Carlos Humberto Cascante Segura. Libro. Canciller en 1863-1868

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Serie Yvonne Clays N° 13
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Cascante Segura Carlos Humberto, 1977 Julián Volio Llorente: el Canciller / Carlos Humberto
Cascante Segura. __ San José, CR: MREC, Instituto Manuel
María de Peralta, 2013.
94 p. : 21x14 cm. __ (Serie Yvonne Clays, no. 13)
ISBN 978-9977-76-020-9
1. BIOGRAFÍAS. 2. COSTA RICA. 3. HISTORIA. 4.
CANCILLERES. 5. VOLIO LLORENTE JULIÁN. I.
Título. II. Serie.
Edición aprobada por el Instituto del Servicio Exterior Manuel María de Peralta.
Primera Edición: julio 2013.
Revisión de pruebas: Carlos Humberto Cascante Segura, Jorge Francisco Sáenz Carbonell y Luis
Fernando Ceciliano Piedra.
Fotografía de la portada: http://www.tiquicia.org/cancilleres/canci.asp?ID=7 .
Edición: Charles S. Hernández Viale.
Diseño y diagramación: Imprenta Nacional.
Preimpresión: Imprenta Nacional.
Impresión: Imprenta Nacional.
Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, Instituto del Servicio Exterior Manuel María de
Peralta, San José, Costa Rica. Avenida 7-9, Calle 11-13, San José. Teléfono (506) 2539-5487.
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Impreso en Costa Rica.
Reservados todos los derechos.
Prohibida la reproducción, no autorizada por cualquier medio, mecánico o electrónico, del
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El texto es propiedad exclusiva del autor y no debe ser reproducido sin su autorización. Asimismo,
no constituye un documento oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, por lo cual
las opiniones expresadas en él son de exclusiva responsabilidad del autor.
Julián Volio Llorente
(1827-1889)
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Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
Lazos familiares y primeros años . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
Una carrera política inevitable: facciones y conflictos en la
Costa Rica de mediados del siglo XIX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
Un panorama conflictivo, la Centroamérica de Rafael Carrera y
Gerardo Barrios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Julián Volio Llorente en la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Un acercamiento a la visión internacional de Costa Rica e
n el mundo de los grandes imperios. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
La guerra centroamericana y la delicada neutralidad costarricense . . . . 29
El asilo al general Barrios, entre las percepciones internas
y las visiones sobre Centroamérica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
Los diferendos limítrofes con Nicaragua durante la gestión de
Volio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
Los asuntos limítrofes con Colombia: negociaciones diplomáticas
entre sociedades masónicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
El servicio exterior . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
Las complicaciones de la segunda candidatura y los años posteriores
a la Cancillería . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
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VII
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“La humanidad no es un regimiento
que marche á toque de tambor: la
componen hombres que fácilmente se
precipitan á lo desconocido, y otros que
retardan el movimiento, con lo que se
restablece el equilibrio.
Si solamente existiese en el organismo
social el último de estos factores, la
sociedad perecería por estancamiento;
y si sólo existiese el primero, iría de
tumbo en tumbo hasta romperse.
De la misma manera que una nave
necesita velas que la impulsen y lastre
que regularice el movimiento, de la
misma manera la sociedad está sujeta
al sistema de compensación (sic).”
Julián Volio Llorente
18871
En 1961, la Asamblea Legislativa de Costa Rica honraba a Julián
Volio Llorente asignándole el título de benemérito de la Patria. En
general, se reconocía su aporte a la educación pública, dado que
fue su proyecto de ley, elaborado durante el segundo gobierno del
doctor José María Castro Madriz, el que ordenaba la extensión de
la instrucción pública para convertirla en una obligación para los
1
Volio Llorente, Julián, Morazán, en Costa Rica y Morazán, Imprenta de San José, San
José, 1887, pp. 25-26.
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ciudadanos, pero costeada por el Estado. Principio que pasó a ser
constitucional en el segundo gobierno de Jesús Jiménez Zamora.
Sobre Volio Llorente se han escrito una gran cantidad de
semblanzas y anecdotarios2, asimismo, muchos textos de historia
general de Costa Rica recogen momentos importantes de su vida,
en especial durante su labor en la década de 1860.3 Ha guardado
en estos trabajos especial relevancia un detalle de su labor como
secretario de Relaciones Exteriores:, la defensa del asilo al general
y ex presidente de El Salvador Gerardo Barrios Espinoza. Sin
que este detalle supere la preeminencia que se ha brindado a su
participación en las luchas políticas y su labor en la cartera de
Instrucción Pública y Hacienda.
A diferencia de dichos trabajos, este texto se dirige primordialmente
a analizar la participación de Volio Llorente en las relaciones
exteriores del Estado costarricense. Por tal motivo, no se analiza
con detenimiento el pensamiento y actuaciones del influyente
político en otros temas relevantes en los cuales participó, tales
como la materia financiera y la reorganización jurídica de la
década de 1870. No obstante, tangencialmente, se retoman dichos
temas cuando sea necesario para comprender ciertos giros de la
vida política de Volio vinculadas con su labor diplomática.
En esta investigación, se ha realizado un esfuerzo consciente
por establecer una relación entre las estructuras sociales y la
labor de Volio, lo cual constituye el reto más dif ícil del el género
biográfico: equilibrar, en su justa medida, el ejercicio del individuo
en las estructuras que lo rodean.4 Con tal fin, la obra se encuentra
estructurada en diez apartados. Los primeros dos dedicados a
contextualizar el arribo de Julián Volio a la política nacional, así
como el peso que en este proceso tuvieron sus relaciones familiares
2
Ver por ejemplo Rodríguez Volio, Ana, Síntesis de la vida y la obra del licenciado
Julián Volio Llorente, documento inédito, San José, 1975. Este documento hace una síntesis de
muchos documentos periodísticos de la vida de Volio. En el mismo estilo, Oconitrillo García,
Eduardo, Los grandes perdedores: semblanza de dieciocho políticos costarricenses, San José,
Editorial Costa Rica, 2000.
3
Ver, por ejemplo, Fallas Santana, Carmen María, El Estado nacional: institucionalización
de la autoridad y centralización del poder 1849-1870, en Botey, Ana (compiladora), Costa
Rica: estado, economía, sociedad y cultura. Desde las sociedades autóctonas hasta 1914, San
José, Editorial Universidad de Costa Rica, 1999.
4
Sobre los problemas historiográficos presentes al hacer una investigación biográfica
ver Carreras Panchón, Antonio, La biograf ía como objeto de investigación en el ámbito
universitario. Reflexiones de un retorno, en Revista Asclepio, Vol. LVII, N° 1, 2005, pp. 125-133.
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y sociales. Los siguientes siete se encuentran dirigidos a revisar
los procesos de mayor relevancia acaecidos durante la labor de
Volio, primero como agente diplomático, y, posteriormente,
como secretario de Relaciones Exteriores. El último acápite, muy
sucintamente, describe los pasos de Volio tras dejar sus cargos
luego de su fracaso en la elección presidencial de 1868. Debe
señalarse, que se tomó la decisión de analizar el periodo de Volio
como un espacio de seis años y no como dos administraciones
distintas. En esta decisión pesaron dos factores: la continuidad
que Volio mantuvo en los gobiernos de Jiménez Zamora y Castro
Madriz, así como la necesidad de valorar ciertos asuntos de la
política exterior de ese periodo sin un corte artificial producido
por el cambio de gobierno.
Sin dejar de lado la importancia de ciertos detalles históricos ya
conocidos, se consideró importante abordar ciertos temas desde
el concepto de construcción de identidad. Sin lugar a dudas, la
política exterior conforma una de esas facetas fundamentales para
formación de discursos identitarios, no obstante, este tema no ha
sido abordado con la profundidad del caso en la historiograf ía
nacional. Desde esta perspectiva los discursos relativos a la
situación política centroamericana y en especial el caso del asilo
al general Gerardo Barrios abren espacio a una nueva lectura e
interpretación de los actos de las élites costarricenses. Asimismo,
para enmarcar la política exterior del periodo se tomaron los
elementos clave de la política interna y la política centroamericana
durante la década de 1860. La cual, sin duda, se puede valorar
como uno de los más interesantes periodos de la formación del
Estado costarricense.
Deseo, finalmente, agradecer al profesor Jorge Francisco Sáenz
Carbonell, director del Instituto del Servicio Exterior e impulsor
del proyecto de biograf ías de ex cancilleres, así como a su equipo
de trabajo, por la oportunidad de publicar este texto.
Carlos Humberto Cascante Segura
5 de marzo de 2013
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Resulta común escuchar que las personas son el producto
de sus circunstancias familiares. En la Costa Rica del siglo
XIX tal apreciación constituía un hecho tangible en la arena
política. Así, las lealtades y rencillas familiares se encontraban
complementariamente ligadas con los negocios públicos, pese
a existir una cierta unidad basada en la necesidad de expansión
del comercio del café.5 En dicho panorama, las afrentas entre
familias se arrastraban inexorablemente a los vaivenes políticos,
de forma que la cuna y el matrimonio influían profundamente
en las ubicaciones que dentro de la política seguían las personas
llamadas, la mayoría de las veces, en virtud de los antecedentes
mencionados, a ocupar los cargos más relevantes dentro del
naciente Estado.
La vida de Julián Volio Llorente no escapó a esa realidad. Esta
estuvo condicionada por los entronques políticos de sus
progenitores, especialmente por su línea materna, y por sus
propias decisiones. Nacido en Cartago, el 17 de febrero de 1827,
fueron sus padres José María Volio y Zamora y Juana Llorente y
Lafuente. Su familia estuvo compuesta además por sus hermanos
Carlos, Casimira y María de los Dolores.6 Su padre José María
Volio fue la primera generación de su estirpe nacida en el país.
Único hijo sobreviviente de un inmigrante italiano, heredó a la
muerte de este todas las propiedades y bienes, que consistían en
fincas en Cartago y Nicoya, así como un significativo negocio
5
Fallas Santana, El Estado nacional: institucionalización de la autoridad y centralización
del poder 1849-1870, pp. 239-240.
6
Ver página electrónica Rodovid, en dirección electrónica http://es.rodovid.org/wk/
Persona:642080. Revisada 13 de diciembre de 2012.
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ganadero.7 Por otra parte, su madre fue hermana de Anselmo
Llorente y Lafuente, no solo primer obispo de Costa Rica, sino
una de las figuras más controversiales durante las conflictivas
décadas de 1850 y 1860.8
La niñez de Volio transcurrió durante una década especialmente
convulsa. En esta, las élites políticas experimentaban la indecisión
de pertenecer, o no, a los fracasados proyectos de Federación
Centroamericana. Además, eran los actores de las divergencias
entre los intentos de consolidación de un poder centralizado,
representado por la mano firme del jefe de Estado, Braulio
Carrillo; y los esfuerzos por mantener la autonomía de las altas
familias cartaginesas, heredianas y alajuelenses. Este último
conflicto concluyó con la denominada “Guerra de la Liga”, entre
setiembre y octubre de 1835, que permitió a Carrillo, gracias a un
triunfo militar aplastante, continuar con una serie de reformas
para consolidar un Estado independiente, lo que le brindó una
relativa estabilidad al país.9
Pocos años después de esos eventos, en 1839, al amparo de las
posibilidades económicas de su familia materna, el joven Volio
viajó a Guatemala, con el fin de continuar sus estudios. En dicho
país se encontraban su tío Anselmo Llorente y Lafuente, así como
tres miembros de la familia Llorente que habían seguido uno la
vida clerical y los dos restantes la vida monacal.10 Durante esos
años, la sociedad guatemalteca retornaba a la estabilidad tras los
duros enfrentamientos producto de la disolución de la Federación
Centroamericana, así como las disputas entre los denominados
partidos liberal y conservador.
Más allá de la división maniquea entre liberalismo y
conservadurismo que se extendió en los estudios iniciales
sobre este periodo, Centroamérica vivía duros enfrentamientos
intraclase. En tal sentido, la élite consolidada durante la colonia
enfrentaba a nuevos miembros en ascenso, lo que tenía como
7
Bariatti, Rita, La inmigración italiana en Costa Rica, en Revista Acta Académica,
Universidad Autónoma de Centroamérica, N° 22, pp. 109-114, mayo, 1998. En dirección
electrónica http://www.prolades.com/cra/regions/cam/cri/italiana-2.htm. Revisada el 16 de
diciembre de 2012.
8
Una biograf ía de Anselmo Llorente y la Fuente en Sanabria Martínez, Víctor Manuel,
Anselmo Llorente y la Fuente, primer obispo de Costa Rica: apuntamientos históricos, Editorial
Costa Rica, Segunda edición, 1972.
9
Obregón Quesada, Clotilde, Carrillo: una época un hombre 1835-1842, EUNED, 1989.
10
Montúfar, Lorenzo, Memorias autobiográficas, Tipograf ía Nacional, 1898, p. 293.
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reflejo las encarnizadas luchas entre ciudades y gobiernos.11
Bajo este panorama, desde 1840, había asumido el poder en
Guatemala el general Rafael Carrera y Turcios. Carrera había
establecido nuevamente la preeminencia del partido conservador
guatemalteco y expulsado al ex presidente de la República Federal
Francisco Morazán Quesada, para lo cual obtuvo el apoyo de
la poderosa jerarquía eclesiástica de ese país y la gran mayoría
de la población indígena, ligadas, respectivamente, por la
protección que Carrera prometió a los derechos de la iglesia y las
comunidades indígenas.
Muchos años más tarde, en un debate sobre la decisión de dar
nombre al actual Parque Morazán12, Volio recordaba algunos de
los acontecimientos acaecidos durante esos meses:
“Solamente que sea cierto que la más
gloriosa batalla es la que se consigue con
una carrera á tiempo, estaré dispuesto
a admirar el genio y valor heroico de
Morazán, porque la dió el 19 de marzo de
1840, desde la plaza de Guatemala hasta
la de San Salvador, no hay otro que pueda
gloriarse de haberla hecho en tan corto
tiempo y con tanta velocidad. Poseído de
un pánico espantoso al oír cantar la salve á
la indiada de Carrera; sin otra precaución
que la de arrojar el parque á la fuente de
la plaza, y dejando comprometida una
gran parte de su ejército, huyó a uña de
caballo con vertiginosa celeridad. Todavía
recuerdo haber visto al General Carrera
reir á mandíbula batiente del descomunal
susto que le había dado á Morazán con sólo
sonarle la vaina de la espada.” (sic)13
11
Gudmunsud, Lowell, Sociedad y política (1840-1871), en Historia General de
Centroamérica, Tomo III, San José, Flacso, 1994, pp. 207-208.
12
El 15 de setiembre de 1887 el gobierno de Bernardo Soto decidió construir un parque, en
la denominada plaza de “La Laguna” en San José, asimismo, acordó darle el nombre de Parque
Morazán. Este acto provocó una dura polémica en la prensa nacional, de la cual fue participe
Julián Volio, quien para ese momento contaba con 60 años de edad. Una recopilación de esta
polémica en Costa Rica y Morazán, Imprenta de San José, San José, 1887.
13
Volio Llorente, Julián, Morazán, en Costa Rica y Morazán, Imprenta de San José, San
José, 1887, pp. 25-26.

