TISCORNIA GUILLERMO JUANslpedido de enjuiciamiento - causa nO 26----(RECURSO DE HECHO) S.C. T.7l, L.XLIV. d!Jiocultación ?Jene'tal ~ suprem a la ~ción C o r t e: -1A fs. 2776/2811 de los autos principales (a los que corresponderán las sigl,lientes citas), el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados de la Nación removió al doctor Guillermo Juan Tiscomia del cargo de juez titular del Juzgado Nacional en lo Penal Económico N° 7, por . haber incurrido en la causal constitucional de mal desempeño. En lo que ahora resulta de interés, el Jurado indicó que el mal desempeño como causal de remoción deriva de un conjunto de circunstancias que rodean la actuación del magistrado y que forman la conciencia plena del juzgado, pero que no es tarea del aquel Jurado examinar el acierto o error de las resoluciones judiciales, pues ello implicaría.la revisión jurídica. del criterio que las funda, lo cual no se halla previsto en el marco cons.titucional ni legal que rige el procedimiento de remoción de los jueces. Y, sobre la base de una convicción razonada y con sustento en la valoración de la prueba producida en la causa, consideró que el doctor Tiscomia incurrió en la causal de mal desempeño a raíz de su grave comportamiento en la tramitación de los casos "Sojo", "Turco" y "Ulrich". Desestimó, en cambio, el cargo de irregularidades que la acusación le atribuyó al juez en relación con el expediente "Viscay", pues entendió que no se había acreditado con las pruebas reunidas una conducta irregular ni la participación del magistrado en una exigencia de dinero, supuestamente requerida por terceros. -IIContra esta decisión, el afectado interpuso el recurso extraordinario de fs. 2829/2847, Y ante su denegación se presenta directamente en queja ante la Corte Suprema. ¡, Después de fundar la posibilidad de revisar judicialmente la decisión del Jurado de Enjuiciamiento y lós alcances que cabe otorgarle al arto 115 de la Constitución Nacional, con cita de diversos pronunciamientos de la Corte -en especial del precedente de Fallos: 326:4816-, sostiene, en sustancial síntesis, los siguientes agravios: l. Violación del debido proceso legal y grave cercenamiento del derecho de defensa en juicio Señala que desde el inicio del proceso político advirtió sobre irregularidades procesales que vulneraron principios constitucionales, las que se traducen, en concreto, en la continua y arbitraria limitación que sufrió para producir las pruebas que estimaba pertinente para ejercer su defensa. Ello se materializó con la imposibilidad de contar con medidas probatorias de descargo que resultaban indispensables para que los miembros del Jurado de o Enjuiciamiento tuvieran un conocimiento integral no sólo de su aptitud profes~onaI para ejercer, el cargo sino también de la actividad que efectuó en las causas' que estaban bajo su jurisdicción y eran apeladas ante su tribunal de alzada, cuestión9ue -en su concepto- conformaba el núcleo de la acusación del Consejo deia Magistratura. En: este sentido, reitera que las medidas de prueba cuya producción el Jurado de Enjuiciamiento denegó (informativa al Consejo de la Magistratura sobre un concurso en el que estaba participando, realización de una auditoría respecto d~ la actividad de todos los jueces del fuero en lo penal económico, remisión del legajo personal de otro juez y de distintas resoluciones de superintendencia de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Penal Económico), ocasionó el mayor entorpecimiento de la actividad defensiva y un indebido cercenamiento de la garantía de la defensa en juicio, más notorio en el caso. Dice también que semejante déficit de información de la que se privó al enjuiciado fue producto de una infundada y arbitraria resolución del Jurado, que la desestimó por inconducente en relación con los ca~gos que integraban el objeto procesal. 2. Violación de la garantía de la defensa en juicio ante el cercenamiento en la elección del abogado de confianza También afirma que se vulneró su derecho de defensa porque no pudo contar con la asistencia letrada de su abogado de confianza durante la audiencia de debate. 2 o .... :::::c-,.:",,:::,'- S.C. T.71, L.XLIV. cf!Aocu'tación crJene'tal ele la ~ción En este sentido, relata que debido a que dicho profesional no podía asistir a esa audiencia, solicitó la postergación de ese trámite procesal pero ello fue denegado. Esta situación motivó, por un lado, que presentara su renuncia al cargo de juez y, por el otro, que tuviera que recurrir forzosamente a la asistencia letrada del defensor público oficial, pues -según dice- faltando sólo diecinueve días corridos para el inicio del debate le hubiera resultado imposible conseguir un abogado particular que dispusiera de tiempo material para estudiar el voluminoso expediente y dedicarse de modo exclusivo a la extensas audiencias que se iban a desarrollar. " Aclara, también, que junto a su renuncia al cargo informó al Jurado de Enjuiciamiento que revocaba la designación de sus dos letrados defensor:es, pues la ausencia del abogado principal afectaba seriamente su derecho de defensa, situación que era ostensible en tanto, si bien es cierto que no tenia objeciones respecto de la encomiable labor desarrollada por el defensor oficial, se vio obligado a optar por esa defensa en los términos del art. :¡'-j del ~reglamento procesal, sin poder contar con la confianza que tenía depositada en el letrado que había elegido para este proceso. -11I- Ante todo, en orden a verificar si en autos concurren los requisitos que hacen procedente el recurso extraordinario intentado, cabe recordar que, a partir del precedente "Nicosia" (Fallos: 316:2946), la Corte hizo extensible mutatis mutandi a las destituciones de magistrados nacionales llevadas a cabo por el Senado de la Nación la doctrina que venía sosteniendo en materia de enjuiciamiento de jueces