INFORME DE RESTAURACIÓN: VIRGEN DEL CARMEN Vanessa García Hernández 1 2010. Vanessa García Hernández Portada diseño: Celeste Ortega (www.cedeceleste.com) Edición cortesía de www.publicatuslibros.com. Debe reconocer los créditos de la obra de la manera especificada por el autor o el licenciador (pero no de una manera que sugiera que tiene su apoyo o apoyan el uso que hace de su obra). No puede utilizar esta obra para fines comerciales. Si altera o transforma esta obra, o genera una obra derivada, sólo puede distribuir la obra generada bajo una licencia idéntica a ésta. Al reutilizar o distribuir la obra, tiene que dejar bien claro los términos de la licencia de esta obra. Alguna de estas condiciones puede no aplicarse si se obtiene el permiso del titular de los derechos de autor. Nada en esta licencia menoscaba o restringe los derechos morales del autor. Publicatuslibros.com es una iniciativa de: Íttakus, sociedad para la información, S.L. 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Este dotará al restaurador de la necesaria aproximación de la obra, tanto en los aspectos estilísticos y simbológicos, como en cuestiones de técnica de ejecución. – Investigación sobre intervenciones precedentes. Aportará datos sobre la posible existencia de materiales e intervenciones no originales. – Estudio del estado de conservación de la obra estableciendo de manera detallada, para todos los elementos presentes en la obra, la naturaleza de los mismos, sus estados, causas y factores de alteración. – Propuesta de intervención, que se establecerá a partir del análisis global de los resultados y datos de las fases precedentes. – Fase de tratamientos de restauración en sentido estricto. – Estas intervenciones de restauración, así como los estudios previos deben quedar suficientemente documentados de manera que, además de su consistencia, eviten investigaciones innecesarias o actuaciones contraproducentes e incluso irreparables, en caso de futuras intervenciones. – Finalmente, y en función de la naturaleza y estado de los elementos composicionales, de las intervenciones ejecutadas, así como de las condiciones ambientales obligadas de la obra, hay que establecer una propuesta de Conservación y Mantenimiento. 4 ESTUDIO HISTÓRICO Granada, en el siglo XVII, empieza a manifestar los primeros síntomas de la decadencia que pronto se apoderaría del resto de España. En principio, desde que Felipe II decidiera establecer en El Escorial el lugar de enterramiento de los monarcas españoles, la ciudad pierde gran parte de la importancia que había tenido con anterioridad, y eso a pesar de que se experimenta todavía un crecimiento de su población que hace necesaria la ampliación de su radio y la aparición de nuevos barrios como el de la Magdalena o el de las Angustias. Esta situación que no acabará por definirse por completo hasta mediado el siglo XVIII, coincide con un interesante florecimiento artístico y literario, parejo al experimentado en el resto de las ciudades de España, conducente a lo que hoy conocemos como nuestro Siglo de Oro. Sin duda, el siglo más importante de nuestra historia de la pintura en el que aparecen los grandes maestros y las grandes obras que lo jalonan. Aunque son muchos los que afirman la originalidad de la pintura granadina con respecto al resto de los focos peninsulares, es cierto, sin embargo, que existen una serie de elementos comunes, que son definidores y caracterizadores del arte de la pintura en la España del siglo XVII. Así en primer lugar, podemos decir que, ante todo, la pintura granadina es una pintura eminentemente religiosa, careciendo casi por completo de cuadros de género, históricos u otro cualquier tipo, lo que no explica su presencia en algún momento. Sin embargo, la abrumadora mayoría de los temas actualmente conservados, son obras inspiradas en distintos aspectos de la cultura cristiana, ya sea tomando como protagonistas asuntos del Antiguo y del Nuevo Testamento, vidas de santos, martirios, éxtasis místicos, y demás cuestiones relacionadas con el mundo cristiano. Este carácter que se repite en el resto de España dice mucho de la realidad del país en ese momento, donde la sociedad era mayoritariamente católica y donde la Iglesia disponía de un extenso poder. En segundo lugar, podemos decir que la pintura granadina es una pintura naturalista de tendencias idealistas. Los pintores de esta ciudad, lejos de la recreación objetiva y dura, de la que tanto gustan en la escuela de Sevilla, prefieren representaciones de cierto lirismo, donde lo popular no significa vulgar, dotando a los cuadros de un aire selecto y distinguido. Esto no quiere decir que se trata de una pintura no naturalista, de tendencias abstractas, sino que, más bien los artistas abandonan un poco ese lado trágico de la pintura barroca española, prefiriendo, por el contrario, una pintura más suave, dulce y entrañable. Se comprende así el tratamiento que muchos de ellos dan a composiciones como las adoraciones de los reyes o los pastores, así como al tema del Nacimiento. Son estos tipos de temas, como los de las Inmaculadas, las visiones místicas, los angelillos, etc., los que más agradan al gusto del pintor granadino, lo que no quiere decir que "no se realice también pintura 5 trágica como los Crucificados o los martirios, pero cuando se hace, el patetismo queda velado por la abstracción"1. Aunque algunos de los pintores de la escuela granadina destacan por la perfección de su dibujo, el color ocupa un lugar muy representativo en el conjunto de la pintura de esta ciudad. Apreciamos un gusto bastante extendido por la presencia de ricas tonalidades. El color ayuda además a confirmar ese carácter agradable, simpático y ameno de la pintura granadina en la que confluyen dos ricas tradiciones polícromas. Por un lado, el goce colorista de Murillo que deja sentir importante ecos a través de la estancia de algunos pintores granadinos en Sevilla durante un determinado tiempo, para luego volver a su ciudad natal donde ponen en práctica las influencias recibidas. Por otro lado, los resabios de procedencia flamenca que estaban muy arraigados en Granada desde tiempos de los Reyes Católicos como consecuencia de la magnífica colección de pinturas que la reina había traído consigo y depositado en la Capilla Real. Estas constantes colorísticas que tanto caracterizan a las composiciones pictóricas de los autores granadinos, contrastan con la preferencia por composiciones sencillas y espaciadas sin grandes amalgamas de personajes; todo lo contrario, suelen predominar escenificaciones con escasas figuras, situadas frecuentemente en los primeros planos, aunque no se descuidan tampoco los efectos de perspectiva, que están por lo general bien conseguidos. Esto dice mucho de una pintura muy esencialista, que atiende más a lo propiamente representado que a lo típicamente popular predominante en otros focos artísticos españoles. Tomando como figura central de la escuela granadina a Alonso Cano, que lleva a la pintura de esta ciudad hasta cotas realmente importantes, se puede hablar de un antes y un después de Cano en la conformación de la historia de esta pintura. Una historia que arrancaría a finales del siglo XVI con Pedro de Raxis, el pintor que como Pacheco en Sevilla, establece la conexión entre dos siglos y dos estilos, aunque sin llegar nunca a la brillantez de otros maestros posteriores. Algo después en el tiempo, llega a Granada el pintor que verdaderamente introduciría los cambios necesarios para que como decía Marino Antequera en su estudio sobre los pintores granadinos, fuera posible la renovación del arte español desde esta ciudad. Se trata de Fray Juan Sánchez Cotán, un cartujo procedente de Toledo, que llega a Granada y que como complemento de su vida monástica recibe diferentes encargos para decorar algunas estancias del Monasterio de la Cartuja a través de obras que son una sabia "combinación de tenebrismo y naturalismo, creando un arte propio, muy paralelo a Ribalta y constituyendo el más claro antecedente de Zurbarán"2. De estos incipientes inicios, surgirá la primera generación de artistas ya propiamente barrocos, que preceden a la gran personalidad de Alonso Cano. En ella sobresalen nombres como Miguel Jerónimo de Cieza, el iniciador de una destacada dinastía de pintores que han dejado bastantes obras en la ciudad y fuera de ella. Con él merece también citarse a Pedro de Moya, un personaje bastante interesante ya que como consecuencia de sus estancias en 1 2 Expo. Pintores Granadinos del siglo XVII (1982) Ibidem. 