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Una vez en el poder, Carrera empleó la represión de toda
disidencia interna a sus designios, con lo que se mantuvo en el
gobierno hasta su muerte, acaecida en 1865. El arribo de Carrera
también produjo el exilio de distinguidos miembros del partido
liberal guatemalteco, que se asilaron en el resto de las repúblicas
centroamericanas.14
La relativa estabilidad también comenzaba a percibirse en el
urbanismo de ese país. Descrita en 1840 como una ciudad
con “calles llenas de fango, edificios públicos y privados todavía
parcialmente construidos y deplorables condiciones sanitarias
caracterizaban su apariencia”15, los conservadores lograron
mejorar, al menos en parte, el aspecto de la ciudad de Guatemala
durante el tiempo que Volio estudio en ese país. El viajero inglés
Robert Glasgow Dunlop la describía de esta manera en 1844:
“el número de hermosas iglesias y
los árboles y jardines interpuestos entre
las casas le dan a Guatemala una muy
hermosa apariencia cuando se le aprecia
a una corta distancia; pero al entrar a la
ciudad la ilusión se desvanece, pues, aunque
las calles son anchas, rectas y muy limpias,
las casas tienen un aspecto ruin y triste, ya
que ninguna tiene más de la planta baja y
las ventas son pequeñas con rejas de hierro”16
En Guatemala, Volio concluyó sus primeras letras en el Colegio
de Belén y luego siguió sus estudios en Filosof ía, pero finalmente
tomó la carrera de Derecho en la Universidad de San Carlos
Borromeo.17
Graduado como abogado, Volio regresó a Costa Rica en 1848.
El panorama había cambiado notablemente en esos diez años de
ausencia. El auge cafetalero había impulsado la economía del Valle
14
Sobre la llegada de Carrera y Turcios al poder ver Woodward, Ralph Lee, Rafael Carrera
y la creación de la República de Guatemala 1821-1871, Vermont, Plumsock Mesoamerican
Studies, 2002.
15
Woodward, Ralph Lee, Rafael Carrera y la creación de la República de Guatemala
1821-1871, Vermont, Plumsock Mesoamerican Studies, 2002, p. 240.
16
Glasgow Dunlop, Robert, citado por Ibid, p. 241.
17
Montúfar, Memorias autobiográficas, p. 294.
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Central, en especial de la ciudad de San José, de forma que en esta
se desarrolló un mercado de alquiler de casas y locales comerciales
tales como hoteles, fondas, veterinarias, talabarterías, sastrerías,
boticas, así como oficinas de profesionales liberales. San José pasó
a convertirse en el centro de atracción de inmigrantes nacionales
y extranjeros18, por lo que no resulta dif ícil de entender que el
joven abogado Julián Volio trasladase su oficina de Cartago a San
José por esos años.19
La expansión de la economía cafetalera no estuvo ligada
necesariamente a la tranquilidad política. Durante los años
de ausencia de Volio Llorente se había experimentado una
contrastante inestabilidad, dada la caída de Carrillo y la dictadura
de Morazán; los cortos gobiernos Antonio Pinto Soárez (1842),
José María Alfaro Zamora (1842-1844 y 1846-1847), Francisco
María Oremuno (1844-1846); así como el inestable gobierno del
Dr. José María Castro Madriz (1847-1849). Esta convulsa etapa
concluyó en 1849, con la llegada al poder de Juan Rafael Mora,
quien ejecutó una serie de medidas para consolidar el predominio
del Ejecutivo y la centralización del poder estatal. Mora recibió
el apoyo de la oligarquía cafetalera, la cual buscaba la estabilidad
necesaria para garantizar el crecimiento y la exportación de la
producción cafetalera.20
En este ambiente político, Volio Llorente casó con su prima,
María Cristina Tinoco Iglesias, en 1854. Este enlace también sería
fundamental para su carrera política. María Cristina era hija de
Saturnino Tinoco López del Cantarero, quien emigró de Nicaragua
a Costa Rica a principios del siglo XIX. Una vez en el país fue
consejero de Estado y luego diputado. Contrajo matrimonio con
María Joaquina Iglesias Llorente, hermana del presbítero Llorente
y Lafuente.21 Asimismo, por la rama materna, María Cristina era
sobrina de Francisco María Iglesias Llorente y Demetrio Iglesias
18
Fumero Vargas, Patricia, Vida cotidiana en el Valle Central: 1850-1914. Los cambios
asociados a la expansión del café, en Botey, Ana (compiladora), Costa Rica: estado, economía,
sociedad y cultura. Desde las sociedades autóctonas hasta 1914, San José, Editorial Universidad
de Costa Rica, 1999, p. 309.
19
Oconitrillo García, Eduardo, Los grandes perdedores: semblanza de dieciocho políticos
costarricenses, San José, Editorial Costa Rica, 2000, pp. 9-10.
20
Fallas Santana, El Estado nacional: institucionalización de la autoridad…, p. 241.
21
Meléndez Obando, Mauricio, Los Tinoco, en página electrónica La Nación Digital,
en dirección electrónica http://wvw.nacion.com/ln_ee/ESPECIALES/raices/tinoco.html.
Revisada 16 de diciembre de 2012.
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Llorente (primos de Volio Llorente), ambos connotadas figuras de
la élite costarricense; quienes ocuparon diputaciones y secretarias
de Estado, en otros cargos importantes dentro del país.22 La pareja
procreó tres hijos: Carlos Diego de Jesús, nacido en 1858; José
Gerardo, en 1860; y María Guadalupe Ramona Matilde, en 1870.23
Así, el matrimonio garantizaba la prolongación y fortalecimiento
de los lazos familiares de los Volio, los Llorente, los Tinoco y los
Iglesias, una de las facciones por las que se encontraba compuesta
la oligarquía cafetalera costarricense, la cual tendría un papel
relevante en las décadas por venir.
Además de los vínculos familiares, un componente importante
de la vida de Volio Llorente fue su introducción temprana en las
redes masónicas costarricenses. Estas constituían un interesante
espacio de socialización, lucha y cooperación ideológica y política
entre sus miembros. Dentro de estas participaban relevantes
figuras de la política nacional, que influyeron decididamente en
el proceso de construcción del Estado costarricense en la segunda
mitad del siglo XIX. Así los círculos masones reunían, en otras
figuras, al Dr. José María Castro Madriz, Manuel Argüello Mora,
Manuel Aragón Quesada, Bruno Carranza Ramírez, Tomás
Guardia Gutiérrez, Bernardo Soto Alfaro y Ascensión Esquivel
Ibarra.24 El ligamen oficial de Volio con la masonería se produjo
en 1865, cuando fue iniciado en la recién fundada Logia Caridad
de San José, posteriormente, llegó a ocupar el cargo de venerable
maestro (presidente de la asociación) en 1868. Asimismo, tras
la disolución de la Logia Caridad participó en diversos intentos
de unificación de la masonería costarricense, así como otras
actividades de este tipo de asociaciones.25
22
Ver Cascante Segura, Carlos Humberto y Sáenz Carbonell, Jorge Francisco, Diccionario
biográfico de la Diplomacia costarricense, San José, Instituto del Servicio Exterior Manuel
María de Peralta, 2005, pp. 28 y 139.
23
Ver página electrónica Rodovid, en dirección electrónica http://es.rodovid.org/wk/
Persona:642080. Revisada 13 de diciembre de 2012.
24
Esquivel Martínez, Ricardo, Masones y Masonería en Costa Rica en los albores de la
modernidad (1865-1899), Tesis sometida a la consideración de la Comisión del Programa
de Estudios de Posgrado en Historia para optar al grado y título de Maestría Académica en
Historia Centroamericana, Universidad de Costa Rica, 2012, pp. 267-276.
25
Ibid, pp. 295-296.
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    XIX
Junto con su actividad profesional, durante la década de 1850, Volio
dictó clases de Filosof ía en la Universidad de Santo Tomás. Gracias
a ambas facetas se relacionó con las figuras más descollantes de
la Costa Rica de la época, lo que pronto lo llevó a ocupar cargos
públicos de importancia y participar en las discusiones legales
del país. Durante la Campaña Nacional, asumió interinamente
la Comandancia de Moracia y la plaza de Liberia, mientras el
titular de los cargos servía en el ejército expedicionario que se
desplazó a Nicaragua.26 Pasada la Campaña, el 22 de setiembre
de 1858, Volio Llorente fue nombrado por el Congreso Nacional
magistrado de la Corte Suprema, dado el deseo de integrar dicho
órgano únicamente con profesionales en Derecho.27
Empero, la magistratura fue apenas el inicio de una ajetreaba
vida política. En razón de los antecedentes familiares descritos,
pronto Volio se convertiría en un actor destacado dentro de los
serios conflictos existentes en el país. En efecto, para 1858 las
relaciones entre el presidente Juan Rafael Mora Porras y una
buena parte de la oligarquía se encontraban en franco deterioro.
Los principales conflictos provenían de la oposición de una
parte a las acciones militares de Costa Rica en 1856, así como
el desplazamiento que Mora había efectuado de representantes
26
Oconitrillo, Los grandes perdedores…, p. 10.
27
Sáenz Carbonell, Jorge Francisco y otro, Historia de la Corte Suprema de Justicia, San
José, Corte Suprema de Justicia, 2006, p. 105.
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de la élite en el gobierno a favor de sus familiares, entre ellos el
rubro del crédito. Varias familias cafetaleras percibían cómo la
conducta de Mora desplazaba a la mayoría de la oligarquía de los
beneficios del gobierno, que caían únicamente en manos de Mora
y sus allegados. En tal sentido, el autoritarismo de Mora, que lo
había catapultado a finales de la década de 1840 al poder como un
medio de estabilización, se convertía tras los años de gobierno en
un factor de desestabilización.28
Particularmente, las familias Llorente, Iglesias y Tinoco habían
entrado en un fuerte diferendo con el presidente Mora Porras.
En 1856, el gobierno acusó a su suegro Saturnino Tinoco Cantero
y su primo Francisco María Iglesias Llorente de organizar un
levantamiento contra el presidente. Esta versión fue negada
por Iglesias Llorente en un largo documento que, sin embargo,
se aprovechó para atacar duramente al gobierno. Se desprende,
asimismo, que el diferendo provenía de la administración de la
Fábrica Nacional de Licores, que regentaban Iglesias y Tinoco.
29
Además, se produjo un duro conflicto judicial vinculado con
el Banco Nacional impulsado por Mora y su protegido Crisanto
Medina junto con la casa comercial Tinoco y Cía., propiedad de
Iglesias Llorente y Tinoco Cantero; y de la cual Volio fue abogado.
En un sonado fallo, Tinoco y Cía. fue obligado a pagar 50 000,00
pesos a Medina, lo que contribuyó a tomar la decisión de acabar
por la fuerza con el gobierno de Mora.30
Para agravar aún más, si cabe, los problemas existentes, en 1858,
el en ese momento ya obispo Anselmo Llorente y Lafuente entró
en conflicto con Mora Porras, en razón de los tributos que el
presidente ordenó cobrar a ciertos curatos. El obispo ordenó a
los curas realizar una misa de rogación, en la cual se explicarían
los motivos de la convocatoria a dicho acto. Ante esta situación,
el presidente Mora, temeroso de la influencia de la Iglesia sobre
28
Para comprender con amplitud las vicisitudes de la década de 1850 ver Fallas Santana,
Carmen María, Elite, negocios y poder en Costa Rica, Museo Histórico Cultural Juan
Santamaría, Alajuela, 2004. Asimismo, puede leerse Gobierno de Costa Rica, Conjuración
de Iglesia y Tinoco, Imprenta Nacional, San José, 1856; y Iglesias Llorente, Francisco María,
Vindicación, Imprenta Nacional, San José, 1856.
29
Obregón Loría, Rafael, Conflictos militares y políticos de Costa Rica, San José, Imprenta
La Nación, 1951, p. 32.
30
Rodríguez Vega, Eugenio, Julián Volio Llorente (1829-1889), en Revista Educación, N°
30 (especial), Editorial Universidad de Costa Rica, pp. 25.
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
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la población, decidió expulsar a Llorente y Lafuente.31 Ambas
acciones no hicieron más que consolidar a la facción en cuestión y,
junto con otra serie de decisiones autoritarias, consolidar al resto
de la oposición que terminó por provocar la caída de Mora. Este
proceso tuvo la activa participación de Volio Llorente, a quien se
le ha atribuido la autoría intelectual del golpe32, y que a partir de
ese momento se convirtió en una de las figuras más relevantes de
la facción a la cual pertenecía mucha de su parentela.33
Tras la salida de Costa Rica y el posterior fusilamiento de Mora
Porras, durante la década de 1860, se conformaron en Costa
Rica tres grupos de poder. La facción ligada a los Montealegre,
conformada por los miembros más relevantes del comercio,
los cafetaleros e intelectuales liberales, dentro de los que se
encontraban, además de los hermanos José María y Francisco
Montealegre; Aniceto Esquivel Sáenz, Manuel José Carazo,
Lorenzo Montúfar y León Fernández Bonilla. Por otra parte,
la denominada facción “tinoquista”, compuesta por el propio
Volio Llorente, Francisco María Iglesias y Saturnino Tinoco;
todos ligados por lazos familiares al obispo Llorente y Lafuente.
Adicionalmente, ambos grupos debían granjearse el apoyo de
los líderes militares de la época: los generales Máximo Blanco y
Lorenzo Salazar, el primero adepto al grupo “montealegrista” y el
segundo al grupo “tinoquista”.34
Por último, con el paso de los años, se fue reestructurando una
facción “morista”, integrada por familiares de Mora Porras,
dentro de los cuales se destacaba Manuel Argüello Mora. No
obstante, esta no llegó a tener el peso que tenían las anteriores.
“Montealegristas” y “tinoquistas” tenían enfoques distintos
sobre la tolerancia religiosa, la construcción de un ferrocarril al
Atlántico, la educación pública y, en especial, sobre el manejo del
sistema financiero. Tal situación provocó fuertes enfrentamientos
en el Congreso y una serie de complicados juegos políticos para
integrar los gobiernos durante esta coyuntura.35
31
Ibid, p. 36.
32
González Flores, Luis Felipe, Licenciado Julián Volio Llorente (1829-1889), en Revista
Educación, N° 30 (especial), Editorial Universidad de Costa Rica, p. 34.

33
Oconitrillo, Los grandes perdedores…, p. 10.
34
Ibid, p. 11.
35
Fallas Santana, El Estado nacional…, pp. 253-254.
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En tal sentido, el 14 de agosto de 1859, al asumir el poder José
María Montealegre Fernández, se intentó establecer un gobierno
que, mediante sus nombramientos y mecanismos informales,
equilibrase a ambos bandos. De tal forma, durante los días
del gobierno provisorio los dos ministerios que integraban el
gabinete fueron confiados a personajes ligados ambos grupos.
Por un lado, Relaciones Exteriores e Instrucción Pública a Jesús
Jiménez Zamora, en ese momento aparentemente más ligado al
“montealegrismo” y, por otro, Gobernación, Justicia y Negocios
Eclesiásticos a Julián Volio Llorente, quien fue nombrado el 16 de
agosto de 1859.36 El 2 de octubre fue electo diputado por San José
a la Asamblea Constituyente, dentro de la cual fue nombrado
miembro de la comisión redactora.37 Finalizados los trabajos de
esta, se presentó como candidato para formar parte de la Cámara
de Representantes del Congreso (dado que la Constitución de
1859 había establecido un sistema bicameral), en la cual resultó
electo para el periodo 1860-1862. Durante ambos años ocupó la
presidencia de dicha Cámara.38
Las facciones mencionadas tuvieron un pequeño momento de
tregua, cuando decidieron colaborar en la formación de una
“Compañía de Crédito Hipotecario”, pero el fracaso de esta provocó
que los Montealegre tomasen la decisión de establecer, junto con
un importante capital británico, el Banco Anglo Costarricense y
tomasen la iniciativa y el dominio de las finanzas en Costa Rica.39
Empero, conforme se acercaba la campaña electoral de 1862 se
incrementó la animosidad entre todas los grupos. El peso de Julián
Volio Llorente quedó demostrado cuando fue el candidato elegido
por el grupo “tinoquista”; por otra parte, Aniceto Esquivel Sáenz
fue propuesto por los “montealegristas”. Empero, la intransigencia
de ambos bandos llevó a un “punto muerto” en la negociación. De
tal forma, junto con los militares y el grupo “morista”; Francisco
Montealegre Fernández impulsó un candidato de transacción, el
36
Sáenz Carbonell, Jorge Francisco, Historia Diplomática de Costa Rica 1821-1910, Tomo
I, San José, Editorial Juricentro, 1995, p. 270.
37
Meléndez Chaverri, Carlos, Dr. José María Montealegre, Academia de Geograf ía e
Historia de Costa Rica, San José, 1968, pp. 71-72; Obregón Loría, Rafael, El Poder Legislativo en
Costa Rica, San José, Asamblea Legislativa, San José, 1995, p. 298.
38
Obregón Loría, El Poder Legislativo…, p. 309.
39
Villalobos Vega, Bernardo, Bancos emisores y banco hipotecarios en Costa Rica 18501910, Editorial Costa Rica, 1981, pp. 84-101.
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
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cual fue aceptado por todas la facciones. De tal forma, resultó
electo como presidente de la República Jesús Jiménez Zamora.40
40

Meléndez Chaverri, Dr. José María Montealegre, p. 158-159.
C H C S
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G B
Si el panorama nacional resultaba arto conflictivo, las perspectivas
de la región tampoco se perfilaban halagüeñas. Para muchos de los
desplazados políticos de la Centroamérica del siglo XIX, el exilio
y el asilo se encontraban acompañados por la ilusión del retorno
triunfante. Ejemplos de esta conducta habían sido Francisco
Morazán y Juan Rafael Mora Porras, entre otros. Por tal motivo,
Carrera pretendía asegurarse que los gobiernos vecinos le fueran
lo suficientemente leales como para garantizar que las aventuras
del retorno no tuvieran el apoyo suficiente para ser exitosas,
esa necesidad resultaba especialmente perentoria con los países
vecinos: El Salvador y Honduras. Esta política, denominada por
el historiador estadounidense Ralph Lee Woodward como la
“Pax Carrera”, tenía como límite los recelos que mantenía Carrera
al gobierno liberal de México. No obstante, durante un breve
periodo, comprendido entre la derrota de los filibusteros en
Nicaragua y los primeros años de la década de 1860, el gobernante
guatemalteco logro establecer niveles aceptables de estabilidad.41
La “Pax Carrera” fue rápidamente desafiada por el surgimiento en
San Salvador del general Gerardo Barrios Espinoza. La enemistad
entre ambos caudillos reflejaba el tradicional antagonismo entre
las élites políticas y económicas de Guatemala y San Salvador,
que provenía de sus desavenencias comerciales heredadas del
pasado colonial. Tras una serie de intervenciones militares
41
Woodward, Rafael Carrera…, pp. 422-423.
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
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contra el gobierno de Francisco Dueñas, Barrios se autoproclamó
presidente de El Salvador el 12 de marzo de 1859, nombramiento
que le fue ratificado por cinco años más por la Asamblea Nacional,
el 21 de enero de 1860.42
Si bien al principio ambos políticos mantuvieron una supuesta
relación amistosa, tanto Carrera como Barrios se consideraban
una amenaza recíproca. Esta percepción iba más allá de un
antagonismo entre liberales y conservadores. La visión compartida
de los dos caudillos consistía en considerar que la sobrevivencia
de uno implicaba la desgracia del otro. El nuevo gobernante
salvadoreño se consideró como un nuevo caudillo liberal, de
forma que inició una dura política anticlerical y estrechó los
lazos con Honduras y Nicaragua. En esta línea, las propuestas
de unión centroamericana de Barrios tenían más bien un tinte
de alianza ofensiva o defensiva. El ligamen de Barrios con ambos
países siguió rutas distintas. Con Nicaragua pronto se enturbió,
cuando brindó su apoyo al militar liberal Máximo Jeréz Tellería
y la posible intentona de este para invadir de Nicaragua.43 Por
otro parte, en Honduras los intereses de Carreras y Barrios por
controlar la política de ese país se transformaron en insalvable
punto de discordia.
En efecto, quien lograse controlar al gobierno de Honduras podía
abrir dos frentes contra su enemigo. La situación se complicó
aún más con el asesinato del entonces presidente de ese país,
José Santos Guardiola Bustillo, acaecido el 11 de enero de 1862,
cuya autoría intelectual se atribuyó a Barrios. Tras la muerte
Guardiola, tomó el poder José Francisco Montes Fonseca, quien
rápidamente estableció una cordial relación con Barrios; lo cual
fue visto como un incremento de las amenazas sobre Carrera.44
La gota que derramó la paciencia del caudillo guatemalteco fue
la firma en marzo de 1862 de un tratado de alianza ofensiva y
defensiva suscrito por El Salvador y Honduras, que se establecía
42
Sobre el gobierno de Gerardo Barrios ver López Bernal, Carlos Gregorio,
Compadrazgos, negocios y política: las redes sociales de Gerardo Barrios (1860-1863), artículo
publicado en página electrónica de la Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en
Centroamérica, dirección electrónica http://afehc-historia-centroamericana.org. Revisada el
14 de marzo de 2013; y Lindo-Fuentes, Héctor, Los límites del poder en la era de Barrios, en Jean
Piel y Arturo Taracena (comp), Identidades nacionales y Estado moderno en Centroamérica,
San José, FLACSO, Editorial de la Universidad de Costa Rica, 1995, pp. 87-97.

43
Sáenz Carbonell, Historia Diplomática… p. 280.
44
Woodward, Rafael Carrera…,, pp. 442-459.
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por sobre un tratado similar de 1859 del que formaban parte
Guatemala, Honduras y El Salvador.45
Por otra parte, hacia Costa Rica ambos caudillos se habían
mostrado hostiles tras la caída de Mora Porras. Carrera había
declarado “ilegal e inexcusable” el golpe de Estado de 1859, e
incluso había recibido al ex presidente costarricense.46 Igual
actitud había tomado Barrios, quien colaboró abiertamente a la
invasión de Mora Porras en 1860.47 Tras el fracaso de este, en
El Salvador se tributaron honras fúnebres para el ex presidente
costarricense y se ordenó la ruptura de relaciones diplomáticas,
que se restablecieron poco después.48
Los hechos descritos permitieron a Volio Llorente enfrentar sus
primeras responsabilidades diplomáticas. Precisamente, como
parte de los esfuerzos de la administración Montealegre por
contener las ambiciones del general Barrios, había sido enviado en
una misión como ministro a Nicaragua y Honduras a principios
1861. De acuerdo con las expresiones emitidas por el presidente
Montealegre, el objetivo de la misión consistía en:
“[…] promover asuntos de común interés
que tiendan á la unidad Centro-americana,
acredité cerca de sus respectivos Gobiernos
un Ministro Plenipotenciario y Enviado
extraordinario, quien se halla actualmente
en el desempeño de la importante mision
que se le dió.
Costa-Rica desea sinceramente esta
union; quiere dar un paso hácia este vital
objeto, uniformando en lo posible los
grandes intereses nacionales, y sobre todo la
Representacion en el Exterior.
La unidad que fuese el resultado de la
conquista, la expoliacion y la violencia, sería
45
Sáenz Carbonell, Historia Diplomática…, p. 279.
46
Ibid, p. 442.
47
Meléndez, Dr. José María Montealegre…, pp. 106-107.
48
Ibid, p. 134.
C H C S

J V L E 
atentatoria é insubsistente; ella debe ser
la consecuencia necesaria de la conviccion
de voluntarias concesiones y de pacíficos
esfuerzos. Tiempo es ya de que CentroAmérica conozca los peligros que la rodean,
si sigue presentándose débil y disuelta, y
sino aparece ante los otros pueblos fuerte y
unida en el interior, cuerda y justa en sus
relaciones con los demas Gobiernos.” (sic)49
No obstante, la misión nunca planteó una integración política.
En su lugar, se pretendía asegurar una alianza entre Costa Rica
y Nicaragua, en la cual el vecino del norte serviría como una
barrera a los intereses de Barrios. Así el 7 de marzo de 1861, Volio
consiguió la firma de un tratado de alianza ofensiva y defensiva;
dichas acciones sería coordinadas por un Consejo de Delegados
con sede en Nicaragua. El tratado quedó abierto a las subscripción
de las otras repúblicas centroamericanas y fue aprobado por los
congresos de ambos países con algunas modificaciones. Volio no
pudo dirigirse a Honduras y, dado que no aceptó un nombramiento
como ministro en Guatemala, retornó al país. 50
Producto de los hechos acaecidos en Honduras, Carrera
y el gobierno de Nicaragua pretendieron obtener el apoyo
costarricense. El gobierno tuvo una fuerte contradicción respecto
a las acciones a seguir en el conflicto. Por un lado, el canciller
Francisco María Iglesias se dirigió con el pretexto de recuperar su
salud, primero al puerto de Corinto y luego a Guatemala; donde,
respectivamente, se reunió con los presidentes de ambos países.
Iglesias brindó el apoyo total a la causa de ambos, tanto moral
como material.51 Por el contrario, sin conocimiento del canciller,
el presidente Montealegre siguió una línea distinta y buscó
fomentar un acuerdo entre los beligerantes, para lo cual acreditó
representantes en Guatemala y El Salvador, dichas misiones
fueron intrascendentes.52
49
Mensaje del Presidente de la República de Costa Rica al Congreso Constitucional
de 1861, en página electrónica CODIMEP-CR, en dirección electrónica: https://docs.google.
com/viewer?a=v&pid=sites&srcid=ZGVmYXVsdGRvbWFpbnxtZW5zYWplcHJlc2lkZW5ja
WFsY3J8Z3g6M2E1NzA0NTJhZjBmYjM5OA. Revisado 18 de diciembre de 2012.

