El movimiento indígena y el feminismo desde AbyaYala: Una perspectiva poscolonial de la sexualidad femenina12 Marina Lis Wassmansdorf3 María Paz Marín4 INTRODUCCIÓN Partiendo de la base de que se nos ha heredado un sistema mono-cultural que impone la visión del estereotipo del hombre blanco bajo un sistema capitalista, en Latinoamérica, intentamos centrar nuestros aportes teóricos en una perspectiva descolonial de feminismo. Es así que partimos por presentar las diversas ramas dentro del feminismo demostrando la diversidad dentro de la diversidad para posteriormente dar paso a los movimientos de mujeres indígenas y su perspectiva con respecto al feminismo para finalmente comprender la problemática sobre la inclusión de los derechos sexuales y reproductivos en los textos magnos provenientes del nuevo constitucionalismo latinoamericano. Por esa razón, en el presente trabajo5, abarcamos las disputas de poder por la autopercepción del cuerpo y la sexualidad entre las mujeres indígenas y las mujeres feministas en el ámbito de Latinoamérica. Debemos aclarar que si bien separamos ambos sectores es menester aclarar que muchas veces estas concepciones están mezcladas, es decir, las mujeres indígenas percibidas como feministas o feministas de facto pueden estar en pro o en contra de las posturas que a continuación pasamos a presentar. Esa es la complejidad que tratamos de abarcar, reconociendo la diversidad existente en AbyaYala. Es el entrecruzamiento de sexualidad-genero-indigenismofeminismo desde la perspectiva de la percepción del propio cuerpo y la problemática que se plantea. ¿Existe un feminismo no occidental? 1 Autorízase que el presente trabajo sea publicado en cualquiera de los formatos que el Comité Académico defina. 2 Mesa temática 2: Epistemologías coloniales/des/poscoloniales. 3 Estudiante de Grado de História por la Universidade del Estado de Santa Catarina (UDESC), y de Derecho por la Universidade Federal de Santa Catarina (UFSC), Brasil. [email protected] 4 Abogada por la Universidad Alberto Hurtado, Chile. [email protected] 5 El presente informe fue presentadoel 2013 para la disciplina de Derechos Humanos de laFacultad de Derecho y CienciasSociales de la Universidade Nacional de Córdoba (UNC), Argentina. La autora Francesca Gargallo Celentani nos propone mirar esta pregunta desde un prisma filosófico6. Esto pues partimos de la existencia de un feminismo basado en la Modernidad, modernidad que se nos ha heredado de una manera occidentalista de ver las cosas. Sin embargo, la posición de considerar la existencia de otros feminismos no occidentales, a partir de latinoamérica, abre las puertas a estudios de nuevas teorías y posicionamientos políticos de propuestas feministas propias de intelectuales, activistas, dirigentes indígenas, y, por otro lado, reconoce una serie de luchas históricas, al pensar el camino de las mujeres de los 607 pueblos y nacionalidades originarias de Nuestra América. En ese sentido, afirma la feminista comunitaria Aymara Julieta Paredes: ―toda acción organizada por las mujeres indígenas en beneficio de una buena vida para todas las mujeres, se traduce al castellano como feminismo.‖7 Descolonizar el feminismo Muchas de las mujeres indígenas acreditan que no son o no deben ser feministas—En el sentido occidental— pues primero deben cuidar de su pueblo, su cultura, la vida y dignidad de sus comunidades, porque el no hacerlo implicaría el exterminio de lo que queda. Según Gargallo: Pedirle al feminismo de las mujeres de los pueblos originarios que no se defina primeramente desde la defensa de su pueblo, en cuanto colectivo mixto, contra el racismo implica desconocer la historia concreta de las mujeres de los pueblos y naciones indígenas. En otras palabras, implica desconocer la identidad feminista indígena.8 Las mujeres indígenas han pasado por situaciones tan extremas y brutales