Los Ombúes Historia de una casa y sus moradores Bernardo Lozier Almazán Breve Introducción El Casco Histórico de San Isidro conserva numerosos inmuebles de valor históricoarquitectónico, entre los que se destaca particularmente "Los Ombúes" por su remota antigüedad y la sucesión de los personajes que la habitaron, muchos de ellos protagonistas de nuestra historia. Tal evidencia fue el incentivo que nos alentó para ahondar en el pasado de esta propiedad para conocer y dar a conocer su larga historia enraizada en los orígenes del pueblo de San Isidro. La tarea demandó pacientes consultas de numerosos testimonios notariales y testamentarios custodiados en el Archivo General de la Nación, los más diversos repositorios documentales existentes en el Archivo Histórico de este Museo y privados que, en su conjunto, nos han permitido establecer la crónica sucesoria de sus distintos propietarios hasta nuestros días. A su vez, la documentación consultada nos permitió comprobar las mutaciones que, a través de los tiempos, fue sufriendo la dilatada extensión de la chacra original, hasta que las sucesivas ventas y particiones, por hijuelas hereditarias, la redujeron a las dimensiones actuales. De tal manera, también fueron surgiendo las figuras señeras de sus propietarios, de quienes solamente esbozamos una breve semblanza, ya que la biografía de cada uno de ellos excedería las pretensiones de esta breve contribución al conocimiento de la historia de esta Casa y sus moradores. La generosidad del Dr. Horacio Beccar Varela hizo posible que "Los Ombúes" tuviera como último destino albergar al "Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal de San Isidro", perpetuando su honroso nombre en las páginas de los inmortales, en el recuerdo de los sanisidrenses, en la admiración de quienes en el futuro visiten esta Casa y en el sano orgullo de sus descendientes. Seguramente, quienes concurran a esta Casa podrán percibir el misterioso influjo de sus moradores que la habitaron para poblarla de historia. Bernardo Lozier Almazán Director 1 1580 - Las suertes de Garay. Nuestra historia comienza aquella mañana del sábado 11 de junio del año del Señor de 1580, cuando don Juan de Garay procedió a fundar la Muy Noble Ciudad de la Santísima Trinidad y puerto de Santa María de los Buenos Aires, hoy denominada con la menguada denominación de Buenos Aires. Con las formalidades dispuestas por las Leyes de Indias, Garay, luego de invocar a la "Santísima Trinidad", a la "Gloriosa Virgen María" y a "todos los Santos y Santas", pronunció aquellas palabras registradas por el escribano Pedro de Jerez, con la farragosa jerga notarial, que expresaban con la mayor solemnidad: "Yo Juan de Garay, teniente de Gobernador y Capitán General... en nombre de Su Majestad real el Rey don Felipe, nuestro Señor... por virtud de sus poderes reales ...hago y fundó en el dicho asiento y puerto, una ciudad, la cual pueblo con soldados y gente que al presente tengo...", etc. etc. Además en simbólica señal de que tomaba posesión de la tierra, Garay empuñó la espada y cortó hierbas y tiró varias estocadas a diestra y siniestra, diciendo "que si había alguno que se lo contradiga" que lo manifestase, obteniendo la más silenciosa aprobación. De tal manera fundó nuestra ciudad capital, hace ya más de cuatrocientos años. Los asistentes a tan trascendente ceremonia, agrupados alrededor del simbólico tronco o árbol de la justicia, tuvieron el raro privilegio de ser fundadores y primeros pobladores de Buenos Aires y sus aledaños Diez eran españoles nativos y el resto, cincuenta y cuatro, entre criollos y mestizos y una sola mujer, todo ello representado en la conocida obra pictórica ejecutada por José Moreno Carbonero. Poco después, el 24 de octubre de aquel mismo año, Garay dejaba testimoniado que "yo en nombre de su majestad he empezado a repartir, y les reparto a los dichos pobladores y conquistadores, tierras y caballería y solares y cuadras, las doy y hago merced en nombre de su majestad..., para que como cosa propia suya puedan en ella edificar, así casas como corrales..., y hacer cualesquier labranza..., como si lo hubiesen heredado de su propio patrimonio, y como tal puedan dar y vender y enajenar y hacer lo que por bien tuvieren...".1 Con aquellas potestades adjudicaba a cada uno de aquellos fundadores las sesenta y cinco suertes o chacras en la costa norte de la incipiente ciudad, mensuradas desde lo que hoy es Plaza San Martín en Buenos Aires, hasta la zona actualmente conocida con el nombre de Punta Chica, San Fernando. De aquellas suertes la numerada 47 hasta la 63, o sea diez y siete mercedes, corresponde ubicarlas dentro del actual municipio de San Isidro, por aquel entonces los Pagos de la Costa. En aquel reparto le tocó a Pedro de la Torre la chacra número 57, de 400 varas de frente al Río de la Plata por una legua de fondo, que podemos situarla entre las actuales calles BelgranoAlsina hasta Primera Junta-Don Bosco. De tal manera hemos ubicado las tierras que, desde 1580, pertenecieron a Pedro de la Torre las que, a través del tiempo, pasarán al dominio de sus sucesivos propietarios hasta nuestros días, y que, dentro de su ámbito, transcurrirá nuestra historia. 2 La chacra y sus propietarios 1) PEDRO DE LA TORRE Según hemos podido establecer, nuestra crónica se inicia aquel 24 de octubre de 1580, cuando Juan de Garay adjudicó la merced Nº 57 a Pedro de la Torre2, vecino fundador de Buenos Aires, quien anteriormente había asistido a la fundación de Santa Fe en 1573. Pedro de la Torre permaneció muy poco tiempo en Buenos Aires ya que en 1585 se encontraba participando de la fundación de Concepción del Bermejo, donde el 14 de abril de 1585 fue designado Regidor3 de dicho pueblo. No obstante, en las mensuras realizadas en el Pago de Monte Grande por mandato del Cabildo de Buenos Aires, el 4 de abril de 1612, aun figura mensurada a su nombre con sus 400 varas originales. Plano parcial de las chacras o suertes adjudicadas en 1580 por don Juan de Garay a los primeros pobladores de Buenos Aires. En él se ubica la Nº 57 otorgada a D. Pedro de la Torre. 2) ALONSO DÍAZ FERREYRA Por lo anteriormente expuesto se infiere que Pedro de la Torre debió vender su chacra en el Pago de la Costa, también llamado Monte Grande, luego de 1612 ya que a partir de aquella fecha el Capitán Alonso Díaz Ferreyra [en algunos documentos figura como Alonso Ferreira de Aguiar] era su nuevo propietario,4 junto con la chacra lindera al sud (la 56), cuyo dueño original había sido Jerónimo Martínez, otro de los beneficiados por Garay en el reparto de mercedes. 3 3) GONZALO DE ZÁRATE Pasó el tiempo y aquellas tierras fueron propiedad de don Gonzalo de Zárate5 y su esposa doña Ana de Sayas, hasta que el 28 de agosto de 1706 vendió una parte de ellas, según lo manifestaba ante el Escribano de Su Majestad don Francisco de Angulo, cuando declara que "otorgo y conozco que vendo y doy en venta real por juro de heredad desde ahora para siempre jamás, al Capitán Domingo de Acassuso [...] una chacra que tengo poblada en el Pago del Monte Grande, y se compone de Doscientas varas de frente de medir castellanas y una legua de largo [...] las cuales doscientas varas de tierra tocan por iguales partes a la dicha mi mujer y otros cuatro herederos de dicho Pedro de Sayas, el cual las hubo por herencia de sus padres, según parece del testamento que otorgó, por cuyo título nos pertenece a todos los dichos sus sucesores", venta que concretó "en precio y cuantía de doscientos cincuenta pesos corrientes de a ocho reales"6. De tal manera parte de esta chacra pasó a manos de Domingo de Acassuso, quien la adquirió para destinarla a la Capellanía que fundaría, el 14 de octubre de 1706, bajo la advocación de San Isidro. Así consta en la escritura de Fundación de la Capellanía7 cuando Acassuso manifiesta que "otorgo y erijo e instituyo la dicha capilla y altar, en el paraje, parte y lugar que tengo pobladas más casas en el dicho pago de Monte Grande que consta y parece de la escritura de venta que a mi favor otorgó Don Gonzalo de Zárate, vecino de esta dicha ciudad, ante el presente escribano de su Majestad [...], en tanto que labro y edifico capilla más suntuosa, tengo toda la prevención necesaria y ornamentos para el ministerio de poder celebrar el Santo Sacrificio de la Misa: la cual fundo y erijo con el título y advocación de San Isidro Labrador." Creemos oportuno recordar que Domingo de Acassuso erigió la capilla de San Isidro sobre las tierras de su Capellanía, nombrando como primer Capellán al Pbro. Fernando Ruiz Corredor, quien se desempeñó durante 24 años hasta que por acuerdo del Cabildo Eclesiástico, celebrado el 23 de octubre de 1730, se transformó en el Curato de la Costa. Consecuentemente, el 8 de febrero de 1731 fue designado cura párroco el Pbro. Francisco Xavier Rendón. Con el tiempo, se fue formando alrededor del templo parroquial un pueblo que llevaría el nombre del Santo Labriego. Fue así que parte de la chacra objeto de nuestro estudio pasó a ser propiedad de la Capellanía fundada por Acassuso para erigir en ella la primitiva capilla que, con los años, se transformaría en el templo parroquial, tan ligado a la vida espiritual del pueblo de San Isidro. 4) Cap. JUAN LÓPEZ Continuando con la sucesión de propietarios de esta chacra, hemos podido establecer que su nuevo poseedor fue el Capitán don Juan López8, quien había contraído Sagradas Nupcias en la capilla de San Isidro, el 2 de mayo de 17219, con Francisca de Rojas y Acevedo10, siendo testigos de los contrayentes Juan Corredor y Joaquín Fredes, ambos vecinos destacados de este pueblo. Según se desprende de los documentos consultados, Juan López vendió esta chacra el 26 de mayo de 1764 a José de Olivares y Garaigorta, como veremos oportunamente. Seis años después de haber vendido la chacra, el Capitán Juan López vio llegado el fin de sus días por lo que, el 5 de mayo de 1770, testó ante el escribano Martín de Rocha11, declarando que "Yo Dn Juan López vecino de esta Ciudad y natural de la villa de Rota, en Andalucía, hijo de Dn Diego López y de Da Francisca Sánchez [...] estando enfermo en cama de una enfermedad natural, que Dios Nuestro Señor ha sido servido darme, en mis cinco sentidos y potencias cumplidas, temeroso de la muerte que es natural a todo viviente [...]; he dispuesto hacer este mi testamento, 4 creyendo como fervientemente creo en el muy alto Misterio de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas realmente distintas y un solo Dios Verdadero, y en todo lo demás que bien, cree, predica y enseña Nuestra Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica Romana [...], elijo por mi Abogada a su María Santísima, Madre de Dios y Señora Nuestra, a su Amantísimo Esposo, el Señor San José Santo de mi nombre, Ángel de mi Guarda, y a todos los Santos y Santas de la Corte Celestial, para que intercedan por mi Alma [...]. Item. Mando y es mi voluntad, que cuando la divina providencia fuere servida llevar mi Alma de esta presente vida a la eterna, mi cuerpo sea sepultado en la Iglesia del Convento de Nuestro Padre San Francisco ya amortajado con su santo hábito, como hermano tercero que soy de su venerable orden tercera de pertenencia [...]. Declaro que soy casado y Velado según orden de nuestra Santa Madre Iglesia, con Da Francisca de Rojas, de cuyo matrimonio hemos tenido ocho hijos y al presente viven dos llamados Da María Nicolasa, y Da Juana Francisca, con declaración que de nuestro Hijo Pablo Antonio tengo dos nietas herederas legítimas [...]. Item. Declaro por mis bienes, la casa de mi morada, en que actualmente vivo, con el terreno que le corresponde. Dos negras llamadas Isabel y la otra María. Dos mesas, la una de cómo de vara y media, y la otra de tres cuartos. Una docena de taburetes, un escritorio, un bichito de San Antonio, una caja y los demás muebles que se reconozcan por míos después de mi fallecimiento". Seguramente las súplicas del tan piadoso capitán Juan López lograron la misericordia de Dios Nuestro Señor para que su alma descansara en paz. 5) JOSÉ DE OLIVARES Y GARAIGORTA Como hemos visto anteriormente, el capitán Juan López conservó en su poder la chacra hasta el 26 de mayo de 1764, fecha en que la vendió a José de Olivares y Garaigorta, ante el escribano Francisco Xavier Conget. La escritura da fe de que Juan López vendía "la heredad desde ahora y para siempre jamás a Dn Joseph de Olivares y Garaigorta [...] una chacra en el Pago de la Costa de San Isidro que se compone de una casa y un cuarto de un tirante [...] y el terreno que se compone de doscientas varas de frente y una legua de fondo [...] por el precio y cuantía de ochocientos pesos de plata corriente que en presencia del presente escribano nos ha dado y pagado en dinero de contado".12 Como dato significativo debemos destacar la existencia de una casa que, de aquí en adelante, nos permitirá verificar documentalmente las sucesivas modificaciones o ampliaciones de que fue objeto dicha vivienda a través de los años. En cuanto a la mensura de la chacra nos testimonia que ya había sufrido una significativa merma en su extensión, reducida a sólo 200 varas de frente por la legua de fondo. Las mensuras realizadas en el Pago de la Costa en 1771 también corroboran las dimensiones de esta chacra con 200 varas de frente (173 metros), entre paralelas, por la consabida legua de fondo.13 José de Olivares y Garaigorta, debió residir en la propiedad aproximadamente durante dos décadas, si consideramos que fue registrado en el Padrón de San Isidro llevado a cabo en 1778,14 figurando en calidad de soltero. No hemos podido establecer la fecha de su muerte, pero el 14 de agosto de 1784, el escribano Martín de Rocha, testimonió la venta de la propiedad otorgada por el Pbro. Juan Antonio Delgado15, sobrino carnal del comprador, y Pedro Ferreyra "como albaceas que somos del finado Dn. José de Olivares, que vendemos y damos en venta real [...] a Dn. Cecilio Sánchez de Velasco". 