Recurso de casación para la unificación de doctrina núm

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Recurso
de
casación
para
la
unificación
de
doctrina
núm.
4447/2004.
Ponente: Excmo. Sr. D. Luis Gil Suárez
DESPIDO: caducidad de la acción: inexistencia: suspensión: agotamiento de la conciliación
extrajudicial en lugar de la reclamación previa: entidad de derecho público; evolución
jurisprudencial.
El TS estima el recurso de casación para la unificación de doctrina (núm. 4447/2004) interpuesto por doña
Julia contra la Sentencia de fecha 20-09-2004, del TSJ de Madrid, que casa y anula en el sentido que se
indica en el último fundamento de derecho, dictada en autos promovidos por la recurrente contra el
Instituto Municipal para el Empleo y Formación Empresarial, sobre despido.
En la Villa de Madrid, a seis de octubre de dos mil cinco.
Vistos los presentes autos pendientes ante esta Sala en virtud de recurso de casación para la unificación de
doctrina, interpuesto por la Letrada doña Virginia Pimentel de Francisco en nombre y representación de
doña Julia, contra la sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, de fecha
20 de septiembre de 2004, recaída en el recurso de suplicación num. 2198/04 de dicha Sala, que resolvió el
formulado contra la sentencia del Juzgado de lo Social núm. 21 de Madrid, dictada el 13 de enero de 2004
en los autos de juicio num. 1104/03, iniciados en virtud de demanda presentada por doña Julia contra el
Instituto Municipal para el Empleo y la Formación Empresarial sobre despido improcedente.
Es Magistrado Ponente el Excmo. Sr. D. Luis Gil Suárez.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO: Doña Julia presentó demanda ante los Juzgados de lo Social de Madrid el 28 de octubre de
2003, siendo ésta repartida al núm. 21 de los mismos, en base a los siguientes hechos: La actora prestaba
sus servicios para el demandado con la categoría profesional de Auxiliar Administrativo, desde el 2 de junio
de 1997, mediante sucesivos contratos de duración determinada por obra o servicio determinado, hasta el
20 de septiembre de 2003, fecha en la que se extinguió su relación laboral por fin de obra. Estima la actora
que todos los contratos que el Instituto demandado suscribió con ella, se realizaron en fraude de Ley, y que
su relación ha devenido en indefinida. Se termina suplicando en la demanda se dicte sentencia en la que se
declare improcedente el despido de la actora y se condene al demandado a readmitirle en las condiciones en
las que se encontraba antes del despido, o a abonarle la pertinente indemnización, y en todo caso a
abonarle los salarios de tramitación.
SEGUNDO: El día 8 de enero de 2004 se celebró el acto de juicio, con la participación de las partes y el
resultado que se refleja en el acta que obra unida a estas actuaciones.
TERCERO: El Juzgado de lo Social núm. 21 de Madrid dictó sentencia el 13 de enero de 2004 en la que
estimó la demanda y condenó al organismo demandado a optar entre la readmisión de la actora en idénticas
condiciones de trabajo anteriores al despido o a indemnizarla con la cantidad de 12.683,71 euros, y en todo
caso a abonarle los salarios de tramitación. En esta sentencia se declaran los siguientes HECHOS
PROBADOS:
«I.- DOÑA Julia, nacida el 29/04/37 y el Instituto Municipal Para el Empleo y la Formacion Empresarial (en
adelante I.M.E.F.E) han suscrito sucesivos contratos de trabajo a tiempo parcial, para obra o servicio
determinado, que se dan por reproducidos, en la relación cronológica del hecho primero de la demanda y de
la documental aportada por ambas partes, donde figuran todos los contratos y prórrogas, el primero de
ellos, de fecha 2/06/97 y el último 21/09/02, mediante los cuales, la trabajadora prestó sus servicios
ininterrumpidamente sin solución de continuidad, inicialmente con la categoría profesional de Auxiliar de
Monitor hasta agosto del 2000;
II.- En el primero de los contratos de 02/06/97, se consignaba que era para atender la acumulación de
tareas por la puesta en marcha de los cursos aprobados del 1997, pertenecientes al Plan Nacional de
Formación e Inserción Profesional. En el segundo de 01/07/97, para impartir curso de Técnico en