que nadie descarta la amenaza del etnocidio de su pueblo. Por lo tanto, el trabajo del feminismo en el contexto de Latinoamérica siempre va a suponer trabajar con el racismo de estado y sus múltiples estrategias de aniquilamiento cultural. Por ello para las mujeres feministas desde la perspectiva indígena el reconocimiento de sí mismas supone un reconocimiento que son el sostén de su pueblo. Además de eso, compete – al feminismo latinoamericano - entender los procesos de racialización como inherentes a la colonialidad, categoría y perspectiva teórica que 6 GARGALLO, Francesca Celentani. Feminismos desde AbyaYala: Ideas y Proposiciones de Las Mujeres de 607 Pueblos de Nuestra América. Editorial: Desde Abajo, colección Pensadoras latinoamericanas, 2012, p. 12. 7 Ídem, p.17 8 Ib. p.126 da cuenta de los procesos de colonialismo que no han finalizado y de las relaciones de dominación que persisten y se reproducen en los países colonizados. Siguiendo este lineamiento, Karina Bidaseca en su emblemático texto ―Mujeres blancas buscando salvar a las mujeres color café de los hombres blancos y color café” cuestiona el feminismo liberal burgués y occidental hegemónico, que parte de una mujer blanca, de clase media y urbana que va en contra del patriarcado en general, olvidando otras cuestiones sintomáticas de la agenda feminista: el racismo, la lesbofobia y la colonización. En este ámbito, el feminismo postcolonial tuvo el rol de denunciar a las feministas blancas provenientes de las primeras olas, que por mucho tiempo actuaron como si las mujeres negras no tuvieran la capacidad de análisis crítico y de la proposición de programas de liberación. De este modo, nos señala el racismo en el ámbito del movimiento feminista, habilita a las feministas blancas a seguir actuando como explotadoras y opresoras9. De acuerdo a lo expuesto por Julieta Paredes, las integrantes del movimiento feminista en Latinoamérica, en muchos momentos, no acompañan el análisis de las diferentes coyunturas que suceden en los pueblos originarios. Conforme a lo que expone la autora citada, se reduce al patriarcado sólo a la opresión de los hombres hacia las mujeres: Parten de que todos los hombres son lo mismo y todas las mujeres son lo mismo, encubren las relaciones de clase entre mujeres, las relaciones racistas entre mujeres, las relaciones lesbofóbicas entre mujeres, las relaciones coloniales entre mujeres, las relaciones imperialistas entre mujeres 10. Redefinir el feminismo Partiendo de la descolonización del feminismo, Julieta Paredes nos propone una redefinición del concepto con el objetivo de convertirlo en un significado revolucionario para las mujeres y hombres de los pueblos indígenas. Acá el feminismo no se agota en una definición reduccionista del patriarcado. Este último es entendido, entonces, como un sistema de opresiones, un concepto que explicaría—desde las mujeres— todas las 9 BIDASECA, Karina. “Mujeres blancas buscando salvar a mujeres color café": desigualdad, colonialismo jurídico y feminismo postcolonial. Andamios. Revista de Investigación Social, vol. 8, núm. 17, septiembre-diciembre, 2011, pp. 61-89 10 PAREDES, Julieta. Hilando fino desde el Feminismo Indígena Comunitario.Publicado en: Aproximaciones críticas a las prácticas teórico-políticas del feminismo latinoamericano. Vol. 1 (2010). Yuderkys Espinosa Miñoso (coord.). En la frontera, Buenos Aires, p.2. opresiones que sufre la humanidad. Teniendo en cuenta esto, el feminismo es, para Paredes, despatriarcalizador y siendo despatriarcalizador, también es descolonizador, desheterosexualizador, antimachista, anticlasista y antirracista11. Las líneas de pensamientos de las mujeres indígenas Su definición como indígenas en las leyes coloniales ocultaba su condición de trabajadoras, y en la actualidad las margina como ciudadanas. La devaluación histórica de su trabajo las ha