Número de registro: 20086 Novena Época Instancia: Tribunales

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AMPARO DIRECTO 7419/2006.
Número de registro: 20086
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XXV, Abril de 2007
Página: 1525
AMPARO DIRECTO 7419/2006. FERROCARRILES NACIONALES DE MÉXICO Y
OTRA.
CONSIDERANDO:
QUINTO. Son por un lado infundados y por otro fundados los conceptos de violación que se
hacen valer.
Del análisis del juicio laboral se advierte que el trabajador, ante la Junta responsable, reclamó
de Ferrocarriles Nacionales de México, Ferrocarriles Nacionales de México en liquidación,
Jorge Alberto Forastieri Muñoz, Eduardo Vizcaya Ramos y Arturo Silva Hernández, la
reinstalación en el puesto de trabajo que venía desarrollando como jefe del Departamento de
Arrendamiento, dependiente de la Subgerencia de Cobranza en ese organismo, en virtud de
que considera que fue despedido injustificadamente de su trabajo, y como consecuencia el
pago de salarios caídos, más prestaciones accesorias, y para el caso de que la empresa no lo
reinstale, reclama la indemnización constitucional (fojas 2 a 5 de la demanda).
La empresa ferrocarrilera al contestar la reclamación formulada en su contra negó, en
términos generales, que el actor tuviera acción y derecho para hacer sus reclamos pues, entre
otras cosas, manifestó que entre las partes litigantes no existió vínculo laboral alguno, sino
que lo que realmente se dio fue una relación de prestación de servicios (foja 125 del laboral).
Por su parte, los codemandados físicos negaron que el actor tuviera acción y derecho para
hacerle sus reclamos, pues argumentaron que entre ellos no existió relación laboral.
Seguido que fue el trámite del juicio laboral y desahogadas las pruebas que así lo ameritaron,
la responsable, el dos de agosto de dos mil cinco, emitió un primer laudo en el que determinó
absolver a los demandados, tanto personas morales como físicas, de todas y cada una de las
prestaciones reclamadas (foja 345 del natural).
Inconforme con ese laudo, el actor instó la acción constitucional de la que correspondió
conocer de la demanda a este Tribunal Colegiado, donde se registró bajo el número DT.
12029/2005, y por ejecutoria de veinticinco de enero de dos mil seis determinó conceder la
protección constitucional para el efecto de que la responsable estableciera correctamente la
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litis y reportara la carga de la prueba a quien correspondiera (foja 392 vuelta del natural).
En cumplimiento a esa ejecutoria de amparo, la responsable, el veintiuno de febrero de dos
mil seis, emitió un segundo laudo, que es el que ahora se combate, y en el que determinó
condenar a Ferrocarriles Nacionales de México y Ferrocarriles Nacionales de México en
liquidación, a pagarle al actor una cantidad de dinero por vacaciones, prima vacacional,
aguinaldo, horas extras, diferencias salariales, así como a cubrir las aportaciones al Instituto
Mexicano del Seguro Social e Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los
Trabajadores, y absolvió a los codemandados físicos de todas y cada una de las prestaciones
que les fueron reclamadas (fojas 427 y 428 del natural).
Así las cosas, debe decirse que es infundado lo que alega la empresa ferrocarrilera en su
primer concepto de violación.
Se afirma lo anterior, porque como ya quedó dicho en párrafos precedentes, Ferrocarriles
Nacionales de México y Ferrocarriles Nacionales de México en liquidación, al contestar la
reclamación formulada en su contra negaron que entre ellos y el trabajador existiera un
vínculo laboral, sino que lo que realmente se dio fue una prestación de servicios.
Ahora bien, es inexacto que corresponda a la parte actora la carga de la prueba, si la parte
patronal al contestar la demanda alega como excepción la inexistencia de la relación laboral,
aduciendo que le prestaba sus servicios a través de un contrato de diversa índole, supuesto
que esa negativa no es lisa y llana, sino que trae inmersa una afirmación en el sentido de que
la relación fue de diversa naturaleza; por tanto, conforme a lo dispuesto por el artículo 804 de
la Ley Federal del Trabajo, es al patrón a quien le corresponde la carga probatoria de
acreditar ese extremo y no al trabajador.
Es aplicable la tesis de jurisprudencia 2a./J. 40/99, emitida por la Segunda Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, que aparece visible en el Tomo IX, mayo de 1999,
del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, página 480, que dice:
"RELACIÓN LABORAL. CARGA DE LA PRUEBA. CORRESPONDE AL PATRÓN
CUANDO SE EXCEPCIONA AFIRMANDO QUE LA RELACIÓN ES DE OTRO TIPO.
Cuando el demandado niega la existencia de una relación de trabajo y afirma que es de otro
tipo, en principio, está reconociendo la existencia de un hecho, a saber, la relación jurídica
que lo vincula al actor, esa negativa también lleva implícita una afirmación, consistente en
que dicha relación jurídica es de naturaleza distinta a la que le atribuye su contrario; por
consiguiente, debe probar cuál es el género de la relación jurídica que lo une con el actor,
verbigracia, un contrato de prestación de servicios profesionales, una comisión mercantil, un
contrato de sociedad o cualquier otra, porque en todos esos casos su respuesta forzosamente
encierra una afirmación."
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De ahí que el laudo impugnado, contrario a lo que manifiesta la parte quejosa, sea congruente
y legal, pues fue correcto que la Junta responsable en el laudo reclamado le haya arrojado a la
patronal la carga de la prueba de la existencia del vínculo que esgrimió y no al trabajador.
De igual forma es infundado el segundo de los conceptos de violación.
Lo anterior es así, porque en tratándose de la materia laboral rige el principio de amplitud de
la prueba, que se contiene en los artículos 776, 781, 782, 783 y 784 de la Ley Federal del
Trabajo, de los que se advierte que tanto dicha amplitud en materia de pruebas y su
ofrecimiento, admisión, obtención y procuración oficiosa y desahogo de las mismas, como la
regla de arrojar la obligación de su aporte y presunciones respectivas a la parte patronal o
terceros, inclusive, que las tuvieran a su disposición, todo ello con la sola finalidad de llegar a
la verdad que se busca y que permita sustentar sólidamente el laudo que al efecto se dicte.
Dichos artículos a que se alude, disponen:
"Artículo 776. Son admisibles en el proceso todos los medios de prueba que no sean
contrarios a la moral y al derecho, y en especial los siguientes:
"I. Confesional;
"II. Documental;
"III. Testimonial;
"IV. Pericial;
"V. Inspección;
"VI. Presuncional;
"VII. Instrumental de actuaciones; y
"VIII. Fotografías y, en general, aquellos medios aportados por los descubrimientos de la
ciencia."
"Artículo 781. Las partes podrán interrogar libremente a las personas que intervengan en el
desahogo de las pruebas sobre los hechos controvertidos, hacerse mutuamente las preguntas
que juzguen convenientes, y examinar los documentos y objetos que se exhiban."
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"Artículo 782. La Junta podrá ordenar con citación de las partes, el examen de documentos,
objetos y lugares, su reconocimiento por actuarios o peritos y, en general, practicar las
diligencias que juzgue conveniente para el esclarecimiento de la verdad y requerirá a las
partes para que exhiban los documentos y objetos de que se trate."
"Artículo 783. Toda autoridad o persona ajena al juicio que tenga conocimiento de hechos o
documentos en su poder que puedan contribuir al esclarecimiento de la verdad, está obligada
a aportarlos, cuando sea requerida por la Junta de Conciliación o de Conciliación y
Arbitraje."
"Artículo 784. La Junta eximirá de la carga de la prueba al trabajador, cuando por otros
medios esté en posibilidad de llegar al conocimiento de los hechos, y para tal efecto requerirá
al patrón para que exhiba los documentos que, de acuerdo con las leyes, tiene la obligación
legal de conservar en la empresa, bajo el apercibimiento de que de no presentarlos, se
presumirán ciertos los hechos alegados por el trabajador. En todo caso, corresponderá al
patrón probar su dicho cuando exista controversia sobre:
"I. Fecha de ingreso del trabajador;
"II. Antigüedad del trabajador;
"III. Faltas de asistencia del trabajador;
"IV. Causa de rescisión de la relación de trabajo;
"V. Terminación de la relación o contrato de trabajo para obra o tiempo determinado, en los
términos del artículo 37 fracción I y 53 fracción III de esta ley;
"VI. Constancia de haber dado aviso por escrito al trabajador de la fecha y causa de su
despido;
"VII. El contrato de trabajo;
"VIII. Duración de la jornada de trabajo;
"IX. Pagos de días de descanso y obligatorios;
"X. Disfrute y pago de las vacaciones;
"XI. Pago de las primas dominical, vacacional y de antigüedad;
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"XII. Monto y pago del salario;
"XIII. Pago de la participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas; y
"XIV. Incorporación y aportación al fondo nacional de la vivienda."
