IX. Coherencias, Valores, Racionalidad, Libertad, Creatividad. FUENTE: PSIQUIATRIA.COM. 2005; 9(3) Fernando Ruiz Rey. Psiquiatra Raleigh, NC. USA PALABRAS CLAVE: Epistemología, Maturana, Cognición, Lenguaje, Mente, Psicología, Sistema autopoiético, Biología, Filosofía, Construccionismo. Coherencias Un punto clave en la tesis del Dr. Maturana son las coherencias apreciadas en el dominio consensual verbal, las coherencias son la base para el entendimiento y organización de la vida del observador. Explica el Dr. Maturana: “Explicamos nuestra experiencias con nuestras experiencias y con las coherencia de nuestras experiencias. Esto es, explicamos nuestro vivir con nuestro vivir, y en este sentido, los seres humanos somos constitutivamente el fundamento para todo lo que existe, o puede existir en nuestros dominios de cognición.” (11;II:3) Las coherencias operacionales que se dan en la praxis de vida del observador constituyen el criterio de realidad para la inmediatez de la experiencia personal del observador y reemplazan la existencia de una realidad independiente y objetiva. Todas estas experiencias personales inmediatas son para el autor, legitimas (multiversión); esto es, todas son válidas. La “realidad” para la comunidad de observadores se constituye por acuerdo de coexistencia, si hay desacuerdos, estos:”...desacuerdos es una invitación para la reflexión de coexistencia, y no una irresponsable negación del otro.” (6:5) En cuanto al origen de estas coherencias, el autor escribe: “nuestras experiencias no son desordenadas, estas emergen coherentes en nosotros, de la nada.” (16:7) “o si usted quiere, del caos, de un dominio del que no podemos decir nada que no emerja de las coherencias de nuestras experiencias.” (16:4) Esto es, las coherencias no son el resultado de la estructura de una realidad trascendente y objetiva, sino que emergen en la experiencia como un hecho primario dado, son una cualidad propia de la naturaleza del ser humano. Y la naturaleza humana se propone como resultado de una curiosa y maravillosa evolución filogenética, pero que en rigor, no es más que otra explicación que quiere ser coherente y aprobada consensualmente por la comunidad de observadores en coexistencia. Para el Dr. Maturana, las coherencias de las experiencias reemplazan el concepto tradicional de racionalidad, son las coherencias de la experiencia las que explican las experiencias. Según el Dr. Maturana:”la racionalidad, o lo racional, surge como una abstracción que el observador (un ser humano) hace en el ámbito de las coherencias de su vivir (sus coherencias experienciales) al operar como ser que existe en el lenguajear.” (7:2) La racionalidad está primariamente dada en las coherencias de las experiencias lenguajeantes. El Dr. Maturana escribe:”Puesto que un marco de referencia está definido por las clases de elecciones que las especifica, la conducta lingüística no puede ser, sino racional, esto es, determinadas por relaciones de necesidad dentro del marco de referencia en el que se desarrolla. Consecuentemente, nadie puede nunca estar convencido racionalmente de una verdad que ya no tenga implícitamente en su cuerpo último de creencias.” (4:68) La verdad esta contenida en el mismo lenguaje en que se afirma, porque lo que se afirma esta implícito en las creencias y estructuras que sostienen la pretendida verdad y el lenguaje con que se afirma. Una circularidad que al no existir realidad independiente y objetiva, reduce el criterio de verdad a lo dado en (fabricado por) el ser humano, desde las coherencias de su praxis de vida, como tales, porque simplemente, surgen como tales. El tema de las coherencias de la experiencia y el tema del amor como constitutivo de lo humano señalan en los trabajos del Dr. Maturana, una imagen ideal de la naturaleza humana; en este sentido dice: “Pienso que nuestra fuente fundamental es el fondo biológico, nosotros los seres humanos, obtenemos los elementos fundamentales, no sólo para la creatividad, sino que para la posibilidad de vivir una vida decente. Por vida decente quiero decir algo que recomendaríamos porque es accesible a todos en nuestro alrededor. Una vida decente tiene que ver con el bienestar material, intelectual, estético y espiritual. Y bienestar no significa una jaula; sino una posibilidad para la