PrinciPios de Psicología zLB formas prefijadas de responder a la rcalidad' que el aprendi4aie pre' supone y con las que eventualmente interactúa. I. Los instintos En un escalón evolutivo superior al de los tropismos, las kine' sias v las taxias aparecen esal complejas acciones vitales todavla poco' penetradas dá razón, que reci6en usualmente el nombte de instintor. En la psicología animal del siglo pasado y-comienzos ie éste, la noción dé instinto se utilizó con bastante profusión, y todavía hoy, en el lenguaje ordinario y en buena parte de la psicologla clfnica, se continúá haciendo uso de este concepto, aunque sin excesivo rigor las más de las veces' Si alguien se.quema la.mano y la retira inñrediaiamente, se nos dice quizá que lo ha hecho instintivamente; si un niño se refugia en el regazo de su madre al ver una c"ru deráonocida lo ha hechó por instinto, y si el padre se lanza al el par^ salvar a un hijo qrré te le está ahogando, es -asimismo ^gva La hacerlo' a que impulsado le ha iñstinto la causa misteríosa 9gte' sión, el suicidio, la guerra se explican támbién recurriendo al instinto de muerte, a li par que el instinto gregario puede dar cuenta de la cooperación sociil entre los animales y los hombres. El instinto, en irr-a, trrtge a menudo como explicación misteriosa de las más variadas conduitas, sin que naturalmente añada un adarme de claridad a la mem descipción de lo que sucede. ¿Significa eso que la psicologíaactual ha de-renunciar a la noción de instinto? ¿Puede, poi el coñtrario, competir el instinto con los hábitos en la tarea de explicar el comportamiento animal y humano? ¿Tendrá razón Skinn.r, o valdrán-más las teorías de Lorenz? ¿A qué ca-rta quedarse cuándo el psicoanálisis habla de las pulsiones instintuales del hom' bre? Todo ello bien merece quizá unos minutos de reflexión. 1. La noción conuencionalde instinto Nada menos que Charles Darwin mantenfa la opinión d9 9ue los instintos er"n latt importantes como la estructura corporal para la supervivencia de las especies.Un párrafo entresacadode El origen de las espec¿esnos puede servir para tomar un primer contacto con la noción de conduéta instintiva, tal cual se utilizaba por aquel entonces. Todo acto -escribía Darwin- cuya ejecuciónrequiereen el hombreun aprendizaje,es una accinó instintiva desde el momento en.que. se ejecuta, sin experiencia'alguna, por un animal jov..! y es repetida del mismo rnodo--por mrr.hor individluos,sin que sepanla finalidad que petsiguencon ella. (Cap. VIII.) 2L9 5. El aprendizaje Denffo de esta concepción,por instintiva se entendla,pues, una conductade catácter supervivencial,no aptendida-como la construcción de un nido, la reproduccióno la defensa-,, cuya ejecución se rcaliza indeliberadamente,y de la misma forma, por todos los miembrosde una especieque se encuentranen la misma situación. La tentaciónde aplicat ese conceptoal mundo de la acciónhumana era demasiadofuerte como para ser tesistida,y as|, \7illiam James llegó a proclamarque el hornbre poseíamás instintos que cualquier otro animal, aun cuando,eso sf, podlan ser modificadospor el hábito. Más radical todavla fue \íilliam. McDougall, que en su influyente Psicologiasocial (1903) propuso una interpretaciónclaramente principialista del instinto, al que considerabacomo taiz disposicional. e impulsora que inicia y mantiene desde dentro las pautas conductualesque se manifiestanen la acción humana. En esta in. fluyente definición, que reproducimosacto seguido,el lector puede que McDougall imprimió al concepto advertir el tono <<impelente> de instinto: es una disposición psicofísica heredada,innata, que El instinto -esctibladetermina al sujeto a percibit o atendet objetos de cietta clase, y le determina a experimentar también una excitación afectiva al percibir tales objetos, a la vez q.re le impulsa a actuar consecuentementede una determinada forma ante ese objeto, o' al menos, a experimentar un impulso a actuar de esa