Revista de divulgación de estudiantes, egresados y profesores de la División de Ciencias Jurídicas. 6 a Edicion Revista de divulgación de estudiantes, egresados y profesores de la División de Ciencias Jurídicas. U R Í D I C A J C T U A L I D A D A Actualidad Jurídica ©2014, Universidad del Norte Rector Jesús Ferro Bayona Decana de la División de Ciencias Jurídicas Silvia Gloria De Vivo Editora Enith Bula Beleño Comité editorial Andrea Ariza Lascarro Alfredo Bula Beleño Gabriela De Avila Abuabara Orlando De la Hoz Orozco Nathalia Fernández Miranda Giancarlo Freja Tatis Cindy Hawkins Rada Walter Hernández Gacham Angie Hinestroza Olascuaga Linda Martínez Forero Esteban Lagos González Pedro Montero Linares Meylin Ortiz Torres Linda Ospino Arredondo Juan Pablo Sarmiento Erazo Corrección de estilo Henry Orjuela Diagramación Jorge Arenas Potes Universidad del Norte Km.5 Vía Puerto Colombia http://www.uninorte.edu.co/ Barranquilla, Colombia 4 Contenido Editorial ACTUALIDAD JURÍDICA EN COLOMBIA................ 7 Alfredo Bula Beleño Artículos de divulgación Fundamento de la aplicación del principio de oportunidad a los menores de edad reclutados por grupos armados al margen de la ley.................... 9 Enith Bula Beleño Angie Hinestroza Olascuaga La construcción del concepto del control de convencionalidad ................................................ 23 Andrea Ariza Juan Camilo Rodríguez Análisis jurisprudencial Corte Constitucional declara inexequible Decreto que aplicó transitoriamente el acuerdo comercio comercial entre Colombia y la Unión Europea..... 80 Juan Miguel Cortés Q. Exequible: accionistas de S.A.S no son responsables de obligaciones laborales..................................... 84 Luis Cotes Libros de Derecho Manual de Derecho Diplomático......................... 89 Cindy Hawkings Derecho en el Arte “Los Miserables”.................................................. 92 Abuso de posición dominante mediante aplicación de condiciones discriminatorias en operaciones equivalentes. “Caso Satena”................................ 33 Meylin Ortiz Torres Nathalia Fernández Miranda Christian Mendoza Herrera Karla T. Soto Cantillo Daniela María Duque Caro Niños, niñas y adolescentes víctimas de la publicidad engañosa............................................ 48 Thiara Gómez Rondón Katy Peñate Bohórquez Limitaciones de la Ley 1480 de 2011 en relación con los medios de pago y el plazo de ejercicio del derecho de retractacion....................................... 62 Luis Cotes Alfredo Bula Andrea Otero “How to get away with murder”......................... 96 Mi Estado ............................................................ 98 Carlos Andrés Martínez Martínez Columnas Grupo de litigio e interés público......................... 100 Linda Ospino Arredondo Entrevista Las voces del campo............................................ 104 Orlando de la Hoz Editorial ACTUALIDAD JURÍDICA EN COLOMBIA Alfredo Bula Beleño* L 1 * Egresado del Programa de Derecho de la Universidad del Norte, miembro del Semillero de Investigación y asistente de a actualidad jurídica de nuestra bella Colom- resultados parciales e insuficientes para la realidad Investigación del Programa de Derecho de la misma universidad. [email protected] bia parece repetirse año tras año, día a día, y las páginas de las ediciones de esta revista, desde su aparición hace varios años como medio impreso y su renacer en el mundo digital, pueden rendir testimonio acerca de ello. Las problemáticas que el derecho intenta superar de la misma manera no cambian, por ello no es raro que cada cierto número de legislaturas se proponga una nueva reforma a la justicia, a los mecanismos de control, al Código Penal, al Código Penitenciario y Carcelario, a la salud, a la creación de partidos políticos, a los tributos que pagamos, a la educación, o a las ya muy usuales y reiteradas leyes para recibir la tan anhelada paz. Sin embargo, con todas esas reformas lo que más se suele evidenciar es que nada cambia, se sigue actuando sin guión, y como resultado solo se puede observar que los actores no saben improvisar porque sencillamente no todo puede dejarse a la deriva. Y debo repetir, no sin miedo a que esto se convierta en una editorial de “peros”, que pese a lo anterior la responsabilidad del fracaso del derecho tampoco es del derecho. Viene siendo el momento de observar al derecho con todas sus fortalezas y debilidades, reconociendo que su estudio ignorando la interdisciplinariedad no ofrecerá más que * Egresado del Programa de Derecho de la Universidad del Norte, miembro del Semillero de Investigación y asistente de Investigación del Programa de Derecho de la misma universidad. [email protected] que nos rodea. Es importante, queridos lectores, entender que para construir un mejor presente no podemos dejarnos llevar por el sentido común, por las encuestas de opinión, por lo que dicen muchos de los caciques políticos colombianos, e incluso por los modelos que funcionan en el extranjero, pues es nuestra labor, a partir de la investigación surgida en nuestro país, combatir la ignorancia en que estamos y encontrar soluciones, pues ya lo resumía Rubén Blades en una canción “con la ignorancia que nos trae sugestionados, con modelos importados que no son la solución”. En esta nueva edición, Actualidad Jurídica continúa siendo un espacio de estudiantes de pregrado que desde el estudio interdisciplinar del derecho buscan analizar y proponer alternativas racionales, útiles y objetivas – dentro de lo que permite la individualidad de cada uno – para Colombia, que desde ya varias décadas se ve envuelta en los que parecen los problemas de siempre. Finalmente hay que reconocer que ha habido algunos pequeños cambios en el derecho, ayudado por conocimientos de otras ramas, como el reconocimiento de algunos – aún faltan muchos – de los derechos de las parejas del mismo sexo, lo que nos inspira a pensar que el dinamismo de nuestra realidad por una mejor sociedad todavía sigue en nuestras manos. 7 Artículos de divulgación Fundamento de la aplicación del principio de oportunidad a los menores de edad reclutados por grupos armados al margen de la ley Enith Bula Beleño* Angie Hinestroza Olascuaga** 2 * Estudiante de octavo semestre de Derecho y de cuarto semestre de Ciencia Política y Gobierno de la Universidad del Norte (Barranquilla, Colombia). Miembro del Semillero de Investigación del Programa de Derecho de la RESUMEN misma universidad. Editora de la Revista Actualidad Jurídica. [email protected], [email protected] 3 ** principales causas del reclutamiento de meEstudiante de octavo semestre de Derecho de Las la Universidad del Norte (Barranquilla, Colombia). Miembro por parte de grupos armados al Editorial margen del Semillero de Investigación del Programa de Derecho nores de la misma universidad. Miembro del Comité dede la Revista Actualidad Jurídica. [email protected] la ley en Colombia obedecen al estado de especial * Estudiante de octavo semestre de Derecho y de cuarto semestre de Ciencia Política y Gobier-no de la Universidad del Norte (Barranquilla, Colombia). Miembro del Semillero de Investigación del Programa de Derecho de la misma universidad. Editora de la Revista Actualidad Jurídica. [email protected], [email protected] ** Estudiante de octavo semestre de Derecho de la Universidad del Norte (Barranquilla, Co-lombia). Miembro del Semillero de Investigación del Programa de Derecho de la misma universi-dad. Miembro del Comité Editorial de la Revista Actualidad Jurídica. [email protected] vulnerabilidad en que se encuentran como producto del incumplimiento de las obligaciones del Estado Social de Derecho. Dichas causas corresponden a las causales de aplicación del principio de oportunidad para menores que hayan sido parte de grupos armados al margen de la ley (artículo 175 del Código de la Infancia y la Adolescencia). Por tal razón, se sostiene que el fundamento de la aplicación del principio de oportunidad a menores que hayan hecho parte de grupos armados al margen de la ley (artículo 175 del Código de la Infancia y Adolescencia) es la corresponsabilidad. Palabras clave: Reclutamiento de menores, responsabilidad penal, Principio de oportunidad, corresponsabilidad, Estado Social de Derecho. 9 U R Í D I C A J C T U A L I D A D ABSTRACT A The main causes of minor´s recruitment by armed groups operating outside the law in Colombia are due to the state of special vulnerability of children as a result of the breach of the obligations of the Social State of Law. These causes correspond to the grounds for the application of the principle of opportunity for children who have been part of armed groups operating outside the law (article 175 of the Code of Childhood and Adolescence). For this reason, it is argued that the basis for the application of the principle of opportunity to minors who have done part of armed groups operating outside the law is the joint responsibility. 1. Introducción D esde hace más de 50 años la sociedad colombiana ha estado inmersa en un período de cruenta violencia. Lo que comenzó como una lucha en contra de las injusticias y en favor de la igualdad social llevó al surgimiento de organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico, la extorsión, el secuestro, la tortura y el reclutamiento, entre otros delitos de lesa humanidad. Así las cosas, han sido innumerables las víctimas del conflicto, y también las distintas violaciones de derechos humanos en los diversos sectores de la sociedad. 10 En medio de esta problemática se presenta el reclutamiento de niños, niñas y adolescentes (NNA) por parte de los grupos armados al margen de la ley, fenómeno de gran magnitud que parece seguir incrementando y se ha consolidado como práctica generalizada y sistemática (ONU, Consejo de Seguridad, 2012). Esta práctica, que ha llevado a que gran cantidad de menores haga parte de grupos armados al margen de la ley y participe de las hostilidades, implica el posterior análisis de la responsabilidad penal de los menores. Frente a la posibilidad de que los menores sean declarados penalmente responsables, el fiscal tiene la facultad de aplicar el principio de oportunidad, consagrado en el artículo 175 del Código de Infancia y Adolescencia (CIA). En ese orden de ideas, este artículo analiza la corresponsabilidad penal como fundamento de la aplicación del principio de oportunidad en menores reclutados por grupos al margen de la ley. En primer lugar, analiza el fenómeno del reclutamiento de menores en Colombia y sus principales causas; posteriormente aborda el principio de oportunidad (art.175 CIA) como alternativa frente a la responsabilidad penal de los menores reclutados, estableciendo su relación con el incumplimiento de las obligaciones del Estado Social de Derecho; finalmente se presentan las conclusiones 2. Reclutamiento de menores por parte de grupos armados al margen de la ley El reclutamiento, en términos generales, es un fenómeno que abarca cualquier medio, forzoso o voluntario, mediante el cual las personas se incorporan a grupos armados (Aponte, 2011, p. 168). En relación con el reclutamiento de menores, si bien es posible encontrar posturas que distinguen su carácter forzoso o voluntario (Aponte, 2011, p. 170), a partir de la coercitividad de la incorporación al grupo –teniendo en cuenta si se presenta por medio de amenazas, extorsiones, secuestros, siste-ma de cuotas, entre otros (Aponte, 2011, p. 170)–, otras posturas sostienen que todo reclutamiento en menores –carentes de criterio o formación intelectual para tomar ese tipo de decisiones con plena libertad– es necesariamente forzoso y se ve facilitado por su vulnerabilidad social y económica ( Aponte, 2011). Frente a esta discusión, la Corte Constitucional aclara que no existe la posibilidad de hacer referencia a un reclutamiento voluntario cuando se trata de menores de edad, debido a las circunstancias de carácter socioeconómico, psicológico, cultural, entre otras, que hacen que el NNA ingrese o se enliste en los grupos armados al margen de la ley. En ese sentido, señala que El reclutamiento forzado de menores de edad se efectúa mediante el uso directo de violencia, el secuestro, la abducción, o la intimidación directa a los niños y/o sus familias; otros ingresan a estos grupos para defenderse a sí mismos o a sus familiares. Por lo general, las víctimas del reclutamiento forzoso provienen de sectores sociales pobres, analfabetas y rurales; en efecto, varios estudios han demostrado que en los países en que este fenómeno ocurre, los hijos de familias con mayores recursos económicos y de contextos urbanos corren un riesgo mucho menor de ser reclutados a la fuerza. Si bien la mayor parte de niños combatientes en el mundo son reclutados forzosamente, algunos ingresan a los grupos armados bajo la apariencia de un reclutamiento “voluntario”. Sin embargo, es claro para la comunidad internacional y para los expertos en el tema que el calificativo de “voluntario” no se corresponde con la situación material que lleva a los menores de edad a “decidir” que quieren participar en un grupo armado; en efecto, la opción de un niño de ingresar a estos grupos no es generalmente una decisión libre1. Respecto a esta aclaración de la Corte Constitucional se procede a abordar, en primer lugar, algunas características del reclutamiento de menores por parte de grupos armados ilegales en Colombia y, en segundo lugar, las principales causas que lo generan. 2.1. Reclutamiento de menores en Colombia Como bien se señaló, es pertinente entender que este fenómeno necesariamente tiene carácter forzoso, y muchas veces es logrado a través de ameSentencia C 203 de 2005 (M.P. Manuel José Cepeda Espinosa); sobre este mismo punto véase las sentencias C-240/09 (M.P. Mauricio González Cuervo), CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN PENAL (M.P. José Leónidas Bustos Martínez) Bogotá D.C., febrero veinticuatro (24) de dos mil diez (2010). 1 nazas, atentados contra la integridad física o psicológica y, en general, de cualquier medio coercitivo ejercido contra personas o sus allegados. Muchos de los niños más vulnerables –como los huérfanos, desplazados, los que viven en las calles, los que viven en la zona de conflicto– se convierten en objetivo especial del reclutamiento, y comúnmente son apresados arbitrariamente, o raptados en la calles, escuelas u orfanatos (Arellano, 2008). Se trata de un fenómeno de mucha relevancia para el país. Entre los departamentos que tienen municipios con alto riesgo de reclutamiento de menores de edad se encuentran Antioquia, Atlántico, Bolívar, Caldas, Cauca, Cesar, Chocó, Cundinamarca, Guájira, Magdalena, Meta, Nariño, Norte de Santander, Putumayo, Sucre, Valle del Cauca, Caquetá, Casanare, Arauca y Guaviare (véase ONU, Concejo de Seguridad, 2012). Las estadísticas ofrecen una visión de la gran dimensión del problema. A continuación se presenta el porcentaje de los combatientes adultos que ingresaron a los respectivos grupos armados siendo aún menores: 52,3 % del ELN; 50,14 % de las FARC y 38,12 % de las AUC. Asimismo, las filas de los grupos armados ilegales presentan el siguiente porcentaje de integrantes menores de edad: 42% de las FARC, 44 % del ELN, 50 % de las BACRIM y 40 % de los paramilitares (Springer, 2012, pp. 27 y 30). Respecto a la dinámica mediante la cual funciona el reclutamiento de los menores, debe tenerse en cuenta que los niños y niñas empiezan a ser reclutados aproximadamente desde los 8 años edad (Springer, 2012, p. 22). A partir de su ingreso al grupo armado son sometidos a un inhumano proceso de entrenamiento para desempeñarse en diversas funciones: adelantar labores de inteligencia o vigilancia (92%) (incluido cubrir perímetros con minas antipersona), rachar, cocinar y construir fosas sépticas (90%), combatir, asaltar, participar en operaciones (87%), en comunicaciones (17%), en finanzas básicas y abasto logístico (19%), 11 U R Í D I C A J C T U A L I D A D en sanidad (14%), en extorsiones (50%), en asesinatos selectivos (ajustes de cuentas y castigos ejemplares) (42%), en secuestros (36%) y en disposición y manejo de cadáveres (50%). (Springer, 2012, p. 45) A En relación con las causas y formas de vinculación de los menores a los grupos al margen de la ley, el ICBF se ha referido fundamentalmente a tres ejes de vulnerabilidad: 1) vulnerabilidad por amenaza y victimización, que se presenta a partir de la mayor presencia de grupos armados en la zona y de la búsqueda de protección por parte de los niños que son sujetos pasivos de distintas formas de violencia, 2) vulnerabilidad por exclusión social y económica, que se refiere a las condiciones y posibilidades de desarrollo socioeconómico que se les brindan a los menores, y 3) vulnerabilidad asociada a atributos culturales de los niños, niñas y adolescentes, que hace referencia a las ventajas que los menores proporcionan a los grupos armados en virtud de su carácter fácilmente manipulable y adiestrable (ICBF, 2012, p. 6). A continuación se explicarán las causas que ocasionan o dan lugar a que los menores de edad sean reclutados en los grupos armados al margen de la ley. 2.2. Principales causas del reclutamiento de menores en Colombia 2.2.1. Violencia directa Casi todos los menores ingresan a grupos armados por presiones externas, ya sea por amenaza de muerte o secuestro, por la destrucción de su entorno familiar o social, o por la presión que ejerce sobre ellos la injusticia, la pobreza y la inseguridad de sus sociedades. Muchos de los niños, que más tarde optan por ingresar a un grupo armado, han experimentado personalmente o presenciado actos de extrema violencia física, como masacres, torturas, desapariciones, arrestos, abusos, etc. (Arellano, 2008). 12 Son muchos los niños que ingresan a la fuerza, arrastrados por el poder amenazador de las armas. Según el informe de Human Rights Watch (2004), citado en Pachón (2009), el 14 % de los niños guerrilleros entrevistados por ellos habían sido reclutados a la fuerza. En muchos sectores del país –como en el Magdalena Medio– los paramilitares instauraron el servicio militar obligatorio para los menores de edad, el cual podía durar hasta dos años. Los informes oficiales plantean que los grupos utilizan el reclutamiento de niños, niñas y jóvenes como práctica constante para reponer sus fuerzas perdidas, persiguiendo tanto a los menores como a sus familias de manera incesante, hasta lograr engrosar sus filas con la fuerza de trabajo infantil (Human Rights Watch, 2004, citado en Pachón, 2009). 2.2.2. Maltrato Infantil y Violencia Intrafamiliar El deseo de escapar de situaciones de maltrato y violencia intrafamiliar constituye otro factor de vinculación a grupos armados. Este deseo es más acentuado en el caso de niñas que han sido víctimas de abuso sexual. Así, la Corte señala que (…) múltiples informes documentan que proporciones significativas de niños buscan ingresar a los grupos armados por creer que éstos les darán protección: víctimas de la violencia familiar, el abuso o la explotación, o habiendo presenciado la violencia física contra sus familias o comunidades, los menores identifican estos grupos como núcleos capaces de proteger su integridad y seguridad. (Corte Constitucional, Sentencia C - 203 de 2005, M.P. Manuel José Cepeda Espinosa) 2.2.3. Razones Económicas y Sociales En este caso, la familia puede influir en el reclutamiento presionando a los niños para que contribuyan con los ingresos económicos familiares, pues en muchos casos el salario se paga directamente a la familia. También existen otros incentivos, como alimentos, provisión de medicamentos, la garantía de seguridad para la familia, etc. y, en muchos casos, el deseo de conseguir ascenso social a través de la milicia (Arellano, 2008). Los niños de los sectores más pobres de la sociedad también figuran entre los más vulnerables al reclutamiento forzado. Sus necesidades económicas y el estar fuera del sistema escolar pueden ser aprovechados por los reclutadores como argumento de convencimiento. La orfandad, la falta de protección, la deserción escolar y la falta de esperanza en el futuro permiten que la vinculación a un grupo armado sea una opción atractiva para muchos niños y adolescentes. Otras veces, los mismos padres alientan a sus hijos a integrarse a las filas llevados por el hambre y la pobreza. La descomposición social, la cobertura escolar de la región, los niveles de pobreza y pauperización de la familia, las estructuras familiares resquebrajadas, además de la presencia de padres, hermanos, parientes o amigos dentro de estos grupos, son algunas de las variables que junto a otros factores inciden en la decisión del menor de tomar las armas. Existen regiones de Colombia donde los niños piden abiertamente y de manera insistente su ingreso a la guerrilla. Incluso se presentan situaciones en las cuales las mismas madres, desesperadas por la orfandad en que se encuentran sus hijos y la miseria que ellas enfrentan, consideran que la única opción de vida para sus pequeños es ingresar a las filas de los grupos armados irregulares (Vegara, 2007, citado en Pachón, 2009, p. 581). En ese sentido, la jurisprudencia de la Corte Constitucional ha reconocido que Los factores de mayor peso que subyacen a estas “decisiones” son de naturaleza económica y social: la pobreza de las familias, que les lleva a ofrecer a los menores a cambio de un ingreso o retribución, o simplemente por la ausencia de recursos para su manutención; la motivación de los niños de alistarse si con ello creen que van a garantizar alimentación, vestuario o atención médica para sus familias; la disolución de las estructuras económicas y sociales por causa del conflicto, que priva a los niños de opciones educativas y a sus familias de fuentes de ingreso y sustento, y favorece la opción por los grupos armados. En otros casos, el ingreso obedece a la desesperación: sin oportunidades educativas, separados de sus familias y sin acceso a estructuras sociales o institucionales de protección, los niños pueden “optar” por el reclutamiento como última alternativa. (Corte Constitucional, Sentencia C-203 de 2005, M. P. Manuel José Cepeda Espinosa) 2.2.3.1. Razones Culturales, Psicológicas Están determinadas por los procesos de socialización y las circunstancias políticas en que crecen los niños y niñas. En algunas sociedades, el sistema de valores refuerza el porte de armas como signo de masculinidad y de poder, lo cual puede despertar el deseo de hacer parte de un grupo armado; en otras, la tradición propone la venganza de sangre como un valor, mientras que otras glorifican la participación en las actividades militares o bélicas enseñando a venerar a los líderes militares (Arellano, 2008). Otras razones que pueden considerarse son la presión de los padres -especialmente en áreas urbanas o zonas militares-, la búsqueda de aventuras o el deseo de escapar del aburrimiento, cuando no hay opciones de estudio o laborales; además muchos creen en las razones de su lucha: una guerra santa, libertad religiosa, étnica o política, el deseo general de justicia social, entre otros. Este compromiso con la causa se les puede haber inculcado a lo largo de su educación y ser reforzado por la idealización de una cultura de violencia o por situaciones de injusticia (Pachón, 2009). Muchos pueden haber sido testigos de abusos contra sus familias o co- 13 U R Í D I C A J C T U A L I D A D munidades que han quedado impunes. Respecto a esta situación, la Corte Constitucional ha advertido que A Los factores psicológicos, ideológicos y culturales también inciden sobre este fenómeno. Por sus condiciones psicológicas y emocionales, los menores de edad son altamente vulnerables a la retórica de los reclutadores; son fácilmente manipulables para así ingresar a dinámicas violentas que no pueden comprender cabalmente ni resistir. En el contexto de los conflictos armados, los menores a menudo identifican la guerra con el poder y la protección; ante la precariedad de las estructuras institucionales, la vida en el conflicto puede ser revestida de connotaciones idealizadas por parte de mentes que están en proceso de desarrollo y son fácilmente impresionables. La propaganda y el discurso de los reclutadores operan, así, en un campo especialmente fértil para la manipulación cuando se trata de menores de edad, y en forma particularmente fuerte durante el período de la adolescencia, cuando los procesos de estructuración de la identidad están en su período formativo. (Corte Constitucional, Sentencia C-203 de 2005, M.P. Manuel José Cepeda Espinosa) Se ha abordado el fenómeno de reclutamiento de menores por parte de grupos armados al margen de la ley en Colombia -advirtiendo su carácter forzoso-, describiendo brevemente su magnitud, su funcionamiento y sus causas, reiterando las condiciones de especial vulnerabilidad en que se encuentran los menores reclutados. Durante su pertenencia a los grupos armados al margen de la ley, los menores realizan ciertas conductas que llevan al Estado a estudiar su responsabilidad penal. Para estos casos, el Código de Infancia y Adolescencia establece en su artículo 175 la posibilidad de aplicar el principio de oportunidad. A continuación se hará referencia a los supuestos de procedencia de la aplicación este principio y a su justificación. 14 3. Principio de oportunidad en los procesos seguidos a los adolescentes como partícipes de los delitos cometidos por grupos armados al margen de la ley En relación con la responsabilidad penal de los menores pertenecientes a grupos armados ilegales, un sector de la doctrina y de la jurisprudencia había señalado que los menores edad que habían sido reclutados por parte de grupos armados al margen de la ley no eran responsables de los delitos cometidos durante su participación en el conflicto, puesto que debían ser considerados como víctimas. Sin embargo, la Corte Constitucional consideró que, en virtud de la necesidad de protección de los derechos de las víctimas, no podía excluirse la responsabilidad penal de estos menores sin más, y en la Sentencia C-203 de 2005 (M. P. Manuel José Cepeda) señaló que: La exclusión ab initio y general de cualquier tipo de responsabilidad penal para los menores combatientes, con base en el argumento de su condición de sujetos pasivos del delito de reclutamiento forzoso, desconoce la realidad de la conducta de cada uno de estos niños o adolescentes en particular, y presupone que los menores combatientes no cometen hechos punibles durante el conflicto distintos al de formar parte de las filas de grupos armados ilegales y que a lo largo del conflicto no pueden llegar a decidir participar en la comisión de delitos, lo cual también descartaría su responsabilidad por la eventual comisión de delitos atroces. Su condición de víctimas de un crimen de guerra tan execrable como el del reclutamiento forzoso amerita una respuesta enérgica y decidida por parte de las autoridades, orientada a su protección y tutela y a la sanción de los responsables; pero al mismo tiempo, deben considerarse con el cuidado y detenimiento requeridos las diversas conductas punibles desarrolladas por cada uno de los menores, individualmente conside- rados, durante su militancia en las filas de los grupos armados ilegales y los efectos de tales conductas punibles sobre los derechos ajenos, ya que existen otros derechos implicados –los derechos de las víctimas– que no pueden ser desestimados o ignorados por las autoridades. Pese a que es posible que menores reclutados por grupos armados ilegales sean responsables penalmente por los delitos cometidos durante su pertenencia al grupo, el Código de Infancia y Adolescencia establece el principio de oportunidad. Rodrigo Uprimny considera que es posible reconocer al menos tres nociones del principio de oportunidad. La primera lo entiende como contrario al principio de legalidad, habida cuenta que la acción penal tiene carácter obligatorio al generarse los supuestos señalados por la ley penal; por el contrario, la segunda lo entiende como manifestación del principio de legalidad, en la medida en que el poder discrecional se encuentre delimitado por la ley de manera expresa y solo se aplicaría en los supuestos previamente señalados por el legislador. Por último, la tercera concilia las posiciones anteriores, en la medida que lo entiende como subsidiario de la legalidad, esto es, la oportunidad puede aplicarse por el órgano público si no choca con la legalidad, en virtud de la existencia de una razón prevalente orientada aun interés público superior a aquel que la acción penal protege (Uprimny et al., 2006). Se configura entonces el principio de oportunidad para los menores reclutados por grupos armados al margen de la ley como figura que permite al fiscal renunciar al ejercicio de la acción penal pese a que la conducta del sindicado sea típica, antijurídica y culpable, y a través de la cual debe tramitarse la mayor parte de los casos que se adelanten bajo el sistema penal de adolescentes. Puede decirse que debe dejar de considerarse como figura aplicable de manera excepcional, en aras del interés superior del menor (González, Perdomo & Mariño, 2009). Sin embargo, esta respuesta se ve afectada por inconsistencias intrasistemáticas y por el populismo punitivo. En ese sentido, si el proceso penal de los menores continúa amarrado a lo dispuesto en leyes penales ordinarias para mayores de edad, dando paso a una reacción punitiva orientada a la lucha contra la criminalidad dura –bajo la influencia además del Derecho penal del enemigo–, mientras que el populismo punitivo demanda mayor intervención penal con mano dura o de políticas de tolerancia cero, la respuesta penal a los menores va a endurecerse, en perjuicio de alternativas como el principio de oportunidad (Molina, 2009). A continuación, se señalan los supuestos que el artículo 175 del Código de Infancia y Adolescencia ha establecido para aplicar el principio de oportunidad en los procesos seguidos a los adolescentes como partícipes de los delitos cometidos por grupos armados al margen de la ley: 1. Se establezca que el adolescente tuvo como fundamento de su decisión las condiciones sociales, económicas y culturales de su medio para haber estimado como de mayor valor la pertenencia a un grupo armado al margen de la ley. 2. Se establezca que la situación de marginamiento social, económico y cultural no le permitían al adolescente contar con otras alternativas de desarrollo de su personalidad. 3. Se establezca que el adolescente no estaba en capacidad de orientar sus esfuerzos a conocer otra forma de participación social. 4. Por fuerza, amenaza, coacción y constreñimiento. (…) No se aplicará el principio de oportunidad cuando se trate de hechos que puedan significar violaciones graves al derecho internacional humanitario, crímenes de lesa humanidad o genocidio de acuerdo con el Estatuto de Roma. 15 U R Í D I C A J C T U A L I D A D A Atendiendo a estos cuatro supuestos, es preciso abordar la justificación que sustenta la consagración de la facultad de renuncia del fiscal al ejercicio de la acción penal en los casos previamente señalados. Para algunos doctrinantes, el artículo 175 del Código de Infancia y Adolescencia obedece, en el fondo, a una regulación de amnistía para delitos políticos (Molina, 2009). Sin embargo, como se expondrá a continuación, resulta incorrecto entender que la aplicación del principio de oportunidad a los menores que hayan hecho parte de grupos armados al margen de la ley no constituye más que una concesión de amnistía. La amnistía, como extinción excepcional de la acción penal, se concede solo “por altos motivos de conveniencia pública, con el propósito de lograr la convivencia pacífica que se encuentra perturbada por quienes optaron en un momento determinado por subvertir el orden jurídico-constitucional” (Sentencia C-370 de 2006, M.P. Manuel Cepeda, Jaime Córdoba, Rodrigo Escobar, Marco Monroy, Álvaro Tafur, Clara Vargas). Esta figura procede solo respecto al denominado “delito político”, que la Corte Constitucional ha definido como aquél que, inspirado en un ideal de justicia, lleva a sus autores y copartícipes a actitudes proscritas del orden constitucional y legal, como medio para realizar el fin que se persigue. Si bien es cierto el fin no justifica los medios, no puede darse el mismo trato a quienes actúan movidos por el bien común, así escojan unos mecanismos errados o desproporcionados, y a quienes promueven el desorden con fines intrínsecamente perversos y egoístas. Debe, pues, hacerse una distinción legal con fundamento en el acto de justicia, que otorga a cada cual lo que merece, según su acto y su intención. (Corte Constitucional, Sentencia C-009 de 1995, M. P. Vladimiro Naranjo Mesa) 16 Asimismo, la jurisprudencia de la Sala de Casación Penal, de la Corte Suprema de Justicia, ha realizado importantes precisiones respecto al tema; en particular en las decisiones que abordaron el análisis del artículo 71 de la Ley 975 de 2005, que ampliaba la cobertura del tipo de sedición –delito político– a las conductas cometidas por los grupos paramilitares. En este punto, la Corte Suprema advirtió que Debido a que los hechos delictivos cometidos por cuenta o en nombre de los paramilitares no fueron ejecutados con el propósito de atentar contra el régimen constitucional y legal vigente, con denunciado apoyo de importantes sectores institucionales y procurando obtener beneficios particulares, pretender que una norma identifique como delito político conductas claramente señaladas como delitos comunes resulta contrario a la Constitución vigente, desconoce la jurisprudencia nacional y contradice la totalidad de la doctrina nacional y extranjera. De lo dicho se sigue que quienes hayan estado vinculados a los grupos paramilitares o de autodefensa cualquiera sea el grado de participación en la organización y en los delitos cometidos por cuenta de la misma, no pueden ser beneficiarios de amnistía, indulto (…). (Corte Suprema de Justicia, Sentencia del 11 de julio de 2007, rad. 26945, M.P. Yesid Ramírez y Julio Socha) De acuerdo con el planteamiento de la Corte, las conductas cometidas por los paramilitares no pueden ser comprendidas como delitos políticos, razón por la cual no se les puede conceder amnistía. Si bien la amnistía no podía ser concedida a dichos actores, les fue otorgado el beneficio de alternatividad penal bajo una justificación diferente a la comisión de delitos políticos. Dicha justificación obedece a la lógica propia de los procesos de justicia transicional, en el contexto del conflicto armado colombiano. En ese sentido, la Corte Constitucional dispuso que Se aceptan con ciertas restricciones amnistías, indultos, rebajas de penas o mecanismos de administración judicial más rápidos que los ordinarios, que propicien el pronto abandono de las armas o de los atropellos, como mecanismos que facilitan la recuperación de la armonía social. La comunidad internacional ha reconocido esta realidad, admitiendo una forma especial de administración de justicia para estas situaciones de tránsito a la paz, a la que ha llamado “justicia transicional” o “justicia de transición”, pero no ha cedido en su exigencia de que las violaciones a los derechos fundamentales sean investigadas, enjuiciadas y reparadas, y los autores de las mismas contribuyan a identificar la verdad de los delitos cometidos y reciban algún tipo de sanción. (…) En cuanto a la disminución de las penas, se indica que “en el marco de un proceso de restablecimiento de la democracia o de transición hacia ella, se suelen adoptar leyes sobre los arrepentidos; éstas pueden ser causa de disminución de la pena, pero no deben exonerar totalmente a los autores; se debe hacer una distinción, en razón de los riesgos tomados por su autor, según éste haya hecho sus revelaciones durante el período en el que se cometían las violaciones graves o después de este período. Corte Constitucional, Sentencia C - 370 de 2006, M. P. Manuel José Cepeda Espinosa, Jaime Córdoba, Rodrigo Escobar Gil, Marco Monroy Cabra, Álvaro Tafur, Clara Inés Vargas) En ese orden de ideas, no puede entenderse que la aplicación del principio de oportunidad a los menores pertenecientes a grupos armados sea, en últimas, la concesión de amnistía a los menores por la comisión de delitos políticos debido a que: 1) la pertenencia a los grupos armados al margen de la ley, en gran parte de los casos, supone la comisión de delitos comunes, como lo estableció la Corte Suprema de Justicia en su jurisprudencia, al referirse al artículo 71 de la ley 975 de 2005; y 2) los menores que ingresan a los grupos armados al margen de la ley son víctimas de reclutamiento –forzoso como ya se explicó–; no hacen parte de éstos con el propósito de atentar contra el régimen constitucional y legal vigente, exigido por los delitos políticos. Teniendo en cuenta que la justificación de la aplicación del artículo 175 del Código Penal no radica –como lo sostiene Ricardo Molina (2009)– en la comisión de los delitos políticos, es importante precisar el verdadero fundamento que la sustenta. Para esto se analizarán los 4 supuestos en los cuales procede la aplicación del principio de oportunidad de menores, partiendo de las obligaciones del Estado Social de Derecho. 