reflexión y para el movimiento.” (13:30) El fondo biológico es la fuente de nuestra humanidad –humanidad libre y digna-, un fondo biológico aparecido filogenéticamente, de manera inexplicable, a no ser que se adscriba a una aparición de lo humano en raíces físico-químicas deterministas entrelazadas con el azar; pero aún esta profesión ‘materialista’ se desvanece al quedar reducida en última instancia a meras explicaciones lenguajeantes consensuales, sin ningún significado ontológico. Pero aún con estas dificultades, en la obra del Dr. Maturana se filtra una estructura valorativa ‘deseable’ para la vida del hombre, sin élla, nada tendría sentido, ni orden. El Dr. Maturana está perfectamente consciente que coloca las experiencias humanas en un nivel privilegiado: “Así, existimos en una situación experiencial maravillosa en la que, como observadores que existimos en el presente, somos la fuente de todo, aún de aquellas que podemos tratar en las coherencias de nuestras experiencias como observadores, como entidades que a través de sus operaciones dan origen a las operaciones de observación y a las explicaciones de sus ocurrencias en un dominio cerrado de explicaciones.” (16:4) Sin dudas el Dr. Maturana tiene razón, la vida humana es un centro de referencia de todo lo que existe, pero se extralimita al sostener que la realidad de todo lo existente en el mundo se reduce a las experiencias coherentes del ser humano. Estas experiencias y sus coherencias surgen misteriosamente –de la nada- lo que no es una afirmación, ni científica, ni satisfactoria; se trata más bien de una explicación de tipo religiosa en que el ser humano, divinizado, se transforma en el creador de todo. El Dr. Maturana es consecuente con su tesis cuando sostiene que el determinismo estructural, fundamental en la elaboración de su teoría biológica, no: “es un supuesto acerca de una realidad independiente, sino una abstracción de las regularidades de nuestras experiencias.” (16:4) Y así, agrega: “podemos usar el determinismo estructural para explicar nuestras experiencias con las coherencias de nuestras experiencias.” (16:4) La noción de determinismo estructural es entonces, una abstracción que hace el observador de las coherencias de sus experiencias (5:7); no implica un supuesto ontológico acerca de un dominio trascendental. Esta noción es el fundamento conceptual y operacional de todas las explicaciones. El Dr. Maturana sostiene que:”vivimos en tantos dominios de explicaciones como vivimos en dominios de coherencias experienciales que usamos para explicar nuestras experiencias.” (5:7) El Dr. Maturana propone que la tarea de entender lo propiamente humano en cuanto vida espontánea es: “tarea de la biología como espacio explicativo del vivir que el espectador como ser biológico genera desde las coherencias de su vivir, y no de la filosofía.” (7:3) Pero como esta afirmación bien ilustra, se propone la biología del observador como fundamento de todas las explicaciones que realiza el ser humano, pero se deposita la validez de este fundamento en las coherencias del vivir espontáneo en lenguaje en la praxis de vida, que se explica por la biología. La circularidad de la teoría es explícita; pero, en rigor, no rueda, porque está fija y deformada en el supuesto básico de que el ser humano es en el lenguaje, un lenguaje extraordinario que lo constituye todo. La secuencia del desarrollo de la tesis propuesta parte de las estructuras dinámicas deterministas para explicar la conducta y los fenómenos consensuales. Pero a este nivel, el Dr. Maturana incorpora el lenguaje y sus atributos: estados mentales (sin reconocerlos como tales) como un fenómeno conductual emergente intrínsecamente diferente, con propiedades completamente distintas a las físico-químicas que le dieron origen. A partir del lenguaje y todo lo que implica, comienza la teoría a emanciparse de sus pretendidas bases biológicas, para desplegar la vida mental coherente y significativa -individual y social-, con vagas y retorcidas alusiones ad hoc a recursiones, a coordinaciones de conducta y, a lo lejos, acoplamientos estructurales, para mantener la apariencia de estar apoyadas en lo biológico. Y así llegamos de pleno a las coherencias fundamento de la inteligibilidad, nacidas por abstracción de la experiencia en la praxis del