de la semanticidad y otros aspectos relevantes en la comunicación lingüística y musical a lo largo de la historia e igualmente intentaremos abordar las diversas relaciones existentes entre texto y música en la evolución de los estilos musicales. Por otro lado, la referencia al ejercicio de las habilidades cognitivas superiores que luego se plasmarán en funciones básicas como la abstracción, la proyección metafórica, el pensamiento analógico, la organización de emociones, etc., nos muestra algunos de los campos que podemos desarrollar mediante el diseño de actividades basadas en la combinación e interacción entre música y lenguaje. En relación al posible origen común de música y lenguaje, Enrique Blanco en su artículo “Especulación sobre la influencia del lenguaje en el origen de la música”3 afirma que nada podemos saber sobre los orígenes de la música. No obstante, añade: “Sin acceso al conocimiento de cómo nació la música, todo lo que podemos hacer es especular de la forma más informada posible. No dispongo de datos que demuestren que se haya dado una cultura musical en la historia que no disponga de canciones. Sí que los tengo de culturas con poco o ningún uso de instrumentos. Quizá eso apunte a la idea de que la música y lo vocal y por ende lo lingüístico estén, como mínimo, interrelacionados. Muchas han sido las teorías al respecto. Qué la música colabora en la creación del lenguaje, que el lenguaje colabora en la creación de la música, que no tienen que ver…” (sic) Ciertamente, la vinculación entre el lenguaje y la música procede de la más remota antigüedad, de la que por desgracia, tal como señala Enrique Blanco nos han llegado pocos datos demostrables, siendo nuestro único instrumento posible la elaboración de teorías mediante la aplicación de sistemas deductivos y especulativos. 3 Artículo de Enrique Blanco perteneciente a la interesantísima serie de artículos del mismo autor (compositor, pedagogo y profesor del conservatorio de Amaniel) titulada Música y lenguaje, consultada en su blog (potsdam 1747): http://imaginarymagnitude.net/eblanco/ el 15 de marzo de 2009. 12 El propio Enrique Blanco expone su particular teoría especulativa que nos parece bastante fundamentada y verosímil: “Más afortunada puede ser la especulación sobre el desarrollo de la música. Una característica de ésta es que no ha sido concebida para transmitir contenidos concretos, por lo que la única manera de comunicarse acerca de ella es empleando otro canal de comunicación. Una idea tan sofisticada como el uso de una partición regular del tiempo como base de un sistema notacional, necesitaba, entre otras cosas, de la invención de la escritura para ser efectiva. Así, obviamente, en los primeros tiempos en que se intercambiase información sobre música, tuvo que ser por medio del lenguaje. Esto crearía desde el principio una fuerte dependencia entre ambos medios. De hecho, (...) en Occidente no llegamos a tener una terminología analítica autosuficiente hasta bien entrado el clasicismo, por lo que se empleaban como guía las nomenclaturas de la retórica.” Las teorías acerca del origen común de la música y el lenguaje experimentaron un indudable auge durante el siglo XVIII, según señala Fubini en su obra Los enciclopedistas y la música: “Ciertamente, no es Rousseau el primero que ha llevado a cabo un intento de explicar la naturaleza, tanto del lenguaje como de la música, remitiendo a sus orígenes comunes, poniendo entre paréntesis el concepto de imitación sustituido por el de expresión y de creación, acentuando el carácter imaginativo más que racional de la lengua poética, su carácter individual y nacional más que el universal, la inflexión musical y al tiempo poética de la expresión primitiva respecto a la convencional y racional de las civilizaciones más evolucionadas.”4 Desde luego el interés de Rousseau por el origen común de música y lenguaje no era un hecho aislado en su contexto, ni mucho menos algo que pudiera considerarse anecdótico sino que más bien se hallaba inmerso en una corriente que fomentaría la proliferación de estudios al respecto, como recoge Fubini: “En los años en los que escribía su Lettre y en los inmediatamente posteriores – cuando reelaboraba y profundizaba en las mismas tesis en el Essai sur l´origine des 4 FUBINI, E., Los enciclopedistas y la música, Publicacions de la Universitat de València, Valencia, 2002, pp. 109-110. 13 langues-, Rousseau, ciertamente no era un precursor, ni siquiera podía sentirse aislado o incomprendido. La simiente sembrada por Dubos5 no había quedado infecunda: Condillac, en 1746, publicaba el Essai sur l´origine des connaissances humaines, en el que, reconectándose explícitamente con Dubos, desarrollaba el concepto de música como expresión originaria del hombre, de la que sólo se habría separado el lenguaje; mientras que Diderot, en la Lettre sur les sourds et muets en 1752, profundizaba en la misma problemática, contraponiendo los nexos lógicos del lenguaje a los nexos musicales y expresivos”6. Resultan muy interesantes, sin embargo, las reflexiones de Rousseau acerca del encuentro entre música y poesía, cuya relación deja de ser planteada como relación de dependencia para definirse como relación de integración, esta integración recíproca según Rousseau tiene su base precisamente en el origen común de ambas: “En el fondo, considerar la música estrechamente unida y dependiente del lenguaje es un lugar común en todo el XVIII, y adoptando este punto de vista, así como limitando su análisis al melodrama, Rousseau no hace sino atenerse a la tradición clásica. La novedad de su discurso consiste sobre todo en juzgar la lengua no como una entidad abstracta e inmutable, el producto de una razón eterna e igual en cualquier tiempo y lugar, sino como fiel y viva imagen del carácter de cada lugar. Este concepto está apenas apuntado en la Lettre, pero será desarrollado algunos años después con mucha mayor amplitud y profundidad en el Essai sur l´origine des langues. Sin embargo, el motivo de interés de la Lettre es haber considerado sobre nuevas bases el encuentro entre música y poesía: incluso reemergiendo con frecuencia un trasfondo clasicista y racionalista, se intuye ya un nuevo tipo de relación entre estas dos artes, relación ya no de dependencia sino de integración recíproca, basada en una afinidad originaria; ya no el acercamiento de dos bloques inmóviles e incompatibles, sino la fusión de dos organismos vivos con su propia historia, una evolución que puede favorecer u obstaculizar este encuentro.”7 Quizá la aportación más innovadora de Rousseau en este sentido no se refiera al origen común de música y lenguaje, sino especialmente a su evolución ya que postula que 5 Dubos había esbozado una teoría respecto al lenguaje con el fin de poner de manifiesto su origen poético y expresivo, no racional y convencional. 6 Ibidem, pp. 110-111. 7 Ibidem, p. 106. 14 la civilización ha propiciado un progresivo alejamiento entre el lenguaje verbal y el musical en detrimento de la expresividad de ambas: “De hecho la civilización ha llevado a un progresivo alejamiento del lenguaje musical respecto al lenguaje verbal; este alejamiento se ha verificado con la progresiva introducción en ambos lenguajes de factores convencionales y por ello racionales, útiles por un lado, pero que obstaculizan la expresión. El lenguaje de las palabras se ha hecho duro y articulado por la necesidad de la comunicación; el musical se ha convertido de melódico en armónico, y así se ha introducido con la armonía un elemento convencional y racional; igual como la articulación ha hecho independiente al lenguaje verbal en detrimento de su expresividad, la armonía ha hecho independiente a la música, en detrimento también de su expresividad.”8 Más adelante nos referiremos de nuevo a esa característica de la música de no transmitir contenidos concretos frente a la capacidad expresiva mucho más precisa del lenguaje, aquí sólo apuntaremos una breve referencia a lo que entendemos por “expresión musical”9. En cuanto a las especulaciones a las que hacíamos referencia respecto a la posible influencia de la música en la creación del lenguaje y viceversa, nuevamente recogemos las hipótesis de Enrique Blanco: “Caben dos hipótesis como explicación, o la más razonable de que ambas tuvieran que ver: 8 Ibidem, pp. 106-107. Según el Diccionario Harvard de la Música, el término “expresión musical” puede tener dos significados: a) Con respecto a las obras musicales: se refiere a la representación o transmisión de algo extra-musical, bien sea una idea o emoción o algo sobre el compositor con lo cual la obra se convierte en la auto-expresión del mismo. En general el término “expresión musical” se utiliza en este sentido para distinguir entre aquella música que causa una cierta respuesta emocional en el oyente, de aquella que consideramos más abstracta o intelectual, también conocida como “música pura”. b) Con respecto a la interpretación musical: el término “expresión musical” se refiere a los efectos derivados de la ejecución musical, que no están contenidos en la notación del ritmo y la altura en las composiciones musicales, concretamente alude a los efectos que producen la dinámica, el tempo y la articulación. Conscientes de ello, los músicos han ido incluyendo a lo largo de la historia una serie de indicaciones interpretativas en sus partituras para precisarlos. Nosotros por supuesto, nos referiremos a la primera acepción, que es la que interesa comparativamente con las cualidades, recursos y capacidades expresivas del lenguaje. 9 15 1. La música toma prestada su forma de la de la lengua hablada, apropiándose de sus pausas, cadencias, ritmos, etc… Analogías que pueden apoyar esta idea las tenemos: en la producción occidental, que hace esto hasta el Renacimiento —y de forma esporádica hasta nuestros días—; en la tradición hindú, cuya métrica es tan fuertemente dependiente del texto que tiene un concepto aditivo del ritmo; y, en general, en la música vocal de cualquier cultura. Ya tendremos ocasión de abundar en este tipo de relaciones. 2. La música aparece como subproducto de una búsqueda distinta, que, siendo sonora, tiene casi por necesidad que estar ligada al lenguaje hablado. Como analogías: la comunicación en África con los tam-tams, que frecuentemente tratan de imitar el contenido silábico de lo que se pretende decir; o los divertidos juegos musicales de los inuit (a los que por aquí llamamos esquimales).”10 Desde luego, ambas hipótesis están ampliamente extendidas y gozan de multitud de adeptos capaces de identificar posibles analogías en las más diversas tradiciones musicales de los más recónditos lugares de la tierra, aunque sea prácticamente imposible deslindar una hipótesis de la otra, ya que ambas beben de una misma fuente: la íntima e indiscutible relación existente entre la música y el lenguaje, cuyo origen sigue siendo muy difícil de precisar. Por el momento tendremos que continuar a la espera del hallazgo y estudio de algún resto arqueológico que dé un nuevo sentido a las tradicionales especulaciones acerca de esta cuestión. 10 Artículo “Especulación sobre la influencia del lenguaje en el origen de la música” de Enrique Blanco perteneciente a la interesantísima serie de artículos del mismo autor (compositor, pedagogo y profesor del conservatorio de Amaniel) titulada Música y lenguaje, consultada en su blog (potsdam 1747): http://imaginarymagnitude.net/eblanco/ el 15 de marzo de 2009. 16 III. CARACTERÍSTICAS Y FUNCIONES. ¿ES LA MÚSICA UN LENGUAJE? Empezaremos abordando algunas cuestiones preliminares que explican la estrecha relación que existe entre la música y el lenguaje y por qué estas dos disciplinas son tan compatibles. En primer lugar: ¿Es la música un lenguaje? como podemos observar en la siguiente tabla, son muchas las características comunes que comparten música y lenguaje: LENGUAJE MÚSICA ES COMÚN A TODOS LOS SERES HUMANOS ES COMÚN A TODOS LOS SERES HUMANOS APARECE EN LA INFANCIA Y APARECE EN LA INFANCIA Y SE PERFECCIONA CON LA SE PERFECCIONA CON LA PRÁCTICA PRÁCTICA SIRVE PARA COMUNICAR SIRVE PARA COMUNICAR SE COMPONE DE: SE COMPONE DE: FONÉTICA SONIDOS SINTAXIS ESTRUCTURAS SEMÁNTICA SIGNIFICADOS Dada ese íntima e innegable relación existente entre música y lenguaje, las teorías más extendidas intentan definir la naturaleza de dicha relación. Según expresa Eric F. Clarke en su artículo Consideraciones sobre el lenguaje y la música11, existen dos tendencias 11 CLARKE, E. F., “Considérations sur le langage et la musique”, artículo incluido en Mc ADAMS, S. y DELIÈGE, La musique et les sciencies cognitives, ed. Pierre Mardaga, Liege-Bruxelles, 1989. 17 investigadoras: una pretende demostrar la base común de los modos de comunicación humanos y la universalidad de algunas características cognitivas fundamentales, mientras que la otra muestra un interés metodológico en demostrar la existencia de vínculos entre el lenguaje y la música que legitimen transferir al área musical las herramientas conceptuales y procedimentales propias de las ciencias lingüísticas. En la primera tendencia, se enmarcan las investigaciones de John A. Sloboda quien tras realizar un estudio comparativo sobre el lenguaje y la música12 (Musique. Langage et sens) alcanzó las siguientes conclusiones: a) Tanto el lenguaje como la música son características de la especie humana que parecen a la vez universales a todos los humanos y específicas de los mismos. Decir del lenguaje y de la música que son universales es decir que los seres humanos una aptitud general para adquirir una competencia lingüística y musical. Decir que el lenguaje y la música son características específicas del ser humano es algo que ha sido más contestado desde el punto de vista lingüístico que desde el punto de vista musical. b) El lenguaje y la música son capaces de generar un número infinito de nuevas secuencias. Al igual que los individuos son capaces de producir frases que nunca han oído antes, los compositores tienen la capacidad de escribir melodías que nadie ha producido antes. Los lenguajes de los animales, por el contrario, contienen normalmente un conjunto finito (y reducido) de emisiones que agotan el repertorio comunicacional. c) Los niños parecen tener una aptitud natural para aprender las reglas de la lengua y de la música. Es más o menos simultáneamente (entre un año y dos años) que se manifiestan por primera vez el hablar y el cantar espontáneos. El desarrollo del lenguaje procede por etapas intermedias para modelarse sobre la gramática adulta hacia la edad de cinco años. Los estudios demuestran que la progresión es análoga en música. d) Tanto para el lenguaje como para la música, el medio natural es audio-vocal. Es decir, que el lenguaje y la música son esencialmente percibidos como secuencias de sonidos producidos por movimientos vocales que crean sonidos. La más universal de todas las formas musicales es el canto, que combina íntimamente palabra y música. 