6 Flandes, Londres y Sevilla, cuando vuelve a Granada en 1656, trae consigo un cúmulo de conocimientos e influencias que serán prontamente adquiridas por otros pintores de la ciudad. Pero sin duda alguna, con "la segunda mitad del siglo XVII comienza para la pintura granadina el momento de su mayor esplendor. Esta, con la escultura y la arquitectura, alcanzan inusitada perfección lograda por varios pintores y escultores... La pintura tiene en el siglo que historiamos un nombre de significación la más preclara. Ese nombre es el de Alonso Cano, pintor, escultor y arquitecto como los grandes artistas del Renacimiento italiano"3. Con Cano, pues, la escuela granadina llega a su punto más culminante. Después de él, todo lo que se haga en Granada mantendrá un claro resabio canesco que se extiende a los pintores que quedarían pronto bajo su órbita de influencia. Serán Pedro Atanasio Bocanegra y Juan de Sevilla y Romero, los dos artífices que destacarán más notablemente de entre los seguidores del genial maestro. Ambos proponen un tipo de pintura que sin apartarse de los dictámenes de Cano, conduce a obras de gran originalidad, donde la elegancia, la delicadeza y una extremada sensibilidad se convierten en elementos definidores de gran parte de su producción artística La representación de la Virgen del Carmen que se va a estudiar es un lienzo anónimo. Una vez estudiados los análisis estilísticos se cree que esta obra pertenece a la escuela del artista granadino Pedro Anastasio Bocanegra (1638-1689), uno de los pintores de más renombre de esta época y destacado maestro de la escuela granadina. Estilísticamente acentúa las notas del barroquismo y gracia delicado en muchos de sus cuadros, adelantando en algunos de ellos, en especial en sus Vírgenes, el gusto rococó, existiendo una enorme diferencia entre sus primeras obras, en las que dominan tonos sombríos y pardos, y las de su plenitud, con predominantes tonos brillantes, en especial los blancos y azules, y las carnaciones claras. Uno de los temas más repetidos por él y su escuela fueron los marianos, tanto los de la Inmaculada, como los de la Virgen sentada con el Niño, la expresiva Virgen del Rosario de la Cartuja, por ejemplo, derivada de los tipos de Alonso Cano, a los que copia literalmente, o interpreta creando un tipo femenino muy personal y de belleza predieciochesca. Son muy numerosas las versiones de la Virgen de media figura y de busto pintadas por Bocanegra con la colaboración de ayudantes, en especial de su hijo. 3 ANTEQUERA, Marino: "Pintores granadinos (I)", Temas de Nuestra Andalucía. Granada, Caja de Ahorros de Granada, 1974. 7 La Virgen y el Niño adorados por santos y arcángeles, Museo de Bellas Artes de Granada. Como podemos observar los rostros de las figuras principales, Virgen y Niño, se parecen bastante, tanto en la disposición como en el estilo, que denota su gusto por los modelos de la pintura flamenca. Es por este parecido por lo que pensamos que puede pertenecer a algún discípulo de Pedro Atanasio Bocanegra. 8 Similitudes Virgen Niño Rostro: expresión: mirada, cejas, nariz, labios. Volúmenes en el tratamiento de las carnaciones. Tratamiento del cabello ondulado Tratamiento y forma del paño de pureza. Pliegues del cuello Manos. Tratamiento de ropajes: caída, pliegues, tratamiento de luces y sombras. Colorido. 9 ESTUDIO ICONOGRÁFICO La obra estudiada se identifica claramente desde el punto de vista iconográfico como la Virgen del Carmen, al llevar como atributo el escapulario. Según Federico Revilla el atributo consiste en “un objeto real que define o caracteriza la personalidad de una figura, de acuerdo con hechos de su biografía o bien con determinados convencionalismos figurativos…”4. El "Escapulario" en su origen era un delantal que los monjes vestían sobre el hábito religioso durante el trabajo manual. Con el tiempo asumió el significado simbólico de querer llevar la cruz de cada día, como los verdaderos seguidores de Jesús. A pesar de que algunos devotos llevaron la tela en los primeros años que se desarrolló la devoción, rápidamente se introdujo una novedad que hizo aumentar aún más el aprecio hacia el escapulario y a la Virgen. Esta novedad fue que se podía cambiar la tela por una medalla que tuviera por una parte la imagen del Sagrado Corazón y por la otra la de la Virgen Iconográficamente se representa a María como Madre, llevando en brazos al Niño Jesús y portando el escapulario, símbolo del hábito carmelitano y de la salvación eterna, y la Virgen cubierta por un manto que simboliza la protección de María a la Orden. El Niño es un modelo prototípico del momento: rostro regordete como las manos y pies, pelo rizado, frente despejada. 4 Revilla, F, Diccionario de iconografía y simbología, Madrid, 1995, p.52 10 ESTADO DE CONSERVACIÓN Con el informe de estado de conservación o “informe de condición” – como se refieren al mismo en el ámbito anglosajón- se pretende dar cuenta de todos los detalles de la situación de la obra en el momento en el que cae en manos del restaurador. Se trata de describir de forma pormenorizada las condiciones en las que se encuentra la obra, una descripción que servirá de orientación al restaurador para ir determinando los tipos de tratamiento a los que habrá que someterla. Asimismo, este informe previo resulta fundamental para detectar, en el caso de que la obra deba ser trasladada de lugar, posibles daños producidos a raíz de su manipulación y transporte o cambios debidos a reacciones ante el nuevo ambiente en el que se inserte. Además de la situación actual se debe hacer referencia al estado de las intervenciones anteriores que pueda presentar el cuadro. En nuestro informe el Estado de Conservación lo hemos tratado en función de los elementos estructurales que componen la obra, esto es, marco, bastidor y lienzo. De este modo iremos describiendo de forma individual cada uno de estos elementos con el fin de mostrar la información lo más clara y detallada posible. No obstante, presentamos a continuación una fotografía de la obra tal y como llegó al taller de restauración con la que pretendemos dar una 11 imagen de conjunto sobre cómo era su estado de conservación, el cual, como podemos observar, era bastante bueno. ● Marco: el cuadro posee marco de madera con molduras. Aparece pintado de verde oscuro y sus medidas son las siguientes: 1’21 metros de alto por 1’01 metros de ancho. Además de la usual suciedad superficial –fundamentalmente polvo y restos de cal y de yeso- presenta algunas zonas astilladas, donde se han practicado repintes, así como varias grietas de un grosor considerable. Marco: grietas y suciedad superficial Los astillamientos de los marcos son unas de las alteraciones más comunes que suelen darse en las obras, debidos, fundamentalmente, a la falta de cuidado en los traslados o manipulaciones que el cuadro haya podido sufrir a lo largo de su vida. Por lo que respecta a las grietas, probablemente se deban a los movimientos de contracción y dilatación de la madera como consecuencia de los cambios bruscos de humedad y temperatura a los que haya podido estar sometida la obra. 12 Otras alteraciones que presenta el marco son: - Orificios practicados por algún insecto xilófago –aún por determinar-, totalmente circulares y de 1 mm. de diámetro. Aunque para establecer el tipo de insecto que ha producido estos daños sería necesario realizar exámenes más especializados –analizar el tipo de residuos que han dejado en el interior, el tipo de aserrín, etc.