observador en el consenso lenguajeante. En otras palabras, llegamos al punto de donde partimos: la vida corriente y espontánea de los seres humanos desde la que realizamos nuestras investigaciones y explicaciones de lo que nos rodea. Pero en este caso particular de la tesis del Dr. Maturana, llegamos después de un largo y tedioso camino de explicaciones supuestamente biológicas, que le dan a esa vida espontánea, un fantasioso fundamento biológico. Desgraciadamente, esta andanza biológica lega una distorsión y constricción a la vida diaria que se suma al estrecho supuesto que reduce la vida al lenguajeo. Sin existir una realidad independiente del observador(es), la ciencia y el conocimiento se reducen a afirmaciones cognitivas generadas en el dominio conductual de estos observadores. De este modo, desaparece el criterio de verdad dado por la presencia de la realidad objetiva y, de acuerdo a nuestro autor, se generan “tantos dominios de verdad como dominios de existencia que él o élla [observadores] actualizan en sus distinciones.” (1;5) Más aún, según el Dr. Maturana, estos diferentes dominios (versiones) no intersectan, porque han surgido de distintas clases de operaciones de distinción realizadas por los diversos grupos de observadores, y: “cada versión [versus] de la multiversión [multiversa] es igualmente válida, aunque no igualmente agradable al ser parte de observadores en desacuerdo, cuando las [versiones] emergen, no de errores lógicos triviales dentro de una misma versión, sino que de observadores situados en versiones diferentes.” (1;5) Para lograr acuerdo sobre la verdad no se puede apelar entonces, a una realidad objetiva independiente: “sino que [se produce] a través de la generación de una versión común a través de coexistencia en aceptación mutua.” (1;5) En otras palabras, se postula un relativismo de la verdad, mitigado por consenso: “En la multiversión, la coexistencia demanda consenso, esto es, conocimiento común.” (1;5) En consecuencia con esta proposición, podríamos concluir que la tesis propuesta no es verdadera, sólo la explicación de un individuo, ya que no cuenta con el consenso de una buena parte de los biólogos, lingüistas y filósofos del mundo; sólo algunos, se trataría, en el mejor de los casos, de una “versión” entre muchas otras. ¿Cómo decidir cuál de estas versiones es verdadera, si todas son igualmente ‘válidas’ para los que la sustentan? No creo necesario insistir en las consecuencias del relativismo radical de la tesis. Si no se produce un consenso, una tesis acerca de un área de la realidad, o de una verdad, se desintegran; no existe un criterio ‘objetivo’ en que apoyarse. Cabe preguntar con qué criterio se determina un consenso, quienes participan y por qué. Este consenso no puede ser una consecuencia automática del determinismo estructural dinámico que se refleja en el dominio consensual lenguajeante, porque éste es de suyo una mera explicación que requiere validación comunitaria; ahora, si el consenso se propone como un producto emergente del lenguajeo y sus atributos mentales, incluyendo la consciencia y la responsabilidad, se entra en un espacio de decisiones experienciales, y no puede evitarse el preguntar qué valores guía el logro de los acuerdos. Si todo se reduce finalmente a las coherencias de la praxis de vida, quedamos en un punto cero, porque las coherencias no tienen explicaciones adecuadas en la tesis: son simplemente un dado. Valores Los valores trascendentes y objetivos no existen como tales en la tesis del Dr. Maturana; el autor escribe “en la realización de los sistemas vivos como sistemas determinados por la estructura, nada es bueno o malo, deseable o indeseable, mejor o peor.” (14:3) “...la ética y la moralidad emergen como comentarios que él [observador] hace sobre su conducta a través de la auto-observación.” (4:67) Por esto, cuando se habla de valores se trata de acuerdos consensuales o de descripciones de situaciones conductuales, como cuando explica que la belleza tiene relación con nuestra conexión con el mundo que vivimos, con el cambio congruente de ambos (13:21) Más aún, el Dr. Maturana sostiene que el aferrarse a estos ilusorios valores objetivos es fuente de frustración y de sufrimiento. Si no existen valores objetivos que guíen las decisiones consensuales se entra en