5 6) CECILIO SÁNCHEZ DE VELAZCO Don Cecilio Sánchez de Velazco, de hidalgo origen granadino, había arribado a Buenos Aires en 1771, como maestre de la fragata española La Sacra Familia16. Ese mismo año de 1771, el 22 de marzo, contrajo Sagradas Nupcias en la Catedral de Buenos Aires17, quedando registrado en su partida matrimonial que "Cecilio Sanchez de Velasco, natural de Granada, hijo legítimo de Dn. Sebastián Sánchez y de Da. María Jimenez Amador" contraía matrimonio con "Da. Magdalena Trillo, natural de ésta, hija legítima de Dn. Domingo Trillo y de Da. Micaela Cárdenas, viuda de Dn. Manuel del Arco". Los contrayentes fueron casados por el "Obispo de esta Diócesis, Ilustrísimo Sr. Dn. Manuel Antonio de la Torre", siendo los testigos de la ceremonia "Dn Eugenio Lerdo de Tejada y su mujer Da. Josefa Ceballos." Como nos testimonia la partida matrimonial, Magdalena Trillo, la flamante esposa de don Cecilio, era viuda de don Manuel del Arco18, establecido en Buenos Aires en 1744, hombre de gran fortuna, dedicado al comercio ultramarino con poderosas vinculaciones mercantiles como Apoderado del Consulado gaditano en el Río de la Plata. Por su parte Manuel del Arco era hermano de Francisco Javier del Arco, Caballero de la Orden de Santiago, Regidor perpetuo de Cádiz y Oidor decano de la Casa de Contratación de Cádiz, a quien por Real Despacho del 22 de enero de 1757 se le había concedido el título de Marqués del Arco Hermoso19. Indudablemente a don Cecilio, rico en pergaminos pero escaso de recursos, su matrimonio con Magdalena Trillo, heredera de una considerable fortuna, le permitió mejorar su situación económica y alcanzar una encumbrada posición en la sociedad virreinal, que lo habilitó para ejercer los honrosos cargos de Regidor y Alcalde de primer voto en el Cabildo de Buenos Aires y en el Real Consulado como Cónsul y Consiliario.20 El nuevo matrimonio habitó la espaciosa casona que heredara doña Cecilia de su finado esposo, Manuel del Arco, situada en la calle San José (luego denominada del Empedrado, Unquera y actualmente Florida), que ocupaba media manzana delimitada por las actuales calles Sarmiento, San Martín y Cangallo, una de las residencias más importantes, escenario de lucidas tertulias de la sociedad porteña de aquel entonces. Al mismo tiempo, con oficinas en la misma casa, Cecilio Sánchez de Velazco se dedicó a una intensa actividad comercial que consolidó su opulenta fortuna, lo que también le hizo posible realizar obras pías y de beneficencia, lo que le valió la admisión, junto con su esposa, a la Hermandad de San Pedro Telmo.21 Así llegó el año de 1784 y la próspera situación económica de don Cecilio le permitió adquirir, como ya adelantáramos, la chacra que fuera de José de Olivares y Garaigorta, según la escritura notarial, "en el pago de la costa de San Isidro, que se compone de doscientas varas; lindan, por una parte, con las de Dn Juan José Cruz, y por la otra, con las del Glorioso San Isidro, en que se halla construida su Iglesia [...] se la vendemos con la Casita y cuarto [...] al precio y cuantía de siete mil y doscientos pesos de plata acuñada moneda corriente de a ocho reales, que por su valor nos ha dado y pagado, en dinero de contado a toda nuestra satisfacción y contento". La escritura también hace mención de "la casa de su morada que hoy posee el Comprador", mensurada en " treinta y cinco varas de frente y otras tantas de fondo". Todo ello firmado en la "ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de la Santa María de Buenos Ayres", el 14 de agosto de 1784, por los albaceas vendedores Pedro Ferreyra y el Pbro. Juan Antonio Delgado y los testigos Dn. Antonio de Ibarra, Dn. Martín Salinas y Dn. Francisco Rocha.22 Como hemos podido comprobar, la mensura de la casa realizada en 1784 nos revela que había sido objeto de una importante ampliación, cuando el escribano actuante menciona sus nuevas dimensiones, que alcanzan a 35 varas de frente por igual medida de fondo. 6 Pasó muy poco tiempo y el hogar porteño de don Cecilio se vio conmovido por el nacimiento del único fruto de este matrimonio, cuando el 1º de noviembre de 1786, fiesta de Todos los Santos, pegaba sus primeros berridos una niña a la que bautizaron al día siguiente, en la iglesia de La Merced, con los tutelares nombres de María Josefa Petrona de Todos los Santos, que se perpetuaría en la historia como Mariquita Sánchez. La niña, desde su niñez, habitó alternativamente en su casona porteña y en la chacra de San Isidro. Su larga vida tan rica en experiencias quedó testimonia en su voluminoso epistolario y memorias que, en su conjunto, nos recrean su existencia y su tiempo. Aquellos repositorios guardan el recuerdo que Mariquita registró de un episodio en el que la chacra de San Isidro fue mudo testigo. Gobernaba los destinos de este virreinato don Pedro Melo de Portugal, mientras que el Obispado de Buenos Aires lo ejercía el ilustrísimo Obispo Manuel Azamor y Ramírez (1733-1796), cuando –como ocurría a menudo– ambas autoridades estaban en discordias por asuntos protocolares, éste último prefirió mantener distancia con el virrey, por lo que, según nos lo relata Mariquita Sánchez, "previendo que podía haber un gran desagrado, trató de tomar un medio con que no chocar y determinó ausentarse de la ciudad para no pontificar al día siguiente, y esta resolución la tomó a las diez y media de la noche y ordenó a su familia, en consecuencia, tomare las medidas precisas para ir a San Isidro, a la casa de una familia con quien tenía mucha amistad. Era don Cecilio Sánchez de Velazco y su señora doña Magdalena Trillo" quienes se encontraban en la chacra. Enterados de la imprevista visita, los Sánchez de Velazco prepararon una recepción acorde con la alta dignidad del visitante, por lo que al arribo del Obispo Azamor y Ramírez en horas de la madrugada, encontró "en el salón un gran dosel damasco punzó, con galones de oro y su mesa con cojín. En el cuarto siguiente un altar lindísimo, con todo pronto para decir misa. Todo el piso de esas dos viviendas cubierto de flores; cuarto para el Obispo, en consecuencia. Y preparado, para su tiempo, un buen almuerzo. La sorpresa del Obispo fue muy grande y con mucha amabilidad le decía a la señora que no tenía valor para reprender a quien había dado aviso, al ver tanto ingenio, tanta delicadeza y tanto talento en todo aquello, que parecía como milagroso. La señora le dijo que como aquel pueblo [San Isidro] no esperaba tanto honor, esperaba que Su Señoría daría confirmaciones, que hicieron época por lo grandiosas que fueron; de modo que el Obispo permaneció algunos días,"23 en la chacra objeto de nuestra historia. Durante su adolescencia Mariquita había iniciado un sonado romance con su pariente, el alférez de la Real Armada Martín Jacobo Thompson, hijo del inglés Guillermo Pablo Thompson y la criolla Tiburcia López Escribano y Cárdenas. El noviazgo tuvo desde sus comienzos una irreductible oposición de su severo progenitor que le tenía previsto como candidato al capitán Diego del Arco24, mucho mayor que ella. No obstante esta adversidad, Misia Mariquita no cejó en su propósito y mantuvo furtivos encuentros con su novio, durante los oficios religiosos, o en su propia casa con la complicidad de la servidumbre que, sin duda, estaba de parte de la niña. Contaban los chismosos que el impetuoso Thompson la visitaba disfrazado de aguatero. Pero todo se sabe... don Cecilio Sánchez de Velazco descubrió el escabroso juego y, resuelto a realizar su santa voluntad, apuró la consagración del matrimonio de su hija –a la sazón de catorce años– con el candidato que obstinadamente le tenía previsto. Así fue como, previo al casamiento religioso, don Cecilio organizó una gran velada en su casa para formalizar la ceremonia de esponsales, invitando a familiares y lo más encopetado de la sociedad porteña. Cuando llegó el momento de manifestar su consentimiento, Mariquita se rebeló 7 expresando su categórica oposición, dejando anonadados a los presentes y abochornado al desairado pretendiente. El padre de Mariquita, dispuesto a aplicar un ejemplar escarmiento a su desobediente hija, la recluyó en la Casa de Ejercicios de Buenos Aires. Recurriendo a sus influencias, también logró que Thompson fuera trasladado a Cádiz, destino que, como militar de carrera, debió aceptar. El irreductible progenitor entregó su alma al Señor tres años después, en 1802, pasando a mejor vida con la convicción de que había evitado definitivamente aquel empecinado matrimonio. Pero las cosas no fueron así. Muerto su padre, Mariquita pudo abandonar la reclusión, a la que había sido sometida en la Casa de Ejercicios, y fue enviada por su madre a la chacra de San Isidro. Mientras tanto Thompson, que había regresado a Buenos Aires, recurría nuevamente a todo tipo de artificios para frecuentar a su amada en la casona sanisidrense. Por su parte la viuda de don Cecilio, fiel a su finado esposo, continuó negando la venia marital, razón por la cual los enamorados entablaron juicio de disenso. Al fin –como en los buenos cuentos– el 20 de julio de 1804, el Virrey Sobremonte otorgó –de su puño y letra– la licencia para que contrajeran el tan ansiado matrimonio. La ceremonia, entonces, se llevó a cabo en la Catedral de Buenos Aires25, el 29 de junio de 1805, siendo bendecida por fray Cayetano Rodríguez. Habían transcurrido siete años desde que Mariquita Sánchez contrajera aquel matrimonio, cuando en julio de 1812 fallecía su madre, doña Magdalena Trillo26, por lo que su única hija pasó a ser heredera universal de los bienes familiares, entre ellos la chacra de San Isidro27. Un año después, en 1813, el Coronel Pedro Andrés García llevaba a cabo un censo de propiedades en el Pago de la Costa28, registrando la chacra "de los herederos de Da. Magdalena del Arco", evidenciándonos que a la madre de Mariquita aún se la recordaba con el apellido de su primer esposo, don Manuel del Arco. 7) MARIQUITA SÁNCHEZ De tal manera, Mariquita, nueva propietaria de la chacra de San Isidro, comenzaba otra etapa de su vida en la que demostraría ser una mujer a quien, al margen de las ocupaciones maritales, le preocuparon los asuntos públicos, tema vedado por aquel entonces al sexo femenino. Respondiendo a sus inquietudes culturales abrió los salones de su casa porteña para recibir a intelectuales, científicos y extranjeros ilustres, que descubrieron en la anfitriona una personalidad seductora y de singular atracción. Según la tradición familiar, en aquella casa se ensayaron los primeros acordes de nuestro Himno Nacional, que luego sería aprobado por la Asamblea del año XIII, aunque Mariquita Sánchez nunca registró en sus memorias y copiosa correspondencia tan trascendente hecho histórico, muchos años después el célebre cuadro de Subercasaux inmortalizaría la versión de tal acontecimiento. La quinta de San Isidro también fue muy concurrida en aquellos tiempos por personajes como el general San Martín, Juan Martín de Pueyrredon, José Darregueyra, Esteban de Luca, los hermanos Juan Cruz y Florencio Varela, Vicente López y Planes, Juan Crisóstomo Lafinur, Francisco Antonio de Escalada, Anselmo Sáenz Valiente, Eduardo Costa, Manuel Belgrano, Alejo Castex, Juan José Castelli, Juan Larrea, el Obispo Medrano, el venerable Cura Párroco Diego Palma, Gaspar de Santa Coloma, Manuel de Basavilbaso; sus amigas Pilar Spano de Guido, Candelaria Somellera, Isabel Casamayor, María Gómez de Calzadilla y... tantas otras. No obstante su intensa actividad social, rodeada de aquel ambiente de refinamiento del mundo de las artes, las ciencias y la política, Mariquita no fue enteramente feliz en su vida conyugal. Recordemos que en 1816 Thompson fue enviado a Washington, como representante de las Provincias Unidas, con la misión de adquirir armas para el ejército libertador, siendo la última 8 vez que lo vio, ya que éste perdió la razón siendo internado en un hospital norteamericano, mientras que el gobierno le cancelaba la representación, siendo reemplazado por don Manuel Hermenegildo de