convertido en mujeres pobres, dependientes de los hombres de su comunidad y de los mercados que les compran sus producciones12. Según Gargallo, cuando estamos tratando con pueblos originarios, o de mujeres indígenas, los convertimos en ―minorías‖, ―etnias‖ o en los ―otros‖ de las naciones latinoamericanas, desde la invasión europea trayendo como bagaje la racionalidad científica, ―sus ideas religiosas fueron definidas supersticiones y sus leyes, usos y costumbres; sus sistemas agrícolas fueron degradados, su historia fue analizada por nuevas disciplinas creadas ad hoc, como la antropología, sus sistemas astronómicos llamados cosmogonías‖13. Las implicaciones de estos paradigmas creados en aquel tiempo se observan cuando, por ejemplo, se nombran las mujeres y los indios como artesanas – y no como artistas. No se quiere hablar y reconocer la capacidad creativa propia, innovadora y transformadora de esas/es sujetas/os. Por lo tanto, hacemos un esfuerzo en salir del estereotipo ―las indígenas‖ como algo unísono, homogéneo – olvidando las complejas diversidades que subexisten entre los 607 pueblos y nacionalidades AbyaAyla—No es posible tratar en el presente artículo esa gama tan compleja, pero se intentará demostrar en algunas líneas de pensamiento y las disputas de poder existentes en el movimiento de mujeres indígenas. Gargallo, en un trabajo de investigación de diez años, se acercó a escuchar a las intelectuales (en una definición occidental) de los pueblos de Nuestra América, reconocidas por sus comunidades como ―pensadoras, creadoras, dirigentes de alguna colectividad, guías espirituales, artistas y organizadoras de las prácticas cognoscitivas y discursivas‖14. En esto labor, Gargallo recogió cuatro lineamientos de pensamiento feminista entre las mujeres de naciones originarias: 11 PAREDES, Julieta. Op.cit.p. 4. GARGALLO, Francesca Celentani. Op. Cit., p. 26. 13 Idem, p. 159. 14 GARGALLO, Francesca Celentani. Op. Cit., p. 188. 12 1) mujeres indígenas que trabajan a favor de una buena vida para las mujeres a nivel comunitario según su propia cultura, pero que no se llaman feministas porque, al reivindicar la solidaridad entre mujeres y hombres como dualidad constituyente de su ser indígena, temen que el término sea cuestionado por los dirigentes masculinos de su comunidad y que las demás mujeres se sientan incómodas con ello; 2) indígenas que se niegan a llamarse feministas porque cuestionan la mirada de las feministas blancas y urbanas sobre su accionar y sus ideas; 3) indígenas que reflexionan sobre los puntos de contacto entre su trabajo en la visibilización y la defensa de los derechos de las mujeres en su comunidad y el trabajo de las feministas blancas y urbanas para liberarse de las actitudes misóginas de su sociedad y que, a partir de esta reflexión, se reivindican feministas o ―iguales‖ a feministas; 4) indígenas que se afirman abiertamente feministas desde un pensamiento autónomo; y que elaboran prácticas de encuentro, manifiestan públicamente sus ideas, teorizan desde su lugar de enunciación en permanente crítica y diálogo con los feminismos no indígenas en los recuperados o reconstruidos territorios de América Latina, como las que han elaborado una idea de Feminismo Comunitario, postulado por la Asamblea Feminista de Bolivia y las feministas comunitarias xinkas de Guatemala‖15. La línea del pensamiento de las mujeres que actúan a favor de las mujeres para la mejora de sus condiciones de vida pero que se niegan a llamarse feminista se dividen en a su vez en dos: - La primera es la más numerosa, y rechaza el nombre porque teme que los hombres de su propia comunidad las rechacen. - La segunda, de cuño político más fuerte, son mujeres dirigentes, que al lado de actuar a favor de las mujeres de su comunidad, actúan junto a sus pares en la reivindicación de la identidad, de la tierra, de la ley y de