12 SLOBODA, J. A., L´esprit musicien. La psychologie cognitive de la musique, ed. Pierre Mardaga, Liege-Bruxelles, 1985, pp. 23-96. 18 e) Aunque el modo audio-vocal (transmisión oral) sea primero, numerosas son las culturas que han desarrollado procedimientos de notación de la música. Si la mayor parte de los individuos adquieren la capacidad de comprender y utilizar el lenguaje hablado sin tener una enseñanza específica, la lectura y la escritura deben generalmente ser enseñadas después de que una persona se haya convertido en un utilizador competente del lenguaje hablado. Numerosas culturas no poseen ningún sistema de notación, ni para el lenguaje, ni para su música. Aunque la adquisición de un grado de aculturación sea de un acceso difícil, puede modificar profundamente el funcionamiento cognitivo. Sin ella, actividades como la memorización exacta de largos pasajes o de reales composiciones, serían imposibles13. f) En los procesos de desarrollo mental, las competencias receptivas preceden a las competencias productivas. Las formas que toman el lenguaje natural y la música natural difieren entre las distintas culturas, aunque a pesar de ello están regidas por algunas características universales. En cuanto a la segunda tendencia investigadora, cuyo interés radica el hallar nexos que permitan aplicar al estudio de la música los procedimientos de las ciencias lingüísticas, destaca la relación que puede observarse entre las teorías de Chomsky aplicadas a la lingüística y Schenker en el campo de la música. Chomsky, sobre cuyas teorías se sustenta toda la psicología cognitiva del lenguaje, llevó a cabo un estudio en profundidad acerca del problema de la descripción de la estructura del lenguaje (1957-1965-1968). Según Chomsky todas las lenguas naturales tienen, en un nivel profundo, la misma estructura, y esta estructura nos señala alguna cosa universal sobre la inteligencia humana. Podemos observar un cierto paralelismo con las numerosas teorías musicológicas que afirman que existen universales en la música, aunque estos universales sean más o menos discutibles14. Quizá las teorías musicales más próximas a las teorías lingüísticas de Chomsky, sean como decíamos, las teorías de Schenker, quien sostiene que en un nivel profundo toda composición musical de calidad tiene el mismo tipo de estructura, y que esa estructura nos revela algo sobre la naturaleza de la intuición musical. 13 Aunque es cierto que en las culturas orales existen casos de memorización sorprendente de obras literarias o musicales de gran extensión, donde la métrica es más importante que la forma léxica. 14 Como es el caso de la corriente musicológica que afirma los fundamentos naturales en la tonalidad. 19 Igualmente interesantes son las afirmaciones de Juan José Pastor Comín, quien en su artículo titulado “El discurso musical: aproximación a una caracterización lingüística”15 proponía un recorrido por algunos de los trabajos que durante la segunda mitad del siglo XX han examinado desde una perspectiva lingüística los elementos constitutivos propios del discurso musical. En dicho artículo Pastor señala: “Hay que destacar la importancia de los trabajos que, desde una sólida justificación histórica, han adoptado los recursos procedentes de las retóricas clásico-clasicistas para afrontar el análisis de la música en el último renacimiento y primer barroco, considerando la condición textual de unas obras que se adaptan a los principios de producción y condiciones pragmáticas condicionadas por el triple imperativo horaciano: movere, docere, delectare. El rendimiento de las operaciones de inventio, dispositio y elocutio ha sido investigado en el discurso musical dentro del ámbito histórico citado, pero aún queda por ver la configuración de una Neo-retórica entendida en el sentido que propone García Berrio como Retórica general o ciencia de la expresividad, que integre, al igual que en la creación poética, todo el instrumental analítico y hermenéutico relativo a la creación musical. Estos planteamientos que se sostienen sobre criterios retóricos constituyen un excelente apoyo para los estudios orientados hacia una posible Lingüística del texto musical”. Volviendo a la tabla comparativa de música y lenguaje, hacíamos referencia a tres componentes esenciales que parecen comunes tanto al lenguaje como a la música, nos referimos a los conceptos de fonética-sonidos, sintaxis-estructuras y semánticasignificados (quizá el más discutible y polémico de los niveles). Podemos definir la fonética siguiendo a Crystal como “Ciencia que estudia las características de los sonidos humanos, especialmente aquellos sonidos que se utilizan en el habla y que proporcionan métodos para su descripción, clasificación y transcripción”16 A su vez, Quilis señala que “La fonética estudia los elementos fónicos de una lengua desde el punto de vista de su producción, de su constitución acústica y de su percepción”17. Precisamente atendiendo a estos puntos de vista se concretan las tres ramas de la fonética: fonética articulatoria o fisiológica que estudia la producción de los sonidos 15 PASTOR COMÍN, J.J., “El discurso musical: aproximación a una caracterización lingüística” en Interlingüística, nº 9, 1998, pp. 247-252. 16 CRYSTAL, D., Diccionario de lingüística y fonética, ed. Octaedro, Barcelona, 2000, p. 238. 17 QUILIS, A., Principios de fonología y fonética españolas, Arco-libros, Madrid, 2000, p. 9. 20 del habla, fonética acústica que se encarga de los sonidos del habla desde la perspectiva de su transmisión y fonética perceptiva o auditiva que considera los sonidos del habla desde la perspectiva de su percepción. En concreto, la fonética acústica es posiblemente la rama que más nos interesa al establecer paralelismos entre los sonidos del habla y los sonidos musicales, ya que según Yule: “Trata de las propiedades físicas del habla como onda sonora en el aire”18. Si consideramos las propiedades físicas y las características que presentan los sonidos del habla como onda sonora, observaremos que responden a los parámetros de altura, intensidad, timbre y duración, coincidiendo plenamente con las cualidades del sonido musical. En cuanto a la sintaxis, esta es definida por la Real Academia Española como “Parte de la gramática que enseña a coordinar y unir las palabras para formar las oraciones y expresar conceptos”19. Esta idea podría trasladarse a la música ya que efectivamente, también existen una serie de reglas melódicas, rítmicas y armónicas que rigen la composición musical y el modo en que las notas se combinan coherentemente entre sí para producir estructuras musicales equivalentes a las oraciones en el lenguaje. Por tanto, podríamos hablar de la existencia de una cierta gramática musical, si bien la capacidad de estas estructuras musicales para expresar conceptos es muy discutible, lo que nos lleva al siguiente término comparativo lenguaje-música que hemos definido como semánticasignificado musical. La semántica hace referencia precisamente a la significación de las palabras (según la Real Academia Española20), y aquí el problema es si existe la posibilidad o no de establecer una relación inequívoca entre determinados motivos musicales y significados extra-musicales concretos. Por supuesto, en este punto los investigadores discrepan y no existe una única teoría. Juan José Pastor afirma al respecto: “Desde Jakobson hasta hoy, las distintas formalizaciones semióticas han coincidido en esta cualidad sintáctica de la música, pero no ha habido consenso acerca de sus condiciones semánticas (Swain, 1996) y pragmáticas, lo que ha supuesto que quedara 18 YULE, G., “Los sonidos del lenguaje”, en YULE, G., El lenguaje, Cambridge University Press, Cambridge, 1998, p. 53. 19 REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, Diccionario de la lengua española, consultado en http://www.rae.es el 20 de abril de 2009. 20 Ibidem 21 mermada la posibilidad de considerar un sistema musical como auténtico lenguaje. (...) Aún así hubo una serie de intentos más o menos rigurosos que procuraron configurar un sistema de análisis común para aquellas obras híbridas donde texto y música convivían. Éste es el caso de los primeros trabajos de Ruwet, quien, a principios de los setenta, y antes de propugnar una gramática generativa para los textos musicales, elaboró un sistema de procedimientos fonológicos presentados tanto por las producciones verbales como musicales.”21 Muchos autores afirman que sí es posible asociar significados concretos a la música. Algunos abogan principalmente por relacionar contenidos musicales con diferentes emociones. En este sentido, destacan las teorías de Deryck Cooke (1959) quien sugiere que los intervalos o motivos melódicos de la escala diatónica sugieren diferentes cualidades emocionales: la tercera mayor es asociada a la alegría, la quinta y octava a la neutralidad...otros autores se refieren a una semanticidad musical más amplia, atribuyendo contenidos semánticos explícitos a estructuras musicales más extensas. Por otro lado estas teorías han sido contestadas aludiendo al innegable hecho de que existe una gran parte de la producción musical que carece por completo de significado concreto. En estas teorías profundizaremos más adelante cuando hagamos referencia al enfrentamiento teórico de los partidarios de la denominada “música absoluta” (como Hanslick, E.T.A. Hoffmann o Wagner) frente a los partidarios de la música programática. (Hegel, Berlioz, Liszt...). Otra de las más interesantes investigaciones acerca de si existe un vínculo real entre la facultad lingüística natural y el conocimiento que forma la base de la percepción musical es la desarrollada por Lerdahl y Jackendoff en su obra A generative Theory of Tonal Music (1983) en la cual exponen algunas relaciones precisas entre las estructuras temporales de la música y las características prosódicas del lenguaje concluyendo que ambas participan de un origen cognitivo común, fundamentando su teoría en la lingüística generativa. Juan José Pastor señala otros estudios aplicados al discurso musical desde la lingüística o la gramática: 21 PASTOR COMÍN, J.J., op. cit., pp. 247-252. 22 “Roland Harweg incorporó el discurso musical a las coordenadas más o menos consensuadas de las distintas propuestas de gramáticas textuales, es decir, el texto musical presenta al menos la existencia de dos formas de estructuración (“profunda” y “superficial”); por otro lado, se debe considerar el integrar en él los elementos sociales, culturales y pragmáticos que determinan en diversos grados cada uno de los niveles del texto; (...) En nuestro país, González (1996-1997:191-192) ha desarrollado en música las unidades constitutivas que determinara Petöfi en cuanto a la estructuración jerárquica de la obra de arte: texto completo, unidades básicas composicionales, unidades independientes más pequeñas y elementos básicos. En función de esta jerarquía, el texto musical podría explicarse a través de un conjunto de reglas: la formación de las unidades independientes más pequeñas a partir de los elementos básicos constituiría la “microsintaxis”; la suma de reglas estructurales internas que articulan la formación de las unidades básicas compositivas se denominaría “macrosintaxis”, y, finalmente, si asistimos al estrato de las unidades compositivas estaríamos en presencia de una “sintaxis composicional.”22 En cualquier caso, el principal nexo que relaciona esencialmente a música y lenguaje es sin duda su función comunicativa, capaz de transmitir ideas y sentimientos. Algunos consideran que en ocasiones el poder comunicativo de la música va más allá de las propias palabras. Wagner afirmaba: “que la esencia de la más elevada música instrumental consiste en expresar con sonidos lo que es inefable con las palabras”23. En cierto modo, podríamos decir que los mensajes emitidos mediante el lenguaje son más precisos, pero que los emitidos mediante la música conectan más profundamente con nuestra parte emocional o instintiva y es precisamente esa capacidad la que pretendemos utilizar como recurso didáctico para promover entre nuestros alumnos el interés y la participación en el aprendizaje. La música es un estímulo muy eficaz para producir determinadas sensaciones y esta cualidad también la aprovecharemos, como veremos más adelante, para estimular la creatividad y la producción literaria del alumnado. Por último cabe destacar que existe un género o forma musical en el que se funden la música y el lenguaje. Este género es la música vocal, es decir: las canciones. Pocos materiales existen tan versátiles y motivadores para el alumno como las canciones. 22 Ibidem, pp. 247-252. WAGNER, R., Escritos y poemas completos, ed. de Wolfgang Golther, Berlín y Leipzig, vol. II, p. 56. 23 23 IV. RETROSPECTIVA HISTÓRICA Para tener una visión global del marco teórico en el que se desenvolverá nuestra investigación, es preciso realizar una retrospectiva histórica que muestre la relación entre música y texto a través de las diferentes épocas hasta llegar a nuestros días, no como discurso erudito, sino con el objetivo de mostrar los distintos niveles de interacción entre música y lenguaje relevantes para sus posibles aplicaciones posteriores en el campo de la didáctica. Como ya hemos hecho referencia anteriormente a las diversas teorías existentes acerca del origen de la relación entre la música y el lenguaje, así como las posibles influencias del lenguaje en la creación de la música y viceversa, nuestra retrospectiva histórica comenzará en la época que tradicionalmente se ha considerado como origen de la civilización occidental. Por su importancia y sus aportaciones al desarrollo de nuestra cultura, esta época es sin duda la Antigüedad greco-romana. Nuestra trayectoria histórica abordará la relación música-lenguaje en las siguientes épocas: - Antigua Grecia - Edad Media - Renacimiento - Barroco - Clasicismo - Romanticismo - Siglos XX y XXI 24 A) POESÍA Y MÚSICA EN LA ANTIGUA GRECIA El papel social de la música en la Antigüedad greco-romana no se limitaba al nivel estético como sucede predominantemente hoy en día en nuestra sociedad. La música desarrollaba un papel esencial en la cultura y la sociedad de la antigua Grecia. Sus funciones eran muy diversas y alcanzaban prácticamente todos los ámbitos de la vida griega ya fuese pública o privada. El propio Arístides Quintiliano afirma en su tratado sobre música: “Verdaderamente no hay acción entre los hombres que se realice sin música”24. Se interpretaba música en muchos acontecimientos del ciclo vital, para celebrar nacimientos, para lamentar muertes, existían cantos de bodas, canciones de trabajo destinadas principalmente a aliviar las fatigas de la agricultura, guerreros y atletas se entrenaban al son de la flauta y por supuesto, la música desempeñaba una importante función religiosa, acompañando las plegarias a los distintos dioses, los ritos mistéricos o iniciáticos, las celebraciones procesionales, pero también se utilizaba en festivales teatrales, en tratamientos terapéuticos y era una parte fundamental de la educación e incluso de la política. En la antigua Grecia el término música incluía también a la poesía y a la danza. De hecho, la palabra “música” se deriva del término griego “mousiké” que significa “arte de las Musas” y lo que entendían por “arte de las Musas” era precisamente esa fusión entre melodía, texto y movimiento que se daba en la unión de la música, la poesía y el gesto. Las nueve musas. Grabado del S. XVII 24 ARÍSTIDES QUINTILIANO, De musica libri tres, traducción al castellano por COLOMER, L. y GIL, B., ed. Gredos, Madrid, 1996, libro II, p. 119. 