AMPARO DIRECTO: 51/2012 QUEJOSA: ********** (en prisión) MAGISTRADO PONENTE: JUAN JOSÉ OLVERA LÓPEZ SECRETARIO: SAÚL COTA MURILLO México, Distrito Federal. Acuerdo del Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito, correspondiente a la sesión de veintiséis de abril de dos mil doce. V I S T O S, para resolver, los autos del juicio de Amparo Directo 51/2012; y, RESULTANDO 1. La referida quejosa promovió juicio de amparo en contra de la sentencia definitiva dictada el doce de abril de dos mil siete por la Tercera Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal en el toca 18/2007; así como su ejecución al Juez Vigésimo Segundo Penal del Distrito Federal. En la aludida decisión de alzada se modificó1 la de primer grado y se le condenó por el delito Violación Equiparada, razón por la cual se le impusieron las siguientes sanciones: a) doce años, tres meses, quince días de prisión; b) pérdida de la patria potestad y derechos sucesorios con respecto a la menor ofendida, y c) suspensión de sus derechos políticos; asimismo, se le negaron el sustitutivo y la suspensión condicional de la prisión. 1 La modificación consistió en precisar el cálculo de la pena privativa de la libertad con respecto a la quejosa, pues la Sala la consideró culpable del segundo de los delitos de Violación Equiparada Agravada. Asimismo, la Sala precisó —a petición del Agente del Ministerio Público— que era procedente sancionar a la quejosa con la pena de la pérdida de la patria potestad y derechos sucesorios de la ofendida. Por otro lado, se dijo que se absolvía a la quejosa de la reparación del daño, ante la falta de pruebas provistas por el Ministerio Público que permitan su cuantificación, y no por tratarse de un ilícito de mera conducta. Amparo Directo 51/2012 2. El presidente de este tribunal admitió la demanda el treinta y uno de enero de dos mil doce y el asunto se turnó al ponente el siete de febrero siguiente. CONSIDERANDO I. Este tribunal es competente en términos de los artículos 103, fracción I, y 107, fracción V, inciso a), de la Constitución, 44, 46 y 158 de la Ley de Amparo, 37, fracción I, inciso a), 38 y 39 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, así como el Acuerdo General 11/2011 del Pleno del Consejo de la Judicatura Federal, dado que se trata de un amparo directo contra una sentencia definitiva dictada por la citada autoridad jurisdiccional penal residente en este circuito. II. La existencia del acto reclamado se acredita con el informe justificado que rindió la citada autoridad responsable, así como con los autos que adjuntó en los que consta la resolución combatida; asimismo, la certeza del acto atribuido a la autoridad ejecutora se demuestra con base en la presunción que deriva de su omisión de rendir informe justificado y, además, precisamente porque dicho acto no se reclama por vicios propios sino como consecuencia de la resolución de alzada. III. Uno de los conceptos de violación es fundado y suficiente para conceder el amparo. La quejosa refiere que la Sala transgredió lo dispuesto en el artículo 14 de la Constitución Federal, porque se le sentenció como coautora y en comisión por omisión del delito Violación Equiparada Agravada, sin que pueda atribuírsele que haya omitido impedir el delito en su calidad de madre de la menor ofendida. 2 Amparo Directo 51/2012 No está acreditado el actuar doloso de la aquí quejosa, necesario para fincarle una responsabilidad en el delito de violación por el que fue acusada. Se explica. La Sala condenó a la quejosa bajo el siguiente escenario: la menor ofendida fue víctima de violación equiparada en dos ocasiones por el Coacusado (su amasio), ya que no tiene capacidad de comprender el significado de una relación sexual, por su retraso mental moderado, de lo que resultaron dos embarazos y el nacimiento de dos hijos; sobre lo cual se atribuye a la quejosa la omisión consistente en no haber protegido la integridad y seguridad sexual de su hija, concretamente en la segunda ocasión, lo que la hace coautora del delito. Empero, atento a los principios de prohibición de responsabilidad meramente objetiva y de culpabilidad, que regulan los artículos 3o. y 5o. del código punitivo capitalino2, la coautoría en comisión por omisión que se le atribuye exigía demostrar