Aguirre, quien en carta del 17 de agosto de 1817 manifestaba que "se dice que Thompson está en un hospital, irremisiblemente loco"29 Fue entonces que, aquel mismo año, Mariquita trató de repatriarlo enviando una persona de su confianza que lo embarcó con destino a Buenos Aires, pero dado el agravamiento de su enfermedad murió en la travesía, por lo que su cuerpo fue arrojado al mar el 23 de octubre de 1819. En tan tristes circunstancias la viuda de Thompson quedó a cargo de cinco hijos habidos durante su matrimonio: Clementina, Juan, Magdalena, Florencia y Albina Dolores. En una de sus cartas Mariquita manifestaría su triste situación expresando que "este fiel compañero no me ha dejado ni en el sueño. Mi vida es llorar [...] donde va mi sangre va el infortunio"30 Apenas seis meses después, Mariquita consolaba su viudez contrayendo nuevo matrimonio con el ex Subteniente de infantería, Juan Bautista Washington de Mendeville, celebrado el 20 de abril de 1820, mediante ceremonia privada llevada a cabo en la residencia porteña de la novia. Indudablemente, Mariquita Sánchez fue desdichada en sus dos matrimonios. Una carta de Mariquita dirigida a su amigo Juan Bautista Alberdi, nos revela esta intimidad cuando, refiriéndose a Mendeville, le manifiesta que: "Vino a Buenos Aires por un desafío desgraciado, confiado en tomar servicio aquí. Pero las circunstancias lo aterraron y se vio reducido a dar lecciones de música. Me casé con él y mi fortuna fue suya. Yo no tenía más voluntad que sus caprichos. Fui muy infeliz..."31 El segundo esposo de Mariquita, un francés bon vivant afecto a los lujos, introdujo importantes cambios en la casa de la calle Florida, renovando el antiguo mobiliario español rioplatense, por muebles, adornos, cuadros, vajilla y decorados traídos de Europa, convirtiéndola en una de las más lujosas de aquella época. Las reuniones sociales, comidas y concurridos bailes tomaron un auge inusitado, todo lo cual le generaron ingentes gastos, que menguaron sensiblemente su patrimonio económico. No obstante, por aquel tiempo el matrimonio Mendeville compraba la quinta Los Olivos en las inmediaciones de la Recoleta a Da. María de la Concepción Cabrera, la viuda de D. Martín de Altolaguirre. La escritura firmada ante el escribano José Cabral, el 7 de enero de 182232, nos revela que la compra se llevó a cabo mediante la permuta de dos casas que poseían en la ciudad, más 10.000 pesos al contado y una hipoteca por 3.500 pesos. Poco tiempo pudieron disfrutar aquella quinta, ya que en 1825 la debieron arrendar en alquiler al diplomático inglés Woodbine Parish. Poco después, los Mendeville vendieron Los Olivos a otro británico, Thomas Whitfield, por escritura subscripta el 4 de septiembre de 1826 ante el escribano Marcos Agrelo33. Pasados los años, Mariquita le reprocharía a su marido por haberle hecho malvender aquella propiedad. Así las cosas, llegado el año de 1828, Mariquita Sánchez debió afrontar una vieja deuda comercial contraída por Manuel del Arco, el recordado primer marido de Magdalena Trillo, con Manuel de Escalada por 17.000 pesos plata, impaga hasta aquel entonces. Ante la demanda entablada por la viuda de Manuel de Escalada, el matrimonio Mendeville debió vender la chacra de San Isidro para saldar tan abultada deuda.34 9 Plano de las chacras de San Isidro en 1828. Registra la propiedad de María Sánchez de Mendeville. La escritura de venta llevada a cabo ante el escribano Marcos Leonardo Agrelo35, el 29 de diciembre de 1829, nos testimonia que María Sánchez de Mendeville "legítima consorte del Sr. Don Whashingthon [sic] de Mendeville con poder obrante otorgado ante mi", por encontrarse ausente, "usando de la venia marital [...] vende y da en venta real [...] a la Señora Rosa de Azcuénaga [...] Una Chacra de su propiedad situada en el Pueblo de San Isidro Labrador, sobre la barranca, con la casa; monte, cercos, zanjas, enseres, y con el terreno en que está construido dicho establecimiento de Chacra, que en figura irregular forma un perímetro, y su área a varas la manifiesta el plano levantado por el facultativo Don Próspero Catelín36 [...] por el precio y quantía de Trece mil quinientos pesos de moneda corriente". El escribano actuante también certifica que "la dicha Chacra corresponde a la Señora otorgante por haberla heredado de su finado padre Don Cecilio Sánchez" Como veremos más adelante, Mariquita Sánchez lamentó con gran pesadumbre la venta de la chacra de San Isidro, pero aún el destino le tenía reservado mayores amarguras. Recordemos que en 1829, don Juan Manuel de Rosas había asumido el gobierno de Buenos Aires, cuando Mendeville desempañaba el cargo de Cónsul general de Francia en Buenos Aires. En adelante la familia Mendeville caería en desgracia sospechada de unitaria por lo que debió soportar la hostilidad del régimen federal, no obstante la vieja amistad que había mantenido con Rosas. Prueba de ello es la carta que le enviara Rosas, recriminándole su afrancesamiento, diciéndole: "Conocí antes una María Sánchez buena y virtuosa federal. La desconozco ahora en el billete con tu firma que he recibido de una francesita parlanchina y coqueta". A la que, demostrando su fuerte personalidad, le replicó en estos términos: "Mi querido Juan Manuel. Te doy las gracias por tu carta. [...] No quiero dejarte en la duda de si te ha escrito una francesa o una americana. Te diré que, desde que estoy unida a un francés, he servido a mi país con más celo y entusiasmo aún, y lo haré siempre del mismo modo, a no ser que se ponga en oposición con la 10 Francia, pues mi marido es francés y está al servicio de su nación [...] ¿Qué harías si Encarnación se hiciera unitaria? Yo sé lo que harías. Así mi amigo, en tu mano está que yo sea americana o francesa. Te quiero como a un hermano y sentiría que me declararas la guerra". Como sabemos, por aquellos tiempos Rosas había implantado una política de mano férrea para con sus adversarios, con quienes ella se sentía identificada, por lo que llegado el año de 1837 advirtió el riesgo que corría de seguir permaneciendo en Buenos Aires. Fue así que resolvió refugiarse en Montevideo. Al tomar conocimiento de su determinación, Rosas le envió una esquela en la que le preguntaba: "¿Por qué te vas, Mariquita?", y ella le respondió en el mismo papel, con atrevida franqueza: "Porque te tengo miedo, Juan Manuel". Consecuentemente, Mariquita se exiló en Montevideo, soportando las tristezas y vicisitudes propias de los emigrados. A todo esto, para mayor desazón, su marido había sido reemplazado en su cargo de Cónsul general en Buenos Aires, por lo que partió a Francia para gestionar otro destino diplomático, y a quien no vería nunca más. Salvo algunos viajes esporádicos a Buenos Aires, Mariquita permaneció en Montevideo hasta después de Caseros. A su regreso volvió a ocupar su casa de la calle Florida, convirtiéndola nuevamente en un centro social y cultural. A poco de su retorno, fue invitada a integrar la Sociedad de Beneficencia, siendo designada Secretaría de la tan benemérita institución, compartiendo la tarea con destacadas damas de la sociedad porteña, entre ellas doña Pascuala Beláustegui de Arana y Cipriana Bonavía y Obes de Lahitte, ambas, por esas cosas del destino, fueron futuras propietarias de la chacra de San Isidro que Mariquita Sánchez ya había vendido, en 1829, a Rosa de Azcuénaga. Sin duda Mariquita siempre añoró su chacra de San Isidro, tanto que, a la vejez, pretendió comprarla nuevamente, según lo expresara en una carta que, en 1862, le escribiera a su marido, que continuaba en Francia, cuando le decía: "Pensé comprar otra vez la casa, pero me reí al oír lo último: doscientos mil pesos. Las barrancas son muy estimadas: no se encuentra ni un pedacito que no esté cultivado"37. Pese a su avanzada edad, Mariquita continuó interesada en la política, lo que se infiere de la copiosa correspondencia que mantuvo con los personajes más influyentes de la época, al mismo tiempo que desarrollaba una incansable actividad en la Sociedad de Beneficencia, que presidió cuando contaba 81 años de edad. María Sánchez de Mendeville murió en su casona de la calle Florida, a las siete de la tarde del viernes 23 de octubre de 1868, a los 82 años de edad, cuando le faltaban muy pocos días para cumplir 83 años38. El domingo 25 de octubre, el diario La Tribuna publicaba el siguiente aviso fúnebre: + La Sra. Dª María S. de Mendeville Q.E.P.D. Falleció el 23 del corriente Sus hijos y nietos, invitan a sus amigos para acompañar sus restos mortales al Cementerio del Norte, hoy Domingo a las 11 de la mañana. Manuel Mujica Lainez, evocando su figura, cuando se cumplió el centenario de su muerte, terminaba diciendo que "Sus compatriotas se percataron de que con ella partía algo muy suyo, que arrancaban una raíz, y se sintieron más solos. La puerta de su casona se clausuró como una boca que enmudece, y en San Isidro –ese San Isidro que le debe seis casas, catorce calles, una plaza, una 11 escuela y terreno para la estación–, las hojas de los árboles cayeron como lágrimas, frente al río triste"39. De antiguas mensuras y origen de "Los Naranjos". Antes de continuar con la sucesión de propietarios de esta chacra nos detendremos un momento para referirnos a las mensuras practicadas por el Agrimensor Hipólito Galliard40, según "informes de los vecinos antiguos", que arrojan algunos datos interesantes sobre la propiedad objeto de nuestra contribución. Dichas mensuras delimitaban la chacra "sobre el costado Sud-Este de la calle denominada de Mendeville o camino a las lomas, considerada generalmente como límite del terreno de Dña. M. S. de Mendeville". De lo que se infiere claramente que la actual calle Belgrano y su prolongación Alsina, en dirección a Las Lomas, por aquel entonces llevaba el nombre de la propietaria de la chacra. En cuanto al límite noroeste lo fija con "el terreno denominado del Santo". La mensura también nos aporta la extensión de la chacra hacia el oeste, cuando el Agrimensor expresa que "medí dos mil setecientos noventa y un metros que remataron en el medio de un camino conocido como límite de fondo de estos terrenos", que no es otro que el antiguo camino del Fondo de la Legua. Efectuadas las mediciones el Agrimensor pudo establecer que la superficie de la chacra era de "novecientos dos mil setecientos diez y ocho metros cuadrados, o sea tres cientos treinta y cuatro diez milésimas de una legua cuadrada". Como sabemos, la chacra se vio reducida en sus dimensiones por las sucesivas ventas o donaciones llevadas a cabo por sus propietarios, tema este del que no nos ocuparemos en el presente trabajo debido a que excedería el objeto de esta contribución centrada en la historia de la casa y sus sucesivos dueños. No obstante, nos referiremos a la donación de una fracción de esta chacra en particular, debido a que, mediante el hallazgo de nuevos aportes documentales, nos aportan testimonios desconocidos referentes al origen de la quinta "Los Naranjos", ubicada dentro de los terrenos que fueran de Mariquita Sánchez de Thompson. Consecuentemente, podemos afirmar que "Los Naranjos" tuvo su origen en la donación – por motivos que ignoramos– de una fracción de la chacra propiedad de Mariquita Sánchez efectuada, en 1814, a Juan Nonell. La mencionada cesión de terreno quedó claramente testimoniada en la escritura de venta que Juan Nonell suscribiera, diez años después, el 18 de octubre de 1824, a favor de don Juan Fernández Molina, cuando expresaba que "vendo desde ahora y para siempre [...] una casa que por mía tengo y poseo en el pueblo de San Isidro, edificada por mi en terreno que me donaron Don Martín Thompson y Doña María Sánchez de Thompson [...] como se acredita por el documento simple que a mi favor otorgaron el 23 de diciembre de 1814, cuyo original puse de manifiesto al presente escribano y entrego para resguardo al comprador de lo que aquel de fe..."41 Este testimonio notarial nos revela el origen de "Los Naranjos", atestiguando fehacientemente que: 1) Juan Nonell fue, desde 1814, su primer propietario por donación de esa fracción. 2) Juan Nonell fue quien construyó la antigua casona lindera, calle por medio, con la casa de María Sánchez de Thompson. 3) Aquella donación realizada el 23 de diciembre de 1814 no fue escriturada, razón por la cual Juan Nonell debió acreditar en 1824, ante el escribano actuante, su posesión mediante un "documento simple", firmado por sus donantes. 4) Fue por ello que se ignorara hasta el presente, el verdadero origen de tan antigua construcción en la quinta "Los Naranjos". 