3: LAS ORGANIZACIONES SINDICALES DO -- 1 Las organizaciones campesinas, en su gran mayoría, son de reciente creación; varias de ellas nacieron en la década del 60 en el nivel nacional. La Reforma Agraria provocó, de 1964 adelante, el nacimiento de organizaciones relacionadas con este proceso: asentamiento, cooperativas de producción. La gran eclosión de sindicatos, también se produjo desde 1967, luego de la dictación de la Ley de Sindicalización Campesina, la cual eliminó algunos obstáculos fundamentales para el desarrollo del sindicalismo. En el plano sindical, actúan en el momento tres confederaciones: Ranquil (casi 50 mil asociados), Triunfo Campesino (55 mil asociados), Libertad (30 mil asociados) (1). Ellos son fruto del desarrollo histórico de la organización sindical campesina, bajo diferentes orientaciones ideológicas y también como consecuencia del paralelismo sindical que propició el Gobierno actual y que fue reconocido en la Ley NI 16.625, que rige desde abril de 1967. Otras organizaciones son la Confederación Nacional de Asentamientos y la Confederación Nacional de Cooperativas. ANTECEDENTES HISTORICOS (2) La ley de sindicalización campesina del año 1967 vino a cambiar la denominación y algunos procedimientos de las organizaciones nacionales existentes a esa fecha, pero sobre todo hizo cambiar el panorama de los sindicatos de base, que se multiplicaron por todo el país, constituyendo un verdadero pGder de presión por mejores condiciones de vida en lugares donde nunca el campesino había alzado su voz. Desde 1919 trataron de formarse agrupaciones campesinas, promovidas por la Federación Obrera de Chile (FOCH) que había cobrado importancia en los centros mineros e industriales; y por la experiencia y conciencia de clase que habían ganado los campesinos que emigraron a las salitreras y que volvían a su tierra por la crisis de la pampa. La intervención de los agricultores ante el gobierno fue inmediata para pedirle que prohibiera esa alianza obrero-campesina. A su juicio ponía en peligro al país; planteaban que en todo caso debían formarse federaciones de agricultores en las cuales los campesinos participaran. La dictación del Código del Trabajo en 1924 reconoció el derecho de asociación de todos los trabajadores, pero con serias limitaciones para los campesinos, por el número de trabajadores por empresa (no menos de 25 para asociarse). Sin embargo, la Sociedad Nacional de Agricultura en 1932, ante una oleada sindicalista que traducía la inconformidad campesina, quiso obtener de la Dirección del Trabajo un pronunciamiento sobre el no derecho de asociación de campesinos, puesto que en la letra del Código sólo se hablaba de "trabajadores por empresa". El fallo favoreció a los trabajadores. En 1934 se registró el despiadado aplastamiento con la fuerza pública de cientos de campesinos hambrientos y sin tierra en Ranquil, en la zona del Alto Bio-Bío. Amparados por el Ministerio de la Propiedad Austral, una familia de terratenientes inició la recuperación de sus tierras. Sus fundos tenían muchos ocupantes. Acordaron trasladarlos a Ranquil, el sector de tierras más pobres. Igual acción quisieron hacer los dueños del fundo Guayalí, pero los campesinos se opusieron porque entendían que las tierras que ocupaban les pertenecían, pues se les dijo que esas tierras eran fiscales y que pasarían a sus manos. En represalia por el traslado que se pretendía, los campesinos dejaron de trabajar para sus paatrones. Estos consiguieron una orden de anzamiento con la fuerza pública. Fueron trasladados a tierras vecinas a Ranquil, donde la falta de trabajo, la miseria y el hambre ya se hacían insoportables. Con el ánimo de recuperar sus tierras, los expulsados no levantaron sus casas y se dirigieron a Ranquil, pero allí no había en que trabajar; agobiados por el hambre asaltaron la pulpería, matando a los dueños que se negaban a proporcionarles alimentos. La fuerza pública reforzada comenzó el aplastamiento de la sublevación, que se extendió en una amplia zona. Hubo muchos muertos, heridos y una investigación que nunca esclareció los hechos. La liga de campesinos pobres, fundada en 1935, jugó un importante papel en la defensa del derecho de asociación de los campesinos, amagado por los latifundistas en los comienzos del gobierno de Pedro Aguirre Cerda, del Frente Popular. Ante la decidida acción de socialistas y comunistas de extender la organización campesina en el campo, la Sociedad Nacional de Agricultura y las sociedades agrícolas regionales pidieron al Presidente de la República se detuviera la