-, teniendo en cuenta el tamaño del orificio y su forma cilíndrica, podemos aventurar que tal vez se trate del ataque de uno de los xilófagos más comunes, nos referimos al Anobium Punctatum o carcoma común, un anóbido de la familia de los coleópteros. - Marco: orificio practicado por un insecto xilófago. Los xilófagos son parásitos que no precisan de grandes cantidades de agua y luz para sobrevivir. Devoran la madera aprovechando la celulosa y eliminando los residuos que no son capaces de sintetizar. Cuando infectan la madera hacen un orificio de entrada, empiezan a comer la celulosa y van tejiendo una intrincada red de galerías. Para la procreación se ubican en aquellas partes de la estructura de la madera de las que aún pueden alimentarse. Allí depositan sus nuevos y allí se desarrollan sus larvas. Cuando la madera ya no les ofrece el alimento suficiente, la abandonan. Entre el marco y la tela encontramos, además de gran cantidad de suciedad –polvo, telarañas, etc.- semillas (por su ubicación en un patio con vegetación) y vainas de insectos, probablemente de carcoma. Como ya hemos indicado, se trata de pequeños coleópteros de 2 a 5 mm. de 13 diámetro, de cuerpo cilíndrico y de color marrón; su cabeza la tienen generalmente oculta bajo un corselete. - Nudos en el listón inferior del marco. Al tener movimientos diferentes al resto del soporte –en este caso, al marco-, los nudos, con el tiempo, llegan a individualizarse del resto de la madera. Así se nos muestra en el marco, prácticamente individualizados del mismo. - Marco: nudos de la madera. Por último, señalar las faltas de policromía en zonas localizadas del marco, fundamentalmente en los bordes y las esquinas –las más expuestas a los roces etc.-. El marco se une al bastidor mediante 11 clavos de forja cuyas cabezas miden aproximadamente 1 cm. de diámetro. Estos clavos aparecen remachados por la cara posterior del bastidor salvo dos de ellos que han perdido sus puntas. - Marco: clavo de forja Marco: clavo remachado en el bastidor. 14 Marco clavado al bastidor con clavos de forja. La ubicación de los clavos en el marco era la siguiente: 90 cm. 13 cm. 112’5 cm. 111 cm. 69’5 cm. 60 cm. 13 cm. 9’5 cm. 9 cm. 53 cm. 90 cm. ● Bastidor: El bastidor de madera presentaba un estado de conservación bastante deficiente, de ahí la necesidad de su sustitución. El conjunto del batidor es de factura rústica. Mide 1’21 m. de alto por 1’01 de ancho. Pertenece al tipo fijo, con ensamblaje espigas simple reforzado con clavos, sin cuñas de tensado y está formado por listones de madera, probablemente de pino de 2 cm. de grosor. Como refuerzo llevó un travesaño horizontal, hoy desaparecido, unido a los largueros en su parte central mediante cajeado. Esto se deduce de la inconfundible marca central que 15 atraviesa horizontalmente el reverso del lienzo –y que también dejó su huella sobre la capa pictórica- Todos los bordes internos son de arista viva. Bastidor de madera: marca del travesaño. Bastidor fijo. Ensamblaje espiga simple Cajeado donde iría el travesaño. Este elemento estructural presenta un importante grado de deterioro que se traduce en una resistencia mecánica inadecuada y, consecuentemente, en una incapacidad para cumplir con la función de mantener estable, tenso y sujeto el lienzo. 16 Parte de sus alteraciones parecen estar provocadas por la humedad a la que ha debido verse sometido; esto se pone de manifiesto en las manchas que aparecen en los listones –también apreciables en el reverso del lienzo, como comentaremos en su momento-, en el debilitamiento de sus fibras, así como en la deformación de los listones –presentan cierto alabeo, aunque no muy acusado-. Por otra parte, el ataque de xilófagos adquiere una notable presencia. Son muchos los orificios circulares de 1 a 2 mm. de diámetro que aparecen a lo largo de los distintos listones que componen el bastidor lo que deriva en todo un entramado de galerías internas que han acabado debilitando su estructura. Bastidor: ataque de xilófagos. También es importante señalar las grietas producidas por la presencia de los clavos de forja que lo unen con el marco. Estas grietas suelen ser habituales en las estructuras de madera que poseen elementos metálicos ya que la propia oxidación de éstos se transfiere a la madera produciendo la oxidación, consecuente debilitamiento de sus fibras y la aparición de grietas por presión. Grieta producida por el clavo. 17 Por lo demás, presenta la típica suciedad superficial que el paso del tiempo, la exposición a la intemperie –la obra estuvo ubicada en un patio- y un insuficiente, por no decir, inexistente mantenimiento, han ido propiciando; nos referimos a la acumulación de polvo, a las manchas de cal y al ennegrecimiento –debido al deterioro de un posible barniz de protección- que presenta toda la estructura del bastidor. Bastidor: suciedad superficial: polvo y cal. bastidor Suciedad entre el marco y el Como podemos apreciar en una de las imágenes, la inserción de elementos metálicos de sujeción o enganche - como es el caso del alambre que se aprecia en la fotografía- también pueden considerarse factores externos de deterioro, ya que, además de propiciar la oxidación de la madera, horadan su superficie creando huecos donde se acumula la suciedad y, aún más grave, donde pueden penetrar insectos u otros agentes de deterioro más agresivos como el agua. Elementos metálicos. 18 ● Lienzo: el tejido de lino, con ligamento de tafetán –ligamento simple de trama y urdimbre perpendiculares- y trama semicerrada presenta un estado de conservación aceptable, aunque presenta diversos deterioros que pasaremos a describir. Y es que la tela o lienzo es un material frágil que ve afectada su resistencia por fenómenos físicos, químicos y biológicos. La peor o mejor conservación de la tela depende de numerosos factores como la naturaleza de los materiales, la tecnología empleada en su elaboración y las condiciones ambientales. Para el análisis de este elemento vamos a tratar de forma independiente el reverso y el anverso. ● El reverso. Hay que destacar dos alteraciones muy significativas en este elemento: en primer lugar, la presencia de una gran mancha de humedad en la parte superior derecha del reverso del lienzo que nos hace pensar en que ha debido estar en contacto con una fuente de humedad localizada. Reverso lienzo: mancha de humedad En segundo lugar, destacar la presencia, prácticamente en toda la superficie del reverso, de restos de la capa de preparación filtrados desde el anverso. La capa de preparación, de tipo artesanal, según describimos en el apartado de materiales y técnicas, está realizada a base de sulfato cálcico y cola animal; de este modo nos encontramos a lo largo y ancho del lienzo con extensas “costras” de yeso de color grisáceo, esto último debido a la suciedad adherida. 