12 8) ROSA AZCUÉNAGA de SANTA COLOMA Retomando nuestra crónica, vimos anteriormente que Rosa de Azcuénaga le había comprado la chacra a María Sánchez de Mendeville, por escritura firmada el 29 de diciembre de 1829, ante el escribano Marcos Leonardo de Agrelo la "casa, monte, cercos, zanjas y con el terreno en que está contenido este establecimiento de chacra". La nueva propietaria, doña Rosa de Azcuénaga, viuda de Santa Coloma, había nacido en Buenos Aires el 30 de agosto de 1799, fruto del matrimonio de don Domingo de Azcuénaga y Basavilbaso (n.22-9-1758) y doña Clara Isabel Núñez Chavarría. Para trazar el cuadro familiar de Rosa de Azcuénaga, diremos que su padre, Domingo de Azcuénaga y Basavilbaso pertenecía a una de las familias más encumbradas de la sociedad porteña del siglo XVIII. Doctor en leyes, se lo recuerda como poeta y fabulista. Fue de tan firmes convicciones monárquicas que, contrariando a su hermano Miguel, el célebre cabildante, no se adhirió al movimiento de mayo de 1810. Don Domingo era hermano, entre otros, de Flora de Azcuénaga y Basavilbaso, la esposa de don Gaspar de Santa Coloma42, uno de los comerciantes más ricos de Buenos Aires, padres de don Francisco Martín de Santa Coloma y Azcuénaga43, primo hermano y futuro esposo de nuestra Rosa de Azcuénaga. También era hermano de Ana de Azcuénaga y Basavilbaso44, la "Virreina criolla", casada con el Virrey Antonio Olaguer Feliú, por tanto tíos de Rosa de Azcuénaga, la esposa de Francisco Martín de Santa Coloma y Azcuénaga. Superada esta incursión en la enredada ascendencia genealógica de Rosa de Azcuénaga, recordamos que esta dama patricia había contraído Sagradas Nupcias con su primo hermano el ya mencionado Francisco Martín de Santa Coloma y Azcuénaga (n. 4-10-1792) destacado personaje de su época, quien fue Defensor de pobres, Juez de menores y Regidor del Cabildo de Buenos Aires. Don Francisco Martín de Santa Coloma murió en Buenos Aires el 1º de noviembre de 182945, un mes antes de que su viuda comprara la chacra de María Sánchez de Mendeville. Doña Rosa de Azcuénaga conservó la chacra hasta el fin de sus días. Murió el 25 de agosto de 1861, habiendo testado el 12 de agosto de 1861 ante el escribano Marcos Leonardo Agrelo46, en cuya parte pertinente declaraba: "En el nombre de Dios Todopoderoso y con su Santa Gracia, Amén: Sea notorio como Yo Doña Rosa de Azcuénaga, natural y vecina de esta Ciudad, hija legítima del Doctor Don Domingo de Azcuénaga y Doña Clara Núñez, finados, hallándome enferma en cama, pero por la infinita Misericordia de Dios en mi Sano juicio, temiendo que la muerte natural y precisa a todo viviente me sobrevenga y encuentre sin aquellas disposiciones que todo Cristiano debe tener hechas en descargo de su conciencia y bien de su alma, he resuelto formalizar este mi testamento..." "Declaro que he sido casada según el orden de Nuestra Santa Madre Iglesia con Don Francisco Santa Coloma, de cuyo matrimonio sólo me han quedado vivos tres hijos, nombrados Don Francisco, Doña Rosa y Doña Nieves, los que declaro por tales hijos [...] Declaro también, que mis bienes aparecerán del inventario que encargo a mis Albaceas practiquen con sujeción a mis documentos y papeles [...] Nombro por mis albaceas a mi legítimo hijo Don Francisco y a mi hijo político Don Mariano Haedo, mancomunados y en primer lugar, y en segundo, a mi hermano Don Vicente Azcuénaga." 13 Según la mencionada declaración testamentaria de Rosa de Azcuénaga sus herederos fueron: 1) Rosa Santa Coloma y Azcuénaga, quien contrajo matrimonio con Mariano Haedo, con descendencia. 2) Francisco de los Santos Santa Coloma y Azcuénaga, nacido en San Isidro el 1º de noviembre de 181847, casado en la Iglesia de San Nicolás de Bari el 24 de octubre de 1851, con Antonina Armesto Avellaneda, con descendencia. 3) María de las Nieves del Corazón de Jesús Santa Coloma y Azcuénaga, nacida el 5 de agosto de 1828. Según Tomás Makintach Calaza fue una de las beldades de su tiempo cuya imagen fue perpetuada en un cuadro obra del célebre pintor sanisidrense Prilidiano Pueyrredon. Había contraído matrimonio, el 25 de mayo de 1850, con Manuel Lavalle y Pinto, también con descendencia hasta nuestros días. 9) PASCUALA BELÁUSTEGUI de ARANA. Como vimos anteriormente, los bienes de Rosa de Azcuénaga, viuda de Santa Coloma, fueron heredados por sus ya nombrados tres hijos. Entre aquellos bienes se encontraba la chacra de San Isidro, en adelante –como veremos seguidamente– denominada "quinta", debido a la ya comentada reducción de su superficie. Pasaron apenas seis años, cuando el 1º de marzo de 1867 los herederos, de común acuerdo, vendieron la propiedad, suscribiendo la escritura ante el escribano José Victoriano Cabral48. El instrumento notarial textualmente dice así: "Venta de Casa Quinta: Dn Francisco Santa Coloma y otros a Da. Pascuala Belaustegui." " En esta Ciudad de Buenos Ayres a primero de marzo de mil ochocientos sesenta y siete, ante mi el presente escribano público de ella y testigos al final firmados, comparecieron Don Francisco, Doña Rosa y Doña Nieves Santa Coloma, legítimos hermanos, estas dos últimas con la venia de sus legítimos esposos Don Mariano Haedo y Don Manuel Lavalle, quienes en prueba de concedérselas firman la presente, concurriendo así mismo los señores Santa Coloma y Haedo como únicos albaceas de Doña Rosa Azcuénaga de Santa Coloma, por una parte, y por la otra Doña Pascuala Belaustegui de Arana, de estado viuda, todos de este vecindario, personas hábiles para este acto a los que doy fe, conozco y dijeron los Señores Santa Coloma Que venden a la Señora de Arana una casa quinta de propiedad común, situada en el Partido de San Isidro Labrador, Campaña de esta Provincia, con todos sus edificios, plantas, cercados demás que le es anexo, y su terreno que queda sobre las Barrancas mirando al Río de la Plata, se compone de una área que tiene la figura de un perímetro, encerrada entre sus respectivos linderos, según plano que he tenido a la vista, y conoce la compradora, lindando por el Norte zanja de por medio con Don Pedro Anchorena, por el Sud calle en medio con Doña Pastora Cárdenas de Gramajo, Doña Ana Riglos de Pirán y la testamentaría de Don Manuel Boucher, por el Este calle por medio con los terrenos del bajo su dirección al Río, limitada por sus costados por dos calles paralelas que conducen al Río, que también se hallan bajo cercos; los cuales les corresponde como únicos y universales herederos de su legítima Señora madre Rosa Azcuénaga de Santa Coloma, por quien así fueron instituidos en la cláusula octava de su testamento otorgado en doce de agosto de mil ochocientos sesenta y uno, ante el Escribano Don Marcos Leonardo Agrelo en su registro, que en testimonio he tenido a la 14 vista de que doy fe; y la Señora Azcuénaga la hubo por compra que hizo a Doña María Sánchez de Mendeville, según escritura de venta que ésta le otorgó en veinte y nueve de Diciembre de mil ochocientos veinte y nueve, ante el Escribano citado Don Marcos Leonardo Agrelo, que su testimonio también he tenido a la vista de que certifico; debiendo prevenir en este lugar que sobre los terrenos del bajo se tiene una posesión secular disfrutada por los anteriores propietarios sin interrupción, pues los antiguos títulos daban por linderos en su parte la lengua del Río, de lo que está instruida la Señora compradora; a más transfieren por esta escritura a la Señora Belaustegui otro terreno que años anteriores se ha ganado al Río, hasta dar con este el cual se halla también cercado, y cuya posesión les ha sido concedida por la Corporación Municipal de aquella localidad según los documentos que pasan a la compradora, lo que también acepta en esta conformidad, sujetándose la compradora respecto de este último terreno a las disposiciones que sobre el particular dictase la autoridad competente. Por último se previene que la Señora de Arana está instruida de una cuestión que se sigue con el lindero Don Pedro Anchorena sobre unas varas de terreno que éste ha tomado indebidamente, tanto en la parte alta, cuanto en la baja y de otra que Doña Riglos de Pirán ha estado siguiendo de puertas al Río, con todo lo cual se conforma, pues será de su cuenta depender y seguir ambos litigios, sin responsabilidad por parte de los vendedores, y practicar los pasos que juzgue convenientes para el restablecimiento de los verdaderos límites de toda esta propiedad. Bajo de estos conceptos, y el de que la casa quinta expresada, no se conoce gravamen ni adeuda contribución directa según resulta de los certificados que pasan a la compradora, se la vendan por la cantidad de doscientos sesenta mil pesos moneda corriente, que los comparecientes reciben a la satisfacción de manos de la Señora de Arana, en dinero al contado y a mi presencia de que doy fe; cuya suma de doscientos sesenta mil pesos, queda en poder de los albaceas Santa Coloma y Haedo para la oportuna liquidación de la testamentaria de la Señora Azcuénaga de Santa Coloma. [...] Al cumplimiento de lo expuesto se obligan con todos sus bienes habidos y por haber conforme a derecho. En su testimonio [...] así lo otorgaron y firmaron siendo testigos presentes Don Sabino Gutierrez, Don Martiniano Aparicio y Don Martín Alzaga, vecinos de que doy fe." La nueva propietaria, había nacido en Buenos Aires el 17 de mayo de 1799 siendo bautizada49 un día después, con los nombres de Pascuala Benita Clara, fruto del matrimonio de Francisco Antonio de Beláustegui y Melchora Rodríguez Sacristán. Don Francisco de Beláustegui fue un acaudalado comerciante de Buenos Aires, donde también ejerció importantes cargos concejiles en la administración virreinal, Defensor de pobres, Procurador general, segundo Regidor y Regidor del Cabildo, Síndico procurador, etc. El 22 de mayo de 1810 concurrió al Cabildo Abierto manifestando su oposición al movimiento revolucionario, lo que le valió su destierro a Chascomús y posterior exilio en Montevideo50. Por su parte, doña Pascuala Beláustegui, distinguida dama patricia y reconocida benefactora, fue una de las 13 fundadoras de la Sociedad de Beneficencia de Buenos Aires51; Presidenta (1835) y Secretaria de la misma durante varios períodos, compartió dichas funciones con Mariquita Sánchez de Mendeville, con quien mantuvo una íntima relación, sin sospechar que, años después, sería una de las propietarias de su quinta de San Isidro. Había contraído matrimonio, el 3 de enero de 181652,con don Felipe de Arana, nacido en Buenos Aires el 23 de agosto de 1789 y bautizado53 el día siguiente con los nombres de Felipe Benicio. Graduado de Doctor en leyes en la Universidad de San Felipe, de Santiago de Chile, abogado matriculado en la Real Audiencia de Buenos Aires. Participó activamente en el Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, apoyando el bando revolucionario. Fue Síndico Procurador del Cabildo y miembro de la Junta de Observación. 15 Distinguido jurista, intervino en varias causas célebres. En la década de1820 militó en el partido federal enfrentándose a Rivadavia. Electo Representante ante la Legislatura bonaerense y en 1828 la presidió. El 30 de abril de 1835, Juan Manuel de Rosas, lo nombró Ministro de Relaciones Exteriores. En varias oportunidades, por ausencia de Rosas se desempeñó como Gobernador interino. Después de Caseros, Felipe Batata –como lo llamaban sus opositores–, formó parte del Consejo de Estado integrado por unitarios y federales hasta que, luego del Acuerdo de San Nicolás, se retiró de la vida pública para recluirse en su hogar.. El doctor Arana murió en Buenos Aires el 11 de julio de 1865, a los 79 años de edad. Durante su sepelio habló el doctor Eduardo Lahitte, quien refiriéndose a su personalidad dijo: "El señor Arana fue sin duda un hombre expectable por su probidad; un ejemplar padre de familia; buen amigo, modesto en sus costumbres, benefactor en sus acciones. Era digno de llevar el nombre de cristiano, que ostentó constantemente como primer blasón, como el más glorioso timbre de su nombre."54 Como dato curioso, debemos mencionar que –pocos años después– el Dr. Eduardo Lahitte sería el nuevo propietario de la quinta de Pascuala Beláustegui, la viuda de Felipe de Arana. Como ya hemos visto, doña Pascuala Beláustegui, luego de haber enviudado de Felipe de Arana, había comprado la quinta de San Isidro, el 1º de marzo de 1867, conservándola hasta el fin de sus días. Ocurrido su fallecimiento el 22 de julio de 1872, de sus nueve hijos sólo la sobrevivían cuatro: 1) Daniel Francisco del Corazón de Jesús Arana Beláustegui. 2) Felipe de la Paz Arana Beláustegui. 3) Pascuala Cándida Arana Beláustegui. 4) Melchor Félix Arana Beláustegui, quienes fueron sus "únicos y universales herederos" por disposición testamentaria de su madre55. Dentro de los bienes comprendidos en la disposición testamentaria se encontraba la quinta de San Isidro, de la que don Felipe de la Paz Arana pasó a ser su nuevo propietario, "una parte por donación que le hizo su madre doña Pascuala Beláustegui de Arana y el resto por compra a la testamentaría de su citada madre."56 El mismo instrumento notarial testimonia que por "Boleto expedido por el Juez de Paz de San Isidro", el Dr. Eduardo Lahitte había adquirido mediante "el depósito hecho en el Banco de la Provincia, a la orden del Señor Juez Dr. [Amancio] Pardo"57, la fracción de tierra correspondiente a la casa, por lo que en adelante esta quinta quedó reducida hasta nuestros días a una superficie de 10.298 metros cuadrados. 