3.1.1. Principio de oportunidad para menores en el marco del Estado Social de Derecho colombiano La Constitución (artículos 1 y 2) establece que Colombia es un Estado Social de Derecho, democrático y fundamentado en la dignidad humana, garante efectivo de los derechos, principios y deberes constitucionales. Esto quiere decir que –como lo afirma la Corte Constitucional– De lo que se trata con la definición del Estado colombiano como un Estado social es de establecer que él tiene la obligación de asegurarle a los asociados unas condiciones materiales mínimas de existencia, lo que implica que debe intervenir con decisión en la sociedad para cumplir con ese objetivo” (subrayado fuera del texto original). (Sentencia C-579 de 1999, M. P. Eduardo Cifuentes Muñoz). (El subrayado no es del texto original). Asimismo, el artículo 13 constitucional señala que el Estado es el encargado de promover las condiciones de igualdad real y efectiva a favor de grupos discriminados o marginados y proteger de manera especial a quienes, en virtud de sus particulares condiciones, están en situación de debilidad manifiesta. Esta disposición normativa comprende: a) una faceta objetiva –de mandatos y prohibiciones para el Estado– que implica la prohibición de discriminación y la protección de los grupos discriminados o que se encuentren en situación de debilidad manifiesta, y b) una subjetiva, que supone la facultad de reclamar ante el incumplimiento estatal (López, 2010). 17 U R Í D I C A J C T U A L I D A D En ese sentido, reiterando la obligación en cabeza del Estado colombiano de reducir la marginalidad, la Corte Constitucional ha señalado que A El Estado social de derecho hace relación a la forma de organización política que tiene como uno de sus objetivos combatir las penurias económicas o sociales y las desventajas de diversos sectores, grupos o personas de la población, prestándoles asistencia y protección. Exige esforzarse en la construcción de las condiciones indispensables para asegurar a todos los habitantes del país una vida digna dentro de las posibilidades económicas que estén a su alcance. El fin de potenciar las capacidades de la persona requiere de las autoridades actuar efectivamente para mantener o mejorar el nivel de vida, el cual incluye la alimentación, la vivienda, la seguridad social y los escasos medios dinerarios para desenvolverse en sociedad. (Corte Constitucional, (Sentencia T-426 de 1992, M. P. Eduardo Cifuentes Muñoz) Asimismo, refiriéndose a la dimensión material del principio constitucional de igualdad, la Corte Constitucional advierte que 18 La igualdad material, de otro lado, parte del reconocimiento de la existencia de desigualdades en la sociedad, fruto no solamente de la naturaleza, sino también de los arreglos económicos, sociales, culturales y políticos, las cuales constituyen un obstáculo para gozar, desde una perspectiva material, de los derechos constitucionales. En este orden de ideas, el principio de igualdad desde la perspectiva material exige al Estado adoptar medidas para contrarrestar tales desigualdades y ofrecer a todas las personas oportunidades para ejercer sus libertades, desarrollar sus talentos y superar los apremios materiales. Como se indicó en la Sentencia T-426 de 1992, esta dimensión del principio de igualdad puede desarrollarse mediante acciones afirmativas –tratos diferenciados favorables- a favor de los grupos históricamente discriminados o en situación de desventaja debido a factores culturales, sociales y/o económicos, entre otros. (Corte Constitucional, Sentencia C-258 de 2013, M.P. Jorge Ignacio Pretelt). (El subrayado no es del texto original). Además de las obligaciones ya señaladas, como garante de los derechos –de la igualdad y de las condiciones mínimas materiales de existencia, entre otros–, el Estado Social de Derecho colombiano asume el deber de brindar especial protección a los menores de edad. Así, la Corte Constitucional ha reconocido que el estado de especial vulnerabilidad en que se encuentran los menores de edad supone una protección especial para los mismos, al señalar que Los derechos fundamentales de los niños, niñas y adolescentes gozan de una especial protección tanto en el ámbito internacional como en nuestro Estado Social de Derecho. Ello, dada la situación de indefensión, vulnerabilidad y debilidad de esta población y la necesidad de garantizar un desarrollo armónico e integral de la misma. Los niños, en virtud de su falta de madurez física y mental -que les hace especialmente vulnerables e indefensos frente a todo tipo de riesgos-, necesitan protección y cuidados especiales, tanto en términos materiales, psicológicos y afectivos, como en términos jurídicos, para garantizar su desarrollo armónico e integral y proveer las condiciones que necesitan para convertirse en miembros autónomos de la sociedad. (Corte Constitucional, Sentencia T-260 de 2012, M. P. Humberto Sierra Porto). Establecidas las obligaciones previamente mencionadas en cabeza del Estado Social de Derecho, se procede analizar su relación con los supuestos de aplicación del principio de oportunidad de menores. Estos supuestos –menor en: condiciones sociales, económicas y culturales que lo hayan llevado a estimar como de mayor valor la pertenencia a un grupo armado al margen de la ley; en situación de marginamiento social, económico y cultural que no le haya permitido contar con otras alternativas de desarrollo de su personalidad; en situación de incapacidad para orientar sus esfuerzos a conocer otra forma de participación social; o en situaciones en que la fuerza, la amenaza, la coacción o el constreñimiento lo hayan obligado a ingresar al grupo armado (art. 175 CIA) – no son más que situaciones fácticas que implican el evidente incumplimiento de las obligaciones del Estado Social de Derecho, y que además constituyen las principales causas del fenómeno de reclutamiento. Durante el transcurso del conflicto armado interno, el Estado colombiano ha estado ausente en diferentes poblaciones, en las cuales hay mayor riesgo de vulnerabilidad y las condiciones económicas y sociales son muy precarias. Esta ausencia resalta la debilidad e ineficacia del Estado Social de Derecho, y la necesidad de una medida de justicia transicional, para reparar a las víctimas y fortalecer los principios de la democracia. En consecuencia, no se puede desconocer que el principio de oportunidad de menores procede en los casos en que el Estado ha fallado en el cumplimiento de sus obligaciones como garante de los derechos de los menores –sujetos de especial protección en virtud de su estado de vulnerabilidad. Es clave resaltar que es deber del Estado colombiano velar por el respeto y cumplimiento de los Derechos Humanos, sin que haya terceros que obstaculicen la existencia de estos. Al respecto, en la reciente sentencia del Marco Jurídico para la paz, la Corte Constitucional realiza un estudio exhaustivo de la necesidad de un fortalecimiento del Estado Social de Derecho, lo cual guarda total relación con los derechos de las víctimas. En ese sentido, señala que El aseguramiento del goce efectivo de los derechos es uno de los compromisos principales del Estado Social y Democrático de Derecho. Tanto la jurisprudencia internacional como las decisiones de esta Corporación y la doctrina, han establecido que los derechos humanos se realizan plenamente, es decir, se asegura su goce efectivo, cuando los Estados cumplen con tres tipos de obligaciones: (i) La obligación de respeto de los derechos humanos implica el compromiso del Estado de abstenerse de adoptar medidas que tengan por resultado impedir o dificultar su goce efectivo… (ii) La obligación de protección requiere que el Estado adopte medidas para impedir que terceros interfieran u obstaculicen el ejercicio de un derecho por parte de su titular… (iii) La obligación de garantía implica el deber del Estado de organizar todo el aparato gubernamental y las estructuras a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder público, de manera tal que sean capaces de asegurar el libre y pleno ejercicio de los derechos (…). (Sentencia C-579/13, M. P. Jorge Ignacio Pretelt) La justicia transicional, además de tener como fin la protección de los derechos de las víctima a la verdad, justicia y reparación, también consagra la necesidad de El restablecimiento de la confianza en el Estado Social de Derecho y en la democracia. La consagración de medidas de justicia transicional en las sociedades que están o han sufrido conflictos que han causado graves violaciones a los derechos humanos y/o al Derecho Internacional Humanitario para fortalecer el Estado de Derecho, ha sido reconocida en diversos documentos internacionales de las Naciones Unidas. (Sentencia C-579/13, M. P. Jorge Ignacio Pretelt) Además, la misma Corte Constitucional ha estipulado que en tiempos ordinarios y de paz, las obligaciones de los Estados deben ir dirigidas a proteger los derechos humanos que exige el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, sin embargo en tiempos de un conflicto armado estas obligaciones internacionales deben atender, además, a lo exigido por el Derecho Internacional Humanitario convencional como 19 U R Í D I C A J C T U A L I D A D norma especial. (Sentencia C-579/13, M. P. Jorge Ignacio Pretelt) A Además, se ha reconocido que, en relación con los conflictos armados, el primer deber del Estado es prevenir su advenimiento, para lo cual debe establecer mecanismos que permitan que los diversos conflictos sociales tengan espacios sociales e institucionales para su pacífica resolución (Sentencia de la Corte Constitucional C-179 de 1994, M. P. Carlos Gaviria Díaz). Al ser entonces el reclutamiento de menores una vulneración grave de derechos humanos y estar prohibida por el Derecho Internacional Humanitario, el Estado debe velar por la protección de los derechos de los menores, e implementar cualquier medida necesaria para que no se presente este fenómeno, que tiene como causas la misma exclusión social en la que se encuentran muchos NNA. 4. CONCLUSIONES Previa descripción del fenómeno del reclutamiento de menores por parte de grupos armados al margen de la ley -y en particular de las condiciones de extrema vulnerabilidad en que se encontraban dichos menores antes de ser víctimas del mismo-, se analizó la aplicación del principio de oportunidad de menores (art. 175 CIA) como facultad del fiscal en el estudio de la responsabilidad penal de los menores reclutados. Asimismo, se estableció la relación de este principio con el Estado Social de Derecho, al observar que los supuestos en que procede su aplicación obedecen al incumplimiento de las obligaciones en cabeza del Estado. Teniendo en cuenta el análisis realizado en el artículo, es procedente sostener que la aplicación del principio de oportunidad a los menores que hayan sido reclutados por grupos armados al margen de la ley tiene como fundamento la corresponsabilidad; razón por la cual lo procedente sería excluir la responsabilidad penal por ausencia de culpabilidad. 20 El Estado colombiano, como Estado Social de Derecho, está obligado a actuar como garante efectivo de los derechos de su población, y a implementar medidas que efectivamente reduzcan las condiciones de marginalidad o vulnerabilidad en que esta se encuentre. Se ha establecido claramente el incumplimiento de esta obligación, en la medida en que se ha señalado que los menores de edad reclutados por los grupos armados al margen de la ley, en amplia proporción, se encontraban en condiciones de extrema marginalidad o vulnerabilidad, y que, además de esta situación en que se encontraban, el Estado no los protegió de las dinámicas de guerra que -en clara violación de los derechos humanos y el derecho internacional humanitariolos llevó a ser víctimas directas del conflicto y de la reclusión ilegal. Este incumplimiento de estas obligaciones estatales conlleva a que se presenten las situaciones fácticas comprendidas en los supuestos de hecho del artículo 175 del CIA. Así, el principio de oportunidad para menores que hayan hecho parte de grupos armados al margen de la ley –víctimas de reclutamiento- se aplica en aquellos casos en que los menores se encuentran en estado de especial vulnerabilidad, en virtud del incumplimiento estatal. La aplicación de este principio se fundamenta en que el Estado no proporcionó a estos menores las condiciones básicas que les permitiesen determinar la conciencia, producto de la misma relación social, del papel que debían desempeñar socialmente; y siendo así, no está en capacidad de exigirles que se comporten de manera adecuada a dicho rol. Con otras palabras, habiendo incumplido el Estado sus obligaciones –teniendo en cuenta que no garantizó ni siquiera un mínimo de los presupuestos para el desarrollo de la vida digna de estos menores–, no se encuentra en condiciones de exigir a estos sujetos el comporta-miento conforme a derecho. Esta fundamentación del principio de oportunidad para menores -basada en las condiciones de especial vulnerabilidad en que se encuentran estos como producto del incumplimiento de las obligaciones estatales- corresponde a la corresponsa- bilidad. Esta, como excluyente de culpabilidad, implicaría la ausencia de conducta punible, y de responsabilidad penal. En ese sentido, no sería procedente la aplicación del principio de oportunidad, que solo es viable en los casos en que la conducta realizada sea típica, antijurídica y culpable. BIBLIOGRAFÍA Aponte A. (2011). Reclutamiento de menores en escenarios de conflicto armado. Bogotá, D.C.: Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Ciencias Jurídicas: Fundación Konrad Adenauer. Arellano, M. (2008). La guerra no es un juego. Uso y participación de niños en conflictos armados. Editorial Universidad Internacional de Andalucía. Bustos, J. & Hormázabal, H. (2006). Lecciones de Derecho Penal. Parte General. Editorial Trotta. Cepeda, M. (2006). La responsabilidad penal de los menores. Editorial Leyer. Cruz Roja Española, Centro de estudios de Derecho Internacional Humanitario (2007). Derecho internacional Humanitario (2ª ed.). Tirant lo Blanch. Gallardo, Y. & Moreno, A. (1999). Serie Aprender a Investigar. Módulo 3 (p. 28). Afroeditores. Giraldo, J., Giraldo, M. & Giraldo, A. (2002). Metodología y técnica de la investigación sociojurídica (p. 54). Bogotá D.C.: Ediciones del profesional. Gómez, F. (2010) Las niñas en los conflictos armados: un conflicto olvidado y una ocasión perdida, en La protección de los niños en el derecho internacional y en las relaciones internacionales: jornadas en conmemoración del 50 aniversario de la Declaración Universal de los derechos del niño y del 20 aniversario del Convenio de Nueva York sobre los derechos del niño, Aldecoa F., Joaquim F (dirs.), González E., González N. (coords.) Madrid: Editorial Marcial Pons. González, D., Perdomo, J. & Mariño, C. (2009). Reparación judicial, principio de oportunidad e infancia en la Ley de Justicia y Paz (pp. 118 y 122). Editorial Milla. Hernández, D. (2002). Lecciones de Derecho Internacional Humanitario (2ª ed.). Ediciones Nueva Jurídica. Instituto Colombiano de Bienestar Familiar [ICBF] (2012). Vulnerabilidad, reclutamiento y utilización de niños, niñas y adolescentes por grupos armados organizados al margen de la ley (3ª ed.). López, C. (2010). Pobreza y derechos en Colombia. Revista de Derecho del Estado, 24 (9-28). Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo. oa?id=337630234001 Molina, R. (2009). El principio de oportunidad en el proceso penal de menores (Análisis comparado de los Ordenamientos colombiano y español). Revista Nuevo Foro Penal, 5 (72), 61-81. Montalvo, C. (2012). Principio de oportunidad y exclusión de la responsabilidad penal del adolescente desmovilizado del conflicto armado colombiano. Tesis de Maestría, Universidad del Norte. Barranquilla (Colombia). Moreno, E. (2008). El conflicto armado interno en Colombia (pp. 222-223) Ediciones SEM. 21 U R Í D I C A J C T U A L I D A D ONU, Consejo de Seguridad (2012). Informe del Secretario General sobre los niños y el conflicto armado en Colombia. A Pachón, X. (2009). La infancia perdida en Colombia: los menores en la guerra. Bogotá, D.C.: Universidad Nacional de Colombia. Reyes, A. (2002). Derecho Penal. Parte General. Octava reimpresión de la undécima edición. Temis. Vergara González, O. (2007). Ritos de paso en tiempos de genera: el reclutamiento de niños, niñas y jóvenes en el conflicto armado en Colombia. En P. Rodríguez y Ma. E. Mannarelli (coords.), Historia de la infancia en América Latina (p.581). Bogotá, D.C.: Universidad Externado de Colombia. Sampieri, R., Fernández, C. & Baptista, P. (2003). Metodología de la Investigación (3ª ed.). México, D. F.: McGraw-Hill Interamericana. Sentencias Sánchez, G. (1989). Violencia, guerrillas y estructuras agrarias en Nueva Historia de Colombia. Volumen 2: Historia política (1946-1987). Capítulo 6 (127-152) Bogotá: Editorial Planeta. Sentencia C-258 de 2013, M. P. Jorge Ignacio Pretelt Sánchez, G. (1989). Violencia, guerrillas y estructuras agrarias en Nueva Historia de Colombia. Volumen 2: Historia política (1946-1987). Capítulo 7. Bogotá: Editorial Planeta. Sandoval, J. Causales de Ausencia de Responsabilidad Penal (Colección del Pensamiento Jurídico (n° 25). Procuraduría Ge|neral de la Nación, Instituto de Estudios del Ministerio Público. Sotomayor, J. (1996). Imputabilidad y sistema penal. Temis. Springer, N. (2012). Como corderos entre lobos. Del uso y reclutamiento de niñas, niños y adolescentes en el marco del conflicto armado y la criminalidad en Colombia. Bogotá, D.C.:Springer Consulting Services. Tamayo y Tamayo, M. (1999). Serie Aprender a Investigar. Módulo 2. (p. 44). Afroeditores. 22 raduría General de la Nación, Instituto de Estudios del ministerio Público. Uprimmy, R., Barbosa, G., Aponte, A., Guerrero, O., Bazzani, D. & Urbano, J. (2005). Reflexiones sobre el nuevo sistema penal procesal. Los grandes desafíos del juez penal colombiano (2ª ed.) (pp. 121 y 213). Bogotá, D.C.: Procu- Corte Constitucional Sentencia C-579 de 2013, M. P. Jorge Ignacio Pretelt. Sentencia T-260 de 2012, M. P. Humberto Sierra Porto. Sentencia C- 370 de 2006, M. P. Manuel José Cepeda Espinosa, Jaime Córdoba, Rodrigo Escobar Gil, Marco Monroy Cabra, Álvaro Tafur, Clara Inés Vargas. Sentencia C-203 de 2005, M. P. José Manuel Cepeda. Sentencia C-579 De 1999, M. P. Eduardo Cifuentes Muñoz. Sentencia C-009 de 1995, M. P. Vladimiro Naranjo Mesa. Sentencia T-426 de 1992, M. P. Eduardo Cifuentes Muñoz. Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Penal, Sentencia del 24 de febrero de 2010, rad. 32534 M.P. José Leónidas Bustos Martínez. Sala de Casación Penal, Sentencia del 11 de julio de 2007, rad. 26945, M. P. Yesid Ramírez y Julio Socha. La construcción del concepto del control de convencionalidad Andrea Ariza * Juan Camilo Rodríguez ** RESUMEN La Convención Americana sobre Derechos Humanos ha supuesto la incorporación y la sujeción del Estado colombiano a un Sistema regional de protección de Derechos Humanos y a las obligaciones emanadas de ella. El catálogo de Derechos presentes en el Pacto supone el compromiso de los Estados para el respeto, conservación y observancia de los mismos, e incluso advierte sobre la necesidad de no tener disposiciones de derecho interno que vayan en contra de estas libertades. * Estudiante de derecho, Universidad del Norte (Barranquilla, Colombia) y Miembro del Semillero de Investigadores en Derecho de la misma universidad. [email protected] ** Estudiante de derecho Universidad del Norte (Barranquilla, Colombia) y Miembro del Semillero de Investigadores en Derecho de la misma Universidad. [email protected] Bajo este entendido, ha nacido en desarrollo de esta obligación, para garantizar el ejercicio de las libertades, la institución del control de convencionalidad, que de manera sencilla supone un examen entre la norma interna que se debe aplicar en determinado caso y la Convención Americana, previendo que la aplicación de la misma no produzca violaciones a derechos humanos. No obstante, dicha institución, nacida en la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ha sido un concepto en constante dinamismo que vale la pena estudiar a fin de integrarlo de manera cabal y utilizarlo en nuestro ordenamiento jurídico colombiano. Palabras clave: Derechos Humanos en Colombia, control de convencionalidad, control judicial, Sistema Interamericano sobre Derechos Humanos. 23 U R Í D I C A J C T U A L I D A D ABSTRACT A The American Convention on Human Rights has supposed the incorporation of the Colombian State to a regional system of protection on Human Rights and the obligations that goes with it. The liberties set in the Convention suppose the commitment of all the States that had sign it to respect, preserve and observe them. Also, the Convention warns about States not having domestic laws that goes against the liberties aforementioned. Under this understanding, the institution of the Control of Conventionality has arisen. This institution in a simple way supposes the exam of a domestic rule applicable to a certain case and the American Convention on Human Rights, in order to prevent that the application of the domestic rule does not violate human rights. However, the institution of the control of conventionality, which emerge from the jurisprudence of the InterAmerican Court of Human Rights, has been a dynamic concept that is worthy of study, with the objective to integrated it to the Colombian juridical order. Keywords: Human Rights in Colombia, Control of Conventionality, Judicial Control, Human Rights, Inter-American System of Human Rights. INTRODUCCIÓN E ste artículo busca ilustrar el desarrollo del concepto de control de convencionalidad a partir del estudio de la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante la Corte Interamericana), en vista que dicha institución (el control de convencionalidad) es una figura dinámica y en permanente desarrollo, cuyo concepto –mutable a través del tiempo– debe ser debidamente analizado, dado que es una obligación importante, susceptible de generar responsabilidad internacional para los Estados partes de la Convención, como es el caso colombiano. Para tal efecto pretendemos llegar a un concepto vigente, de acuerdo con la evolución jurisprudencial de la institución, ilustrando las tres etapas que esta presenta, atendiendo a criterios sustanciales, sobre el contenido de lo que implica realizar el control, y a criterios orgánicos sobre quién tiene la obligación de ejecutar el mismo. 24 Con base en este presupuesto, consideramos que las cartografías son instrumentos útiles y dinámicos para la creación de categorías y desarrollo de conceptos sobre instituciones. Luego, nuestro objetivo es poder identificar una tendencia de pensamiento sobre lo que implica el control de convencionalidad; asimismo, dilucidar temas que pueden derivar de una categorización como esta, lo que fomenta el debate y la toma de posturas, habiendo un concepto desglosado y desarrollado que se puede aplicar a diferentes escenarios y temáticas. Así las cosas, nuestro artículo gravita en torno al tema del control de convencionalidad como institución del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, aplicable y vigente en el Estado colombiano. Por ello, este documento ha sido organizado de la siguiente manera: (a) Una breve descripción de la metodología empleada, (b) se platea el escenario donde surge el control de convencionalidad, teniendo en cuenta la importancia que ésta institución reporta al Derecho Internacional de los Derechos Humanos, y sus implicaciones para el derecho interno, y finalmente (c) se desarrolla el tema, con base en el esquema de los tres momentos de evolución del concepto de control convencionalidad. METODOLOGÍA En cuanto a la metodología, nuestra investigación se enmarca en las denominadas exploratorias, es decir, aquellas que “tienden a determinar tendencias, identificar relaciones entre variables y servir para investigaciones posteriores” (Vanegas et al., p. 39), que son los objetivos de este artículo. Para llevar a cabo esta investigación empleamos como método, el análisis documental mediante el estudio de las sentencias de la Corte Interamericana y la doctrina. DESARROLLO El nacimiento de los sistemas de protección de derechos humanos, tanto el universal como los diversos de carácter regional1 después de la Segunda Guerra Mundial, implicó que el derecho internacional, que se encontraba fundamentado en las relaciones de los Estados y no en la protección de los individuos (Ferrer, 2010, p. 159) iniciase una metamorfosis en las lógicas y entendimiento, lo cual generó una interacción de los derechos internacional, constitucional y procesal (Ferrer, 2010, p.159-160), y esto a su vez, provocó que el concepto tradicional que solía tenerse sobre lo que implica-ba la soberanía, tema bastante arraigado en la es-fera del derecho internacional público, necesitase adaptarse a las nuevas formas de agrupación entre Estados. América Latina, como región, no fue ajena a estas nuevas dinámicas e interacciones. El fortalecimiento de los Estados democráticos y el respeto por las libertades derivaron en lo que hoy es la Organización de Estados Americanos (OEA), donde por decisión de sus Estados parte surge el Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH), que se encuentra conformado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), organismos que tuvieron su origen en la ConvenAl respecto podemos destacar el Sistema Europeo de Derechos Humanos, el Sistema Africano y el Sistema Interamericano de Derechos Humanos. 1 ción American sobre Derechos Humanos (CADH) o Pacto de San José La Convención, como hoja de ruta del SIDH, trae consigo un catálogo de obligaciones de estricto cumplimiento que deben ser garantizadas mínimamente a los ciudadanos de los Estados parte; garantía que se traduce en el artículo 1.1 de la CADH y, a su vez, en una serie de procedimientos en lo que respecta al trámite de peticiones ante el Sistema por la eventual violación de derechos humanos, y se otorgó competencia tanto a la Comisión Interamericana para conocer de las mismas y a la Corte Interamericana para juzgar la petición de cumplir con los presupuestos de admisibilidad en virtud del artículo 33 de la Convención. En esta instancia podemos observar la importancia de la Convención Americana en el ámbito de la salvaguarda de derechos y la consagración de los mismos; por lo cual de allí deriva que la necesidad de que las legislaciones internas cumplan con los estándares convencionales ha supuesto desde siempre un desafío para los Estados parte, lo que ha generado múltiples condenas por violaciones a estos, a las que Colombia no ha sido la excepción. Empero, con el ánimo de mantener la regla del carácter especial y subsidiario de las jurisdicciones internacionales es importante que el poder judicial -que en últimas es ante quien se agotan los recursos para cesar la violación y habilitan el acceso a este tipo de justicia- se convierta en un juez con la capacidad de reconocer una situación que viole la Convención Americana, así como es capaz, bajo los estándares actuales, de realizar análisis sobre la constitucionalidad de sus actos o de los realizados por terceros. La figura del control de convencionalidad entra en juego entonces como una obligación necesaria para preservar la utilidad y fin de la convención, que es, en últimas, según el artículo 1.1 de la CADH, garantizar los derechos y libertades reconocidas supranacionalmente; responsabilidad que si se omite es susceptible de generar condena para el Estado parte. 25 U R Í D I C A J C T U A L I D A D 1. Clases de control de Convencionalidad A La Corte IDH introdujo la doctrina del “Control de Convencionalidad” en el estudio del Caso Almonacid Arellano v. Chile, que data del año 20062. En desarrollo del artículo 2 de la CADH, la Corte IDH se refirió a la obligación de realizar una especie de control de convencionalidad entre las normas de derecho interno a aplicar y la Convención Americana. De acuerdo con el voto razonado proferido en el Caso Cabrera García y Montiel Flores v. México3, por el juez ad hoc Eduardo Ferrer Mac-Gregor, es posible establecer que 2006 no es el punto de inicio de este concepto. La idea de un control de convencionalidad ya había empezado a construirse desde 2003 a partir de los votos concurrentes del magistrado Sergio García Ramírez en los casos Myrna Mack Chang v. Guatemala (2003)4, Tibi v. Ecuador (2004)5 y Vargas Areco v. Paraguay (2006)6. En todos estos casos el magistrado García ponía en evidencia la necesidad de que los jueces domésticos hiciesen un control similar al que se realiza con la Constitución con el fin de evitar o hacer cesar la violación de un determinado derecho. 2 V. et. Corte IDH. Caso Almonacid Arellano y otros Vs. Chile. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de septiembre de 2006. Serie C n°154. 3 V. et. Corte IDH. Caso Cabrera García y Montiel Flores Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de noviembre de 2010. Serie C n°220. V. et. Corte IDH. Caso Myrna Mack Chang Vs. Guatemala. Fondo, Eeparaciones y Costas. Sentencia de 25 de novimbre de 2003. Serie C n°101. 4 5 de 7 de septiembre de 2004. Serie C n°114. 26 1.1. El Control de Convencionalidad Concentrado El Control de Convencionalidad Concentrado es aquel que, en palabras de García (2011), Incumbe, original y oficialmente, a la Corte IDH cuando se trata de examinar casos de los que aquélla conoce y a los que aplica normas conforme a su propia competencia material. De ahí que haya aludido a un control propio, original o externo. (p. 126) Lo anterior puede explicarse en los términos en que lo hace este mismo autor, actuando como magistrado, en su voto razonado concurrente a propósito de Caso Tibi v. Ecuador (2004), cuando establece lo que implica este control concentrado mediante una analogía con las jurisdicciones internas, al decir que “si los tribunales constitucionales controlan la “constitucionalidad”, el tribunal internacional de derechos humanos resuelve acerca de la “convencionalidad” de esos actos” (Párr. 3); misma función que desde sus primeras sentencias ha realizado la Corte IDH, toda vez que para determinar una violación necesariamente acude a la convención para aplicarla al caso concreto. Bajo este entendido, por vía jurisprudencial la Corte IDH se ha autonombrado como el único y máximo intérprete de dicha Convención. No obstante, la Corte también ha arrogado a los Estados miembros un control entre las normas internas y el Pacto de San José, lo que ha generado aquello que se ha denominado un “control de convencionalidad difuso”. 1.2. El control de convencionalidad difuso V. et. Corte IDH. Caso Tibi Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia 6 Adicionalmente, la doctrina y la jurisprudencia7 han intentado hacer una diferenciación en la institución del “Control de Convencionalidad” distinguiendo dos clases: “una de carácter “concentrada” por parte de la Corte Interamericana, en sede internacional, y otra de carácter “difusa” por los jueces nacionales en sede interna” (Ferrer, 2010, p.173) V. et. Corte IDH. Caso Vargas Areco Vs. Paraguay. Sentencia de 26 de septiembre de 2006. Serie C n°155. El control de convencionalidad difuso constituye 7 Nos referimos, por supuesto, a la H. Corte IDH cuando se alude a la jurisprudencia y a autores como Ferrer, García, Carbonell citados a lo largo del presente escrito. “una nueva manifestación de la “constitucionalización” o “nacionalización” del derecho internacional” (Ferrer, 2011, p. 562), dado que “los jueces nacionales se convierten en “guardianes” de la convencionalidad” (Ferrer, 2011, p. 563). En vista de lo anterior, constituye un deber de los jueces internos al aplicar, a un caso concreto, "los tratados internacionales y la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos por extensión, la orientación que también brinden las decisiones emitidas por otros organismos internacionales en materia de protección de derechos humanos" (Benavente, 2012, pp.159-160). De forma que los jueces internos dejarían de ser exclusivamente “aplicadores de la ley nacional, sino que tienen además, una obligación de realizar una “interpretación convencional”, verificando si dichas leyes que aplicaren a un caso particular, resultan “compatibles” con la CADH” (Ferrer, 2011, p. 563). La omisión de la obligación implica un desconocimiento a Derechos Convencionales. Por una parte, acarrea una violación del artículo 2 del Pacto, en el que se plasma la obligación de adoptar medidas de derecho interno para garantizar el goce de dichos derechos. En segundo lugar se vulneraría el artículo 1.1, en el que se establece que los Estados partes se comprometen a garantizar los derechos contenidos en la Convención. Finalmente puede representar una violación al artículo 25 al no amparar los derechos constitucionales o convencionales que el presunto lesionado considere menoscabados, dado que no se estaría dando el acceso a un recurso efectivo para la protección de los derechos, al no ser tenida en cuenta la Convención por el funcionario judicial. El control de convencionalidad difuso es una institución en pleno desarrollo que puede categorizarse en varias etapas, teniendo en cuenta el mapa doctrinal trazado por Víctor Bazán y determinadas sentencias hito proferidas por la Corte IDH (véase Bazan, 2010). La evolución de esta figura se elabora teniendo en cuenta dos criterios principales: el aporte dado a la construcción del concepto y el órgano encargado del control difuso de convencionalidad. 1.2.1 Control difuso primera etapa: fallas del legislativo y competencia exclusiva de los jueces Esta primera etapa del control de convencionalidad difuso se presentó con ocasión de los casos Almonacid Arellano v. Chile y Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otro) v. Perú. En Almonacid Arellano (2006) la Corte define la institución como "una especie de control de convencionalidad" (Párr.124), la cual debe ser aplicada "cuando el Legislativo falla en su tarea de suprimir y/o no adoptar leyes contrarias a la Convención Americana” (Párr. 123). Pese a esta falencia del legislador, el poder judicial “permanece vinculado al deber de garantía establecido en el artículo 1.1 de la misma”, que como hemos visto, se refiere a la obligación de los Estados partes de garantizar todos los derechos reconocidos en el Pacto de San José. En consecuencia, los jueces deben abstenerse de aplicar cualquier normativa contraria a la Convención, pues “el cumplimiento por parte de agentes o funcionarios del Estado de una ley violatoria de la Convención produce responsabilidad internacional del Estado” (Párr. 123). De esta forma, la Corte Interamericana marca así derroteros garantistas que ponen a disposición del presunto lesionado los mecanismos para obtener una tutela favorable de su derecho mediante un control verdadero de las normas que se producen en los ordenamientos internos, según los artículos 1.1, 2 y 25 de la CADH. Asimismo se puede asegurar el efectivo goce de las libertades y derechos convencionales, imputar al Estado por la violación por desconocer la Convención Americana y hacer cesar las presuntas violaciones a la Convención. En el fallo Almonacid Arellano (2006) se recuerda que Cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional como la Convención Americana, sus jueces, como parte del aparato del Estado, también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque los efectos de las disposiciones de la Convención no se vean mermadas por la aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin, y que desde un inicio carecen de efectos jurídicos. (Párr. 124) 27 U R Í D I C A J C T U A L I D A D A Respecto a lo cual se establece en ese mismo caso que esa especie de control de convencionalidad debe hacerse "entre las normas jurídicas internas que aplican en los casos concretos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos" (Párr.124). A su vez, plantea que no solo el Pacto debe atenderse para realizar el Control, sino también las interpretaciones dadas por la Corte IDH del contenido de los derechos, dado que esta es la “intérprete última de la Convención Americana” (Párr. 124). Esto implica, por supuesto, que el poder judicial, en este primer momento, tenía la obligación de hacer un análisis similar al control de constitucionalidad pero teniendo como base, ya no una constitución sino el texto de la Convención, sin desconocer por supuesto las interpretaciones y otros instrumentos que son aquellos mediante los cuales se ha permitido el desarrollo de los derechos consagrados en el Pacto. do por la aplicación de leyes contrarias a sus disposiciones, objeto y fin" (Párr. 128). De este modo, el control no queda supeditado exclusivamente a los actos de los accionantes, y vemos una imposición clara de introducir a los ordenamientos jurídicos las disposiciones de carácter convencional. Ahora según Víctor Bazán se aclara que en esta primera etapa, el control de convencionalidad difuso se encarga al poder judicial. Lo que implica necesariamente que el intérprete primario de la Convención sería el juez domestico al analizar una posible violación a la Convención Americana mucho antes que la mismísima Corte Interamericana, esto atiende a buena cuenta del carácter subsidiario de las jurisdicciones internacionales. (c) Ampliación del control difuso a la esfera de lo privado. El planteamiento del caso Trabajadores Cesados representa un avance importante en lo atinente a la ampliación de la obligación y pone de manifiesto que sin importar el carácter público o privado del litigio, “la eficacia de los tratados internacionales y el pleno cumplimiento de las obligaciones que en ellos se consignan, justifican que los jueces tengan siempre presentes las disposiciones convencionales al resolver litigios objeto de su conocimiento” (pp. 75-76). Después de todo, recae sobre ellos la obligación de realizar un control susceptible de generar responsabilidad si se omite y se aplica una norma que puede infringir o vulnerar libertades y derechos de carácter convencional (véase Ferrer, (2012). 