19 Restos en el reverso de la capa de preparación (fotografía con luz rasante) Restos de yeso localizados sobre la mancha de humedad del reverso. Detalle de las costras de yeso en el reverso del lienzo. Otras alteraciones que presenta el lienzo no resultan tan evidentes como las que acabamos de describir pero hemos de referirnos a ellas en nuestra descripción del estado de conservación: - En la parte superior izquierda del reverso del lienzo nos encontramos con un parche de papel fruto de alguna intervención anterior. El parche poseía las siguientes medidas 3`5 x 5 cm. y es fruto de una intervención anterior que tuvo como objetivo, probablemente, cubrir alguna rotura o desgarro de la tela. 20 Parche - Perforaciones: pequeños orificios en la tela visibles al poner el lienzo a trasluz. Perforaciones Estas faltas tan localizadas y similares entre sí pueden deberse, una vez más, a la acción de insectos. La acumulación de polvo y suciedad en la tela acelera la degradación, absorbe humedad y es terreno propicio para el desarrollo biológico. Insectos que pueden horadar el material celulósico y atravesar la capa de preparación y pintura como podemos observar en la fotografía. Perforaciones de otra naturaleza son las que nos encontramos en los bordes del lienzo provocadas por las tachuelas que sujetan éste al bastidor. En las zonas de clavos y tachuelas, la acidificación y la oxidación aceleran el envejecimiento de las fibras de celulosa por lo que acaban produciéndose roturas en el soporte –mientras que la tachuela puede permanecer clavada al bastidor-. 21 Perforaciones en la tela producidas por las tachuelas - Desgarros: también nos encontramos con un pequeño desgarro en la parte inferior y central del lienzo que afecta tanto a la trama como a la urdimbre. Se trata de un corte artificial y desfibrado, fruto de algún fortuito enganchamiento con algún elemento punzante. - Desgarro artificial y desfibrado - Faltas de tela: estas faltas se localizan en los bordes del lienzo, muy deteriorados, lo que nos llevó a la decisión de introducir injertos. 22 - Nudos: aunque de poca significación, nos encontramos con algunos nudos de la tela, concretamente, de la trama, hilo continuo que se cruza alternativamente y de forma perpendicular con la urdimbre dispuesta longitudinalmente. Estos nudos no tienen mayor importancia a no ser que acaben marcándose en la capa pictórica, que no es nuestro caso. Nudos de la tela. - Marca del travesaño: como ya hemos indicado con anterioridad, el bastidor estuvo reforzado con un travesaño unido a sus largueros mediante cajeado; aunque hoy día no se conserva, sí queda de él una marca oscura sobre el reverso. Marca del travesaño. - Restos de la capa de imprimación: en zonas muy puntuales aparecen pequeñas manchas rojizas que interpretamos como restos de la capa de imprimación de color roja filtrada desde el anverso. 23 Restos de imprimación roja en el reverso. - Suciedad superficial: además de polvo, nos encontramos con otro tipo de sustancias adheridas al reverso, tales como gotas de pintura y de cal. - ● El anverso. En este apartado vamos a tratar las distintas alteraciones que presentan la capa de preparación y la capa pictórica. Antes de nada hemos de aclarar que el término preparación es una denominación genérica que engloba todas las capas intermedias entre el soporte y la capa pictórica, o todas las actuaciones llevadas a cabo con objeto de adecuar un soporte para la recepción de la pintura. Tiene la función de unificar el aspecto de la superficie y facilitar la adhesión de la pintura al soporte. Además, consigue un fondo cromático adecuado para los efectos perseguidos por el artista, y reduce los efectos de los movimientos del soporte sobre la capa pictórica. La importancia de las preparaciones e imprimaciones para la conservación de las pinturas ya es citada por tratadistas como Palomino. Las preparaciones, por propio envejecimiento natural de sus componentes, pierden la elasticidad necesaria para adaptarse a los movimientos del soporte, y la adhesión tanto con respecto al lienzo como a la capa pictórica. Íntimamente unida a la capa pictórica, la capa de preparación aplicada a la obra objeto de estudio ha sufrido alteraciones conjuntas con la misma, derivadas de los movimientos del soporte o del propio proceso de envejecimiento, como cuarteados y levantamientos. En cuanto a la imprimación coloreada –roja-, al estar incorporada a la preparación, presentará los mismos problemas que ésta. Pero además, en la pintura al óleo, como en este caso, esta capa grasa se encuentra íntimamente incorporada a la pintura, incluso aparece a la vista en determinadas zonas de la obra, por lo que sus alteraciones también se unen a los de la propia capa pictórica. 24 - Nos encontramos por tanto con los siguientes deterioros o alteraciones: A nivel superficial nos encontramos con sustancias de suciedad adheridas a la capa pictórica tales como: gotas de pintura y excrementos de moscas, además del polvo que normalmente aparece en obras que no han tenido un mantenimiento continuado, como ocurre en este caso. Manchas de pintura sobre la capa pictórica Excrementos de moscas - Amarillamiento/oscurecimiento del barniz. Sabemos que la mayoría de las pinturas sobre lienzo antiguas se barnizaban. El barniz proporcionaba a las pinturas el brillo, intensidad, homogeneidad y lustre deseados por los artistas. Al tratarse de la capa externa de las obras es también la más expuesta a los factores de degradación. Las resinas naturales con las que se realizaban estos barnices (disueltas en algún vehículo o aglutinante con aceites secativos, esencias o alcohol), con el tiempo, oscurecen, pierden su flexibilidad y se hacen más insolubles en los disolventes de origen. En nuestro cuadro, la alteración que presenta el barniz no es otra que la del amarillamiento del mismo, no encontrándose pasmados ni microfisurados. Dicho amarillamiento, como venimos diciendo, se produce por la oxidación de sus componentes. En cuanto al oscurecimiento generalizado de la obra, influye en él el empleo de aceite como vehículo, a impregnaciones posteriores y también, a la fijación de suciedad, humo y polvo graso en la superficie. Oscurecimiento del barniz 25 - Perforaciones. Ya hablamos de ellas cuando tratamos las alteraciones del reverso. Se trata de orificios que atraviesan el soporte la capa de preparación y la capa pictórica. - Perforaciones - Marca del travesaño. Aunque en la fotografía no se aprecia muy bien, en la parte central del lienzo, coincidiendo con la zona donde hubo de ir colocado el travesaño de refuerzo, es posible advertir la huella de éste sobre la capa pictórica, una marca longitudinal que se extiende a lo ancho del lienzo. Donde mejor se aprecia es en la zona ocupada por el dibujo de la mano de la virgen en la que es posible observar faltas de policromía y de preparación. - Craquelado natural: en algunas zonas del cuadro nos encontramos con un craquelado natural en forma de tela de araña. La pintura -compuesta por una o más capas, contiene fundamentalmente los pigmentos y el aglutinante-, una vez seca, no tiene la flexibilidad del lienzo, de manera que cuando este se mueve, por los cambios de humedad fundamentalmente, la capa pictórica se cuartea. En este caso, se trataría de un cuarteado natural, por envejecimiento, que no dañaría la obra sino que permitiría la adaptación de la capa pictórica a los movimientos del soporte. 