Por tanto, si el trabajador para acreditar la relación laboral, cuya existencia fue negada por la
empresa ferrocarrilera, exhibió como prueba una carta de recomendación, que obra a foja 188
del natural, y de su análisis se advierte que cuenta con el logotipo de Ferrocarriles Nacionales
de México y, además, la leyenda Ferrocarriles Nacionales de México en liquidación,
Subdirección General de Administración y Tesorería, Dirección de Tesorería, Gerencia de
Ingresos, y está suscrita por el gerente Adolfo González García, quien además, en la
audiencia de siete de julio de dos mil tres, reconoció que la firma que calza ese documento
fue puesto de su puño y letra (foja 306 del laboral), y en la carta se asienta que el actor Daniel
Salazar Lozada se desempeñó en el Departamento de Arrendamiento de esa gerencia, y
siempre demostró ser una persona honesta y responsable en las labores que se le
encomendaron, ha de considerarse que esa prueba es apta para demostrar la existencia de una
relación laboral, en la medida y alcance que se deduzca de la apreciación misma, sin
perjuicio, desde luego, que del contexto de la litis, del análisis de otras pruebas, y del
desenvolvimiento lógico y jurídico de valoración, dicho elemento de convicción resulte
reforzado o disminuido, y en esas condiciones contribuya a la demostración clara, precisa y
completa de los hechos en que sustente el laudo que al efecto se dicte.
Es aplicable la tesis de jurisprudencia 2a./J. 68/95, emitida por la Segunda Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, que aparece visible en el Tomo II, noviembre de
1995, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, página 142, que
textualmente señala:
"CARTAS DE RECOMENDACIÓN. CUANDO EN ELLAS EL DEMANDADO
RECONOCE LA EXISTENCIA DE UNA RELACIÓN LABORAL, CONSTITUYEN
PRUEBAS APTAS PARA DEMOSTRAR LA EXISTENCIA DEL CONTRATO DE
TRABAJO. Las cartas de recomendación expedidas por la parte demandada, cuando en ellas
se contiene un reconocimiento de la relación laboral o condiciones inherentes a la misma,
constituyen un elemento de prueba permitido por la Ley Federal del Trabajo y, por tanto, apto
para demostrar la existencia del contrato de trabajo, sin perjuicio, desde luego, de que del
contexto de la litis, del análisis de otras pruebas y del razonamiento lógico y jurídico de
valoración, dichos documentos resulten apreciados o depreciados y como tales se consideren
en la apreciación de los hechos que sustenten el laudo que al efecto se dicte. Así, el tribunal
deberá justipreciar esos elementos de convicción en su sentido y alcance y en relación con el
proceso lógico jurídico de valoración que pueda deducirse de los autos."
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De ahí que la valoración que la responsable dio a la referida carta de recomendación sea legal
y no por ello el laudo impugnado sea incongruente.
Los conceptos de violación tercero, cuarto, quinto, sexto, séptimo, octavo, noveno, décimo,
undécimo y duodécimo, de igual forma son infundados, los que se analizarán en forma
conjunta por la relación que guardan entre sí.
Lo anterior es así, porque si bien es cierto que la empresa ferrocarrilera al dar contestación a
la demanda formulada en su contra negó en términos generales que el actor tuviera acción y
derecho para reclamar las prestaciones que señaló en su demanda, pues entre otras cosas
manifestó que con el actor jamás existió vínculo laboral alguno, sino uno de prestación de
servicios profesionales, y para demostrar la existencia de ese vínculo exhibió como pruebas
de su parte, entre otras, las documentales que marcó bajo el numeral cuatro, consistentes en
diversos contratos de prestación de servicios profesionales de diversas fechas y el último de
primero de junio de dos mil dos, del cual se advierte:
1. Que Ferrocarriles Nacionales de México en liquidación, representado por el subdirector
general de Finanzas, celebró un contrato de prestación de servicios profesionales con Daniel
Salazar Lozada;
2. Que se pactó en las cláusulas primera y segunda:
"Primera. Objeto del contrato. ‘El prestador de servicios’, acepta y se compromete a
proporcionar sus servicios a ‘El liquidador’, realizando de manera personal las actividades
enunciadas en la declaración f) de este contrato.
"Segunda. Servicios. ‘El prestador de servicios’, acepta y se compromete a realizar las
actividades que ‘El liquidador’ determine, mismas que serán eventuales y transitorias,
aplicando al máximo su capacidad y conocimientos para cumplirlas satisfactoriamente, así
como guardar una conducta recta y proba durante la vigencia del contrato.
"‘El prestador de servicios’, se obliga a desempeñar sus actividades, en el lugar o lugares en
los que requieran sus conocimientos y capacidades, las cuales deberá ejecutar de acuerdo a
las cláusulas pactadas en este contrato y ‘El liquidador’ se obliga a cubrir los honorarios
correspondientes a cambio de la prestación de los servicios."
En la cláusula tercera se pactó:
"Tercera. Desempeño de actividades. ‘El prestador de servicios’, adecuará el desempeño de
sus actividades a los horarios en que funcionen las oficinas en el lugar o lugares que se
requiera para el cumplimiento de este contrato, como consecuencia, las actividades las
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desarrollará de conformidad con las necesidades que reclame satisfacer ‘El liquidador’."
(fojas 213 y 214).
También lo es que del análisis de dichas cláusulas, con independencia de lo analizado por la
responsable en el laudo impugnado, con ellas, contrario a lo que alega la empresa quejosa en
sus conceptos de violación a estudio, se acredita la existencia de un vínculo laboral y no de
prestación de servicios.
En efecto, la demandada, hoy quejosa, se excepcionó en el sentido de que la relación que
existió con el actor fue de prestación de servicios profesionales y ofreció al juicio los
contratos en los que se especifica ese hecho, empero, esos instrumentos, por sí solos, no
demuestran que la relación haya sido de tal naturaleza, puesto que al analizar esos
documentos, y en especial el último, conjuntamente con la carta de recomendación antes
estudiada, de fecha trece de septiembre de dos mil dos, en la que se contiene una aceptación
por parte del gerente de la Subdirección General de Administración y Tesorería, Dirección de
Tesorería, Gerencia de Ingresos, de Ferrocarriles Nacionales de México en liquidación, que el
actor se desempeñó en el Departamento de Arrendamiento de esa gerencia, y siempre
demostró ser una persona honesta y responsable en las labores que se le encomendaron; y con
la documental consistente en el acta administrativa de entrega-recepción del Departamento de
Arrendamientos, por parte del actor, de esa misma fecha trece de septiembre de dos mil dos,
en la que se hace constar que el trabajador ocupaba el cargo de jefe del Departamento de
Arrendamientos, dependiente de la Subgerencia de Cobranzas, Gerencia de Ingresos en la
Dirección de Tesorería de Ferrocarriles Nacionales de México en liquidación, se acredita el
elemento de subordinación de parte del actor con la demandada, pues del análisis de dichos
documentos, estudiados en forma conjunta, se advierte que la demandada le ordenaba dónde
debía realizar su trabajo, pues tenía que proporcionar sus servicios al liquidador y de manera
personal las actividades que en la declaración f) del contrato se señalan; comprometerse a
realizar las actividades que el liquidador le determinara, aplicando al máximo su capacidad y
conocimientos para cumplirlas satisfactoriamente, y guardar una conducta recta y proba;
además, estaba obligado a desempeñar sus actividades en el lugar o lugares en los que se
requirieran sus conocimientos y capacidades, y esas actividades las tenía que adecuar a los
horarios en que funcionaran las oficinas del lugar o lugares en que se le requiriera, es decir,
que sus actividades las desarrollaría de conformidad con las necesidades que reclamara
satisfacer el liquidador y se le asignó una compensación económica, que aun cuando se le
denominó honorarios, pues así se consignó en los convenios, en verdad se trata de la
retribución que se le pagaba por su trabajo; y con la carta de recomendación en la que se hizo
constar que el actor siempre demostró ser una persona honesta y responsable en las labores
que se le encomendaron, y la documental consistente en el acta administrativa en la que hizo
entrega de los recursos que se le asignaron para el desempeño de su función; todos esos
elementos llegan a determinar que la relación real que existió entre las partes fue de trabajo y
no de índole civil.
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Es aplicable la tesis aislada 907, emitida por este Tribunal Colegiado, que aparece visible en
el Tomo V, Materia del Trabajo, Precedentes Relevantes, Tribunales Colegiados de Circuito,
del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-2000, Novena Época, página 582,
que dice:
"RELACIÓN DE TRABAJO. UN CONTRATO DE PRESTACIÓN DE SERVICIOS
PROFESIONALES POR SÍ SOLO ES INSUFICIENTE PARA ACREDITAR EL
VERDADERO VÍNCULO EXISTENTE, SI OBRAN EN EL JUICIO OTRAS PRUEBAS
DE LAS QUE SE DESPRENDAN LOS ELEMENTOS DE SUBORDINACIÓN Y
DEPENDENCIA ECONÓMICA PARA RESOLVER LO CONDUCENTE. Si el demandado
se excepciona en el sentido de que la relación que existió con el actor fue de prestación de
servicios profesionales y ofrece al juicio un contrato en el que se especifica ese hecho, en
donde se señala que el vínculo se rige por las disposiciones del Código Civil para el Distrito
Federal, este instrumento por sí solo no demuestra que la relación haya sido de tal naturaleza,
puesto que el referido documento debe estudiarse conjuntamente con el resto del material
probatorio para resolver lo conducente; de ahí que si en el juicio se acreditan los elementos
de subordinación, como es el caso en que al prestador del servicio se le ordena dónde y cómo
debe realizar su trabajo, se le proporcionan los medios para el desempeño de su labor, que
son propiedad de la empresa, se le expiden credenciales que lo identifican como su empleado
y se le asigna una compensación económica, que aun cuando se le denomine honorarios, por
así haberse consignado en el convenio, pero que en verdad se trata de la retribución que se le
pagaba por su trabajo; por consiguiente, si se justifican estos extremos se debe concluir que la
relación real que existió entre las partes fue de trabajo y no de índole civil."
