Una Guía Práctica para la administración del riesgo Por Thomas S Coleman Publicado en Julio 2011 por la Research Foundation de CFA Institute. Prólogo por Robert Litterman La administración del riesgo es el arte de usar las lecciones del pasado para mitigar los infortunios y para explotar las oportunidades futuras – en otras palabras, es el arte de evitar los errores estúpidos del ayer mientras que reconocemos que la naturaleza siempre podrá crear nuevas formas en que las cosas puedan salir mal. La administración del riesgo es mucho más que números; es el arte de usar los números y herramientas cuantitativas para realmente administrar riesgos. El riesgo es un componente central (tal vez el más central de todos) para manejar una organización financiera. Pero la administración de riesgos tiene una suerte de personalidad dual. Administrar riesgos es tanto el arte de gerenciar personas, procesos e instituciones como también es la ciencia de medir y cuantificar riesgos. Una Guía Práctica para la administración del riesgo trata esa personalidad dual – una cara con habilidades gerenciales blandas y otra cara con matemáticas duras- , haciendo énfasis en cómo pensar acerca del riesgo. Hay dos temas preliminares que considerar antes de encarar la administración de riesgos propiamente dicha. El primero es el reconocimiento de la importancia de un esquema de riesgo que sea consistente en toda la organización. El segundo es un pensamiento cuidadoso sobre el riesgo, la aleatoriedad y la incertidumbre. Esquemas consistentes de Riesgo Las bases fundamentales para pensar, discutir y medir el riesgo pueden y deben ser consistentes en todas las divisiones y niveles de una organización. Medir y reportar el riesgo de manera consistente provee beneficios sustanciales. Aunque las necesidades de información y reporte necesiten ser ajustados apropiadamente, es importante que las bases sean consistentes desde el nivel granular hasta el nivel agregado. La medida del riesgo, el lenguaje del riesgo y, aparentemente, hasta la definición misma de riesgo, Este trabajo es una traducción no oficial efectuada por la CFA Society de Argentina y Uruguay a partir de trabajo perteneciente a la Research Foundation de CFA Institute. pueden diferir dramáticamente entre clases de activos y entre los diferentes niveles de una misma compañía. Los operadores pueden referirse al DV01 (el impacto en dólares de la variación de un 0,01% de la tasa de interés sobre la valuación de un portafolio) o a la duration ajustada de un bono, el beta de una acción o el valor nocional en moneda extranjera de una posición de cambios, o a la caja de Pandora de los deltas, gammas, thetas y vegas de las opciones. Un gerente de riesgo midiendo el riesgo consolidado de una compañía puede discutir en términos de volatilidad, valor a riesgo (Var), pérdida esperada, o semivarianza. Esta plétora de términos puede resultar confusa y parecería sugerir enfoques substancialmente diferentes sobre el riesgo. Sin embargo, todos estos términos abordan, de una forma u otra la misma cuestión: cuál es la variabilidad de los resultados? Observar todo a través del lente de la variabilidad de los resultados nos provee de un esquema unificador para las distintas clases de activos y niveles organizacionales – desde un operador de acciones hasta el directorio. La consistencia provee dos beneficios. Primero, los gerentes senior pueden tener confianza que cuando administran el riesgo organizacional, están realmente administrando el agregado de los riesgos de las distintas unidades de negocio. Pueden así, de ser necesario, examinar las fuentes y orígenes del riesgo. Segundo, los gerentes de cada unidad de negocio pueden saber que, cuando deben brindar alguna explicación sobre riesgo a sus superiores, la misma será relevante. Los riesgos pueden ser expresados de manera diferente, pero cuando el riesgo es calculado y reportado de manera consistente, los mismos pueden ser traducidos a un lenguaje común. Riesgo, aleatoriedad e incertidumbre Administrar riesgo requiere pensar sobre riesgo, y pensar sobre riesgo requiere sentirse confortable con la incertidumbre y la aleatoriedad. Resulta que, como seres humanos, somos generalmente pobres para pensar probabilísticamente. Nos gusta la