25 En Grecia, realmente se produce una íntima unión entre música y poesía que forman unidad. El ritmo del verso es flexible y no conoce los acentos de intensidad, sino que se rige por la longitud de las sílabas (largas o cortas). El ritmo musical es libre y ajustado a la prosodia del texto, de manera que verso y música van unidos. En la época de su decadencia el verso griego se sistematizó didácticamente originando los pies métricos basados en la duración larga o corta de las sílabas y se usaban tanto en la composición del texto como de la música. Los pies métricos fundamentales Troqueo: __U Yambo: U__ Tríbraco: UUU Dáctilo: __ UU Espondeo: __ __ Anapesto: UU__ Crético: __U__ Baquio: U__ __ Jónico mayor: __ __UU Jónico menor: UU__ __ Coriambo: __UU__ Moloso: __ __ __ (sílaba breve: U; sílaba larga: __) En la entonación del verso existe un movimiento de elevación de la altura del sonido que abarca aproximadamente una quinta, con todo lo cual la lengua se convierte en melodía y el poeta es a la vez músico. Hasta el punto de que según Henry Lang, estas conexiones entre lengua y música permiten afirmar que la historia de la música griega es la historia de la literatura griega. 26 Esta unidad conceptual que expresa el término “mousiké” se desintegró al final del periodo clásico al establecerse una división entre lengua (prosa) y música (principalmente música instrumental). Las fuentes que nos informan acerca de la música en la antigua Grecia son diversas: - La mitología griega. - Los documentos musicales hallados. - Las obras literarias. - Los tratados musicales, científicos o filosóficos. - Otros restos arqueológicos Cada una de estas fuentes se expresa mediante un lenguaje diferente (lenguaje simbólico, matemático, musical, lógico, metafísico, artístico...etc.) o incluso mediante la combinación simultánea de varios de ellos. Esto complica considerablemente la interpretación de la información que nos aporta, ya que la fiabilidad de los datos obtenidos dependerá en gran medida de nuestra capacidad para identificar e interpretar correctamente el lenguaje en que se expresa la información. Todo parece indicar que la música en las épocas arcaica y clásica nunca fue escrita, sino que se transmitía a través de la audición y memorización hasta al menos el s. IV a. C. Así que los documentos musicales que nos han llegado son tardíos, escasos, en un estado deplorable de conservación y en una notación alfabética compleja y algo ambigua. Lo cierto es que no sabemos exactamente cómo sonaba la música griega, pero afortunadamente conocemos bastante acerca de los fundamentos de su teoría musical a través de otras fuentes. Epitafio de Seikilos. Muestra de la compleja notación alfabética griega 27 Hemos aludido a la mitología como fuente de información, de hecho algunos de los mitos musicales de la antigua Grecia hacen hincapié en la importancia del factor lingüístico o logos en la música griega. La mitología griega es una de las más antiguas fuentes de información de que disponemos para conocer el pensamiento griego de las épocas más remotas y según Enrico Fubini: “Mitos y leyendas no deben descartarse por el hecho de ser tales, dado que constituyen uno de los medios más auténticos a través de los cuales los griegos expresaban sus concepciones musicales”25 Estas narraciones míticas se transmitieron oralmente, perpetuando las tradiciones ancestrales de la época prehomérica y aún están muy presentes en el pensamiento de la época helenística. Evidentemente, el lenguaje de estas narraciones míticas era principalmente simbólico, por lo que la interpretación de los mitos generalmente no puede realizarse de una manera literal, pero aún así, es abundante la información que nos transmiten acerca del papel desempeñado por la música en la sociedad griega, su importancia, sus funciones y los efectos que se le atribuían en la cultura de la antigua Grecia. El mito que mejor expresa la importancia del factor lingüístico en la música griega es el mito de la competición musical entre Marsias y Apolo. Este mito musical, recogido entre otros por Píndaro o Plutarco, atribuye a Atenea la invención del aulós26. La leyenda afirma que cuando Atenea vio reflejado su rostro en el agua y observó cómo su cara se deformaba al tocar el aulós, lo rechazó lanzándolo lejos. El mito de Atenea enlaza con el de Marsias, ya que, según la leyenda, cuando la diosa lanza el instrumento lejos de ella, éste cae en Frigia, donde es encontrado por Marsias. El mito narra que el sileno Marsias, maravillado por su descubrimiento del aulós, desafió a Apolo a una competición musical. Por supuesto, la cítara de Apolo se mostró superior (en evidente alusión a la superioridad de lo autóctono de la Hélade frente a lo 25 FUBINI, E., La estética musical desde la Antigüedad hasta el siglo XX, ed. Alianza, Madrid, 1988, p.37. 26 El aulós era un instrumento musical que estaba formado por uno o dos cilindros con agujeros y estaba provisto por una lengüeta de caña; su timbre sería parecido al de nuestro oboe. Era habitual la clasificación de los aulós en femeninos y masculinos en función de su tesitura. 28 extranjero de importación asiática) y Marsias, en castigo a su arrogancia, fue desollado vivo y convertido en odre. Apolo, Marsias, Midas y Pan de Melchior Meier (1582) Quizá la cuestión más interesante de este relato es la importancia del factor lingüístico en la música griega. Precisamente uno de los motivos por los que Apolo vence a Marsias, según la tradición, es debido a que Apolo canta mientras toca la lira, cosa que a Marsias le resulta imposible en su ejecución del aulós. La palabra (logos) tenía una gran importancia en la cultura griega y de forma especial en la música, cuyo ritmo se regía por la métrica de la poesía. De hecho este es otro de los factores que determinaban la superioridad de los instrumentos de cuerda frente a los de viento. Pero esta importancia de la palabra (logos) no era en absoluto exclusiva de la música: resulta igualmente llamativa su vinculación con la magia y con la curación. Según Laín Entralgo: “Bajo nombres diversos –epodé o <<ensalmo>>, thelkterion y kelema o <<hechizo>>, paieon o <<peán>>, apórreta o <<palabras secretas>> y teletaí o <<ritos iniciáticos>>- la grecia arcaica usó ampliamente, frente al penoso evento de la enfermedad humana, fórmulas verbales de carácter mágico, meramente recitadas en ocasiones, cantadas casi siempre. (...) El pueblo griego – y no sólo el bajo pueblo – creyó en la magia y recurrió a ella con frecuencia, desde los tiempos prehoméricos hasta el fin de la época helenística; es decir, a lo largo de toda su historia”27. 27 LAÍN, P., La curación por la palabra en la Antigüedad clásica, rev. de Occidente, Madrid, 1958. (1ª edición en Anthropos editorial, Barcelona, 1987. 2ª edición en Anthropos editorial, Barcelona, 2005, p. 63. 29 Si palabra y música eran considerados elementos de cuya asociación podía surgir un benéfico efecto curativo, no es de extrañar la importancia que la cultura griega adscribía tanto al lenguaje como a la música y muy especialmente a su combinación. En las siguientes épocas veremos a qué distintos niveles se desarrolla esta combinación entre música y lenguaje. 30 B) MÚSICA Y TEXTO LITERARIO EN LA EDAD MEDIA Esta época resulta sumamente interesante en lo que se refiere al nivel sintáctico de la combinación entre música y lenguaje. Con esto no queremos afirmar que el nivel sintáctico sea el único nivel de combinación visible en la música medieval, sino que es el más evidente. A lo largo de la Edad Media se desarrollaron dos corrientes musicales de gran importancia: una corriente musical religiosa desde la que se difundiría el canto gregoriano y una corriente musical profana, ambas profundamente ligadas a la estructura y contenido del texto literario. Según expone Juan Carlos Asensio en su obra El canto gregoriano. Historia, liturgia, formas: “De las múltiples formas posibles de música litúrgica, el canto gregoriano y los repertorios afines tienen en común que no sólo son música: son la unión de música y palabras. Éstas, sacadas de los libros sagrados, con el canto han recibido un revestimiento especial.”28 De hecho en el canto gregoriano el texto es lo más importante, tanto es así, que la música no se compone simplemente para adaptarse al texto, sino que la música se extrae de las propias palabras, amoldándose a sus acentos, cadencias y la dirección aproximada de su pronunciación fonética. Canto gregoriano. Antífona con notación neumática 28 ASENSIO, J. C., El canto gregoriano. Historia, liturgia, formas, Alianza Editorial, Madrid, 2003, p.139. 31 Además el gregoriano es una música ligada a un texto, sin el cual no tiene sentido. Los músicos procuraban que la disposición de intervalos describiesen en la medida de lo posible el contenido del texto, haciendo coincidir el clímax melódico con la palabra más importante del texto, diseñando una línea melódica ascendente cuando se mencionaba el cielo o la gloria de dios y una línea melódica descendente cuando se aludía al pecado o a la muerte. Todo esto configurará una cierta retórica musical incipiente que culminará en el Barroco. Cantiga de Santa María de Alfonso X Mano guidoniana. Manuscrito medieval Existen otros factores que nos dan una idea de la importancia de la relación entre la música y el lenguaje para el desarrollo del canto gregoriano, uno de ellos es la clasificación formal de los diferentes estilos gregorianos, que se basa precisamente en la relación silábica existente entre el texto y las notas musicales, a esto nos referimos cuando aludimos a la función sintáctica en la combinación de música y lenguaje29. Podemos clasificar el canto gregoriano en cuatro grupos o estilos según el número de notas que coincidan con cada sílaba del texto, dichos estilos pueden aparecer en estado puro o mezclados entre sí. Richard Hoppin en su obra La música medieval30, alude a estos cuatro estilos: - Estilo silábico: cuando cada sílaba coincide con una nota, cada nota de la melodía se corresponde con una sílaba del texto. Es habitual en los Himnos. 29 A pesar de que los distintos estilos gregorianos se basen en la relación silábica entre texto y nota musical, el nivel de la combinación no es fonológico puesto que repercute en la organización del sintagma entero y no en diferencias de significado. 30 HOPPIN, R., La música medieval, ed. Akal, Madrid, 1991, pp. 98-102. 32 - Estilo salmódico: sobre una misma nota recitativa aparecen muchas sílabas del texto. Es un estilo profusamente utilizado en la salmodia y en las lecturas recitativas de la epístola y del evangelio. - Estilo neumático: cuando cada sílaba del texto corresponde a dos o tres notas musicales. - Estilo melismático: cuando cada sílaba del texto coincide con más de tres notas musicales. Esto es frecuente en los aleluyas, en las sílabas finales del Kyrie, o en el Ite Misa est, ya que se realizaba con la intención de ornamentar y embellecer especialmente estos textos para dar mayor solemnidad. Dentro de la corriente musical religiosa también existía un tipo de piezas fruto de un proceso de elaboración musical, conocidas con el nombre de “Tropos”. Los tropos aparecen en torno al siglo IX (hacia el año 860) y consisten en la ampliación de un canto litúrgico por medio de adiciones y sustituciones, es decir, se añaden palabras a los melismas convirtiendo la melodía en silábica. Otro procedimiento consiste en insertar un texto con su propia música en un canto ya existente, o simplemente cambiar el texto de una pieza preexistente. Jacques Chailley31 clasifica los tropos en los siguientes tipos: - Tropo de adaptación: forma esencial del tropo en la que se adapta un texto a la melodía litúrgica ya existente sin modificarla. - Tropo de desarrollo: un antifonario de Jumièges cayó en manos de un monje de San Gall, Notker, que quiso perfeccionar el procedimiento. En lugar de colocar simplemente las sílabas bajo las notas, Notker desarrolló las células melódicas dotándoles de nuevas cadencias y estructuras. Este fue el tropo de desarrollo o secuencia primitiva, adaptado exclusivamente al Alleluia. La secuencia evolucionó rápidamente y terminó por perder toda relación con el Alleluia inicial, convirtiéndose en un género aparte. - Tropo de interpolación: se interpolan palabras y música nuevas en medio del canto antiguo. - Tropo de encuadre: el tropo de interpolación dio origen al tropo de encuadre; ya que la interpolación podía colocarse al principio, al final o en medio. 31 CHAILLEY, J., Compendio de Musicología, Alianza Música, Madrid, 1999 (passim) 33 - Tropo de sustitución: los tropos tomaron en algunos casos tales proporciones que vinieron a reemplazar completamente al texto primitivo, del cual no queda ni la música ni las palabras literales. Una propuesta didáctica para Educación Primaria o Secundaria con tropos podría realizarse no a partir de cantos litúrgicos de la Edad Media, sino sobre canciones en castellano de la actualidad, preferiblemente elegidas por los alumnos. Podemos utilizar el sistema del tropo de adaptación o incluso de sustitución, para que comiencen a escribir sus primeros poemas siguiendo la estructura métrica de una canción popular. En cuanto a la corriente musical profana, también estaba fuertemente ligada al texto literario. La relación texto-música era de carácter silábico y los géneros musicales, así como tipos de canciones, coinciden plenamente con los géneros literarios y tipos de poemas estróficos, cuya métrica y temática era similar, lo que sugiere que el mismo tipo de expresiones literarias podían ser declamadas, cantadas o interpretadas con acompañamiento instrumental. Claro ejemplo de ello son los cantares de gesta, poemas épicos que comenzaron a producirse en el siglo X y que solían cantarse con acompañamiento de arpa o vièle. Estos cantares eran normalmente estróficos, a cada estrofa se le llamaba laisse y eran de longitud irregular. Los laisses estaban generalmente constituidos por versos de diez sílabas con rima asonante, la música de esta forma exigía un material musical sencillo y capaz de adaptarse a las repeticiones, la parte musical parece haber resultado tan sencilla y fácil de memorizar que no se conserva ningún testimonio gráfico musical de ninguna Chanson de gest. Sin embargo, estas no fueron las únicas piezas poético-musicales que se desarrollaron en la Edad Media. Entre los tipos de canción trovadoresca destacan: la cansó o chanson, que es el tipo más importante según afirma Hoppin32. Era exclusivamente una canción de amor, en la que los trovadores establecieron los convencionalismos del amor cortés, que bebía de las fuentes platónicas aunque reelaboradas por el pensamiento de la época; el sirventés es una canción de servicio para el noble en cuya corte el trovador era un sirviente, eran de temática satírica, política, etc.; la tensó era un tipo de canciones de disputa; la pastorela era 32 HOPPIN, R., op.cit., p. 284. 