Concurso de antecedentes. Sistema de

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JURISPRUDENCIA CONSTITUCIONAL
CONCURSO DE ANTECEDENTES
SISTEMA DE MÉRITOS
IDONEIDAD
LÍMITES DE LAS POTESTADES DISCRECIONALES
PRINCIPIO DE IGUALDAD
Recurso de amparo de J.C.S. contra la Gerencia Médica, el Subgerente
Médico de Regiones y el Director Regional de Servicios Médicos de
la Región Central Norte de la Caja Costarricense de Seguro Social
Expediente No.99-009003-0007-CO
Resolución No.2000-00983 de las 11:12 horas del 28 de enero de 2000
Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia
El recurrente solicita el amparo de la Sala, por considerar que la Caja le violentó
su derecho a la igualdad durante su participación en un concurso de antecedentes. Los Magistrados de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia,
mediante resolución No.983-00, declaró sin lugar la gestión luego de las siguientes
consideraciones:
I.- Sistema de Méritos. En Costa Rica, el acceso a los cargos de administrador de justicia está esencialmente sometido –con las excepciones que la propia Carta Fundamental
define para los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia- a la misma exigencia
que en la Constitución gobierna el ingreso a la función pública en general, a saber, la
necesaria demostración de idoneidad. Esto se realiza a través de procesos de selección,
normalmente concursales, entre todos aquellos aspirantes que reúnan los indispensables requisitos de elegibilidad y que, al tiempo, no estén afectados por alguna causal de
impedimento. Así, a fin de garantizar el mejor servicio público, la Administración utiliza la figura del concurso de antecedentes, procedimiento a través del cual se pretende
atender a los requerimientos de idoneidad en el nombramiento de personal en los puestos del sector público, de ahí que se entienda referido a criterios objetivos de selección, a
fin de comprobar que la persona designada o escogida tenga la idoneidad comprobada
para desempeñar el puesto conforme a lo dispuesto por los artículos 192 y 192 [sic] constitucionales. Ahora bien, la tutela constitucional se agota, según lo ha sostenido la Sala
–ver sentencia número 6448-94 de las diecisiete horas con cincuenta y siete minutos del
dos de noviembre de mil novecientos noventa y cuatro-, con el derecho de participación
igualitaria que tienen los oferentes para integrar la nómina o terna respectiva –el que se
reconoció al promovente en este caso-, ya que, una vez confeccionada ésta, con lo que
cuenta el interesado es una simple expectativa a ocupar el cargo para el que opta, de
manera que no corresponde revisar en esta sede la decisión que los órganos tomen sobre
el particular, en ejercicio de las facultades discrecionales con que cuenta para ello, pues
la inconformidad que se suscite en torno a la decisión comporta un conflicto de mera
legalidad y no de raigambre constitucional. Recuérdese que todo acto administrativo es
el resultado del ejercicio de una potestad. En el caso de actos producto del ejercicio de
una potestad discrecional, estos se componen de elementos legalmente determinados y
de otros configurados por la apreciación subjetiva de la Administración ejecutora. La
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discrecionalidad es esencialmente la libertad de elección que tiene la Administración, de
escoger entre una pluralidad de alternativas, todas igualmente justas, según su propia
iniciativa, por no estar la solución concreta dentro de la norma.
II.- Nombramiento. El sistema de méritos lo que impone es que la Administración
coloque en la nómina (que puede ser terna si es de tres) a las mejores notas, pero dentro
de la nómina, el jerarca tiene amplias potestades para decidir. Se trata de una potestad
discrecional y no reglada de la Administración, de donde el acto de nombramiento no
requiera de especial fundamentación, por lo que es el proceso mismo, lo único que es
cuestionable es si dentro de esa potestad discrecional operara la arbitrariedad, o como
se dijo la desigualdad, en el sentido de que el nombramiento sea por fundamentos irrazonables o se discrimine a una persona por razones de género, raza, credo o condición,
social, económica, o cultural.
III.- Régimen de control.- En el sub exánime, lo actuado por las autoridades recurridas
ha sido dentro del ejercicio de sus potestades legales y reglamentarias; recuérdese que
los actos discrecionales también están sujetos a control de legalidad, de conformidad
con lo establecido en los artículos 11 a 15 de la Ley General de Administración Pública.
Así, dicha facultad discrecional no es arbitraria, su existencia tiene fundamento en la
Ley y su ejercicio está delimitado en ésta. El Ordenamiento Jurídico, establece la posibilidad de un control jurisdiccional por la vía contencioso-administrativa, sobre el ejercicio de las potestades discrecionales. En este sentido, se encuentra que los artículos 15,
16, 17, 160 y 217, inciso 1) de la Ley General de Administración Pública disponen, que
la discrecionalidad está sometida a los límites que el mismo ordenamiento le impone,
así como las reglas de la lógica, la ciencia o de la técnica, y a los principios generales del
Derecho, entre los cuales destacan los principios elementales de justicia, de conveniencia y de razonabilidad. El control jurisdiccional sobre la discrecionalidad se da pues
básicamente por dos vías, por el control que el Juez puede llevar a cabo en cuanto a
los elementos reglados del acto discrecional, y por el control que puede ejercer por los
principios generales del Derecho.
IV.- En cuanto a la inconstitucionalidad alegada. Sobre la inconstitucionalidad del
artículo 11 inciso b) del Reglamento a la Ley del Estatuto de Servicios Médicos por
infracción del principio de reserva de ley y por la violación del principio de idoneidad
comprobada para el nombramiento del sector público regulada en los artículos 191 y 192
de la Constitución Política, alegada por el recurrente, debe indicarse en primer término
que no es una pretensión propia del recurso de amparo, sino de la acción de inconstitucionalidad, proceso que el accionante es libre de presentar a la Sala cuando a bien lo
tenga. De ahí que en cuanto a ese punto no proceda externar criterio alguno.
En el caso concreto al recurrente se le respetó el derecho de integrar la terna, por lo
que no se violentó ningún derecho fundamental en su contra. Lo que existe es una disconformidad de éste con la decisión tomada por la autoridad recurrida. Como quedó
expuesto, no puede esta Sala entrar a valorar los criterios ni razones que haya tenido la
referida autoridad para escoger a otra persona; lo que sí puede e hizo fue verificar que lo
hiciera dentro de sus facultades y sin que operara ninguna arbitrariedad ni desigualdad
en el proceso. De donde el recurso debe desestimarse, sin perjuicio, claro está, de que el
recurrente pueda discutir –en la vía legal que corresponda- la bondad de la apreciación
cuestionada en el recurso, pues ese diferendo constituye un conflicto de legalidad que,
en todo caso, excede la naturaleza sumaria del amparo [...]
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