un relativismo, además del ontológico y epistemológico, también axiológico. No es necesario enfatizar las insalvables dificultades filosóficas que presenta un relativismo global. El Dr. Maturana está consciente, al menos en parte de esta situación, cuando escribe que:”la elección de una postura metafísica u otra es de naturaleza estética según el tipo de armonía existencial que uno gusta vivir.” (7:4) Intenta justificar su elección, porque:”desde mi postura metafísica es posible explicar el vivir desde aceptar su espontaneidad existencial.” (7:4) En otra oportunidad escribe: “La última verdad sobre la que el hombre basa su conducta racional está necesariamente subordinada a su experiencia personal y aparece como un acto de elección expresando una preferencia que no puede transferir racionalmente; de este modo, la alternativa a la razón, como una fuente para un sistema de valores universales, es la seducción estética en favor de un marco de referencia específicamente diseñado para cumplir con sus deseos (y no sus necesidades) y definir las funciones para ser satisfechas por el mundo (cultural y material) en el que quiere vivir.” (4:68) Sin embargo, también afirma el Dr. Maturana que la conducta ética está gobernada por las emociones y no por la razón. Las emociones son primariamente biológicas, aunque su curso entrelazado con el lenguajear es cultural, según el autor que escribe:”nuestra conducta ética tiene un fundamento biológico, la aplicación de esta preocupación es cultural.” (6:34). El Dr. Maturana piensa que el ser humano es producto de la evolución de los primates: en un momento de esta evolución se conservó la capacidad de generar lenguaje y emergió una nueva especie, el homo sapiens. La socialización observada en los primates y en los hombres muestra que:”somos animales que hemos surgido en una historia de amor y preocupación mutua.” (6:34) Para el autor, los conflictos observados con la sexualidad, la soledad, los problemas familiares, la glorificación del poder, no emergen de la biología, sino de la razón y de la cultura que distorsiona y entorpece: “nuestra base biológica como animales sensuales, domésticos, lenguajeantes, que viven en grupos de mutuos cuidados.” (6:34) Como ya hemos visto, para el Dr. Maturana es el amor: aceptación mutua, la emoción que conduce a la socialización en que viven las comunidades humanas. Esta visión ‘romántica’ de los primates y del hombre primitivo tiene antecedentes en los intelectuales de la Ilustración, pero al contrario de éllos, el énfasis del Dr. Maturana está puesto en la biología misma, impregnada de desapego emocional que fundamenta la aceptación mutua. En este énfasis en las emociones y, muy particularmente el amor, el Dr. Maturana olvida la importancia que otorga a las coherencias de la vida en lenguajeo, base de la racionalidad y organización de la vida humana. El Dr. Maturana sostiene que somos constituidos: “como seres humanos de una u otra clase por nuestra participación en diferentes sistemas sociales, cada uno de los cuales especifica la extensión de nuestras preocupaciones por otros homo sapiens, definiendo operacionalmente como seres humanos solamente aquellos que pertenecen a él.” (6:34) Peligrosa afirmación; la ética de la preocupación por el otro, aunque biológicamente fundada (aunque en rigor habría que decir que se trata más bien de desapego para poder vivir tranquilo), se aplica en forma diferente de acuerdo al sistema social en el que participamos; de este modo, mientras estamos envueltos en un dominio social, no hay preocupación ética por los otros seres humanos que no participan en dicho dominio. Así planteada la preocupación ética parece quedar restringida a nuestro emocionar del momento, ajeno a los demás no participantes; sin embargo, el Dr. Maturana puntualiza que es una despreocupación momentánea mientras participamos en dicho sistema social con su conversación peculiar (emocionar-lenguajear); porque, si aceptamos la vía explicatoria de la realidad puesta entre paréntesis, estamos conscientes de que podemos vivir en distintos dominios de la realidad con diferentes emociones, pero básicamente dentro de las fronteras de la coexistencia de mutua aceptación (del amor biológico). Sólo cuando nos encontramos con una comunidad que no participa de esta emoción básica (amor) -se ha alejado o la ha distorsionado-, podemos recurrir a los acuerdos racionales para tratar asegurar la operacionalidad de la preocupación mutua en comunidades amplias y múltiples. Pareciera entonces que de acuerdo a esta tesis, la universalidad de la ética (preocupación por el otro, más bien, dejar ser, para ser) es el producto de un conversar de las comunidades humanas acerca de la aceptación de todos los seres humanos, sin consideración de grupo social al que pertenezcan, y, cuando esto no es posible, esta ética queda restringida a un mero y frágil acuerdo racional. Esta teoría ética como la presenta el Dr. Maturana queda en el fondo sin sustento definitivo; el fundamento emocional biológico amor de desapego y aceptación, no sólo es muy difícil de demostrar en animales y seres humanos, sino que además, no tiene fuerza para imponerse biológicamente en todas las comunidades humanas; de hecho está supeditado a la razón y a la cultura que pueden manipular fácilmente la conducta ética de modos diversos, y supuestamente, siguiendo también emocionares biológicos distintos del amor de aceptación. Este amor biológico no parece ser suficientemente obligatorio para fundamentar una ética para la comunidad humana. La tesis del Dr. Maturana sostiene que no hay un marco de referencia absoluto para los valores. Somos sistemas autopoiéticos interactivos en cambio constante, toda actividad del organismo es referida directa o indirectamente a la mantención de esta circularidad funcional. Por esta razón, no hay ningún marco de referencia absoluto; el marco de referencia en estas condiciones es siempre relativo y, por tanto, escribe el autor: “...no es posible un sistema de valores absoluto y toda verdad y falsedad en el dominio cultural son necesariamente relativos.” (4:67) El único criterio final de conducta verdadera es la adecuada referencia a la autopoiesis. El Dr. Maturana nos presenta un mundo, en donde priman los deseos y donde no hay cabida para la nobleza, la caridad, ni siquiera la razón para guiar la conducta de todos los seres humanos; sólo vale lo que puede servir para las propias pasiones, con la condición de que no dañen la circularidad autopoiética y perezca el sistema. Curiosamente, esta perspectiva ética de un relativismo selvático, entra en conflicto con la primacía del amor en el ser humano que propone el Dr. Maturana como elemental y deseable en la vida humana. Racionalidad La racionalidad humana según el Dr. Maturana, es:”...una expresión de nuestra coherencia operacional en el lenguaje.” (6:12) La razón se da en el lenguaje y aparece explícitamente cuando el observador distingue las coherencias operacionales que se presentan en el discurso lingüístico. La racionalidad no está constituida por los contenidos del lenguaje, sino que por las coherencias que se presentan en él. Cuando el observador distingue las regularidades operacionales de las coordinaciones de acciones consensuales recursivas, el Dr. Maturana, sostiene que se entra en el campo de la lógica. El Dr. Maturana explica:”...la coherencia de la operación del observador en lenguaje como explica su praxis de vida, constituye y valida la racionalidad de la operación del observador como constituye un dominio de la realidad.” (6:13) También escribe al hablar de las explicaciones:”... la coherencia lógica de una explicación depende de la razón, pero su contenido, como el dominio en el que ocurre depende del emocionar…” (6:36) La racionalidad parece ser descrita por el autor, como inherente al lenguaje, tanto espontáneo, como explicativo. El lenguaje constituye la realidad mediante descripciones y distinciones en distintos dominios, por tanto, esta realidad es racional gracias a las coherencias del lenguaje que la construye. La racionalidad se presenta entonces en todas las áreas de descripciones y explicaciones; el Dr. Maturana dice: “hay tantos dominios de racionalidad como dominios de realidad producidos por el observador en su praxis de vida como tal.” (6:13) Esto significa que todos los seres humanos son racionales -lo que no constituye ninguna novedad para el pensamiento occidental(se deben incluir también los alienados; la enfermedad para el Dr. Maturana no existe como tal, sólo sistemas autopoiéticos que, o funcionan o perecen); pero la manera como el autor enfrenta la racionalidad, implica que todas las racionalidades son igualmente legítimas, lo que puede aceptarse, siempre y cuando, no se pretenda que todas tienen igual “valor”, lo que sería abiertamente controversial. Curiosamente el Dr. Maturana escribe:”...