1.2.2 Control difuso- Segunda Etapa: Extensión en el contenido del control de convencionalidad Una segunda etapa del control difuso de convencionalidad se presentó con ocasión del Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) v. Perú (Corte IDH, Sentencia de 24 de noviembre de 2006). En esta sentencia, la Corte Interamericana reitera su jurisprudencia respecto a la necesidad de los Estados de realizar un control de convencionalidad, dejando dicha obligación en manos del poder judicial y agrega además dos nuevos requisitos: a)Oficiosidad en el control difuso. En virtud de lo 28 anterior los jueces deben “velar porque el efecto útil de la Convención no se vea mermado o anula- (b) Simplificación de presupuestos formales y materiales de admisibilidad. Esta aclaración implica que el control de convencionalidad difuso “deba ejercerse siempre, sin considerar otros presupuestos formales y materiales de admisibilidad y procedencia de ese tipo de acciones” (Párr. 128). Lo que concuerda plenamente con el ánimo garantista y con el artículo 25, que habla de la necesidad de un recurso efectivo para la protección de las presuntas violaciones. Y la doctrina más especializada del tema asevera que puede desprenderse de tal precedente un tercer requisito: A partir de este pronunciamiento, la Corte ha ido reiterando sus argumentos en las siguientes sentencias: La Cantuta v. Perú (Corte IDH, Sentencia de 29 de noviembre de 2006), Boyce y otros v. Barbados (Corte IDH, Sentencia de 20 de noviembre de 2007), Heliodoro Portugal v. Panamá (Corte IDH, Sentencia de 12 de agosto de 2008), Rosendo Radilla Pacheco v. México (Corte IDH, Sentencia de 23 de noviembre de 2009), Manuel Cepeda Vargas v. Colombia (Corte IDH, Sentencia de 26 de mayo de 2010), Comunidad Indígena Xákmok Kásek v. Pa- raguay (Corte IDH, Sentencia de 24 de agosto de 2010), Fernández Ortega y Otros vs. México (Corte IDH, Sentencia de 30 de agosto de 2010), Rosendo Cantú y Otra v. México (Corte IDH, Sentencia de 31 de agosto de 2010), Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña v. Bolivia (Corte IDH, Sentencia de 1° de septiembre de 2010), Vélez Loor v. Panamá (Corte IDH, Sentencia de 23 de noviembre de 2010), Gomes Lund y Otros (Guerrilha do Araguaia) v. Brasil (Corte IDH, Sentencia de 24 de noviembre de 2010), Cabrera García y Montiel Flores v. México (Corte IDH, Sentencia de 26 de noviembre de 2010) y Gelman v. Uruguay (Corte IDH, Sentencia de 24 de febrero de 2011). Ahora en esta segunda etapa la Corte señala a los Órganos del Poder Judicial como los encargados de materializar esta visión ampliada del control difuso de convencionalidad. Así las cosas, no se limita al juez sin importar su jerarquía, sino que con el término de “órganos del poder judicial”, se alude precisamente a todos los funcionarios vinculados al poder judicial que no necesariamente funjan como jueces. ETAPAS 1.2.3 Control difuso - Tercera etapa: extensión del elemento orgánico del concepto Una tercera etapa en el desarrollo de la figura del control difuso de convencionalidad se propone con ocasión de los casos Cabrera García y Montiel Flores v. México (2010) y Gelman v. Uruguay (2011). En ambos se evidencia un fortalecimiento del concepto devenido de la ampliación del elemento orgánico del concepto con respecto al que comenzó a manejarse desde Almonacid Arellano (2006). Si bien recordamos que en el caso Almonacid Arellano (2006) se encargaba del control difuso a los jueces, en el caso Cabrera García dicha potestad es extendida a todos los órganos estatales, incluidos los jueces (Párr. 225). Este aporte se reitera en el caso Gelman v. Uruguay (2011), en el que se impone el respeto de las reglas de la convención como una tarea de “cualquier autoridad pública y no sólo del Poder Judicial” (Párr. 239). Así las cosas, se propone en este artículo adoptar el presente mapa con el fin de ilustrar la forma en la que el concepto ha ido evolucionando a través de los distintos fallos de la Corte IDH: CRITERIO SUSTANCIAL CRITERIO ORGÁNICO Primera: Almonacid Arellano v. Obligación de no aplicar nor- Los jueces en todos sus niveles. Chile. mas violatorias de Convención producto de fallas en el legislativo al expedir normas violatorias. Segunda: Trabajadores Cesados Se establece que el control sea Los jueces y los demás órganos del Congreso (Aguado Alfaro y de oficio. del poder judicial. otros) v. Perú. Tercera: Cabrera García y Mon- Se establece el control para to- Todos los órganos del poder tiel Flores v. México y Gelman v. dos los órganos y de oficio para público, incluidos los jueces. Uruguay. los jueces. 29 U R Í D I C A J C T U A L I D A D A Hemos divido en tres las etapas de las que anteriormente hablamos. Primeramente se presenta la construcción del concepto desde el caso Almonacid Arellano (2006) atendiendo al criterio sustancial, es decir, a los contenidos que en el figuraban y a un criterio orgánico referente a quien tiene la obligación y es competente para aplicar dicho control. CONCLUSIÓN De esta manera después de realizada la investigación base de este artículo anteriormente esbozada, concluimos lo siguiente: 1. Si bien la institución del control de convencionalidad representa un ánimo garantista que dignamente ha ido poco a poco ampliando su ámbito de cobertura como obligación, es necesario que se sienten bases sólidas sobre el mismo con el fin de lograr una definición clara para la aplicación en los ordenamientos jurídicos nacionales. 2. El dinamismo del concepto y su aparición por medio del precedente de la Corte IDH favorece la inobservancia de la institución en Colombia donde poco se habla del tema y se capacita a nuestros funcionarios. En un segundo momento se toma el planteamiento del caso Trabajadores Cesados del Congreso (2006), en el que podemos ver una extensión del criterio sustancial mediante la introducción del control de oficio y, de la misma forma, en el criterio de carácter orgánico, puesto que la Corte extiende este a todos los órganos que integran el poder judicial. Finalmente, en la tercera etapa se toman los criterios de los casos Cabrera García y Montiel Flores (2010) y Gelman (2011), en los que se evidencia una extensión de carácter orgánico en la institución a todos los órganos del poder público, aunque no se reporta un avance en cuanto al criterio sustancial porque básicamente se habla aún de la oficiosidad solo para los jueces. BIBLIOGRAFÍA Doctrina Bazán, V. (2010). Estimulando sinergias: de diálogos jurisdiccionales y control de convencionalidad. En E. Ferrer Mac-Gregor (Coor.), El control difuso de convencionalidad. Diálogo entre la Corte Interamericana de Derechos Humano y los jueces nacionales (p. 18). Querétaro (México): Fundap. Benavente, H. (2012). El juez de control como garante de convencionalidad de las normas en el nuevo proceso penal mexicano. Estudios Constitucionales, 10(1), (145-200). Tomado de http://www.miguelcarbonell.com/artman/ uploads/1/09__145-200__EL_JUEZ.pdf 30 Biasco, E. (2006). Principio de imparcialidad y sus corolarios: la excusaión y la recusación. Tomado de http://www.ccee.edu.uy/ensenian/catderpu/ material/imparcialidad.PDF Carbonell, M. (2013). Introducción general al control de convencionalidad. En R. González & D. Valadés (Eds.), El constitucionalismo contemporáneo. Homenaje a Jorge Carpizo. Tomado de http://biblio.juridicas.unam.mx/ libros/7/3271/11.pdf Ferrer, E. (2010). El control de convencionalidad difuso en el Estado constitucional. En H. Fix-Zamudio & D. Valadés (Eds.), Formación y perspectivas en el Estado mexicano. Tomado de http:// biblio.juridicas.unam.mx/libros/6/2873/9.pdf Corte IDH. Caso La Cantuta Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de noviembre de 2006. Serie C N° 162. Ferrer, E. (2011). Interpretación conforme y control difuso de convencionalidad. el nuevo paradigma para el juez mexicano. Estudios Constitucionales, 9(2), Tomado de http://www.cecoch. cl/docs/pdf/revista_9_2_2011/articulo_13.pdf Corte IDH. Caso Boyce y otros Vs. Barbados. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2007. Serie C N° 169. García, S. (2011). El control judicial interno de convencionalidad. Revista IUS, 5(28), 123-159. Tomado de: http://www.icipuebla.com/revista/IUS28/ IUS28.pdf Corte IDH. Caso Heliodoro Portugal Vs. Panamá. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 12 de agosto de 2008. Serie C N° 186. Vanegas, G., Estupiñán, L., Matías, S., Sandoval, M., Gómez, B., Santofimio, R., Alfonso, H., Blanco, J. & Sierra, H. (2002). Guía para la elaboración de proyectos de investigación en derecho. (1ra ed.). Bogotá, D.C, Colombia: Centro de Investigaciones Sociojurídicas de la Universidad Libre. Corte IDH. Caso Radilla Pacheco Vs. México. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de Noviembre de 2009. Serie C N° 209. Casos Corte IDH. Caso Myrna Mack Chang Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de noviembre de 2003. Serie C N° 101. Corte IDH. Caso Tibi Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 7 de septiembre de 2004. Serie C N° 114. Corte IDH. Caso Vargas Areco Vs. Paraguay. Sentencia de 26 de septiembre de 2006. Serie C N° 155. Corte IDH. Caso Almonacid Arellano y otros Vs. Chile. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de septiembre de 2006. Serie C N° 154. Corte IDH. Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de Noviembre de 2006. Serie C N° 158 Corte IDH. Caso Manuel Cepeda Vargas Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de mayo de 2010. Serie C N° 213. Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek. Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de agosto de 2010 Serie C N° 214. Corte IDH. Caso Fernández Ortega y otros. Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de agosto de 2010 Serie C N° 215. Corte IDH. Caso Rosendo Cantú y otra Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2010 Serie C No. 216. Corte IDH. Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña Vs. Bolivia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de septiembre de 2010 Serie C N° 217. Corte IDH. Caso Vélez Loor Vs. Panamá. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de noviembre de 2010 Serie C N° 218 31 U R Í D I C A A J C T U A L I D A D Corte IDH. Caso Gomes Lund y otros («Guerrilha do Araguaia») Vs. Brasil. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2010. Serie C N° 219. Corte IDH. Caso Cabrera García y Montiel Flores Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, 32 Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de noviembre de 2010 Serie C N° 220. Corte IDH. Caso Gelman Vs. Uruguay. Fondo y Reparaciones. Sentencia de 24 de febrero de 2011 Serie C N° 221 Abuso de posición dominante mediante aplicación de condiciones discriminatorias en operaciones equivalentes “Caso Satena” Nathalia Fernández Miranda* Christian Mendoza Herrera* Karla T. Soto Cantillo* 5 * Estudiante de décimo semestre de Derecho de la Universidad del Norte (Barranquilla, Colombia). RESUMEN [email protected]. 6 ** Ende este trabajo realiza un de las temáticas Estudiante de décimo semestre Derecho de lase Universidad delanálisis Norte (Barranquilla, Colombia).tratadas nathaliaen el “Caso Satena”, desarrollado en la Resolución 04285 de [email protected] 7 *** 2002 de la Superintendencia de Industria y Comercio de Colom- Estudiante de décimo semestre DerechoSIC). de laMediante Universidad delse Norte (Barranquilla, Colombia). bia (en de adelante esta le impuso una sanción a [email protected] Estudiante de décimo semestre de Derecho de la Universidad del Norte (Barranquilla, Colombia). kt.sotocantillo@gmail. com. * ** Estudiante de décimo semestre de Derecho de la Universidad del Norte (Barranquilla, Colombia). nathaliaferm@hotmail. com *** Estudiante de décimo semestre de Derecho de la Universidad del Norte (Barranquilla, Colombia). [email protected] la mencionada empresa y se establecieron algunas pautas para clarificar en qué momentos nos encontramos frente a conductas restrictivas de la competencia al ser efectuadas por una empresa en abuso de su posición dominante en el mercado. Para el fin aludido dividiremos en dos el contenido de la precitada resolución, teniendo en cuenta las posturas encontradas, vale decir, los argumentos esbozados por la SIC y a aquellos aludidos por la empresa de transporte aéreo Satena. Palabras clave: Abuso de la posición dominante, prácticas restrictivas de la competencia, discriminación en condiciones equivalentes. 33 U R Í D I C A J C T U A L I D A D ABSTRACT A Through this work, there will be an analysis of the themes dealt with in the case Satena developed in the 04285 resolution of 2002 of the Superintendencia de Industria y Comercio of Colombia (hereinafter SIC). Through this, was sentenced to a sanction to the mentioned company and set out some guidelines to clarify at what times we are faced with anti- trust’s behavior to be carried out by a company in abuse of its dominant position in the market. For the aforementioned purpose we will divide in two the content of the aforementioned resolution, taking into account the positions found, that is, the arguments outlined by the SIC and those referred by the airline, Satena company. Keywords: Abuse of the dominant position in the market, anti - trust behavior, discrimination in equivalent conditions. 1. INTRODUCCIÓN L a relación existente entre derecho y economía es evidente: no se trata de determinar cuál de estas áreas de estudio es base para la otra, sino de unirlas para que mediante este ejercicio sean más fáciles de analizar y solventar las situaciones que se presentan en la realidad práctica. Si bien esta combinación puede ser útil para profundizar sobre muchos asuntos, es en las situaciones de mercado en las que se hace más urgente tomar lo que tienen para aportar estas dos visiones, para así llegar a una solución óptima del acaecer. Sabemos que existen los llamados “fallos del mercado”, y es precisamente en estos en los que el derecho entra a jugar con la economía para intentar solventarlos por medio del derecho coactivo. De esta manera, las instituciones económicas y jurídicas van de la mano hacia el camino del equilibrio óptimo del mercado, para mediante ello mantener saludables los distintos ámbitos del Estado. Entre las normas que regulan el mercado se encuentran aquellas que versan sobre derecho de consumo, prácticas restrictivas de la competencia y competencia desleal, entre otras. Este trabajo trata sobre las segundas, centrándose en una de sus subcategorías, vale decir, abuso de la posición dominante, haciendo énfasis en uno de sus tipos, en este caso el referente a discriminación en ope- 34 raciones equivalentes; todo ello consagrado en el Decreto 2153 de 1992 y aplicado a una situación particular: aquella esbozada en la Resolución 04285 de 2002 de la Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia, o “Caso Satena”. 2. CONSIDERACIONES PREVIAS Antes de comenzar con el ejercicio académico es menester aclarar que la resolución que nos ocupa fue emitida como resultado de las facultades de investigación y sanción conferidas a la SIC para determinar si ciertas actuaciones contravienen o no lo previsto el Decreto 2153 de 1992, en el cual, en términos generales, se reestructura este órgano administrativo (la SIC), atribuyéndole funciones diversas; entre las que se encuentran las referentes a protección y promoción de la competencia en un escenario de libre mercado y aquellas que permiten imponer sanciones a quienes en su calidad de empresarios las trasgredan o restrinjan. En ella se parte de una solicitud realizada a la SIC para que, con base en lo descubierto en la investigación, se confirme que la empresa de transporte aéreo Servicio Aéreo a Territorios Nacionales S.A. (Satena) incurrió en la prohibición del numeral 2 del artículo 50 del Decreto 2153 de 1992, y se le ordene que termine o modifique sus conductas por ser, según dice la parte actora, restrictivas de la competencia. El artículo en mención expresa lo siguiente: Artículo 50. ABUSO DE POSICION DOMINANTE. Para el cumplimiento de las funciones a que refiere el artículo 44 del presente Decreto, se tendrá en cuenta que, cuando exista posición dominante, constituyen abuso de la misma las siguientes conductas: Una situación fáctica que se da en el mercado cuando un agente por sí mismo, en asocio con otros para una determinado práctica, tiene la capacidad de fijar de manera unilateral las condiciones del mercado, como podrían ser el precio o la cantidad de bienes, entre otros. (El subrayado es nuestro). (…) 2. La aplicación de condiciones discriminatorias para operaciones equivalentes, que coloquen a un consumidor o proveedor en situación desventajosa frente a otro consumidor o proveedor de condiciones análogas. Respecto a lo anterior hay mucho que decir. Como primera medida, antes de desglosar la causal antes dicha y de analizarla a la luz del caso mencionado, vale la pena puntualizar sobre qué significa “tener posición dominante” y qué quiere decir “abusar de ella”, ya que cada cosa es distinta. 2.1. Sobre la posición dominante Según la Real Academia de la Lengua Española es “dominante” algo "[5] que sobresale, prevalece o es superior entre otras cosas de su orden y clase"; como estamos discurriendo sobre situaciones en el orden de la competencia en el mercado, se dirá que entre todas las empresas que existen dentro de un mismo sector o de un mismo producto, sea este bien o servicio, tendrá posición dominante aquella que sobresalga o prevalezca respecto a las demás. Otra definición que podemos adoptar es la esbozada en el Decreto 2153 de 1992, que en el numeral 2 de su artículo 45 estipula que tener posición de dominio es contar con la posibilidad de determinar, directa o indirectamente, las condiciones de un mercado. En concordancia con lo anterior, Marquez (2007, p. 122) define la posición dominante o poder de mercado para los economistas como Esta ubicación privilegiada en el mercado en sí misma no puede llegar a ser considerada negativa, ya que es común y apenas lógico que una de las finalidades principales de una empresa sea crecer y ser reconocida entre sus clientes y potenciales clientes. Si lo notamos, la definiciones son neutras, hablan de prevalencia y de una posibilidad o capacidad para determinar las condiciones del mercado, no de que, en efecto, esto se lleve a cabo; así pues, tener posición de dominio no es sancionable, mientras que abusar de ello (tal como se verá de inmediato), sí. Sobre esto el autor precitado con acierto afirma que en Colombia no se encuentra prohibida de manera alguna la posición de dominio adquirida por medios legítimos en el mercado. Sin embargo, el abuso de esa misma posición de dominio es considerado ilegal. 2.2. Sobre el abuso de la posición dominante La Real Academia de la Lengua Española ha definido el verbo “abusar” como: Usar mal, excesiva, injusta, impropia o indebidamente de algo o de alguien; en el caso que nos ocupa, ese “algo que se utiliza de manera incorrecta” es la posición de ventaja o de dominio en el mercado. Esta es definida por la misma institución al referirse al término “abuso” de la siguiente manera: ~ de posición dominante. 1. m. Der. En el derecho de la competencia, actuación comercial prohibida, realizada en perjuicio de otras empresas o de los consumidores, que se prevale de una situación de ventaja. 35 U R Í D I C A J C T U A L I D A D A De lo hasta ahora dicho podemos diferenciar la posición de dominio de su abuso, y concluir que lo primero no es injusto ni reprochable, mientras que lo segundo se encuentra prohibido de manera expresa por la ley. En este sentido y trayendo a colación la ya mencionada definición de posición de dominio del Decreto 2351 de 1992, abusar de esta significa valerse de la posibilidad de determinar, directa o indirectamente, las condiciones de un mercado y, en efecto, realizarlo. El punto siguiente es enfatizar en que dicha prohibición se desprende de que al tener posición de dominio y hacer uso indebido de esta, una empresa puede incurrir en conductas perjudiciales para las otras empresas competidoras, para los consumidores y, en general, para el “mercado”, obstruyendo el ingreso de nuevos competidores, perjudicando su participación si ya lo han hecho, o imponiendo cargas a los consumidores al someterlos a su consideración al momento de adquirir bienes y servicios para la satisfacción de sus necesidades. Para determinar si una empresa posee o no posición de dominio y, por tanto, posibilidad de abusar de ella, es necesario delimitar el mercado relevante en el que participa, es decir, el sector en el que se desempeña, el tipo de bien o servicio que produce y la zona o sector geográfico en el que se desenvuelve, ya que dependiendo de estos factores se podrá esclarecer si la empresa posee los calificativos necesarios para ser receptora de la normatividad que al caso se aplica. Sobre lo anterior, nos parece importante traer a colación lo que la Comunidad Andina de Naciones (CAN) ha establecido en el artículo número 3 de la Decisión 285, en la que se establece que 36 Se entiende que una o varias empresas gozan de una posición de dominio cuando pueden actuar de forma independiente, sin tener en cuenta a sus competidores, compradores o proveedores, debido a factores tales como la participación significativa de las empresas en los mercados respectivos, las características de la oferta y la demanda de los productos, el desarrollo tecnológico de los productos involucrados, el acceso de competidores a fuentes de financiamiento y suministros, así como a redes de distribución. 2.3. Sobre las clases de abuso de la posición dominante En Colombia, en aras de proteger a los consumidores y de promover la libre competencia para beneficio de estos y de las demás empresas de un mismo mercado relevante, ha cobrado cierta fuerza el derecho de la competencia; esta rama del derecho se encarga de regular las prácticas comerciales para evitar el surgimiento de monopolios, de acuerdos restrictivos de la competencia, de actos unilaterales direccionados a manipular el normal movimiento del mercado, entre otras conductas consideradas desleales o restrictivas en el libre mercado. Por ello actualmente contamos con un andamiaje normativo tendiente a derrumbar todo comportamiento indeseado dentro del comercio. Entre la regulación existente, además de contar con normas de rango constitucional, contamos con leyes y decretos que buscan promover la confianza en el mercado. Es así como la Constitución establece en su artículo 333, entre otras cosas, que "El Estado, por mandato de la ley, impedirá que se obstruya o se restrinja la libertad económica y evitará o controlará cualquier abuso que personas o empresas hagan de su posición dominante en el mercado nacio- nal". Por su parte, el Decreto 2153 de 1992 determina una serie de causales (seis en total), no taxativas, que constituyen o que encuadran dentro de tipos o actuaciones anticompetitivas y, por tanto, sancionables: 1) disminución de precios por debajo de los costos de producción para evitar que otro empresario ingrese o se expanda en el mercado; 2) aplicación a consumidores o proveedores de condiciones discriminatorias para operaciones equivalentes; 3) subordinación del suministro de un producto a la aceptación de obligaciones adicionales no vincu- ladas naturalmente con el negocio; 4) venta a un comprador en condiciones distintas a las ofrecidas a otro con el fin de disminuir o eliminar la competencia en el mercado; 5) discriminación de precios teniendo en cuenta la parte del territorio en la que se ofrezca un bien o servicio con intención de disminuir o eliminar la competencia en esa parte del país no habiendo correspondencia entre el precio ofrecido y la estructura de costos de la transacción, y 6) obstrucción o impedimento a terceros al acceso a los mercados o a los canales de comercialización. La conducta consagrada en este numeral, en palabras de Bernal, Botero y Botero (2011) es conocida como “discriminación vertical”, lo cual implica que el productor o proveedor de un producto que ostenta posición de dominio en el mercado por mera liberalidad decide discriminar a un comprador o a un grupo específico de ellos frente a otro grupo de compradores que están en la siguiente etapa del proceso de producción o distribución del producto; con lo cual los compradores discriminados se encontrarían en una posición de desventaja frente a sus competidores o al resto de consumidores. Vale la pena aclarar que para que se constituyan las prohibiciones aludidas deben ser realizadas por una empresa que ostente posición de dominio (según lo expresado de manera previa) en el mercado. Esto quiere decir que la conducta se configura 1) desde el fabricante o productor hacia el distribuidor, importador o quien ejerza un rol semejante y 2) desde este último hacia el individuo final de la cadena de productiva, vale decir, el consumidor. 2.4. Sobre la causal aludida en el caso objeto de estudio Este caso gira en torno a la causal número dos del artículo previamente expuesto; el mismo de manera puntual manifiesta que al aplicar condiciones distintas de manera discriminatoria en operaciones iguales o equiparables que perjudiquen o simplemente pongan en situación de desventaja a un consumidor o proveedor frente a otro igual al primero de forma injustificada, se está incurriendo en una práctica de aquellas que se consideran restrictivas de la competencia como resultado del abuso de una eventual posición de dominio en el mercado. 2.4.1. Sobre el concepto de discriminación De lo anterior vale la pena resaltar el concepto de discriminación; este, a nuestro parecer, parte del de igualdad, ya que hay discriminación cuando entre sujetos iguales se lleva a cabo un trato diferenciador sin justificación válida que sustente el hecho de que uno de los individuos se encuentre en circunstancias desventajosas frente al otro siendo que están en situaciones similares. • Hacia el distribuidor o quien ejerza rol semejante Habiéndose constituido esta práctica a nivel empresarial, o sea, en el primer supuesto, el afectado se vería en una situación de desventaja frente a los otros competidores al, por ejemplo, sufrir mayores costos al momento de adquirir los productos que distribuirá y, por tanto, lograr un margen de ganancia más restringido y con ello le resultaba más difícil competir en posición de igualdad frente a los otros empresarios que se dedican a la misma actividad. Al respecto Bernal et al. (2011) consideran que si quien ostenta posición de dominio otorga condiciones que favorezcan a alguno de los consumidores o proveedores que están en igualdad de condiciones, generará injustamente (…) una diferencia competitiva entre los agentes que compiten con el beneficiado (P. 43). • Hacia el consumidor Por otro lado, en el segundo supuesto, los consumidores no estarían siendo tratados como iguales tal como dispone nuestra Carta Magna en su artí- 37 U R Í D I C A J C T U A L I D A D A culo 13, ya que en operaciones equivalentes (por ejemplo, una compra) no estarían cobijados bajo las mismas condiciones (por ejemplo de precio), sin que la razón para tal diferenciación sea válida o responda a razones distintas de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica, condición económica, profesión, etc., ya que no son determinantes para la celebración del negocio. De lo dicho hasta ahora sobre la causal estudiada, tal como lo afirma Velandia (2008, p. 141), lo que se trata de conseguir con la misma es Crear una igualdad en el comportamiento adelantado por el agente con posición de dominio para con los demás, ya que la dependencia del mercado hacia este agente genera un escenario donde se pueden crear distorsiones competitivas en otra etapa de la cadena de valor. Agrega además que: (…) en este sentido, el agente con posición de dominio debe ser consciente de que en el supuesto de otorgar una condición comercial a determinada persona, de manera inmediata las personas con igual característica adquieren el derecho de exigir un mismo comportamiento. 2.1.4.1. Sobre el trato diferenciado con justificación Resulta imprescindible clarificar que antes de afirmar estar presentes ante la causal de discriminación en condiciones equivalentes por abuso de la posición dominante debemos analizar, además de la característica de dominación y abuso de la empresa, si, en efecto, nos encontramos ante operaciones equiparables y ante sujetos iguales, ya que en concordancia con la jurisprudencia que al respecto existe hay contextos en los que se admite trato diferenciado; al respecto en la Sentencia C043 de 2002 se ha dicho: 38 El trato diferenciado para que se pueda considerar constitucionalmente legítimo, debe reunir las siguientes condiciones: i) Supuestos de hecho diversos, ii) Finalidad en la diferencia de trato, iii) Legitimidad o validez constitucional en la finalidad propuesta, iv) Que los supuestos de hecho diversos, la finalidad perseguida y el trato desigual otorgado guarden una coherencia o eficacia interna, es decir, una racionalidad entre ellos, y v) Que el trato desigual sea proporcionado (evidencie una relación de adecuación) con los supuestos de hecho diversos y la finalidad pretendida. Con lo anterior se quiere manifestar que es válido el trato desigual si estamos ante desiguales, pero bajo ningún supuesto es admisible el trato discriminatorio o diferenciador si nos encontramos frente a iguales en una misma situación. De igual manera, ha de ocurrir con las condiciones en las operaciones; estas deben ser iguales si nos encontramos frente a una misma operación y diferentes al estar en operaciones disímiles; por ejemplo, no estaría justificado vender a un minorista y a un mayorista a un precio; igual en este caso discriminar sería la regla, ya que nos encontramos en supuestos de operación diferenciados. Una vez agotadas las consideraciones que estimamos como relevantes, nos dispondremos a agrupar y analizar los argumentos esbozados por las partes en lo resuelto por la SIC en la resolución que nos ocupa, vale decir, la resolución 04285 del 11 de febrero de 2002 3. POSTURA Y ARGUMENTOS DE LA SIC Tal como se mencionó, en este apartado se expondrán los argumentos esbozados en el “Caso Satena”; el mismo tuvo origen en una denuncia presentada por la Asociación de Transportadores Aéreos Colombianos (en adelante la ATAC) la cual se presentó en febrero de 2002 contra la empresa Satena, al considerar que los descuentos ofrecidos a un grupo de consumidores constituían una ac- tuación contraria a lo establecido en el numeral 2 del Decreto 2153 de 1992. Para presentar de una mejor manera estos argumentos de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), partiremos estableciendo los requisitos que ha mencionado esta para determinar la existencia de una posición de dominio en el mercado; seguidamente explicaremos en qué consiste en abuso de esa posición por discriminación, y posteriormente desarrollaremos los argumentos aludidos por la parte denunciada en su defensa. 3.1. Elementos establecidos por la SIC para determinar la posición dominante en el mercado Para determinar la posición dominante de un empresario en el mercado es pertinente analizar el artículo 45 del Decreto 2153 de 1992, el cual define la posición dominante como la posibilidad de determinar, directa o indirectamente, las condiciones de un mercado. Al respecto, la SIC ha indicado que debe estudiarse el aspecto del mercado relevante, para luego determinar la posición de un competidor en el mismo, y si efectivamente el competidor tiene la capacidad de definir la competencia en ese mercado relevante. Así las cosas, como ya se indicó, la posición de dominio se circunscribe a un mercado específico, por lo que el asunto de la posición de un competidor en el mercado debe ser analizada desde el punto de vista del mercado relevante, el cual “… equivale a delimitar el mercado al cual se dirigirán las empresas” (Esteban, 2005), es decir que para hablar de una posición de dominio primero debe restringirse el mercado en el cual opera el competidor. Así lo ha definido Gómez Leyva, citado en Flint, (2002, p.88), quien considera que: … la determinación del mercado relevante del producto es útil para evaluar si la empresa de que se trata está en situación de prevenir el mantenimiento de competencia efectiva y para comportarse con independencia de sus competidores, clientes y consumidores. Para ello, por tanto, un examen limitado a las características objetivas del producto no puede ser suficiente: las condiciones de la competencia y la estructura de la oferta y la demanda en el mercado también ha de tenerse en consideración. La SIC también señaló en el auto 000028 del 26 de agosto de 1996 que el mercado relevante tiene dos dimensiones: el mercado del producto y el mercado geográfico. Teniendo en cuenta lo anterior, el mercado de producto implica analizar dos componentes que están relacionados intrínsecamente; estos son la elasticidad cruzada de la demanda y la sustitución razonable del producto (Flint, 2002), y el mercado geográfico, el cual no es más que el alcance geográfico de la zona en la que se desarrollan actividades de suministro y prestación de bienes y servicios, en la que las condiciones de competencia son bastantes homogéneas y pueden distinguirse de otras zonas debido, en particular, a que las condiciones de competencia en ella prevalecientes son sensiblemente distintas de aquellas. El concepto de mercado relevante es importante, pues es el punto de partida en este análisis; por lo que en el caso que nos ocupa en esta ocasión debemos ubicarnos en el mercado de transporte aéreo, y específicamente en las rutas1 que opera la aerolínea y sobre las cuales aplican los descuentos Araracuara-Bogotá-Araracuara; Araracuara-La Chorrera-Araracuara; Araracuara-Leticia-Araracuara; Arauca-Yopal-Arauca; Arauca-Medellín-Arauca; Arauca-Tame-Arauca; Arauca-Villavicencio-Arauca; Bogotá-La Chorrera-Bogotá; Bogotá-Tame-Bogotá; Bogotá-Buenaventura-Bogotá Buenaventura-Cali-Buenaventura; Corozal-Medellín-Corozal; Puerto. Inirida-Villavicencio-Puerto Inirida; La Chorrera-Leticia-La Chorrera; Leticia-La Pedrera-Leticia; Mitú-Villavicencio-Mitú; Guapí-Popayán-Guapí; Bogotá-Mitú-Bogotá; Bogotá-La Primavera-Vichada-Bogotá; Bogotá-Corozal-Bogotá; ApartadóMedellín-Apartadó; Arauca-Bucaramanga-Arauca; Medellín - Villavicencio-Medellín; Bogotá-Saravena-Bogotá; BogotáPuerto. Carreño-Bogotá; Cali- Puerto. Asís-Cali; Cali -Quibdó-Cali; San José del Guaviare-Villavicencio; Bahía SolanoCali-Bahía Solano; San Juan de Arama-Villavicencio; Puerto. Leguízamo - Neiva; Neiva-San Vicente del Caguán; Cali-Villavicencio-Cali; Puerto. Carreño-Villavicencio -Puerto. Carreño; Bogotá-San Vicente del Caguán y La Primavera-Vichada. 1 39 U R Í D I C A J C T U A L I D A D que oferta la misma, los cuales fueron investigados en el curso de la denuncia. A Dado lo anterior, para determinar la posición dominante de un competidor es necesario que se establezca el segmento del mercado en el que se configura la posición dominante, es decir, en qué área geográfica y respecto de qué bienes y servicios la empresa ostenta la participación Mayoritaria Del Mercado. 3.1.1. La Sustituibilidad del Producto En este aspecto es importante establecer, como ya se mencionó, que dentro del mercado producto se encuentran dos conceptos: la elasticidad cruzada de la demanda y que el producto sea fácilmente sustituible por otro que tenga la misma función o la misma naturaleza. Por consiguiente, en el caso sub examine se señala que el servicio de transporte aéreo nacional de pasajeros en las rutas antes citadas2 no es fácilmente sustituible, debido a que el transporte terrestre para tales destinos implica emplear mayor tiempo para cubrir cada ruta, pues la distancia es larga y la red vial se encuentra en mal estado; adicionalmente, no existe un servicio directo de pasajeros, pues se trata de regiones de difícil acceso, por lo que se debe acudir a varias terminales de transporte terrestre; también hay otros factores como la accidentalidad, la inseguridad y la perturbación del Araracuara-Bogotá-Araracuara; Araracuara-La ChorreraAraracuara; Araracuara-Leticia-Araracuara; Arauca-Yopal-Arauca; Arauca-Medellín-Arauca; Arauca-TameArauca; Arauca-Villavicencio-Arauca; Bogotá-La Chorrera-Bogotá; Bogotá-Tame-Bogotá; BogotáBuenaventura-Bogotá Buena-ventura-Cali-Buenaventura; Corozal-Medellín-Corozal; Puerto Inirida-Villavicencio-Puerto Inirida; La Chorrera-Leticia-La Chorrera; Leticia-La PedreraLeticia; Mitú-Villavicencio-Mitú; Guapí-Popayán-Guapí; Bogotá-Mitú-Bogotá; Bogotá-La Pri-mavera-VichadaBogotá; Bogotá-Corozal-Bogotá; Apartadó-MedellínApartadó; Arauca-Bucaramanga-Arauca; MedellínVillavicencio-Medellín; Bogotá-Saravena-Bogotá; BogotáPuerto Carreño-Bogotá; Cali- Puerto Asís-Cali; Cali-Quibdó-Cali; San José del Guaviare-Villavicencio; Bahía Solano-Cali-Bahía Solano; San Juan de Arama-Villavicencio; Puerto. LeguízamoNeiva; Neiva-San Vicente del Caguán; Cali-Villavicencio-Cali; Pto. Carreño-Villavicencio-Puerto Carreño; Bogotá-San Vicente del Caguán y La Primavera-Vichada. 