10) EDUARDO LAHITTE De tal manera, el Dr. Eduardo Lahitte se había convertido en el nuevo propietario de esta quinta mediante un depósito realizado, el 5 de mayo de 1872, en el "Banco de la Provincia por una letra aceptada para el pago de la chacra", cuyo monto ascendía a 900.000 pesos. El documento, además, contiene la liquidación llevada a cabo días después, el 17 de mayo de 1872: "Por el depósito hecho en el Banco de la Provincia a la orden del Señor Juez Dr. Pardo, para el Pago de la Chacra de San Isidro $ 881.000", más otras costas, intereses y comisión, de lo se infiere una operación de compra realizada pocos días antes del óbito de la viuda de Arana. El Dr. Eduardo Lahitte había nacido en Montevideo, el 23 de abril de 1803, fruto del matrimonio del Marqués Luis Antonio du Cos de La Hitte58, Señor de Puydorphile y doña María Toribia Aniceta de Elía y García de Zúñiga. Cursó sus estudios en su ciudad natal hasta graduarse de abogado, para ejercer la profesión con verdadero éxito, ocupando importantes cargos oficiales, como la Secretaría de la Sala de Representantes, Oficial Mayor del Ministerio de Relaciones Exteriores y Secretario del Senado Consultivo. Luego desempeñó la Secretaría de la Sala de Representantes en 1828, siendo Diputado cuando ocurrió la revolución del 1º de diciembre contra 16 el Gobernador Manuel Dorrego. Dedicado al ejercicio de su profesión, defendió juicios importantes, entre ellos el de José María Riglos contra Nicolás Anchorena, como letrado de éste último. Según Abel Cháneton, "tenía una figura de elegante pulcritud y llegó a ser un personaje conspicuo de la época rosista", durante la que ocupó los cargos de Asesor General de Gobierno y Auditor de Guerra y Marina. En el campo diplomático fue árbitro en las reclamaciones de Francia y Ministro Plenipotenciario de la Confederación Argentina en Bolivia. Luego de la caída de Rosas se pondría al servicio de Urquiza, desempeñándose en diversos cargos oficiales con su probada capacidad, idoneidad y ...porqué no cintura política. Había contraído matrimonio con doña Cipriana Bonavía y Obes. Por si interesa, una de sus hijas, Cipriana Lahitte, contrajo matrimonio en 1848, con el Dr. Luis Sáenz Peña, quien fuera Presidente de la República, padres a su vez de otro Presidente argentino, el Dr. Roque Sáenz Peña. El Dr. Eduardo Lahitte falleció en Buenos Aires el 19 de septiembre de 1874, siendo testigos del óbito su hijo, Eduardo A. Lahitte y Roque Sáenz Peña, su nieto. Habiendo testado en 1871,59 dejó entre sus bienes una "Casa Quinta en el Pueblo de San Isidro sobre las barrancas del Río, tras la iglesia de dicho pueblo". La tasación llevada a cabo por el Maestro Mayor José Bacatti el 20 de noviembre de 187460, "a pedimento de sus herederos mayores y albaceas", evaluó la quinta en 1.081.000 pesos moneda corriente. Dicha tasación nos aporta una detallada descripción de la propiedad, según se encontraba en 1874, razón por la cual la transcribimos textualmente en su parte pertinente: "El terreno de dicha quinta se haya dividido en dos fracciones. La primera que es donde está el edificio sobre la barranca, inclusive la misma barranca, y que es de figura irregular, se compone de un área de once mil seiscientos siete varas cuadradas. La segunda que es la parte del bajo en la que solo hay derecho de propiedad por antigua posesión, se compone de veinte y siete mil setecientos noventa varas cuadradas. Y el edificio se compone de un corredor sobre arcos y pilares de hierro con techo de teja francesa de 27 varas de largo por el frente del Norte. Otro corredor de la misma construcción al frente del Este de 12 varas de largo por 4 de ancho, con pisos de baldosa mas una vereda del mismo material al frente. Dos salas grandes con frente al Norte y un zaguán al centro con paredes dobles, techos nuevos con baldosa y madera dura, revoques de cal y pisos de baldosa y una estufa. Siguen paralelas a estas tres piezas otro cuerpo de zaguán igual a las anteriores. Cinco piezas seguidas, por el frente del Este, también con paredes dobles, buenos techos, revoques interiores de cal y frisos de tabla, todas con sus correspondientes puertas con contramarcos y ventanas. Tres cuartitos, una cochera y las letrinas, todo en buen estado, y en la cochera un entrepiso de madera, una cocina con un cuarto de alto sobre dicha cocina, una escalera para subir a dicha pieza, un patiesito todo revocado y piso de baldosa. Tres piezas al otro costado del patio por el frente al Oeste y un zaguán, igual en todo al anterior, siendo los techos de estas de palmas, frisos de tabla y baldosa en el zaguán, otra pieza grande al mismo frente bajo el mismo zaguán igual en todo a las anteriores. Tres cuartitos y el castillejo de la escalera que dan al patio, una escalera que sube para la azotea de material. El 1er. patio todo con piso de ladrillo, un corredor con techo de azotea sobre postes de madera en un frente de este patio, y un alero por el otro costado, los cuatro frentes del patio revocados, un aljibe, un pozo de balde y caños de agua corriente, los cuatro frentes del exterior revocados y sus cornisas correspondientes, con piso de mármol en las piecitas exteriores, una vereda de baldosa en 17 todo el costado del edificio del Oeste y vereda de ladrillo a la calle, dos portones de fierro con pilares de material y una de madera en la cochera". Realizada la mencionada tasación los herederos del Dr. Eduardo Lahitte, adjudicaron la quinta de San Isidro a su viuda doña Cipriana Bonavía y Obes en condominio con su hijo Alfredo Lahitte,61 quienes en 1881 le venden la propiedad al Dr. Cosme Beccar. 11) COSME BECCAR El nuevo propietario vio su primera luz en Buenos Aires el 15 de agosto de 1837, siendo bautizado en la pila bautismal de la parroquia de San Nicolás de Bari62 el 12 de septiembre del mismo año con los nombres de Cosme de la Asunción del Carmen. Fueron sus padres don Miguel Beccar y Espinosa y doña Carolina Mansilla y Obella; abuelos don Cosme de Beccar y Febrer63, natural de Vinaroz, Valencia, primero de esta familia establecido en el Río de la Plata, casado con doña María Narcisa Espinosa de la Quintana. El Dr. Cosme Beccar, estudió leyes con hombres como Manuel Quintana, Manuel Obarrio y José Evaristo Uriburu, obteniendo el título de abogado a los 21 años. Ejerció la profesión en el foro porteño, debiendo abandonar en alguna ocasión la jurisprudencia para empuñar la espada en el combate de Martín García como oficial a las órdenes del coronel Martín Arenas. Además intervino en la batalla de Pavón con las jinetas de capitán del Batallón 8º de Infantería de Línea, de las tropas mitristas que obtuvieron la derrota de Urquiza en aquel año de 1861. En Cepeda fue secretario del general Arenales También tuvo brillante actuación en el campo de la política, siendo electo en dos oportunidades (1862/1868) Diputado de la Provincia de Buenos Aires; fue autor de leyes trascendentes, entre ellas la del ejercicio de la procuración. Como fiscal de Gobierno, intervino en la reivindicación de las tierras usurpadas durante la época federal. Formó parte también del Concejo municipal de Buenos Aires, tocándole pronunciar, en nombre del mismo, el discurso inaugural de la estatua del general San Martín. Sus palabras fueron consideradas una pieza magistral por su contenido y elegancia de estilo. El 13 de octubre de 1862 el general Bartolomé Mitre lo nombró Asesor letrado del Gobierno de la Provincia y Auditor General de Guerra y Marina, cargo que desempeñó hasta el fin de sus días. Vecino ilustre de San Isidro vivió en su quinta que, por aquel entonces, ya se la conocía como "Los Ombúes", a veces "Los tres Ombúes", por su proximidad al paseo del mismo nombre. Es oportuno mencionar que, con motivo de su gestión como Auditor de Guerra y Marina, en 1884 se instaló en su quinta el primer teléfono de San Isidro, línea que permitió la posterior extensión de este importante y novedoso servicio a las residencias de otros vecinos. Presidente del Consejo Escolar en este pueblo –porque todavía seguía siendo pueblo–, dedicó todos sus afanes al fomento de la educación popular, logrando que se le otorgara un premio instituido por el Gobierno de la Provincia al Distrito que obtuviera mayor asistencia de alumnos a las escuelas. Por ello no fue casual que Domingo Faustino Sarmiento, cuando escribió su primer editorial en el Nacional, del 29 de julio de 1883, lo dedicara a elogiar la actuación del Dr. Cosme Beccar por la hazaña de que en San Isidro "no hay –decía Sarmiento– un solo niño de este pueblo, de los obligados por la Ley, que no reciban la educación correspondiente." Hecho insólito que diera lugar a que el gobierno provincial acordara, por primera vez en nuestra historia educacional, el honroso premio de 5.000 pesos al distrito escolar de San Isidro, suma que fue destinada a la adquisición de un terreno para la construcción de una nueva escuela. 18 Don Julio A. Costa, gobernador de la Provincia de Buenos Aires y amigo de Cosme Beccar lo describe en sus escritos como "un señor de alta talla y noble apostura, de rostro pálido y breve barba entera, figura un tanto romántica e imponente, desde luego por su irradiación de austera bondad"64. El Dr. Cosme Beccar había contraído Sagradas Nupcias con doña María Varela Cané, el 13 de octubre de 1864, en la iglesia de San Migual, de Buenos Aires65. Doña María Varela, recordada Presidenta de la Sociedad de Socorros Mutuos de San Isidro y fundadora del Asilo Santa María, era hija del ilustre escritor y poeta, Florencio Varela, esposo de Justa Cané y nieta del primer Varela retoño de la vieja cepa galaica venido al Río de la Plata, don Jacobo Adrián Varela, capitán del Tercio de Gallegos de lucida actuación en la Reconquista de Buenos Aires en 1806, casado con Da. María de la Encarnación San Ginés, hermana del célebre primer cura párroco de San Fernando, Manuel Saturnino de San Ginés. Este matrimonio formado por el Dr. Cosme Beccar y María Varela, que perpetúa en su descendencia el apellido Beccar Varela, trajo a este mundo diez hijos: 1) María Carolina Beccar Varela (n.1865), 2) Miguel María Beccar Varela (n.1866), 3) Cosme Florencio Beccar Varela (n.1868), 4) Justa María Rufina Beccar Varela (n.1869), 5) Carlos María del Corazón de Jesús Beccar Varela (n.1870), 6) Sara Natalia María del Corazón de Jesús Beccar Varela (n.1874), 7) Horacio María del Corazón de Jesús Beccar Varela (n.1875), 8) Florencia María del Corazón de Jesús Beccar Varela (n.1878), 9) Adrián María del Corazón de Jesús Beccar Varela (n.1880), 10) Alfredo María del Corazón de Jesús Beccar Varela (n.1883). Cabe mencionar que solamente tuvieron descendencia tres de los diez hijos mencionados: Miguel, Horacio y Adrián Beccar Varela. El Dr. Cosme Beccar entregó su alma al Señor el 14 de junio de 1893 "a las once y media de la mañana, en la casa calle Esmeralda mil diez y ocho [...] de tuberculosis pulmonar, según certificado médico del Doctor Juan J. Díaz [...], de cincuenta y dos años, casado con María Varela..."66 Don Julio A. Costa recuerda que "en las exequias de D. Cosme se agrupó el pueblo silencioso, resonaron tambores y rugieron los cañones de la patria, se plegó a media asta la invicta bandera y presentaron armas al benemérito Argentino, a quien el gobierno de la Nación rendía honores de General de Brigada."67 Su viuda, María Varela, y en representación de sus hijos otorgó "el más bastante poder especial por derecho se requiere, a favor del Doctor Horacio Beccar Varela [...] para que en nombre de todos ellos y ejerciendo sus derechos, acciones y personería intervenga en los autos sucesorios del Doctor Cosme Beccar [...] para que hipoteque o venda en todo o en parte la quinta situada en el Pueblo de San Isidro de la Provincia de Buenos Aires, ubicada sobre el paseo público de "Los Ombúes" y cuyo terreno llega hasta la ribera del Río de la Plata..."68 La mencionada testamentaría registra "como única propiedad de esta sucesión" a la quinta "Los Ombúes" que, con el acuerdo de los demás herederos, pasará a manos de su hijo el Dr. Horacio Beccar Varela. Con motivo de cumplirse el Centenario de la muerte del Dr. Cosme Beccar, el diario La Nación, en su edición del 23 de agosto de 1937, publicó la siguiente nota: En San Isidro fue honrada la memoria del Dr. Cosme Beccar. Los actos organizados alcanzaron mucho lucimiento. San Isidro, 22.