34 un tipo de poesía en que un caballero intentaba seducir a una pastora; las canciones de alba narraban líricamente las despedidas de los amantes al amanecer; y las baladas o dansas son canciones de danza que invitan a disfrutar la vida y a vilipendiar a los maridos celosos. Entre ellas está una de las canciones provenzales más conocidas, la canción Kalenda maya (el primero de mayo), que tiene forma de estampié. Por último cabe mencionar un hito sin precedentes en la música de la cultura occidental. Entre los siglos IX y X se produce el nacimiento de la polifonía. La polifonía es un procedimiento musical que consiste en la ejecución simultánea de varias voces o partes musicales que suenan a la vez. Según Hoppin33 el nacimiento de la polifonía se debe al deseo de efectuar un embellecimiento musical de la liturgia. Comenzó siendo un acompañamiento no escrito del canto llano. Podemos afirmar que su invención es el acontecimiento más significativo de la historia de la música occidental, ya que es precisamente la organización de los sonidos verticales34 lo que la distingue de todas las demás. Esta polifonía se irá complicando paulatinamente, dando lugar a una menor comprensión del texto, que irá perdiendo importancia frente a la elaboración musical. 33 Ibidem, p. 203. En la música occidental se distingue un aspecto horizontal (la melodía que es la sucesión de notas en el tiempo) y un aspecto vertical (la armonía, o las notas interpretadas simultáneamente en el tiempo). La idea de horizontal y vertical es una metáfora relacionada con la disposición de las notas musicales en una partitura: verticalmente se escriben las notas que se interpretan a la vez y horizontalmente se escriben las notas que se interpretan de forma sucesiva. 34 35 C) TEXTO Y MÚSICA EN EL RENACIMIENTO Si algo caracteriza a la época renacentista en lo que a música se refiere, es sin duda el triunfo de la polifonía, proliferando las composiciones a varias voces con independencia melódica y textual. Esta independencia esconde una combinación semántica entre música y lenguaje pseudo-referencial, cuya función es en esta época de redundancia. Podemos decir a grandes rasgos que los dos procedimientos compositivos fundamentales que caracterizan el estilo polifónico son: la homofonía y el contrapunto imitativo. Aunque cada una de estas técnicas podía resultar predominante en diferentes composiciones, lo más frecuente era la combinación de ambas en secciones sucesivas de una misma obra polifónica. La influencia que tenía cada una de estas técnicas compositivas era determinante para la comprensión del texto literario. La homofonía facilitaba la comprensión del texto ya que consistía en la superposición de voces (entre cuatro y ocho) que transcurrían con un diseño melódico más o menos paralelo frecuentemente asociado a un único texto para todas las voces, mientras que el contrapunto ampliaba la independencia de las líneas melódicas dificultando la comprensión del texto, ya que cada una de las voces tenía su propio desarrollo musical generalmente de carácter imitativo, y podía tener su propio texto que era cantado simultáneamente a los diferentes textos de las otras voces. Por otro lado, las diferentes escuelas de composición, a pesar de cultivar ambos procedimientos polifónicos, se decantarán por el predominio de uno u otro dando lugar a dos estilos compositivos muy diferentes: - La escuela franco-flamenca, que dominará el panorama musical hasta bien entrado el siglo XVI, se desarrollará en dos fases: a) una primera fase borgoñona en la que se produce el tránsito hacia el nuevo estilo del Renacimiento; y b) una segunda fase franco-flamenca (también conocida como “neerlandesa”) que se inicia hacia 36 1440 con Dufay y que se desarrollará a lo largo de sucesivas generaciones35. Esta escuela hará hincapié en el uso del contrapunto, las texturas densas, subordinando la claridad de la estructura a la exhuberancia y complejidad de la polifonía. - La escuela italiana, que experimentará un auge a partir del siglo XVI con la elaboración del madrigal y el triunfo de las escuelas romana y veneciana que contarán con los grandes compositores Grabieli (en Venecia primero Andrea y posteriormente su sobrino Giovanni) y Palestrina (en Roma), se inclinará por texturas claras y homofónicas, imponiendo la supremacía de la claridad de la estructura frente al uso del contrapunto. Kyrie. Missa Papae Marcelli. Giovanni Pierluigi da Palestrina Una referencia a parte por su importancia en la relación música-texto y por su influencia en el desarrollo de tendencias posteriores, merece el madrigal. El madrigal renacentista, que es una composición musical constituida por secciones de imitación libre, desarrolla un estilo contrapuntístico y se considera la composición más audaz del momento, debido a la libertad que brinda al compositor, la audacia armónica que lo caracteriza y principalmente por su preocupación por la relación 35 MICHELS,U., Atlas de Música, 2 vol., ed. Alianza, Madrid, 1992. Establece la división de la escuela franco-flamenca en cinco generaciones: 1ª generación (1420-1460) Dunstable, Dufay, Bichois; 2ª generación (1460-1490) Dufay, Ockeghem, Busnois; 3ª generación (1490-1520) Obretch, Isaak, Josquin, Mouton; 4ª generación (1520-1560) Willaert, Gombert, Clemens non papa, Jannequin; 5ª generación(1560-1600) De Monte, Lasso. 37 entre música y texto. El madrigal se basa en un texto puramente poético, y por primera vez se muestra un especial interés en ilustrar musicalmente el sentido de las palabras, originando los conocidos “madrigalismos” que consisten en una serie de recursos musicales empleados para producir efectos descriptivos y expresivos del texto literario. En su época de esplendor (1550-1580) el estilo del madrigal es plenamente polifónico, su composición suele realizarse a cinco voces y los “madrigalismos” proliferan imitando cacareos de gallinas, tañidos de campanas, fragor de batallas, al igual que se extienden los efectos visuales que relacionan la música con el texto, como el ennegrecimiento de la partitura mediante la notación correspondiente para representar la noche, o el uso de cinco semibreves huecas para indicar “cinco perlas”36. Los textos utilizados por los madrigales son obras poéticas de Petrarca, Boccacio, Pietro Bembo, Ariosto y otros petrarquistas, lo cual muestra la íntima relación que existía entre poesía y música. El desarrollo del madrigal se produce paralelamente a otro fenómeno musical renacentista conocido como “música reservata” y enmarcado en la misma corriente de impronta músico-textual. Un principio estético esencial en el arte de Renacimiento es la admiración e imitación de la naturaleza. La música, respondiendo a este principio, debe imitar referencialmente la naturaleza del texto reproduciendo su contenido emocional y expresivo con medios musicales facilitando la comprensión de los textos a través de la redundancia. Original partitura de música reservata 36 Ejemplos de MICHELS,U., op. cit., p. 255. 38 Esto originará infinidad de recursos musicales como los “madrigalismos” o los “figuralismos”, así como al nacimiento de la “música reservata”. Según el Diccionario Harvard de música resulta difícil dar un sentido preciso al término, aunque podría defirnirse como: “todo el espectro de técnicas aplicables a la expresión del texto, al fenómeno sociológico de la música para un público limitado y educado privadamente, y a las corrientes culturales que a veces se describen con el término manierismo”37. A raíz de esto, algunos especialistas han hablado de la existencia de una “teoría de los afectos” renacentista, muy diferente de la propia de la estética barroca (a la que nos referiremos en profundidad en el próximo apartado), ya que el Renacimiento pretende la expresión de los textos desde un ideal estético de mesura y equilibrio, mientras que el Barroco buscará los afectos extremos y contrastantes. Melancolía, grabado de Durero (1514) En cualquier caso, es innegable la importancia que va adoptando paulatinamente la búsqueda artística de una combinación íntima entre los sentimientos e ideas del texto literario y su plasmación mediante la expresión musical. Este hecho alcanzará su clímax durante el Barroco, convirtiéndose esta búsqueda en el eje central de la creación musical y evidenciando un nivel de combinación entre música y lenguaje no sólo semántico-pseudoreferencial sino que basándose en este nivel también mimético-retórico, cuya función no es sencillamente redundante sino de desarrollo expresivo. 37 Diccionario Harvard de música, ed. Alianza, Madrid, 1997, p. 685. 39 D) LA RETÓRICA MUSICAL Y LA MONODIA EN EL BARROCO Los factores esenciales que durante el Barroco transformarán la relación músicatexto son tres: la aparición y paulatina expansión de la teoría de los afectos generando una auténtica retórica musical, el desarrollo de la monodia acompañada, y el surgimiento de la ópera. La retórica musical que emerge de la teoría de los afectos cristalizará en la Música poética. Según la división que establece Bukofzer sobre los tratados de música en el Barroco, “Música poética” alude a aquellos tratados que se ocupan del arte de la composición. Entre dichos tratados destaca el tratado Musica poetica de Joachim Burmeister (1606) en el cual se desarrolla toda una analogía entre las figuras retóricas y los elementos y técnicas musicales. Según Bukofzer38 la principal diferencia en cuanto a la relación música-texto que existe entre la perspectiva renacentista y barroca radica en que mientras en el Renacimiento se desarrolla una “Representación limitada de las palabras, música reservata y madrigalismo” a los cuales aludimos en el apartado anterior, en el Barroco se produce una “Representación expresiva de las palabras, el texto es el rey”. Esta afirmación nos da una idea del papel capital que ahora más que nunca desempeñará el texto en la obra musical, dando lugar a la elaboración de toda una teoría musical basada en la relación entre música y poesía, así como en la teoría de los afectos aristotélica, e incluso propiciará el nacimiento de un género de singular importancia en cuanto a la expresividad musical del texto: la ópera. La teoría de los afectos que será el centro de la estética musical barroca tiene su origen en Aristóteles, quien en su obra Retórica sostiene por primera vez la existencia de diferentes estados de ánimo identificados con los nombres de amor, odio, miedo, cólera, etc. Esta teoría fue recogida y reelaborada en 1597 por Lorenzo Giacomini definiendo los afectos como un movimiento espiritual u operación de la mente en la cual ella resulta atraída o repelida por un objeto que ha conocido. Al mismo tiempo afirmaba una fe subyacente en el poder de la música, o en el deber de la misma de movilizar los afectos. 38 BUKOFZER, M., La música barroca: 1600-1750. De Monteverdi a Bach, Alianza editorial, Madrid, 1987. 40 La expresión de las pasiones, afectos o movimientos del alma, será una preocupación común de filósofos, músicos y artistas en general. Uno de los tratados que abordarán el estudio de esta cuestión en profundidad será Les passions de l´âme (1649) de René Descartes, quien distingue seis afectos: amor, odio, deseo, admiración, alegría y tristeza, los cuales resultan de las diferentes combinaciones de los cuatro humores del cuerpo: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra39, produciendo los diferentes temperamentos: sanguíneo, flemático, colérico y melancólico. Sería Kircher en su tratado Musurgia Universalis (1650) quien sentaría las bases de la teoría de los afectos, estableciendo ocho: amor, dolor-llanto, alegría-exaltación, furorindignación, compasión-lágrima, temor-aflicción, presunción-audacia, y admiraciónestupor, los cuales formaban parte de tres aspectos esenciales: alegría, quietud y tristeza. 39 Hipócrates (460-377 a.C.) desarrolló su doctrina médica en torno a la teoría de los humores que se mantendría vigente hasta el Reacimiento. Según Hipócrates, los cuatro elementos (tierra, aire, agua y fuego) corresponden a su vez a cuatro humores del organismo, cuya mezcla, en distintas proporciones, origina todos los elementos biológicos. La idea de la teoría humoral surge al observar la coagulación de la sangre. Esta es la identificación que establece entre los diferentes humores, órganos y elementos: el suero es la bilis amarilla o colé, se localiza en el hígado y vías biliares y corresponde al fuego; la fibrina es la flema o pituita, se localiza en el cerebro y nervios y corresponde al elemento agua; la parte roja del coágulo o hema está en el corazón y en los vasos sanguíneos y se relaciona con el aire; finalmente, la parte oscura del coágulo, melancolé ab atrabilis, se encuentra en el bazo y estómago y corresponde a la tierra. Esta teoría daría lugar a numerosas especulaciones sobre la posible acción de la música sobre los diferentes órganos, como se observa en el tratado De Musica de Aristides Quintiliano e incluso en otros tratados musicales posteriores: De Institutione Musica de Boecio o Institutiones de Casiodoro. 