Historia de una casa y sus moradores

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Los Ombúes
Historia de una casa y sus moradores
Bernardo Lozier Almazán
Breve Introducción
El Casco Histórico de San Isidro conserva numerosos inmuebles de valor históricoarquitectónico, entre los que se destaca particularmente "Los Ombúes" por su remota antigüedad
y la sucesión de los personajes que la habitaron, muchos de ellos protagonistas de nuestra
historia.
Tal evidencia fue el incentivo que nos alentó para ahondar en el pasado de esta propiedad
para conocer y dar a conocer su larga historia enraizada en los orígenes del pueblo de San Isidro.
La tarea demandó pacientes consultas de numerosos testimonios notariales y
testamentarios custodiados en el Archivo General de la Nación, los más diversos repositorios
documentales existentes en el Archivo Histórico de este Museo y privados que, en su conjunto,
nos han permitido establecer la crónica sucesoria de sus distintos propietarios hasta nuestros días.
A su vez, la documentación consultada nos permitió comprobar las mutaciones que, a
través de los tiempos, fue sufriendo la dilatada extensión de la chacra original, hasta que las
sucesivas ventas y particiones, por hijuelas hereditarias, la redujeron a las dimensiones actuales.
De tal manera, también fueron surgiendo las figuras señeras de sus propietarios, de
quienes solamente esbozamos una breve semblanza, ya que la biografía de cada uno de ellos
excedería las pretensiones de esta breve contribución al conocimiento de la historia de esta Casa y
sus moradores.
La generosidad del Dr. Horacio Beccar Varela hizo posible que "Los Ombúes" tuviera como
último destino albergar al "Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal de San Isidro",
perpetuando su honroso nombre en las páginas de los inmortales, en el recuerdo de los
sanisidrenses, en la admiración de quienes en el futuro visiten esta Casa y en el sano orgullo de sus
descendientes.
Seguramente, quienes concurran a esta Casa podrán percibir el misterioso influjo de sus
moradores que la habitaron para poblarla de historia.
Bernardo Lozier Almazán
Director
1
1580 - Las suertes de Garay.
Nuestra historia comienza aquella mañana del sábado 11 de junio del año del Señor de
1580, cuando don Juan de Garay procedió a fundar la Muy Noble Ciudad de la Santísima Trinidad y
puerto de Santa María de los Buenos Aires, hoy denominada con la menguada denominación de
Buenos Aires.
Con las formalidades dispuestas por las Leyes de Indias, Garay, luego de invocar a la
"Santísima Trinidad", a la "Gloriosa Virgen María" y a "todos los Santos y Santas", pronunció
aquellas palabras registradas por el escribano Pedro de Jerez, con la farragosa jerga notarial, que
expresaban con la mayor solemnidad: "Yo Juan de Garay, teniente de Gobernador y Capitán
General... en nombre de Su Majestad real el Rey don Felipe, nuestro Señor... por virtud de sus
poderes reales ...hago y fundó en el dicho asiento y puerto, una ciudad, la cual pueblo con soldados
y gente que al presente tengo...", etc. etc. Además en simbólica señal de que tomaba posesión de
la tierra, Garay empuñó la espada y cortó hierbas y tiró varias estocadas a diestra y siniestra,
diciendo "que si había alguno que se lo contradiga" que lo manifestase, obteniendo la más
silenciosa aprobación. De tal manera fundó nuestra ciudad capital, hace ya más de cuatrocientos
años.
Los asistentes a tan trascendente ceremonia, agrupados alrededor del simbólico tronco o
árbol de la justicia, tuvieron el raro privilegio de ser fundadores y primeros pobladores de Buenos
Aires y sus aledaños
Diez eran españoles nativos y el resto, cincuenta y cuatro, entre criollos y mestizos y una
sola mujer, todo ello representado en la conocida obra pictórica ejecutada por José Moreno
Carbonero.
Poco después, el 24 de octubre de aquel mismo año, Garay dejaba testimoniado que "yo
en nombre de su majestad he empezado a repartir, y les reparto a los dichos pobladores y
conquistadores, tierras y caballería y solares y cuadras, las doy y hago merced en nombre de su
majestad..., para que como cosa propia suya puedan en ella edificar, así casas como corrales..., y
hacer cualesquier labranza..., como si lo hubiesen heredado de su propio patrimonio, y como tal
puedan dar y vender y enajenar y hacer lo que por bien tuvieren...".1
Con aquellas potestades adjudicaba a cada uno de aquellos fundadores las sesenta y cinco
suertes o chacras en la costa norte de la incipiente ciudad, mensuradas desde lo que hoy es Plaza
San Martín en Buenos Aires, hasta la zona actualmente conocida con el nombre de Punta Chica,
San Fernando. De aquellas suertes la numerada 47 hasta la 63, o sea diez y siete mercedes,
corresponde ubicarlas dentro del actual municipio de San Isidro, por aquel entonces los Pagos de
la Costa.
En aquel reparto le tocó a Pedro de la Torre la chacra número 57, de 400 varas de frente al
Río de la Plata por una legua de fondo, que podemos situarla entre las actuales calles BelgranoAlsina hasta Primera Junta-Don Bosco.
De tal manera hemos ubicado las tierras que, desde 1580, pertenecieron a Pedro de la
Torre las que, a través del tiempo, pasarán al dominio de sus sucesivos propietarios hasta nuestros
días, y que, dentro de su ámbito, transcurrirá nuestra historia.
2
La chacra y sus propietarios
1) PEDRO DE LA TORRE
Según hemos podido establecer, nuestra crónica se inicia aquel 24 de octubre de 1580,
cuando Juan de Garay adjudicó la merced Nº 57 a Pedro de la Torre2, vecino fundador de Buenos
Aires, quien anteriormente había asistido a la fundación de Santa Fe en 1573.
Pedro de la Torre permaneció muy poco tiempo en Buenos Aires ya que en 1585 se
encontraba participando de la fundación de Concepción del Bermejo, donde el 14 de abril de 1585
fue designado Regidor3 de dicho pueblo.
No obstante, en las mensuras realizadas en el Pago de Monte Grande por mandato del
Cabildo de Buenos Aires, el 4 de abril de 1612, aun figura mensurada a su nombre con sus 400
varas originales.
Plano parcial de las chacras o suertes adjudicadas en 1580 por don Juan de Garay a los primeros pobladores de Buenos
Aires. En él se ubica la Nº 57 otorgada a D. Pedro de la Torre.
2) ALONSO DÍAZ FERREYRA
Por lo anteriormente expuesto se infiere que Pedro de la Torre debió vender su chacra en
el Pago de la Costa, también llamado Monte Grande, luego de 1612 ya que a partir de aquella
fecha el Capitán Alonso Díaz Ferreyra [en algunos documentos figura como Alonso Ferreira de
Aguiar] era su nuevo propietario,4 junto con la chacra lindera al sud (la 56), cuyo dueño original
había sido Jerónimo Martínez, otro de los beneficiados por Garay en el reparto de mercedes.
3
3) GONZALO DE ZÁRATE
Pasó el tiempo y aquellas tierras fueron propiedad de don Gonzalo de Zárate5 y su esposa
doña Ana de Sayas, hasta que el 28 de agosto de 1706 vendió una parte de ellas, según lo
manifestaba ante el Escribano de Su Majestad don Francisco de Angulo, cuando declara que
"otorgo y conozco que vendo y doy en venta real por juro de heredad desde ahora para siempre
jamás, al Capitán Domingo de Acassuso [...] una chacra que tengo poblada en el Pago del Monte
Grande, y se compone de Doscientas varas de frente de medir castellanas y una legua de largo [...]
las cuales doscientas varas de tierra tocan por iguales partes a la dicha mi mujer y otros cuatro
herederos de dicho Pedro de Sayas, el cual las hubo por herencia de sus padres, según parece del
testamento que otorgó, por cuyo título nos pertenece a todos los dichos sus sucesores", venta que
concretó "en precio y cuantía de doscientos cincuenta pesos corrientes de a ocho reales"6.
De tal manera parte de esta chacra pasó a manos de Domingo de Acassuso, quien la
adquirió para destinarla a la Capellanía que fundaría, el 14 de octubre de 1706, bajo la advocación
de San Isidro.
Así consta en la escritura de Fundación de la Capellanía7 cuando Acassuso manifiesta que
"otorgo y erijo e instituyo la dicha capilla y altar, en el paraje, parte y lugar que tengo pobladas
más casas en el dicho pago de Monte Grande que consta y parece de la escritura de venta que a mi
favor otorgó Don Gonzalo de Zárate, vecino de esta dicha ciudad, ante el presente escribano de su
Majestad [...], en tanto que labro y edifico capilla más suntuosa, tengo toda la prevención
necesaria y ornamentos para el ministerio de poder celebrar el Santo Sacrificio de la Misa: la cual
fundo y erijo con el título y advocación de San Isidro Labrador."
Creemos oportuno recordar que Domingo de Acassuso erigió la capilla de San Isidro sobre
las tierras de su Capellanía, nombrando como primer Capellán al Pbro. Fernando Ruiz Corredor,
quien se desempeñó durante 24 años hasta que por acuerdo del Cabildo Eclesiástico, celebrado el
23 de octubre de 1730, se transformó en el Curato de la Costa. Consecuentemente, el 8 de febrero
de 1731 fue designado cura párroco el Pbro. Francisco Xavier Rendón. Con el tiempo, se fue
formando alrededor del templo parroquial un pueblo que llevaría el nombre del Santo Labriego.
Fue así que parte de la chacra objeto de nuestro estudio pasó a ser propiedad de la
Capellanía fundada por Acassuso para erigir en ella la primitiva capilla que, con los años, se
transformaría en el templo parroquial, tan ligado a la vida espiritual del pueblo de San Isidro.
4) Cap. JUAN LÓPEZ
Continuando con la sucesión de propietarios de esta chacra, hemos podido establecer que
su nuevo poseedor fue el Capitán don Juan López8, quien había contraído Sagradas Nupcias en la
capilla de San Isidro, el 2 de mayo de 17219, con Francisca de Rojas y Acevedo10, siendo testigos de
los contrayentes Juan Corredor y Joaquín Fredes, ambos vecinos destacados de este pueblo.
Según se desprende de los documentos consultados, Juan López vendió esta chacra el 26
de mayo de 1764 a José de Olivares y Garaigorta, como veremos oportunamente.
Seis años después de haber vendido la chacra, el Capitán Juan López vio llegado el fin de
sus días por lo que, el 5 de mayo de 1770, testó ante el escribano Martín de Rocha11, declarando
que "Yo Dn Juan López vecino de esta Ciudad y natural de la villa de Rota, en Andalucía, hijo de Dn
Diego López y de Da Francisca Sánchez [...] estando enfermo en cama de una enfermedad natural,
que Dios Nuestro Señor ha sido servido darme, en mis cinco sentidos y potencias cumplidas,
temeroso de la muerte que es natural a todo viviente [...]; he dispuesto hacer este mi testamento,
4
creyendo como fervientemente creo en el muy alto Misterio de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, tres personas realmente distintas y un solo Dios Verdadero, y en todo lo demás que
bien, cree, predica y enseña Nuestra Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica Romana [...], elijo por
mi Abogada a su María Santísima, Madre de Dios y Señora Nuestra, a su Amantísimo Esposo, el
Señor San José Santo de mi nombre, Ángel de mi Guarda, y a todos los Santos y Santas de la Corte
Celestial, para que intercedan por mi Alma [...]. Item. Mando y es mi voluntad, que cuando la
divina providencia fuere servida llevar mi Alma de esta presente vida a la eterna, mi cuerpo sea
sepultado en la Iglesia del Convento de Nuestro Padre San Francisco ya amortajado con su santo
hábito, como hermano tercero que soy de su venerable orden tercera de pertenencia [...]. Declaro
que soy casado y Velado según orden de nuestra Santa Madre Iglesia, con Da Francisca de Rojas,
de cuyo matrimonio hemos tenido ocho hijos y al presente viven dos llamados Da María Nicolasa, y
Da Juana Francisca, con declaración que de nuestro Hijo Pablo Antonio tengo dos nietas herederas
legítimas [...]. Item. Declaro por mis bienes, la casa de mi morada, en que actualmente vivo, con el
terreno que le corresponde. Dos negras llamadas Isabel y la otra María. Dos mesas, la una de cómo
de vara y media, y la otra de tres cuartos. Una docena de taburetes, un escritorio, un bichito de San
Antonio, una caja y los demás muebles que se reconozcan por míos después de mi fallecimiento".
Seguramente las súplicas del tan piadoso capitán Juan López lograron la misericordia de Dios
Nuestro Señor para que su alma descansara en paz.
5) JOSÉ DE OLIVARES Y GARAIGORTA
Como hemos visto anteriormente, el capitán Juan López conservó en su poder la chacra
hasta el 26 de mayo de 1764, fecha en que la vendió a José de Olivares y Garaigorta, ante el
escribano Francisco Xavier Conget. La escritura da fe de que Juan López vendía "la heredad desde
ahora y para siempre jamás a Dn Joseph de Olivares y Garaigorta [...] una chacra en el Pago de la
Costa de San Isidro que se compone de una casa y un cuarto de un tirante [...] y el terreno que se
compone de doscientas varas de frente y una legua de fondo [...] por el precio y cuantía de
ochocientos pesos de plata corriente que en presencia del presente escribano nos ha dado y
pagado en dinero de contado".12
Como dato significativo debemos destacar la existencia de una casa que, de aquí en
adelante, nos permitirá verificar documentalmente las sucesivas modificaciones o ampliaciones de
que fue objeto dicha vivienda a través de los años. En cuanto a la mensura de la chacra nos
testimonia que ya había sufrido una significativa merma en su extensión, reducida a sólo 200 varas
de frente por la legua de fondo.
Las mensuras realizadas en el Pago de la Costa en 1771 también corroboran las
dimensiones de esta chacra con 200 varas de frente (173 metros), entre paralelas, por la
consabida legua de fondo.13
José de Olivares y Garaigorta, debió residir en la propiedad aproximadamente durante dos
décadas, si consideramos que fue registrado en el Padrón de San Isidro llevado a cabo en 1778,14
figurando en calidad de soltero.