formación de sindicatos en el campo; pedían una nueva legislación que "permita la armonía entre capital y trabajo y consulte la realidad del problema agrícola". El gobierno trató de defender el derecho de los campesinos, pero luego los partidos del Frente Popular, con la anuencia de la Confederación de Trabajadores de Chile (CTCH), con el fin de tener paz social para lograr carobios profundos, dieron satisfacción a los agricultores con la suspensión de tramitaciones de sindicatos nuevos por tres meses. Terminó otro período presidencial (1946) con tal prohibición vigente. Esta duró siete años, a pesar de que se contravenía la Constitución Política, el Código del Trabajo y un Convenio de Libertad Sindical del Gobierno con la Organización Internacional del Trabajo. Un nuevo gobierno, el de Gabriel González Videla, llevado por los radicales y comunistas, traía esperanzas de desarrollo de las organizaciones populares. El fantasma del comunismo era propalado por la derecha. González Videla tuvo el riesgo de perder la presidencia en el Congreso Pleno, ya que no obtuvo una primera mayoría absoluta. Acudió a los liberales para lograr la presidencia. El apoyo de éstos fue el fruto de "una transacción que significaba el compromiso de coartar el ejercicio del derecho de sindicalización por parte de los campesinos" (3). El gobierno quedó integrado por radicales, liberales y comunistas y fue llamado de "unidad nacional". Paralelamente, los campesinos seguían asociándose en organizaciones libres; los pliegos y las huelgas ilegales aumentaban. Esta era labor de comunistas y socialistas. Por su parte, los grupos de derecha habían convencido al Episcopado que se preocupara de los campesinos. El Pbro. Oscar Larson fue designado para este trabajo, que se desarrollaba especialmente en el plano espiritual. Pero pronto, también, asumió tareas de orden gremial, asesorando pliegos de peticiones. Los católicos latifundistas que veían fomentar el espíritu de organización y lucha social entre los campesinos, pidieron la disolución de la "Unión de Campesinos", nacida bajo la Iglesia. El Pbro. Larson fue enviado por varios años al extranjero. El gobierno de Gabriel González Videla no podrá ser olvidado por generaciones de chilenos, especialmente de trabajadores. Asestó dos graves golpes a su lucha por cambiar las condiciones de vida: la dictación de la Ley NQ 8.811, sobre sindicalización campesina, y la Ley de Defensa de la Democracia. El abogado, ex Ministro del Trabajo y actual Rector de la Universidad Austral, William Thayer, escribió: "Este es el período que llamamos de destrucción del Código del Trabajo que se inicia con la ley N9 8.811. En ella, prácticamente, se establece la imposibilidad de constituir sindicatos y se niega derecho de huelga a los trabajadores del campo". Pero los campesinos, a través del Tercer Congreso de la Federación Industrial Nacional de Trabajadores Agrícolas, expresan que pese a la ley contra la sindicalización de los obreros del campo, éstos seguían organizándose, presentando pliegos de peticiones y acelerando la lucha por la reforma agraria. Aún creían en la posibilidad de un gabinete popular que los apoyaría. En 1948 la L y de Defensa de la Democracia dispersó y dejó sin líderes a todo el movimiento sindical chileno. Con el pretexto de perseguir a los comunistas, puestos fuera de la ley como partido Y canceladas las inscripciones electorales de todos sus miembros, prohibió sindicalizarse a todas las personas que pertenecieran a asociaciones estimadas de ideología comunista; estableció medidas severas, incluso la relegación, y entregó a la policía política el control de las directivas sindicales, situación esta que se mantuvo hasta el final del período presidencial de Carlos Ibáñez del Campo (1958). Sin embargo, la relegación permitió a algunos dirigentes transmitir su experiencia. Así sucedió en 1953 en Molina, centro vitivinícola, donde se produjo uno de los movimientos huelguísticos más amplios e importantes de la historia sindical campesina, que impactó nacionalmente y que obtuvo la solución pedida. También tuvo impacto nacional la marcha del hambre, desde Molina a Santiago en 1958. Con este hecho comenzó la influencia cristiana en el campesinado, al lado de comunistas y socialistas. Hasta 1960 el desarrollo del sindicalismo entre campesinos e indígenas está marcado por la constitución de federaciones regionales y por asociaciones nacionales que abarcan diversos sectores del campo. La lucha por la conquista de la tierra para los que la trabajan va adquiriendo máls claridad; y