150322.Málaga hoy. El imperio mundial del aceite

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MÁLAGA HOY 22 DE marzo de 2015
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El imperio mundial del aceite
ECONOMÍA | RADIOGRAFÍA DEL FUNCIONAMIENTO DE DCOOP
El imperio mundial del aceite
Dcoop, el mayor productor de aceite de oliva del planeta, es
propiedad de 75.000 cooperativistas y prevé facturar más de 1.000
millones en el año 2016 Analizamos todo el proceso de producción
ÁNGEL RECIO MÁLAGA | ACTUALIZADO 22.03.2015 - 01:00
1. Un momento del envasado en la planta de Mercaóleo, propiedad de Dcoop. 2. Un trabajador observa las
aceitunas que acaban de traer unos agricultores a la cooperativa OleoAlgaidas. 3. Un operario en la sala de
decantación de OleoAlgaidas. 4. Detalle de una uva del tipo arbequino. Tiene un rendimiento del 24%, pero al
ser más pequeña se necesita un mayor número de kilos para obtener aceite. 5. El consejero-delegado de
Mercaóleo, Javier Moreno. 6. Una experta hace una cata en el laboratorio de Dcoop.
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"Somos el mayor productor de aceite de oliva del mundo y queremos ser en cinco
años también el mayor comercializador". El objetivo que se marca la cooperativa
andaluza Dcoop, con sede en Antequera, es muy ambicioso, pero teniendo en
cuenta su crecimiento y su dinamismo empresarial tienen posibilidades de
conseguirlo. Estuvieron muy cerca el año pasado con su oferta por Deóleo, el mayor
comercializador de aceite del planeta, y, fracasado ese intento, ahora están
apostando por la diversificación de líneas de negocio, la suma de más cooperativas
y la adquisición de compañías. "Dcoop ha ido doblando su cifra de ventas cada tres
años y nuestra ambición es seguir haciéndolo", expone a este diario Javier Moreno,
consejero delegado de Mercaóleo. Prevén superar la barrera de los 1.000 millones
de euros de facturación en 2016, frente a los 650 actuales. Producen, envasan y
venden aceite de oliva virgen, aceitunas, vino, carne, embutidos, quesos o leche de
cabra y tienen secciones de suministro, cereales o crédito.
El imperio Dcoop es fruto del trabajo diario de 75.000 cooperativistas de todas las
provincias andaluzas, Ciudad Real, Toledo, Cuenca y Badajoz, así como de los
profesionales de la empresa. Este diario les acompañó el pasado jueves en cada
parte del proceso para la elaboración del oro líquido malagueño, su producto más
representativo, que se consume tanto en los supermercados Walmart de Estados
Unidos como en China.
EN EL CAMPO
Visitamos una plantación de olivos entre Antequera y Villanueva de Algaidas en la
que se pueden apreciar tres tipos de cultivo: el superintensivo, el intensivo y el
tradicional. En el primero, que apenas representa el 5% del total, se cultiva la
variedad de aceituna arbequina y su marco de plantación (separación de olivos
entre calles y entre ellos mismos) es solo de 1,5 a 3 metros. Al estar tan juntos, se
recolecta muy rápido con el vibro, una máquina que coge el tronco del árbol, lo
agita y cae la aceituna a unos fardos previamente colocados. Entran unos 2.000
olivos por hectárea. El cultivo intensivo es el más habitual y es de la variedad
hojiblanca. Están más separados -con un marco de plantación de 8x8 metros- y
suele haber unos 200 olivos por hectárea. El tercer tipo, el tradicional, es el de toda
la vida. Hay olivos incluso centenarios con una mayor distancia entre ellos,
ralentizando la recogida, y suelen ser también de hojiblanca, según explica Álvaro
Chacón, ingeniero técnico agrícola de Dcoop.
El aceite que se obtiene es distinto en función de la aceituna. La arbequina, por
ejemplo, tiene un sabor más suave y se emplea más para ensaladas. La campaña
suele empezar en octubre, siendo el pico entre diciembre y enero, aunque depende
del tipo de aceituna. Ahora las yemas están volviendo a crecer. La vida útil del
arbequino es de unos 20 años, mientras que el del olivo hojiblanco es de unos 40
años.