cualquiera de estos aspectos: 1) Que su omisión fue con dolo directo, de modo que conocía la situación y quería que su hija siguiera siendo objeto de violación, pues tras el nacimiento del primer hijo no hizo lo que le era exigible para impedir que se repitiera una situación de esa índole (artículo 18, segundo párrafo, del mismo código punitivo, en la parte relativa a conocer y querer); 2) Que su omisión fue con dolo eventual, porque sabía de la primera violación y previó como posible que siguiera ocurriendo y aceptó que así fuera, al no hacer lo que le era 2 Los cuales disponen: “Artículo 3o. (Prohibición de la responsabilidad objetiva). Para que la acción o la omisión sean penalmente relevantes, deben realizarse dolosa o culposamente”. “Artículo 5o. (Principio de culpabilidad). No podrá aplicarse pena alguna, si la acción o la omisión no han sido realizadas culpablemente. La medida de la pena estará en relación directa con el grado de culpabilidad del sujeto respecto del hecho cometido, así como de la gravedad de éste”. 3 Amparo Directo 51/2012 exigible para impedirlo (artículo 18, segundo párrafo, del mismo código punitivo, en la parte relativa a prever y aceptar); o, 3) Que su omisión fue con culpa consciente, en tanto que previó que seguiría ocurriendo la violación pero confió en que no aconteciera, aunque violó el deber de cuidado respecto de la menor que debía observar (artículo 18, tercer párrafo, del mismo código punitivo, en la parte relativa a prever y violar un deber de cuidado pero confiar en que no ocurra). De entrada, las opciones primera y tercera deben descartarse. La primera porque ni en el acto reclamado se sostiene ni tampoco hay prueba alguna de que la quejosa quisiera o contribuyera para que se diera la segunda violación. Es decir que supiera que el activo habría de violarla en lugar y momento determinado y ella, con vista de ello, decidiera ausentarse precisamente para que la pasivo no fuese auxiliada por ella, que tenía el deber de auxiliarla. Y la tercera opción se descarta porque se trata de un actuar culposo, pero este delito no admite esta forma de omisión en tanto que en los términos de los artículos 19 y 76 del código penal capitalino no está expresamente mencionado entre los delitos que lo admiten. De modo que sólo resta analizar el caso desde la perspectiva de un dolo eventual de la quejosa. Lo que exige demostrar que sabía de la primera violación, que previó que volvería a ocurrir y que lo aceptó, al no hacer lo que estaba a su alcance —realmente— para evitarlo. Esta exigencia probatoria derivara de la conjunción de las reglas del dolo (eventual) y la comisión por omisión del código penal capitalino que disponen: 16 (Omisión impropia o comisión por omisión). En los delitos de resultado material será atribuible el resultado típico producido a quien omita impedirlo, si éste tenía el deber jurídico de evitarlo, si: 4 Amparo Directo 51/2012 I. Es garante del bien jurídico; II. De acuerdo con las circunstancias podía evitarlo; y III. Su inactividad es, en su eficacia, equivalente a la actividad prohibida en el tipo. Es garante del bien jurídico el que: … d) Se halla en una efectiva y concreta posición de custodia de la vida, la salud o integridad corporal de algún miembro de su familia o de su pupilo”. “18 (Dolo y Culpa). Las acciones u omisiones delictivas solamente pueden realizarse dolosa o culposamente. Obra dolosamente el que, conociendo los elementos objetivos del hecho típico de que se trate, o previendo como posible el resultado típico, quiere o acepta su realización. …”. De lo anterior se obtiene que para dictar sentencia condenatoria en contra de la quejosa como coautora y en comisión por omisión con dolo eventual, debería haberse probado en su contra lo siguiente: 1. Que tenía el deber jurídico de evitar que, a partir de la primera violación, el Coacusado volviera a cometer el delito contra la víctima, en su calidad de garante por ser su madre, por lo que se hallaba en una posición efectiva y concreta de custodia; 2.a Que de acuerdo con las circunstancias podía evitarlo; o que su inactividad es, en su eficacia, equivalente a la violación misma; y, 2.b Que previó que el Coacusado siguiera violando a su hija, a partir del nacimiento del primer hijo, y aceptó que ocurriera, al