Comunicación y Redes Locales, del antes mencionado Plan. En el tercero de 01/09/97, tareas de Auxiliar de
Monitor en cursos de: Instalador electricista de viviendas, calefactor, pintor de Edificios, Marmolista
colocador, Cerrajería, también del mismo Plan. En el cuarto de 01/01/98, cursos de aplicaciones de resinas
sintéticas, albañilería básica, correspondientes al Convenio IMEFE- IMAF/97. En el quinto de 13/04/98,
tareas de Auxiliar de Monitor, para cursos de: cerrajero, marmolista colocador, pintor de edificios,
instalador electricista de viviendas, solador-alicatador, pertenecientes al Plan Nacional de Formación e
Inserción Profesional 1998. En el sexto de 18/l2/98, la realización de tareas de Aux. Monitor como apoyo en
los Cursos del Fondo Social Europeo, que se impartan en el centro hasta la finalización del sexenio
subvencionado. En el séptimo de 01/01/00, para la impartición de cursos de calefactor, subvencionados
por el Plan Nacional de Formación e Inserción Profesional de 1999. En el octavo de 16 de marzo del 2000,
atender al incremento de trabajo producido en la preparación y puesta en marcha de los cursos financiados
por la Comunidad de Madrid, en la Orden 625/2000 de 8 de febrero sobre las ayudas a la realización de
formación ocupacional;
III.- A partir del 15 de septiembre del 2000, que las partes firman el noveno contrato, para prestar servicios,
como Auxiliar Administrativo, en la realización de tareas de apoyo administrativo durante la preparación,
justificación y desarrollo, de las distintas acciones formativas, pertenecientes al Convenio IMEFE-IMAF
2000, subvencionado. En el décimo de 03/01/01, para tareas de apoyo administrativo de los cursos de
F.I.P.2000, que se desarrollen en el año 2001. En el undécimo 02/04/01, realización de tareas auxiliares
administrativas en apoyo de diversas acciones formativas que se impartan en el centro perteneciente al Plan
FIP/2001. En el 'duodécimo de 21/01/02, apoyo técnico y administrativo a las distintas acciones que se
realicen en el centro financiadas por cualesquiera de los programas FIP, IMAF, FSE durante el período de
vigencia del contrato;
IV.- El centro de trabajo fue inicialmente en la C/ Doctor Martín Arevalo, 22 hasta septiembre de 1997,
pasando a ser después, la C/ Ancora n° 41 hasta la finalización de la relación;
V.- En fecha 28/06/03 la trabajadora recibió comunicación escrita por parte de la demandada, en la que se
le decía: "Próximo a llegar la fecha de finalización de la obra o servicio por la cual fue usted contratado
(20/09/03), Y en que quedara extinguida la relación laboral que tiene suscrita con el IMEFE, deseo
aprovechar la ocasión para agradecerle el trabajo realizado y que ha permitido mejorar el servicio prestado a
los ciudadanos madrileños desde nuestra institución. Confiando en poder volver a contar con su
colaboración si fuera necesario, reciba un cordial saludo".;
VI.- No conforme la trabajadora interpuso la correspondiente papeleta de conciliación ante el SMAC en
concepto de despido el 13/10/03, celebrándose la misma el 28 de dicho mes, sin efecto, ya que no
compareció la demandada;
VII.- El salario que la actora venía percibiendo en las nóminas últimamente era de 1.341,48 euros
mensuales, incluídas el prorrateo de pagas extras».
CUARTO: Contra la anterior sentencia, el Instituto Municipal para el Empleo y la Formación Empresarial
formuló recurso de suplicación y la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, en su
sentencia de 20 de septiembre de 2004, estimó el recurso y revocó la sentencia recurrida.
QUINTO: Contra la sentencia de la Sala de lo Social de Madrid, la actora interpuso el presente recurso de
casación para la unificación de doctrina, que se formalizó ante esta Sala mediante escrito fundado en la
contradicción de la sentencia recurrida con la dictada por la Sala de lo Social del Tribunal Superior de
Justicia de Valencia de fecha 10 de febrero de 2000
SEXTO: Se admitió a trámite el recurso, y tras ser impugnado por la parte recurrida, se pasaron las
actuaciones al Ministerio Fiscal para informe, el cual fue emitido en el sentido de estimar procedente tal
recurso.