[las] emociones no determinan las coherencias operacionales de ningún dominio en el que pueda operar [el observador] , ellas determinan el dominio operacional de coherencias en el que él o élla viven, de ahí, el dominio de racionalidad en el que él o élla generan sus argumentos racionales.” (6:13) Las emociones no determinan las coherencias del lenguaje, por ende, tampoco determinan la racionalidad. Las emociones sólo determinan el área –dominio- donde se aplica la racionalidad. La racionalidad se basa en las coherencias y, las coherencias –según la tesis- se explican por la biología: sistemas autopoiéticos con determinismo estructural, y la autopoiesis y determinismo se explican por las coherencias. Este es el círculo explicativo típico del Dr. Maturana. Pero, un círculo explicativo es una ‘explicación’ insatisfactoria para los temas que el autor intenta explicar. Libertad La libertad de elección constituye un serio desafío para el Dr. Maturana que intenta desarrollar su tesis en base al determinismo estructural, con la explícita declaración que la ciencia sólo puede operar en términos deterministas. El autor intenta soslayar el problema como consecuencias de las predicciones fallidas; explica: “Que el sistema es estructuralmente determinado significa que es determinista y que su elección de operación está fuera de consideración, pero no significa que es necesariamente predecible.” (2;48-49:61) “Lo predecible y la elección según el Dr. Maturana- son expresiones que reflejan el estado del conocimiento del observador. Si el sistema observado y el medio en el que es observado son conocidos, entonces el sistema no parece encontrar alternativas en sus interacciones, porque éste y su medio, forman, para el observador, un sistema simple predecible.” (2;4849:61). Pero, si el sistema o su medio no son conocidos para un observador, entonces el sistema parece, nos dice el Dr. Maturana: “encontrar alternativas en sus interacciones, porque el sistema y el medio constituyen operacionalmente sistemas independientes para el observador que no puede predecir su curso: en tal caso el observador proyecta su incertidumbre en el sistema sosteniendo que tiene que hacer una elección.” (2;49:61) Determinismo versus libertad y libre elección son acorralados por el Dr. Maturana para explicarlos en relación a emergencia de alternativas. Cuando un observador no conoce adecuadamente la situación de la dinámica estructural de un sistema y éste expresa una conducta no esperada, este observador habla de libre elección del sistema. Pero en rigor, nada es libre en sistemas determinados por las estructuras. La libre elección es una ilusión, una mera apariencia. Pero el problema de la predicción no es igual a la situación personal de libre elección, y el mismo Dr. Maturana hace uso de una auténtica libertad personal en distintas partes de su obra. Por ejemplo, el Dr. Maturana afirma que si aceptamos el camino explicativo de la “realidad entre paréntesis” esto es, sin normas independientes del observador humano:”vivimos todas nuestras relaciones interpersonales [o], en mutuo respeto, en tolerancia…” (6:33) Pero, si por el contrario, aceptamos el camino explicativo de “una realidad objetiva” e independiente, caemos en la obediencia y sumisión con todas sus consecuencias impositivas. El punto importante que quiero señalar con estas citas es que muestran que el ser humano tiene la opción de aceptar una u otra vía de explicativa con respecto a la realidad. Esto indica que el Dr. Maturana da a la libertad de elección humana un sitio primario y fundamental (contrario a todo determinismo biológico), previo a toda explicación que proponga un observador; la libertad. Por tanto, es constitutiva e inherente a la praxis de vida. La libertad se vive, y luego se intenta explicar. Del mismo modo, cuando el autor habla de todas las conversaciones e interacciones en las comunidades de conversaciones en las que participa el ser humano que son expresiones de la estructura dinámica presente de su sistema; sin embargo, el autor