Dos pueblos indígenas de Japón, los ainu y los okinawenses, viven

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IWGIA – EL MUNDO INDIGENA – 2014
JAPON
Dos pueblos indígenas de Japón, los ainu y los okinawenses, viven en las
islas ubicadas en los extremos norte y sur del archipiélago del país.
El territorio de los ainu se extiende desde las Islas Sajalín y Kuriles (ambas actualmente en territorio ruso) hasta la parte norte del Japón actual, incluyendo la isla de Hokkaido entera. Hokkaido fue incorporada unilateralmente al estado japonés en 1869. Aunque la mayor parte de los ainu todavía
vive en Hokkaido, durante la segunda mitad del siglo XX decenas de miles
emigraron a los centros urbanos de Japón para trabajar y para escapar la
discriminación más notoria de Hokkaido. Desde junio de 2008, los ainu son
oficialmente reconocidos como pueblo indígena de Japón. En 2006, la población ainu era de 23.782 en Hokkaido y de aproximadamente 5000 en la región metropolitana de Kanto.1
Los okinawenses ó ryūkyūanas viven en las Islas Ryūkyū, que componen la prefectura de Okinawa del Japón actual. Incluyen varios grupos de
lenguas indígenas con características culturales distintas. Japón anexó a la
fuerza las Islas Ryūkyū en 1879, pero luego de la Segunda Guerra Mundial
se las cedió a Estados Unidos a cambio de su independencia. En 1972, las
islas fueron reincorporadas al estado japonés, pero el ejército de Estados
Unidos permaneció en el lugar. Actualmente, el 75% de todas las fuerzas de
Estados Unidos en Japón está ubicado en la prefectura de Okinawa, y un
mero 0,6% en el territorio japonés. Unos 50.000 militares de Estados Unidos
ocupan, junto con sus dependientes y contratistas civiles, 37 instalaciones
militares en la Isla de Okinawa, la mayor y más poblada del archipiélago. La
isla alberga a 1.1 millones de los 1.3 millones de personas que viven en las
Islas Ryūkyū. Desde el punto de vista socioeconómico, Okinawa sigue siendo la prefectura más pobre de Japón, con niveles de ingresos de aproximadamente el 70% de la media nacional y el doble de desempleo que en el
resto del país.
El gobierno japonés ha votado la Declaración de las Naciones Unidas
sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (aunque no reconoce el derecho incondicional a la autodeterminación). Ha ratificado el CERD, CEDAW y
la CRC, pero no así el Convenio 169 de la OIT.
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Los ainu
E
l año 2013 marcó el quinto aniversario del reconocimiento, por parte de la legislatura japonesa, de los ainu como pueblo indígena. A pesar de que en 2013 se
produjeron algunos importantes acontecimientos relacionados con este pueblo, algunos miembros de la comunidad ainu se mantienen críticos por la lentitud en el desarrollo de los asuntos importantes.
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Iniciativas del gobierno en la concientización pública sobre los ainu
Teniendo en cuenta los cinco años transcurridos desde el reconocimiento oficial de
los ainu, el gobierno japonés llevó a cabo una encuesta para evaluar el conocimiento
y la concientización que la población general tenía respecto a los ainu. La encuesta
preguntaba a los encuestados acerca de cuánto sabían sobre este pueblo y sus características culturales, así como qué conocimiento tenían sobre los recientes esfuerzos del gobierno en la promoción de la cultura ainu. De acuerdo con los resultados
publicados en octubre, mientras una gran mayoría de los encuestados (95,3%) declaraba que conocía a los ainu, el 33,5% creía que este pueblo se había mantenido “a
un nivel diferente al resto de la población debido a los prejuicios y la discriminación”.2
Al mismo tiempo, muy pocos de los encuestados afirmaron conocer los esfuerzos del
gobierno descritos en la encuesta. Aunque la investigación proporciona una cierta
idea sobre el nivel de conciencia que la población general tiene sobre los ainu, ha
habido algunas críticas al hecho de que la encuesta se había limitado a la cultura
tradicional, ignorando los derechos de los indígenas. Si bien no está claro cómo los
resultados de esta encuesta determinarán la política futura, es evidente que sigue
existiendo un gran trabajo por delante.
