Dos pueblos indígenas de Japón, los ainu y los habitantes de

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JAPoN
Dos pueblos indígenas de Japón, los ainu y los habitantes de Okinawa, viven
en las islas ubicadas en los extremos norte y sur del archipiélago del país. El
territorio de los ainu se extiende desde las islas Sajalín y Kuriles (ambas actualmente en territorio ruso) hasta la parte norte del Japón actual, incluyendo
la totalidad de la isla de Hokkaido. En 1869, Hokkaido fue incorporada unilateralmente al estado japonés. Aunque la mayor parte de los ainu todavía vive
en Hokkaido, durante la segunda mitad del siglo XX, decenas de miles emigraron a los centros urbanos de Japón para trabajar y escapar de la discriminación predominante en la isla. Desde junio de 2008, los ainu están oficialmente reconocidos como pueblo indígena de Japón. La mayoría de las encuestas gubernamentales recientes indican que la población ainu de Hokkaido ascendía, en 2013, a 16.786 individuos y, en 2011, a 210 en el resto de
Japón.1
Los okinawenses o ryūkyūanas viven en las islas Ryūkyū, que conforman la prefectura de Okinawa del Japón actual. Comprenden varios grupos
de lenguas indígenas con características culturales distintas. Aunque ha habido cierta migración de pueblos indígenas japoneses a las islas, la población
es en gran parte ryūkyūana. En 1879, Japón colonizó las islas Ryūkyū, pero
luego de la Segunda Guerra Mundial se las cedió a los EE.UU. a cambio de
su independencia. En 1972, las islas fueron reincorporadas al estado japonés y los okinawenses se convirtieron en ciudadanos japoneses, pero el ejército estadounidense continuó permaneciendo en el lugar. Hoy en día, unos
50.000 militares estadounidenses ocupan, junto con sus dependientes y
contratistas civiles, 34 instalaciones militares en la isla de Okinawa. La isla es
el hogar de 1.1 millones de los 1.4 millones de personas que viven en las
islas Ryūkyū.
El gobierno japonés votó a favor de la Declaración de Naciones Unidas
sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (aunque no reconoce el derecho incondicional a la autodeterminación). No ha ratificado el Convenio 169
de la OIT.
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Los ainu
Los ainu y el problema del discurso xenófobo de Japón
E
n 2014 saltó a la luz el creciente discurso xenófobo de Japón hacia los ainu. No
sólo se han atacado las políticas que tratan de mejorar la situación socioeconómica de ese pueblo y de promover su cultura sino que los ataques se han dirigido, a
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menudo, a los propios ainu. En septiembre, el tema atrajo la atención nacional, cuando un miembro de la alcaldía de Sapporo, en Hokkaido -la patria tradicional de los
ainu- publicó en Twitter que “los ainu ya no existen”. A pesar de los pedidos de renuncia y su expulsión del Partido Democrático Liberal (PLD), continúa desempañándose
en la alcaldía, utilizando los medios de comunicación para impulsar el sentimiento
antiainu entre sus partidarios. Más tarde marcó como “favorito” el tweet de un partidario que exigía que los coreanos y los ainu abandonaran el país. También en la alcaldía de la Prefectura de Hokkaido, un miembro del PLD dijo, en noviembre, que el
indigenismo de los ainu era “altamente cuestionable” y negó que los japoneses hubiesen infligido penurias a los ainu en el pasado. El miembro de la alcaldía, también
conocido por su activa presencia en los medios de comunicación en la promoción de
la causa antiainu, no enfrentó ninguna sanción por sus comentarios.
Estas declaraciones han sido criticadas como “discurso xenófobo”, lo que atrajo
la atención del Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación
Racial en el examen del informe periódico de Japón, en agosto. Sin embargo, en relación a sus políticas hacia los ainu, el informe del gobierno japonés enfatizó sus esfuerzos por promover la lengua y la cultura ainu. Estos hechos demuestran que los
ainu enfrentan desafíos que requieren no sólo el apoyo de su lengua y su cultura,
sino también el respaldo a sus derechos a la tierra y a los recursos como pueblo indígena, así como su derecho humano fundamental a la no discriminación.
Conferencia Mundial sobre los Pueblos Indígenas y los restos
ancestrales
Mientras tanto, se observaron algunos avances positivos en la participación de los
ainu en la Conferencia Mundial de los Pueblos Indígenas (CMPI). Kazushi “Yupo”
Abe, vicepresidente de la Asociación Ainu de Hokkaido, participó en la conferencia
como miembro oficial de la delegación del gobierno japonés, lo que constituyó la
primera oportunidad en la que una persona ainu asistía como parte de la delegación
a una conferencia internacional. En la misma, el gobierno japonés hizo hincapié en su
intención de crear el “Espacio Simbólico para la Armonía Étnica” a tiempo para los
Juegos Olímpicos de Tokio de 2020, que será utilizado para restaurar el hábitat tradicional ainu, así como para consolidar y conmemorar los restos ancestrales.2 El documento final de la CMPI también parece respaldar muchos de estos esfuerzos, en
particular la sección 27, que aborda el tema del “acceso y la repatriación de objetos
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de culto y de restos humanos”, algo que sigue siendo un punto de discusión en Japón.