SÉPTIMO: Se señaló para la votación y fallo el día 29 de septiembre de 2005, llevándose a cabo tales actos
en la fecha señalada.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO: La actora trabajó para el Instituto Municipal para el empleo y la formación empresarial (IMEFE),
del Ayuntamiento de Madrid, habiendo iniciado la prestación de tales servicios el 2 de junio de 1997. La
actividad laboral de la actora se efectuó bajo la cobertura de distintos y sucesivos contratos de trabajo
temporales, el primero o primeros de carácter eventual, por acumulación de tareas, siendo todos los
restantes (los celebrados a partir del 1 de septiembre de 1997) contratos para obra o servicio determinado.
El último contrato de este clase entre la actora y el organismo demandado se concertó el 21 de enero del
2002.
La demandante fue cesada el 20 de septiembre del 2003, habiendo recibido a tal efecto una comunicación
escrita de la empresa en la que ésta le decía que estaba «próxima a llegar la fecha de finalización de la obra
o servicio por la cual fue usted contratado (20-9-03)... quedará extinguida la relación laboral que tiene
suscrita con el IMEFE...».
La actora, reaccionó frente a ese cese, presentando ante los Juzgados de lo Social de Madrid la demanda
origen de este proceso. El Juzgado de lo Social núm. 21 de Madrid dictó sentencia de fecha 13 de enero del
2004, en la que se estimó la mencionada demanda, y se declaró improcedente el despido de aquélla,
condenándose al IMEFE al cumplimiento de las obligaciones que la Ley impone al empresario en los casos
de improcedencia del despido.
El Instituto demandado, entre las distintas excepciones que esgrimió en el acto de juicio, alegó la de
caducidad de la acción de despido, basándose en el hecho de que la actora había llevado a cabo los trámites
propios de la conciliación previa, pero no había formulado reclamación previa; y como el organismo
demandado se encuadra en la esfera de la Administración Local, adujo que la conciliación celebrada carecía
de validez, lo que implicaba la caducidad de la acción de despido. La citada sentencia de instancia rechazó
esta excepción, basándose en que «en casos muy similares al presente se debe tener por efectuado y
debidamente cumplimentado el trámite previo con el intento de celebración de conciliación que aquí se
interpuso», por cuanto que «el organismo demandado tuvo conocimiento de la voluntad e intención de la
actora de interponer la correspondiente demanda de despido y no puede alegar desconocimiento ni muchos
menos indefensión».
La entidad demandada interpuso recurso de suplicación contra la sentencia de instancia aludida. En el
primer motivo de este recurso se vuelve a alegar la excepción de caducidad referida, por cuanto que «siendo
el Instituto demandado un órgano del Excmo. Ayuntamiento de Madrid contra el que procede efectuar
reclamación previa a la vía judicial, habiendo interpuesto la demandante conciliación, efectuó un trámite
preprocesal inadecuado que no produce la suspensión del cómputo de la caducidad».
La Sala de lo Social del TSJ de Madrid dictó sentencia de fecha 20 de septiembre del 2004, en la que acogió
favorablemente el mencionado primer motivo del recurso de suplicación entablado por el IMEFE, pues en
ella se concluye que la acción de despido ejercitada por la actora caducó, «al haberse instado de forma
injustificada e indebida el intento de conciliación en lugar de la preceptiva reclamación previa, de ahí que la
acción en su día ejercitada caducó». Por ello, se estimó dicho recurso de suplicación y se revocó la
resolución de instancia.
SEGUNDO: La demandante formuló recurso de casación para la unificación de doctrina contra la sentencia
de la Sala de lo Social de Madrid que se acaba de mencionar. El único problema que se plantea en tal
recurso es el que se viene mencionando relativo a la caducidad de la acción de despido, en razón a que la
actora no formuló reclamación previa ante la entidad demandada sino que promovió intento de conciliación.