certidumbre en nuestras vidas y pensamos que la aleatoriedad no ocurre naturalmente; la probabilidad no suele ser algo intuitivo. No obstante, no debemos dejar de esforzarnos; al igual que de niños podemos aprender a andar en bicicleta podemos aprender a pensar probabilísticamente. Hacerlo abre horizontes, y nos permite avizorar la naturaleza fluida e incierta de nuestro mundo. La aleatoriedad impregna nuestro mundo. La experiencia y el entrenamiento no siempre nos permiten entender o vivir confortablemente con la incertidumbre. De hecho, toda una industria y una literatura completa se basan en el estudio sobre cómo la gente se equivoca al pensar y hacer juicios en términos de probabilidad. Si bien es cierto que pensar en la incertidumbre es difícil y que la intuición humana es frecuentemente pobre para resolver problemas probabilísticos, no debemos dejar de insistir. La intuición humana no está tampoco preparada para situaciones que involucren mecánica cuántica, relatividad especial o aún la vieja mecánica clásica. Esa limitación no nos impidió desarrollar reproductores de DVD o resonadores magnéticos (cuya tecnología depende de mecánica cuántica) o dispositivos GPS (cuyas correcciones temporales requieren aplicaciones de la teoría de la relatividad general y especial). Estos dispositivos no son intuitivos; requieren ciencia y matemáticas para arribar a las respuestas correctas; y nadie va a resultar particularmente sorprendido de que se necesite algún análisis cuantitativo para informar, guiar y corregir la intuición. En el universo de la probabilidad, porqué debería sorprendernos que se necesite del análisis cuantitativo para entender y trabajar con la incertidumbre? Deberíamos ahora preguntarnos cuán buenas son las herramientas cuantitativas y cuán útil es el análisis cuantitativo, y no afligirnos si nos falla la intuición: La clave para entender la aleatoriedad y todas las matemáticas no implica poder intuir la respuesta a cada problema en forma inmediata, sino meramente tener las herramientas para encontrar la respuesta. (Mlodinow 2008. P.108). Gigerenzer (2002) tiene un acercamiento renovador al problema de vivir con incertidumbre. Advierte que un sólido pensamiento estadístico y probabilístico puede fortalecerse por medio del entrenamiento y por medio de herramientas y técnicas apropiadas. Su objetivo es poder superar el anumerismo en tres pasos: 1- Vencer la ilusión de certidumbre (la tendencia humana de creer en la certidumbre de los resultados o en la ausencia de incertidumbre). 2- Aprender sobre los riesgos actuales de los eventos y cursos de acción relevantes. 3- Comunicar riesgos en una manera entendible. Estos tres pasos se pueden aplicar también a la administración de riesgos. La mayor parte de los trabajos sobre administración de riesgos están enfocados en el segundo paso (el aprendizaje acerca de los riesgos) pero el primero y el tercero son igualmente importantes. Pensar acerca de la incertidumbre es difícil, pero es importante reconocer que cosas inesperadas suceden; que el futuro es incierto. Y comunicar los riesgos apropiadamente es especialmente importante. Medición Cuantitativa del Riesgo Antes de preguntarnos, “que es la medición del riesgo?”, necesitamos preguntarnos “qué es el riesgo?”. Esta pregunta no es trivial, el concepto de riesgo puede ser bastante esquivo. Para definir el riesgo necesitamos considerar a la vez la incertidumbre de los resultados futuros y la utilidad, o beneficio, asociado a esos resultados. Cuando una persona se aventura sobre un lago congelado, esa persona no sólo se arriesga a que el hielo se pueda romper, sino que además se arriesga a que si el hielo se rompe, el resultado será perjudicial. El riesgo financiero es, de alguna manera, muy sencillo porque sólo se trata de dinero (el estado de resultados y su variabilidad). Los resultados futuros que importan a las compañías financieras son las ganancias (medidas en unidades monetarias, sean dólares o tasas de rendimiento). Los resultados futuros quedan resumidos en estados de pérdidas y ganancias, y la incertidumbre en los resultados (ganancias y pérdidas) se describe por la función de distribución o densidad. La función de distribución y la función de densidad mapean las diversas