una educación propias. Son mujeres indígenas que se niegan a llamarse y a que se les llame feministas; teniendo en cuenta la existencia de feministas indígenas, manifiestan alguna animosidad porque las sujetas feministas se les toman las palabras, o quieren saber más que ellas. Las que viven una transición, conforme Gargallo, dudan acerca de si son o no feministas. Toman el feminismo como algo ajeno a sus acciones, según un paradigma de mujeres feministas que son blancas, urbanas y de clase media. Dice una mujer wayuu de Venezuela: ―Cómo vamos a ser feministas si no estamos en la ciudad y el trabajo es mucho y los hombres son necesarios?‖16. Cree Gargallo que muchas indígenas no aceptan definirse feministas porque no quieren identificarse con un apelativo que viene de la cultura hegemónica. 15 16 GARGALLO, Francesca Celentani. Op. Cit., p. 170. GARGALLO, Francesca Celentani. Op. Cit., p. 196 Ahora las mujeres que se reivindican feministas, lo hacen radicalmente pero sin renunciar a su lugar en el interior de un pueblo, de una historia propia. Estos feminismos cuestionan la dominación que sufren las mujeres desde la relación sexogenero. No obstante, tratan de problematizar la discriminación de clase, de cultura, de estética, o sea, de todo un proceso (la racialización colonial de los pueblos americanos). Nosotras dividimos las líneas de pensamiento de las mujeres indígenas que se nombran feministas en dos, según sus concepciones de patriarcado. El primero es el Feminismo Paritario Indígena, que convierte la lucha de las mujeres indígenas en la reconstrucción de relaciones equitativas entre hombres y mujeres. Como dice Rosalía Paiva, activista del feminismo paritario indígena andino, la cultura occidental inventó el sistema patriarcal, porque los diferentes compiten y se busca asegurar la superioridad del macho frente a la hembra. Esta visión se apoya en el modelo de unidad como abstracción occidental del mundo. En contra de esto, la autora postula que la cosmovisión indígena está proyectada en la paridad como principio. Desde esa concepción, el masculino y el femenino son dos opuestos complementarios – cada uno tiene sus cualidades y se complementan. A partir de eso, Paiva afirma que el colonialismo occidental impuso a las naciones originarias una serie de códigos y costumbres por la fuerza – dirigidas especialmente en contra las mujeres indígenas, y que fueron aprendidas por los hombres indígenas en cuanto un aseguramiento de privilegios. La línea de ese feminismo insiste que las relaciones de género dentro de las sociedades indígenas fueron desequilibradas por el patriarcado occidental y hoy muchas mujeres no tienen la oportunidad de expresarse en las asambleas comunales y los hombres comen más no porque trabajan más, sino porque son hombres17. En contraposición a eso, el Feminismo Comunitario Indígena – representado por las feministas xinkas de Guatemala y aymaras de Bolivia – denuncian la existencia del patriarcado ancestral. Ellas proponen una ―reflexión profunda para trascender la posición históricasituada que culpa total y exclusivamente al colonialismo de 518 años del origen de todos los males de los pueblos indígenas, cuando las mujeres ya sufrían condiciones previas de patriarcado ancestral originario‖18. Las disputas de poder en Bolivia 17 PAIVA, Rosalía. Feminismo Paritario Indígena Andino. Publicadoen: <http://www.ecoportal.net, Canadá, 22 de febrero de 2007 International Campaign for Indigenous Dignity "The fight for the independence continue">. 