2 40 orden público en esas zonas, por lo que no existe una alta elasticidad cruzada de la demanda para este mercado. La elasticidad cruzada de la demanda es importante, ya que permite el estudio de la oferta y la demanda en un mercado, pues hablar de la elasticidad cruzada implica un: Análisis previo de la influencia del cambio en el precio en la cantidad demandada del producto sujeto a cambio del precio. La elasticidad cruzada trata del impacto (nuevamente, en términos porcentuales) en la cantidad demandada de un producto particular creado por un cambio en el precio de un producto relacionado (al permanecer todo los demás constante). (Keat & Young, 2004, P. 131) Por lo anterior, inevitablemente debemos remitirnos a productos similares (no solo marca diferente del mismo producto); por ello se habla de un mercado relevante. Así las cosas, argumenta la SIC que no es posible hablar de un sustituto en este caso, puesto que si un pasajero requiere un destino en específico, no puede sustituir ese destino por otro. Hay que acotar, que el mercado de transporte aéreo presenta unas características especiales, que hacen que sea de difícil acceso para nuevos competidores, pues no solo existen barreras legales, como lo son el hecho de estar sometido a determinados itinerarios que están sujetos a la disponibilidad de slots en las rutas que tienen mayor demanda de pasajeros, la asignación de hora de decolaje y aterrizaje en los aeropuertos de menor congestión, las exigencias de tener un capital pagado de al menos 7000 salarios mínimos y contar con una flota de al menos tres aeronaves con certificado de aeronavegabilidad, condiciones que hacen que entrar en este mercado sea una tarea ardua, lo que implica que sean menos los potenciales inversionistas en este mercado y, por ende, menos competidores. De igual manera, existen barreras económicas para los potenciales inversores, ya que para lograr entrar en el mercado deben arriesgarse a invertir en una flota igual a la de Satena y enfrentarse a la dificultad de competir directamente con esta, o incursionar con una flota pequeña y conformarse con una ganancia igualmente pequeña. • Que la empresa aplique condiciones discriminatorias para operaciones equivalentes. • Que como resultado de lo anterior se coloque a un consumidor en situación desventajosa frente a otro consumidor de condiciones análogas. Adicionalmente se logró corroborar que debido a que la empresa investigada cuenta con una ventaja frente a las demás, pues no está obligada a cancelar los permisos y tarifas de aterrizaje, y tampoco se encuentra sujeta a la vigilancia de la Asociación Nacional de Transportadores Aéreos Colombianos (ATAC), entidad encargada de fijar las tarifas de venta de los tiquetes aéreos, tiene una situación más favorable que los demás competidores en el mercado. Luego de un análisis profundo del mercado de transporte aéreo, y especialmente de las rutas antes citadas, la SIC determina que Satena se enfrenta a la competencia de una sola empresa en 56 de las 60 rutas, y que en todas ellas tiene una participación superior al 70 %, y en algunos casos llega hasta el 99 %; en efecto, si tiene una posición de dominio. Por todo lo anterior, está claro que Satena tiene una posición dominante en el mercado, y como se señaló en la introducción, la sola posición dominante no es mala, sino lo que la hace antijurídica es el abuso de la misma; por ello pasa la SIC a analizar el hecho del abuso, el cual se ve representado, según el petente, en el lanzamiento de tarifas promocionales a ciertos grupos de pasajeros, como lo son estudiantes, miembros de las Fuerzas Militares, miembros de la Conferencia Episcopal, entre otros, vulnerando con esto el derecho a recibir un trato igual de todos los consumidores. 3.2. Abuso de la posición dominante por discriminación En el caso sub examine, la SIC ha señalado que para que exista un abuso de posición dominante por discriminación deben concurrir como mínimo tres elementos que configuran la adecuación de la norma señalada en el numeral 2 del artículo 50 del Decreto 2153 de 1992; estos elementos son: • Que la empresa investigada tenga posición dominante en el mercado respectivo. Por tanto, siendo la investigada una empresa con capacidad para abarcar toda esa porción del mercado, tiene la capacidad de manejar unilateralmente el valor de los tiquetes sin considerar ni a los competidores ni a los consumidores. Es importante aclarar que el artículo 13 de la Constitución Política señala un principio de no discriminación; al cual la Corte Constitucional le ha dado una interpretación según la cual no es posible otorgar beneficios, o que se niegue el acceso a un beneficio o se restrinja el ejercicio de un derecho a un individuo o grupo de personas de manera injustificada, pues esto implica una vulneración al derecho a la igualdad, siempre que haya un trato que beneficie a otra personas o grupo de personas, sin que exista una justificación para otorgar ese trato diferente (Setencia C-016 de 1993). Dentro la investigación realizada por la SIC se encontró que Satena realizó un plan de promociones y descuentos, diseñados en el marco de un documento denominado “Procedimiento 096”, en el que se incorporó una serie de beneficios a unos grupos de pasajeros específicos, sin que se estableciera justificación alguna para otorgarlos; lo cual fue constatado en diversas entrevistas y cartas en las que los usuarios miembros de estos grupos de manera explícita indicaban que no hacían uso fre- 41 U R Í D I C A J C T U A L I D A D cuente de la aerolínea, es decir, que contrario a lo que alegaba la aerolínea, el criterio de frecuencia en el uso de los servicios no fue el utilizado para otorgar los beneficios a un grupo de usuarios y a otro no. A Es importante traer a colación que el derecho a la igualdad es predicable entre sujetos que ostenten las mismas condiciones, o se trate de condiciones análogas, es decir que exista una relación de semejanza entre estas; en este caso la SIC, debido a que en el acervo probatorio no se encontró prueba que indicara la existencia de elementos justificantes de un trato preferente para unos pasajeros y para otros no, asumió que todos los sujetos se encuentran en la misma situación real y material que cualquier persona que utilice el servicio. Es por esta razón que Satena, por medio de su plan de descuentos y promociones, hizo un trato diferenciado, y su conducta finalmente se adecuó a la norma del numeral 2 del artículo 50 del Decreto 2153 de 1992, pues situó a un grupo de consumidores en una situación desventajosa, ya que todos utilizaban el servicio en las mismas circunstancias y bajo la mismas condiciones sin recibir ningún tipo de descuento; lo cual implica una situación desventajosa, toda vez que por el mismo trayecto unos consumidores deben pagar una suma de dinero superior y otros una menor, sin que exista un motivo que evidencie un criterio según el cual unos merezcan un trato preferencial frente a otros. Es importante destacar que hoy en día el legislador en la Ley 1480 de 2011 recoge este principio de igualdad y lo traslada al ámbito de los consumidores, al consagrar en su artículo 3° el derecho a la igualdad y señalar que todos los consumidores deben “ser tratados equitativamente y de manera no discriminatoria”. 42 Por otra parte, al ser Satena una empresa comercial del Estado, y ser su objeto social cubrir la demanda de transporte aéreo en los territorios en los que es difícil su acceso, estando obligada a prestar el servicio de transporte aéreo de carga, de pasajeros y de correo en las regiones menos desarrolladas del país y a vincular a las regiones apartadas del país a la economía y la vida nacional por medio del servicio aéreo, no debe implementar políticas comerciales que discriminen sin justificación a un sector de esa población y beneficien a otro. Es necesario que se destaque, que no solo el hecho de mantener la posibilidad de manejar unilateralmente el mercado es determinante, sino que también el hecho de su condición de empresa comercial del Estado (que le otorga unas ventajas, como se había mencionado antes, según las cuales no se encuentra obligada a pagar los costos de las tarifas para usar los aeropuertos, ni está sometida a la vigilancia de la antes citada entidad ATAC) representan un motivo más por el cual es posible que las tarifas de sus tiquetes resulten más bajas que las ofrecidas por los demás competidores; por tanto, tiene una situación ventajosa que la hace competidora en un rango de desigualdad frente a las demás empresas del mercado. 3.3. Conclusiones previas • Para determinar la posición dominante de un empresario no basta con determinar la cuota de participación de este en el mercado, sino que deben estudiarse otros factores que inciden directamente en el mercado, como lo es identificar el mercado relevante y, por ende, el mercado geográfico y el mercado producto, lo cual deriva en analizar la elasticidad cruzada de la demanda en el mercado. • Otros factores, como el acceso de nuevos competidores al mercado (las barreras legales y económicas), permiten que los empresarios tengan ventaja frente a los demás, por contar con menos competidores y, por lo tanto, mayor facilidad de acumular clientela. • Ostentar una posición privilegiada en el mercado (como ocurre con la aerolínea Satena, que tiene el carácter de ser una empresa comercial del Estado que le permite gozar del beneficio de no pagar los recargos por uso de los aeropuertos, por lo que le es más fácil jugar con los precios de sus tiquetes) demuestra otro rasgo más de la posición de dominio y el abuso de la misma. 4. POSTURA Y ARGUMENTOS DE SATENA Satena, por su parte, decide establecer que bajo los presupuestos de la actuación administrativa sancionatoria adelantada por parte de la Superintendencia de Industria y Comercio no podría predicarse una sanción como consecuencia directa de su accionar. Es por ello que su postura manifiesta una completa contraposición a la determinada por la Superintendencia de Industria y Comercio, ya que pretende demostrar con diversas pruebas y argumentos que la conducta desplegada no merece ser objeto de una sanción administrativa por supuesto abuso de su posición de dominio en el mercado. Satena fundamenta su oposición a los cargos imputados por la SIC en cuatro argumentos: 4.1. Calificación previa de las conductas por parte de la Superintendencia e improcedencia de la nueva investigación La defensa de Satena establece como primer argumento para atacar los cargos formulados por parte de la Superintendencia de Industria y Comercio que a raíz de la denuncia formulada por ATAC ya se había adelantado previamente una actuación administrativa fundamentada bajo los mismos hechos y pruebas recopiladas en la etapa de investigación. Establece la defensa que en razón de esa denuncia la Superintendencia profirió una primera resolución que determinaba que el tema decisorio de la investigación adelantada quedaba limitado a la potencial infracción de las normas jurídicas aplica- bles a la entidad investigada. Luego afirma que con base en la misma denuncia de ATAC la Superintendencia revive dicha actuación y procede a adelantar el procedimiento sancionatorio por abuso de posición dominante. Para la defensa se hace evidente una violación a dos principios fundamentales del Ius Puniendi, definido como la potestad sancionatoria del Estado. Argumenta que bis in ídem y de cosa juzgada. En síntesis, el primer argumento de la defensa de Satena se enmarca dentro de la garantía constitucional del debido proceso en las actuaciones administrativas, pues sostiene que se le está investigando y juzgando por hechos que ya fueron objeto de una decisión de fondo de parte de la Superintendencia de Industria y Comercio en otra oportunidad; situación que hace improcedente la continuación de la actuación y que en concepto de la defensa hace inviable la garantía del debido proceso en la mencionada actuación administrativa. 4.2. Principio de economía de la actuación administrativa La defensa de Satena consideró que la apertura de la investigación sobre hechos que fueron investigados previamente atenta de manera grave contra los principios que rigen el accionar de la Administración pública. Específicamente se refiere al principio de economía procesal, consagrado en el artículo 209 de la Constitución Política y en el artículo 3 del Código Contencioso Administrativo3. Dicho principio general obliga a que todas las actuaciones adelantadas por parte de la Administración pública deben ser económicamente eficientes, es decir, brindar los resultados más deseables implicando un menor uso de los recursos disponibles. 3 Hoy derogado por la Ley 1437 de 2011, por la cual se crea el Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo. 43 U R Í D I C A J C T U A L I D A D A En opinión de la defensa de Satena, el hecho de que se haya adelantado la apertura de una nueva investigación sobre hechos que ya fueron considerados por la Superintendencia de Industria y Comercio como no constitutivos de infracción implica no solo una prolongación indefinida de la actuación administrativa, sino además un debate incesante sobre la conducta efectuada por Satena. Es claro para la investigada que la continuación de la investigación ha implicado costos cuantiosos en cuanto a asesoría legal, recopilación de pruebas, entre otros. Interpretando lo argumentado por la defensa, dicha ocurrencia de hechos va en contravía directa del principio de economía procesal y debe ser tenida en cuenta por la Superintendencia de Industria y Comercio a la hora de efectuar la decisión del caso. 4.3. El principio “non bis in ídem” en las actuaciones administrativas El hecho de haber exonerado previamente a Satena de la conducta investigada y luego iniciar una nueva investigación basándose en los mismos hechos de la denuncia realizada por ATAC configura flagrantemente una violación al principio “non bis in ídem” de parte de la Superintendencia de Industria y Comercio. Según lo esbozado por la defensa, haber utilizado hechos de la denuncia que no fueron constitutivos de infracción es una clara irregularidad que merece ser reprochada, pues implica un riesgo grave a la seguridad jurídica del administrado y su garantía del debido proceso. La Superintendencia, en palabras de la defensa, tuvo la oportunidad procesal para pronunciarse respecto de todos los hechos investigados, resolver las cuestiones planteadas y las demás que surgieron en el curso del proceso. No es dable para Satena que tras haber sido objeto de una investigación previa de la cual resultó inocente se pretenda la continuación de la actuación con base en los 44 mismos hechos que una vez fueron objeto de una decisión de fondo. 4.4. El abuso de posición dominante La defensa procede a realizar un análisis de los presupuestos legales establecidos para determinar si la conducta desplegada por Satena puede ser considerada como abuso de posición dominante. En primer lugar, realiza un análisis de la situación actual del mercado relevante, para así justificar la posición de dominio en la que se encontraba Satena. Argumenta que las rutas –el mercado– no son particularmente atractivas para otras empresas prestadoras del servicio de transporte de pasajeros. Es por ello, y no porque existan barreras en el mercado, que actualmente Satena cuenta con una posición de dominio sobre dicho mercado relevante. Complementa lo anterior con el argumento de que el objeto social de Satena obliga a la empresa a prestar el servicio de transporte en poblaciones menos desarrolladas; razón por la cual contaba con una participación en el mercado de más del 70 %. Al respecto añade la defensa que algunas rutas pertenecientes a ese mercado relevante son atendidas por Satena en concurrencia con otras aerolíneas y que en aquellas rutas en las Satena opera de manera exclusiva, los réditos o rentas económicas no son significativas. En segundo lugar, procede a justificar la razón por la cual Satena brinda una serie de beneficios a un grupo determinado de consumidores. Establece que, como primera medida, esta práctica es habitual en el mercado y que la misma permite promocionar la venta de los productos y servicios ofrecidos. Sumado a lo anterior, la defensa concluye que las razones que justifican un trato preferente a un grupo determinado de consumidores encuentran fundamentación en las buenas relaciones que la empresa ha tenido con miembros de la Fuerza Pública, servidores públicos y miembros de comuni- dades religiosas. Lo que sustenta que en últimas la intención de Satena no era brindar un trato discriminatorio y perjudicial a los otros consumidores, sino beneficiar a un tipo de usuario que utiliza los servicios frecuentemente y a otros usuarios que se encuentren en una condición abiertamente desventajosa. Por último, la defensa afirma que ni la atención de nuevas rutas ni el establecimiento de políticas tarifarias son competencia del representante legal de la empresa, puesto que son el resultado de la ejecución y aplicación de las disposiciones estatutarias de la compañía, de las políticas del Gobierno nacional en relación con la empresa y de las decisiones de la junta directiva de Satena. Finalmente la SIC no acoge los argumentos señalados por la investigada, y debido a las facultades que le otorga el Decreto 2153 de 1992 para imponer multas a los administradores, directores, representantes legales, revisores fiscales y demás personas naturales que autoricen, ejecuten o toleren conductas violatorias de las normas sobre promoción de la competencia y prácticas comerciales restrictivas a que alude dicho decreto, multas de hasta trescientos (300) salarios mínimos legales mensuales vigentes en el momento de la imposición de la sanción, a favor del Tesoro Nacional, resuelve imponer una multa equivalente al 20 % de la multa que se impuso a la empresa, la cual fue de 2 salarios mínimos, atendiendo a que no se tiene certeza del perjuicio directamente ocasionado a los demás competidores, así como impone la obligación de suspender los descuentos objeto de la investigación, y a enviar los informes de los estudios y razones que sirvieron de sustento para ello, y de abstenerse de conceder cualquier tipo de descuento en la venta de tiquetes por un término de 2 años. 5. CONCLUSIONES Del análisis del caso bajo estudio es posible concluir que la SIC otorga un importante alcance a las normas que regulan las conductas anticompetiti- vas, en la medida que desarrolla el concepto de igualdad en relación con la discriminación en materia mercantil, pues se puede ultimar que a pesar de que existe la libertad de empresa, según la cual el empresario puede determinar ofertas y promociones en el marco de estrategias de comercialización para atrapar clientela, estas deben basarse en estudios de mercado que de alguna manera u otra sirvan para determinar los usos y costumbres mercantiles que permitan justificar un trato preferente hacia un grupo de consumidores. Por otra parte, en la mencionada resolución, la SIC sentó un precedente en cuanto al abuso de posición dominante, que fue más adelante recogido por la Corte Constitucional en la Sentencia C- 1041 de 2007; en esta se señalan algunas de las características de esta categoría anticompetitiva, las cuales también se encuentran presentes en el caso de Satena, pues se indica que La posición dominante, consiste en una sustracción de la competencia efectiva, en una situación de fortaleza en la cual se encuentra una determinada empresa, la cual le permite evitar que en un mercado determinado se mantenga una competencia real por conferirle el poder de conducirse en buena medida con independencia de sus competidores, clientes y, en últimas, de los consumidores. La existencia de una posición dominante se determina con ayuda de indicadores económicos, de los cuales el principal es estar en posesión de una gran cuota de mercado. También es necesario tomar en consideración la debilidad económica de los competidores, la ausencia de competencia latente o el dominio del acceso al recurso o a la tecnología. Estos elementos que señala la Corte Constitucional se cumplen en el caso sub examine, pues Satena se encuentra en una situación ventajosa frente a sus competidores al no tener obligación de pagar las tarifas por uso de los aeropuertos, y así poder jugar con los costos de sus tiquetes, lo que pone 45 U R Í D I C A J C T U A L I D A D A en situación de debilidad económica a sus competidores. cuando se trataba de una empresa comercial del Estado. De igual manera, la SIC, siguiendo la doctrina en la materia, determina que, en efecto, la empresa investigada ostenta una posición de dominio, al existir en el mercado de tiquetes aéreos barreras de índole legal y económico que dificultan el acceso de nuevos competidores en el mercado; así las cosas, acogemos la interpretación que hace Miranda, citado en Archila (2001, p. 106), del artículo 45 del Decreto 2153 de 1992 con base en la Ley 155 de 1992, en la que se define la posición dominante en virtud de otras variables, como barreras, recursos financieros y tecnológicos. El artículo 333 de la Constitución señala que es deber del Estado impedir que se obstruya o restrinja la libertad económica; por lo que, en aras de ese mandato, debe prohibir que cualquier persona o empresa abuse de su posición dominante; por lo que con la investigación, y posterior sanción, se puede observar la prescripción de la citada norma. Por consiguiente, es de destacar que la decisión que adopta la Superintendencia, si bien marca un precedente en materia de prácticas restrictivas, la multa de dos salarios mínimos no es relevante en relación con el daño que se pudo causar a los demás competidores y los consumidores; a pesar de que dicha multa obedeció a que no fue posible calcular el daño, la Superintendencia, en su labor de velar por las buenas prácticas mercantiles, debió ser más rigurosa al respecto y determinar el daño; sin embargo, prohibir las promociones por un periodo de dos años es una buena iniciativa, pues implica que Satena mantenga precios más competitivos para los demás empresarios y la obliga a eliminar tales conductas restrictivas de la competencia. También es importante destacar el hecho de que la SIC haga hincapié en que la posición dominante no es por sí misma una conducta anticompetitiva, sino que el abuso de la misma es lo que determina la existencia de una práctica restrictiva. El programa de descuentos que ofrecía Satena a un grupo de consumidores, sin que existiese justificación para ellos, constituyó el abuso de esa condición dominante que ostentaba en el mercado; máxime 46 REFERENCIAS Archila, M. V. (2001). Los Precios Predatorios: Una forma de Abuso de la Posición Dominante. Tesis para optar el título de abogado. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá D.C, Colombia. Aula de Economía (s.f.). Obtenido de Elasticidad de la demanda. Disponible en: http://www.auladeeconomia.com/microap3.htm Bernal, L., Botero, C. & Botero, M. P. (2011). Análisis de las prácticas restrictivas de la Competencia Relacionadas con la Discriminación: Artículo 47 de Numeral 2 del Decreto 2153 de 1992. Universitas, No. 8 Enero – Diciembre 2011, Págs. 28 - 55. Comunidad Andina de Naciones (CAN). Decisión 258. Esteban, I. G. (2005). Marketing de los Servicios. España: ESIC. Flint, P. (2002). Tratado de defensa de la libre competencia: Estudio exegético del D. L 701. Lima (Perú): Pontificia Universidad Catóilica del Perú. Keat, P. G. & Young, P. K. (2004). Economía de Empresa. México: Prentice-Hall. Marquez, F. (2007). Apuntes sobre derecho económico y derecho de la competencia. Bogotá, D.C. (Colombia): Pontificia Universidad Javeriana. Corte Constitucional. Setencia C-016, C- 016 de 1993. Corte Constitucional. Sentencia C- 043 de 2002. Velandia, M. (2008). Derecho de la competencia y del consumo. Bogotá, D.C. (Colombia): Universidad Externado de Colombia. Superintendencia de Industria y Comercio. Resolución 04285 de 11 de febrero de 2002. 47 U R Í D I C A J C T U A L I D A D A Niños, niñas y adolescentes víctimas de la publicidad engañosa Thiara Gómez Rondón* Katy Peñate Bohórquez** 11 * 12 **Egresada del Programa de Derecho, 2014- I semestre. [email protected] Egresada del programa de Derecho, 2014 II semestre. [email protected] Resumen Este artículo pretende dejar en manifiesto la necesidad de una regulación especial en Colombia para la publicidad dirigida a los niños, niñas y adolescentes, por ser éstos sujetos vulnerables que requieren una protección especial. El estudio se desarrolla en primer lugar a precisar los conceptos a utilizar en el artículo, en segundo lugar, se realiza una revisión de jurisprudencia interna y foránea a través de la cual hacemos explicito el problema y finalmente pasamos a concluir la urgencia del desarrollo de la obligación impuesta por la Ley 1480 de 2011 para garantizar con ello que no se cometan abusos en el uso de la publicidad dirigida a la población infantil y adolescente. Egresada del programa de Derecho, 2014 II semestre. [email protected] 48 ** Egresada del Programa de Derecho, 2014- I semestre. k.bohorquez@hotmail. com Palabras claves: Niños, niñas, adolescentes, publicidad engañosa, protección especial. Abstract This article want to settle the necessity of a special regulation in Colombia for advertising focused on children and teenagers, the principle reason of this is that they are vulnerable people requiring a special protection. The study was developed primarily to explain the concepts that are going to be used in this article, in second place, we do a review of I. Introducción L a realidad de nuestros días está cargada de un boom de consumismo y publicidad, en la cual en el mercado se crean nuevas necesidades con la finalidad de obtener más adeptos y mejores ganancias. Este consumismo extremo ha hecho necesaria la construcción de reglas de derecho que protejan a los consumidores de los excesos de los empresarios, entendiéndose como “consumidores” todas aquellas personas que utilizan un bien o servicio como destinatario final, incluyendo a adultos, adolescentes y niños, dado que se presenta en ese orden de cosas una relación asimétrica. La publicidad es el “puente” entre empresarios y consumidores. Pérez Bustamante (2004) señala al respecto que es el medio para que lo ofertado llegue a conocimiento de los consumidores (p. 404) y, en este sentido, se capte clientela. Por ello se hace necesaria su regulación y, en concreto, a fin de evitar lesiones a los intereses del consumidor fruto de las nuevas tendencias y necesidades. En suma, se trata de proteger la expectativa que se les vende a los consumidores a través de la publicidad que, en este caso, sería engañosa. Este artículo tiene por finalidad resaltar la carencia normativa frente a ilícitos de consumo respecto de domestic and foreign jurisprudence in order to display the problem to finally conclude the the urgency of the development of the obligation imposed by the Statute 1480 of 2011 to assure no abuses on the use of advertising to children and teenagers. Keywords: children, teenagers, misleading advertising, special protection. consumidores que, desde nuestro punto de vista, necesitan mayor protección en el mercado: los niños, niñas y adolescentes. Para ello será necesario, entre otras cosas, traer a colación normativa internacional que se haya manifestado acerca del tema. Para cumplir nuestro objetivo, en primera instancia se realizaran algunas precisiones conceptuales a fin de delimitar el tema objeto de este trabajo, tales como las categorías de consumidor, publicidad engañosa y el concepto de niños, niñas y adolescentes, para luego realizar un análisis respecto de la problemática de la publicidad engañosa frente a estos sujetos del mercado que consideramos vulnerables. II. Precisiones conceptuales a. Consumidor Iniciaremos revisando el concepto del consumidor desde la legislación europea hasta aterrizar en Latinoamérica, específicamente en Colombia. Como primera referencia acudiremos al Convenio de Roma de 1980, el cual en su artículo quinto al referirse a los Contratos de consumo señala a los consumidores como aquellos que adquieren bienes o servicios para un uso ajeno a su actividad profesional. 49 U R Í D I C A J C T U A L I D A D A Para complementar el mencionado significado nos permitimos citar a la profesora Claudia Lima (2001), quien en su artículo acerca de la insuficiente protección del consumidor en las normas del Derecho Internacional Privado, haciendo referencia al artículo 29ª de la legislación alemana EGBGB13, estipula que son también consumidores los terceros pertenecientes a la familia del consumidor principal o a los terceros acompañantes que usufructúen directamente de los servicios o productos contratados, en los contratos comprendidos por esta Convención, como destinatarios finales de éstos. No se limita la autora brasilera al abarcar también como consumidores en el caso de los contratos de viaje y tiempo compartido a: a) el contratante principal o la persona física que compra o se compromete a comprar el paquete turístico, el viaje o el tiempo compartido para su uso propio; b) los beneficiarios o terceras personas en nombre de las cuales compra o se compromete el contratante principal a comprar el viaje o el paquete turístico y los que usufructúen del viaje o del tiempo compartido por algún espacio de tiempo, inclusive aunque no sean los contratantes principales; c) el cesionario o la persona física a la cual el contratante principal o beneficiario cede el viaje o paquete turístico o los derechos de uso. (Insuficiente protección del consumidor en las normas del Derecho Internacional Privado, p. 21) Asimismo, en Derecho europeo existen múltiples directivas en las que se insertan diversas acepciones acerca del consumidor. Al respecto, Villalba (2009) concluye que todas traen en común que los consumidores son personas que contratan con propósitos diferentes a su actividad profesional o comercial y excluyendo de esta forma a personas morales (p.316). 50 13 Einführungsgesetz zum Bürgerlichen Gesetzbuche -EGBGB-, Ley Introductoria del Código Civil alemán El considerando 16 del Reglamento 1924/2006 realiza un novedoso aporte, el cual consagra la condición de “consumidor medio”, categoría que cobra una especial atención en esta normativa, toda vez que la misma, a pesar de consagrar que el consumidor medio es una persona informada, razonable, atenta y perspicaz, el cual tiene en cuenta factores sociales, culturales y lingüísticos, establece que en ocasiones dicha categoría deberá ser evaluada teniendo en cuenta el grupo en particular colocando como ejemplo a los niños: (…) toma como referencia al consumidor medio, que está normalmente informado y es razonablemente atento y perspicaz, teniendo en cuenta factores sociales, culturales y lingüísticos, según la interpretación que ha hecho de este concepto el tribunal de justicia, pero incluye disposiciones encaminadas a impedir la explotación de consumidores cuyas características los hacen especialmente vulnerables a las declaraciones engañosas. En los casos [en] que una declaración se dirija especialmente a un grupo particular de consumidores, como los niños, es deseable que el impacto de la declaración se evalúe desde la perspectiva del miembro medio de ese grupo. En lo que concierne al ámbito latinoamericano, encontramos que en Derecho argentino, el concepto de consumidor se encuentra definido como: toda persona física o jurídica que adquiere o utiliza en forma gratuita u onerosa como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social. Queda comprendida la adquisición de derechos en tiempos compartidos, clubes de campo, cementerios privados y figuras afines. Se considera asimismo consumidor o usuario a quien, sin ser parte de la relación de consumo, como consecuencia o en ocasión a ella adquiere o utiliza bienes o servicios como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social, y a quien de cualquier manera está expuesto a una relación de consumo. (art.1 de la Ley 24.240, sustituido de manera posterior por la Ley 26.361) Por su parte, la legislación brasilera consagra al consumidor como toda persona física o jurídica que adquiere o utiliza un producto o servicio como destinatario final (Ley N° 8.078 del 11 de septiembre). Sin hacer mayores distinciones, Uruguay en su ley de Relaciones de Consumo considera como consumidor a toda persona física o jurídica que adquiere o utiliza productos o servicios como destinatario final en una relación de consumo o en función de ella. No se considera consumidor o usuario a aquel que, sin constituirse en destinatario final, adquiere, almacena, utiliza o consume productos o servicios con el fin de integrarlos en procesos de producción, transformación o comercialización (artículo 2° Ley 17250) En Chile, son consumidores o usuarios las personas naturales o jurídicas que, en virtud de cualquier acto jurídico oneroso, adquieren, utilizan, o disfrutan, como destinatarios finales, bienes o servicios (Ley 19496 de 2004). A diferencia de las anteriores, Venezuela, en la Ley de protección al consumidor y a usuario excluye a las personas jurídicas y las define como toda persona natural que adquiera, utilice o disfrute bienes de cualquier naturaleza como destinatario final (artículo 3 Ley Nº 37.930 de 2004). Ahora bien, en el Derecho colombiano encontramos la Ley 1480 de 2011 -el Estatuto del Consumidor- el cual en el numeral 3 de su artículo quinto establece que son consumidores o usuarios, toda persona natural o jurídica que como destinatario final, adquiera, disfrute o utilice un determinado producto, cualquiera que sea su naturaleza para la satisfacción de una necesidad propia, privada, familiar o doméstica y empresarial cuando no esté ligada intrínsecamente a su actividad económica. Se entenderá incluido en el concepto de consumidor el de usuario. Ya delimitado el concepto de consumidor, corresponde, por último, subrayar algunas cuestiones que consideramos relevantes, como es el caso de la tendencia en América Latina, donde la noción de consumidor no varía en esencia, salvo Venezuela, que no incluye a las personas jurídicas. En lo que respecta al derecho alemán, la noción de consumidor incluye a los integrantes de una familia, esto es, no solo al consumidor jurídico, el que adquiere bienes con base en un contrato de consumo, sino también al consumidor material, quien sin ser parte de la relación contractual, consume el bien o servicio. B. Publicidad El Nuevo Estatuto del Consumidor establece que la publicidad es: toda forma y contenido de comunicación que tenga como finalidad influir en las decisiones de consumo. Pérez Bustamante (2004) señala que la publicidad, en sentido estricto, es definida como toda forma de comunicación realizada por una persona física o jurídica, pública o privada en el marco de una actividad comercial, industrial, artesanal o profesional con el fin de promover de forma directa o indirecta la contratación de bienes o servicios (p. 403). Villalba Cuéllar (2013), citando a Luis Gabriel Botero, señala que La regulación de la publicidad se justifica porque es una actividad que entraña un riesgo social, que maneja dineros cuantiosos, repercute en la psiquis de los individuos y manipula consumos. Además a través de ella se pueden vulnerar derechos de diferente naturaleza. (p.143) Coincidimos con la percepción citada al considerar que la publicidad es un aspecto trascendental a la hora de decisión del consumidor, toda vez que por medio de esta se ofrece la información y las carac- 51 U R Í D I C A J C T U A L I D A D A terísticas de los bienes y servicios que se pretenden distribuir. C. Niños, niñas y adolescentes y su protección No obstante, en el mercado se presenta publicidad que es nociva, esto es, que vulnera intereses económicos de terceros. Dentro de ella encontramos, por ejemplo, la “publicidad engañosa”, la cual, de acuerdo con la definición del artículo 5 del Estatuto, es aquella cuyo mensaje no corresponda con la realidad o sea insuficiente, de manera que induzca o pueda inducir a error engaño o confusión. La Convención sobre los niños establece en su artículo primero, para los efectos de su aplicación, que “niño” es todo ser humano menor de 18 años, salvo definición legal que consagre una edad inferior para la mayoría de edad. Más adelante en el artículo 3 del mismo instrumento se establece que en todas las medidas que tomen las instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos, una consideración a que se atenderá será el interés superior del niño. Pérez Bustamante (2004) al respecto afirma que la publicidad engañosa es aquella publicidad que silencia datos fundamentales de bienes actividades o servicios cuando dicha omisión induzca a error de los destinatarios del mensaje (p. 403). Por su parte, Lara González (2011) pretende ir más allá con el concepto de publicidad engañosa cuando afirma que En efecto la objetiva falsedad, no es ni suficiente ni necesaria para que se incurra en publicidad engañosa (…) (…) Y ello porque aunque de forma abstracta la información contenida en la información publicitaria pueda ser considerada veraz, la forma de presentación u otras circunstancias pueden determinar la posibilidad de de inducir a error a sus destinatarios respecto a las características de las prestaciones ofertadas. (p.p. 1478, 1479) Hasta aquí tenemos que por medio de la publicidad los empresarios comunican a los consumidores los productos o servicios, detallando características y beneficios, y que debido al impacto social que genera, en primer lugar, por la facilidad con la que se filtra entre las personas y, en segundo lugar, por el papel que protagoniza al ofrecer información, la publicidad debe contar con una amplia regulación para que con su uso no se ocasionen perjuicios a los distintos contratantes. 