no impedirlo. Empero, este escenario no está probado con el estándar de prueba exigible para dictar una sentencia condenatoria, es decir, plenamente. Es así porque si bien desde la perspectiva del deber jurídico (del deber ser), está claro que la quejosa tenía la obligación de evitar que volviera a ocurrir la violación, porque se le pudiera exigir que rompiera con las circunstancias que la 5 Amparo Directo 51/2012 posibilitaban, ya sea excluyendo al Coacusado o a la víctima de su domicilio, es decir, que corriera al primero o que mandara a su hija a otro lugar (por ejemplo con su abuela donde originalmente vivía), mas esto no sólo debe ser exigible sino posible en el ámbito del ser, de lo que acontece realmente; es decir, se requiere que efectivamente la quejosa estuviera en posibilidad de evitar que el Coacusado volviera a violar a la víctima, que pudiera correrlo para que no lo volviera a hacer o que pudiera enviar a su hija a otro lugar. Y en el caso, no hay prueba suficiente para arribar al hecho de que la quejosa, por sus circunstancias personales, económicas, sociales y culturales, estuviera en condiciones reales de evitar que el Coacusado violara de nuevo a la menor víctima. Véase el contexto probatorio de la versión de cargo. La menor ofendida vivía con una tía y con su abuela en un pueblo en el estado de **********, luego se fue a vivir con la quejosa (su madre) y el Coacusado, el cual, cuando se quedaba a solas con la víctima, se aprovechaba de su discapacidad mental para tener relaciones con ella. Estos hechos se entienden demostrados con precisión en dos ocasiones, de acuerdo con su resultado final del nacimiento de dos hijos, y a partir del primero, se puede evidenciar el conocimiento por parte de la quejosa de lo que ocurría. Así lo manifestó la menor ofendida en sus declaraciones, pues dijo que inicialmente vivía en el pueblo de **********, en el estado de **********, con su abuela, pero después la llevaron a vivir con su madre y el Coacusado; que desde su llegada —en ese entonces de **********años de edad— el coacusado “le tocaba sus partes” (indicando con su mano derecha que se refiere a sus senos, área púbica y glúteos); cuando su mamá (la quejosa) no estaba el Coacusado “le quitaba la ropa, la dejaba encuerada, la acostaba en el piso o a veces en la cama, le 6 Amparo Directo 51/2012 bajaba el pantalón y su calzón y le metía su pitirrín (precisando que es con el que hace pipí)”; agrega que “le abría las piernas, se le encimaba y le metía el pitirrín acá (indicando con su mano que se refiere a su vagina), y en otras ocasiones se lo metía por atrás (por donde hace “popó”), lo cual hizo muchas veces; cuando quedó embarazada le dijo a la quejosa pero su reacción fue de enojo porque le dijo que se “había revolcado con su marido”; luego el Coacusado le dijo a su madre que el hijo que había tenido la ofendida era de él, ante lo cual se quedó callada; su primer hijo de nombre ********** es de ********** de edad (a la fecha de su declaración en agosto de dos mil seis); siguieron viviendo en el domicilio y su madre nunca le reclamó al coacusado; luego quedó nuevamente embarazada del Coacusado y nación su segundo hijo de nombre ********** de ********** de edad (a la fecha de su declaración). Lo cual se soporta, en cuanto al déficit mental de la menor ofendida, con los dos dictámenes en materia de psiquiatría que se le practicaron, de los que resultó que tiene un síndrome de déficit intelectual a nivel de “retraso mental medio”. Y por lo que hace a las circunstancias de lo ocurrido, el Coacusado ********** manifestó que en el año dos mil dos conoció a la quejosa y luego de seis meses se hicieron novios, además de que posteriormente decidieron vivir en unión libre; que desde hacía dos años (de acuerdo con la fecha de su declaración que es de agosto de dos mil seis) la menor ofendida llegó a vivir con ellos; que la víctima, cuando se quedaba sola con él se le acercaba, lo agarraba del cuello y de los hombros, por lo que le pedía que no lo hiciera porque si su madre se enteraba se enojaría, pero no le hacía caso, al contrario, le decía que no se preocupara e incluso le preguntaba que si no la quería, al grado de que le dijo que quería tener dos hijos; que las relaciones sexuales que tuvo con la víctima