18 GARGALLO, Francesca Celentani. Op. Cit.,, p. 113. La ilustración de esas diversas líneas de pensamiento del movimiento indígenas—las tensiones y disputas de poder provenientes de ello – pueden ser sentidas en la experiencia del nuevo constitucionalismo en Bolivia. El momento histórico que vivió Bolivia en la década del dos mil con sus luchas sociales marcadas por la guerra del agua, la resistencia a los impuestos, la guerra del gas, las manifestaciones, las huelgas, las ocupaciones protagonizadas por campesinas/os, indígenas, las juntas de jóvenes, vecinas/os, sindicatos y las luchas feministas fueron central para la experiencia de la Asamblea Constituyente en 2006 y para la consagración de una nueva Constitución en 200919. En el ámbito de los derechos de las mujeres, la Constitución Política de Bolivia es novedosa al consagrar expresamente los derechos sexuales y reproductivos en su artículo 66 de dicho cuerpo normativo. También crea legalmente la posibilidad de una maternidad intercultural – claramente una reivindicación de los movimientos de mujeres indígenas – a partir de una idea de que hay otras formas de ser madre y de reproducirse. También, avanza en la utilización de un lenguaje no sexista y en la incorporación de los hombres como sujetos de los derechos sexuales y reproductivos – así también responsables de ello—en la prohibición de la discriminación de la orientación sexual e identidad de género; etc. Sin embargo, no toca en temas substanciales que tiene que ver con el ejercicio autónomo de la sexualidad y con la práctica del aborto como un derecho no reproductivo. Estas garantías y derechos hacia las mujeres fueron fruto de intensos debates y de disputas de poder principalmente en el seno de las agrupaciones de mujeres bolivianas. En ese sentido, Monte y Gavernett20 definen cuatro actoras políticas de esa década: 1. La Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Originarias de Bolivia Bartolina Sisa , ligadas al Movimiento Al Socialismo y demás sindicatos femeninos. Las Bartolinas son las representantes institucionales del movimiento de mujeres indígenas en Bolivia, y pueden ser consideradas la ‗mano derecha‘ del gobierno del Presidente Evo Morales. 19 DE SOUSA SANTOS, Boaventura. ―La Refundación del estado en América Latina‖. MONTE, María Eugenia y GAVERNET, Leticia. La incorporación de los derechos sexuales y reproductivos en las constituciones de Argentina, Venezuela, Ecuador y Bolivia. Publicado en: <http://http://programaddssrr.wordpress.com/seminario-sexualidades-reproduccion-y-derechos/> 2013 20 2. Las asociaciones de mujeres periurbanas (como las juntas vecinales, los comités de amas de casa) - asumiendo una identidad campesina y de origen étnico en detrimento de las reivindicaciones de género. 3. Las ONGs en defensa de los derechos de la mujer (Coordinadora de la Mujer, Centro de Información y Desarrollo de la Mujer y Centro de Promoción de la Mujer Gregoria Apaza). 4. Los grupos de feministas anarquistas y radicales representadas por la asociación Mujeres Creando quienes en simultáneo a la Asamblea Constituyente redactaron su Constitución Política Feminista del Estado. A partir de nuestro entendimiento, las Bartolinas y los sindicatos femeninos pueden integrarse en la línea de pensamiento de aquellas que no se nombran feministas. De muchos modos, trabajan y luchan por los derechos de las mujeres de su pueblo, reivindican cuestiones de género, pero estas limitadas a acciones contra la violencia de la mujer, a favor de la participación de la mujer en espacios públicos, a favor de la despatriarcalización, etc. Son mujeres que muchas veces y en especial a partir del gobierno de Evo Morales, son consideradas grandes madres de la nación. El grupo Mujeres Creando estarían dentro de las mujeres que se reivindican feministas y que hacen parte del Feminismo Comunitario Indígena, cual postula la despatriarcalización ancestral del sistema. Este grupo de mujeres formado por aymaras y quechuas existe desde 1990. De 1992 a 2002, actuó como un movimiento feminista autónomo, de carácter anarquista y anti-institucional. A partir de los 2002, Julieta Paredes—la mayor representante del movimiento—siente la necesidad de cambiar los rumos y reformular el movimiento hacia un feminismo comunitario, que se construye desde las Asambleas Feministas. La despatriarcalización de la política de descolonización del gobierno Evo Morales fue y es planteada hasta hoy por la organización. Uno de los slogans del movimiento es ―si evo se embarazara, el aborto seria nacionalizado y constitucionalizado‖21. La crítica al gobierno de Evo Morales, que representaría el camino de la izquierda del país, reside en la ausencia de emprender una de las principales reivindicaciones feministas en su agenda política. 