A tal respecto, en el escrito de formalización del recurso se alegan varias sentencias que el recurrente
considera contrarias a la resolución objeto del presente recurso. Por ello se le concedió el plazo de diez días
para que eligiese, a efectos de tal contradicción, una sola de las sentencias alegadas, y mediante escrito
presentado ante la Sala el 18 de enero del año en curso la actora recurrente eligió la sentencia del TSJ de
Valencia de 10 de febrero del 2000. Así pues, de conformidad con reiterada y pacífica doctrina de esta Sala,
esta sentencia es la única que se puede tomar en consideración a los efectos de la contradicción en este
recurso.
Esta sentencia de contraste entra en contradicción con la recurrida pues existe una sustancial igualdad
entre los hechos, fundamentos y pretensiones de ambas, y sin embargo las soluciones a que llega cada una
de ellas son distintas. Esto es claro, por cuanto que en los dos casos se aborda el problema de la caducidad
de la acción de despido cuando el actor, en vez de agotar la reclamación administrativa previa que se
establece en los arts. 69 y siguientes de la LPL y en ese caso procedía, formula papeleta de conciliación y se
lleva a cabo ante el SMAC el acto de conciliación a que se refieren los arts. 63 y siguientes de ese texto
procesal; y la sentencia recurrida, ante tal situación, considera que la acción de despido ha caducado, pues
la conciliación realizada no procedía y por ello no puede producir efectos de clase alguna, y por el contrario
la sentencia referencial sostiene que el plazo de caducidad quedó suspendido por la formulación de la
papeleta de conciliación, toda vez que las finalidades que la conciliación y la reclamación previa cumplen,
son coincidentes, pues con tal conciliación también la entidad «empleadora pudo tener por medio de ella
conocimiento de la clara voluntad impugnadora de las actores y adoptar las medidas oportunas».
TERCERO: El problema que constituye el núcleo central del debate planteado en este recurso ha sido
resuelto por diferentes sentencias de esta Sala, si bien no de forma plenamente uniforme. Para tener una
visión más exacta de la evolución experimentada por la jurisprudencia en relación con esta problemática, se
exponen a continuación los distintos pasos o hitos por los que ha pasado tal jurisprudencia:
1).- En distintas sentencias dictadas hace ya bastantes años (así las de 26 de abril de 1983, 16 de febrero
de 1984 , 21 de enero de 1985, 10 de julio de 1986 y 23 de julio de 1990) se sostiene que si el trabajador
despedido acudió a la vía de la conciliación previa, en vez de agotar la reclamación administrativa previa,
que era la procedente en aquel caso, y transcurrieron más de 20 días entre el despido y la presentación de
la demanda, la acción de despido ha caducado, habida cuenta que «si la actora, por su propia iniciativa en
vez de cumplir el trámite obligado de la reclamación previa administrativa, optó por el improcedente e
innecesario de la conciliación ante el SMAC, sólo a esta es imputable el haber dejado transcurrir el plazo de
caducidad».
2).- En cambio, también en aquellas fechas se dictaron algunas otras sentencias, en las que se sostuvo que,
en los casos a que nos venimos refiriendo, no había caducado la acción de despido. Entre ellas cabe citar la
sentencia de 13 de octubre de 1989 según la que «resulta realmente excesivo, desde una perspectiva
jurídico-material truncar el derecho del litigante a obtener un pronunciamiento sobre el fondo de la
controversia que plantea por la mera inadecuación -que no omisión- del instrumento previo al proceso
cuando, de un lado, no se ha indicado a dicho litigante la vía impugnatoria oportuna y esta es, además,
problemática en su determinación, y de otro lado, se advierte la existencia de una indudable voluntad
impugnatoria, oportunamente manifestada, aunque por cauce irregular, con lo que, en definitiva, se cumple
la finalidad última del controvertido trámite previo tendente a facilitar el conocimiento a la contraparte de la
pretensión que contra ella se prepara».
3).- La postura de esta última sentencia fue mantenida años más tarde por la sentencia de 18 de julio de
1997 (rec. 4519/96), en la que se concluye que en estos casos «aparece cumplida "la finalidad última del
controvertido trámite previo tendente a facilitar el conocimiento a la contraparte de la pretensión que contra
ella se prepara". Las expresadas circunstancias son de suyo suficientes para que, de conformidad con el
principio "pro actione", se entiendan sustancialmente cumplidas las exigencias legales y, por ello, haya de
estimarse producido el efecto suspensivo de la caducidad de la acción de despido».