26 Craquelado - En realidad, el tipo de craquelado natural al que nos acabamos de referir no podría considerarse una alteración. Ese cuarteado de edad, como decimos, es debido al envejecimiento, ya que con el tiempo la pintura pierde elasticidad, acusando los movimientos del lienzo y, en este caso, suele afectar también a al preparación. No se considera una alteración objeto de restauración sino una manifestación de la edad de una pintura. Craquelado por accidente externo: en un par de zonas muy localizadas del lienzo descubrimos un craquelado en forma de tela de araña. Cuando este no es generalizado, puede tratarse de un cuarteado derivado de un impacto mecánico, de un golpe puntual. Si lo fuera, podría deberse a la forma de aplicación de algunas preparaciones. 27 Craquelado en forma de tela de araña - Cuarteado y levantamiento de la capa pictórica y de preparación: Sin embargo, entre los característicos cuarteados de las pinturas sobre lienzo puede haber algunos con carácter de alteración. Las fuerzas de contracción pueden provenir de problemas de la preparación e imprimación, de la propia capa pictórica, o de las gruesas capas de barniz y recubrimientos que se aplican en algunos casos y que ejercen fuerzas de tracción. - Cazoletas: el desecamiento, las tensiones laterales que comprimen la pintura ante los movimientos de la tela, y la falta de condiciones adecuadas de conservación determinan, también, la formación de 28 cazoletas. Se trata de deformaciones cóncavas, con los bordes levantados, de un fragmento de capa pictórica que suele coincidir con un cuarteado. 29 - Faltas de policromía y de capa de preparación: Si la adherencia entre la capa pictórica y la preparación es buena, se desprenden conjuntamente. Si la adhesión de la preparación a al tela de soporte tiene mayor fuerza, se desprende sólo la pintura, quedando al descubierto la capa blanquecina o coloreada de la preparación original –como es nuestro caso-. Las pocas lagunas que presenta la obra objeto de restauración presentan conjuntamente falta de policromía y de preparación, por lo que nos encontraríamos en el primer caso. Estas faltas se localizan en una pequeña zona en la parte central del cuadro, coincidiendo, como ya indicamos en su momento, con la marca dejada por el borde del travesaño, y en los bordes del lienzo, zonas poco protegidas y que han soportado importantes tensiones. Faltas de policromía y de capa de preparación 30 ESTUDIO TÉCNICO MATERIAL Estudio pormenorizado de los distintos materiales y técnicas empleados en la realización de la obra, identificándolos y localizándolos, a simple vista, o en el caso de hacer análisis, basándonos en la interpretación de los resultados o en estudios previos. Según el esquema: soporte, estratos policromos: preparación (capa aislante, preparación, imprimación, capa aislante,…), estrato de policromía, barnices, capas de protección, acabados finales o estrato superficial. 1. SOPORTE La gama de superficies sobre las que se ha trabajado históricamente es sumamente variada; Aún así los medios más adecuados que se han considerado son, la madera, el mural y el lienzo, en nuestro caso se trata de lienzo debidamente preparado con un elemento consolidante como es el travesaño. Los análisis de la naturaleza y estructura del material, como pueden ser los estudios sobre las fibras del tejido, puede aclarar o incluso discernir la autenticidad de una obra, su fecha de origen, caracterizar una escuela, una región, o incluso un artista. Nosotros nos encontramos con una pintura sobre tela: ~ Tipo de tejido: Los hilos se disponen de forma longitudinal (correspondiendo al largo del paño), unos paralelos a otros en el telar, formando la urdimbre (son los hilos más fuertes). Por entre ellos se van pasando otros hilos en sentido horizontal, la trama. Esto es lo que se denomina una tela de tafetán, es el más frecuente en los paños de lino de fibra regular y fina. ~ Densidad (nº de hilos de trama y urdimbre) del ligamento: 7x5 cm2; el grosor del hilo va a influir sobre la tela: el hilo al ser fino la tela tiende a ser más compacta, sin agujeros, una trama cerrada. ~ Características de la fibra de lino: o Longitud: 20/50 mm o Diámetro : 15/ 26 micron o Torsión en S o Peso específico: 1,50 o Color: amarillo grisáceo 31 o o o o o o o Superficie: rugosa Cristalinidad: alta (> que el algodón) Absorción H: 13 % del peso Movimiento: suave Resistencia a ácidos (A) y a bases (B): A (No), B (Sí) Tenacidad: Alta ( capacidad de alargamiento baja) Capacidad de extensión 3 % ~ El bastidor parece que no interesaba demasiado a los pintores, y fue siempre un objeto de dudosa importancia. Sirven para sujetar la tela y mantenerla rígida y tensa; dicha función la cumplía en nuestro lienzo el bastidor fijo que soportaba nuestra obra, creemos que no original a la fecha de realización de la obra ya que porque encontramos marcas en el reverso alrededor de este bastidor donde se observa que está más limpia esta zona que el resto del reverso, como si hubiera tenido un bastidor más ancho; concluimos entonces que haya sido clavada anteriormente a otro bastidor que acabó deteriorando los bordes, y fue recortada para fijarla a éste. Marca de haber tenido un bastidor más ancho Marca de haber tenido el travesaño Además, tenemos que en la tela, tanto la preparación como la pintura propiamente dicha llega justo hasta los bordes, continuando con el dibujo una vez vuelta la tela sobre el bastidor; éste es otro dato que nos indica que es posible que haya sido recortado, o también que haya sido pintado sobre un soporte provisional, un tablón de madera, por eso la pintura llegaría hasta los bordes, con posterioridad se habría puesto en bastidor, de ahí que exista una 32 continuación de la pintura. Ambas son hipótesis sobre la originalidad del soporte, para saberlo con exactitud tendríamos que realizar un estudio más exhaustivo con métodos científicos de análisis. Ensamblaje de espiga simple con refuerzo metálico El ensamble de las maderas del bastidor en las esquinas son espigas simples, encanjando las maderas y reforzándolas con clavos. El travesaño, actúa de refuerzo para que la madera no se alabee, y la tensión se distribuya por igual. Se encajan de manera que no rocen la tela: siempre de la mitad de los listones hacia la parte posterior. Nosotros no lo vemos en nuestra obra porque seguramente se haya salido y perdido con los movimientos de la madera, pero si tenemos huella de haberlo tenido. La sujeción al bastidor es mediante tachuelas por el borde del bastidor. Este tipo de puntas de hierro han terminado por oxidarse y romper la tela. Estos elementos metálicos de forja, ya se venían haciendo desde el siglo XVII, junto con las espinas de madera, aunque su uso es más extendido en el siglo XVIII. Por otro lado, el marco, actúa a modo de bastidor fijo, con clavos de hierro forjado por todo el perímetro de la obra, atravesando ésta y el bastidor, no permitiendo así el movimiento de la tela y produciendo en ésta graves destrozos; creemos que tampoco es de la época en que se pintó la obra porque los pintores barrocos considerarían tal destrozo como un atentado contra la pieza que con tanto cuidado habían tratado para que perdurara en el tiempo. 33 Clavo de forja que atraviesan el marco la obra, y el bastidor. 