responsabilidad civil proveniente de delito, no basta para fundarla

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309374. . Primera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo LXIV, Pág. 2887.
RESPONSABILIDAD CIVIL PROVENIENTE DE DELITO, NO BASTA PARA
FUNDARLA, LA SOLA EXISTENCIA DE UN AUTO DE FORMAL PRISION
(LEGISLACION DEL ESTADO DE HIDALGO). El artículo 191 del Código de
Procedimientos Penales del Estado de Hidalgo determina que no puede promoverse en juicio
meramente civil, la acción civil proveniente de un delito, sino cuando en el juicio criminal
correspondiente existe una sentencia ejecutoria que declara ser delincuente el responsable y
en los demás casos a que se refiere el propio precepto; y el artículo 193 establece que no será
obstáculo para intentar la acción meramente civil, el haber sido absuelto el acusado en el
juicio criminal, si no es que la absolución se funda en alguna de estas circunstancias: que el
acusado obró con derecho; que no tuvo participación alguna en el delito o que tal delito no
existe. La regla general establecida por la ley procesal, es la que señala el artículo 191 y el
caso de excepción el a que se refiere el artículo 193. Ahora bien, si solamente aparece
comprobado que se dictó auto de formal prisión en contra del acusado, y no que hubiera sido
responsable del delito que se le imputa, por sentencia definitiva que haya causado ejecutoria,
el ofendido no pudo promover un juicio meramente civil, ante autoridades judiciales de ese
ramo, en cobro de la responsabilidad civil proveniente del delito, ya que el caso no cabe en el
artículo 193 del Código de Procedimientos Penales, porque al no haber sido condenado
ejecutoriamente el acusado, como responsable del delito de lesiones, puede llegar a ser
absuelto de toda responsabilidad criminal, aceptándosele la excluyente de legítima defensa
que opuso. En consecuencia, la sentencia de segunda instancia que condena al acusado a
pagar la responsabilidad civil proveniente del delito, carece en lo absoluto de base legal, y es
violatoria del artículo 14 constitucional, que determina que nadie puede ser privado de sus
propiedades, posesiones o derechos, sino mediante juicio seguido ante los tribunales
previamente establecidos, en el que se cumplan las formalidades esenciales del
procedimiento y conforme a las leyes expedidas con anterioridad al hecho.
Amparo penal directo 1922/40. Deveraux Jaime. 11 de junio de 1940. Unanimidad de cuatro
votos. Ausente: Rodolfo Chávez S. La publicación no menciona el nombre del ponente.
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