fotma. McDougall interptetó, en suma, que toda la conducta, incluida la conducta social del hombre, era explicable en términos de impulsos innatós, y en consecuencia las listas de instintos se pusieron pronto de moda, y no sólo en el campo de la psicología. Economistas como Thorstein Veblen y sociólogos como \Tilfred Trotter escribieron libros con tltulos tan exptesivos como El instinto de trabaio en el hombre y Los instintos gregarios en la paz y en la gaera. Freud, como es sabido, apeló también a los instintos de consemación, sexual, y, más tarde, de muerte. En suma, hacia 1924 el sociólogo Luther L. Bernard había podido revisar, en su libro sobre El instinto,la obra de unos cuatrocientos autores que se hablan ocupado del tema, mencionando en total unas seis riril clases de conductas instintivas, algunas tan sorprendentes como <<elinstinto dé despiojamientor>. Tales abusos provocaron muy pronto una compfensible reacción ctftica, de Ia que fueron protagonistas figutas como John B. rüatson, Knight Dunlap, Robert M. Yerkes o Robert S. \Toodworth, que insistieron, con toda tazón, en el carácter adquirido del comportamiento humano. No es éste, desde luego, el momento apropiado para pormenoizar las vicisitudes de esta gran polémica de los años veinte, cuyo resultado global fue el de sustituir los interminables 220 PtinciPios dé Psicologla repertoriosde instintos fijos por la más económicaI ÍF:lbt sí T:" (impulso)' Pero debe;:tó" J; t* conceptosi. h?bit" y drioe precisar en lo posible para ocasión l" upro*.h"r 1r*¡io, *rrl conveicionil d. instinto, toá.avía "" d. .r" il;""r;;;;i;ür: "o.i¿n luego a su crítica científica' ptottdtt ;igonu *9dá,, v ;;;;; 'insiintiva cabal tendría que .o"dott^ fineas"gener"k;;;; E; siguientesre.,-r-pii.,-t"gún"ese critário que comentamos,con los quisitos: de experiencia d Ser innata, esto es, ejecutablesin el concurso alguno' o " aprendizaie -'[l-Srr'estereotipadá,es decir, rcalizarcecon arreglo 1-"1."t invariablesen su lorma y orden cle elepautásfiias, básicaménte cución. "*;t de Ser específica'o sea compartid¡ por todos los miembros especit:,:!":1'^-., las de los por l, .ri..i. -y'h"r,u .iáto p"n'o ante clerto tlpo o€ es'indeliberadamente ál Desencadenarse mulos , 'il*ráír. y/o intraorgánicos. -_ t^-^^^^.1^^^.1 "'-';; externos l"rru su consumación,una vez desencadenada, uút"n ü-in.t"to de la estimulaciónque la provocó' - "n Í) Poseer gtáo ¿. coÁpleiid"ti tttpeiior a la del simple re"n fleio. l' il Tener un sentido supervivencialpam el individuo-9u9. indiviel embargo il*tido del que sin .i.ilr, t¡" otü'tt-.tp..i. consciente). es no duo -"t:l? hi Finalmente,según algunosautores' ser saciable's' ? (lo cual' sln repetldas estimulaciones tras provocar de difíciles más ái'tint' a la coñductade deferisao h. i;'--;;v ;.ür;;;:-;f..iá alimentaria)' o ut"q,r.] que a la copulatoria seguidala comUna mera oieadaa estos-ocho puntos revela en se apli que usualmente con iigor de f^ti^ y1i pleiidad del concepto psicologla actual v 1a qu"-¿ttit al"respecto :;:'üñ": ;;tr'i.;.; cienciasafines. otras "'-;;;;¿", al carácterinnato del instinto, Y por lo que re.specta. y*ii d!- ias llat"adasconductasinstintivasrequiese sabeque la ^ á;^¡", u *"'udo--muv considerable'char" ;.";í;;;i;;i;;; il fiffi;,";"iló1;"ápot"i9' H' Rivers'han como\üilliam 'el iribu-sprimitivas llamado.instintc hecho notar .ómo á;i;;;^, brutalmentede los hijos u-tor"puar.. desha'cerse ;;ñ;ñú;id. tiene' simplemente'ya o alimentarJog no-p"áde i"""¿" f" furniiu ejemplostan rm¡chosdel mismo ;,.;; ;; necesidadde ir a buscar práctica del creciente su con distantes,lu *ir*u ,o.i"dud actual, J"ri..'