50
Sáenz Carbonell, Historia Diplomática…, p. 279.
51
Meléndez, El Dr. José María Montealegre…, p. 137.
52
Ibid, p. 128.
C H C S
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La invasión francesa a México en 1862 permitió a Carrera
establecer una política más agresiva hacia el gobierno de Barrios,
pues eliminaba un eventual enemigo en el norte. Es así como,
asegurado el apoyo de nicaragüense, Carrera lanzó una ofensiva
militar e invadió El Salvador en enero de 1863.
Tras el inicio del conflicto, el gobierno costarricense decidió
mantenerse neutral, lo que provocó la renuncia del canciller
Yglesias, el 9 de abril de 1863.53 La percepción de estos hechos
por parte de la élite política costarricense será fundamental
para comprender cómo durante la gestión de Volio, lo que se
expondrá de seguido, se consolidó la construcción de la imagen
internacional de Costa Rica, los efectos internos de esta y el
establecimiento definitivo de una línea política hacia las grandes
potencias y el resto de Centroamérica.
53
Meléndez Chaverri, El Dr. José María Montealegre…, p. 140.
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
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 C R     
 
Al asumir el poder, el presidente Jesús Jiménez Zamora nombró
a Juan José Ulloa Solares como secretario de Interior y carteras
anexas; Francisco Echeverría como secretario de Hacienda;
y, mantuvo en el cargo de secretario de Relaciones Exteriores
a Aniceto Esquivel Sáenz.54 El primero y el segundo de su total
confianza, el tercero muy ligado al grupo “montealegrista”.
Contrariamente a las perspectivas de Francisco Montealegre,
Jiménez Zamora prefirió muy rápidamente rodearse de personas
cercanas al “tinoquismo”. De tal forma, pocos días después, el 1° de
junio de 1863, el presidente Jiménez Zamora sustituyó a Esquivel
Sáenz y nombró como secretario de Relaciones Exteriores e
Instrucción Pública a Volio Llorente.55 No fue posible determinar
las razones por las cuales se produjo esta permuta, no obstante,
dado el contexto interno que rodeaba al gobierno de Jiménez
Zamora, el cambio fue un reflejo de las primeras desavenencias
del recién electo presidente en contra del “montealegrismo” y
su acercamiento al “tinoquismo”. Asimismo, ambos tenían algún

54
Argüello Mora, Páginas de Historia, p. 192.
55
Sáenz Carbonell, Historia Diplomática…, p. 293.
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parentesco, dado que el abuelo del presidente Jiménez Zamora,
José Romualdo Zamora Flores, era bisabuelo de Volio Llorente.56
Volio se mantuvo en el cargo de canciller hasta 1868, pues tras
el cambio de gobierno en 1866, el presidente Castro Madriz
decidió dejarlo dentro de su gabinete. El Dr. Castro había llegado
a la presidencia tras un nuevo acuerdo de las facciones de la élite,
el cual se gestó por la capacidad de una serie de “amigos” del ex
presidente para convencer a los mandos militares del país de
apoyarlo. Contribuyó, además, la inercia de los “montealegristas”
ante la candidatura, que los llevó a no realizar algún movimiento
para presentar otro candidato.57 En general, la oligarquía
conservaba la percepción de que el Dr. Castro tendría la suficiente
flexibilidad política para conseguir equilibrios entre los bandos,
pese a su mayor cercanía con los “tinoquistas”, lo que fue cierto
durante los primeros dos años de su gobierno.58
Una vez electo, contrario a lo esperado por sus “amigos” y pese
al descontento de estos, Castro nombró como sus dos ministros
a hombres fuertes de ambos bandos.59 En tal sentido, a la par de
Volio, nombró como secretario de Gobernación y carteras anexas
a Aniceto Esquivel Sáenz, además, nombró un consejo íntimo,
del que formaban parte Demetrio Iglesias (yerno de Castro y
ligado al grupo “tinoquista”) y Lorenzo Montúfar (cercano al
“montealegrismo”).60 Posiblemente, en la elección de Volio pesó la
amistad que lo unía con el presidente Castro, así como su relación
en otras empresas como el Crédito Rural de Costa Rica, además de
su relación dentro de la Logia Masónica La Caridad. Sin importar
las motivaciones existentes, lo cierto es que la selección de Volio
abrió fuertes fisuras con otras connotadas figuras de la política
costarricense tanto en el ámbito público como privado. Así, por
ejemplo, se produjo la salida de la Logia Caridad de Lorenzo
56
Ver página electrónica Rodovid, en dirección electrónica http://es.rodovid.org/wk/
Persona:642080. Revisada 13 de diciembre de 2012.
57
Dentro de los “amigos” se encontraban Manuel Argüello Mora, Eusebio Figueroa, el
general Máximo Blanco y Manuel Antonio Bonilla. Detalles de esta campaña en Argüello Mora,
Manuel, Páginas de Historia, Imprenta El Fígaro, San José, 1898, pp. 203-209.
58
Fallas Santana, El Estado nacional…, p. 265.
59
Argüello Mora, Páginas de Historia, p. 210.
60
Montúfar, Memorias autobiográficas, p. 380-381.
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
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Montúfar y Bruno Carranza Ramírez, quienes fundaron la Logia
Unión Fraternal.61
Volio no solo continuó al mando de las carteras de Relaciones
Exteriores e Instrucción Pública, sino que asumió, además, la
importante cartera de Hacienda, con lo que se convirtió en el
hombre fuerte del gobierno62, situación que lo llevó a una serie de
conflictos que se describirán más adelante.
El periodo de Volio Llorente, de casi seis años, al frente de las
relaciones exteriores del país constituye un interesante espacio
para comprender la forma en que la élite costarricense de la
época percibía y se comportaba en el ámbito internacional. Lo
cierto es que pese a la existencia de disputas internas, la visión
de lo internacional resultaba un componente de unión entre
las facciones en pugna de la política nacional, como se verá de
seguido. Esta relación abarcaba, por una parte, los vínculos con
las grandes potencias del momento: la Gran Bretaña, Francia,
España (en franco decrecimiento) y los nacientes Estados Unidos.
Por otra parte, se encontraban las relaciones de vecindad que
generaban una serie de intereses (territoriales - económicos)
y construcciones identitarias; las cuales se estudiarán con
detenimiento en los próximos acápites.
Dos preocupaciones dominaron el discurso y las acciones
tomadas en relación con las potencias. Por un lado la pequeñez y
debilidad del Estado, es decir, sus posibilidades de sobrevivencia
en solitario en el mundo de grandes imperios; por otro lado, se
intentaba resolver el problema de cómo posicionarse ante estos.
Desde esta perspectiva, el primer componente se encontraba
vinculado con las posibilidades de subsistencia del Estado. Este
tema fue especialmente debatido entre las décadas de 1840 y
1870. En efecto, el surgimiento de la Gran Bretaña y Francia,
junto con sus intereses de expansión económica y territorial; la
acelerada expansión estadounidense, y los últimos estertores del
otrora poderoso imperio español63, lucían como amenazas para
un país recién independizado y sin las ventajas de territorio y
61
Martínez Esquivel, Ricardo, Masones y masonería…, p. 295.
62
Rodríguez Vega, Eugenio, Julián Volio Llorente (1829-1889), p. 26.
63
Sobre el desarrollo del proceso imperialista en esos años ver Hobsbawn, Eric, La edad
del Imperio 1875-1914, Crítica Editorial, Segunda Reimpresión, Buenos Aires, 1999.

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población que tenían otros. Tres factores vinieron a consolidar
en el discurso de las élites la posibilidad de subsistencia. Por un
lado el crecimiento económico gracias a la exportación de café.
Por otro lado, dos situaciones de índole internacional:, el triunfo
en la Campaña Nacional, el cual ha identificado Acuña como un
soporte psicológico de la nacionalidad64, y el primer gran litigio
jurídico internacional celebrado pocos años después. En este
último el incipiente Estado obtuvo significativo triunfo sobre las
reclamaciones presentadas por ciudadanos estadounidenses, con
el apoyo del gobierno estadounidense, terminó por fortalecer
la visión65. En este contexto, la Comisión de Relaciones
Internacionales e Instrucción Pública del Congreso señalaba en
esa ocasión que:
“De esta manera la Nación ha sido
exonerada de una obligación injustamente
exigida de cerca de dos millones de pesos,
que pesaba sobre su erario público, sobre
su crédito y su libre movimiento. Pero no
es esta la mayor ventaja. Igual beneficio le
reporta el ejemplo de que aún el débil es
dable sostener su derecho contra el fuerte,
siempre que le asiste la justicia: el ejemplo
de que el derecho de gentes es una verdad
respetada por los que poseen el poder para
quebrantarlo impunemente […]”66
En esta línea de pensamiento, y como veremos más adelante, las
grandes potencias constituían una de las posibles amenazas para
la independencia política dados los ejemplos que se presentaban
en otras partes del continente. En este sentido, Volio establecería
con claridad la desfachatez de pensar en términos jurídicos las
realidades políticas prácticas, así en 1867 al referirse al principio
de igualdad señalaría en 1867:
64
Acuña Ortega, La invención de la diferencia costarricense, p. 211.
65
Cascante Segura, Carlos Humberto, La elaboración de una imagen y diplomacia
incipiente. El primer litigio internacional de Costa Rica (1860-1863), En Boletín AFEHC N°46,
de la Asociación para el Desarrollo de los Estudios Históricos en Centroamérica, publicado el
04 septiembre 2010, en dirección electrónica:
http://afehc-historia-centroamericana.org/index.php?action=fi_aff&id=2509. Revisado: 28 de
octubre de 2010.
66
Dictamen de la Comisión de Relaciones Exteriores é Instrucción Pública, al Congreso
de 1863, en La Gaceta Oficial, Nº 246, semestre 9, 12 de diciembre de 1863, págs. 1-2.
C H C S

J V L E 
“La hermosa teoría que fundada en
la razón y el derecho, nivela las entidades
políticas, cualquiera que sea el lugar que
ocupan y los recursos de que disponen,
excluyendo el imperio de la fuerza y
los medios materiales de hacerla valer,
aumenta el peligro de la fascinación y no
pocas veces arrastra a los pueblos a su ruina
y exterminio”.67
No obstante, la relación con las potencias se concebía por Volio
y gran parte de la élite política no solo como una amenaza,
sino también como una esperanza. Pues la relación con estas
se categorizaba como indispensable para el progreso del país,
en razón de un crecimiento económico basado en el comercio
exterior. En tal sentido, de acuerdo con el discurso profesado por
Volio, la relación con las grandes potencias favorecía el progreso
nacional, siempre y cuando se lograse establecer la imagen de
un país civilizado y respetuoso del derecho. Así por ejemplo, en
1864, el ya canciller señaló en su informe al Congreso que:
“Reducida nuestra propia acción a
una estrecha y limitada esfera, tenemos
que recurrir con frecuencia al Extranjero
para obtener en gran parte los recursos
materiales e intelectuales que nos faltan.
Allá encontramos las experiencias que,
desgraciada o afortunadamente hemos
dejado de adquirir en nuestra sencilla y
corta carrera política.
De la misma manera que el joven se educa
por el ejemplo, el estímulo y el auxilio de los
adultos, así un pueblo nuevo e incipiente
debe sacar provecho de las Naciones que
ya tienen una historia, y ensanchar por este
medio el horizonte de sus ideas”68.

67
ANCR, Fondo Congreso N° 7072.
68
ANCR, Fondo Congreso N° 6981.
C H C S
J V L E 
Como se destaca en las expresiones de Volio, la debilidad y
pequeñez del país ya no constituían en sí mismas un óbice para
su existencia. Desde el prisma de lo internacional, un Estado
débil puede sobrevivir, pero requiere, dada su pequeñez e
inexperiencia, mantener relaciones estables con las potencias, las
que son además de una fuente de riqueza comercial, la fuente de
valores “civilizatorios”.
En la imagen de Volio existía también un claro componente de
la visión de progreso y futuro que la oligarquía se encontraba
atribuyendo cada vez al Estado en formación.69 En tal sentido,
el país es un joven y, al igual que estos, tiene futuro. De esta
forma, el discurso sobre lo internacional establecerá al lado de
la viabilidad de la República, la cual se encuentra fundamentada
en la “diferencia” costarricense. Así, a pesar de que se producen
intervenciones indirectas en los conflictos centroamericanos
y en algunos periodos un alto grado de involucramiento en los
asuntos del istmo70, se desarrolló con fuerza no solo la visión de
ser un país diferente y ajeno a los conflictos de los demás países
centroamericanos, sino que esta realidad debe ser difundida
internacionalmente para garantizar la existencia del Estado.
Este comportamiento resulta especialmente claro al revisar los
discursos producidos con relación al asilo del general Barrios.
¿De qué forma este discurso de prudencia y admiración por las
grandes potencias fue llevado a la práctica? En términos generales,
el país prefirió conservar los lazos con estas y establecer una
neutralidad ante los conflictos que las envolvían en contra de las
repúblicas americanas. Tres casos pueden servir para establecer
dicha situación: la Guerra de Secesión en Estados Unidos, la
intervención francesa en México y la Guerra del Pacífico. Estos
conflictos eran apreciados por Volio con especial atención,
pues les consideraba como una lucha entre la monarquía y
el republicanismo; a saber, las antiguas formas y valores de
organización política contra las nuevas. Esa lucha que venía desde
69
Dachner Trujillo, Yolanda, De la individual política a la predestinación singular:
Costa Rica en la obra de Osejo, Molina y Peralta, en Anuario de Estudios Centroamericanos,
Universidad de Costa Rica, 22(2), 1996, pp. 107-116.
70
Por ejemplo durante las dif íciles décadas de 1870 y 1880, cuando se produjo una
franca enemistad con el proyecto integracionista de Barrios. Véase Sáenz Carbonell, Historia
Diplomática de Costa Rica 1821-1910…, Pp. 361-366; 407-409 y 437-442. El involucramiento
se da en diversos periodos, especialmente, en el sistema de tratados de Washington en 19071917 y la política exterior de la primera mitad de la década de 1920.
C H C S

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los extremos del continente afectaría directamente al Istmo; dado
que: “[n]uestra posición dif ícil demanda más que nunca la mayor
circunspección, tino y actividad”.71
La Guerra de Secesión no causó un cambio en las relaciones de
Costa Rica y los Estados Unidos. Desde el principio, el gobierno
estableció un claro apoyo al gobierno de la Unión y mantuvo
su representación en Washington. Incluso, en 1864, el canciller
consideraba que, a diferencia de las administraciones de la década
anterior, el gobierno estadounidense había fundado sus relaciones
sobre bases de justicia y cordura. Asimismo, el hecho de que Costa
Rica hubiese obtenido un buen resultado en el arbitraje relativo a
las reclamaciones de ciudadanos americanos, producidas a causa
de la guerra contra los filibusteros, contribuyó a establecer una
mejor imagen de los Estados Unidos.72 En esta perspectiva, el
temor a que el gobierno de los Estados Unidos estableciese colonias
de negros libertos en Costa Rica, cuya intención había aflorado
a principios de la década, había desaparecido por completo.73
Lo cual no resultaba del todo cierto, pues las autoridades de los
Estados Unidos insistieron en esa iniciativa hasta el asesinato del
presidente Abraham Lincoln. En este sentido, debe señalarse que
Volio percibía con gran admiración el desarrollo de los Estados
Unidos, pues seguía el camino de una nación joven, que poco
a poco se consolidaba como una nueva potencia. Igualmente,
admiraba el respeto a las instituciones políticas y, lo que a su
juicio, implicaba la eliminación del “caciquismo” político, común
en la política centroamericana.74
Además, los Estados Unidos representaban una posibilidad de
inversión en la infraestructura nacional y, por ende, un aliado
en la tan ansiada ruta del progreso. En tal sentido, durante
la administración Castro Madriz se realizó el primer intento
concreto de contrata para la construcción de un ferrocarril
interoceánico. El proyecto se concretó mediante una contrata
con varios inversionistas estadounidenses, mediante la cual
se constituyó la Compañía del Ferrocarril de Costa Rica. Esta
compañía integrada por una serie de especuladores y figuras
71
ANCR, Fondo Congreso N° 6981.
72
Sobre ese proceso y sus repercusiones ver Cascante Segura, Carlos Humberto, La
elaboración de una imagen y diplomacia incipiente…