Mientras en junio el gobierno adoptaba oficialmente una decisión del gabinete
para el establecimiento del “Espacio Simbólico” y las directrices para la repatriación
de restos ancestrales ainu, éstas han sido objeto de críticas por parte de algunos
activistas ainu. En primer lugar, las directrices establecidas son específicas para la
“repatriación de los restos identificados”, lo que significa que se aplican sólo a 23 de
los más de 1.600 que permanecen en poder de las universidades. Además, las universidades a menudo llevan un registro precario de los restos ancestrales, muchos
de ellos desmembrados y donde las piezas se encuentran almacenadas por separado. Esto aumenta los obstáculos en su identificación y repatriación. De hecho, en algunos casos las universidades se niegan a repatriar los restos a las comunidades
locales, citando las directrices del gobierno y afirmando que no se puede establecer
la identidad en base a lo precario de sus propios registros. Algunos activistas ainu se
oponen a la idea misma de la concentración de los restos ancestrales en un “Espacio
Simbólico”, argumentando que deben ser devueltos a las comunidades locales. Muchos temen también que los restos sigan utilizándose para la investigación y que se
aprovechará la creación del espacio para ignorar discretamente los delitos de las
universidades contra los ainu, sin que deban rendir cuentas. Los activistas y líderes
ainu que trabajan tanto dentro como fuera del gobierno japonés quieren, por encima
de todo, que los restos ancestrales sean tratados con la dignidad que merecen los
restos de los seres humanos.
Los habitantes de Okinawa
Continúan las Campañas de Futenma-Henoko
La presencia militar estadounidense y la condescendencia del gobierno japonés en
su relación con los Estados Unidos en el contexto de Okinawa, constituyen los problemas más acuciantes de los okinawenses. 2014 fue un año dominado por la larga
lucha de 19 años para cerrar la estación aérea estadounidense Futenma, ubicada en
el centro de la densamente poblada ciudad de Ginowan, y para impedir la construcción de un nuevo complejo militar estadounidense en Cabo Henoko -área rural cercana a la ciudad de Nago (por antecedentes, ver El Mundo Indígena 2011, 2012, 2013).
Las tensiones y protestas aumentaron este año cuando el gobierno japonés estableció el inicio de las obras.
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En julio se realizó una nueva sentada en la entrada de Camp Schwab cuando los
contratistas del gobierno japonés comenzaron la construcción. Durante todo el año
se congregaron decenas de miles de habitantes de Okinawa que se oponen a la
construcción de la nueva base y demandan el cierre de Futenma, lo que también se
vio reflejado, con una abrumadora mayoría, en las encuestas. Asimismo, la opinión
popular se manifestó en la política electoral. La Asamblea de la Prefectura comenzó
el año reclamando la renuncia del gobernador Nakaima Hirokazu, quien modificó su
oposición original, manifestada en 2013, a la construcción de la base. A finales de
año, los habitantes de Okinawa en su conjunto habían destituido a Nakaima y elegido
a candidatos que se oponían a la construcción de bases, tanto para la gobernación
como para los cuatro escaños de la cámara baja en la Legislatura Nacional de Japón.
Los residentes de la ciudad de Nago también reeligieron como alcalde a Inamine
Susumu, opositor a la base estadounidense.
Con el aumento de la presión de la administración Obama, Tokio respondió en
diferentes niveles. Al concentrar la construcción inicial dentro de Camp Schwab se
dificultaron las protestas; por otra parte, el gobierno anunció que iba a transferir el
control sobre la carretera de la prefectura en Takae a los militares estadounidenses.
Los funcionarios del gobierno se negaron a reunirse con el gobernador electo Onaga
Takeshi y, poco después, cortaron el 10 por ciento del presupuesto de 2015 de Okinawa. Muchos esperan la cancelación del largamente esperado tramo ferroviario
norte-sur en la isla de Okinawa.
A menudo, los okinawenses señalan lo que cotidianamente ocurre en las bases
para explicar el compromiso inquebrantable en relación a las campañas de Futenma
y Henoko, como así el amplio apoyo a la reducción de la presencia de los Estados
Unidos en general. En febrero, las autoridades militares anunciaron los resultados de
las pruebas de suelo luego del accidente, en 2013, de un helicóptero militar en Ginoza. Se encontraron altos niveles de plomo y arsénico, 74 y 21 veces respectivamente
por encima de las normas de seguridad. Esto explica la condena oficial y popular de
los nueve incidentes relacionados con el mal funcionamiento de aviones militares en
2014. Asimismo, continuaron los crímenes por parte de miembros del servicio de los
Estados Unidos, tales como asaltos sexuales, allanamientos de morada, conducción
alcoholizada y otros incidentes de violencia.