2. CAPAS DE FONDO O PREPARACIÓN Se disponen sobre el soporte para dar cuerpo a la aplicación posterior del color. Gracias a ellas se obtiene una base lisa, regular, en la que se pueden conseguir efectos estructurales y ópticos. El soporte que no es tratado con esta capa generalmente no se comporta bien, su superficie es irregular, toman el color con diferente intensidad, absorbiéndolo en mayor cantidad, lo que dificulta el trabajo, y su existencia es más corta. Los materiales que componen estas capas son aglutinantes (colas animales…), sustancias de relleno, que hacen espeso el fondo (la creta, el yeso, pigmentos opacos…), y aislantes (aceite, resinas…). Examinaremos: ~ Capas o estructura: se hacía un encolado previo (una mano de cola de conejo) sobre la tela para aislar el soporte y limitar la absorción. Debía ser una mano suave para evitar la rigidez del paño. La preparación que encontramos es una preparación con las siguientes capas: una imprimación de óleo sobre una base de yeso (Ca SO4 2H2O, sulfato de calcio dihidratado) , y una preparación de óleo coloreada (tierra roja, muy típica de la época y de la zona), que servían para pintar posteriormente con óleo. Encontramos restos en el reverso de la imprimación de yeso que ha traspasado la tela, y manchas grasas, posiblemente de la preparación oleosa. 34 Restos de imprimación Restos de preparación oleosa Puesto que no se ha procedido a la realización de análisis químicos que nos confirmen unos resultados óptimos, partimos del análisis comparativo con los procedimientos usados por los artistas barrocos, estudiados por tratadistas como Pacheco, Palomino y Carducho, y que nos ayudan a definir la paleta española de la época. Pacheco en su Arte de la Pintura hace referencia a diferentes modos de preparar estas primeras capas: “[…] la mejor imprimación y más suave es este barro que se usa en Sevilla, molido en polvo, y templado en la losa con aceite de linaza, dando una mano con cuchillo muy igual y, después de bien seco el lienzo, la piedra pomez le va quitando todas las asperezas y desigualdades y lo dispone para recibir la segunda mano, con lo cual queda más cubierto y parejo; acabando, después de seco, de alisarlo con la piedra para recibir la tercera a la cual, si quisieran, pueden añadir al barro un poco de albayalde, para darle más cuerpo, o usar de sólo el barro […]” Preparación roja 35 El dibujo, cuando existe, ya sea más o menos acabado, se dispone sobre estas capas sirviendo de guía para las sucesivas capas de pintura. Su lugar en la preparación es muy discutido; durante mucho tiempo se ha creído que se situaba debajo de la capa de aislante o impermeabilización, en general traslúcida, pero los estudios realizados sobre primitivos flamencos por Perder D´ Ieteren han demostrado que en estas obras el dibujo no podría estar en este lugar pues los trazos se borran, y ensucian la preparación al extender la impermeabilización, por lo que se supone que “el dibujo se fijaba con una ligera capa de cola… o se sujetaba sobre la capa de impermeabilización”. Para estudiar con exactitud la presencia del dibujo en nuestra obra, tendríamos que valernos de fotografías de infrarrojos, que detectan el dibujo en las zonas rojizas, blanquecinas y marrones del cuadro, mientras que los azules y verdes se presentarían como negros. 3. PELÍCULA PICTÓRICA Las capas de pintura se componen esencialmente de pigmentos o tintes, emulsionados con aglutinantes, y dispuestos en un número relativo de capas cuya relación determina la transparencia u opacidad de éstas. Los colores son de origen orgánico, mineral o sintético. Pese a la variedad se agrupan en siete tipos: blancos, amarillos, negros, rojos, azules, verdes y ocres. Las impurezas, pueden ser interesantes a la hora de descubrir la procedencia del pigmento, especialmente si son minerales pues se puede descubrir la cantera de donde surgieron. Entre los pigmentos recomendados por los tratadistas están los que a continuación se citan, y que pueden corresponderse con los que en nuestra obra se hayan: Nobre de los tratadistas Albayalde Ocre Bermellón Carmín Esmalte Negro de huesos Verde tierra Yeso No es nombrada Nombre actual Blanco de plomo Ocre natural Bermellón Laca orgánica Esmalte Negro orgánico Tierra natural o tierra verde Yeso Calcita Composición química 2Pb Co3 Pb (H)2 Oxido de hierro S Hg Co k Al C + Ca3 (PO4)2 Silicato de hierro Sulfato de calcio Carbonato cálcico Por ejemplo: ~ Para la zonas del cielo, paño de pureza del niño y las luces en las carnaciones, es posible que se usara el albayalde; ~ Para los oscuros y medias tintas el negro de carbón; ~ Para la túnica roja, se ha podido templar un bermellón bañándolo una o dos veces con un rojo carmesí o de grana; 36 ~ El manto azul de la virgen mediante esmalte. ~ Los tonos ocres se han podido conseguir con óxidos de hierro. Si la analizásemos al microscopio, la imagen que obtendríamos de algunos de estos pigmentos sería aproximadamente ésta: Las técnicas de obtención de muestras para el análisis posterior, deben seguir unas pautas: en primer lugar se ha debido hacer un estudio previo de la superficie, para decidir de donde obtener las muestras más significativas; y en segundo lugar procurar que el tamaño de las muestras sean lo más pequeñas posibles. 1. posición horizontal de la obra 2. seleccionar zonas, mediante microscopio binocular, con discontinuidad en la superficie (roturas…) 3. extracción de la muestra mediante escalpelo, bisturí. 4. introducir la muestra en un contenedor señalado y numerado. 5. selección de muestras 6. fotografiar el proceso. Para tal estudio mineralógico- estructural y por microsonda electrónica, se realizan estratigrafías preparadas como láminas delgado- pulidas. Para ello el trocito de muestra que se ha extraído de la obra se engloba en una resina estrátil AL- 100, y tras polimerizar, se realiza un microcorte perpendicularmente a las capas. Las secciones obtenidas se pegan con la misma resina a un porta de vidrio. Un segundo corte permite un pequeño grosor inicial de alrededor de un milímetro, el cual se va rebajando mediante sucesivos pulimentos. Finalmente el análisis con microsonda electrónica requiere hacer la superficie de la muestra conductora, lo que se consigue metalizándola con el evaporador de carbono. 37 El estudio por microscopia óptica de luz transmitida y reflejada, es importante señalar que el color natural que presenta una capa o pigmento, corresponde con el que tiene en la imagen de luz reflejada con analizador. Los pigmentos se aglutinan básicamente con aceite, que solidifican pasado algún tiempo, fijando permanentemente los pigmentos al fondo. Deben secar en capas transparentes, contraerse poco y alterar lo menos posible el color empleado. Estos aceites pueden ser de distintas clases y su elección dependerá de las propiedades que los caracterizan: el tipo de secado, y el color del aceite. El que se empleaba normalmente era el aceite de linaza, secante, pero algo amarillo, de ahí que veamos como en los blancos y azules de nuestra obra se aprecian más verdosos, aunque se solían usar con estos colores otros más transparentes pero que secaba n más lentamente como el de nueces, pero esta práctica muy pocos pintores la llevaban a cabo. Para la identificación de aglutinantes, adhesivos, disolventes y barnices de las pinturas, se puede recurrir a los análisis de las reacciones químicas específicas de cada elemento. Sobre pequeñísimas muestras se aplican reactivos, calcinación, evaporación,… y su identificación está determinada por la observación y sus reacciones (solubilidad, cambio de color o volumen, cristalización…), es importante en este caso la experiencia del analista. Son de simplicidad y bajo coste. La técnica es de una aplicación muy libre, y que permite gran variedad de efectos, texturas, colores y contrastes.. Las capas inferiores siempre son más finas, formando capas opacas, o veladuras. El pigmento se aplica mediante una o dos capas, siendo en el cuidado de los detalles y estudio más detenido de la composición donde aparece la mayor densidad; es el caso de la túnica y el manto de la Virgen… Las veladuras pueden ser de aceite, o de barniz, éstas últimas llevan resinas que le dan transparencia, fluidez y brillo al color oleoso. Sobre la pintura se advierte una gruesa capa de barniz resinoso con suciedad superficial que aparece en algunas zonas del manto dando un aspecto de escamas. 