a pesar de las prohibiciones, los paros, huelgas y pliegos de peticiones se suceden sin interrupción. En los años 60 los movimientos se estructuran más nítidamente. Así, la Federación de Trabajadores Agrícolas, la Asociación de Agricultores y la Asociación Nacional Indígena, de orientación marxista, se unen y forman el Movimiento Nacional Campesino (hoy Confederación Ranquil); en el sector cristiano, a la Unión de Campesinos Cristianos (UCC), formada luego de la huelga de Molina, se agrega la Asociación Nacional de Organizaciones Campesinas, nacida de dirigentes formados en el Instituto de Educación Rural, que desde 1952 y con fuertes financiamientos nacionales e internacionales, actuaba como avanzada de la Iglesia en el campo, en una línea de formación de líderes para el desarrollo de la comunidad, pero sin abordar el problema sindical ni los conflictos del trabajo. Comenzó trabajando en convenios de educación campe- sina, por cuya realización los propietarios de fundo pagaban una cuota anual. La acción de los líderes en terreno les mostró a éstos que no podrían estar ausentes de la actuación sindical. De esa constatación nació la ANOC primero, agrupando a todo tipo de organizaciones campesinas (sindicales, cooperativas, culturales, etc.) y que fue apoyada por el IER hasta 1963, cuando la mayoría decidió tomar una línea francamente sindical y no sólo de desarrollo de la comunidad. En la campaña presidencial del año 1964, otra organización nació del IER, el Movimiento Campesino Independiente, en el cual se agruparon todos aquellos promotores, delegados y dirigentes campesinos que querían trabajar en política. Fueron apoyados directamente por el IER para trabajar la postulación presidencial de Eduardo Frei. Logrado el triunfo de éste decidieron continuar como un movimiento de tipo gremial. Más adelante, y con fuerte financiamiento extranjero, estas organizaciones, excluido más tarde el MCI, formaron la Confederación Nacional Campesina, que ahora actúa como Confederación Libertad. Las organizaciones nacionales campesinas, en el decenio del 60, estuvieron fuertemente marcadas por la división ideológica marxista ý cristiana; las primeras de orientación revoucionaria (abolición del sistema capitalista) y las segundas de orientación reformistas (pretendía un mejoramiento general e integral del campesino, pero creían que debía hacerse en un marco de conciliación de intereses con el capital). Sin embargo, en la medida que aumentaba la lucha en el campo, y la reacción de los latifundistas se hacía más fuerte, las organizaciones de orientación cristiana se fueron convirtiendo más claramente en organizaciones de clase. Actualmente, luego de la puesta en práctica de la ley N9 16.625, las Confederaciones existentes no tienen grandes diferencias programáticas y tienen una serie de coincidencias ideológicas. Todas ellas abogan por la unidad de los campesinos en una sola confederación, señalando que la unidad es el requisito fundamental para conseguir una reforma agraria auténtica para todo el campesinado y el mejoramiento de sus condiciones de vida. Problemas, tales como sentido casi exclusivamente reivindicativo de las peticiones (4); control de un sector sindical importante por parte del Estado, paralelismo sindical, falta de conciencia crítica en el campesino, bajo nivel de formación política y de conciencia de clase en los grupos de base; influencia de padrones culturales tradicionales, tienden a ser superados paulatinamente. Influye en este avance la lucha por la unidad de los campesinos, el alto presupuesto que prevé la ley de sindicalización para la educación campesina, y especialmente la sindical; la multiplicación de conflictos sobre expropiaciones para acelerar el proceso de reforma agraria, etc. En la búsqueda de la unidad se gesta también la mayor autonomía del movimiento sindical campesino. (Dos de las tres Confederaciones han estado mu estrechamente vinculadas al gobierno de la democracia cristiana y sus planes). Notas bibliográficas: (1) Estos datos fueron proporcionados por las Confe deraciones. Son más altos que los registrados por el Ministerio del Trabajo. (2) Estos antecedentes han sido extractados principalmente de! libro "Movimiento campesino chileno" 1. Pub. ICIRA, 1970. (3) Esta afirmación está comprobada por varios testimonios en libro de ICIRA citado. (4) De 22 tomas de fundo entre obreros asalariados, sólo 3 reivindican la tierra. El resto tiene orientación económica o sobre las condiciones de vida o trabajo. "Movimiento ICIRA, pág. 133. campesino chileno" 2. LOS