No hemos podido establecer la fecha de su muerte, pero el 14 de agosto de 1784, el
escribano Martín de Rocha, testimonió la venta de la propiedad otorgada por el Pbro. Juan
Antonio Delgado15, sobrino carnal del comprador, y Pedro Ferreyra "como albaceas que somos del
finado Dn. José de Olivares, que vendemos y damos en venta real [...] a Dn. Cecilio Sánchez de
Velasco".
5
6) CECILIO SÁNCHEZ DE VELAZCO
Don Cecilio Sánchez de Velazco, de hidalgo origen granadino, había arribado a Buenos
Aires en 1771, como maestre de la fragata española La Sacra Familia16. Ese mismo año de 1771, el
22 de marzo, contrajo Sagradas Nupcias en la Catedral de Buenos Aires17, quedando registrado en
su partida matrimonial que "Cecilio Sanchez de Velasco, natural de Granada, hijo legítimo de Dn.
Sebastián Sánchez y de Da. María Jimenez Amador" contraía matrimonio con "Da. Magdalena
Trillo, natural de ésta, hija legítima de Dn. Domingo Trillo y de Da. Micaela Cárdenas, viuda de Dn.
Manuel del Arco". Los contrayentes fueron casados por el "Obispo de esta Diócesis, Ilustrísimo Sr.
Dn. Manuel Antonio de la Torre", siendo los testigos de la ceremonia "Dn Eugenio Lerdo de Tejada
y su mujer Da. Josefa Ceballos."
Como nos testimonia la partida matrimonial, Magdalena Trillo, la flamante esposa de don
Cecilio, era viuda de don Manuel del Arco18, establecido en Buenos Aires en 1744, hombre de gran
fortuna, dedicado al comercio ultramarino con poderosas vinculaciones mercantiles como
Apoderado del Consulado gaditano en el Río de la Plata. Por su parte Manuel del Arco era
hermano de Francisco Javier del Arco, Caballero de la Orden de Santiago, Regidor perpetuo de
Cádiz y Oidor decano de la Casa de Contratación de Cádiz, a quien por Real Despacho del 22 de
enero de 1757 se le había concedido el título de Marqués del Arco Hermoso19.
Indudablemente a don Cecilio, rico en pergaminos pero escaso de recursos, su
matrimonio con Magdalena Trillo, heredera de una considerable fortuna, le permitió mejorar su
situación económica y alcanzar una encumbrada posición en la sociedad virreinal, que lo habilitó
para ejercer los honrosos cargos de Regidor y Alcalde de primer voto en el Cabildo de Buenos Aires
y en el Real Consulado como Cónsul y Consiliario.20
El nuevo matrimonio habitó la espaciosa casona que heredara doña Cecilia de su finado
esposo, Manuel del Arco, situada en la calle San José (luego denominada del Empedrado, Unquera
y actualmente Florida), que ocupaba media manzana delimitada por las actuales calles Sarmiento,
San Martín y Cangallo, una de las residencias más importantes, escenario de lucidas tertulias de la
sociedad porteña de aquel entonces.
Al mismo tiempo, con oficinas en la misma casa, Cecilio Sánchez de Velazco se dedicó a
una intensa actividad comercial que consolidó su opulenta fortuna, lo que también le hizo posible
realizar obras pías y de beneficencia, lo que le valió la admisión, junto con su esposa, a la
Hermandad de San Pedro Telmo.21
Así llegó el año de 1784 y la próspera situación económica de don Cecilio le permitió
adquirir, como ya adelantáramos, la chacra que fuera de José de Olivares y Garaigorta, según la
escritura notarial, "en el pago de la costa de San Isidro, que se compone de doscientas varas;
lindan, por una parte, con las de Dn Juan José Cruz, y por la otra, con las del Glorioso San Isidro, en
que se halla construida su Iglesia [...] se la vendemos con la Casita y cuarto [...] al precio y cuantía
de siete mil y doscientos pesos de plata acuñada moneda corriente de a ocho reales, que por su
valor nos ha dado y pagado, en dinero de contado a toda nuestra satisfacción y contento". La
escritura también hace mención de "la casa de su morada que hoy posee el Comprador",
mensurada en " treinta y cinco varas de frente y otras tantas de fondo". Todo ello firmado en la
"ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de la Santa María de Buenos Ayres", el 14 de agosto de
1784, por los albaceas vendedores Pedro Ferreyra y el Pbro. Juan Antonio Delgado y los testigos
Dn. Antonio de Ibarra, Dn. Martín Salinas y Dn. Francisco Rocha.22
Como hemos podido comprobar, la mensura de la casa realizada en 1784 nos revela que
había sido objeto de una importante ampliación, cuando el escribano actuante menciona sus
nuevas dimensiones, que alcanzan a 35 varas de frente por igual medida de fondo.
6
Pasó muy poco tiempo y el hogar porteño de don Cecilio se vio conmovido por el
nacimiento del único fruto de este matrimonio, cuando el 1º de noviembre de 1786, fiesta de
Todos los Santos, pegaba sus primeros berridos una niña a la que bautizaron al día siguiente, en la
iglesia de La Merced, con los tutelares nombres de María Josefa Petrona de Todos los Santos, que
se perpetuaría en la historia como Mariquita Sánchez.
La niña, desde su niñez, habitó alternativamente en su casona porteña y en la chacra de
San Isidro. Su larga vida tan rica en experiencias quedó testimonia en su voluminoso epistolario y
memorias que, en su conjunto, nos recrean su existencia y su tiempo.
Aquellos repositorios guardan el recuerdo que Mariquita registró de un episodio en el que
la chacra de San Isidro fue mudo testigo.
Gobernaba los destinos de este virreinato don Pedro Melo de Portugal, mientras que el
Obispado de Buenos Aires lo ejercía el ilustrísimo Obispo Manuel Azamor y Ramírez (1733-1796),
cuando –como ocurría a menudo– ambas autoridades estaban en discordias por asuntos
protocolares, éste último prefirió mantener distancia con el virrey, por lo que, según nos lo relata
Mariquita Sánchez, "previendo que podía haber un gran desagrado, trató de tomar un medio con
que no chocar y determinó ausentarse de la ciudad para no pontificar al día siguiente, y esta
resolución la tomó a las diez y media de la noche y ordenó a su familia, en consecuencia, tomare
las medidas precisas para ir a San Isidro, a la casa de una familia con quien tenía mucha amistad.
Era don Cecilio Sánchez de Velazco y su señora doña Magdalena Trillo" quienes se encontraban en
la chacra.
Enterados de la imprevista visita, los Sánchez de Velazco prepararon una recepción acorde
con la alta dignidad del visitante, por lo que al arribo del Obispo Azamor y Ramírez en horas de la
madrugada, encontró "en el salón un gran dosel damasco punzó, con galones de oro y su mesa con
cojín. En el cuarto siguiente un altar lindísimo, con todo pronto para decir misa. Todo el piso de
esas dos viviendas cubierto de flores; cuarto para el Obispo, en consecuencia. Y preparado, para su
tiempo, un buen almuerzo.
La sorpresa del Obispo fue muy grande y con mucha amabilidad le decía a la señora que no
tenía valor para reprender a quien había dado aviso, al ver tanto ingenio, tanta delicadeza y tanto
talento en todo aquello, que parecía como milagroso. La señora le dijo que como aquel pueblo [San
Isidro] no esperaba tanto honor, esperaba que Su Señoría daría confirmaciones, que hicieron época
por lo grandiosas que fueron; de modo que el Obispo permaneció algunos días,"23 en la chacra
objeto de nuestra historia.
Durante su adolescencia Mariquita había iniciado un sonado romance con su pariente, el
alférez de la Real Armada Martín Jacobo Thompson, hijo del inglés Guillermo Pablo Thompson y la
criolla Tiburcia López Escribano y Cárdenas. El noviazgo tuvo desde sus comienzos una irreductible
oposición de su severo progenitor que le tenía previsto como candidato al capitán Diego del
Arco24, mucho mayor que ella. No obstante esta adversidad, Misia Mariquita no cejó en su
propósito y mantuvo furtivos encuentros con su novio, durante los oficios religiosos, o en su
propia casa con la complicidad de la servidumbre que, sin duda, estaba de parte de la niña.
Contaban los chismosos que el impetuoso Thompson la visitaba disfrazado de aguatero. Pero todo
se sabe... don Cecilio Sánchez de Velazco descubrió el escabroso juego y, resuelto a realizar su
santa voluntad, apuró la consagración del matrimonio de su hija –a la sazón de catorce años– con
el candidato que obstinadamente le tenía previsto.
Así fue como, previo al casamiento religioso, don Cecilio organizó una gran velada en su
casa para formalizar la ceremonia de esponsales, invitando a familiares y lo más encopetado de la
sociedad porteña. Cuando llegó el momento de manifestar su consentimiento, Mariquita se rebeló
7
expresando su categórica oposición, dejando anonadados a los presentes y abochornado al
desairado pretendiente.
El padre de Mariquita, dispuesto a aplicar un ejemplar escarmiento a su desobediente hija,
la recluyó en la Casa de Ejercicios de Buenos Aires. Recurriendo a sus influencias, también logró
que Thompson fuera trasladado a Cádiz, destino que, como militar de carrera, debió aceptar.
El irreductible progenitor entregó su alma al Señor tres años después, en 1802, pasando a
mejor vida con la convicción de que había evitado definitivamente aquel empecinado matrimonio.
Pero las cosas no fueron así. Muerto su padre, Mariquita pudo abandonar la reclusión, a la que
había sido sometida en la Casa de Ejercicios, y fue enviada por su madre a la chacra de San Isidro.
Mientras tanto Thompson, que había regresado a Buenos Aires, recurría nuevamente a todo tipo
de artificios para frecuentar a su amada en la casona sanisidrense. Por su parte la viuda de don
Cecilio, fiel a su finado esposo, continuó negando la venia marital, razón por la cual los
enamorados entablaron juicio de disenso. Al fin –como en los buenos cuentos– el 20 de julio de
1804, el Virrey Sobremonte otorgó –de su puño y letra– la licencia para que contrajeran el tan
ansiado matrimonio. La ceremonia, entonces, se llevó a cabo en la Catedral de Buenos Aires25, el
29 de junio de 1805, siendo bendecida por fray Cayetano Rodríguez.
Habían transcurrido siete años desde que Mariquita Sánchez contrajera aquel matrimonio,
cuando en julio de 1812 fallecía su madre, doña Magdalena Trillo26, por lo que su única hija pasó a
ser heredera universal de los bienes familiares, entre ellos la chacra de San Isidro27. Un año
después, en 1813, el Coronel Pedro Andrés García llevaba a cabo un censo de propiedades en el
Pago de la Costa28, registrando la chacra "de los herederos de Da. Magdalena del Arco",
evidenciándonos que a la madre de Mariquita aún se la recordaba con el apellido de su primer
esposo, don Manuel del Arco.
7) MARIQUITA SÁNCHEZ
De tal manera, Mariquita, nueva propietaria de la chacra de San Isidro, comenzaba otra
etapa de su vida en la que demostraría ser una mujer a quien, al margen de las ocupaciones
maritales, le preocuparon los asuntos públicos, tema vedado por aquel entonces al sexo femenino.
Respondiendo a sus inquietudes culturales abrió los salones de su casa porteña para
recibir a intelectuales, científicos y extranjeros ilustres, que descubrieron en la anfitriona una
personalidad seductora y de singular atracción. Según la tradición familiar, en aquella casa se
ensayaron los primeros acordes de nuestro Himno Nacional, que luego sería aprobado por la
Asamblea del año XIII, aunque Mariquita Sánchez nunca registró en sus memorias y copiosa
correspondencia tan trascendente hecho histórico, muchos años después el célebre cuadro de
Subercasaux inmortalizaría la versión de tal acontecimiento.
La quinta de San Isidro también fue muy concurrida en aquellos tiempos por personajes
como el general San Martín, Juan Martín de Pueyrredon, José Darregueyra, Esteban de Luca, los
hermanos Juan Cruz y Florencio Varela, Vicente López y Planes, Juan Crisóstomo Lafinur, Francisco
Antonio de Escalada, Anselmo Sáenz Valiente, Eduardo Costa, Manuel Belgrano, Alejo Castex, Juan
José Castelli, Juan Larrea, el Obispo Medrano, el venerable Cura Párroco Diego Palma, Gaspar de
Santa Coloma, Manuel de Basavilbaso; sus amigas Pilar Spano de Guido, Candelaria Somellera,
Isabel Casamayor, María Gómez de Calzadilla y... tantas otras.
No obstante su intensa actividad social, rodeada de aquel ambiente de refinamiento del
mundo de las artes, las ciencias y la política, Mariquita no fue enteramente feliz en su vida
conyugal. Recordemos que en 1816 Thompson fue enviado a Washington, como representante de
las Provincias Unidas, con la misión de adquirir armas para el ejército libertador, siendo la última
8
vez que lo vio, ya que éste perdió la razón siendo internado en un hospital norteamericano,
mientras que el gobierno le cancelaba la representación, siendo reemplazado por don Manuel
Hermenegildo de Aguirre, quien en carta del 17 de agosto de 1817 manifestaba que "se dice que
Thompson está en un hospital, irremisiblemente loco"29 Fue entonces que, aquel mismo año,
Mariquita trató de repatriarlo enviando una persona de su confianza que lo embarcó con destino a
Buenos Aires, pero dado el agravamiento de su enfermedad murió en la travesía, por lo que su
cuerpo fue arrojado al mar el 23 de octubre de 1819. En tan tristes circunstancias la viuda de
Thompson quedó a cargo de cinco hijos habidos durante su matrimonio: Clementina, Juan,
Magdalena, Florencia y Albina Dolores. En una de sus cartas Mariquita manifestaría su triste
situación expresando que "este fiel compañero no me ha dejado ni en el sueño. Mi vida es llorar
[...] donde va mi sangre va el infortunio"30
Apenas seis meses después, Mariquita consolaba su viudez contrayendo nuevo
matrimonio con el ex Subteniente de infantería, Juan Bautista Washington de Mendeville,
celebrado el 20 de abril de 1820, mediante ceremonia privada llevada a cabo en la residencia
porteña de la novia.