38 4. CAPAS DE PROTECCIÓN Generalmente son transparentes, traslúcidas, y cumplen una doble función: proteger las capas de pintura subyacentes de los agentes atmosféricos y dar luminosidad a la obra. En su mayoría son barnices, resinas naturales, aplicados sobre la obra rematada con el fin de igualar la fuerza de los colores y el brillo. A pesar de los testimonios escritos y de los tratados contamos con poca información acerca de la práctica real en la preparación y aplicación de los barnices, ya que, muchas veces, nos encontramos con meras repeticiones históricas de recetas y gran confusión terminológica. A ello se unen los cambios que las limpiezas y rebarnizados han introducido en las obras. Así pues, la identificación de los barnices originales constituye todavía un reto que sólo conjugando diferentes fuentes, como las documentales, los exámenes visuales y microscópicos las pruebas de solubilidad y las técnicas analíticas, nos podremos acercar a la naturaleza de sus materiales. La sandáraca, grasa o grasilla, llamada también vernice líquido, es resina del enebro y parece que fue un componente fundamental de los barnices, tanto con aceite de linaza como con esencias, en los siglos XVI y XVII. Además de los barnices, podemos encontrarnos con otros recubrimientos aplicados sobre la pintura. Es importante distinguir los originales de los que no lo son, y han sido añadidos en el curso del tiempo. Por ejemplo, el empleo de barnices coloreados o la aplicación de betunes oscurecedores, se han utilizado para dotar de una pátina artificial a muchas obras durante el siglo XVIII, o para ocultar desgastes y daños de las pinturas, en ocasiones fruto de desastrosas limpiezas abrasivas. Esto puede ser el caso también de nuestra obra El estudio de barnices, como decíamos antes, se puede hacer mediante análisis de las reacciones químicas específicas de cada elemento. También los rayos de luz ultravioleta nos dan una lectura nueva, contribuyendo a un mejor conocimiento de las discontinuidades y de las capas de barniz y pintura, e 39 incluso a la detección, algunas veces, de pintura subyacente. En todos los casos son necesarias confirmaciones ulteriores. Vista general de la obra con luz UV Detalle de las zonas claras y posibles veladuras resinosas En cualquier caso, con la luz UV lo que conseguimos es ver con más claridad es la gran suciedad que se dispone por todo la obra, y evidenciar en algunas zonas como en la túnica de la virgen creemos que veladuras resinosas. Lo que está claro es que no es apreciable como en otras obras al ser vistas con este tipo de iluminación, la capa de barniz verdosa, lo que nos hace pensar varias cosas: que no llevara barniz, o que la excesiva suciedad acumulada no nos deje verlo. 40 TRATAMIENTOS El conocimiento global de la obra es imprescindible para el restaurador. Éste debe conocer cada una de las partes que la conforman, para poder analizar, decidir y actuar con propiedad en cada uno de los procesos que se han realizado. En este apartado se describen todos los pasos que hemos dado en los distintos tratamientos realizados sobre nuestra obra: 1.- Desmontar el lienzo del bastidor. Lo primero que hicimos fue desmontar el lienzo del marco y el bastidor. Nos encontramos con la dificultad de que el marco estaba clavado al bastidor atravesando el lienzo, por clavos de forja rematados. Debido al mal estado de conservación del bastidor, decidimos encargar uno nuevo, con unas dimensiones mayores, para poder recuperar los bordes, aunque de las mismas características (madera de pino y con un travesaño doble para darle estabilidad al soporte). A este bastidor se le han aplicado varias manos de SYLAMON como medida preventiva contra un futuro ataque de insectos xilófagos. Clavo que atraviesa todo el cuadro 2.- Clavar el lienzo en un tablero de madera forrado de plástico. Una vez desmontado el lienzo del marco y del bastidor, lo colocamos en un tablero de madera forrado de plástico y clavado con alfileres, con el objetivo de que no sufriera deformaciones a la hora de aplicarle humedad. 41 Clavar el lienzo en el tablero 3.- Empapelado de la superficie pictórica. Este empapelado, no ha sido de primeras en toda la superficie, sino que ha sido conforme se le ha ido asentando el color. En el proceso del sentado de color se han seguido los siguientes pasos: 1.-Se aplica cola de conejo en caliente con una brocha suave en la zona donde se vaya a realizar el sentado. 2.- Sobre la cola se coloca un trozo de papel de seda, este debe de ir deflecado por todos los bordes, para que no quede marcado en la superficie del cuadro. 3- A los papeles se les ha deflecado los bordes con agua y pincel, para no dejar marcas en la superficie pictórica. 4.- A la hora de colocar el papel, se ha tenido en cuenta las zonas más delicadas (rostros y manos) colocando papeles que cubren todas esas superficies para que no se queden señaladas. 5.- Después de colocar el papel de seda, sobre este se coloca un pliego de papel siliconado (la silicona pega a la superficie del cuadro), y se le aplica presión y calor con la espátula caliente a una temperatura determinada. 42 6.- Este proceso se ha aplicado varias veces durante el proceso de restauración del cuadro, aunque con otro tipo de adhesivos más fuertes, ya que en un primer momento con la cola de conejo no llegó a asentarse en algunas zonas. Se han utilizado desde la coletta rebajada en cola, hasta la gacha, ésta se aplicaba sobre la superficie que se iba asentar, y ésta se tapaba con una bandeja de poliuretano, para mantener la humedad del ambiente. Esta era retirada pasados 45 minutos aproximadamente, luego se colocaba papel japonés y se continuaba el sentado aplicándole calor y presión con la espátula caliente. Este proceso se ha ido repitiendo tantas veces, hasta sentar las cazoletas. Aplicación calor, con lámpara IR. Aplicación de la gacha. 4.- Limpieza del Reverso del cuadro. En un primer momento se le hizo una limpieza en seco con escarpelo por aquellas zonas donde había restos de la capa preparación. Viendo que no se llegaba a eliminar los restos de suciedad se le aplicó una limpieza con agua y alcohol, aplicándolo con hisopos de algodón. (el cuadro se clavo de nuevo con alfileres). 43 En este mismo proceso de limpieza, se eliminó un pequeño parche de papel, que se ubicaba en unos de los lados inferiores del cuadro. Eliminación de la suciedad del reverso Eliminación del parche 5.- Preparación de las Bandas Perimetrales. En el caso de nuestro cuadro, el soporte en general se encuentra en buenas condiciones, aunque los bordes de la pintura se encontraban en muy mal estado, por la oxidación de los clavos. Este tipo de operaciones es muy frecuente en aquellos casos en los que se han recortado las dimensiones de las obras en antiguas intervenciones (como creemos que es nuestro caso) y se ha doblado la pintura sobre el bastidor, modificando las dimensiones reales de la obra. Se trata de un refuerzo de los bordes que permite el tensado y el clavado, sin necesidad de reentelar o forrar toda la obra: Los pasos que se han seguido en este proceso son: 1.