siempre fueron de manera voluntaria y que es el padre de los dos hijos que tuvo; que la 7 Amparo Directo 51/2012 quejosa sí estaba enterada de que tenía relaciones sexuales con la menor ofendida y que los dos niños son suyos, aunque en ocasiones si le reclamaba. Pues bien, lo manifestado por la menor ofendida se torna de trascendencia porque se trata de la víctima que resintió directamente los hechos; lo cual además es aceptable en tanto que si bien no tiene capacidad de comprender lo que significa tener relaciones sexuales al grado de poder tomar la decisión de acceder o no, esto no le impide narrar lo ocurrido con el lenguaje y expresiones que su desarrollo le proporciona, pues se expresa en forma lisa y llana con palabras relacionadas a ese déficit pero suficientes para dar cuenta de lo que aconteció. Además, el propio Coacusado acepta que tuvo relaciones con la víctima y que la quejosa estaba enterada, incluso que es el padre de los dos hijos, y aunque dice que la quejosa le reclamó, esto no fue suficiente para que siguiera ocurriendo. Esto es significativo porque se trata de violación equiparada, de modo que la aceptación de que había relaciones sexuales, sumada a la discapacidad mental de la menor, basta para probar el delito, con precisión al menos en dos ocasiones con igual número de resultados en hijos. Y es importante también que en cada caso haya nacido un hijo, porque hace patente lo que estaba ocurriendo, en tanto que la quejosa sabía que el padre era el Coacusado y desde el primero no hizo lo suficiente para evitar el segundo. En suma, está demostrado que el Coacusado tenía relaciones con la menor ofendida y la quejosa tenía conocimiento de ello, pero eso no prueba por sí mismo que, teniendo la obligación de evitarlo, no haya hecho lo que estaba a su alcance para impedirlo. La quejosa alega que se enteró de la primera violación cuando la víctima se volvió a embarazar y que sí le reclamó al 8 Amparo Directo 51/2012 Coacusado, incluso en diferentes ocasiones lo corrió de su casa para proteger a su hija, pero su necesidad la obligaba a vivir en el mismo techo, nunca pudo sacarlo de la casa en la que vivían. Además, de los datos que manifestó en su declaración preparatoria se destaca que en agosto de dos mil seis tenía **********años de edad, que no tenía estudio alguno, se dedicaba a ********** con ingresos de ********** pesos mensuales, que su condición social y cultural es baja. Véase pues que la quejosa no niega que tenía el deber de proteger a su hija, pero no dice que aceptaba el hecho de que volviera a ser violada, como se requiere para un dolo eventual, además de que afirma que hizo lo que estaba a su alcance para impedirlo, dentro de sus condiciones personales, sociales, económicas y culturales. Esto significa que la carga probatoria que tenía el fiscal no se limitaba a demostrar una omisión simple de no impedir la violación, sino una comisión por omisión que implica la exigencia de demostrar que efectivamente pudo haberlo evitado. Y lejos de que haya prueba suficiente de ello, las que se desahogaron en juicio llevan a concluir que carecía realmente de opciones, en grado tal que no tomarlas la hagan penalmente responsable de la violación, como si ella la hubiere realizado. Ciertamente, antes se precisó que era posible que la quejosa hiciera algo por impedirlo ya sea corriendo al Coacusado de su casa o bien enviando a su hija a otro lugar, por ejemplo con su abuela donde originalmente vivía. Pero de la mera posibilidad al hecho probado de que es realmente viable hay una distancia considerable y la carga de la prueba es del fiscal. No se trata de una simple omisión sino de una concreta situación de hecho que demuestre que efectivamente la quejosa estaba en posibilidad de hacer una u otra cosa. 9 Amparo Directo 51/2012 En relación con la posibilidad de expulsar al Coacusado del domicilio la quejosa explica que intentó hacerlo y no lo logró por la necesidad de vivir en el mismo techo, sobre lo cual son relevantes su datos personales, que reflejan una condición social y económica bajas, o al menos no está probado que tuviera la posibilidad real de subsistir en el mismo domicilio sin la presencia del Coacusado. Recuérdese que dijo contar con **********años de edad y la víctima **********, lo que