Respecto a lo que se manifiesta en el sentido de que no se le debe dar valor probatorio al acta
administrativa de entrega-recepción del Departamento de Arrendamiento de trece de
septiembre de dos mil dos, que exhibió el actor bajo el numeral 20 de su escrito de pruebas,
en razón de que se desistió de la confesional y de la ratificación de contenido y firma de uno
de los firmantes.
Al respecto, debe decirse que su argumento es infundado.
Lo anterior es así, porque del análisis de los autos del juicio laboral se desprende que la
referida acta de trece de septiembre de dos mil dos, fue suscrita, aparte del trabajador, por la
persona que recibió el encargo, de nombre Cecilia Barrios Morales, así como los testigos de
asistencia Cecilio Aliaga M. y Manuel E. Jiménez Zárate, y por el órgano interno de control
de la empresa demandada, Jorge Abel Carranza Toledano, y el actor al momento de ofrecer
sus medios de convicción con los numerales 7 a 9, ofreció la confesional para hechos propios
a cargo de esas personas, y con el numeral 20 la ratificación de contenido y firma por parte de
las mismas personas de la acta administrativa de entrega-recepción del Departamento de
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Arrendamiento de trece de septiembre de dos mil dos.
En audiencia de cuatro de junio de dos mil tres (foja 300), la responsable llevó a cabo la
confesional para hechos propios y ratificación de contenido y firma a cargo de Manuel
Ernesto Jiménez Zárate, respecto de la ya citada acta administrativa, y no obstante estar
legalmente notificado para que compareciera, no lo hizo, razón por la cual la Junta le tuvo
por confeso fíctamente de las posiciones que le formuló el actor, esto es, que el trece de
septiembre de dos mil dos le requirió la entrega del departamento que tenía a cargo el actor,
que participó como testigo en el acta de entrega-recepción, y que reconoció tanto el contenido
del acta recepción como suya la firma que calza esa acta.
De igual manera, a foja 324 del natural obra la audiencia de trece de enero de dos mil cuatro,
en la que se hace constar que la responsable llevó a cabo la confesional para hechos propios y
ratificación de contenido y firma a cargo de Cecilia Barrios Morales respecto del acta
administrativa, y no obstante estar legalmente notificada para que compareciera, no lo hizo,
razón por la cual la Junta la tuvo por confesa fíctamente de las posiciones que le formuló el
actor, esto es, que el trece de septiembre de dos mil dos le requirió la entrega del
Departamento de Arrendamiento que tenía a cargo el actor, que participó en el acta de
entrega-recepción, y que reconoció tanto el contenido del acta recepción como suya la firma
que calza esa acta.
También a foja 326 del natural obra un escrito por medio del cual el actor se desistió de la
confesional para hechos propios y ratificación de contenido y firma a cargo de Cecilio Aliaga
M., respecto del acta de fecha trece de septiembre de dos mil dos.
Empero, ese desistimiento no es motivo suficiente para que la Junta le restara validez al acta
administrativa de entrega-recepción del Departamento de Arrendamiento, de trece de
septiembre de dos mil dos, pues aun cuando no fue ratificada por todas las personas que en
ella intervinieron, lo cierto es que sí lo fue en cuanto a su contenido y firma, aunque sea en
forma ficta, por un testigo de cargo y por la persona que recibió el puesto como depositaria
de las labores que realizaba el actor, lo que hace incuestionable que la actuación redargüida
se encuentra revestida de valor jurídico, dado que lo depuesto por un testigo de cargo le
reviste de validez.
Se afirma lo anterior, porque si bien es cierto que la prueba confesional para hechos propios y
ratificación de contenido y firma fue ofrecida en forma conjunta para acreditar un mismo
hecho, también lo es que la forma en que fue ofrecida deviene irrelevante, pues lo importante
es que la valoración se lleve a cabo en los términos que prevén los artículos 841 y 842 de la
Ley Federal del Trabajo, esto es, a verdad sabida y buena fe guardada, y apreciando los
hechos en conciencia, sin sujetarse a reglas y formulismos sobre estimación de pruebas,
siempre y cuando se expresen los motivos y fundamentos en los que se apoyen, así también
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en forma congruente con las constancias del juicio.
Por consiguiente, si la prueba confesional para hechos propios y ratificación de contenido y
firma fue ofertada en forma conjunta, y de su desahogo resulta que sólo uno de los testigos y
la persona que recibió el puesto como depositaria de las labores que realizaba el actor
depusieron en forma ficta sobre hechos que sólo a ellos les constaba de manera
independiente, la valoración de esa prueba debe efectuarse de acuerdo a lo establecido en los
artículos 841 y 842 en comento, también atento a lo dispuesto por el artículo 820 de la Ley
Federal del Trabajo, el cual dispone que un solo testigo podrá formar convicción si en el
mismo concurren circunstancias que sean garantía de veracidad que lo hagan insospechable
de falsear los hechos sobre los que declara y que su declaración no se encuentre en oposición
con otras pruebas que obren en autos.
Este precepto, en cambio, como excepción a la regla general que prevén los artículos 841 y
842 citados, sí contiene reglas de valoración, pero no implica de manera alguna que su
actualización traiga consigo que carezca de valor el ofrecimiento de la prueba en forma
colegiada, pues es innecesario cumplir con la formalidad de que se ofrece como "testigo
singular", dado que la Ley Federal del Trabajo no exige ese requisito; además, porque de lo
que sea materia del interrogatorio puede deducirse si fue la única persona que se dio cuenta
de los hechos sobre los que declara y será hasta su valoración cuando se determine si fue o no
testigo singular; de ahí que la excepción a la regla general, como en el presente caso, no la
nulifica, sino que, por el contrario, la perfecciona.
Así las cosas, debe decirse que si la acta administrativa de entrega-recepción del
Departamento de Arrendamiento, de trece de septiembre de dos mil dos, se perfeccionó y se
determinó que las firmas que la calzan sí proceden del puño y letra de la persona que recibió
el encargo, de nombre Cecilia Barrios Morales, así como el del testigo de asistencia, Manuel
E. Jiménez Zárate; y, por otro lado, concatenando esa confesional ficta con la carta de
recomendación que le fue expedida al trabajador, en la que se hizo constar que siempre
demostró ser una persona honesta y responsable en las labores que se le encomendaron, y el
contrato de prestación de servicios profesionales, del que se desprende que la demandada le
ordenaba dónde debía realizar su trabajo, pues tenía que proporcionar sus servicios al
liquidador, y de manera personal las actividades que en la declaración f) del contrato se
señalan; comprometerse a realizar las actividades que el liquidador le determinara, aplicando
al máximo su capacidad y conocimientos para cumplirlas satisfactoriamente y guardar una
conducta recta y proba; además, estaba obligado a desempeñar sus actividades en el lugar o
lugares en los que se requirieran sus conocimientos y capacidades, y esas actividades las tenía
que adecuar a los horarios en que funcionaran las oficinas del lugar o lugares en que se le
requiriera, es decir, que sus actividades las desarrollaría de conformidad con las necesidades
que reclamara satisfacer el liquidador, y se le asignó una compensación económica, que aun
cuando se le denominó honorarios, pues así se consignó en los convenios, en verdad se trata
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de la retribución que se le pagaba por su trabajo; todos esos elementos llegan a determinar
que la relación real que existió entre las partes fue de trabajo y no de índole civil y, por ende,
su defensa consistente en la inexistencia de un vínculo entre las partes queda desvirtuada.
Por otra parte, el organismo quejoso manifiesta que el laudo impugnado es ilegal, y por lo
mismo violatorio en su perjuicio de garantías constitucionales, en razón de que no analizó ni
valoró correctamente las pruebas que ofreció, y que marcó con el apartado cuatro de su
escrito de pruebas, incisos a), b), c), d) y e), pues con esas documentales, consistentes en
diversos contratos de prestación de servicios profesionales, acreditó plenamente que entre las
partes litigantes no existió algún vínculo o relación de índole laboral, sino que, en todo caso,
lo que se dio fue una relación de prestación de servicios, y por ello considera que fue
incorrecto que la Junta lo condenara en los términos en que lo hizo.
Como se dijo, dichas argumentaciones son infundadas.
Lo anterior es así, pues aun cuando es verdad que el organismo demandado, en el juicio
natural, para demostrar que entre las partes no existió vínculo o relación de índole laboral,
sino que, en todo caso, lo que se dio fue una relación de prestación de servicios profesionales,
ofreció los referidos contratos, que son cinco, y que marcó con el apartado cuatro de su
escrito de pruebas, incisos a), b), c), d) y e), con vigencias determinadas, suscritos los dos
primeros por el actor y Ferrocarriles Nacionales de México, y los tres últimos por el actor y
Ferrocarriles Nacionales de México en liquidación, representado por su liquidador,
documentales que obran a fojas de la 199 a 216 del juicio natural, también es cierto que ello
es insuficiente para acreditar el vínculo civil que se adujo.
Se afirma lo anterior, porque si el demandado se excepciona en el sentido de que la relación
que existió con la actora fue de prestación de servicios profesionales, y ofrece al juicio los
contratos en los que se especifican ese hecho, en donde se señala que el vínculo se rige por
las disposiciones del Código Civil Federal, estos instrumentos por sí solos no demuestran que
la relación haya sido de tal naturaleza.