41 La cuestión esencial en la teoría musical del siglo XVII consistía en relacionar los diferentes afectos con diferentes elementos y técnicas musicales para lograr una expresividad total de los mismos, para lo cual se servirán finalmente de los fundamentos y recursos de la retórica. La retórica es el arte de controlar la expresión de los conceptos; su función es dar al lenguaje eficacia para deleitar, persuadir o conmover. Estos principios así, como sus recursos estilísticos propios, fueron adaptados al campo de la música mediante la elaboración de una retórica musical. Joachim Burmeister (1564-1629) desarrollaría en su tratado Musica poetica (1606) una analogía entre figuras retóricas y motivos musicales. A continuación citamos algunos ejemplos: - Anabasis: melodía ascendente traduciendo la idea de elevación. - Antítesis: contraste u oposición de tesitura, matiz o efecto. - Elipse: omisión de un elemento esencial en la línea melódica. - Exclamatio: salto de sexta ascendente. - Interrogatio: fin sobre un grado no conclusivo. - Metabasis: crecimiento de las voces según la imagen de la cruz. - Suspiratio: silencios repetidos que fraccionan la línea melódica a la imagen del sollozo. - Sinonimia: repetición de un mismo motivo sobre diferentes grados. El empleo de esta retórica musical fue común hasta aproximadamente 1750. Fragmentos del tratado de Burmeister 42 Otro acontecimiento musical que incidirá determinantemente en la relación entre texto y música en el Barroco será el cultivo de la monodia acompañada como estilo preferente frente a los estilos contrapuntístico y homofónico cultivados profusamente durante el Renacimiento. La monodia acompañada consiste en una línea melódica principal con una acompañamiento de acordes y una voz extrema inferior que será el cimiento armónico conocido como bajo continuo. Este estilo compositivo se aleja de la polifonía propia de la época anterior en la que existen varias voces superpuestas de igual importancia, lo que dificultaba considerablemente la comprensión del texto. De hecho, el objetivo principal de la monodia acompañada será la mayor claridad del texto que permita una comprensión óptima del mismo a través del predominio de una sola voz. El origen de esta práctica parece remontarse a la Camerata florentina40 que aproximadamente hacia el año 1600 comenzó a plantear la cuestión de la melodía acompañada en su intento de recuperar y revitalizar la tragedia griega en la que se combinaba música y verso mediante unas leyes de retórica, sin que la música predominase sobre el texto. El cambio de las relaciones música-lenguaje vendrá marcado por dos tratados: Dialogo della musica antica e della musica moderna de Vincenzo Galilei y Nuove Musiche de Caccini 40 La Camerata florentina o Camerata Bardi, estaba formada por un grupo de eruditos, músicos, poetas y teóricos (Bardi padre e hijo, Peri, Caccini, Rinuccini, Galilei, Gagliano, Artusi y Doni) liderados por los condes Bardi y Corsi, que rechazaban la práctica polifónica por su ineficacia para expresar el contenido de los textos. 43 La primera referencia teórica a este nuevo estilo aparece en la obra Dialogo della musica antica e della musica moderna (158141) de Vincenzo Galilei. En este tratado, la denostación de la técnica del contrapunto, así como la exaltación de la música griega (prácticamente desconocida en esta época) preconizaban una transformación de las relaciones entre palabra y música. El paso definitivo en el establecimiento de la nueva teoría lo dio otro miembro de la Camerata, Caccini, quien en su obra Nuove Musiche critica el sistema polifónico y defiende la emergente monodia acompañada. Desde luego, el cambio del predominio del estilo polifónico al de la monodia acompañada no fue un cambio abrupto, ya que existían en el Renacimiento ciertos precedentes, tales como el canto del solista con acompañamiento de laúd o vihuela. Además tanto en el Renacimiento como en el Barroco se practicaba la representación de las palabras del texto en la música, la principal diferencia consistía en que mientras en el Renacimiento la música reservata pretendía una descripción de pasiones mesuradas, elegantes y equilibradas, la música barroca preferirá una expresión de las pasiones extremas, mostrar la agitación profunda de los estados emocionales con gran intensidad afectando a los estados afectivos y emotivos del oyente mediante fuertes contrastes. Por tanto, necesitará de unos recursos musicales más ricos y elaborados que cristalizarán en la retórica musical a la que nos hemos referido anteriormente. Por último, no podemos hablar de la importancia de la relación entre palabra y música en el Barroco sin aludir al género vocal por excelencia que surgirá en esta época: la ópera. La ópera, al igual que la monodia acompañada, tuvo su origen en el seno de la Camerata florentina alrededor del año 1600. Desde luego existían manifestaciones musicales anteriores que combinaban texto, música y dramatización, como el drama litúrgico medieval, el drama pastoril o el intermezzo, pero en estilo e intencionalidad están aún muy alejadas del género operístico. El rasgo fundamental que caracteriza a la ópera y la distingue de otros géneros musicales anteriores es que en la ópera la música participa de forma activa y esencial en el drama, así como en la descripción de las emociones y sentimientos de los personajes, 41 En el nacimiento de la monodia la especulación teórica precedió a la implantación práctica, un suceso poco frecuente en la historia de la música. 44 convirtiéndose en un vehículo expresivo insustituible donde los sentimientos de los personajes corresponderían a referentes semánticos. Representación de la ópera Alceste de Jean-Baptiste Lully en el Palacio de Versalles (1674) según un grabado de Jean Lepautre La música en los albores de la ópera era, por tanto, fiel servidora de la palabra, aunque alrededor de 1630-1640 nació un nuevo estilo conocido como Bel canto42 que se rebelaba ante los dictados de la poesía, estableciendo una nueva relación música-texto en la que melodía y armonía no se subordinaban a la palabra sino que buscaban una coordinación íntima entre ambas. 42 El bel canto es un estilo de canto tradicionalmente italiano, cuyas características fundamentales son la agilidad en la voz, el fraseo legato, la pureza del sonido y el virtuosismo técnico. No obstante, el bel canto barroco es un estilo profusamente ornamentado y recargado muy diferente del bel canto del siglo XIX. 45 E) TEXTO Y MÚSICA VOCAL EN EL CLASICISMO En el Clasicismo asistimos a una renovación total de los cánones estéticos, produciéndose una recuperación de los ideales renacentistas de equilibrio y mesura frente al gusto barroco por el contraste, la tensión y la agitación. El género vocal más relevante seguirá siendo la ópera, pero su objetivo será lograr una mayor verosimilitud expresiva lo que producirá una simplificación del estilo en pos de la naturalidad y expresividad sencilla de los sentimientos, sin artificios. La ópera clásica se cultiva en dos vertientes antagónicas: la seria y la cómica (conocida también como ópera bufa) y entre éstas se establece una diversidad estilística que culminará en un enfrentamiento entre los partidarios de ambas corrientes en la denominada “Querella de los bufones” en 1752. Según Michels43 el incidente sucedió en París a raíz de la reposición en 1752 de La serva padrona de Pergolesi, que había sido anteriormente representada sin ninguna reacción. Sin embargo, en esta segunda ocasión el ambiente burgués estaba tan preparado y definido en sus gustos, que sólo necesitó un pretexto para decantarse por la ópera bufa (de la cual La serva padrona era un claro exponente). Se desencadenó así una fuerte polémica que enfrentó a los partidarios de la ópera francesa aristocrática, tradicionalista y afín a Rameau, con los partidarios de la ópera bufa italiana abanderada por los progresistas liderados por Rousseau. Esta nueva generación encontró en la ópera bufa la deseada naturalidad y la expresividad de los sentimientos en oposición a la rígida tradición. 43 MICHELS,U., op.cit., p. 379. 46 Jean Jacques Rousseau (1712-1778) es una figura esencial en el panorama musical del Clasicismo y desarrolló diversas teorías acerca de la relación entre la música y el lenguaje durante la Ilustración44. Colaborando con Diderot en la elaboración de la Enciclopedia escribió varios artículos sobre música, dichos artículos serían el punto de partida de su obra posterior Diccionario de música de 1768. Según Rousseau la lengua francesa es inadecuada para el canto, y la música francesa, artificiosa y seria según afirma en sus Cartas sobre la música francesa de 1753. Según Downs45 tras la querella de los bufones se hicieron patentes varias cosas: uno, que la naturaleza del drama había cambiado en toda Europa y ya no era necesario acudir exclusivamente a argumentos históricos o mitológicos; dos, que los personajes humanos en situaciones no forzadas también eran capaces de generar situaciones dramáticas y conseguir no sólo la compasión humana, sino también generar situaciones de crítica social , de acuerdo con las corrientes sociales de la época. El papel de la música en este nuevo contexto operístico estaba claramente subordinado al drama, dejando de ser importante en sí misma para estar al servicio de la descripción psicológica o anímica de los personajes o para expresar situaciones del argumento. Si existe alguien capaz de sacar el óptimo rendimiento descriptivo a la relación música-texto en la ópera, ese es indiscutiblemente Mozart. 44 Revisadas en una investigación realizada por Thomas en 1995. DOWNS, P.G., La música clásica. La era de Haydn, Mozart y Beethoven, ed. Akal, Madrid, 1998, p. 221 45 47 Mozart en primer lugar fue capaz de resolver en sus obras la imbricación entre voz y orquesta de forma que se entendiese perfectamente el texto, gracias a la claridad de sus texturas y sin que la orquesta quedase reducida a un mero sostén redundante de la voz. En las óperas de Mozart música y texto cooperan de manera indisoluble. Quizá uno de los mejores ejemplos de este aspecto sea su obra La flauta mágica. Papageno. Grabado (1791) Joseph y Peter Schaffer: Tamino toca la flauta mágica En La flauta mágica Mozart utiliza diferentes estilos musicales para describir a los diferentes personajes dotando a la obra de una profundidad y una riqueza expresiva incomparable. La obra con libreto de Schikaneder fue estrenada en Viena en 1791 y en ella los personajes son descritos mediante dos medios: el lenguaje y la música que utilizan para expresarse. Vamos a analizar brevemente esta descripción de los personajes: - La Reina de la noche: usa la técnica vocal típica de las arias de la ópera seria, algo pretenciosa y muy efectista, combinada con un lenguaje culto y retórico. La mezcla logra una perfecta definición del personaje. - Sarastro: utiliza la canción estrófica con carácter de himno, estilo muy apropiado para un erudito que difunde su saber, ya que ésta era la función original de los himnos y se adecua perfectamente al personaje de Sarastro que es un líder espiritual. Su lenguaje es claro y directo aunque no exento de un cierto misticismo. - Pamina y Tamino: cantan en el lenguaje del Singspiel, un género de gran expresividad y emotividad propias de los amantes, su texto rezuma poesía y lirismo, como podría esperarse de dos enamorados. 48 - Papageno: se expresa mediante la canción popular, simple, alegre y algo pícara, como el propio personaje. De este modo observamos la maestría de Mozart al desarrollar una asombrosa caracterización textual y musical de los personajes, haciendo gala en todo momento de la naturalidad y verosimilitud que destacábamos como los rasgos más buscados y valorados en la ópera durante el Clasicismo. 49 F) INTERDEPENDENCIA MÚSICA-TEXTO VS. MÚSICA ABSOLUTA EN EL ROMANTICISMO Está claro que la palabra Romanticismo surgió para designar a un fenómeno literario que se expandiría y aplicaría más tarde al resto de las artes, incluida la música. El término se aplicó en primer lugar a un grupo de escritores alemanes como Goethe o Schiller que desarrollaron su labor literaria en torno a 1795-1816. Este vocablo pasaría a Francia en el siglo XIX, aproximadamente en 1824 para designar a otro grupo de escritores cuya figura más representativa era Víctor Hugo. Los historiadores de la literatura incluirían más tarde en el Romanticismo a señalados autores ingleses como Lord Byron, Keats o Shelley por la afinidad de rasgos estilísticos que presentaban. No obstante, el Romanticismo mostró diferentes particularidades según el país en el que se desarrollase. Según Fubini: “La voz Romanticismo es un término muy polivalente en el nivel semántico. No siempre coincidieron entre sí los significados que adquirió en uno y en otro país de Europa en su momento de vigencia. Concretamente el modelo alemán de Romanticismo, que daba la primacía a un gran anhelo de infinitud, era bien diferente de aquel otro -de rasgos muy difíciles de definir por ser más vagos- que se había configurado en Francia y en Italia, especialmente en Lombardía, en el que se mezclaban los recuerdos provenientes de la Revolución francesa, de las empresas napoleónicas y del catolicismo de Manzoni, con los amplios residuos que habían quedado del sensismo iluminista”46. Sin embargo, también existen unos rasgos comunes que permiten definir al Romanticismo, según Chailley, como “la revancha de lo irracional, de la sensibilidad, de los sentimientos sobre la razón, de la hipérbole sobre lo comedido, del movimiento sobre el equilibrio, del individuo sobre la sociedad”47. Bajo estas premisas es fácil comprender la revalorización que experimentará la música como arte durante el siglo XIX. De hecho durante el Romanticismo, la música será objeto de estudio y especulación teórica, filosófica y estética, por parte de grandes 46 FUBINI, E., op.cit., p. 297. CHAILLEY, J., Cours d´histoire de la musique, ed. Alphonse Leduc, París, 1983, Tome III-XIXe siècle. 