21 GALINDO, Maria. Despenalizar el Aborto es Descolonizar Nuestros Cuerpos. Publicado en: <http:// http://www.mujerescreando.org/artículos/2010.> Según Creando, las declaraciones de varios asambleístas del movimiento al socialismo son las mismas que las emitidas por los hombres de la derecha y por la iglesia. De acuerdo con Galindo, activista de la organización, es inaceptable que organizaciones de mujeres como la Federación de Mujeres campesinas Bartolina Sisa no defiendan el derecho al aborto: ―ellas ven y han visto abortar a sus propias compañeras inducidas por dirigentes que acosan sexualmente a las mujeres jóvenes que se incorporan a las organizaciones sociales‖22. El cuerpo: lugar de debate y de soberanía Uno de los puntos cruciales del análisis de los movimientos feministas en Latinoamérica está en la reivindicación como un derecho sexual/no-reproductivo. La Constitución de Bolivia, así como sus compañeras del movimiento nuevo constitucionalismo latinoamericano - Venezuela 1999 y Ecuador 2008 - no tocan el punto del derecho al aborto dentro de la gama de los demás derechos sexuales y reproductivos consagrados. Eso tiene que ver, desde nuestra perspectiva, con dos procesos principales: el primero es que el feminismo latinoamericano, en su mayoría, tiende a tratar el aborto como un asunto de salud pública; y deja de lado la autopercepción del cuerpo de las mujeres. Se puede decir que la temática de la salud es el eje estratégico de discusión en torno del aborto, principalmente en las reivindicaciones hacia lo institucional. Mientras que el cuerpo de la mujer, tanto en la mirada occidental y en la indígena (sea esta proveniente del patriarcado occidentalizado o ancestral), se ha instrumentalizado por los sujetos, instituciones y discursos que no son propios de las mujeres. Según Gargallo, el cuerpo racializado fue construido para la invisibilidad y la sumisión: Tapar el propio cuerpo, esconderlo bajo vestidos o kilos de grasa, defender el derecho a no mostrarlo, enojarse frente a la desnudez de otras, aceptar de la crítica feminista exclusivamente la crítica al uso del cuerpo femenino para la publicidad que, efectivamente, cosifica a las mujeres retratadas y las funcionaliza para despertar el deseo de posesión –de otros cuerpos, de otras cosas- por parte del colectivo masculino, son complicadas racionalizaciones y acciones que no pueden ser igualadas, pero que engloban –todas- el rechazo a un cuerpo socialmente construido para la invisibilidad y la sumisión, un cuerpo racializado.23 22 23 Ídem. GARGALLO, Francesca Celentani. Op. Cit.,. 363. La autora también dialoga con las mujeres indígenas a partir de sus experiencias con el cuerpo. Muchas jóvenes, al sentir su proprio cuerpo, gozar su sexualidad o vestirse con placer hacen levantan sospechas en sus compañeros y en la comunidad. Según una dirigente indígena nahua, ―los usos y costumbres indígenas no prevén la autonomía sexual de las mujeres‖24. Es problemático también que los movimientos de izquierda de toda Latinoamérica no hayan salido de un sintomático machismo que no permite percibir el contrato sexual como antecedente del contrato social. Muchas organizaciones indígenas no reconocen el derecho de las mujeres a encontrarse entre sí para hablar de sus concepciones de corporalidad. En ese sentido, la