off», luego existo ...en serio

...EN SERIO
BOLETÍN
SEPTIEMBRE-2014
«OFF», LUEGO EXISTO
Hoy en día podemos estar conectados con cualquier persona en cualquier lugar del mundo con un solo
clic. Ordenadores en casa o en la oficina, portátiles. móviles, tablets… Estamos todo el día online. Esto
es fantástico para comunicarnos con nuestros conocidos, para trabajar –muchos emprendedores y
autónomos lo tienen más fácil que nunca para crear su propia oficina portátil-, pero cuando toca
desconectar, es una misión casi imposible.
Aprender a apagar los dispositivos con internet es imprescindible para que el cuerpo y la mente
descansen unas horas al día y los fines de semana.
En buena parte, estamos enganchados a las tecnologías y somos incapaces de dar el «off» porque los
demás se han acostumbrado a tenernos disponibles las veinticuatro horas al día, a tal punto que
parece inconcebible desconectar.
La mayoría de nosotros llegamos a casa, nos preparamos una cena, queremos sentarnos con los
nuestros a charlar del día, a comentar las noticias, a ver una película o una serie quizá, y entonces el
móvil empieza a sonar: notificaciones, avisos de correo, mensajes en redes sociales, llamadas…
Tendríamos que lograr la necesaria desconexión.
¿Cómo?

Establecer un horario estricto (diario, fin de semana) de apagado del móvil, la tablet y demás
dispositivos, o dejarlos en su más mínima necesidad (silencio).

Acostumbrar a nuestros contactos a responder en horario laboral y dejar para el día siguiente
cualquier respuesta.

Probar la relajante experiencia de salir a comer o a cenar sin un móvil que interrumpa las
conversaciones.

Dedicar más tiempo al contacto presencial y menos al virtual.
“Cogito, ergo sum” = “Pienso, luego existo”.
Lo dijo Descartes, filósofo y matemático francés (1596-1650).
Y la base de su doctrina indicaba que somos SERES PENSANTES.
Puestos en nuestros tiempos, lo que sí NO tenemos que ser es SERES VIRTUALES, por lo que
“Off, ergo sum”
DO
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...NO TAN EN SERIO
«Es muy triste
que hoy en día
escasee tanto
la información
inútil»
Oscar Wilde
BOLETÍN
SEPTIEMBRE-2014
PAPELES RECHAZADOS
Un actor puede arrepentirse de haber interpretado a un personaje que no iba con su perfil
profesional o de participar en un fracaso de película, pero el disgusto y la rabia pueden ser de
dimensiones mayúsculas cuando comprueba que la película en la que decidió no participar se
convierte en un filme de culto, en un éxito de taquilla o en ambas cosas.
Estos son algunos ejemplos (entre otros):
Gary Cooper no quiso se Rhett Butler en Lo que el viento se llevó (1939).
Marlon Brando no quiso se Thomas Edward Lawrence en Lawrence de Arabia (1962).
Cary Grant no quiso ser James Bond en Dr. No (1962).
Robert Redford no quiso ser el protagonista de El graduado (1967).
John Wayne y Frank Sinatra no quisieron ser Harry Callahan en Harry el Sucio (1971).
Jack Nicholson no quiso ser Michael Corleone en El padrino (1972).
Tom Selleck no quiso ser Indiana Jones en En busca del arca perdida (1981).
Silvester Stallone no quiso ser el cíborg asesino de Terminator (1984) ni tampoco
protagonizar Único testigo (1985) y Seven (1995).
Meg Ryan y Demi Moore no quisieron ser la prostituta Vivian Ward en Pretty Woman
(1990).
Bruce Willis no quiso ser el protagonista de Ghost, más allá del amor (1990).
Michelle Pfeiffer no quiso ser Clarice en El silencio de los corderos (1991).
John Travolta no quiso ser el protagonista de Forrest Gump (1994).
Gwyneth Paltrow no quiso se Rose en Titanic (1997).
Leonardo DiCaprio no quiso ser Robin en Batman y Robin (1997).
Will Smith no quiso ser Neo en Matrix (1999).
Mel Gibson no quiso ser el protagonista en Gladiator (2000).
Sean Connery no quiso ser Hannibal Lecter en El silencio de los corderos (1991) ni Gandalf
en El señor de los Anillos (2001).
Kate Winslet no quiso ser Viola en Shakespeare in Love (1998) ni tampoco Bridget en El
diario de Bridget Jones (2001).
Sandra Bullock no quiso ser Maggie Fitzgerald en Million Dollar Baby (2004).
Matt Damon no quiso ser Jake Sully en Avatar (2009).
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