En efecto, el capítulo II del Código Civil para el Distrito Federal, que prevé lo relativo a la
prestación de servicios profesionales, establece que el contrato de prestación de ese tipo de
servicios es aquel por medio del cual el prestador se obliga a proporcionar, en beneficio del
cliente o prestatario, determinados servicios que requieren de una preparación técnica o
profesional; en consecuencia, si ante el despido alegado por el trabajador el demandado niega
la existencia del nexo de trabajo aduciendo que se trata de un contrato de prestación de
servicios, resulta insuficiente para demostrarlo porque no desvirtúan la naturaleza laboral de
la relación.
Además, lo que determina la existencia de un contrato de prestación de servicios son sus
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elementos subjetivos y objetivos, como lo son: que la persona prestataria del servicio sea
profesionista, que el servicio lo preste con sus propios medios y se determine expresamente,
contando con libertad para realizarlo, tanto en su aspecto de temporalidad como en el aspecto
profesional propiamente dicho, elementos que no quedaron debidamente probados en autos,
pues aun cuando en los contratos de prestación de servicios se haya establecido que el
prestador posee los conocimientos técnicos, capacidades y habilidades para desempeñar las
actividades requeridas por el liquidador, al igual que la capacidad jurídica para contratar y
obligarse a la ejecución de los servicios objeto de los contratos, que el objeto del contrato es
la realización de los servicios profesionales consistentes en atención de los servicios a
jubilados, telecomunicaciones e informáticos, así como los aspectos de carácter legal del
organismo y realizar la integración, registro y control de la información contable,
presupuestal y de los bienes muebles e inmuebles, y todas aquellas actividades que faciliten
el cierre de operaciones de Ferrocarriles Nacionales de México en liquidación, también lo es
que ello es insuficiente para determinar que ciertamente el actor era un prestador de servicios,
puesto que el referido documento debe estudiarse conjuntamente con todo el material
probatorio que obra en autos.
En la especie, como ya se dijo con anterioridad, el actor en el juicio natural, contrario a lo
aducido por el demandado quejoso, acreditó los elementos de subordinación con la
dependencia demandada, pues entre otras pruebas exhibió el oficio LQFN/017/2002, de fecha
cinco de septiembre de dos mil dos, el que contiene firma original del director de Recursos y
Servicios de Ferrocarriles Nacionales de México en liquidación, en el que le notifica la
terminación anticipada de su contrato con apoyo en la cláusula octava del último contrato
firmado por el actor.
Ahora bien, al analizar ese documento conjuntamente con la carta de recomendación de fecha
trece de septiembre de dos mil dos, en la que se contiene una aceptación por parte del gerente
de la Subdirección General de Administración y Tesorería, Dirección de Tesorería, Gerencia
de Ingresos, de Ferrocarriles Nacionales de México en liquidación, de que el actor se
desempeñó en el Departamento de Arrendamiento de esa gerencia, y siempre demostró ser
una persona honesta y responsable en las labores que se le encomendaron, y la documental
consistente en el acta administrativa de entrega-recepción del Departamento de
Arrendamientos, por parte del actor, de esa misma fecha, trece de septiembre de dos mil dos,
en la que se hace constar que el trabajador ocupaba el cargo de jefe del Departamento de
Arrendamiento, dependiente de la Subgerencia de Cobranzas, Gerencia de Ingresos, en la
Dirección de Tesorería de Ferrocarriles Nacionales de México en liquidación, al justificarse
esos extremos debe concluirse que la relación real que existió entre las partes fue de trabajo y
no de índole civil, pues como ya se dijo, se acreditan los elementos de subordinación de parte
del actor con la demandada, pues de los contratos exhibidos en forma conjunta se advierte,
que la demandada le ordenaba dónde debía realizar su trabajo pues tenía que proporcionar sus
servicios al liquidador y de manera personal las actividades que en la declaración f) del
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contrato se señalan, comprometerse a realizar las actividades que el liquidador le
determinara, aplicando al máximo su capacidad y conocimientos para cumplirlas
satisfactoriamente, y guardar una conducta recta y proba; además, estaba obligado a
desempeñar sus actividades en el lugar o lugares en los que se requirieran sus conocimientos
y capacidades, y esas actividades las tenía que adecuar a los horarios en que funcionaran las
oficinas del lugar o lugares en que se le requiriera, es decir, que sus actividades las
desarrollaría de conformidad con las necesidades que reclamara satisfacer el liquidador, y se
le asignó una compensación económica, que aun cuando se le denominó honorarios, pues así
se consignó en los convenios, en verdad se trata de la retribución que se le pagaba por su
trabajo; todos esos elementos llegan a determinar que la relación real que existió entre las
partes fue de trabajo y no de índole civil.
Por otro lado, debe decirse que, contrario a lo manifestado por el quejoso, el laudo
impugnado no carece de la debida fundamentación y motivación, pues la responsable sí
analizó y valoró correctamente las pruebas ofrecidas por las partes; además, invocó la
doctrina y la jurisprudencia que consideró encuadraban en su estudio, y aun cuando no lo
hubiera hecho, ello en sí mismo no entraña inobservancia a la fracción VI del artículo 840 de
la Ley Federal del Trabajo, pues basta que exprese los motivos y fundamentos legales que
tenga en cuenta para llegar a tal o cual conclusión, sin alteración de los hechos y con imperio
de la lógica en su raciocinio, para que se tenga por satisfecha la exigencia de la debida
fundamentación y motivación que deriva del mandamiento establecido en el artículo 16 de la
Ley Fundamental.
De igual forma son infundados el trigésimo tercero y trigésimo cuarto de los conceptos de
violación, los que se analizarán en forma conjunta por estar íntimamente relacionados.
En ellos, en síntesis manifiesta el organismo demandado que el laudo impugnado es
violatorio en su perjuicio de garantías constitucionales, en razón de que la Junta en el laudo
impugnado lo condena a que haga las aportaciones al Instituto Mexicano del Seguro Social y
al Instituto Nacional del Fondo de la Vivienda de los Trabajadores por el tiempo en que
estuvo vigente cada uno de los contratos firmados con el actor.
Empero, la condena que se le impuso al demandado es legal, y por lo mismo no es violatoria
de garantías constitucionales.
Lo anterior es así porque, como ya quedó dicho, la responsable determinó en el laudo
impugnado que entre las partes litigantes sí existió relación laboral.
Ahora bien, los artículos 12, 13, 15 y 18 de la Ley del Seguro Social, en lo relativo a la
afiliación de patrones y trabajadores, establecen:
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"Artículo 12. Son sujetos de aseguramiento del régimen obligatorio:
"I. Las personas que de conformidad con los artículos 20 y 21 de la Ley Federal del Trabajo,
presten, en forma permanente o eventual, a otras de carácter físico o moral o unidades
económicas sin personalidad jurídica, un servicio remunerado, personal y subordinado,
cualquiera que sea el acto que le dé origen y cualquiera que sea la personalidad jurídica o la
naturaleza económica del patrón aun cuando éste, en virtud de alguna ley especial, esté
exento del pago de contribuciones;
"II. Los socios de sociedades cooperativas, y
"III. Las personas que determine el Ejecutivo Federal a través del decreto respectivo, bajo los
términos y condiciones que señala esta ley y los reglamentos correspondientes."
"Artículo 13. Voluntariamente podrán ser sujetos de aseguramiento al régimen obligatorio:
"I. Los trabajadores en industrias familiares y los independientes, como profesionales,
comerciantes en pequeño, artesanos y demás trabajadores no asalariados;
"II. Los trabajadores domésticos;
"III. Los ejidatarios, comuneros, colonos y pequeños propietarios;
"IV. Los patrones personas físicas con trabajadores asegurados a su servicio, y
"V. Los trabajadores al servicio de las administraciones públicas de la Federación, entidades
federativas y municipios que estén excluidas o no comprendidas en otras leyes o decretos
como sujetos de seguridad social.
"Mediante convenio con el instituto se establecerán las modalidades y fechas de
incorporación al régimen obligatorio, de los sujetos de aseguramiento comprendidos en este
artículo.
"Dichos convenios deberán sujetarse al reglamento que al efecto expida el Ejecutivo
Federal."
"Artículo 15. Los patrones están obligados a:
"I. Registrarse e inscribir a sus trabajadores en el instituto, comunicar sus altas y bajas, las
modificaciones de su salario y los demás datos, dentro de plazos no mayores de cinco días
hábiles;
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"II. Llevar registros, tales como nóminas y listas de raya en las que se asiente
invariablemente el número de días trabajados y los salarios percibidos por sus trabajadores,
además de otros datos que exijan la presente ley y sus reglamentos. Es obligatorio conservar
estos registros durante los cinco años siguientes al de su fecha;
"III. Determinar las cuotas obrero patronales a su cargo y enterar su importe al instituto;
"IV. Proporcionar al instituto los elementos necesarios para precisar la existencia, naturaleza
y cuantía de las obligaciones a su cargo establecidas por esta ley y los reglamentos que
correspondan;
"V. Permitir las inspecciones y visitas domiciliarias que practique el instituto, las que se
sujetarán a lo establecido por esta ley, el código y los reglamentos respectivos;
"VI. Tratándose de patrones que se dediquen en forma permanente o esporádica a la actividad
de la construcción, deberán expedir y entregar a cada trabajador constancia escrita del
número de días trabajados y del salario percibido, semanal o quincenalmente, conforme a los
periodos de pago establecidos, las cuales, en su caso, podrán ser exhibidas por los
trabajadores para acreditar sus derechos.