4).- Con el objeto de llegar a una solución segura y firme de la cuestión comentada, se reunió el Pleno de la
Sala, dictándose por el mismo la sentencia de 28 de junio de 1999 (rec. núm. 2269/98). En ella se efectúa
un detenido análisis de la doctrina jurisprudencial precedente, de cuyo análisis puede deducirse que la
regla general aplicable debe ser, en principio, la que propugnaron las sentencias de 26 de abril de 1983, 16
de febrero de 1984 las demás que se citan en el número 1) del presente fundamento de derecho, y por tanto
entender que ha caducado la acción de despido en estas situaciones.
Sin embargo, «en casos excepcionales» en «supuestos muy particulares», se tiene que aplicar la opuesta
solución y sostener que no ha caducado la acción de despido. Para que esta «doctrina de carácter
excepcional» sea aplicable, es decir, «para que proceda la suspensión del plazo de caducidad» es necesaria
«la concurrencia de los siguientes elementos: a) que exista una voluntad impugnatoria de la trabajadora, lo
que ocurre con la presentación de la papeleta de conciliación antes de la demanda; b) que la empleadora
tenga conocimiento con anterioridad a la demanda de la papeleta de conciliación y por consiguiente de la
pretensión del trabajador; y c) que no se haya indicado al litigante la vía impugnatoria previa oportuna».
Y aplicando estos criterios jurisprudenciales al caso específico abordado en aquel litigio, el Pleno de la Sala
estima que «la doctrina correcta aplicable es la que con carácter general viene sustentando este Tribunal en
las sentencias antes referidas, lo que conlleva la desestimación del recurso», lo que a su vez supone que la
demanda de despido se desestima también por entender caducada la acción que en el se ejercita. Esta
conclusión se basa en que, en el caso allí examinado, no se cumplían los requisitos expuestos poco más
arriba, que eran necesarios para poder afirmar que se trataba de un supuesto excepcional o muy particular,
en el que entrase en juego la «doctrina de carácter excepcional» antes expuesta. Y no se cumplían esos
requisitos porque no constaba en autos que la entidad demandada «tuviese conocimiento de la pretensión
impugnatoria de la trabajadora con anterioridad a la formulación de la demanda judicial, es decir, (no
constaba) que estuviese citada (dicha entidad demandada) para el acto de conciliación y que por tanto
hubiese recibido la papeleta correspondiente».
6).- No debe olvidarse que con respecto a esta sentencia dictada en Sala General se formuló por un
Magistrado de la misma, un voto particular al que se adhirieron otros cuatro Magistrados, en el que se
mantiene que, en opinión de los firmantes del mismo, «la doctrina ya está unificada por la sentencia de esta
Sala de 18 de julio de 1997. En ella, reiterando el criterio de la sentencia de 13 de octubre de 1989, se
establece que el error en el cumplimiento del trámite preprocesal por utilizar la conciliación en lugar de la
reclamación previa no debe determinar una consecuencia tan desproporcionada como la caducidad de la
acción cuando aparece cumplida "la finalidad última del controvertido trámite previo tendente a facilitar el
conocimiento a la contraparte de la pretensión que contra ella se prepara". La sentencia añade que en estos
casos "de conformidad con el principio "pro actione", se entienden sustancialmente cumplidas las exigencias
legales" y, por ello, ha de estimarse producido "el efecto suspensivo de la caducidad de la acción de
despido"».
7).- Con posterioridad a la referida sentencia de Sala General, se dictaron otras dos en que se volvió a
suscitar la misma problemática, y sin embargo se llegó a la conclusión de que la acción de despido no había
caducado. Estas dos sentencia, que son las de 30 de noviembre del 2000 (rec. 1355/2000) y 16 de
noviembre del 2004 (rec. núm. 6485/2003), se cuidan de explicar que los casos que en ellas se analizan
cumplen los requisitos que señaló la sentencia de Sala General para aplicar la excepción que en ella se
prevé.