DIRIGENTES CAMPESINOS FRENTE AL PROBLEMA AGRARIO El sector marxista Los sectores socialista y comunista fueron los primeros en preocuparse de la agremiación de los campesinos chilenos, desde 1924, cuando los sindicatos eran ilícitos. Sus experiencias y esfuerzos los unieron en 1961 en el llamado Congreso de Unidad, del cual nació la Confederación de Campesinos e Indígenas de Chile "Ranquil". Reconocida por la ley de sindicalización campesina, como las otras dos Confederaciones sindicales existentes: "Libertad" y "Triunfo Campesino", sus miembros son estrictamente contabilizados por las inspecciones del Trabajo provinciales. En 1969 alcanzaban a 31 mil adherentes, que en 1970 sus dirigentes piensan llegarán a 50 mil. Esta organización, según declaración de principios, se defiene como anticapitalista, antifeudal y antiimperialista, solamente comprometida con los campesinos. -En la práctica, dice su Presidente, señor Enrique Avendaño, desarrollamos toda clase de actividades para ganar el campesino para esta orientación, pero apoyamos todo lo que conviene al campesino. Añade que en la práctica todas las confederaciones nacionales campesinas tienen una definición clasista "porque recogen el pensamiento mayoritario de los trabajadores" y porque es imposible poner de acuerdo al patrón con los obreros, cuando cada día ven las violentas diferencias". De este hecho nacen las expectativas de unidad del movimiento sindical campesino respaldado por miles de campesinos miembros de sindicatos de base, comunal, regional y nacional. Esta unidad gana sucesivos triunfos a través de acciones conjuntas: huelgas, paros, colaboración en tomas de fundo, y aparece como posible, a pesar de la Ley NQ 16.625, de 1967, que propicia el paralelismo sindical. -Un solo sindicato por comuna, una sola Federación por provincia y una sola Confederación Nacional es nuestra meta. En estos momentos, en que la Reforma Agraria ha vacilado en cumplir sus metas por la resistencia de los latifundistas, se desarrolla intensamente una conciencia unitaria para enfrentar al dueño del predio. La Reforma Agraria El Presidente de la Confederación Ranquil piensa que en Chile, con la ley de Reforma Agraria que existe, el Gobierno, si quisiera, podria expropiar todo el latiundio chileno, pues, segun la ley, ningún predio cumple los requisitos de buena explotación. Frente a estas posibilidades está a la vista lo realizado: de 33 millones de hectáreas cultivables se han expropiado 3 millones de hectáreas. A esa velocidad el país necesitaría 54 años para la expropiación total. Así ve la situación la Confederación Ranquil. Pero, ¿dónde están las causas? La respuesta del dirigente Enrique Avendaño es la siguiente: -En Chile, la Democracia Cristiana, que cree en el capitalismo, habló de cosas sentidas por todos los trabajadores: la reforma agraria era un anhelo nacional. En seguida se hizo una ley buena, pero con algunas fallas de muchas repercusiones: es una ley facultativa, que pone en las manos del Presidente de la República la decisión de expropiar o no expropiar. Además, sin financiamiento propio, ya que el presupuesto depende del parlamento y del gobierno. En resumen, dice: "Aquí se partió con la idea de no realizar la reforma agraria. Ultimamente las vacilaciones han sido mayores. De allí nace la actitud prepotente de los terratenientes, que se han ido contra los campesinos y ahora contra el sistema mismo. Los campesinos se han propuesto, agrega, aún sin los medios materiales, acelerar la reforma agraria que para ellos "no es sólo mejorar el nivel de vida y conseguir la tierra, sino también una necesidad social de producir para todo el país". De allí que piensen "que reforma agraria implica reforma de todo el sistema, y que esto difícilmente lo puede realizar un gobierno que no tenga una ideología revolucionaria y el apoyo del pueblo, en el cual las fuerzas unidas de trabajadores, organizaciones obreras, estudiantes y otras fuerzas progresistas sean también importantes". Enrique Avendaño quiere poner énfasis en los inmensos pasos dados por el campesinado, entre los cuales la toma de conciencia de su realidad, de sus derechos de ciudadano de primera categoría, es la fuerza que ha permitido el auge de su organización7 "ha luchado y por eso ahora vive mejor"; lo mismo frente a todo el problema del campo: "su solución ya no es sólo obra de otros, sino también de él mismo", dice el dirigente. El sector cercano al gobierno La Confederación "Triunfo Campesino" nació en 1968 del trabajo de promoción realizado por el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP). Con 