73
ANCR, Fondo Congreso N° 6086.
74
Volio Llorente, Julián, Morazán…, p. 27.
C H C S
J V L E 
de truculentos antecedentes terminó por no cumplir con sus
obligaciones de inversión, por lo que el contrato en cuestión
caducó sin mayor novedad.75
Por otro lado, en relación con las intervenciones europeas en
América, Costa Rica mantuvo una clara neutralidad hacia los
casos de México y el Perú. La posición ante la invasión francesa
en México fue una de las más significativas, dado que a pesar
de que se expresó la solidaridad a la “Nación mejicana”, no se
produjo ruptura alguna de las relaciones con Francia. Incluso se
recibió al recién nombrado Encargado de Negocios de Francia
en Centroamérica, quien garantizó que la política francesa sería
favorable a “la tranquilidad, a la independencia y a la prosperidad
comercial y política de Costa Rica”.76
Por otra parte, la amenaza y posterior intervención de España en
las costas del Perú, llevaron a este país a buscar mecanismo de
apoyo regional, basado en el concepto unión continental. De tal
forma, las autoridades peruanas propusieron la celebración de un
nuevo Congreso Americano, el tercero con esas características.
Una primera convocatoria abarcó un número menor de países, sin
que se incluyesen a los Estados centroamericanos. No obstante,
por insistencia de Chile y dado la agresividad de España en su
reclamo de las islas Chincha, que fueron tomadas en abril de
1864, Perú realizó una segunda ronda de invitaciones en la que se
incluyó a Costa Rica.77
Al recibir la invitación y la noticia de la toma de las islas Chincha,
el canciller tomó la decisión de no participar en el Congreso78,
pero brindar un apoyo solidario al Perú.79 Empero, con el
escalamiento del conflicto, que terminó por arrastrar a Chile, la
posición de Costa Rica no pasó de extender sus condolencias por
75
González García, Yamileth, La Segunda Administración del Doctor José María
Castro Madriz, 1866-1868, Tesis de grado para optar por el título de licenciatura en Historia,
Universidad de Costa Rica, San José, 1971, pp. 41-49.
76
ANCR, Fondo Congreso N° 6044.
77
De la Reza, Germán, La Asamblea Hispanoamericana de 1864-1865, en Revista de
Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, N° 39, enero-junio 2010, p. 82.
78
Carta del Dr. José María Castro Madriz al canciller Julián Volio Llorente, 22 de diciembre
de 1864, en Sáenz Carbonell, Jorge, La primera misión diplomática de Costa Rica en Colombia,
Instituto del Servicio Exterior Manuel María de Peralta, 2009, p. 10.
79
ANCR, Fondo Congreso, p. 6086.
C H C S

J V L E 
su situación. En tal sentido, en la memoria al Congreso de 1866,
con suma practicidad Volio señalaba:
“Costa Rica ha tenido que lamentar
los conflictos que estas dos repúblicas
hermanas y amigas, se han encontrado
últimamente, con la España, absteniéndose
de tomar parte en una cuestión que, por
más que se diga, no afecta inmediatamente
sus intereses, ni compromete su seguridad.”80
Como se estudiará de seguido, la tesis pragmática de Volio, que
lo alejaba de los conflictos de las potencias, también se aplicará
en los asuntos con los vecinos. En este caso, dicha practicidad
se dirigirá a posiciones concretas sobre problemas muy cercanos.
80

ANCR, Fondo Congreso, p. 6879.
C H C S
J V L E 
L    
  
Como se describió anteriormente, en los meses finales de
la administración Montealegre se había producido un duro
enfrentamiento de posiciones respeto de la postura costarricense
dentro del conflicto centroamericano. De tal manera, en su
discurso de toma de posición el presidente Jiménez fijó la línea
costarricense de la siguiente forma:
“Por desgracia las otras de CentroAmérica se ven hoy empeñadas en una lucha
que el Gobierno de Costa-Rica no ha podido
evitar, procurando un arreglo pacífico de
los asuntos que tienen en desacuerdo a los
de Guatemala y San Salvador.— En tal
situación, Costa-Rica se conservará neutral;
pero siempre dispuesta a emplear su influjo
en favor de la paz centro-americana.”81
Así las cosas, los primeros días en el cargo fueron para Volio
complicados en el ámbito internacional y nacional. En el
primero recibió una serie de informes provenientes del gobierno
nicaragüense y del ministro plenipotenciario en Washington, Luis
Molina y Bedoya, sobre una serie de movimientos del gobierno
81
Programa Administrativo presentado al Congreso de Costa Rica por el Licdo. Don Jesús
Jiménez, Presidente de la República, 8 de mayo de 1863, en página electrónica CODIMEP-CR,
en dirección electrónica: https://docs.google.com/viewer?a=v&pid=sites&srcid=ZGVmYXV
sdGRvbWFpbnxtZW5zYWplcHJlc2lkZW5jaWFsY3J8Z3g6MzcwZGZlN2I5MWQ1YWFkYg.
Revisado 18 de diciembre de 2012.
C H C S

J V L E 
salvadoreño. Estos consistían en la contratación de agentes
filibusteros y negros libertos que se unirían al ejército salvadoreño;
pero que podrían provocar desmanes tales como los de William
Walker años atrás. En el ámbito interno, su gestión no escapaba
del conflicto general que experimentaban las facciones de la
oligarquía. Lo cual quedo patente cuando el 7 de julio, canciller
Volio solicitó al Congreso se concedieran al Poder Ejecutivo
potestades extraordinarias para enfrentar la amenaza.82
El Congreso decidió pasar la solicitud a la Comisión de Relaciones
Exteriores y Guerra de cada cámara. En ambas comisiones
predominaban figuras del “montealegrismo”. Por lo que, en
un largo documento conjunto, las mencionadas comisiones
respondían a Volio que sus informes si bien no erróneos si eran
exagerados. Asimismo, puso en duda las intensiones del gobierno
al realizar esta petición, al señalar que:
“La Comisión se promete de vosotros,
señores Senadores y Representantes, que no
se le pondrá en la necesidad de puntualizar
en el dictamen que le ocupa, además de los
ya mencionados, los muchos motivos reales
o aparentes que la mueven a recomendaros
neguéis, como innecesarios en lo que se refiere
a lo exterior y peligrosas en lo interior, las
facultades extraordinarias que el Supremo
Poder Ejecutivo pide al Congreso Nacional
le confiera.”83
La decisión del Congreso demostraba la desconfianza existente
entre ambos bandos. La respuesta del canciller Volio, transcrita
años más tardes por González Víquez, fue igualmente amarga y
sarcástica. En ella indicaba que desconocía las razones que tenía
el Congreso para no prestar atención a las inquietudes de Luis
Molina; pero que solicitaba una copia certificada de la resolución
del Congreso para “en su vista tranquilizarse y tranquilizar al
público sobre una eventualidad que no hay que temer a que se
82
González Víquez, Cleto, El sufragio en Costa Rica ante la historia y la legislación, San
José, Editorial Costa Rica, pp. 163-164.
83
276.

Texto completo del dictamen en González Víquez, El sufragio en Costa Rica…, pp. 271-
C H C S
J V L E 
realice [la amenaza].”84 Este enfrentamiento fue zanjado un
mes después cuando el gobierno decidió disolver el Congreso,
parapetado en una supuesta incompatibilidad entre puestos
diputadiles y municipales, cuando muchos de los miembros del
Congreso ocupan cargos en el régimen municipal.85
Los poderes extraordinarios no fueron necesarios. Para ese
momento Carrera estaba decidido a aniquilar la resistencia
salvadoreña, que le había causado una dolorosa derrota en su
primer intento. Así que, nuevamente, invadió el territorio de ese
país. San Salvador terminó por caer a finales de octubre de ese
año y Carrera volvió a establecer en el poder a Francisco Dueñas.
En Honduras el gobierno de Montes cayó y se instauró en el poder
a José María Medina. La afinidad del recién nombrado presidente
provisorio salvadoreño quedó demostrada cuando en el artículo
quinto del primer decreto emitido por el nuevo gobierno
establecía la obligación de:
“colocar un retrato de cuerpo entero del
Excelentísimo Señor Presidente don Rafael
Carrera en el salón de sesiones del Cuerpo
Legislativo y otro en el salón del despacho
del Supremo Gobierno en testimonio de
reconocimiento por el tino, valor y prudencia
con que ha dirigido la presente campaña”.86
Por su parte, el gobierno costarricense, siguiendo un criterio de
practicidad, procedió a reconocer a los nuevos gobiernos de El
Salvador y Honduras.87 De acuerdo con el mensaje del canciller
Volio al Congreso, el reconocimiento se realizó con la esperanza
de que “los precedentes y buenas intenciones de las personas
elegidas daban las más segura prenda para la paz interior y, la
mejor garantía amistad y perfecta inteligencia para las Repúblicas
hermanas.”88 Los hechos subsiguientes demostrarían que estas
perspectivas resultaban demasiado optimistas.
84
Citado por González Víquez, en Ibid, p. 165.
85
Ibid, p. 166.
86
Woodward, Rafael, Carrera…, p. 460.
87
ANCR, Fondo Congreso, N° 6981.
88
Ibid.
C H C S

J V L E 
E    B,  
    
 C
De acuerdo con el texto de Víctor Hugo Acuña, “La invención de
la diferencia costarricense”89:
“[e]n la década de 1860, la conciencia
de su diferencia respecto de los otros
países centroamericanos y su voluntad de
caminar por su propia vía había avanzado
en el seno de las elites de una manera casi
irreversible.”90
Al iniciarse esa década, no obstante, permanecía la idea una
futura unión política, incluso dentro del discurso presidencial
la idea de fomentar la unidad centroamericana aparece en 1861,
como se transcribió anteriormente; igualmente en la memoria de
1861, el canciller Iglesias señalaba:
“Un hecho que merece una mención
especial, es el que a pesar de las
escazas relaciones entre las Repúblicas
Centroamericanas, de la poca intimidad de
sus Gobiernos, de las diferentes tendencias
89
Acuña Ortega, Víctor Hugo, La invención de la diferencia costarricense 1810-1870, en
Revista de Historia de la Universidad Nacional – CIHAC de la Universidad de Costa Rica, No
45, enero-junio, Heredia-San José, 2002, pp. 191-228.
90

Ibid, p. 213.
C H C S
J V L E 
de que están animados y de la variedad
de intereses que por desgracia los mueven,
la nacionalidad se conserva latente y que
en lo concerniente a integridad territorial
y a conservación de la independencia
proclamada el 15 de setiembre de 1821, se
mantienen solidarios.”91
El propio Iglesias propuso poco antes del conflicto
centroamericano de 1863 una nueva iniciativa para la unión.92
Desde esta perspectiva, dentro de la élite existía para esos años
al menos una disputa en torno a la relación que debía construirse
con los demás países centroamericanos. De tal forma, la amenaza
extranjera se convertía en un acicate para fomentar una unión
que, como señala Ortega, “[n]o la deseaba en ese momento pero
tampoco la rechaza definitivamente”.93 Por consiguiente, cabe
preguntarse sobre los efectos que sobre ese conflicto identitario
tuvo la guerra centroamericana y qué papel jugó el canciller Volio
dentro de este proceso.
La conflagración descrita fue percibida claramente como una
amenaza para la estabilidad costarricense. No obstante, una de
sus consecuencias inmediatas, la situación producida por el asilo
al general Barrios, tendría un mayor impacto sobre la visión que la
elite empezaría a desarrollar en torno a sí misma y, especialmente,
hacia sus vecinos. En tal medida, resulta pertinente determinar
cómo afectó el conflicto la identidad que la oligarquía estaba
forjando a lo interno y la imagen que deseaba proyectarse en el
entorno internacional.
Tras su derrota, Barrios se había desplazado a Nueva York, donde
no consiguió apoyo para enfrentar nuevamente a Carrera, por tal
motivo, decidió volver a Centroamérica. Mediante partidarios
suyos exiliados en Costa Rica, dentro de los que se destacaba
Lorenzo Montúfar, Barrios solicitó el asilo político, pese a la
hostilidad que había mantenido durante los años de su gobierno
y el apoyo que había brindado a las aspiraciones del ex presidente
91
ANCR, Fondo Congreso, N° 5800.
92
Sáenz Carbonell, Historia Diplomática…, p. 280.
93
Acuña Ortega, La invención de la diferencia costarricense…, p. 214.
C H C S

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Mora Porras de recuperar el poder.94 Una vez conocida la noticia,
el gobierno de Guatemala, mediante una nota diplomática,
expresó que el otorgamiento del asilo enturbiaría las relaciones
entre Guatemala y Costa Rica. Por este motivo, el canciller Volio
indicó que la decisión de asilo no había sido tomada, pero que esta
no implicaba un acto inamistoso, por estar apegada al derecho
costarricense y al derecho internacional. Una amenaza similar fue
realizada por el gobierno de Nicaragua.95
Bajo estos auspicios, Barrios arribó a Costa Rica el 27 de diciembre
de 1864 e inmediatamente presentó su solicitud de asilo.96 Al
parecer la llegada de Barrios despertó sentimiento encontrados
en la sociedad costarricense, como lo demuestra una edición del
periódico “El Ensayo”, que circulaba por esos días en el país. El 11
de enero, el editor del semanario describía la llegada de Barrios de
la siguiente forma:
“La semana antepasada llegó á esta
ciudad el Sr. General Barrios acompañado a
su llegada por una numerosa concurrencia,
que con anterioridad se había adelantado
algunas leguas á topar al ilustre proscrito.
Ya entre nosotros ha sido visitado por
toda, ó casi toda la sociedad Josefina que
le ha dado no pocas muestras de simpatía
y aprecio, queriendo sin duda hacer una
formal protesta contra ciertas exigencias de
las otras Repúblicas Centro Americanas…”97
En ese mismo periódico se publicó una carta de respuesta, firmada
por “Unos costarricenses” que contradecía estas apreciaciones al
indicar que:
“Es sobre manera sensible que el Señor
Redactor haya dado cabida en las columnas
94
Montúfar, Memorias autobiográficas, p. 381.
95
Sáenz Carbonell, Historia Diplomática…, p. 297-298.
96
Ibid, p. 299.
97
El Ensayo, 11 de enero de 1865, p. 1. En página electrónica de la Biblioteca Nacional de
Costa Rica, dirección electrónica: http://www.sinabi.go.cr/Biblioteca%20Digital/Periodicos/
El%20ensayo%201/El%20ensayo%201865/ak-El%20Ensayo_11%20ene_1865.pdf. Revisado 19
de diciembre de 2012.

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J V L E 
del “Ensayo” á un artículo que de suyo no
tiene una correspondencia real y positiva;
cuando fueron muy pocas las personas que
se dignaron favorecer al expresado General,
en su ingreso á esta ciudad; habiendo sido
la mayor parte de ella parientes de Su
Señora, y tres ó cuatro emigrados movidos
por la identidad que con el conservan en
principios políticos.- Mas ahora, si por esto
se ha lanzado nuestro articulista á deducir
que la sociedad Josefina, abriga fuertes
simpatías en favor de Barrios, por cierto que
una lógica muy peregrina…”98
Más allá de las simpatías, o la inexistencia de estas, en la población;
el debate fundamental dentro del gobierno se concentraba en la
decisión sobre el otorgamiento del asilo al general Barrios. Por un
lado, el ex canciller Francisco María Iglesias se mostraba favorable
al otorgamiento, dado que “Costa Rica ha sido siempre un asilo
sagrado y seguro para todos aquellos que sufren el ostracismo,
sean quienes fueren, y su suelo han encontrado protección,
amistades y hogares”.99 Por el otro, el canciller Volio se encontraba
completamente en contra, dado los conflictos que este acto podía
traer hacia el país, es especial la amenaza conjunta de las demás
repúblicas centroamericanas, quienes al tener a Nicaragua como
alidada podían emplear su territorio para atacar a Costa Rica.100
En algún momento, Lorenzo Montúfar, uno de los principales
detractores de Volio, señaló que su oposición al asilo se fundaba
en el apoyo que el canciller deseaba brindarle a Carrera, en razón
de su ideología conservadora.101 Sin embargo, esta versión no
guarda consistencia con las posteriores expresiones de Volio hacia
el resto de Centroamérica, así como la amistad que lo unió a uno
de los principales liberales de la época, el doctor Castro Madriz.
98
El Ensayo, fragmento sin identificación de fecha. En página electrónica de la Biblioteca
Nacional de Costa Rica, dirección electrónica: http://www.sinabi.go.cr/Biblioteca%20Digital/
Periodicos/El%20ensayo%201/El%20ensayo%201865/dt-El%20Ensayo_s.f..pdf. Revisado 19 de
diciembre de 2012.
99
Citado por Rodríguez Vega, Eugenio, Biograf ía de Costa Rica, San José, 4ta Edición,
Editorial Costa Rica, 2010, pp. 132-133.
100
Oconitrillo, Los grandes perdedores…, p. 13.
101
Montúfar, Memorias autobiográficas, p. 381.
C H C S

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En una acalorada conversación con el presidente Jiménez, ambos
decidieron llevar el asunto a una comisión de notables.102 En esta
se tomó la decisión de aprobar el asilo, que fue otorgado el 5 de
enero de 1865, bajo la condición para Barrios de no realizar actos
que contravinieran la neutralidad costarricense. Como era de
esperarse, se produjo una ruptura de las relaciones diplomáticas
con el resto de los países centroamericanos: El Salvador, el 3 de
enero; Nicaragua, el 20 de enero; Guatemala, el 28 de enero; y
Honduras, el 18 de febrero.103
En relación con esta situación, y como demostración del temor
latente hacia la actitud del resto de países centroamericanos, el
presidente Jiménez señalaba en su informe al Congreso que:
“Provistos los almacenes de guerra con un
valioso armamento comprado últimamente
en
Inglaterra,
y
convenientemente
organizadas las milicias, nos encontramos
en posesión de los medios de defensa, que
todo pueblo libre e independiente debe
procurarse cuando se halla en paz.”104
Más adelante, agregaba:
“Por desgracia, las Repúblicas de
Centro-América, exagerando los peligros
que contra su existencia pudieran surgir, de
la presencia de un asilo político en esta, han
creído indispensable para su conservación
y tranquilidad, cerrar sus relaciones
diplomáticas, comerciales y sociales con la
de Costa-Rica, privándose de esta manera
de los medios que la amistad ponía a su
alcance para vigilar y contener a la persona
que tantas inquietudes les causa, desviando
102
Idem.
103
Sáenz Carbonell, Historia Diplomática…, p. 299-300.
104 Mensaje del Presidente de la República de Costa Rica al Congreso Nacional de 1865, 1°
de mayo de 1865, en página electrónica CODIMEP-CR, en dirección electrónica: https://
docs.google.com/viewer?a=v&pid=sites&srcid=ZGVmYXVsdGRvbWFpbnxtZW5zYWplcHJ
lc2lkZW5jaWFsY3J8Z3g6NzVmODA3NGZiMWQ2YzYwMg. Revisado 19 de diciembre de
2012.