.t amot maternal eitá mediado aborto. nos indica ü;ñ¿ 5. El aprendizaie 221 por valoresy procesosculturalesque tienen muy poco que vef 'con ia hetenciabiológica.Cierto que en algunosanimalesuna inyección de prolactinu ,r1upu" de susóitarcomportamientosmaternalestlpicori p.to, incluso en el mundo animáI, experienciascomo las de Beacfi ( 1956) han demosuadohasta qué punto la experiencia-es indispensablepal:- que las hembras-en este caso, ratas- cuid:n de süs cías y-no lÁ devorenpoco despuésde nacet. En una ttibu de Nueva Gúinea,por poner oiro ejemplo,Margaret-Mcadenconró que la afición a üsh,t¡ecas que ofreclla los niños de la comunidad en los vafones que en las hembras-ácaso, según nos dru -^yor porque eran los padres,y no las madres,quienescriaban a cuenta, -Pensar que lá lucha o la guerra es un instinto del homlos hijos-. bte pareceasimismoestar en contradiccióncon lo que han descu' bietb antropólososcomo Franz Boas entre los indios cuaquiutel, qué' zanjani.rt i'if.t.o.ias mediantefiestasen vez de geleas,o con lo q.r. nos han dicho Ruth Benedict o Alexander Goldenweisera rc' profórito del modo en que los indios zuni o ciertos -esquimales io.[u.n sus con{lictos interpersonales;en efecto, Goldenweiserparece haber encontradotribús esquimalesdonde las disputas petsonales se dirimen a úavén de concursosde canto, en que los votos de la mayorla designanal vencedor.En definitiva, esto significa.que instintos animalesy humanos,por no decir muchosáe los sedióentes por la experienciay vaúan en función mediados están todos, casi de ella. Se dan, en vetdad, algunasconductasgenuinamenteinn4tas, como la del matsupial Didelphis uirginiana, que nada más nacer, sin ayuda de la madre ni aprendizajealguno, trepa velozmentepor el cuárpode ésta hastarefugiarseen la bolsa o marsupiodon'le permun..é hs primeras semanasde su vida; pero conductasasl, que reúnan a la^vez todos los requisitos de la instintividad, son franca' mente diflcíles de encontrar. Las experienciasde troquelado efectuadas Dor etólosos como Konrad Lorenz han revelado,por ejem" plo, el efecto su-til, pero casi indeleble, que ejercen las primeras de los añimalesen sus ulterioresconductasinstintivas. e*oeriencias La indisoluble reciprocidadque guardan entre sí la maduracióny el aprendizajeperniiten, por otra parte, comprenderque una.detetminación exclisiuamente genéticade la conducta es en prilcipio imposible, aun cuando en algunoscasos-el ejetcicio po-stnatalprecisá para rcalizarun acto tea tan insignificanteque podamoscalifi' carlo de innato a efectos prácticos. Respectoa la condiciónque hemosllamado estereotipia,es muy en la térmi; cierto que hay estlmulos(releaserso desencadenadores pautas fijas de acción (PFA) nologla-etológica) qrre desencadenan que poseenuna figura prefiiáda,que se rcalizacon un orden secuenclal innegable. Entre los muchos ejemplos posibles al respectoes PrinciPios de Psicología 222 obligado mencionar los estudios de Niko Tinbergen (1951) con,los *".Lot del pez espinoso'k, cuya acción agresiva se desencadena en presencia de modelos o reclamos muy toscos, siempre y cuando estén ptovistos de un vientte rojo, que es al patecet el ,releaser o desencadenadorde sus ataques.Las conductas estereotipadas,más frecuentes en las especiespoco evolucionadas que en las superiores, y más frecuentes también en las primeras fases de la ontogenia que en las avanzadas,constituyen por descontado una realidad, en la que justamente se func{an muchos zoólogos para identificar úpida' mente la especie de un animal. Los ornitólogos proceden a menudo de esta manera, quizá debido a que las aves manifiestan con bastante claridad estas PFA. Por supuesto, tales pautas no son absolutamente uniformes, y el animal adapta siempre -mejor dicho, casi siempresus PFA a la circunstancia concreta en que ha de operar, como agudamentehizo notar von Allesch (1942) hace muchos años. Sin embargo, insistimos, es muy cierto que los complejos y vistosos rituales con que se inicia la reproducción en muchas parejas de aves y peces, o las cuidadosas secuencias de actos con que muchos pájaros consüuyen sus nidos, son, a no dudarlo, ejemplos inequívocos de que existen PFA ruzonablementet'niformes. Otra cosa muy distinta es, no obstante, asumir su carácter exclusivamenteinnato. Acabamos