"Asimismo, deberán cubrir las cuotas obrero patronales, aun en el caso de que no sea posible
determinar el o los trabajadores a quienes se deban aplicar, por incumplimiento del patrón a
las obligaciones previstas en las fracciones anteriores, en este último caso, su monto se
destinará a la reserva general financiera y actuarial a que se refiere el artículo 280, fracción
IV de esta ley, sin perjuicio de que a aquellos trabajadores que acreditaren sus derechos, se
les otorguen las prestaciones diferidas que les correspondan;
"VII. Cumplir con las obligaciones que les impone el capítulo sexto del título II de esta ley,
en relación con el seguro de retiro, cesantía en edad avanzada y vejez;
"VIII. Cumplir con las demás disposiciones de esta ley y sus reglamentos, y
"IX. Expedir y entregar, tratándose de trabajadores eventuales de la ciudad o del campo,
constancia de los días laborados de acuerdo a lo que establezcan los reglamentos respectivos.
"Las disposiciones contenidas en las fracciones I, II, III y VI no son aplicables en los casos
de construcción, ampliación o reparación de inmuebles, cuando los trabajos se realicen en
forma personal por el propietario, o bien, obras realizadas por cooperación comunitaria,
debiéndose comprobar el hecho, en los términos del reglamento respectivo.
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"La información a que se refieren las fracciones I, II, III y IV, deberá proporcionarse al
instituto en documento impreso, o en medios magnéticos, digitales, electrónicos, ópticos,
magneto ópticos o de cualquier otra naturaleza, conforme a las disposiciones de esta ley y sus
reglamentos."
"Artículo 18. Los trabajadores tienen el derecho de solicitar al Instituto su inscripción,
comunicar las modificaciones de su salario y demás condiciones de trabajo y, en su caso,
presentar la documentación que acredite dicha relación, demuestre el periodo laborado y los
salarios percibidos. Lo anterior no libera a los patrones del cumplimiento de sus obligaciones
ni les exime de las sanciones y responsabilidades en que hubieran incurrido.
"Asimismo el trabajador por conducto del instituto podrá realizar los trámites administrativos
necesarios para ejercer los derechos derivados de las pensiones establecidas por esta ley."
De lo anterior se advierte válidamente, que puede afirmarse que la inscripción de trabajadores
en el régimen del seguro social obligatorio puede hacerse de dos maneras distintas, a saber:
a) Por la inscripción hecha por el patrón dentro del término marcado por la ley; y,
b) A solicitud del propio trabajador cuando el patrón no da cumplimiento a la obligación de
inscribirlo.
De lo anterior se sigue que es un requisito indispensable para que una persona tenga derecho
a ser inscrita ante el régimen del seguro social obligatorio, que tenga la calidad de trabajador
asalariado en el momento en que hace su solicitud o ejercita la acción correspondiente para
obtener dicha inscripción, tal como lo exige el artículo 12, fracción I, de la Ley del Seguro
Social, o bien, que el pretendiente a la afiliación esté comprendido en alguna de las hipótesis
previstas en las fracciones II y III de la misma norma jurídica o en alguna de las que refiere el
artículo 13 del ordenamiento legal en cita, advirtiéndose que en todos esos casos el sujeto a
inscribir tiene la característica de ser una persona útil para los fines de la producción
económica.
En la especie, como ya se dijo, el demandado no acreditó que actor fuera un prestador de
servicios y, por ende, debe estimarse trabajador de Ferrocarriles Nacionales de México, ahora
en liquidación, lo que hace evidente que estuvo vinculado con quien era su patrón, y que si
hubo la ruptura de la relación de trabajo habida entre ellos fue por una causa imputable a este
último, y ello era más que suficiente para que la acción relativa a su inscripción ante el
Instituto Mexicano del Seguro Social y al Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para
los Trabajadores, prosperara.
Lo anterior es así, porque el artículo 123 apartado A, de la Constitución General de la
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AMPARO DIRECTO 7419/2006.
República, en sus fracciones XII y XXIX, establece:
"XII. Toda empresa agrícola, industrial, minera o de cualquier otra clase de trabajo, estará
obligada, según lo determinen las leyes reglamentarias a proporcionar a los trabajadores
habitaciones cómodas e higiénicas. Esta obligación se cumplirá mediante las aportaciones
que las empresas hagan a un fondo nacional de la vivienda a fin de constituir depósitos a
favor de sus trabajadores y establecer un sistema de financiamiento que permita otorgar a
éstos crédito barato y suficiente para que adquieran en propiedad tales habitaciones.
"Se considera de utilidad social la expedición de una ley para la creación de un organismo
integrado por representantes del Gobierno Federal, de los trabajadores y de los patrones, que
administre los recursos del fondo nacional de la vivienda. Dicha ley regulará las formas y
procedimientos conforme a los cuales los trabajadores podrán adquirir en propiedad las
habitaciones antes mencionadas. ..."
"XXIX. Es de utilidad pública la Ley del Seguro Social, y ella comprenderá seguros de
invalidez, de vejez, de vida, de cesación involuntaria del trabajo, de enfermedades y
accidentes, de servicios de guardería y cualquier otro encaminado a la protección y bienestar
de los trabajadores, campesinos, no asalariados y otros sectores sociales y sus familiares."
Por su parte, como ya quedó transcrito con anterioridad, los artículos 12 y 15 de la Ley del
Seguro Social determinan, el primero, quiénes son sujetos de aseguramiento del régimen
obligatorio; y, el segundo, cuáles son las obligaciones del patrón respecto de los trabajadores
ante el Instituto Mexicano del Seguro Social.
Por tanto, al quedar demostrado que el actor fue trabajador de Ferrocarriles Nacionales de
México (ahora en liquidación), y éste no acreditó que cuando ingresó a trabajar lo inscribió
ante el Instituto Mexicano del Seguro Social y ante el Instituto del Fondo Nacional de la
Vivienda para los Trabajadores, resulta entonces que la Junta responsable estuvo en lo
correcto al determinar que debe ser inscrito ante esos institutos.
Sin que dicha condena, así emitida, sea ilegal, porque tales prestaciones le fueron reclamadas
al organismo demandado, y es a éste a quien corresponde inscribir a los trabajadores, pues
como ya se dijo, en términos de la fracción I del artículo 12 de la Ley del Seguro Social son
sujetos de aseguramiento del régimen obligatorio las personas que se encuentren vinculadas a
otras, de manera permanente o eventual, por una relación de trabajo, cualquiera que sea el
acto que le dé origen y cualquiera que sea la personalidad jurídica o la naturaleza económica
del patrón, y aun cuando éste, en virtud de alguna ley especial esté exento del pago de
impuestos o derechos.
Por lo indicado, el organismo demandado al contratar al trabajador, era indispensable que
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desde ese momento lo asegurara ante el Instituto Mexicano del Seguro y lo inscribiera al
Infonavit, por ser su obligación.
Por consiguiente, si como quedó acreditado en autos, el trabajador no fue asegurado por el
patrón, pues no se exhibió prueba alguna que demostrara lo contrario y con motivo de lo
decretado en el laudo reclamado en que se le condenó a que lo reconociera como su
trabajador, debe concluirse que la acción relativa a su inscripción ante los institutos
mencionados es procedente pues, se reitera, la inscripción de un trabajador ante el órgano
asegurador y la inscripción ante el Infonavit es una obligación que le impone tanto la
Constitución General de la República como la ley respectiva.
Además, cuando un patrón no inscribe a un trabajador ante el Instituto Mexicano del Seguro
Social y ante el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores, y se
acredita la existencia de un vínculo de naturaleza laboral, se actualiza la obligación del patrón
de inscribirlo y, por ende, a determinar las cuotas obrero-patronales y las aportaciones que
debe hacer a ese fondo de la vivienda, y que habrá de enterarlas el patrón, y la inscripción
que debe realizarse a esos institutos debe hacerse, incluso, con efectos retroactivos, pues el
patrón se encuentra obligado a cubrir las cuotas relativas que se hubiesen generado durante la
vigencia de la relación, las cuales podrían producir ciertos derechos que el trabajador
conservaría si hubiese sido derechohabiente de aquellas instituciones.
Sirve de apoyo a lo anterior, en lo que interesa, la tesis aislada emitida por este Noveno
Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito, que con el número 768
aparece en el Tomo V, Materia del Trabajo, Precedentes Relevantes, Tribunales Colegiados
de Circuito, del Apéndice 1917-2000, Novena Época, página 482, que dice:
"INSTITUTO MEXICANO DEL SEGURO SOCIAL, INSCRIPCIÓN AL, POSTERIOR A
LA TERMINACIÓN DE LA RELACIÓN LABORAL. Cuando un patrón no inscribe a un
trabajador ante el Instituto Mexicano del Seguro Social, dicha inscripción es improcedente
para que el patrón cubra las cuotas relativas posteriores a la terminación del vínculo laboral;
pero sí por las que se hubiesen generado durante la vigencia de la relación, las cuales podrían
producir ciertos derechos que el trabajador conservaría si hubiese sido derechohabiente de
aquella institución, como el reconocimiento de semanas cotizadas que, conjuntamente con
otras derivadas de diversas relaciones con distintos patrones y con otros requisitos, podrían
dar lugar en forma mediata o inmediata, a la asignación de alguna de las pensiones o
beneficios instituidos en la Ley del Seguro Social."
