PARA PENSAR Y REFLEXIONAR DESDE LA BIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO H Maturana Romesín NZS Desde la fenomenología de la percepción como fenómeno biológico, Maturana abre un espacio de reflexiones sobre el lenguaje, sobre el conocimiento, sobre lo social. Es decir, establece relaciones, nexos entre lo biológico y lo social a través del conocimiento y el lenguaje. Como punto de partida plantea, por un lado, una reflexión epistemológica que se pregunta ¿cómo es que conocemos los seres humanos?, y sobre la validez de este conocer; y por otro lado, constituye un espacio de reflexión biológica que tiene que ver con el preguntarse por nuestro operar como seres vivos. Para Maturana, el fenómeno del conocer es biológico. Los seres humanos somos humanos en el lenguaje. Estamos inmersos en un vivir que nos sucede en el lenguaje, en la experiencia de ser observadores en lenguaje. Los seres humanos somos tales, haciendo reflexiones sobre lo que nos sucede en el lenguaje. Con respecto a la pregunta por el observador y su capacidad de conocer, pueden surgir dos actitudes y, por ende, dos caminos de reflexión y a su vez dos caminos de relaciones humanas. Si no nos hacemos la pregunta por el origen de las capacidades del observador, nos conducimos de hecho como si tuviéramos la capacidad de hacer referencia a entes independientes de nosotros, a verdades cuya validez es independiente de nosotros, porque no dependen de lo que nosotros hacemos. A este camino explicativo que fundamenta explícita o implícitamente las capacidades cognoscitivas como constitutivas del ser humano, Maturana lo llama el camino de la objetividad sin paréntesis. En este camino se opera aceptando una realidad trascendente que valida el conocer y el explicar, en donde la universalidad y validez del conocimiento se funda en tal objetividad. . Sin embargo, al darnos cuenta de que, en nuestro modo de vivir las experiencias, no es posible distinguir entre lo que llamamos ilusión y percepción, Maturana nos invita a poner la objetividad entre paréntesis, principalmente en el proceso de explicar. Esto no quiere decir que no existan objetos o que no se puedan especificar ciertos dominios de existencia o referencia que uno puede tratar como existiendo fuera de uno. Con esta objetividad entre paréntesis se quiere dar cuenta de la incapacidad del ser humano de hacer referencia a una realidad independiente de él. El ser humano, al no preguntarse por el origen de sus habilidades cognoscitivas y al aceptarlas como propiedades constitutivas del observador, actúa como si lo distinguido preexistiese a su distinción. En el segundo camino explicativo, en la objetividad entre paréntesis, no hay verdad absoluta ni verdad relativa, sino muchas verdades diferentes en muchos dominios distintos. Cada dominio explicativo es un dominio de objetos constituidos como explicaciones de la 1 experiencia. En este camino explicativo hay muchos dominios distintos de realidad como distintos dominios explicativos de la experiencia. Cada dominio de realidad está constituido como un dominio de coherencias operacionales de la experiencia del observador. La noción de realidad en dicho camino es entonces una proposición explicativa. De este modo, depende de nosotros el aceptar o no una reformulación de la experiencia; es decir, una explicación. Ninguna proposición explicativa es una explicación en sí. La explicación la constituye la aceptación del observador según un criterio de aceptación que él pone en su escuchar. En síntesis, la validez de las explicaciones que aceptamos se configuran en nuestra aceptación, y no de manera independiente de ella. En el camino de la objetividad entre paréntesis una afirmación cognoscitiva es una invitación al otro a entrar en un cierto dominio de coherencias operacionales. En este espacio la discrepancia se convierte en una oportunidad para la creación de un nuevo dominio de realidad de manera responsable. CONSECUENCIAS EN LAS RELACIONES HUMANAS: - Nuestro explicar tiene que ver con la manera de encontrarnos con el otro. - Cada vez que uno adopta la postura de tener un acceso privilegiado a una realidad independiente de uno, como es que ocurre constitutivamente en el camino de la objetividad sin paréntesis, el que no está de acuerdo con uno está en contra de uno. Para este camino el conocimiento da poder y legitima la acción, aunque ésta sea la negación del otro. En dicho camino, en la negación del otro yo no soy responsable, pues es la realidad, la verdad, la que lo niega, no yo. - En el momento en que aceptamos la legitimidad del mundo del otro, el que éste sea esto o lo otro, no es objetable en un sentido trascendente, y si lo objetamos, lo hacemos haciéndonos responsables de nuestra objeción, en el entendido de que ella se justifica sólo desde las preferencias del que niega. - En la vida cotidiana nos movemos, sin darnos cuenta de ello, en un dominio u otro según aceptemos o no la legitimidad del mundo del otro. - Toda interacción implica un encuentro estructural entre los que interactúan, y todo encuentro estructural resulta en el desencadenamiento de un cambio estructural entre los participantes del encuentro. Por ende, cada vez que hay encuentros recurrentes hay cambios estructurales que siguen un curso contingente al curso de estos. - El cambio estructural espontáneo y reactivo se hace contingente a la historia de nuestras interacciones. - El aprender tiene que ver con los cambios estructurales que ocurren en nosotros de manera contingente a la historia de nuestras interacciones. 2 - El lenguaje ocurre como parte del proceso de cambio estructural. - Organismo y medio se gatillan mutuamente cambios estructurales, bajo los cuales permanecen recíprocamente congruentes, de modo que cada uno se desliza en el encuentro con el otro, siguiendo las dimensiones en que conservan organización y adaptación, o si no el organismo muere. En síntesis, organismo y medio van cambiando juntos de manera congruente durante toda la vida del organismo (deriva ontogénica). NZS - Aún más, un ser vivo está vivo sólo mientras conserva su congruencia con el medio. El vivir se da sólo mientras organismo y medio se transforman de manera congruente bajo condiciones dé conservación de la organización de lo vivo. - Cuando estamos en interacciones recurrentes en la convivencia, cambiamos de manera congruente con nuestras circunstancias, con el medio. En un sentido estricto nada es azaroso, porque todo nos ocurre en un presente interconectado que se va generando continuamente como transformación del espacio de congruencias al que pertenecemos. - La espontaneidad y naturalidad con que surge el consenso en la convivencia se hace evidente en la convivencia con un animal doméstico. - La aceptación del otro como un legítimo otro no es un sentimiento; es un modo de actuar. - Rechazo y amor son opuestos en sus consecuencias en el ámbito de la convivencia; el rechazo la niega y el amor la constituye. - Amar es abrir un espacio de interacciones recurrentes con otro en el que su presencia es legítima, sin exigencias. 3