posibles realizaciones del estado de resultados, con ganancias a veces altas y a veces bajas y hasta negativas. Consideremos un caso financiero extremadamente sencillo, apostar sobre el resultado de tirar una moneda al aire. Ganamos 10$ si sale cara y perdemos 10 si sale cruz. Podríamos graficar la distribución del resultado como en el Panel A de la Figura 1. La probabilidad de perder 10$ es un medio y la probabilidad de ganar 10$ es un medio. Este tipo de distribución es fundamental para nuestro pensamiento sobre riesgo financiero. Nos muestra los posibles resultados (posibles pérdidas y ganancias sobre el eje horizontal) y cuan probable es cada uno de ellos (sobre el eje vertical). Para administrar riesgos, el factor principal que necesitamos de la distribución de resultados es un entendimiento de cuán variable los mismos pueden ser. En este caso es sencillo, es simplemente -10$ o +10$. El Panel B de la Figura 1 muestra una distribución de resultados más realista. Las posible pérdidas y ganancias se encuentran sobre el eje horizontal, pero, en contraste con el Panel A, puede haber un amplio rango de resultados posibles. El resultado más probable se encuentra alrededor del cero, pero existen también posibilidades de grandes ganancias y de grandes pérdidas. La medición del riesgo financiero no es, en realidad, nada más de lo que se muestra en la Figura 1 – la distribución de pérdidas y ganancias. Cuando conocemos la distribución de pérdidas y ganancias, conocemos las posibilidades de ganar y perder; cuando conocemos qué es lo que genera esa distribución y qué causa esas pérdidas y ganancias, entonces entendemos virtualmente todo lo que podemos sobre riesgo financiero. En la práctica, aunque el riesgo se represente por la distribución de los futuros resultados, rara vez conoceremos o utilizaremos la distribución completa. Utilizaremos medidas descriptivas que nos den información sobre la distribución, sea porque la misma es muy difícil de medir, o muy complicada de entender o simplemente porque queremos una forma más conveniente de resumir la distribución. El aspecto más importante de la distribución (desde el punto de vista de la administración de riesgos) es la variabilidad, la dispersión de la distribución. Quisiéramos un único número que nos diga la dispersión de la distribución. Pero no existe un único mejor número que nos informe la dispersión de la distribución. No existe una mejor manera de resumir la dispersión de una distribución. En realidad, “la dispersión de una distribución” es un concepto en cierta medida vago. Al igual que aprendemos a vivir con la incertidumbre misma, tenemos que aprender a vivir con cierta ambigüedad al describir la variabilidad o la dispersión de la distribución de resultados. Hay dos medidas que se utilizan habitualmente para resumir la dispersión o variabilidad: la volatilidad (también conocida como desvío estándar) y el Valor a Riesgo (VaR). Cuando se utilizan apropiadamente, la volatilidad y el VaR son ambos útiles. Nos brindarán en la mayoría de las situaciones la misma información, aunque habrá situaciones en las que nos proveerán descripciones significativamente distintas de la distribución. La manera mas sencilla de entender la volatilidad y el Var es trabajar con un ejemplo simple. Digamos que tenemos 20$ millones de un bono del tesoro de Estados Unidos. La distribución de los resultados diarios se vería similar a los Paneles A y B de la Figura 2. Volatilidad y Var se calculan de diferentes modos, pero ambas describen los que es la dispersión o variabilidad de la distribución. (para detalles sobre cálculos de volatilidad, Var y otras medidas de riesgos utilizadas en la industria , ver Coleman 2012). El aspecto más importante al utilizar la volatilidad o el Var, es entender lo que nos dice y cómo usar la información. El Panel A de la Figura 2 nos ayuda a entender cómo usar la volatilidad. La volatilidad nos dice cuál es la amplitud de la distribución. Para la mayoría de las distribuciones de buen comportamiento estadístico, alrededor del 30% de los resultados serán mejores o peores que la volatilidad. Para nuestro bono, la volatilidad es 130.800$, por lo cual debemos esperar que el 30% de las veces, o cerca de un día cada tres, el resultado sea