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J V L E 
de sus puertos nuestro pequeño comercio y
ahondando la escisión que, ya la diversidad
de principios ya la oposición de intereses ya
la diferente organización política, habían
abierto entre pueblos que por su origen y
su situación geográfica, están llamados a
unirse. Nicaragua, sin embargo, ha dejado
abiertas las relaciones oficiales.
El Gobierno se ha limitado a protestar
contra la injusticia de semejantes medidas;
excusando discutir sus actos de soberanía y
rechazando la presión que sobre él se haya
pretendido ejercer. Su conducta ha merecido
elogios de los Gobiernos y de la prensa
imparciales.”105
Las palabras de Jiménez Zamora y la correspondencia diplomática
del periodo permiten comprender que el asilo de Barrios
contribuyó a consolidar el desarrollo de un discurso nacional
y una concepción sobre las relaciones con el resto de los países
centroamericanos. En tal sentido, Volio escribía al ministro
costarricense en Washington, Luis Molina, lo siguiente:
“Yo sé perfectamente que Costa Rica es
un país pequeño, desprovisto de toda clase
de recursos, sin elementos para hacerse
respetar y que su debilidad la expone a
mil peligros, decepciones y a veces faltas de
consideración; pero por otra parte conozco
que la unión con los otros Estados de Centro
América no la haría cambiar esta situación,
complicaría sus dificultades y aumentaría
su debilidad y su miseria, sujetándola
además a sufrir las consecuencias del necio
orgullo de sus vecinos […]
[…] Lo mismo que Ud. nací
centroamericano; pero solo quiero ser
105
Mensaje del Presidente de la República de Costa Rica al Congreso Nacional de 1865…
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costarricense, y nada deseo tanto como que
en el exterior se sepa que esta República
nada tiene de común con las que un día
formaron la Federación, en buena hora
tan ilógica y tan imposible que no volverá
a pensarse en ella mientras subsistan las
condiciones actuales de aquellos pueblos.” 106
Como puede apreciarse, la visión de diferencia que se había ido
construyendo en los años anteriores es acompañada con rotundos
calificativos hacia un entorno amenazante: Centro América.
Asimismo, la idea de la unión dejó de ser una posibilidad futura,
para convertirse en un intento del pasado, que debía ser superado.
Por ello, Volio planteaba la necesidad de construir una imagen
internacional, para que los países ajenos al istmo pudiesen
conocer las diferencias entre Costa Rica y Centroamérica.
El sentimiento soberanista se encontraba más allá de la visión
que se tuviera sobre el caso específico de Barrios, empero, este
brindaba el escenario ideal para su expresión. En tal sentido, en
la memoria al Congreso, el canciller Volio realizaba la siguiente
consideración:
“No obstante la esperanza en que por
muchos años permanecieron, de volver a
formar un solo cuerpo de nación, expresada
en las leyes fundamentales inmediatamente
promulgadas; esperanza que ha dado
motivo a que algunos crean, por lo menos
latente, natural y tan solo aplazada la
antigua unión; es lo cierto que cada una
aisló sus intereses, declaró su propósito de
no intervenir en los negocios de las otras, y
vinieron a tratarse entre sí, como si nunca
hubiesen estado ligadas […]
[…] Así deslindado el lugar que Costa
Rica ocupa respecto a las otras Repúblicas
de Centro América, fácil es encontrar la
regla de conducta que el gobierno debió
106

Citado por Acuña Ortega, La invención de la diferencia costarricense…, p. 213-214.
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seguir cuando el General Barrios, proscrito
político de la del Salvador, pidió ser
admitido en nuestro territorio”.107
En otros términos, para las autoridades costarricenses el asilo no
resultaba un asunto vinculado exclusivamente con Barrios, iba más
allá. Esta decisión constituía un ejercicio de autodeterminación,
de soberanía nacional. Igualmente, representaba –de acuerdo con
las perspectivas de la élite costarricense- el momento ideal para
dejar clara la diferencia entre un país que respetaba las normas
de los “pueblos civilizados” por sobre cada uno de los demás
países centroamericanos, quienes actuaban con fundamento en
la “barbarie”. De tal forma, en la nota que informaba el asilo de
Barrios a los gobiernos del istmo se indicaba:
“Si el pueblo y el Gobierno de Costa
Rica se creyeran dispensados de obedecer
las sagradas leyes de la hospitalidad;
si el humanitario principio sentado por
el gobierno Frances en el año de 1844 y
aceptado por todo el mundo culto, no
tuviese eco en este pequeño y generoso; si
desatendido de nuestra propia dignidad,
olvidásemos los deberes que contrajimos
al declarar la neutralidad que Costa Rica
asumió en la guerra contra el General
Barrios, todavía tendríamos que someternos
á las leyes consignadas en nuestro códigos, y
mas aun, á los Tratados celebrados, tanto
con la República de Guatemala, como
con la del Salvador, mas inmediatamente
interesadas en este asunto (sic).”108
Igualmente, las consecuencias políticas de la ruptura eran
soslayadas por algunos de los personajes más influyentes de ese
periodo. En tal sentido señalaba el Dr. Castro Madriz:
107
ANCR, Fondo Congreso, N° 6086.
108
Nota del canciller Julián Volio Llorente a los gobiernos de Guatemala, El Salvador,
Honduras y Nicaragua, 5 de enero de 1865. Extracto en El Ensayo, 11 de enero de 1865. En
página electrónica de la Biblioteca Nacional de Costa Rica, dirección electrónica: http://www.
sinabi.go.cr/Biblioteca%20Digital/Periodicos/El%20ensayo%201/El%20ensayo%201865/
dt-El%20Ensayo_s.f..pdf. Revisado 19 de diciembre de 2012.
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“Yo creo que la suspensión de
relaciones que ocurrido (sic) el Gobierno
de El Salvador, seguramente también el de
Nicaragua y remotamente el de Guatemala
es más perjudicial a sus respectivos pueblos
que los de Costa Rica, y que ésta debe
manifestarse fría e indiferente en semejante
emergencia”.109
Los acontecimientos descritos también permitieron realizar
intentos por establecer una imagen internacional. En tal sentido,
se pretendía “ganarse las simpatías de las Naciones poderosas”,
al establecer el carácter progresista y civilizado del pueblo y el
gobierno. Este proceso no resultaba novedoso para la época, sino
que había sido una constante en la labor de la incipiente diplomacia
costarricense.110 En esta ocasión, el medio fue la elaboración de
una circular para el cuerpo diplomático acreditado en el país,
en ese momento integrado, al menos, por representantes de los
Estados Unidos, Gran Bretaña, España, Italia, Bremen, Chile
y Francia. En esta se sostenía el ligamen de Costa Rica con el
derecho de las naciones civilizadas y lo riesgoso de la posición del
resto de los países centroamericanos.111
El discurso descrito en Volio se puede apreciar con mayor
claridad al revisar la reacción que se produjo en la prensa de la
época. Esta permitía difundir las ideas que sobre el conflicto y sus
causas se fueron elaborando durante esas semanas. Asimismo,
demuestra que el proceso de construcción del discurso identitario
se encontraba más difundido de lo que se había afirmado
anteriormente. En este sentido, completamente libre de óbices
diplomáticos, el redactor de “El Ensayo” inició a partir del 11 de
enero una serie de notas y artículos cortos dirigidos a respaldar la
109 Carta del Dr. José María Castro Madriz al canciller Julián Volio Llorente, 7 de febrero de
1865, en Sáenz Carbonell, Jorge, La primera misión diplomática de Costa Rica en Colombia,
Instituto del Servicio Exterior Manuel María de Peralta, 2009, p. 24.
110
En este sentido ver Gólcher, Ericka, Imperios y ferias mundiales: la época liberal,
en Anuario de Estudios Centroamericanos, San José, Volumen 24, Nº2, 1998, págs. 75-94;
Cascante Segura, Carlos Humberto, La elaboración de una imagen y diplomacia incipiente.
El primer litigio internacional de Costa Rica (1860-1863), En Boletín AFEHC N°46, de la
Asociación para el Desarrollo de los Estudios Históricos en Centroamérica, publicado el 04
septiembre 2010, en dirección electrónica: http://afehc-historia-centroamericana.org/index.
php?action=fi_aff&id=2509. Revisado: 28 de octubre de 2010.
111
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ANCR, Fondo Congreso, N° 6879.
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decisión del gobierno y a construir una explicación de la situación
política que se experimentaba. Desde esta perspectiva, señalaba
en referencia a los gobierno Guatemala y El Salvador:
“¿Creerá el partido servil ó conservador
dominante hoy en otras secciones de CentroAmérica que nosotros hemos perdido, ó
sacrificado como ellos en las ambiciones o
el interés personal el pundonor nacional?
- ¿Creerán acaso, que por debilidad
dejaremos hollar impunemente nuestra
soberanía y nuestro orgullo de pueblo libre?
Oh! Se equivocan, si tal creen: el pueblo
entero tiene á honor repetir con su Gobierno
las nobles y valientes frases con que el H.
Ministro Sr. Volio ha sabido revindicar el
honor nacional.” (sic)112
En esa misma edición, el cronista encargado de las noticias
internacionales, luego de hacer un resumen de las reacciones de
tres de los países centroamericanos ante la posibilidad del asilo
de Barrios en Costa Rica, realizó una grosera comparación entre
Costa Rica y Guatemala de la siguiente manera:
“En efecto, no puede haber
mancomunidad de ideas ni intereses
entre dos países, si se quiere antípodas.
Guatemala cuando se independizó Centro
América era, como la Metrópoli, la más
adelantada de los seis Estados. Allí habían
más luces y mayores riquezas, Costa Rica
entonces casi no existía: tal era el atraso
en que se encontraba. Hoy Guatemala
ha retrocedido cien años, y se encuentra
respecto de Costa Rica en un nivel muy
bajo; y más bajo aun respecto de su anterior
posición. […] […] Los que manejan el
112 El Ensayo, 11 de enero de 1865. En página electrónica de la Biblioteca Nacional de Costa
Rica, dirección electrónica: http://www.sinabi.go.cr/Biblioteca%20Digital/Periodicos/El%20
ensayo%201/El%20ensayo%201865/dt-El%20Ensayo_s.f..pdf. Revisado 19 de diciembre de
2012.
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estado en Guatemala propenden por el
absolutismo, están educados bajo las ideas
de privilegios y distinciones sociales, y tienen
horror a todo aquello propenda á igualar
las clases, y predican por la desigualdad
de sangre y castas. En Costa Rica no hay
círculo exclusivo que maneje los intereses de
la nación, y los que hoy forman gobierno son
republicanos de corazón amantes de su país
y que profesan las doctrinas más benéficas y
humanitarias del siglo.” (sic)113
Como puede notarse de los citados extractos, dentro del
discurso del periódico en cuestión, el problema había dejado
de estar concentrado exclusivamente en la situación del general
Barrios. El conflicto que envolvía a Costa Rica con sus vecinos
tenía raíces más profundas, provenía de las diferencias en
la constitución de los cuerpos políticos de Costa Rica y los
demás países centroamericanos, aún sin establecer las razones
para estas diferencias. En este caso, la atención se dirige,
particularmente, al distanciamiento de las élites gobernantes
en Costa Rica y Guatemala se producía dado la orientación
“moderna” de la primera y el anquilosamiento de la segunda.
Con lo cual se constituye una relación dialéctica entre la Costa
Rica “democrática” y la Centroamérica “autoritaria”, liderada en
este caso por Guatemala. En las ediciones del 9 y 26 de febrero,
el editor y sus colaboradores endurecieron aún más su lenguaje.
“Un particular puede muy bien romper
sus relaciones á la hora que se le antoje sin
que nadie pueda quejarse, porque á nadie se
perjudica; pero los gobiernos deben actuar
de muy distinto modo: su conducta está
sugeta á reglas establecidas en los principios
del derecho internacional. Estas reglas pues,
no están al antojo y al capricho de cada uno,
y si se falta a ellas su resultado es una grave
responsabilidad de que tendrán que dar
113 El Ensayo, 11 de enero de 1865. En página electrónica de la Biblioteca Nacional de Costa
Rica, dirección electrónica: http://www.sinabi.go.cr/Biblioteca%20Digital/Periodicos/El%20
ensayo%201/El%20ensayo%201865/dt-El%20Ensayo_s.f..pdf. Revisado 19 de diciembre de
2012.
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cuenta en su día los Gobiernos del Salvador
y Nicaragua.
En cuanto á Costa Rica si las cosas no
pasan del actual estado, lo que debemos
esperar de la prudencia y tino de la
administración, más bien tendrá que
felicitarse por la ruptura de las relaciones
con las otras Repúblicas. Nuestras
relaciones con los Estados C. Americanos
estaban reducidas desde hace mucho
tiempo á un pequeño comercio que traia
ropa de lana de Guatemala; azúcar, arros,
sombreros, petates, rebosos y tabaco del
Salvador; sombreros, petates, jáquimas,
cacao y ganado de Nicaragua, cosas que
se pagaban a dinero constante, porque
ninguna de nuestras producciones se
consume en aquellos estados. Hoy pues
esos productos se manufacturan en el
país, porque la necesidad es madre de la
industria, ó se traerán de otra parte donde
se puedan pagar con nuestro café; de modo
que los Estados pierden un mercado regular,
y Costa Rica gana unos centenares de miles
de pesos.”(sic)114
Como puede apreciarse, la confianza en las oportunidades de
sobrevivencia del país superaban las vicisitudes provocadas
por el rompimiento de relaciones con las demás repúblicas
centroamericanas. Incluso, se establece que dichas relaciones son
insignificantes e inútiles para Costa Rica, por lo que se descarta
la posibilidad de una unión y el entorno centroamericano se
caracteriza como un componente de poca importancia, en el
mejor de los casos; o bien, obstaculizador, en el peor, del futuro
costarricense. No obstante, aún falta por determinar cuáles son
114 El Ensayo, 9 de febrero de 1865. En página electrónica de la Biblioteca Nacional de Costa
Rica, dirección electrónica: http://www.sinabi.go.cr/Biblioteca%20Digital/Periodicos/El%20
ensayo%201/El%20ensayo%201865/bh-El%20Ensayo_9%20feb_1865.pdf. Revisado 22 de
diciembre de 2012.
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las razones que han provocado estas diferencias. De tal manera,
en la edición del 26 de febrero se puntualizará lo siguiente:
“Bien miradas las cosas, Costa-Rica nada
pierde con el rompimiento de toda relación.
Los lazos que un día unieron a la República
Federal de Centro-América mas bien eran
ficticios que verdaderos lazos fraternales,
no existiendo como no ha existido nunca
la cacareada identidad de origen, de
costumbres, de hábitos ni de leyes. En el
pueblo Costarricense domina el elemento
blanco descendiente de colonias gallegas,
que como es bien sabido se conservaron
en la península ibérica libres de toda
mezcla con los árabes ó moriscos africanos,
mientras que en las otras Repúblicas Centro
americanas, por una parte las masas son
indias, y por otra parte el elemento blanco
desciende de colonias venidas de los reinos
meridionales de España que durante siete
siglos estuvieron bajo dominación de los
moriscos; de ahí la profunda diferencia que
se nota en los hábitos y costumbres de ambos
pueblos, y de aquí también las revoluciones
periódicas en unos, y la paz y el progreso en
el otro.”(sic)115
De esta forma el cronista ligaba los destinos de Costa Rica y
el resto sus vecinos con el pasado colonial. El de Costa Rica
caracterizado por la pureza racial, los otros países conformados
a partir de mezclas perjudiciales primero de elementos árabes y
luego por componentes indios. Estos elementos serán claramente
retomados y profundizados en las décadas siguientes en el ámbito
115 El Ensayo, 26 de febrero de 1865. En página electrónica de la Biblioteca Nacional de
Costa Rica, dirección electrónica: http://www.sinabi.go.cr/Biblioteca%20Digital/Periodicos/
El%20ensayo%201/El%20ensayo%201865/bt-El%20Ensayo_23%20feb_1865.pdf. Revisado 22
de diciembre de 2012.
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interno para establecer una identidad nacional en Costa Rica.116
El caso en cuestión también demuestra como los acontecimientos
internacionales fueron un acicate del proceso de elaboración del
discurso nacional costarricense, que merece ser estudiado con
mayor profundidad en otras oportunidades.
Pocos meses después de otorgado el asilo, en mayo de 1865, el
general Barrios decidió abandonar Costa Rica. El ex presidente
salvadoreño, quien seguía con la ilusión del retorno, se quejaba
de haber recibido únicamente un “medio asilo”, pues no había
encontrado las condiciones para concretar sus planes. Barrios
intentó retomar el poder a mediados de junio de ese año, pero
la intentona montada en El Salvador fracasó. Por tal motivo, se
desplazó a Panamá, no obstante, durante su travesía una tormenta
lo obligó a atracar en el puerto de Corinto, donde las autoridades
nicaragüenses lo apresaron. Bajo promesa de que se respetaría su
vida, el gobierno nicaragüense lo entregó al gobierno salvadoreño.
Sin embargo, Barrios fue sometido a un consejo de guerra y fue
sumariamente fusilado, el 29 de agosto de 1865.117
La salida de Barrios allanó el restablecimiento de relaciones
diplomáticas con Nicaragua y Honduras.118 No así con Guatemala
y El Salvador que se restablecieron algunos años después del
fusilamiento de Barrios. Empero, la guerra centroamericana y, en
especial, el problema del asilo habían consolidado en el discurso
identitario de la oligarquía costarricense la idea de que, al ser
país diferente dentro de istmo centroamericano, se encontraba
amenazado por sus vecinos. Esta percepción de amenaza
contribuyó a establecer una animadversión por la idea de la unión
centroamericana en los años subsiguientes y los mecanismos de
relación con el resto de estados centroamericanos.
116 Sobre este proceso en la década de 1870 ver PALMER, Steven, Socied.ad anónima y
cultura oficial: inventando la nación en Costa Rica, 1848-1900, en MOLINA, Iván y PALMER,
Steven, Héroes al gusto y libros de moda: sociedad y cambio cultural en Costa Rica (1750–
1900), (San José, Costa Rica, Editorial Porvenir y Plumsock Mesoamerican Studies, 1992, pp.
169-205.
117
Sáenz Carbonell, Historia Diplomática…, pp. 300-301.
118
ANCR, Fondo Congreso, N° 6086.
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N     V
Como parte de su proceso de construcción estatal, uno de
los primeros objetivos de la clase política costarricense fue
la apropiación excluyente y exclusiva del territorio en el cual
comenzaba a establecerse119. Este proceso se estructuró en dos
fases, una de carácter interno y la otra en el plano internacional.
La primera consistió en la definición de la organización territorial
interna, así como la exploración y ocupación del territorio
(faceta que fue cada vez más importante, dado el auge cafetalero
y la necesidad de extender la frontera agraria). La segunda se
desarrolló como un proceso de definición de límites con los
Estados vecinos: Nicaragua y Colombia durante todo el siglo XIX,
posteriormente, Panamá, tras su independencia en 1903.
Si bien la clase política, como se observó anteriormente, se dirigió
a no participar directamente en los conflictos centroamericanos,
sino que se optó por una intervención indirecta y fragmentaria,
los problemas con los países limítrofes fueron inevitables. La
determinación de estos límites se encontraba enmarcada en
un contexto nacional e internacional complejo. Dos factores
contribuyeron a esta situación. Por un lado, los procesos de
construcción del Estado que experimenta Costa Rica y sus
estados vecinos, donde el territorio jugaba un papel ideológico
y económico. Por otro lado, los gobiernos de Gran Bretaña,
Francia y los Estados Unidos, así como empresarios privados de
esos países, procuraban la ejecución del proyecto canalero en la
119 Meléndez Dobles, Silvia, Aportes geográficos al imaginario costarricense, en Revista
Reflexiones, número 83 (1), San José, Costa Rica, 2004, pp. 57-85.