de indicar que los animales no siempre adaptan sus PFA a la circunstancia concreta en que tienen que operar. Ciertamente, en la mayoría de los casos sí lo hacen, o de otro modo la vida animal setía inconcebible; pero las bien conocidas accionesin ua:cuo(Tinbergen, 1951) que se ponen de manifiesto cuando una ardilla, por ejemplo, efectúa todos los movimientos precisos para enterfaf una nuez en un suelo de madera, demuestran, a la par que la estereotipia y el carácter indeliberado de la acción, su desconexión del contexto y, en definitiva, su falta de sentido adaptativo concreto' Las PFA devienen así esquemas rígidos sin valor supervivencial. La especificidadde las conductas instintivas tiende en general a cumplirie, hasta el punto de que algunos etólogos prefieren hablar de conductasespecíficas(species-specificbebauior) que de conductas instintivas. También aquí acontece,sin embargo, que la experiencia introduce variantes locales, como en el canto de pájaros pertenecientes a la misma especie. Excepto clespuésde una cuidadosa investigación comparada es arriesgado, por tanto, asegurar que una determinada conducta es compartida de igual modo por todos los miembros de una especie. Sin duda, las coñductas instintivas difieren de los tropismos, las kinesias y las taxias, en que propenden a continuarse hasta su con* Gasterosteas aculeatus. 5. El aprendizaie 223 sumación, sin necesidad que el estímulo desencadenador siga actuando. La dificultad estriba aquí en que esta nota es'-por una parte, común con los reflejos, y por ott" -tiende a cumplirse más literaimente en conductasmuy estereotipadas,como los actos in t)actto, o la reptoducción' l r. .t acciones más compleias comb el ataque copulatorios de los eré"rc.ot veces .,rá.rt* .r, simplemente Éi¿nr"r. los perros ,é int.r..tmpen por rnil causasaccidentales,,ouna persec.rción iniciada se detiene de improviso en un animal,,sin rnotivo anarente. por descontado, el .uiá.tut propositivo de la conducta instintiva tiene aigo de maquinal, se asemeiaa, una secuenciaautomática que una viz iniciadá se desarrt¡lla fatalmente hasta su término previsto; pero a la vez es claro que, de hecho, -muchas de las conduitas insiintivas aparecen mezcladascon actos de carácter superior, o circunstanciaies,que desvirtúan. su supuesta fozosidad. cuanto más se asciende en la escala Érto ..roltu tanto más .uid*t. evolutiva, en cuyos niveles superiores las acciones instintivas se complemántan y *p.ru.r gradualmente mediante conductas adquiridas. El áso del hómbre es' a este respecto; sumamente claro' De aqul que los intentos de dar cuenta del iompoltamiento humano apelando á or.oro, y ptimitivos instintos se contemplen hoy en la mayofia de los círculos científicos con notorio recelo. En definitiva, y esto ha ocurido más de una vez en la historia d.l o.nrumi.rrro'úrr-urro, dar por supuesto que a. todo término precisa, ;;" ;, significado ha de corresponder una realidad objetiva desde ,necesidad naturalmente un crásísimo error. Sin ;;;r;i,"É mero un a reduciéndolo instinto, completo el término ;;iifi.";'p", que con él se alude de manera harilirit ,"i¡t,., obuio, sin embargo, v con frecuencia mal conocidas' di-utrtás m,ry .orrdoÉtas a ;;;p;i; los requisitos de la instintividad cumplen ni u..., lu, Je ;;l;;;t que ni prr.den incluirse en una misma categoría' Si a esto se agrega que principialista'. aire un cierto la iristoria del concepto comporta se medieval' ciencia la de uirtutes famosas las la *emoria tt". hoy en día que " hacer haya instintos de hablar para que .o-pt.n¿. Acaso por esto, muchos psicólogos hayan op*rr.'h", pr..irioñ.r' tado sinplemente por no hablar de ellos' 2. lnstintos Y relleios de la conducta Si el instinto se define como regulación innata que la fronentonces ' d. ;;r-;tp;cie, sin más aclarucioneslresulta pot,cuantortambortosa' hace se reflejo iÁstinto y el i.i".n,r.^.I cadenas rerleJas bién los refleios incondicionados,y sobre todo las en muy humana .