- Primeramente se seleccionó la tela que se iba a utilizar para las bandas teniendo en cuenta la trama y urdimbre de la tela original. 2.- El siguiente paso seria eliminar el apresto de la tela, para evitar cualquier tipo de tensión y provocar deformaciones en la tela original, en nuestro caso solamente hemos tenido que elegir la tela ya que esta estaba tratada. 3.-Elegida la tela, se tomaron las medidas del cuadro y se recortaron las bandas, una vez cortadas se plancharon eliminado cualquier tipo de arrugas. 4.- Se procede a colocarlas en un tablero forrado de plástico y estas se fijaron con alfileres. Y por debajo se le ha colocado papel siliconado, para que la banda no quedara adherida al tablero. 44 Preparación de las bandas perimetrales. 5.- Estas bandas se han deflecado y afinadas con bisturí y peinadas con un cepillo de dientes, de manera, que no quedaran enredos y nudos por los bordes con el objetivo de que estas no quedaran marcadas en la tela original. La longitud de los bordes deflecados ha sido de 7cm. Hilos deflecados con bisturí 6.- El tipo de adhesivo que se ha utilizado en un adhesivo termofundible, la BEVA 72, primeramente se ha aplicado en frío unas 3 manos. Luego se le aplico otras tres manos de Beva, pero esta en caliente y diluida en tolueno. Hilos con beva. Hilos con beva y tolueno. 45 7.- El siguiente paso fue el de colocar las bandas en el cuadro. Las colocamos de manera que la beva quedara hacia abajo. Una vez colocadas se iba aplicando calor con la espátula caliente de manera que quedaran bien adheridas al soporte. Se le ha colocado debajo de la tela nueva y original, papel siliconado para que este no se adhiera al tablero. Colocación de las bandas en tela original. Destacar que una vez colocadas las bandas perimetrales, el cuadro sufrió una serie de deformaciones, lo cual nos obligó a realizar intervenciones: 1.- Primeramente lo colocamos en un bastidor de forración, colocándole por todo el perímetro del cuadro, unas bandas perimetrales de papel craff, de manera que la trama del papel debía de estar en sentido paralelo a la veta de la madera del bastidor. Bandas de papel kraft Se le aplicó por toda la banda una mano de almidón, con el objetivo de que éste al secar estirara lo máximo posible y eliminara las deformaciones que sufría el cuadro, al ver que no funcionó, le dimos una mano de cola de conejo fuerte dando los mismos resultados que el almidón. Se intentó de nuevo, pero esta vez con 2 manos de coletta italiana. Finalmente este método de poder eliminar las deformaciones no funcionó. 2.-Se decidió colocar al cuadro en un bastidor de forración italiano. Una vez colocado, se le aplicó sobre la película pictórica empapelada una mano de agua con un pincel, para que así tensara mejor y no ocasionara problemas. 46 Colocación del cuadro en el bastidor italiano. 3.- Se llegó a tensar 3 veces, llegando a eliminar todas las deformaciones, decir que antes de quitarlo del bastidor italiano, procedimos a retirar el empapelado de protección y estirarlo de nuevo, para cerciorarnos de que al quitarlo del bastidor no volviera a su estado de deformación. 4.- Una vez asegurado el estiramiento del cuadro, se quitó del bastidor italiano y se colocó en el bastidor nuevo. 6. Colocación de la tela en el nuevo bastidor. Acabada la colocación de las bandas, se procede a la colocación del cuadro en el bastidor nuevo. 1.- Antes de colocarlo, se echó gacha por todos los bordes del cuadro para pegar la tela original con la tela nueva de las bandas, sirvió también para quitar la rigidez de la tela, para evitar cualquier rotura de la misma a la hora de colocarla en el bastidor. 2.-Para la sujeción se ha escogido tachuelas de zapatero pequeñas, previamente bañadas en barniz antioxidante. Antes de comenzar a clavar, nos aseguramos que el bastidor está: con los ensambles bien cerrados, y bien lijadas aquellas zonas que puedan ser peligrosas para el cuadro y puedan producir roturas y rajas. 3.- Se coloca la tela comprobando que la trama y la urdimbre vayan bien paralelas a los lados del bastidor, inmovilizándola con cuatro tachuelas por el centro de cada lado. Se comprueba que está bien encuadrada. El tensado del lienzo antes de introducir la tachuela se ha realizado tirando del tejido mediante unas tenazas especiales de tensar. Primeramente tirando horizontalmente y a continuación perpendicularmente cara abajo. La tensión que se le ha sometido tampoco ha sido excesiva, para permitir una posible contracción posterior del lienzo, de lo contrario este acabaría por romperse. 4.- Los pasos seguidos han sido: - Se fueron clavando alternativamente las tachuelas en los listones mayores y menores para conseguir un tensado uniforme. 47 - Las esquinas se doblaron en forma de triángulo y se graparon en forma de T. 5.- El siguiente paso fue el de pegar los bordes al bastidor, con gacha, En cuanto a las esquinas se procedió a doblar la tela eliminando los trozos de tela sobrante. Quedando los lados más largos quedaban por debajo de los lados más pequeños. Aplicación gacha, para pegar tela al bastidor Eliminación tela sobrante. 6.- Una vez pegada los bordes se le colocaron al bastidor una serie de cuñas, para tensar más la tela, colocándolas al igual que las tachuelas siguiendo un sentido ordenado como las agujas del reloj. Colocación de cuñas en el bastidor. 7. Estucado Un buen estuco debe de cumplir los siguientes requisitos: - Correctamente nivelados. - No sobrepasar la falta superponiéndose sobre el original. - Ser reversible sin dañar la pintura circundante. - Ser aplicable con facilidad. - Ser elástico, para que no se agriete con los movimientos de la tela. Antes de aplicar el estuco al cuadro, se ha nivelado aquellas esquinas que quedaban más bajas con respecto al original, colocándoles una serie de hilos previamente fatigados pegados con coletta. 48 Colocación de hilos. Hilos ya adheridos al soporte. Una vez colocados los hilos y haber eliminado ese desnivel, se ha procedido a estucar todas aquellas lagunas que lo han necesitado. Estucado del cuadro. Una vez estucadas todas las faltas del cuadro los siguientes pasos serían: 1.- Limpieza de la superficie pictórica. 2.- Reintegración cromática con pinturas al barniz. 3.- Barnizado en spray 49 PROPUESTA DE MANTENIMIENTO Una vez realizada la restauración, las medidas conservacionales son lo más importante para el mantenimiento periódico de la talla restaurada. Para ello incidiremos en lo siguiente: • Temperatura en torno a los 18- 20º C y una humedad alrededor del 55%, no obstante, si esto no es posible debido a que dichas condiciones no se puedan dar en la sacristía, trataremos que no sufra cambios bruscos de temperatura. • Los métodos de limpieza se reducirán a la eliminación de polvo y la suciedad mediante un plumero o brocha suave rechazando todo producto de limpieza o incluso agua. • Ninguna inclusión de elementos metálicos para fijarlo al marco que se le vaya a poner, que puedan afectar a la obra. • Para el traslado de la imagen se procederá a un perfecto embalaje protegiendo la capa pictórica con papel de poliéster, y encajándola en una caja de madera de pino hecha para la misma rellena con esponjas de poliuretano. • La iluminación debe ser estudiada, procurando no estar muy cerca de la obra para evitar así deterioros. 50 BIBLIOGRAFÍA - - - ANTEQUERA, Marino, "Pintores granadinos (I)", Temas de Nuestra Andalucía. 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