52 Por su parte, la Ley 1098 de 2006 de Colombia estableció que se entiende por niño o niña las personas entre los 0 y 12 años, y por adolescente las personas entre 12 y 18 años. En lo que respecta a los derechos de los que gozan esta población especial, desde el ámbito Internacional, el Pacto de Derechos Civiles y Políticos de las Naciones Unidas en el numeral 1 de su artículo 24, dispone que Todo niño tiene derecho, sin discriminación alguna, por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, origen nacional o social, posición económica o nacimiento, a las medidas de protección que su condición de menor requiere, tanto por parte de su familia como de la sociedad y del Estado. En el mismo sentido, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales ordena que “se deben adoptar medidas especiales de protección y asistencia a favor de todos los niños y adolescentes sin discriminación alguna por razón de filiación o cualquier otra condición” (artículo 103). Asimismo, la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño dispone en su principio 2 que los niños gozarán de especial protección, y serán provistos de las oportunidades y recursos necesarios para desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente de manera sana, y en condiciones de libertad y dignidad. Al promulgar leyes con este fin, la consideración fundamental a que se atenderá será el interés superior del niño. En concordancia con los tratados internacionales suscritos por Colombia, en nuestra norma superior, los niños, niñas y adolescentes son sujetos de especial protección; es así como en sus artículos 44 y 45 establece que Artículo 44. Son derechos fundamentales de los niños: la vida, la integridad física, la salud y la seguridad social, la alimentación equilibrada, su nombre y nacionalidad, tener una familia y no ser separados de ella, el cuidado y amor, la educación y la cultura, la recreación y la libre expresión de su opinión. Serán protegidos contra toda forma de abandono, violencia física o moral, secuestro, venta, abuso sexual, explotación laboral o económica y trabajos riesgosos. Gozarán también de los demás derechos consagrados en la Constitución, en las leyes y en los tratados internacionales ratificados por Colombia. La familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de asistir y proteger al niño para garantizar su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos. Cualquier persona puede exigir de la autoridad competente su cumplimiento y la sanción de los infractores. Los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás. De manera tal que los niños, niñas y adolescentes desde la óptica internacional y desde nuestro derecho interno requieren una especial protección normativa por la vulnerabilidad a la que se ven expuestos. III. Análisis del problema: la protección de niños, niñas y adolescentes frente a la publicidad engañosa Teniendo en cuenta que a los menores de edad se les considera una población vulnerable, debe entonces haber un mayor grado de cuidado y regulación cuando se trate de publicidad que pueda persuadirlos o afectarlos negativamente. Previamente hemos visto las categorías que componen la problemática con los conceptos que de ella se derivan, ahora trataremos dichas categorías de manera conjunta. Para ello nos permitimos citar un aparte de un artículo realizado por la UNAE (Unió cívica de consumidors i mestresses de casa de Barcelona i provincia) en el que menciona la influencia ejercida por la publicidad en el público objeto de estudio: Características del colectivo: • Los niños y adolescentes son clientes, compradores, gastadores y grandes consumidores. Representan una importante cuota de mercado, y por esta razón las empresas han desarrollado técnicas de marketing destinadas a informar, persuadir, vender y satisfacer como cliente a este colectivo. (s.f., p. 2.). (El subrayado no es del texto) Desde este estudio es posible verificar que, en efecto, este colectivo ha sido ya visualizado desde el ámbito empresarial. Pensemos en el supuesto que un niño ve a través de la televisión un spot publicitario de una pista de carros con carritos que se mueven en ella con la orden de un control remoto. El niño quiere obtener lo que ve en la televisión, por lo que le insiste a su padre que se lo compre; luego la voluntad de los padres viene siendo un simple reflejo de la voluntad real del niño. De modo que se puede notar con facilidad que los integrantes de este colectivo son realmente grandes consumidores. Aunque ellos mismos nieguen serlo, tal y como este estudio también lo demuestra. 53 U R Í D I C A J C T U A L I D A D A • Aunque ellos mismos afirman que no se ven influidos por la publicidad es precisamente a través de este medio donde este sector de la población puede acabar opinando que algo es bueno o deseable (…) La influencia de la publicidad sobre ellos es alta porque todavía están buscando su opinión sobre las cosas y la publicidad puede moldearlos con facilidad. (s.f., p. 2.) Hay que tener en cuenta que quienes diseñan la publicidad tienen como fin principal influir en la toma de las decisiones del público al que se dirigen, y si ese público son los menores de edad, pues quizás se puede decir que lo tienen más fácil aún porque normalmente no saben lo que quieren y lo que mejor les ofrezcan será lo que tengan en consideración al momento de elegir un bien o servicio. • Como son altamente persuasibles y viven en una cultura altamente consumista, no tienen un criterio adecuado para afrontar la publicidad, y la consecuencia es que acaban deseando todo lo que ven anunciado. Además, utilizan un grado de persuasión hacia los padres para conseguir el producto. A su vez, los jóvenes/niños son influenciados por sus similares, quienes también quieren el producto en cuestión o ya lo han adquirido. (s.f., p. 2.) Entonces un factor importante que promueve que se genere la publicidad engañosa es el mundo consumista al que pertenecemos. Se vuelve una cadena en que si un niño tiene una cosa que sale por televisión, el otro también lo quiere, por lo que se lo pedirá a sus padres, quienes buscarán satisfacer los deseos de su hijo. Y si pensamos ese ejemplo multiplicado por el número de familias, pues vemos que los productos que se publicitan para los menores es un negocio muy rentable. 54 El mismo estudio también hace una clasificación sobre los tipos de publicidad dirigida a menores: la educativa y la de consumo. La primera es poco frecuente y la más necesaria, mientras que la segunda es la que más se transmite, teniendo como objetivo principal captar la atención de los menores para provocarles así ganas de obtener cosas (UNAE, s.f.). En síntesis, el problema radica en que hay un aprovechamiento del estado de indefensión del público infantil a través de publicidad engañosa que distorsiona la realidad para poder influir en ellos y en sus decisiones, que suelen ser las que cuentan al momento de sus padres comprar bienes y servicios. Ahora bien, qué pasa en Derecho colombiano. La norma jurídica, si bien se ha expresado sobre la prohibición de la publicidad que afecta a menores de edad, lo ha hecho de manera muy reducida si se tiene en cuenta la importancia que el tema reviste. A la fecha no se ha creado una ley dedicada a ello, sin embargo, lo poco que hay del tema es relevante y se hace necesario analizarlo. IV. La regulación normativa en Derecho colombiano Empezaremos por el análisis a la Ley 1480 de 2011, el nuevo Estatuto del Consumidor Colombiano, haciendo hincapié en su artículo 28, que reza lo siguiente: Artículo 28. Derecho a la información de los niños, niñas y adolescentes. El Gobierno Nacional reglamentará, en el término de un año a partir de la entrada en vigencia de la presente ley, los casos, el contenido y la forma en que deba ser presentada la información que se suministre a los niños, niñas y adolescentes en su calidad de consumidores, en desarrollo del derecho de información consagrado en el artículo 34 de la Ley 1098 de 2006. (Artículo 5, Ley 1480 de 2011). Hay que tener en cuenta que el 12 de abril de 2012 entró en vigencia la ley citada, y que la misma en lo arriba expuesto señala que se tendrá un año para que el Gobierno reglamente la protección para este colectivo, es decir, hasta el 12 de abril de 2013, fecha que pasó sin cumplirse lo ahí señalado. El artículo 28 de la ley 1480 de 2011 remite, a su vez, a la Ley 1098 de 2006, por la cual se expide el Código de la Infancia y la Adolescencia, que en su artículo 47 les atribuye responsabilidad importante a los medios de comunicación, como se observa a continuación, que para efectos de un mejor entendimiento se transcribe todo el texto: Artículo 47. Responsabilidades especiales de los medios de comunicación. Los medios de comunicación, en el ejercicio de su autonomía y demás derechos, deberán: 1. Promover, mediante la difusión de información, los derechos y libertades de los niños, las niñas y los adolescentes, así como su bienestar social y su salud física y mental. 2. El respeto por la libertad de expresión y el derecho a la información de los niños, las niñas y los adolescentes. 3. Adoptar políticas para la difusión de información sobre niños, niñas y adolescentes en las cuales se tenga presente el carácter prevalente de sus derechos. 4. Promover la divulgación de información que permita la localización de los padres o personas responsables de niños, niñas o adolescentes cuando por cualquier causa se encuentren separados de ellos, se hayan extraviado o sean solicitados por las autoridades competentes. 5. Abstenerse de transmitir mensajes discriminatorios contra la infancia y la adolescencia. 6. Abstenerse de realizar transmisiones o publicaciones que atenten contra la integridad moral, psíquica o física de los menores, que inciten a la violencia, que hagan apología de hechos delictivos o contra- venciones, o que contengan descripciones morbosas o pornográficas. 7. Abstenerse de transmitir por televisión publicidad de cigarrillos y alcohol en horarios catalogados como franja infantil por el organismo competente. 8. Abstenerse de entrevistar, dar el nombre, divulgar datos que identifiquen o que puedan conducir a la identificación de niños, niñas y adolescentes que hayan sido víctimas, autores o testigos de hechos delictivos, salvo cuando sea necesario para garantizar el derecho a establecer la identidad del niño o adolescente víctima del delito, o la de su familia si esta fuere desconocida. En cualquier otra circunstancia, será necesaria la autorización de los padres o, en su defecto, del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. Parágrafo. Los medios de comunicación serán responsables por la violación de las disposiciones previstas en este artículo. El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar podrá hacerse parte en los procesos que por tales violaciones se adelanten contra los medios. (Artículo 47, Ley 1098 de 2006) Pero no solo los medios de comunicación deben tener responsabilidad, también los productores y proveedores que crean la publicidad; así que volviendo al mandato que contiene el artículo 28 de la Ley 1480 de 2011, se puede decir que aunque a la fecha no hay resultados definitivos, sí se han presentado avances, ya que el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo presentó un proyecto de decreto “por el cual se reglamentan la forma y el contenido en que se debe presentar la información a niños, niñas y adolescentes”, atendiendo así a la necesidad de regulación que exige el Estatuto del Consumidor. Dicho proyecto consta de 13 artículos en los que se maneja a profundidad la relación entre la publicidad y los menores, se establecen límites a la misma y las autoridades competentes 55 U R Í D I C A J C T U A L I D A D para conocer del tema; de lo observado nos parece un buen proyecto, el cual, si se quiere analizar con mayor detenimiento, se les invita a los lectores a revisarlo en la página web de Fenalco (www. fenalco.com.co). A No obstante, es menester que se haga una ampliación en lo que respecta a la parte procedimental, pues si bien hace referencia a un procedimiento especial, no explica de qué se trata ni cómo se ha de llevar a cabo. Para que quede claro por qué consideramos que la única norma existente sobre el procedimiento es insuficiente, nos permitimos citarla a continuación, señalando lo genérica que es su aplicación: Artículo 10. PROCEDIMIENTO PREVALENTE. La Superintendencia de Industria y Comercio, las Alcaldías municipales y las demás autoridades con competencias de protección al consumidor, deberán tramitar, de forma prevalente, las quejas que versen sobre un riesgo para la salud, vida o integridad de los niños, niñas y adolescentes. Los productores y expendedores de productos dirigidos a niños, niñas y adolescentes deberán contar con un procedimiento especial y preferente así como con el personal adecuado para atender, recibir y tramitar las reclamaciones que estos presenten. (Artículo 10, Proyecto de decreto de 2013) Otra norma a la que queremos hacer referencia es al Decreto de 2010, “Por el cual se adoptan medidas en relación con el consumo de alcohol”, que en su artículo 15 expresa cómo debe ser la publicidad en relación con los menores de edad; reza así: Artículo 15. PUBLICIDAD Y LEYENDAS. Conforme a lo dispuesto en la Ley 124 de 1994 y lo previsto en este decreto, tanto la publicidad como las leyendas relacionadas con el consumo de alcohol deberán tener en cuenta el interés superior del menor de edad. 56 Toda publicidad, por cualquier medio que se realice, debe contener o hacer referencia, de manera resaltada, a la prohibición de expendio de bebidas alcohólicas a menores de edad. La advertencia debe ser clara e inteligible. (Artículo 15, Decreto 120 de 2010). Nos parece interesante resaltar el hecho de que hace ya varios años en Colombia no es permitido publicitar cigarrillos en la televisión, y que es obligatorio que en toda propaganda que se realice sobre bebidas alcohólicas, en el país priman, por ejemplo, las de las cervecerías; se debe siempre hacer énfasis en lo nocivas que son y la prohibición expresa de no venderles a menores de edad. Todo esto se da gracias al respeto que genera nuestra Constitución, que vela siempre por el interés superior del menor de edad. La legislación colombiana, si bien no tiene aun formalmente una ley que regule la problemática, sí tiene normas que la tratan, que aun siendo insuficientes, generan un aporte significativo. La normatividad vigente se enfoca, como hemos visto, generalmente al aspecto de la seguridad, ya que protege más que todo lo que puede vulnerar la salud del menor. Pero los legisladores deben empezar a contemplar las otras consecuencias que se pueden derivar de una publicidad engañosa, tales como la defraudación del niño en sus expectativas, el perjuicio económico en que incurren los padres que por darles gusto a sus hijos adquieren un bien o servicio motivado por una publicidad engañosa, etc. Falta mucho para llegar a un estado ideal de protección, pero se está en construcción de ello; por lo que el llamado especial se les hace no solo a los que legislan en nuestro país, sino también a los empresarios y a los medios de comunicación que tienen una cuota importante en la problemática. V. Opinión jurisprudencial A. Martínez vs. Carrefour Argentina S.A. La jurisprudencia colombiana no se ha expresado de manera particular sobre el tema, pero sí ha hecho mención a las categorías que componen el mismo. Por ejemplo, en la Sentencia T-260/2012 se hace alusión al principio del interés superior del menor en que se debe basar cualquier normatividad que regule cualquier tema. La Corte expresa lo siguiente: Un caso muy sonado es Martínez, Marisol y otro contra Carrefour Argentina S.A., en el que se condena a Carrefour a indemnizar a un menor por los daños materiales y morales causados a raíz de una publicidad engañosa que en principio estaba dirigida a la población infantil, pero su validez era para mayores de 21 años. Los derechos fundamentales de los niños, niñas y adolescentes gozan de una especial protección tanto en el ámbito internacional como en nuestro Estado Social de Derecho. Ello, dada la situación de indefensión, vulnerabilidad y debilidad de esta población y la necesidad de garantizar un desarrollo armónico e integral de la misma. Los niños, en virtud de su falta de madurez física y mental -que les hace especialmente vulnerables e indefensos frente a todo tipo de riesgos-, necesitan protección y cuidados especiales, tanto en términos materiales, psicológicos y afectivos, como en términos jurídicos, para garantizar su desarrollo armónico e integral y proveer las condiciones que necesitan para convertirse en miembros autónomos de la sociedad (…). (Corte Constitucional, Sentencia T. 260 de 2012) Las garantías constitucionales con las que cuentan los menores de edad son la razón principal para que se les proteja en cualquier situación en que se puedan hallar en peligro, sin importar el tipo. La Corte tiene claras las desventajas de un menor de edad frente a un mayor de edad, siendo el primero susceptible de manipulación, teniendo en cuenta el tema de la madurez mental. Aparte de la protección al público infantil en términos generales, la Corte no ha hecho referencia casos concretos. Teniendo en cuenta que no hay mucho desarrollo jurisprudencial colombiano al que acudir para tratar la problemática presentada, se hace necesario remitirnos al ámbito internacional. Así lo expresa la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil del Gobierno Argentino en el caso arriba mencionado: Más allá ́ de si se puede considerar discriminatoria o no la cláusula por medio de la cual se impedía a los menores de 21 años participar en el sorteo, lo cierto es que dadas las características de la promoción, esto es que el premio era justamente un viaje a Disney y que los productos que había que comprar para obtener cupones a los fines de participar del sorteo eran identificados con la imagen de “Mickey”, como así ́ también que las páginas de la gráfica de la promoción contienen ilustraciones de Goofy, Donald, Blanca Nieves, La Bella y la Bestia, Buzz y la fotografía del Castillo de Disney; que en letras destacadas se publicitaba “Conocé y Abrazá a tus personajes favoritos de Disney”, es evidente -tal como lo destaca la juzgadoraque la publicidad se hallaba dirigida a los niños, y que, del modo en que ésta fue realizada, llevaba a colegir que eran destinatarios del premio, por lo que al resultar confusa la publicidad, con mayor razón todos los requisitos debieron ser dados a conocimiento del público de manera clara y precisa, lo que no sucedió́ en el caso de autos. (Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala F, Martínez, Marisol y otro c. Carrefour Argentina S.A. 30/08/2007) En el caso arriba citado queda en evidencia una forma muy clara de identificar publicidad engañosa dirigida a menores. El valerse de dibujos animados para promocionar productos ciega a los niños, 57 U R Í D I C A J C T U A L I D A D sin importar la calidad del producto ofrecido, pues el dinero ya ha sido invertido en la calidad. A Por ejemplo, el valor nutricional de la cajita feliz de McDonald’s pasa a un segundo plano, pues los menores quieren adquirir el producto por el juguete que se ofrece de regalo. Los empresarios saben que lo importante para este colectivo son los juguetes, razón por la cual la publicidad suele contenerlos. Se hace necesario que la publicidad dirigida a menores tenga en cuenta que existe una relación de subordinación entre padre e hijo, por lo que los menores necesitan de representación al momento de adquirir bienes y servicios en el mercado, motivo por el cual la publicidad debe ser clara, de manera tal que no induzca a errores que pueden salir caros en el futuro en forma de cuantiosas indemnizaciones a las empresas infractoras. Que lo que se publicite sea lo que en realidad se va a adquirir, no jugando así con los sueños de los niños. VI. Consideraciones del Derecho comparado y de la doctrina El catedrático español Lara González (2011) se refiere al tema explicando que respecto de la protección que en la LGP (Ley General de Publicidad) se hace de la juventud y la infancia, se tiene presente la vulnerabilidad del sujeto destinatario, por cuando la estructura comunicativa de la publicidad hace que ésta haya de verse condicionada por la edad de las personas integrantes de la audiencia intencional o no intencional. (p. 1477) 58 Se pone de manifiesto que en España la publicidad dirigida a menores reviste de un marco jurídico que contiene la Ley 29/2009, de 30 de diciembre, “por la que se modifica el régimen legal de la competencia desleal y de la publicidad para la mejora de la protección de los consumidores y usuarios”. Ley a la que el mismo autor vuelve a hacer referencia explicando que ha introducido parámetros de ilicitud de la publicidad cuando los destinatarios de la misma sean los menores, los niños. Así, se reputa ilícita la publicidad dirigida a menores que, prevaliéndose de la inexperiencia o incredulidad de ellos, les incite a la compra de un bien o a la contratación de un servicio. (p. 1744) La ley española 29 de 2009 se refiere concretamente a la publicidad engañosa en su artículo 3 literal b, que dice lo siguiente: b) La publicidad dirigida a menores que les incite a la compra de un bien o de un servicio, explotando su inexperiencia o credulidad, o en la que aparezcan persuadiendo de la compra a padres o tutores. No se podrá, sin un motivo justificado, presentar a los niños en situaciones peligrosas. No se deberá inducir a error sobre las características de los productos, ni sobre su seguridad, ni tampoco sobre la capacidad y aptitudes necesarias en el niño para utilizarlos sin producir daño para sí o a terceros. (Artículo 3, Ley 29 de 2009) Resaltamos el desarrollo que tiene el derecho de consumo en España, y los grandes aportes que su avance nos ha hecho. Deberíamos tomar ejemplo de su normatividad y adaptarla a nuestras necesidades. De lo citado queremos aclarar que la publicidad a menores no es ilícita; lo ilícito ocurre cuando tiene como fin aprovecharse del menor como sujeto susceptible de manipulación. A. Publicidad y obesidad infantil Mucho se ha hablado también respecto de la publicidad de alimentos dirigida a niños, niñas y adolescentes. La razón por la cual esta publicidad está, por así decirlo, en “el ojo del huracán”, se debe a los altos índices de obesidad infantil que arrojan los estudios científicos. De lo anterior la organización Consumers International (CI) ha realizado un estudio sobre la promoción de alimentos dirigida a los niños desde los sitios web de las empresas; estudio en el cual concluye que CI debe llamar a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a efectos de - Desarrollar un código que restrinja la promoción de alimentos dirigida a los niños sobre la base del Código CI/IOTF. - Verificar y hacer un seguimiento acerca del cumplimiento del Código internacional. Respecto de los gobiernos nacionales: - A apoyar el desarrollo de un código internacional sobre la promoción de alimentos dirigida a los niños. - Implementar una legislación nacional basada en el Código internacional para restringir la promoción de comida a los niños. Y, por último a las empresas multinacionales de alimentos y bebidas: - A cumplir voluntariamente con todas las disposiciones contenidas en el Código de CI. - A adoptar un enfoque global coherente, y a asegurar que todas las políticas internas sobre publicidad y nutrición sean implementadas con los mismos estándares en todos los países. - A usar su creatividad y variedad de técnicas de comercialización para fomentar la elección de alimentos sanos en los niños. (Consumers International, 2009) B. Otras legislaciones Respecto de lo anterior, también la legislación peruana adoptó una postura similar, pues el 2 de mayo de 2013 aprobó la ley de promoción de la alimentación saludable para niños, niñas y adolescentes, la que en su artículo 3 define la publicidad dirigida a menores de edad como aquella, que por su contenido, argumentos, gráficos, música, personajes, símbolos y tipo de programa en el que se difunde sean atractivos y están dirigidos preferentemente a menores de 16 años (artículo 3, Ley peruana 30021 de 2013). Por último, Brasil ha tomado más extremas respecto de la publicidad dirigida a menores en general. Así lo explica Marcela Ortiz (2014), editora del blog de Consumers International, quien, citando a la abogada Isabella Henriques, hace referencia a la Resolución 163 del Consejo Nacional de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (Conada), expresa que “… esta resolución ya puede considerarse un hito en la historia de la protección de los derechos de la población infantil en Brasil, pues deja en claro que la publicidad y la comunicación de marketing dirigida a niños y niñas menores de 12 años de edad son abusivas”. Claro que quizás los extremos no llegan a ser positivos, pues también se estaría violando la libertad de expresión de los medios de comunicación, por lo que no compartimos posiciones tan extremas y radicales. VII. Conclusiones Luego de abordar cada uno de los conceptos necesarios para el planteamiento de la problemática referida a la publicidad engañosa en menores y traer a colación los diversos estudios y pronunciamientos de la jurisprudencia interna y foránea, quedamos frente a un panorama más claro que permite entender los alcances que la publicidad está teniendo en las nuevas generaciones, por lo que está en manos de nuestros dirigentes, legisladores y jueces establecer los límites necesarios para evitar vulneraciones a los derechos de los consumidores jóvenes que son de gran relevancia. Para una real protección de los niños, niñas y adolescentes, se hace necesaria la pronta regulación acerca de la publicidad dirigida a menores, toda vez que las normas existentes -desde el ámbito constitucional y legal- si bien intentan generar una protección a los consumidores en general, concentran sus intenciones en establecer pautas generales de publicidad sin establecer límites exactos para dirigirse a esta población en particular. 59 U R Í D I C A J C T U A L I D A D A Pese a que el Estatuto del Consumidor Colombiano nos impuso la necesidad de regular el tema de publicidad dirigida a menores de edad, y aunque ya el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo presentó un proyecto para regular el tema, aún no vemos los resultados de estudio y aprobación y mientras se concluye el mismo, es innegable el desamparo al que se ve expuesto la población infantil y adolescente ante los abusos que puedan sufrir a través de la publicidad engañosa. Bibliografía Alenza,J. F., Arroyo, E., Azperren, A., Barber, R., Calvo, A.L., Cámara, S., Carrascosa, J., Castellanos, E., Domínguez, A., García, G., García-Pita, J.L., Gómez, E., Gutiérrez, P., Hualde, T., Lafuente, A.J., Lara, R., Martinez, C., Miquel, J.M., Munar, P., Moro, M.J., Parra, M.A., Pascual, A., Pertiñez, F., Quintáns, M.R., Sáenz, B. & Torrelles, E. (2011). Comentarios a las Normas de Protección de los Consumidores ( Ed. Colex). Lima C. (2001) Insuficiente protección del consumidor en las normas del Derecho Internacional Privado. Pág. 21, sf. Disponible en: https://www. oas.org/dil/AgreementsPDF/CIDIPVII_home_ temas_cidip-vii_proteccionalconsumidor_leyaplicable_apoyo_propuestabrasil.pdf. Ortiz, M. (2014, 14 de Abril). Blog de Consumers International. El fin de la publicidad dirigida a los niños en Brasil. [Entrada publicada en un blog]. Disponible en: http://consumersinternational-es.blogspot.com/2014/04/el-fin-dela-publicidad-dirigida-los.html Martínez, Marisol y otro c. Carrefour Argentina S.A 30/08/2007 (Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala F, 2007). Pérez, L. (2004). Derecho Social de Consumo. Buenos Aires: La Ley. 60 Villalba, J. (2009). La noción de consumidor en el derecho Comparado y en el derecho Colombiano. Villalba, Cuéllar, J. M. (2013). Derecho del Consumo Problemáticas actuales. Bogotá, D.C.: Universidad Santo Tomás, Grupo Editorial Ibáñez. Constitución política de Colombia (1991). Artículos 44 y 45. Código de la Infancia y la Adolescencia. Ley 1098. De 2006, Artículo 47. Convenio de Roma sobre la ley aplicable a las obligaciones contractuales abierto a la firma en Roma el 19 de junio de 1980, artículos 5. Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos del niño (1959). Principio 2. Decreto 120 de (2010). Por el cual se adoptan medidas en relación con el consumo de alcohol. Artículo 15. Estatuto del Consumidor. Ley 1480 de 2011, articulo 28. Ley No. 8.078 de Brasil de 1990, artículo 1. Ley 19496 de Chile de 2004, articulo 1. Ley Española 29 de 2009, artículo 3.b. Ley Peruana 30021 de 2013, artículo 3. Sentencia T- 260 de 2012, Expediente T-3.273.762 (Corte Constitucional, 2012) Ley 17250 Uruguay de 2000, artículo 2. Ley 37.930 de Venezuela de artículo 3. Pacto de Derechos Civiles y Políticos de las Naciones Unidas de 1966 numeral 1, artículo 24. Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966, artículo 10. Proyecto de Decreto por el cual se reglamentan la forma y el contenido en que se debe presentar la información a niños, niñas y adolescentes. Ministerio de Comercio, Industria y Turismo de 2013, articulo 10 . Consumers International (2009). Nuevos Medios, Viejos Trucos [versión electrónica]. Reino Unido. Disponible en: http://es.consumersinternational. org/media/296982/nuevos_medios_viejos_ trucos.pdf Unió cívica de consumidors i mestresses de casa de Barcelona i provincia [UNAE] (s.f.), El impacto de la publicidad en el colectivo de la infancia y la adolescencia [versión electrónica]. España. Disponible en: http://www.unae.cat/recursos/documents/informacio/impacto%20 de%20la%20publicidad%20en%20los%20 menores.pdf 61 U R Í D I C A J C T U A L I D A D A Limitaciones de la Ley 1480 de 2011 en relación con los medios de pago y el plazo de ejercicio del derecho de retractacion Luis Cotes* Alfredo Bula** Andrea Otero*** 14 ** Abogado graduado en la Universidad del Norte, estudiante de especialización en Derecho Comercial de la RESUMEN Universidad Pontificia Javeriana. [email protected]; [email protected] 15 Este se ocupa de estudiar hasta quéy **Egresado del Programa de Derecho de la Universidad del artículo Norte, miembro del Semillero de Investigación asistente de Investigación del Programa de Derecho de la misma universidad. [email protected] punto debería ampliarse el contenido nor- 16 mativo del artículo 47 de la Ley 1480 de 2011 *** Abogado graduada en la Universidad del Norte. [email protected] respecto de los medios de pago y plazo de ejercicio del derecho de retractación para una mejor protección del consumidor. Para ello, analizaremos la regulación que se le ha dado al derecho de retracto en Colombia, en los términos comentados, para determinar cuáles son, en nuestro concepto, las características que tiene nuestra legislación vigente respecto del antiguo Estatuto del Consumidor. * Abogado graduado en la Universidad del Norte, estudiante de especialización en Derecho Comercial de la Universidad Pontificia Javeriana. [email protected]; [email protected] ** Egresado del Programa de Derecho de la Universidad del Norte, miembro del Semillero de Investigación y asistente de Investigación del Programa de Derecho de la misma universidad. Alfredo. [email protected] 62 *** Abogado graduada en la Universidad del Norte. [email protected] Palabras clave: Derecho de retracto, términos, sistemas de financiación, medios de pago. Keywords: Consumer law, right of cancellation, withdrawal, terms, financing systems, payment methods. INTRODUCCIÓN E n este artículo proponemos hasta qué punto debería ampliarse el contenido normativo del artículo 47 de la ley 1480 de 2011 respecto de los medios de pago y plazo de ejercicio del derecho de retractación para una mejor protección del consumidor. Para ello analizaremos la regulación que se le ha dado al derecho de retracto en Colombia, para determinar cuáles son, en nuestro concepto, las deficiencias que tiene nuestra legislación vigente respecto del antiguo Estatuto del Consumidor, las legislaciones foráneas analizadas y las modificaciones que se deben realizar al respecto. CONCEPTOS BÁSICOS A. Protección constitucional de los derechos del consumidor La Constitución Política de Colombia, en su artículo 78, dispuso que los consumidores sean sujetos de protección especial, y por ello planteó un esquema de protección general de la siguiente manera: Artículo 78. La ley regulará el control de calidad de bienes y servicios ofrecidos y prestados a la comunidad, así como la información que debe suministrarse al público en su comercialización. Serán responsables, de acuerdo con la ley, quienes en la producción y en la comercialización de bienes y servicios, atenten contra la salud, la seguridad y el adecuado aprovisionamiento a consumidores y usuarios. El Estado garantizará la participación de las organizaciones de consumidores y usuarios en el estudio de las disposiciones que les conciernen. Para gozar de este derecho las organizaciones deben ser representativas y observar procedimientos democráticos internos. Nótese que la Constitución garantiza un marco general, como dijimos anteriormente, cuyo desarrollo específico le corresponde hacerlo a la ley; a propósito, la Corte Constitucional en Sentencia C - 1141 de 2000 expresó que la Constitución ordena la existencia de un campo de protección en favor del consumidor, inspirado en el propósito de restablecer su igualdad frente a los productores y distribuidores, dada la asimetría real en que se desenvuelve la persona que acude al mercado en pos de la satisfacción de sus necesidades humanas. A pesar de ello, dice la Corte que la Constitución no entra a determinar los supuestos específicos de protección; tema que se desarrolla a través del ordenamiento jurídico; dicho programa de protección se determina principalmente a través de la ley, los reglamentos y el contrato. Así las cosas, con la regulación de los derechos de los consumidores se presentaría algo similar a lo que se observa con otros derechos constitucionales en los cuales la Constitución delimita un campo de protección general pero no fija el contenido preciso del programa de defensa del interés tutelado, puesto que este es desarrollado y adicionado por la ley y por otras fuentes jurídicamente válidas, tales como los reglamentos. En cuanto a la función de la ley como fuente de derecho primaria reguladora, remata la Corte diciendo que en particular, trazado el marco constitucional, a la ley se confía el cometido dinámico de precisar el contenido específico del respectivo derecho, concretando en el tiempo histórico y en las circunstancias reales el nivel de su protección constitucional. El significado de un determinado derecho y su extensión, por consiguiente, no se establece sólo por la Constitución a priori y de una vez para siempre. (Corte Constitucional, Sentencia C-1141 de 2000) La norma de protección constitucional se convirtió, entonces, como ocurrió en España de acuerdo con Carlos Lasarte (2010), en “una manivela de arran- 63 U R Í D I C A J C T U A L I D A D A que de la política de protección del consumidor” (p.31), que obligó el surgimiento de una regulación especial, diversa del derecho civil y comercial, que de forma sistémica se ocupó de delinear un marco específico de protección a los consumidores, pues “dejó de ser un puro guiño o gesto programático para convertirse en un verdadero principio del desarrollo de la legislación ordinaria” (Lasarte, 2010, p. 31). Teniendo en cuenta lo anterior, si la protección de los intereses económicos del consumidor tiene nivel constitucional, el legislador debe prever figuras tales como el derecho de retracto para garantizarlo, pues, como posteriormente se verá, protege la voluntad del consumidor en ciertos contratos; de manera que resulta lógico, en aras de reforzar esta protección constitucional, avanzar cada vez más en la regulación de dicho derecho en pro del consumidor. Por ello, nuestro análisis particular se basará en materia de plazos y medios de pago para su ejercicio; respecto a lo cual no resulta claro si la introducción de la Ley 1480 de 2011 constituyó un avance en los términos previstos. B. La idea de derecho de consumo. Ni la Constitución ni la ley definen claramente el derecho de consumo, pero la doctrina lo ha definido como “aquel que regula los intereses de los consumidores y las relaciones de consumo en general” (Pérez, 2004, p. 2), para así, en desarrollo de lo dispuesto en el artículo 78 de la Constitución, proteger al consumidor frente al estado de desigualdad, y hasta inferioridad, para el acceso a la información, en que se encuentra frente a los otros intervinientes en el mercado (Tambussi, 2009, p. 45). Lorenzetti (2008, p. 80) lo define como aquel conjunto de normas que propende por “la protección de los consumidores en el marco de los principios del ordenamiento jurídico”. 