Indudablemente, Mariquita Sánchez fue desdichada en sus dos matrimonios. Una carta de
Mariquita dirigida a su amigo Juan Bautista Alberdi, nos revela esta intimidad cuando, refiriéndose
a Mendeville, le manifiesta que: "Vino a Buenos Aires por un desafío desgraciado, confiado en
tomar servicio aquí. Pero las circunstancias lo aterraron y se vio reducido a dar lecciones de
música. Me casé con él y mi fortuna fue suya. Yo no tenía más voluntad que sus caprichos. Fui muy
infeliz..."31
El segundo esposo de Mariquita, un francés bon vivant afecto a los lujos, introdujo
importantes cambios en la casa de la calle Florida, renovando el antiguo mobiliario español
rioplatense, por muebles, adornos, cuadros, vajilla y decorados traídos de Europa, convirtiéndola
en una de las más lujosas de aquella época. Las reuniones sociales, comidas y concurridos bailes
tomaron un auge inusitado, todo lo cual le generaron ingentes gastos, que menguaron
sensiblemente su patrimonio económico.
No obstante, por aquel tiempo el matrimonio Mendeville compraba la quinta Los Olivos en
las inmediaciones de la Recoleta a Da. María de la Concepción Cabrera, la viuda de D. Martín de
Altolaguirre. La escritura firmada ante el escribano José Cabral, el 7 de enero de 182232, nos revela
que la compra se llevó a cabo mediante la permuta de dos casas que poseían en la ciudad, más
10.000 pesos al contado y una hipoteca por 3.500 pesos. Poco tiempo pudieron disfrutar aquella
quinta, ya que en 1825 la debieron arrendar en alquiler al diplomático inglés Woodbine Parish.
Poco después, los Mendeville vendieron Los Olivos a otro británico, Thomas Whitfield, por
escritura subscripta el 4 de septiembre de 1826 ante el escribano Marcos Agrelo33. Pasados los
años, Mariquita le reprocharía a su marido por haberle hecho malvender aquella propiedad.
Así las cosas, llegado el año de 1828, Mariquita Sánchez debió afrontar una vieja deuda
comercial contraída por Manuel del Arco, el recordado primer marido de Magdalena Trillo, con
Manuel de Escalada por 17.000 pesos plata, impaga hasta aquel entonces. Ante la demanda
entablada por la viuda de Manuel de Escalada, el matrimonio Mendeville debió vender la chacra
de San Isidro para saldar tan abultada deuda.34
9
Plano de las chacras de San Isidro en 1828. Registra la propiedad de María Sánchez de Mendeville.
La escritura de venta llevada a cabo ante el escribano Marcos Leonardo Agrelo35, el 29 de
diciembre de 1829, nos testimonia que María Sánchez de Mendeville "legítima consorte del Sr.
Don Whashingthon [sic] de Mendeville con poder obrante otorgado ante mi", por encontrarse
ausente, "usando de la venia marital [...] vende y da en venta real [...] a la Señora Rosa de
Azcuénaga [...] Una Chacra de su propiedad situada en el Pueblo de San Isidro Labrador, sobre la
barranca, con la casa; monte, cercos, zanjas, enseres, y con el terreno en que está construido dicho
establecimiento de Chacra, que en figura irregular forma un perímetro, y su área a varas la
manifiesta el plano levantado por el facultativo Don Próspero Catelín36 [...] por el precio y quantía
de Trece mil quinientos pesos de moneda corriente". El escribano actuante también certifica que
"la dicha Chacra corresponde a la Señora otorgante por haberla heredado de su finado padre Don
Cecilio Sánchez"
Como veremos más adelante, Mariquita Sánchez lamentó con gran pesadumbre la venta
de la chacra de San Isidro, pero aún el destino le tenía reservado mayores amarguras.
Recordemos que en 1829, don Juan Manuel de Rosas había asumido el gobierno de
Buenos Aires, cuando Mendeville desempañaba el cargo de Cónsul general de Francia en Buenos
Aires. En adelante la familia Mendeville caería en desgracia sospechada de unitaria por lo que
debió soportar la hostilidad del régimen federal, no obstante la vieja amistad que había mantenido
con Rosas. Prueba de ello es la carta que le enviara Rosas, recriminándole su afrancesamiento,
diciéndole: "Conocí antes una María Sánchez buena y virtuosa federal. La desconozco ahora en el
billete con tu firma que he recibido de una francesita parlanchina y coqueta". A la que,
demostrando su fuerte personalidad, le replicó en estos términos: "Mi querido Juan Manuel. Te
doy las gracias por tu carta. [...] No quiero dejarte en la duda de si te ha escrito una francesa o una
americana. Te diré que, desde que estoy unida a un francés, he servido a mi país con más celo y
entusiasmo aún, y lo haré siempre del mismo modo, a no ser que se ponga en oposición con la
10
Francia, pues mi marido es francés y está al servicio de su nación [...] ¿Qué harías si Encarnación se
hiciera unitaria? Yo sé lo que harías. Así mi amigo, en tu mano está que yo sea americana o
francesa. Te quiero como a un hermano y sentiría que me declararas la guerra".
Como sabemos, por aquellos tiempos Rosas había implantado una política de mano férrea
para con sus adversarios, con quienes ella se sentía identificada, por lo que llegado el año de 1837
advirtió el riesgo que corría de seguir permaneciendo en Buenos Aires. Fue así que resolvió
refugiarse en Montevideo. Al tomar conocimiento de su determinación, Rosas le envió una
esquela en la que le preguntaba: "¿Por qué te vas, Mariquita?", y ella le respondió en el mismo
papel, con atrevida franqueza: "Porque te tengo miedo, Juan Manuel".
Consecuentemente, Mariquita se exiló en Montevideo, soportando las tristezas y
vicisitudes propias de los emigrados. A todo esto, para mayor desazón, su marido había sido
reemplazado en su cargo de Cónsul general en Buenos Aires, por lo que partió a Francia para
gestionar otro destino diplomático, y a quien no vería nunca más.
Salvo algunos viajes esporádicos a Buenos Aires, Mariquita permaneció en Montevideo
hasta después de Caseros. A su regreso volvió a ocupar su casa de la calle Florida, convirtiéndola
nuevamente en un centro social y cultural. A poco de su retorno, fue invitada a integrar la
Sociedad de Beneficencia, siendo designada Secretaría de la tan benemérita institución,
compartiendo la tarea con destacadas damas de la sociedad porteña, entre ellas doña Pascuala
Beláustegui de Arana y Cipriana Bonavía y Obes de Lahitte, ambas, por esas cosas del destino,
fueron futuras propietarias de la chacra de San Isidro que Mariquita Sánchez ya había vendido, en
1829, a Rosa de Azcuénaga.
Sin duda Mariquita siempre añoró su chacra de San Isidro, tanto que, a la vejez, pretendió
comprarla nuevamente, según lo expresara en una carta que, en 1862, le escribiera a su marido,
que continuaba en Francia, cuando le decía: "Pensé comprar otra vez la casa, pero me reí al oír lo
último: doscientos mil pesos. Las barrancas son muy estimadas: no se encuentra ni un pedacito que
no esté cultivado"37.
Pese a su avanzada edad, Mariquita continuó interesada en la política, lo que se infiere de
la copiosa correspondencia que mantuvo con los personajes más influyentes de la época, al
mismo tiempo que desarrollaba una incansable actividad en la Sociedad de Beneficencia, que
presidió cuando contaba 81 años de edad.
María Sánchez de Mendeville murió en su casona de la calle Florida, a las siete de la tarde
del viernes 23 de octubre de 1868, a los 82 años de edad, cuando le faltaban muy pocos días para
cumplir 83 años38.
El domingo 25 de octubre, el diario La Tribuna publicaba el siguiente aviso fúnebre:
+
La Sra. Dª María S. de Mendeville
Q.E.P.D.
Falleció el 23 del corriente
Sus hijos y nietos, invitan a sus amigos para acompañar
sus restos mortales al Cementerio del Norte,
hoy Domingo a las 11 de la mañana.
Manuel Mujica Lainez, evocando su figura, cuando se cumplió el centenario de su muerte,
terminaba diciendo que "Sus compatriotas se percataron de que con ella partía algo muy suyo, que
arrancaban una raíz, y se sintieron más solos. La puerta de su casona se clausuró como una boca
que enmudece, y en San Isidro –ese San Isidro que le debe seis casas, catorce calles, una plaza, una
11
escuela y terreno para la estación–, las hojas de los árboles cayeron como lágrimas, frente al río
triste"39.
De antiguas mensuras y origen de "Los Naranjos".
Antes de continuar con la sucesión de propietarios de esta chacra nos detendremos un
momento para referirnos a las mensuras practicadas por el Agrimensor Hipólito Galliard40, según
"informes de los vecinos antiguos", que arrojan algunos datos interesantes sobre la propiedad
objeto de nuestra contribución.
Dichas mensuras delimitaban la chacra "sobre el costado Sud-Este de la calle denominada
de Mendeville o camino a las lomas, considerada generalmente como límite del terreno de Dña. M.
S. de Mendeville". De lo que se infiere claramente que la actual calle Belgrano y su prolongación
Alsina, en dirección a Las Lomas, por aquel entonces llevaba el nombre de la propietaria de la
chacra. En cuanto al límite noroeste lo fija con "el terreno denominado del Santo".
La mensura también nos aporta la extensión de la chacra hacia el oeste, cuando el
Agrimensor expresa que "medí dos mil setecientos noventa y un metros que remataron en el
medio de un camino conocido como límite de fondo de estos terrenos", que no es otro que el
antiguo camino del Fondo de la Legua. Efectuadas las mediciones el Agrimensor pudo establecer
que la superficie de la chacra era de "novecientos dos mil setecientos diez y ocho metros
cuadrados, o sea tres cientos treinta y cuatro diez milésimas de una legua cuadrada".
Como sabemos, la chacra se vio reducida en sus dimensiones por las sucesivas ventas o
donaciones llevadas a cabo por sus propietarios, tema este del que no nos ocuparemos en el
presente trabajo debido a que excedería el objeto de esta contribución centrada en la historia de
la casa y sus sucesivos dueños.
No obstante, nos referiremos a la donación de una fracción de esta chacra en particular,
debido a que, mediante el hallazgo de nuevos aportes documentales, nos aportan testimonios
desconocidos referentes al origen de la quinta "Los Naranjos", ubicada dentro de los terrenos que
fueran de Mariquita Sánchez de Thompson.
Consecuentemente, podemos afirmar que "Los Naranjos" tuvo su origen en la donación –
por motivos que ignoramos– de una fracción de la chacra propiedad de Mariquita Sánchez
efectuada, en 1814, a Juan Nonell. La mencionada cesión de terreno quedó claramente
testimoniada en la escritura de venta que Juan Nonell suscribiera, diez años después, el 18 de
octubre de 1824, a favor de don Juan Fernández Molina, cuando expresaba que "vendo desde
ahora y para siempre [...] una casa que por mía tengo y poseo en el pueblo de San Isidro, edificada
por mi en terreno que me donaron Don Martín Thompson y Doña María Sánchez de Thompson [...]
como se acredita por el documento simple que a mi favor otorgaron el 23 de diciembre de 1814,
cuyo original puse de manifiesto al presente escribano y entrego para resguardo al comprador de
lo que aquel de fe..."41
Este testimonio notarial nos revela el origen de "Los Naranjos", atestiguando
fehacientemente que: 1) Juan Nonell fue, desde 1814, su primer propietario por donación de esa
fracción. 2) Juan Nonell fue quien construyó la antigua casona lindera, calle por medio, con la casa
de María Sánchez de Thompson. 3) Aquella donación realizada el 23 de diciembre de 1814 no fue
escriturada, razón por la cual Juan Nonell debió acreditar en 1824, ante el escribano actuante, su
posesión mediante un "documento simple", firmado por sus donantes. 4) Fue por ello que se
ignorara hasta el presente, el verdadero origen de tan antigua construcción en la quinta "Los
Naranjos".
12
8) ROSA AZCUÉNAGA de SANTA COLOMA
Retomando nuestra crónica, vimos anteriormente que Rosa de Azcuénaga le había
comprado la chacra a María Sánchez de Mendeville, por escritura firmada el 29 de diciembre de
1829, ante el escribano Marcos Leonardo de Agrelo la "casa, monte, cercos, zanjas y con el terreno
en que está contenido este establecimiento de chacra".
La nueva propietaria, doña Rosa de Azcuénaga, viuda de Santa Coloma, había nacido en
Buenos Aires el 30 de agosto de 1799, fruto del matrimonio de don Domingo de Azcuénaga y
Basavilbaso (n.22-9-1758) y doña Clara Isabel Núñez Chavarría.
Para trazar el cuadro familiar de Rosa de Azcuénaga, diremos que su padre, Domingo de
Azcuénaga y Basavilbaso pertenecía a una de las familias más encumbradas de la sociedad
porteña del siglo XVIII. Doctor en leyes, se lo recuerda como poeta y fabulista. Fue de tan firmes
convicciones monárquicas que, contrariando a su hermano Miguel, el célebre cabildante, no se
adhirió al movimiento de mayo de 1810.
Don Domingo era hermano, entre otros, de Flora de Azcuénaga y Basavilbaso, la esposa de
don Gaspar de Santa Coloma42, uno de los comerciantes más ricos de Buenos Aires, padres de don
Francisco Martín de Santa Coloma y Azcuénaga43, primo hermano y futuro esposo de nuestra Rosa
de Azcuénaga.
También era hermano de Ana de Azcuénaga y Basavilbaso44, la "Virreina criolla", casada
con el Virrey Antonio Olaguer Feliú, por tanto tíos de Rosa de Azcuénaga, la esposa de Francisco
Martín de Santa Coloma y Azcuénaga.
Superada esta incursión en la enredada ascendencia genealógica de Rosa de Azcuénaga,
recordamos que esta dama patricia había contraído Sagradas Nupcias con su primo hermano el ya
mencionado Francisco Martín de Santa Coloma y Azcuénaga (n. 4-10-1792) destacado personaje
de su época, quien fue Defensor de pobres, Juez de menores y Regidor del Cabildo de Buenos
Aires.