En cambio, son fundados el décimo tercer, décimo cuarto, décimo quinto, décimo sexto,
décimo séptimo, décimo octavo y décimo noveno conceptos de violación, los que, por la
relación que guardan entre sí, se analizarán en forma conjunta.
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En efecto, del análisis del laudo impugnado se advierte que la responsable en su considerando
IV, en relación a los conceptos de vacaciones, prima vacacional y aguinaldo, en la parte que
interesa determinó:
"... De los contratos que estuvieron en vigor desde el 10 de abril al 31 de diciembre de 2001 y
del 1o. de mayo al 31 de diciembre de 2001 (fs. 200 y 202-204), son 30 días de abril y 245
días de mayo a diciembre, y procede el pago de la proporción de vacaciones más su 25% de
prima vacacional, más la proporción del aguinaldo de 15 días de salario, con fundamento en
los artículos 76, 80 y 87 del código laboral, porque esas prestaciones se hicieron exigibles al
concluir la vigencia del contrato, 31 de diciembre de 2001. Los 30 días de abril, a pagarse
sobre el diario de $1,463.65, corresponden a 0.5 días de vacaciones, es decir, $731.825, más
la prima de $182.956; el aguinaldo es de $1,804.450. El salario de los contratos concluidos al
31 de diciembre de 2001 es por $43,909.50 y $51,681.55 mensuales, $1,463.65 y $1,722.72,
son $3,186.37 diarios, según la segunda cláusula de folios 203; las vacaciones corresponden a
4.027 días y a $12,831.511 y su 25% es de $3,207.877; el aguinaldo de los 245 días en su
proporción a la vigencia del contrato precitado, es de 10.068 días, cuya multiplicación por el
sueldo diario genera $32,080.373. Las vacaciones, prima y aguinaldo del contrato en vigor
desde el 02 al 31 de enero de 2002 (fs. 205-208), que corresponden a la proporción de 30 días
del salario mensual de $32,906.70 (fs. 206), cuya división entre 30 produce $1,096.89, y la
proporción de vacaciones es de 0.493, que resultan en $540.767, y su 25% es de $135.192; el
aguinaldo corresponde a 1.233 días, cuya multiplicación por el salario es de $1,352.465. Las
vacaciones, prima vacacional y aguinaldo del contrato en vigor desde el 01 de febrero al 25
de junio de 2002, es decir, 145 días con el salario de folios 210, a razón de $25,791.70
mensuales, y el diario de $859.723, más el diario del contrato concurrente de $1,096.89, total
de $1,956.613, considerando que corresponden 2.384 días de vacaciones que producen
$4,664.565 y su 25% es de $1,166.141, más la proporción del aguinaldo, que produce
$11,656.391. El siguiente contrato, en vigor desde el 10 de julio hasta el 15 de septiembre de
2002 (ver oficio de fojas 224), a folios 213-216, por 77 días, contiene el salario mensual de
$25,791.70, diario de $859.723; la proporción de vacaciones es por 1.266 días que generan
$1,088.41, y su 25% es por $272.102, el aguinaldo corresponde a $2,720.493. ..."
Empero, esa determinación y cuantificación es ilegal.
Se afirma lo anterior, porque del propio laudo impugnado se advierte que en su considerando
IV, en la parte que interesa, la responsable determinó:
"... Con base en el estudio precedente se califica de laboral el nexo que unió a las partes
durante la vigencia de cada uno de los contratos que la patronal exhibió y se declaran
improcedentes la reinstalación y la indemnización y el pago de salarios caídos. Procede
condenar al pago de las prestaciones derivadas de la relación de trabajo que no se encuentren
prescritas, con fundamento en el artículo 516 de la Ley Federal del Trabajo, y que se
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hubiesen causado antes del 28 de octubre de 2001, atento a que la demanda se presentó el 28
de octubre de 2002. Se precisa que en los casos en los cuales rigió una contratación por
tiempo determinado, los adeudos de vacaciones, prima vacacional y aguinaldo se hacen
exigibles al vencimiento del contrato, que es cuando deben pagarse las proporciones a las que
se refieren los artículos 79 y 87 de la ley de la materia. ..." (foja 423).
De lo que se desprende que sí declaró procedente la excepción de prescripción que opuso la
demandada al contestar la reclamación, pues determinó que procedía a condenar al pago de
las prestaciones derivadas de la relación de trabajo que no se encontraran prescritas, con
fundamento en el artículo 516 de la Ley Federal del Trabajo, y que se hubiesen causado antes
del veintiocho de octubre de dos mil uno, atento a que la demanda se presentó el veintiocho
de octubre de dos mil dos, por lo que es evidente que ante esa determinación la responsable
no podía condenar a la demandada a que le pagara al actor prestaciones que ya se
encontraban prescritas, pues la condena debió abarcar únicamente a partir del veintiocho de
octubre de dos mil uno.
Por otra parte, también es ilegal la cuantificación que la responsable hizo de las condenas
relativas a vacaciones, prima vacacional y aguinaldo, pues si bien es cierto que en el sumario
existen diversos contratos que fueron exhibidos por la demandada, también lo es que los
mismos, antes de su vencimiento, fueron sustituidos por otros, por ejemplo, el primer
contrato se firmó el primero de abril de dos mil uno y contenía una percepción de $43,909.50
(cuarenta y tres mil novecientos nueve pesos 50/100 moneda nacional) mensuales, con una
vigencia del primero de abril al treinta y uno de diciembre de dos mil uno, empero, ese
contrato fue sustituido por el de primero de mayo de dos mil uno, en el que se estipuló que la
percepción sería de $51,681.55 (cincuenta y un mil seiscientos ochenta y un pesos 55/100
moneda nacional) mensuales, con una vigencia del primero de mayo al treinta y uno de
diciembre de dos mil uno; al término de ese contrato, el dos de enero de dos mil dos, se firmó
un nuevo contrato en el que se estipuló que la percepción total del actor sería por la cantidad
de $197,440.20 (ciento noventa y siete mil cuatrocientos cuarenta pesos 20/100 moneda
nacional), pagadera en parcialidades mensuales de $32,906.70 (treinta y dos mil novecientos
seis pesos 70/100 moneda nacional), con una vigencia del dos de enero al veinticinco de
junio de dos mil dos, empero, antes de su vencimiento, el primero de febrero de dos mil dos,
se firmó un nuevo contrato en el que se pactó que el total de los honorarios del trabajador
sería por la cantidad de $128,958.50 (ciento veintiocho mil novecientos cincuenta y ocho
pesos 50/100 moneda nacional), pagadera en parcialidades mensuales de $25,791.70
(veinticinco mil setecientos noventa y un pesos 70/100 moneda nacional), y con una vigencia
del primero de febrero al veinticinco de junio de dos mil dos, y antes del vencimiento de ese
contrato, el primero de junio de dos mil dos, se firmó el último contrato en el que se pactó
que el total de las percepciones del actor sería la cantidad de $154,750.20 (ciento cincuenta y
cuatro mil setecientos cincuenta pesos 20/100 moneda nacional), la que se cubriría en
exhibiciones mensuales de $25,791.70 (veinticinco mil setecientos noventa y un pesos 70/100
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moneda nacional).
Luego, si en cada contrato se estableció el numerario que el actor debía percibir por sus
actividades, así como su temporalidad, las condenas relativas a vacaciones, prima vacacional
y aguinaldo debieron aplicarse con el numerario individual de cada contrato mientras estuvo
vigente, es decir, a partir del veintiocho de octubre de dos mil uno, por haber sido procedente
la excepción de prescripción opuesta por el organismo demandado, al treinta y uno de
diciembre de dos mil uno, por la cantidad de $51,681.55 (cincuenta y un mil seiscientos
ochenta y un pesos 55/100 moneda nacional) mensuales, que fue la que se estipuló en el
contrato de primero de mayo de dos mil uno, luego, debió tomar la cantidad de $197,440.20
(ciento noventa y siete mil cuatrocientos cuarenta pesos 20/100 moneda nacional), pagadera
en parcialidades mensuales de $32,906.70 (treinta y dos mil novecientos seis pesos 70/100
moneda nacional), contenida en el contrato de dos de enero de dos mil dos, pero únicamente
por el periodo del dos al treinta y uno de enero de dos mil dos, y del primero de febrero al
treinta y uno de mayo de dos mil dos, la cantidad de $128,958.50 (ciento veintiocho mil
novecientos cincuenta y ocho pesos 50/100 moneda nacional), pagadera en parcialidades
mensuales de $25,791.70 (veinticinco mil setecientos noventa y un pesos 70/100 moneda
nacional), en razón de que el primero de julio de dos mil dos se firmó un nuevo contrato; y,
finalmente, la cantidad de $154,750.20 (ciento cincuenta y cuatro mil setecientos cincuenta
pesos 20/100 moneda nacional), la que se cubriría en exhibiciones mensuales de $25,791.70
(veinticinco mil setecientos noventa y un pesos 70/100 moneda nacional), del primero de
julio al cinco de septiembre de dos mil dos, fecha en que se le comunicó al trabajador que se
terminaba su relación con el organismo demandado, pero no aplicar la suma de las dos
cantidades que señalan los contratos cuando fueron sustituidos para condenar por los
conceptos referidos, pues al hacerse así es evidente que, como lo refiere el organismo
quejoso, se le está condenando a hacer un doble pago.