64 C. Noción de consumidor De conformidad con el numeral 3 del artículo 5 de la Ley 1480 de 2011: Es consumidor cualquier persona natural o jurídica que, como destinatario final, adquiera, disfrute o utiliza un determinado producto, cualquiera que sea su naturaleza para la satisfacción de una necesidad propia, privada, familiar o doméstica y empresarial cuando no esté ligada intrínsecamente a su actividad económica. Se entenderá incluido en el concepto de consumidor el de usuario. Existen numerosas definiciones en las diferentes legislaciones y doctrina de quién es consumidor, pero el elemento determinante respecto al que todos coinciden es que se debe tratar del destinatario final, es decir, que adquiere para su uso propio y no para ponerlo nuevamente en la circulación jurídica. Es importante tener claro que el concepto que proporciona la ley de consumidor es un concepto amplio, dado que el consumidor es aquel destinatario final que usa o disfruta determinado producto y no quien lo adquiere; a propósito, dice Rusconi (2013): Todas las personas que reciban bienes de consumo por formar parte del círculo familiar o social del consumidor también son consumidores –conexos o indirectos– y quedarán habilitados para hacer valer sus derechos contra el proveedor “legal” del bien que se vinculó directamente con el consumidor que los transmitió. Esta definición tan amplia de quién es consumidor se ve reflejada, desde luego, en el sujeto que puede ejercer el derecho de retractación; esta es la opinión de la Superintendencia de Industria y Comercio (Concepto 132651 de 2013): El derecho de retracto tiene, jurídicamente hablando, una connotación especial y es la de proteger la voluntad del consumidor, sin embargo, la normativa existente evidencia que no solo quien adquiere es considerado como tal, pues la ley le da un sentido más amplio, al considerar que también lo es quien usa o disfruta el producto. (La negrilla no es del texto original). No es entonces el “comprador”, si no el consumidor, en su sentido más amplio, el que puede ejercer el derecho de retracto. D. El concepto de contrato de consumo Los consumidores para poder adquirir bienes y servicios deben celebrar actos jurídicos; y es allí donde nace el concepto de contrato de consumo, que si bien no se encuentra definido en nuestro Estatuto del Consumidor, este es definido por Rinessi (2006) como el celebrado entre un consumidor final –persona física o jurídica– con una persona física o jurídica pública o privada, que actuando profesional u ocasionalmente, en calidad de productora, importadora o distribuidora, comercialice bienes o preste servicios, y que tenga por objeto la adquisición, uso o goce de estos por parte del primero, para su uso privado, personal o familiar. (p. 115) Entonces, podemos decir que el contrato de consumo es aquel celebrado entre un consumidor y un productor o proveedor, para que dicha relación contractual sea de consumo (Villalba, 2012, p. 107). Si el contrato fuere celebrado entre dos consumidores, sería un contrato civil1, y si es un contrato entre comerciantes en el que ninguno de ellos es en el caso concreto consumidor, el contrato se rige por el Código de Comercio al ser un contrato mercantil. Es pues requisito que el contrato de consumo sea entre personas disímiles, y particularmente entre un consumidor y un comerciante (bien sea productor o proveedor). Si no se cumplen estos re1 Salvo que su objeto fuera un acto de comercio; en cuyo caso el contrato sería comercial. quisitos, jamás se podrá aplicar el derecho de retracto regulado en el artículo 47 de la Ley 1480 de 2011, al ser esta una figura propia del derecho contractual de consumo. DERECHO DE RETRACTO En el derecho contractual de consumo surge nuestro tema particular de estudio, consistente en el derecho de retracto, que si bien se encuentra claramente regulado en la Ley 1480 de 2011, no se encuentra definido en la misma. Bercovitz (2009, p. 1493) opina que el mecanismo más radical sobre el control de la subsistencia de un contrato consiste en conceder a una de las partes la facultad de desvincularse del mismo. Su eficacia se torna mayor si dicha facultad es concedida incondicionalmente, es decir, que no se sujete su ejercicio a alegaciones ni acreditaciones o demostraciones, sino su simple ejercicio ad nutum. Juan Villalba Cuéllar (2012, p.155) comenta que es una prerrogativa que se le da al consumidor en ciertos contratos de consumo de terminar con el mismo, arrepentirse o desistir de la celebración del contrato con posterioridad a su celebración durante un término previamente regulado en la ley. Agrega el mismo autor (2012) que En cuanto a la naturaleza jurídica del derecho de retracto se trata de una figura que marca un quiebre en el esquema de la contratación tradicional en el cual se sanciona la terminación unilateral de un contrato como regla general, y además constituye una excepción al principio pacta sunt servanda, el contrato se encuentra celebrado y en ejecución o ya ejecutado, sin embargo el consumidor tiene la prerrogativa de resolverlo sin una causa justificada. No se trata pues de una especie de ineficacia, el contrato es plenamente válido, se podría concebir como una condición resolutoria meramente potestativa que depende de la voluntad del consumidor. (p. 155) 65 U R Í D I C A J C T U A L I D A D Del mismo modo, el derecho de retracto es entendido por la Superintendencia de Industria y Comercio como A la facultad de arrepentimiento del consumidor, sin consideración a asuntos relacionados con las garantías, sino con la libertad de eliminar la motivación de compra. Es una protección que se da para algunos tipos de compras, por ser tan particulares y donde el consumidor, por regla general, no tiene contacto directo con el producto o con el proveedor del mismo (Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia, Concepto 104854 de 2012). Del anterior concepto de la Superintendencia se pueden extraer las siguientes conclusiones: A) Es un derecho que puede ejercer solo el consumidor; B) Solo aplica para contratos específicamente señalados en la ley, y C) Es una facultad incondicional, en el sentido que no se le pueden imponer requisitos o limitaciones, comoquiera que su ejercicio depende de la sola voluntad del consumidor; al respecto Luis Carlos Plata (2013) plantea que el derecho de retracto o arrepentimiento no está atado a ninguna causal específica, ni menos al incumplimiento del proveedor, es una facultad especial, otorgada en aras de una mayor protección y que por tanto, en lugar de engendrar la resolución del contrato, debe entenderse como una justa causa de terminación unilateral del mismo en cabeza del consumidor. (p. 411) Por otro lado, la doctrina ha hecho aportes en aras de presentar a la justificación de otorgar un derecho de retracto o desistimiento al consumidor; respecto a ello Bercovitz (2009) ha explicado lo siguiente: 66 La primera posibilidad es reconocer el derecho a desistir del consumidor para remediar un vicio de la voluntad, ya sea una probable captación de la voluntad (como remedio a agresivos métodos de venta) o bien una evidente desinformación del consumidor, sea porque la información no se proporcionó o porque se hizo pero inexacta o parcialmente. Como segunda alternativa, el legislador opta por establecer el desistimiento para remediar las imperfecciones del sistema codificado de vicios de la voluntad, sometido a fuertes exigencias de estabilidad de los contratos tanto en sus requisitos como en su acreditación. Otra aproximación puede ser tomarla como una medida preventiva de los métodos agresivos de venta: la posibilidad de reconsiderar el contrato “después” de su celebración incentiva al empresario que quiere mantener los contratos a comportarse de forma leal. Es por esto que se ha denominado a los derechos de desistimiento o retracto como derechos (o plazos) de reflexión, arrepentimiento o de enfriamiento de la decisión contractual. Por último, con la facultad de desistimiento se perseguiría simplemente la reflexión sobre una decisión de cierta importancia económica, sobre todo cuando comprometa hacia el futuro el patrimonio. Se trata, con la facultad de desistimiento, de “prevenir” el sobreendeudamiento, puesto que el contrato supone la concesión de crédito al consumidor y la asunción de compromisos económicos futuros de cierta importancia. (Bercovitz, 2009, p. 496) Acogemos los dos últimos criterios esbozados por Bercovitz, dado que justifican la facultad de retractación en los contratos actualmente cobijados por la legislación colombiana, como veremos más adelante. PROBLEMÁTICA DEL DERECHO DE RETRACTACIÓN A. Breve planteamiento del problema El derecho de retractación se originó como una garantía para los consumidores, con la cual pueden retrotraer un contrato celebrado, sin ningún tipo de sanción, por cualquier razón que no tiene que ser expresada ante el productor o proveedor. Este derecho se encuentra limitado en relación con el plazo y los medios de pago permitidos para su ejercicios pues de no ser así, aplicaría para cualquier tipo de contratos y en cualquier momento posterior a su celebración, por lo cual, teniendo en cuenta el principio de seguridad jurídica que protege “los ideales de determinación, estabilidad y previsibilidad del derecho” (Ávila, 2012, p. 33), nos encontraríamos ante una norma generadora de inseguridad jurídica y, por lo tanto, que debe ser modificada o marginada del ordenamiento jurídico. Por lo anterior, el plazo y los medios de pago son elementos trascendentales del artículo 47 de la Ley 1480 de 2011, y como veremos más adelante, deben ser examinados críticamente. B. Antecedentes del derecho de retractación: el Decreto 3466 de 1982 El régimen de protección al consumidor encontró en Colombia su primer antecedente en la Ley 73 de 1981; a partir de la cual se expidió el Decreto 3466 de 1982, conocido en Colombia como el Estatuto de Protección al Consumidor (Villalba, 2012, p. 170). Dicho decreto establecía en su artículo 41 que: En todos los contratos para la venta de bienes y prestación de servicios mediante sistemas de financiación, excepción hecha de los relativos a alimentos, vestuario, drogas, atención hospitalaria y educativa, se entenderá pactada la facultad de retractación de cualquiera de las partes, dentro de los dos (2) días hábiles siguientes a su celebración. En el evento en que una cualquiera de las partes haga uso de la facultad de retractación se resolverá el contrato y, por consiguiente, las partes restablecerán los casos al estado en que se encontraban antes de su celebración. La facultad de retractación es irrenunciable. De dicha legislación vale la pena resaltar que: 1. El término para ejercer el retracto era de dos días hábiles siguientes a la celebración del contrato. 2. Se aplicaba a todos los contratos para la venta de bienes y prestación de servicios mediante sistemas de financiación, salvo los contratos relativos a alimentos, vestuario, drogas, atención hospitalaria y educativa. Adicionalmente, resulta necesario definir que los sistemas de financiación hacen referencia a créditos que ofrece el productor o proveedor del bien mueble o el servicio en el que existe una relación entre el capital y el interés que paga el deudor en cada cuota, haciendo alusión a las ventas a plazos. (Sullivan, Wicks, E. & Luxhoj, 2004, p. 586, citados en Flórez & Remolina, 2013, p. 379) Por lo anterior, no era posible utilizar la figura de la retractación cuando el consumidor realizaba una compra pagando por medios distintos a los de financiación, inclusive si pagaba de contado. C. Derecho de retractación en la Ley 1480 de 2011 A partir de abril de 2012, en un importante esfuerzo que realizó el legislador con miras a modernizar la legislación protectora del consumidor (Plata, 2013, p. 413), entró en vigencia la Ley 1480 de 2011, la cual contiene numerosos avances en materia del derecho de retracto, y tutela la deliberatio y autodeterminación negocial del usuario o consumidor. (Botana, G., 2001, p. 598). 67 U R Í D I C A J C T U A L I D A D El derecho de retractación quedó consagrado así en el artículo 47 de la ley 1480 de 2011: A En todos los contratos para la venta de bienes y prestación de servicios mediante sistemas de financiación otorgada por el productor o proveedor, venta de tiempos compartidos o ventas que utilizan métodos no tradicionales o a distancia, que por su naturaleza no deban consumirse o no hayan comenzado a ejecutarse antes de cinco (5) días, se entenderá pactado el derecho de retracto por parte del consumidor. En el evento en que se haga uso de la facultad de retracto, se resolverá el contrato y se deberá reintegrar el dinero que el consumidor hubiese pagado. El consumidor deberá devolver el producto al productor o proveedor por los mismos medios y en las mismas condiciones en que lo recibió. Los costos de transporte y los demás que conlleve la devolución del bien serán cubiertos por el consumidor. El término máximo para ejercer el derecho de retracto será de cinco (5) días hábiles, contados a partir de la entrega del bien o de la celebración del contrato en caso de la prestación de servicios. Se exceptúan del derecho de retracto los siguientes casos: 1. en los contratos de prestación de servicios cuya prestación haya comenzado con el acuerdo del consumidor; 2. en los contratos de suministro de bienes o servicios cuyo precio esté sujeto a fluctuaciones de coeficientes del mercado financiero que el productor no pueda controlar; 3. en los contratos de suministro de bienes confeccionados conforme a las especificaciones del consumidor o claramente personalizados; 68 4. en los contratos de suministro de bienes que por su naturaleza no puedan ser devueltos o puedan deteriorarse o caducar con rapidez; 5. en los contratos de servicios de apuestas y loterías; 6. en los contratos de adquisición de bienes perecederos; 7. en los contratos de adquisición de bienes de uso personal. El proveedor deberá devolverle en dinero al consumidor todas las sumas pagadas sin que proceda a hacer descuentos o retenciones por concepto alguno. En todo caso la devolución del dinero al consumidor no podrá exceder de treinta (30) días calendario desde el momento en que ejerció el derecho. Anteriormente, en el Decreto 3466 de 1982, el término para ejercer el retracto era de dos días hábiles siguientes a la celebración del contrato; en cambio, en el Nuevo Estatuto del Consumidor se observa que el término es hasta dentro de los cinco días, contados a partir del momento en que se recibió el bien o de la celebración del contrato, si el contrato fue de prestación de servicios. El legislador intentó ser garantista al ampliar el término de dos a cinco días; además, en los contratos de compraventa el término máximo para ejercer este derecho no se cuenta a partir de la celebración del contrato, sino desde que el comerciante le hace entrega al consumidor del bien adquirido. En cuanto a qué contratos aplica, lamentablemente no es posible ejercer el derecho de retracto en todos los contratos, toda vez que la ley ha señalado de forma precisa los contratos en los cuales cabe su aplicación, así: a) todos los contratos para la venta de bienes y prestación de servicios mediante sistemas de financiación otorgada por el productor o proveedor, b) venta de tiempos compartidos, c) ventas que utilizan métodos no tradicionales o a distancia. En cuanto a la venta de tiempos compartidos y las ventas que utilizan métodos no tradicionales o a distancia, el cambio de legislación fue altamente favorable, toda vez que en el Nuevo Estatuto del Consumidor el derecho de retracto cobija estos contratos; el antiguo estatuto no lo hacía. Ahora bien, en este tipo de contratos, la forma de pago es indiferente para poder tener el derecho de retracto; es decir que no importa si fueron financiados o no, o si se pagó en efectivo, por pagos PSE, con tarjetas débito o crédito o títulos valores como el cheque, lo importante es que la venta sea de tiempos compartidos, por métodos no tradicionales o a distancia. Se hace esta aclaración aquí comoquiera que en la legislación anterior el derecho de retractación o retracto era inexistente en los contratos de venta de tiempos compartidos, por métodos no tradicionales y contratos a distancia. D. El asunto del cómputo de los plazos 1. Hasta cuándo puede el consumidor ejercer el derecho de retracto De conformidad con el artículo 47 de la Ley 1480 de 2011, el plazo máximo en el cual un consumidor puede ejercer el derecho de retracto es de máximo 5 días hábiles, contados a partir de la entrega del bien o de la celebración del contrato en caso de la prestación de servicios. El legislador fue sabio al especificar que los días eran “hábiles”, ya que despeja de una vez las dudas que consumidores y comerciantes, ajenos al derecho, pudieran tener de la sola lectura del mismo. Para efectos de contabilizar los términos legales, los días hábiles se entienden únicamente como de lunes a viernes, independientemente de que en las empresas o entidades se labore los días sábados, de conformidad con lo establecido en los artículos 59 y 62 de la Ley 4 de 1913, aún vigente, mejor conocida como Régimen Político y Municipal, que a la letra dicen: ARTÍCULO 59. Todos los plazos de días, meses o años, del que se haga mención legal, se entenderá que terminan a la medianoche del último día del plazo. Por año y por mes se entienden los del calendario común, y por día el espacio de veinticuatro horas; pero en la ejecución de las penas se estará a lo que disponga la ley penal. (…) ARTÍCULO 62. En los plazos de días que se señalen en las leyes y actos oficiales, se entienden suprimidos los feriados y de vacantes, a menos de expresarse lo contrario. Los de meses y años se computan según el calendario; pero si el último día fuere feriado o de vacante, se extenderá el plazo hasta el primer día hábil. La Corte Suprema de Justicia, en Sentencia de marzo 28 de 1984, refiriéndose al artículo 62 ut supra, dijo: "…Alcance de la previsión contenida en el artículo 62 del Código de Régimen Político y Municipal. Es aplicable a toda clase de disposición legal y no sólo a las que versen sobre el régimen político y municipal", por lo anterior, si el sobredicho artículo 62 del Código de Régimen Político y Municipal, en forma genérica y sin discriminación específica alguna, establece que la manera de computar los plazos de días es la "que se señalen en las leyes" (el subrayado no es del texto original), no puede afirmarse, sin restringir su alcance, que tal disposición se aplica exclusivamente a las leyes reguladoras del régimen político y municipal, y no en las que gobiernan las relaciones de los particulares entre sí. Por lo cual, la Corte arguye que 69 U R Í D I C A J C T U A L I D A D A concretamente en lo referente al cómputo de términos y plazos señalados en las leyes, ha aplicado los artículos pertinentes del Código de Régimen Político y Municipal, como puede verse, entre otras, en la Sentencia de 5 de abril de 1973 (CXLVI-85), para precisar la fecha en que comenzó a regir la Ley 75 de 1968, y en Auto de Febrero 26 de 1983 del Honorable Consejo de Estado, se precisó que “el computo de días hábiles, de que trata el artículo 62 de la Ley 41 de 1913 debe realizarse con base en los días laborales forzosos, teniendo por tales todos los del año, excluidos los señalados por la ley como de descanso remunerado(…). En suma, de las disposiciones legislativas y jurisprudenciales anteriormente transcritas se tiene que el consumidor podrá ejercer el derecho de retracto hasta dentro de los cinco días hábiles siguientes, contados a partir de la entrega del bien o de la celebración del contrato, en caso de la prestación de servicios, y entendiéndose por días hábiles, los días de lunes a viernes no feriados, o aquellos donde se otorguen descansos remunerados de conformidad con la ley. 2. Desde cuándo puede el consumidor ejercer el derecho de retracto Aclarado el plazo máximo para retractarse, o “hasta cuándo puede el consumidor ejercer el derecho de retracto”, es preciso saber desde cuándo el consumidor puede hacerlo; recordemos que el artículo 47 del Nuevo Estatuto del Consumidor habla de un término máximo para ejercer el derecho de retracto, pero en ningún momento fija un término inicial para que se pueda hacer uso de ese derecho. 70 Teniendo en cuenta que el derecho de retracto es una “facultad extintiva de la relación obligatoria perfeccionada” (Beluche, 2009, p. 19), de la que el consumidor podrá retractarse solo a partir de que dicho contrato exista jurídicamente; decir lo contrario sería incurrir en un contrasentido, puesto que es imposible arrepentirse de algo que nunca existió; para que exista retracto o arrepentimiento debe haber un acto que lo preceda. Así pues, el consumidor podrá retractarse inmediatamente se perfeccione el contrato de compraventa de bienes o prestación de servicios respectivo. Basados en lo anterior, se concluye que no es necesario haber recibido el bien; un ejemplo de ello sería la compra de un libro por internet; respecto a lo cual, si el consumidor se arrepiente y quiere ejercer el derecho de retracto, no debe esperar a que llegue la mercancía, pues el derecho de marras no empieza con el recibo de la misma, sino a partir de que se perfeccionó el contrato. La Superintendencia de Industria y Comercio contempla lo siguiente al respecto del término de inicio del derecho de retracto: Sin embargo, es importante aclarar que la norma que regula el retracto no establece un límite de inicio para ejercer el derecho, solo establece un límite final y este es de cinco (5) días una vez recibido el producto o desde la celebración del contrato, tratándose de contratos de prestación de servicios, pero esto no implica que el consumidor solo pueda retractarse una vez haya recibido el producto, pues la devolución no está directamente relacionada con su satisfacción con lo comprado, sino que, por el contrario, solo pretende proteger su voluntad de compra. (...) El derecho de retracto es, en últimas, una reversión de compra, que solo está limitado por lo que establece la ley, por lo tanto, independientemente que haya existido o no entrega formal, el consumidor podrá retractarse y su plazo será de cinco (5) días contados a partir de la entrega. (Concepto 109882 de 2013) 3. Estipulaciones contractuales con respecto al plazo Como vimos, el término máximo para que el consumidor ejerza el derecho de retracto es de 5 días hábiles, contados a partir desde que recibió el bien, o de la celebración del contrato, cuando el contrato es de prestación de servicios. En cuanto al momento desde el cual lo puede ejercer, este es el de la celebración del contrato, bien sea de adquisición de bienes o de prestación de servicios. Ante el interrogante respecto a si las partes pueden realizar estipulaciones contractuales para variar estos plazos, es menester hacer las siguientes precisiones: El primer inciso del artículo cuarto de la Ley 1480 de 2011, dice que “Las disposiciones contenidas en esta ley son de orden público. Cualquier estipulación en contrario se tendrá por no escrita, salvo en los casos específicos a los que se refiere la presente ley”; en virtud de esta norma, en principio, no es posible estipular plazos diversos de los que dice la ley; toda vez que las normas de protección al consumidor son de orden público y, por tanto, dichas estipulaciones tendrían objeto ilícito y se sancionaría la cláusula respectiva con nulidad absoluta. No obstante, consideramos que no se incurre en la prohibición mencionada cuando se pactan condiciones más favorables, pues es claro que una cláusula contractual en que se limite el derecho de retracto a cuatro días, en vez de cinco, está violando flagrantemente la ley; pero no es así cuando dicha estipulación contractual amplía el plazo del consumidor para retractarse; toda vez que la ley busca garantizar un mínimo de protección al consumidor; empero, no es un límite a que el proveedor o fabricante le otorgue condiciones más favorables que las de la ley. En este sentido, la Superintendencia de Industria y Comercio ha dicho lo siguiente: Vencido dicho término, no hay lugar a ejercer tal facultad, salvo disposición expresa en contrario acordada por las partes. En este caso, esto es, cuando de común acuerdo se pacte la posibilidad de ejercer tal facultad de retracto en un término mayor al señalado en la ley, lo relativo a la devolución del dinero se ajustará a lo convenido por las partes. (Concepto 57093 de 2011) EL PROBLEMA EN CUANTO A LOS MEDIOS DE PAGO: ¿QUEDA POR FUERA LA FINANCIACIÓN INDIRECTA? A. Los medios de pago y los sistemas de financiación Para empezar, los “medios de pago” se pueden definir como los instrumentos financieros que se utiliza en las operaciones comerciales, como la compraventa; son ejemplo de ello las monedas, medios de pago electrónicos, los billetes y los depósitos movilizados a través de cheques y tarjetas de débito, y tarjetas de crédito; estos medios pueden ser utilizados tanto en operaciones financiadas, como en aquellas que no son financiadas; la financiación “es la contribución de dinero que se requiere para poder concretar un proyecto o actividad, como ser el desarrollo del negocio propio” (Diccionario ABC, 12-10-2013); ahora bien, dicha financiación puede ser otorgada por el productor o proveedor, tanto de forma directa, aquella en que el productor o proveedor mismo otorga el crédito, como indirecta, cuando el productor o proveedor permite que un tercero otorgue el crédito. Lo anterior resulta importante teniendo en cuenta que la antigua legislación y la nueva concuerdan en que los contratos de compraventa de bienes y prestación de servicios mediante sistemas de financiación quedaron amparados por el derecho de retracto, es decir, si no existen sistemas de financiación (verbigracia, la compra presencial se realiza de contado), no procede el derecho de retracto. Sobre los medios de pago, la Ley 1480 de 2011 introdujo una adición, ya que concede el derecho de retracto a todos los contratos de venta de bienes y prestación de servicios mediante sistemas de fi- 71 U R Í D I C A J C T U A L I D A D nanciación otorgada por el productor o proveedor. Esta adición, como bien lo dice Nelson Remolina Angarita (2013), tiene dos interpretaciones. A La primera consiste en que el proveedor o productor realiza la venta o presta el servicio mediante sistemas de financiación propios (financiación directa) o de terceros (financiación indirecta), por lo que “el productor/proveedor pone a disposición del consumidor la oportunidad de pagar el producto a través de financiamiento comercial cualquiera que sea este” (Angarita, 2013, p. 379). Es decir, que la adición del legislador sería inane e insustancial, puesto que en nada modificaría el régimen anterior. B. El artículo 47 y la ausencia de regulación de la financiación indirecta La segunda posibilidad es que el legislador haya querido restringir el derecho de retracto a aquellos contratos en que la financiación sea otorgada de forma directa por el proveedor o productor, razón por la cual no se aceptaría el retracto cuando se utilizan tarjetas de crédito ajenas al establecimiento donde se realiza la compra o se contrata el servicio o cualquier otra forma de financiación externa al propio establecimiento. C. La opinión de la Superintendencia de Industria y Comercio: ¿Protección o desprotección del consumidor? La Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), a través de su Oficina Jurídica, es partidaria de esta segunda posición, puesto que al respecto se ha pronunciado de la siguiente manera: La facultad de retractación se entiende pactada en los contratos que utilizan métodos no tradicionales para las relaciones de consumo donde el vendedor otorga financiación directa, así como en las ventas de tiempo compartido y en los contratos a distancia, con la condición de que los bienes por su naturaleza 72 no deban consumirse o contratos de prestación de servicios que no hayan comenzado a ejecutarse antes de 5 días, evento en el cual se procederá a la resolución del contrato y la devolución del dinero pagado por el consumidor. (Concepto 101794 de 2013) Podemos observar que la SIC incluye la expresión “financiación directa” cuando en el artículo 47 de la Ley 1480 de 2011 jamás menciona la palabra “directa”. Esta sería una primera aproximación de la opinión de la Superintendencia de Industria y Comercio que delata una pista de su entendimiento de la modificación legislativa, pero no se pronuncia de forma precisa y clara acerca de su concepto jurídico acerca de la problemática discutida que se analiza; frente a lo anterior, y con ánimo de conocer la opinión de la autoridad de protección del consumidor, elaboramos derecho de petición de consulta preguntándole a la Superintendencia de Industria y Comercio si el derecho de retractación, tal como está concebido en el artículo 47 de la Ley 1480 de 2011, permite la retractación cuando el sistema de financiación es indirecto, es decir, no es el productor o proveedor quien otorga el crédito y el plazo de forma directa para adquirir el bien o servicio respectivo; esta fue la respuesta obtenida de dicha institución: En respuesta a su inquietud, es importante que tenga en cuenta que el derecho al retracto por parte del consumidor, procede cuando la financiación la efectúa quien realiza la venta, por tanto, cuando el pago se realiza mediante tarjeta de crédito, la financiación proviene de un tercero, por tanto, el retracto no sería viable. Ahora bien, puede ocurrir que quien vende tenga a disposición de los consumidores tarjetas de crédito mediante las cuales realiza una financiación directa. En estos casos, en opinión de esta Oficina, procedería el retracto. (Concepto 217940. 2013) (las negrillas no es del texto original). D. Un ejemplo práctico de falta de protección En concordancia con lo anteriormente tratado, en opinión de la Superintendencia de Industria y Comercio, el retracto solo aplica en financiaciones directas, y por ejemplo, no aplica cuando en un almacén de grandes superficies se compra con tarjetas de crédito otorgadas por terceros (ejemplo, Visa o MasterCard©), pero sí cuando la financiación es otorgada directamente por el vendedor (proveedor o fabricante); ejemplo: compras financiadas con la “Tarjeta Éxito” en un establecimiento de comercio de propiedad de Almacenes Éxito S.A. E. Argumentos que se pueden realizar a favor de cada una de las dos interpretaciones de la norma En aras de estimular el debate se presentarán argumentos respecto a cada una de las posibles interpretaciones, sin que estos sean necesariamente acogidos. 1. Argumentos a favor de que el retracto sólo aplica a contratos con sistemas de financiación otorgadas en forma directa por el productor o proveedor a. El legislador no realiza adiciones, supresiones o modificaciones en vano Si el legislador añadió la frase “otorgadas por el productor o proveedor” al artículo 47 de la Ley 1480 de 2011 cuando en el artículo 41 del estatuto anterior aplicaba a cualesquiera sistemas de financiación, sin distinciones, quiere decir que algún efecto buscó producir al agregar dicha expresión; entonces, se puede deducir que quiso limitar la aplicabilidad del derecho de retracto a situaciones en las que fuera el productor o proveedor quien ofrece los sistemas de financiación para poder celebrar el contrato de adquisición de bienes o prestación de servicios respectivo, puesto que de lo contrario no surtiría efecto alguno la adición de marras. b. Interpretación histórica Este método de interpretación, para poder entender el sentido y alcance de una norma, acude a la historia de su establecimiento, esto es, acude a actas de discusión de proyectos de ley para auscultar la voluntad del legislador (Monroy, 2005, p. 67). A propósito, nuestro Código Civil reza en su artículo 27: Cuando el sentido de la ley sea claro, no se desatenderá su tenor literal a pretexto de consultar su espíritu. Pero bien se puede, para interpretar una expresión oscura de la ley, recurrir a su intención o espíritu, claramente manifestados en ella misma o en la historia fidedigna de su establecimiento. (Las negrillas no es del texto original). En la Gaceta 352 de 2011 se publicaron las modificaciones que se le realizaron al proyecto de ley 252 de 2011 del senado, correspondiente al 089 de 2010 de la Cámara de Representantes, que finalmente se convirtiera en la Ley 1480 de 2011; dichas modificaciones se muestran en un cuadro comparativo, de 3 columnas; en la tercera columna se presentan los comentarios que explican la modificación, supresión o adición respectiva. El primer párrafo del artículo 47 de la hoy Ley 1480 de 2011, sin modificaciones, quedaba de la siguiente manera: En todos los contratos para la venta de bienes y prestación de servicios mediante sistemas de financiación, venta de tiempos compartidos o ventas a distancia, que por su naturaleza no deban consumirse o no hayan comenzado a ejecutarse antes de cinco (5) días, se entenderá pactado el derecho de retracto por parte 73 U R Í D I C A J C T U A L I D A D del consumidor. En el evento en que se haga uso de la facultad de retracto, se resolverá el contrato y se deberá reintegrar el dinero que el consumidor hubiese pagado. A Es decir, no incluía la expresión “otorgada por el productor o proveedor” en cuanto a los sistemas de financiación; pero tampoco incluía en materia de protección los contratos por “métodos no tradicionales” como hoy están cobijados por el derecho de retracto. A propósito de la adición de la expresión “otorgada por el productor o proveedor” los ponentes del proyecto de ley se refieren a él así: El retracto del que se habla aquí sólo aplica a ventas que son financiadas directamente por el productor o proveedor; es decir que un argumento fuerte para sostener que el retracto solo aplica contratos con sistemas de financiación directa es que fue esa la finalidad del legislador al momento de agregar dicha expresión, y así consta en la historia fidedigna de su establecimiento. 2. Argumentos a favor de que el retracto aplica a contratos con sistemas de financiación otorgados tanto en forma directa como indirecta por el productor o proveedor a. Argumento a generali sensu Si el legislador no precisa si el derecho de retracto aplica para contratos celebrados mediante sistemas financiación de forma directa o indirecta del productor o proveedor, quiere decir que no hace distinciones al respecto, y antigua es la máxima en la cual “si el legislador no distingue, no le corresponde al intérprete distinguir” (Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-317 de 2012, M. P. María Correa Calle); es decir que de acuerdo con esta interpretación, el derecho de retracto aplicaría para todos los contratos de adquisición de bienes y prestación de servicios mediante sistemas de financiación otorgados por el productor o proveedor, tanto de forma directa como de forma indirecta. 74 Un hecho que refuerza la posibilidad de acoger esta interpretación es que el legislador sí realizó distinciones en el primer párrafo del artículo 45 de la Ley 1480 de 2011, que se ocupa del deber de información en contratos celebrados mediante sistemas de financiación; allí consagra que en las operaciones de crédito otorgadas por personas naturales o jurídicas cuyo control y vigilancia sobre su actividad crediticia no haya sido asignada a alguna autoridad administrativa en particular, y en los contratos de adquisición de bienes o prestación de servicios en que el productor o proveedor otorgue de forma directa financiación, se deberá (…). (La negrillas no es del texto original). Como vemos, el legislador realizó distinciones en algunos de los deberes que tiene el productor o proveedor cuando otorga de forma directa financiación; esa adición de la palabra “directa” no la hace en el artículo 47, que se refiere al derecho de retracto; razón por la cual no la puede inferir el intérprete cuando el legislador fue consciente y cuidadoso de ponerla en el artículo 45, que no regula el derecho de retracto, pero a la hora de regular el derecho de retracto no dice nada al respecto. b. In dubio pro consumatore Definitivamente, el problema jurídico abordado tiene diversas formas de interpretación posibles y el intérprete puede, mediante un esfuerzo argumentativo, escoger y sustentar válidamente una cualquiera de las diferentes posibilidades interpretativas que le ofrece la norma. No obstante, dicho intérprete no puede perder de vista que los consumidores son sujetos especiales de protección, dada la posición asimétrica en la que se encuentran frente a productores y proveedores (Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-973 de 2002, M. P. Álvaro Tafur Galvis), tal como lo ha dicho la Corte Constitucional en interpretación del artículo 78 de la Constitución nacional; por lo anterior, el legislador consideró adecuado un nuevo estatuto que protegiera de forma más amplia a los consu- midores; a propósito, el artículo primero de la ley 1480 de 2011 reza: “Esta ley tiene como objetivos proteger, promover y garantizar la efectividad y el libre ejercicio de los derechos de los consumidores, así como amparar el respeto a su dignidad y a sus intereses económicos (…)”. Por otro lado, el inciso tercero del artículo cuarto de la misma ley fija el siguiente criterio: Las normas de esta ley deberán interpretarse en la forma más favorable al consumidor. En caso de duda se resolverá en favor del consumidor. Aquí se refleja el principio in dubio pro consumatore, que a similitud del in dubio pro reo en materia penal (ver artículo 7 de la Ley 906 de 2004), el in dubio pro debitoris (ver artículo 1625 del Código Civil ), en materia civil, o el in dubio pro operario (ver artículo 21 del Código Sustantivo del Trabajo) en materia de derecho laboral, busca proteger a la parte débil en las relaciones jurídicas, bien sea buscando una interpretación favorable del derecho en caso de duda, o bien en las relaciones contractuales en el mismo evento, que en materia del derecho de consumo, la parte débil es indudablemente el consumidor, dada la posición asimétrica en la que se encuentra frente a productores y proveedores (Vallespinos, 2010, p. 171). De acuerdo con Carlos Gustavo Vallespinos (2010), este principio trasunta mucho más que una noción jurídica y se nutre de postulados políticos, filosóficos y éticos, que actúan en el plano informativo, formativo e interpretativo del derecho del consumo. Se trata, en definitiva, de proteger y tutelar al débil jurídico en las relaciones contractuales, formulando un Standard jurídico de racionalidad que comprende tres aspectos del In dubio pro o pro damnato: 1) en la apreciación de los hechos que comprende la valoración de todo el iter contractual desde las tratativas, la formación y ejecución del contrato; 2) en la aplicación del derecho, puesto que ante la ausencia de certeza debe formularse el encuadre normativo más favorable al más vulnerable; 3) en el marco del proceso la aplicación del principio favor debilis se cristaliza en la doctrina de las cargas probatorias dinámicas que determina que la carga de la prueba recae en quien se encuentra en mejores condiciones de aportarla, poniendo la prueba en cabeza de quien le resulta más fácil, más cómodo o más barato, atendiendo siempre a las circunstancias del caso y al desequilibrio de fuerzas que generan situaciones fácticas, técnicas o económicas. (p. 171) (Las negrillas y la cursivas no son del texto original). Teniendo en cuenta este principio, los intérpretes deben escoger, en caso de duda, entre las diversas interpretaciones de la norma, aquella que beneficie al consumidor, que en este caso concreto sería acoger la posibilidad de que el consumidor ejerza el derecho de retracto en los contratos de adquisición de bienes y prestación de servicios mediante sistemas de financiación otorgadas por el productor o proveedor, sin importar si dichos sistemas de financiación son otorgados de forma directa o de forma indirecta. 