Don Francisco Martín de Santa Coloma murió en Buenos Aires el 1º de noviembre de
182945, un mes antes de que su viuda comprara la chacra de María Sánchez de Mendeville.
Doña Rosa de Azcuénaga conservó la chacra hasta el fin de sus días. Murió el 25 de agosto
de 1861, habiendo testado el 12 de agosto de 1861 ante el escribano Marcos Leonardo Agrelo46,
en cuya parte pertinente declaraba:
"En el nombre de Dios Todopoderoso y con su Santa Gracia, Amén: Sea notorio como Yo
Doña Rosa de Azcuénaga, natural y vecina de esta Ciudad, hija legítima del Doctor Don Domingo
de Azcuénaga y Doña Clara Núñez, finados, hallándome enferma en cama, pero por la infinita
Misericordia de Dios en mi Sano juicio, temiendo que la muerte natural y precisa a todo viviente
me sobrevenga y encuentre sin aquellas disposiciones que todo Cristiano debe tener hechas en
descargo de su conciencia y bien de su alma, he resuelto formalizar este mi testamento..."
"Declaro que he sido casada según el orden de Nuestra Santa Madre Iglesia con Don Francisco
Santa Coloma, de cuyo matrimonio sólo me han quedado vivos tres hijos, nombrados Don
Francisco, Doña Rosa y Doña Nieves, los que declaro por tales hijos [...] Declaro también, que mis
bienes aparecerán del inventario que encargo a mis Albaceas practiquen con sujeción a mis
documentos y papeles [...] Nombro por mis albaceas a mi legítimo hijo Don Francisco y a mi hijo
político Don Mariano Haedo, mancomunados y en primer lugar, y en segundo, a mi hermano Don
Vicente Azcuénaga."
13
Según la mencionada declaración testamentaria de Rosa de Azcuénaga sus herederos
fueron: 1) Rosa Santa Coloma y Azcuénaga, quien contrajo matrimonio con Mariano Haedo, con
descendencia. 2) Francisco de los Santos Santa Coloma y Azcuénaga, nacido en San Isidro el 1º de
noviembre de 181847, casado en la Iglesia de San Nicolás de Bari el 24 de octubre de 1851, con
Antonina Armesto Avellaneda, con descendencia. 3) María de las Nieves del Corazón de Jesús
Santa Coloma y Azcuénaga, nacida el 5 de agosto de 1828. Según Tomás Makintach Calaza fue una
de las beldades de su tiempo cuya imagen fue perpetuada en un cuadro obra del célebre pintor
sanisidrense Prilidiano Pueyrredon. Había contraído matrimonio, el 25 de mayo de 1850, con
Manuel Lavalle y Pinto, también con descendencia hasta nuestros días.
9) PASCUALA BELÁUSTEGUI de ARANA.
Como vimos anteriormente, los bienes de Rosa de Azcuénaga, viuda de Santa Coloma,
fueron heredados por sus ya nombrados tres hijos. Entre aquellos bienes se encontraba la chacra
de San Isidro, en adelante –como veremos seguidamente– denominada "quinta", debido a la ya
comentada reducción de su superficie.
Pasaron apenas seis años, cuando el 1º de marzo de 1867 los herederos, de común
acuerdo, vendieron la propiedad, suscribiendo la escritura ante el escribano José Victoriano
Cabral48.
El instrumento notarial textualmente dice así:
"Venta de Casa Quinta:
Dn Francisco Santa
Coloma y otros a Da.
Pascuala Belaustegui."
" En esta Ciudad de Buenos Ayres a primero de marzo de mil ochocientos sesenta y siete,
ante mi el presente escribano público de ella y testigos al final firmados, comparecieron Don
Francisco, Doña Rosa y Doña Nieves Santa Coloma, legítimos hermanos, estas dos últimas con la
venia de sus legítimos esposos Don Mariano Haedo y Don Manuel Lavalle, quienes en prueba de
concedérselas firman la presente, concurriendo así mismo los señores Santa Coloma y Haedo como
únicos albaceas de Doña Rosa Azcuénaga de Santa Coloma, por una parte, y por la otra Doña
Pascuala Belaustegui de Arana, de estado viuda, todos de este vecindario, personas hábiles para
este acto a los que doy fe, conozco y dijeron los Señores Santa Coloma Que venden a la Señora de
Arana una casa quinta de propiedad común, situada en el Partido de San Isidro Labrador, Campaña
de esta Provincia, con todos sus edificios, plantas, cercados demás que le es anexo, y su terreno
que queda sobre las Barrancas mirando al Río de la Plata, se compone de una área que tiene la
figura de un perímetro, encerrada entre sus respectivos linderos, según plano que he tenido a la
vista, y conoce la compradora, lindando por el Norte zanja de por medio con Don Pedro Anchorena,
por el Sud calle en medio con Doña Pastora Cárdenas de Gramajo, Doña Ana Riglos de Pirán y la
testamentaría de Don Manuel Boucher, por el Este calle por medio con los terrenos del bajo su
dirección al Río, limitada por sus costados por dos calles paralelas que conducen al Río, que
también se hallan bajo cercos; los cuales les corresponde como únicos y universales herederos de
su legítima Señora madre Rosa Azcuénaga de Santa Coloma, por quien así fueron instituidos en la
cláusula octava de su testamento otorgado en doce de agosto de mil ochocientos sesenta y uno,
ante el Escribano Don Marcos Leonardo Agrelo en su registro, que en testimonio he tenido a la
14
vista de que doy fe; y la Señora Azcuénaga la hubo por compra que hizo a Doña María Sánchez de
Mendeville, según escritura de venta que ésta le otorgó en veinte y nueve de Diciembre de mil
ochocientos veinte y nueve, ante el Escribano citado Don Marcos Leonardo Agrelo, que su
testimonio también he tenido a la vista de que certifico; debiendo prevenir en este lugar que sobre
los terrenos del bajo se tiene una posesión secular disfrutada por los anteriores propietarios sin
interrupción, pues los antiguos títulos daban por linderos en su parte la lengua del Río, de lo que
está instruida la Señora compradora; a más transfieren por esta escritura a la Señora Belaustegui
otro terreno que años anteriores se ha ganado al Río, hasta dar con este el cual se halla también
cercado, y cuya posesión les ha sido concedida por la Corporación Municipal de aquella localidad
según los documentos que pasan a la compradora, lo que también acepta en esta conformidad,
sujetándose la compradora respecto de este último terreno a las disposiciones que sobre el
particular dictase la autoridad competente. Por último se previene que la Señora de Arana está
instruida de una cuestión que se sigue con el lindero Don Pedro Anchorena sobre unas varas de
terreno que éste ha tomado indebidamente, tanto en la parte alta, cuanto en la baja y de otra que
Doña Riglos de Pirán ha estado siguiendo de puertas al Río, con todo lo cual se conforma, pues será
de su cuenta depender y seguir ambos litigios, sin responsabilidad por parte de los vendedores, y
practicar los pasos que juzgue convenientes para el restablecimiento de los verdaderos límites de
toda esta propiedad. Bajo de estos conceptos, y el de que la casa quinta expresada, no se conoce
gravamen ni adeuda contribución directa según resulta de los certificados que pasan a la
compradora, se la vendan por la cantidad de doscientos sesenta mil pesos moneda corriente, que
los comparecientes reciben a la satisfacción de manos de la Señora de Arana, en dinero al contado
y a mi presencia de que doy fe; cuya suma de doscientos sesenta mil pesos, queda en poder de los
albaceas Santa Coloma y Haedo para la oportuna liquidación de la testamentaria de la Señora
Azcuénaga de Santa Coloma. [...] Al cumplimiento de lo expuesto se obligan con todos sus bienes
habidos y por haber conforme a derecho. En su testimonio [...] así lo otorgaron y firmaron siendo
testigos presentes Don Sabino Gutierrez, Don Martiniano Aparicio y Don Martín Alzaga, vecinos de
que doy fe."
La nueva propietaria, había nacido en Buenos Aires el 17 de mayo de 1799 siendo
bautizada49 un día después, con los nombres de Pascuala Benita Clara, fruto del matrimonio de
Francisco Antonio de Beláustegui y Melchora Rodríguez Sacristán. Don Francisco de Beláustegui
fue un acaudalado comerciante de Buenos Aires, donde también ejerció importantes cargos
concejiles en la administración virreinal, Defensor de pobres, Procurador general, segundo Regidor
y Regidor del Cabildo, Síndico procurador, etc. El 22 de mayo de 1810 concurrió al Cabildo Abierto
manifestando su oposición al movimiento revolucionario, lo que le valió su destierro a Chascomús
y posterior exilio en Montevideo50.
Por su parte, doña Pascuala Beláustegui, distinguida dama patricia y reconocida
benefactora, fue una de las 13 fundadoras de la Sociedad de Beneficencia de Buenos Aires51;
Presidenta (1835) y Secretaria de la misma durante varios períodos, compartió dichas funciones
con Mariquita Sánchez de Mendeville, con quien mantuvo una íntima relación, sin sospechar que,
años después, sería una de las propietarias de su quinta de San Isidro.
Había contraído matrimonio, el 3 de enero de 181652,con don Felipe de Arana, nacido en
Buenos Aires el 23 de agosto de 1789 y bautizado53 el día siguiente con los nombres de Felipe
Benicio. Graduado de Doctor en leyes en la Universidad de San Felipe, de Santiago de Chile,
abogado matriculado en la Real Audiencia de Buenos Aires. Participó activamente en el Cabildo
Abierto del 22 de mayo de 1810, apoyando el bando revolucionario. Fue Síndico Procurador del
Cabildo y miembro de la Junta de Observación.
15
Distinguido jurista, intervino en varias causas célebres. En la década de1820 militó en el
partido federal enfrentándose a Rivadavia. Electo Representante ante la Legislatura bonaerense y
en 1828 la presidió. El 30 de abril de 1835, Juan Manuel de Rosas, lo nombró Ministro de
Relaciones Exteriores. En varias oportunidades, por ausencia de Rosas se desempeñó como
Gobernador interino. Después de Caseros, Felipe Batata –como lo llamaban sus opositores–,
formó parte del Consejo de Estado integrado por unitarios y federales hasta que, luego del
Acuerdo de San Nicolás, se retiró de la vida pública para recluirse en su hogar..
El doctor Arana murió en Buenos Aires el 11 de julio de 1865, a los 79 años de edad.
Durante su sepelio habló el doctor Eduardo Lahitte, quien refiriéndose a su personalidad dijo: "El
señor Arana fue sin duda un hombre expectable por su probidad; un ejemplar padre de familia;
buen amigo, modesto en sus costumbres, benefactor en sus acciones. Era digno de llevar el nombre
de cristiano, que ostentó constantemente como primer blasón, como el más glorioso timbre de su
nombre."54
Como dato curioso, debemos mencionar que –pocos años después– el Dr. Eduardo Lahitte
sería el nuevo propietario de la quinta de Pascuala Beláustegui, la viuda de Felipe de Arana.
Como ya hemos visto, doña Pascuala Beláustegui, luego de haber enviudado de Felipe de
Arana, había comprado la quinta de San Isidro, el 1º de marzo de 1867, conservándola hasta el fin
de sus días. Ocurrido su fallecimiento el 22 de julio de 1872, de sus nueve hijos sólo la sobrevivían
cuatro: 1) Daniel Francisco del Corazón de Jesús Arana Beláustegui. 2) Felipe de la Paz Arana
Beláustegui. 3) Pascuala Cándida Arana Beláustegui. 4) Melchor Félix Arana Beláustegui, quienes
fueron sus "únicos y universales herederos" por disposición testamentaria de su madre55.
Dentro de los bienes comprendidos en la disposición testamentaria se encontraba la
quinta de San Isidro, de la que don Felipe de la Paz Arana pasó a ser su nuevo propietario, "una
parte por donación que le hizo su madre doña Pascuala Beláustegui de Arana y el resto por compra
a la testamentaría de su citada madre."56 El mismo instrumento notarial testimonia que por
"Boleto expedido por el Juez de Paz de San Isidro", el Dr. Eduardo Lahitte había adquirido mediante
"el depósito hecho en el Banco de la Provincia, a la orden del Señor Juez Dr. [Amancio] Pardo"57, la
fracción de tierra correspondiente a la casa, por lo que en adelante esta quinta quedó reducida
hasta nuestros días a una superficie de 10.298 metros cuadrados.
10) EDUARDO LAHITTE
De tal manera, el Dr. Eduardo Lahitte se había convertido en el nuevo propietario de esta
quinta mediante un depósito realizado, el 5 de mayo de 1872, en el "Banco de la Provincia por una
letra aceptada para el pago de la chacra", cuyo monto ascendía a 900.000 pesos. El documento,
además, contiene la liquidación llevada a cabo días después, el 17 de mayo de 1872: "Por el
depósito hecho en el Banco de la Provincia a la orden del Señor Juez Dr. Pardo, para el Pago de la
Chacra de San Isidro $ 881.000", más otras costas, intereses y comisión, de lo se infiere una
operación de compra realizada pocos días antes del óbito de la viuda de Arana.
El Dr. Eduardo Lahitte había nacido en Montevideo, el 23 de abril de 1803, fruto del
matrimonio del Marqués Luis Antonio du Cos de La Hitte58, Señor de Puydorphile y doña María
Toribia Aniceta de Elía y García de Zúñiga. Cursó sus estudios en su ciudad natal hasta graduarse
de abogado, para ejercer la profesión con verdadero éxito, ocupando importantes cargos oficiales,
como la Secretaría de la Sala de Representantes, Oficial Mayor del Ministerio de Relaciones
Exteriores y Secretario del Senado Consultivo. Luego desempeñó la Secretaría de la Sala de
Representantes en 1828, siendo Diputado cuando ocurrió la revolución del 1º de diciembre contra
16
el Gobernador Manuel Dorrego. Dedicado al ejercicio de su profesión, defendió juicios
importantes, entre ellos el de José María Riglos contra Nicolás Anchorena, como letrado de éste
último. Según Abel Cháneton, "tenía una figura de elegante pulcritud y llegó a ser un personaje
conspicuo de la época rosista", durante la que ocupó los cargos de Asesor General de Gobierno y
Auditor de Guerra y Marina. En el campo diplomático fue árbitro en las reclamaciones de Francia y
Ministro Plenipotenciario de la Confederación Argentina en Bolivia. Luego de la caída de Rosas se
pondría al servicio de Urquiza, desempeñándose en diversos cargos oficiales con su probada
capacidad, idoneidad y ...porqué no cintura política.