47 50 pensadores, filósofos, literatos y compositores que la encumbrarán como arte absoluto, según se extrae de las siguientes afirmaciones48: - Beethoven: “En la música vive una substancia eterna, infinita, que no es del todo aprehensible ”. - E.T.A. Hoffmann: “La música es la más romántica de todas las artes, puesto que tiene por objeto lo infinito”. - Wagner. “La música tiene un acceso directo a la esencia de las cosas”. - Hegel: “La música es revelación del Absoluto bajo la forma del sentimiento”. - Schopenhauer: “El compositor revela la esencia íntima del mundo mediante un lenguaje que su razón no entiende”. Por tanto, la música por primera vez en la historia conquista su autonomía y se disipa la idea de que debe estar subordinada al texto. Por un lado la música empieza a considerarse como un arte asemántico, que no expresa contenidos conceptuales (como el lenguaje) sino pseudo-referencialmente emocionales. Por otro lado, la relación música– texto se aglutina en dos tendencias: una, la propia de las formas vocales (Lied y ópera) en que literatura y música se convierten en una realidad indisociable, los textos escogidos son de gran calidad literaria (obras de Goethe, Schiller, Heine, Shakespeare, Puschkin, Víctor Hugo, Walter Scott...) y se adaptan a la música en una relación de interdependencia profunda e íntima sin precedentes. La otra tendencia será la propia de las formas instrumentales, en torno a las cuales surge la teoría de la música absoluta o pura que prescinde por completo del soporte textual. No obstante encontraremos el singular caso de la música programática, que se servirá de un programa extra-musical como veremos en la obra de Berlioz o Liszt. Delacroix, Fausto e Margarida (1828) 48 Véase FUBINI, E., op.cit., 1988, pp. 268, 273, 278, 279, 307 y ss. 51 Como decíamos, las principales formas vocales del Romanticismo son el Lied y la ópera. En ellas triunfó el ideal romántico de la fusión entre las artes combinando música, literatura y drama de manera indisociable y esencial en su búsqueda de la expresión de ese algo intangible que iba más allá de las palabras. El término Lied en alemán significa canción y aludía a múltiples manifestaciones artísticas: a las canciones medievales de los trovadores, a un estilo de poemas estróficos y en el siglo XIX comienza a utilizarse para designar a un tipo de pieza musical culta compuesta sobre un poema literario cuyo sentido es ilustrado musicalmente por el compositor. El Lied se caracterizaba por una melodía cercana a la canción popular capaz de expresar el significado del texto, dotada a su vez de un acompañamiento con frecuencia descriptivo. Probablemente el auge del Lied vino precedido por un auge de la poesía lírica en el contexto del Romanticismo, proporcionando a los compositores excelentes textos de una gran calidad literaria y una singular naturaleza musical que los hacía muy proclives a ser musicalizados. Existieron grandes compositores de Lieder: Hiller, Graun, Schulz, Reichard, Schumann, pero entre todos destaca la figura de Schubert, quien escribió unos seiscientos Lieder entre 1814 y 1828. Schubert musicalizó poemas de Goethe, Schiller y Müller, mostrando una inigualable habilidad para profundizar en las sensaciones y sentimientos, para recrear las impresiones generadas por el poema, así como un talento admirable para entretejer acompañamientos descriptivos mediante motivos musicales recurrentes. Fragmento del Viaje en invierno de Franz Schubert. En cuanto a la ópera en el Romanticismo, se convierte en un género extendidísimo y muy demandado, quizá debido a que sus temas y protagonistas son un producto de la sociedad de su tiempo y un reflejo de la misma. Según Marschall, existen 52 ciertos temas característicos como la rebeldía del héroe ante el poder político, la liberación de un amor desesperado y la tensión que experimenta el hombre sometido al poder combinado de la naturaleza, la superstición y la religión, y la mujer y su dualidad de carácter. Igualmente hace hincapié en la unión íntima entre literatura y música que se produce en el siglo XIX, a la que nos referíamos anteriormente, señalando que la interdependencia entre texto y música tanto en lo prosódico como en lo semántico será condición indispensable de la nueva ópera. Por último, en cuanto a la tendencia propia de las formas instrumentales, mencionábamos que la emancipación de la música instrumental respecto a los dictados del texto tendrá su clímax en el siglo XIX, debido en parte a que la subjetividad romántica encontró en la música instrumental un vehículo de expresión más allá de los límites de lo lingüístico, declarándose arte autónomo, reivindicando su poder sobre lo irracional y constituyéndose en expresión suprema de lo inefable. Así expresaba E.T.A. Hoffmann su idea de que el lenguaje era en cierto modo un “añadido exterior” del que la música debía emanciparse: “Cuando se habla de la música como un arte autónomo, debemos referirnos siempre sólo a la música instrumental, la cual, desdeñando toda ayuda, toda mezcolanza con otro arte, expresa con pureza y sólo en sí misma lo propio del arte y dilucida su ser”49. La historia del término “música absoluta”50 refiriéndose a una música pura, alejada de significados o contenidos conceptuales y por tanto superior y absolutamente ajena al factor lingüístico o semántico, según Dalhaus, no procede como se ha afirmado tantas veces de Eduard Hanslik, sino de Richard Wagner, quien aseguraba: “que la esencia de la más elevada música instrumental consiste en expresar con sonidos lo que es inefable con las palabras”51 motivo por el cual podía ser considerada un arte superior al literario. Esta idea sería posteriormente recogida y popularizada por Hanslick, quien llegó a afirmar: “Lo que la música instrumental no puede, no puede decirlo jamás la música; así pues, sólo ella representa el arte musical puro, absoluto”52. Por el contrario, dentro de la música instrumental se desarrolló paralelamente una corriente conocida como “música programática” que contradiciendo los principios de la 49 HOFFMANN, E.T.A., Escritos sobre música, ed. de Friedrich Schnapp, Munich, 1963, p.34. DALHAUS, C., La Idea de la Música Absoluta, ed. Idea Books, Barcelona, 1999, p. 22. 51 WAGNER, R., op.cit., p. 56. 52 HANSLICK, E., De lo bello musical, Leipzig, 1854, reed. Darmstadt, 1965, p.20. 50 53 música absoluta, se sirvió de programas extra-musicales, preferentemente literarios53. Es el caso de la Sinfonía Fantástica de Berlioz (1830) y de los poemas sinfónicos de Liszt. Héctor Berlioz gran amante de la música y la literatura, admirador ferviente de Beethoven y Shakespeare, conjugó en su producción musical la fusión entre la música y la literatura que se materializó en su obra programática más célebre: la Sinfonía Fantástica. Su sinfonía estaba basada en un programa extra-musical literario que fue facilitado al público a la entrada del concierto en una octavilla, el cual narraba la delirante historia de un joven artista enamorado que sufre una serie de visiones producidas por el opio, en las que siempre está presente su amada. La existencia del programa sirve para dar cohesión a la obra, a la vez que su contenido es fuente de múltiples referencias y descripciones musicales, por ejemplo: el segundo movimiento es un vals y la acción transcurre en un baile, o cuando el artista sueña con su propia muerte hay una alusión musical al Dies irae, secuencia propia de la Misa de difuntos. En cuanto a Liszt, aplicó a sus obras instrumentales las teorías expuestas por Hegel, el cual en su Estética afirmaba que todas las artes eran semejantes en su contenido, animando a los compositores a incluir elementos literarios dentro de su música. Liszt compuso bajo estas premisas algunas obras excepcionales originando un nuevo género musical: el poema sinfónico. Los elementos literarios podían ser diversos para la producción de poemas sinfónicos: podía tratarse de un guión, podía tratarse de un texto usado a modo de inspiración, podía describirse musicalmente un paisaje, una idea, una leyenda, podía usarse una narración, etc. Todos estos sistemas pueden servirnos de inspiración para desarrollar interesantes actividades músico-literarias para Educación Secundaria. Liszt compuso un total de doce poemas sinfónicos de lo más variopintos, entre ellos destacan: Los Preludios, Hamlet, Años de peregrinación y Mazzepa. 53 Aunque también los hubo inspirados en las artes plásticas, como por ejemplo la Suite Cuadros de una exposición de Mussorgski, quien llevó a cabo la descripción musical en 1874 de una exhibición de pinturas del arquitecto Hartmann 54 Así pues, podemos destacar como rasgo fundamental del Romanticismo la fuerte interdependencia música-texto presente en las formas musicales vocales como el Lied y la ópera, así como en la música instrumental programática, frente a la negación de esta relación mantenida por la música absoluta, o música instrumental ajena al factor lingüístico. 55 G) LENGUAJE Y MÚSICA EN LOS SIGLOS XX Y XXI Durante los siglos XX y XXI la relación entre música y lenguaje viene marcada por las múltiples tendencias estéticas que se desarrollan dando lugar a una diversificación total de los estilos. En primer lugar se produce una profunda división entre música culta y música popular (esta última experimentará un auge como consecuencia del impulso que recibirá por parte de los nacionalismos musicales que revalorizarán los materiales folclóricos y los recursos de las canciones populares a partir de finales del siglo XIX). En la música culta, la música y el lenguaje se complican paulatinamente dando lugar a interesantes e innovadoras técnicas vocales como el Sprechgesang ideado por Arnold Schönberg al que nos referiremos más adelante, mientras que en la música popular, la música y el lenguaje se simplifican a medida que avanza el siglo XX, produciéndose no obstante una enorme diversificación de los estilos como pop, rock, punk, rap, reaggy, etc. A continuación, realizaremos una breve panorámica de la evolución que experimenta la música desde finales del XIX, porque consideramos que es imposible comprender la situación actual de la música y el lenguaje, sin tener en cuenta fenómenos tan trascendentales como el surgimiento de los nacionalismos musicales o el expresionismo que daría lugar a la ruptura con la tonalidad, que era hasta el momento el sistema que regía la composición en toda la música occidental. El Romanticismo del siglo XIX experimentó una evolución estilística profundamente ligada a la situación histórico-política que vivía el viejo continente. De este modo, surgieron los estilos nacionalistas54 como resultado de la intensa búsqueda de identidad nacional y de la exaltación patriótica de algunos países considerados tradicionalmente periféricos en lo que a cultura y música se refiere: Rusia, Hungría, Checoslovaquia, Finlandia, Noruega, España, Inglaterra y Estados Unidos asistirán a un florecimiento de su folclore, sus tradiciones y sus leyendas que configurarán sus particulares estilos nacionales, plasmados magistralmente en las obras de Balakirev, Cui, Borodin, Mussorgski y Rimski- Korsakov en Rusia; Bartók y Kodaly en Hungría; 54 Según el Diccionario Harvard de música,el nacionalismo musical es definido como “La utilización en la música culta de materiales que tienen un carácter identificablemente nacional o regional. Puede tratarse de auténtica música folclórica, melodías o ritmos que simplemente recuerdan a la música folclórica, y elementos musicales no programáticos tomados del folclore, los mitos o la literatura nacionales”, op.cit., pp. 690-691. 56 Smetana, Dvorák y Janácek en Checoslovaquia; Sibelius en Finlandia; Grieg en Noruega; Albéniz, Granados y Falla en España; Elgar, Vaughan y Holst en Inglaterra; Ives, Gershwin y Copland en Estados Unidos. Estos estilos nacionalistas se prolongaron hasta comienzos del siglo XX, convergiendo con multitud de estilos musicales diversos que coexistieron durante las dos primeras décadas del siglo. Esta diversidad estilística ponía de manifiesto la búsqueda de una nueva sensibilidad artística, la necesidad de nuevos vehículos de expresión en una época convulsa, decadente y cambiante que desembocaría en la Primera Guerra Mundial. En este contexto, nace una corriente estética que dejará una impronta indeleble en la historia de la música: el expresionismo. El movimiento artístico conocido como expresionismo será un fenómeno multidisciplinar que se desarrollará en el ámbito de las artes plásticas, la literatura y la música, cuyo objetivo esencial será expresar la angustia vital del ser humano, sus impulsos inconscientes, sus pasiones más violentas y sus instintos más primitivos, con una clara influencia de las teorías psicoanalíticas freudianas que estaban en boga. Su origen aparece ligado a dos grupos alemanes: Die Brücke y Der Blaue Reiter. Entre las filas de este último se aglutinan en torno a 1911 artistas como los pintores Kandinsky, Kokoschka y Franz Marc, los poetas Stefan George o Richard Dehmel y los músicos Schönberg, Alban Berg y Anton Webern. Todos ellos presentan un rasgo común en sus respectivas disciplinas: los lenguajes artísticos distorsionan la realidad mediante diferentes recursos que pretenden expresar emociones exacerbadas, la constante búsqueda de una hiperexpresividad que incida especialmente en la tensión, el dolor, lo macabro y lo grotesco, en una deformación sistemática de la lógica, lo que excluye toda función referencial. Kandinsky: paradigma del expresionismo abstracto 57 Consideramos que Arnold Schönberg merece un tratamiento aparte dentro del expresionismo, no sólo por ser un innovador trascendental para la historia de la música, sino por su interés en teorizar acerca de diversas cuestiones musicales, entre ellas las relaciones entre la música y el lenguaje, tema sobre el que escribió interesantes artículos que merece la pena conocer pormenorizadamente y a los que haremos referencia más adelante. Como decíamos, el pionero del expresionismo musical y padre de la atonalidad55 fue Arnold Schönberg (1874-1951) quien tras una breve época post-romántica a la que pertenecen sus obras: Noche transfigurada, Pelleas und Melisande y Gurrelieder, de las cuales las dos primeras son obras instrumentales programáticas (inspiradas en obras de Richard Dehmel y Maerterlinck respectivamente) y la tercera una cantata con orquesta, en las cuales ya observamos el interés de Schönberg por las obras vinculadas a un texto literario; hacia 1909 comienza a experimentar un profundo cambio estilístico que dará lugar a su etapa atonal-expresionista. Su primera obra de esta etapa será precisamente El libro de los jardines colgantes Op. 15 (1908) obra constituida por quince canciones compuestas a partir de poesías expresionistas de Stefan George. De esta misma época es su monodrama Erwartung (La espera, 1909) compuesto sobre un texto de Marie Pappenheim; pero su obra más interesante, calificada por muchos autores como un hito para la música del siglo XX será Pierrot Lunaire Op. 21 (1912) que es la musicalización de veintiún poemas surrealistas de Albert Giraud (traducidos al alemán) para recitante femenina y ocho instrumentos. Esta obra introduce un tipo de línea vocal a medio camino entre la declamación y el canto56, cuya entonación, de altura aproximada, servirá para ilustrar los aspectos más introspectivos, delirantes, macabros y psicoanalíticos del expresionismo. 55 La atonalidad o atonalismo propugnado por Schönberg consiste en un sistema compositivo que niega categóricamente los principios fundamentales del sistema tonal: niega la atracción y supremacía de la tónica, la diferenciación y jerarquía de los grados, la supremacía de la consonancia, las leyes cadenciales y las relaciones funcionales entre los acordes. En cambio postula: la abolición de la polaridad tonal, la equivalencia de los doce semitonos de la escala cromática y ante todo la emancipación de la disonancia. 56 Schönberg lo denominó Sprechstimme o Sprechgesang que significa voz parlante o recitadoentonado. 