agrega:”…nosotros los seres humanos no estamos libres de responsabilidad en nuestras acciones porque, debido a las reflexiones que hacemos, es siempre necesario la expresión de nuestros valores, deseos, ideales y aspiraciones.” (6:33) En otras palabras se elige. El Dr. Maturana se libera de las ataduras del determinismo biológico con las posibilidades que brinda el lenguaje. El autor sostiene que el lenguaje genera un espacio abierto de posibilidades mediante la reflexión; escribe:”La reflexión es una operación que consiste en tratar las circunstancias en las que uno se encuentra, como un objeto, y mirarla.” (13:10) De este modo, el autor afirma que podemos ser responsables de nuestra conducta; pero esta responsabilidad no está regida por valores independientes y absolutos, sino que por lo que estamos dispuesto aceptar como consecuencias de nuestra conducta:”La responsabilidad ocurre como una experiencia cuando se está consciente de las posibles consecuencias de lo que uno hace en relación a otros seres humanos, y uno actúa de acuerdo a si quiere o no, afrontar las consecuencias.” (13:25) “La responsabilidad no significa bien [“goodness”], no significa cumplimiento con acuerdos, significa que uno actúa con consciencia de querer y estar dispuesto a vivir con las consecuencias de lo que se hace.” (13:25) También escribe:”…la consciencia de nuestro gustar o no gustar las consecuencias de lo que hacemos constituye nuestra responsabilidad por las consecuencias de lo que hacemos, porque nos hace consciente que hacemos lo que hacemos, porque queremos las consecuencias de lo que hacemos.” (6:38) Me parece pertinente señalar que la obligatoriedad de una ética objetiva nos fuerza a hacer lo que no nos gusta, ni queremos; tal vez el Dr. Maturana diga que esta aceptación de lo que no nos gusta ni queremos, es al fin de cuentas un gustar, porque si no, no lo haríamos; pero esto es confundir el sentido de las palabras y confundir ética con psicología. Pero lo que interesa en esta sección es ver como el Dr. Maturana trata la libre elección del ser humano. El autor centra la emergencia de la capacidad de responsabilidad –que implica libre elección-, en el proceso de reflexión. La reflexión es posible por los procesos de actividad neuronal circular que permiten la recursión sobre las consecuencias de la interactividad previa del sistema; es el sistema nervioso el que permite la conducta recursiva lingual, el lenguaje ocurre como consecuencia de esta propiedad del sistema. En este proceso recursivo, el Dr. Maturana deposita la capacidad de evaluación de la situación consensual y, la posibilidad de elegir el curso de la actividad (interacciones) que va a continuar; este proceso hace posible la responsabilidad. Es imposible evitar preguntar cómo son posibles estos fenómenos de evaluación y de libertad de elección; no puede ser el lenguaje mismo que es la conducta resultante de las estructuras del sistema, entonces tiene que ocurrir en el sistema nervioso del sujeto, pero el problema es ¿cómo es ésto posible? Una pregunta esencial, que la tesis no responde. En este proceso de responsabilidad surge la libertad; escribe el Dr. Maturana:”La libertad es la experiencia de ser responsable de tu responsabilidad.” (13:26) El autor lo explica de esta manera:”…la consciencia de nuestro gustar o no gustar de nuestro gustar o no gustar las consecuencias de lo que hacemos, constituye nuestra libertad humana, al hacernos responsables de nuestras emociones a través de estar conscientes de éllas, como también de nuestro gustar o disgustar de éllas.” (6:38) Pero la libertad no es estar consciente de nuestras emociones y de las posibles consecuencias de nuestros actos, sino que el tener la capacidad de elegir lo que nos gusta o no nos gusta. El Dr. Maturana tiende a minimizar la libertad de elección que entraña la responsabilidad, haciéndola depender, al menos en parte, del gustar o disgustar las consecuencias de la conducta elegida. Pero, los valores éticos por ejemplo no dependen de nuestro gustar, son independientes de nuestra reacción subjetiva; hacer depender su fundamento de estas reacciones, es confundir ética con psicología. Para el Dr. Maturana, toda conducta de un organismo es referida al funcionamiento circular del sistema, si no disturba su funcionamiento el sistema