El gobierno japonés también ha hecho emprendimientos para promover el conocimiento sobre los ainu a través de diversos medios de comunicación. En mayo de
2013, la Oficina de Política Integral Ainu del gobierno central, en cooperación con
diversas organizaciones ainu, universidades y organismos gubernamentales locales,
estuvo involucrada en el establecimiento de la página de Facebook3 “Pirka Kanpi
(Beautiful Letter)”, a fin de dar a conocer la cultura ainu on line utilizando los medios
sociales de comunicación. En agosto,4 esta oficina también trabajó con varios gobiernos locales, universidades, organizaciones ainu, asociaciones públicas y empresas
privadas a fin de poner en marcha la “Campaña Irankarapte”, una campaña de tres
años de duración que utiliza el saludo ainu en diversos medios como videos on line,
anuncios de televisión y publicidad en las facturas de las tiendas, tanto como una
oportunidad para enseñar a la gente acerca de la cultura ainu, como marca promocional turística de Hokkaido. Mientras que el esfuerzo es innovador, tanto por su uso
de los medios de comunicación como por la colaboración entre los diversos grupos
de interés, está por verse el éxito de la campaña y su efecto concreto en el bienestar
del pueblo ainu.
En septiembre, en la reunión del Consejo de Promoción de Políticas para los Ainu, el gobierno japonés anunció su intención de acabar a tiempo el “Espacio Simbó-
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lico para la Armonía Étnica” para los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020. Propuesto
inicialmente en 2008 por el Consejo Asesor para la Futura Política Ainu, este espacio
estará ubicado en Shiraoi, Hokkaido, e incluirá un museo nacional, un parque que servirá como representación del espacio vital tradicional ainu, y un espacio para conmemorar los restos ancestrales ainu que no pueden ser devueltos a sus familiares legítimos.
Existe, entonces, una cierta esperanza en que los Juegos Olímpicos de Tokio proporcionen un fuerte impulso al Japón para avanzar en el tema de los ainu. Al mismo tiempo, otros expresan pesimismo, manifestando que estos esfuerzos sólo serán para el
espectáculo y que seguirá existiendo una falta de todo tipo de progreso real.
El lento avance en la devolución de los restos ancestrales
De hecho, uno de los principales temas de controversia para muchos ainu sigue siendo la
resistencia por parte de las universidades –y la lentitud en el proceso– para devolver los
restos ancestrales robados de cementerios tradicionales con el pretexto de la investigación, a pesar de los reiterados esfuerzos de los representantes ainu indicando la urgencia
y la alta prioridad del tema.5 En junio, el grupo de trabajo dependiente del Consejo de
Promoción de Políticas para los Ainu dio a conocer los resultados de un estudio, iniciado
en 2011, que examinaba la situación de los restos ancestrales ainu en manos de las universidades. El informe concluyó que 11 universidades de todo Japón seguían reteniendo
1.635 restos ainu. La universidad de Hokkaido posee 1.027 restos y se encuentra bajo
juicio por demandantes ainu que exigen su retorno.6 La universidad de Tokio cuenta con
198 restos y en octubre, a raíz de la publicación del informe, rechazó una petición de una
delegación ainu que buscaba discutir el tema. Muchos activistas ainu creen que la apertura del gobierno respecto a la posibilidad de continuar investigando o la necesidad de recabar pruebas de ADN para identificar los restos significan que la creación del memorial
mencionado dentro del “Espacio Simbólico” sólo servirá para perpetuar la profanación de
sus antepasados. El hecho de que estos “esfuerzos” enfrenten tantas sospechas demuestra la significativa divergencia entre las exigencias y las expectativas de los ainu.