Se estima conveniente reproducir aquí los siguientes argumentos de la mencionada sentencia de 30 de
noviembre de 2000 «1) los requisitos procesales o de procedibilidad deben ser valorados con un criterio
finalista, según reiterada jurisprudencia constitucional y ordinaria; 2) el requisito de reclamación
administrativa previa tiene la finalidad de dar a conocer a las personas jurídicas de derecho público la
existencia de un propósito de litigar para que, en su caso, consideren la posibilidad de evitar el litigio o
puedan preparar su defensa; 3) la finalidad del trámite de conciliación administrativa previa a los procesos
frente a personas jurídicas privadas es equivalente a la finalidad señalada de la reclamación administrativa
previa; 4) en las circunstancias del caso, el intento de conciliación, que vino acompañado de reclamación
administrativa previa a la corporación municipal, cumplió la finalidad de puesta en conocimiento del litigio
a la parte demandada, y de asignación a la misma de un margen de tiempo para conocer su posible
interposición o considerar su evitación; y 5) salvado del modo que se acaba de indicar el interés preprocesal
de conocimiento y evitación del litigio que tiene la parte demandada, la solución opuesta a la adoptada de
cerrar en la instancia la vía de la acción de despido supondría un perjuicio a los intereses de la parte
demandante que no resulta en el caso proporcionado a la entidad de la irregularidad cometida».
CUARTO: Al tratar hoy en día el tema de la efectividad y consecuencias de una conciliación previa llevada a
cabo cuando procedía en cambio el haber agotado la reclamación administrativa previa, es obligado tener
presente la doctrina que expresa la sentencia del Tribunal Constitucional 12/2003, de 28 de enero. Esta
sentencia destaca, una vez más, que la «ratio» u objetivo esencial de la reclamación previa es «la de poner en
conocimiento de la Administración el contenido y fundamento de la pretensión, dándole la oportunidad de
resolver directamente el litigio, evitando así la vía judicial», y pone de relieve que esta finalidad ha sido
«resaltada de modo constante en nuestra jurisprudencia... y que este Tribunal ha declarado "equivalente" o
"común" con la perseguida por la conciliación preprocesal». Así mismo esta sentencia puntualiza que
«precisamente por haberse cumplido materialmente la finalidad de la reclamación y acudir las
codemandadas al acto de conciliación, tampoco puede entenderse afectado el derecho de defensa de la
contraparte que se erige en límite a la aplicación del principio «pro actione» ( STC 112/1997, de 3 de junio,
F. 3), en la medida en que, al haber tenido conocimiento de la pretensión por medio de la conciliación, su
resultado se revela neutral para el proceso ya que no resulta razonable pensar que las codemandadas
hubieran mantenido una posición distinta a la mantenida a lo largo de todo el proceso (y que negaba la
existencia de los despidos al haberse producido una subrogación) favorable al fondo de la pretensión en el
caso de que los recurrentes hubieran interpuesto la pertinente reclamación administrativa. Y así esta
sentencia del Tribunal Constitucional llega a las siguientes conclusiones: «Por todo ello, cumplida la
finalidad de la reclamación previa, no habiéndose generado con la falta de interposición de la reclamación
un perjuicio a las codemandadas y no apreciándose una posición negligente o contumaz de los recurrentes,
el art. 24.1 intereses cuya tutela se reclamaba, sin denegar la protección mediante la aplicación
desproporcionada de las normas procesales que prevén una resolución de inadmisión o de eficacia
equiparable. La tutela judicial efectiva exigía, así pues, realizar una interpretación del art. 69 LPL conforme
al principio "pro actione". Interpretación que acogió el Juzgado de lo Social en su Sentencia, salvando así su
inactividad subsanatoria una vez que conoció la especial naturaleza de las entidades demandadas. Pero
que, sin embargo, no fue correspondida por el Tribunal de suplicación quien, al apreciar la falta de
reclamación administrativa previa por no considerar satisfecha su finalidad material con la conciliación
practicada, ni otorgar plazo alguno para subsanar el defecto si consideraba que las finalidades de los
requisitos preprocesales no podían equipararse, terminó por sancionar una interpretación de una
desproporción injustificada entre la finalidad del requisito inobservado y las consecuencias que finalmente
se derivaron para la tutela judicial (ausencia de pronunciamiento sobre el despido)».