á-irt.ji¿u¿, regulan la conducta animal ¿. .i** PrinciPiosde Psicología 224 chos aspectosimportantes. lfasta tal punto esto es así que algunos etólogoi (Tinbergen, I95l) llan optado por teservar el término inso eslabonesclaramente refleios que tinto para designar las <<piezaso el animal -o tl hombré- intercala en el conjunto más complejo de las llamadas conductas instintivas. Secuenciascomo la eyaculación, que una vez desencadenadasse consuman inevitablemente de acuerdo con unas pautas invariables, constituirían los elementos propiamente instintivós <le la mayoría de las conductas así desig nadas, por extensión. A ntrertro juicio, sin embargo, ser'íamás lógico hablar de.componentes refleios del instinto que reducir éste a trna cadena de reileior. Conriderados aisladamente, e incluso secuencialmente,los ,.ú.io, incondicionados se eiercen en un nivel conductual inferior al piopio de la conducta instintiva. Son, por decirlo así, más segmental.r, rígidos, reiterables a voluntad y desconecradosde Ia situación vitai qi. lot instintos. Hay en éstos -en su concepto' al menos- como una propositividad de mayor alcance, una d.eterminación intraor gánica-mis compleja que ln clel puro arco reflejo, una mayor dificultad de suscitarlosuna vez saciadosy, dentro de su carácter uniforme, una mayor plasticidad adaptativa a las circunstancias que ia manifestada en los reflejos incondicionados' Así, por poner un ejemplo, cuando unas hormigas argelinas..{ueron traslai"du, , Suiza se comprobó que inmediaramente modificaron el diámeffo de sus túneles pur" .on,rr.restar el nuevo grado de humedad del terreno. La cuestión es' por descontado,demasiado compleja como para oretender resolverla en unas líneas, pefo no parece insensato coniloi. qrr. el reflejo o las cadenas de reflejos incondicionados.son .on frá.rr.ncia ingredientes impoftantes de las conductas ínstintivas, aun cuando en manera alguna se puedan reducir éstas a sus componentes reflejos. De hecho, en las conductas instintivas concurren a menudo estructufas regulativaspertenecientesa distintos niveles evolutivos -¡¿¡i¿s, sensibilizacionis,reflejos innatos, condicionamienque en 1á práctica son muy di!íciles de distinguir entre sí, ¡fr_ pl.o qr.r. en últiÁa ínstancia abonan la tesis de que los instintos ,on fár*u, conductuales complejas irreductibles a meras cadenas de reflejos incondicionados' 3. La etología Y los instintos que Es un error suponer que el estudio de la conducta animal TinberNiko o Lorenz como-Konrad rc^loin los etólogoi .utop.ot ; ía psicologíaanimal conductistaporque la etología ;;,,.;;;". !. El aPrendizaje 225 desde se funda en los instintos y rcchazael aprendizaje.Es.cierto, natural na medto en su animales los de que observación la luego, a reconocer y subrayar la existencia de señales il.;?A;i";;,ól;g"" conductas uniformes' que {t:tntudttt'n -rí1,orrrt;ff¿ñtiá;" que cabe calificar de a.las prefiiadas, genéticamente .or'ft..t.".ias o-las posturas de alarmá ,ri á.rrrr. con ios^gritos de i"tii"ri""t; conductas it' citadas las los de .t.., va [untot, ;;;;il;;'d.f.nru, con que actos de secuencias pautadas las o pájaros algunos dá i'nrio etc' especies' tantas en l|rt.;u á ia hembra, o.viceversa, ;i-;;.h; p..o u la observación de los etólogos en ningún caso-se le ha .esy perteccaDado la obvia realidad de que la experiencia modthca respueslas a refiere se PF'A, tanto por lo-que ii"" ir.nár'á. "r"r respuestas. esas qüe suscitan Justalar-s.ñal.s mismas ;;;;;;-; (Prügung.o imptinttroquelado áe experiencias célebres 1", *.nt. en otras ¡ili irili" aaspor Lorenz con sus gansos,y-luego.repetidas en manera sutil la manifiesro poner. de a h;; ántribuido ;rfu;;,que lu, primeras experienciai de los ar:imalesrecién nacidos con*ii. órutut d. conducta filial, adscribiblesa.^objei;;;"ri;;;tttálü t"J á- r.iÁrt.t distintoi de los verdaderospadres (Sluckin, 1968). las En España, Juan Rof Carballo ha advertido perspicazmente para una ofrece oosibilidades que ese proceso adquisitivo tem-prano eniramado o urdimbre afectiva básica que, en il;.