Constitución de Bolivia representa un límite cuanto a los derechos de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo. Si entendemos que algunas agrupaciones de mujeres indígenas se perciben como mujeresmadres dentro de su mística, su religiosidad y concepción de mundo, no podemos impedir que otras mujeres –sean indígenas, mestizas o occidentalizadas – no tengan derecho a autonomía de decisión sobre su cuerpo. La soberanía del cuerpo como el primer territorio de autodeterminación, y como la capacidad de decidir sobre proyectos de vida, afectos y formas de relación es reivindicable por todas las etnias de mujeres que viven en Latinoamérica. Según Julieta Paredes ―nuestro feminismo quiere comprender desde nuestros cuerpos a nuestros pueblos‖25. El lugar desde donde se construye el cuerpo de las mujeres tiene existencia en memorias corporales las cuales cuentan las historias de sus pueblos y movimientos. O sea, a partir de los cuerpos de las mujeres indígenas es que se posibilita una mirada diferente, hacia un buen vivir de las comunidades con la humanidad y con la naturaleza. El cuerpo de las mujeres, en ese aspecto, es determinante para la consciencia que personal y colectivamente las indígenas tienen de su lugar en el mundo. Para Emma Chirix, las mujeres indígenas deben liberarse como personas y en la colectividad, y les propone ―conocer sus cuerpos, acariciarlos y estimarlos, aprendiendo a verlos como propios y no como objetos racializados por el poder dominante‖26 24 Ídem. PAREDES, Julieta. Op.Cit., p. 4. 26 GARGALLO, Francesca Celentani. Op. Cit., p. 366. 25 CONLUSIÓN Concluimos, por tanto, que el cuerpo debe ser lugar de debate entre las diversas organizaciones sociales/de izquierda/de mujeres/feministas indígenas de Nuestra América, entendiéndolo como lugar de soberanía, de autonomía y de instrumentalización desde las mujeres para las mujeres. Los movimientos y las luchas sociales en América Latina y sus consecuentes constituciones progresistas todavía no son revolucionarias. Algunas herramientas de uso del poder no hegemónico fueron bien aplicadas – como la emergencia del principio de la plurinacionalidad y de la interculturalidad – percibido, por ejemplo, en la posibilidad de la maternidad intercultural. Sin embargo, el debate sobre la auto percepción del cuerpo entre las diversas formas de ser mujer en Latinoamérica es imprescindible para una revolución que además de social necesita ser sexual. BIBLIOGRAFÍA BIDASECA, Karina. “Mujeres blancas buscando salvar a mujeres color café": desigualdad, colonialismo jurídico y feminismo postcolonial. Andamios. Revista de Investigación Social, vol. 8, núm. 17, septiembre-diciembre, 2011, pp. 61-89 DE SOUSA SANTOS, Boaventura.―La Refundación del estado en América Latina‖. GALINDO, María. Despenalizar el Aborto es Descolonizar Nuestros Cuerpos. Publicado en: <http:// http://www.mujerescreando.org/artículos/2010.> GARGALLO, Francesco Celentani. Feminismos desde AbyaYala: Ideas y Proposiciones de Las Mujeres de 607 Pueblos de Nuestra América. Editorial: Desde Abajo, colección Pensadoras latinoamericanas, 2012, p. 12. MONTE, María Eugenia y GAVERNET, Leticia. La incorporación de los derechos sexuales y reproductivos en las constituciones de Argentina, Venezuela, Ecuador y Bolivia. Publicado en: <http://http://programaddssrr.wordpress.com/seminariosexualidades-reproduccion-y-derechos/, 2013.> PAIVA, Rosalía. Feminismo Paritario Indígena Andino. Publicadoen: <http://www.ecoportal.net, Canadá, 22 de febrero de 2007 International Campaign for Indigenous Dignity "The fight for the independence continue".> PAREDES, Julieta. Hilando fino desde el Feminismo Indígena Comunitario. Publicado en: Aproximaciones críticas a las prácticas teórico-políticas del feminismo latinoamericano.Vol. 1 (2010). Yuderkys Espinosa Miñoso (coord.). En la frontera, Buenos Aires, p.2.