Además, debe decirse que la Junta responsable respecto a las cuantificaciones que hizo de la
condena relativa al pago de vacaciones, prima vacacional y aguinaldo, es dogmática, pues no
precisó cuál fue la base salarial que tomó para cuantificarlos, además de que no realizó las
operaciones aritméticas necesarias para poder determinar que, ciertamente, la cantidad
monetaria que menciona es la que le corresponde pagar la demandada por esos conceptos.
Por otra parte, de igual forma son fundados los conceptos de violación marcados bajo los
numerales vigésimo, vigésimo primero, vigésimo segundo, vigésimo tercero, vigésimo
cuarto, vigésimo quinto y vigésimo sexto, los que se analizarán en forma conjunta por la
relación que guardan entre sí.
En efecto, la Junta responsable en el laudo reclamado y respecto de las horas extraordinarias
reclamadas por el actor, en el considerando IV, en la parte que interesa, determinó:
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"... Tiempo extraordinario. El actor señala en su demanda que laboró de lunes a viernes, 04
horas extras que se causaron de las 19:00 a las 22:00 horas, sin embargo, la demandada dijo
que nunca se determinó un horario. Calificada de laboral la relación jurídica, es procedente el
pago del tiempo extraordinario no prescrito en términos del artículo 516 de la Ley Federal del
Trabajo, es decir, el que no se reclamó antes del 28 de octubre de 2001. Del 28 de octubre de
2001 al 31 de diciembre de 2001, se calculará esa prestación a razón del salario en vigor en la
época según el contrato correspondiente, por $3,186.37 diarios, cuya división entre 8:00
horas de la jornada que establecen los artículos 60 y 61 de la Ley de la materia, genera
$398.296. El primer periodo, es decir, del 28 de octubre de 2001 al 31 de diciembre de 2001,
son 09 semanas y 01 días, que corresponden a 20 semanarias, a pagarse, las 09 primeras al
doble, es decir, a $796.592, y las otras al triple, por $1.194.888; son 81 horas dobles,
$64,523.952; más 103 horas triples, $123,073.46. El periodo del siguiente contrato, del 02 al
31 de enero de 2002, sobre el salario por día de $1,096.89, dividido entre 8:00, corresponde a
$137.111, su doble es por $274.222, y el triple es por $411.333; son 4 semanas; 36 horas
dobles a razón de $9,871.992; las horas triples corresponden a 44 y la cantidad es por
$18,098.652.-El periodo de 01 de febrero al 25 de junio de 2005, (sic) 21 semanas, con el
salario de $1,956.613, entre las 8:00 horas, es decir, $244.576, al doble, son $489.153, y su
triple es de $733.729; las horas dobles son 189, y el tanto es de $92,449.92; las triples son
231, y el tanto es por $169,389.99.-El periodo del 1o. de julio al 15 de septiembre de 2002, es
de 11 semanas, el salario es de $859.723, su división entre 8:00 horas corresponde a
$107.465, el doble es por $214.93, y el triple es de $322.395; son 99 horas dobles, que
generan $21,278.07; las triples son 121, el tanto es de $39,009.795. ..." (foja 46 del laudo).
Ahora bien, fue correcto que la responsable determinara que entre las partes sí existió un
vínculo laboral, pues como ha quedado dicho a lo largo de la presente ejecutoria, quedó
acreditado ese extremo.
Empero, las cuantificaciones que hizo la responsable para condenar a la empresa demandada
al pago de las horas extras, es incorrecta y por lo mismo ilegal.
Lo anterior es así, pues del análisis de los diversos contratos que fueron exhibidos por la
demandada que obran a fojas 199 a 216 del laboral, se desprende que en el primer contrato,
de fecha primero de abril de dos mil uno, se estableció que el actor tendría una percepción
mensual de $43,909.50 (cuarenta y tres mil novecientos nueve pesos 50/100 moneda
nacional), empero, este contrato no es de tomarse en consideración para hacer la
cuantificación de las horas extras por haberse actualizado la excepción de prescripción que
hizo valer la demandada.
En cambio, en el segundo contrato, de primero de mayo de dos mil uno, se estipuló que la
percepción mensual que percibiría el actor sería de $51,681.55 (cincuenta y un mil
seiscientos ochenta y un pesos 55/100 moneda nacional), por tanto, dividiendo esa cantidad
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entre treinta días, que normalmente tiene un mes, arroja un salario diario de $1,722.71 (mil
setecientos veintidós pesos 71/100 moneda nacional), luego, no es correcta la cantidad de
$3,186.37 en que se fundó la responsable para cuantificar la condena de horas extras por el
periodo comprendido del veintiocho de octubre al treinta y uno de diciembre de dos mil uno.
Por otra parte, el dos de enero de dos mil dos, los litigantes en este juicio firmaron un nuevo
contrato en el que se estipuló que la percepción total del actor sería por la cantidad de
$197,440.20 (ciento noventa y siete mil cuatrocientos cuarenta pesos 20/100 moneda
nacional), pagaderos en parcialidades mensuales de $32,906.70 (treinta y dos mil novecientos
seis pesos 70/100 moneda nacional), de lo que se desprende que dividiendo esa cantidad entre
los treinta días que normalmente tiene un mes, arroja un salario diario de $1,096.89 (mil
noventa y seis pesos 89/100 moneda nacional), cantidad que en forma correcta tomó en
cuenta la responsable para cuantificar la condena de horas extras por el periodo comprendido
del dos al treinta y uno de de enero de dos mil dos.
Sin embargo, respecto del cuarto contrato que firmaron las partes en este juicio, de fecha
primero de febrero dos mil dos, se advierte que en él se pactó que el total de los honorarios
del trabajador sería por la cantidad de $128,958.50 (ciento veintiocho mil novecientos
cincuenta y ocho pesos 50/100 moneda nacional), pagaderos en parcialidades mensuales de
$25,791.70 (veinticinco mil setecientos noventa y un pesos 70/100 moneda nacional), de lo
que se desprende que dividiendo esa cantidad entre los treinta días que normalmente tiene un
mes, arroja un salario diario de $859.73 (ochocientos cincuenta y nueve pesos 73/100
moneda nacional), luego, no es correcta la cantidad de $1,956.61 (mil novecientos cincuenta
y seis pesos 61/100 moneda nacional), en que se fundó la responsable para cuantificar la
condena de horas extras por el periodo comprendido del primero de febrero al treinta y uno
de mayo de dos mil dos.
Finalmente, en el último contrato, que fue el quinto, se firmó por las partes el primero de
julio de dos mil dos, y en él estipularon que las percepciones del actor sería por la cantidad de
$154,750.20 (ciento cincuenta y cuatro mil setecientos cincuenta pesos 20/100 moneda
nacional), la que se cubriría en exhibiciones mensuales de $25,791.70 (veinticinco mil
setecientos noventa y un pesos 70/100 moneda nacional), de lo que se desprende que
dividiendo esa cantidad entre los treinta días que normalmente tiene un mes, arroja un salario
diario de $859.72 (ochocientos cincuenta y nueve pesos 72/100 moneda nacional), cantidad
que en forma correcta tomó en cuenta la responsable para cuantificar la condena de horas
extras por el periodo comprendido del primero de julio al quince de septiembre de dos mil
dos.
Sin embargo, al existir incongruencias en las cantidades que tomó en cuenta la responsable
para cuantificar la condena de horas extras, respecto del tercer y cuarto contratos, es evidente
que su actuar es violatorio en perjuicio de la empresa quejosa de las garantías
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constitucionales de que se duele, pues la está obligando a pagar una cantidad en monetario
que no es correcta, ya que está cuantificando las mismas en una cantidad superior a la que se
pactó en esos contratos; además, debe tomar en cuenta la realidad de las semanas que abarcan
los periodos de esos contratos, pues respecto al relativo de primero de febrero al veinticinco
de junio de dos mil dos, no corresponde a veintiún semanas como lo indica, sino veinte
semanas cinco días; y, por otra parte, en los periodos que está cuantificando incluye los
sábados, domingos y días festivos, los cuales no fueron trabajados por el actor, por ser
inhábiles, pues como él mismo lo manifiesta en el hecho uno de su demanda, únicamente
trabajaba de lunes a viernes de cada semana.
De igual manera son fundados los conceptos de violación que el organismo demandado hace
valer en su demanda de garantías y que marcó bajo los numerales vigésimo séptimo,
vigésimo octavo, vigésimo noveno, trigésimo, trigésimo primero y trigésimo segundo, los
que de igual forma por la relación que guardan entre sí se analizarán en forma conjunta.