3. ¿Es inconstitucional la limitación del tema de retracto en relación con los medios de pago? El derecho de retracto, como ya hemos mencionado, está limitado a ventas o prestación de servicios mediante sistemas de financiación directas e indirectas, o solo directas, de acuerdo con la Superintendencia de Industria y Comercio, no obstante lo anterior, existe una tercera posición que es sustentada por el profesor Nelson Remolina Angarita (2013), quien dice que limitar el derecho de retracto a los consumidores que utilicen sistemas de financiación es inconstitucional; estos son sus argumentos: Destacamos que limitar el ejercicio del derecho de retracto cuando la transacción se pague “con sistemas de financiación” es un requisito que desconoce los postulados de igualdad que aclama el artículo 13 de la Constitución. 75 U R Í D I C A J C T U A L I D A D Nos parece que en este punto el legislador se empecino en conservar un requisito anti consumidor y discriminatorio. A No es gratuito que la Constitución sea la “norma de normas”. Si una ley o parte de ella es incompatible con aquella, deberá inaplicarse y dar prevalencia al mandato constitucional. La expresión citada no debe aplicarse porque se trata de una condición evidentemente contraria a la Constitución que claramente compromete el derecho fundamental a la igualdad de los consumidores. En efecto, se trata de una restricción injustificada que confiere el derecho de retracto a quien paga mediante sistemas de financiación y se lo niega a quien lo hace inmediatamente en efectivo. Esto es un castigo al consumidor por no recurrir al sistema de financiación para cumplir sus obligaciones. (p. 379). Entonces, de acuerdo con Remolina Angarita, el hecho de que se haga una diferenciación que no está justificada para los consumidores que paguen con sistemas de financiación, y los que no lo hacen, vulnera el derecho a la igualdad, y por ello es susceptible de ser declarada inexequible por la Corte Constitucional, previa demanda. Si tal posición encuentra cabida en nuestro ordenamiento jurídico, el derecho de retractación no tendría ninguna limitación en cuanto a los medios de pago que permiten su ejercicio; por ello sería válido hacer uso de él cuando se pague por medio de títulos valores tales como cheques, o el uso de tarjetas débito, efectivo, y todos aquellos pagos que podemos englobar en la categoría de “pagos de contado”. 76 No obstante lo anterior, y a pesar de que evidentemente la posición del profesor Remolina Angarita es más conveniente para los consumidores, no coincidimos en que la norma que regula el derecho de retractación deba ser declarada inconstitucional, debido a que el legislador tiene libertad para ejercer su función de acuerdo con la misma Constitución; adicionalmente, la diferenciación establecida es coherente, en la medida en que quiere proteger al consumidor de labores realizadas por el proveedor o productor para sugestionar su voluntad, y tales maniobras se hacen evidentes cuando este ofrece beneficios o prerrogativas o siquiera la posibilidad de hacer uso de medios de financiación que faciliten la compra cuando en el momento no se está en capacidad de hacerla. CONCLUSIÓN Lo primero que hay que precisar es el término para el ejercicio del derecho de retracto que en el Nuevo Estatuto del Consumidor es ampliado por el legislador a cinco días hábiles, contados a partir del perfeccionamiento del contrato de compraventa de bienes o prestación de servicios respectivo. En este orden, se puntualiza que la norma que regula el retracto no establece un límite de inicio para ejercer el derecho, solo establece un límite final, por lo tanto, no es necesario que el consumidor espere a tener en sus manos el bien o a disfrutar del servicio. Asimismo, hay que mencionar que dicho plazo estipulado en las normas de orden público puede ser aumentado por el productor o fabricante mediante una estipulación contractual, otorgando condiciones más favorables al consumidor o usuario. En relación con el problema referente a los medios de pago, no existe unificación de criterios al respecto y se consideran varias posiciones, como la limitación del derecho de retracto a ventas o prestación de servicios mediante sistemas de financiación directas o indirectas, o solo directas. Nuestra posición consiste en que se debe sustentar que debe cobijar directas e indirectas, teniendo en cuenta que la ley no precisa y el principio pro consumatore obliga a realizar la interpretación más favorable a los consumidores. Por otro lado, como hemos visto a lo largo del texto, los pronunciamientos de la Superintendencia de Industria y Comercio prevén que solo se debe aplicar a los medios de financiación directas, restringiendo así el ejercicio del derecho para los consumidores, sin embargo, tal posición puede sustentarse en que en principio el legislador tenía la voluntad de hacer la limitación, pues así se puede observar en el proyecto de ley. Finalmente, no queda dudas de que el derecho de retractación cobija las compras realizadas a través de internet, a distancia o por catálogo, y compras realizadas con tarjetas de crédito ofrecidas por el productor o proveedor, por tratarse de métodos no tradicionales, y que en estas figuras se concretan algunas de las razones de ser de tal derecho, puesto que en estos casos las personas no tienen acceso directamente al bien o servicio y su voluntad se puede ver fuertemente influenciada por la posibilidad de obtener financiaciones de sus compras a través de los productores o proveedores. BIBLIOGRAFÍA Ávila, H. (2012). Teoría de la seguridad jurídica. Barcelona: Marcial Pons. Monroy, M. (2005). La Interpretación Constitucional (2ª ed.). Bogotá, D.C.: Temis. Bercovitz, R. (2009). Tratado de Contratos, t. II. Valencia: Tirant lo Blanch. Pérez, L. (2004). Derechos del consumidor. Buenos Aires: Astrea. Beluche, I. (2009). El derecho de desistimiento del consumidor. Valencia: Tirant to Blanch. Plata, L. (2013). Protección a los consumidores en el comercio electrónico. En J. Gual & J. Villalba (directores), Derecho del Consumo Problemáticas Actuales. Bogotá, D. C.: Grupo Editorial Ibáñez. Botana, G. (2001). Comercio Electrónico y protección de los consumidores. Madrid: La Ley. Diccionario ABC de España (2013). Disponible en: http://www.definicionabc.com/economia/ financiacion.php#ixzz2nB02qTN4 Flórez, M. & Remolina, N. (2013). Consumidor financiero y comercio electrónico. En J. Gual & J. Villalba (directores), Derecho del Consumo: Problemáticas Actuales. Bogotá, D.C.: Grupo Editorial Ibáñez. Remolina, N. (2013). Consumidor y Comercio Electrónico. En J. Gual, & J. Villalba (directores), Derecho del Consumo Problemáticas Actuales. Bogotá: Grupo Editorial Ibañez. Rinessi, J. (2006). Relación de consumo y derechos del consumidor. Buenos Aires: Astrea. Lasarte, C. (2010). Manual sobre protección de consumidores y usuarios (4ª ed.). Madrid: Dykinson. Rusconi, D. (2013). La Noción del Consumidor en la Ley 1480 de 2011. En Gual, J. y Villalba, J. (directores), Derecho del Consumo Problemáticas Actuales. Bogotá, D.C.: Grupo Editorial Ibáñez. Lorenzetti, R. (2008). Tratado de los Contratos. Buenos Aires: Rubinzal Culzoni. Tambussi, C. (2009). El consumo como derecho humano. Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires. 77 U R Í D I C A J C T U A L I D A D A Vallespinos, C. (2010). Obligaciones y contratos en el derecho contemporáneo. Bogotá, D.C.: Universidad de la Sabana. Corte Suprema De Justicia. Sala De Casación Civil. Sentencia de 12 de agosto de 2002. M. P. José Fernando Ramírez Gómez. Villalba, J. (2012). Introducción al Derecho del Consumo. Bogotá, D.C.: Universidad Militar Nueva Granada. Corte Suprema De Justicia. Sala De Casación Civil. Sentencia 6146 de 2 agosto de 2001. Pronunciamientos judiciales y administrativos Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C - 1141 de 2000. MP. Eduardo Cifuentes Muñoz. Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C - 317. 2012. MP. María Victoria Calle Correa. Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C - 973 de 2002. M.P. Álvaro Tafur Galvis. Corte Suprema de Justicia de Colombia. Sala de Casación Civil. Sentencia de marzo 28 de 1984. 78 Superintendencia de Industria y Comercio. Concepto 57093. 2011. Superintendencia de Industria y Comercio. Concepto 104854. 2012. Superintendencia de Industria y Comercio. Concepto 109882. 2013. Superintendencia de Industria y Comercio. Concepto 101794. 2013. Superintendencia de Industria y Comercio. Concepto 132651 de 2013. Colombia. Superintendencia de Industria y Comercio. Concepto 217940. 2013 Análisis jurisprudencial U R Í D I C A J C T U A L I D A D A Corte Constitucional declara inexequible Decreto que aplicó transitoriamente el acuerdo comercial entre Colombia y la Unión Europea Por: Juan Miguel Cortés Q.* 18 * Egresado del Programa de Derecho de la Universidad del Norte (Barranquilla, Colombia). Abogado Junior. Investigador asistente del Observatorio del Comercio Internacional y del CentroDe de Derechos Humanos del Caribe. nacional [email protected] Corporación: Corte Constitucional de Colombia esta forma, el Gobierno de Colombia, Sentencia: C-280 de 2014. Magistrado ponente: Luis Guillermo Guerrero Pérez ANTECEDENTES DE LA SENTENCIA E l veintiséis (26) de junio del año 2012 los Estados de Colombia y Perú suscribieron, en Bruselas (Bélgica), un Acuerdo Comercial con la Unión Europea y los Estados Miembros de la misma, estableciendo en el numeral 3 del artículo 330 de dicho acuerdo la posibilidad que los Estados suscribientes pudieren aplicar el mismo de manera provisional, de acuerdo con los lineamientos de los ordenamientos jurídicos nacionales de cada Estado contratante. 80 * Egresado del Programa de Derecho de la Universidad del Norte (Barranquilla, Colombia). Abogado Junior. Investigador asistente del Observatorio del Comercio Internacional y del Centro de Derechos Humanos del Caribe. jmcortesq@gmail. com por intermedio del Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, expidió el Decreto 1513 del dieciocho (18) de julio de 2013, por medio del cual se declaró la aplicación provisional del referido Acuerdo Comercial a partir del primero de agosto de 2013, toda vez que, en consideración de los ministerios, el Acuerdo Comercial en mención: (i) es un tratado de naturaleza económica y comercial y (ii) fue acordado en el seno de una organización internacional, específicamente la Organización Mundial del Comercio (OMC), al ser los Estados suscribientes del mismo, Ecuador, Colombia, la Unión Europea y los Estados Miembros de esta miembros de la OMC, y al haber acogido en el texto del Acuerdo Comercial, entre otros, el Anexo 1A (Acuerdos Multilaterales sobre el Comercio de Mercancía), 1B (Acuerdo General Sobre el Comercio de Servicios) y 1C (Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio) del Acuerdo de Marruecos, por medio del cual se establece la Organización Mundial del Comercio. Bajo este panorama, en uso de la acción pública de constitucionalidad, el ciudadano Luis Guillermo Albán Córdoba demandó por inconstitucional el citado Decreto, al considerar que la expedición del Decreto 1513 de 2013 quebrantó el numeral 10 y 224 del artículo 241 de la Constitución Política Nacional, pues en su consideración jurídica, el ciudadano estimó que el Acuerdo Comercial, al cual se le daba aplicación provisional, no se suscribió en el seno de una organización internacional, pues si bien el Acuerdo Comercial citado fue firmado entre Colombia, Perú, la Unión Europea y los Estados Miembros de la misma, y cumple los mismos fines de la OMC, dicho acuerdo no se suscribió en el seno de la misma, sino de manera separada y autónoma, con sujeción a los objetivos de esta organización internacional. Así pues, el demandante, como sustento de la no suscripción del Acuerdo Comercial en el seno de la OMC, citó que la firma de este no se realizó en la sede de esta organización internacional ubicada en la ciudad de Ginebra (Suiza), ni en el marco de una conferencia ni convención auspiciada por la misma, verificándose la no intervención ni autorización de la misma organización internacional para la firma del Acuerdo Comercial. PROBLEMA JURÍDICO ¿Los acuerdos comerciales de naturaleza económica y/o comercial y de carácter bilateral y plurilateral en los cuales se hace referencia a la vinculación de los Estados Contratantes a la Organización Mundial del Comercio (OMC) tienen aplicación provisional, de acuerdo con lo estipulado en el numeral 10 de los artículos 224 y 240 de la Constitucional Nacional? ANÁLISIS DE LA CORTE CONSTITUCIONAL Luego de escuchar las intervenciones del Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, que solicitaron a la Corte Constitucional declararse inhibida en el estudio de esta demanda al cuestionar la competencia de esta para conocer la declaratoria de exequibilidad de normas jurídicas con carácter de “decretos”; o, en su defecto, declarar la exequibilidad del decreto demandado, puesto que en su consideración la aplicación provisional del Acuerdo Comercial suscrito entre los Estados de Colombia, Perú y la Unión Europea y sus Estados Miembros, por medio del Decreto 1513 de 2013, se realizó de conformidad con los preceptos constitucionales, y en especial con los criterios jurisprudenciales fajados por la Corte Constitucional; además de presentar el Ministerio Público su concepto jurídico, según el cual la Corte Constitucional debía declararse inhibida por falta de competencia; y finalmente, la Universidad del Rosario, en su consideración jurídica, respaldó la tesis del demandante, al estimar que el Acuerdo Comercial aplicado provisionalmente mediante el Decreto 1513 de 2013 no cumple los requerimientos del artículo 224, al no haber sido suscrito en el seno de una organización internacional; la Corte Constitucional inició el estudio jurídico de la acción presentada. En primer lugar, la Corte Constitucional se detiene a estudiar el asunto respecto a la competencia para conocer de la demanda de inconstitucionalidad contra normas jurídicas de carácter “Decreto”. De esta forma, sostuvo el Alto Tribunal que si bien el numeral 2º del artículo 237 fijó la competencia en el Consejo de Estado para Conocer las acciones de nulidad por inconstitucionalidad de los decretos dictados por el gobierno nacional, cuya competencia no corresponda a la Corte Constitucional, siendo competencia de la Corte Constitucional, según el numeral 5 del artículo 241, decidir la constitucionalidad de los decretos con fuerza de ley dictados por el Gobierno nacional con fundamento en el numeral 10 del artículo 150 y el artículo 341 de la Constitución nacional. Es decir, por fuera de estos tipos de decretos, decretos leyes, decretos legislativos y decretos de planeación, la Corporación tiene la facultad constitucional para decidir la inconstitucionalidad de los decretos en el Consejo de Estado y no la Corte Constitucional. Sin embargo, en esta sentencia la Corte afirmó que los acuerdos entre Colombia y otros Estados y/o miembros de la 81 U R Í D I C A J C T U A L I D A D A Comunidad Internacional de anticipar la aplicación de convenios, y los decretos que permiten cumplir con dicha función, se asimilan, para efectos de control de constitucionalidad, a tratados internacionales y a leyes en sentido material, respectivamente. Es decir, el Decreto 1513 de 2013, por medio del cual se dio aplicación provisional a un Acuerdo Comercial, para efectos de cumplir con el estudio de constitucionalidad, se asimila a una ley en sentido material y, por ende, el estudio de la misma le corresponde a la Corte Constitucional. Ahora bien, según manifiesta la Corte Constitucional, no obstante el Decreto 1513 de 2013 afirma que el tratado suscrito entre Colombia y la Unión Europea fue acordado en el marco de la OMC, los tratados bilaterales o plurilaterales de comercio no hacen parte del orden jurídico de esta Organización, pues si bien en virtud del Acuerdo de Marruecos se presenten acuerdos comerciales de carácter bilateral o plurilateral, los cuales constituyen una excepción a los principios generales que rigen el comercio internacional, relacionados con: (i) la igualdad y la no discriminación; (ii) la obligación de trato nacional; y (iii) la cláusula de nación más favorecida, no se encuentran probadas las condiciones referidas por la misma corporación en la Sentencia C-132 de 2014 para constatar que se haya formado en el seno de la OMC, como lo son: (i) que el procedimiento de negociación y/o adopción del tratado haya sido administrado por un organismo internacional, o como resultado de una actividad, atribución o facultad designada para el organismos internacional y desarrollada por aquel o por un órgano del mismo comisionado para tal efecto; y (ii) cuando la negociación y /o adopción del tratado obra como resultado de un expreso mandato del organismo internacional que se negocie en su nombre o en sus instancias. 82 Al no cumplir el Acuerdo Comercial entre los Estados de Colombia, Perú, y la Unión Europea y los Estados Miembros los criterios fijados por la Corte Constitucional en el desarrollo del artículo 224 constitucional, para determinar si un tratado internacional, para efectos de este estudio, es asimilado a un Acuerdo Comercial, por cuanto (i) la adopción del Acuerdo Comercial no fue administrado por la OMC, ni como un resultado de la actividad o facultad de la misma, ni por un organismo designado por ella para tales efectos, y (ii) porque la negociación y adopción del Acuerdo Comercial no obró como resultado de un expreso mandato de la OMC. Consecuencia de lo anterior, la aplicación provisional del Acuerdo Comercial entre los Estados de Colombia, Perú y la Unión Europea y los Estados Miembros no cumple los requerimientos constitucionales para ser aplicado provisionalmente, debido a que no es acorde con los preceptos constitucionales, en especial con el artículo 224 de la Constitución nacional, y como consecuencia de ello, decide la Corte Constitucional declarar la inexequiblidad del Decreto 1513 de 2013, y por consiguiente, no aplicarse provisionalmente el Acuerdo Comercial entre los Estados de Colombia, Perú y la Unión Europea y los Estados Miembros. COMENTARIOS Encontramos loable la posición de la Corte Constitucional; en la cual se puede evidenciar que los acuerdos comerciales, y en general los tratados internacionales, de naturaleza económica y comercial, los cuales reportan beneficios para el desarrollo de la economía nacional, y además de ello representan la materialización de la actual política económica colombiana, deben cumplir a cabalidad con los requisitos exigidos por la Constitución nacional para ser aplicados en el ordenamiento jurídico colombiano de manera provisional. Ello implica que, en criterio de la Corte Constitucional, sin importar el beneficio económico y/o comercial que un acuerdo comercio y/o tratado internacional reporte para la económica del Estado, la aplicación provisional del mismo debe sujetarse los requisitos constitucionales, o de lo contrario debe cumplir con el procedimiento ordinario de vinculación de los tratados internacionales al derecho colombiano. Lo anterior es una posición que se acerca a una actitud garantista por parte del Estado colombiano en el ejercicio del comercio internacional, que manifiesta la superioridad de los preceptos constitucionales más allá de los beneficios económicos. Lo cual nos puede acercar al cumplimiento real de uno de los fines del comercio internacional, el respeto por los Derechos Humanos, pues si bien nuestra Corte Constitucional, sin importar el beneficio económico y/o comercial que indudablemente reporta un acuerdo comercial, decidió no aplicar provisionalmente el mismo al no cumplir con unos aspectos que podemos denominar “formales” para su aplicación provisional en el ordenamiento jurídico colombiano, más aun en el caso de tratados inter- nacionales y/o Acuerdos Comerciales que en su texto no estén acordes con la Constitución nacional, por resultar que la ratificación de los mismos quebranta preceptos constitucionales, sin importar el beneficio económico que reporten para el Estado. Más aun, podría llegar a afirmarse que este fallo puede ser una vía para iniciar la discusión respecto a la cual si bien tratados internacionales o acuerdos Comerciales en su texto no resultan, prima facie, ser quebrantadores de preceptos constitucionales, en su aplicación y/o ejecución, resultan ser inconstitucionales, lo cual genera como consecuencia que los mismos no puedan encontrarse dentro del ordenamiento jurídico nacional. 83 U R Í D I C A J C T U A L I D A D A Exequible: accionistas de S.A.S no son responsables de obligaciones laborales Luis Cotes* 19 * Abogado graduado en la Universidad del Norte, estudiante de especialización en Derecho Comercial de la Universidad Pontificia Javeriana. [email protected]; [email protected] Resumen de los Hechos La Ley 1258 de 2008, en su artículo primero, consagra que La sociedad por acciones simplificada podrá constituirse por una o varias personas naturales o jurídicas, quienes sólo serán responsables hasta el monto de sus respectivos aportes. Salvo lo previsto en el artículo 42 de la presente ley, el o los accionistas no serán responsables por las obligaciones laborales, tributarias o de cualquier otra naturaleza en que incurra la sociedad. El ciudadano Edier Esteban Manco Pineda demandó la expresión laborales contenida en el artículo 1 de la ley 1258 de 2008 por supuestamente atentar contra el Preámbulo y los artículos 1, 2, 25, 53 y * Abogado graduado en la Universidad del Norte, estudiante de especialización en Derecho Comercial de la Universidad Pontificia Javeriana. [email protected]; [email protected] 84 333 de la Carta Magna, pues, en su decir, al limitar la responsabilidad de los accionistas se hacen nugatorios los principios del trabajo digno y justo y de efectividad, y se deja en total desamparo al trabajador al permitir que las obligaciones laborales se tornen inexigibles e ineficaces frente a los accionistas de las sociedades anónimas simplificadas. La anterior demanda fue asignada al magistrado Mauricio González Cuervo, quien fue ponente de la Sentencia C-090 de 2014, la cual procederemos a analizar sincopadamente. Antecedentes A diferencia de los socios colectivos en las sociedades colectivas, y de los socios gestores en las sociedades en comandita simple y por acciones -quienes responden ilimitadamente respecto de las obligaciones sociales-; y a diferencia de los socios en las sociedades limitadas y los socios comanditarios en las sociedades en comandita simple -que responden hasta el monto de sus aportes, a excepción de las obligaciones laborales y tributarias-, en virtud de lo dispuesto en el artículo 36 del Código Sus- tantivo del Trabajo y el artículo 794 del Estatuto Tributario, de conformidad con el artículo 252 del Código de Comercio, los accionistas de las sociedades por acciones no deben responder por las obligaciones sociales frente a terceros. El artículo 252 del Código de Comercio rige para todas las sociedades por acciones, es decir, la sociedad anónima, la sociedad en comandita por acciones y la sociedad por acciones simplificada. Dicha norma fue declarada exequible mediante la Sentencia C-865 de 2004 ante una demanda de inconstitucionalidad en virtud del cargo de omisión legislativa relativa, al considerar que el Legislador debió prever la extensión de responsabilidad al patrimonio personal del accionista para responder por las acreencias laborales, como mecanismo de protección de los derechos de los trabajadores y pensionados; la Corte en su oportunidad negó que hubiese una omisión legislativa negativa, pues asumir tal posición contravendría el modelo económico y la confianza legítima de los inversionistas; además, consideró que los trabajadores cuentan con suficientes acciones judiciales para salvaguardar sus derechos. Problema Jurídico ¿Es inconstitucional que los accionistas de la sociedad por acciones simplificada no deban responder de las acreencias laborales? Consideraciones De La Corte El artículo 1 de la ley 1258 de 2008, a diferencia del artículo 252 del Código de Comercio, menciona de manera expresa que los accionistas de la sociedad por acciones simplificada no serán responsables de las obligaciones laborales; razón por la cual, la Corte Constitucional consideró que no existía cosa juzgada material respecto de la Sentencia C-865 de 2004 y esbozó los siguientes argumentos respecto de la demanda de inexequibilidad: • Desde el nacimiento del derecho societario, los comerciantes creen en el sistema de aunar recursos para desarrollar una empresa, compartir riesgos y dividirse las utilidades para sí, como modo de subsistencia y mejoramiento de la calidad de vida. • En Colombia, el Legislador quiso morigerar el exceso de rigorismo formalista en la constitución y funcionamiento de las sociedades comerciales, que detuvo la constitución de sociedades comerciales y frenó la competitividad de la empresa colombiana. • En virtud de lo anterior, mediante la Ley 1258 de 2008, y emulando la legislación francesa, se creó la sociedad por acciones simplificadas, propendiendo por la creación de empresas a través de una modalidad societaria que fuera menos compleja y sujeta a un menor formalismo. • Una vez constituida la sociedad en forma legal esta adquiere personería jurídica propia; razón por la cual tiene un patrimonio independiente de las personas que la conformaron y, en consecuencia, la sociedad responde autónomamente por su devenir jurídico. Así las cosas, en virtud del principio de división de los patrimonios, los accionistas no tienen derecho alguno sobre los bienes de la sociedad, pues el derecho de dominio se encuentra radicado en dicha persona jurídica y, en consecuencia, los accionistas tienen derecho exclusivamente sobre el capital social, representado en acciones. De la misma manera, resulta natural y lógico que los acreedores de los accionistas carezcan de cualquier acción sobre los bienes de la sociedad, pues tan sólo tienen derecho a perseguir las participaciones del asociado en el capital social. 85 U R Í D I C A J C T U A L I D A D A • • • En las sociedades de capital, en las que impera el intuitu pecuanie, las personas se asocian en atención al aporte económico y no a las particularidades calidades de sus consocios. Lo anterior permite la existencia del mercado de valores y las sociedades no inscritas con gran número de accionistas, lo que fomenta la competitividad de las empresas con ocasión de la cuantía del capital social; razones por las cuales la limitación de la responsabilidad de los accionistas al monto de sus aportes es una característica que fomenta la inversión y el emprendimiento, que de desaparecer pondría en riesgo la estabilidad y el orden económico como fines esenciales del Estado. Ahora bien, aun cuando se permite que los accionistas de la sociedad por acciones simplificada limiten su responsabilidad al monto de sus aportes, no quiere decir que esa regla sea absoluta, pues pueden existir casos de abuso del derecho y el fraude a terceros; ante lo cual el ordenamiento jurídico debe prever una serie de medidas para prevenir y/o resarcir los daños causados. Como corolario de lo anterior, no es cierto que los trabajadores se encuentren desamparados y que se hayan hecho nugatorias sus acreencias, pues en los eventos anteriormente mencionados existe una prolija variedad de acciones y remedios jurídicos que pueden utilizar, entre los cuales vale la pena destacar los siguientes: –– 86 La desestimación de la personalidad jurídica o disregard of legal entity, consagrada de forma expresa en el artículo 42 de la Ley 1258 de 2008, según la cual, si los accionistas de la sociedad por acciones simplificadas (SAS) utilizan a la persona jurídica con fraude a la ley o en perjuicio de terce- ros, son solidariamente responsables con la sociedad de los perjuicios causados a los mismos. –– El deber constitucional y legal de no hacer daño a otro (neminem laedere), consagrado en el artículo 2341 del Código Civil. –– La responsabilidad por abuso del derecho consagrada en el artículo 830 del Código de Comercio. –– La responsabilidad subsidiaria en casos de insolvencia de sociedades subordinadas, prevista en la Ley 222 de 1995. –– La responsabilidad por actos defraudatorios, prevista en el artículo 207 de la misma ley. –– La acción pauliana y de simulación, que se pueden utilizar en aras de reintegrar el patrimonio de la sociedad, cuando sean insuficientes los bienes para garantizar el pago de las obligaciones labores asumidas. –– La acción de nulidad contra los actos de la sociedad, cuando esta sea incapaz en virtud de su objeto social, o el acto celebrado tenga objeto o causa ilícitos. –– La posibilidad de cobrar sus acreencias de forma preferencial en el evento en que la sociedad se encuentre insolvente, en virtud de la prelación de créditos. La Corte, considerando que la separación del patrimonio de la sociedad por acciones simplificada y de los accionistas obedece a un propósito constitucional consistente en permitir el flujo de capital, la inversión y la estimulación del desarrollo empresarial del país, amparados por el artículo 333 de la Constitución Política, y aunado al hecho de que los trabajadores disponen de un arsenal jurídico con el cual proteger sus derechos frente a abusos por parte los accionistas de la mentada sociedad, no encuentra razones constitucionales de peso por las cuales la expresión laborales, contenida en el segundo inciso del artículo primero de la Ley 1258 de 2008, sea inconstitucional. Conclusiones Se mantiene incólume la limitación de la responsabilidad de los accionistas en la sociedad por acciones simplificada al monto de sus aportes, sin perjuicio de lo establecido en el artículo 42 de la Ley 1258 de 2008 respecto del levantamiento del velo corporativo y sin perjuicio las demás acciones jurídicas procedentes en el evento de abuso de derecho o maniobras defraudatorias por parte de los accionistas de la sociedad de marras. Lo anterior permitirá que se siga fomentando la inversión y la creación de empresa a través de sociedades por acciones simplificada sin temor de que los accionistas deban responder por obligaciones laborales en el evento en que la sociedad no sea prospera. 87 Libros de Derecho Manual de Derecho Diplomático Cindy Hawkins* Autor: Javier Pérez de Cuéllar Editorial: Fondo de Cultura Económica Lugar de publicación: México Año: 1997, reimpresión de 2013 E l Derecho Diplomático es una parte del Derecho Internacional Público que muchas veces es ignorado, olvidando su importancia. Sin embargo, Javier Pérez De Cuéllar (2013), abogado y diplomático peruano, desarrolla un completo manual cuando, a su parecer, la concertación se impone como la única alternativa a la confrontación y la violencia, puesto que, desde el punto de vista sociopolítico: La cruel experiencia de las últimas décadas han devuelto su vigencia al diálogo y a la negociación y ha dado así nuevo impulso a las clásicas formas bilateral y multilateral de la acción diplomática, ambas invalorables instrumentos para lograr armonía entre los Estados y paz y justicia para sus pueblos. (p. 9) En esta obra, a lo largo de 267 páginas Pérez expone, con un lenguaje preciso y comprensible, todo lo necesario para entender el Derecho Diplomático como contribuyente a la armonía y la paz, como eje de las relaciones formales entre los sujetos del Derecho Internacional. Inicialmente, se plasma en el capítulo primero la definición de Derecho Diplomático, extraído de un análisis etimológico, comparativo, normativo, y teniendo en cuenta como idea central de esta disciplina la existencia de un acuerdo formal entre las partes, que consiste en el estudio de un conjunto de normas y practicas consuetudinarias que prevalecen entre los Estados que regulan las relaciones formales entre los Estados y de los Estados con otros sujetos de Derecho Internacional. A partir del capítulo segundo hasta el octavo se expone que el ejercicio de las relaciones internacionales, de las cuales se encarga esta rama del Derecho, se conduce a través de personas o entidades conocidas como Órganos de las Relaciones Internacionales, los cuales se dividen en internos, que incluye al Jefe de Estado y ministro de Relaciones Exteriores, y en externos, que hace referencia a la Misión Diplomática y Agentes Diplomáticos; explicando a lo largo de estos capítulos los conceptos, atribuciones y funciones de estas figuras, y sobre todo exponiendo todo lo relacionado con las Misiones Diplomáticas, debido a su importancia. * Estudiante de sexto semestre de Derecho de la Universidad del Norte (Barranquilla, Colombia). [email protected] 89 U R Í D I C A J C T U A L I D A D A Desde el capítulo noveno hasta el decimocuarto se introduce el tema de los agentes diplomáticos, estableciendo su particular status jurídico, al ser objeto del derecho constitucional y administrativo de su Estado y, a su vez, ser objeto del Derecho Internacional y Derecho Diplomático, abarcando todo lo concerniente a estos, como sus funciones, clases, el tema de la inviolabilidad, la inmunidad de jurisdicción, entre otros aspectos. El capítulo decimoquinto resulta particularmente interesante, debido a que en él se desarrolla el tema de la seguridad de las misiones y agentes diplomáticos y el trabajo que ha realizado el Derecho Internacional para reducir o erradicar los atentados en contra de estos órganos de relaciones internacionales. 90 Igualmente, en el capítulo decimosexto se agrega el tema de las misiones especiales, y se explica la aceptación de su carácter permanente, debido a su utilidad como instrumento de la diplomacia, que facilita las relaciones entre Estados en asuntos específicos. Asimismo, en los capítulos finales se expone el campo de acción del Derecho Diplomático, los medios de acción, las negociaciones, las formas de diplomacia, como la multilateral, y el ceremonial. En conclusión, esta obra es fácil de leer y con un gran contenido para alentar la vocación por la diplomacia, dirigido a estudiantes de Derecho, Ciencia Política y Relaciones Internacionales, y a cualquier persona que esté interesada en conocer esta parte de Derecho Internacional Público. Derecho en el Arte U R Í D I C A J C T U A L I D A D A “Los Miserables” Meylin Ortiz Torres* Director: Billie August Productor: Sarah Radclyffe y James Gorman. Año: 1998 INTRODUCCIÓN E ste trabajo es un análisis de la película “Los miserables”1. Esta producción fue escogida por la autora de este texto después de ser considerada la mejor pieza para exponer los postulados estudiados durante el curso de Teoría General del derecho2. En el presente escrito, se analiza la realidad que vive cada uno de los personajes de la película, sus posiciones y perspectivas radicales en el marco de los aportes realizados por los autores que fueron fuente de estudio en las clases, por mencionar algunos: Robert Alexy, Norberto Bobbio, Andrés Botero y Mario Ossa Henao. A partir de los diálogos de los personajes se perciben elementos que pueden ser analizados desde la Teoría General del Derecho, tales como: el ideal de justicia de los personajes, la concepción de ley, la importancia de la ley escrita y algunos aportes de la teoría kelseniana que permiten analizar mejor el filme. Asimismo, se destaca la relevancia del movimiento revolucionario y del ordenamiento jurídico a partir de las reclamaciones que hacen los personajes. 