menor que -130.800$ o mayor que +130.000$. Cómo utilizamos esta información? Necesitamos examinar aspectos como nuestra tolerancia interna entre ganancias y pérdidas y el capital que la compañía tiene disponible para absorber pérdidas. ¿Puede la compañía subsistir con una pérdida habitual y regular de 130.800$? ¿Cuánto me afecta la ocurrencia de una perdida de esa magnitud? ¿Hace que mi estómago se revuelva? ¿O es esa pérdida realmente pequeña, demasiado pequeña tal vez? Y recordemos que 130.800$ fija el nivel bajo condiciones habituales de operación y que los resultados se encontraran entre -130.800$ y +130.800$ dos días de cada tres. Pero ese tercer día puede ser, ocasionalmente, un muy mal día. De vez en cuando ocurrirán perdidas mucho peores (o ganancias muy superiores) a los 130.800$. Cuán peores? Para respuestas completas, por favor referirse a Una Guía Práctica para la administración del riesgo o Coleman (2012), pero por el momento, simplemente podemos guiarnos por nuestros instintos que nos darán una idea – por ejemplo tal vez si empezamos a preguntarnos si perderemos nuestros empleos si las pérdidas son tres o cuatro veces ese importe- Estas preguntas empezaran a servirnos de escala para entender cuánto riesgo hay en la posición de 20$ millones de bonos del tesoro. La volatilidad es un número de resume la variabilidad de los resultados (calculada tomando el promedio de los desvíos cuadráticos y luego calculando su raíz cuadrada). Var es otro número que resume el spread. Se calcula fijando la probabilidad de las peores pérdidas a un nivel, por ejemplo, del 5%. Es absolutamente crítico recordar que lo que realmente importa es la distribución subyacente de resultados y que la volatilidad y el Var son simplemente dos maneras de resumir la variabilidad de la distribución de resultados. En ocasiones una medida es más útil que la otra. Como utilizamos el VaR? Del mismo modo que la volatilidad, con una forma que le permita a nuestro instinto indicarnos si hay muy poco y demasiado riesgo. Para el ejemplo de los bonos del tesoro, el 5%/95% Var es aproximadamente 215.000$, por lo que deberíamos esperar pérdidas peores que eso alrededor del 5% de las veces, o 1 días cada 20. Podemos vivir con pérdidas de esta magnitud? Nuevamente, podemos guiarnos por nuestro instinto y preguntarnos si estaríamos a gusto con estos niveles de pérdidas una vez al año, al menos. O tal vez dos o tres veces más grandes una vez al año. Si es demasiado, entonces el riesgo es muy alto. Si ni siquiera notaríamos la pérdida porque el portafolio es muy grande, tal vez la posición sea demasiado pequeña. Administrar la administración de riesgos No podemos perder de vista el aspecto más importante de la administración de riesgo, administrar riesgos. Esto significa tomar decisiones tácticas y estratégicas para controlar aquellos riesgos que deban ser controlados y para explotar aquellas oportunidades que deban ser explotadas. Administrar riesgos no puede separarse de administrar beneficios; la teoría moderna del portafolio nos dice que las decisiones de inversión son el resultado del intercambio de rendimiento por riesgo, y administrar riesgo es simplemente parte de administrar retornos y beneficios. La administración de riesgos debe ser una competencia central de cualquier compañía financiera. La habilidad para administrar riesgos de manera eficiente es la característica más importante que separa las compañías financieras que son exitosas y sobreviven en el largo plazo, de aquellas que no tienen éxito. En las firmas exitosas, la administración de riesgos siempre ha sido y continuará siendo responsabilidad de toda la línea gerencial (desde el directorio hasta el CEO y bajando hasta las unidades operativas individuales o gerentes de portafolio). Los gerentes siempre supieron que este era su rol, y los buenos gerentes toman sus responsabilidades seriamente. Lo único que ha cambiado en los últimos 10 o 20 años es el desarrollo de herramientas analíticas más sofisticadas para medir y cuantificar el riesgo. Un resultado de ello ha sido el incremento de habilidades técnicas y conocimientos que necesitan los gerentes de línea. La administración de riesgos involucra administrar personas, procesos, datos y proyectos. De estos, las