Había contraído matrimonio con doña Cipriana Bonavía y Obes. Por si interesa, una de sus
hijas, Cipriana Lahitte, contrajo matrimonio en 1848, con el Dr. Luis Sáenz Peña, quien fuera
Presidente de la República, padres a su vez de otro Presidente argentino, el Dr. Roque Sáenz Peña.
El Dr. Eduardo Lahitte falleció en Buenos Aires el 19 de septiembre de 1874, siendo
testigos del óbito su hijo, Eduardo A. Lahitte y Roque Sáenz Peña, su nieto.
Habiendo testado en 1871,59 dejó entre sus bienes una "Casa Quinta en el Pueblo de San Isidro
sobre las barrancas del Río, tras la iglesia de dicho pueblo". La tasación llevada a cabo por el
Maestro Mayor José Bacatti el 20 de noviembre de 187460, "a pedimento de sus herederos
mayores y albaceas", evaluó la quinta en 1.081.000 pesos moneda corriente.
Dicha tasación nos aporta una detallada descripción de la propiedad, según se encontraba
en 1874, razón por la cual la transcribimos textualmente en su parte pertinente:
"El terreno de dicha quinta se haya dividido en dos fracciones. La primera que es donde está el
edificio sobre la barranca, inclusive la misma barranca, y que es de figura irregular, se compone de
un área de once mil seiscientos siete varas cuadradas.
La segunda que es la parte del bajo en la que solo hay derecho de propiedad por antigua posesión,
se compone de veinte y siete mil setecientos noventa varas cuadradas.
Y el edificio se compone de un corredor sobre arcos y pilares de hierro con techo de teja francesa
de 27 varas de largo por el frente del Norte. Otro corredor de la misma construcción al frente del
Este de 12 varas de largo por 4 de ancho, con pisos de baldosa mas una vereda del mismo material
al frente.
Dos salas grandes con frente al Norte y un zaguán al centro con paredes dobles, techos nuevos con
baldosa y madera dura, revoques de cal y pisos de baldosa y una estufa.
Siguen paralelas a estas tres piezas otro cuerpo de zaguán igual a las anteriores.
Cinco piezas seguidas, por el frente del Este, también con paredes dobles, buenos techos, revoques
interiores de cal y frisos de tabla, todas con sus correspondientes puertas con contramarcos y
ventanas.
Tres cuartitos, una cochera y las letrinas, todo en buen estado, y en la cochera un entrepiso de
madera, una cocina con un cuarto de alto sobre dicha cocina, una escalera para subir a dicha
pieza, un patiesito todo revocado y piso de baldosa.
Tres piezas al otro costado del patio por el frente al Oeste y un zaguán, igual en todo al anterior,
siendo los techos de estas de palmas, frisos de tabla y baldosa en el zaguán, otra pieza grande al
mismo frente bajo el mismo zaguán igual en todo a las anteriores.
Tres cuartitos y el castillejo de la escalera que dan al patio, una escalera que sube para la azotea
de material.
El 1er. patio todo con piso de ladrillo, un corredor con techo de azotea sobre postes de madera en
un frente de este patio, y un alero por el otro costado, los cuatro frentes del patio revocados, un
aljibe, un pozo de balde y caños de agua corriente, los cuatro frentes del exterior revocados y sus
cornisas correspondientes, con piso de mármol en las piecitas exteriores, una vereda de baldosa en
17
todo el costado del edificio del Oeste y vereda de ladrillo a la calle, dos portones de fierro con
pilares de material y una de madera en la cochera".
Realizada la mencionada tasación los herederos del Dr. Eduardo Lahitte, adjudicaron la
quinta de San Isidro a su viuda doña Cipriana Bonavía y Obes en condominio con su hijo Alfredo
Lahitte,61 quienes en 1881 le venden la propiedad al Dr. Cosme Beccar.
11) COSME BECCAR
El nuevo propietario vio su primera luz en Buenos Aires el 15 de agosto de 1837, siendo
bautizado en la pila bautismal de la parroquia de San Nicolás de Bari62 el 12 de septiembre del
mismo año con los nombres de Cosme de la Asunción del Carmen. Fueron sus padres don Miguel
Beccar y Espinosa y doña Carolina Mansilla y Obella; abuelos don Cosme de Beccar y Febrer63,
natural de Vinaroz, Valencia, primero de esta familia establecido en el Río de la Plata, casado con
doña María Narcisa Espinosa de la Quintana.
El Dr. Cosme Beccar, estudió leyes con hombres como Manuel Quintana, Manuel Obarrio y
José Evaristo Uriburu, obteniendo el título de abogado a los 21 años. Ejerció la profesión en el foro
porteño, debiendo abandonar en alguna ocasión la jurisprudencia para empuñar la espada en el
combate de Martín García como oficial a las órdenes del coronel Martín Arenas. Además intervino
en la batalla de Pavón con las jinetas de capitán del Batallón 8º de Infantería de Línea, de las
tropas mitristas que obtuvieron la derrota de Urquiza en aquel año de 1861. En Cepeda fue
secretario del general Arenales
También tuvo brillante actuación en el campo de la política, siendo electo en dos
oportunidades (1862/1868) Diputado de la Provincia de Buenos Aires; fue autor de leyes
trascendentes, entre ellas la del ejercicio de la procuración. Como fiscal de Gobierno, intervino en
la reivindicación de las tierras usurpadas durante la época federal. Formó parte también del
Concejo municipal de Buenos Aires, tocándole pronunciar, en nombre del mismo, el discurso
inaugural de la estatua del general San Martín. Sus palabras fueron consideradas una pieza
magistral por su contenido y elegancia de estilo.
El 13 de octubre de 1862 el general Bartolomé Mitre lo nombró Asesor letrado del
Gobierno de la Provincia y Auditor General de Guerra y Marina, cargo que desempeñó hasta el fin
de sus días.
Vecino ilustre de San Isidro vivió en su quinta que, por aquel entonces, ya se la conocía
como "Los Ombúes", a veces "Los tres Ombúes", por su proximidad al paseo del mismo nombre.
Es oportuno mencionar que, con motivo de su gestión como Auditor de Guerra y Marina, en 1884
se instaló en su quinta el primer teléfono de San Isidro, línea que permitió la posterior extensión
de este importante y novedoso servicio a las residencias de otros vecinos.
Presidente del Consejo Escolar en este pueblo –porque todavía seguía siendo pueblo–,
dedicó todos sus afanes al fomento de la educación popular, logrando que se le otorgara un
premio instituido por el Gobierno de la Provincia al Distrito que obtuviera mayor asistencia de
alumnos a las escuelas. Por ello no fue casual que Domingo Faustino Sarmiento, cuando escribió
su primer editorial en el Nacional, del 29 de julio de 1883, lo dedicara a elogiar la actuación del Dr.
Cosme Beccar por la hazaña de que en San Isidro "no hay –decía Sarmiento– un solo niño de este
pueblo, de los obligados por la Ley, que no reciban la educación correspondiente." Hecho insólito
que diera lugar a que el gobierno provincial acordara, por primera vez en nuestra historia
educacional, el honroso premio de 5.000 pesos al distrito escolar de San Isidro, suma que fue
destinada a la adquisición de un terreno para la construcción de una nueva escuela.
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Don Julio A. Costa, gobernador de la Provincia de Buenos Aires y amigo de Cosme Beccar
lo describe en sus escritos como "un señor de alta talla y noble apostura, de rostro pálido y breve
barba entera, figura un tanto romántica e imponente, desde luego por su irradiación de austera
bondad"64.
El Dr. Cosme Beccar había contraído Sagradas Nupcias con doña María Varela Cané, el 13
de octubre de 1864, en la iglesia de San Migual, de Buenos Aires65.
Doña María Varela, recordada Presidenta de la Sociedad de Socorros Mutuos de San Isidro
y fundadora del Asilo Santa María, era hija del ilustre escritor y poeta, Florencio Varela, esposo de
Justa Cané y nieta del primer Varela retoño de la vieja cepa galaica venido al Río de la Plata, don
Jacobo Adrián Varela, capitán del Tercio de Gallegos de lucida actuación en la Reconquista de
Buenos Aires en 1806, casado con Da. María de la Encarnación San Ginés, hermana del célebre
primer cura párroco de San Fernando, Manuel Saturnino de San Ginés.
Este matrimonio formado por el Dr. Cosme Beccar y María Varela, que perpetúa en su
descendencia el apellido Beccar Varela, trajo a este mundo diez hijos: 1) María Carolina Beccar
Varela (n.1865), 2) Miguel María Beccar Varela (n.1866), 3) Cosme Florencio Beccar Varela
(n.1868), 4) Justa María Rufina Beccar Varela (n.1869), 5) Carlos María del Corazón de Jesús Beccar
Varela (n.1870), 6) Sara Natalia María del Corazón de Jesús Beccar Varela (n.1874),
7) Horacio
María del Corazón de Jesús Beccar Varela (n.1875), 8) Florencia María del Corazón de Jesús Beccar
Varela (n.1878), 9) Adrián María del Corazón de Jesús Beccar Varela (n.1880),
10) Alfredo María
del Corazón de Jesús Beccar Varela (n.1883). Cabe mencionar que solamente tuvieron
descendencia tres de los diez hijos mencionados: Miguel, Horacio y Adrián Beccar Varela.
El Dr. Cosme Beccar entregó su alma al Señor el 14 de junio de 1893 "a las once y media
de la mañana, en la casa calle Esmeralda mil diez y ocho [...] de tuberculosis pulmonar, según
certificado médico del Doctor Juan J. Díaz [...], de cincuenta y dos años, casado con María
Varela..."66
Don Julio A. Costa recuerda que "en las exequias de D. Cosme se agrupó el pueblo
silencioso, resonaron tambores y rugieron los cañones de la patria, se plegó a media asta la invicta
bandera y presentaron armas al benemérito Argentino, a quien el gobierno de la Nación rendía
honores de General de Brigada."67
Su viuda, María Varela, y en representación de sus hijos otorgó "el más bastante poder
especial por derecho se requiere, a favor del Doctor Horacio Beccar Varela [...] para que en nombre
de todos ellos y ejerciendo sus derechos, acciones y personería intervenga en los autos sucesorios
del Doctor Cosme Beccar [...] para que hipoteque o venda en todo o en parte la quinta situada en el
Pueblo de San Isidro de la Provincia de Buenos Aires, ubicada sobre el paseo público de "Los
Ombúes" y cuyo terreno llega hasta la ribera del Río de la Plata..."68 La mencionada testamentaría
registra "como única propiedad de esta sucesión" a la quinta "Los Ombúes" que, con el acuerdo de
los demás herederos, pasará a manos de su hijo el Dr. Horacio Beccar Varela.
Con motivo de cumplirse el Centenario de la muerte del Dr. Cosme Beccar, el diario La Nación, en
su edición del 23 de agosto de 1937, publicó la siguiente nota:
En San Isidro fue honrada la
memoria del Dr. Cosme Beccar.
Los actos organizados alcanzaron
mucho lucimiento.
San Isidro, 22.- Asumieron grandes proporciones e inusitado brillo los actos preparados en
homenaje a la memoria del Dr. Cosme Beccar y que se realizaron en esta mañana en ocasión de
19
cumplirse el centenario de su natalicio. Las ceremonias fueron organizadas por la comisión de
vecinos integrada por don Jenaro Marquestó; las Sras. Sara Márquez de Vázquez Saavedra,
Josefina G. de Diserio y María G. de Gugliada y Srta. Elvira Pastorini.
Asistieron a los actos los alumnos de las catorce escuelas del distrito, los del Colegio Carmen
Arriola de Marín y las del Colegio María Auxiliadora, el batallón de exploradores de Don Bosco y
numeroso público. En el palco levantado en el paseo Tres Ombúes tomaron ubicación el intendente
municipal, don Ernesto de las Carreras, los hijos del ciudadano recordado, Da. Sara y D. Horacio
Beccar Varela; el general Francisco Guido y Lavalle; el presidente del Concejo Deliberante, D. Mario
Lambertini; el juez Dr. Carlos María Martínez y otras autoridades civiles y eclesiásticas.
En primer término se ofició una misa de campaña, celebrada por el presbítero D. Anselmo Grosso y
a continuación el comisionado escolar D. Luis Z. Rey procedió a descubrir una placa de bronce
colocada en uno de los pilares de la entrada de la casa en que vivió el doctor Cosme Beccar. Luego
el vicario general del ejército monseñor Andrés Calcagno, pronunció un discurso historiando la vida
del Dr. Beccar.
Terminado el discurso, los escolares desfilaron por el interior de la finca de la familia Beccar Varela,
donde los niños fueron obsequiados con golosinas. Por último, las autoridades, el personal docente
directivo de las escuelas y un grupo de invitados especiales participaron de un "lunch" ofrecido por
el doctor Horacio Beccar Varela.
12) HORACIO BECCAR VARELA
El Dr. Horacio Beccar Varela, nuevo propietario de "Los Ombúes", comenzó su vida en
Buenos Aires el 3 de diciembre de 1875 y recibió las aguas bautismales en la iglesia de La
Merced69, el 15 de octubre de 1876.
Abogado y doctor en jurisprudencia en 1896 mediante una tesis titulada "Algunas
consideraciones sobre nuestro derecho administrativo", desarrolló una brillante actuación en el
campo de su profesión, como Magistrado, Fiscal de los Tribunales Civiles de la provincia de Buenos
Aires, Director del Registro de la Propiedad, Inspector General de Sociedades Anónimas del
Ministerio de Justicia e Instrucción Pública y Director de la Caja Nacional de Conversión.
Horacio Beccar Varela, si bien no fue un hombre dedicado a la política, por lo que nunca
demostró ambiciones de ese género, tampoco eludió su compromiso como ciudadano en
momentos en que se le requirió el aporte de su capacidad e idoneidad. Fue por ello que en 1930
asumió el cargo de Ministro de Agricultura de la Nación, al que renunció al año siguiente, para
facilitarle al Gral. José Félix Uriburu la reorganización de su gabinete con motivo de la crisis
ministerial de 1931.
