El verdadero costo del agua

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Siglo XXI, sábado, 20 de septiembre 2003
El verdadero costo del agua
El costo total del agua no incluye solamente el de abastecimiento que discutimos
en el artículo anterior (es decir, el costo de operación y mantenimiento–O&M–
más el costo de capital), sino también otros costos importantes como el
económico, el ambiental y el social.
El costo económico incluye los costos de oportunidad y las externalidades
económicas. Cuando un usuario consume agua, está privando a otro usuario de
esa misma agua. Si éste está dispuesto a pagar más por esa misma agua, esto
representa un costo de oportunidad. El costo de oportunidad del agua es nulo
sólo cuando no hay usos alternativos (P. Ej., no hay escasez) y ese casi nunca es el
caso. Las externalidades económicas son los efectos positivos o negativos
asociados con el consumo o uso de un recurso en particular. A lgunos ejemplos
de externalidades negativas son la contaminación del agua o el exceso de
extracción de agua subterránea.
Además de los costos económicos y de suministro, el costo total del agua incluye
costos sociales y ambientales. En general, las externalidades económicas se
determinan por los cambios positivos o negativos en los gastos de producción o
de consumo, mientras que las ambientales son aquellas que tienden a ser
asociadas con salud pública y mantenimiento de ecosistemas (P. Ej., la
disminución en el caudal hacia los humedales). Sin embargo en la práctica es
difícil separar la externalidad económica de la ambiental (P. Ej., la contaminación
del agua que afecta a la salud pública y a la pesca). En ambos casos, las
externalidades negativas deberían resultar en costos adicionales a los usuarios
responsables de las mismas, ya sea en forma de cobros directos, impuestos o
permisos comerciables.
El costo total de agua es igual a la suma de todos estos costos: el costo de
abastecimiento (O&M más el costo de capital) más el costo económico (costos de
oportunidad más externalidades económicas) más las externalidades ambientales
y sociales.
El otro lado de la moneda del costo, es el valor. El valor del agua es
esencialmente lo que la gente está dispuesta a pagar por ella y puede medirse a
través de la observación directa de los mercados u otras técnicas económicas.
Es interesante como, aún las familias de bajos ingresos (que consumen un gran
porcentaje de su presupuesto en agua más que las familias con recursos) están
Siglo XXI, sábado, 20 de septiembre 2003
generalmente dispuestas a pagar el acceso a agua potable. Una evidencia de esto
es que las familias de escasos recursos compran agua embotellada, la cual cuesta
cientos de veces más de lo que cobra EMPAGUA . Un estudio reciente llevado a
cabo por Miguel Martínez Tuna (Valoración económica del agua en la ciudad de
Guatemala, FLACSO, 2002) demuestra además que la mayoría de residentes de la
ciudad de Guatemala (aproximadamente un 68%) están incluso dispuestos a
pagar por medidas de conservación como la protección de bosques en las tierras
altas.
Para que el agua sea utilizada sosteniblemente, su costo total debe ser igual a su
valor total (equilibrio económico). Desafortunadamente, esto raras veces ocurre
y el valor del agua es generalmente más alto que su costo (como es el caso de las
compañías de agua que no pueden recuperar sus costos, o bien el de los
consumidores que están dispuestos a pagar cientos de veces más el valor del
agua).
Las consecuencias de este desequilibrio son serias: el ignorar los costos de
oportunidad y las externalidades negativas, resulta en el desperdicio de agua y
de recursos financieros, pérdida de oportunidades para las inversiones,
disminución de la productividad económica, contaminación general, el aumento
de costos en salud pública y la disminución de servicios ecológicos.
El precio del agua tiene un claro y profundo impacto en cuán adecuadamente se
administren los recursos de la misma. Una adecuada valoración y precio, son la
clave para mejorar la administración de los recursos de agua, junto con políticas
mejoradas que proporcionen incentivos regulatorios y económicos que aborden
las externalidades ambientales así como otras externalidades.
A pesar de todos los grandes retos que enfrentamos para mejorar el manejo del
agua, existen soluciones viables al alcance. En el próximo artículo y el final de
esta serie, exploraremos algunas de ellas.
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