*¿n'del fundamenta la relación interpersonal'-mientras en ;;;;il;;p;cie, Lorenz' IraePercha (Aiemania) un distinguido etólogo discípulode por desanos hace desde esfuerza (1974), se neus Eibl-Eibesfeldt uniformes cubrir en la comunicación humana aspectosseñalizadores en los animaies, sin-pret-en-dercon ello' ni ;;ü;';l* volver a un instintivismo a lo McDougall' Aunque menos, '"rr"¿.t *".fri que el behaviorismo al concepto de instinto,.la etología sino ",ir'"Ui..i. sin embargo, de resucitar ocultas vittudes impelentes' ;1rat;, maque se pautas uniformes á. á.r.tiuit con fidélidad las señales)' __y 1a en también lás-animales de lu.o.,drr.i-a natural ,iti.rü".n sin reales' condiciones sus 7a vez a para analízat de los hombresetode ellas la experiencia y los aprendizajes'La oposición que más éste de "".f"it ióei., ul behaviorismá se cifra en el mecanicismo taminstintos los de nu?u, uut cuando las discrepancias-respecto llaili¿t't" dan, indudabt.trr.",.. Para los etólogos,.las conductas, conducta madas instintivas comprenden dos clases de acción: una variable en iunción de las circunstanciasy el aprendizaje' )lti¡i¿i", -í-""u que tát terminal, consumutolia de- la apetición,.que es lo sentido en instinto áel prefijado. caráctet el propiamente reviste' '.rrii.ro. Probablemente es en la noción de señal donde las dis*epancias con el conductismo suben de punto' w il Principios de Psicología 226 4. 227 J. El aPtendizaie explicativo pero es obvio que la apelación al instinto como recurso parte en el estudio del ffnguna que en 1rrg,, :trá;t"l;.;"'d. hombre. Los instintos del bombre con una expresión feliz,,Portmann calificó una vez al hombre otto .o-o ,., de caiencias. Le faltan. en efecto, más que a ningún qlre convierterr cerradas', por tanto, lo y, acciónde fijas t.t .tut-pu"ras al animal en un sef oenclasadóo,que se mueve con relativa seguridad in un babita¡ donde estimulacionés y respuestas-guardanuna_co,rrespondencia prefijada tenazmente por la evolución de la-especie'El babtes, insistimos,'mucho más indefinido v abieto; .es' i;;l;lÁ";bre en definitiva, la tealidad entera y no una potción limitada de el!a. a hombre es un ser ecuménico; en cualquier medio E;"bgi.;;",., .uru, lo cual, vuelto por-pasiva, significa.que en ,ú ñ;d-Jh*.t realidad carece de una oikía natural como los demás animales y necesafiamente tiene que hacérsela. El hombre, para decirlo escuetaqn" la natutaleza ha, expulsado de su- seno, mente, es un ser "i forzáidole así a inveniarse su propio mundo o a perecer; más que un ser de respuestases, pues, un ser de propuestas; un homo agens *' más que reagens, un ser activamente abierto pautas-fijas es lóy mínimas En este rá d" máxima plasticidad De aquí acomodo' conveniente gi* qrr. los instintos no encuentren concepciones las en fíe mucho no actual científica q"" t" psicología comportauit"lir,u, que ponen como fundamento regulativo . del amof miento humano los grandes instintos como -bros o lánatos..bl de temas grarides los parte de qué duáa cabe, forman *".rr.. ^"fJ"l-.áÁode "-ll instinto q,r. llamado el á. íampoco nadie duda L en la concentral un cometido juega trlt.r" alguna en conservación ducta de todo ser vivo. Peto una cosa es aceptar que semelantes la proposiciones poseen un sentido en el lenguajé ordinatio o en proposien convertidas pretende^r poesla, y otra muy distinta es cón valor explicativo' Afirmar que el hombre' ponIio*t'.í."tific* destruy. o * suicida porque le impulsa a ello un caso, n*át oot de nuevo, pero il;;; V profuÁdo insiinto de muerte es incurrir duerme que adormidera la ;;;;, ; ia vieia tautología de afitmar. dotmitiva' virtud porque posee una oculta ' pli htg"not movimientos psicológicos contemporáneos, como ll fondo' de, .ourrálírir, han incurrido, *ul ql'té les pese, en este vicio justamente el hombre asravado además por la circunitancia dt ttt nervioso alcanza sistema plasticidad-del aiuel organismo áonde Ia necesidad biolóuna es cultural y la creación ,ri Á¿*itiu expresión gica. De ello,'porque es un tema grave, nos volveremos a ocupar' 5. Algunas conclusiones como los. insectos La oerfección con que animales tan simples la .i..