En ejercicio de su profesión fue asesor legal y abogado consultor de numerosas
instituciones y empresas nacionales y extranjeras, que sería largo de enumerar.
En San Isidro, donde vivió 68 años sin interrupción, de sus 73 años de existencia, pronto se
convirtió en uno de los vecinos más caracterizados por la gravitación de su propia personalidad.
Llegado el año de 1919, época turbulenta en la política local, luego de una serie de
renuncias, asume como Intendente Municipal Domingo Repetto, con un Concejo Deliberante
presidido por el Dr. Horacio Beccar Varela, quien accedía por primera vez a ese cuerpo legislativo
con tal alto cargo. Posteriormente ocupará una banca en los años 1923, 1924 y 1926. Refiriéndose
a la actuación legislativa de Beccar Varela, el concejal Juan O. Gil, sostenía que "su palabra y su
consejo fueron siempre escuchados y seguidos con la mayor atención; discurría magistralmente
como abogado y estaba dotado de un poder de síntesis admirable de que sólo son capaces los
20
hombres de cultura clásica. Hablaba como maestro y encaraba y proponía la solución de los más
difíciles asuntos dentro de la lógica dominante de los hechos."70
A todo esto podemos agregar que fue integrante del Consejo Directivo de la Institución
Mitre, del Museo Social Argentino, fundador y Presidente del Colegio de Abogados de Buenos
Aires.
Por aquellos tiempos, Manuel Mujica Lainez pasó una temporada en "Los Ombúes", como
huésped de sus parientes Beccar Varela. Recordemos que los padres de Manucho, fueron el Dr.
Manuel Mujica Farías y Lucía Lainez Varela. Sus abuelos maternos habían sido Bernabé Lainez
Cané, marido y primo de Justa Varela Cané, hija ésta última de Florencio Varela, por lo que Mujica
Lainez, dos veces Cané y una Varela, estaba nutrido por un fuerte atavismo literario que florecería
en sus obras que son gloria de las letras argentinas
Luego de que concluyera sus primeros estudios en el Colegio Lacordaire, de Buenos Aires,
había sido llevado por sus padres a Europa de donde regresó en 1926 sin haber obtenido el
bachillerato. Por tal motivo, en 1928, sus padres lo enviaron a la quinta de Horacio Beccar Varela
para que completara sus interrumpidos estudios en el Colegio Nacional de San Isidro.
Así fue como Manuel Mujica Lainez vivió en San Isidro, en la quinta "Los Ombúes", que
siempre recordó con gran afecto, expresado años después cuando rememoraba que "esta casa,
estos árboles, esta barranca, esta verja, y lo que la casa encerraba en un tiempo, y los que
entonces la habitaron, constituyeron uno de los mundos felices de mi adolescencia". Refiriéndose
al sentimiento que invade a sus visitantes, decía que: "La casa entera se ilumina, viviente,
transfigurada, para recibir a sus hijos. Y aquellos que, como yo, que tuve y tengo esa suerte,
valoran lo que esta casa excepcional significa, sentimos que ella, con su rumor de leyenda y de
historia, con su perfume de magnolia, de glicina y de dulce tradicional, con su largo perfil sobrio en
que los altos ventanales enrejados se abren como ojos de negras pestañas, es, en cierto modo, la
casa de todos los argentinos".
El Dr. Horacio Beccar Varela había contraído Sagradas Nupcias con Da. María Cristina
Castro Videla (1884-1954), recordada benefactora, Presidenta de la Asociación Damas de la Acción
Católica de San Isidro, Consejera vitalicia de la Sociedad de Socorros Mutuos de San Isidro, etc.
Hija de D. Damián Castro Benavídez y de Da. Sara Videla Varela.
El matrimonio de D. Horacio Beccar Varela y Da. María Cristina Castro Videla tuvo por
descendencia doce hijos: 1) Horacio Beccar Varela; 2) Florencio Cosme Beccar Varela; 3) María
Cristina Beccar Varela; 4) Cosme Beccar Varela; 5) Sara María Beccar Varela; 6) Mariano Beccar
Varela; 7) Juan Carlos Beccar Varela; 8) Damián Beccar Varela; 9) María Carolina Beccar Varela; 10)
Carmen María Beccar Varela; 11) Marcelo Beccar Varela y 12) Elena Rosa Beccar Varela.
La vida del Dr. Horacio Beccar Varela se extinguió, en su quinta "Los Ombúes", el día 2 de
junio de 1949, a los 73 años de edad.
Por tal motivo, el Concejo Deliberante de San Isidro dictó un Decreto71, cuyo texto dice:
DECRETO Nº 22
San Isidro, 2 de junio de 1949.
En conocimiento del deceso del Doctor Horacio Beccar Varela que lamentablemente ocurriera el
día de la fecha, el Presidente del Honorable Concejo Deliberante, en homenaje de quien presidiera
en el año 1919 el mismo cuerpo, como asimismo formara parte del mismo el año 1922, por sus
excelentes méritos personales que resaltaran su personalidad más allá del concierto de esta ciudad
de San Isidro, y en uso de sus atribuciones:
21
Decreta
Art.1º.- Colóquese la Bandera Nacional a media asta por el término de tres (3) días en señal de
duelo, en el edificio de este Honorable Concejo Deliberante.
Art.2º.- Remítase, como homenaje de este Honorable Cuerpo, nota de pésame a sus familiares y
una corona de flores.
Art.3º.- Comuníquese, e invítese a los señores Concejales a acompañar sus restos al Cementerio
Central de esta ciudad el día 3 del corriente a las 11 horas.
Sin duda Horacio Beccar Varela fue uno de esos hombres dotados de un espíritu superior,
de esas calidades que lamentablemente nos estamos desacostumbrando a apreciar porque ya no
abundan. Así fue como, al cabo de sus días, legó a la posteridad dos ricas herencias, una moral y
otra material, por lo que es merecedor de que los sanisidrenses lo recuerden con gratitud.
La herencia moral la dejó testimoniada en su "Apunte íntimo", del que rescatamos algunos
conceptos valiosos, como cuando sostiene que "No he podido dejar ricos a mis hijos"
recomendándoles entonces que "sean inflexibles en la rectitud de sus vidas; que sean laboriosos
como yo lo he sido, porque el trabajo es escudo contra todos los vicios y fuente de las más grandes
dichas". Luego refiriéndose a malas experiencias económicas que había tenido que soportar, por
culpa de terceros, añade: "Confiando en Dios supe afrontar con calma el desastre y Dios me ha
salvado. Nunca perdí la fe y reconcentrado en mí mismo he vivido años de lucha, pero jamás se
oscureció mi mente ni se amargó mi corazón. Ese ejemplo se los ofrezco para que en ninguna
circunstancia de la vida desesperen de la Divina Providencia y de la fuerza que da la conciencia de
su propia rectitud."
En cuanto a la herencia material la concretó el 30 de septiembre de 1928, cuando
previendo que el fin de sus días podía estar próximo hizo testamento de sus bienes, aunque la
voluntad de Dios hizo que viviera muchos años más, por lo que fechada en San Isidro, el 21 de
junio de 1945, agregó en tres carillas manuscritas de su puño y letra una ampliación testamentaria
que los sanisidrenses podemos considerar como la herencia de don Horacio Beccar Varela al
pueblo de San Isidro. Aquel documento dice en su parte pertinente:
"Confirmando mi testamento ológrafo de fecha 30 de septiembre de 1928 (no lo tengo a la vista
pero creo que ésta es la fecha) y ampliando vengo a disponer lo que estoy seguro aprobarían y
quizá aprueben desde el Cielo mis inolvidables padres hermanos, está de acuerdo con mi íntimo
sentir y desean mi esposa e hijos y la viuda e hijos de mi querido Adrián, que nació en San Isidro y
tuvo para su pueblo cariño entrañable. Es mi voluntad que la casa quinta de San Isidro, en la calle
Adrián Beccar Varela, lindando con Los Ombúes que en breve será mía exclusivamente por la
división de condominio convenida con mi cuñada y sobrinos, con su jardín y barranca, quede en
usufructo para mi esposa y mis hijos, a fin de que en la medida posible puedan disfrutarla todos, y
que al fallecer el último de mis hijos se consolide el dominio en la Municipalidad de San Isidro, a la
que lego la nuda propiedad de esa quinta, jardín y barranca, con la condición de que en ningún
tiempo pueda ser vendida..."72
De acuerdo a lo dispuesto en su testamento ológrafo por el D. Horacio Beccar Varela, su
esposa e hijos usufructuaron la quinta durante muchos años hasta que, Da. Elena Rosa Beccar
Varela y D. Juan Carlos Beccar Varela, "únicos sobrevivientes con derecho al referido usufructo",
resolvieron "anticipar la consolidación del dominio pleno de la quinta Los Ombúes en la
Municipalidad de San Isidro"73.
22
Con tal motivo, el 10 de septiembre de 2005, Da. Elena Rosa Beccar Varela y D. Juan Carlos
Beccar Varela y los señores Ignacio Beccar Varela y Héctor Beccar Varela, estos dos últimos "en
nombre y representación de la Asociación Civil Dr. Cosme Beccar" concretaron legalmente la
donación del inmueble a la Municipalidad de San Isidro, representada en dicho acto por el
Intendente Municipal, Dr. Gustavo Posse y el Secretario de Gobierno Héctor Aníbal Prassel,
disponiendo que "desde su apertura se denominará Museo, Biblioteca y Archivo Histórico de la
Municipalidad de San Isidro, Doctor Horacio Beccar Varela, debiendo destinar también un sector a
la Biblioteca Pedagógica Doctor Cosme Beccar"74.
Consecuentemente, el Honorable Concejo Deliberante, con fecha 2 de noviembre de 2005,
sancionó la siguiente Ordenanza, que dice textualmente:
Ordenanza Nº 813275
Donaciones
Quinta "Los Ombúes"
Artículo 1º.- Acéptase el legado del Dr. Horacio Beccar Varela, formalizado mediante testamento
ológrafo de fecha 21 de junio de 1945, protocolizado mediante Escritura 367, pasada por ante el
Escribano Enrique Guido, de La Plata, y que fuera ordenada su inscripción en los autos caratulados
"Beccar Varela, Horacio s/ Testamentaría", que tramitara por ante el Juzgado de Primera Instancia
en lo Civil y Comercial Nº 3 del Departamento Judicial de La Plata, y mediante el cual se legara a
esta Municipalidad el dominio del inmueble denominado Quinta "Los Ombúes", sita en la calle
Adrián Beccar Varela 764, de esta Ciudad.
Artículo 2º.- Acéptase la donación del usufructo que gozaban sobre el bien mencionado en el
Artículo anterior, efectuado por los Sres. Juan Carlos y Elena Rosa Beccar Varela mediante Escritura
Nº 627, de fecha 10 de Septiembre de 2005, pasada por ante la Escribana María Cristina Chiesa,
con los cargos allí impuestos.
Artículo 3º.- Impónese el nombre de "Dr. Horacio Beccar Varela" al Museo, Biblioteca y Archivo
Histórico Municipal de San Isidro, el cual trasladará su sede al inmueble al que se hace referencia
en el Artículo Primero.
Artículo 4º.- Impónese el nombre del "Dr. Cosme Beccar" al paseo ubicado en la Barranca aledaña
a la Quinta "Los Ombúes".
Artículo 5º.- Recréase la Biblioteca Pedagógica "Dr. Cosme Beccar", la cual funcionará en
dependencias de la Quinta "Los Ombúes".
Artículo 6º.- Declárase de Interés Histórico-Cultural el inmueble del que trata la presente
Ordenanza, debiendo el Departamento Ejecutivo, a través de las áreas competentes gestionar ante
la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, la declaración del mismo
como "Monumento Histórico Nacional"76.
Artículo 7º.- El Departamento Ejecutivo llevará a cabo las diligencias necesarias a fin de
cumplimentar con la manda del legado mencionado precedentemente, en lo que hace al
funcionamiento en el bien hasta aquí referenciado del Consejo Escolar de San Isidro.
23
Artículo 8º.- Convalídase el Contrato celebrado con fecha 10 de septiembre de 2005 entre la
Asociación Civil "Dr. Cosme Beccar" y el Departamento Ejecutivo Municipal, mediante el cual la
primera entregó en comodato los muebles y enseres de los que da cuenta el mismo, a los efectos
de su exposición en el Museo a instalarse en la Quinta "Los Ombúes".
Artículo 9º.- Explicítese en nota complementaria el agradecimiento de la Comuna por tan loable
gesto.
Artículo 10º.- Comuníquese al Departamento Ejecutivo, etc.
13) MUSEO, BIBLIOTECA y ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL de SAN ISIDRO "Dr.
HORACIO BECCAR VARELA".
Como hemos expuesto anteriormente "Los Ombúes" pasó a formar parte del
Patrimonio Municipal, el 10 de septiembre de 2005, por lo que a partir de esa fecha la
Municipalidad de San Isidro dispuso la restauración general y puesta en valor de su
edificio, manteniendo intacta la estructura original. Consecuentemente, se lo adecuó a las
exigencias de su nuevo destino, "Museo, Biblioteca y Archivo Histórico", respetando los
aspectos y características propias de su arquitectura, cuyos sectores más originales, o
antiguos, conservan detalles de la carpintería, herrería y construcción propios de los siglos
XVIII y XIX, lo que le confiere su gran valor patrimonial arquitectónico.
Finalmente, concluidas las tareas de restauración y puesta en valor, el 16 de mayo
de 2006, se llevó a cabo la inauguración del Museo, Biblioteca y Archivo Histórico
Municipal de San Isidro "Dr. Horacio Beccar Varela", en un concurrido acto que contó con
la presencia del Intendente Municipal, Dr. Gustavo Posse, funcionarios municipales,
representantes eclesiásticos, de las Fuerzas Armadas, descendientes del ilustre donante y
numeroso público en general.