personas son lo más importante. Todos los problemas, todos los sucesos, se originan en las personas. La compensación, los incentivos y los problemas de agencia son críticos. Qué son los problemas de agencia? Un clásico es cuando los gerentes de una firma no tienen los mismos objetivos que sus accionistas, Por ejemplo, los accionistas pueden querer que sus gerentes trabajen duro; pero bueno trabajar duro es, digamos, que duro. Los gerentes pueden querer pasarla bien. Los accionistas necesitan pensar sobre como motivar a los gerentes a trabajar duro. ¿Que tipos de incentivos, compensación y monitoreo puede persuadir a los gerentes a hacer lo correcto y disuadirlos de hacer lo incorrecto? Pensar cuidadosamente acerca de donde yacen los incentivos de las personas y desarrollar esquemas que alineen los incentivos es difícil pero brinda sobradas recompensas. Es algo que generalmente no se considera cuando se piensa en administración del riesgo, pero se debería hacerlo. Usos y limitaciones de las técnicas cuantitativas Un componente esencial de una buena administración de riesgos es la apreciación tanto del poder como de las limitaciones de las técnicas cuantitativas. Las técnicas cuantitativas funcionan mejor en manos de aquellos que las comprendan pero también que sean conscientes de las limitaciones que las mismas poseen. Una apreciación profunda de las limitaciones le provee al usuario la confianza para apoyarse en las técnicas cuando sea apropiado y la intuición necesaria para apartarse de las mismas cuando sea necesario. Como sucede con la mayoría de las herramientas útiles, estas técnicas funcionan bien cuando se utilizan adecuadamente, y la clave es entender sus limitaciones a efectos de evitar su mala utilización. Como en cualquier conjunto de técnicas o herramientas, la medición del riesgo tiene limitaciones bien definidas. Esta condición no es un problema; es sólo la forma en que son las cosas. Apreciar las limitaciones de la medición del riesgo nos ayuda a entender cuando y donde las técnicas cuantitativas son útiles y cuándo no lo son. No comprender las limitaciones de las técnicas de medición de riesgo suele ser un problema. La mala utilización de las técnicas, a la luz de sus limitaciones, lleva a errores y malos entendidos. A continuación se detallan algunas de las limitaciones de las técnicas cuantitativas de medición de riesgos. Estas características suelen citarse como críticas generales hacía la herramienta, pero de hecho son sólo limitaciones con las que hay que lidiar y aprender a convivir. • Los modelos para medir riesgos no incluyen todas las posiciones y todos los riesgos. Los modelos utilizados para medir Var, volatilidad nunca incluirán todas las posiciones y todos los riesgos. Las posiciones pueden no incluirse por una variedad de razones. Similarmente, el riesgo de las posiciones que sí se incluyen puede no estar representado adecuadamente. Posiciones y riesgos no incluidos implica que las medidas de riesgo reportadas no representan el riesgo actual. Y, en realidad, nadie debería sorprenderse. Un sistema de riesgos debe ser visto como una herramienta de resumen y síntesis de los riesgos reportados y no como una representación perfecta del riesgo real. Y, al momento de utilizar los resultados de estos sistemas, deben entonces los usuarios considerar que los mismos no son perfectos. • Las mediciones de riesgos, como el Var y la volatilidad, son retrospectivas. Las técnicas cuantitativas nos dicen cómo se hubiera comportado el portafolio bajo condiciones pasadas. Esto no es una crítica o una debilidad de las técnicas de medición de riesgo. Es simplemente la manera en que es el mundo: podemos intentar comprender el pasado, pero no podemos saber el futuro. Entender el pasado es fundamental porque entender las exposiciones actuales y cómo se hubieran comportado en el pasado es el primer paso para administrar el futuro. Como dijo el filósofo Jorge Santayana: “aquellos que no pueden recordar el pasado, están condenados a repetirlo”. • El Var no mide el peor escenario. Las medidas estadísticas como la volatilidad, VaR, pérdida esperada, entre otras, proveen una información resumida sobre la dispersión de los resultados pero nunca nos brindarán el peor escenario. Muchas