En efecto, del análisis del laudo impugnado se advierte que la responsable en su considerando
IV, en relación con el pago de diferencias salariales que reclamó el actor, en la parte que
interesa, determinó:
"... Las diferencias salariales reclamadas por el actor en folios 3 a 4 de autos, en la primera
quincena de noviembre de 2001, según el recibo de pago de 167, fue cubierta a razón de
$17,227.20, el salario en esa quincena era de $3,186.37 por día, su multiplicación por 15
corresponde a $47,795.55, y la diferencia es de $30,568.35.-La diferencia en la primer
quincena de enero de 2002, pagada a razón de $16.453.35 (f. 168), con el salario de esa
época, de $1,096.89, multiplicado por los 14 días del contrato en vigor a partir de 02 de enero
de 2001, corresponde a $15,356.46, es inexistente, ya que el pago excede del salario
mencionado.-El periodo de la segunda quincena de enero de 2001, pagada por $16,453.35, no
arroja diferencia con el de $16,426.35, que corresponde a la multiplicación de $1,096.89 por
día.-La primer quincena de febrero de 2002, con el salario de $1,956.613, es por
$29,349.195; la demandada pagó $12,895.80 (f. 170), la diferencia es de $16,453.395.-En la
segunda quincena de febrero de 2002, el pago fue idéntico al de la primer quincena (fs. 170 y
171), la diferencia es de $16,453.395.-Las quincenas de marzo, abril, mayo y la primera de
junio de 2002, pagadas a razón de $12,895.60, total por el periodo, de $90, según recibos de
fojas 171-178, el pago debió de alcanzar $205,444.36, corresponde la diferencia de
$115,173.76.-La segunda parte del tiempo laborado en junio de 2002, es decir, 10 días más,
se pagó por $12,895.80; el salario por día era de $1,956.613; la diferencia es de $6,670.33.-El
periodo del 1o. de julio al 31 de agosto de 2002, fue pagado a $12,895.80, según los recibos
de pago de fojas 180-184; el salario por día fue de $859.72, según el contrato en vigor; en
este periodo no se dieron diferencias salariales.-El total de las prestaciones económicas
previamente cuantificadas corresponde a $791,450.56 (setecientos noventa y un mil
cuatrocientos cincuenta pesos 56/100 M.N.), que la demandada debe pagar al actor de este
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juicio. ..." (foja 427).
Empero, esa determinación es ilegal.
Se afirma lo anterior, porque la responsable para determinar las diferencias existentes en el
salario del actor se apoyó en diversos recibos de honorarios que éste presentó.
Sin embargo, ellos no podían servir de sustento para apoyar su condena, pues a fojas 229 del
natural obra la audiencia de ofrecimiento y admisión de pruebas de diecinueve de marzo de
dos mil tres, en el que la Junta responsable tuvo por admitidas las pruebas del actor, entre las
que se encontraban la marcada con el número catorce, que eran precisamente treinta y un
recibos de honorarios.
En esa audiencia, en la parte que interesa, la responsable, respecto de esos recibos, ordenó:
"... Se señalan las doce horas del día veintisiete de marzo de dos mil tres, para que tenga
verificativo el desahogo de la inspección 11 ofrecida por la actora, y a continuación se
desahogará el cotejo de la documental 14 ofrecida por la actora, comisionándose al C.
Actuario para que se sirva practicar dichas diligencias en el domicilio y términos ofrecidos,
apercibida la oferente de la prueba, que en caso de resultar falso o inexacto el domicilio y
datos proporcionados se decretará la deserción de sus probanzas ..." (foja 231 vuelta del
natural).
A foja 232 obra una razón de veintisiete de marzo de dos mil tres, emitida por uno de los
actuarios de la responsable, en la que hace constar la imposibilidad que tuvo para llevar a
cabo el desahogo de esas pruebas, a lo que la Junta, en audiencia de treinta y uno de marzo de
dos mil tres, en la parte que interesa, acordó:
"... Y vista la razón actuarial de fecha 27 de marzo de 2003, de la que se desprende que
resultaron imprecisos los datos proporcionados por la parte actora para efectos del desahogo
de la inspección 11, así como el cotejo de la documental 14 ofrecida de su parte, se les hace
efectivo el apercibimiento en autos de fecha 19 de marzo del año en curso, y con fundamento
en el artículo 780 de la ley laboral, se le decreta la deserción a la parte actora de sus pruebas
de inspección, y se tiene por no perfeccionada su documental por no proporcionar los
elementos necesarios para su desahogo ..." (foja 243 del laboral).
De igual manera, en el laudo impugnado la Junta responsable en su considerando IV, al
valorar las pruebas del quejoso en relación con las documentales precisadas en el numeral
catorce de su escrito de pruebas, consistente precisamente en lo treinta recibos de honorarios,
en la parte que interesa, determinó:
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"IV. ... Las documentales ofrecidas en el apartado 14, consistentes en 30 recibos de
honorarios que obran a fojas 154 a 184 de autos, no perfeccionados, pues se decretó la
deserción del medio de perfeccionamiento (fs. 232-243), no acreditan los extremos que
pretendió probar el actor ..." (foja 422 del laudo).
Luego, si decretó la deserción del medio de perfeccionamiento de las documentales
consistentes en los recibos de honorarios que exhibió el actor, al no perfeccionarse, los
mismos deben considerarse como copias simples y, por ende, no le podían servir de sustento
para determinar si efectivamente existió o no una diferencia en el pago del numerario que
recibió el actor.
Por otra parte, del análisis que hizo la responsable respecto de las diferencias salariales que
reclamó el actor, se advierte que estableció, entre otras cosas, que no se daba la diferencia de
salarios en la primera quincena de enero de dos mil dos, porque le pagó $16.453.35 (dieciséis
mil cuatrocientos cincuenta y tres pesos 35/100 moneda nacional), con el salario de esa época
de $1,096.89 (mil noventa y seis pesos 89/100 moneda nacional), el que multiplicado por los
catorce días del contrato en vigor a partir del dos de enero de dos mil uno, correspondía la
cantidad de $15,356.46 (quince mil trescientos cincuenta y seis pesos 46/100 moneda
nacional) y que, por tanto, el pago excedía al salario antes mencionado, y que en el periodo
de la segunda quincena de enero de dos mil uno se le pagó la misma cantidad de $16,453.35
(dieciséis mil cuatrocientos cincuenta y tres pesos 35/100 moneda nacional) y que por lo
mismo tampoco había diferencia alguna.
Sin embargo, esa determinación es incongruente porque no existe contrato alguno relativo al
mes de enero de dos mil uno.
En ese orden de ideas, al demostrarse que el laudo impugnado es violatorio en perjuicio del
organismo quejoso de garantías constitucionales, lo que procede es concederle el amparo y
protección de la Justicia Federal que solicitó, para el efecto de que la Junta responsable lo
deje insubsistente y emita otro en el que determine que si declaró procedente la excepción de
prescripción opuesta por Ferrocarriles Nacionales de México, las cuantificaciones de
condenas las deberá imponer únicamente a partir del veintiocho de octubre de dos mil uno,
atento a que la demanda se presentó el veintiocho de octubre de dos mil dos; por otra parte,
las condenas relativas a vacaciones, prima vacacional y aguinaldo, las debe de cuantificar con
el numerario individual de cada contrato, pero únicamente durante el tiempo en que
estuvieron vigentes; de igual manera la condena relativa a tiempo extra las deberá cuantificar
de acuerdo con el salario diario que cada contrato establecía, y que este Tribunal Colegiado
ya determinó en la presente ejecutoria; además, deberá tomar en cuenta la realidad de las
semanas que abarcan los periodos de esos contratos, pues respecto al relativo del primero de
febrero al veinticinco de junio de dos mil dos, no corresponde a veintiún semanas, sino a
veinte semanas cinco días; y, por otra parte, en los periodos a cuantificar no deberá incluir los
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sábados, domingos y días festivos, pues éstos no fueron trabajados por el actor, dado que,
como él mismo lo manifiesta en el hecho uno de su demanda, únicamente trabajaba de lunes
a viernes de cada semana; finalmente, en relación con el pago de diferencias salariales,
deberá tomar en cuenta que respecto a los recibos de honorarios que exhibió el actor decretó
la deserción del medio de perfeccionamiento y, por ende, no le pueden servir de sustento para
determinar si efectivamente existió o no la diferencia salarial, y en último término, establezca
que en autos no existe algún contrato relativo al mes de enero de dos mil uno, hecho que sea
todo lo anterior resuelva la controversia sometida a su jurisdicción conforme a derecho
corresponda, sin perjuicio de reiterar, transcribiendo los argumentos respectivos, aquellos
aspectos ajenos a la presente concesión de amparo.
La protección constitucional debe hacerse extensiva a los actos de ejecución que se les
atribuyen al presidente de la Junta responsable y actuario adscrito, en virtud de que los
mismos no se combaten por vicios propios, sino en vía de consecuencia del laudo
impugnado.
Por lo expuesto y fundado, se resuelve:
ÚNICO.-La Justicia de la Unión ampara y protege a Ferrocarriles Nacionales de México y
Ferrocarriles Nacionales de México en liquidación, en contra de los actos que reclamaron de
la Junta Especial Número 2 de la Federal de Conciliación y Arbitraje, su presidente y actuario
adscritos, consistentes, de la primera, en el laudo de fecha veintiuno de febrero de dos mil
seis, dictado en el expediente laboral 240/2002, seguido por Daniel Salazar Lozada en contra
de los hoy quejosos y otros; y, de las segundas, sus actos de ejecución.
El amparo se concede para los efectos precisados en el último considerando de la presente
ejecutoria.
Notifíquese; remítase testimonio de la presente resolución a las autoridades responsables;
háganse las anotaciones correspondientes en el libro de gobierno y, en su oportunidad,
archívese el expediente.
Así, por unanimidad de votos, lo resolvió el Noveno Tribunal Colegiado en Materia de
Trabajo del Primer Circuito, que integran los Magistrados: presidente Nilda Rosa Muñoz
Vázquez, Emilio González Santander y Ricardo Rivas Pérez, siendo ponente el tercero de los
nombrados.
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