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región. En tal sentido, los alambicados elementos jurídicos de este
proceso de definición territorial fueron supeditados a los intereses
económicos, ligados a los diversos intentos de canalización, como
estableceremos a continuación.120
Al igual que los ministros que le precedieron, y muchos de los que
le sucedieron, el canciller Volio tuvo que lidiar con dos conflictos
limítrofes abiertos con Nicaragua y Colombia. Ambos tenían
características distintas. Por un lado, con Nicaragua la existencia
de proyectos canaleros fomentaba la participación de los Estados
Unidos y la Gran Bretaña. Con Colombia se trataba de un conflicto
muy desigual, dado el tamaño y recursos con que contaba este
país. Durante la gestión de Volio, sin embargo, los diferendos en
cuestión mantuvieron una relativa estabilidad, como se describirá
a continuación.
Una vez finalizada la guerra en contra de los filibusteros se
inició un proceso de negociación de los límites entre Costa Rica
y Nicaragua. El 6 de julio de 1857, los representantes de ambos
gobiernos suscribieron en Managua el tratado Cañas-Juárez. Este
reconocía a Costa Rica el derecho de libre navegación en el San
Juan y establecía como lindero el curso de este río hasta un punto
situado dos millas inglesas antes del Castillo Viejo y después una
línea imaginaria hasta la bahía de Salinas. El tratado Cañas-Juárez
no llegó a ser ratificado, y el 8 de diciembre de 1857 se firmó otro,
el Cañas-Martínez, en el cual se acordaba que Costa Rica podría
escoger si los límites debían ser los fijados en el Cañas-Juárez o los
antiguos linderos del partido de Nicoya, que no fueron precisados.
Este convenio fue aprobado por el Congreso de Costa Rica el 17
de diciembre, pero la Asamblea Constituyente de Nicaragua lo
rechazó en enero de 1858.
El 15 de abril de 1858, con base en las propuestas presentadas
por el Plenipotenciario nicaragüense Máximo Jerez Tellería,
120
Sobre la importancia estratégica de la región en razón del paso interoceánico ver
Rodríguez, Rosario, El interés geopolítico norteamericano en Centroamérica, Ponencia
presentada en el VI Congreso Centroamericano de Historia, Universidad de Panamá,
Panamá, 22 al 26 de julio de 2002; Granados Chaverri, Carlos, Geopolítica, destino manifiesto
y filibusterismo en Centroamérica, Boletín AFEHC N°36, publicado el 04 junio 2008,
disponible en: http://afehc-historia-centroamericana.org/index.php?action=fi_aff&id=1920
y Angulo Jaramillo, Felipe, Entre el olvido y los intereses geoestratégicos. América Central en
los relatos de viaje de la Revue des Deux Mondes a mediados del siglo XIX, Boletín AFEHC
N°42, publicado el 04 septiembre 2009, disponible en: http://afehc-historia-centroamericana.
org/index.php?action=fi_aff&id=2260
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se suscribió en San José el tratado Cañas-Jerez, en el cual se
estableció la actual frontera entre los dos países. En este convenio
se atribuye a Nicaragua el dominio y sumo imperio sobre el río
San Juan en toda su extensión y se dispone que Costa Rica tendrá
en su curso inferior derechos perpetuos de libre navegación con
objetos de comercio. El tratado fue ratificado por ambos países
y sus ratificaciones se canjearon en Rivas el 26 de abril de 1858.
Al brindar una serie de derechos a Costa Rica y al gestarse en
ese momento la idea del ansiado Canal de Nicaragua, el tratado
necesariamente determinó los derechos de Costa Rica respecto de
la futura realización de esa obra. Sobre este componente esencial
para los intereses de ambos estados el artículo 8 del convenio
ordena que:
“Si los contratos de canalización o
de tránsito celebrados antes de tener el
Gobierno de Nicaragua conocimiento de este
convenio, llegase a quedar insubsistentes por
cualquier causa, Nicaragua se compromete
a no concluir otro sobre los expresados
objetos, sin oír antes la opinión del Gobierno
de Costa Rica acerca de los inconvenientes
que el negocio pueda tener para los dos
países; con tal que esta opinión se emita
dentro de treinta días después de recibida
la consulta; caso que el de Nicaragua
manifieste ser urgente la resolución; y no
dañándose los derecho naturales de Costa,
este voto será consultivo.”
En efecto, el requisito de participación costarricense generó que
ante cada eventual proyecto canalero se avivara la discordia entre
ambos países, dado que por lo general Nicaragua no solicitó
la opinión costarricense, y de solicitarse, las propuestas para
indemnizar o permitir alguna participación costarricense en el
proyecto resultaban insatisfactorias121.
Volio conocía directamente dicha situación. En 1861, como
ministro plenipotenciario de Costa Rica y Nicaragua, le
121 Ver sobre este proceso Sáenz Carbonell, Historia Diplomática..., Tomo I, Op. cit. Pp.
337, 338 y 339.

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correspondió realizar las gestiones necesarias para que en
un contrato de esta especie se introdujese una cláusula que
salvaguardase los intereses costarricenses.122
Nuevamente, uno de estos casos se presentó en 1863, cuando
Volio ya ocupaba la cartera de Relaciones Exteriores. El primer
acercamiento al problema se produjo en relación con la
conflictiva relación que tenía Nicaragua con la Compañía del
Tránsito Centro-Americana. Dicha compañía fue acusada por el
gobierno nicaragüense de colaborar con ataque de los gobiernos
de El Salvador y Honduras a Nicaragua en la Bahía de La Virgen.
Motivo por el cual, el canciller nicaragüense solicitaba al gobierno
costarricense establecer una fuerza militar en el Sarapiquí.123
Asimismo, las autoridades nicaragüenses pretendían dejar sin
efecto el contrato con la citada compañía y firmar una nueva
contrata con el francés Felix Belly, con la cual se pretendía
restablecer una ruta del tránsito y la navegación de vapores al
interior del San Juan.124
Precisamente, la amenaza hondureña-salvadoreña a Nicaragua
permitiría una relativa estabilidad y cooperación en las relaciones
entre Costa Rica y Nicaragua durante la gestión del canciller
Volio. Por lo que en su primera nota a Nicaragua, en tal cargo,
en mayo de 1863, recomendó no firmar un nuevo contrato hasta
no solucionar la situación con la Compañía Centro-Americana.
Asimismo, se negó a enviar tropas al Sarapiquí, dado que se
consideraba que no existía peligro inminente en el San Juan.125
Pronto los problemas con la Compañía Centro-Americana
se extenderían a Costa Rica. El 15 de julio, el canciller remitió
una enérgica protesta a las autoridades nicaragüenses por las
actividades de esta en el río Colorado. La compañía en cuestión
realizó un recorrido por el río Colorado y “había marcado varios
puntos con el objeto de cerrarlo echando a pique, cuatro goletas
122 Pérez Zeledón, Pedro, Informe sobre la cuestión de validez del tratado de límites de
Costa Rica y Nicaragua y punto accesorias sometidos al arbitraje del Señor presidente de los
Estados Unidos de América; presentado en nombre del gobierno de Costa Rica por Pedro Pérez
Zeledón, Gibson Bros., Printers Washington, D.C., , 1887, p. 74.
123
Ibid, p. 224-225.
124
Idem.
125 Pérez Zeledón, Informe sobre la cuestión de validez del tratado de límites de Costa Rica
y Nicaragua…, pp. 227-228.
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con piedra y arena”. La respuesta del gobierno de Nicaragua fue
clara y reflejaba sus disputas con la Compañía Centro-Americana,
pues veía toda obra como un intento de permanecer a pesar
de la disputa existente. En tal sentido, Nicaragua reconocía la
realización de actos en territorio costarricense, se reprendía a
la Compañía y se alentaba al gobierno costarricense a rechazar
por los medios necesarios dicha actividad.126 Por consiguiente,
el gobierno nicaragüense consideraba al costarricense un aliado
en contra de la Compañía, lo que permitiría negociar un nuevo
contrato. 127
Asimismo, el hecho que Luis Molina, ministro de Costa Rica
en Washington, había asumido también la representación de
Nicaragua facilitaba los intentos de encuentro entre ambos países.
Como quedó demostrado en marzo de 1864, con la contrata
firmada por el gobierno de Nicaragua con Betford C. T. Pim,
representante de la Compañía del Tránsito Centro-Americana.
Acuerdo que fue negociado por Molina en Washington, y luego
consultada y aprobada por el gobierno costarricense.128
Tras la guerra centroamericana, y en razón de las vicisitudes que
provocó el asilo del general Barrios, se rompieron relaciones con
Nicaragua. Estas se restablecieron en 1864, y siguieron una línea
similar a la descrita. Así se presentó un incidente similar en 1866,
cuando, por un lado, la Compañía de Tránsito se había percatado
que para tener éxito en sus proyectos debía cerrar la boca del
Colorado, para restablecer el caudal del San Juan. Por otro, Costa
Rica defendía sus derechos; mientras que Nicaragua aceptaba las
protestas costarricenses.129
No obstante, se produjeron algunos problemas por la falta de
delimitación de la frontera. Por ejemplo, el establecimiento de
un cordón sanitario por parte de Costa Rica, que Nicaragua
alegaba violentaba su territorio.130 Así como la detención de una
expedición costarricense a la orilla del San Juan, que procuraba
126
ANCR, Fondo Congreso, N° 6044.
127 Pérez Zeledón, Informe sobre la cuestión de validez del tratado de límites de Costa Rica
y Nicaragua…, pp. 236.
128
Idem.
129 Pérez Zeledón, Informe sobre la cuestión de validez del tratado de límites de Costa Rica
y Nicaragua…, pp. 239-242.
130

Sáenz Carbonell, Historia Diplomática…, 312-313.
C H C S
J V L E 
encontrar una ruta rápida al Castillo Viejo.131 Ambas situaciones
se resolvieron de común acuerdo, en la primera Costa Rica decidió
establecer el cordón en una zona indiscutidamente costarricense.
En el caso de los expedicionarios, Nicaragua liberó a los detenidos
y solicitó a Costa Rica informar sobre nuevas recorridos de este
tipo.132
Un incidente similar se produjo en mayo 1867, esta vez en el
río Taura. En este, la Compañía del Tránsito Centroamericana
había realizado trabajos para obstruir la salida de aguas del río
San Juan, con el objeto de aumentar el caudal de este último.
El canciller Volio envió un comisionado con instrucciones de
precisar la existencia de dichas obras, las cuales se encontraban
a una cuarta parte del trabajo; y oponerse a estas. Confirmado
el hecho el comisionado se dirigió a las oficinas del agente de la
Compañía en San Juan del Norte, ante la protesta costarricense la
empresa en cuestión suspendió los trabajos. Asimismo Costa Rica
volvió a protestar contra el gobierno de Nicaragua, el cual reiteró
el respeto a los términos del tratado. En la memoria de Relaciones
Exteriores de ese año, el canciller Volio señalaba la necesidad
de llegar a ciertos acuerdos para aprovechar las contratas del
tránsito, dado que estas requerirían de trabajos en el territorio
costarricense, de lo que Costa Rica podría sacar provecho.133
El tono amistoso de las relaciones continuó en 1868, con la
acreditación como ministro en Costa Rica de José María Zelaya.
A parte de otros tratados, Volio y Zelaya firmaron un tratado de
paz y amistad; así como un convenio para la exploración de las
bocas del Colorado y el San Juan para determinar el mejor lugar
para un puerto.134
El tratado de Paz establecía una sería de cláusulas muy avanzadas
para ambos países, entre ellas la igualdad de derechos y
deberes (salvo el servicio militar y empréstitos forzosos) entre
nicaragüenses y costarricenses en el territorio de ambos países; la
aplicabilidad de actos públicos de cada país en territorio del otro;
se facilitaba la extradición entre ambos Estados; se garantizaba
131 Pérez Zeledón, Informe sobre la cuestión de validez del tratado de límites de Costa Rica
y Nicaragua…, pp. 238-239.
132
Idem.
133
ANCR, Fondo Congreso, N° 7072.
134
Sáenz Carbonell, Historia Diplomática…, 313.
C H C S

J V L E 
el asilo político; y se garantizaban los derechos de los agentes
diplomáticos de ambos países.135
Por otra parte, la Convención preliminar el reconocimiento de las
bocas del Colorado y el San Juan establecía lo siguiente:
“Artículo 1.
Se practicará un reconocimiento
científico del río Colorado y del San Juan,
por medio de una comisión compuesta de
personas nombradas, una por el Gobierno
de Costa Rica y otra por el Gobierno de
Nicaragua, con el objeto de examinar cuál
de los dos puertos sería más fácil mejorar,
haciendo que el todo o parte de las aguas de
los dos ríos en que se divide el Alto San Juan,
tome solo un cauce.
Artículo 2.
La comisión levantara los planos y
presupuestos necesarios, y hará extensivo
su informe a todos los demás puntos
que juzgue convenientes al objeto de su
importante misión. Los dos Gobiernos de
Costa Rica y Nicaragua, con presencia de
estos informes, darán nuevas instrucciones
a sus respectivos Ministros para formar un
arreglo definitivo sobre el particular, si lo
creyeren conveniente.
Artículo 3.
Esta Convención será ratificada por el
Presidente de la República de Costa Rica
y por el Presidente de la Republica de
Nicaragua, pudiendo cualquiera de ellos
someterla a la aprobación del respectivo
Poder Legislativo, é inmediatamente
135
El texto en página electrónica Biblioteca Enrique Bolaños, en dirección electrónica:
http://enriquebolanos.org/tratados_pdf/34_Tratado_paz_y_amistad_Zelaya_Volio.pdf.
Revisado 2 de febrero de 2013.

C H C S
J V L E 
después de las ratificaciones se pondrá en
ejecución.”136
Estas muestras de cooperación y entendimiento perdurarían
hasta el final de la década de 1860. No obstante, pasarían al olvido
en la década de 1870, cuando el reclamo de invalidez del Cañas –
Jerez, por parte de Nicaragua; así como la intención costarricense
de participar en la contratas canaleras, llevarían a una serie
interminable de diferendos entre ambos países. Los cuales, por
materias distintas, se mantienen hasta la actualidad.
136
El texto en página electrónica Biblioteca Enrique Bolaños, en dirección electrónica:
http://sajurin.enriquebolanos.org/vega/docs//32_CONV_para_mejorar_uno_de_los_rios.
pdf. Revisado 2 de febrero de 2013.
C H C S

J V L E 
L    C:
  
 
Los antecedentes del conflicto territorial con Colombia databan de
1803, cuando una real orden del rey Carlos IV dispuso segregar de la
capitanía general de Guatemala (no del reino) las islas de San Andrés
y la Costa de Mosquitos, desde el cabo de Gracias a Dios hacia el río
Chagres. La orden tenía un fin militar, pero dejaba intacta el manejo
los asuntos administrativos. Además, esta imprecisa disposición se
ejecutó únicamente con respecto a las islas, pero sirvió de base a
Nueva Granada (Colombia), después de la separación de España,
para reclamar la totalidad del litoral caribeño de Costa Rica y
Nicaragua. En el tratado Molina-Gual, suscrito entre Centroamérica
y Colombia en 1825, se consagró el principio del uti possidetis para
la fijación de las fronteras, pero no fue posible establecer ninguna
línea, porque Colombia consideraba que su territorio llegaba hasta el
Cabo Gracias a Dios y Centroamérica rechazaba tales pretensiones.
En 1836, Colombia ocupó militarmente el territorio costarricense
de Bocas del Toro y expulsó a las autoridades centroamericanas
existentes allí; pero continuó reclamando toda la costa caribeña
hasta el cabo Gracias a Dios.137
Para tratar de resolver el asunto se firmó en 1856 el tratado
Calvo-Herrán, en este Colombia redujo considerablemente sus
expectativas, pero no llegó a canjearse, dado que no satisfizo
completamente a ninguno de los dos países. Las complicaciones
producto de esta disputa se incrementaron a principios del decenio
siguiente, cuando las autoridades colombianas ocuparon la punta
137

Amplio en detalles de este conflicto Sáenz Carbonell, Historia Diplomática…
C H C S
J V L E 
de Burica y otros territorios costarricenses situados al oeste del
río Chiriquí Viejo. En 1863 el diferendo se reactivó, dado que la
Asamblea del Estado de Panamá emitió una ley para el arriendo de
cocales ubicados entre Punta Burica y Golfo Dulce. Tras consulta al
ministro en Washington, Luis Molina, quien recomendó emitir una
protesta enérgica; el gobierno decidió solicitar a las autoridades
colombianas resolver el asunto mediante un tratado de arbitraje,
posibilidad que Colombia se negaba a aceptar.138
Con la intención de solucionar definitivamente este diferendo, a
finales de 1864, el canciller Volio decidió acreditar como enviado
extraordinario y plenipotenciario en Bogotá al ex presidente y ex
canciller José María Castro Madriz.139 La visita a Colombia no tenía
únicamente por objeto resolver la cuestión limítrofe, además se
pretendía obtener el auspicio del Gran Oriente y Supremo Consejo
Neo-Granadino, con sede en Cartagena, para organizar una logia
masónica en Costa Rica. La evidencia estudiada para este trabajo
no revela exactamente qué misión surgió primero, pero no resulta
extraño que la Logia Masónica Caridad, se fundase en 1865 y tuvo
como “gran auspiciador” al Gran Oriente y Supremo Consejo NeoGranadino. Su fundador, el presbítero Francisco Calvo, fue primo
de Castro Madriz, quien también fue uno de los creadores de dicha
organización.140 Tampoco parece resultar casualidad que el propio
Volio, como se mencionó antes, fuera uno de los primeros iniciados
por la recién creada Logia.
Los estudios sobre las sociedades masónicas en Costa Rica
demuestran que estos grupos tuvieron una clara impronta en la
construcción del Estado y los movimientos políticos de las élites
costarricenses durante la segunda parte del siglo XIX.141 Esa
138
Ibid, p. 305.
139 Sáenz Carbonell, Jorge, La primera misión diplomática de Costa Rica en Colombia,
Instituto del Servicio Exterior Manuel María de Peralta, 2009, p. 4.
140 Martínez Esquivel, Ricardo, Actividades masónica en la ciudad de Puntarenas (18701876), En Revista Inter-Sedes, Revista de las Sedes Regionales de la Universidad de Costa Rica,
vol. VIII, núm. 15, 2007, p. 95.
141
Sobre este punto ver Esquivel Martínez, Ricardo, ¿Desmasonización de la política
costarricense o despolitización de las logias masónicas costarricenses?, ponencia presentada
en el XIV Encuentro de Latinoamericanista Españoles, 2010, disponible en página electrónica
Yoususcribe.com, en dirección electrónica: http://es.youscribe.com/catalogue/informesy-tesis/conocimientos/ciencias-humanas-y-sociales/desmasonizacion-de-la-politicacostarricense-o-despolitizacion-de-1601481, revisado 17 de febrero de 2013; Guzman-Stein,
Miguel, Masonería, Iglesia católica y Estado: Las relaciones entre el Poder Civil y el Poder
Eclesiástico y las formas Asociativas en Costa Rica (1865-1875), en Revista de Estudios
Históricos de la Masonería Latinoamericana y Caribeña, Vol. 1, N° 1, mayo-noviembre
2009, disponible en dirección electrónica: http://www.latindex.ucr.ac.cr/rehmlac-1-1/
rehmlac-1-1-07.pdf, revisado 17 de febrero de 2013.
C H C S