QUINTO: A la vista de la doctrina jurisprudencial expuesta en los fundamentos de derecho anteriores, debe
resolverse la presente litis estableciendo, como primera conclusión, que en ella no ha caducado la acción de
despido ejercitada en la demanda origen de estas actuaciones, toda vez que debe entenderse que la
conciliación efectuada como presupuesto previo a este proceso, suspendió el plazo de caducidad que señala
el art. 59-3 del ET, como ponen en evidencia los razonamientos de la sentencia del Tribunal Constitucional
12/2003 consignados en el fundamento de derecho anterior.
Pero es que además debe tenerse en cuenta que se llega a la misma conclusión desestimatoria de la
excepción de caducidad si se tiene en contra la doctrina contenida en la sentencia del Tribunal Supremo de
28 de junio de 1999, dictada en Sala General, toda vez que el presente caso se incardina claramente en los
supuestos que dicha sentencia califica de excepcionales, ya que cumple los requisitos necesarios para ello.
A este respecto, es preciso tener presente, sobre todo, que en el fundamento de derecho segundo de la
sentencia de instancia, con evidente valor fáctico en sus extremos más esenciales, se manifiesta que «consta
que se le dió traslado (al Instituto Municipal demandado) de la preceptiva papeleta (de conciliación), por lo
que el organismo demandado tuvo conocimiento de la voluntad e intención de la actora de interponer la
correspondiente demanda de despido y no puede alegar desconocimiento ni mucho menos indefensión».
Siendo, por otra parte, obvio que se cumplen los otros dos requisitos que son precisos al efecto referido, a
saber la clara voluntad del actor de impugnar el despido y el hecho de no haberse indicado por el organismo
demandado al actor que, como trámite previo a la presentación de la demanda judicial, tenía que formular
la pertinente reclamación administrativa previa.
Nos encontramos, pues, en uno de los casos en que, según la mencionada sentencia de 28 de junio de
1999, queda en suspenso el plazo de caducidad que fija el art. 59-3 del ET , durante el tiempo que dura el
trámite de la conciliación previa, lo que supone, en el supuesto de autos que la acción de despido no ha
caducado; y que, por ende, debe la misma ser acogida favorablemente.
SEXTO: Y como la sentencia impugnada mantuvo criterios y decisiones opuestas a las que se acaban de
expresar, es claro que ha infringido el art. 59-3 del ET, y que procede, de conformidad con el dictamen del
Ministerio Fiscal, acoger favorablemente el recurso de casación para la unificación de doctrina entablado
por el actor y, en consecuencia debe ser casada y anulada dicha sentencia recurrida. Y resolviendo el debate
planteado en suplicación, debe confirmarse íntegramente la sentencia de instancia dictada por el Juzgado
de lo Social núm. 21 de Madrid el 13 de enero del 2004. No procede hacer especial imposición del pago de
las costas devengadas en este recurso.
Por lo expuesto, en nombre de SM El Rey y por la autoridad conferida por el pueblo español.
FALLAMOS
Estimamos el recurso de casación para la unificación de doctrina, interpuesto por la Letrada doña Virginia
Pimentel de Francisco en nombre y representación de doña Julia, contra la sentencia de la Sala de lo Social
del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, de fecha 20 de septiembre de 2004, recaída en el recurso de
suplicación num. 2198/04 de dicha Sala, y en consecuencia casamos y anulamos la citada sentencia de la
Sala de lo Social de Madrid. Y resolviendo el debate planteado en suplicación, confirmamos íntegramente la
sentencia de instancia dictada por el Juzgado de lo Social núm. 21 de Madrid el 13 de enero del 2004. Sin
costas.Devuélvanse las actuaciones a la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, con la
certificación y comunicación de esta resolución.
Así por esta nuestra sentencia, que se insertará en la COLECCIÓN LEGISLATIVA, lo pronunciamos,
mandamos y firmamos.
PUBLICACIÓN.-En el mismo día de la fecha fue leída y publicada la anterior sentencia por el Excmo. Sr.
Magistrado D. Luis Gil Suárez hallándose celebrando Audiencia Pública la Sala de lo Social del Tribunal
Supremo, de lo que como Secretario de la misma, certifico.
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