veces se explica al VaR como “la peor pérdida en términos estadísticos”, pero esta definición es representa una forma totalmente errónea de pensar el tema. No importa que nivel de VaR se considere, siempre nos podrá ir peor; y, de hecho, es una garantía que en algún momento nos vaya peor. Litterman (1996) recomienda pensar el VaR no como el peor escenario, sino como un evento regular con el que deberíamos sentirnos cómodos (página 74, nota 1). Pensar en el VaR como si fuera el peor escenario es a la vez peligroso e intelectualmente pobre. Es intelectualmente pobre porque el denominado “peor escenario” nos eximiría de la responsabilidad de pensar en las consecuencias y respuesta de escenarios aún peores. Y es peligroso porque, definitivamente, en algún momento los resultados serán realmente peores. • Las técnicas cuantitativas son complejas y requieren experiencia y habilidad para usarlas apropiadamente. Los gerentes generales y los miembros del directorio tienen la responsabilidad de entender la complejidad de los negocios que dirigen. El negocio financiero, no sólo la medición de riesgos, es complejo y cada vez se vuelve más complejo. Los gerentes de las entidades financieras deben tomarse sus responsabilidades con seriedad y aprender sobre el negocio (incluyendo mediciones de riesgo) de modo que puedan usar efectivamente las herramientas disponibles. Los profesionales expertos en riesgo tienen la responsabilidad asociada de explicar sus técnicas y resultados a los no expertos de manera sencilla, concisa y transparente. La mayoría de las ideas detrás de las mediciones de riesgo son simples, aun si los detalles necesarios para arribar a ellas son complejos. Ideas simples, presentación clara y descripciones concisas deben ser los objetivos para cualquier involucrado en medir riesgos. • Las medidas cuantitativas de riesgo no representan apropiadamente los eventos extremos. Las medidas cuantitativas de riesgo no contemplan eventos extremos. La experiencia tampoco lo hace. La imaginación puede intentarlo, pero aún también puede fallar. Los eventos extremos son extremos y difíciles de predecir. Así es la vida. Necesitamos reconocer esta limitación, la cual no es una falla de las técnicas de medición de riesgo. No tiene sentido criticar las mediciones de riesgo porque no podemos representar eventos extremos, es como criticar el cielo porque es azul. A quien no le gusten los eventos extremos no debería estar en los mercado financieros. La suerte, buena y mala, es parte del mundo. Podemos utilizar herramientas cuantitativas para estimar eventos extremos pero tenemos que aprender a vivir con incertidumbre, particularmente cuando se trata de eventos extremos. Si fallamos en apreciar nuestras limitaciones, estaremos cometiendo un grave error. El exceso de confianza en los números y en las técnicas cuantitativas y en nuestra habilidad de representar eventos extremos debe ser también severamente criticado porque nos llevaría a una falsa sensación de seguridad. Entender las limitaciones no significa descartar las herramientas que tenemos a nuestra disposición. FIGURA 1 Estado de Resultados de tirar una moneda al aire y estrategia de la curva de rendimiento hipotética. Figura 2 Distribución del Estado de Resultados para el bono del tesoro mostrando volatilidad y VaR. Referencias Coleman, Thomas S. 2012. Quantitative Risk Management. New York: John Wiley & Sons. Gigerenzer, Gerd. 2002. Calculated Risks: Learning How to Know When Numbers Deceive You. New York: Simon & Schuster. Litterman, R. 1996. “Hot Spots™ and Hedges.” Journal of Portfolio Management (Special Issue, December):52–75. Mlodinow, Leonard. 2008. The Drunkard’s Walk: How Randomness Rules Our Lives. New York: Pantheon Books Traducción No Oficial Esta versión fue traducida para la comodidad de los lectores. En caso de discrepancia entre esta versión y el texto original en inglés, la versión original en inglés debe ser considerada como versión oficial ©Copyright 2011, CFA Institute. Translated and reprinted from A practical guide to risk management – Summary by Thomas Coleman, with permission from The Research Foundation of CFA Institute, Charlottesville, Virginia USA. All rights reserved. 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