J V L E 
relación también era aprovechada en otros aspectos de la política
estatal, en tal sentido, uno de los elementos que garantizaba que
el doctor Castro tuviese buenas posibilidades de terminar con
éxito su misión era su condición de masón.142 Los entronques de
Castro dentro de las redes de contactos masónicos le permitirían
integrarse a círculos políticos colombianos con mayor facilidad,
dada la comunidad de ideas políticas y sociales que compartían
dentro de estas instancias. En efecto, durante esos años los
gobiernos liberales colombianos se encontraban claramente
ligados con organizaciones masónicas. Incluso, el presidente de
Colombia a la llegada de Castro Madriz, Manuel Murillo Toro
(1864-1866), también era un destacado masón e ideólogo liberal;
quien se encontraba afiliado a una logia bogotana ligada al Gran
Oriente y Supremo Consejo Neo-Granadino.143
Además, Murillo Toro formaba parte de un grupo de acérrimos
liberales, a los que se les dio el mote de “gólgotas” o “radicales”, este
último por llevar hasta sus últimas consecuencias los postulados
liberales y el deseo de expandir estos más allá de las fronteras
colombianas. Dichos principios habían quedado estampados
años antes, en la denominada Constitución de Río Negro, de la
que Murillo Toro, paradójicamente, no había sido redactor, dado
que se encontraba nombrado como ministro plenipotenciario en
Washington.144
Castro Madriz salió de Costa Rica el 15 de diciembre de 1864,
para llegar Bogotá, previo transbordo en Panamá, el 16 de enero
de 1865.145 En la capital colombiana, el enviado costarricense fue
recibido con honores y según el mismo narró tuvo una serie de
conferencias “privadas, francas y cordiales” con el presidente
Murillo Toro.146 En estas, según relata Castro Madriz, percibió
142 Martínez Esquivel, Ricardo, Composición socio-ocupacional de los masones del siglo
XIX, en Diálogos, Revista Electrónica de Historia, N° 8, Universidad de Costa Rica, agosto 2007febrero 2008, p. 134. En dirección electrónica: http://historia.fcs.ucr.ac.cr/articulos/2007/
vol2/6vol8n2martinez.pdf. Revisado 6 de febrero de 2013.
143 Loaiza Cano, Gilberto, La masonería y las facciones del liberalismo colombiano durante
el siglo XIX. El caso de la masonería de la Costa Atlántica, en Revista Historia y Sociedad, N°
13, Medellín, noviembre, pp. 70 y 76.
144 Llano Isaza, Rodrigo, Historia resumida del Partido Liberal Colombia, Publicaciones del
Partido Liberal, Bogotá, Colombia, 2009, p. 35.
145 Segundo informe de la misión del Dr. José María Castro Madriz a Colombia, 16 de febrero
de 1865. En Sáenz Carbonell, La primera misión diplomática de Costa Rica en Colombia, p. 12.
146

Ibid, p. 17.
C H C S
J V L E 
que de aceptar ciertos principios liberales podría obtener
mayores ventajas en la negociación.147 Igualmente, el Dr. Castro
Madriz sostuvo reuniones con el canciller colombiano, Antonio
del Real. Tras estas, el canciller designó al Dr. Teodoro Valenzuela
Sarmiento, quien había dejado ese cargo semanas atrás, para
seguir las conversaciones en torno al diferendo limítrofe.148
Las reuniones con Valenzuela Sarmiento se extendieron del 6 al
30 de marzo. En estas, el Dr. Castro presentó un borrador inicial,
que fue rechazado por el representante colombiano, quien a su
vez presentó otro.149 El límite del plenipotenciario colombiano
radicaba en la existencia de villas y municipios que se encontraban
administrados por autoridades colombianas, motivo por el cual
no se podían entregar algunos de los territorios solicitados por
Costa Rica. Pese a que un primer momento Castro persistió
en su intento, pronto tomó nota de que no había caso llevar la
negociación a otro fracaso y aceptó la posibilidad que brindaba
el representante colombiano, que resultaba mucho mejor que
las disposiciones contenidas en el tratado de 1856.150 De acuerdo
con Lorenzo Montúfar, quien escribió sobre este asunto unos
pocos años después, tanto el presidente, como el plenipotenciario
colombiano se encontraban dispuestos a renunciar a un territorio
que no podían manejar. Así se estableció una línea limítrofe
sumamente favorable a Costa Rica; a cambio, los liberales
colombianos solicitaron la implementación, en la constitución
costarricense, de una serie de principios ideológicos.151
En tal sentido, ambos plenipotenciarios firmaron un tratado de
amistad, comercio, navegación y límites el 30 de marzo. El límite
entre ambos Estados se establecía de acuerdo con el mapa que
puede observarse en la Figura N° 1; este no resultaba el que Costa
Rica había pretendido desde 1853, no obstante, resultaba muy
147
Carta personal del Dr. José María Castro Madriz al canciller Julián Volio Llorente,
Bogotá, 17 de abril de 1865. En Sáenz Carbonell, La primera misión diplomática de Costa Rica
en Colombia, p. 54.
148
Segundo informe de la misión…, Ibid, p. 14
149 Costa Rica-Panama arbitration: Documents annexed to the argument of Costa Rica
before the arbitrator, Hon. Edward Douglass White, Chief Justice of the United States: under
the provisions of the convention between the Republic of Costa Rica and the Republic of
Panama, concluded March 17, 1910, v. 2, pp. 274-275.
150
Ibid, pp. 275-278.
151 Montúfar, Lorenzo, Reseña Histórica de Centro-América, Litograf ía El Progreso, Ciudad
Guatemala, 1881, p. 276.
C H C S

J V L E 
beneficioso pues se obtenía un control completo de Golfo Dulce
en el Pacífico; así como la Bahía de Almirante y el gran lago de
Chiriquí en el Atlántico. Además, Colombia se convertía en el
garante de la seguridad costarricense, lo cual estaba concatenado
al conflicto suscitado por el asilo al general Gerardo Barrios y
las gestiones realizadas por Castro en relación con ese asunto. A
cambio, Costa Rica debía reformar su normativa para aceptar una
serie de principios similares a los que componían la mencionada
Constitución de Río Negro.152
Figura N° 1. Mapa de las pretensiones de Costa Rica y Colombia durante
las negociaciones de 1865
Fuente: elaboración propia a partir de Sáenz Carbonell, Jorge, Historia Diplomática de Costa
Rica 1821-1910, p. 308.
En términos generales, el tratado establecía la igualdad de
derechos entre costarricenses y colombianos, incluso establecía
el derecho de adquirir la ciudadanía de uno u otro país con una
152 El tratado completo en Sáenz Carbonell, La primera misión diplomática de Costa Rica
en Colombia, pp. 62-75.

C H C S
J V L E 
simple solicitud. Estos derechos se detallaban en el artículo 8°, el
cual ordenaba entre otros la prohibición de la pena de muerte y
la infamia; la libertad de culto; la libertad absoluta de imprenta
(sin responsabilidad legal); la libertad de tránsito; el derecho
de propiedad privada; la eliminación del servicio militar; y la
eliminación de los empréstitos forzosos por motivo de guerra.
El tratado se aseguraba también de fomentar algunos principios
de la economía liberal. De tal forma, establecía la eliminación de
aranceles entre ambos países, además, una serie de derecho de
protección de las propiedades adquiridas por ciudadanos de un
país en el territorio del otro, así como la libertad de comercio e
industria.
A pesar de ser aprobado por el Senado y la Cámara de
Representantes del Congreso colombiano, fue duramente
criticado en Colombia. 153 Tampoco fue plenamente aceptado
en Costa Rica, donde se señaló que muchos de esos principios
chocaban con la Constitución costarricense; asimismo, se dijo
que el objetivo de brindar ciudadanía expedita a los nacionales
colombianos pretendía inundar al país de inmigrantes de ese país,
que luego impulsaría la unión de Costa Rica a Colombia.154
En defensa de su trabajo diplomático, el Dr. Castro consideraba
que el tratado resultaba sumamente favorable, dado que “[h]emos
dado pues lo imaginario en cambio de lo positivo…”.155 Desde esta
perspectiva, el ex presidente sostenía que resultaba fácil variar
esos principios si fuera del caso; pero que constituían algunos
de los principios que las naciones civilizadas, como Costa Rica,
debían seguir en el futuro.
No obstante, la discusión dentro del ámbito costarricense se
tornó ociosa. Justamente, en esos meses se produjo un intento
de independencia panameño, en el cual participaron varios
153
La Constitución de Río Negro organizó a Colombia como una federación, con
un congreso bicameral. El texto completo de esta constitución en página electrónica:
Constituciones hispanoamericanas, Biblioteca Cervantes Virtual; en dirección electrónica:
http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/07030730122947295209079/index.htm.
Revisado 10 de febrero de 2013.
154
Montúfar, Reseña histórica de Centro-América, p. 277.
155
Carta personal del Dr. José María Castro Madriz al canciller Julián Volio Llorente,
Bogotá, 17 de abril de 1865. En Sáenz Carbonell, La primera misión diplomática de Costa Rica
en Colombia, p. 56.
C H C S

J V L E 
ciudadanos costarricenses. Esta situación permitió a los
adversarios del tratado en la política colombiana contar con
el argumento necesario para retrasar la aprobación definitiva
del convenio, pues se cuestionó la buena fe de Castro Madriz
y la transparencia de la posición costarricense. El transcurso
del tiempo del trámite terminó por impedir su aprobación, de
forma tal que fue rechazado por la Cámara Alta del Congreso
colombiano en 1866.156 Con esta situación se extinguió la mejor
oportunidad de alcanzar un acuerdo beneficioso para Costa
Rica. Posteriormente, los gobiernos costarricenses de turno se
embarcarían en dos arbitrajes, uno de los ante el presidente de
la República Francesa y otro ante el Chief Justice de los Estados
Unidos. Los actuales límites demuestran que especialmente el
primer proceso arbitral dejó al país sin una significativa porción de
su territorio en la vertiente atlántica y, por ende, en sus derechos
marinos en la zona.
156

Sáenz Carbonell, Historia Diplomática, Tomo I, p. 309.
C H C S
J V L E 
E  
Durante los seis años de Volio al frente de la Cancillería, el servicio
exterior costarricense siguió los patrones que había tomado desde
la fundación de la República, trece años antes: pocos funcionarios
remunerados, junto con una gran cantidad de consulados de
carácter honorario. Como puede apreciarse en el Cuadro N° 1,
para 1862, el país contaba con 20 funcionarios, uno de los cuales
era funcionario diplomático (Luis Molina y Bedoya); mientras
que 19 eran funcionarios consulares.
Cuadro N° 1. Servicio diplomático y consular de Costa Rica en 1866
Cargo
Ciudad / país
Nombre del
funcionario
Ministro
Plenipotenciario
Washington
Luis Molina y
Bedoya
Washington
Ezequiel
Gutiérrez
Iglesias
1866-
Cónsul General
Valparaíso
John
Thompson
1850
16
Cónsul General
Madrid
Luis M. de
Tapia
1850
16
Cónsul General
Francia
Gabriel Lafond
1849
17
Cónsul General
Londres
Jorge G. Ewen
1864-1866
2
Cónsul General
Londres
Eduard F.
Hikman
1866
1
Encargado de
Negocios
Año de
Años en
nombramiento servicio
1857-1866
C H C S
9

J V L E 

Gustavo
Mulzenbecker
1865
1
Bogotá
Eustacio
Latorre
Narvaez
1855
11
Cónsul General
Boston
Alfredo Garsía
1866
Cónsul
Havre
Federico S. de
Connick
1851
15
Cónsul
Southamptom
Adan Shoales
1851
15
Cónsul
Civita Vechhia
Juan B.
Fraticelli
1852
13
Cónsul
Burdeos
Gustavo Baour
1852
13
Cónsul
Boston
Patricio Grant
1852
13
Cónsul
Filadelfia
Morris Valh
-
-
Cónsul
Bremen
Johan Jantzen
1860
6
Cónsul
Bayona
Raimundo
Lafond
1860
6
Cónsul
Marsella
Camilo
Rousier
1860
6
Cónsul
Sevilla
Isidro Ortiz
Urrueta
1861
5
Cónsul
Panamá
Gregorio Miró
1862
4
Cónsul
Génova
Carlos
Balestrino
1862
4
Cónsul
Bruselas
José María
Grillón
1862
4
Cónsul
Amberes
León de
Ferwagne
1862
4
Cónsul
Nueva York
Eli Budd
1864-1866
2
Cónsul
Nueva York
Gustavo
Theisen
1866
2
Cónsul
Londres
Thomas L.
Hart
1864
2
Cónsul
Vigo
Mariano Peres
1865
1
Cónsul
Suiza
Guillermo
Yoos
1865
1
Cónsul
Cartagena
Luis de Porras
1865
1
Cónsul General
Hamburgo
Cónsul General
C H C S
J V L E 
Cónsul
Nápoles
Luis Rossi
-
-
Cónsul
Rotterdam
H. van
Ryckervorsel
-
-
Cónsul
Nueva Orleáns
J.A. Quintero
1866
2
Cónsul
Louisville
Allan A.
Burton
1866
-
Cónsul
Prusia
Francisco
Ellendorff
1867
-
Cónsul
Málaga
Ramón Portal
y Porta
1867
-
Cónsul
Lima
Ricardo
Hartley
1867
-
Cónsul
Glasgow
Thomas Skiner
1867
-
Cónsul
Nápoles
José Bruno
1867
-
Cónsul
Castilla La Vieja
Cándido
González
1867
-
Cónsul
Massennes
Adolph Huard
1867
-
Cónsul
Venecia
G. Guerrana
1867
Vicecónsul
Callao
José Santiago
Freund
1858
8
Vicecónsul
Falmouth
Howard Fox
1861
5
Vicecónsul
París
Gustavo
Kirgener
1864
2
Agente Consular
Lima
Clímaco
Gómez Valdéz
1867
1
Fuente: Elaboración propia a partir de ANCR, Fondo Congreso, N° 6879, Gaceta Oficial, N° 20,
del 6 de junio de 1867 y ANCR, Fondo Congreso, N° 7072.
De esos 20 funcionarios que integraban el servicio exterior,
nueve habían sido nombrados al menos trece años antes,
muchos durante el primer viaje de Felipe Molina, como enviado
extraordinario y ministro plenipotenciario a Europa. Once
habían sido nombrados en las administraciones de Mora Porras
y Montealegre Fernández. El funcionamiento de consulados, una
inmensa mayoría de carácter honorario, respondía al crecimiento
del sector exportador cafetalero y los intentos de diversificación
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
J V L E 
de los mercados internacionales para dicho producto157. No
obstante, estos intentos, para esos años, y hasta la II° Guerra
Mundial, la Gran Bretaña se convirtió en el principal mercado del
café de Costa Rica.158
La gestión de Volio siguió dichas tendencias. A lo largo de su
gestión se abrieron 22 oficinas consulares. Por un lado, quiso
fortalecer y proteger el comercio con la Gran Bretaña. De tal
forma, en 1864, se abrió un Consulado General en Londres,
donde se nombraron dos funcionarios honorarios. 159 Por otro, se
quiso diversificar las plazas de venta del café costarricense. De
tal manera, entre 1864 y 1867, se establecieron consulados en
ciudades de los Estados Unidos como Nueva York (el principal
puerto del norte de ese país), Nueva Orleáns y Louisville (rutas
de entrada a los estados del sur)160. Asimismo, se inauguraron
consulados en otros estados importantes de Europa como los
Países Bajos (en el importante puerto de Rotterdam), Italia,
España y el creciente estado prusiano. Igualmente, se amplió la
cantidad de cónsules en la ciudad de Lima, uno de los puertos de
transporte del café a Europa.
Otro de los fines que perseguían los nombramientos consulares
fue la atracción de la inmigración europea hacia Costa Rica.
En tal sentido, “[…] los representantes del Estado soñaron ver
las áreas para entonces “vacías” pobladas de colonos europeos
y hasta llegaron a crear proyectos de importación de blancos
jornaleros para impulsar la expansión de la hacienda cafetalera
[…]”.161 Así, los agentes diplomáticos y consulares se dedicaron
157 Sobre los procesos de diversificación agrícola ver VIALES HURTADO, Ronny, Las
bases de la política agraria liberal en Costa Rica, 1870-1930. Una invitación para el estudio
comparativo de las políticas agrarias en América Latina. En Diálogos Revista Electrónica de
Historia, Vol. 2, Nº 4, San José, Costa Rica, julio 2001 - octubre 2001). En dirección electrónica:
http://www.fcs.ucr.ac.cr/~historia/articulos/p-agrari.htm. Revisado el 12 de abril de 2010.
158
Montero Mora, Andrea, El mercadeo del café de Costa Rica ante las tendencias
y coyunturas críticas del mercado internacional (1890-1950), Ponencia presentada en el
IX° Congreso Centroamericano de Historia, San José, Costa Rica, 2008, Número especial
de la revista Diálogos. Dirección electrónica: http://historia.fcs.ucr.ac.cr/articulos/2008/
especial2008/articulos/05-Economia/59.pdf. Revisado el 5 de marzo de 2010. Pp. 1389.
159
ANCR, Fondo Congreso N° 6981.
160
ANCR, Fondo Congreso, N° 7072.
161 Alvarenga Venuotolo, Patricia, La inmigración extranjera y la nación costarricense, en
Revista Istmo, No. 4, julio – diciembre 2002. En dirección electrónica: http://collaborations.
denison.edu/istmo/n04/articulos/inmigracion.html. Recuperado 12 de setiembre de 2010.
S.n.

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J V L E 
a promover la inmigración europea, mediante la negociación
de contratos con compañías privadas dedicadas a trasladar y
formar colonias agrícolas en los territorios no explotados de
países latinoamericanos como Costa Rica. Volio no escapaba a
la aspiración de fomentar la colonización de territorios aún no
explorados, en tal sentido, consideraba que Costa Rica era “el mejor
punto en la actualidad para recibir a los honrados y laboriosos
suizos”.162 Con tal fin, se procedió al nombramiento de cónsul
en Suiza en 1865, pues un año antes se había conformado una
compañía inmigración en ese país, la cual buscaba afanosamente
encontrar voluntarios para establecer en nuestro país.163
Por otra parte, uno de los más interesantes puntos de la
gestión de Volio fue la relación con el ministro en Washington,
el guatemalteco Luis Molina y Bedoya. El perfil de Molina
concordaba con el de su hermano Felipe, quien había sido el
primer enviado diplomático de Costa Rica a Europa y los Estados
Unidos. A la muerte de este en 1857, Luis asumió el cargo de
ministro plenipotenciario en Washington.164 Resultaba claro que
el nombramiento de Molina no se encontraba vinculado con
lealtades directas hacia las facciones mencionadas anteriormente,
y, por ende, su trabajo no respondía a los comunes enfrentamientos
de las élites costarricenses, durante las décadas de 1850 y 1870.
Molina contaba con estudios formales en Derecho, condición que
resultaba relevante, dado que uno de los temas centrales de la
política exterior costarricense consistía en defender los derechos
territoriales, además, le permitía brindar, sin planearlo, la imagen
de un país respetuoso de la legalidad.
El vínculo entre Volio y Molina comenzó cordialmente; en el marco
del juicio por las reclamaciones estadounidenses, presentadas
con motivo de las acciones militares durante la campaña contra
los filibusteros. Asimismo, a lo largo de los años, como se indicó,
el canciller pedía una serie de consejos a su ministro, en relación
con la situación centroamericana o los asuntos limítrofes. Sin
embargo, para julio de 1865, Molina pensaba que iba ser sustituido
por el agregado de la Legación, Ezequiel Gutiérrez Iglesias, quien
162
ANCR, Fondo Congreso N° 6086.
163
Idem.
164 Obregón Quesada, Clotilde, Felipe Molina Bedoya. Correspondencia diplomática, en
Revista del Archivo Nacional, San José, Costa Rica, Archivo Nacional, enero-diciembre, 1988,
pág. 158.
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
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era una figura muy cercana al canciller Volio, con quien mantenía
algún parentesco.165 Ese incidente pudo agriar las relaciones entre
ambos y tal situación pudo haber causado la dimisión de Molina
en agosto de 1866, en su lugar se nombró como encargado de
negocios, precisamente, a Gutiérrez Iglesias. La falta de alguna
referencia elogiosa al trabajo desarrollado por Molina Bedoya en
la memoria que anuncia su renuncia, revela que la ruptura entre
el canciller y el ministro no se dio en los mejores términos.166
En conclusión, la gestión de Volio siguió los patrones de un
Estado en construcción. Donde los bandos políticos y económicos
reconocían de una u otra forma la realidad internacional y buscaban
relacionarse con esta, pero que en términos presupuestarios y
construcción del Estado priorizaban otros problemas como el
proceso educativo y el mejoramiento económico por encima
de las relaciones exteriores. De tal forma, que para solventar
las necesidades de este ramo de la administración se recurriese
al nombramiento de personal honorario. Debe reconocerse,
que durante los seis años de gestión de Volio, se puso especial
atención en la consolidación de aquellas plazas importantes para
la venta del café costarricense.
165 Carta de Ezequiel Gutiérrez Iglesias a Julián Volio Llorente, Nueva York, 7 de julio de
1865, en Gutiérrez Braun, Hernán, Ezequiel Gutiérrez Yglesias a través de su correspondencias,
Separata de Anales de la Academia de Geograf ía e Historia de Costa Rica, 1974-1976, Imprenta
Nacional, San José, 1977, p. 113. Ezequiel Iglesias Llorente, nacido en 1940, era sobrino de la
esposa del canciller Volio, primo segundo del propio Volio. Los datos genealógicos en página
electrónica Rodovid, en dirección electrónica: http://es.rodovid.org/wk/Persona:635734,
revisado 2 de marzo de 2013.
166