- Asumieron grandes proporciones e inusitado brillo los actos preparados en homenaje a la memoria del Dr. Cosme Beccar y que se realizaron en esta mañana en ocasión de 19 cumplirse el centenario de su natalicio. Las ceremonias fueron organizadas por la comisión de vecinos integrada por don Jenaro Marquestó; las Sras. Sara Márquez de Vázquez Saavedra, Josefina G. de Diserio y María G. de Gugliada y Srta. Elvira Pastorini. Asistieron a los actos los alumnos de las catorce escuelas del distrito, los del Colegio Carmen Arriola de Marín y las del Colegio María Auxiliadora, el batallón de exploradores de Don Bosco y numeroso público. En el palco levantado en el paseo Tres Ombúes tomaron ubicación el intendente municipal, don Ernesto de las Carreras, los hijos del ciudadano recordado, Da. Sara y D. Horacio Beccar Varela; el general Francisco Guido y Lavalle; el presidente del Concejo Deliberante, D. Mario Lambertini; el juez Dr. Carlos María Martínez y otras autoridades civiles y eclesiásticas. En primer término se ofició una misa de campaña, celebrada por el presbítero D. Anselmo Grosso y a continuación el comisionado escolar D. Luis Z. Rey procedió a descubrir una placa de bronce colocada en uno de los pilares de la entrada de la casa en que vivió el doctor Cosme Beccar. Luego el vicario general del ejército monseñor Andrés Calcagno, pronunció un discurso historiando la vida del Dr. Beccar. Terminado el discurso, los escolares desfilaron por el interior de la finca de la familia Beccar Varela, donde los niños fueron obsequiados con golosinas. Por último, las autoridades, el personal docente directivo de las escuelas y un grupo de invitados especiales participaron de un "lunch" ofrecido por el doctor Horacio Beccar Varela. 12) HORACIO BECCAR VARELA El Dr. Horacio Beccar Varela, nuevo propietario de "Los Ombúes", comenzó su vida en Buenos Aires el 3 de diciembre de 1875 y recibió las aguas bautismales en la iglesia de La Merced69, el 15 de octubre de 1876. Abogado y doctor en jurisprudencia en 1896 mediante una tesis titulada "Algunas consideraciones sobre nuestro derecho administrativo", desarrolló una brillante actuación en el campo de su profesión, como Magistrado, Fiscal de los Tribunales Civiles de la provincia de Buenos Aires, Director del Registro de la Propiedad, Inspector General de Sociedades Anónimas del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública y Director de la Caja Nacional de Conversión. Horacio Beccar Varela, si bien no fue un hombre dedicado a la política, por lo que nunca demostró ambiciones de ese género, tampoco eludió su compromiso como ciudadano en momentos en que se le requirió el aporte de su capacidad e idoneidad. Fue por ello que en 1930 asumió el cargo de Ministro de Agricultura de la Nación, al que renunció al año siguiente, para facilitarle al Gral. José Félix Uriburu la reorganización de su gabinete con motivo de la crisis ministerial de 1931. En ejercicio de su profesión fue asesor legal y abogado consultor de numerosas instituciones y empresas nacionales y extranjeras, que sería largo de enumerar. En San Isidro, donde vivió 68 años sin interrupción, de sus 73 años de existencia, pronto se convirtió en uno de los vecinos más caracterizados por la gravitación de su propia personalidad. Llegado el año de 1919, época turbulenta en la política local, luego de una serie de renuncias, asume como Intendente Municipal Domingo Repetto, con un Concejo Deliberante presidido por el Dr. Horacio Beccar Varela, quien accedía por primera vez a ese cuerpo legislativo con tal alto cargo. Posteriormente ocupará una banca en los años 1923, 1924 y 1926. Refiriéndose a la actuación legislativa de Beccar Varela, el concejal Juan O. Gil, sostenía que "su palabra y su consejo fueron siempre escuchados y seguidos con la mayor atención; discurría magistralmente como abogado y estaba dotado de un poder de síntesis admirable de que sólo son capaces los 20 hombres de cultura clásica. Hablaba como maestro y encaraba y proponía la solución de los más difíciles asuntos dentro de la lógica dominante de los hechos."70 A todo esto podemos agregar que fue integrante del Consejo Directivo de la Institución Mitre, del Museo Social Argentino, fundador y Presidente del Colegio de Abogados de Buenos Aires. Por aquellos tiempos, Manuel Mujica Lainez pasó una temporada en "Los Ombúes", como huésped de sus parientes Beccar Varela. Recordemos que los padres de Manucho, fueron el Dr. Manuel Mujica Farías y Lucía Lainez Varela. Sus abuelos maternos habían sido Bernabé Lainez Cané, marido y primo de Justa Varela Cané, hija ésta última de Florencio Varela, por lo que Mujica Lainez, dos veces Cané y una Varela, estaba nutrido por un fuerte atavismo literario que florecería en sus obras que son gloria de las letras argentinas Luego de que concluyera sus primeros estudios en el Colegio Lacordaire, de Buenos Aires, había sido llevado por sus padres a Europa de donde regresó en 1926 sin haber obtenido el bachillerato. Por tal motivo, en 1928, sus padres lo enviaron a la quinta de Horacio Beccar Varela para que completara sus interrumpidos estudios en el Colegio Nacional de San Isidro. Así fue como Manuel Mujica Lainez vivió en San Isidro, en la quinta "Los Ombúes", que siempre recordó con gran afecto, expresado años después cuando rememoraba que "esta casa, estos árboles, esta barranca, esta verja, y lo que la casa encerraba en un tiempo, y los que entonces la habitaron, constituyeron uno de los mundos felices de mi adolescencia". Refiriéndose al sentimiento que invade a sus visitantes, decía que: "La casa entera se ilumina, viviente, transfigurada, para recibir a sus hijos. Y aquellos que, como yo, que tuve y tengo esa suerte, valoran lo que esta casa excepcional significa, sentimos que ella, con su rumor de leyenda y de historia, con su perfume de magnolia, de glicina y de dulce tradicional, con su largo perfil sobrio en que los altos ventanales enrejados se abren como ojos de negras pestañas, es, en cierto modo, la casa de todos los argentinos". El Dr. Horacio Beccar Varela había contraído Sagradas Nupcias con Da. María Cristina Castro Videla (1884-1954), recordada benefactora, Presidenta de la Asociación Damas de la Acción Católica de San Isidro, Consejera vitalicia de la Sociedad de Socorros Mutuos de San Isidro, etc. Hija de D. Damián Castro Benavídez y de Da. Sara Videla Varela. El matrimonio de D. Horacio Beccar Varela y Da. María Cristina Castro Videla tuvo por descendencia doce hijos: 1) Horacio Beccar Varela; 2) Florencio Cosme Beccar Varela; 3) María Cristina Beccar Varela; 4) Cosme Beccar Varela; 5) Sara María Beccar Varela; 6) Mariano Beccar Varela; 7) Juan Carlos Beccar Varela; 8) Damián Beccar Varela; 9) María Carolina Beccar Varela; 10) Carmen María Beccar Varela; 11) Marcelo Beccar Varela y 12) Elena Rosa Beccar Varela. La vida del Dr. Horacio Beccar Varela se extinguió, en su quinta "Los Ombúes", el día 2 de junio de 1949, a los 73 años de edad. Por tal motivo, el Concejo Deliberante de San Isidro dictó un Decreto71, cuyo texto dice: DECRETO Nº 22 San Isidro, 2 de junio de 1949. En conocimiento del deceso del Doctor Horacio Beccar Varela que lamentablemente ocurriera el día de la fecha, el Presidente del Honorable Concejo Deliberante, en homenaje de quien presidiera en el año 1919 el mismo cuerpo, como asimismo formara parte del mismo el año 1922, por sus excelentes méritos personales que resaltaran su personalidad más allá del concierto de esta ciudad de San Isidro, y en uso de sus atribuciones: 21 Decreta Art.1º.- Colóquese la Bandera Nacional a media asta por el término de tres (3) días en señal de duelo, en el edificio de este Honorable Concejo Deliberante. Art.2º.- Remítase, como homenaje de este Honorable Cuerpo, nota de pésame a sus familiares y una corona de flores. Art.3º.- Comuníquese, e invítese a los señores Concejales a acompañar sus restos al Cementerio Central de esta ciudad el día 3 del corriente a las 11 horas. Sin duda Horacio Beccar Varela fue uno de esos hombres dotados de un espíritu superior, de esas calidades que lamentablemente nos estamos desacostumbrando a apreciar porque ya no abundan. Así fue como, al cabo de sus días, legó a la posteridad dos ricas herencias, una moral y otra material, por lo que es merecedor de que los sanisidrenses lo recuerden con gratitud. La herencia moral la dejó testimoniada en su "Apunte íntimo", del que rescatamos algunos conceptos valiosos, como cuando sostiene que "No he podido dejar ricos a mis hijos" recomendándoles entonces que "sean inflexibles en la rectitud de sus vidas; que sean laboriosos como yo lo he sido, porque el trabajo es escudo contra todos los vicios y fuente de las más grandes dichas". Luego refiriéndose a malas experiencias económicas que había tenido que soportar, por culpa de terceros, añade: "Confiando en Dios supe afrontar con calma el desastre y Dios me ha salvado. Nunca perdí la fe y reconcentrado en mí mismo he vivido años de lucha, pero jamás se oscureció mi mente ni se amargó mi corazón. Ese ejemplo se los ofrezco para que en ninguna circunstancia de la vida desesperen de la Divina Providencia y de la fuerza que da la conciencia de su propia rectitud." En cuanto a la herencia material la concretó el 30 de septiembre de 1928, cuando previendo que el fin de sus días podía estar próximo hizo testamento de sus bienes, aunque la voluntad de Dios hizo que viviera muchos años más, por lo que fechada en San Isidro, el 21 de junio de 1945, agregó en tres carillas manuscritas de su puño y letra una ampliación testamentaria que los sanisidrenses podemos considerar como la herencia de don Horacio Beccar Varela al pueblo de San Isidro. Aquel documento dice en su parte pertinente: "Confirmando mi testamento ológrafo de fecha 30 de septiembre de 1928 (no lo tengo a la vista pero creo que ésta es la fecha) y ampliando vengo a disponer lo que estoy seguro aprobarían y quizá aprueben desde el Cielo mis inolvidables padres hermanos, está de acuerdo con mi íntimo sentir y desean mi esposa e hijos y la viuda e hijos de mi querido Adrián, que nació en San Isidro y tuvo para su pueblo cariño entrañable. Es mi voluntad que la casa quinta de San Isidro, en la calle Adrián Beccar Varela, lindando con Los Ombúes que en breve será mía exclusivamente por la división de condominio convenida con mi cuñada y sobrinos, con su jardín y barranca, quede en usufructo para mi esposa y mis hijos, a fin de que en la medida posible puedan disfrutarla todos, y que al fallecer el último de mis hijos se consolide el dominio en la Municipalidad de San Isidro, a la que lego la nuda propiedad de esa quinta, jardín y barranca, con la condición de que en ningún tiempo pueda ser vendida..."72 De acuerdo a lo dispuesto en su testamento ológrafo por el D. Horacio Beccar Varela, su esposa e hijos usufructuaron la quinta durante muchos años hasta que, Da. Elena Rosa Beccar Varela y D. Juan Carlos Beccar Varela, "únicos sobrevivientes con derecho al referido usufructo", resolvieron "anticipar la consolidación del dominio pleno de la quinta Los Ombúes en la Municipalidad de San Isidro"73. 22 Con tal motivo, el 10 de septiembre de 2005, Da. Elena Rosa Beccar Varela y D. Juan Carlos Beccar Varela y los señores Ignacio Beccar Varela y Héctor Beccar Varela, estos dos últimos "en nombre y representación de la Asociación Civil Dr. Cosme Beccar" concretaron legalmente la donación del inmueble a la Municipalidad de San Isidro, representada en dicho acto por el Intendente Municipal, Dr. Gustavo Posse y el Secretario de Gobierno Héctor Aníbal Prassel, disponiendo que "desde su apertura se denominará Museo, Biblioteca y Archivo Histórico de la Municipalidad de San Isidro, Doctor Horacio Beccar Varela, debiendo destinar también un sector a la Biblioteca Pedagógica Doctor Cosme Beccar"74. Consecuentemente, el Honorable Concejo Deliberante, con fecha 2 de noviembre de 2005, sancionó la siguiente Ordenanza, que dice textualmente: Ordenanza Nº 813275 Donaciones Quinta "Los Ombúes" Artículo 1º.- Acéptase el legado del Dr. Horacio Beccar Varela, formalizado mediante testamento ológrafo de fecha 21 de junio de 1945, protocolizado mediante Escritura 367, pasada por ante el Escribano Enrique Guido, de La Plata, y que fuera ordenada su inscripción en los autos caratulados "Beccar Varela, Horacio s/ Testamentaría", que tramitara por ante el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial Nº 3 del Departamento Judicial de La Plata, y mediante el cual se legara a esta Municipalidad el dominio del inmueble denominado Quinta "Los Ombúes", sita en la calle Adrián Beccar Varela 764, de esta Ciudad. Artículo 2º.- Acéptase la donación del usufructo que gozaban sobre el bien mencionado en el Artículo anterior, efectuado por los Sres. Juan Carlos y Elena Rosa Beccar Varela mediante Escritura Nº 627, de fecha 10 de Septiembre de 2005, pasada por ante la Escribana María Cristina Chiesa, con los cargos allí impuestos. Artículo 3º.- Impónese el nombre de "Dr. Horacio Beccar Varela" al Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal de San Isidro, el cual trasladará su sede al inmueble al que se hace referencia en el Artículo Primero. Artículo 4º.- Impónese el nombre del "Dr. Cosme Beccar" al paseo ubicado en la Barranca aledaña a la Quinta "Los Ombúes". Artículo 5º.- Recréase la Biblioteca Pedagógica "Dr. Cosme Beccar", la cual funcionará en dependencias de la Quinta "Los Ombúes". Artículo 6º.