55 mil asociados en 200 sindicatos comunales y 22 Federaciones Provinciales, es la organización sindical campesina más grande del país. Enriquera Mellado, Secretario de Educación y Capacitación, dijo a nuestra revista: -La Confederación no pretende pelear el peso más o el peso menos, sino por el hombre campesino en su conjunto, luchando preferentemente por tener la tierra para el campesino, por su educación, para que compren(da el momento que vive y su razón de ser. También el aspecto económico, pues como asalariados dependientes de un patrón, tenemos el salario de por medio. Cuando habla de la lucha por la tierra, aclara: -Queremos que el campesino sea dueño de la tierra, pero no con fines de lucro, sino para producir más para el país y mejorar su nivel de vida. Por eso nos inclinamos por la propiedad comunitaria, y en esta idea tenemos en contra a muchos asentamientos. La reforma agraria La apertura de la posibilidad que los campesinos sean dueños de la tierra es un hecho histórico de incalculable valor para este sector. Pero más allá de la letra de la ley está la aplicación de ella, y aquí el dirigente de "Triunfo Campesino" señala su parecer: -Técnicamente la reforma se hace bien, pues, además, de la tierra, el campesino tiene herramientas, se construyen casas para reemplazar las chozas e incluso se destina capital para los primeros tiempos. Agrega que se ha hecho mucho menos que lo proyectado, "porque se dictó la ley, pero no se le dio prioridad en el programa de gobierno y el presupuesto ha sido el mínimo". Señala que en varias provincias apenas se comienza el proceso de expropiaciones por falta de medios. -No es la ley la que falla, sino la decisión del Gobierno. Otras críticas apuntan a la dificultad para tener créditos. Señala que el Banco del Estado recién se ha abierto para los campesinos, no así la CORFO y otras instituciones nacionales, menos aún el crédito internacional. En cuanto a la comercialización, critica la falta de un programa de producción en los asentamientos y la falta de ayuda para la comercialización externa. Actualmente la mayoría de los asentamientos siembra lo que quiere y comercializa como puede, dependiendo del intermediario. La Confederación prepara un proyecto de modificación de la ley, para eliminar el privilegio en que quedan los empresarios expropiados, a los cuales se le deben dejar 80 hectareas de riego, mientras que los terrenos para los campesinos oscilan entre seis y quince hectáreas. Este país, como todos los de América latina, dice el dirigente Enrique Mellado, debe tender hacia la socialización. Reformas para Ley de Sindicalización El proyecto está estudiado y se pedirá el apoyo parlamentario de democratacristianos y unidad popular. Las reformas tienden a corregir fallas fundamentales. Entre ellas, la amplia facultad que se da a los empresarios para organizarse y la falta de sanciones drásticas por incumplimiento de aportes patronales al fondo de educación campesina. Actualmente, informa, un 80 por ciento de los empresarios agrícolas no paga el 2 por ciento mensual: la deuda alcanza a unos 90 millones de escudos. Sólo se contemplan multas que pagan regularmente, pues prefieren quelos mo- vimientos sindicales se debiliten por la falta de financiamiento para sus actividades. Pedirán también el término de las Juntas de Conciliación por estimarlo un trámite burocrático que jamás supera los mínimos fijados por el Gobierno. Pedirán que los frutos del trabajo del personal de emergencia en las huelgas no vaya al propietario, como sucede ahora. Quieren destinarlo a fondo para cubrir días de huelga. Otro aspecto importante de la reforma es la supresión del paralelismo sindical, "pues éste debilita al movimiento campesino". -El campesino debe estar en un solo frente, dice el dirigente. Es la única manera de responder a su finalidad de luchar por los intereses de los trabajadores. Actualmente el trabajo no es coordinado ni eficiente. Está claro que el campesinado es uno solo y que los sectores que hay que enfrentar son los mismos para todos los trabajadores del campo: los empresarios y el gobierno. La "Triunfo Campesino" está dispuesta a dejar su nombre y construir con las demás una sola organización. A pesar de la claridad que tienen del problema las tres confederaciones existentes, la tan deseada unidad tiene una serie de topes que no la hacen factible en el futuro inmediato. La Confederación "Libertad", nacida de organizaciones cristianas, comparte en general el pensamiento de la "Triunfo Campesino" en la actualidad.