Gaceta Oficial, N° 20, del 6 de junio de 1867.
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      
C
Al acercarse las elecciones, dado que en ese momento se había
fijado un periodo presidencial de tres años, surgió nuevamente
el conflicto entre “montealegristas” y “tinoquistas”. El presidente
Castro inició un fuerte apoyo a la figura de Volio Llorente, sin
embargo, este no era bien visto por el grupo liderado por los
Montealegre. Dos proyectos seguidos durante su gestión de
secretario de Hacienda generaban la antipatía política hacia Volio.
Por un lado, su labor como principal promotor de un banco con
participación activa del Estado y con monopolio de moneda de
curso para las oficinas estatales. Esta última disposición afecta la
política seguida por los Montealegre de asegurar la pluralidad de
emisores. Si bien el Banco Nacional inició funciones en 1867, el
Congreso dominado por los aliados del partido “montealegrista”,
aprobó la ley de creación del nuevo banco, sin que se estableciese,
como estaba en el proyecto enviado a su conocimiento, regulación
alguna sobre el monopolio de la emisión. Asimismo, el recién
creado banco no contó con la solvencia económica esperada y no
pudo competir con el Banco Anglo Costarricense.167
Otro motivo, y quizás más grave a ojos de muchas importantes
figuras de la palestra política, fue la negativa de apoyar una
eliminación del impuesto a la exportación del café. El proyecto
empezó a gestarse en junio de 1858, dado el bajón en las compras
de café y, consecuentemente, de una crisis económica para los
167
Villalobos Vega, Bancos emisores y banco hipotecarios …, pp. 111-123.
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
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grupos exportadores. Volio adversó durante el proyecto y señaló
que restar dicho impuesto le impediría al gobierno cumplir con
obras básicas para favorecer que los no hacendados pudieran
soportar los problemas económicos. Su posición tampoco
encontró eco y así se aprobó una ley que sustituía el impuesto
a la exportación de café, por otro que gravaba la compra de
aguardiente y licor extranjero.168
Estas derrotas no impidieron que Volio siguiese aspirando a la
presidencia. Empero, la campaña fue muy dura dado que tuvo que
enfrentar una serie de acusaciones que surgieron en la prensa.
Entre estas se encontraban el utilizar su cargo de secretario de
Hacienda para enriquecerse, el nombramiento irregular de
funcionarios y ser el autor mediato de la disolución del Congreso.
Además, se le acuso de que 1866 utilizó su influencia para que del
tesoro público se pagase a la casa Tinoco y Cía. 50 000,00 pesos,
en relación con el litigio que dicha empresa había tenido años
atrás contra Crisanto Medina, en relación con el Banco Nacional,
fundado por presidente Mora Porras.169 Durante esos meses
su visión pesimista hacia los países de la región se extendió, en
especial, a la clase política costarricense. En tal sentido, escribió
privadamente a Ezequiel Gutiérrez Iglesias lo siguiente:
“Las
cinco
repúblicas
tienen
abundantísimos recursos de riqueza i
civilización: se forman de pueblos, aunque
ignorantes y preocupados, sumisos y
bastante aptos para recibir una buena
dirección; pero sus hombre prominentes,
los llamados a guiar las masas, carecen,
generalmente hablando, de tacto, de
ilustración i de patriotismo. No hai uno
solo de ellos que no se crea un jenio; que no
encuentre analogías entres su personalidad
i la de Washington; que no trate los negocios
más graves i trascendentes, aparentemente
con el aplomo i la circunspección del que los
168
Ibid, p. 124-125.
169 Fallas Santana, El Estado nacional: institucionalización de la autoridad y centralización
del poder 1849-1870, pp. 257-258.

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entiende; i en la realidad con el egoísmo ó
con la frívola indiferencia de un niño.”170
Para bajar el alcance de los ataques, Volio tuvo que renunciar a
su cargo el 21 de agosto de 1868. El presidente Castro Madriz,
con el afán de reducir la tensión política existente comisionó al
ex canciller una misión diplomática en Europa. La salida de Volio
se realizó con la pompa y circunstancia del caso, con muestras
propias de una campaña electoral.171 Sin embargo, la ausencia de
Volio debilitó su capacidad de influir en los hechos subsiguientes,
las razones del porqué aceptó la misión no han sido explicados
claramente hasta ahora. ¿Sentía tal seguridad en su triunfo que
pensó no necesitar estar presente con vistas a la campaña?; o bien,
¿la serie interminable de denuncias en su contra debieron haber
pesado en su ánimo, por lo que decidió no seguir en la palestra
política? Lo cierto es que esa sería la última oportunidad de
ocupar la Presidencia de la República.
Dada la reducción de la animadversión hacia Volio, Lorenzo
Montúfar hizo circular la noticia de que Mariano Montealgre
aspiraría también a la presidencia. No obstante, Montealegre
renunció a cualquier tipo de candidatura. Movimiento calculado
o no, el anuncio contribuyó a incrementar la tensión, dado que los
opositores al gobierno consideraron que esa situación aumentaba
los temores de que Volio triunfase en las siguientes elecciones. De
tal forma, con apoyo de los generales Máximo Blanco y Lorenzo
Salazar organizaron un nuevo golpe de Estado, que llevó al poder
por segunda ocasión a Jesús Jiménez Zamora.172
El presidente Jiménez Zamora dejó fuera del gobierno a Volio,
quien regresó a sus actividades privadas. Dos años más tarde, un
nueva asonada militar, esta vez ideado por Francisco Montealegre,
pero liderado por el coronel Tomás Guardia Gutiérrez, termina
con el gobierno de Jiménez Zamora. Tras un breve “interregno”,
Guardia asumiría la Presidencia de la República, la cual
conservaría, con algunas pequeñas escaramuzas hasta su muerte
170 Carta de Julián Volio Llorente a Ezequiel Gutiérrez Iglesias, San José, 25 de marzo de
1868, en Gutiérrez Braun, Hernán, Ezequiel Gutiérrez Yglesias a través de su correspondencias,
Separata de Anales de la Academia de Geograf ía e Historia de Costa Rica, 1974-1976, Imprenta
Nacional, San José, 1977, p. 115.
171
Oconitrillo, Los grandes perdedores…, p. 23.
172
Martínez Esquivel, Masones y masonería…, pp. 259-260.
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
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acaecida en julio de 1882. Las disputas entre la dictadura y Volio
iniciaron tempranamente, por lo cual este último decidió exiliarse
en Guatemala, donde llegó a ocupar el puesto de ministro de
Hacienda y temporalmente, por sustitución, el de jefe de Estado.173
El cambio violento de gobierno en Guatemala que llevó a Justo
Rufino Barrios al poder lo obligó a salir nuevamente de ese país.
Volio no era af ín a los manejos políticos del dictador y renunció
a su cargo, a cambio el nuevo hombre fuerte de Guatemala
le entregó una orden de destierro y, posteriormente, intentó
capturarlo. Sobre su relación Barrios señalaría:
“Barrios injurió de hecho y de palabra á
todos los que creyó sus enemigos, mientras
que á mí no me dirigió una sola mal sonante;
no me mandó á la cárcel confundido con los
presos comunes, y si me desterró, fué con
comedimiento y obligado, según me dijo, por
las circunstancias (sic).”174
Así Volio se exilió en California, donde fue recibido,
paradójicamente, por la familia Montealegre. Así, en unos
cuantos meses Guardia se había encargado de estabilizar los
conflictos que habían perdurado una década. Tras un año en San
Francisco, Volio regresó junto con su familia a Costa Rica en 1874.
En diciembre de ese año murió su esposa Cristina.
Durante la dictadura de Guardia el país entró en un proceso de
reestructuración de su organización jurídica y política. Tras la
muerte de este, al discurso civilizatorio implantado en las décadas
anteriores se adicionó un contenido anticlerical. Asimismo, se
configuró un discurso sinónimo jurídico mesiánico, según el cual
las nuevas leyes vendrían a morigerar las costumbres existentes,
lo que conllevaría el encuentro del ansiado progreso. No obstante,
estos cambios respondían a nuevos matices dentro de un discurso
preexistente en el país sinónimo.
Sobre su relación con el general Guardia años después Volio
explicaba:

173
Oconitrillo, Los grandes perdedores…, pp. 25-26.
174
Volio Llorente, Julián, Morazán, en Costa Rica y Morazán…, p. 61.
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“El General Guardia jamás me persiguió,
y antes bien me hizo ofrecimientos que yo
sentí no poder admitir. Cuando hablaba de
mí con mis amigos, decía: “Volio es tonto,
pero honrado;” con lo que me daba todo lo
que yo he apetecido.”175
La mala relación con la dictadura de Guardia, llevó a Volio a
pasar la mayor parte de esos años en San Ramón, donde había
realizado denuncios de tierras desde 1850.176 Esa población creció
económicamente a un ritmo menos vertiginoso que otros espacios
del país, pese a que también experimentó el auge cafetalero y se
intentó una diversificación productiva con el cultivo de caña de
azúcar, la ganadería, los granos y la minería. Empero, adolecía
de vías de comunicación adecuadas con las otras poblaciones
cercanas (Puntarenas, San Carlos y Alajuela), lo que provocaba
un relativo aislamiento de otros núcleos económicos.177 A pesar
de este inconveniente, Volio fomentó e invirtió en una serie de
actividades productivas con resultados diversos: fue un exitoso
cafetalero, pero fracasó en el negocio minero.178
De igual manera, realizó una profunda y decidida obra educativa
y cultural, con la fundación de una Escuela de Derecho y una
biblioteca, que fue caracterizado por el obispo Bernardo Augusto
Thiel, en 1882, como dotada de obras “perniciosas”, pues poseía
textos de Víctor Hugo, Alejandro Dumas y Kock.179 Días después
los socios de la biblioteca fueron excomulgados por el presbítero
de San Ramón, quien también ordenó la quema de los libros de
biblioteca. Este hecho provocó la molestia de Volio y los grupos
liberales del país, que no dudaron en tachar a la Iglesia de
retrógrada.180
175
Ibid, p. 62.
176
Pineda González, Miriam y Castro Sánchez, Silvia, Colonización, poblamiento y
economía: San Ramón 1842-1900, Avances de Investigación, N° 15, Centro de Investigaciones
Históricas, Universidad de Costa Rica, San José, 1986, p. 25.
177
Ibid, p. 21-22
178
Oconitrillo, Los grandes perdedores…, p. 27.
179
Ibid, p. 30.
180 Sandí Morales, José Aurelio, Las leyes anticlericales de 1884 en Costa Rica; una relectura
desde otra perspectiva, en Siwo Revista de Teología, N° 3, Universidad Nacional, 2010, pp. 59100.
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En 1880 volvió a la política nacional al ser electo diputado a la
Asamblea Constituyente, convocada por el general Guardia (ya
previamente había recibido algunos ofrecimientos del gobierno
que había decidido rechazar). En ella Volio fue electo presidente,
pero siguió su política de crítica a la dictadura. La Asamblea,
convertida en un espacio abierto de diatribas en contra de
Guardia, no alcanzó más de veinte sesiones, tras las cuales el
presidente acusó a los constituyentes de socavar el orden público.
Por consiguiente, Volio volvió a exiliarse en San Ramón hasta el
final de la administración dictatorial. Empero, ni en los gobiernos
de Próspero Fernández y Bernardo Soto volvió a los primeros
puestos que ocupó en la década de 1860. La nueva generación
de liberales, vinculada con ambos gobiernos se convertiría
aceleradamente en los nuevos dirigentes políticos del país.181
A partir de 1883 y hasta 1866, Volio se reincorporó a significativas
tareas públicas: la administración del Banco Nacional, una
diputación por Alajuela y la presidencia del Colegio de Abogados.
En 1883, fue nombrado administrador del Banco Nacional de
Costa Rica. Este banco, fundado durante la administración del
general Guardia, repetía el intento que desde su participación
como ministro de Hacienda, en 1866, se había realizado para
dotar al gobierno de un banco propio, que le permitiera ejercer
controles sobre la emisión de dinero.182 En tal sentido, Volio era
todavía firme partidario de favorecer un banco estatal, lo que
causó su renuncia en 1884, cuando se firmó un convenio entre
el ministro de Hacienda, Bernardo Soto y el administrador del
Banco de la Unión, Gaspar Ortuño. El convenio Soto-Ortuño
brindaba al Banco la potestad exclusiva de emitir moneda hasta
por el doble de su capital, a cambio de lo cual el casa bancaria
se comprometió a otorgar al gobierno un crédito permanente
por doscientos cincuenta mil dólares ($250 000). La operación
acababa, por el momento, con las aspiraciones de un banco
estatal.183
En 1884, fue electo diputado por Alajuela. Posiblemente, los
antecedentes de la biblioteca de San Ramón provocaron que
participase activamente en la elaboración del informe sobre

181
Rodríguez Vega, Julián Volio, p. 29.
182
Villalobos Vega, Bancos emisores y bancos hipotecarios…, p. 225.
183
Ibid, pp. 225-227.
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la situación de las comunidades religiosas y monásticas, que
concluyó con las leyes anticlericales de ese año. No permanecería
por mucho tiempo en su curul, en 1885, tuvo que renunciar a esta,
por motivo de la enfermedad que lo aquejaba.184
Al salir del Banco Nacional y aún como congresista, ocupó el
cargo de presidente del Colegio de Abogados, desde 1884 hasta
1886. A partir de ese espacio participó en los debates jurídicos
más importantes de la época, los cuales estuvieron vinculados
a las reformas liberales concentradas en la promulgación del
Código Civil y la Ley de Tribunales. En tal sentido, Volio estaba
convencido de la necesidad de introducir cambios más profundos
en la normativa para alcanzar el progreso nacional. De tal manera,
los cambios más radicales al régimen de divorcio e independencia
jurídica de la mujer fueron fruto de la labor del Colegio y no de la
comisión redactora del Código.185
Pronto una grave enfermedad lo llevó a salir del Colegio y recluirse
en su casa: se le detectó cáncer en su rostro186. Sin embargo,
mantuvo alguna participación en la prensa nacional. En una de
sus últimas polémicas, relativa a la figura de Morazán, en razón
de la construcción del parque que lleva ese nombre, Volio expresó
una áspera crítica a los dictadores propios y ajenos, de tal forma,
en 1887 indicaba lo siguiente:
“No bien un audaz cualquiera secuestra
en su provecho la soberanía del pueblo,
haciendo crujir el látigo del capataz, nos
prosternamos ante él, abdicamos nuestra
dignidad y nos apresuramos á besar la
mano que nos azota.
Carrera, Morazán, Chancha Prieta,
Rufino Barrios, y otros, y otros, altezas,
libertadores, padres de la patria,
dictadores, etc. etc, son el tipo más acabado
de la grandeza para los adoradores de
184
Oconitrillo, Los grandes perdedores, pp. 27-28.
185
Badilla Gómez, Patricia, Ideología y Derecho: El espíritu de la reforma jurídica
costarricense (1882-1888), en Revista de Historia, Universidad Nacional, N° 18, p. 195.
186 Rodríguez Volio, Ana, Síntesis de la vida y la obra del licenciado Julián Volio Llorente,
p. 15.
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ídolos cuando en realidad solo deberían
ser delincuentes justiciables ante la ley que
insolentemente hollaron.”187
Este enfrentamiento fue una de sus últimas batallas. Julián
Volio Llorente falleció el 25 de noviembre de 1889. El gobierno
ordenó que se tributasen funerales con honores de general de
división, en concordancia con los servicios rendidos a lo largo de
su vida pública. Luego de la ceremonia religiosa, el cuerpo fue
trasladado, con gran cantidad de personas, hasta el Cementerio
General. En la ceremonia emitieron sendos discursos dos figuras
que dominarían la política costarricense en el siglo XX: Ricardo
Jiménez Oreamuno, en ese entonces ministro de Relaciones
Exteriores; y Máximo Fernández. Finalizados estos actos, una
división de la artillería efectuó la ráfaga de salvas de reglamento,
mientras lentamente el féretro era sepultado.188
Volio fue el producto de su tiempo. De una Costa Rica en
plena formación, signada por los conflictos de las élites, por la
preeminencia de los grupos familiares y por la encarnizada
competencia por el poder. Por el intento de construir un Estado
y relacionarse con las grandes potencias, los países vecinos,
los nuevos comerciantes y los inversores. Conocedor de agrias
derrotas y sonadas victorias, la visión pragmática, que esa
realidad lo obligó a desarrollar, le permitió conocer cuando resulta
indispensable renunciar algunas de sus aspiraciones para alcanzar
otras. Así como para comprender, como le expresó a uno de sus
amigos en su lecho de muerte, que “[e]l hombre tiene que tener el
valor de soportar con serenidad todo lo que la vida le depara. Si
no es un cobarde.” 189

187
Volio Llorente, Julián, Morazán, en Costa Rica y Morazán…, p. 26.
188
Rodríguez Volio, Síntesis de la vida y obra del licenciado Julián Volio…, p. 21-22.
189
32
Citado por Sotela Bonilla, Rogelio, citado por Oconitrillo, Los grandes perdedores…, p.
C H C S
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B
F 
Memorias de la Secretaría de Relaciones Exteriores
ANCR, Fondo Congreso N° 6044.
ANCR, Fondo Congreso N° 6086.
ANCR, Fondo Congreso N° 6086.
ANCR, Fondo Congreso N° 6981.
ANCR, Fondo Congreso N° 6981.
ANCR, Fondo Congreso N° 7072.
ANCR, Fondo Congreso, N° 5800.
ANCR, Fondo Congreso, N° 6044.
ANCR, Fondo Congreso, N° 6086.
ANCR, Fondo Congreso, N° 6879.
ANCR, Fondo Congreso, N° 6981.
ANCR, Fondo Congreso, N° 7072.
M 
Mensaje del Presidente de la República de Costa Rica al Congreso
Constitucional de 1861, en página electrónica CODIMEP-CR, en
dirección electrónica: https://docs.google.com/viewer?a=v&pid=
sites&srcid=ZGVmYXVsdGRvbWFpbnxtZW5zYWplcHJlc2lkZ
W5jaWFsY3J8Z3g6M2E1NzA0NTJhZjBmYjM5OA. Revisado 18
de diciembre de 2012.
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Julián Volio Llorente: El canciller
se terminó de imprimir en el mes de setiembre de 2013,
en los talleres gráficos de la Imprenta Nacional.
Su edición consta de 180 ejemplares impresos
en papel bond 75 g con forro de cartulina barnizable tipo C.
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