pertenecientes al ámbito de las provincias, según la cual lo decidido resulta revisable en la instancia del arto 14 de la ley 48 siempre que se invoque por el interesado la violación de la garantía constitucional de defensa en juicio consagrada por el arto 18 de la Constitución Nacional. Frente a la irrecurribilidad de la decisión del Jurado de Enjuiciamiento establecida por el arto 115 de la Ley Fundamental, a raíz de la reforma constitucional de 1994, en el caso "Brusa" (Fallos: 326:4816), V.E. 3 señaló que dicha condición significa que la Corte no puede sustituir el criterio de aquel órgano en cuanto a lo sustancial del enjuiciamiento, esto es, el juicio sobre la conducta de los jueces, pero sí será propio de su competencia, por vía del recurso extraordinario, considerar las eventuales violaciones -nítidas, graves y concluyentes- a las reglas del debido proceso y a la garantía de la defensa en juicio (conf., en el mismo sentido, Fallos: 330:452 y 725 Y causa T.819.XLII., sentencia del 22 de julio de 2008). Por otra parte, también cabe destacar que en el precedente "Brusa", antes citado, se concluyó que el recurso extraordinario era la vía idónea para efectuar la revisión judicial y que ese temperamento o preserva, además, el restrictivo criterio que rige la materia, máxime cuando la jerarq4ía suprema de, la norma cuestionada impone proceder con suma prudencia en el ejercicio de tan excepcional y delicada atribución judicial (Fallos: 311 :3'94;,312:72 y 122, entre otros). -IV- A partir de tales pautas hermenéuticas, corresponde exammar si el recurso extraordinario cuya denegación origina esta presentación directa es o,'no admisible. En tal sentido, adelanto mI opinión contraria a su procedencia, toda vez que, por los motivos que expondré a continuación, estimo que el recurrente no logra demostrar que durante el juicio público que culminó con su remoción se produjeron irregularidades que viciaron irreparablemente el procedimiento; es decir, que se haya afectado de modo sustancial la garantía de defensa en juicio y debido proceso. Como es bien sabido, es atribución propia de los jueces de.la causa tomar las decisiones necesarias y conducentes para dirigir y hacer avanzar el proceso hasta su conclusión y aquéllos están facultados para determinar la pertinencia y procedencia de las pruebas ofrecidas por las partes. De allí que, entre otros aspectos relevantes para la conducción del juicio . público, tengan la potestad de fijar el número de testigos 'que habrán de declarar, de establecer cuáles pruebas o informes deberán ser producidos, o de 4 o ". -:;:~~.s:.:.2-~~ S.C. T.71, L.XLIV. ... . ..--- . -, - J!J¡ocu'tación ?}ene'ta/ ck la ~ción determinar el modo en que éstas se llevarán a cabo, de acuerdo con las circunstancias del particular proceso al que se vio sometido el juez. En el sub examine, en oportunidad de resolver acerca de las pruebas ofrecidas por las partes (fs. 1767/1775) Y sobre la base de lo que disponen los arts. 26, inc. 4°), de la ley 24.937, modificada por la ley 26.080 y 20 del reglamento procesal, el Jurado de Enjuiciamiento las admitió o desestimó, en la medida en que, según su criterio, fueran conducentes o inconducentes en relación con los cargos que integraban el objeto procesal de la acusación, que, cabe recordar, estaba cir'cunscripto a determinar si el juez había incurrido en la causal constitucional de mal desempeño por su actuación en el trámite de los expedientes "Sojo", "Turco", "Ulrich" y "Viscay" y no, como éste pretende, a evaluar todo su trabajo en el ejercicio de la magistratura. Pienso, entonces, que las críticas contra la decisión del Jurado de denegar ciertas medidas de prueba son discrepancias con el criterio del tribunal para conducir el proceso, que no dan lugar a su revisión por medio ·del recu.rso extraordinario, máxime cuando el recurrente no logra demostrar en esta instancia de qué manera se produjo la violación de la defensa en juicio, ni qué medios debieron valorarse para que otra fuera la suerte del juicio (Fallos: 327:463'5 y sus citas). Tampoco puede prosperar, desde mi punto de vista, la queja por la falta de un abogado de confianza durante el desarrollo de la audiencia de debate. En tal sentido, cabe destacar que la decisión de revocar la designación de los letrados defensores el magistrado la tomó diecinueve días corridos antes del inicio del debate, lapso que no se advierte como exiguo para ejercer una defensa técnica. Por otra parte, esta situación tampoco le produjo un perjuicio concreto, pues contó con la asistencia del defensor público oficial, sin que ello le haya generado ningún reproche. Por el contrario, el propio recurrente señala que no tiene objeciones que fonnular a la encomiable labor 1; del defensor oficial. En resumen, el magistrado hizo uso del derecho de defensa, aunque, ciertamente, considera insuficiente su ejercicio, pero lo 5 concreto es que no sólo existió actividad defensiva, sino que incluso ésta fue parcialmente exitosa, si se tiene en cuenta que uno de los cargos -al que le asigna mayor trascendencia- fue rechazado. Considero, entonces, que la queja no supera el riguroso criterio de revisión que se exige en esta materia, porque el apelante en ningún caso acredita de modo palmario e inequívoco un apartamiento sustancial y grave del procedimiento previsto para adoptar el pronunciamiento cuestionado, ni demuestra que la reparación del supuesto perjuicio sea conducente para variar la suerte del proceso. En palabras del Tribunal, el apelante no demuestra en forma nítida, inequívoca y concluyente un menoscabo que exhiba relevancia o bastal\te para variar la súerte de la causa (Fallos: 316:2946; así como muchos otros r((lativos.a procesos de enjuiciamiento de magistrados). -vPor ello, opino que corresponde desestimar la presente queja. Buenos Aires, Á de septiembre de 2008. o ES COPIA LAURA M. MONTI 6