Los habitantes de Okinawa
La presencia de las fuerzas militares de Estados Unidos sigue siendo el motivo principal de los problemas más acuciantes para los okinawenses. El año 2013 fue la
continuación de los ya 18 años de larga lucha para obligar al Pentágono a cumplir su
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promesa de cerrar una base aérea peligrosamente situada en la densamente poblada ciudad de Ginowan, y para evitar el plan de los gobiernos de EE.UU. y Japón de
construir un nuevo y gigantesco complejo naval y aéreo en Cabo Henoko.
El año comenzó con cierta apariencia de justicia. En marzo, dos miembros de la
Armada de EE.UU. fueron condenados a 10 años en una prisión japonesa, después
de reconocer la violación de una mujer de Okinawa en octubre de 2012. Históricamente, los soldados estadounidenses que cometían delitos en Okinawa han evitado
el castigo, o enfrentado penas menores, debido a los esfuerzos militares para protegerlos de la justicia local.
El impacto de los crímenes y otros efectos cotidianos de la presencia militar de
EE.UU. en la sensación de seguridad de los okinawenses, indican las principales
razones detrás de la feroz resistencia al nuevo complejo militar propuesto. De concretarse, será la primera gran base militar construida en Okinawa en 50 años.
Antecedentes del problema de Futenma-Henoko
En aparente respuesta a la intensa indignación pública contra el secuestro y la violación de una niña de Okinawa de 12 años de edad a manos de tres miembros del
servicio de Estados Unidos, en 1995, los gobiernos de Estados Unidos y Japón anunciaron un amplio plan para “consolidar” la presencia militar de EE.UU. en Okinawa. El
punto central del acuerdo era el cierre de la Estación Aérea Futenma del Cuerpo de
Marines, ubicada en el centro de la populosa ciudad de Ginowan. Sin embargo, los
EE.UU. condicionaron el cierre de Futenma a la construcción de una nueva base
aérea, finalmente programada para la zona rural de Henoko Bay. La construcción y la
operatividad de la nueva base amenazarían el hábitat de varias especies terrestres y
marinas en peligro de extinción, así como la seguridad y la calidad de vida de los residentes locales (ver El Mundo Indígena 2011, 2012, 2013).
La popular campaña no violenta dirigida a detener la construcción de la nueva
base ha impedido, hasta ahora, cualquier progreso efectivo. Mientras tanto, el Pentágono insiste en mantener operativa a Futenma.
Últimos acontecimientos
En marzo, el gobierno japonés presentó una solicitud al gobernador de Okinawa solicitando autorización para usar los vertederos para las instalaciones de la nueva
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base aérea y naval. Bajo la ley japonesa, el gobernador debe aprobar cualquier proyecto de relleno sanitario en aguas de la prefectura.
El gobierno japonés también advirtió a los miembros de la Asociación de Cooperativas Pesqueras Nago (cuya área de pesca incluye las aguas alrededor de Cabo
Henoko) que el único camino para la compensación económica por la pérdida de
acceso a sus derechos de pesca sería respaldar la construcción de la nueva base. En
marzo, en un golpe a la oposición, la cooperativa de pescadores votó –88 a 2– a favor
del proyecto.
En abril, los EE.UU. y Japón anunciaron con bombos y platillos un calendario
para el retorno de cerca de 1.000 hectáreas de tierras ocupadas militarmente. Esto
incluye las considerables tierras ocupadas por la base de Futenma, pero debido a
que su cierre supone la realización del complejo militar Henoko, se estima que la
clausura de Futenma no será antes de 2022.
Aunque los habitantes de Okinawa ven como un paso positivo cualquier devolución de las tierras ocupadas militarmente, otros acontecimientos de los últimos años
ponen de relieve los problemas ecológicos a largo plazo asociados con las operaciones militares y el grado de limpieza necesario cuando se cierran las bases. En junio,
excavando en un campo de fútbol que una vez se encontraba dentro de la base aérea
de Kadena, los trabajadores descubrieron 22 barriles conteniendo rastros de herbicidas químicos que se utilizan en el agente naranja, el defoliante tóxico utilizado durante la Guerra de Vietnam.