EN LA COOPERATIVA
Los agricultores llevan las aceitunas a las cooperativas. Acudimos a OleoAlgaidas,
una de las más importantes de la comarca. Javier Vidaurreta, su director ge rente,
señala que los agricultores le llevan, de media, unos 150.000 kilogramos de
hojiblanca, arbequina y picual. En la zona de recepción tienen ocho puntos de
descarga, donde los cooperativistas sueltan las aceitunas y se separan en función
de su variedad y calidad. En un proceso totalmente automatizado, se limpia la
aceituna, se lava, se pesa y se toma una muestra que va directamente al
laboratorio de Dcoop para determinar el rendimiento. El rendimiento es la
proporción de aceite que sale por aceituna, estando la media en un 20%, es decir,
que de cada 1.000 kilos de aceituna se obtienen 200 kilos de aceite. El agricultor
cobra de la cooperativa en función de ese rendimiento. No hay un precio definido varía en función de muchas variables- pero se puede pagar en torno a 55 céntimos
de euro por kilo de aceite.
En la cooperativa se hace la molienda (trituración de la aceituna), obteniendo una
pasta. Una parte es sólida, otra agua y otra aceite. Es necesario separarlo sin
alteraciones químicas para que sea reconocido como aceite de oliva virgen. Para
ello se utiliza una termobatidora y dos centrifugadores, horizontal y vertical. El
sólido de la aceituna y el agua se llama orujo y se utiliza para reciclaje o la
generación de energía, mientras que el aceite pasa a una sala de decantación y,
tras un nuevo filtrado, se lleva a la bodega, donde OleoAlgaidas, que factura unos
25 millones de euros anuales, tiene 40 depósitos con una capacidad de 103.000
kilos de aceite cada uno. De esa bodega, a través de un tubo, se traslada a los
camiones cisterna que son enviados a Mercaóleo, la planta envasadora de Dcoop.
EN EL LABORATORIO
Es un elemento clave en todo el proceso, pues la cooperativa paga al agricultor por
el rendimiento y Dcoop paga a la cooperativa por la calidad del aceite y eso se
analiza en el laboratorio. Su directora es Rosario Luque y comenta que el año
pasado estudiaron más de 9.000 muestras. Hacen un análisis físico-químico
(pureza, esteroles, ácidos...) y uno organoléptico (cata). En el laboratorio trabajan
16 químicos, farmacéuticos y biólogos y, entre otras cosas, analizan y clasifican el
aceite de cada almazara y comprueban que el aceite que se trasladó en la cisterna
es el mismo que había en la bodega, pues realizan la trazabilidad completa del
aceite, desde el campo hasta el supermercado a través del número de lote.
EN LA PLANTA ENVASADORA
Dcoop tiene una de las plantas envasadoras más modernas del mundo. Basta con
entrar para comprobarlo. Tienen unas grúas, los famosos toritos o, técnicamente,
AGV, que trasladan palés de un lugar a otro sin conductor, siendo controlados
mediante un ordenador y un radar. Realizan todos los transportes salvo la carga y
descarga en camiones.
El aceite les llega en los camiones cisterna y va a la bodega, donde cuentan con 24
tanques con una capacidad de 125.000 kilos de aceite cada uno. En ellos se hace
un nuevo filtrado y, posteriormente, se envasa. Martín Ruiz, supervisor de
producción de Mercaóleo, subraya que la línea de envasado tiene capacidad para
rellenar 24.000 botellas a la hora de PET (envase de plástico) o 18.000 botellas a la
hora de cristal.
En el proceso hay varios detectores de calidad que comprueban que no hay ningún
fallo en la botella, el taponado, el etiquetado, etcétera. De hecho, la merm a
(margen de error) en esta fábrica es de menos del 0,5%. Dcoop vende aceite a
granel o envasado para 60 países y multitud de marcas. Exportan el 90% de la
producción, siendo el año pasado la segunda empresa española agroalimentaria con
mayor volumen de exportación. Trabajan para las principales cadenas de
distribución (Walmart, Aldi, Lidl...) y el número sigue creciendo. Este jueves, por
ejemplo, había un auditor analizando el funcionamiento de la planta porque están
en conversaciones para incorporar a un nuevo cliente norteamericano.
La planta se inauguró en 2009 y, por tanto, tiene maquinaria muy novedosa. Es
llamativo su almacén automático, en el que se guardan hasta 7.000 palés en una
estructura de 31 metros de altura, el equivalente a 11 plantas. Una grúa
automática recoge el material que allí se guarda, que va desde el aceite envasado,
etiquetado y empaquetado hasta las botellas o los tapones. Mercaóleo era
propiedad al 50% de la entonces Hojiblanca (ahora Dcoop) y la multinacional
Cargill, aunque la cooperativa compró la parte de Cargill en octubre del año pasado,
tras embolsarse unos 50 millones de euros por la venta de casi el 10% de acciones
que poseía en Deóleo.
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