- Declárase de Interés Histórico-Cultural el inmueble del que trata la presente Ordenanza, debiendo el Departamento Ejecutivo, a través de las áreas competentes gestionar ante la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, la declaración del mismo como "Monumento Histórico Nacional"76. Artículo 7º.- El Departamento Ejecutivo llevará a cabo las diligencias necesarias a fin de cumplimentar con la manda del legado mencionado precedentemente, en lo que hace al funcionamiento en el bien hasta aquí referenciado del Consejo Escolar de San Isidro. 23 Artículo 8º.- Convalídase el Contrato celebrado con fecha 10 de septiembre de 2005 entre la Asociación Civil "Dr. Cosme Beccar" y el Departamento Ejecutivo Municipal, mediante el cual la primera entregó en comodato los muebles y enseres de los que da cuenta el mismo, a los efectos de su exposición en el Museo a instalarse en la Quinta "Los Ombúes". Artículo 9º.- Explicítese en nota complementaria el agradecimiento de la Comuna por tan loable gesto. Artículo 10º.- Comuníquese al Departamento Ejecutivo, etc. 13) MUSEO, BIBLIOTECA y ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL de SAN ISIDRO "Dr. HORACIO BECCAR VARELA". Como hemos expuesto anteriormente "Los Ombúes" pasó a formar parte del Patrimonio Municipal, el 10 de septiembre de 2005, por lo que a partir de esa fecha la Municipalidad de San Isidro dispuso la restauración general y puesta en valor de su edificio, manteniendo intacta la estructura original. Consecuentemente, se lo adecuó a las exigencias de su nuevo destino, "Museo, Biblioteca y Archivo Histórico", respetando los aspectos y características propias de su arquitectura, cuyos sectores más originales, o antiguos, conservan detalles de la carpintería, herrería y construcción propios de los siglos XVIII y XIX, lo que le confiere su gran valor patrimonial arquitectónico. Finalmente, concluidas las tareas de restauración y puesta en valor, el 16 de mayo de 2006, se llevó a cabo la inauguración del Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal de San Isidro "Dr. Horacio Beccar Varela", en un concurrido acto que contó con la presencia del Intendente Municipal, Dr. Gustavo Posse, funcionarios municipales, representantes eclesiásticos, de las Fuerzas Armadas, descendientes del ilustre donante y numeroso público en general. Durante el acto, el Señor Intendente Municipal manifestó que "esta donación fue pensada con muchísima grandeza por parte del doctor Horacio Beccar Varela, por lo que acordamos determinadas cláusulas para que el lugar no pueda ser utilizado para actos políticos, sino para que se preserve ese horizonte ligado a la educación, a la cultura, tal cual el deseo del donante", más adelante expresó para concluir que "más allá de cumplir una función fundamental en la cultura local, es una demostración de que los argentinos podemos hacer las cosas bien". Luego de las palabras pronunciadas por el Señor Intendente y el Director del Museo, el Señor Ignacio Beccar Varela, en su carácter de Presidente de la "Asociación Civil Cosme Beccar", recordó la determinación de su abuelo, el Dr. Horacio Beccar Varela, que hizo posible tan trascendente acontecimiento histórico-cultural, concluyendo su alocución parafraseando aquellas palabras del Dr. Adrián Beccar Varela, hermano del ilustre donante, cuando decía: "Felices los pueblos que tienen tradiciones. Felices los pueblos que tienen una historia como la de San Isidro, porque ellos, por la fuerza irresistible del ejemplo, tienen que conservar las reliquias legadas por sus antepasados; tienen que tomar esos hechos como derrotero fijo de su conducta, para dar nuevos días de gloria a la patria". 24 Inauguración del Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal de San Isidro "Dr. Horacio Beccar Varela", 16 de mayo de 2006. Cortando cintas el Intendente Municipal, Dr. Gustavo Posse; Ignacio Beccar Varela, Presidente de la Asociación Civil Dr. Cosme Beccar; Bernardo Lozier Almazán, Director del Museo. De tal manera quedó inaugurado el Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal de San Isidro "Dr. Horacio Beccar Varela", cuyo sector destinado a Museo, cuenta con seis salas en las que se exhiben testimonios del pasado sanisidrense. Dentro de su vasto patrimonio se destacan algunas piezas de singular valor museológico, por su antigüedad y significación histórica, como cuadros, mobiliario y objetos pertenecientes a próceres o personajes de destacada actuación en el ámbito local. Una de sus salas está dedicada a recordar a la familia Beccar Varela, exhibiendo cuadros, muebles, objetos y documentos pertenecientes a Florencio Varela, Cosme Beccar, María Varela, sus descendientes y particularmente a Horacio Beccar Varela, donante de la propiedad. La Biblioteca cuenta con más de 12.000 obras, ofreciendo al lector la más amplia bibliografía referida a la historia universal, nacional, provincial y de los municipios bonaerenses, con un sector especializado en el pasado sanisidrense. Dando cumplimiento al legado del Dr. Horacio Beccar Varela, la Municipalidad ha creado la Biblioteca Pedagógica "Dr. Cosme Beccar", puesta al servicio de los docentes o estudiantes de estas disciplinas de la enseñanza, dotándola de la más moderna bibliografía versada en dicha temática. El Archivo Histórico, contiene el acervo documental más antiguo de San Isidro, que data desde los albores del siglo XIX hasta nuestros días, proveniente de los repositorios municipales y colecciones de muy diversos archivos particulares. Sin duda –con este verdadero acontecimiento cultural– San Isidro ha incorporado un importante patrimonio, digno de su tan larga historia, que es y será orgullo de los sanisidrenses de hoy y del mañana. Fotografías: • • • • • • Abanico de nácar y encaje blanco. Jarrito de cerámica y peltre. Silla de estrado. Pertenecientes a María Sánchez de Thompson (Colección del Museo). Sombrilla Federal, perteneciente a Pascuala Beláustegui (1799 - 1872), esposa de Felipe Arana. Propietaria de esta quinta, la habitó entre los años 1867 y 1872. (Colección del Museo) Portón de acceso a los jardines desde la calle Adrián Beccar Varela 25 Notas: 1) Angelis, Pedro De. Fundación de Buenos Aires. Colección de Obras y Documentos. Editorial Plus Ultra, t. III, p.339. 2) Molina, Raúl A. Diccionario Biográfico de Buenos Aires 1580-1720. Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, 2.000. El autor de esta monumental obra registra a Pedro de la Torre como hijo legítimo de Diego de la Torre y Juana de Adoves "según su testamento del 29-3-1572". 3) Molina, Raúl A. Op.cit. p.736. 4) Luqui Lagleyze, Julio A. Apuntes sobre "Historia de San Isidro en el Pago de Monte Grande". San Isidro, 1987, p. 93. Alonso Díaz Ferreyra había contraído matrimonio con Mariana de Ayala, en la Catedral de Buenos Aires, el 5 de noviembre de 1659, siendo testigos de la ceremonia Agustín Gayoso y Juan Guerrero (Libro 3 de matr., f.11 vto.) Cfr. Jauregui Rueda, Carlos. Matrimonios de la Catedral de Buenos Aires 1656-1760. Cfr. Molina, Raúl A. Op.cit., p. 204. 5) Gonzalo de Zárate, era h.l. de don Cristóbal de Zárate y doña Lorenza de Abreu y había contraído matrimonio en la Catedral de Bs. As., el 5-5-1681, con doña Ana de Sayas, h.l. de don Pedro de Sayas y Medrano y doña Francisca Cordovés y Reyes Bermúdez. Testigos: el Cap. Manuel Ferreira, Diego Ferreira y doña Isabel de Pasos. Con descendencia en San Isidro. Cfr. Jauregui Rueda, Carlos. Matrimonios de la Catedral de Buenos Aires 1656-1760. Cfr. Molina, Raúl A. Los Cordovés. Revista del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas, Nº 14, 1965, p. 106. Cfr. Molina, Raúl A. Diccionario Biográfico, op. cit. p.794. Cfr. Lozier Almazán, Bernardo. Reseña Histórica del Partido de San Isidro. Editorial Las Lomas. Costa Norte, San Isidro, 1986, p.50. Cfr. Lozier Almazán, Bernardo. Domingo de Acassuso en el 340 aniversario de su nacimiento 1658-1998. Carta Abierta, San Isidro, 1998, p.37. 6) Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal de San Isidro "Dr. Horacio Beccar Varela" (en adelante MBAHMSI): Escritura de Venta de una chacra de Gonzalo de Zárate a Domingo de Acassuso. San Isidro, Carpeta Nº 19. 7) Actis, Francisco C. Historia de la Parroquia de San Isidro y su Santo Patrono. San Isidro, 1930, p. 56. Lozier Almazán, Bernardo P. Reseña Histórica del Partido de San Isidro. San Isidro, 1986, p.50. 8) Nacido en la villa de Rota, en Andalucía, h.l. de Diego López y Francisca Sánchez. Testó el 5-5-1770. Registro Nº 4, 1770/1771, f.82 vto. Cfr. Fernández de Burzaco, Hugo. Op. cit. t. IV, p. 159. En el Libro 1º de Bautismos de la Parroquia de San Isidro, f.6, partida Nº 41, se registró el 18 de mayo de 1732 el bautismo de Diego López, h.l. del Capitán Juan López y Da. Francisca Rojas. Fueron sus padrinos el Capitán don José López y doña Gracia Díaz. 9) Si bien contrajo matrimonio en la capilla de San Isidro, su partida matrimonial está registrada en la Iglesia Catedral de Bs.As. Libro 4º, f. 251. Cfr. Jáuregui Rueda, Carlos. Matrimonios de la Catedral de Buenos Aires 1656-1760. Fuentes Históricas y Genealógicas. Bs.As. 1987. 10) Hija legítima de Juan de Rojas y Acevedo y de Isabel Castaño de Alva. Francisca de Rojas y Acevedo testó el 21-8-1787. Registro Nº 3, 1785/1787, fol. 489, vto. 26 Cfr. Fernández de Burzaco, Hugo. Op. cit. t. IV, p. 159. 11) A.G.N. Registro Nº 4. Escribano Martín de Rocha, f. 83 vto. 12) A.G.N. Registro Nº 3. Escribano Francisco Xavier Conget, f. 97, 98 y 99. 13) Archivo Histórico de la Prov. de Bs.As. C.5-A.1-L.13-Nº 13. 14) A.G.N. Documentos para la Historia Argentina. Padrones de las ciudades y campaña de Buenos Aires y Montevideo. (1778-1810), t. XII, Bs.As., 1958. 15) Es oportuno mencionar que el Pbro. Juan Antonio Delgado, albacea de D. José de Olivares y Garaigorta, era sobrino carnal de D. Cecilio Sánchez de Velazco, comprador de la chacra, por ser hijo legítimo del Capitán Sebastián Delgado Cordovés (n.6-11-1698; IV.205) y de Da. Catalina Sánchez de Velazco, vecinos de San Isidro y hermana de D. Cecilio Sánchez de Velazco. A su vez, el Cap. Sebastián Delgado era hijo legítimo de D. Sebastián Delgado, primero de este linaje en arribar al río de La Plata en 1681, enganchado de soldado para la leva de Tomás Miluti. En Buenos Aires, como tantos otros, logró una destacada posición social, desempeñando los honrosos cargos de Regidor Perpetuo del Cabildo; Mayordomo del mismo entre los años 1703 y 1705; Mayordomo de la Cofradía del Santo Entierro de Cristo; Alcalde provincial de la Santa Hermandad; Contador interino de la Real Hacienda en los años 1713 y 1714. Testó el 29-4-1734 (Ts. II, 1733/4, f.25). Había casado, el 19-8-1689 (III, f.165 vto.), con Da. Antonia Cordovés Hurtado, hija legítima de Miguel Cordovés y Bermúdez y María Hurtado de Mendoza, quien testo el 25-10-1712. Cfr. Fernández de Burzaco, Hugo. Op. cit. t. II, p.p. 158 y 212. 16) Sáenz Quesada, María. Mariquita Sánchez. Vida política y sentimental. Editorial Sudamericana, 1995, p.21. 17) Jauregui Rueda, Carlos. Matrimonios de la Catedral de Buenos Aires 1747-1823. Fuentes Históricas y Genealógicas Argentinas, p.71, número 4554. La partida matrimonial está registrada en el libro 5º, f. 301. 18) Don Manuel del Arco, natural de la Villa de Viguera, en la Rioja (España), era h.l. de don Diego del Arco y Catalina de Soldevilla. Contrajo matrimonio en la Catedral de Buenos Aires, el 12 de abril de 1757 (Libro 4º de matrimonios, f.549) con Da. Magdalena Trillo, natural de Buenos Aires, h.l. de Dn. Domingo Trillo y de Da. Micaela Cárdenas. Testigos fueron Da. Micaela de Cárdenas, el Maestro Dn. Nicolás Ambrosio de Saravia y Dn Bartolomé Jacinto de Quiroga. Don Manuel del Arco testó el 1 de junio de 1768 ante el escribano Francisco Javier Conget (H.G.N. Registro Nº 3, año 1768, f. 146). Cfr. Jauregui Rueda, Carlos. Matrimonios de la Catedral de Buenos Aires 1656-1760. Fuentes Históricas y Genealógicas Argentina, p.243, número 3307. Cfr. Fernández de Burzaco, Hugo. Op. cit. t. I, p.141. 19) Francisco Javier del Arco y Soldevilla, Marqués del Arco Hermoso, título concedido por Real Despacho del 27 de enero de 1757, con Vizcondado previo de Villarejo. Cfr. Atienza, Julio de, Barón de Cobos de Belchite. Nobiliario Español. Aguilar, 1959, p. 801. Cfr. Alcocer Martínez, Mariano. Títulos de Castilla. Archivo de Simancas. (1942), p.11. 20) Maeder, Ernesto, J.A. Nómina de gobernantes civiles y eclesiásticos de la Argentina durante la época española (1500-1810). Instituto de Historia. Facultad de Humanidades. 21) Sáenz Quesada, María. Op. cit. p.23. 27 22) A.G.N. Registro Nº 4, año 1784. Escribano Martín de Rocha, f. 69. 23) Zavalía Lagos, Jorge A. Mariquita Sánchez y su tiempo. Plus Ultra, Buenos Aires, 1986, p.43. 24) Según sostiene Jorge A. Zavalía Lagos, en su ya citada obra Mariquita Sánchez y su tiempo, el Capitán Diego del Arco era "hermano del Marqués del Arco Hermoso", por lo que, sería hermano de Manuel del Arco, el primer esposo de Magdalena Trillo. Ver notas 18 y 19. 