íá.,"'J^r'#"i""r1il;?"-as, de túneles, como!u.consirocción precisas' o lu'tt"nt-isión.de informaciones orientación.n .t h1-5a "rpr.ío simplemente o guign ha maravilladosiempr*e"i ""t"tulitta. como sorpfendentes tan Conductas el'problema. sobre -de iil;i;il; las.c9st11 tortuga ¡e.la la mieraciónd. ru .iir,ii;üü;-; La islade{el il';:ii:'4il.d"ilT;'-;;; nadahastala pequeña Sur, a más de dol mil kilómetros Ár.á"li¿l, p..áidu "n1f-Áifa"iico a pensarque estos ¿.-áirt"".iá del punto de partida, han inducido por alguna misteriosa tanto .rn forma ,rnu d" ocultabaceloque la naturaleza "*-rL'.ü"-;i"á;; iit¡"tt-Ji especial disposición la existenciade ¡; i;, h.rmanos..Asumida ,"ií""i.1'u-ábr.r"".iJ" de reificaproceso el completó ;; i-Ñ;;"; .r"'*i"*1"r" razonables menos ""il¿"i o á.'u,riu"ro, i.-;;';iri. iiá"l"J"i¿"J"r; -á' destacadosde que reflejaran u t¡u.i'i. Iti"Apicl los caracteresmás cazaáo' exploradores' il-t;i;ralístas' las conducta, our.rurd',i ;;;' poco rigor el de semeiantes.conductas v res, etc. Dada la tfi;á;d instinto discude noción lu de las observaciones,';;;t;;tt*l"'lttt poco precisas y acabam por rriera por el camino i. Ut ttint^ciones oit hecño' observacionesmás encontrar *ul u.o-oi; ;; i;;i;t¡u que la¡ sedicentesconpronto' p- de uun d.*o,t.""ao, ;i;;;ñ; y que adeiomogénto, grupo un ductas instintivas no constitu.ven regulaesgucturas ;"*.,"dáí'*ot' más suelen .on..r.ri, ;"tli;;' -ái'tit'to' Dicho y condiciones' niveles tivas innatas y uaq,ririáu, dt á;;;;i;í,ati;ffi !:"ql'Rl:;,i'if i"*:','"Ti::: ( :Jí'f.[f una unidad empírica constatada por ra quiz.áun 'I locus J to,",..p,o de instinio no constituye il;'q* y mu' animal' conducta la de investigación id¿rr.o para orientar'la más fecundo el tratar cho menos la humana. Probablémente resulte funcionales que de e-ctructuras las de analizar.n d.tud! !6É';;,, *,lytq" hechointervi.n.n .n".ili.ititá-¿t tJ" clasede conducta' prlnclsupuestos unos por ;;;;i; G todasellasson reguladas pios instintivos. lector precavico puede Dentro cle los usos todavía vigentes, el atepcionesdiferentes' po"t insiinto. tener presente que ti1¿t*i"t notorias' Ante todo' más ti tát de las cuales acasol;t';;;;;';t * Cf.alf es pec t oeles tu d i o d e X .Z u b i ri :< El h o m b te ,real i dadpersonal > . (Reu.de Occidente, 1963,I.) l'1¡. l¡ r^'i.rit"iri-afi á.-g"g lu p3labradesigne_condnctas no debedescarrar que se alustan Didelphisui:rginiana' d;;*rd. marsupial .;-"; Principios de Psicologla 228 bastantea la definición convencionalde la conductainstintiva. En la mayorlade los casos,sin embargo,el tétmino alude a otras forcabe consideratinstintivas, mas conductualesque sólo análogamente como son los actosreflejos,las PFA, los actosin aacuo,las conductas especlficascomplejastodavla mal conocidasy algunos comportamientos humanosdonde lo teflejo, lo emocionaly lo adquirido se mezclande maneraconfusa.En todos estos casosconviene,naturalmente,interpretar los pasajesy no concederal término instinto su sentido fuette de estructura regulativa innata que, indeliberadamente y de modo prefijado,conducea la consecuciónde un fin vital especlficode cierta complejidad.La verdad es que la mayorlade los llamados instintos no son sino conductascomplejasmal conocidas (Thorpe, I96t\. II. Los reflejos un padesempeñan En un tema dondelos reflefoscondícionados pel tan relevantecomo en el aptendizaje,es del todo indispensable o absolutos. fijar algunosconceptossobrelos reflejosincondicionados 1. La historia Probablementening¡ín otro conceptofisiológicoha influido tanto sobre la psicología-modemacomo el de reflejo. S-ecomprende tan que, en un clima mecanicista,una