58 Arnold Schönberg, Pierrot Lunaire nº 18 La preocupación de Schönberg por la relación entre música y texto quedó patente no sólo en su profusa utilización de obras literarias como base para algunas de sus más célebres composiciones musicales, sino que él mismo abordó el tema en algunos de sus artículos que fueron reunidos junto a otros escritos suyos bajo el título de El estilo y la idea57. En uno de sus artículos titulado “La afinidad con el texto”58 afirmaba: “Son relativamente pocas las personas capaces de comprender, en términos puramente musicales, lo que la música expresa. El suponer que una pieza de música debe acumular imágenes de una u otra especie y que si estas faltan la pieza no ha sido entendida o carece de valor, es algo tan extendido como solamente puede serlo lo falso y lo vulgar. Nadie espera tal cosa de cualquier otro arte, sino que se contenta con los efectos de sus elementos; aunque bien es verdad que en las demás artes el tema material, el objeto representado, se ofrece por sí mismo automáticamente al limitado poder de comprensión del intelectualmente mediocre. Puesto que la música como tal, carece de tema material, hay quienes buscan a través de sus efectos la belleza de la forma exclusivamente, y otros, procedimientos poéticos” Este pensamiento pertenece a una etapa temprana en la que el compositor creía profundamente en la autonomía artística de la música, independientemente de sus 57 58 SCHÖNBERG, A., El estilo y la idea, ed. Idea Books, Barcelona, 2005. Ibidem, p. 25. 59 relaciones interdisciplinares con otras artes como la literatura, las cuales servían únicamente como apoyo para aquellos que no lograban comprender la música en sí, además de soporte o inspiración para el compositor, aspecto en el que profundizaremos más adelante. Otra muestra de la idea de Schönberg respecto a la superioridad casi metafísica de la música como arte supremo de la expresión la encontramos en este fragmento: “Hasta Schopenhauer, que empieza diciendo algo realmente exhaustivo acerca de la esencia de la música en este maravilloso pensamiento: <<El compositor revela la esencia íntima del mundo y expresa la sabiduría más profunda en un lenguaje que su razón no comprende; exactamente igual que una médium hace revelaciones sobre cosas de las que no tiene ni idea cuando despierta>>, hasta él se extravía luego, cuando trata de traducir a nuestra terminología los detalles de ese lenguaje que la razón no comprende. Para él, sin embargo, debe estar claro que en esa traducción a la terminología del lenguaje humano –que es abstracción, reducción a lo reconocible– lo esencial, el lenguaje del mundo –que quizá haya de permanecer incomprensible y perceptible tan solo– se pierde.”59 Si en los fragmentos anteriores Schönberg teorizaba filosóficamente acerca de la capacidad expresiva de la música con independencia respecto al lenguaje poético, aquí analiza su experiencia desde el punto de vista del oyente: “Hace algunos años quedé profundamente asombrado al descubrir en varias canciones de Schubert que conocía muy bien, que yo no tenía la menor idea de lo que sucedía en los poemas en que estaban basadas. Pero cuando hube leído los poemas saqué la conclusión de que con ello nada había conseguido para aumentar la comprensión de las canciones, ya que no me hicieron cambiar en lo más mínimo mi concepción sobre la interpretación musical. Por el contrario, parecía que, sin conocer el poema, yo había captado el contenido –el contenido real– y quizá de manera aun más profunda que si me hubiera aferrado a la simple superficialidad de los pensamientos expresados por palabras”60 59 60 Ibidem, p. 25. Ibidem, p. 27. 60 Otro interesante argumento es el que expone basándose en su propia práctica compositiva, dado que él mismo compuso numerosísimas obras inspiradas en textos literarios: “inspirado por el sonido de las primeras palabras del texto, yo había compuesto muchas de mis canciones de un tirón hasta el final, sin preocuparme lo más mínimo por seguir el acontecer poético y sin adaptarme a él siquiera durante el éxtasis de mi labor. Solamente días después pensé en volver la vista atrás para percatarme de lo que había del contenido poético en mi composición. Quedó entonces de manifiesto, para mi asombro, que nunca podía yo hacer mayor justicia al poeta que cuando, guiado por mi primer contacto directo con el sonido del principio, adivinaba todo lo que era obvio que tenía que seguir inevitablemente de acuerdo con aquel tono. Por tanto, llegó a estar claro para mí que la obra de arte es, como cualquier otro organismo completo, tan homogénea en su composición que en cada pequeño detalle revela su esencia más íntima y verdadera. Al separar cualquier parte del cuerpo humano, siempre brota lo mismo: sangre. Al escuchar un verso de un poema, un compás de una composición, estamos en disposición de comprender el todo (...) Y así, yo había comprendido completamente las canciones de Schubert a la vez que sus poemas, solamente por la música, y los poemas de Stefan George solamente por su sonido, y en tal grado de perfección, que difícilmente podría lograrse mediante síntesis y análisis y que desde luego estos no superarían”61 Quizá uno de los textos más significativos en cuanto a la íntima relación existente entre la música y el texto es este, en el cual Schönberg critica aquellos que pretenden encontrar un paralelismo superficial, casi narrativo, entre la música y el texto poético, mientras que el verdadero vínculo, según Schönberg es de una naturaleza mucho más profunda e intangible: “en toda música compuesta sobre poesía, la exactitud en la reproducción de los acontecimientos es tan ajena a la valoración artística como lo es el parecido que tenga un cuadro con el modelo; después de todo, nadie ha de poder comprobar este parecido después de cien años, en tanto que el efecto artístico permanecerá inalterable (...) Percibido esto, es también fácil de comprender que la correspondencia externa entre la música y el texto, como se muestra en declamación, tiempo y dinámica, tiene muy poco que ver con la correspondencia interna (...) Las 61 Ibidem, pp. 27-28. 61 aparentes divergencias superficiales pueden ser la necesaria consecuencia de un paralelismo en nivel más importante”62 A pesar de que durante gran parte de su vida, Schönberg defendió como hemos visto, la superioridad comunicativa y expresiva de la música frente a las palabras, en sus últimos años comprendió la importancia de que música y texto se complementasen el uno al otro, llegando a admitir que la música debía realzar el contenido de los textos, tal y como se extrae de su artículo titulado “Mía es la culpa” en el cual Schönberg afirmaba: “había por entonces (en la época posterior a la Primera Guerra Mundial) canciones, ballets, óperas y oratorios en los que el objetivo del compositor consistía en una total aversión hacia lo que en el texto se exponía. ¡Qué absurdo! ¿Con qué finalidad se le pone música a un texto? (...) no existirían canciones, óperas ni oratorios si no se añadiese música que realzara la expresión de los textos. Además, ¿cómo se puede tener la seguridad de que esta música no ha de expresar algo provocado por el 63 texto?” Es importante tener en cuenta que paralelamente al desarrollo de la música culta durante los siglos XX y XXI, se produce un enorme auge y expansión de la música popular, que se mantiene distante respecto a las complejas técnicas compositivas empleadas por Schönberg y sus sucesores, así como de sus profundas elucubraciones acerca de la naturaleza filosófica de la relación entre música y texto. Podemos afirmar que en la vertiente moderna de la música de los últimos siglos, la relación entre música y lenguaje se simplifica considerablemente, pero este hecho dependerá en gran medida del estilo o la corriente musical a la que aludamos, dado que si algo caracteriza esta época es la diversificación de los estilos musicales en lo que a música popular se refiere. Por consiguiente, consideramos oportuno realizar un breve recorrido por los diferentes estilos musicales populares para analizar la relación entre música y texto en cada uno de ellos, determinando cual de estos elementos prevalece en cada corriente musical. En primer lugar, debemos señalar que las raíces de la música popular que a partir de los años cincuenta se expandirían por todos los continentes tienen su origen y gran 62 63 Ibidem, p. 28. Ibidem, p. 189. 62 parte de sus influencias en los estilos musicales que se desarrollaron en Estados Unidos a partir de la fusión musical de elementos de las culturas africana y europea, especialmente del blues. Los esclavos africanos llevaron consigo sus tradiciones musicales que se mezclaron con los estilos musicales europeos propios de los colonos, dando lugar a interesantes estilos y géneros musicales, como por ejemplo las work songs (canciones de trabajo) y los espirituales. Como decíamos una de las primeras manifestaciones de esta nueva cultura musical negra son las canciones durante el trabajo, en las cuales en principio el texto no es lo importante, sino el ritmo, ya que cuando este se acelera, se acelera también el trabajo. Según Colin Cripps: “Las canciones de trabajo se inventaron para ayudar a sobrellevar el aburrimiento de faenas duras y monótonas,. Tenían una pulsación regular que se adaptaba al ritmo de las tareas. En las canteras, o en las cuadrillas que construían carreteras, gran parte del trabajo se realizaba manejando picos, martillos y palas que seguían un ritmo constante. Los cantos de trabajo se adaptaban a la velocidad de los martillos y eran liderados por un miembro de la cuadrilla, al que después se unían los demás. Ésta es una forma de cantar canciones típicamente africana”64. Otro género fruto de la mezcla de elementos musicales africanos (como la polirritmia, la síncopa y los patrones de llamada-respuesta) y elementos musicales europeos (como las melodías de los himnos) fueron los espirituales, también conocidos como música gospel. Estos espirituales eran cantos religiosos en los que la música servía de vehículo al fervor religioso de los negros quienes alimentaban su esperanza de una vida ultraterrena mejor y quizá de una posible liberación como la del pueblo de Israel. Evidentemente, en estos cantos el texto cobraba una importancia simbólica, singular y trascendente, mientras que la parte musical era un mero embellecimiento externo del contenido. Sin embargo, si algún estilo musical de origen afro-americano marcó definitivamente el curso de las corrientes musicales de la música popular, éste fue sin duda el blues. Colin Cripps afirma: 64 CRIPPS, C., La música popular en el siglo XX, ed. Akal, Madrid, 2001, p. 8. 63 “Otro estilo de música negra de principios de siglo fue el blues. Se trataba de una música popular que surgió de la misma mezcla de ideas africanas y europeas que habían dado lugar a los cantos de trabajo y a los espirituales. Como éstos, el blues contaba los sentimientos, temores y esperanzas de los cantantes, pero lo hacía de una forma más personal.”65 En cuanto a la temática y carácter de los textos añade: “Las letras de estos blues son simples, honestas, profundamente sentidas y tienen que ver con la vida del cantante. Ciertas palabras tienen un doble sentido de naturaleza sexual. Algunas letras tratan de la pobreza, otras de la religión y del pecado, y otras de los lugares en los que el cantante ha estado o a los que quisiera ir.”66 Por tanto, en el blues encontramos por primera vez al intérprete compositor que canta acerca de sus sentimientos e intereses, en ocasiones denunciando injusticias sociales, cantando a la tristeza, la pobreza o el desamor, temas que serán frecuentemente revisitados desde entonces. El canto profundiza en su esencia poética y gana en lirismo. El blues fue el género musical que abrió la puerta a la revolución de la música popular de masas que estaba a punto de producirse, y precisamente esta revolución la supondría la aparición y desarrollo de otro género muy deudor y heredero de las estructuras del blues: el rock´n´roll. Según Colin Cripps: “Cuando comenzó en 1954, el rock´n´roll fue un shock total, una explosión de poder, un ultraje y, sin embargo, su desarrollo era predecible. Estados Unidos, al igual que el mundo occidental, se sentía optimista ya que había acabado la Segunda Guerra Mundial. Por primera vez los “teenagers” (palabra que se inventó en los años 50 y que significa adolescentes, es decir jóvenes de entre 13 y 19 años) tenían dinero para gastar y empezaban a buscar su identidad como grupo, algo en lo que basar sus modas, algo que fuese “suyo”, algo excitante. ¡El rock´n´roll era todas esas cosas! El rock´n´roll era especial porque unificaba las numerosas y diferentes tendencias de la música popular. Alcanzó su máxima popularidad en 1955-1956, aunque hacía tiempo que existía música con muchos de sus ingredientes.”67 65 Ibidem, p. 15. Ibidem, p. 19. 67 Ibidem, p. 42. 66 64 Por tanto, podríamos afirmar que el rock´n´roll fue importante para la historia de la música no sólo como estilo musical (dado que en general aglutinaba características de estilos preexistentes y por tanto no era especialmente innovador en ese sentido), sino especialmente como fenómeno de masas. En esta corriente musical resultaron igualmente decisivas no sólo la parte musical sino también la estética y los textos de las canciones que fueron esenciales para empatizar con las preocupaciones juveniles y crear una identidad generacional como no había existido hasta el momento. En cuanto a la actualización de los contenidos de las letras de las canciones Chuck Berry desempeñó un papel fundamental, tal y como Cripps señala: “Uno de los primeros cantantes negros de rock´n´roll que alcanzó el éxito a nivel nacional fue Chuck Berry, quien, además, dio al rock´n´roll muchas de sus letras “de adolescente”. Cantaba con estilo y humor acerca de las cosas por las que los adolescentes se interesaban y por primera vez creó una música que era de ellos y de nadie más. Cantaba sobre “conducir coches” con “mi chica en el asiento de al lado”, sobre el amor entre los jóvenes, los autocines, el vestir a la moda, divertirse.”68 En este estilo musical el texto adquiere nuevamente relevancia aunque no por su profundidad ni su lirismo, sino por su capacidad de generar un fenómeno de empatía admiración e identificación multitudinaria, dando lugar a un incipiente negocio discográfico basado en la popularidad y rentabilidad del artista como producto, que perdura hasta nuestros días. No obstante este inédito fenómeno de masas declinó progresivamente debido a diversas circunstancias cediendo el paso a otros estilos que también habrían de perdurar hasta la actualidad. Colin Cripps69 describe así el auge y declive del rock´n´roll: “Cuando el rock´n´roll llegó por primera vez a tener una audiencia de masas, en 1955, la reacción fue increíble y de histeria. Las estrellas del rock´n´roll eran aclamadas y acosadas, y los padres pensaban que la música corrompía a sus hijos. En la televisión se hacían campañas en contra del rock´n´roll, y los predicadores enseñaban que esta música era una manifestación del mal. 68 69 Ibidem, p. 43. Ibidem, p. 45. 