1. La justicia La concepción de justicia de san Agustín y el respeto por las normas positivas, aunque sean injustas. Diálogo (min 4:41) —Obispo: Los hombres son injustos. —Jean Valjean: ¿Los hombres? ¿No, Dios? * Estudiante de Maestría en Derecho (modalidad investigación), de la Universidad del Norte (Barranquilla, Colombia). 1 August, B. (1998). Les Misérables. Reino Unido, Alemania, Estados Unidos: Mandalay Entertainment. Teoría General del Derecho (Escuelas iusfilosóficas), dirigida por el prof. Andrés Botero Bernal; Maestría en Derecho Universidad del Norte (Barranquilla, Colombia), primer semestre de 2013. 2 92 Muchos autores han analizado la concepción de justicia de san Agustín: Ossa (2012), por ejemplo, ha expuesto al respecto: Su posición respecto de las leyes de los Estados se resume en dos principios aparentemente contradictorios: 1. Las leyes de origen profano no pueden pretender la justicia, son esencialmente injustas, no obstante, 2. Deben ser obedecidas. (p. 112). Ossa plantea además que San Agustín manifiesta su defensa de la obediencia de las leyes positivas. ¿Por qué? No podemos olvidar que San Agustín, no pretende hacer filosofía y menos filosofía del derecho, sino defender la fe cristiana en un mundo pagano. Por eso la obediencia a la ley humana (especialmente la pagana) debe defenderse aun cuando se tenga plena conciencia de su injusticia, en cuanto que la “ciudad terrena” apenas garantiza una seguridad y justicia imperfectas e inestables y solo en la convivencia cristiana en el amor (en la civitas Dei) se asegura la única justicia posible, aunque también imperfecta como lo es toda obra humana. (p.36) Con relación a lo anterior, en el diálogo que sostiene el obispo con Jean Valjean sobre su condena por haber robado tan solo un pan, se puede observar que él, en su calidad de representante de la Iglesia, afirma que los hombres cometen injusticias. Es decir, separa la ley divina y la ley de los hombres, por su condición de imperfección. Por su lado, Jean arremete contra el obispo, cuestionándole si la injusticia proviene de Dios y no de los hombres. Al respecto, en dicho diálogo se evidencia la concepción agustiniana de la justicia. La fe cristiana y la ley divina se distinguen y se separan de las normas creadas por los hombres. Por lo tanto, estas últimas pueden ser injustas, pero pese a esto, deben ser obedecidas. 1.1. Sobre la relación de validez y justicia Diálogo (min 34: 44) —Javert: No, señor, se equivoca, el señor alcalde es la personificación del orden, moralidad, gobierno, de toda la sociedad, no tiene derecho a perdonarla porque nos insultó a todos, no tiene autoridad para destruir la justicia. —Jean: Sí tengo autoridad, inspector, bajo los artículos 9 y 11 del Código Penal puedo ordenar su liberación. Sargento, ella puede irse…” Según Bobbio existe una teoría que reduce la validez a la justicia, afirmando que la norma es válida solo si es justa; en otras palabras, hace depender la validez de la justicia…doctrina del derecho natural (iusnaturalismo). Otra teoría reduce la justicia a la validez…Concepción positivista (positivismo ideológico)… (Bobbio citado en Ossa, 2012, p. 86) Si se revisa el diálogo suscitado entre Javert y Jean, se puede ver que Javert se ubica dentro del primer precepto teórico, pues reduce la validez de su decisión en la creencia de que esta es justa; en cambio, Jean se inclina por el segundo postulado, ya que para él prevalece la validez de la ley, y en esa medida será justo su actuar. 2. La ley es la ley Min 35: 10 (primer diálogo): —Javert: No será libre mientras yo esté en este puesto. —Jean: En tal caso, señor, bajo el artículo 66 lo relevo de su puesto hasta mañana. Min 34: 44 (segundo diálogo): —Javert: No, señor, se equivoca, el señor alcalde es la personificación del orden, moralidad, gobierno, de toda la sociedad, no tiene derecho a perdonarla porque nos insultó a todos, no tiene autoridad para destruir la justicia. 93 U R Í D I C A J C T U A L I D A D —Jean: Sí tengo autoridad, inspector; bajo los artículos 9 y 11 del Código Penal puedo ordenar su liberación. Sargento, ella puede irse. Min 1:50:40 (tercer diálogo): A —Javert: La ley está aquí para protegerte, Cossette, de criminales como esta basura. Al respecto, Botero (2014) explica que Hay, no obstante, ciertos aspectos que, generalizando, podrían permitir alguna identificación de las escuelas iuspositivistas, aunque no son criterios últimos ni definitivos: i) el rechazo, por algunos, o la no consideración, por otros, de las teorías metafísicas dentro del discurso científico del derecho; ii) la opinión generalizada de que el derecho válido no está necesariamente relacionado con el derecho justo; iii) el énfasis en la consideración del Estado como única o principal, según el caso, fuente del derecho válido (aunque esta característica no aplique plenamente para el realismo sociológico); iv) la aceptación del monismo (solo un derecho válido) en vez del dualismo jurídico (un derecho positivo y otro natural, ambos con validez); y v) la reivindicación de la expresión lingüística determinable, en especial de la palabra escrita, como la forma propia del derecho, para así diferenciar lo jurídico de la moral, que no se agota en el lenguaje, y precisar los alcances de la norma. (pp. 13-14) 94 digno representante de las escuelas iuspositivistas. Así mismo, la figura de Jean se puede catalogar como exégeta, pues traduce directamente la ley como código; Botero (2014) al respecto se dice que la exégesis, en cuanto discurso, fue legicentrista en el plano jurídico (hipercentralidad de la ley-código dentro del derecho…) (p. 34). 3. Las ramas del poder público Respecto al aporte que realizó Rousseau a la sociedad, se tiene el planteamiento respecto de su propuesta teórica para la construcción de un régimen democrático (Hurtado, 2008, p. 1); según la cual el pueblo cede su soberanía a una ficción jurídica llamada Estado, a través del contrato social. A su vez, el Estado expresa sus acciones dividiéndose en tres poderes: poder legislativo, ejecutivo y judicial. A lo largo de la historia en cuestión podemos ver cómo le concierne a los jueces y servidores públicos un gran juicio, en el que se tomarán decisiones que podrían afectar esas relaciones entre el individuo y el Estado. Asimismo, sobre la importancia que tiene en el poder ejecutivo en el Estado, en la película se puede observar detalladamente a través de la figura de Jean, quien hace las veces de servidor público, vemos que guarda estrecha relación con los planteamientos de Botero (2014) sobre los planteamientos de los ilustrados, quien expresa que: Las ramas del poder público en las que circula la soberanía son tres: El legislativo, el ejecutivo y el judicial. ¿Pero cuál de ellos recibe privilegiadamente la soberanía depositada en el Estado? El ejecutivo, según la mayoría de los planteamientos de los ilustrados del XVIII, se basaría en una doble función: una activa de control del orden público según la ley, y una pasiva de ejecutar la ley… (p.14) En los diálogos de la película podemos ver la importancia que Javert le concede a la ley escrita. Acorde con esta actitud del personaje, se puede ver una relación con el pensamiento iuspositivista; por ejemplo, la posición de Javert, quien en toda su actuación siempre expresa la importancia que le brinda a lo escrito y su radical posición de estar con la ley, sin importar su fundamento de justicia. 4. La revolución Siguiendo este planteamiento, podemos considerar a Javert en los diálogos transcritos como un Me permito resaltar la actitud del joven líder Marius, quien concibe como ideal de justicia todo lo que contraríe al rey. El rey pierde legitimidad por parte del pueblo, pues el conglomerado exige nuevas condiciones para vivir. Teniendo en cuenta el nivel de inconformismo del pueblo, a quien Marius concibe como un pueblo soberano, que puede reivindicar los derechos que el Estado debía garantizar. Ahora bien, con relación con las libertades, en el contexto que describe Marius se niega la libertad de expresión por la quema de la imprenta y el cierre del periódico. tuar presentan elementos propios de las diferentes posturas del derecho, dependiendo cuál diálogo se analice. Así, en unos casos Javert o Jean pudieron encarnar al naturalismo y en otros incluso al positivismo. Seguidamente, los personajes encarnan, en cuanto al ideal de revolución, lo que Kelsen describió como uno de los aspectos en los que la eficacia cuestiona la validez del ordenamiento o de una norma: para Kelsen es necesario, siempre, un mínimo de grado de eficacia para poder considerar que un ordenamiento o una norma son válidos, pues de lo contrario operaría la revolución o el desuso… (Botero, 2014, p. 79). Por su parte, sobre la concepción agustiniana se resalta que el hecho desencadenante de la historia: “haber robado un pan”, y las consecuencias que implicó este, permiten ver a la fe cristiana y la ley divina completamente separada de las normas creadas por los hombres. A su vez, es pertinente destacar que en el marco de la historia, ante lo sucedido, no se consideró si se trataba de una injusticia o no, simplemente lo importante era obedecer. Conclusiones De lo anterior se puede destacar que pese a que la película presenta una realidad social precaria y un modelo de Estado bastante particular, se puede rescatar que los personajes por medio de su ac- Así, con relación a la postura iuspositivista, el personaje Javert siempre resalta la importancia de la ley escrita y su apego a estar con la ley, sin importar si es justa o no. Asimismo, en este análisis se demostró que la película permite ver la relevancia de la teoría kelseniana en lo relativo a la eficacia y validez de la norma dentro de un contexto social revolucionario. Referencias Botero, A. (2014). Un relato sobre las escuelas del positivismo jurídico: siglo XIX y primera mitad del siglo XX. Medellín: Universidad de Medellín. Hurtado, R. (2008). Tres visiones sobre la democracia: Spinoza, Rousseau y Tocqueville. Revista de filosofía A Parte Rei (56). Disponible en: http:// serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/simo56.pdf Ossa, M. (2012). El derecho natural. En Manuel de filosofía del derecho. Medellín: Universidad de Medellín. 95 U R Í D I C A J C T U A L I D A D A “How to get away with murder” Daniela María Duque Caro* Creador: Peter Nowalk Productor: Shonda Rhimes para la Cadena ABC Año: 2014 H ow to Get Away with Murder” es un exitoso drama legal que se desarrolla en la clase de Penal de una prestigiosa universidad de Filadelfia (Estados Unidos), donde la abogada defensora Annalise Keating (Viola Davis) enseña a sus estudiantes teoría del delito de una manera poco convencional: enfrentándolos a situaciones prácticas en las cuales se ven forzados a aplicar no solo los conocimientos adquiridos en la clase, sino también a valerse de la información obtenida por sus investigaciones individuales. La historia comienza a desarrollarse el primer día de clase cuando la profesora asigna como deber exponer un argumento innovador con el cual se lograse demostrar la inocencia de una acusada en un caso hipotético. Tras escuchar los argumentos presentados por toda la clase, la profesora elige a los 5 mejores estudiantes del curso y les ofrece trabajar en su oficina, experimentando casos reales. Es en ese momento cuando la serie se divide en dos grandes partes: la primera narra los diversos casos 96 * Estudiante de octavo semestre de Derecho de la Universidad del Norte (Barranquilla, Colombia). dani-duque14@ hotmail.com que se presentan a la oficina de la profesora (uno nuevo en cada episodio), en la cual los estudiantes elegidos participan activamente en la elaboración de la defensa de cada acusado, valiéndose de argumentos y métodos que incluso pueden llegar a ser cuestionados ética y moralmente; la segunda narra la historia de un homicidio acontecido en el campus de la universidad en el cual se ven envueltos diferentes intereses y conflictos personales que hacen dudar de la identidad de quien realizó la conducta punible; esta es la trama principal de esta primera temporada. En el desarrollo de la historia se presentan continuos flashbacks, en los cuales el espectador tiene una mirada directa a la vida personal y las circunstancias específicas que acechan a cada uno de los estudiantes elegidos, señalando tanto sus aciertos como las tácticas utilizadas para aportar ideas y evidencia a los casos atendidos por la profesora Keating; siendo en muchas ocasiones conseguidas de formas que resultan cuestionables para el espectador. Es así como esta nueva serie muestra de manera apasionada el mundo del litigio en materia penal, explotando el atractivo que ya de por sí presenta este campo de la profesión, y aunque trata de incorporar elementos verídicos en materia del litigio, se llega a confundir la realidad con la ficción. Si bien la serie genera expectativa e incluso deseo de litigar en esta rama, muestra también aspectos negativos que logran generar cierta distorsión de las normas e incluso de la moral, bajo el entendido de que cualquier mecanismo puede ser utilizado para conseguir los fines deseados, aun cuando se encuentren fuera de los límites permitidos por la ley, la ética del abogado y las buenas costumbres. Debe rescatarse los aspectos positivos que enmarca la serie, como la pasión por el litigio y por lograr el ideal de la justicia, sin embargo, debe hacerse la diferencia entre la ficción y las prácticas permitidas por la ley, bajo el entendido de que los fines no siempre justifican los medios. 97 U R Í D I C A J C T U A L I D A D A Mi estado poema escrito por Carlos Andrés Martínez Martínez* Cielo, el cielo hoy está nublado, como tu recuerdo Nublado como mi Estado, que cada vez es menos cuerdo Ya no respetan acuerdos, ni de negocios, ni de paz, ni de negocios de paz, Lanzan los dados con descaro por donde sea que vas Los dueños del mundo compran países, democratizan territorios, contratan víctimas Y los que no tenemos nada cada vez somos más Yo entre menos tengo, más valgo Ellos tienen medio mundo, por eso con ellos no cabalgo Mi mente aún es libre, mi cuerpo es medio esclavo Tu recuerdo me empuja a la lucha, ¡Manos a la revolución! El sistema me acaba o –yo- lo acabo; ya no queda más opción. 98 * Estudiante de cuarto semestre de Ciencia Política y Gobierno de la Universidad del Norte (Barranquilla, Colombia). [email protected] Columnas U R Í D I C A J C T U A L I D A D Grupo de litigio e interés público A El único Estado estable es aquel en que todos los ciudadanos son iguales ante la ley. Aristóteles Linda Ospino Arredondo* L a Universidad del Norte, en su ánimo de fortalecer el nivel de competencia, de análisis, y sobre todo de investigación, ha manejado diferentes herramientas entre sus estudiantes; una de ellas es el Grupo de Litigio e Interés Público, que crea la posibilidad de acceder a procesos ante las Altas Cortes en la formación académica de los integrantes, esgrimiendo temas controversiales, algunas veces intocables y en otras ocasiones olvidados. Para 2014 no ha sido la excepción, puesto que uno de los temas que se está estudiando es revisar la intervención de las confesiones o entidades religiosas en la contratación del servicio educativo con municipios certificados. Los municipios son certificados por el Ministerio de Educación, y se diferencian de los no certificados porque los primeros tienen la posibilidad de administrar sus propios recursos y organizar la planta de docentes, la administración y las instituciones educativas; en cambio, en los segundos, el servicio es prestado por el departamento al que pertenecen1. Atendiendo a todo esto, primeramente se profundizó y se localizó toda la normatividad posible que legisla la temática, para luego establecer la tesis en la que se fundamentaría la posible acción. En este orden de ideas, se examinó la Ley 715 del 2001, *Estudiante de noveno semestre de Derecho de la Univer-sidad del Norte (Barranquilla, Colombia). 100 1Ley 715 del 2001 numerales 16.1.1 y 16.1.2, 2001. que dicta normas para organizar la prestación del servicio de educación; de igual manera, el Decreto 2355 de 2009, que reglamenta la contratación del servicio público educativo por parte de las entidades territoriales certificadas, y, no menos importantes, las normas constitucionales y jurisprudencia para hacer el debido estudio de legalidad y constitucionalidad sobre este tema. En este proceso de estudio se determinó hacer una Acción de Nulidad Simple y Nulidad por Inconstitucionalidad sobre el Decreto 2355 de 2009; es importante aclarar que se combinan las dos acciones debido a que el Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo, en su artículo 163, da la posibilidad de acumulación de pretensiones en una sola demanda siempre y cuando tales no sean contrarias entre sí. La acción señalada va dirigida a que se declare la nulidad del Decreto 2355 de 2009 porque contraría de manera mediata a la Constitución, a las disposiciones legales, ya que desconoce principios y garantías normativas, y omite algunos pronuncia-mientos del Consejo de Estado y de la Corte Constitucional, dándoles una posición dominante a las entidades religiosas, otorgándoles privilegios, y, de esa misma forma, colocando en riesgo el patrimonio de los municipios certificados. El argumento que sostiene esta pretensión es que el mencionado decreto establece tres modalidades para contratación de servicio público con municipios certificados: Concesión del servicio educativo con aporte de infraestructura física y dotación; Contratación de la prestación del servicio educativo por un año lectivo para determinado número de estudiantes, bajo la conformación de un banco de oferentes; y Administración del servicio educativo con las iglesias y confesiones religiosas; respecto a lo cual la entidad territorial podrá aportar infraestructura física, docente y administrativa. Sin embargo, al establecer estas modalidades creó una serie de particularidades en cada una de ellas para poder diferenciarlas, otorgándoles privilegios a las iglesias y confesiones religiosas, por el simple hecho de ser religiosas, consistentes en que en esta modalidad será la única que podrá tener en su contrato de administración tanto profesores oficiales como profesores particulares; de esta manera, el resto de modalidades no contará con este privilegio; lo que conllevaría a que el municipio certificado, aparte de costear un cuantioso contrato por la administración del servicio educativo, tendría también que pagar por los docentes oficiales que se encuentren laborando ahí, teniendo la entidad religiosa la posibilidad de contratar con el valor del contrato los profesores particulares, y que esto conlleve a que la entidad ahorre en sus recursos de gasto público. De esta manera, no se estaría cumpliendo la motivación del decreto, que es contratar por insuficiencia del servicio, ya que en teoría se pagaría doble, y esto produciría un detrimento al patrimonio del Estado. Además de esto resulta inconcebible este tipo de privilegios a comunidades religiosas, debido a que Colombia es un estado laico, donde este tipo de entidades son iguales ante la ley y por ningún motivo debe ser privilegiadas por otras, y con este tipo de contrato su ganancia es máxima. Sobre el tema de igualdad en confesiones o entidades religiosas, la Corte Constitucional, en Sentencia T-269/01 del M.P. Manuel Cepeda Espinosa, ha dicho que No debe confundirse lo que podría ser una potencial violación del derecho a la igualdad por un trato discriminatorio basado en razones religiosas -como cuando a una persona se le impone un deber, carga o gravamen por el exclusivo hecho de profesar una fe, de practicar un culto o de pertenecer a una confesión religiosa o iglesia-, con la posible violación del derecho a la igual libertad de todas las confesiones e iglesias ante la ley. Además de esto, la Corte Constitucional en diferentes demandas en las que se ha denunciado un trato diferente a las comunidades religiosas ha reiterado lo siguiente: El derecho fundamental a la igualdad a que se refiere el artículo 13 de la Constitución no sólo garantiza la igualdad formal de todos ante la ley, sino que cobija en su ámbito de protección a diversas modalidades de la igualdad material que van desde la igualdad de trato y la igualdad de oportunidades (art. 13 inciso 1 C.P.) hasta la igualdad real y efectiva y el trato más favorable tanto para grupos marginados o discriminados (art. 13 inciso 2 C.P.) como para personas en circunstancias de debilidad manifiesta (art. 13 inciso 3 C.P.). En contraste, el inciso 2 del artículo 19 de la Constitución regula exclusivamente la igual libertad de todas las confesiones religiosas e iglesias ante la ley, lo que supone una igualdad formal de todas las colectividades religiosas (ante la ley), así como la protección constitucional de su autonomía. Esta interpretación del inciso 2 del artículo 19 de la Constitución encuentra respaldo en que coincide íntegramente con el numeral 3 del artículo 27 del proyecto gubernamental de acto reformatorio de la Constitución que rezaba: “Todas las confesiones religiosas e iglesias son igualmente libres ante la ley”. (Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-269 de 2001, M. P. Manuel Cepeda Espinosa) Para concluir y resaltar este fragmento que consolida la base de nuestra tesis, la Corte señaló en la misma sentencia que Aun cuando la Corte no fijó un plazo para que el legislador hiciera los ajustes necesarios dentro del ordenamiento jurídico colombiano para que la igualdad de iglesias fuera real y efectiva, cuando tal omisión supera un plazo razonable, estamos ante una violación grave del principio de igualdad que impone al legislador adoptar prioritariamente acciones para corregir esta omisión. Con alguna de esta normatividad y jurisprudencia se hace sólido cada uno de los fundamentos de la acción para encontrar sustento a la pretensión planteada. Esto es un trabajo que enriquece al estudiante a ondear en temas importantes para actualidad del país y que sobresalta en la formación académica. 101 U R Í D I C A J C T U A L I D A D Bibliografía Código Contencioso Administrativo. A Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-269 de 201, M.P. Manuel Cepeda. Decreto 2355 del 2009. Ley 715 de 2011. Universidad del Norte (s.f.). Grupo de litigio e interés público. Disponible en: http://www. uninorte.edu.co/web/servicios-a-la-comunidad/ grupo-de-litigio-e-interes-publico 102 Entrevistas U R Í D I C A J C T U A L I D A D Las voces del campo disparos, todas las noches. La gente no tenía vida tranquila Orlando de la Hoz* Mi caso de desplazamiento fue en 1996; tenía a mi esposa embarazada; cuando salgo de allá salgo con mi hijo de 1 año y el otro de 2 meses. Actualmente tengo 6 hijos. Uno de ellos, que nació dentro de la violencia, tiene 16 años; todavía tiene ciertos problemas; usted habla con él y parece que no estuviera hablando con él. La salida mía sucedió realmente en el 99; en el 96 empezaron a bajar la gente, pero nosotros aún nos sentíamos tranquilos, no nos habían dicho nada. En el 99 llegaron a mi casa y me dijeron: “Bueno, compañero, a ustedes les toca esta semana”. No tenemos claro qué grupo fue, porque en ese instante todo el mundo vestía igual; entonces ahí no se sabe quién es: si fueron ejército, guerrilla o lo que sea. Lo único que nos dijeron fue que nos daban 24 horas para que nadie estuviera en la zona. Imagínese, salir nosotros sin ningún destino. Nadie se atrevía a ir a las autoridades, porque uno no sabía con quién hablaba. Lo que sí es que en ese momento nadie sabía quiénes eran: si eran guerrilla, paramilitares o ejército. Porque si en este instante, pasan frente a su casa 50 hombres armados, usted lo único que ve son las armas. A A continuación se presentará apartes de una entrevista llevada a cabo en las instalaciones de la Universidad del Norte. La misma tiene como protagonistas a dos campesinos de la región de los Montes de María. Lo que empezó como una entrevista sobre víctimas terminó en mucho más que eso. Por razones de seguridad, las identidades de los entrevistados se mantendrán en reserva y nos referiremos a ellos por nombres ficticios. A continuación se ofrecen algunos fragmentos: Empecemos por el inicio. ¿Cuál fue el origen del desplazamiento? RICARDO: Yo no sufrí el desplazamiento, mi actividad surge porque mi esposa fue desplazada; ella solía tener otro esposo, al cual lo mataron en el 91; de mi relación con ella surge el hecho de que yo esté aquí apoyando esta causa. Siempre he dejado claro que todo aquello yo no lo viví; en ese entonces me hallaba yo residenciado en la ciudad de Barranquilla. La conocí en el 94, una vez me traslade a María la Baja. Para el año de 1998 la ONG Corporación Desarrollo solidario nos ofrece un terreno en donde nos acomodamos la comunidad, sin embargo, quiero dejar claro que no tuvo nada que ver en este proceso el Estado; todo esto fue trámite únicamente de la ONG. DAVID: La época más fuerte fue de 1990, hasta el 2002, fue una ola muy fuerte. Del 91 al 94 hubo un momento pesado, luego hubo un pare por un año; luego en el 95 empiezan los enfrentamientos, hubo entonces varios grupos que empezaron a entregarse. Es en el 97 donde empiezan los desplazamientos de verdad verdad, bajan las familias de Montes de María, todos los días, asesinatos, 104 * Estudiante de sexto semestre de Derecho de la Universidad del Norte (Barranquilla, Colombia). [email protected] Fue algo muy cruel; usted veía hombres armados y no podía preguntar quiénes eran, porque eran ellos quienes tenían las armas; teníamos era que obedecer; nos decían: “Váyanse para la casa”, y teníamos que irnos. Lo que aparecían eran campesinos asesinados. Los que amanecían asesinados a veces les dejaban una lista engrapada en su cuerpo, o en su camisa, con los nombres de las personas que debían abandonar la zona; fue algo muy fuerte. No ha sido fácil la restitución de tierras en Montes de María. Viendo todo esto, ¿puede contarnos acerca de los efectos que todo este proceso ha conllevado? Más allá de solo las tierras, seguramente ha habido problemas en la familia y demás DAVID: Claro que hubieron problemas; cuando usted tiene una familia muy unida dentro de una comunidad o una vereda, cuando llegamos a un pueblo como Soledad, los niños tienen otro origen, ya usted no puede gobernar a la familia; primero porque usted no tiene cómo sostenerla; segundo, los problemas que se dan dentro del hogar, enfrentamientos con la mujer y los hijos. En mi caso, tenía 6 hijos; fue algo muy fuerte, y todavía lo sigue siendo. No tengo ninguna protección de trabajo, entonces andábamos pendientes a cualquier cosa que nos rasguñábamos para mantener la alimentación. No teníamos cómo capacitar a los niños como queríamos, ni para alimentarlos como se debía. Es difícil para nosotros incluso estar aquí en esta entrevista y no poder dejar nada para la casa. A veces si se desayuna no se almuerza, y si se almuerza no se cena. En nuestras tierras teníamos todo; nuestra alimentación la teníamos segura; tener que trabajar para comprar la comida es una cosa diferente. Teníamos cultivos, animales, de los cuales cogíamos para nuestra alimentación y vendíamos un poquito. Vendíamos yuca, ñame, maíz, ahuyama, plátano, gallinas. En cambio, acá tener que comprarlo todo, desde agua. Es algo que a nosotros nos limita. Nosotros en el campo podíamos comer tres veces al día; acá no es así. Hay veces que nos toca desayunar a las 11 para que nos sirva de almuerzo, y luego por la tarde comernos el poquito de arroz. Estamos en estos momentos recolectando unas memorias que ojalá podamos traérselas para que vean cómo era la vida en el campo; nosotros nos sentábamos afuera en el patio a ver los luceros, las estrellas; esas costumbres de nuestros abuelos se han perdido. Como nos decían nuestros abuelos: “oiga que está cantando la suiri”, es decir, que es tal hora, y coja usted un reloj para que vea. Nos decían: “Mañana hay que trabajar temprano porque va a soplar una tempestad”; esto que los noticieros están diciendo ellos ya lo sabían; nos decían que este año hay que picar el monte en enero porque en marzo viene agua, y era efectivo, marcaban el tiempo. Todo esta tradición se ha perdido; y aunque nosotros guardamos un poquito, no hemos podido metérselas a los hijos nuestros porque no estamos allá, están en la tecnología, y con un televisor por delante, qué van a ponerse a ver las estrellas. Por ejemplo, cuando se ponía una nube como una palma era porque había muerto una muchacha señorita, así nos decían los abuelos nuestros; cuando eran las 12 de la noche, que nadie sabe qué hora era porque nadie tenía como, nos decían cuando este lucero esta acá es porque son las 12, y efectivamente. Hoy día la tecnología ha hecho que las muchachas se han dejado hacer lo que se dé su gana; eso antes no era así; eso ahora hay que hacerle una prueba; eso antes no aceptaba pruebas, sino desde su misma casa se decía que ella estaba embarazada, no engañaba a sus padres. En esos tiempos se decía, y enseguida se le decía al muchacho: “Si usted usó de ella fue porque la necesitaba, entonces se la lleva. Y si usted quiere trabaja con nosotros”; entonces había como una integración. Entonces, nosotros queremos que eso se trate de recuperar, porque es eso lo que el campesino ha perdido, además de sus tierras, y todo esto lo ha roto es la violencia. RICARDO: Yo comparto toda su opinión; yo soy mayor que él, entonces puedo dar fe de lo bonito que era el campo en ese entonces. En este mundo la tecnología ha promovido esta corrupción en los jóvenes. La patrocina, y la generación actual camina al lado de la tecnología; es un mundo muy diferente el de ahora al de 40 o 45 años atrás. Y todas las historias que dice el yo las confirmo. Anteriormente, antes que llegara el mes de enero, mis abuelos recogían 12 checas, o tapas de botellas de ron, y las enumeraban con cada mes a cada una, y les echaban una tierra pesada y las dejaban ahí. Al día siguiente levantaban las tapas y decían: “Este mes sale veranoso; este sale con mucha lluvia”, y así sabían qué sembrar en cada mes; y todo eso salía verídico. Sin embargo, no significa que sea solo el desplazamiento que contribuya a la pérdida de todo esto que hemos hablado, sino la tecnología, que en el afán del hombre en hacer el mundo más pequeño, se hace daño a sí mismo. Todo lo que él dijo y lo confirmo, todo se daba con un orden, con una consideración y con un respeto: 105 U R Í D I C A J C T U A L I D A D de hijo a padre, de padre a hijo, de esposo a esposa, cosa que ahora ya no se ve. ¿Cómo era la vida en el campo? ¿Qué tan distinta es de su situación actual? A DAVID: Nosotros todo lo teníamos en el campo, plantaciones de todo, y animales. Encontrándonos hoy en día desplazados, ya no tenemos cómo. Antes cazábamos animales para el sustento familiar, cosas que estaban en el hábitat; todo lo teníamos en el campo. Lo que pasa ahora es que los campesinos nos encontramos en un hábitat que no podemos desarrollar como estábamos. Y los pedacitos de tierra que nos dan son muy pocos para cultivar todo lo que cultivábamos. Ahora, tampoco podemos enseñar a nuestros niños, porque ya se fueron al pueblo por el desplazamiento; con la tecnología, ya ellos no quieren saber de esa vida, que era lo mejor que había, ellos creen que la tecnología puede brindarles todo lo que ellos necesitan, pero no es así. A mí me dicen de cambiar el campo por la ciudad, y yo digo que no, porque yo no voy a comer de tecnología, yo voy es a comer del campo, y de ahí puedo ven-der a la ciudad, que era lo que hacíamos. RICARDO: Yo voy a aclararte un punto acá acerca de lo que es el campesino en su trabajo. Lamentablemente, algunas personas, toman su condición de desplazados para decir que están abatidos, mientras otras han podido adaptarse, y han socializado y sacado un poco adelante su situación. A veces, la comunidad no empuja, no anima, solo se quedan en lo malo, sin intentar mejorar su situación. ¿Cómo se maneja su comunidad? No debe ser una situación fácil de sobrellevar cuando hay que tener en cuenta a tantas personas DAVID: Es que hay personas que han salido del campo y se han sentido como menos que otras 106 personas; empiezan a decir que: “No, lo mío está es allá en el campo, yo no sirvo para esto, yo cojo mucha rabia”, y no dialogan. La idea es no quedarnos en el pasado, sino vivir e intentar solucionar en el presente, porque si no podemos volver a nuestra situación pasada, tenemos que vivir el presente. Que nos devuelvan a la situación pasada o nos reubiquen, pero que nos digan: “Bueno, ustedes van a quedar aquí y ya de aquí nadie los va a sacar”. También queremos dejar de lado la agresividad de la sociedad, dejemos atrás la violencia y las peleas, cosa que mucho daño nos hace. RICARDO: Es que el tejido social está roto. Son muchos factores: primero es el factor dinero, lo otro el poco entendimiento, y lo final el poco interés. El Gobierno está obligado a reconocer mi interés desde Bogotá hasta donde sea, pero eso no ha sido así. Ahora quisiera preguntarles sobre su percepción acerca de las instituciones del Estado. ¿Cuál es su opinión sobre ellas? RICARDO: Primeramente, en cuanto a lo que es reparación, no se puede hablar de que ninguna comunidad, ni pueblo, ni asentamiento aún ha sido reparada por la vía administrativa. Entonces la Ley 1448 para nosotros no es una ley ni que nos favorece ni que nos hace un lado, porque esa ley aún no se ha podido ejecutar; estamos a la expectativa de ver cómo empieza a funcionar, pero en estos momentos ni nos quita ni nos da. Para mí entonces, es una expectativa y además, una familia que haya perdidos dos o tres seres, ¿con que plata le van a pagar eso? Por ejemplo, yo podría pedir que me pagaran a mí la muerte de mi hermano, y podría con esa plata, por ejemplo, financiar lo que iba a ser la crianza de sus hijos. Pero que yo compré una libra de arroz, y sepa que estoy comiendo de la muerte de mi hermano; no, no sería capaz. DAVID: Es una ley que ha hecho muchas llamadas, porque la idea ha sido que las negociaciones se puedan dar de forma individual. Sin embargo, hemos hablado con varias personas y nos dicen es eso: “No, a mí me llamaron, y ahí estamos”, y más nada; todos están a la espera. Pero nosotros no queríamos que esta reparación se diera individual, sino que nosotros pudiéramos discutirlas y establecer qué zona nos iban a restablecer. En las reparticiones de los dineros también se presentan problemas, con familiares que se niegan a entregarlos, robos que ocurren entre los mismos familiares. Sin embargo, lo que está es lo que está, y nos vamos con la Ley 1448, que nos favorece un poco, aunque no totalmente como debiera. Para concluir, quisiera preguntarles a ustedes, protagonistas del problema, ¿qué tendría que hacer el Estado para que se sientan reparados? Eso sí, suponiendo que la misma es posible RICARDO: En el alcanzar eso está esperar los resultados del proceso; ahora, si en estos momentos David fuera el presidente Santos y yo tuviera que decirle qué tiene que hacer para que un campesino se sienta reparado, yo le diría primeramente: mi vivienda; segundo tierra o empleo; tercero, que si yo voy para el campo nos den una porción y una dotación de herramientas con las que yo me pueda sentir tranquilo en que voy a poder trabajar la tierra de la mejor manera. Si estas cosas no se dan, no se podría hablar acerca de reparación. DAVID: Yo les diría: “Ombe, no me den plata”, que me den tierras donde yo trabajar. Que me dé el anzuelo con el que yo pueda pescar, no que me dé el pescado. La plata se va, las tierras no. Porque no es pensar en lo que hay sino en lo que viene. Estoy también de acuerdo con el compañero: que me den algo para poder producir y poder trabajar mi tierra de la mejor manera. Para así poder retornar al campo, que fue el que nos mantuvo vivos todo este tiempo. La historia es que me enseñen a trabajar, que me capaciten, no que me den 200.000 pesos; todo esto, claro, si es que ya no puedo volver al monte, porque esa es mi primera opción. Si ya me dicen que me toca quedarme en el pueblo y retornar al campo es imposible, al menos capacíteme y enséñeme a hacer algo para poder trabajar. Ahora, tampoco estoy de acuerdo en que un campesino de los Montes de María le vaya a restituir en el Catatumbo; eso no va a servir de nada, va a ser una víctima más. Cómo se sentiría un campesino así, lejos de su familia y desplazado; no va a ser sino una víctima más. RICARDO: La gente cree que a veces la reparación en dinero es igual, y que esto reemplaza la tierra en el caso en que no puedan dármela. No, eso nunca es igual. DAVID: Si a mí el Estado me dice aquí te tenemos 100 millones de pesos o 20 hectáreas de tierra, yo cojo la tierra, así sea que me toque trabajarla a mí solo, pero cojo la tierra. ¿Por qué? Porque ahí está. Eso yo no me lo voy a comer de la noche a la mañana. Yo sé que la plata no va a parir. A mi papá le hacían ofertas por sus tierras, y él decía que si yo decía que sí, con mucho gusto; nosotros somos varios hermanos. Pero siempre le dije que mientras a mis hermanos yo los pueda gobernar, esas tierras no se vendían. Si las hubiésemos vendido, ¿que tuviéramos ahora? Na’, ahora no tuviéramos na’. Y todos conocemos que el campesino que no tiene na’, no vale na’. Todos estamos entre 3 opciones: primero que todo, el agro, si no se puede el agro, pues una vivienda, y sino pues… RICARDO: ¡Lo que a ellos les dé su gana! DAVID: (risas). Así es, lo que ellos les dé su gana, y ver cómo nos podemos amparar. 107