significa que la tuvo a los ********** años, recuérdese que la víctima sufre de retraso mental desde que nació; tómese en cuenta que la activo dijo que no tiene estudio alguno, que trabaja ********** y que gana **********pesos al mes, y de todo esto no hay prueba alguna de que sea de otra manera; y por último tómese en cuenta que ni siquiera se aportó prueba por parte de la fiscalía de que ella contaba con bienes muebles o ahorros mínimos, para trasladarse a otro lugar y, por tanto, que dispusiera de cualquier forma de otro inmueble para establecerse. Y a todo esto se suma que la víctima es desempleada, lo que representa una carga adicional que implica que sea inviable suponer que se quedó por deliberación, y en esa medida con responsabilidad penal. Y por lo que hace a la posibilidad de enviar a su hija al cuidado de un tercero, tampoco hay prueba que demuestre que efectivamente eso era una opción viable para la quejosa, pues aunque dice que la víctima vivía inicialmente con su abuela, no hay dato alguno que explique por qué se fue a vivir con la quejosa, o al menos que ponga en clara evidencia que sí podía enviarla de regreso. Sobre esto el fiscal no se ocupó de aportar prueba alguna. Finalmente, debe destacarse que el dolo eventual mínimamente exigido implica que la segunda violación se haya producido en un momento que ella estaba en condiciones reales de evitar, y no es así porque de la misma acusación deriva que ocurrió cuando ella tenía la necesidad de salir del domicilio, 10 Amparo Directo 51/2012 concretamente cuando ella salía a comprar comida (tortillas) luego de que también había salido a trabajar. Diferente hubiera sido, por supuesto, si ella abandonara el lugar ya no obligada por otras necesidades también básicas, incluso sin justificación ni explicación alguna, en tanto que entonces sí cabría aceptar que fue en ejercicio libre de su arbitrio que incumplía un deber de cuidado pudiendo evitarlo y con plena conciencia de que podía ser aprovechado por el activo para realizar la violación. En su real situación, queda claro con el material probatorio de que se dispone, que la quejosa asumió, en su concepto, la obligación que estaba a su alcance, que era hacerse cargo del niño producto de la primera violación, lo que aleja aún más la posibilidad de que hubiere coadyuvado dolosamente a que el activo perpetrara la violación. En relación con ambas posibilidades de evitar realmente la segunda violación por parte de la quejosa, es esencial subrayar que no le corresponde a ella probar que no pudo hacerlo, sino que era una carga de la parte acusadora y no se aportó prueba alguna. Al fiscal le correspondía demostrar los extremos precisos de la comisión por omisión, más allá del deber de evitar la segunda violación, los datos específicos que sustenten que estaba en condiciones reales de evitarlo. En suma, al resultar fundado uno de los conceptos de violación, lo que procede es conceder a la quejosa el amparo y protección de la Justicia de la Unión contra el acto que reclamó de la Tercera Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, a fin de que de inmediato se le absuelva y, correlativamente, y de manera paralela a aquella resolución, se le ponga en absoluta libertad por lo que a esta causa penal se refiere. Concesión que se hace extensiva a los actos de ejecución atribuidos al Juez Vigésimo Segundo Penal del Distrito Federal, al impugnarse en vía de consecuencia y no por vicios propios. 11 Amparo Directo 51/2012 Por lo expuesto y fundado se RESUELVE ÚNICO. La Justicia de la Unión ampara y protege a ********** contra los actos que reclamó de las autoridades precisadas en el resultando 1 de este fallo, por las razones expuestas en el considerando III del mismo. Notifíquese; con testimonio de esta ejecutoria, devuélvanse los autos a su lugar de origen y, en su oportunidad, archívese el expediente como asunto concluido. Así, lo resolvió el Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito, por unanimidad de votos de los magistrados: presidente José Luis Villa Jiménez, Juan José Olvera López y Luis Pérez de la Fuente, siendo ponente el segundo de los mencionados. Firman el presidente y magistrados que integran el tribunal ante la secretaria de acuerdos que da fe, hoy veintiséis de abril de dos mil doce. 12