Durante el acto, el Señor Intendente Municipal manifestó que "esta donación fue
pensada con muchísima grandeza por parte del doctor Horacio Beccar Varela, por lo que
acordamos determinadas cláusulas para que el lugar no pueda ser utilizado para actos
políticos, sino para que se preserve ese horizonte ligado a la educación, a la cultura, tal
cual el deseo del donante", más adelante expresó para concluir que "más allá de cumplir
una función fundamental en la cultura local, es una demostración de que los argentinos
podemos hacer las cosas bien".
Luego de las palabras pronunciadas por el Señor Intendente y el Director del
Museo, el Señor Ignacio Beccar Varela, en su carácter de Presidente de la "Asociación Civil
Cosme Beccar", recordó la determinación de su abuelo, el Dr. Horacio Beccar Varela, que
hizo posible tan trascendente acontecimiento histórico-cultural, concluyendo su alocución
parafraseando aquellas palabras del Dr. Adrián Beccar Varela, hermano del ilustre
donante, cuando decía: "Felices los pueblos que tienen tradiciones. Felices los pueblos que
tienen una historia como la de San Isidro, porque ellos, por la fuerza irresistible del
ejemplo, tienen que conservar las reliquias legadas por sus antepasados; tienen que tomar
esos hechos como derrotero fijo de su conducta, para dar nuevos días de gloria a la
patria".
24
Inauguración del Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal de San Isidro "Dr. Horacio Beccar Varela",
16 de mayo de 2006. Cortando cintas el Intendente Municipal, Dr. Gustavo Posse; Ignacio Beccar Varela,
Presidente de la Asociación Civil Dr. Cosme Beccar; Bernardo Lozier Almazán, Director del Museo.
De tal manera quedó inaugurado el Museo, Biblioteca y Archivo Histórico
Municipal de San Isidro "Dr. Horacio Beccar Varela", cuyo sector destinado a Museo,
cuenta con seis salas en las que se exhiben testimonios del pasado sanisidrense. Dentro de
su vasto patrimonio se destacan algunas piezas de singular valor museológico, por su
antigüedad y significación histórica, como cuadros, mobiliario y objetos pertenecientes a
próceres o personajes de destacada actuación en el ámbito local.
Una de sus salas está dedicada a recordar a la familia Beccar Varela, exhibiendo
cuadros, muebles, objetos y documentos pertenecientes a Florencio Varela, Cosme
Beccar, María Varela, sus descendientes y particularmente a Horacio Beccar Varela,
donante de la propiedad.
La Biblioteca cuenta con más de 12.000 obras, ofreciendo al lector la más amplia
bibliografía referida a la historia universal, nacional, provincial y de los municipios
bonaerenses, con un sector especializado en el pasado sanisidrense.
Dando cumplimiento al legado del Dr. Horacio Beccar Varela, la Municipalidad ha
creado la Biblioteca Pedagógica "Dr. Cosme Beccar", puesta al servicio de los docentes o
estudiantes de estas disciplinas de la enseñanza, dotándola de la más moderna
bibliografía versada en dicha temática.
El Archivo Histórico, contiene el acervo documental más antiguo de San Isidro, que
data desde los albores del siglo XIX hasta nuestros días, proveniente de los repositorios
municipales y colecciones de muy diversos archivos particulares.
Sin duda –con este verdadero acontecimiento cultural– San Isidro ha incorporado
un importante patrimonio, digno de su tan larga historia, que es y será orgullo de los
sanisidrenses de hoy y del mañana.
Fotografías:
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Abanico de nácar y encaje blanco.
Jarrito de cerámica y peltre.
Silla de estrado.
Pertenecientes a María Sánchez de Thompson (Colección del Museo).
Sombrilla Federal, perteneciente a Pascuala Beláustegui (1799 - 1872), esposa de Felipe Arana.
Propietaria de esta quinta, la habitó entre los años 1867 y 1872. (Colección del Museo)
Portón de acceso a los jardines desde la calle Adrián Beccar Varela
25
Notas:
1) Angelis, Pedro De. Fundación de Buenos Aires. Colección de Obras y Documentos. Editorial Plus Ultra, t. III,
p.339.
2) Molina, Raúl A. Diccionario Biográfico de Buenos Aires 1580-1720. Academia Nacional de la Historia,
Buenos Aires, 2.000. El autor de esta monumental obra registra a Pedro de la Torre como hijo legítimo de
Diego de la Torre y Juana de Adoves "según su testamento del 29-3-1572".
3) Molina, Raúl A. Op.cit. p.736.
4) Luqui Lagleyze, Julio A. Apuntes sobre "Historia de San Isidro en el Pago de Monte Grande". San Isidro,
1987, p. 93.
Alonso Díaz Ferreyra había contraído matrimonio con Mariana de Ayala, en la Catedral de Buenos Aires, el 5
de noviembre de 1659, siendo testigos de la ceremonia Agustín Gayoso y Juan Guerrero (Libro 3 de matr.,
f.11 vto.)
Cfr. Jauregui Rueda, Carlos. Matrimonios de la Catedral de Buenos Aires 1656-1760.
Cfr. Molina, Raúl A. Op.cit., p. 204.
5) Gonzalo de Zárate, era h.l. de don Cristóbal de Zárate y doña Lorenza de Abreu y había contraído
matrimonio en la Catedral de Bs. As., el 5-5-1681, con doña Ana de Sayas, h.l. de don Pedro de Sayas y
Medrano y doña Francisca Cordovés y Reyes Bermúdez. Testigos: el Cap. Manuel Ferreira, Diego Ferreira y
doña Isabel de Pasos. Con descendencia en San Isidro.
Cfr. Jauregui Rueda, Carlos. Matrimonios de la Catedral de Buenos Aires 1656-1760.
Cfr. Molina, Raúl A. Los Cordovés. Revista del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas, Nº 14, 1965, p.
106.
Cfr. Molina, Raúl A. Diccionario Biográfico, op. cit. p.794.
Cfr. Lozier Almazán, Bernardo. Reseña Histórica del Partido de San Isidro. Editorial Las Lomas. Costa Norte,
San Isidro, 1986, p.50.
Cfr. Lozier Almazán, Bernardo. Domingo de Acassuso en el 340 aniversario de su nacimiento 1658-1998.
Carta Abierta, San Isidro, 1998, p.37.
6) Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal de San Isidro "Dr. Horacio Beccar Varela" (en adelante
MBAHMSI): Escritura de Venta de una chacra de Gonzalo de Zárate a Domingo de Acassuso. San Isidro,
Carpeta Nº 19.
7) Actis, Francisco C. Historia de la Parroquia de San Isidro y su Santo Patrono. San Isidro, 1930, p. 56.
Lozier Almazán, Bernardo P. Reseña Histórica del Partido de San Isidro. San Isidro, 1986, p.50.
8) Nacido en la villa de Rota, en Andalucía, h.l. de Diego López y Francisca Sánchez. Testó el 5-5-1770.
Registro Nº 4, 1770/1771, f.82 vto.
Cfr. Fernández de Burzaco, Hugo. Op. cit. t. IV, p. 159.
En el Libro 1º de Bautismos de la Parroquia de San Isidro, f.6, partida Nº 41, se registró el 18 de mayo de
1732 el bautismo de Diego López, h.l. del Capitán Juan López y Da. Francisca Rojas. Fueron sus padrinos el
Capitán don José López y doña Gracia Díaz.
9) Si bien contrajo matrimonio en la capilla de San Isidro, su partida matrimonial está registrada en la Iglesia
Catedral de Bs.As. Libro 4º, f. 251.
Cfr. Jáuregui Rueda, Carlos. Matrimonios de la Catedral de Buenos Aires 1656-1760. Fuentes Históricas y
Genealógicas. Bs.As. 1987.
10) Hija legítima de Juan de Rojas y Acevedo y de Isabel Castaño de Alva. Francisca de Rojas y Acevedo testó
el 21-8-1787. Registro Nº 3, 1785/1787, fol. 489, vto.
26
Cfr. Fernández de Burzaco, Hugo. Op. cit. t. IV, p. 159.
11) A.G.N. Registro Nº 4. Escribano Martín de Rocha, f. 83 vto.
12) A.G.N. Registro Nº 3. Escribano Francisco Xavier Conget, f. 97, 98 y 99.
13) Archivo Histórico de la Prov. de Bs.As. C.5-A.1-L.13-Nº 13.
14) A.G.N. Documentos para la Historia Argentina. Padrones de las ciudades y campaña de Buenos Aires y
Montevideo. (1778-1810), t. XII, Bs.As., 1958.
15) Es oportuno mencionar que el Pbro. Juan Antonio Delgado, albacea de D. José de Olivares y Garaigorta,
era sobrino carnal de D. Cecilio Sánchez de Velazco, comprador de la chacra, por ser hijo legítimo del
Capitán Sebastián Delgado Cordovés (n.6-11-1698; IV.205) y de Da. Catalina Sánchez de Velazco, vecinos de
San Isidro y hermana de D. Cecilio Sánchez de Velazco.
A su vez, el Cap. Sebastián Delgado era hijo legítimo de D. Sebastián Delgado, primero de este linaje en
arribar al río de La Plata en 1681, enganchado de soldado para la leva de Tomás Miluti. En Buenos Aires,
como tantos otros, logró una destacada posición social, desempeñando los honrosos cargos de Regidor
Perpetuo del Cabildo; Mayordomo del mismo entre los años 1703 y 1705; Mayordomo de la Cofradía del
Santo Entierro de Cristo; Alcalde provincial de la Santa Hermandad; Contador interino de la Real Hacienda
en los años 1713 y 1714. Testó el 29-4-1734 (Ts. II, 1733/4, f.25). Había casado, el 19-8-1689 (III, f.165 vto.),
con Da. Antonia Cordovés Hurtado, hija legítima de Miguel Cordovés y Bermúdez y María Hurtado de
Mendoza, quien testo el 25-10-1712.
Cfr. Fernández de Burzaco, Hugo. Op. cit. t. II, p.p. 158 y 212.
16) Sáenz Quesada, María. Mariquita Sánchez. Vida política y sentimental. Editorial Sudamericana, 1995,
p.21.
17) Jauregui Rueda, Carlos. Matrimonios de la Catedral de Buenos Aires 1747-1823. Fuentes Históricas y
Genealógicas Argentinas, p.71, número 4554.
La partida matrimonial está registrada en el libro 5º, f. 301.
18) Don Manuel del Arco, natural de la Villa de Viguera, en la Rioja (España), era h.l. de don Diego del Arco y
Catalina de Soldevilla. Contrajo matrimonio en la Catedral de Buenos Aires, el 12 de abril de 1757 (Libro 4º
de matrimonios, f.549) con Da. Magdalena Trillo, natural de Buenos Aires, h.l. de Dn. Domingo Trillo y de Da.
Micaela Cárdenas. Testigos fueron Da. Micaela de Cárdenas, el Maestro Dn. Nicolás Ambrosio de Saravia y
Dn Bartolomé Jacinto de Quiroga.
Don Manuel del Arco testó el 1 de junio de 1768 ante el escribano Francisco Javier Conget (H.G.N. Registro
Nº 3, año 1768, f. 146).
Cfr. Jauregui Rueda, Carlos. Matrimonios de la Catedral de Buenos Aires 1656-1760. Fuentes Históricas y
Genealógicas Argentina, p.243, número 3307.
Cfr. Fernández de Burzaco, Hugo. Op. cit. t. I, p.141.
19) Francisco Javier del Arco y Soldevilla, Marqués del Arco Hermoso, título concedido por Real Despacho
del 27 de enero de 1757, con Vizcondado previo de Villarejo.
Cfr. Atienza, Julio de, Barón de Cobos de Belchite. Nobiliario Español. Aguilar, 1959, p. 801.
Cfr. Alcocer Martínez, Mariano. Títulos de Castilla. Archivo de Simancas. (1942), p.11.
20) Maeder, Ernesto, J.A. Nómina de gobernantes civiles y eclesiásticos de la Argentina durante la época
española (1500-1810). Instituto de Historia. Facultad de Humanidades.
21) Sáenz Quesada, María. Op. cit. p.23.
27
22) A.G.N. Registro Nº 4, año 1784. Escribano Martín de Rocha, f. 69.
23) Zavalía Lagos, Jorge A. Mariquita Sánchez y su tiempo. Plus Ultra, Buenos Aires, 1986, p.43.
24) Según sostiene Jorge A. Zavalía Lagos, en su ya citada obra Mariquita Sánchez y su tiempo, el Capitán
Diego del Arco era "hermano del Marqués del Arco Hermoso", por lo que, sería hermano de Manuel del
Arco, el primer esposo de Magdalena Trillo. Ver notas 18 y 19.
25) Libro 6º de Matrimonios de la Catedral de Buenos Aires, f. 456. La partida matrimonial atestigua que el
29 de junio de 1805, dispensado el impedimento de consanguinidad en tercer grado, contrajeron
matrimonio Dn Martín Jacobo Thompson , Alférez de Fragata de la Real Armada, hijo legítimo de Dn Pablo
Thompson y de Da. Tiburcia López, con Da. María Josefa de los Santos Sánchez, hija legítima de Dn Cecilio
Sánchez de Velasco y de Da. María Magdalena Trillo. Fueron testigos: Da. María Magdalena Trillo y Dn Felipe
Trillo.
Cfr. Jauregui Rueda, Carlos. Matrimonios de la Catedral de Buenos Aires 1747-1823. Fuentes Históricas y
Genealógicas Argentinas, 1989, p. 317, número 6579.
Algunos autores sostienen que la ceremonia se llevó a cabo en la iglesia de La Merced, cuando en realidad
se celebró en la Catedral de Buenos Aires, según lo testimonia el Libro de Matrimonios mencionado. El error
surge debido a que dicho libro actualmente se custodia en la iglesia de La Merced, originando dicha
confusión.
26) Sus restos fueron sepultados en la iglesia de La Merced a la izquierda del altar mayor, al pie del altar de
San Ramón Nonato.
Cfr. Sáenz Quesada, María. Op. cit. p.65, nota Nº 6
27) Según disposición testamentaria dada el 11 de mayo de 1812. En dicho testamento también disponía la
libertad del Negro Pedro, capataz de la chacra en San Isidro, al mulato Manuel y al Negro José, sus peones.
Cfr. Sáenz Quesada, María. Op. cit. p. 65, nota Nº 6.
28) Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires. La Plata. Listado de chacras del Pago de la Costa
efectuada por el Coronel Pedro Andrés García, en 1813. Cajón 11, Carpeta 28. Recopilación realizada por D.
Hernán Carlos Lux-Wurm y publicada en Documentos eclesiásticos y civiles de San Isidro siglos XVIII y XIX.
Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas (2001). Fuentes Documentales, Volúmen III, p. 477.
29) González Lonzieme, Enrique. Martín Jacobo Thompson. Ensayo para la biografía de un marino criollo.
Buenos Aires, 1969, p.107.
30) Cartas de Mariquita Sánchez. Peuser, Bs.As., 1952, p. 313.
Cfr. Hanon, Maxine. Buenos Aires desde Las Quintas de Retiro a Recoleta (1580-1890). Editorial Jaguel
(2000), p.163.
31) Sáenz Quesada, María. Op. cit. p.79.
32) Hanon, Maxine. Op. cit. p. 163.
Cfr. A.G.N. Registro Nº 2, año 1822, f. 1.
33) Hanon, Maxine. Op. cit. p. 164.
Cfr. A.G.N. Registro Nº 6, año 1826, f. 306 vto.
34) Sáenz Quesada, María. Op. cit. p.107.
35) A.G.N. Registro Nº 6, año 1829. Escribano Marcos Leonardo Agrelo, f. 453.
28
36) Lamentablemente, hasta la fecha, el mencionado plano trazado por Próspero Catelín no se ha podido
hallar por lo que nos ha privado de constatar las dimensiones de la chacra comprada por Rosa de
Azcuénaga.
37) Zavalía Lagos, Jorge A. Op. cit. p. 261.
38) La casa de la calle Florida fue rematada el 13 de agosto de 1869, por los rematadores Balbín y Plowes. La
misma fue subdividida para su subasta en cuatro lotes. El lote 1, casa principal, calle Florida Nº 123 ( luego
271), de 20 varas de frente por 94 de fondo. Comprador: Félix Pico, en 1.780.000 pesos moneda corriente.
Lote 2, 13 por 35 varas, números 125 y 127 de Florida. Comprador: Félix Pico, en 590.000 pesos moneda
corriente. Lote 3, la esquina, 20 varas por Florida y 35 por Cuyo. Comprador: José Magdalena, en 1.240.000
pesos moneda corriente. Lote 4, calle Cuyo Nº 100, 9 varas de frente por 33 de fondo. Comprador: F.
Cavireau, en 345.000 pesos moneda corriente. El total de la venta alcanzó la cantidad de 3.855.000 pesos de
aquella moneda.
39) Mujica Lainez, Manuel. Mariquita Mendeville. Diario La Nación, 23-10-1968. Artículo publicado con
motivo del centenario de su muerte.
40) MBAHMSI. Extracto de los títulos de un terreno pertenecientes a los herederos de Dña. María Sánchez de
Mendeville en el Partido de San Isidro. (1870), f. 2 vto. y 3.
41) A.G.N. Registro Nº 4, año 1824. Escribano Manuel de Llames. Foja Nº 289. Escritura del 18 de octubre de
1824: "Venta de Casa Juan Nonell a Juan Fernández Molina". Dicha venta se llevó a cabo "en la suma y
cuantía de dos mil setecientos cincuenta pesos...". Respecto a la mensura de dicha propiedad el Escribano
actuante manifiesta que "su extensión de frente y fondo no está medida, pero se debe entender en su
terreno todo lo que se halla bajo del cerco de pared que mantiene y cualquiera otra porción que le
corresponda en el frente al Río con el que linda por el Este, y por el Norte con la casa de Da. María Sánchez,
por el Oeste con los Sres. de Irigoyen y por el Sur con Dn. Pascual Gaetan..."
Cfr. MBAHMSI. "Colección de Apuntes Ingº César Greslebin".
Los propietarios:
Juan Nonell, propietario desde 1814 a 1824 de la quinta "Los Naranjos". Nacido en la villa de Mataró,
Cataluña hijo de José Nonell y Josefa Castellas. Intervino en la Reconquista y Defensa de Buenos Aires en
1806 y 1807, integrando con el grado de Capitán el Cuerpo de Arribeños. Fuerte hacendado en la Prov. de
Bs.As. fue propietario de un extenso campo en la localidad de Dolores. También adquirió en la misma
localidad otro campo de tres leguas cuadradas, que fuera de Ramón Lara. Había contraído matrimonio con
Dolores Montaner y Escobar, de cuya unión nació Teresa Nonell y Montaner que casó con Jacobo
Parravicini, Cónsul general del Imperio Austro-hungaro en Buenos Aires, abuelos del famoso actor teatral y
"play boy" porteño, Florencio Parravicini.
Juan Fernández de Molina. Comprador de la quinta "Los Naranjos", en 1824. Primero de esta familia llegado
al Río de la Plata en 1799. Tuvo distinguida actuación durante la Reconquita y Defensa de Buenos Aires en
1806 y 1807, como Ayudante de Capitán del Regimiento de Vizcaínos. Concurrente al Cabildo Abierto del 22
de mayo de 1810, se pronunció a favor del Virrey, por lo que fue desterrado al interior. Años después
regresó a Buenos Aires deponiendo su oposición a la causa de Mayo y, a partir de 1813, suprimió su primer
apellido "Fernández" y el "de", para adecuarse a los nuevos vientos liberales.
Falleció en Buenos Aires el 31 de agosto de 1841.
Había contraído matrimonio con Da. María Ramona González de Noriega.
Luego de la muerte de Juan Fernández de Molina (o Juan Molina) la propiedad pasó a manos de sus
herederos quienes, el 11 de junio de 1866, la vendieron por valor de 145.000 pesos moneda corriente a Da.
Pastora Cárdenas de Gramajo, "con la venia de su esposo Uladislao Gramajo" mediante escritura signada
ante el Escribano José Victoriano Cabral (A.G.N. Registro Nº 1, f. 479 y siguientes).
29
Uladislao Gramajo. Nació en 1828 en Corrientes. Contrajo matrimonio el 9/8/1859 con Pastora Cárdenas (La
Merced. Lib.de matr. 1859, f.75), hija de Jacinto Cárdenas y Pastora Solá.
Da. Pastora Cárdenas de Gramajo falleció el 19/3/1888 y su marido Uladislao Gramajo el 7/9/1894, en su
propiedad de la calle Piedad 1094, de Buenos Aires. Su hijo Arturo Gramajo (Intendente de Buenos Aires del
23/2/1915 al 14/11/1916) inicia ambas sucesiones en 1894, como administrador de sus cinco hermanos:
Jacinto, Uladislao, Delia, María y Pastora. La sucesión comprende 20 propiedades, tres de ellas en San Isidro:
La quinta "Los Naranjos", un terreno en la calle Martín y Omar y otro en la calle Belgrano. También incluye
una casa de comercio en Buenos Aires y otra en Asunción del Paraguay, más un campo de 24.000 hectáreas
en Paraguay.
(A.G.N. Sucesiones, Legajo Nº 6246).
Cfr. MBAHMSI. "Colección de Apuntes Ingº César Greslebin".
Conclusión: La propiedad, conocida como quinta "Los Naranjos", perteneció a Juan Nonell desde el
23/12/1814 hasta el 18/10/1824, fecha en que la compra Juan Fernández de Molina, cuya familia la
conservó en su poder durante 42 años, cuando el 11/6/1866 sus sucesores la vende a Pastora Cárdenas de
Gramajo.
Posteriormente, en el año 1945, la propiedad pasó a manos de Horacio Ledesma, casado con Mercedes
Hoevel, hasta que su hija, Mercedes Ledesma Hoevel, esposa de Carlos Ochoa Escalada, la venden en 1977 a
Manuel Acevedo Anchorena, siendo desde 1984 propiedad de la flia. Lebensohn.
42) Casados en la Catedral de Buenos Aires el 13-6-1781. Libro 6º de Matrimonios, f.182.
Cfr. Jauregui Rueda, Carlos. Matrimonios de la Catedral de Buenos Aires. 1747-1823. Op.cit.
43) Nacido en Buenos Aires el 4-10-1792 (La Merced, libro 17 de baut. f.95).
Cfr. Makintach Calaza, Tomás. Memorial Genealógico, Histórico y Heráldico de la Casa de Azcuénaga. Revista
Genealogía Nº 17, p.154. Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas, Bs.As. 1977.
44) D´Aloia Criado, Walter. Anita de Azcuénaga. La primera Virreina criolla. Editorial Armerías (2003). El
autor ha realizado una magnífica y exhaustiva biografía de este personaje y de sus entronques genealógicos,
difícil de superar.
45) Iglesia de San Ignacio. Libro 3 de defunciones, f. 133.
46) A.G.N. Registro Nº 6, año 1861. Escribano Marcos Leonardo Agrelo, tomo 969, f. 278 a 279.
47) Archivo de la Parroquia de San Isidro. Nacido el 1º de noviembre de 1818, fue bautizado el 3 del mismo
mes, con los nombres de Francisco de los Santos. Hijo legítimo de Dn. Francisco Santa Coloma y Da. Rosa
Azcuénaga. Padrinos: D. Domingo Azcuénaga y Da. Clara Núñez. Firma el acta el Pbro. Cyrilo Estanislao
Garay. Libro 7 de baut. f. 22.
48) A.G.N. Registro Nº 1, año 1867, Escribano José Victoriano Cabral, t. 76, f. 176 a 177 y vto.
49) La Merced, libro 19 de baut., f. 89.
Cfr. Pérez Calvo, Lucio Ricardo. Los Beláustegui. Revista de la Junta Sabatina de Especialidades Históricas, Nº
2, Bs.As. 1999.
50) Pérez Calvo, Lucio Ricardo. Idem.
51) Pérez Calvo, Lucio Ricardo. Idem.
Cfr. Sosa de Newton, Lily. Diccionario Biográfico de Mujeres Argentinas. Bs.As. l972, p.39.
30
52) Pérez Calvo, Lucio Ricardo. Op. cit. La Merced, libro 10 de matrimonios, f. 21. Según Carlos Jáuregui
Rueda, en su obra Matrimonios de la Catedral de Buenos Aires, op. cit. partida Nº 7331, este registro
sacramental fue quemado en los incendios de 1955, conservándose la mención al margen de la partida.
53) Pérez Calvo, Lucio Ricardo. Op. cit. Según lo refiere este autor, Felipe Benicio de Arana fue bautizado el
24 de agosto de 1786 en La Merced (Libro 16, f.111, vto.) Hijo del vizcaíno D. José Joaquín de Arana y Goyri y
Da. María de las Mercedes de Andonaegui y Herrera Sotomayor.
54) Chávez, Fermín. Iconografía de Rosas y de la Federación. Editorial Oriente, Bs.As. 1970, t. II, p.205.
55) A.G.N. Registro Nº 10, año 1873, Escribano José Fernández, t.1, libro.1155.
La otorgante también incluyó a sus nietos huérfanos de padre y madre, habidos por su hija María Mercedes
Bibiana del Socorro Arana Beláustegui esposo del célebre Dr. José Roque Pérez.
56) Idem. Folio 747, t. 2, libro 1156. La mencionada disposición testamentaria quedó registrada en la
cláusula décima cuarta.
57) Idem. Folios 373vto. a 376, t. 1, libro 1155.
58) El apellido original fue modificado por Eduardo Lahitte, quien obtuvo sanción oficial de la ley argentina.
59) A.G.N. Sucesiones. Legajo Nº 6596.
60) Idem. Legajo Nº 6596. Tasación de Bienes Raíces. Tasación de la Casa-Quinta en San Isidro.
61) Idem. Legajo Nº 6596, f. 166.
62) Parr. de San Nicolás de Bari. Libro 13 de baut. f. 21.
Cfr. Pérez Calvo, Lucio Ricardo. Genealogías Argentinas, año 2000, t.1, p.115.
63) Idem. El autor, Lucio R. Pérez Calvo, ha publicado en la obra mencionada precedentemente una
exhaustiva y bien documentada genealogía de esta familia, a la cual podemos recurrir para mayor
abundamiento.
64) Costa, Julio A. Hojas de mi diario. Daguerrotipos. Cabaut y Cia. Buenos Aires, 1929, p.64.
Cfr. Beccar Varela, Adrián. San Isidro. Reseña Histórica. Bs.As. 1906. El autor de esta obra, todavía de
obligada consulta para los estudiosos del pasado sanisidrense, traza una acabada semblanza de su padre, el
Dr. Cosme Beccar.
65) Parroquia de San Miguel. Libro de matr. 1864, f. 84.
66) Registro Civil de Bs.As. Libro de Actas de Defunciones, t.1º, f.212.
67) Costa, Julio A. Op. cit. p.71.
68) A.G.N. Sucesiones. Legajo Nº 4214.
69) Parroquia de La Merced. Libro de baut.44, f.436.
Cfr. Pérez Calvo, Lucio Ricardo. Genealogías Argentinas, año 2000, t.1, p.118.
70) H.C.D. Diario de Sesiones. Sesión ordinaria del 7 de junio de 1949.
71) Idem.
31
72) MBAHMSI. Biblioteca. Sección San Isidro. Quinta Beccar Varela. Ref.Nº 8951
73) MBAHMSI. Registro Nº56, Escribana María Cristina Chiesa. Escritura Nº 627: "Donación de Usufructo
Vitalicio con Cargo". "Juan Carlos Beccar Varela y otra a favor de la Municipalidad de San Isidro". Folio 21
vto.
74) Idem. fol. 22 vto.
75) H.C.D. Ordenanza Nº 8132 (Expte. Nº 10120-G-2005. Sancionada el 3/11/2005. Por Ordenanza Nº 8159,
sancionada el 22/12/2005, se modificó la Ordenanza Nº 8132, rectificando en su artículo 1º la numeración
domiciliaria 764 incorrecta, por la correcta 774. También se modificó el artículo 4º, quedando como sigue:
"Impónese el nombre de "Dr. Cosme Beccar" al paseo ubicado en los Jardines de la Quinta "Los Ombúes".
76) Con fecha 6/6/2006, la Municipalidad de San Isidro concretó la presentación, ante la Comisión Nacional
de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, de los antecedentes requeridos para obtener el
reconocimiento como Monumento Histórico Nacional.
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