25) Libro 6º de Matrimonios de la Catedral de Buenos Aires, f. 456. La partida matrimonial atestigua que el 29 de junio de 1805, dispensado el impedimento de consanguinidad en tercer grado, contrajeron matrimonio Dn Martín Jacobo Thompson , Alférez de Fragata de la Real Armada, hijo legítimo de Dn Pablo Thompson y de Da. Tiburcia López, con Da. María Josefa de los Santos Sánchez, hija legítima de Dn Cecilio Sánchez de Velasco y de Da. María Magdalena Trillo. Fueron testigos: Da. María Magdalena Trillo y Dn Felipe Trillo. Cfr. Jauregui Rueda, Carlos. Matrimonios de la Catedral de Buenos Aires 1747-1823. Fuentes Históricas y Genealógicas Argentinas, 1989, p. 317, número 6579. Algunos autores sostienen que la ceremonia se llevó a cabo en la iglesia de La Merced, cuando en realidad se celebró en la Catedral de Buenos Aires, según lo testimonia el Libro de Matrimonios mencionado. El error surge debido a que dicho libro actualmente se custodia en la iglesia de La Merced, originando dicha confusión. 26) Sus restos fueron sepultados en la iglesia de La Merced a la izquierda del altar mayor, al pie del altar de San Ramón Nonato. Cfr. Sáenz Quesada, María. Op. cit. p.65, nota Nº 6 27) Según disposición testamentaria dada el 11 de mayo de 1812. En dicho testamento también disponía la libertad del Negro Pedro, capataz de la chacra en San Isidro, al mulato Manuel y al Negro José, sus peones. Cfr. Sáenz Quesada, María. Op. cit. p. 65, nota Nº 6. 28) Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires. La Plata. Listado de chacras del Pago de la Costa efectuada por el Coronel Pedro Andrés García, en 1813. Cajón 11, Carpeta 28. Recopilación realizada por D. Hernán Carlos Lux-Wurm y publicada en Documentos eclesiásticos y civiles de San Isidro siglos XVIII y XIX. Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas (2001). Fuentes Documentales, Volúmen III, p. 477. 29) González Lonzieme, Enrique. Martín Jacobo Thompson. Ensayo para la biografía de un marino criollo. Buenos Aires, 1969, p.107. 30) Cartas de Mariquita Sánchez. Peuser, Bs.As., 1952, p. 313. Cfr. Hanon, Maxine. Buenos Aires desde Las Quintas de Retiro a Recoleta (1580-1890). Editorial Jaguel (2000), p.163. 31) Sáenz Quesada, María. Op. cit. p.79. 32) Hanon, Maxine. Op. cit. p. 163. Cfr. A.G.N. Registro Nº 2, año 1822, f. 1. 33) Hanon, Maxine. Op. cit. p. 164. Cfr. A.G.N. Registro Nº 6, año 1826, f. 306 vto. 34) Sáenz Quesada, María. Op. cit. p.107. 35) A.G.N. Registro Nº 6, año 1829. Escribano Marcos Leonardo Agrelo, f. 453. 28 36) Lamentablemente, hasta la fecha, el mencionado plano trazado por Próspero Catelín no se ha podido hallar por lo que nos ha privado de constatar las dimensiones de la chacra comprada por Rosa de Azcuénaga. 37) Zavalía Lagos, Jorge A. Op. cit. p. 261. 38) La casa de la calle Florida fue rematada el 13 de agosto de 1869, por los rematadores Balbín y Plowes. La misma fue subdividida para su subasta en cuatro lotes. El lote 1, casa principal, calle Florida Nº 123 ( luego 271), de 20 varas de frente por 94 de fondo. Comprador: Félix Pico, en 1.780.000 pesos moneda corriente. Lote 2, 13 por 35 varas, números 125 y 127 de Florida. Comprador: Félix Pico, en 590.000 pesos moneda corriente. Lote 3, la esquina, 20 varas por Florida y 35 por Cuyo. Comprador: José Magdalena, en 1.240.000 pesos moneda corriente. Lote 4, calle Cuyo Nº 100, 9 varas de frente por 33 de fondo. Comprador: F. Cavireau, en 345.000 pesos moneda corriente. El total de la venta alcanzó la cantidad de 3.855.000 pesos de aquella moneda. 39) Mujica Lainez, Manuel. Mariquita Mendeville. Diario La Nación, 23-10-1968. Artículo publicado con motivo del centenario de su muerte. 40) MBAHMSI. Extracto de los títulos de un terreno pertenecientes a los herederos de Dña. María Sánchez de Mendeville en el Partido de San Isidro. (1870), f. 2 vto. y 3. 41) A.G.N. Registro Nº 4, año 1824. Escribano Manuel de Llames. Foja Nº 289. Escritura del 18 de octubre de 1824: "Venta de Casa Juan Nonell a Juan Fernández Molina". Dicha venta se llevó a cabo "en la suma y cuantía de dos mil setecientos cincuenta pesos...". Respecto a la mensura de dicha propiedad el Escribano actuante manifiesta que "su extensión de frente y fondo no está medida, pero se debe entender en su terreno todo lo que se halla bajo del cerco de pared que mantiene y cualquiera otra porción que le corresponda en el frente al Río con el que linda por el Este, y por el Norte con la casa de Da. María Sánchez, por el Oeste con los Sres. de Irigoyen y por el Sur con Dn. Pascual Gaetan..." Cfr. MBAHMSI. "Colección de Apuntes Ingº César Greslebin". Los propietarios: Juan Nonell, propietario desde 1814 a 1824 de la quinta "Los Naranjos". Nacido en la villa de Mataró, Cataluña hijo de José Nonell y Josefa Castellas. Intervino en la Reconquista y Defensa de Buenos Aires en 1806 y 1807, integrando con el grado de Capitán el Cuerpo de Arribeños. Fuerte hacendado en la Prov. de Bs.As. fue propietario de un extenso campo en la localidad de Dolores. También adquirió en la misma localidad otro campo de tres leguas cuadradas, que fuera de Ramón Lara. Había contraído matrimonio con Dolores Montaner y Escobar, de cuya unión nació Teresa Nonell y Montaner que casó con Jacobo Parravicini, Cónsul general del Imperio Austro-hungaro en Buenos Aires, abuelos del famoso actor teatral y "play boy" porteño, Florencio Parravicini. Juan Fernández de Molina. Comprador de la quinta "Los Naranjos", en 1824. Primero de esta familia llegado al Río de la Plata en 1799. Tuvo distinguida actuación durante la Reconquita y Defensa de Buenos Aires en 1806 y 1807, como Ayudante de Capitán del Regimiento de Vizcaínos. Concurrente al Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, se pronunció a favor del Virrey, por lo que fue desterrado al interior. Años después regresó a Buenos Aires deponiendo su oposición a la causa de Mayo y, a partir de 1813, suprimió su primer apellido "Fernández" y el "de", para adecuarse a los nuevos vientos liberales. Falleció en Buenos Aires el 31 de agosto de 1841. Había contraído matrimonio con Da. María Ramona González de Noriega. Luego de la muerte de Juan Fernández de Molina (o Juan Molina) la propiedad pasó a manos de sus herederos quienes, el 11 de junio de 1866, la vendieron por valor de 145.000 pesos moneda corriente a Da. Pastora Cárdenas de Gramajo, "con la venia de su esposo Uladislao Gramajo" mediante escritura signada ante el Escribano José Victoriano Cabral (A.G.N. Registro Nº 1, f. 479 y siguientes). 29 Uladislao Gramajo. Nació en 1828 en Corrientes. Contrajo matrimonio el 9/8/1859 con Pastora Cárdenas (La Merced. Lib.de matr. 1859, f.75), hija de Jacinto Cárdenas y Pastora Solá. Da. Pastora Cárdenas de Gramajo falleció el 19/3/1888 y su marido Uladislao Gramajo el 7/9/1894, en su propiedad de la calle Piedad 1094, de Buenos Aires. Su hijo Arturo Gramajo (Intendente de Buenos Aires del 23/2/1915 al 14/11/1916) inicia ambas sucesiones en 1894, como administrador de sus cinco hermanos: Jacinto, Uladislao, Delia, María y Pastora. La sucesión comprende 20 propiedades, tres de ellas en San Isidro: La quinta "Los Naranjos", un terreno en la calle Martín y Omar y otro en la calle Belgrano. También incluye una casa de comercio en Buenos Aires y otra en Asunción del Paraguay, más un campo de 24.000 hectáreas en Paraguay. (A.G.N. Sucesiones, Legajo Nº 6246). Cfr. MBAHMSI. "Colección de Apuntes Ingº César Greslebin". Conclusión: La propiedad, conocida como quinta "Los Naranjos", perteneció a Juan Nonell desde el 23/12/1814 hasta el 18/10/1824, fecha en que la compra Juan Fernández de Molina, cuya familia la conservó en su poder durante 42 años, cuando el 11/6/1866 sus sucesores la vende a Pastora Cárdenas de Gramajo. Posteriormente, en el año 1945, la propiedad pasó a manos de Horacio Ledesma, casado con Mercedes Hoevel, hasta que su hija, Mercedes Ledesma Hoevel, esposa de Carlos Ochoa Escalada, la venden en 1977 a Manuel Acevedo Anchorena, siendo desde 1984 propiedad de la flia. Lebensohn. 42) Casados en la Catedral de Buenos Aires el 13-6-1781. Libro 6º de Matrimonios, f.182. Cfr. Jauregui Rueda, Carlos. Matrimonios de la Catedral de Buenos Aires. 1747-1823. Op.cit. 43) Nacido en Buenos Aires el 4-10-1792 (La Merced, libro 17 de baut. f.95). Cfr. Makintach Calaza, Tomás. Memorial Genealógico, Histórico y Heráldico de la Casa de Azcuénaga. Revista Genealogía Nº 17, p.154. Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas, Bs.As. 1977. 44) D´Aloia Criado, Walter. Anita de Azcuénaga. La primera Virreina criolla. Editorial Armerías (2003). El autor ha realizado una magnífica y exhaustiva biografía de este personaje y de sus entronques genealógicos, difícil de superar. 45) Iglesia de San Ignacio. Libro 3 de defunciones, f. 133. 46) A.G.N. Registro Nº 6, año 1861. Escribano Marcos Leonardo Agrelo, tomo 969, f. 278 a 279. 47) Archivo de la Parroquia de San Isidro. Nacido el 1º de noviembre de 1818, fue bautizado el 3 del mismo mes, con los nombres de Francisco de los Santos. Hijo legítimo de Dn. Francisco Santa Coloma y Da. Rosa Azcuénaga. Padrinos: D. Domingo Azcuénaga y Da. Clara Núñez. Firma el acta el Pbro. Cyrilo Estanislao Garay. Libro 7 de baut. f. 22. 48) A.G.N. Registro Nº 1, año 1867, Escribano José Victoriano Cabral, t. 76, f. 176 a 177 y vto. 49) La Merced, libro 19 de baut., f. 89. Cfr. Pérez Calvo, Lucio Ricardo. Los Beláustegui. Revista de la Junta Sabatina de Especialidades Históricas, Nº 2, Bs.As. 1999. 50) Pérez Calvo, Lucio Ricardo. Idem. 51) Pérez Calvo, Lucio Ricardo. Idem. Cfr. Sosa de Newton, Lily. Diccionario Biográfico de Mujeres Argentinas. Bs.As. l972, p.39. 30 52) Pérez Calvo, Lucio Ricardo. Op. cit. La Merced, libro 10 de matrimonios, f. 21. Según Carlos Jáuregui Rueda, en su obra Matrimonios de la Catedral de Buenos Aires, op. cit. partida Nº 7331, este registro sacramental fue quemado en los incendios de 1955, conservándose la mención al margen de la partida. 53) Pérez Calvo, Lucio Ricardo. Op. cit. Según lo refiere este autor, Felipe Benicio de Arana fue bautizado el 24 de agosto de 1786 en La Merced (Libro 16, f.111, vto.) Hijo del vizcaíno D. José Joaquín de Arana y Goyri y Da. María de las Mercedes de Andonaegui y Herrera Sotomayor. 54) Chávez, Fermín. Iconografía de Rosas y de la Federación. Editorial Oriente, Bs.As. 1970, t. II, p.205. 55) A.G.N. Registro Nº 10, año 1873, Escribano José Fernández, t.1, libro.1155. La otorgante también incluyó a sus nietos huérfanos de padre y madre, habidos por su hija María Mercedes Bibiana del Socorro Arana Beláustegui esposo del célebre Dr. José Roque Pérez. 56) Idem. Folio 747, t. 2, libro 1156. La mencionada disposición testamentaria quedó registrada en la cláusula décima cuarta. 57) Idem. Folios 373vto. a 376, t. 1, libro 1155. 58) El apellido original fue modificado por Eduardo Lahitte, quien obtuvo sanción oficial de la ley argentina. 59) A.G.N. Sucesiones. Legajo Nº 6596. 60) Idem. Legajo Nº 6596. Tasación de Bienes Raíces. Tasación de la Casa-Quinta en San Isidro. 61) Idem. Legajo Nº 6596, f. 166. 62) Parr. de San Nicolás de Bari. Libro 13 de baut. f. 21. Cfr. Pérez Calvo, Lucio Ricardo. Genealogías Argentinas, año 2000, t.1, p.115. 63) Idem. El autor, Lucio R. Pérez Calvo, ha publicado en la obra mencionada precedentemente una exhaustiva y bien documentada genealogía de esta familia, a la cual podemos recurrir para mayor abundamiento. 64) Costa, Julio A. Hojas de mi diario. Daguerrotipos. Cabaut y Cia. Buenos Aires, 1929, p.64. Cfr. Beccar Varela, Adrián. San Isidro. Reseña Histórica. Bs.As. 1906. El autor de esta obra, todavía de obligada consulta para los estudiosos del pasado sanisidrense, traza una acabada semblanza de su padre, el Dr. Cosme Beccar. 65) Parroquia de San Miguel. Libro de matr. 1864, f. 84. 66) Registro Civil de Bs.As. Libro de Actas de Defunciones, t.1º, f.212. 67) Costa, Julio A. Op. cit. p.71. 68) A.G.N. Sucesiones. Legajo Nº 4214. 69) Parroquia de La Merced. Libro de baut.44, f.436. Cfr. Pérez Calvo, Lucio Ricardo. Genealogías Argentinas, año 2000, t.1, p.118. 70) H.C.D. Diario de Sesiones. Sesión ordinaria del 7 de junio de 1949. 71) Idem. 31 72) MBAHMSI. Biblioteca. Sección San Isidro. Quinta Beccar Varela. Ref.Nº 8951 73) MBAHMSI. Registro Nº56, Escribana María Cristina Chiesa. Escritura Nº 627: "Donación de Usufructo Vitalicio con Cargo". "Juan Carlos Beccar Varela y otra a favor de la Municipalidad de San Isidro". Folio 21 vto. 74) Idem. fol. 22 vto. 75) H.C.D. Ordenanza Nº 8132 (Expte. Nº 10120-G-2005. Sancionada el 3/11/2005. Por Ordenanza Nº 8159, sancionada el 22/12/2005, se modificó la Ordenanza Nº 8132, rectificando en su artículo 1º la numeración domiciliaria 764 incorrecta, por la correcta 774. También se modificó el artículo 4º, quedando como sigue: "Impónese el nombre de "Dr. Cosme Beccar" al paseo ubicado en los Jardines de la Quinta "Los Ombúes". 76) Con fecha 6/6/2006, la Municipalidad de San Isidro concretó la presentación, ante la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, de los antecedentes requeridos para obtener el reconocimiento como Monumento Histórico Nacional. 32