A fin de año, el gobierno suspendió la construcción en Henoko tras una serie de
tifones y luego de la gran actuación en las urnas de los candidatos que se oponen a
la presencia de las bases. Se espera que la construcción se reanude en enero, pero
el proyecto seguirá enfrentado a una fuerte oposición.
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Intervención transnacional
Las estrategias transnacionales continúan, lo que refleja una falta de fe en las instituciones japonesas para resolver problemas asociados con las bases. Este año, Inamine, el alcalde de Nago, se reunió con legisladores y funcionarios en Washington.
También avanzó la demanda Dugongos vs. Secretaria de Defensa de los Estados
Unidos. La demanda, presentada en 2003 por una coalición de organizaciones ambientalistas okinawenses, japoneses y norteamericanas ante la Corte Federal de
Distrito de los Estados Unidos, apela a la Ley Nacional de Preservación Histórica de
ese país que exige que las agencias estadounidenses que operan a nivel internacional consideren los efectos de sus acciones sobre los bienes culturales oficiales de las
naciones anfitrionas. La ampliación de Camp Schwab implica el relleno de una extensa zona del hábitat primario de los dugongos de Okinawa -que se encuentran en
peligro de extinción- un “monumento natural” protegido bajo la Ley para la Protección
de los Bienes Culturales de Japón. En abril de 2014, el Departamento de Defensa
(DoD) presentó un informe ordenado por la corte que determina que la expansión de
la base no tendría “ningún efecto adverso” sobre los dugongos. Los demandantes
presentaron una nueva acción en julio, citando el cumplimiento inadecuado por parte
del Departamento de Defensa de los requisitos de la Ley Nacional de Preservación
Histórica de los Estados Unidos, así como su negativa a comunicar los estudios que
fundamentan su determinación. En diciembre comenzó una nueva ronda de audiencias.
La participación sostenida de los habitantes de Okinawa en el foro de las Naciones Unidas ha obligado al gobierno japonés a discutir sus derechos en el contexto de
los convenios ratificados. En agosto, Keiko Itokazu se convirtió en el primer miembro
del parlamento en hacer una apelación directa ante las Naciones Unidas, en una
audiencia del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD) y en la
Conferencia Mundial sobre los Pueblos Indígenas. Hasta el momento, Tokio ha rechazado categóricamente la identidad indígena de los habitantes de Okinawa y los
cargos por discriminación hacia ellos. En su informe de agosto de 2014, el CERD
cuestionó la posición del gobierno japonés, citando el reconocimiento de la UNESCO
de las lenguas ryūkyū y de la etnicidad y la cultura única de los okinawenses. Los
representantes del gobierno respondieron que los habitantes de Okinawa “no eran
objeto de ‘discriminación racial’, conforme a lo dispuesto en la Convención”, y que las
islas Ryūkyūs estaban entre “las muchas islas en el archipiélago [de Japón] en las
que se habían desarrollado tradiciones con características únicas”.3
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Notas y referencias
1
Cantidades poblacionales tomadas de la encuesta de 2013 sobre el sustento de los ainu, realizada por el gobierno de la Prefectura de Hokkaido en colaboración con la Asociación Ainu (Gobierno de Hokkaido, Sección de Medioambiente y estilo de vida, 2013, consultada el 6 de enero
de 2015, http://www.pref.hokkaido.lg.jp/ks/ass/ainu_living_conditions_survey.pdf). Cantidades
poblacionales para el resto de Japón tomadas de la Encuesta de Medios de Vida de los ainu que
habitan fuera de Hokkaido, realizada por el Consejo de la Política de Promoción de los Ainu,
2011; consultada el 6 de enero de 2015, http://www.kantei.go.jp/jp/singi/ainusuishin/dai3/siryou3_3.pdf). Muchos con ascendencia ainu no se identifican públicamente como tales debido a
la discriminación y el estigma en la sociedad japonesa. Los observadores ainues estiman que la
población real de personas con ascendencia ainu es de entre 100.000 y 300.000, y de 5.000 sólo
en la región de Kanto.
2 Para más detalles, ver informe en El Mundo Indígena 2014.
3http://www.ohchr.org/EN/NewsEvents/Pages/DisplayNews.aspx?NewsID=14957&LangID=E#st
hash.DQxguRsO.dpuf
W. Lonnie Ding-Everson, autora de la sección sobre los ainu, es la fundadora de
AINU PRIDE PRODUCCIONES (http://www.ainupride.com) y exprofesora de lengua
ainu del programa de la Fundación para la Investigación y Promoción del Lenguaje
de la Cultura Ainu, en Tokio.
Kelly Dietz es la autora de la sección sobre los habitantes de Okinawa. Es profesora
asistente en el Departamento de Ciencias Políticas en la Universidad de Ithaca, en
Nueva York.
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