65 En poco tiempo, una serie de catástrofes precipitaron el final del rock´n´roll, y en el espacio de dos años todos los intérpretes importantes fueron puestos “fuera de combate”70 Según Cripps, las compañías de discos y las emisoras de radio querían algo más seguro y respetable, y así, de 1958 a 1963 tuvimos la era del “teen idol” (ídolo de los adolescentes) y con dicha imagen surgió otro estilo musical ampliamente difundido y perdurable (a la par que rentable): el pop adolescente. El pop adolescente fue la respuesta comercial a las demandas de una sociedad juvenil que deseaba divertirse y enamorarse sin otras preocupaciones existenciales, por tanto sin ánimo de rebelarse contra lo establecido, y cuyas únicas aspiraciones vitales y musicales eran la búsqueda de la diversión, alejada del peligro, la protesta y los problemas. En este estilo musical, el texto perdía importancia, dado que trataba en general de temas superficiales, mientras que la parte musical era fundamental ya que debía enganchar al oyente con su estilo ligero, alegre y bailable, para lograr el éxito comercial. No obstante, tanto el texto como la propia música de las canciones fue evolucionando paralelamente a la situación social y política, convirtiéndose en los años sesenta en un eficaz vehículo de expresión del descontento social naciendo así la canción protesta y un nuevo género musical: el folk. Algunos artistas como Joan Baez y Bob Dylan comenzaron a criticar en sus letras las injusticias sociales desencadenando entre otras cosas un movimiento antibelicista contra la guerra de Vietnam. De nuevo la importancia del texto eclipsaba la parte instrumental, lo esencial era lo que se decía, no cómo se decía. En esta época proliferaron otros estilos fruto de diversas influencias, como el folkrock o el rock psicodélico inspirado por el consumo de LSD. Esta diversificación estilística aumentó durante la década de los setenta, según Cripps: 70 En 1957 Little Richard dejó el rock´n´roll para convertirse en predicador; en 1958 Elvis Presley se alistó en el ejército y Jerry Lee Lewis produjo un gran escándalo al casarse con una menor, mientras que Chuck Berry fue encarcelado por violar las leyes de inmigración; en 1959 Buddy Holly y Ritchie Valens se mataron en un accidente de avión y ese mismo año Alan Freed el pinchadiscos que en gran medida había vendido el rock´n´roll a América fue declarado culpable de haber aceptado sobornos para poner determinados discos. 66 “A principios de los años 70, el pop comenzó a dividirse en diferentes estilos, cada uno con sus propios seguidores incondicionales y con su propia forma de desarrollar los temas de los años 60. Una cosa que compartieron muchos de los estilos fue el sentido de la extravagancia, con los fans idealizando a sus héroes. Los conciertos de rock se convirtieron en acontecimientos a gran escala, y de gran ostentación, que se celebraban en enormes salas de concierto, arenas o estadios deportivos.”71 Entre estos estilos espectaculares y con multitud de seguidores destacan el heavy rock, basado en el virtuosismo instrumental (especialmente de la guitarra, cuyos solos se expanden y aceleran) y en letras de temática mística, mítica o fantástica con abundantes referencias a obras literarias; o el glitter rock que desapareció alrededor de 1975 dando paso a otros estilos. Quizá el estilo más original y rompedor de la segunda mitad de los setenta sea el punk. Y con él, el texto recuperó su supremacía sobre el virtuosismo instrumental. Colin Cripps afirma: “A medida que la música de rock se volvía más artificial, y las entradas para los conciertos cada vez más caras, con superestrellas que cantaban canciones que tenían poco que ver con la vida de los adolescentes en las calles y con la recesión económica que empezaba a hacerse notar, debería haber sido muy obvio que se avecinaba un cambio. Pero, cuando este cambio llegó finalmente en 1976, cogió a todo el mundo por sorpresa. La explosión del punk, al igual que la llegada del rock´n´roll y la de los Beatles cambió la música pop. El punk puso en palabras los sentimientos de los jóvenes corrientes. Las letras expresaban el disgusto con la sociedad de la que formaban parte. Adoptando una línea anarquista, el punk decía que los gobiernos eran muy corruptos y que la gente debía gobernarse a sí misma; que la cultura de plástico de la tele era aburrida y que los jóvenes estaban aburridos; que la sociedad debía ser destruida; que las condiciones de la vivienda de la clase trabajadora eran inaceptables; que el desempleo significaba que los jóvenes de la clase trabajadora no tenían ningún futuro; que la autoridad era fascista; que la guerra era criminalmente estúpida. El punk decía todas estas cosas cruda y simplemente. Eran los sucesores de la idea de canción protesta que se remontaba a Guthrie y antes, pero expresada de una forma nueva, venenosa y directa.”72 71 72 Ibidem, p. 71. Ibidem, pp. 74-75. 67 Con este estilo convivirían entre otros el new wave que fue en cierto modo una vuelta a la música pop especialmente en lo que a los textos se refiere, aunque con una parte musical más elaborada. El reggae, la música disco y el funk, fueron las ramas principales de la música negra en los años setenta. Según Cripps el sonido Tamla Motown73 se transformó en disco74, el sonido soul75 se convirtió en funk76, y llegaron nuevos sonidos de Jamaica en la forma de reggae y ska77. El reggae es la música propia de los rastafaris de Jamaica, Cripps afirma: “Los Rastas creen que algún día la gente negra regresará a su tierra prometida, el país de Etiopía en África. También creen en la paz, el amor y la fraternidad, y fuman marihuana (cannabis), a la que consideran una “hierba sagrada”. Las canciones de reggae comenzaron reflejando estas cosas, así como la lucha contra la injusticia y la civilización occidental corrupta (llamada Babilonia por los Rastas), que la sociedad industrial blanca, con su competencia exagerada y su corrupción representa.”78 La música reggae adquirió un fuerte componente político, así como de denuncia y protesta, por lo que el texto prevalecía sobre la música que por lo general se basaba en patrones muy sencillos, esta sencillez musical contribuyó a la enorme difusión de este género. Por último podemos afirmar que estos estilos musicales populares continúan evolucionando y fusionándose desde el siglo XX hasta la actualidad dando lugar a numerosas tendencias como el rap, el house, la música indie, el tecno, etc.; aún perdura igualmente su carácter de fenómeno de masas, mientras que la música culta contemporánea ha ido convirtiéndose paulatinamente en un fenómeno minoritario, 73 Tamla Motown era una compañía de discos fundada en Detroit en 1960, en la cual directivos, artistas, compositores y productores eran todos de color. Desarrollaron un sonido distintivo que alcanzó mucho éxito e hicieron avanzar la canción pop de forma revolucionaria, caracterizándose por un estilo bailable y pegadizo. 74 El estilo musical denominado disco comenzó alrededor de 1974, era propio de las discotecas y los bares de las grandes ciudades y su mayor rasgo era el carácter bailable del ritmo. 75 La música soul tenía fuertes influencias del gospel (espirituales) y del Rithm and Blues, fue promocionada por la casa de discos Stax de Memphis que produjo grabaciones sencillas pero con mucha fuerza. 76 La música funk es deudora de numerosas influencias, entre ellas el soul, el jazz, el rock y el blues; se caracteriza fundamentalmente por el sonido “sucio” y el ritmo sincopado. 77 El ska es un estilo musical que nació en la capital de Jamaica (Kingston) y más tarde llegó al Reino Unido con los inmigrantes afroantillanos, siendo adoptado por los cabezas rapadas (skinheads). Se caracterizaba por ser una mezcla de Rithm and blues con ritmos de la música popular jamaicana. 78 Ibidem, p. 84. 68 probablemente debido a su complejidad. Por este motivo, las canciones populares propias de la música moderna, sean quizá un medio sumamente eficaz para atraer la atención de nuestros alumnos sobre el uso del lenguaje y la producción de textos mediante técnicas interdisciplinares e intertextuales, analizando parámetros de combinación sintáctica, semántica y retórica entre música y lenguaje, como los anteriormente referidos (contenido de las letras, importancia del texto y adaptación a la música, diversidad de estilos, diferentes medios para la expresión de ideas, recursos literarios, alusiones y referencias a otros textos, etc.) 69 V. CONCLUSIONES A la luz de la investigación desarrollada las conclusiones finales que hemos alcanzado son las siguientes: 1. La profunda relación existente entre la música, el lenguaje y la literatura a través de la historia se ha manifestado en diversos niveles de interacción (sintáctico, semántico, mimético-retórico, referencial...) capaces de inspirar y justificar el diseño de intervenciones didácticas musicales para la educación literaria. 2. En la antigua Grecia, realmente se produce una íntima unión entre música y poesía que forman unidad. El ritmo del verso es flexible y no conoce los acentos de intensidad, sino que se rige por la longitud de las sílabas (largas o cortas). El ritmo musical es libre y ajustado a la prosodia del texto, de manera que verso y música van unidos. En la época de su decadencia el verso griego se sistematizó didácticamente originando los pies métricos basados en la duración larga o corta de las sílabas y se usaban tanto en la composición del texto como de la música. 3. La Edad Media resulta sumamente interesante en lo que se refiere al nivel sintáctico de la combinación entre música y lenguaje. Con esto no queremos afirmar que el nivel sintáctico sea el único nivel de combinación visible en la música medieval, sino que es el más evidente. En el canto gregoriano el texto es lo más importante, tanto es así, que la música no se compone simplemente para adaptarse al texto, sino que la música se extrae de las propias palabras, amoldándose a sus acentos, cadencias y la dirección aproximada de su pronunciación fonética. 4. Si algo caracteriza a la época renacentista en lo que a música se refiere, es sin duda el triunfo de la polifonía, proliferando las composiciones a varias voces con independencia melódica y textual. Esta independencia esconde una combinación semántica entre música y lenguaje pseudo-referencial, cuya función es en esta época de redundancia. La homofonía facilitaba la comprensión del texto ya que consistía en la superposición de voces que transcurrían con un diseño melódico 70 más o menos paralelo frecuentemente asociado a un único texto para todas las voces, mientras que el contrapunto ampliaba la independencia de las líneas melódicas dificultando la comprensión del texto. 5. En el Barroco es innegable la importancia que va adoptando paulatinamente la búsqueda artística de una combinación íntima entre los sentimientos e ideas del texto literario y su plasmación mediante la expresión musical. Este hecho alcanzará su clímax convirtiéndose esta búsqueda en el eje central de la creación musical y evidenciando un nivel de combinación entre música y lenguaje no sólo semántico-pseudo-referencial sino que basándose en este nivel también miméticoretórico, cuya función no es sencillamente redundante sino de desarrollo expresivo. La cuestión esencial en la teoría musical del siglo XVII consistía en relacionar los diferentes afectos con diferentes elementos y técnicas musicales para lograr una expresividad total de los mismos, para lo cual se servirán finalmente de los fundamentos y recursos de la retórica. 6. En el Clasicismo asistimos a una renovación total de los cánones estéticos, produciéndose una recuperación de los ideales renacentistas de equilibrio y mesura frente al gusto barroco por el contraste, la tensión y la agitación. El género vocal más relevante seguirá siendo la ópera, pero su objetivo será lograr una mayor verosimilitud expresiva lo que producirá una simplificación del estilo en pos de la naturalidad y expresividad sencilla de los sentimientos, sin artificios. Si existe alguien capaz de sacar el óptimo rendimiento descriptivo a la relación música-texto en la ópera, ese es indiscutiblemente Mozart. Mozart en primer lugar fue capaz de resolver en sus obras la imbricación entre voz y orquesta de forma que se entendiese perfectamente el texto, gracias a la claridad de sus texturas y sin que la orquesta quedase reducida a un mero sostén redundante de la voz. En las óperas de Mozart música y texto cooperan de manera indisoluble. 7. En el Romanticismo la música por primera vez en la historia conquista su autonomía y se disipa la idea de que debe estar subordinada al texto. Por un lado la música empieza a considerarse como un arte asemántico, que no expresa contenidos conceptuales (como el lenguaje) sino pseudo-referencialmente emocionales. Por otro lado, la relación música–texto se aglutina en dos tendencias: 71 una, la propia de las formas vocales (Lied y ópera) en que literatura y música se convierten en una realidad indisociable, los textos escogidos son de gran calidad literaria (obras de Goethe, Schiller, Heine, Shakespeare, Puschkin, Víctor Hugo, Walter Scott...) y se adaptan a la música en una relación de interdependencia profunda e íntima sin precedentes. La otra tendencia será la propia de las formas instrumentales, en torno a las cuales surge la teoría de la música absoluta o pura que prescinde por completo del soporte textual. 8. Durante los siglos XX y XXI la relación entre música y lenguaje viene marcada por las múltiples tendencias estéticas que se desarrollan dando lugar a una diversificación total de los estilos. En primer lugar se produce una profunda división entre música culta y música popular. En la música culta, la música y el lenguaje se complican paulatinamente dando lugar a interesantes e innovadoras técnicas vocales como el Sprechgesang ideado por Arnold Schönberg, mientras que en la música popular, la música y el lenguaje se simplifican a medida que avanza el siglo XX, produciéndose no obstante una enorme diversificación de los estilos como pop, rock, punk, rap, o reaggy. 72 VI. - BIBLIOGRAFÍA ACOSTA GÓMEZ, L. A., El lector y la obra. Teoría de la recepción literaria, ed. Gredos, Madrid, 1989. - ANTISERI, D., Fundamentos del trabajo interdisciplinar, ed. Adara, La Coruña, 1972. - ARÍSTIDES QUINTILIANO, De musica libri tres, traducción al castellano por COLOMER, L. y GIL, B., ed. Gredos, Madrid, 1996. - ASENSIO, J. C., El canto gregoriano. Historia, liturgia, formas, Alianza Editorial, Madrid, 2003. - BAJTIN, M., Estética de la creación verbal, ed. 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