El nivel de dioxina contenido en las aguas de los alrededores se encontraba 840
veces por encima de los límites estándar de seguridad. El descubrimiento demuestra
que los EE.UU. almacenan agente naranja en Okinawa, a pesar de las continuas
negaciones del Pentágono (más recientemente, en un informe publicado en febrero).
En el año 2013, a la luz de éste y varios otros descubrimientos de contaminación
tóxica en las tierras de las antiguas bases, la preocupación por los efectos de la expansión de las operaciones militares de Estados Unidos en Henoko y Oura Bays se
ven agravados por el hecho de que, en virtud del acuerdo de paridad con el gobierno
japonés, EE.UU. no toma la responsabilidad de solucionar la contaminación en o
cerca de sus bases.
El 5 de agosto, en medio de estos ejemplos de los efectos a largo plazo de la
presencia militar de EE.UU., el accidente de un helicóptero militar, a sólo 2 km de una
zona residencial, puso de relieve los peligros inmediatos que plantean las operaciones diarias de los militares. De hecho, el accidente ocurrió durante una semana de
fuertes protestas ante la posibilidad de más accidentes de aeronaves debido al pospuesto cierre de Futenma. Los residentes bloquearon la entrada a esta estación aé-
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rea para oponerse al despliegue –por parte del Pentágono– de otros 12 aviones Osprey MV-22 (propensos a accidentes) a Futenma.
El año 2013 terminó con protestas masivas, esta vez en contra de la administración
del gobernador de Okinawa. Aunque políticamente conservador, el gobernador Hirokazu
Nakaima se había opuesto a la nueva base en Henoko argumentando, en cambio, por el
cierre rápido de Futenma y la reubicación por completo de sus operaciones fuera de Okinawa. En diciembre, sin embargo, después de la promesa del gobierno central de un paquete de estímulo económico masivo para Okinawa, y citando el aumento de las tensiones en el frente internacional, Nakaima aprobó la solicitud del gobierno central de utilizar
el relleno sanitario en Henoko y Oura Bay. En teoría, esto proporciona la justificación legal
para que comience la construcción. Sin embargo, las manifestaciones generalizadas en
reacción al cambio en la actitud del gobernador sugieren que las casi dos décadas de resistencia sostenida en el proyecto están lejos de terminar.

Notas y referencias
1
Cantidades poblacionales tomadas de la Encuesta sobre el sustento de los ainu de 2006, conducida por el gobierno de la Prefectura de Hokkaido en colaboración con la Asociación Ainu (Gobierno
de Hokkaido, Sección de Medioambiente y estilo de vida, 2007. Informe de la Encuesta sobre el
sustento de los ainu de Hokkaido. Último acceso el 20 de marzo de 2011: http://www.pref.hokkaido.
lg.jp/file.jsp?id=56318). Muchos con ancestros ainues no se identifican públicamente como ainu
debido a la discriminación y el estigma en la sociedad japonesa. Los observadores ainues estiman
que la población real de personas con ancestros ainu es de entre 100.000 y 300.000.
2 Los resultados detallados de la encuesta se puede encontrar en línea en http://www8.cao.go.jp/
survey/h25/h25-ainu/index.html (sólo en japonés).
3http://www.facebook.com/pirkakanpi
4http://www.irankarapte.com
5 Para más detalles, ver informe sobre Japón en El Mundo Indígena 2013
6 Para más detalles, ver informe sobre Japón en El Mundo Indígena 2013.
W. Lonnie Ding-Everson es autor de la sección sobre los ainu. Es fundador de
AINU PRIDE PRODUCCIONES (http://www.ainupride.com) y exprofesor de lengua
ainu del programa de la Fundación para la Investigación y Promoción del Lenguaje
de la Cultura Ainu, en Tokio.
Kelly Dietz es autora de la sección sobre los habitantes de Okinawa. Es profesora
asistente en el Departamento de Ciencias Políticas en la Universidad de Ithaca, en
Nueva York.
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