estructuraanatomofisiológica recortadacomo el arco teflejo se acogierajubilosamentepor quienes deseabana toda costa dar con los átomos o elementosbásicosdel psiquismo.Desdeel siglo xvrr, y aun antes,la idea de que la activiáad de los animalesse ejercla de un modo automático,sin el concurso de la voluntad y la ruzón, estabaya en la calle; pero fue, sin embargo,la obra de Renato Descarteslo que definitivamenteacabó de poienciatla, haciendode ella la unidad básica de análisisde la por conáuch. Aunque el término tefleio fue utilizado expresamente pot llamado \lillis, médico primera, 1682, un se cree, en según vez fue Descartes quien establecióde forma clara, como decimos, la unidad fisiológiCade an¿ílisisde la conductainvoluntaria, que hoy conocemoscon ese nombre. Evidentemente,la fisiologla de que po' dla disponet el gran frlósofo francés tenla que ser rudimentaria en gtado Jumo, pero pese a ello el esquemacartesianodel refleio era iustancialmeniecorrecto.Una llama, nos decla,-excitaun nervio, el cual a su vez transmite al cerebrouna corriente ascendentede espl ritus animales; allí, esos espítitus penettan por los poros de una cavidad,donde incitan a otros espídtus de refuerzo a descenderal 5. El aprendizaje luear de la quemadura,patamoverel músculoque sirve pararetirar dei f,regoel miembro afectado.De esta forma explicaba.l)escartes .J-Á fu'*¿quina corporal upuedeser incitada pot los obietos extetioÁ q"" aiectana ios órganosde.sus sentidosa mover sus miem(De homine, 1'662)' Por desco¡' t-t ¿é mil diferent., .Á.r"r,, las accioneshumanaspudteque todas afirmó nunca Descartes tado, juicio, el alma era lo que en el rán á*pli.utre de esta rnun.tui a su conexionesentte los altérando.las la conduóta, ;;iigutubu il;ü;: racionalidadde que libre una de a tenor y respuestas la"s .rii-ufo" éstoseran capaces cómo carecíanlós animalis' Para poder explicar -la de las cirvariedad infinita a r.fl.;ur sus conexion.r J. paulo' "duptur gran aportación la todavía fa¡abí Jrrr,"í.i^ car"ÁUl.ri"tlr, planteamiento el. viun, d.l reflejo condicionado; _sin_embargo., des' que tueron im'estigación de posibilidades iesiano alumbró unas ñrott¿u, durante los iiglos siguientes,en un sentidocr€cientemente esta F.uring (191ó) ha."historiaclopofmenorizadamente ;tfri;;. que medida a decir Baste enunciar' cabe quet sóio proilemática, aquí q". tt idea áe' reflejo se.fue consolidandoanatomofisiológi:-"T:1::' lü(/hytt,.P' t.rués de las inveitigaciones de hombres como. "Marshall Hall o tamblen creciendo fue Müller, Johannes proceso de ñflgit I,.a este. de cima psicológica. releváncia su de .i.".iu Sechénov con fsicológicad"f t.ii";8 te alcanzó .(L1s\il!!" ';;;-;;-;r;;bro,ig6)\, "il.*i¿t para quien toda.la conducta,:tanto.lafi u"l"itáúa, ira explicable en térnilnQs reflejos. irrr"iir-.r*o-L hizq reacción contra esta tesis evidentementeexagerada\i; se trabajoi:^lgbt Deweytobt: "\.:Tffiü rar, y el conocido. (tgg6), que subrayala actii'idaü-¡¿-edn.i.1, i.iLi. en psicologíá" como-ejemplode^la Jetinuidad de la óonducta,sueleconsiderarse, y definitiva sistenciaa admitir un.-p'r;.áiogía quehaga del reflejó, en conducta' la de básica pieza la estímulo-respuesta, conexión de la iu r"*á de lá .,e,tráfisioiogía de los reflejos incondiÉáritf.-."i", se álranzó por obra de las invéstigaciones.de sir Charles .iár"át, iuya Acción int-egrad.oradel sistema neruioso Sn.ttington, i.oil (1906) representa.rr, í',ito-en la problimática ,que analizamo:; Y?,1 el giro dado por Pavlov a la investlgaclÓn partit'delrt. orientó las cosaspor otros caminos' ie los refleios -o-"tto o absolutos 2. La estrucfurade los relleios incondicionados El simole refleio incondicionado,concebidocomo la respuesta .1.*áüf i directa'de.un efector a la estimulaciónde un receptor, riÁpUncacióndidáctica de procesos.bíológicosbas' ;;;^;# """tante más complejoi. El reflejo patelar, por-ejemplo, uno de los már ti-pl"t q.re óabeencontrar en los mamíferos,se provoca nof-