continúa operando, pero en caso contrario, perece; esto vale tanto para la conducta lingual como para la libertad de elección que se hace presente con el lenguaje. Por tanto, la libertad es subsidiaria en última instancia de la autopoiesis y de los marcos de referencia que creamos en los procesos de distinción. La libertad de elección queda limitada al ámbito del lenguaje, encerrada en el organismo mismo. Una autentica libertad frente a lo objetivo e independiente de las propias creaciones humanas no existe en la tesis del Dr. Maturana. La voluntad libre es un tema que fluctúa en los escritos del Dr. Maturana, en algunos desaparece enterrada en procesos lenguajeantes consensuales que movilizan al sistema (humano) en un presente de distinciones casi automáticas de acuerdo al estado dinámico de los sistemas interactivos. En otras secciones de sus escritos, la voluntad y la responsabilidad parecen más autónomos y decisivos. Así por ejemplo, el Dr. Maturana comenta que al generar meta dominios de descripciones tenemos esperanza de libertad: “En efecto, esta es nuestra única (y la única valiosa) afirmación de libertad. Podemos en principio ser siempre observadores de nuestras circunstancias. Para que esto ocurra lo único que tenemos que hacer es extender nuestras interacciones más allá del de nuestros dominios de acoplamiento estructural” (3:28) Esta cita muestra claramente la ambigüedad de la postura del Dr. Maturana frente al dilema que plantea su principio biológico de determinismo frente a las posibilidades que nacen con el lenguaje, incluyendo la libertad de elección. Además, es importante notar que el biólogo habla de ‘nuestra decisión’, lo que implica tanto libertad como una identidad psicológica. Creatividad Para el Dr. Maturana, la creatividad surge cuando un observador malamente informado de las posibilidades de los seres orgánicos, de acuerdo a las reglas del biólogo, observa un sistema –un ser humano- que entra en interacción y especifica una realidad no esperada por el observador; en palabras del Dr. Maturana: “la generación por un organismo de distinciones (inesperadas por un observador) a través de interacciones con sistemas con los que no está acoplado estructuralmente (sistemas independientes operacionalmente), a los cuales puede acoplarse estructuralmente como resultado de las interacciones.” 44;48-49:62) De acuerdo a lo propuesto por el Dr. Maturana, los sistemas autopoiéticos tienen posibilidades potenciales de entrar en interacción con sistemas independientes diferentes de manera que: “sufran continuos cambios en sus estructuras acopladas, y por tanto, de encontrar continuamente sistemas independientes y así sufrir cambios de estado continuos y conductas impredecibles desde su perspectiva sola.” (2;49-50:62) La creatividad es en suma, el acoplamiento de un sistema autopoiético que entra en interacción con sistemas nuevos generando conductas impredecibles para un observador ignorante que no ve que lo que sucede es claramente explicado por las dinámicas de los sistemas y los acoplamientos a nuevos dominios. Si a esta situación de acoplamientos y cambios conductuales derivados de interacciones con sistemas independientes nuevos, le agregamos el desarrollo de un dominio consensual de segundo-orden con el lenguaje y sus propiedades ‘mentales’ tenemos a un sistema que gana la capacidad de auto-observarse y criticar su conducta anterior; la libertad es agregada a la situación del sistema y, con élla, la posibilidad de creatividad. Cuando la creatividad y la libertad humana se miran desde la perspectiva del determinismo estructural quedan reducidos a ser meros productos de la ignorancia y fantasía de un observador no iniciado en la verdadera realidad biológica. Con esta visión especulativa del ser humano desaparecen su libertad y creatividad, para convertirlo en seres autómatas con ilusiones superfluas e innecesarias; sólo sirven para estar dulcemente engañados en la ignorancia. Pero, el Dr. Maturana suaviza esta lúgubre perspectiva, con la emergencia del lenguaje y sus posibilidades emergen atisbos de libertad y creatividad, pero siempre constreñidas a las posibilidades de lo que el hombre mismo constituye. La creatividad y libertad que abren al ser humano hacia la trascendencia, no son posibles en la tesis del Dr. Maturana.